refugio en buyarifen ifni - asociación de veteranos de

14
6 travelport Mayo / Junio 2010 IFNI: Refugio en Buyarifen IFNI: TRAS LAS HUELLAS DE ESPAÑA (1) TRAS LAS HUELLAS DE ESPAÑA (1) ESPAÑA OCUPÓ ENTRE 1934 Y 1969 UN PEQUEÑO ENCLAVE EN LA COSTA OCCIDENTAL DE ÁFRICA EN EL QUE FUNDÓ LA CIUDAD DE SIDI IFNI

Upload: others

Post on 16-Jul-2022

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

6 travelport Mayo / Junio 2010

IIFFNNII::

Refugio en Buyarifen

IIFFNNII::TTRRAASS LLAASS HHUUEELLLLAASS DDEE EESSPPAAÑÑAA ((11))TTRRAASS LLAASS HHUUEELLLLAASS DDEE EESSPPAAÑÑAA ((11))

EESSPPAAÑÑAA OOCCUUPPÓÓ EENNTTRREE 11993344 YY11996699 UUNN PPEEQQUUEEÑÑOO EENNCCLLAAVVEE EENNLLAA CCOOSSTTAA OOCCCCIIDDEENNTTAALL DDEEÁÁFFRRIICCAA EENN EELL QQUUEE FFUUNNDDÓÓ LLAACCIIUUDDAADD DDEE SSIIDDII IIFFNNII

Page 2: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

turismo de raíces

Mayo / Junio 2010 travelport 7

Page 3: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

Mayo / Junio 20108 travelport

Su origen histórico data del establecimiento de Santa Cruz de

Mar pequeña, un fuerte levantado por Diego García de Herrera

en 1478 junto al cabo Guer, en la costa occidental africana y

que, hostigado por las tribus locales, fue perdido en 1526. El

tratado de Wad Ras de 1860 reconoció en su artículo 8º el dere-

cho de España a poseer un esta-

blecimiento pesquero donde estu-

vo aquel fuerte pero, habiéndose

perdido la pista de su ubicación

exacta, se produjeron numerosas

discusiones sobre dicho emplaza-

miento; desde quien defendía que

en Puerto Cansado, hasta quien

opinaba que en Agadir. Al final se

acordó, sin excesivas pruebas his-

tóricas en su favor -por no decir

ninguna- situarlo en torno a la des-

embocadura del río Ifni, acaso el

peor y más improbable de todos

los emplazamientos posibles.

Lo exótico del lugar, su absoluta

carencia de interés económico o

estratégico, las constantes dificul-

tades puestas por el sultán para

hacer efectivo el tratado de 1860

y el olvido, cuando no la oposi-

ción, de los sucesivos gobiernos

españoles a ocupar el territorio

que se le había asignado a España

y que quedó delimitado en el tra-

tado hispano-francés de 1912, hizo

que la soberanía española sobre

Ifni fuera una entelequia hasta

1934. Entonces, el consejo de

ministros presidido a la sazón por Alejandro Lerroux, debida-

mente presionado por Francia, que había pacificado ya la zona

sur de su protectorado de Marruecos y quería que España hicie-

ra lo propio en la de su teórica dependencia, ordenó al coronel

Capaz que desembarcara en la costa, junto al río Ifni y cabe el

caserío de Amezdog para hacer

real lo convenido en los tratados.

Entre ese momento y 1957 Espa-

ña hizo del mísero aduar una ciu-

dad de agradable aire colonial y

extendió su autoridad sobre el

territorio que se le había asignado

entre los cauces de los ríos Bu

Sedra en el norte y Asaka (o Nun)

en el sur, con una profundidad de

25 kilómetros hacia el interior. En

total, unos 1.700-1.800 kilóme-

tros cuadrados de montañas que

descienden sobre el mar junto al

Atlántico y se suavizan hacia el

interior en una llanura que rinde,

al sudeste, con la población,

entonces francesa, de Gulimín.

