r.l stine- peligro en las profundidades

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R. L Stine R. L Stine Peligro en las profundidades Peligro en las profundidades ~1~

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  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

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    R.L SR.L STINETINE

    PPELIGROELIGRO ENEN LASLAS PROFUNDIDADESPROFUNDIDADES

    PesadillasPesadillas

    ~~22~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    NDICENDICE

    Argumento.................................................................................4Captulo 1..................................................................................5Captulo 2..................................................................................7Captulo 3................................................................................10Captulo 4................................................................................13Captulo 5................................................................................15Captulo 6................................................................................20Captulo 7................................................................................22Captulo 8................................................................................23Captulo 9................................................................................25Captulo 10..............................................................................27Captulo 11..............................................................................29Captulo 12..............................................................................30Captulo 13..............................................................................32Captulo 14..............................................................................33Captulo 15..............................................................................35Captulo 16..............................................................................38Captulo 17..............................................................................41Captulo 18..............................................................................45Captulo 19..............................................................................47Captulo 20..............................................................................49Captulo 21..............................................................................50Captulo 22..............................................................................52Captulo 23..............................................................................53Captulo 24..............................................................................55Captulo 25..............................................................................57Captulo 26..............................................................................58Captulo 27..............................................................................59Captulo 28..............................................................................62Acerca del autor.......................................................................64

    ~~33~~

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    AARGUMENTORGUMENTO

    Billy y su hermana Sheena estn pasando las vacaciones con su to, el doctor D., en una pequea isla del Caribe. Es el lugar perfecto para bucear, y Billy tiene ganas de aventura. Slo debe obedecer una regla: no acercarse a los arrecifes de coral. Pero el arrecife es tan hermoso y tranquilo que Billy no puede resistirse.

    Sin embargo no est solo en el agua. Algo acecha bajo la superficie. Una cosa oscura llena de escamas.

    Cuidado, lector... Tendrs pesadillas!

    ~~44~~

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    Captulo 1Captulo 1

    All estaba yo, a sesenta metros bajo el mar, tras la presa ms importante de mi vida: la Gran Raya Blanca.

    As la llamaban los guardacostas. Pero para m era simplemente Joe.

    La gigantesca raya ya haba herido a diez baistas. La gente tena miedo de meterse en el agua y el pnico se haba extendido por toda la costa.

    Por eso me llamaron. Por eso llamaron a William Deep, hijo, de Baltimore, Maryland, el famoso explorador marino de doce aos. Capaz de resolver cualquier problema.

    Yo atrap al Gran Tiburn Blanco que aterroriz Playa Myrtle y demostr que no era tan terrible. Luch contra el pulpo gigante que devor a todo el equipo profesional de surf de California, dej fuera de combate a la anguila que enviaba olas elctricas por todo Miami... Pero ahora me enfrentaba al mayor desafo de mi vida: Joe, la Gran Raya Blanca.

    El monstruo estaba al acecho en algn lugar de las profundidades. Yo tena todo lo que necesitaba: traje de submarinista, aletas, gafas, bombonas de oxgeno y un arpn con la punta envenenada.

    Un momento... No se haba movido algo, detrs mismo de esa almeja gigante? Alc el ar-pn y esper que se produjera el ataque. De pronto se me nublaron las gafas. No poda res-pirar. Por ms que me esforzaba, no me llegaba el aire.

    La bombona de oxgeno! Alguien haba estado trasteando con ella!

    No haba tiempo que perder. Estaba a sesenta metros de profundidad y no tena aire! Deba salir a la superficie en el acto.

    Me impuls desesperadamente con las piernas, conteniendo el aliento y con los pulmones a punto de estallar. Me estaba mareando.

    Lo conseguira, o morira all, bajo el mar para convertirme en el desayuno de la Raya Joe?

    Me invadi una oleada de pnico. Mir a mi alrededor a travs de las gafas empaadas buscando a mi compaera de buceo. Dnde se haba metido, ahora que tanto la necesitaba?

    All estaba, en la superficie, nadando junto al barco.

    Socorro! Aydame! No tengo aire!, intent decirle, moviendo las manos como un manaco.

    Por fin me vio. Se me acerc nadando y tir de mi cuerpo aturdido y sin fuerzas hasta sacarme a la superficie.

    Me quit las gafas, dando bocanadas de aire.

    Qu te pasa, pececito? exclam ella. Te ha picado una medusa?

    ~~55~~

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    Mi compaera de buceo es tan valiente que siempre se re ante el peligro.

    Yo segua intentando recuperar el aliento.

    Me he quedado sin aire. Alguien... ha vaciado... la bombona...

    Luego todo se volvi negro.

    ~~66~~

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    Captulo 2Captulo 2

    Mi compaera me meti la cabeza en el agua. Yo abr los ojos y sal escupiendo.

    Venga, Billy me dijo. Es que no sabes bucear sin hacer el bobo?

    Suspir. Qu forma de acabar con la diversin.

    Mi compaera de buceo era en realidad la tonta de mi hermana Sheena. Yo haba estado haciendo de William Deep, hijo, explorador marino. Es que Sheena no poda seguirme el juego aunque fuera por una vez?

    Lo cierto es que s que me llamo William Deep, hijo, pero todo el mundo me llama Billy. Tengo doce aos (aunque creo que eso ya lo he dicho).

    Sheena tiene diez y se parece a m. Los dos tenemos el pelo oscuro y liso, pero yo lo llevo corto y a ella le llega hasta los hombros. Los dos somos delgados, tenemos las rodillas y los codos muy huesudos y los pies grandes y estrechos. Los dos tenemos los ojos azules y las ce-jas negras y grandes.

    Aparte de eso, no nos parecemos en nada.

    Sheena no tiene imaginacin. Cuando era pequea nunca tena miedo de que hubiera monstruos en su armario. Tampoco crea en Santa Claus ni en el Ratoncito Prez. Le encanta decir que esas cosas no existen.

    Me met bajo el agua y le di un pellizco en la pierna. El ataque del Gigantesco Hombre Langosta!

    Idiota! grit ella, y me dio una patada en el hombro. Yo sal a respirar.

    Eh, vosotros dos dijo mi to. Tened cuidado.

    Mi to estaba en la cubierta de su barco, que era un laboratorio marino llamado Cassandra. l se llama George Deep, pero todos le dicen doctor D. Hasta mi padre, que es su hermano, le llama doctor D. A lo mejor es porque tiene toda la pinta de un cientfico.

    El doctor D. es bajo, flaco, lleva gafas, y su expresin es muy seria y pensativa. Tiene el pelo castao y rizado, y una pequea calva en la nuca. Enseguida se nota que es un cientfico.

    Sheena y yo estbamos pasando las vacaciones con el doctor D. en el Cassandra. Nuestros padres nos mandan todos los veranos con l, que desde luego es muchsimo mejor que quedarse en casa. Ese verano estbamos fondeados en una isla muy pequea llamada Ilandra, en el Caribe.

    El doctor D. es bilogo marino, especializado en la vida submarina tropical. Estudia las costumbres de los peces tropicales y busca algas y peces que an no han sido descubiertos.

    El Cassandra es una mole de barco. Mide unos quince metros, pero casi todo el espacio est ocupado con los laboratorios y las salas de investigacin del doctor D. En la cubierta hay

    ~~77~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    una cabina donde est el timn. A estribor, es decir, en el costado derecho, hay una barca sal-vavidas, y en la parte izquierda, o babor, un enorme acuario de cristal.

    A veces el doctor D. pesca peces muy grandes y los mete en el tanque de cristal, por lo general slo el tiempo necesario para estudiarlos o para cuidarlos si estn enfermos o heridos.

    El resto de la cubierta queda libre para jugar o tomar el sol.

    El doctor D. ha estado investigando en todo el mundo. No est casado y no tiene hijos. Dice que est demasiado ocupado con los peces.

    Pero le gustan los nios. Por eso nos invita a mi hermana y a m todos los veranos.

    No os separis, nios dijo el doctor D.. Y no os alejis del barco. Sobre todo t, Billy.

    Me mir con los ojos entornados. Siempre me mira as cuando quiere que le haga caso. Con Sheena nunca entorna los ojos.

    Los informes dicen que se han visto por esta zona algunos tiburones.

    Tiburones! Jo! exclam.

    El doctor D. frunci el ceo.

    Billy me dijo. Esto no tiene gracia. No te alejes del barco. Y no vayas al arrecife.

    Lo saba.

    Clamshell Reef es un largo arrecife de coral rojo que est a pocos cientos de metros de nuestro barco. Desde que llegamos, yo tena unas ganas enormes de explorarlo.

    No te preocupes por m, doctor D. le grit. No me meter en los.

    Ya, seguro... murmur Sheena entre dientes.

    Quise darle otro pellizco de langosta, pero ella se meti bajo el agua.

    Bueno replic el doctor D., y que no se os olvide: si veis una aleta de tiburn, in-tentad no chapotear mucho ni armar jaleo. El movimiento lo atraera. Lo mejor es que volvis al barco nadando despacio.

    No te preocupes dijo Sheena, que haba salido a la superficie detrs de m, chapo-teando como una loca.

    Yo me puse un poco nervioso, no pude evitarlo. Siempre haba querido ver un tiburn de verdad. He visto tiburones en el acuario, claro, pero estaban metidos en un tanque donde nadaban tranquilamente sin poder hacer dao a nadie. No se puede decir que sea muy emocionante.

    Yo quera ver en el horizonte una aleta de tiburn que se acercara cada vez ms... directa-mente hacia nosotros...

    Tena ganas de aventuras.

    El Cassandra estaba fondeado en mar abierto, a pocos metros de Clamshell Reef. El arrecife rodeaba la isla, formando una hermosa laguna.

    Tena clarsimo que ira a explorar esa laguna, por mucho que dijera el doctor D.

    Venga, Billy dijo Sheena, ponindose las gafas. Vamos a ver ese banco de peces.

    Seal una zona donde el mar se rizaba cerca de la proa del barco. Se puso el tubo en la boca y meti la cabeza en el agua. Yo fui tras ella.

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    Pronto estuvimos rodeados de miles de pececillos de color azul fosforescente.

    Siempre que buceo es como si estuviera en un mundo muy lejano. Creo que con el tubo de respirar podra quedarme a vivir aqu con los peces y los delfines. A lo mejor despus de un tiempo me salan aletas.

    Los pececillos empezaron a alejarse. Eran preciosos! No quera que se me escaparan, as que fui tras ellos. Pero de pronto salieron disparados y desaparecieron. Iban demasiado de-prisa para m.

    Se habran asustado por algo?

    Al mirar a mi alrededor observ como un destello rojo entre las algas que flotaban cerca de la superficie. Me acerqu ms y a pocos metros delante de m vi unas masas rojas. Coral.

    Oh, no, pens. Era Clamshell Reef. Y el doctor D. me haba dicho que no me acercara.Me di la vuelta porque saba que deba volver al barco. Pero tena muchas ganas de que-

    darme a explorar un poco. Al fin y al cabo, ya que estaba all...

    El arrecife pareca un castillo de arena roja, lleno de grutas y tneles submarinos de los que entraban y salan brillantes pececillos amarillos y azules.

    A lo mejor podra acercarme a explorar uno de los tneles. No deba de ser muy peligroso.

