revista cuba en el ballet. 1978, vol.9, no. 1 - urjc

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El púbiico norteamericano ha tenido posibilídadde aplaudir nuevamente la interpretaciónde Alicia Alonso en el personaje de GiseUe,obra que eUa bailara pOT primera vezprecisamente en aquel país, cuando hicierasu debut el 2.de noviembre de 1943 en elantiguo Metropolitan OperlHouse de NuevaYork, con el BaIIet Theatre. El jueves. 29 deseptiembre del pasado año e el nuevo,Metropolitan, Alicia Alonso y Jorge Esquivelactuaron como artistas invi~dos delAmerican BaIIet Theatre, con un elencoque comprendió también a Martine van Hamelcomo la Reina de las WiIIis y Marcos Paredesen Hilarión. La presencia de Alonso tuvo'flTan repercusión en la prensa neOYOTkina, y su'triunfante regreso en uno de sus roles m<ÍSfamosos, fue considerado como un histórico«ontecimiento dentro de la activídad danzaTianorteamericana. La noche de la galautuvíeron presentes relevantes figuras del baIIet,en un auditorio cz.ue reunió varias generaciones

GISELLEen EE.UU:Alonso. Esquiveltanto de artistas de! balletcomo de entusiastas espectadores. Entre laspersonalidades que acudieron al encuentrocon la bailarina cubana, se contaronMartha Graham, Antony Tudor,Maria Karn,ílova, Hugh Laing, Erik Bruhn,Rayes Fernández, Jacques D'Amboise,Allegra Kent, Edward ViIIela, Patricia Mc Bride,Cynthia Gregory, Eleanor D'Antuono yJean Pierre BonneJous.Algún tiempo despues se producirían nuevaspr'!sentaciones estadounidenses de Alonsoy Esquivel en Giselle, esta vez en el Civic Theatrede San. Diego, California, como artistas invítadosdel BaIIet de San Diego, donde tambiéninterpretaron en una función de concierto eladagio del 'segundo acto de El lago de los Cisnes yLa peri (pas de deux).De la acogida del PÚblico y la critica, tanto enNueva York como en San Diego, son muestra lostestimonios periodísticos que se reproducen acontin1LacÍÓ1J,; .

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Lillie F. Rosen: REVISTA CUE. Nueva York,septiembre, 1977Ballerina extraordinaria. Alicia Alonso es unnombre centelleante dentro del mundo del ballet,que no habfa podido ser escuchado en Norteamé.rica casi en veinte años. Ahora lo oímos de nue·va: "Alicia" [...] Su nombre sigue briliando, 6i·gue significando "prima ballerina as soluta" y"gran estrella" [...] Desde el principio de su ca·rrern fue evidente que Alonso no estaba desti.nada a ser un miembro más del coro. Se moviórápido, entre las distintas categorías, hacia la debailarina principal, por medio de una relucientetécnica, una pura línea clásica y una incompara.ble habilidad para iluminar los papeles dramáti·cos con un impacto único. y toda esa técnica,que incluía pies y tobillos exquisitamente articu·lados, un elocuente port de brns, aitas extensio·nes, múltiples pirouettes " balance y puntas deacero, nunca dejó de empleacme al total serviciodel arte. Aunque apareció tanto con el BalletTheater como con el Ballet Ruso de Monte Cario'en El lago de los cisnes, Las sílfides, Pas de qua.tre, Aleko, Apolo, Romeo y Julieta, La fille malgardée, Aurora y otros ballets, se le recuerda másvivamente en Giselle [ ...] Habiendo vit;to unascincuenta Giselle diferentes yo situaría a Alonso.en la cima sin vacilación [...] Como GiseUe"Alonso, bailarina de sorprendentes rasgos clási.cos, tiene que convencer al público de que esuna campesina e iluminar el papel con el sabory la energía de la danza popular. En el acto se.'gundo, sin embargo, tiene que transformarse en,un ser incorpóreo y bailar con la etereidad y li·gereza de un espíritu. La campesina de Alonso'en 1943 era joven, sin afectaciones, a la vez cáli.da y terrenal y gentilmente tierna. En las fun.ciones subsiguientes ella comenzó a profundizaren 106 matices del papel para engrandecer su res·plandeciente trabajo de allegro, la animaciónespontánea de su d'anza. Se podía ver la tragedia,la desintegración mental ante la traición a la feinocente, presentadas con inefable agudeza y sutotal' transform"ción a un espíritu sobrenatural[...] Sus extremidades inferiores se mant;enendelgadas y bien proporcionadas; sus tobillos fle·xibles; su balance, seguro. No es de maravillarseque ya al principio de su carrern estuvier¡¡ pre·destinada con seguridad a contarse entre las más,grandes bailarinas. Ahora está al nivel de Pávlo·va, MárkoVla y Danílova.

