rectificaciones urgentes en una hora de angustia

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Rectificaciones urgntes en una hora de angustia. Julio Durán. 1961.

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  • SENADOR JULIO D U R A N

    EN' UNA H f l R A D E ANGUSTIA

  • Santiago, 15 de mayo de 1961

    Julio Durn N. PRESENTE Estimado Senador y amZgo: Nos hemos pernzitido tomar la ii~iciativa de publicar, por

    medio de u n sencillo folleto, el brillante discurso que Ud. p i o - nunci en el H. Senado el 11 d e abril zlamo.

    Aparte de .que nois parece de sumo inters d.v?6lgar lcls importantisimas. materias que contiene su discurso y la fur- mu de abordar los problemas que en l se analizan, nos pre ocupa, brincipalmente, dar a conocer la lnea ~o i t ica rectora que usted seala porque, a nuestro juicio. y a juicio dc mi- cha gente, es la nica capae de conducirnos a conjuqur con esito, el mantenimiento irtalterable de los ~ostulntlos delno- crdticos u libertarios y las ur~en les refornias I/ reudizacioncs que se hace indispensable alcanzar para que logremos. en el pas, u n acerrcimiento efectivo y rpido entre los tan notorios extremos en que se debaten los niveles de vida que dstc!nta- TtlCS,

    La voluntad y el propdsito de avanzada econmico-soclsl que ustc enarbola, enmarcnda por los fueros del derecho Y de In dignidad humanas, coinstituye la jrmulu precisa que el tnundo libre tiene que adoptar para atender las exigencias de bzen comn que los pueblos tan vehementemente formulan y que muchos ofrecen satisfacer en un ambiente de violencia II de arbitrismo, donde slo se concluye malograndq los esfuer. 20s y esteriliz&ndo los recursos.

  • Se trata de una frmula. concordante con el espritu y el pensamiento de esta d p c c ~ que, au?zque interpreta con toda f f - cleltdad la Etiaea programtica de nuestro Partido, va sieszdo conzlin para todos los hombres que tienen u n concepto claro de t hqra que vivimos ?I una acertada visin de nuestro in- vulcfn.nte futuro. Lo nrueba el hecho de que; a la firma de tal, destacados correltgionarios que suscriben estsl carta, se Aayns: estampado e? ella Ea de inuchisimos disttnguidos mili- iant:'s de otras colectividades politicas distintas, pero que com.- parten con nos~ t ros principios 7J procedimientos fundamenta- les Que tenemos la obligacin de sustentar en comn si que- renaos preservar las conquistas esenciaEes que con tanto sacri- ficio han alcaizzado estos ~ u e b l o s libres.

    Zin emba~yo, hay quienes, con U72 dogmatismo Pasional que ?la no debiera existir, se obstinan en colocar a los que pug- ?la12 para que esas coizquistas esenciales prevalezcan, en una ?)osicin polticc~ gue no les corres'ponde ni por sus tendencias, n i por sus doctrinas, ni por su accin pgblica. El espiritu de civaaznda no dehe estar reido con el ordenamiento de las condiciones que, precisamente. permiten avanzar...

    I'nru 7tosotros, el disczirso+ que queremos divulgar, n o ha stdo una sorpresa, porque lo esperbamos de tan alto tiir!- gente radical; ha sido, eso si, u n gran estimulo liara nuestros deseos de bien ~ b l i c o y de ineioramtento social y un motivo de profunda satzsfaccin porque venzos en l u n camfno que lio es dificil soguir y divisamos una meta que hay la obligacin de alcnnrnr, si queremos el progresd del pais, el afianzamiento (ls nuestra dentocracia, la preservacidn de nuestra libertad.

    Nos resta solamente, seor Senador y amigo, agradecer 70 nlmrfritiidnd a u ~ nns hn h~indndo de contribuir u diflulgar, el? k$ fornla ms extensa posible, este conjunto de ideas y de frmulas que deben ser conocidas por todop los ciudadai~os ,y rle rogarle aceptar esta inlcintiva como una modesta colabo- racin a la tarea en que se encuentra empeado.

    Snludainos a usted ntuy atentamente.

    NOTA, Omiti~nos reproducir las firmas que suscriben es- tu carta, mcis que por u n problema de espacio, por evitar ta susceptibzlidad de muchos, cue gustosos Ea habran suscrito, peco que la premlm n;s hizo imposible requerir src adhesldn s~portunmnente.

  • El sefior. DURAN.- Seltor Preslden.te, seores Senadores:

    f

    C a L 5 de marzo recin pasado, la ciudadana concurri a las urnas para expresar, por primera vez dentro (le 71n rgimen elect01-al nuevo, su opinidn politica en 11nu . eleccin general de Dipi~tados y Senadores,

    El hombre y la mujer de Chile trajeron con su sujranio uiz ?!tandato de sus co?tciencias cvicas gura. expresar una oyi7tin y una esperanza.

    Las nlternatlvas que enfvent el electorado tenian esta vez lllla llueva fisonomia. Y a n o se trat del complicado laberinto, de docelaas de listas que disputaba?^ su favor. Una ley t:lectosal i~abia creado instituciones conzo la de Ea cdula nica, ?)ara de- fender la voluntad ciudadana contra el cohecho, las prepiomes y las amenazas. Por otra parte, sabias disposiciones legislativas habian obligado a los\partidos a presentarse solop c, la eleccin en las listas de Diputados y, e n consecuencia, las pequelas co.. lectividades, preadas de perso~zalis~nos o stn doctrinas polticas, debinn necesariamente desaparecer ante las voluminosas corrlen- tes de opinin, canalizadas en Zas grandes colectiv2dades p a ~ t i olarias, base fundamental de toda autntica democracia repre. sentatllva.

