revista cítrica n°1 completa

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Fuimos parte de un diario queya no existe. Su colapso fueconsecuencia de un cínicovaciamiento empresarial y deuna serie de vaivenes de la prensacorporativa, que sumados a la pasividadjudicial y política incidieronen el penoso cierre del medio quenos congregaba profesionalmente.Tras varios meses de lucha colectivadecidimos seguir agrupados conla idea de ejercitar libremente nuestrooficio, sin padecer abusos de losvaciadores profesionales de empresas.Y mucho más, crear un medioacorde a nuestras convicciones.Centrados en el quehacer cooperativocon visión federal.Asumimos este nuevo emprendimientosintiéndonos parte de unaamplia corriente de empresas recuperadasy de asociaciones cooperativasque están dando respuestaslaborales a situaciones críticas quepadece una gran parte de la sociedadargentina. Y al mismo tiempo,en comunión con las empresasautogestionadas y reunidas en FederaciónAsociativa de Diarios yComunicadores cooperativos de laRepública Argentina (Fadiccra).Creemos es preciso transformarmuchas cosas en nuestro gremio.Especialmente la explotación y lasmordazas que los medios monopólicosaplican a sus empleados.Nos proponemos informar y comunicar,sin ataduras institucionaleso ideológicas.Buscamos lectores atentos y sensibles,en estos tiempos de cambiossociales profundos y de búsquedaefectiva de certidumbres y justicia comunitaria.Revista Cítrica constituyeun punto de encuentro basado en lasinceridad y las ganas de compartir.Hay dos maneras de relacionarsecon quienes mantienen la costumbrede leer diarios y revistas. Tododepende de un detalle fundamental:tratar al destinatario como unente abstracto, o como un ser humanoúnico e irremplazable.Por un lado, se los puede bombardearcon huecas “noticias” que nocontribuyen a construiruna visión de la realidad, que asíes escondida o distorsionada.Por otro lado, la tarea consiste en irmostrando facetas de la vida real paraayudar al lector a compartir percepcionesintensas del mundo: así seabren caminos hacia la comprensióncabal de la sociedad. Para intentardespués el logro de una libertad auténtica.Personal y comunitaria.Somos profesionales diversos yconvivenciales. Abiertos al descubrimientoy a la solidaridad. Y buscamosllegar a quienes acepten serparte de una siembra colectiva deverdades no negociables.Sabemos que la autonomía noes una obra fácil. Pero día tras díacomprobamos que no estamossolos. Porque la libertad y la justiciason una obra colectiva que noadmite claudicaciones.La redacción de cítrica

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  • 1La primera vez de...

    ecoLoga

    brasiL

    David LebnAbelardo Castillo

    Vctor Hugo MoralesHctor David Gatica

    Hernn Rivera Letelier

    Estela de CarlottoHoy hay cultura de protesta

    Glifosatohomicida

    Los desplazadospor el Mundial

    ao 1 - n 1septieMbre 2012

    C o o p e r a t i v a e x tr a b a j a d o r e s d e l D i a r i o C r t i c a

  • El Independiente (La Rioja)

    El Diario del Centro del Pas (Villa Mara , Crdoba)

    Comercio y Justicia (Crdoba)

    Diario de la Regin (Resistencia, Chaco)

    La Posta del Noroeste (Lincoln, Buenos Aires)

    Redaccin Rosario.com (Rosario)

    El Megfono (Ro Cuarto, Crdoba)

    Ecodas (Baha Blanca, Buenos Aires)

    Revista Ctrica (Capital Federal)

    ANSOL (Capital Federal)

    Papel Tortuga (Alta Gracia, Crdoba)

  • 3C o o p e r a t i v a E x Tr a b a j a d o r e s d e l D i a r i o C r t i c a

    trica

    Compaeros de rutaLa Garganta Poderosa . . . . . . 38

    CrnicaRasta argentino . . . . . . . . . . . 40

    Conversaciones con la menteTOC . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44

    Viajes Tardecitas salteas . . . . . . . . 46

    CocinaRavioles de acelgacon estofado de carne . . . . . . . 48

    Cultura

    Libros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50

    Cuento . La madre de Ernestopor Abelardo Castillo . . . . . . 52

    Hernn rivera LeteLierDe minero a poeta . . . . . . . . 56

    Los oLvidadosMartina ChapanayLa tigresa de los llanos . . . . . 58

    Poesa . Pensar con el coraznHctor David Gatica . . . . . . . . 60

    SumarioEditorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

    Visionesde Eduardo Carrera . . . . . . . . . . . . .6

    CooperativismoEl Bauen . Vaivenes de una lucha . . .8

    Dilogo de rock con David Lebn . . . . . . . . . . . . . 10

    GneroLa televisin sexista . . . . . . . . . . . .14

    EcologaVuelos letales . . . . . . . . . . . . . . . .16

    Brasil 2014 Ro 2016El lado oculto del Mundialy los Juegos Olmpicos . . . . . . . . . .20

    EnsayosEsto no es Ftbol de primera . . . .24

    La primera vez de Vctor Hugo Morales . . . . . . . . 27

    La historia que no conocemosCuando la casa era una sola . . . .28

    Nota de tapaEstela . El camino del dolora la justicia . . . . . . . . . . . . . . . . .32

    Hicieron esta edicin: Germn Alemanni Pablo Bruetman Agustn Colombo Maxi Goldschmidt Miguel Grinberg Emiliano Gullo Claudio Herdener Diego Paruelo Nicols Peralta Diego Pintos Luis Quaglia Mariana Varela Diseo y diagramacin: Karen Elizaga Vanesa Heyaca Cooperaron en este nmero: Hernn Brienza Flavia Canellas Eduardo Carrerra Abelardo Castillo Natalia Daz Amapola Negra Marcelo Nieto La Poderosa Agradecimientos: Alel Alegra Cuba Matilde Blum Gastn Bourdieu Paula Buentes Gabriel Castelli Lorena Castilla Fanue Beba Fernndez Eleonora Feser Thomas Grinberg Beln Iannuzzi Gigi Krein Marcelo Llanos Pablo Medrano Milton Merlo Martina Noailles Sergio Olgun Ignacio Rojo Cooperativa Bauen Hotel y a todos los viejos compaeros de Crtica que siempre estny a los nuevos compaeros de ruta de Fadiccra, con quienes aprendemos el violento oficio de llevar adelante un medio autogestionado.

    Revista mensual de inters general / Ao I - N 1, septiembre de 2012. Revista Ctrica es realizada por la Cooperativa ex trabajadores del Diario Crtica.Se imprime en Cogtal. Magdalena 48, Villa Domnico, pcia. de Buenos Aires. Contacto: [email protected] Publicidad: [email protected]: www.revistacitrica.com

    Tapa: Estela de CarlottoFoto: Claudio Herdener

  • F uimos parte de un diario que ya no existe. Su colapso fue consecuencia de un cnico vaciamiento empresarial y de una serie de vaivenes de la prensa corporativa, que sumados a la pasi-vidad judicial y poltica incidieron en el penoso cierre del medio que nos congregaba profesionalmente.

    Tras varios meses de lucha colecti-va decidimos seguir agrupados con la idea de ejercitar libremente nues-tro oficio, sin padecer abusos de los vaciadores profesionales de empre-sas. Y mucho ms, crear un medio acorde a nuestras convicciones. Centrados en el quehacer cooperati-vo con visin federal.

    Asumimos este nuevo emprendi-miento sintindonos parte de una amplia corriente de empresas recu-peradas y de asociaciones coope-rativas que estn dando respuestas

    laborales a situaciones crticas que padece una gran parte de la socie-dad argentina. Y al mismo tiempo, en comunin con las empresas autogestionadas y reunidas en Fe-deracin Asociativa de Diarios y Comunicadores cooperativos de la Repblica Argentina (Fadiccra).

    Creemos es preciso transformar muchas cosas en nuestro gremio. Especialmente la explotacin y las mordazas que los medios monop-licos aplican a sus empleados.

    Nos proponemos informar y co-municar, sin ataduras instituciona-les o ideolgicas.

    Buscamos lectores atentos y sen-sibles, en estos tiempos de cambios sociales profundos y de bsqueda

    efectiva de certidumbres y justicia co-munitaria. Revista Ctrica constituye un punto de encuentro basado en la sinceridad y las ganas de compartir.

    Hay dos maneras de relacionarse con quienes mantienen la costum-bre de leer diarios y revistas. Todo depende de un detalle fundamen-tal: tratar al destinatario como un ente abstracto, o como un ser hu-mano nico e irremplazable.

    Por un lado, se los puede bombar-dear con huecas noticias que no contribuyen a construir

    una visin de la realidad, que as es escondida o distorsionada.

    Por otro lado, la tarea consiste en ir mostrando facetas de la vida real para ayudar al lector a compartir percep-

    ciones intensas del mundo: as se abren caminos hacia la comprensin cabal de la sociedad. Para intentar despus el logro de una libertad au-tntica. Personal y comunitaria.

    Somos profesionales diversos y convivenciales. Abiertos al descu-brimiento y a la solidaridad. Y bus-camos llegar a quienes acepten ser parte de una siembra colectiva de verdades no negociables.

    Sabemos que la autonoma no es una obra fcil. Pero da tras da comprobamos que no estamos

    solos. Porque la libertad y la jus-ticia son una obra colectiva que no admite claudicaciones.

    La redaccin de ctrica

    Editorial

    Estas fotos de Claudio Herdener se-rn parte de su muestra La Toma del Diario Crtica en el Centro Cultural La Minka, Pasaje El Canal N 36 Barrio Puquial, Chilecito La Rioja. La exposicin es organizada por la Cooperativa Amalaya.

    ****Muestra

  • 6 7

    E l Baista es mi hit. No creo que vuelva a hacer otra foto-grafa que atraiga tanto.Alrededor de El Baista pienso en las rotundas, imper-fectas simetras del natatorio; en el reflejo del agua, que propone un doblez turbio en la representacin realista de lo real; la forma en que la luz dibuja los volmenes, luz clsica que apren-dimos a amar sin ponerla en cuestin.

    El Baista seduce desde el mismo momento en que naci como una transparencia de 120mm. Me la entreg Hctor, dueo del laboratorio, que jams inclua comentarios sobre las fotos que pro-cesaba y entregaba, mucho menos, opiniones. Ese da de 2005 me dijo: Usted ha hecho un trabajo importante, quiero que lo sepa. Por favor no guarde la foto en un cajn, y abri otra vez la boca para dar su opinin sobre una foto.

    La figura humana de El Baista tiene fragilidad, suspenso, poder, soledad, en buena medida, debido al actor Nahuel Prez Biscayart, el hombrecito del trampoln.

    La clave de la imagen creo que es la identificacin que produce el hombrecito atrapado por la arquitectura y la indecisin. Quin no ha estado alguna vez en ese trampoln, consciente de que lo que haga o deje de hacer ser decisivo en el resto de su vida?

    Visiones de eduardo carrera

    Eduardo Carrera (Buenos Aires, 1966) fotografa y escribe. Trabaja con fotografa directa, textos, imgenes intervenidas o desvia-das y en ocasiones con objetos y recursos escenogrficos.Empez a hacer fotos a principios de los 90 en Madrid y desde entonces ha realizado distintos estudios relacionados con la fotografa y el arte. En 2003 fue becado por Marcos Lpez para asistir a su taller, en 2006 asisti al de Fabiana Barreda. Ha partici-pado en numerosas exposiciones y eventos de arte colectivos. Ha trabajado, como redactor y fot-

    grafo, para medios de Espaa y de Argentina. Pas la adolescencia en el Chaco, donde realiz tareas rurales y complet el secundario. De regreso en Buenos Aires, vivi de trabajos varios y una beca le permiti cursar la Tecnicatura Universitaria en Periodismo de la UCA, donde se diplom en 1987. En paralelo complet tres aos de Letras en la UBA.En 2006 recibi el Gran Premio del Saln Nacional de Fotografa por la obra El baista que reproduci-mos en esta seccin y en 2011 public el libro Salud, ganadordel premio Felifa Dot-Press.