LA GUERRA DE IFNI

Ifni, poblada por la tribu de los Ait

Baamarán, vivió en la placidez de

una administración colonial bené-

vola hasta que en 1957, tras la

independencia de Marruecos,

llegó el vendaval irredentista.

Aparecieron entonces bandas

rebeldes, aparentemente ajenas a

la autoridad del sultán pero

Hay quienes viajar por placer y otros que lo hacen por obligación.Entre estos últimos estaban antaño aquellos que, obligados por el

cumplimiento del servicio militar, les correspondía por sorteoprestarlo fuera de su lugar de residencia habitual. Los destinos mástemidos, y menos deseados, eran los de África, tanto por la lejanía,

como por la penosidad, supuesta o real, del servicio. Muy pocosrecuerdan acaso que entre estos últimos destinos estaba el de Ifni,un territorio que fue formalmente provincia española hasta 1969, en

que fue retrocedido a Marruecos.

La arquitectura de Sidi Ifnirecuerda la de una ciudad de laEspaña meridional y 42 años

después de su entrega aMarruecos aún conserva rótulos

de sus calles en español

Emoción ante el lugardonde vivió en la etapa

de instrucción

Page 4: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

travelport 9Mayo / Junio 2010

Hotel Suerte Loca, el más antiguo de la ciudad

Aquí estuvo el Gobienro General del AOE

Page 5: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

Mayo / Junio 201010 travelport

Dormiotorio de tropa

Zoco

Page 6: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

travelport 11Mayo / Junio 2010

subrepticiamente alentadas y armadas por éste, que pretendían

la expulsión de España y la reincorporación del territorio a

Marruecos. En la madrugada del 23 de noviembre tuvo lugar un

ataque generalizado que aisló e incomunicó todos los puestos

del interior y pretendió rendir la capital con lo que hubiera

podido ser una verdadera "noche de San Bartolomé" o de los

"cuchillos largos", de la que salvó gracias a la leal y oportuna

confidencia de un nativo para con su oficial.

El ejército español, escasamente dotado en efectivos huma-

nos y con una exasperante indigencia de material moderno,

logró a duras penas liberar los puestos asediados y replegarse

sobre la ciudad, decidiendo entonces Madrid abandonar todo el

territorio interior, que fue inmediatamente ocupado por

Marruecos, y salvaguardar Sidi Ifni mediante un perímetro

defensivo en su derredor. A este abandono real de casi todo Ifni

siguió, curiosamente, un decreto que lo convertía, en una

auténtica pirueta de ficción jurídica,

en "provincia" y los escolares de enton-

ces empezamos a estudiar en geografía

las poblaciones de aquel territorio ocu-

pado por Marruecos por mor de nuestro

abandono como si realmente fueran

españolas, algo verdaderamente surre-

alista.

La "guerrita" -sólo cabe denominar

así unas acciones militares que en Ifni

duraron poco más de un mes, aunque

causaron algunos muertos, bastantes

heridos y otros tantos desaparecidos y

prisioneros por Marruecos- tuvo una

consecuencia directa: el desarme de la

tropa nativa que hasta ese momento

había sido mayoritaria, tanto en la uni-

dad de Tiradores de Ifni -la infantería

local- como en la de Policía y su sustitución por efectivos euro-

peos, nutridos, y ahora llegamos al punto del inicio de nuestro

relato, por mozos procedentes de la recluta forzosa, que fue-

ron destinados a cubrir los puestos de vigilancia en primera o

segunda línea, de la línea de defensa establecida en torno a la

ciudad.

LA LÍNEA DEFENSIVA DE SIDI IFNI

Esta defensa perimetral, que el viajero y estudioso francés René

Péllissier ha calificado acertadamente como una verdadera

"línea Maginot" , estaba formada por trincheras cavadas en lo

alto de las montañas que circundan Sidi Ifni y resguardada por

una segunda línea de cuarteles de fortuna construidos con pie-

dra, adobe y cal, algunos de ellos con capacidad para hasta dos

compañías. Eran todos ellos, pero sobre todo los de primera

línea, destinos de una extraordinaria dureza, ya que en los

puestos avanzados se vivía en cavernas excavadas en la roca o

en la tierra, en buena parte subterráneas, hasta cuyos recintos

había que trasladar diariamente desde los puestos de segunda

línea la comida y el agua. Los soldados asignados a estas posi-

ciones de vanguardia permanecían encerrados en sus recintos,

rodeados de alambradas, sin poder asearse más que muy sucin-

tamente, en lucha constante con los piojos, pulgas y chinches,

con la mirada atenta sobre la posible presencia de la peligrosa

"viti", la mortífera víbora de los montes de Ifni y alumbrándose

tras el ocaso con velas y linternas.