    Yo n o deseo, seores Senadores, distraer la atencin de Sus Seorias y analizar con nimo critico e n este hemiciclo1 el jui- cio que a cada partido le merezca el acto electoral recin pa- sado.

    - 5 -

  • RIV&RSAS I N T E R P R E T A C I O N E S C ON profundo respeto a la fnterpretacion que las diversas colectividades den a los re- sultados de este acto cvico, deseo precisar, desde nuestro punto de vista, el significado

    y la interpretacin que damos al veredicto de las urnas que dio al Partido Radical una

    cantidad de sufragios .superior a la registrada por partido poltico alguno en toda nuestra historia republicana y que le permiti mantener su calidad de primera fuerza poltica y parlamentaria de Chile. Si se comparan los juiclos de esta hora con los que escuchamos antes de la eleccin del 5 de marzo, re- sulta curioso comprobar hay la inkrpretacin dife- rente y ciertamente contradictoria que se ha dado a nuestra actitud y posicin golticas. Un sector sos- tuvo, antes del comicio plebiscitario, que ramos Cio- blerno, que era nuestra gran parte de la responsa- bilidad en la 'falta de solucin de los mltiples Pro- blemas nacionales. Hoy, ese mismo sector, en el mo- mento de fijar una nueva actitud poltica, se niega a sumar los votos del Partido Radical a los de los partidos de Gobierno, para concluir que el electora- do neg su respaldo a la poltica 'de 1% actual Admi- nistracin. Para otros, antes de la eleccin. ramos un partido inquieto, extremista y le crebamos al Gobierno mltiples problemas. No habfa que votar por nosotros, porque no representhbamos una pod- cin de apoyo al Ejecutivo; hoy, suman nuestras fuerzas a las de los partidos adictos al Gobierno, pa- ra sostener que ste obtuvo un gran respaldo de la oplnin pblica.

    Destacamos el hecho slo para sefialar una vie- ja prctica poltica que, por suerte, est totalmente desmonetizada, porque el pueblo sabe aquilatar hoy la justeza y la consecuencia de la Iinea radical, sin tomar en cuenta los intentos que se hacen para con- fundir su juicio.

  • Lnea de Indepenaencia O deseo comentar ni una ni otra apreciacin. No es mi nimo entrar en un estril debate,cuando el tieru- po se nos hace ya demasiado breve para lo mucho que tenemos que construir. Sostuvimos con knfasis y

    con honestidad una lnea poltica, la de la independencia, y ella la mantuvimos antes y durante el perodo eleccionario y la proclamamos con absoluta claridad. Una independencia que nos permiti aportar nuestros votos a las ideas del Gobierno cuando concordaron con las nuestras y que nos permiti, tambin, tanto en la Cmara como en el Senado, decir en l a tribuna pblica de nuefitras discrepancias con algiinos plan- teamientos del Ejecutivo.

    Estamos profundamente agradecidos al pueblo chileno por la muestra de confianza que nos dio el 5 de marzo recien pasado, pero, al mismo tiempo, tenemos plena conciencia de la responsabilidad que nos cabe como lderes mayoritarios le la lnea de izquierda democrtica que el Partido someti r la decisin del electorado y que estamos ahora dispuestos a lcentuar. Tenemos ese deber, pues la voluntad popular la res- pald explcita y aonscientemente, interpretando, una vez ms, la gran corriente de opinin latinoamericana que, has- tiada de sufrir opresiones econmicas y opresiones polticas de diferentes tipos y colores, quiere imponer grandes trans- formaciones sociales y, por otra parte, preservar los valores esenciales de su comn acervo espiritual y asegurar el respeto irrestricto de la dignidad humana y de laa libertades fun- damentales del individuo.

  • Nuestros planteamientos bisico~

    D URANTE a campaa elecloral y aun antes de ella, los organi~inos directivos del Partido Radical y sus Parlamentarios expusi-eron con firmeza y con clari- dad la posicin del Partido frente a la realidad po- ltica nacional, con relccibn a los principales pro-

    blemas nacionales. La pasin partidaria, exacerbada por la lucha electoral, frccuenternente azformd y distorsion nues- tros planteamientos s. Pasada ya la etapa transitoria donde se acentu la pugna entre ~a r t i dos y grupos y vuelto el pas a l cauce de una normal y sana confrontacin cle ideas, prin- cipios y tcticas polticas, creernos t i l reafirmar nuestros planteamientos bsicos destacando algunos que aparecen hoy como ms actuales, dentro de un panorama necesaria- mente cambiante en esta poca, que se distingue por su carcter dinmicc.