  • 8 9

    Cooperativismo

    El BAUEN

    O tea el horizonte desde su posicin casi microcen-tral, un faro en la urbe. Las histricas Corrientes y Callao saben de la lucha del presente y las desventuras e indicios icnicos del pasado en las voces de sus tra-bajadores. Sus doscientas veinticuatro habitaciones conocen el secreto de esta historia llena de idas, vueltas, y ms vueltas.

    Actualmente, el BAUEN es una em-presa gerenciada por sus ex emplea-dos, y con esta singularidad, se ha

    convertido en un centro de actividad poltica y cultural en Buenos Aires.

    Su rebautismo lo sindic como Coo-perativa Hotel Buenos Aires Una Empre-sa Nacional. Entre posesiones edilicias y supuestas usurpaciones, an se dirime el presente judicial de este predio. La eterna confrontacin entre trabajado-res y patrones escribe sus cuartillas. Y en medio de esos litigios; la vida, las fa-milias, las historias. Los aos de labor y luchas reivindicatorias e irrenunciables.

    La historia dice que el Bauen se cons-truy en 1978, con dinero subsidiado

    texto: Diego Pintosfotos: emiliano gullo

    por el Gobierno golpista de aquel en-tonces. El prstamo fue otorgado por el Banade, y no fue pagado en su totalidad. Con esa deuda, fue vendido a una em-presa chilena que contrajo tambin una deuda de ms de cinco millones de pe-sos tras no abonar las tasas municipales.

    Acogi la Copa Mundial de Ftbol de 1978, tuvo su poca dorada y pos-teriormente, acompa la debacle so-cioeconmica y poltica argentina en el amanecer del nuevo siglo. El hotel, a travs de Solari SA del empresario chi-leno Flix Solari (gastronmico, de la fa-

    milia duea de las tiendas Falabella) se declar en quiebra y fue cerrado el 28 de diciembre de 2001. Una mueca del destino en el da de los inocentes.

    En marzo de 2003, con ms de un ao de lucha y la ayuda del Movimien-to Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), unos 40 empleados del hotel reconquistaron su fuente de trabajo. El edificio, su bnker, fue reparado con sus propias manos. Esquivaron las miles de vallas con las que se cruzaron y contra-taron 150 trabajadores ms. Inaugura-ron un caf en la entrada derecha del predio, cuyas baldosas provienen de FaSinPat, una fbrica de cermica, tam-bin recuperada y en manos obreras.

    En octubre de 2005, comenzaron las intimaciones judiciales. A pesar de que en mayo de 2006 se aprob oficialmente la suspensin de la orden de clausura, la lucha no terminara. Un ao despus, el Poder Judicial emiti una nueva orden de desalojo en beneficio de Mercoteles S.A., empresa que jams present balan-ces en la Inspeccin General de Justicia. Esta firma est vinculada a la familia Iur-covich, que hizo su fortuna gracias a las vinculaciones con la dictadura militar.

    En 2007, durante los primeros meses de gestin de Mauricio Macri en CABA, la cifra de desalojos super a la de 2006. Pero los trabajadores resistieron. En lo concerniente al BAUEN, Federico Tona-relli, presidente de la cooperativa, sos-tiene que el oficialismo porteo juega a favor de los viejos dueos del hotel. Los Iurcovich fueron socios de la dicta-dura y hoy del macrismo.

    Diferentes fallos judiciales y manio-bras de privados han intentado despo-jar a los trabajadores de su fuente labo-ral recuperada. Sin embargo, con un ca-nal judicial de dilogo abierto, el apoyo de organizaciones sindicales, empresas recuperadas y parte del arco poltico a su favor, se espera que antes de finalizar 2012, el Congreso Nacional apruebe el proyecto de expropiacin y entrega de-finitiva del edificio a la Cooperativa.

    El BAUEN tiene una poltica de dis-tribucin equitativa de salarios, con asambleas participativas y recuperacin de puestos de trabajo. La consigna sigue siendo la misma, la de los ltimos diez aos: Recuperamos fbricas, las orga-nizamos democrticamente y genera-mos puestos de trabajo sin patrn.

    Ncleo y referente del cooperativismo, el hotel contina enfrentando dictmenes judiciales que amenazan la lucha de sus trabajadores. La historia de un smbolo.

    vaivenes de una lucha

  • 10 11

    tarra. Y pas eso. Despus de lo de la guitarra, Pappo me puso como bajista, y La Pesada me puso como guitarrista de la banda. As que esa noche consegu tarea inmediatamente.Cules fueron los pasos siguientes? Estuviste un tiempo con Edelmiro Mo-linari, tocando la batera.

    Cuando se desarma Almendra, y se arman Aquelarre y Pescado (donde es-taba Bocn Frascino), Edelmiro arma Color Humano pero no tena baterista, slo a Rinaldo como bajista. Como yo viva con l, Rino le propone mir Da-vid toca la batera. Yo tocaba mucho la batera porque fue el primer instrumen-to que agarr en Estados Unidos. Me pusieron como baterista, y funcion. Pero no estuve mucho tiempo. A casa venan todos: Emilio del Guercio, Luis Alberto (Spinetta), Pappo, Hctor nos juntbamos ah a charlar. Y un da le

    M e impresion un comen-tario que hiciste sobre tu cumpleaos. Mencionas-te a Pescado Rabioso, y dijiste que mirando un poco para atrs te daba la sensacin de que todo haba pasado muy rpido. Lo segus sintien-do as?

    S. Yo creo que cuando sos joven no te das cuenta, no tens inters en el tiempo, al contrario, quers que vaya ms rpido maana, maana, maana. Creo que despus eso se da vuelta. En realidad, se detiene. A m me da la impresin de que la gente, a partir de los 50 aos, tarda ms en envejecer. Algo as como que los jve-nes envejecen ms rpido, y a partir de los 50 tardan un poco ms en en-vejecer. Me da esa impresin. Es como si la vida te empezara a gustar ms, en todo sentido. En gran medida estamos hablando de la historia de unos cincuenta aos, yo te recuerdo aproximadamente de 1972, pero a diferencia de la gente que conoca, que venan de la movida de La Cueva, La Perla y todo eso vos venas de otra parte. Habas llegado desde el extranjero.

    Yo haba estado en Estados Unidos, vinimos con mi vieja de visita, me gust y me qued. Me encant lo que esta-ba pasando. Me sent inmediatamente ac. Seamos ms especficos. De golpe, qu te peg? Quin te peg? Qu cosas te capturaron?

    Primero me capturaron los olores. Re-cord la Argentina. Haba estado afuera desde los 8 aos, hasta los 15 o 16. Y despus, cuando vi a Almendra y Ma-nal, decid quedarme.

    Eso fue en el teatro Coliseo.S, por la maana, en el Beat Baires.

    Nunca los haba escuchado. Haba escu-chado a otros grupos, pero no me gus-taba mucho lo que estaba pasando hasta que escuch eso que era una maza. No haba escuchado a los grupos buenos todava. Y no saba donde ir a escuchar-los. Se dio que alguien me invit a ir ah. Todava no haba existido el B. A. Rock. Ah le dije a mi vieja, yo me quedo: me qued con mi hermana. Y despus me fui a vivir a la casa de Rinaldo Rafanelli, donde me qued unos aos.De dnde lo sacaste a Rinaldo?

    l estaba en Nez y yo andaba por ese barrio, y un da me enter de que l saba mucho de canciones de Beatles, y yo tambin. Llevamos nuestras propa-gandas de cada uno y nos encontramos una noche a tocar canciones en una placita, y nos hicimos muy amigos. Me encant. Y a pesar de que estbamos en bandas distintas yo apenas llegu me haba colocado en una banda que ensa-yaba en la esquina donde ensayaba la de Rinaldo. Era impresionante.

    Y despus con el tiempo de estar vi-viendo juntos, nos juntamos para hacer una banda. Y cmo fue tu paso a Pappos Blues?

    Eso sucedi despus. Nos enteramos de que haba un lugar llamado Manzana donde se poda tocar, y donde tocaban los grandes como Pappo, Hctor Starc, Nacho Smilari. Empezamos a ir para ver: vimos que se poda tocar tambin. Pero no te dejaban tocar as noms. Haba que tener algn conocido. Un da vie-ne Starc, que me haba escuchado tocar en Belgrano, en una galera. Y me dijo: Vos quedate al lado mo, que cuando viene el solo de guitarra, te paso la gui-

    Uno de los mximos referentes de la msica nacional recuerda su paso por Sui Generis, Pescado Rabioso, Pappos Blues y Ser Girn. Adems , su relacin con las drogas y las nuevas generaciones.

    DavidLEBN

    Dilogo de rock con

    No hay ms droga como en mi poca. Ahora todo viene recortado y lo que llega es veneno.

    TexTo: Miguel grinbergFoTos: Claudio Herdener

  • 13

    No lo contaba despus de tocar. Era ms divertido tocar. Eso vino un poquito despus. La parte material se dio fuerte con Ser Girn. Cmo viviste la experiencia Ser Girn? Porque ah ya se hablaba de estrellato. Hay muchos antes y despus, pero uno de ellos, bien grosso, la msica joven en la Argentina se divide en antes y despus de Ser Girn. Un asunto era la bola pionera de ojito, y otra mover multitudes. Como viviste esa experiencia? Tocar en el Ritz en la madrugada no era como tocar con Ser en un estadio.

    La cosa fue creciendo. Yo sent que me llamaban justo en el momento justo. Y estaba feliz por eso. Cuando pasaba algo, tuve la suerte de estar en las mejores bandas que hubo. No pue-do quejarme de nada. Estoy feliz de esa experiencia. Cmo se dio tu enganche con Charly Garca?

    La cuestin ya vena desde Sui Gene-ris. A l yo le gustaba mucho como vio-lero, y l tena la idea de esa banda en su cabeza. Y primero me llam a m: nos fuimos a Buzios, a componer. Y despus

    Dilogo de rock

    dije a Luis si poda tocar con l: me dijo que s. Pero no enseguida, para que no se enojara Edelmiro. Pero al mes entr como bajista de Pescado Rabioso, que fue lo ms para m. La experiencia fue muy divertida, muy de hermandad, con todo lo que significaba en esa poca la banda fuimos como hermanos. Vos te sentas en esos momentos como parte de una bola importante? O eso todava no se manifestaba?

    Yo no me di cuenta. Ms que nada admiraba los sonidos, yo miraba todo como si fuese pblico. Fue despus que me di cuenta de que yo perteneca a eso. Pero cuando empezamos con Luis a ha-cer el librito de Pescado 2, me d cuenta de que l me haba abierto la puerta, ests adentro, sos ms que parte de la cosa. Y para m era tremendo, con todas mis faltas de ortografa. Estoy ms que agradecido.Es de ese antecedente con Rino que sale Polifemo?

    Polifemo sale cuando Rino se mete con Sui Generis como bajista, dura bas-tante tiempo en esa banda, y yo de vez en cuando iba como guitarrista invita-do. Pero no estaba en el grupo. Pero vos te colabas en todas, tipo es-tar a mano para lo que viniese

    Exactamente. Pero en un momen-to dado se desarma Sui Generis, y con Rino y Juan Rodrguez ya habamos to-cado dos a o tres veces juntos en el cine Ritz donde se daba Woodstock. Como zapada. El grupo ni nombre tena. Hasta que le pusimos Polifemo. El pri-mer simple nos fue muy bien, con Sultate y Oye Dios.Ah la Cosa haba tomado cuerpo, en los medios, con la produccin discogrfica que se haba disparado, se grababa mucho, todos los fi-nes de semana se tocaba en algn lado. La Cosa haba dejado de ser una aventura.

    Ya era un trabajo. En Carnaval haba hasta cinco shows por noche. Era fuerte. Pero yo no lo tomaba como un trabajo, me gustaba lo que estaba haciendo. Era algo muy divertido, y encima te pagaban. Y yo no le prestaba mucha atencin al dinero.