Mary Campbel!: ASOCIATED PRESS INTER.NATIONAL. Nueva York, 30 de septiembre, 1977La ballerina cubana Alicia Alonso ofreció unarelevante y bella función de Giselle la noche delmartes en una g>ala para recaudar fondos para elAmerican Ballet Theatre [ ...] Alonso bailó Gi·'selle ,ompleto sin muestras aparentes de cansan­cio. En el primer acto, como la joven campesina,.apareció tan ligera y vivaz como una verdadera'muchacha enamorada, con frecuentes extensio­nes, como si sus piernas pudieran flotar sin es-

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fuerzo alguno. En el segUndo acto tuvo sus másnotables momentos como una de las Willi6, jóve.nes muertas antes de oasarse. Después de unemocionante solo, donde ruega a la Reina de lasWillis que perdone la vida de su amado, ejecutócon éste el romántico dúo, tras el cual pasó a 1!lvariación con una serie de deslumbrantes y rapi.dísimos pasos terminados en una posición enpunta firme como una roca [...] La interpret!l.ción de Alonso fue muy convincente. Cuando en·cuentra al conde vestido de campesino (este·papel fue desarrollado por Jorge Esquivel, su pa·reja habitual en el Ballet Nacional de Cuba) lesonrió inmediatamente; se mostró tímida, pero ala vez atraída al momento con la mezcla de lacálida naturaleza femenina y la frágil adolescen.cia. En el segundo acto, con una gentil dulzura,ella logró proyectar todo el amor que necesitabapara proteger a su amado.Esquivel, excelente como el conde, parecía dis­frutar entre los campesinos en el primer acto; yen el segundo, desplegó una limpia técnica quefue muy aplaudida [ ..] El cuerpo de baile desa.rrolló un trabajo más excelente que de costum·bre, como generalmente hace cuando baila juntoa Ullia estrella de gran magnitud.

Barbara L. Archer: LIFESTYLE. Nueva York,30 de septiembre, 1977Todas l~s apariciones de la gran bailarina cubanaAlicia Alonso han provocado una incomparableadmiración en el mundo de la danza, y la de ano·che en el Metropolitan Opera House no se queda·ba atrás. Era una representación digna de espe.rarse con ansiedad, una noche de un extraordina·rio impacto emocional por muchas razones.Giselle fue el rol en el que Alonso fue más famo·sa en el ballet durante sus años con el AmericanBallet Theatre en las décadas del cuarenta y delcincuenta. Verla en este papel de nuevo, con lamisma compañía en que se desarrolló, le dio a losviejos aficionados la oportunidad de volver a unaera legendaria de la danza americana, experienciaque los jóvenes fanáticos pudieron compartir.Alonso y el ballet en América crecieron juntos, yGiselle fue uno de los ballet que más contribuye.ron en ese desarrollo [...]. Fue la función deGiselle más conmovedora y más nítidamente de.lineada que yo he podido ver jamás. Alonso diodesde el principio la fragilidad de la tímida cam·pesina del primer acto, siempre como presagian.do la tragedia que se avecinaba, y sin interrumpirla prevaleciente alegría de la joven enamorada,ofreció indicios de su débil constitución. En laescena de la locura después del descubrimiento dela verdadera identidad de su amado, Alonso omi.te los efectos innecesarios para desplegar unaquieta desesperación que conduce al clímax. Ma·ravillosa como estuvo en el primer acto, su verda.dero gran triunfo fue en el segundo, donde cuan·do sale de la tumba lucía más ligera que el airemismo. Sus delicados pies revoloteaban como alas