Lo más chusco del caso es que el "alto el fuego" establecido

con Marruecos tras el tratado de Cintra de 1958 fue siempre res-

petado por el enemigo y nunca se produjeron acciones milita-

res, ni siquiera escaramuzas. Más aún, los soldados españoles

confraternizaban en la distancia con sus vecinos e intercambia-

ban con ellos, y con los campesinos de los aduares cercanos,

situados más allá de las alambradas, diversas mercancías; por

ejemplo, cerveza por huevos o tabaco por pollos.

La tensión estaba, con todo, a flor de piel y se producían, eso

sí, alarmas, casi siempre nocturnas e injustificadas. El ruido

contra las alambradas en medio de la oscuridad era causado fre-

cuentemente no por ningún avieso

infiltrado, sino por algún chacal que

acudía en busca de los deshechos de la

comida de los soldados y la presencia

de cualquier humano que se negaba a

dar el santo y seña podía responder a

su estado de embriaguez. Se dio el

caso de cierto capitán que, prevalién-

dose de su grado, se negó a dar el

código preestablecido y fue obligado

por el centinela a echarse cuerpo a

tierra para proceder a su identifica-

ción. El oficial hubo de tragar su indig-

nación por la humillación recibida por-

que el soldado se había limitado a

cumplir estrictamente con su deber.

Nuestra "línea Maginot" de Ifni tenía,

sin embargo, sus portezuelas, tal como

recuerda Péllisier, quien transcribe el testimonio de uno de los

interlocutores con los que habló durante la visita que giró en

1967: "Hay aproximadamente 15.000 hombres de tropa, contan-

do los de la montaña, y la nueva frontera está constituida por

alambradas y minas. Pero los civiles europeos no pueden apro-

ximarse. De hecho nosotros no podemos abandonar Sidi Ifni y el

puerto. Por el contrario, los árabes de aquí pueden alcanzarlo

con el acuerdo de los marroquíes. Van y vienen de una parte y

de la otra. Y los que se han quedado del otro lado de la línea de

demarcación, vienen al mercado" .

RUMBO A IFNI

Parecería que quienes anduvieron por estos pagos en semejan-

tes circunstancias habrían de repudiar de su memoria aquellos

tiempos de privaciones y miserias -los soldados recuerdan que

pasaban mucha hambre en la montaña, atenuada por los citados

intercambios con el enemigo y los paquetes remitidos por las

familias- pero la distancia atempera los sinsabores y mantiene

vivos los recuerdos felices: la camaradería con los iguales, las

mil y una anécdotas vividas, el exotismo del lugar y, en fin, la

juventud perdida. De ahí que no pocos veteranos de tales lides

La zona fue escenario deuna breve guerra habidatras la independencia de

Marruecos en la queparticiparon jóvenes

españoles que cumplían suservicio militar; muchos de

ellos recuerdan aquellaperipecia y visitan

asiduamente la tierra en laque pasaron cerca de año ymedio de su vida y de la queguardan muchos recuerdos

Page 7: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

Antiguo escudo nacional

Comandancia de Marina

Atardecer en el parque

Vivienda de Sidi Ifni

se hayan unidos en colectivos asociativos y regresen a Ifni con

cierta asiduidad para recordar viejos tiempos.