    12

    cayeron Oscarcito Moro y Pedro Aznar. A Morito lo conoca, pero a Aznar no lo haba odo nunca. Me encant. Al principio me pareci un tipo raro, era un chico que se encerraba en su cuarto, no hablaba mucho, era muy jovencito tal vez, pero tocaba como los dioses. Y estaba muy metido en la banda. Muy metido. Y se arm una cosa muy incre-ble con cuatro personalidades fuertes, donde los cuatro defendamos la misma msica. Se ensayaba muchsimo, mu-chas voces. En vivo ramos lo mejorci-to que haba. Me parece que mejor que en estudios. Ah s ya not que era un trabajo, con horario y un montn de cuestiones. Cmo te sentiste cuando par Ser Girn?

    Para m fue un respiro. Para muchos la separacin fue una pena, pero para m fue un alivio, ya estaba un poquito cansado Buenos Aires, Rosario, Cr-doba, Mendoza, Chile, en el Festival de Ro de Janeiro nos fue muy bien, Pedro conoci a Pat Metheny. Ms que una se-paracin, fue un break, a los diez aos la banda se volvi a juntar. Fue una ex-periencia increble. Pero en 1992 sent que quera seguir ms como solista. Luis Alberto me dijo te encargo. Pues s, tens que hacerte cargo de todo. Es una lucha fuerte, tens que hacer los repor-tajes, poner la cara en los afiches. Pero siempre tuve la suerte de tener alrededor a gente talentosa. Increble.Cmo ves el presente y el futuro?

    Yo le tengo mucha fe a Argentina como lugar de expresin de cosas. Creo que hace falta un tiempito nada ms. A los que vienen, les recomen-dara aunque parezca una estupidez decirlo que no tomen lo que hay hoy, no hay ms droga como en mi poca. Ahora todo viene re-cortado, y lo que llega es ve-neno. Nosotros consuma-mos para juntarnos, hablar de msica, del mundo. Del tomo, qu se yo. Pero hoy yo veo que los pibes jovenci-tos, se estn matando, y no llegan a probar lo que es el sentir tocar, quedan duros, no se dan cuenta.

    Le tengo mucha fe a Argentina como lugar de expresin. Hace falta un tiempito nada ms.

  • 14

    Gnero

    texto: Pablo bruetman

    L os productores de televisin ejer-cen, a veces sin darse cuenta y otras intencionalmente, la vio-lencia de gnero. Las publicida-des de desodorantes y de autos aseguran que triunfar en la vida es equivalente a mujeres en topless, las de detergente piensan que solo ellas deben lavar los platos, las de cerveza afirman que hay que ser bien macho para consumir esos productos y las de toallitas femeninas

    nos convencen de que cuando una mujer menstra se transforma en una incapaz. Las tele-novelas olvidan las miserias de las em-pleadas domsticas y los realitys shows abusan del sexismo.

    Ante esta situacin el Estado res-ponde con el Observatorio de la dis-criminacin en Radio y Televisin, un espacio de cooperacin institucional conformado por el AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicacin Audiovisual), el Instituto Nacional contra la Discriminacin, la Xenofo-bia y el Racismo (INADI) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM). No se mete con la produccin grfica porque dicha actividad es plenamente priva-da. En cambio en tele aunque ni los K ni la Opo lo recuerden el gobierno de Nstor Kirchner, en 2004, extendi las licencias a los canales de aire. No los vendi. Por lo tanto, pese a los que gritan por una libertad de expresin que nadie sabe cundo perdieron no lo entiendan, el Estado no puede desen-tenderse de los contenidos.

    Myriam Pelazas, coordinadora del Observatorio, asegura que, para luchar contra la discriminacin en los medios es fundamental la sociedad civil: Se necesitan manifestaciones. Son muy importantes las organizaciones que ex-presan su inconformismo y difunden nuestros materiales.

    Cmo trabaja el Observatorio?Recibimos las denuncias, hacemos in-

    formes y nos reunimos con los respon-sables de los discursos para hacerlos ver. Trabajamos en pos de una comunicacin menos sexista pero sabemos que conta-mos con una televisin que lo es; y de la noche a la maana no va a desaparecer. A su vez el AFSCA puede implementar mul-tas econmicas pero como necesitan de un circuito legal que tarda mucho tiem-po, tiene menos efectividad que el trabajo

    sexistaLa televisinEl 14 de septiembre de 1980 se emiti porprimera vez en Brasil el programa radial Viva Maria, que denunciaba las situaciones comprometidas de las mujeres; pero en 1990 fue clausurado por presiones gubernamentales. Ese mismo ao, en un encuentro Feminista en la Argentina, se design el 14 de septiembre como el Da Latinoamericano de la Imagen de la Mujer en los Medios, en solidaridad con Viva Maria. CtrICA habl con la coordinadora del Observatorio de la Discriminacin en radio y televisin, Myriam Pelazas, para analizar cmose trata hoy a la mujer en la pantalla y el ter.

    del Observatorio. Si bien no hay una obli-gacin legal de juntarse con nosotros, a excepcin de Ideas del Sur, todos vienen. Ese es el trabajo, no es algo inmediato, no es que si alguien se siente mal por mirar esta televisin va a ser reparado. Si una productora como Ideas del Sur no quiere reunirse con el Observatorio qu se puede hacer?

    No podemos obligar a Ideas del Sur a venir a dialogar, lo nico que sirve es decir que no vienen, escracharlos. Igual-mente no siempre son los productores los que discriminan, algunos conducto-res como Pettinato o Lanata se jactan de que los cuestionen, tienen un tonito as como de decir me cago en el InadiCmo se desbarranca el concepto de la publicidad que te asegura que sos un triunfador en la vida cuando consegus que las mujeres te muestren las tetas?

    La publicidad es uno de los sectores ms conservadores de la sociedad. En los institutos te dicen no estamos de acuerdo con que la publicidad de de-tergentes sea para mujeres porque yo lavo mis platos, pero el anunciante quiere eso. Nuestra accin es efectiva. Cada vez tenemos ms vnculo con la asociacin de publicistas y cuando les hacemos capacitaciones notamos que

    no tienen en sus escuelas materias con perspectiva de gnero, y eso se nota. No piensan que quieren ser sexistas sino que lo hacen directamente. A ve-ces lo tienen incorporado y lo ignoran.Hubo este ao un cambio en la agen-da de los medios, que empezaron a incluir ms fuertemente el tema de la violencia de gnero?

    Pgina/12 siempre se interes. Ahora el tema est en tapa en Clarn porque detrs de eso est la falencia del Estado Nacional en relacin a estos temas. Es una utilizacin poltica. Igualmente a m me interesa que est en tapa y que se plantee si desde el Estado se puede hacer algo ms. Hay ahora como un fu-ror, que como todo en algn momento no va a tener tanta presencia.Los medios de comunicacin tratan de la misma manera la violencia de gne-ro en las distintas clases sociales?

    En el Observatorio tenemos planifi-cado realizar en breve un monitoreo de ese tema. La discriminacin atraviesa las clases sociales. Eso sin duda. Uno de los ltimos estudios del Observatorio es sobre el tema de la invisibilizacin de las empleadas domsticas y su estereo-tipacin en los medios. No puedo creer que todos sostengamos esa discrimina-

    cin, inclusive desde el Estado. En la tele siempre estn contentas. O son medio tontitas o son la herona de las novelas (aunque esto cada vez menos). No hay conflicto social, no luchan por estar me-jor en su vida, como mucho pretenden casarse con el galn y salvarse.

    El poder que ejercen los medios promueve la conformacin de un imaginario social en el que la mujer tiene que ser delgada, no pensante y consumidora para ser joven y bella. La constante repeticin ejercida mediante radio y televisin refuerza la vigencia de una estereotipada uniformidad de la belleza donde el ser diferente resulta imperdonable. Por suerte, cada vez ms mujeres se animan a ver con mirada crtica y consideran que los mensajes sexistas im-piden una construccin ms igualitaria y real de nuestra imagen.Haciendo un poco de historia, la iglesia cristiana influy en la representacin de la imagen de la mujer a quien consider como transportadora del pecado, situacin por la que los hombres santos tenan que mantenerse alejados de ella y los hombres corrientes, deberan acercarse a ella con cuidado. Y en la ac-tualidad los medios juegan con la imagen de una virgen-prostituta que se convierte en la forma de representacin dada por el mercado de consumo. Hoy, es bueno saberlo, recordarlo y tenerlo presente: Cuando tocan a una nos tocan a todas.

    La mirada * *de Silvia MarchantPeriodista de gnero

    Miryam Pelazas

    Publicidades * *La mayor polmica este ao fue la campaa Presente Perfecto de Fiat Palio. Constaba de tres publicidades machistas. En Ciruga, la peor de todas, una chica le dice a su novio que se va a hacer las lolas (encima pacatos) y el chico tras imaginarse lo que podr hacer con el nue-vo juguete la abraza. Ah con el logo de Fiat Palio, Presente Perfecto termina la publicidad. AFSCA preparaba una sancin pero la sacaron antes, confa Pelazas. Sin embargo las otras dos publicidades de la campaa se siguen emitiendo sin dificultades. Una de ellas, primer da, repite el mismo esquema: un hombre empieza su trabajo nuevo y la oficina est llena de mujeres con siliconas (aunque la publicidad muestra siliconas dentro de mujeres, utilizando el viejo recurso publicitario de las mujeres como objeto). Ese es el presente perfecto para Fiat Palio. La tercera publicidad de la campaa, Pan-

    tuflas es un absurdo intento de feminismo: una mujer que se convirti en gerenta(aunque el Word, para recordarnos que la violencia de g-nero est en todos partes, ponga la palabra en rojo) llega a la casa y el marido le cocina. Otro Presente Perfecto. Pero en este caso para una mujer. Sin embargo la accin de mostrar como la pareja cambia los roles, implcitamente, da entender que lo normal es que el hombre sea gerente(y no la mujer), se ponga las pantuflas y espere tranquilamente la comida que prepara su mujer. Esa situacin es parte de una violencia de gnero. Lamentablemente los movimientos no siempre alcanzan. Pelazas apunta a crear conciencia: Segn un estudio de la Universi-dad de Quilmes el 90 por ciento de las publi-cidades son sexistas. Estamos haciendo tareas pensando en los ciudadanos futuros.Otro de los avisos polmicos del ao fue Igua-

    lismo de Quilmes que equiparaba al machismo con el feminismo. Es cierto que no era su intencin discriminar. Pero en un pas donde se mata prcticamente todos los das a una mujer no igualemos machismo y feminismo porque no es lo mismo, es zarpadsimo. El Observatorio fue y hubo un movimiento de la sociedad civil muy importante. Creo que por eso lo revirtieron, explica la coordinadora del Observatorio.El tercer caso que analizamos con Myriam Pelazas tambin corresponde a un anunciante de cerveza. En todo por un amigo de Schneider , un chico le entregaba a su hermana, como una mercanca, a un amigo. Fue tan brutal que ellos mismos decidieron sacarla del aire, que ellos no haban querido buscar eso. Nos terminaron dando cierta lstima, la publicidad siguiente fue una botella girando.

    que atrasan varias dcadas

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  • Ecologa

    1716

    Hace cuatro aos que el Grupo de Reflexin Rural (GRR), junto al Centro de Proteccin de la Natu-raleza de Santa Fe y otras entidades comunitarias de las provincias de Crdoba, Buenos Aires y Entre Ros, requieren una revisin total del mo-delo sojero implantado en el pas. En base a qu postulados?