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y sus brazos flotaban sin esfuerzo alguno. Sólocruzando el escenario suavemente sobre las pun­tas con los brazos extendido a Albretch en gestoamoroso provocó el aplauso. Jorge Esquivel, unbrillante joven bailarín producto de la compañíade Alonso en Cuba, acompañó a la bailarina congran sensibilidad. Estuvo soberbio como el condeAlbretch, papel en el que presentó al hombre quejuega con el afecto de una ingenua muchacha,cuando estaba en realidad comprometido con unajoven de su clase. Es en el momento climático dela escena de la locura, en el momento en que Gi.selle cae muerta a sus pies, que él se da cuentadel horror de lo que ha hecho y del profundo 'amorque siente por ella. Bailarín poderoso, Esquivelmantuvo su actuación cuidadosamente en armoníacon la de Alonso durante el primer acto. El tamobién desplegó lo mejor de sí en el segundo acto,mostrando su magnífica elevación, pureza de líneay segurísimos tours en el aire. La inspirada dan·za de Alonso y Esquivel pudo determinar de porsí la calidad de la función; pero además la comopañía respondió todo el tiempo con un excelentetrabajo.

Clives Barnes: THE NEW YORK TIMES. NuevaYork, 30 de septiembre, 1977Triunfante regreso de Alonso. La historia tuvóuna de sus noches de gala el jueves en el Metro­politan Opera House, donde la estrella cubanaAlicia Alonso bailó por primera vez el rol de Gi·selle después de veinte años; lo hacía en el mismolugar donde de manera tan bruscamente se le ha­bía prohibido antes y con una compañía que essuya, el American Ballet Theater. Sus primerosaños como bailarina estuvieron íntimamente liga­dos a esta compañía, y fue en el Ballet Theatredonde a los veintidós años hizo su debut comoGiselle en 1943. Ella ha bailado este ballet cientosde veces desde entonces; en Canadá lo representó,en 1971, acompañada por el Ballet Nacional deCuba, compañía que programa su primera visitaa E. U. para el próximo verano, Pero aunque seraverdaderamente fascinante verla con el conjuntoque ella ha desarrollado durante años, su funcióncon el American Ballet Theatre tuvo un signifi­cado sentimental fuera de lo común, un senti­miento que se mantuvo vivo todo el tiempo en elpúblico de anoche [...]Hubo prolongados aplausos, y Alonso y Giselle seunieron de nuevo en Nueva York. La diferenciade los veinte años que hacía que no bailaba aquíse desvaneció en el acto [...] su d,lOza mantieneesa relevante majestad que caracterizó su juven-,tud (yo personalmente he visto esta Giselle duran­te trentiún años), y además posee una nueva ma_durez. Al hacer su aparición, no lució temerosaen lo absoluto, sólo muy feliz de encontrarse denuevo en lo que después de todo fue su segundohogar, y en aquel que, después de todo, es aún sumejor papel [...] Su danza tuvo toda esa magis­tral musicalidad y ese arrollador ligado de fraseo

con el que siempre la hemos asociado. Su actua·ción es sencilla, casi elemental, y omite los deta..,lles en favor de pinceladas atrevidas y llenas decolorido en la caracterización. Está el rostro ilu­minado con la emanación de una sonrisa; los ojos,llenos de amor tímidamente entornados; y elcuerpo entero manifestando el doloroso presagiode la tragedia que se avecina. Es quizás curiosoque aunque la inmediata predecesora de Alonso enel Ballet Theatre fue la gran Alicia Márkova,quien al principio influyó marcadamente a sujoven protegida, ha sido realmente la versión deotra gran GiseUe, la de Galina Ulánova, la queparece haber dejado en ella una huella más dura­dera'.Como Ulánova, Alonso es deliberadamente terreonal en el primer acto, una campesina y no unavaga litografía romántica; sin embargo, cuando'ella baila, su actuación capta milagrosamente lafurtiva ligereza y la suavidad del estilo románti­co, porque sus más amplias pinceladas han sidodelineadas con extrema delicadeza. Su escena dela locura, vibrante, latina en la profundidad desu desesperación y al mismo tiempo torturadoray bien controlada, sienta las bases para la increí­ble transformación que sufre hacia el ser etéreodel segundo acto, cuando vuelve a reunirse con suabatido amado, Aquí, aun con los matices de mor­talidad que la envuelven como una sutil mortaja,ella aparece insustancial, prácticamente incorpó­raa. Es máiS una luz resplandeciente que un revolo_teo; y su trágico semblante, bellamente controlado,llena toda la función. Es una Giselle que sale de latumba y se acerca a la vida henchida de compasióny de compresión femenina. Feminidad ":l madu­rez: estas son las notas más sobresalientes de su'nueva poesía. Su técnica sigue siendo tremenda;una serie de ligerísimos petits battements en elsegundo acto, por ejemplo, provocó justificada­mente una enorme ovación del público. Durantetodo este acto, desde los flotantes pasos del ada.gio hasta su sorprendente elevación, Alonso des­plegó una rara exquisitez técnica. Pero ¿quiénse atreve a medir la exquisitez cuando se tratade un genio? Su Albretch, Jorge Esquivel, un jo.ven partenaire que la acompaña en Cuba, demos­tró ser un considerado y noble compañero y ofre­ció una sencilla y elegante caracterización en laque combina matices de madurez con rasgos dela adolescencia. Su remordimiento en el primeracto y el dolor por su cUlpabilidad entre los ven­gativos espectros del segundo, fueron firmementedelineados, mientras que su danza proyectalia unamplio y expansivo estilo mezclado con un vívofervor. [ ...] ,Y así, con una ovación de veinte minutos y venti.trés llamadas de cortina, vino otra vez la tristeseparación entre una bailarina y una compañía.Agradecemos haber podido ver de nuevo a Alon.so; pero ¿quién puede imaginar lo que nos hemosperdido de ella en todos estos años? ¿Cómo sepuede medir la pérdida de un genio?