El azar quiso que supiéramos de una Asociación Catalana de

Veteranos de Ifni que organiza cada año un viaje al territorio

que fue español, y nos unimos al programado para el inicio de

la primavera de 2011. Ifni no está geográficamente lejos de

España -en realidad se halla a muy pocos kilómetros de la isla

de Lanzarote- pero llegar allí desde la península cuesta una jor-

nada entera. Hay que volar a Casablanca, cuyo aeropuerto ejer-

ce de "hub" del espacio aéreo marroquí, tomar, después de

varias horas de espera, otro avión en dirección a Agadir y, a par-

tir de este punto, seguir por tierra hacia el destino deseado

pasando por Tiznit.

El último tramo se hace por buena carretera, que se estrecha

notablemente a partir de Tiznit y al llegar a la antigua frontera

de Ifni se enrosca en numerosas curvas que resiguen, cada vez

a menor distancia, el litoral atlántico.

Como de lo que tratábamos era de investigar las huellas deja-

das por España, tuvimos especial interés en fijar el punto que

marcaba la línea fronteriza de nuestra soberanía, que sabíamos

situada, como se ha dicho, en el río Bu Sedra, después del pue-

blo de Mirleft. El puesto español que seguía se denominaba

Tabelcut y fue uno de los primeros en caer en los sucesos de

1957. Según relata José Ramón Diego el cuartel "junto a la fron-

tera norte, al mando del teniente Sotos, se entregó el día 25

(de noviembre de 1957); la pequeña guarnición europea, con

mujeres y niños, tuvo que refugiarse en el piso alto, con esca-

sas municiones y agua, mientras que los policías indígenas se

inhibieron de la defensa. El puesto se rindió al caid de Tiznit,

que representaba al gobernador de Agadir, quien les aseguró

que serían puestos en manos del cónsul de España en aquella

ciudad. La guarnición fue engañada y las autoridades marro-

quíes les entregaron el ejército de liberación, en un cautiverio

que duraría hasta mayo de 1959"

A pesar de que vemos algún indicativo de carretera que lo

cita, tal parece que Tabelcut haya desaparecido del mapa. La

orilla sur del río, que debió ser española, está ahora mismo

construida, pero parece un alfoz del mismo Mirleft y el anti-

guo puesto español nos dicen que hace tiempo fue demolido.

No hay, pues, más testimonio de la vieja frontera que el cauce

fluvial.

La caravana de vehículos con los entusiastas veteranos pene-

tra en aquella mañana primaveral en la tierra donde estos per-

manecieron en exilio forzoso durante cerca de un año y medio

Mayo / Junio 201012 travelport

Page 8: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

travelport 13Mayo / Junio 2010

Faro español

Page 9: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

Mayo / Junio 201014 travelport

Vista de Sidi Ifni

Escena callejera en Ifni

Page 10: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

travelport 15Mayo / Junio 2010

y afloran espontáneamente los recuerdos escondidos en lamemoria durante cerca de medio siglo. Luce un tibio sol cuyosrayos irán reforzándose a medida que avance el día y el paisajeaparece recubierto de una masa arbustiva verde, lo que da lamedida de la generosidad de las lluvias recientes y permite anuestros compañeros de periplo evocar la diferencia entre esteaspecto y el que conocieron durante los años de su estancia,puesto que los sesenta fueron una década de sequía y los pára-mos montañosos estaban yermos e inhóspitos.

Ahora, en cambio, tabaibas, cactus y chumberas aparecenespléndidos y a medida que nos vayamos adentramos en lacadena montañosa, observaremos también la abundancia dearganes. Todo ello ha dado lugar a una cierta actividad agraria -recolección de miel, elaboración de mermelada de higos chum-bos y producción de aceite de argán- que, unida a la cabañapecuaria -caprina y ovina- y a la explotación pesquera, son losúnicos recursos económicos de la pro-vincia. Porque, y esta es la gran nove-dad, el Ifni olvidado por Marruecosdesde 1969, que manifestó su descon-tento a partir de 2005, ha logrado porfin su segregación administrativa deTiznit y vuelve a ser, como con España,provincia con gobernador propio.