    De pronto algo me roz la pierna. Sent como un picor y un cosquilleo. Sera un pez?

    Mir a mi alrededor pero no vi nada. Volv a notar un hormigueo en la pierna. Y algo me agarr.

    Me di la vuelta para ver lo que era. Pero segua sin haber nada. Se me aceler el corazn. Saba que probablemente no sera nada peligroso, pero habra preferido verlo.

    Empec a nadar a toda prisa hacia el barco. De pronto, algo me cogi la pierna derecha... Y no haba forma de que me soltara!

    Me qued paralizado de terror, pero pronto reaccion y di una patada con todas mis fuerzas.

    Suelta! Sultame!

    No vea lo que era... Y tampoco poda soltarme!

    Me puse a dar patadas como un loco, salpicando y agitando el agua.

    Levant la cabeza, totalmente aterrorizado, y lanc un dbil grito:

    Socorro!

    Pero fue intil.

    La cosa me arrastraba hacia abajo. A las profundidades. Al fondo del mar.

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    Captulo 3Captulo 3

    Socorro! volv a gritar. Sheena! Doctor D.!

    Sent en torno al tobillo un tentculo viscoso que me arrastraba de nuevo bajo el agua. Al hundirme me di la vuelta... Y lo vi: una gigantesca mole oscura.

    Un monstruo marino!

    Me miraba con un enorme ojo castao. La terrible criatura flotaba bajo el agua como un globo verde. Su boca abierta en un silencioso grito dejaba ver dos filas de dientes puntiagudos.

    Un pulpo gigante! Por lo menos tena doce tentculos! Doce largos y viscosos tentculos. Uno de ellos me tena atrapado el tobillo y otro se deslizaba hacia m.

    NO!

    Agit el agua con las manos.

    Sal forcejeando a la superficie, pero la monstruosa criatura me volvi a hundir.

    Me pareca increble. Ante mis ojos iban pasando escenas de mi vida. Vi a mis padres despidindome cuando suba al autobs amarillo el primer da de colegio. Mam y pap! No volvera a verlos!

    Vaya forma de morir pens. Asesinado por un monstruo marino!

    Nadie lo creera.

    Me senta dbil y mareado, y todo se volva rojo. Pero algo tiraba de m hacia la superficie. Algo me alejaba de los tentculos.

    Abr los ojos y me puse a escupir agua, medio asfixiado.

    Era el doctor D.!

    Billy, ests bien? Mi to me miraba, preocupado.

    Yo asent, tosiendo. Di una patada con la pierna derecha: el viscoso tentculo haba de-saparecido.

    Te o gritar y te vi manoteando dijo el doctor D.. Me tir por la borda y he venido nadando lo ms deprisa que he podido. Qu ha pasado?

    Mi to llevaba puesto un chaleco salvavidas amarillo. A m me puso un flotador de goma, y entonces me relaj.

    En la pelea haba perdido las aletas y llevaba las gafas y el tubo cados en torno al cuello.

    Sheena se acerc tambin.

    Me cogi la pierna! exclam sin aliento. Quera arrastrarme al fondo!

    ~~1010~~

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    Qu fue lo que te cogi la pierna, Billy? me pregunt mi to. Por aqu no veo nada.

    Era un monstruo marino repliqu. Gigantesco! Me agarr la pierna con un tentcu-lo viscoso... Ah! Algo me roz el dedo gordo del pie. Ha vuelto! chill muerto de miedo.

    Sheena sali a la superficie, rindose y sacudindose el pelo.

    Era yo, tonto! exclam.

    Billy, Billy murmur el doctor D.. T y tu increble imaginacin. Movi la ca-beza. Me has dado un susto tremendo. No vuelvas a hacer eso. Lo ms probable es que se te enganchara la pierna en un alga.

    Pero... pero... balbuce.

    Mi to sac del agua un puado de algas.

    Hay muchsimas dijo.

    Pero yo lo vi! grit. Tena tentculos y unos dientes enormes y afiladsimos!

    Los monstruos marinos no existen intervino la sabihonda de mi hermana.

    Ya hablaremos de eso en el barco decidi mi to, tirando al agua el puado de algas. Venga, vamos. Y tened cuidado de no acercaros al arrecife.

    El doctor D. ech a nadar hacia el Cassandra. Entonces me di cuenta de que el monstruo me haba arrastrado hasta la laguna. El arrecife se interpona entre el barco y nosotros, pero haba una abertura por la que podamos pasar.

    Estaba bastante enfadado. Por qu no me crean? Haba visto al monstruo que me agarr la pierna. No era ni un puado de algas ni una alucinacin ma.

    Estaba decidido a demostrarlo. Yo mismo encontrara a la criatura para ensersela... algn da.

    De momento slo tena ganas de volver al Cassandra. Me acerqu a Sheena y le dije:Te echo una carrera hasta el barco.

    Medusa el ltimo! exclam ella.

    Sheena est siempre dispuesta a una carrera. Ech a nadar hacia el barco, pero yo la cog del brazo.

    Espera, eso no vale, t llevas aletas. Qutatelas.

    De eso nada, monada! me dijo. Nos vemos en el barco! Y se alej, sacndome una buena ventaja.

    Pues no me va a ganar, pens. Me qued mirando el arrecife. Llegara antes si pasaba por encima. Di media vuelta y empec a nadar hacia el coral rojo.

    Billy! Ven aqu! me grit el doctor D. Yo me hice el sordo.

    El arrecife estaba ah mismo, delante de m. Vi que Sheena segua avanzando y me puse a nadar con ms fuerza. Saba que ella nunca se atrevera a pasar por encima del arrecife, as que tendra que dar un rodeo y yo podra adelantarla.

    Pero de pronto me empezaron a doler los brazos. No estaba acostumbrado a nadar tanto. Decid pararme un instante a descansar en el coral.

    ~~1111~~

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    Cuando llegu vi que Sheena iba hacia la derecha para dar un rodeo. Eso me daba unos segundos.

    Puse el pie en el arrecife de coral rojo...

    Y lanc un grito tremendo!

    ~~1212~~

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    Captulo 4Captulo 4

    Me arda el pie como si me lo estuvieran quemando. El dolor me atraves toda la pierna. Me tir al agua gritando. Cuando sal a la superficie, o la voz de Sheena:

    Doctor D.! Ven, deprisa!

    El pie me segua ardiendo a pesar del fro del agua.

    Mi to vino corriendo.

    Qu pasa ahora, Billy? me pregunt.

    Pues que ha hecho una autntica bobada contest Sheena con una risita.

    Si no me hubiera dolido tanto el pie la hubiera estrangulado.

    Mi pie! gem. Cuando llegu al arrecife el... el...

    Mi to me agarr del flotador que yo llevaba en torno a la cintura.

    Ya. Duele bastante dijo, dndome unas palmaditas en el hombro. Pero no es nada. Dentro de un rato se te pasar el ardor. Seal el arrecife. Eso es coral de fuego.

    Coral de fuego? Me lo qued mirando.

    Yo ya lo saba! exclam la enterada de mi hermana.

    Est cubierto de veneno prosigui mi to. Si lo tocas te arde la piel como si fuera una quemadura.

    Y ahora me lo dices..., pens.

    Es que no sabes nada? pregunt Sheena con sarcasmo.

    Se la estaba buscando. Se la estaba buscando de verdad.

    Dentro de lo que cabe has tenido suerte dijo el doctor D.. El coral puede estar muy afilado. Si te hubieras cortado el pie te habra entrado el veneno en la sangre, y eso s que es grave.

    Y qu habra pasado? pregunt Sheena. Se mora de ganas por saber qu cosas ho-rribles hubieran podido sucederme.

    El doctor D. se puso muy serio.

    El veneno puede paralizarte dijo.

    Genial repliqu yo.

    As que de ahora en adelante no vuelvas a acercarte al coral me advirti mi to. Y no vayas tampoco a la laguna.

    ~~1313~~

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    Pero si ah es donde vive el monstruo...! protest. Tenemos que volver. Tenis que verlo!

    Sheena movi la cabeza.

    Esas cosas no existen, esas cosas no existen canturre. Su frase favorita. Verdad que no, doctor D.?

    Bueno, nunca se sabe replic mi to. No conocemos todas las criaturas que viven en los mares, Sheena. Es preferible decir que los cientficos nunca lo han visto.

    Te enteras, enana?

    Mi hermana me arroj agua a la cara. No soporta que la llame enana.

    Eh, nios, os lo digo muy en serio: no os acerquis a esta zona dijo el doctor D.. Tal vez no haya ningn monstruo en la laguna, pero s que podra haber tiburones, peces ve-nenosos, anguilas o cualquier otra criatura peligrosa. No os acerquis.

    Permaneci un momento en silencio y me mir con el ceo fruncido, como para asegurarse de que le hara caso.

    Cmo tienes el pie, Billy? me pregunt despus.

    Un poco mejor.

    Bueno, pues por hoy ya basta de aventuras. Vamos al barco, que es casi la hora de comer.

    Todos empezamos a nadar hacia el Cassandra.De pronto sent que algo me rozaba la pierna otra vez. Algas? No. Parecan... dedos!

    Ya est bien, Sheena! grit enfadado. Me di la vuelta para echarle agua a la carapero no vi a nadie. Mi hermana iba bastante adelante, con el doctor D. No poda haber sido ella. Pero estaba claro que algo me haba tocado. Me qued mirando el agua, paralizado de miedo. Qu haba ah abajo? Por qu se burlaba de m? Me iba a agarrar otra vez y arras-trarme al fondo para siempre?

    ~~1414~~

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    Captulo 5Captulo 5

    Alexander DuBrow, el ayudante del doctor D., nos ayud a subir a bordo.

    Qu eran esos gritos? pregunt. Qu ha pasado?

    No ha pasado nada, Alexander dijo el doctor D.. Billy ha pisado coral de fuego, pero est bien.

    Cuando sub la escalerilla Alexander me cogi de las manos y tir de m.

    Vaya, Billy. Yo tambin lo toqu el primer da que llegamos y vi todas las estrellas del firmamento. Seguro que ests bien?

    Asent y le ense el pie.

    Ya lo tengo mejor. Pero eso no ha sido lo peor. Lo peor es que casi me devora un mons-truo!

    Esas cosas no existen enton Sheena.

    De verdad que lo vi! insist. No me creis, pero es verdad. Estaba en la laguna. Era enorme y verde y...

    Alexander sonri.

    Si t lo dices, Billy... Y le gui el ojo a Sheena.

    Me entraron ganas de estrangularlo. Menudo estudiante de ciencias. Qu saba l? Ale-xander tena ms de veinte aos pero, a diferencia del doctor D., no tena pinta de cientfico. Ms bien pareca un jugador de ftbol. Era muy alto (medira unos dos metros), y muy fuerte. Tena el pelo rubio y ondulado y unos ojos azules que se arrugaban en las comisuras. Tambin tena los hombros muy anchos y unas manos enormes. Pasaba mucho tiempo al sol y estaba muy moreno.

    Espero que tengis hambre dijo. He hecho bocadillos de ensalada de pollo.

    Genial! exclam Sheena poniendo los ojos en blanco.

    Alexander cocinaba casi siempre. l crea que se le daba muy bien, pero de eso nada.