    Nosotros llevamos una campaa a la que le pusimos de nombre Paren de fumigar cuyo objetivo consiste en modificar el modelo productivo. O sea, el modelo basado en el concepto de agribusiness que implant las cade-nas agroalimentarias del agronegocio en la Argentina, y tambin el modelo agroexportador de soja transgnica. Se trataba de cambiar el encuadre de la so-jizacin creciente y biotecnolgica de la Argentina. Para impulsar esta cam-paa comenzamos a viajar. Realmente recorr todo el pas, especialmente las provincias sojeras. Era convocado de diferentes localidades, se hacan re-uniones, hacamos prensa y radio. Y tratamos de que la gente vinculara las enfermedades que sufra, con las fu-migaciones. Por donde anduvimos, se nota muy claramente que la gente em-pez a relacionar y a sacar consecuen-cias y a elaborar ideas. En especial en la provincia de Buenos Aires, donde hay leyes especficas que prohben que los aviones fumigadores se laven dentro del pueblo, que circulen por el pueblo, an limpios, si no tienen un certifica-do municipal. Y tambin prohben que esos aviones crucen por arriba del pueblo, inclusive cuando estn con los tanques vacos. Bueno, esto no se cum-ple en absoluto. Incluso hay provincias que tienen leyes sobre hasta qu cerca-na del pueblo se puede fumigar: eso tampoco se cumple. Ya no se tratara slo de un tema de seguridad ambiental sino que tam-bin habra un trasfondo poltico, verdad?

    Efectivamente. A propsito de estas reuniones que nosotros conducamos con la gente, y sobre todo con las vc-timas y sus familiares, surga inevita-blemente una reflexin poltica acerca del valor de la ley, de los problemas

    del poder, de los problemas de quienes deciden, de cmo las promesas pre-electorales luego se olvidan, y rigen los modelos econmicos y las razones eco-nmicas Esto fue muy agotador, pero muy interesante. En algn momento soamos con organizar una especie de movimiento de pueblos fumigados que es lo que da el ttulo al libro que publicamos el ao pasado gracias a la Editorial del Nuevo Extremo. Han tratado de llegar a las mximas autoridades del pas?

    Esta campaa la culminamos con una gran marcha en la ciudad de San Lorenzo que es el punto ms dbil del embudo por donde se van todas

    las riquezas argentinas, o en este caso la maldicin argentina, que es la soja. Tambin se va buena parte de los lo-dos que provienen de la minera por cianurizacin. Es San Lorenzo y los puertos vecinos a la ciudad de Rosario. Esa marcha cont con el respaldo de la Unin de Asambleas y de muchos otros grupos que se sumaron, y fue un gran broche para esa campaa. Luego de esa marcha lo que hicimos fue presentar-nos ante las autoridades y entregar este informe. En primer lugar a la presidente de la Repblica con una carta personal donde yo le rogaba que prestara aten-cin al informe, que lo leyera, porque tena la certeza de que en diez o veinte aos muchas de las situaciones que no-sotros estbamos develando ahora iban a ser objeto de tribunales por crmenes de lesa humanidad, semejantes a los que estamos viviendo ahora con los genocidas de la dictadura. Hasta donde

    Jorge Rulli, autor del libro Pueblos Fumigados, denuncia las muertes y enfermedades que producen los agroqumicos.

    La gente los bautiz Mosquitos: no chupan sangre, diseminan agroqumicos.

    letalesvuelos

    TexTo: Miguel grinberg

    sabemos, el tema qued en manos de Homero Bibiloni, ahora ex Secretario de Medio Ambiente.Qu siente un ecologista cuando se topa con un panorama as?

    A propsito de ello, le dira tambin que cuando pusimos en marcha la cam-paa nosotros mismos no imaginba-mos lo que bamos a encontrar, o sea, la cantidad de nios deformes y de gente discapacitada que habamos encontra-do, la cantidad de muertos por cncer, incontables, que la gente nos trasmita como una experiencia directa de cada pueblo que visitbamos. Inclusive al-gunos pueblos pequeos, como Liba-ros (Entre Ros) de 80 a 90 habitantes, donde todos estn enfermos, dicho por el mdico, por el farmacutico, en situa-ciones desgarradoras. Todos tienen aler-gias, problemas oculares. Nos indicaron que los daos, que no son impactos, porque el impacto le quita sentimien-to, direccionalidad. En realidad era la consecuencia que podra haber sido prevista, de un modelo que se aplic impiadosamente. Estas consecuencias superaban todo lo que nosotros haba-mos podido imaginar, todo lo que ha-bamos previsto. A tal punto, que yo a finales del 2008 tuve serios problemas de depresin, y deb abandonar duran-te muchos meses, sino la campaa, al menos los viajes al interior, porque me destrozaban las experiencias.Cmo pueden acceder a mayores da-tos quienes se preocupan por estas te-mticas?

    Hay algunas pelculas que colgamos en nuestra pgina (http://www.grr.org.ar/), sobre todo una de la pequea Mara Carla, nacida con hidrocefalia y parlisis (mielomeningocele). Una chi-ca inteligentsima, bella, que hablaba como si no tuviese nada porque a los 9 10 aos vive con paales porque no

    No imaginbamos lo que bamos aencontrar, o sea, la cantidad de nios deformes, de gente discapacitada y de muertos por cncer.

    Jorge Eduardo Rulli: ecologista, escritor y veterano imaginador de comunidades solidarias.

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  • Ecologa

    controla esfnteres. Y vive atada a sus bastones, a sus muletas. En Larroque, un pueblo de Entre Ros. El intendente es sojero. Y su mezquindad, apenas le da una pensin municipal, que no va ms all de los 800 pesos. Y as lava su con-ciencia. Cuando realmente los sojeros estn amasando fortunas. Y todo esto es muy terrible de verificar. Junto a este costado doloroso, que es la crucifixin de una parte importante de nuestra po-blacin que est sometida a las zonas de sojizacin, nos encontramos con una riqueza tremenda, exponencial, que se multiplica de una manera desmesurada.Podra dar ejemplos de estas circuns-tancias?

    Hallamos que la mayor parte de los so-jeros aprovecharon la crisis del campo,

    que supuestamente ellos mismos impul-saron, y la acomodaron para mantener las exportaciones cuando los caminos no estaban cortados, trayendo soja de Paraguay, de Brasil y de Santa Cruz de la Sierra, y aprovechando ese momento de la crisis para extenderse a los pases veci-nos del Cono Sur, con lo cual ahora los principales sojeros tienen campos de un lado y del otro del ro Uruguay. Y gran parte de la soja de la Argentina, segn se dice, la exportaran como soja de los pases vecinos, sin pagar las retenciones y el impuesto IVA que se paga aqu. En-tonces all la manera de enriquecerse es realmente desmesurada. Esto lo denun-ci en una radio uruguaya y toda la gen-te presente se rea. Pregunt el motivo. Yo haba planteado si el presidente Mu-

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    jica lo sabra. Se rean porque me dije-ron: Rulli, aqu todo el mundo lo sabe. Antes, Nueva Palmira era un puerto de yates, ahora es un puerto internacional. Y lo que todo el mundo sabe es que todo lo que sale por ah es soja argentina que en vez de pagar el 35% de retenciones, el 35% de IVA y el 10% por ser blan-queada, paga slo el 10% al gobierno uruguayo.

    Basta acceder por Internet al sitio de la zona franca de Nueva Palmira, para leer que oficialmente la soja lidera sus exportaciones. Asimismo, la pgina del Grupo de Reflexin Rural ofrece una gran variedad de documentos y testimonios filmados sobre lo aqu conversado.

    En la otra punta de una candente polmica cientfica, tiempo atrs un matutino porteo entrevist al doctor Keith Solomon, director del centro de toxicologa de la Universidad de Guel-ph (Canad), bajo el ttulo El glifosato no genera riesgos para la salud. Ese es-pecialista descalific como irreales a los tcnicos argentinos del Conicet que sostienen lo contrario y por extensin a los pediatras que han denunciado al herbicida durante el primer Encuentro Nacional de Mdicos de Pueblos Fumi-gados (vase recuadro). Otros cientfi-cos canadienses y franceses, entre ellos el bilogo Rick Relyea de la Universidad de Pittsburg (EE.UU.) y el doctor Gilles-Eric Seralini de la Universidad de Caen en Francia, han verificado serios impac-tos del glifosato (cuya frmula comer-cial incluye una docena de agentes qu-micos complementarios) en los anfibios y en la placenta humana.

    ****PueblosFumigadosA fines de agosto de 2011 se realiz en la Universidad Nacional de Crdoba (UnC) el primer Encuentro Nacional de M-dicos de Pueblos Fumigados. All, profesio-nales de la salud de las provincias de Santa Fe, Chaco, Misiones y Crdoba ofrecieron un inventario de enfermedades causadas por el uso de productos agrotxicos, o sea, variados plaguicidas y el herbicida glifosato. En particular, cnceres y otros males severos detectados hoy con mucha frecuencia, como abortos espontneos, trastornos de fertilidad y nacimiento de hijos con malformaciones congnitas de ndices muy elevados. Sostuvieron que los trastornos respiratorios, endocrinos, hematolgicos, neurolgicos y psquicos son ahora mucho ms frecuentes en las poblaciones sistem-ticamente fumigadas. Fumigadas porque comparten el mismo espacio geogrfico que los cultivos agroindustriales y transgni-cos que actualmente se explotan. El pediatra Rodolfo Pramo present sus hallazgos en Malabrigo, al norte de la pro-vincia de Santa Fe y resumi los problemas respiratorios y de piel que presenta la pobla-cin de esa regin. El vnculo entre el cncer y los insumos qumicos fue descrito por Coni Fita, directora del Registro de Tumores de Crdoba; Anala Otao, integrante de la Red Salud Popular y delegada del Ministerio

    de Salud de la Nacin en el Chaco; y Mara del Pilar Daz, directora de Epidemiologa Ambiental del Cncer de la UnC. Gladys Trombotto, genetista en la Maternidad Na-cional, brind datos especficos sobre el au-mento de malformaciones por la utilizacin de insecticidas: sostuvo que de 700.000 nios que nacen en Argentina, 21.000 tienen malformaciones. Aadi que a nivel provincial, no hay vigilancia epidemiolgica en barrios como Ituzaing y Montecristo. Agreg que en Crdoba y Santa Fe se utilizan anualmente ms de 160 millones de litros de agrotxicos, con efectos como pubertad anticipada, diabetes, dao renal heptico e intestinal. Por su parte, Hugo Gmez Demaio, Jefe del servicio de Pediatra de Posadas, Misiones, cuestion a los productores de soja, e incluy otros productos qumicos letales vinculados a la actividad agropecuaria.

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    en Crdoba

    Fallo histrico

    l a Cmara 1 del Crimen de la ciudad de Crdoba ha emitido un fallo histrico por violacin de la Ley Nacional de Residuos Peligrosos y la Ley 9164 de Agroqu-micos de Crdoba, por fumigaciones con el insecticida organoclorado en-dosulfn y el herbicida glifosato reali-zadas entre 2003 y 2008, violando la prohibicin de aplicacin area de tales productos en un radio menor, respecti-vamente, a 1500 y 500 metros de dis-tancia de asentamientos humanos. La comunidad afectada ha sido un barrio cordobs pobre, Ituzaing Anexo, don-de sus pobladores llevan ms de una dcada denunciando casos de cncer y malformaciones congnitas, atribuidas al impacto qumico de fumigaciones clandestinas.

    La sentencia consisti en dos con-denas y una absolucin, y estuvo enfocada en el accionar transgresor

    de dos productores rurales de soja y un piloto fumigador. Uno de los ru-ralistas fue condenado a tres aos de prisin de ejecucin condicional (su socio no pudo ser inculpado), pero los camaristas condenaron al piloto a tres aos, tambin de ejecucin condicio-nal, y una inhabilitacin de diez aos. Como regla de conducta, los con-denados debern cumplir diez horas semanales de trabajo no remunerado en instituciones de bien pblico.