LA CIUDAD DE SIDI IFNIEl rótulo de carretera con el que seinforma de la llegada a Sidi Ifni elevalas emociones a su cénit y hay quehacer un alto obligado para inmortali-zar el momento. A partir de ese punto,la vía se ensancha y se convierte en unaamplia avenida de cuatro carriles quebordea el antiguo barrio que en laépoca colonial se llamó del General Agulla, pero que todosconocían, y siguen conociendo, como Colominas por la empresaespañola que se encargó de su construcción. Aquí vivían jefes,oficiales, suboficiales y nativos, juntos pero no revueltos, lo quequiere decir que en agrupaciones de viviendas bien separadaspor colectivos y había una iglesia, convertida más tarde en mez-quita, y un grupo escolar que llevaba el nombre de "Generalísi-mo Franco".

El barrio se ha ensanchado y junto a la misma avenida deentrada en la ciudad se alza esbelto el minarete de una hermo-sa y moderna mezquita. Pero a nuestros compañeros de travesíalo que les llama la atención es la acera occidental de la calleporque algo más allá, en medio de un secarral abandonado ycon el perfil del antiguo cuartel de Tiradores de Ifni nª 1 alfondo, estaba el BIR o campamento de instrucción de reclutas.

Respondía a su condición de la forma más literal, puesto quela única obra de fábrica era la de los pabellones de mando y elhogar del soldado y los mozos vivían en tiendas de campaña cir-culares sostenidas por un palo central y rodeadas de un círculode piedras. No había comedor alguno, sino que tomaban susrefacciones al aire libre, sobre el duro suelo y aliviaban sus

necesidades fisiológicas en la vaguada vecina. De todo aquello quedan, milagrosamente, muchos círculos de

piedra, en los que algunos de nuestros compañeros identificansu propio habitáculo y una de las pocas construcciones que per-manece en pie es lo que fue hogar del soldado, convertido envivienda de una familia a la que estos viejos reclutas han con-vertido en objeto de sus solícitas atenciones. Se rinde una visi-ta apresurada y formal, prometiendo otra más pausada que ten-drá lugar en los días sucesivos y en la que seremos obsequiadospor un humeante cuscús, porque hay gran prisa por llegar alcentro de la ciudad, corazón vital, antes y ahora, de Sidi Ifni. Enlo que fueron oficinas y enfermería del BIR también vive otrafamilia, que en esta ocasión no visitamos.

El barrio Agulla está todavía en la orilla norte de un cauce flu-vial, en la misma vertiente a cuyo pie donde había un morabitoerigido en memoria del santón Sidi Aali Ifni, que dio nombre a la

villa y al río, por lo que los vehículoshan de descender hasta sus aguas pararemontar de nuevo la colina meridio-nal, que fue en la que el coronel Capazencontró el aduar de Amezdog, ya des-aparecido y abordó la construcción deuna urbe nueva.

LA PLAZA DE ESPAÑA(HOY, DE HASSAN II)Entrar en Sidi Ifni es captar en laarquitectura colonial de sus casas elaire inconfundible de la España meri-dional, mestizado con influencias neo-moriscas y con los estilos constructivospropios de los años cincuenta y sesen-ta. El paradigma de este paisaje urba-no es la plaza de España -rebautizada

como de Hassan II, aunque se la sigue conociendo por su antiguonombre- construida en torno a un jardín ovoidal con árboles queel tiempo ha hecho crecer y en cuyo centro hay una fuente secacon un monumento, hoy anónimo. Es el que se erigió en home-naje a Capaz, cuyo busto lo coronaba hasta la retrocesión aMarruecos.

El monumento mira en dirección a un palacete-fortaleza deaire arabizante donde tuvo su sede el Gobierno General deÁfrica Occidental Española hasta 1958 y a partir de esemomento, cuando estos territorios se dividieron en dos pro-vincias, Ifni y Sáhara, el Gobierno General de la primera deellas. Visto con la perspectiva que da el tiempo, el palaceteresulta a todas luces modesto para la imperial función quetuvo en el pasado. Está bien conservado y resguardado porsoldados. Permaneció vacío durante cuatro décadas, pero nosdicen que ahora lo utiliza como residencia el Gobernador dela nueva provincia marroquí.