    Baj a mi camarote a quitarme el baador mojado. En realidad el camarote era un diminuto compartimiento para dormir, con un armario para meter mis cosas. Sheena tena otro igual.

    Los del doctor D. y Alexander eran grandes, e incluso se poda caminar de un lado a otro.Comimos en la cocina, donde haba una mesa fija, asientos tambin fijos y un pequeo

    espacio para cocinar.

    Cuando entr, Sheena ya estaba sentada a la mesa con un gran bocadillo en el plato. A m me esperaba otro igual. Pero el caso es que ninguno tenamos muchas ganas de probar la ensalada de Alexander. La noche anterior nos haba hecho coles de bruselas, y para desayunar

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  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    unas tortitas de trigo que desaparecieron en el fondo del estmago como si fueran el titanic hundindose en el mar.

    T primero le susurr a mi hermana.

    Ni hablar dijo ella, moviendo la cabeza. Prubalo t, que para eso eres mayor.

    Me rugi el estmago y suspir. No haba ms narices que probarlo, as que le hinqu el diente. No est mal, pens al principio. La verdad es que pareca un bocadillo normal de ensalada de pollo. Pero de pronto me empez a quemar la lengua. Tena la boca ardiendo!

    Lanc un grito y me beb de golpe un vaso entero de t helado.

    Coral de fuego! exclam. Has puesto coral de fuego en la ensalada!

    Alexander se ech a rer.

    Slo un poco de chile, para darle sabor. Te gusta?

    Yo prefiero cereales, si no te importa dijo Sheena, dejando su bocadillo.

    No puedes comer cereales todo el da replic Alexander frunciendo el ceo. No me extraa que ests tan delgada, Sheena. No comes otra cosa. Dnde est tu espritu de aventura?

    Yo tambin tomar cereales dije tmidamente. Para variar un poco.

    En ese momento entr el doctor D.

    Qu hay de comer?

    Bocadillos de pollo contest Alexander. Un poco picantes.

    Muy picantes advert.

    El doctor D. se me qued mirando y levant una ceja.

    Ah, s? Bueno, la verdad es que no tengo mucha hambre. Creo que slo tomar unos cereales.

    Billy y yo podramos hacer la cena esta noche sugiri Sheena mientras se preparaba los cereales. No es justo que cocine siempre Alexander.

    Muy buena idea, Sheena asinti el doctor D.. Qu sabis hacer?

    Yo s hacer bizcocho de chocolate dije.

    Y yo s hacer tarta de chocolate terci Sheena.

    Ya replic el doctor D.. Ser mejor que cocine yo. Qu tal un pescado al horno?

    Qu guay, pescado al horno! exclam.

    Despus de comer, el doctor D. fue a su estudio a repasar algunas notas. Alexander nos ense a Sheena y a m el laboratorio principal.

    Era una pasada. Tena tres acuarios enormes llenos de peces rarsimos e increbles. En el ms pequeo haba dos caballitos de mar de color amarillo brillante y una trompeta, que es un pez muy largo, rojo y blanco, con forma de tubo. Tambin haba un montn de olominas. En otro acuario haba peces voladores, que eran rojos y naranja como el fuego, y un pez payaso, con sus rayas naranjas a modo de camuflaje. En el acuario ms grande haba un enorme animal negro y amarillo, con pinta de serpiente y muchsimos dientes.

    Ag! Sheena puso cara de asco. Qu asqueroso es se!

    ~~1616~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Es una anguila negra explic Alexander. Muerde, pero no es mortal. Se llama Biff.

    Yo le ense los dientes a travs del cristal, pero Biff no me hizo ni caso. Me imagin lo impresionante que sera toparse cara a cara con Biff en el mar. Sus dientes tenan una pinta peligrosa, pero el bicho no era tan grande ni mucho menos como el monstruo marino. Pens que William Deep, hijo, famoso explorador marino, no tendra problemas para enfrentarse a l.

    Me di la vuelta y me qued mirando el panel de control, todo lleno de diales y botones.

    Esto para qu es? pregunt, presionando un botn. Son una fuerte sirena y pegamos un bote del susto.

    Para tocar la sirena contest Alexander muerto de risa.

    El doctor D. le tiene dicho que no toque nada sin preguntar primero afirm Sheena. Se lo ha dicho mil veces, pero l nunca hace caso.

    Cierra el pico, enana! le solt.

    Cirralo t.

    Eh, haya paz terci Alexander levantando las manos. No ha pasado nada.

    Yo volv a mirar el panel. Casi todos los diales estaban encendidos y se vean lucecitas rojas movindose. Vi que uno de ellos estaba apagado y con la lucecita quieta.

    ste para qu es? pregunt sealndolo. Parece que se te ha olvidado encenderlo.

    Es el que controla la botella Nansen. Est rota.

    Qu es una botella Nansen? pregunt Sheena.

    Sirve para recoger muestras de agua de las profundidades explic Alexander.

    Y por qu no la arreglis? quise saber.

    Porque es muy caro.

    Y no tenis dinero? dijo Sheena. No os da dinero la universidad?

    Los dos sabamos que la universidad de Ohio subvencionaba las investigaciones del doctor D.

    Nos dio dinero para la investigacin, pero ya lo hemos gastado casi todo. Estamos esperando a ver si nos mandan ms. Hasta entonces no podremos arreglar las cosas que se estropean.

    Y si le pasa algo al Cassandra? pregunt.Pues supongo que tendramos que sacarlo del agua un tiempo o encontrar otra forma de

    conseguir dinero.

    Jo, y nosotros nos quedaramos sin vacaciones de verano dijo Sheena.

    A m no me gustaba nada la idea de sacar al Cassandra del agua. Pero peor era imaginarse al doctor D. en tierra sin poder estudiar sus peces.

    Nuestro to lo pasaba fatal cuando tena que estar en tierra. No se senta a gusto si no era en un barco. Lo s por unas navidades que vino a pasarlas con nosotros. Por lo general es bastante divertido estar con l, pero aquella vez fue una pesadilla. Se pasaba el da rondando por la casa y dndonos rdenes a gritos, como si fuera nuestro capitn.

    Billy, sintate bien! me ruga. Sheena, friega el suelo!

    ~~1717~~

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    Pareca otra persona. Por fin, el da de Nochebuena mi padre ya no aguant ms y le dijo al doctor D. que o se comportaba o que poda largar amarras. Mi to se pas casi todo el da de Navidad en la baera jugando con mis viejos barcos de plstico. Cuando estaba en el agua era otra vez una persona normal.

    Yo no quera volver a ver al doctor D. en tierra.

    Pero no os preocupis, chicos dijo Alexander. El doctor D. siempre encuentra la forma de salir adelante.

    Ojal tengas razn, pens.

    Me qued mirando un extrao dial en el que pona: SONAR.

    Oye, Alexander, me enseas cmo funciona el sonar? le dije.

    Claro, pero espera, que antes tengo que terminar unas cosas.

    Se acerc al primer acuario y sac unas cuantas olominas con una pequea red.

    Quin le quiere dar de comer a Biff?

    Yo no! exclam Sheena. Qu asco!

    Yo tampoco dije mientras me acercaba a mirar por un ojo de buey. Me haba parecido or el ruido de un motor. Hasta entonces habamos visto muy pocos barcos, porque casi nadie pasaba por Ilandra.

    Un barco blanco se acerc al costado del Cassandra. Era ms pequeo aunque ms nuevo que el nuestro. En la borda pona: ZOO MARINA.

    Haba un hombre y una mujer en cubierta, muy arreglados, vestidos con pantalones caqui y camisas. El hombre tena el pelo muy corto y la mujer una cola de caballo. Ella llevaba un maletn negro.

    El hombre salud al doctor D., que estaba en cubierta. Sheena y Alexander se acercaron a mirar tambin.

    Quin es ? pregunt Sheena. Alexander carraspe.

    Ms vale que vaya a ver qu pasa. Le dio a Sheena la red con las olominas. Toma, dale de comer a Biff. Ahora vuelvo. Y se march a toda prisa.

    Sheena mir las olominas, que se retorcan en la red y puso cara de asco.

    No pienso quedarme a ver cmo Biff se come a estas pobres olominas. Me puso la red en la mano y sali corriendo del camarote. Yo tampoco quera ver a Biff devorar a los pobres pececillos, pero no saba qu otra cosa poda hacer. Ech las olominas apresuradamente al tanque de Biff. La anguila se lanz al ataque, atrap un pez con los dientes y se lo zamp de golpe. El bicho devoraba.

    Dej la red en una mesa y sal del laboratorio para ir a cubierta a respirar un poco de aire. Me pregunt si el doctor D. me dejara bucear un poco por la tarde. Si me deca que s, me acercara a la laguna para ver si encontraba seales del monstruo marino.

    No tena miedo? Claro que tena, pero estaba decidido a demostrar a mi hermana y a mi to que no estaba loco y que no me haba inventado la historia.

    Al pasar por delante del estudio del doctor D. o voces y pens que mi to y Alexander es-taran all con el hombre y la mujer del zoo. Me detuve un momento. No tena intencin de

    ~~1818~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    escuchar, pero el hombre hablaba tan fuerte que no pude evitarlo. Y lo que dijo fue lo ms alucinante que he odo en mi vida.

    Me da igual cmo lo haga, doctor Deep bram, pero quiero que encuentre esa si-rena!

    ~~1919~~

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    Captulo 6Captulo 6

    Una sirena! Hablara en serio? Era increble. De verdad pretenda que mi to encontrara una sirena autntica? Saba perfectamente lo que dira Sheena: Esas cosas no existen. Pero un adulto, un hombre que trabajaba para un zoo, estaba hablando de sirenas. Seguro que existan!

    Se me aceler el corazn. Iba a ser una de las primeras personas del mundo en ver una si-rena! Pero entonces se me ocurri algo todava mejor: Y si la encontraba yo? Me hara fa-moso. Hasta saldra en la tele. William Deep, hijo, el famoso explorador marino! En fin, des-pus de lo que haba odo, no poda marcharme como si nada. Tena que saber ms.

    Contuve la respiracin y pegu el odo a la puerta.

    Seor Showalter, seora Wickman, comprndanlo, por favor dijo el doctor D.. Yo soy un cientfico, no un director de circo. Mi trabajo es muy serio y no puedo perder el tiempo buscando criaturas fantsticas.

    Le estamos hablando muy en serio, doctor Deep afirm la seora Wickman. En estas aguas hay una sirena. Y usted es el nico que puede encontrarla.

    Por qu creen que hay una sirena por aqu? pregunt Alexander.

    La ha visto un pescador de una isla vecina replic el hombre del zoo, y jura que es real. La vio cerca del arrecife, de este arrecife que hay junto a Ilandra.

    El arrecife! A lo mejor viva en la laguna!

    Me acerqu ms a la puerta porque no quera perderme ni una palabra.

    Algunos de estos pescadores son muy supersticiosos, seor Showalter dijo mi to con tono de burla. Hace aos que se oyen historias, pero no hay ninguna prueba que me induzca a creerlas.

    Al principio tampoco nosotros dimos crdito al pescador afirm la mujer. Pero luego preguntamos a otros pescadores de la zona, y todos dijeron que la haban visto. Yo creo que dicen la verdad. Todas sus descripciones coinciden hasta en el ms mnimo detalle.