    Nuestra justificacin histrica y nuesira actitud de confianza en el futuro descansan en una posiciin p r m a - nente y en una conducta que tiene caractersticas muy dis- tintivas. Enfrentarnos a los fenmenos poli icos, sociales, econmicos o tcnicos con la mirada abierta y plenos de curiosidad intelectual, seguros de la fuerza dinmica que los mueve y sin negarnos n examinar lla sustancia y el va- lor de las fuerza; vitales qcre con.formun la conducta del ser humano o que ste desencadena,con s~ accin creado- ra y motriz. Siendo esencialmente antidogmticos, nada excluimos sin analizarlo previamente y nos interesa todo lo que viene d'el ser humano, que es medio y es fin de to- do. Rechazamos, s, violentamente, todo lo que limite la Libertad de pensar y de examinar y todo lo que constituya un impedimento para razonar inteligentemente en el t c - rreno que va de la formulacin a la realizacin. Seguimos siendo enemigos irrecmciliables de toda forma de regimen- tacin totalitaria, porque, a la larga, ella siempre impide todo progreso permanente, toda evalucin constructiva, to. do perfeccionamiento y no hace ms que deformar la rea- lidad y mantener concepciones y procedimientos en una condicin esttica.

  • IiA R A Z O N DE N U E S T R A l ,UCHA L Partido Radical naci a la vida poltica como consecuencia del gran movimiento de renovacin del siglo XIX, que destruy ins- tituciones y privilegios seculares, pero en el momento en aue la revolucin industrial que impuls aquel movimiento haba creado in-

    justicias sociales an ms crueles que las que existieron durante las monarquas ~,bsolutas, y los pensadorcs y polticos esclarecidos del mundo co- menzaban a luchar para eliminarlas. Nos sumamos a esa lucha y ayudamos en Chile a encauzarla inte- grando y muchas veces encabezando las fuerzas pro- gresistas que obtuvieron victorias histricas. Varias generaciones compartieron nuestras inquietudes y campaas doctrinarias; todas ellas trajeron vientos huracanados que renovaron tcticas, mtodos y pro- gramas de accin; el gzrtido ~evoluciono, de acuerdo con las necesidades de cada poca. Una cosa, sin em- bargo, permaneci inclume, que nos distingui con caracteres inconfundibles dentro del espectro politi-

    - co chileno, compartida por el viejo patriarca y por la semilla joven: nuestro amor s la libertad, nuestro respeto inquebrantable por los derechos esenciales del individuo, nuestra adhesin sin reservas al sis- tema de democracia representativa. Y en 'esa posi- c18n bsica nos seguimos encontrando hoy, y con ella continuamos manteniendo la adhesin de una enorme iiinsa de nuestros conciudadanos y el respe- to de la gran mayora de la opinin nacional, que nos sabe uno tlc los pilares de la normalidad jurdica y de las instltuciones republicanas.

  • Eomplementos de la Democracia Poltica E STAMOS lejos de creer que nuestra de- mocracia es irrepro-

    c h a b 1 e. Desde hace muchos aos hemos sostenido que es necesario perfeccionar nuestro sistema y nuestras prcticas electorales, con el objeto ae conseguir una ex- presin ms amplia de 1% vo- luntad popular y eliminar los remanentes de vicios que an obstruyen la libre emisi6n de los sufragios. Por tal ra- zn, hemos sido decididos h~pulsadores de reformas que, sin darla, han slgnifl- caldo m gran paso hacia adelante y seguiremos pro- poniendo otras dentro de 11- neas que muchas wces he- mos asbozado. Pero rechaza- mos la falaz afirmacin de que en Chiie la voluntad po- pular se manifiesta en for- ma ms imperfecta que en Estatios totalitarios donde no existe oposicin, donde las minoras carecen hasta del der~ciho de opinar, 'donde los problemas se discuten en el circulo cerrado de los diri- gentes de un partido nica y donde el pueblo, al elegir sus representantes, no tiene otra alternativa que votar por los que figuran en una sola lista.

    Sabemos, asimismo, que una democracia poltica es- t lejos de ser perfecta si no se conjuga con una demo- cracia social y econmica, en que el poder politico no es- t sometido .a ningun poder externo de caraicter econ-

    mico o de casta y en que 10" ciudadanos tengan un nivel cultural, econmico y social que les permita elegir cons- cientemente a sus represen- tantes e influir razonada- mente en las decisiones na- cionales sobre los grandes ~problmas ael Pas. Pero ne- gamos, tambihn, que el ejer- cicio de los derechos polti- cos debe estar suoeditado a la obtencin de condfciones de vida superiores Y seala- mos que, al defender tal te- sis, se est preparando el te- rreno ipara implantar for- mas totalitarias de Uobier- no. Adems, estamos ciertos de que slo mediante el ple- no goce de los derechos po- lticos pueide irse perfecclo- nando continuamente el ejercicio de los derechos eco- nmicos, sociales y cultura- les, que, junto con los ante- riores, configuran -segn la Declaracin Universal de los Derechos Humanos- una au- tntica sociedad democrti- ca, capaz de resguardar el ,valor y la dignidad ide la persona humana. Y la since- ridad de este ideario la he- .os dmostrado con hechos. Siempre reaccionamos con prontitud y plenos de com- prensin ante los sorpren- dentes avances de la ciencia y )de la tcnica, ante las nue- ras concepciones econmicas e institucionales, y supimos dmpulsar la aplicacin de las que se ajustaban a numtras necesidades y posibilidades

    10 -

  • HAGIA LAS REALIZACIONES

    SI , por ejemplo, el Partido Radical se anticip a su po- ca cuando, en 1939, Aguirre Cerda incorpor a su accin concreta de Gobierno la concepcin del desarrollo eco- nmico planificado creando' instrumentos estatales ZEU-

    mudos a orienturld y a impulsarlo. Hasta entonces, dentro de los regmenes de libertad poltica, esas concepciones no habian salido de los laboratorios de investigacin cientfica o de las aulas pedaggicas de algunas universidades europeas o norte- americanas de avanzada intelectual. Y tan temprana iniciatzva se hizo carne en la opinin nacional, que le dio todo su respaldo. Eso permiti, tambin, a los representantes de Chile e n las Na- cia?zes Unidas, a conlienzos de la postguerra, constituicse en pioneros de la accin internacional para impulsar el desarrollo econmico,'que tantos frutos est produciendo.