A su lado, el Ayuntamiento, constituido en 1944 y desde cuyobalcón se formalizó la retrocesión el 30 de junio de 1969 en pre-sencia del entonces omnipotente general Ufkir, traidor luego asu rey y ejecutado sumariamente. Y en derredor, la iglesia cató-

Ifni, poblada por la tribu delos Ait Baamarán, vivió en la

placidez de unaadministración colonialbenévola hasta que en

1957, tras la independenciade Marruecos, llegó elvendaval irredentista.Aparecieron entoncesbandas rebeldes que

pretendían la expulsión deEspaña y la reincorporacióndel territorio a Marruecos

Page 11: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

lica que estuvo bajo la advocación de

Santa María del Mar, otros edificios

oficiales y algunas viviendas particula-

res, así como el hotel España. No han

cambiado mucho las cosas en los últi-

mos cuarenta años, aunque el hotel

ahora se llama Bellevue, la iglesia está

cerrada y en la aledaña casa rectoral

funcionan los juzgados, algunas

viviendas han sido demolidas para

construir el nuevo gobierno de la pro-

vincia marroquí de Sidi Ifni y el edifi-

cio en el que radicó el Estado Mayor es

la sede de un banco.

RUINAS CON ESCUDO ESPAÑOLHay también dos edificios que permanecen en manos de España

y que constituyen sendas muestras de nuestra tradicional incu-

ria. El de la antigua Secretaría general, tapiado, guarda en la

discreción de sus formas un discreto anonimato, pero lo que fue

Tesorería primero y Consulado después, de airosa factura, exhi-

be todavía el escudo nacional preconstitucional en la fachada,

lo que le identifica sin duda alguna, y

su estado de ruina constituye una ver-

dadera vergüenza para el prestigio de

nuestro país.

Cualquier otra antigua potencia colo-

nial con mejor sentido de su propia dig-

nidad hubiera reconvertido ambos edi-

ficios en centros acreditativos de su

presencia cultural, mientras que Espa-

ña no ha hecho nada. Todo el mundo se

pregunta porqué no hay en Ifni una

sede del Instituto Cervantes, del que

tan necesitado está este territorio,

donde todavía muchos de sus habitan-

tes siguen hablando la lengua española

que aprendieron en su infancia, lengua

que se está perdiendo sin embargo irremisiblemente por falta

de uso, por el cambio generacional y por ausencia de un centro

de irradiación cultural.

EL HOTEL ESPAÑA (HOY, BELLEVUE)Los Veteranos tienen por costumbre alojarse en el viejo

Hay edificios quepermanecen en manos deEspaña y que constituyen

sendas muestras denuestra tradicional incuria.El de la antigua Secretaríageneral, tapiado, guarda undiscreto anonimato, pero loque fue Tesorería primero yConsulado después, con elantiguo escudo nacional enla fachada, constituye una

verdadera vergüenza

Café Gran Canaria

Dar LahsenEmoción del reencuentro

Mayo / Junio 201016 travelport

Page 12: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

hotel España, -perdón, Bellevue- a

pesar de que se ha construido otro

nuevo junto al hospital provincial,

con muchas y mejores instalacio-

nes. Lo evocaba el ya citado Pélli-

sier, quien se encontró en 1967 con

que la patrona del mismo era fran-

cesa: "El hotel España está al borde

de la marejadilla, en un estilo

morisco andaluz… es el lujo de una

francesa que estaba in situ en el

momento del ataque del enclave.

Todos sus clientes son evidentemen-

te oficiales e ifnieños que degustan

vino y coñac los unos con los otros,

cosa que desajusta aún más mis esquemas y altera mis pre-

juicios. Todos los bebedores van de civil y en tres horas ni

siquiera se presta atención a mi condición de inmigrante

clandestino…. Aquí la patrona, la Dulcinea de este Toboso

adormecido, gasta dulzura en su mostrador y me demuestra

el fondo de su filosofía ante los oficiales ya colocados a las

cuatro de la tarde. Nunca he oído una tan bella demostra-

ción del realismo español que en

este burgo triste, tranquilo, disten-

dido, quien, a pesar de estos peque-

ños fortines que coronan su circo de

colinas ocres, espera el anchluss

marroquí como los viejos esperan el

destino" .