    O que cruja la silla de mi to, y me imagin que se inclinaba para preguntar:

    Y cmo la describen, exactamente? Dicen que parece una muchacha respondi el seor Showalter, excepto por...

    carraspe, por la cola de pez. Es pequea y delicada, y tiene el pelo largo y rubio.Tambin dicen que la cola es de un verde muy brillante precis la mujer. Le parece-

    r increble, doctor Deep, pero despus de hablar con los pescadores tuvimos el convenci-miento de que realmente vieron una sirena.

    Hubo una pausa.

    ~~2020~~

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    Me estara perdiendo algo? Apret la oreja contra la puerta y o que mi to preguntaba: Y por qu quieren capturar esa sirena?

    Es evidente. Una sirena sera una atraccin espectacular en un zoo como el nuestro contest la mujer. Vendra a verla gente de todo el mundo, y el Zoo Marina ganara mi-llones.

    Estamos dispuestos a pagarle bien por todas las molestias, doctor Deep afirm el seor Showalter. S que se est quedando sin fondos. Y si la universidad se niega a darle ms dinero? Sera terrible que tuviera usted que interrumpir su importante trabajo.

    El Zoo Marina puede ofrecerle un milln de dlares intervino la mujer. Si en-cuentra la sirena, claro. Estoy segura de que su laboratorio podra funcionar mucho tiempo con esa suma.

    Un milln de dlares! Cmo podra el doctor D. decir que no a una cantidad as? Tena el corazn a mil. Me pegu ms a la puerta. Cul sera la respuesta de mi to?

    ~~2121~~

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    Captulo 7Captulo 7

    O que el doctor D. soltaba un largo silbido.

    Eso es mucho dinero, seora Wickman. Mi to hizo una larga pausa, y luego prosigui: Pero aunque existieran las sirenas, no me parecera bien capturar una para ensearla en un zoolgico.

    Le prometo que la cuidaremos perfectamente replic el seor Showalter. Nuestros delfines y ballenas estn muy bien atendidos. A la sirena, por supuesto, se le dara un tratamiento especial.

    Adems, doctor Deep, advirti la seora Wickman, si no la encuentra usted la podra descubrir cualquier otro. Y nadie le garantiza que otra gente vaya a tratar a la sirena tan bien como nosotros.

    Puede que tengan razn replic mi to. Si la encontrara, sera desde luego una buena ayuda para mi investigacin.

    De acuerdo, entonces? pregunt el seor Showalter.

    Di que s, doctor D.! pens. Di que s! Apoy todo el cuerpo en la puerta.

    S contest mi to. Si de verdad hay una sirena, la encontrar.

    Genial!

    Muy bien dijo la seora Wickman.

    Excelente decisin aadi con entusiasmo el seor Showalter. Saba que era usted el hombre apropiado.

    Volveremos dentro de un par de das a ver cmo marcha la bsqueda. Espero que para entonces tenga buenas noticias dijo la seora Wickman.

    Es poco tiempo coment Alexander.

    Sin duda, pero es evidente que cuanto antes la encuentren, mejor.

    Y por favor pidi el seor Showalter, mantengan esto en secreto. Nadie debe saber nada. Ya se imaginarn lo que pasara si...

    CRASHHHHHH!

    Perd el equilibrio. La puerta se abri de golpe y ca de narices en la habitacin.

    ~~2222~~

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    Captulo 8Captulo 8

    Aterric justo en mitad del camarote. El doctor D., el seor Showalter, la seora Wickman y Alexander se me quedaron mirando con la boca abierta. Supongo que no esperaban que apareciera tan de sopetn.

    Esto... hola a todos murmur. Tena la cara como un tomate. Bonito da para cazar sirenas.

    El seor Showalter se levant muy enfadado y mir ceudo a mi to.

    Esto tena que ser un secreto!

    Alexander me ayud a levantarme.

    No se preocupe por Billy dijo, rodendome con el brazo con un gesto protector. Se puede confiar en l.

    Lo siento mucho dijo el doctor D. a sus invitados. Es mi sobrino, Billy Deep. Est pasando unos das aqu con su hermana.

    Podrn guardar el secreto? pregunt la seora Wickman.

    El doctor D. mir a Alexander, y Alexander asinti.

    S, estoy seguro dijo mi to. Billy no dir nada. Verdad, Billy? Me mir con los ojos entornados. No me gusta que me mire as, pero esta vez no se lo poda reprochar.

    Mov la cabeza.

    No, no se lo dir a nadie. Lo prometo.

    De todas formas, Billy aadi el doctor D., tampoco le digas nada a Sheena. Es demasiado pequea para guardar un secreto como ste.

    Lo juro repliqu solemnemente, alzando la mano derecha. No le dir ni una palabra a Sheena.

    Geniaaaal! Conoca el mayor secreto del mundo... Y Sheena no tena ni idea de nada.

    El hombre y la mujer del zoo se miraron. Se notaba que seguan preocupados.

    De verdad que se puede confiar en Billy afirm Alexander. Es un chico muy serio para su edad.

    Y que lo digas pens. Soy William Deep, hijo, famoso pescador de sirenas.

    Los del zoo parecieron tranquilizarse un poco.

    De acuerdo dijo la seora Wickman, y nos dio la mano a todos.

    El seor Showalter meti unos papeles en el maletn.

    ~~2323~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Nos veremos dentro de un par de das se despidi ella. Buena suerte.

    No necesito suerte me dije mientras los vea alejarse en su motora unos minutos des-pus. No necesito suerte porque soy hbil y valiente. Estaba pensando tantas cosas a la vez que me daba vueltas la cabeza. Cuando capturara la sirena con mis propias manos, dejara que Sheena apareciera conmigo en la tele? Lo ms seguro es que no.

    Esa noche sal a hurtadillas a cubierta, me met en el agua y nad hacia la laguna sin hacer ruido. Me volv a mirar el Cassandra. Todo estaba en silencio y en los ojos de buey no se vean luces.

    Bien pens. Todos estn dormidos y no se darn cuenta de que me he marchado. Nadie sabe que estoy aqu. Nadie sabe que estoy en el agua de noche, completamente solo.

    Segu nadando despacio y en silencio bajo la plateada luz de la luna. Al pasar por el arre-cife, aminor un poco el ritmo y mir ansiosamente la laguna. Las olas me acariciaban con suavidad y el agua brillaba como si flotara en la superficie un milln de diminutos diamantes.

    Dnde estara la sirena? Saba que estaba ah. Saba que la encontrara en la laguna.

    De pronto o un dbil rumor justo debajo de m, pero muy profundo. Me par a escuchar. El ruido, muy dbil al principio, fue hacindose cada vez ms fuerte hasta que lleg a convertirse en un rugido. El agua se agit. Pareca un terremoto. O ms bien un maremoto. Tuve que forcejear para mantenerme por encima del oleaje que se haba levantado. Qu es-taba pasando?

    De repente se form en el centro de la laguna una enorme ola que fue creciendo cada vez ms, como un geiser gigante. La tena sobre la cabeza. Era ms grande que un rascacielos! Pero era una ola? No! La ola rompi y sali de debajo la oscura criatura.

    El agua resbalaba por su cuerpo grotesco. El monstruo me mir amenazador con su nico ojo, retorci los tentculos, los estir...

    Solt un grito y el monstruo me gui el ojo. Intent darme la vuelta y escapar. Pero no pude. La criatura me atrap con sus tentculos y me fue estrujando la cintura cada vez ms. Luego un viscoso tentculo se me enroll alrededor del cuello y empez a apretar.

    ~~2424~~

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    Captulo 9Captulo 9

    No... no puedo respirar! logr balbucear mientras tiraba del tentculo que me atenazaba el cuello. Socorro! Socorroooo!

    Abr los ojos y me qued mirando el techo.

    Estaba en mi cama, en mi camarote, totalmente enredado en la sbana. Respir hondo y esper a que se me calmara un poco el corazn. Una pesadilla. Era slo una pesadilla.

    Me frot los ojos y me levant a mirar por el ojo de buey. El sol se estaba alzando en el horizonte. El cielo estaba teido de rojo y el agua era de un prpura brumoso.

    La laguna, ms all del arrecife, estaba totalmente en calma. No haba ni un monstruo a la vista.

    Me enjugu el sudor de la frente con la manga del pijama. No hay de qu tener miedo, me dije. Haba sido slo un sueo, una pesadilla. Mov la cabeza intentando olvidarme del monstruo. No poda permitir que me asustara. No iba a impedirme encontrar la sirena.

    Se habra despertado alguien? Habra chillado en voz alta? Me puse a escuchar, pero slo se oan los crujidos del barco y el rumor de las olas contra el costado.

    El sol rojizo del amanecer me anim bastante. El mar estaba de lo ms tentador. Me puse el baador y sal del camarote sin hacer un solo ruido. No quera que nadie me oyera.

    Al entrar en la cocina, vi que en el fogn haba un cazo de caf medio vaco, lo cual quera decir que el doctor D. ya estaba levantado. Baj por el pasillo de puntillas y o que mi to andaba trajinando en el laboratorio principal. Cog las gafas, el tubo y las aletas, y sub a cu-bierta. Nada, no haba moros en la costa.

    Baj por la escalerilla, me met en el agua sigilosamente y empec a nadar hacia la laguna.

    S que fue una locura escaparme as, pero no os podis imaginar lo emocionado que esta-ba. Ni en las ms locas fantasas de William Deep, hijo, explorador marino, haba soado que algn da vera una sirena de verdad.

    Intent imaginarme cmo sera. El seor Showalter haba dicho que pareca una chica con el pelo largo y rubio, y una cola verde de pez. Deba ser rarsima. Medio humana, medio pez. Intent imaginarme a m mismo con una cola de pez. Sera el mejor nadador del mundo! Podra ganar las Olimpiadas sin entrenarme siquiera. Sera guapa? A lo mejor hasta saba hablar! Si supiera hablar podra contarme un montn de secretos sobre los mares. Cmo respirara debajo del agua? Parecera humana, o parecera un pez?

    Demasiadas preguntas.

    sta es la mayor aventura de mi vida pens. Cuando me haga famoso escribir un li-bro sobre mis aventuras marinas que se llamar El valor de Deep, por William Deep, hijo. A lo mejor hasta hacen una pelcula.

    ~~2525~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Levant la cabeza y vi que estaba cerca del arrecife. Tena que ir con cuidado para no acercarme: no quera volver a tocar el coral de fuego.

    Estaba ansioso por explorar la laguna. Tena tantas ganas que se me haba olvidado la es-pantosa pesadilla de la noche.

    Segu nadando con cuidado para no tocar el coral rojo. Casi haba pasado ya el arrecife cuando algo me roz la pierna.

    Ah! grit, y tragu un montn de agua. Me puse a escupir, medio asfixiado, y de pronto not que algo se me enroscaba y me araaba el tobillo. Esta vez estaba segursimo de que no eran algas. Las algas no tienen garras!

    ~~2626~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Captulo 10Captulo 10

    Me puse a dar patadas y a debatirme con todas mis fuerzas para superar el pnico que casi me tena paralizado.

    Ya vale! Deja de darme patadas! chill una voz.