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Prances Herridge: NEW YÚRK POST.. NuevaYork, 30 de septiembre, 1977... Jamas fue tocada por la gravedad y demostróser una de las mejores Giselle de la historia.

Bil Zakariasen: DAILy NEWS. Nueva York,1 de octubre, 1977... Alonso sigue cóÍÍvincente como' la inocentecampesina, y sus movimientos (en especial la saogaz manera con que se desenreda su pelo en laescena de la locura) fueron impecablemente con.trolados denti"e de la música. Y tras un firme co­mienzo en el pas de deux del segundo acto, fina­lizó con una deslumbrante ostentación de técnica,que demostró que los pies pueden ser más rápidosque la vista. Ella es excepcional.

Elenne Currie: UNITED PRESS INTERNATION.AL. Nueva York, 8 de octubre, 1977La Giselle de Alicia Alonso /ligue estando entrelas más grandes.Alicia Alonso demostró de nuevo' su reputacióncomo una de las más exquisitas Giselle del sigloal bailar dicho papel junto a su vieja compañía,el American Ballet Theatre, en una función degala el 29 de /leptiembre. Se le hicieron veintellamadas a escena [...] La bailarina, sin edad,demostró una vez más en la escena del Metro­politan Opera House que -como Julieta- Gisellees un papel que sólo puede ser interpretado poruna artista de experiencia y madurez. Su Giselle66 una joven que al principio se muestra reser­vada ante la declaración del principe vestido de,campesino, pero que una vez que le ofrece suamar con todo el cooozón se niega rotundamente

a creer su traición. En el segunifo acto, cuandosale de la tumba para proteger a Albretch, estoda amor y compasión, sin el más mínimo ren·,cor por su dolor y decepción en vida. Alonso, consu cuerpo de ballerina ideal y una lírica técnica,sorprende por la alegría juvenil que d66pliega albailar, evidente en altas extensiones, fuertes je.tés, fouettés con doble battement en cada giro;y battements con la rapidez de un relámpago.

Clives Barnes: THE lfEW YORK TIMES. NuevaYork, 9 de octubre, 1977Mucho ha sucedido todos estos años en el mundo,en la danza, en Alonso. Al ver1a en el Metropo­litan en una función de gala, en Giselle, papelen el que yo la había visto bailar por última vezen Canadá con su propia compañía hace seis años,parecía como si nos tra¡¡ladáramos a tiempos pa­sados. Estuvo maravillosa, sin ninguna reserva:fue una función que tenernos que agradecer, aun­que a la misma vez nos sentíamos muy tristes alpeooar lo que hemos perdido con la ausencia deAlonso por tantos años.