    El barrio afectado, de unos 5.000 habitantes, lleva ms de una dcada denunciando serios problemas de salud

    entre sus miembros, desde iniciativas identificadas como Madres de Itu-zaing y Colectivo Paren de Fumigar. Un estudio presentado en la Cmara demostr que al menos 114 menores residentes en el barrio, de un grupo de 142, tienen agroqumicos en sus cuer-pos. Hay otra investigacin en mar-cha sobre el impacto sanitario de las fumigaciones. La vecina Sofa Gatica, por su activismo en defensa de la vida, recibi este ao en Estados Unidos el Goldman Environmental Prize, consi-derado una especie de Nobel Verde. Tras el fallo, declar: Quin nos devuelve la salud de nuestros hijos?.

    En Argentina se rocan anualmen-te entre 200 y 240 millones de litros de glifosato, parte esencial del culti-vo de la soja transgnica, iniciado en el pas hacia 1996, y que en la actua-lidad cubre alrededor de 20 millones de hectreas.

    la justicia hallculpabilidad peronadie ir a la crcelpor los delitos.

    Gran parte de la soja de la argentina, la exportaran como soja de los pases vecinos, sin pagar las retenciones y el impuesto Iva quese paga aqu.

    Eco-pionerosE n nuestro pas, un precedente hist-rico ocurri en 1983, y tuvo como resultado judicial la prohibicin de la ven-ta y el decomiso de todas las existencias de dos herbicidas (matayuyos): el 2,4,5-T y el 2,4-D de trgica historia durante la guerra de Vietnam donde se usaron como armas qumicas para defoliar (eliminar) regiones forestadas. La demanda fue pre-sentada por el eminente letrado Dr. Alber-to Kattn, junto a los ciudadanos Antonio Brailovsky y Juan Schroeder en el tribunal

    del Juez Dr. Mauricio Obarrio, y signific una victoria en lo referido a la defensa de los intereses difusos. El Juez seal que el art. 33 de la Constitucin Nacional recuerda un principio fundamental, por el cual se advierte que el pueblo es soberano, de all que no pueda negrsele el derecho de accionar y defender las condiciones de vida, cuando estas se ven amenazadas por hechos que puedan poner en peligro la salud de las personas o el ambiente en que se desempean.

    Vuelos letales

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    Brasil 2014 Ro 2016

    texto: Germn AlemAnni, desde Ro de Janeiro

    Ins de Moraes habla y cuando ha-bla su voz tiembla. Tengo miedo. Dicen que estn viniendo, que van a derribar y despejar. Su casa qued en medio del camino de las topa-doras que estn haciendo un tajo en la zona norte de Ro de Janeiro para cons-truir la Transcarioca, una autopista que unir el aeropuerto internacional con la futura Villa Olmpica. Nadia Danisi vive con angustia y cansancio desde que su barrio es engullido por las fauces de las mquinas. No duermo. No tengo cmo hacerlo sabiendo que en cualquier momento llegar la Polica Militar sin autorizacin ni derecho para tirar abajo lo que es mo.

    La preparacin del Mundial de ftbol 2014 y de los Juegos Olmpicos 2016 provoca un enorme costo social en Bra-sil. Ni la sed de gloria que prometen sa-ciar las autoridades ni el derrame de ne-gocios, sobre todo privados, que vienen de la mano de la FIFA y el Comit Olm-pico Internacional (COI) logran enmu-decer las denuncias de violaciones a los derechos humanos. A falta de nmeros

    oficiales, ONGs y organizaciones socia-les estiman que entre 70.000 y 100.000 familias terminarn siendo desaloja-das. En la mayora de los casos, dicen, incumpliendo normativas nacionales e internacionales.

    Las remociones darn lugar a esta-dios, autovas, aeropuertos, subterr-neos, centros comerciales y comuni-cacionales. Estas obras, exigidas por la FIFA y el COI, hacen que el contador de inversiones no pare de subir. Segn cifras de fines de 2011, slo el gobierno federal inyectar 13.200 millones dla-res en ambos megaeventos. Pero segu-ramente ser mucho ms. Un ejemplo: la renovacin del Maracan, estadio que ya haba sido modernizado para los Panamericanos 2007, pas a costar 500 millones de dlares, 50% ms que lo previsto, inform hace unos meses la revista Veja. Una situacin que, nme-ros ms nmeros menos, se replica en Fortaleza, Recife, Natal, Salvador, Ma-naos, Cuiab, San Pablo, Curitiba, Belo Horizonte, Brasilia y Puerto Alegre, las otras sedes mundialistas.

    El lado oscuro del Mundial y los Juegos OlmpicosOrganizaciones brasileas denuncian que unas cien mil personas sern desalojadas ilegalmente con la intencinde limpiar el terreno para los megaeventos deportivos.

    La ONG Justicia Global denunci ante la Comisin Interamericana de De-rechos Humanos (CIDH) que hubo hos-tigamientos y desalojos forzosos en fa-velas y otros varios barrios humildes de Ro de Janeiro. Los ms afectados son los habitantes de asentamientos, perso-nas en situacin de calle, trabajadoras sexuales e informales, comunidades in-dgenas y afrodescendientes, segn la sociloga Rosilene Wansetto, secretaria ejecutiva de la red Jubileo Sur/Brasil.

    La ONU tambin tom nota. En un informe que present ante la Comisin de Derechos Humanos, la relatora por el Derecho a una Vivienda Adecuada, Ra-quel Rolnik, sostuvo que los megaeven-tos a menudo dan lugar a violaciones generalizadas de los derechos huma-nos. Pero no carg las tintas slo en el Estado y los privados. El COI y la FIFA deben evaluar las candidaturas en fun-cin del cumplimiento de las normas y garantizar que se seleccione slo a los que se ajustan a ellas, advirti.

    Justicia Global y otras organizacio-nes denunciaron que la falta de infor-

    Un globo negro por cada familia removida por la Copa. Leyenda de una de las actividades contra los desalojos y remociones forzadas. Fue realizada en la comunidad Recanto UFMG, en Belo Horizonte, Minas Gerais.

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    Brasil 2014 Ro 2016 El lado oscuro del Mundial y los Juegos Olmpicos

    macin oficial es caldo de cultivo para presiones y hostigamientos, que mudan a amenazas si la resistencia persiste en el tiempo. Segn Clara Silveira, del Mo-vimiento Nacional de Lucha por la Vi-vienda, algunas autoridades admitieron que las obras se atrasarn an ms si son respetados todos los derechos de los pobladores.

    El impacto cultural que provoca la particin de comunidades con hasta 50 aos de historia. Trabajadores y es-tudiantes que son relocalizados a dece-nas de kilmetros de sus lugares de ac-tividades, con el consiguiente perjuicio temporal y econmico. Estas son dos de las consecuencias de los desalojos. Hay ms. Acceder a un plan de viviendas puede convertirse en un laberinto sin fin porque buena parte de los damnifi-cados viven en reas donde el ndice de irregularidad catastral llega al 70%. En Ro de Janeiro hay un milln de casas en esta situacin.

    Acceder a un plan de viviendas puede convertirse en un laberinto sin fin.

    Las denuncias llegaron a Brasilia. El ao pasado, Romario, ex astro futbo-lstico y actual diputado federal, lleg a comparar la situacin con el avan-ce israel en territorio palestino. No queremos que esos eventos deportivos signifiquen la precarizacin de las con-diciones de vida de nuestra poblacin. Tampoco podemos admitir que, bajo cualquier pretexto, nuestros ciudada-nos sean sorprendidos por excavadoras para destruir sus casas y desalojarlos como sucede en Palestina.

    Para Carlos Vainer, profesor del Ins-tituto de Investigacin y Planificacin Urbana y Regional de la Universidad Fe-deral do Ro de Janeiro, lo que se impu-so fue un estado de excepcin urbano con el objetivo de dar respuestas giles para atraer capitales y turistas. Es un modelo de tipo empresario, que opera en un mercado internacional de ciuda-des-empresas, donde compiten diversas urbes entre s.

    Ese estado de excepcin, opina Marcelo Edmundo, de la Central de Movimientos Populares, facilita avan-zar con proyectos urbanos exclusivos y excluyentes, como la revalorizacin de espacios pblicos que expulsan a sus histricos habitantes, todos ellos po-bres y marginados, de manera mucho ms expeditiva que en un perodo his-trico normal.

    Se trata de un patrn padecido por los habitantes de otros pases que or-

    ganizaron el Mundial o los Juegos Olmpicos. Y que empieza a aquejar a aquellos que fueron elegidos como futuros anfitriones.

    Sel 1988: el 15% de la poblacin su-fri desalojos forzosos y se demolieron 48.000 edificios; Atlanta 1996: 15.000 residentes de clase baja debieron aban-donar la ciudad tras dispararse el pre-cio de los alquileres; Beijing 2008: 1,5 milln de personas fueron trasladadas a raz de una renovacin urbana; Su-dfrica 2010: 20.000 personas de bajos recursos fueron relocalizadas en barrios precarios de Ciudad del Cabo. Juegos Olmpicos, Mundial de ftbol y un mis-mo patrn: historias de despojo que se ensaan con los ms pobres.

    As concluy un informe del Conse-jo de Derechos Humanos de la ONU, que document los casos precedentes. Segn Rolnik, los supuestos beneficios econmicos (de esos megaeventos) no se distribuyen equitativamente entre la poblacin local. En lugar de ello, pare-cen exacerbarse las disparidades (socia-les) existentes.

    Rolnik, quien adems es una presti-giosa urbanista brasilea, destac que la importancia que se concede a la creacin de una nueva imagen de las ciudades sede supone la eliminacin de las manifestaciones de pobreza y subdesarrollo a travs de proyectos que priorizan el embellecimiento urba-no antes que las necesidades locales.

    Esa lgica, que parece privilegiar los negocios antes que las hazaas deporti-vas, cobr fuerza a partir del desembar-co en los 80 del sector privado en la FIFA y el Comit Olmpico Internacio-nal. Los grandes eventos son un tipo de capital empresario que circula por el mundo, advirti Kimberly Schimmel, profesora de Sociologa del Deporte de la Universidad de Kent y vicepresidenta de la Asociacin Internacional de Socio-loga del Deporte.

    Schimmel seal que no hay un impacto econmico para los habitantes o para la ciudad que recibe un evento como los Juegos Olmpicos. Los bene-ficios quedan en poder de los patroci-nadores y las empresas que construyen emprendimientos prximos a los loca-les de competicin.

    El crculo cierra al advertirse, como lo hizo el diario O Globo, que las construc-toras inyectaron 132 millones de dla-res al cambio actual en las campaas de los principales candidatos presiden-ciales y a gobernador en las elecciones de 2010. Son las mismas corporaciones que se alzaron, tambin el ao pasado, con 428 millones de dlares del Estado por la realizacin de obras y servicios.

    Con todo, la ONU reconoce que los Juegos Olmpicos y el Mundial dejan algunos legados positivos. Dijo Rolnik: las ciudades anfitrionas registran ac-tividades de construccin sin prece-dentes que se traducen en ms empleo y viviendas, rehabilitan las redes de trnsito y de transporte pblicos, hay mejoras ambientales y un aumento de instalaciones culturales y deportivas.