    La sirena?

    Oye...! grit rabioso al ver aparecer la cabeza de Sheena.

    Mi hermana se quit las gafas de bucear.

    No hay para tanto! me solt. Casi no te he araado.

    Qu haces aqu?

    Y t? replic ella de mal humor. El doctor D. nos dijo que no nos acercramos a este lugar.

    Entonces qu haces t aqu? grit.

    Saba que tramabas algo y por eso te he seguido me respondi mientras se pona otra vez las gafas.

    No estoy tramando nada ment. Slo he salido a bucear un rato.

    Que me lo voy a creer... Y por eso has salido a las seis y media de la maana, para ve-nir al mismo sitio donde ayer te quemaste el pie? T tramas algo, o ests chalado!

    Menuda eleccin! O tramaba algo o estaba chalado. Cul de las dos cosas poda admitir? Si admita que me traa algo entre manos, tendra que contarle lo de la sirena, y eso no poda hacerlo.

    Muy bien dije, encogindome de hombros. Supongo que estoy chalado.

    Pues vaya novedad mascull ella sarcsticamente. Vamos al barco, Billy. El doctor D. nos estar buscando.

    Vuelve t. Yo ir dentro de un rato.

    Billy, el doctor D. se va a enfadar de verdad. Seguro que est a punto de soltar el bote para salir a buscarnos.

    Por un momento estuve tentado de volver con ella, pero vi de reojo que algo se agitaba al otro lado del arrecife.

    La sirena! pens. Tiene que ser ella. Si no voy ahora mismo se me escapar!

    Me di la vuelta y empec a nadar a toda velocidad hacia el arrecife.

    Billy! me grit Sheena. Billy! Vuelve! Billy!

    ~~2727~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Me pareci que me llamaba con miedo, pero no hice ni caso. Pens que intentaba asus-tarme.

    Billy! me grit otra vez. Billy!

    Yo segu nadando. No pensaba detenerme por nada del mundo. Pero ms tarde me di cuenta de que hubiera hecho bien en escucharla.

    ~~2828~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Captulo 11Captulo 11

    Levant la cabeza, sin dejar de nadar, buscando un buen sitio para atravesar el coral de fuego.

    Vi que algo se mova de nuevo al otro lado de la laguna, cerca de la orilla. Tiene que ser la sirena!, pens muy emocionado.

    Me qued mirando fijamente y me pareci ver una especie de aleta. Atraves el arrecife, entr en las tranquilas aguas de la laguna y me puse a buscar a la sirena, pero se me haban empaado las gafas.

    Jo! pens. Mira que emparseme las gafas precisamente ahora!

    Sal a respirar y me las quit. Me sequ el agua de los ojos, me at las gafas a la cintura y ech a nadar hacia la orilla.

    Y entonces lo vi, a unos cientos de metros de distancia. No era la cola verde de una sirena, sino un tringulo gris blanquecino que sobresala del agua.

    Era la aleta de un pez martillo, un tiburn.

    Me qued petrificado de espanto. La aleta dio la vuelta y avanz hacia m, derecha y rpida como un torpedo.

    ~~2929~~

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    Captulo 12Captulo 12

    Dnde estaba Sheena? Segua detrs de m? Mir hacia atrs y la vi a lo lejos, nadando hacia el barco. Pero me olvid de ella al ver que la aleta se acercaba rpidamente. Agit los brazos en el agua intentando escapar, pero el tiburn me pas de largo y dej de chapotear. Se iba a marchar? Me dejara en paz? Con el corazn en la boca me puse a nadar en direccin contraria, hacia el arrecife, pero sin apartar los ojos de la aleta.

    Entonces el tiburn dio media vuelta para dirigirse hacia m, trazando un gran arco.

    Aaah! gem aterrorizado al darme cuenta de que me estaba rodeando.

    Ahora s que no saba en qu direccin ir. El tiburn estaba entre el barco y yo. Si pudiera dar la vuelta y subir al arrecife, a lo mejor me salvaba.

    La enorme aleta se acercaba.

    Ech a nadar hacia el coral, sabiendo que tena que mantener la distancia. Pero de pronto surgi la aleta a mi lado, entre el arrecife y yo. El tiburn segua trazando crculos, ence-rrndome cada vez ms y nadando progresivamente ms deprisa. Estaba atrapado.

    No poda quedarme sin hacer nada. No poda quedarme all, esperando a que el tiburn me devorase. Tena que luchar. Me puse a nadar frenticamente. Estaba tan aterrorizado que no poda pensar con claridad. Slo dos palabras me martilleaban en la cabeza: El tiburn. El tiburn. Una y otra vez. El tiburn. El tiburn.

    El tiburn nadaba ahora en torno a m trazando un crculo muy pequeo y salpicndome con la cola.

    El tiburn. El tiburn.

    Me qued mirndolo, totalmente horrorizado. Estaba tan cerca que lo vea perfectamente. Era muy grande: por lo menos medira dos metros y medio. Tena la cabeza enorme y espantosa, con forma de martillo, y un ojo en cada extremo. O mi propia voz temblorosa:

    No... no...

    Y entonces algo fro me frot la pierna.

    El tiburn. El tiburn.

    Me dio un brinco el corazn. Ech atrs la cabeza y solt un chillido de pnico.

    Aaaaaahh!

    El dolor me atraves todo el cuerpo. El tiburn me haba golpeado con el morro. Sal dis-parado del agua y ca a la superficie con un golpe seco. Me qued paralizado. El bicho tena hambre y estaba decidido a pelear. Volvi a rodearme y luego se lanz contra m con las fauces abiertas, enseando muchas hileras de dientes.

    ~~3030~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    NO! chill con voz ronca. Me puse a dar patadas y manotazos como un loco, con todas mis fuerzas. Sus afilados dientes me pasaron rozando la pierna.

    El arrecife. Tena que llegar al arrecife. Era mi nica salvacin.

    Me sumerg para bucear hacia el coral. El tiburn se lanz de nuevo contra m. Cuando toqu el coral rojo el dolor me atraves la mano, pero no me import. El arrecife sobresala del agua. Tena que subirme a l, aunque me arda todo el cuerpo.

    Casi lo haba conseguido. Pronto estara a salvo.

    Con un fuerte impulso me sub al arrecife... y ca de nuevo al agua.

    Me golpe el vientre contra el coral y al mismo tiempo sent como una cuchillada en la pierna. Intent apartarme pero no pude. Estaba atrapado en las fauces del tiburn! Lanc un chillido de terror:

    El tiburn. El tiburn.

    Me haba atrapado!

    ~~3131~~

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    Captulo 13Captulo 13

    Con todo el cuerpo ardiendo de dolor, me dej caer pesadamente en el agua. El tiburn saba que me tena, que no me quedaban fuerzas para luchar. Pero en ese momento pas algo salpicando en el agua. El tiburn me solt la pierna y se dirigi hacia ello. No tuve tiempo de recuperar el aliento porque el monstruo dio media vuelta y se lanz de nuevo contra m, con la boca abierta.

    Cerr los ojos y chill de terror. Pas un segundo. Luego otro. Nada. Entonces o un fuerte golpe y abr los ojos. Algo se interpona entre el tiburn y yo, muy cerca de m.

    El agua se agit hasta ponerse blanca. Una cola verde, muy larga y brillante, emergi a la superficie y salpic. Un pez estaba luchando con el tiburn! El monstruo dio media vuelta y se lanz al ataque, pero la cola verde le dio un fuerte golpe.

    No se vea lo que estaba pasando porque el agua pareca que estuviera hirviendo y levanta-ba olas blancas y espumosas. Por encima del estrpito se oan unos agudos chillidos animales.

    Los tiburones no chillan pens. De dnde sale ese ruido?

    En ese momento emergi el tiburn con las fauces abiertas y lanz un par de dentelladas al aire. Pero la larga cola verde sali tambin del agua y le dio un fuerte golpe en su cabeza de martillo. Luego o un buum!, y el agua dej de agitarse.

    Un segundo ms tarde, la enorme aleta gris surgi a unos metros de distancia, alejndose a toda velocidad. El tiburn hua! Me qued mirando la cola verde que sobresala del agua. Cuando el mar se calm, o un sonido grave y melodioso. Era muy bonito aunque un poco triste, como si alguien silbara y cantara a la vez. Pareca una ballena, pero era un animal mucho ms pequeo que una ballena. La cola oscil de un lado a otro, y entonces la criatura levant la cabeza.

    Una cabeza de largos cabellos rubios.

    La sirena!

    ~~3232~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Captulo 14Captulo 14

    Me la qued mirando y se me olvid todo el dolor. Estaba alucinando. La sirena era jus-tamente como la haba descrito el hombre y la mujer del zoo!

    La cabeza y los hombros eran ms pequeos que los mos, pero su deslumbrante cola verde era muy larga y fuerte. Tena los ojos muy brillantes, de un color verde mar, y su piel despeda un plido resplandor rosado.

    Me qued sin habla.

    Es de verdad! pens. Y qu bonita!

    Por fin recuper la voz.

    T me... me has salvado la vida balbuce. Me has salvado. Gracias!

    Ella baj los ojos tmidamente y emiti un suave sonido con sus labios rosados como una concha.

    Qu puedo hacer para darte las gracias? pregunt. Har lo que quieras.

    La sirena sonri y volvi a lanzar aquel sonido perturbador. Estaba intentando decirme algo. Ojal hubiera podido entenderla.

    Me cogi el brazo y frunci el ceo al ver las quemaduras rojas del coral. Entonces me pas por encima su mano fra y el dolor empez a desvanecerse.

    Jo! exclam como un idiota, pero no saba qu decir. Su contacto era algo mgico. Si me coga de la mano, poda flotar sin moverme, como ella.

    Sera otro sueo? Cerr los ojos y los volv a abrir. Segua flotando en el agua, delante de una sirena rubia. No, no era un sueo. Ella sonri otra vez y movi la cabeza, lanzando aquellos sonidos cantarines. Era increble que tan slo unos instantes antes hubiera estado yo luchando frenticamente con un tiburn hambriento.

    Levant la cabeza y mir el mar. El tiburn haba desaparecido y el agua estaba en calma, relumbrando como el oro bajo el sol de la maana. Y yo all, junto a una isla desierta con una sirena de verdad.

    Sheena no se lo va a creer pens. No se lo creer jams.

    De pronto la sirena movi la cola y desapareci bajo el agua.

    Yo me puse a buscarla, sorprendido, pero no haba dejado ni rastro: ni una ola, ni una burbuja. Dnde se habra metido? Cmo haba podido desvanecerse de aquel modo? Volvera a verla alguna vez? Me frot los ojos y me puse a buscarla de nuevo.

    Nada, ni rastro. Unos cuantos peces pasaron a toda velocidad.

    La verdad es que la sirena haba desaparecido tan de golpe que pens que a lo mejor haba sido un sueo.

    ~~3333~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    En ese instante algo me pellizc suavemente en la pierna. Me entr el pnico. El tiburn! Pero o una risita que pareca un silbido y me di la vuelta.

    La sirena me sonrea con gesto travieso.

    Has sido t! exclam, riendo de alivio. Eres peor que mi hermana!