Deborah Jowitt: VOleE. Nueva York, 24 de oc.tubre, 1977Alonso resplandeció como una deslumbrante per.,la antigua. No se le vio el más mínimo esfuerzoen su danza [.,.] Ella h,á decidido mostrar en elprimer acto una oamPfsina sencilla y confiada,que no se turba al o;Ieshojar la margarita /linoque se muestra gentilmente confundida y parecedecirle a Albreteh: ¡"¿Cómo es posible? La florno está de acuerdo contigo?":Su danza es ahoraaún más suave y flexible, y no evidenció esfuerzoalguno, Cuando se mueve maravillada y alegre através de una serie de cortos balanc66, U110 se

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pregunta cómo podrá enfrentarla danza rápida;pero entonces en el segundo acto la velocidadde sus pies nos hace gritar cuando' desarrolla lacombinación de entre.chats y passés. En la esce·na de la locura luce como una muñeca que vaa desarticularse, y su Willi toda blanca, es unafantasmagórica visión de su personalidad Illllte-­ríor; la dulzura y la sencillez se hacen espectra.les. Su actuación aparece exquisitamente calcu.lada, refinada durante años, tremendamenteinteresante y conmovedora.

AndTea HeTman: EVENING TRIBUNE. San Die~,

go, 26 de noviembTe, 1977Para comenzar diremos que sin discusión AliciaAlonso es La absoluta primera ballerina. Literal·mente, ella reina [...] Conoce todos los tributosde admiración, de adoración que puedan recibir.se. Como directora del Ballet Nacional de Cuba,es notable por sus experimentos con nuevas foromas de expresión y por su visión artistioo. Infini·dad de jóvenes bailarines, acariciados por su im·perativo movimiento de cabeza, se deleitan a laluz de esta resplandeciente estrella. Su largo ylustroso cabello negro y sus facciones aquilinascolor miel le dan apariencia de una Nefertiti; sinembargo, cuando ella baila es Giselle. Lo em·bruja a uno. Sí, Alonso, la artista, lo hechiza auno. Anoche en el Civic Theater fue Giselle unavez más, ahora con el Ballet de San Diego. Erala segunda vez que bailaba ese papel en este paísdespués de veinte años. La primera... NuevaYork en septiembre, donde recibió una ovación.de veinte minutoo. Anoche, estuvo otra vez glo.riosamente perfecta. Todavía posee aquellos de·licados brazos, aquellas gentiles manos; todavíaejecuta aquellos exactos giros en el aire, aquellosgraciosos pirouettes y aún tiene ese impetuosoritmo en las piernas propio de la prima balle·rina. Es rápida, ágil y sin embargo suave; dra·máticamente cautivadora. Sencillamente lo dejaa uno sollozando igual que ,a Albretch, cuando al·final se hunde en su tumba. Sobre todo, Alonsoes una bailarina lírica con una total maestría delvocabulario de la danza clásica, cualidad verda·deramente' increíble.Su Albretch e5 el joven de veintisiete años Jor~eEsquivel, su pareja en Cuba. Esquivel es tambienun talento soberbio [...] hay una profunda aguodeza en su danza; conoce todo lo referente albaile en pareja, que realmente es el arte de hacerlucir bien a la bailarina. En esto, es diferente dela mayoría de los partenaires que elevan el brazovisiblemente detrás de su compañera para sal,u.dar. Tiene gracia y desciende gentilmente delaire cuando salta, sin que el público 10 pueda oírtocar el piso. El también ha captado el espírituromántico de la trama. Alonso y Esquivel dan.zan un pas de deux extremadamente conmove·dar, cuyo efecto es tan cálido y deseado que casidaña. Uno se siente como dentro de esos mamen·tos intim05 de la danza.' Un nivel artístico comoese es capaz de triunfar sobre las más adversas

condiciones [.,.] Alonso se presenta frágil, gira'con desenfadada pasión en el acto primero, don·'de al conocer que su amado ha ocultado su ver.:dadera identidad, pierde la razón. ElLa nos pro.vaca en el rol de Giselle (verdaderamente un,aprueba de fuego para cualquier bailarina), unsentimiento inefable de compasión, mientras ve.mas su pequeña figura en un mundo al que nopertenece.Gisélle, que desaparece etereamente, que se elevade su tumba· languideciendo de amor y luchandocontra ese inevitable abismo helado que se abrefrente a ella. Alonso lo ha captado todo. En unamanera rara y controlada de bailar, es una actrizcompletamente capaz de establecer un patrónpara Giselle. Ella es Giselle, y su tragedia escompleta cuando la lóbrega realidad fuerza a sufrágil naturaleza a regresar a la tumba ... parasiempre. Y así llega el final de esta extraordina·ria noche. Una joven compañía agradecida y re·compensada; un público enérgico, de pie, algunoscon lágrimas en 105 ojos. Y Alonso. Alonso. Cáli·da, sonriente, con los ojos entornados. Alonso,saludando con un ramo de rosas entre sus brazos,como un poeta impregnado de su suprema pazinterior.