    Una ciudad nueva para una nueva nacin. Ro de Janeiro, septiembre de 1922. An flota en el aire el polvo de lo que fuera arrabal. Nada que impida recorrer la magni-ficencia de las avenidas a las que debi dar paso. O sentirse embriagado por el almizcle que exhalan los jardines tropicales de los novsimos palacetes, tan parisinos ellos. Est (casi) todo listo para deleitar al mundo. La Exposicin del Centenario de la Indepen-dencia brasilea concibe otra cartografa urbana. Una con sed de futuro.Las obras dividen a la opinin pblica y la prensa. De la disputa, participan tambin arquitectos e ingenieros. Salen victoriosos los proyectos ms soberbios. No importa la megalomana con tal de que Ro se parezca a Nueva York, a Paris, a Buenos Aires.Ya no tendrn lugar aquellos que malviven a orillas de la Baha de Guanabara. El centro debe lucir una nueva cara y dejar atrs los suburbios anrquicos y sin gracia. Un rea de 2.500 metros cuadrados barre con millares de pobladores, la mayora pobre, la

    mayora negra, morena, mestiza.La exposicin erige 80 palacios y pabello-nes. Tiempos que alumbran la avenida Ro Branco, a cuyo lado se yergue, soberbio, el Teatro Municipal. Surgen tambin Ipanema, Copacabana y otros barrios del sur, all donde el Cristo abre sus brazos y el Pan de Azcar cautiva. Hasta un morro, el Castelo, es dinamitado porque hace de Ro una linda boca con un diente cariado.Ayer como hoy, el tiempo apremia y el presupuesto se multiplica. Llega el 7, da de la Independencia. Hay polvo en el aire, s. Hay brindis y festejos. Pero lo que empieza termina. Y cuando el ltimo de los pabello-nes es desmontado, queda un pramo sin destino claro. Las crticas, que no tardan en llegar, nada dicen de los pobladores que deben rehacer su vida en los nuevos suburbios. All donde no llega el aroma de los jardines ni el eco de los aplausos. A este perodo de transformacin radical se lo conoce como bota-abaixo, tumbar en espaol.

    El bota-abaixo carioca

    Ilustracin del Museo del Maana, que ser construido en la zona portuaria de Ro de Janeiro, obligando el desplazamiento de varias comunidades.

    Vecinos de Vila Taboinha, reunidos para debatir una posicin comn en torno a los anuncios de prximos desalojos en el barrio.

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  • Ensayos

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    P uede retratarse un pas a travs del ftbol? Federico Peretti y Alejandro Kirchuk se hicieron esa pregunta hace algunos aos, antes de salir a recorrer y conocer cada rincn de la Argentina con una cmara en sus manos y una necesidad en sus mentes: la de comprobar hasta dnde llega la pasin por la pelota en nuestras tierras. Los resultados, hoy, estn a la vista: un documental, el de Peretti, que muestra el lado B de lo que vemos y nos hacen ver todos los fines de semana en las canchas de Primera; y un ensayo fotogrfico, el de Kirchuk, que refleja como este deporte atraviesa clases sociales, culturales y hasta reli-giosas.

    Sentados en la platea de Excursionis-tas, un club de la Primera C (la cuarta categora metropolitana), los dos coin-ciden en que el ftbol el genuino, el que sale de las calles de los pueblos o de los barrios es un igualador en todo el pas. Las personas viven realidades muy distintas en Buenos Aires o en otras provincias. Pero en el momento de salir a la cancha, en todos lados se vive la misma emocin, pasin o senti-miento, indica Kirchuk, autor de la ex-ploracin fotogrfica ADN Ftbol, beca-da por el Fondo Nacional de las Artes.

    La idea no es nueva. Eduardo Sacheri, en su cuento Me van a tener que disculpar en el que homenajea el gol de Diego a los ingleses entiende a la cancha como el lugar donde los condenados se to-man revancha. Lo escribi as: No nos cabe otra que contestar en una cancha, porque no tenemos otro sitio, porque somos pocos, porque estamos solos, porque somos pobres. Peretti, director de El otro ftbol, pudo comprobar per-sonalmente la prdica de Sacheri cuan-

    do conoci los estadios y los clubes de los cuatro extremos de la Argentina: el Norte, la Patagonia, Cuyo y el Litoral.

    Peretti dice que se dio cuenta de que una cancha tambin puede ser un es-pacio de redencin. Cuando fui a pre-sentar la pelcula al penal de Campana, uno de los jugadores de Pioneros, el equipo que integran los presos, me dijo que para l, jugar al ftbol era tener noventa minutos de libertad, expresa, todava sorprendido por esa frase que lo sacudi. Y agrega: En esa hora y media, es verdad, existe una verdadera igualdad entre todos.

    El baln sociolgicoCuando era adolescente, Kirchuk

    pensaba sus fotos adentro de una can-cha. Durante muchos aos, el fotgra-fo ganador del World Press Photo 2012 obtuvo el primer premio por una serie de fotografas sobre sus abuelos, la ve-jez y la enfermedad del Alzheimer fue mediocampista central en las inferiores de All Boys. Recuperaba y distribua la pelota hasta que un da se cans de en-trenar y de jugar, y decidi abandonar.

    En realidad, al ftbol nunca lo aban-

    don del todo. De alguna u otra ma-nera jugndolo con amigos, como hincha de Boca o ahora como fotgra-fo siempre volvi. Creo que este tra-bajo tiene que ver con una decisin de vincular mi profesin con cuestiones ms personales, como sucedi con el de mis abuelos, reconoce. Sorprendido por la adhesin que genera este depor-te en mbitos geogrficos y sociales tan disimiles, Kirchuk elabor un proyecto para fotografiar los aspectos menos co-nocidos de esta pasin.

    De La Puna hasta los barrios ms caros de Buenos Aires o Rosario, des-de Tierra del Fuego hasta Misiones, Kirchuk recorre el pas haciendo foco no en el baln, sino en quienes lo pa-tean: el deporte como fenmeno social, como generador de identidad. De ah el nombre ADN Ftbol. Es como algo que est en los genes de cada una de las per-sonas de este pas, remarca.

    En este tiempo que lleva caminando nuestro territorio, Kirchuk advirti una diferencia notoria entre el Norte y la Patagonia. En el Norte, vayas por cual-quier ruta o camino, siempre te encon-trs chicos jugando a la pelota. Es muy fcil toparse con el ftbol cuenta el fotgrafo. En el Sur, en cambio, es ms difcil. Pero los que lo practican quizs son tipos que tienen un nivel de locu-ra superior, porque estn jugando con cinco grados bajo cero. Estas personas son realmente a las que quiero llegar. Al tipo que simplemente quiere jugar y eso es lo nico que le importa en ese momento.

    Kirchuk destaca la emocin que ge-nera y le gener ver jugar a Los Mur-cilagos, el seudnimo que tiene la seleccin argentina de ftbol para cie-gos. En ese ejemplo, otra vez el carcter

    El otro ftbolJueves 20, viernes 21, domingo 23 y lunes 24 de septiembre.Espacio INCAA Km 1173 35MM La Rioja. Catamarca 73.Entrada general $8 - Universitarios y Jubilados $4.

    TexTo: AgusTn ColomboFoTos: ClAudio Herdener, FederiCo PereTTi y AlejAndro KirCHuK

    FTBOL de primera esTO NO es

    en el sur, los que juegan al ftbol tienen un nivel de locura superior, porque estn jugando a cinco grados bajo cero.

    Dos fotgrafos fueron detrs de las personas que,lejos de los grandes estadios y del negocio multimillonario, todava disfrutan de jugar a lapelota como lo que es: una pasin nacional.

    La Quebrada. Un partido de la Liga Tilcarea, donde se enfrentan equipos de esa ciudad y pueblos aledaos.

  • 26

    igualador de la pelota se hace presente: Por ms de que los tipos no ven, es como si vieran. Y viven el partido de la misma manera que cualquiera, remar-ca sorprendido.

    Un ftbol romnticoA Peretti, la realizacin de El otro ft-

    bol le llev tres aos, 305 horas de gra-bacin y 140 partidos de trabajo. Me encontr con un mundo que no cono-ca. Yo crea que el espritu amateur no exista ms, que era algo ilusorio que haba quedado de dcadas pasadas, pero me di cuenta de que pervive en muchos lugares del pas, enfatiza.

    En la pelcula hay espacio, justamen-te, para esa reivindicacin: la que llevan a cabo los integrantes de un ftbol mu-chas veces oculto, eclipsado por el jue-go convertido en espectculo y negocio que la televisin nos ofrece todos los fines de semana.

    Filmando, Peretti encontr lo que l mismo crea perdido: futbolistas que van a jugar en micros escolares alqui-lados, rbitros que en la semana son taxistas, jugadores con diversos oficios el capitn de Kimberley de Mar del Plata, Carlos Gabutti, es colectivero de una lnea en el turno noche, diri-gentes que destinan su aguinaldo para comprar un juego de camisetas, relato-res que se emocionan hasta las lgrimas

    por el triunfo de sus equipos o la pi-ca de ser el nico en la tribuna en un da de lluvia y fro. Sucesos reales que tranquilamente podran haber salido de algn cuento del Negro Fontana-rrosa. En todos los clubes, por ms que sean muy chiquitos, tens barra-bravas, pero como no hay nada para llevarse, los barras llevan una lata de

    Alejandro Kirchuk y Federico Peretti.

    pintura para pintar los escalones de la tribuna, cuenta y se re Peretti.

    Para el director, la mayora de los clu-bes que aparecen en la pelcula cum-plen una funcin netamente social. En pueblitos de 1.500 habitantes hay un solo equipo, y adems de un ciber y un bar, slo est la cancha de ftbol. Y el fin de semana, lo nico que hay para hacer es ir a ver el partido. Entonces ah es donde se juntan los familiares y los amigos, describe.

    Despus de meses y aos viajando por el pas, pudieron entender la Argenti-na a travs del ftbol?

    FP: Me parece que s. Con el chico con el que hice la pelcula decamos, cada vez que llegbamos a un lugar, que se juega como se vive. En Co-rrientes y en Chaco, por ejemplo, se juega con mucha sangre, y eso hace que a veces se reparta alguna patada de ms. Y por ejemplo vas a La Quiaca y ves una cancha que es un desastre, pica para cualquier lado, pero nadie se queja: todos van tranquilos porque su carcter es as. En Ushuaia, la mayora de las personas que juega al ftbol no es de all: son gente de otras provin-cias que encuentran en el ftbol una unidad y un modo de adaptarse a la ciudad. Y en Chilecito hay una pasin tremenda. Estuve en un partido en el que haba cincuenta personas en una tribuna y 45 bengalas.

    AK: No tanto en mbitos profesio-nalizados, pero en el ftbol amateur y en torneos de amigos, yo pude ver como muchas veces la gente se trans-forma. Es algo que ha usado la publi-cidad varias veces y es estrictamente cierto. El abogado o el maestro de la escuela, que durante la semana acta de una manera, pero cuando juega a la pelota se saca. Muchas veces, la sociedad es violenta y el ftbol tam-bin.

    en La Quiaca las canchas son un desastre. La pelota pica para cualquier lado pero nadie se queja: todos van tranquilos porque su carcter es as.

  • La primera vez de...

    La primera vez de sus primeras veces fue como locutor en Radio Colonia cuan-do tena 16 aos: En esa misma tarde conoc a los dueos de la radio que me dieron trabajo ese mismo da, un 20 de abril. Y a las seis de la tarde de aquel da le un aviso de Las cuartetas, la pizzera de Buenos Aires. Estaba muy nervioso, tuve que leerlo de pie, medio agachado e inclinado sobre el micrfono porque no haba asiento para m

    Pero la primera vez que Vctor Hugo pudo desplegar todo su reper-torio nico para el relato fue tres aos despus en esa misma radio, en la transmisin de un partido entre la seleccin juvenil argentina que diriga Miguel Ignomiriello frente a Nacional de Montevideo, en el estadio de Inde-pendiente de Avellaneda. De las sen-

    saciones que tuve aquella vez recuerdo un enorme miedo, temor, pnico. Pen-saba que me iba a quedar disfnico. Me acuerdo que haba una suerte de spray que uno se lo pona en las cuerdas voca-les, que me lo pasaba y no tena un rico gusto. Todo era porque quera sentirme bien, estaba preocupadsimo.

    Vctor Hugo tuvo miedo en aquel entonces. Pero a su lado, para comen-tar ese partido insignificante, estaba el gran maestro del periodismo deportivo Dante Panzeri, y el relator saba que con semejante monstruo cerca, su carrera se iniciara de la mejor manera.