    Ella silb otra vez y golpe con la cola la superficie del agua. De pronto algo le ensom-breci el rostro. Alc los ojos para ver lo que era...

    Demasiado tarde. Una pesada red nos cay encima. Yo me debat, pero slo logr enredar-me todava ms. La red se tens y nos fue izando mientras nos agitbamos en vano. La sirena chillaba con cara de pnico.

    IIIIIII

    Nos estaban sacando del agua.

    IIIIII El chillido asustado de la sirena ahogaba mis dbiles gritos de socorro

    ~~3434~~

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    Captulo 15Captulo 15

    Billy! Es increble!

    Alc la vista y reconoc a travs de la red al doctor D. y a Sheena, que intentaban subirnos a bordo del bote neumtico. Sheena nos miraba a la sirena y a m totalmente pasmada. El doctor D. tena los ojos y la boca muy abiertos.

    La has encontrado, Billy! exclam. Has encontrado a la sirena!

    Sacadme de esta red! grit. La verdad es que ya no me pareca tan maravilloso haber atrapado a la sirena.

    Los del zoo tenan razn murmur mi to. Es increble. Alucinante. Es algo histrico...

    Aterrizamos hechos un revoltijo en el bote. La sirena se agitaba junto a m en la red sol-tando agudos sonidos de enfado.

    El doctor D. la observ de cerca y le toc la cola. La sirena dio un fuerte coletazo contra el bote.

    Es posible que todo sea un montaje? se pregunt mi to en voz alta.

    Billy, no ser uno de tus trucos? dijo Sheena con suspicacia.

    No es ningn truco repliqu. Me queris sacar de una vez? Se me est clavando la red por todas partes!

    No me hicieron ni caso.

    Sheena meti un dedo suavemente y toc las escamas de la cola de la sirena.

    Qu alucine! exclam. Es de verdad!

    Pues claro que es de verdad! dije. Los dos somos de verdad! Y los dos estamos incomodsimos!

    Bueno, lo que pasa es que es muy difcil creer nada de lo que dices me solt Sheena. Como te pasas la vida hablando de monstruos marinos...

    Es cierto que vi un monstruo marino! bram.

    Calma, chicos dijo el doctor D.. Vamos a llevar nuestro descubrimiento al labora-torio.

    Puso en marcha el motor del bote y volvimos al barco.

    Alexander nos estaba esperando en la cubierta.

    Es cierto! exclam muy excitado. Es una sirena de verdad!

    ~~3535~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Sheena amarr el bote al Cassandra mientras Alexander y el doctor D. nos suban a bordo a la sirena y a m. Mi to abri la red y me ayud a salir. La sirena agit la cola y se enred todava ms.

    Estoy orgulloso de ti, Billy me dijo Alexander estrechndome la mano. Cmo lo has logrado? Es increble! Me dio una fuerte palmada en la espalda. Te das cuenta de que es el descubrimiento del siglo? Puede que sea el mayor hallazgo de todos los tiempos.

    Gracias respond. Pero no he hecho nada. Yo no la he descubierto a ella, sino que ella me ha descubierto a m.

    La sirena dio un violento coletazo. Sus chillidos eran cada vez ms agudos, ms frenticos.

    Alexander se puso muy serio.

    Tenemos que hacer algo! exclam impaciente.

    Doctor D., tienes que dejarla libre le ped. Tiene que estar en el agua.

    Voy a llenar el tanque grande con agua de mar, doctor D. Alexander se fue corriendo.

    No podemos dejarla todava, Billy. A mi to le brillaban los ojos de emocin. Antes tenemos que estudiarla. Al ver lo preocupado que yo estaba, aadi: No le haremos dao, Billy. No le va a pasar nada.

    Entonces me vio la pierna. Frunci el ceo y se arrodill para mirarla mejor.

    Ests sangrando me dijo. Te encuentras bien?

    Yo s, pero la sirena no.

    No me hizo caso.

    Cmo te has hecho esto?

    Me ha mordido un tiburn. Pero justo cuando estaba a punto de llevarse el bocado apareci la sirena y me salv la vida. Tenas que haberla visto luchar con el tiburn.

    El doctor D. se volvi hacia la sirena como si la viera por primera vez.

    No me digas...! exclam Sheena. Se ha enfrentado a un tiburn ella sola?

    La sirena dio un furioso coletazo contra la cubierta del barco.

    IIIIIIIIII chill enfadada. Pareca como que estuviera llorando.

    Dejad mi pierna en paz! grit yo. Hay que soltar a la sirena!

    El doctor D. se levant, moviendo la cabeza.

    Billy, soy cientfico, y esta sirena es un descubrimiento de la mayor importancia. Si la soltara estara defraudando a toda la comunidad cientfica. Estara defraudando al mundo entero!

    T slo quieres el milln de dlares le ech en cara. Saba que era cruel, pero no poda evitarlo. No soportaba ver sufrir a la sirena.

    El doctor D. pareca herido.

    Eso no es justo, Billy. Pensaba que me conocas mejor.

    Yo no me atrev a mirarle a los ojos. Baj la cabeza y fing examinar el corte que tena en la pierna. No era muy profundo. Me puse la gasa que me haba dado Alexander.

    ~~3636~~

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    Slo quiero el dinero para seguir con mis investigaciones aadi mi to. Nunca uti-lizara a la sirena para hacerme rico.

    Era cierto. Yo saba que al doctor D. no le preocupaba el dinero. Lo nico que quera era seguir estudiando los peces.

    Pinsalo, Billy. Has encontrado una sirena! Una criatura que pensbamos que no exista! No podemos soltarla as, sin ms. Tenemos que descubrir cosas sobre ella dijo muy emocionado.

    Me qued en silencio.

    No le haremos dao, Billy. Te lo prometo.

    En ese momento volvi Alexander.

    El tanque est listo, doctor D.

    Gracias. Mi to se march con l al otro extremo del barco.

    Yo mir a Sheena, para ver de qu lado estaba. Querra que nos quedramos con la sirena, o que la dejramos libre? Mi hermana pareca muy tensa. Se notaba que no saba a qu carta quedarse. Pero cuando mir a la sirena, supe que era yo el que tena razn.

    Por fin haba dejado de agitarse y de dar coletazos y yaca muy quieta en la cubierta, to-dava envuelta en la red. Respiraba con dificultad y miraba el mar con ojos tristes y hmedos. Me arrepent de haber querido atraparla. Ahora lo nico que deseaba era ayudarla a volver a su casa.

    Alexander y el doctor D. volvieron y se llevaron a la sirena en la red. Alexander la coga por la cola y el doctor D. por la cabeza.

    No te asustes, sirenita dijo el doctor D. con voz muy suave. Estte quieta.

    La sirena pareci comprender porque no se debati. Pero no dejaba de mover los ojos frenticamente mientras soltaba gemidos apagados.

    El doctor D. y Alexander la metieron en el gigantesco tanque, que estaba en cubierta lleno de agua de mar, y le quitaron la red. Despus lo taparon.

    La sirena agit el agua con la cola, y luego, poco a poco, dej de moverse y se qued como muerta en el fondo del tanque. No se mova ni respiraba.

    Nooooo! Un grito furioso escap de mis labios. Est muerta! Est muerta! La hemos matado!

    ~~3737~~

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    Captulo 16Captulo 16

    Sheena se haba acercado al otro lado del tanque.

    Mira, Billy! me dijo. La sirena no est muerta! Mira, parece que est llorando.

    Era cierto. La sirena se haba dejado caer al fondo del acuario y tena la cara oculta entre las manos.

    Y ahora qu hacemos? pregunt.

    Nadie respondi.

    Tenemos que encontrar la forma de alimentarla dijo mi to, frotndose la barbilla.

    Comer como una persona o como un pez? pregunt.

    Ojal pudiera decrnoslo coment Alexander. No habla, verdad, Billy?

    No creo. Slo lanza sonidos. Silbidos, chasquidos y zumbidos.

    Voy al laboratorio a preparar los instrumentos dijo Alexander. A lo mejor podemos descubrir algo sobre ella con el monitor de sonar.

    Buena idea afirm mi to, pensativo. Creo que ser mejor ir a Santa Anita a por pro-visiones aadi. Santa Anita era la isla habitada ms prxima. Comprar todo tipo de comida. Iremos probando con todo hasta dar con algo que le guste. Vosotros queris alguna cosa?

    Mantequilla de cacahuete sugiri Sheena. Ni siquiera Alexander podra destrozar un bocadillo de mantequilla de cacahuete.

    El doctor D. asinti mientras suba al bote.

    Muy bien. Algo ms? Billy?

    Mov la cabeza.

    Vale dijo mi to. Dentro de unas horas estoy de vuelta.

    Puso en marcha el motor y se march hacia Santa Anita.

    Qu calor se quej Sheena. Me voy un rato al camarote.

    Bueno respond, sin apartar la vista de la sirena.

    Realmente haca calor en cubierta. No haba nada de aire, y el sol del medioda me quemaba la cara. Pero no poda marcharme. No poda dejar a la sirena, que segua flotando dentro del tanque, con la cola yerta.

    Al verme, peg las manos y la cara al cristal y gimi tristemente. Yo la salud, y ella se puso a lanzar zumbidos en voz baja, intentando comunicarse conmigo. Yo la escuchaba, in-tentando comprenderla.

    ~~3838~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Tienes hambre? le pregunt.

    La sirena se me qued mirando.

    Que si tienes hambre repet, frotndome la tripa. Para decir s, haz esto. Mov la cabeza arriba y abajo. Y para decir no, haz as. Sacud la cabeza de un lado a otro.

    Me detuve a ver qu haca. Asinti con la cabeza.

    S? dije. Tienes hambre?

    Movi la cabeza de un lado a otro.

    No? No tienes hambre?

    Asinti, y luego volvi a decir que no.

    Me est imitando pens. En realidad no me entiende.

    Di un paso atrs y me la qued mirando. Es muy joven pens. Se parece mucho a m, o sea que debe tener hambre. Y lo ms seguro es que le guste comer lo mismo que a m.

    Vala la pena intentarlo.

    Baj corriendo a la cocina y saqu de un armario una caja de galletas de chocolate.

    Bueno, no es precisamente pescado, pero a quin no le gustan las galletas de chocolate? Cog unas cuantas y guard el paquete. En ese momento pas Alexander, que iba hacia la cubierta con varios instrumentos en la mano.

    Qu, tienes hambre? me pregunt.

    Es para la sirena. Crees que le gustarn?

    Alexander se encogi de hombros.

    Quin sabe?

    Cuando salimos a cubierta, seal los instrumentos que llevaba.

    Qu es todo eso?

    He pensado hacerle algunos anlisis, a ver si podemos averiguar algo de ella. Pero pri-mero dale algo de comer.

    Vale.

    Acerqu una galleta al cristal del tanque. La sirena se la qued mirando sin saber qu era.

    Mmmm le dije, dndome palmaditas en la tripa. Mmmm!

    La sirena se toc el vientre, imitndome sin apartar de m sus ojos verde mar y con cara de no entender nada.

    Alexander le quit la tapa al tanque y ech la galleta al agua.

    La sirena la vio caer pero no hizo ningn ademn de cogerla. Cuando lleg hasta ella es-taba toda blanda y se deshizo del todo.