Donald DieTks: THE SAN DIEGO UNION. SanDiego, 27 de noviembTe, 1977Bravos para GiseUe. Alonso gana ovación en elballet.El Civic Theater ha sido escenario de pocas ova·ciones genuinas; las recibidas por la Sinfónica deChicago y por Beverly Sills en La hija del Regi­miento son las únicas que vienen a la mente en un

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período de doce años, aesde que fue construido'el teatro. Ahora hay que añadir la tributada elviernes por la noche a Alicia Alonso, que bailóel rol titular de Gise!!e con el Ballet de San Die­go. El público se puso de pie; el público aplaudió;el público gritó bravos y coreó "Alicia, Alicia, Ali·cia..." Era una genuina demostración de entu­siasmo y reconocimiento a una de las más grandesballerinas de todos los tiempos en su más famosopapel. Sí, y también hubo' lágrimas, por la pene.trante esc~na final cuando Giselle regresa a latumba ..dejando a su desesperado amado sollozan·do por ella.En movimiento, en Teposo...¿Cuál es la magia de Alonso? En reposo, está elbello perfil aguileño; sobre la punta las perfectas'piernas y los hermosos pies con sus inmaculadosempeines. Cuando se mueve ofrece una sensa­ción de etereidad, de gracia flotante, una linealarga y pura que se evidencia en cada movimientoSu técnica, que es la base de la ilusión que ellacrea en el espacio, posee la solidez de una roca[...] se muestra fuerte y flexible [...] Sus exten­siones son una verdadera maravilla en cuanto a sualcance y su elasticidad, y sus pirouttes simples ymúltiples parecen hechos por una máquina, tales su precisión. Los toques que utilizan para adoronar determinados pasos ordinarios pueden serconsiderados joyas de belleza artística. Como ac·triz, Alonso tiene una habilidad consumada y escapaz de incorporar el personaje de Giselle dela manera más convincente. Al principio, es lamuchacha enamorada, sencilla, alegre, desafecta·da, que al mismo tiempo puede proyectar una su­til corriente de sensualidad. Su decepción y ena·jenamiento son palpables y su amor en el último

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acto está lleno de una compasión conmovedora.Jorge Esquivel, quien bailó el rol masculino deGise!!e se mostró impresionante y fue un excelen·te partenaire para Alonso. En sus variaciones des­plegó una técnica a menudo deslumbrante; se mos­tró realmente ardiente con Alonso, atento y viril.Su elevación y sus lifts demostraron una fuerzaque pudo momentáneamente vencer la gravedad.