    Por ello, hoy, al igual que ayer, interpretando el ntoinento histrico que vzve el mundo y esta parte de Amrica y las reali- dades nacionales, el Partido Radical est dispuesto a encabazar una accin colectiva, verdaderamente seria y eficaz, para e l ~ ~ a r fundamentalmente el nivel de vida de nuestro pueblo, en las ci~tdades y en los campos, para impulsar dectsiuamente nzlcstro desarrollo econmico y hacer llegar rdpidamente a todos los ciudadanos los beneficios de la tcnica y de Ea cultura moderncs.

    Estamos dispuestos a propiciar las transformaciones socia- les que hoy se evideizclan conzo indispensables partl lograr aque- llos objetivos. Creemos que es posible alcanxarlos por medios pacZficos y democrticos, perq: para ello, ser necesario que los diferentes grupos sociales, particularmente los ms privilegiados, comprendan que es menester hacer sacrificios muy serios 7nuy extensos, tal como lo, han hecho otros pueblos que han sabzdo mostrar visin y realzsmo y se han sometido voluntardamente a los imperativos creados por los nuevm hechos y situaciones. Si queremos salvar valores fundamentales, n o cabe otra alterizatt- va. No aceptar sacrificios indispensables significa invitar abier- tamente a que nos impongan salucdones violentas por medios coercitivos.

  • P~oglieso cqn Libertad

    E S impresionante el crecimiento econmico observado en varias regiones del mundo y que comprende prc- ticamente a toda Europa, Norteamrica, gran parte de Asia y del Africa. Causa asombro a nuestras nuevas generacione, las cuales, por otra parte, experimentan un sentimiento de gran frustracin al comprobar

    el estancamiento y la debilidad de las econcmas de nues- tros paises. Y es esta situacin, precisamente, la que da alien- tos a quienes sostienen que en Amrica Latina hay incom- patibilidad entre un desarrollo econmico vigoroso que satisfa- ga las aspiraciones de mejoramiento social de sus pueblos y la plena vigencia de regmenes denlocrticps y representativos. Como ya he dicho, no aceptamos tal planteamicnto y defende- mos ardientemente el concepto de que existe absoluta compa- tibilidad entre estos dos objetivos sociales que se complemen- tan y estimulan mutuamente. Pensamos que el primer paso pa- r a desarrollar la eccnoma, en la extensin y -con el ritmo ne- cesario para transformar la condicin social de nuestros con- ciudadanos, es planificar el desarrollo econmico. Hay que pla- nificar para la libertad; hay que planificar para la abundancia: hay que planificar para la justicia social -que elimina los ex- tremos de riqueza y pobreza-, hay que planificar para la cul- tura, que permite la dignificacin de la persons humana. Pla- nificar el desarrollo econmico no es-patrimonio exclusivo de las sociedades marxistas ni es sinonimo de dictadura o totali- tarismo, ni atenta contra la libre empresa. Es simplemente or- denar y ac~ecentai el empleo de los recursos !imitados de un pas como el ~iuestro, conforme a iin criterio jiiicioso y a largo plazo, de las prioridades y en beneficio de las mayorias nacio- nales y no de grupos privilegiados. Hablamos de una planifica- cin ordenadora, que disponga un criterio racicnal para em- plear los recursos del Estado g estimule a la actividad privada a orientarse en fgual sentido, mediante facilidades .e incentivos. Nada tiene de comn esta planificacin con la de carcter Im- perativo, que impide a los ciudadanos desarrollar ninguna ac- tividad econinica que no est prevista en los programas del Estado.

  • La actcin d e l Es tado

    arboIIo econmico, es repartir recursos 1 ' i j

    El problema de nuestra economa, corrio en la de los dems paises e n vas ddes-

    exasos entre necesidades rnltipl*es. Pa- ra que este reparto se haga con justicia rociall y sea econmicarncnte reproduc- tivo, es indispensable la inrervencin del Estado. Esta intervenciii debe ser clara,

    ecunime y definida. Debe f i jar objeti- vos sociales y determingr los medios p3- ra alcanzarlos. El Estado debe planifi- car, coordinar, orientar, promover y es. timular el desarrollo de ?cdcis las poten- cialidades nacionales para el logro de objetivos precisos, y debe intervenir di. rectamente, cuapdo un relevante inte- rs nacional as lo exija.

    racirm, fundamen-

    tal

    principio

    inamovible

  • Desarrollo de

    1 1 La Corporacin de Bmen-

    to de la Produccin ha en- tregaldo recientemente al pas un Plan General de De- sarrollo Econmico para el prximo decenio. Cumple, de esta manera, e l mandato de la ley que .la cre y c~nvier l ;~ en realidad la iniciativa del Presidente Aguirre Cerda.

    Los radicales comprobamos con .satisfaccin, un? vez ms, que nuestra ,poltica de hace 20 anos np solo fue Pre- cursora, sino que tiene hoy da plena vigencia y actuali- dad en sus lneas matrices.