    Ag! exclam. Ahora no me la comera ni yo.

    La sirena apart las migas mojadas.

    Puede que el doctor D. le traiga algo que le guste.

    Espero que s contest.

    ~~3939~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Alexander se puso a preparar el equipo. Meti dentro del tanque un termmetro y unos largos tubos blancos.

    Vaya! dijo moviendo la cabeza. Se me ha olvidado el cuaderno de notas. Y vol-vi corriendo al laboratorio.

    Yo me qued mirando a la sirena, que flotaba tristemente en su acuario lleno de tubos. Pareca uno de los peces del laboratorio.

    No pens. No es un pez. No deberamos tratarla as. Record cmo se haba enfrentado al tiburn. La podra haber matado fcilmente, pero luch con l a pesar de todo, slo para ayudarme.

    La sirena se puso a gemir, y vi que se llevaba las manos a los ojos.

    Est llorando otra vez, pens. Me senta culpable. Pegu la cara al cristal, acercndome a ella todo lo que pude.

    Tengo que ayudarla.

    Shhh susurr, llevndome el dedo a los labios. No hagas ruido. Tengo que darme prisa.

    Saba que el doctor D. se iba a enfadar muchsimo, y que probablemente no me lo per-donara nunca. Pero no me importaba. Iba a hacer lo que yo crea correcto. Iba a liberar a la sirena.

    ~~4040~~

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    Captulo 17Captulo 17

    Cuando intent destapar el tanque me temblaba la mano. El tanque era mucho ms alto que yo, y no saba muy bien cmo sacar de all a la sirena. Pero tena que encontrar la forma.

    Estaba forcejeando para quitar la tapa, cuando la sirena se puso a chillar:

    IIII! IIIIII!

    Shhh! No hagas ruido! le advert. Pero alguien me cogi del brazo y di un bote del susto.

    Qu haces? pregunt una voz grave.

    Me di la vuelta, me apart del tanque y Alexander me solt el brazo.

    Qu ests haciendo, Billy? volvi a preguntar.

    Iba a soltarla! exclam. No podemos tenerla ah, Alexander! Mira qu triste est!

    Nos quedamos mirando a la sirena, que se haba dejado caer otra vez en el fondo del tan-que. Creo que saba que yo intentaba ayudarla y que no me haban dejado. Vi que Alexander tambin estaba triste. Se notaba que le daba pena, pero tena que hacer su trabajo.

    Billy, tienes que comprender que esta sirena es muy importante para tu to me dijo, rodendome con el brazo. Ha trabajado toda su vida para hacer un descubrimiento como ste. Si la sueltas, le destrozars el corazn.

    Me fue apartando lentamente del acuario. Yo me di la vuelta para mirar otra vez a la sirena.

    Y su corazn, qu? pregunt. Yo creo que a ella se le rompe el corazn de estar encerrada en esa pecera.

    Alexander suspir.

    Ya s que no es el mejor sitio, pero slo es temporal. Pronto tendr mucho espacio para nadar y jugar.

    Ya... pens amargamente. Como atraccin del zoo, con millones de personas mirn-dola con la boca abierta.

    Alexander se frot la barbilla.

    Tu to es un hombre muy responsable, Billy. Har lo que pueda para que la sirena tenga todo lo que necesita. Pero su deber es estudiarla. Con ella puede aprender cosas que nos ayudarn a comprender y a cuidar mejor el mar. Y eso es importante, no te parece?

    Supongo.

    ~~4141~~

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    Saba que Alexander tena parte de razn. Yo quera mucho al doctor D. y no deseaba echar a perder su gran descubrimiento. Pero por otra parte, era injusto que la sirena tuviera que sufrir por el bien de la ciencia.

    Ven, Billy dijo Alexander mientras me llevaba bajo cubierta. Te haba prometido que te enseara cmo funciona el sonar, verdad? Vamos al laboratorio y te har una de-mostracin.

    Antes de bajar ech una ltima ojeada a la sirena. Segua tristemente acurrucada en el fondo del tanque, con la cabeza baja y los cabellos rubios flotando en torno a ella como si fuesen algas.

    El sonar no era tan interesante como yo haba pensado. Lo nico que haca era emitir un pitido cuando el Cassandra corra peligro de encallar. Alexander se dio cuenta de que yo no estaba muy concentrado.

    Te apetece comer algo? me pregunt.

    Oh, oh. La comida. Tena hambre, pero desde luego no me apeteca un bocadillo de pollo picante.

    Bueno vacil, he almorzado mucho...

    Te voy a preparar algo especial sugiri. Podemos comer en cubierta, con la sirena. Vamos.

    Le segu hasta la cocina, qu iba a hacer... Alexander sac un cuenco de la nevera.

    Esto lleva macerndose toda la maana asegur. El cuenco estaba lleno de unas finas tiras de una cosa blanca de aspecto gomoso que flotaban en un lquido oscuro y grasiento.

    No saba lo que era, pero seguro que era incomestible.

    Es calamar macerado dijo Alexander. Le he puesto un poco de tinta de calamar para darle sabor, por eso est tan negro.

    Hmmm exclam con los ojos en blanco. Hace mucho que no tomo tinta de calamar!

    No seas burln. Seguro que te va a gustar replic Alexander, ofrecindome el cuenco. Llvatelo a cubierta. Yo subir el pan y el t helado.

    Me llev el cuenco de calamares y lo puse junto al tanque de la sirena.

    Cmo te va? pregunt.

    Ella movi un poco la cola y luego abri y cerr la boca, como si estuviera masticando.

    Oye, tienes hambre, verdad?

    Ella segua moviendo la boca. Mir de reojo el cuenco de calamares.

    Quin sabe? pens. A lo mejor le gusta.

    Me sub a la borda y le tir un trozo de calamar.

    La sirena se lanz sobre l, lo cogi con la boca y sonri despus de tragrselo.

    Le gustaba!

    Le di un poco ms y luego me frot la tripa.

    ~~4242~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Te gusta, eh? pregunt, moviendo la cabeza arriba y abajo. Ella sonri y movi tambin la cabeza. Me haba entendido!

    Qu haces, Billy? me pregunt Alexander, que llegaba con dos platos y un trozo de pan.

    Mira! exclam. Estamos hablando!

    Ech otro trozo de calamar al acuario. La sirena se lo comi, y luego asinti con la cabeza.

    Eso quiere decir que le gusta!

    Vaya! murmur Alexander. Y se puso a escribir en su cuaderno de notas.

    A que es una pasada? Yo tambin soy un cientfico, verdad, Alexander?

    l asinti sin dejar de escribir.

    Soy la primera persona en el mundo que se ha comunicado con una sirena insist.

    Si nos la quedamos el tiempo suficiente, a lo mejor puedes hablar con ella por seas. Imagnate la cantidad de cosas que podramos descubrir.

    Alexander se puso a leer en voz alta lo que escriba.

    Le gustan los calamares. De pronto dej el lpiz. Oye, pero si era nuestra co-mida...!

    Espero que no se sienta herido en su orgullo, pens.

    Alexander me mir, luego mir el cuenco y despus a la sirena. Y entonces se ech a rer.

    Por fin alguien a quien le gusta mi comida! exclam.

    Una hora despus volvi el doctor D. con las provisiones. Por suerte haba comprado mucho pescado en Santa Anita. Le dimos un poco a la sirena para cenar. Mientras ella coma, el doctor D. fue inspeccionando las lecturas de los instrumentos que Alexander haba metido en el tanque.

    Muy interesante coment. Enva seales de sonar, como las ballenas.

    Qu significa eso? pregunt Sheena.

    Pues que es probable que haya otras sirenas contest. Seguramente est intentando ponerse en contacto con ellas.

    Pobre sirenita pens. Est llamando a sus amigas para que la rescaten.

    Despus de cenar me fui a mi camarote y me puse a mirar por el pequeo ojo de buey.

    El sol anaranjado se hunda lentamente en el horizonte, y un manto de luz dorada brillaba sobre las olas del mar. Por la ventana entraba una brisa fresca. Me qued mirando la puesta de sol hasta que el cielo se oscureci de pronto, como si alguien hubiera apagado la luz.

    Pens que la sirena se haba quedado all sola, en cubierta. Deba de estar muy asustada. Era una prisionera, atrapada en una pecera en la oscuridad.

    De pronto se abri de golpe la puerta del camarote e irrumpi Sheena, jadeando y con cara de espanto.

    Sheena! exclam enfadado. Cuntas veces he de decirte que no entres sin llamar?

    No me hizo ni caso.

    ~~4343~~

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    Billy! resoll. Se ha escapado! La sirena se ha escapado!

    ~~4444~~

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    Captulo 18Captulo 18

    Me levant de un brinco, con el corazn a galope.

    No est! grit Sheena. No est en el tanque!

    Sal zumbando del camarote y sub a cubierta.

    Por una parte esperaba que se hubiera escapado de verdad, pero por otra quera que estuviera con nosotros para siempre... y que mi to se convirtiera en el cientfico ms famoso del mundo y yo en el sobrino del cientfico ms famoso del mundo.

    Por favor, que est bien, implor.

    Una vez en cubierta esper a que se me acostumbraran los ojos a la oscuridad. En torno al barco brillaban luces diminutas. Mir el gigantesco acuario y me acerqu tan deprisa que estuve a punto de caerme por la borda. Sheena iba detrs de m.

    Oye! exclam al ver a la sirena flotar aptica en el agua, con su cola verde relum-brando dbilmente. Tard unos segundos en darme cuenta de que Sheena se estaba riendo.

    Qu bobo! grit alborozada. Te he vuelto a engaar!

    Le solt un gruido. Otra de las bromitas de Sheena!

    Muy graciosa, Sheena dije amargamente. Te pasas de graciosa.

    Venga, Billy, no te enfades.

    La sirena me mir y esboz una dbil sonrisa.

    Luuuuuruuu, luuuuruuu dijo como en un arrullo.

    Es preciosa dijo Sheena.

    La sirena cree que la voy a soltar pens. A lo mejor debera...

    Decid que mi hermana poda ayudarme. Entre los dos sera ms fcil. Pero estara dis-puesta a cooperar?

    Sheena... comenc, pero en ese momento o unos pasos.

    Eh, chicos. Era el doctor D.. Es hora de irse a la cama.

    En casa nunca nos acostamos tan pronto se quej Sheena.

    Es posible, pero seguro que tampoco os levantis tan temprano, a que no?

    Sheena tuvo que admitirlo. Los tres nos quedamos mirando en silencio a la sirena. Ella agit dbilmente la cola y se dej caer al fondo del tanque.

    No os preocupis por ella dijo nuestro to. Vendre por aqu toda la noche para ver si est bien.

    ~~4545~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    La sirena peg sus pequeas manos al cristal y nos suplic con los ojos que la dejramos libre.

    Se sentir mejor cuando llegue al Zoo Marina afirm el doctor D.. Le estn ha-ciendo una laguna slo para ella, con un arrecife y todo. Ser exactamente como la laguna de Ilandra, y all podr nadar y jugar a sus anchas. Se sentir como en casa.

    Eso espero, pens. Pero no estaba muy seguro.

    Esa noche, a pesar de que el Cassandra me acunaba suavemente, no haba forma de dor-mir. Me qued en la litera mirando el techo.