    Aunque parezca imposible, hubo un tercer debut para el relator urugua-yo: la primera vez que relat en la Ar-gentina y grit un gol de Diego Arman-do Maradona. Fue la calurossima tarde del domingo 22 de febrero de 1981 en plena dictadura militar, en el partido en el que el mejor jugador de ftbol de todos los tiempos debut en Boca Ju-niors. Tena unos nervios tremendos, rememora el relator. El rbitro marc penal para Boca y Diego se hizo cargo. Cuando pate la pelota, a Vctor Hugo se le ocurri una frase que an hoy celebra: La solt como una lgrima. Muchos aos despus el mismo Ma-radona se emocionara al escuchar ese relato en un programa de televisin, y lo halagara como la mejor narracin de un penal convertido que alguna vez alguien haya escuchado.

    No parece que este periodista, relator deportivo, locutor, conductor y escritor, nacido el 26 de diciembre de 1947 en Cardona, Uruguay, y que no duda ni un segundo a la hora de defender las ideas que le parecen justas, le tenga miedo a los debuts, a las primeras veces. Pero l dice que s y habr que creerle entonces, porque Victor Hugo no se traiciona cuando habla.

    Yo soy una persona que se asusta mucho frente a los desafos. Todo lo nuevo me provoca una gran angustia. Mucho miedo a defraudar, una necesi-dad tremenda de que el debut pase, y a la vez la conciencia de que no tengo ms remedio que enfrentarlo, y por eso lo hago, confiesa Vctor Hugo. Es como ir al dentista, agrega sobre el temor que le producen las novedades laborales, y explica la comparacin: Si uno va al dentista y tiene algn temor como tenamos antes, cuando era mu-chacho sobretodo, y suponiendo que la cita era a las tres de la tarde, uno se deca: bueno, a las cuatro voy a estar sa-liendo. Y esa hora iba a llegar, porque al fin y al cabo todo llega y pasa. Entonces, de esa misma manera trato de afrontar las responsabilidades que a veces me achican.

    Con todo el miedo que le producen los estrenos, su carrera en los medios lo oblig a debutar muchas veces en distintas pocas y en distintos formatos.

    Actores, periodistas, escritores, msicos y otros referentes de la cultura nos cuentan sus inicios en el oficio. En este nmero el relator del gol de Maradona a los ingleses comparte con los lectores de CtriCA su debut en una cabina, junto al maestro Dante Panzeri.

    TexTo: Diego PinTosFoTo: ClauDio HerDener

    La primera vez de...

    vctor hugo

    morales

    27

  • 28 29

    matorral, persista por horas, inmvil hasta que el animal est lo suficiente-mente confiado y cercano al acierto de la flecha. La lanza la usaba para pescar o para matar un yacar y se convirti en atributo del jinete, cuando hizo suyo al caballo (con tal entendimiento que al potrillo lo sumerga en la laguna y all lo montaba para domarlo, y tal respeto que, ante el enfrentamiento blico, los caballeros bajaban del ani-mal para pelear, mulos de Homero).

    El arco, era arma magnfica de ta-mao humano que acertaba las aves del cielo o el cuerpo del enemigo a quien remataba con macana maza de madera de poder terrible-. Nadie era considerado guerrero antes de matar alguno, sin esto, no se le daban las in-signias de soldado.

    El abipn coleccionaba los crneos de sus vctimas. Tras el encuentro b-lico, oculto en el monte, se dedicaba con arte a despellejar la cabeza del vencido; la piel de la cara converta en careta que usaba a veces, as como un crneo destinaba a copa en las borra-cheras de aloja.

    L os oacacalot, aguilot, ntoc-vit; riicag, yapitalag, gua-tiligual, socotonio, vilela; teuta, mataguayo, querand, mepene, payagu, colastin, coa-me, mbay, majoma, chunup, isisti-n, calche eran unos y solo algunos de los pueblos que habitaron el Chaco antiguo, tierra enigmtica y postrera-mente ocupada por el blanco, quien a travs de su realismo salvaje le con-cedi eptetos como el sepulcro de los misioneros. Lean lo que cuenta la crnica sobre los misioneros Osorio y Ripario:

    No falt quien advirtiese stos del peligro en que se hallaban; pero quisie-ron, antes que huir, esperar con valor el martirio. Lleg la noche, y los brbaros quitaron los misioneros violentamente el equipaje que les serva de cama y el altar porttil; los Padres, viendo cerca-na su ltima hora, se pusieron orar y mutuamente se animaban. Cuando invocaban el nombre de Jess, fueron asaeteados por los indios, quienes con golpes de macana los derribaron al sue-

    lo; despus les cortaron la cabeza en se-al de triunfo. Algunos afirman que el no devorar la carne de los cadveres fu por ser stos muy flacos, efecto del pro-longado ayuno.(1)

    Una forma de serEl Chaco Gualamba fue un corazn

    autoabastecido, entre las lindes del Inca y el reino guaran. Tierra -Pasaje donde se cruzaban y concertaban de-cenas de naciones indgenas.

    Vivan en una movilidad perma-nente que haca agua los primarios mapas trazados por el blanco. Si bien los tonocot de taparrabos de plumas de avestruz, con su avanzado estadio

    agrcola, tenan chacras opulentas so-bre las costas del Bermejo, por otro lado, estaban los bravos lules, que coman carne humana como si fuera confitura. Si unos iban desnudos con la lanza como nico vestido, otros pla-can de telas bordadas y collares adqui-ridos de los incas.

    Si unos tenan ranchos de barro y paja, los otros, utilizaban cobertizos de esteras de junco transportables. Ciudades port-tiles, grafica el jesuita Jos Cardiel.

    Nmades por la abundancia, pernoc-taban en la ceja de los bosques abastece-dores; cuando la caza mermaba levan-taban brtulos, arrollaban casas y en una caravana alegre y humeante (iban cuidando el tizn, la fuente de energa) buscaban nuevo asentamiento.

    Pero los unos y los otros, tenan en comn por gran casa, la naturaleza cambiante y prdiga.

    Cuando entraba al monte el indio peda permiso no era un cazador, sino proveedor del grupo-, para extraer la chorreante miel de los mil panales al alcance, para seguir la huella de un ja-bal; en campo abierto, camuflado de

    (izq.) Indios matacos. Un cacique y su hija.

    (der.) Los indios chaqueos se defendieron con sus armas del conquistador europeo.

    TexTo: Marcelo NieTo

    En lo que hoy es el Chaco, ayer convivan decenas de naciones indgenas que sentan a la naturaleza como el hogar comn. La invasin del europeo y la gloriosa resistencia de los guayqur.

    Los bravos lules coman carne humana como si fuera confitura.

    La historia que no conocemos

    CUando la casa era Una sola

  • 31

    reci, para dar preeminencia al Guay-cur, pueblo que adquiri conciencia de identidad, forj el inconsciente co-lectivo Chac y se puso al frente de la defensa de la tierra. Por ms de un siglo y medio, para entrar en el Chaco, fue preciso combatir o negociar con los guaycur.

    Las campaas militares de fina-les del XIX llegaron para apoderar-se materialmente del territorio, en nombre del progreso y la civiliza-cin. Y la superioridad tecnolgica fue determinante.

    Napolen Uriburu, con la orden de someter a los indios y buscar el cami-no que uniera Salta con Corrientes dio el puntapi y la campaa del general Victorica que avanz arrolladora esta-bleciendo colonias militarizadas con indgenas sometidos, coron el triun-fo blanco.

    dejavEl siglo XX convirti al indio en

    mano de obra barata, pen, hachero de obraje o cosechero y cuando pretendi emanciparse de altas injusticias, fue ani-quilado, como sucedi en 1924, con la masacre de Napalp. Pero pospongamos para otro captulo el pasado reciente y angustiante del indio chaqueo.

    Dejemos congelada la imagen en los das de la epopeya. Traigamos a la vida aquel indio, que indolente vaga por la llanura, sigiloso, cuidando de no apo-yar el pie sobre una yarar; ojos aus-cultadores de los muchos potenciales enemigos; su olfato tambin colabora y su instinto, infalible. Libre, casi des-nudo anda y con la lanza prolongada en su mano.

    recorre en grupo los campos ms lejanos en busca de distintos frutos, races, fibras para extraer colores u otros materiales ti-les. Aunque a veces tardan cuatro u ocho das en regresar del campo, no aceptan a ningn varn como compaero de viaje, ya sea para ayudarlas en los trabajos, vigilar los caballos o ponerlas a salvo cuanto se enfrentan con el enemigo o con las fieras. No recuerdo a ninguna mujer cuya muerte fuera provocada por un tigre o por mordeduras de vboras; sin embargo conoc a numerosos abipones que dejaron de existir por ambas causas(3).

    HistoriaUn da llegaron los hombres de hie-

    rro con sus casas flotantes y truenos espantosos.

    Los primeros avistajes y encuentros entre el europeo y el indio, desde la banda del Paran, fueron infaustos. Hostilidad espontnea u hospitalidad con engaos que llevaban a la ham-bruna en los barcos y la masacre en tierra. La otra banda fue por siglos, mundo impenetrable.

    Por el oeste hubo mejor suerte. El gobernador Matorras se intern por el Bermejo y con el cacique Paikyn, el caporal del Chaco (la crnica del en-cuentro describe la corte esplndida con que se present Paykn al espa-ol), sellaron paz y alianza que lamen-tablemente dur los aos de vida de los firmantes. El Caporal exigi para su gente: con ningn motivo ni pretex-to han des ser tratado por los espaoles con el ignominioso nombre de esclavos,

    La historia que no conocemos Cuando la casa era una sola

    Las pertenencias del indio eran m-nimas. Interioricmonos de lo que llevaba en su morral: Hemos hecho referencia la historia personal que cada indio lleva en su yisca (*) y que es un conjunto de objetos que le recuerdan los hechos ms culminantes de su vida. Re-gistrando una vez una de estas historias encontramos all restos de cenizas, puntas de flechas y fragmentos de cota ensangren-tadas; escamas de peces, plumas de aves, hojas vegetales secas, guedejas de cabello, cascabeles de crtalos, etc. Interrogamos al propietario sobre todo aquello, pidindole nos descifrara el complejo enigma. El in-dio medit un instante y luego coloc ante l, en lnea, todas aquellas chucheras. Un instante despus nos refiri de corrido, sin emocin aparente, los sucesos que cada objeto rememoraba. Para nosotros aque-llos chismes eran griego puro; para l un li-bro que lea de corrido; libro a veces trivial y otras lleno de pginas palpitantes y an hermosas; peligros, hambrunas, amoros, asesinatos, todo estaba all riente o som-bro, condensando en pequeo la historia de una raza en una penosa sucesin de si-glos incontables(2).

    El cacique no era un cargo heredita-rio, y el ms bravo sola serlo. El poder del hechicero en la tribu, decisivo; la maldicin del brujo era temible.

    La mujer se encargaba de la belleza del marido (el matrimonio poda di-vorciarse) depilndole las cejas y pesta-as, peinndolo con la cola de un oso hormiguero Y cmo eran esas muje-res? Aqu una postal que las referencia: Con frecuencia un centenar de mujeres

    30

    ellos, sus hijos ni sucesores, ni a servir en esa clase sin a ser dados en enco-mienda; mantener sin enajenar a otros los frtiles campos en que se hallan es-tablecidos.

    Por el mismo ro, sucesivamente, exploradores, militares, misioneros, aventureros, gegrafos, colonizadores fueron aventurndose y anotando la otredad del Chaco Gualamba.

    Una ciudad naci en territorio del actual Chaco, en 1585, que fue en su corta vida la ms rica, con 200 telares en funcionamiento. Esta Concepcin del Bermejo floreci a expensas de dos pueblos- encomiendas, los matal y los guacal, de 200 mil almas. Fue la posta ideal entre el Tucumn y Asun-cin. Finalmente, la sociedad devino abuso y esclavismo y los indios se le-vantaron enfurecidos, quemaron la ciudad, mataron a los amos apiados en la iglesia, aunque dejaron huir por los montes rumbo a Corrientes, a la caravana cadavrica que logr escapar.