Dios sabe qué se hizo de la dueña

francesa, pero la administración actual

del hotel, que tiene una vista privile-

giada sobre el Atlántico -con la posibili-

dad de contemplar la llegada sobre la

playa de las legendarias "siete olas"-,

sigue hablando español, recordando la

época española en fotografías amplia-

das en enmarcadas y sirviendo vino y coñac, un privilegio

importante ahora mismo, que sólo comparte con otro estableci-

miento de la ciudad. Acaso sea esta la razón por la que nuestros

conciudadanos lo prefieran para alojarse, a pesar de lo laberín-

tico de su estructura, la parvedad de sus habitaciones, la inco-

modidad de sus lechos y la indeseada compañía de alguna cuca-

racha.

La mayor ilusión de losantiguos soldados que

vuelven de visita a Ifni radicaen revisitar aquellos

puestos perdidos en lasmontañas que circundan la

capital, donde ellosestuvieron forzosamenterecluidos a veces durante

varios meses sin laposibilidad de bajar a la

capital

Cocina de campaña en Buyarifen

Las siete olas sobre la playa Hospital provincial

travelport 17Mayo / Junio 2010

Page 13: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

EL BUYARIFEN

Hemos venido con los veteranos y como es natural su mayor ilu-

sión radica en revisitar aquellos puestos perdidos en las monta-

ñas que circundan la capital, donde ellos estuvieron forzosa-

mente recluidos a veces durante varios meses sin la posibilidad

de bajar a la capital. Dichos puestos obligaron a la autoridad a

establecer una red de caminos o trochas de montaña para llegar

a ellos, que allanaron los soldaditos a pico y pala. Caminos que,

muy deteriorados la mayoría de ellos, siguen existiendo y con-

duciendo a los mismos lugares a los que iban, hoy abandonados

en buena medida y otros reconvertidos en viviendas campesi-

nas, almacenes e incluso cuadras.

La primera visita se rinde al legen-

dario monte Buyarifen. Manuel Jor-

ques recuerda cómo se realizó en

1957 la conquista de esta cima, con

el fin de proteger la ciudad de sus

asediadores: "Esta montaña, de 360

metros de altitud, era una auténtica

fortaleza y el punto clave para cerrar

la carretera que desde el norte, Mir-

left y Tabelcut, accedía a la capital

del territorio y, una vez más, la

misión fue encomendada al II Tabor

de Tiradores, cuyos soldados que no habían parado de comba-

tir y cavar trincheras desde el 23 de noviembre, se habían

convertido en veterana fuerza de choque (a la fuerza)". Jor-

ques añade que contó con el refuerzo de una compañía expe-

dicionaria del Batallón Fuerteventura, una sección de cañones

sin retroceso y un pelotón de ametralladoras del Batallón

Expedicionario del Regimiento Pavía nº 19 y que iniciaron sus

operaciones el 20 de diciembre de 1.957. Añade que el apoyo

de la artillería naval del crucero Canarias fue un desastre pues

muchos proyectiles no explotaron y otros cayeron en las líneas

propias y que el auxilio de la aviación estuvo a cargo de "dos

reumáticos Heinkel, de dos motores, (que) dieron alguna pasa-

da de ametrallamiento, tan ineficaz como el bombardeo

naval. El vértice Buyarifen fue tomado como en los viejos

tiempos, por las compañías de infantería, subiendo la escarpa-

da montaña, bajo el fuego del enemigo que no había sido diez-

mado por el "apoyo", enemigo que en todo momento opuso

tenaz resistencia… Tras finalizar la ocupación del Buyarifen, se

inició su fortificación y el abastecimiento a la guarnición… La

posición del Buyarifen se mantuvo (hasta 1.969), convertida

en un aguijón metido en el territorio que ocupaba ilegalmente

Marruecos (aunque oficialmente era de España), y se la dotó

de casamatas unidas por trincheras, nidos de ametralladoras y

pozos de mortero, que defendieron siempre los Tiradores" .