    No seramos justos si ne- gramos nuestra palabra de estmulo a la Corporaciiril de Fomento, y l'e decimos quz ha realizado con eficacia un,, gran tarea: puede no ser completa. pero constituye un paso muy importante.

    #Este programa, que cubre casi todos los sectores de la economa, que fija metas y estatblece los medios para alcanzarlas, apai'ece en mo- mento muy oportuno. El pas ha dejado atrs un largo pe- riodo inflacionario, para en-

    trar a una etapa de estabi- lizakin monetaria. mes la establlMatl e o o ~ ~ & como requisito indispensable Wra 1Ievar a cabo un pu- jante y ordenado pragrama de expansi6n de la economa. El plan, por otra arte, inte- gra adecuadamenTe las ta- reas que impone la recons- truccin de las zonas devas- tadas por los sismos de mayc y la necesidad de incremen- tar e l ritmo 'de crecimiento del desarrollo econmico.

    Sobre el Gobierno, la C0r- poracion y el pas entero, pesa hay la irrenunciable responsabilidad de cumplir con el programa, de com- pletarlo y perfeccionarlo, de hacerlo realidad, de tradu- cirlo en bienatar y progre- so para el pueblo. E1 programa se propone

    elevar la tasa de crecimielito del producto geogrfico bru- to, de 1,3% acumulativo anual, registrado en d quin- quenio 1955-1959, a 5,5% acu- mulativo anual en -el pero- do 1961-1970. Esta meta pue- de aparecer amlbiciosa; pero ayo me pregunto: Es sufi- ciente este incremento de la economa para satisfacer la incesante demanda de mejo- res niveles de vida de k po- blacin? Es adecuada par& eliminar ,definitivamente la desnutricin, el analfabetis- mo, el dficit habitaclonal y la miseria? Ira elevacin del nivel de ingrsos que se al- canzar ser suficiente pa- r a que la comunidad toda tenga acceso a los beneficios de la vida moderna?

  • MAY'ORES TdSllS DP: ERBCIMIENTO OS estudios tcnicos que dieron sustento al progranla determinan que, sobre la base de las premisas en que se funda; no serfa posible obtener mayores tasas de crecimiento, lo que significara que nuestra econonifa no

    resiste un plan de expansin t an amplio y tan rpido coino el necesario para lograr en plenitud, en diez aos, las metas de progresos que nosotros anhelamos para Chile. El Programa de Desarrollo de la CORFO se basa en un supuesto que el Senador que habla no puede aceptar: que la actual estructura econini- co-social de Chile no cambiar en los prximos diez aos. Lo que se ha pretendido con el plan es lo que algunos economistas llaman la "maximizacin de status", es decir, tratar de hacer lo mejor posible dentro de las condiciones presentes. En tales circunstancias -es evidente- las posibilidades de una tasa de crecimiento mayor son escasas. Pero lo que nosotros postda- rnos es, justamente, un cambio estructural que incluya la re- forma agraria, la reforma educaclonal, la 'reforma tributaria, la reforma del sistema de seguridad social, etc.

    Para lograr las metas del programa, ambiciosas y aun in- suficientes, ser. necesario poner en marcba una potente accin poltica, cdiducente a obtener las modificaciones estructurales basicas que e1 programa juzga indispensables y para destrulr las rigideces legales y de todo orden que dificultarBa su apljcacin. El Partidr? Raaical toma en sria manos esta tarea,

  • L OS radicales queremos que el Programa P4acional de Desarrollo trate de duplicar sii tasa de crecin~iento acvmulativo anual; que dentro del programa se d prioridad a l impul- so educocioncil y que, adems, se revise l o rela- cionado con el sector habitacional, por cuanto re- chazamos la idea de que luna familia de trabaja- dores pueda ser ccnstreida a vivir en una super- ficie de slo 40 metros cuadrados. Tambin de- seamos que la industria de la marina mercante, aquella que realmente navega, pase a ocupar uno de los primeros planos dentro de las metas del programa; no nos imaginamos el multiplicar las exportqciones agrcolas e industriales, sin dicpo- ner simultneamente de nuestros propios trans- portes martimos.

    Los recursos extraordinarios que se precisen para esas fipalidades de inters comn tendrn que obtenerse dentro y fuera del pas; debern contar con la prioridad que realmente les corres- ponde, prioridad que no puede fi jar un decreto tericamerrte, sino que habr de ser determinada por lo que exige la proclama y el clamor de u n pueblo.

  • La In f luenc ia del Medio In ternacional

    111

    Seor Presidente, Honorable Senado:

    Son problemas como este los que permiten ver con claridad la vinculacin existente entre los asun- tos nacionales y los de orden internacional. Aun cuando no es sta la ocasin para discutir la poli- tica exterior del Pas, considero atinente el formu- lar ciertas observaciones que mantienen una lnea de continuidad con lo que vengo expresando.

    En los ltimos quince aos, los hechos y las instituciones han transformado a la comunidad in- ternacional a la cual pertenecemos. Nadie podria sostener, con seriedad y responsabilidad, que lo su- cedido y lo que esta sucediendo no influye directa- mente en la vida de nuestro pas. Los hechos y las instituciones chilenas, sin el peso de los prejuicios, ya se han ido adaptando a la nueva realidad y, gra- cias a ello, se ha logrado sortear un cmulo de di- ficultades e incluso programar el futuro inmediato del prximo decenio.