MaTtin BemheimeT: LOS ANGELES TIMES. LosAngeles, 28 de noviembTe, 1977Alicia Alonso sigue siendo Giselle. Alicia Alonso,quien ha regresado al sur de California para ha.cer una increíble aparición como artista invitadadel Ballet de San Diego, es sin duda una de lasmás grandes ballerinas de este siglo. Esto lo sabecualquier balletómano digno de un demi.plie;pero sucede que ella además de una gran baila·.rina es una heroica sobreviviente [...] ha conquis.tado virtualmente el devenir del tiempo. Ella esuna genuina exponente de una escuela específicay de un período de la danza -grande, afirmativo,sensible, indulgente, exquisitamente detallista­que está hoy en vias de extinción. Célebre ciuda.dana de Cuba, no sólo ha podido crear en su pa.tria una distinguida compañía nacional sino quefinalmente, después de quince años d~ ausenciaha logrado regresar a Norteamérica, triunfantey sin apartarse de sus principios. Ella no es deesa clase de artistas inclinadas a hacer concesio­nes o a aceptar derrotas [...] Alonso nunoa fuebailarina de excusas, y aún ahora no necesita deellas [...] Para el primer acto de Gise!!e, Alon.so requiere determinadas consideraciones. Su es·quema histriónico, aunque soberbiamente moti­vado y lleno de sutiles matices, transcurre conla majestad del antiguo melodrama, más que conla introspección casi psicológica que está ahornde moda. En Giselle no es la adorable niña des·truida por el destino fatal; sino que es una cria·tura que contiene la trngedia en sí desde el prin.cipio. Vulnerable, madura, temerosa por. suenfermedad, una apasionada víctima en las sen.das del heroico sacrificio [...] Sin embargo sudanza crea la ilusión exacta a varios niveles: Sumilagroso cuerpo todavía. responde obedientemen·te al máximo de lo que le ordena su exigentecerebro. Ella ofrece constantemente una lecciónde estilo, más una lección de técnica igualmentesorprendente.Entonces viene el segundo acto [...] Aquí losrequerimientos son bastante diferentes; aquí Gi.selle no tiene edad; aquí el argumento es intem­'poral. Alonso emerge, sin la menor dificultadaparente, como un ser inm1aterial y a diferenciade las demás Willis, Be muestra pálida, elegíaca,frágil y totalmente etérea. Sus pies susurran; eltui de su tutú es como una nube en el aire; sulinea es exquisita; su sentido del reposo, omnipo­tente; BU suave bravuI1a, increíble. Alonso no seopone a ciertas libertades. Ella disminuye la ve·locidad de la orquesta en un adagio climáticocasi hasta el punto O; entonces, emprende el

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vuelo en elevaciones de una rapidez que dejana todos (menos a ella) sin respiración. Con otrabailarina, tal comportamiento podría apareceramanerado y deliberado; con ella, no sólo esaceptable sino inevitable.Ella es inolvidable ... Durante sus años con elBallet Nacional de Cuba, Alonso es famosa porhaber formado a numerosas revelaciones. JorgeEsquivel, actualmente su pareja habitual, secuenta seguramente entre los más grandes. El laacompaña con un ardor viril que se muestra conuna dedicación total. Virtuoso formidable, actorimpresionante y resplandeciente, crea a los vein­tisiete años una hermosa personificación del con­de Albretch. Sin embargo, nada en él eclipsa lafuerza, devoción y galantería con que sirve aAlonso en los p"" de deux [...] Giselle represen­tó un golpe nacional del ambicioso BalIet de SanDiego; también nos ofreció la rara oportunidadde vernos ~onmovidos con verdadero arte, refi­namiento único y profunda emoción. Es como siel público del Civic Theater aún estuviera de pieovacionando a los artistas cubanos. Fue una ex­periencia que, estoy seguro, no se bor1"lará jamásde la mente de los que tuvimos la dicha de dis­frutarJa.

Donald Dierk: THE SAN DIEGO UNION. SanDiego, 29 de noviembre, 1977La aparición inicial de Alonso en el adagio del se­gundo acto de El lago de !os cisnes fue recibidacon el mismo entusiasmo desenfrenado que mar_có su salida en las dos Gise!!e que hizo aquí. Ya alfinal, el entusiasmo se había convertido en vene­ración. El público la admiró sin contensión, comose le aclama en el mundo entero. Y con razón; ellaes una de las más grandes ballerinas en la histo­ria del arte; una artista de extremo refinamientoy una técnica de habilidad suprema, a una edad-en la que otras bailarinas hace tiempo han esta_do retiradas. Este pas de deux fue bailado en untiempo sorprendentemente pausado y estuvo llenode una abrumadora elegancia, gracia y control.Esquivel brillante. Esquivel, que ha sido la pare­ja habitual de Alonso en los últimos años, no llegóa aquí engreído con la fama de la bailarina. Sólocon veintisiete años y sin haber bailado aquí has­ta la función que dieron en Charieston la prima­vera pasada, es una magnitud desconocida por mu­chos. Ahora ha seducido al público de San Diegocon su brillante técnica, su total devoción porAlonso y su viril estilo de bravura. Es un virtuosQdestinado seguramente a la fama internacional. Lapareja bailó un segundo pas de deux en el progra­ma, La PéTi, coreografiado por Alberto Méndez,con música de Burgmüller, tras la versión origi_nal del siglo XIX de Coralli. Fue una exquisitez.clásica cuya única falta es la brevedad.

Con Alicia AlonSQ y Jorge EsquiveZ) Erick Bruhn.

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