La verdad es que la vista desde el Buyarifen es espléndida, con

el mar por delante, Sidi Ifni hacia el sur y un hermoso valle por

el norte. De aquella epopeya quedan numerosos restos: casama-

tas, trincheras, restos de barracones y algún pequeño búnquer

de mando, así como una zona que mis compañeros de viaje

recuerdan como el "pelotón de la muerte" por la peligrosidad de

su defensa frente al enemigo.

EL MONTE BULALÁN

Otra de las ascensiones imprescindibles fue al Bulalán, el monte

que protege la ciudad y en cuyas laderas capeaba con orgullo,

durante la época española, el escudo de la Legión. Dicho escu-

do permaneció durante mucho tiempo hasta que ha sido susti-

tuido por otro marroquí, a cuyo pie campea la misma leyenda

de los carlistas: "Dios, Patria, Rey". En el Bulalán radicaba la

importante posición de retaguardia de Dar Lahsen de la que

dependían varios puestos sufragáneos de primera línea, como la

famosa cota 415.

El camino hasta Dar Lahsen es largo y al final la trocha se

vuelve impracticable, por lo que hay

que culminar la ascensión a pie. Pero

vale la pena porque encontramos

todavía en pie el viejo acuartelamien-

to de Tiradores con sus dormitorios

convertidos -¡ay!- en cochiqueras y

algunos de sus edificios reutilizados

por los campesinos.

LO QUE QUEDA DE AQUELLA

"LÍNEA MAGINOT"

No todo se acaba en estos dos siste-

mas montañosos, porque la orografía

de Ifni es muy accidentada y a una elevación le sucede otra,

cortadas entrambas por un valle más o menos pronunciado y

algún cauce que en época de precipitaciones se vuelve

torrencial. De esto modo tratamos de reseguir muchos otros

puntos de la línea perimetral de defensa y localizando aque-

llas posiciones en que estuvieron nuestros compañeros de

expedición cuando pertenecían a alguno de los dos Grupos

de Tiradores: así los de Butúa, Coraima -junto al tío de este

mismo nombre-, Idsassen, Xarafa, el cuartel de Idnaccus -en

el que nos sorprenden sus considerables dimensiones en

medio de la montaña- o la cota 220, cuya ubicación nos

cuesta localizar, aunque al final lo logramos para satisfac-

ción de nuestro compañero de viaje Joan.

De todos ellos quedan a veces edificios enteros, a veces sólo

las cocinas o ruinas más o menos identificables. Pero la huella

es muy perceptible, a pesar de los años transcurridos desde

entonces. Y nuestros amigos los recorren con unción, salpican-

do cada visita con anécdotas, descubriendo un escudo de Tira-

dores desportillado en alguna pared medio caída, encontrando

algún casquillo perdido de bala o un oxidado trozo de alambra-

da, cuando no sucumbiendo a la emoción con el derramamiento

de alguna lágrima.

También se da el caso de encontrar algunos de los viejos

acuartelamientos montañeros de fortuna reaprovechados por la

población local, como el de Fuerteventura, que Hassán ha con-

vertido en vivienda propia. El nuevo inquilino nos recibió oron-

do y sonriente y nos hizo pasar para ofrecernos el consabido té

a la menta con los correspondientes pastelillos. Y es que la hos-

pitalidad sigue siendo el signo distintivo de esta tierra.

(continuará) IGNACIO OLABARRÍA

Mayo / Junio 201018 travelport

La orografía de Ifni es muyaccidentada y a una

elevación le sucede otra,cortadas entrambas por un

valle más o menospronunciado y algún cauce

que en época deprecipitaciones se vuelve

torrencial

Page 14: Refugio en Buyarifen IFNI - Asociación de Veteranos de

La hospitalidad de Hassán

travelport 19Mayo / Junio 2010