    Un plido rayo de luna entraba por la lumbrera y me daba en la cara. No poda dejar de pensar en la sirena.

    Intent imaginar lo que sera pasarme un da entero encerrado en un tanque de cristal. Debe ser lo mismo que estar atrapado en este pequeo camarote, pens mirando a mi alre-dedor. La habitacin era casi como un armario. Sera terrible. Me desabroch el cuello del pijama y abr el ojo de buey para que entrara el aire.

    Y tal vez el tanque no fuera lo peor. Yo saba que el doctor D. cuidara bien a la sirena y no le hara ningn dao, pero qu pasara cuando se la llevaran los del zoo? Quin se encargara de ella?

    S, le estaban haciendo una laguna artificial y todo eso, pero no sera lo mismo que una de verdad. Y siempre habra gente mirndola. Seguramente esperaran que hiciera algunas acro-bacias o algo por el estilo. A lo mejor la obligaban a saltar a travs de aros, como los delfines amaestrados. Y seguro que la sacaran tambin en anuncios de la tele, y en espectculos y pelculas. Sera una prisionera, una prisionera solitaria durante el resto de su vida. Y todo por mi culpa. Cmo haba podido permitir que eso pasara? Tengo que hacer algo decid. No puedo dejar que se la lleven.

    En ese momento me pareci or algo, como un murmullo a lo lejos. Me qued muy quieto, escuchando. Al principio pens que sera la sirena, pero enseguida me di cuenta de que era el ruido de un motor. Se acercaba un barco.

    Me incorpor y mir por el ojo de buey. El barco se peg en silencio al Cassandra. Seran los del zoo? En plena noche? No, no era el mismo barco. ste era mucho ms grande. Vi que dos oscuras figuras suban a bordo furtivamente. Y luego otras dos. Se me aceler el corazn. Quines seran? Qu estaran haciendo? Qu poda hacer yo? Espiarles? Y si me vean?

    Entonces se oyeron unos ruidos muy raros. Un golpe, un apagado grito de dolor. Venan de la cubierta. La cubierta! All estaba la sirena, atrapada en el tanque.

    Oh, no! pens con un escalofro de terror. Le estn haciendo algo!

    ~~4646~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Captulo 19Captulo 19

    Sub corriendo a cubierta, seguido por mi hermana.

    Tropec con un cabo y me agarr a la borda para no caerme. Luego me lanc ciegamente contra el tanque de cristal. La sirena estaba acurrucada en el fondo, rodendose con los brazos como para protegerse. Junto a ella haba cuatro hombres vestidos de negro y con mscaras negras en la cara. Uno de ellos tena en la mano una porra. En el suelo yaca un hombre boca abajo. El doctor D.!

    Sheena solt un grito, se acerc corriendo y se arrodill junto a l.

    Le han dado un golpe en la cabeza! exclam. Est desmayado!

    Quines sois? pregunt, conteniendo la respiracin. Qu hacis en nuestro barco?

    Nadie contest.

    Dos hombres desplegaron una pesada red y la echaron al tanque, sobre la sirena.

    Quietos! grit. Qu estis haciendo?

    Quieto t, nio mascull el hombre de la porra, amenazndome con ella. No pude hacer otra cosa que mirar cmo envolvan a la sirena con la red.

    La estaban raptando!

    IIII! IIIIIIIII! chillaba aterrorizada, dando manotazos para librarse de la pesada red.

    Basta! Dejadla en paz! grit.

    Uno de los hombres solt una carcajada. Los dems seguan sin prestarme atencin.

    Sheena estaba haciendo todo lo posible por despertar al doctor D. Yo me asom a la escotilla.

    Alexander! Alexander! Socorro!

    Alexander era grande y fuerte, y quiz pudiera detener a aquellos hombres.

    Volv corriendo al acuario. La sirena estaba atrapada en la red y los cuatro hombres tiraban para sacarla del tanque. Ella se agitaba y se debata con todas sus fuerzas.

    IIIII! El agudo chillido me atraves los tmpanos.

    No podis hacer que se calle? dijo furioso uno de los hombres.

    Tenemos que llevarla al barco replic el que tena la porra.

    jAlto! grit. No podis llevrosla!

    Y entonces perd totalmente la cabeza y me lanc contra ellos. Lo nico que pens fue en detenerlos. Uno me apart fcilmente con una mano.

    ~~4747~~

  • R.LStineR.LStine PeligroenlasprofundidadesPeligroenlasprofundidades

    Estte quieto, chaval, si no quieres hacerte dao mascull.

    Soltadla! Dejad a la sirena! grit frentico.

    Olvdate de ella. No la volvers a ver.

    Me agarr a la borda. El corazn me martilleaba el pecho. No poda soportar los aterro-rizados chillidos de la sirena. No poda permitir que se la llevaran. No poda quedarme de brazos cruzados. Ella me haba salvado la vida, y ahora me tocaba a m salvrsela a ella. Pero, qu poda hacer? Los hombres la haban sacado del tanque envuelta en la red. Ella se agitaba y se retorca como loca, salpicando agua por toda la cubierta.

    Me lanzar contra ellos pens. Los tirar al suelo y luego echar a la sirena al mar para que sea libre.

    Baj la cabeza como un jugador de rugby, cog aire y me lanc a la carga.

    ~~4848~~

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    Captulo 20Captulo 20

    No, Billy! grit Sheena.

    Me estrell contra uno de los hombres que sostenan la red y le di un buen cabezazo en el estmago, pero me qued patitieso al ver que apenas se movi. El tipo me agarr con la mano que tena libre y me tir al tanque. Yo sal a la superficie escupiendo agua.

    Los hombres metieron a la sirena en su barco. Se iban a escapar! Intent salir del tanque pero era demasiado alto, y cada vez que quera subir me resbalaba por el cristal.

    Saba que slo una persona poda detener a los enmascarados: Alexander.

    Dnde estaba? Cmo es que no haba odo todo el jaleo?

    ALEXANDER! grit con todas mis fuerzas. Las paredes de vidrio apagaron mi voz, pero un instante despus apareci en cubierta su musculosa silueta. Por fin!

    Alexander! grit, intentando mantenerme a flote en el tanque. Detnlos!

    El motor del otro barco haba empezado a rugir y tres de los enmascarados se haban ido ya del Cassandra. Alexander se acerc al nico que quedaba y lo cogi del hombro.

    S! pens. Cgelo, Alexander! Detnlo!

    Nunca haba visto a Alexander pegar a nadie, pero saba que poda hacerlo si era necesario.

    Pero en vez de pegarle, Alexander se puso a hablar con l.

    Est a salvo la sirena en el barco? pregunt.

    El hombre asinti.

    Bienreplic Alexander. Has trado la pasta?

    Aqu est.

    De acuerdo. Salgamos de aqu.

    ~~4949~~

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    Captulo 21Captulo 21

    Tragu tanta agua que casi me ahogo. Era increble! Alexander trabajaba para los en-mascarados! Y eso que pareca tan buen to! Estaba claro que lo haba planeado todo. l les haba dicho que la sirena estaba a bordo.

    Alexander! exclam. Cmo has podido...?

    Se me qued mirando a travs del cristal.

    Oye, Billy, es una simple cuestin de negocios dijo encogindose de hombros. El zoo iba a pagar un milln de dlares por la sirena, pero mis nuevos jefes pagan veinte millo-nes. Sonri. T que sabes matemticas, Billy, con cul te quedaras?

    Cerdo! grit, con ganas de darle un puetazo.

    Me debat para salir del tanque, pero lo nico que consegu fue salpicar mucho y que se me metiera agua por la nariz.

    Alexander se dispona a marcharse al otro barco. Me puse a golpear como un loco el cristal.

    Entonces vi que Sheena se levantaba y que el doctor D. se empezaba a mover. Alexander pas por encima de l sin darse cuenta de nada. Pasaba incluso de que el doctor D. estuviera herido. Justo en ese momento mi to le cogi la pierna y Alexander cay de cuatro patas.

    Eh! exclam.

    Sheena lanz un grito y se peg a la borda. Quiz todava haya esperanza pens, con el corazn cada vez ms acelerado. Tal vez al final no se salgan con la suya.

    Alexander se sent en el suelo, frotndose el codo.

    Cogedlos! les grit a los enmascarados.

    Dos de los hombres subieron al Cassandra y atraparon al doctor D. Sheena se lanz contra ellos, dndoles dbiles puetazos con sus manitas, cosa que naturalmente no sirvi de nada. Un tercer hombre le cogi los brazos y se los inmoviliz a la espalda.

    Dale una patada, Sheena! grit. Ella lo intent, pero el hombre la agarr con ms fuerza. No se poda mover. Soltadlos! chill desesperado.

    Qu hacemos con ellos? pregunt uno.

    Lo que sea, pero hacedlo rpido contest Alexander. Tenemos que salir de aqu.

    El hombre que tena a Sheena me mir. Yo no haca ms que chapotear en el tanque, in-tentando mantenerme a flote.

    Pueden llamar a la polica de la isla o al guardacostas dijo con el ceo fruncido. Es mejor matarlos.

    ~~5050~~

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    Echadlos al tanque! orden otro.

    ~~5151~~

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    Captulo 22Captulo 22

    Alexander! exclam el doctor D.. S que no eres un hombre cruel. No permitas que hagan esto.

    Alexander esquiv la mirada de mi to.

    Lo siento, doctor D. murmur. No puedo detenerlos. Si lo intentara, me mataran a m tambin. Y sin decir ms se march al otro barco.

    Qu cerdo!, pens furioso.

    Dos de los enmascarados tiraron al doctor D. al tanque.

    Ests bien? le pregunt.

    l se frot la nuca y asinti.

    Luego le toc a Sheena. La lanzaron por los aires fcilmente y cay agitando brazos y piernas. A continuacin los hombres taparon el tanque y lo dejaron bien cerrado. Yo me qued horrorizado al darme cuenta de que no haba forma de escapar.

    El agua del tanque tena una altura de dos metros. Todos tenamos que movernos para mantenernos a flote y apenas haba sitio para los tres.

    Venga dijo uno de los hombres. Vamonos.

    Un momento! grit el doctor D.. No podis dejarnos aqu!

    Los tres enmascarados se miraron.

    Tienes razn, no podemos.

    Al ver que se acercaban pens que al fin y al cabo no eran monstruos sin escrpulos. Nos iban a salvar. Pero en vez de eso, el primer hombre le hizo una seal a los otros dos y entre todos cogieron el tanque.

    Una, dos... y tres grit el primero. A la de tres empujaron el tanque por encima de la borda. El acuario cay al mar con nosotros dentro y enseguida empez a entrar agua.

    El tanque se hunde! grit el doctor D.

    El barco de los secuestradores se alej, levantando una estela de olas.

    Nos hundimos! chill Sheena. Nos vamos a ahogar!

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    Captulo 23Captulo 23

    Los tres nos pusimos a empujar desesperadamente la tapa del tanque. Yo le empec a dar puetazos y el doctor D. intent abrirla con el hombro. Pero el tanque se bambole y nos camos hacia atrs. La tapa era de malla de acero y estaba sujeta por unos pestillos por fuera del tanque, de forma que para abrirla tenamos que romperla.

    Empujamos con toda