  • e.dd d e menta L a O R dezgrncia, los prejuicios son m a s fuertes gue las idens, e n el aspecto negativo de la dinmica social. Por arios se vio perfectamente claro que las naciones euro- pras iban a planificnr sus economas, con vistas a u n a

    verdadera integracin; as lo anunciaron e n 1948; pero en Am- rica Lafina n o se crey. Predomin el prejuicio de quienes piensan que FI-unciu ?1 Alemania estn condenadas a la guerra eterna. Lo anticipado e n 1918, con opo~tun idnd del Plan Marshall, se convirti en realiclad en 1957, eia el Tratado de Roma, que dio nacimiento CL la Colnunidctd Ec07~87nica Europea. E n ese alo, y ante el anuncio de u n mercado C O . ~ U ~ L , Amrica Latina se de- cidi n estudiar; a su vez, zin mercado regional, y si ello n o era posible de inmediato, u n a zona de le'bre comercio. Estamos e n 1961; nuestras economias estn sufriendo los efectos del aran- cel del Mercad0 Comz,?l Europeo; estcin viendo sus exportacio- ne.9 comproinelidns o dap la~c idas , era especial las agricolas, g 120 tienen. otra alter9zativa aue unirse ?/ competir como bloque econmico, jinai~ciero 'U comercial. Todo eso se ve cluro, 720 tanto a consecuencia d e u n proceso de ~acioci?zio, como a trn- ves de la dz~ra pedngogia d e los golpes ?/ d e las frustraciones.

    No obstante todo lo (interior, pareciera que Anzricn Latina, en su gran soledad, 710 se atreviera a juntarse. Es un f ~ e c h o Que lus nuevas tendencius del mundo y de la historia reclnmnn, para sobrevivir y vencer, u n cunzbio substancial de mentalidad. Incluso, el de enfrentar reacciones emocionales con coraje 3 serenidad.

  • Lo que Amyica Latina debe liacer

    P IENSO que Amrica Latina tiene que entenderse, y a la brevedad posible, y para ello debe desahuciar to- do el legado de piejuicios del siglo XIX. Los llamados asuntos- limtrofes deben resolverse por procedimientos

    juridicos, poniendo trmino al trfico de pasiones y odios. No es posible gug vivamx, unos con otros, temiendo invasiones o guerras preveiitivas, fabricando leyendas o falsificando la his- toria. Me atrevo a decir que esa actitud era un drama eri el siglo XIX, un drama vivido por una Amrica Latina en acti- tud de permanente heroicidad; pero sostengo, tambin, qiie esa actitud en 1963, en la poca de las armas nucleares y (le las naves del espacio, no tiene nada de drama ni de heroisino; es la triste expresin de la soledad internacional y del aisla- miento, que sirve de cultivo a todo un manojo de viejas emo- ciones.

    Amrica Latina, debe crecer, econmica y socialmente. Pue- de que ste r,o sea el o~j.etivo compartido por otros continen- tes. Es posible que deseen o que sea mejor negocio, comercial o poltico, el que 110s mantengamos en gradaciones de atraso histrico. Pero es &ber nuestro el recordar a los hroes de nuns- tra independencia comiin, para movilizarnos, unidos, hacia adelante, y no para reabrir cicatrices y revivir dolores. Pen- sando, prir una parte, en el Programa Nacional de Desarrollo, y por otra, en el poco tieinpo que la historia .ofrece a nuestro continente, procede tener el coraje de decir que todo problema antiguo debe resolverse por vas jurdicas y que la carrera absurda de armamentos, insuficientes y tcnicamente viejos, nos arruina hoy, maana y siempre.

  • ARA M I , cl destino 110s se?iala unu ruta dc iaegociaciones y de paz; u n co~ra~romiso cotz ?zuestros pueblos, para mejoTar sus iaiveles de vida, y tina respoizsabilidad, ante la historia,

    de colaborar para que Amrica Latiiicc pireda dcseln- peiiar en la conzuiaidad itzten8aciotlal u7i papel serio y i.espetable, y no sea la regin fosiliiiada de las rl- Li71~us y eternas guel,ras baiciz~cas.

    El 5 de nzarzo, el radicu.lisno recibi el ~ 'espc~ldo popular, expresado en alta tlotaci7t y prepo?rdercii- te cuota da Parla?nentarios.

    Esta demostracin co?tstituye para el Senador quc ocupa Za atenciiz de sus colegas un manojo de trr- yencius 1) reclanlos: de aspiraciones, sueos o alzhe- los que el cci?zdidato a Diputado o a Seizador de n?/er reparti por pzleblos 21 aldeas, provincias y departa- nte~atos.

    Expresnnzos en la tribuna popular, en los cictos pl-oc1nntato1-ios, algunas - de esas urgeiactas; he seAa- lado otras, en las observaciones que venyo formulaiz- do, y deseo referirme a otras ?ns, en apretadas s i ~ c - tesis, que son apremiantes, conlo Ea educacin, la reforma e71 las estructiiras agricolas, la modificaci>z tributaria, el cambio de la estructura econrnzca d e Chile.