    Con la llegada del blanco y su des-borde, los pueblos indios en una dis-pora trmula se diluyeron o fusiona-ron. Un Chaco prehistrico desapa-

    Evita la costa de un ro plagado de cuevas de tigres. Descansa al borde de una laguna lujuriosa. Entra al monte tras el venado herido por la flecha. Y vuelve a la toldera con el rico botn.

    En das de paz, martiriza su rostro para embellecerlo, con tatuajes hechos

    con espina de palometa. Con disimulo sigue a la novia al monte (la joven es quien lo ha elegido como esposo rati-ficado tras un juego de das sucesivos, de copiarse las mismas figuras o colores en la cara), entre las lianas y los quebra-chos ciclpeos hacen el amor y cuando regresan a la toldera ya han formaliza-do matrimonio.

    Si se avecina la batalla, el guerrero innato se pinta de rojo y negro seal de holocausto- y danza con los dems imitando los movimientos del ya-guaret, para adquirir su fiereza. El cuerpo es nada para l, lo expone a cada paso que da y pierde la vida en cualquier instante, con sentimiento, cuando se en-cuentra libre y absoluto en sus campos, con gusto, acierta el comandante Luis Fontana.

    Quin le niega la libertad de su alma?

    La libertad es su culto, el viento es su dios.

    (1) Nicols del Techo, Cartas anuas de la Provincia

    del Paraguay Compaa de Jess

    (2) Amadeo Baldrich, Las comarcas vrgenes

    (3) Martn Dobrizhoffer, Historia de los Abipones

    (*) bolsa

    Por ms de un siglo y medio, para entrar en el Chaco, fue preciso combatir o negociar con los guaycur.

    Guerrero mataco.

    Entrada a una choza chunupi.

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    Nota de tapa

    Estela El camino dEl dolora la justicia

    E l inicio es tan siniestro que no cree que perdure en el tiem-po. Cree que pronto todo volver a la normalidad. Ah empieza a ser abuela. Ah, cuando el nieto se pierde. Ah, cuando con todo el dolor y el amor del mundo, no tie-ne otra alternativa que salir a buscar-lo. Con inocencia cree que regresar, pero pasa el tiempo y no vuelve.

    Ah est Estela ahora. Misteriosamen-te sentada. Engaando. A sus 81 aos, esta docente que se convirti en maes-tra recin cuando le toc la desgracia de perder a un nieto, no deja de caminar ni un solo segundo. Porque si, como dijo el cineasta Fernando Birri, la utopa sir-ve para caminar; entonces, a la utopa se llega caminando. Por eso Estela camina junto a otras Abuelas en la bsqueda de su utopa: Esto lo hacemos ya hace 35 aos; aprendimos a hacerlo. Es algo muy duro, muy triste, pero lo hacemos con mucha fuerza. Donde hay amor y hay voluntad, las mujeres no podemos olvi-dar absolutamente nada. Los miedos se guardaron y seguimos inventando cosas para encontrar a nuestros nietos.

    Estela camina al encuentro. Viaja, atesora, recuerda. Todo para Guido, su nieto. Para el da con el que suea. Le

    En una charla ntima, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo nos cuenta cmo se busca un nieto desaparecido.

    guarda cosas de su derrotero de treinta y cinco aos buscndolo. Cajas con bo-tones, documentos de seminarios, re-cuerdos de congresos, camisetas de ft-bol que le regalan de los pases que la invitan. Conserva todo eso en una caja con fotos de su familia. Todo lo que Guido necesitar conocer. En Abuelas, todos los nietos tienen una caja espe-rndolos, con recuerdos de sus fami-lias. Es un archivo biogrfico familiar, filmaciones y fotos de todo lo posible. De la mam y el pap del nieto. Graba-ciones de los abuelos, de los vecinos, de los amigos de la infancia y militancia. Para que cuenten cmo eran sus pa-dres, explica Estela. A Guido, al igual que a todos los nietos que an no han recuperado su identidad, esa caja lo est esperando. Y Estela camina con ilusin como es la nica forma de ca-minar hacia ese da. Porque cree que llegar: Yo s que no me va a vencer el pesimismo, al contrario, soy opti-mista. Si se han resuelto ciento seis ca-sos, por qu no se va a poder resolver el mo? Y hago todo lo que puedo por-que tengo tengo confianza, y ojal que me d la vida para poder abrazarlo y contarle algunas cosas, dice Estela llorando y haciendo llorar.

    texto: Redaccin ctRica

    La rutinade EstelaSiempre la vemos caminando. Dando entrevistas. Luchando. Pero tambin es madre y abuela. Docente y jubilada. Y ste es su da tpico:Me levanto temprano. Vivo sola en La Plata, en una casita sencillita, me organizo para tomar unos mates, arreglar las cosas domsticas, leer un poquito el diario y ponerme a trabajar con algunos papeles de la institucin que a veces me quedan pendientes y luego emprendo el viaje a Buenos Aires. Llego a eso de las once y a partir de ah empieza la rutina, que puede ser variadsima, con cosas para hacer adentro de la institucin, entrevistas, con-ferencias, nietos que vienen a visitarnos. Se habla de muchos temas que son inhe-rentes a la vida de nuestro pas, del cual somos parte, queremos ayudar en otros casos de violaciones de los derechos de la infancia, las mujeres, la salud y la vivienda. Es parte de nuestro apoyo. A veces, llego a la una de la maana a mi casa. Otras y es lo que procuro casi todos los das llego a las ocho y media, y puedo ya cansada porque tengo ochenta aos cenar y mirar 6,7,8.

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  • 34 35

    Las Abuelas de Plaza de Mayo ya han recorrido un largo trayecto. Las bsquedas mutan. No cambian los ob-jetivos, pero s los mtodos. Aunque siempre caminando. Porque alguna vez, el camino fue la espera. Otra vez fue buscarlos por toda la ciudad. Otra, por el exterior. Otra, avisarles que po-dan ser sus nietos. Otra, convencerlos de que la que ellos crean que era su fa-milia, no era su familia en verdad. No nos imaginamos que esos chiquitos no iban a venir a vivir con nosotros. Tenamos una inocencia terrible. La lgica era que las personas que tenan retenidas a nuestras hijas nos hicieran llegar el beb Nunca llegaron, espe-ramos, pero nunca llegaron.

    Luego, se dieron cuenta de que el camino era colectivo. Como todas las luchas que valen la pena, segn nos ense Oesterheld antes de que la dic-tadura militar acabara con su vida y la de todas sus hijas. Nos juntamos, estbamos muy solas. Algunas, antes; otras despus, y con las manos juntas fuimos avanzando. Y colectivamente descubrieron lo peor. El plan macabro y siniestro. Nos dimos cuenta de que no venan los nietos a nuestro lado porque haba un proyecto de apropia-cin. Nos fuimos enterando a partir de la gente liberada, de lo que pasaba con las embarazadas. Nos enteramos que las dejaban vivir hasta que naciera el nio y despus las mataban.

    Los nios, entonces, estaban en al-gn lado. El siguiente paso fue realizar todo lo posible por encontrarlos. In-ventaron de todo para decirle al pas que estaban buscando a sus nietos.

    Teatro por la Identidad, Msica por la Identidad y muchas otras acciones cul-turales no son ms que ejemplos de su lucha solidaria, colectiva y, a pesar de la inmensa bronca por las nefastas leyes de Obediencia Debida y Punto Final, sin agresiones, en busca de justicia.

    El camino funcion. Los nietos, que ya no eran nios, fueron apareciendo. Son personas insertadas en la socie-dad, con un trabajo, con familia tal vez, capaz son padres o madres. Algu-nos dudan, la duda les viene de lejos, de chicos ellos han preguntado a se-ores que no eran sus padres por qu

    Nota de tapa

    Llega un momento difcil de la ca-minata. El juez hace lo mismo que nosotras. Lo convoca y si no va, a la tercera vez lo llevan por la fuerza p-blica, le dicen que tiene que hacerse un examen para averiguar las posi-bilidades. Se hace con respeto, con dignidad, nadie lo va a maltratar ni se va a sentir ofendido, pero son ciuda-danos que tienen deberes y derechos. Una vez que se sabe que es un nie-to buscado, el juez le dice cul es su familia y le pregunta si quiere cono-cerla. A veces dicen s y a veces dicen no. Cuando la respuesta es la segun-da opcin, cansada de tanto caminar y una vez que se crea vencedora, la Abuela debe armarse de paciencia para caminar y luchar por un amor no correspondido. Pas muchos aos

    con los bebs porque los consideraban inteligentes y queran usarlos a su fa-vor Coincids?

    Yo creo que no. A lo mejor, a ella le pareci por el tipo de apropiacin que tuvo. El torturador y militar (Ramn) Camps le dijo a un medio de prensa espaol: Personalmente mand a matar 5.000 subversivos, pero nunca mat un nio. A los ni-os les buscaba otra familia que los criara diferente que sus padres, por-que si no las Abuelas los iban a ha-cer subversivos como a sus padres. La filosofa era criar a los chiquitos de manera distinta que sus paps. Lo que no se explica es cmo podan criar al hijo del enemigo. Pienso que ellos pensaban demostrar que eran los dueos de la vida y de la muerte.

    Estela de Carlotto

    no se parecan, por qu tenan gustos distintos, y nunca recibieron respues-tas sino castigos. Se crece con eso y llega un momento en que explota la necesidad de descubrir por qu. Em-piezan a buscar y ven que existimos las Abuelas que buscamos chicos robados y se acercan voluntariamente para ave-riguar su identidad.

    Sin embargo, para una persona de veinte o treinta aos, es muy difcil enterarse de golpe y aceptar que los padres que la han criado no son su familia biolgica. Hay un montn que no busca porque no se da cuenta qu es eso que siente. Y si duda, tiene miedo. En general, se apoyan con ami-gos o novios o novias y vienen, pero a veces no. Y ah, las Abuelas, cuando crean que sus piernas haban gastado ya todas sus fuerzas, las vuelven a po-ner en marcha con el cario que solo

    una abuela puede tener por su nieto.Muchas veces, llega a Abuelas una

    denuncia annima de que en tal lu-gar hay un chico que tiene la edad de los nietos y todas las caractersticas que dan que puede ser uno de ellos. Ac, tenemos un pequeo equipo de investigacin, no queremos molestar a nadie, cuando ya est la certeza de que es un nieto, tenemos un equipo de aproximacin de chicos y chicas jvenes que le tocan timbre en la casa, lo visitan, le dicen mir, somos de Abuelas de Plaza de Mayo y hay una posibilidad de que seas uno de los chicos buscados, y la respuesta puede ser positiva o un portazo en la cara. A veces no quieren saber nada y se in-siste una o dos veces ms, y cuando ya la negativa es total, no cabe otra solucin porque es un delito que la denuncia en la justicia.

    moviendo sus pies en busca de una persona que ahora no la quiere ver. La Abuela, por el amor y por toda su lucha previa, insiste: El encuentro puede ser muy feo, muy agresivo. No me pida que la quiera, seora, por-que yo a usted no la conozco. Y la Abuela le dice que lo quiere mucho y lo va a esperar. Y le lleva fotos, regali-tos que al principio no quiere agarrar, pero a la larga empieza a preguntar, se integra, se reconoce en su familia y acepta su identidad.

    Maldad diablica

    El ao pasado Victoria Montenegro, una de las nietas recuperadas por Abuelas, declar que uno de los pro-yectos de la dictadura era quedarse

    las mujeres no podemos olvidar absolutamente nada. los miedos se guardaron y seguimos inventando cosas para encontrar a nuestros nietos. Qu representa para Abuelas, para

    la sociedad y para el pas que la justi-cia haya reconocido el plan sistemti-co de robo de bebs?En principio, la condena de 50 aos a Videla como organizador del plan, una pena indita en la Argentina, logr instalar definitivamente en la sociedad que robar un beb, falsificarle los documentos, ocultarle el origen y mentirle toda la vida constituyen delitos gravsimos, que son de les