  • Seor Presidente, seores Senadores:

    H ACE ya un ao que o c u ~ la atencit5i.i de Vuestras Seoras con un discurso en el que analic la nece- sidad de modificar la orientacin dei proceso edu-

    cacional en Chile. ,Prcticamente todas las considerac' !onec que hice, as como las cifras que d i en aqu,ella oportunidad, tendra que relpetirlas si quisiera discutir en profundidad tan vital problema. Pero no es ste mi propsito, en la presen- te ocasin. Sin embargo, dcelbo mencionar el problema edu- cacional, pues estimo que su solucin debe tener absoluto prioridad en la polti.ca econmico-social de nuestro pas. Y no slo porque es ste el principal instrun?ento para ace- I,erar la ya muy dbil tasa de crecimiento econmico, sino tambin porque e l Partido Radical -y con l el Senador que halbla- lo considera como un f in en si mismo, que no slo debe ser una atencin preferente del Estado, segn rn- za nu8estra C~nstituciin.~Poltica, sino tambin su obligacin ineludible, a la c~ial, hasta hoy -no titubeamos en decir- no se ha prestado la debida importancia.

  • No Hay Pyogreso sin Cultura

    u NO ,de los nluchos hechcs que confir- man nuestro aserto lo tenemos en el Plan de D'esarrollo Economi- co Preparado por la Corpo- rncion de Fomento de la Pro- diiccion y que el Gobierno h a hecho suyo. En verdad, lla- ina la atencin la faltz de un plan educacima1 dentro de dicho plan. Y uno se pregun- t a : es que el pais est resig- nado a no mejorar la trgica situacin que presentan los ndices ediicacionales? Aca- so alguien piensa qucl vamos a pasar a mejores y sustan- cia,les tasas de desnrrollo, si seguimos con cerca de 350.000 ilios, entre 7 y 14 afios. q u ~ no reciben enseanza de nin- guna especie; con 450.000 j- venes, entre 15 y 18 aos, que no asisten a ningun estable- cimiento educacional, y con slo el 1,375 de la poblacin mayor de 20 aos que acuda a alguno?

    Es imposible que un pas pueda esperar, seriamente, un aumento importante de sil tasa de crecimiento con niveles educacionales tan ex- trenizdamente bajos, mien- tras las tres cuartas partes de sus gobladores son o anal- fabetos o han recibido solo educacin de grado primario, y con una poblacin que en un 95% carece de prepara- cin profesional especializa- da. iY todo esto, en la era del tomo y de las investi- gaciones del espacio sideral! En la poca en que las in-

    -

    dagaciones cientficas han al- canzado un grado tal que las naciones desarrolladas ya no conciben la existencia de la inano de obra no calificada, !a cual, sin embargo, consti- tuye la casi totalidad a e la 1)oblaciiin de nuestro pais!

    Cules son las metas que nos proponenios alcanzar en los prxin~os diez aos, en una poltica clara tendiente a superar estos fidices? Y cules son los medios a que pensamos recurrir? La wl- iiin pblica debe ser llama- d a a una amplia discusion sobre tales cuestiones, cuya importancia, seior Presiden- te y seores Senadores, no se puede exagerar De esa discu- sin debe saljr, a l a breve- dad posible, u n programa de desarrollo educacional inte- grado en el Plan de la Coi- poracin de Fomento. Me lla- rna profundainente la aten- cin que, pese a haber sido reestructurado en fecha re- ciente por decreto con fuer- za. de ley, el Conscjo de la Corporacin de Fomento, nuestra inxiina organiza- cin planificadora, no se ha- ya dado representacin en ninguno de sus niyeles a la educacin. Pienso que inucho de lo que en ~ i i e s t r o pais se habla con reepecto a la nece- sidad de mejorar la educa- cin tiene una fuerte dosis de ~erbalismo, en compara- cin con el deseo vehemen- te, con el propsito decidido, de abordar el problema con energa.

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  • ANTES QUE EN MAQUINARIA

    E fl M I anterior intervencin sobre esta materia, di otras cifras, que nle es necesario volver. a repetir aqzii, CcnLo pienso hacerlo majaderamente e n lo futuro. De 100 ni- os que se incbrporaran al primer ao de la escueln primaria, slo 17 terminan, e n promedio, el sexto primario, G completan el primer ciclo del liceo, y 2,8'terminan sus humani- dades. Es ctsi como las probabilidades de un nio chileno que ingresa a la escuela primaria, de recibir u n titulo universitu- rio, n o son superiores a 1 %.

    Pues bien, Honorables colegas, es m i opinin que, dentro cle los obstculos estrzicturules que impiden a Chile pasur CL estudios superiores de desarrollo econmico y social, la situcl- cin educcicional, sonzeramente reflejada e n las cifras anterio- res, es la que merecee la primera atenci?~, junto al de nuestras estructuras a g ~ a r i a 11 tribataria, a las cuales deseo referirme tcimbin e n el curso de m i intervencin.

    Nuestro puis, igual que otros compolzentes del llamado mundo sv.bde.scirrolludo ?! no voy a discutir esta definicin, pues todos sabemos lo que ella i?nplicai, parece creer que la c u e s t i ~ n de lograr u n ritmo de crecimiento supericv se soluciona in?;.ir- tiendo m s e n maquinarias g equipos, impresionado, segnra- mente , por la forma como los paises desarrollado's cibordnn igual problema. Capitalizacin es as, para muchos, s innin~o de inversin e? equipos. Este es, tal vez, u n enfoque correcto para las naciones industrinlixadas, donde el cinulfabetismo n o existe, donde el campo ofrece estructuras agrarias de alta pro- dz~ctividad, donde los sistemas tributarios Y de seguridad social estcn proporcionando elevadas. cuotas de ahorro ?; u n a rnzo?ia-

  • bie distribucin del ingreso nacional. Pero en paises conlo el nuestro es preciso, justam.ente, cumpllr primero estos u l t l 7 1 t 0 ~ prerreguisitos para el desarrollo econmico. Nuestra tarea prcer es, primero y ante todo, remouer stos gue son 10,s obstculos estructurales que impiden el lopro de un adecuado ritmo d e progrsso cco7zmico-sacial. Capitalisaciti, en Cfiile, debe sig- nificar nzks ixuersi~z en hombres, en educacin, antes aue en rn.qul?zns, porque, de lo contrario, como ya parece ocurrir, estas 7.ltimcs perma7ieceran ociosas ci con bajos niveles de producti- vidad. Fue ste, precisamente, el itinerario seguido vor los pni- ses que hop lla-mantos desarrollados. Y a u n stos, hoy du, es- tnn hacie?zdo u n esfuerzo relativamente superior al nuestro en el campo edilcacional, con lo que la dfstancia que los seyarn de lccs naciones ncibes tiende, cada dia, a nmyliarse, en ves: de acortarse.

  • Plan Uesenal de Desaaullri de la Edu~aiiin ONCLUYO en esta parte proponiendo en forma con- creta que, en m i nombre, se solicite a l Gobierno e l ncmbramiento de uno cornisin del ms alto nivel,

    para que estudi.e y proponga u n Flan Decena1 de Desarrollo de la Educacin en Chile. El informe correspondiente debe- r ser entregado en u n plazo mximo de cuatro meses.

    Las metas d.51 programa seran,,en el aspecto cuanti- tatiqo, la eliminacin de. los dficit educacionales actuales y, en e'l aspecto ccialitativo, la prsmocin de los cambios ne- cesarios del sistema, sobre las bases que e,ni.inci en m i an- t.erior discurso, foi~tos veces !nencionado. La idea de cons- t ruir un sistema educacional conipatible con las necesida- des de nuest,ro desarrollo econmico y a la vez estimulunte, debe inspirar ests trabajo; el lo significa, por cierto, refor- zar la ed~icacion tcnica y vocacioc~al, en los iii'veles medios, y la preparacin cientfica, en el campo i~r~iversi tar io. El plan debe consti'tuir una respu4esto satisfactoria para ,nues- t ra juventud sin hcrizontes y para los padres de esa, juven- tud que, hoy da, ven que muchos de sus hijos no puederi avanzar en su .proceso de. formacin, por fu l ta de rnecursos econrni~cos, medios materiales y facilidades docentes. Con relacin a este l t imo aspecto, la Comisibn debera estudiar cuidado~ament~e -y con criteric tcnico y objetiv- f:l problema de la ensehnza par t i c~ i la r subvencionada, para que, en lo futuro, marchemos con seguridad ,por el .camino trazado y para que no se vuelva a hablar de lo que muchas veces se ha Ilomado +el "negocio" de la educocin

  • L programa debera contener una detalla- ' da explicacin de fi- nes y .medios, con-

    vertirse en el verdadero do- cumento que gue la ;poltica educacional del prr:iino de- cenio y ser integrado en el Plan de Desarrollo Econmi- co del Pas.

    No puedo pensar en na- da ms importante conlo ta- rea para nuestros hombres de Gobierno, directamente responsables de estas mate- rias; por tanto, segn ya lo lie Gicho, la Comisin -debe ser del ms alto nivel y sus integrantes han de dedicarle de preferencia su tici1ip0. En- tre otros, creo que el grupo de trabajo deben formarlo el Ministro de Educacin, el Mi- nistro de Economa, el Sub- secretario de Educacin, el Supeiint.endente' de Educa- cin, el Presidente del Con- sejo de Rectores, el Vicepre- sidente de la CORFO, el Pre- sidente de la Confederacin de la Produccin y del Co- mercio, facultndolos, a to- ' dos ellos, para concurrir .a las sesiones acoinpaados de uno o dos asesores. Los inte-

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    cle Alto Nivel

    grantes de !a actual Comi- sin que el Gobierna tiene en funciones podran asistir a la que propongo, paxa in- formar del avance que pue- dan haber alcanzado en su tarea.

    : En dicha forma, :a Comi- sian ' p0dr.i trab3jar en pro- fundidad, con autoridad, y sus conclusioiles tendrn la posibilidad de traducirse en accin poltica a breve plazo. En esta materia ya no se puede esperar mas! C,omo no es posible dilatar rnks la bs- queda de una snluciin com- pleta a los probleinas del agro chileno.

  • E .Drama Agr1orio Chi leno

    O EXISTE en Chile, junto (1 lo educacional, proble?iza nzs grave, rizas aprenziante y que requiera u n a soluci~?t nzs urgente ?/ drcstica que el de las condiciones de vi- da szlbhu?7tanas que prevcileceit e?t la ntayor parte del

    medio rz~ral. Al igual que e n los dems yaises latinantericanos, el cantpesino que fornzan tantci los nsalariados como los pea queos propietarios est al margen de la vida y de la tcnica ?~zoder?za; carece de oportz~nidcides para progresr en la escala social, para desenvolver ?tornzalnte?zte su personalidad y pctrn cicceder a lcis fuentes de ln cultura; no integra la masa consu- ?nidora de artculos nzci?tufacturados y limita as notablemenie la capacidad de consumo nacional que podra vigorizar la ac- tividad eco.nnzica del Pas. Si dramtica es la condicin de los inquilinos, medieros y ciscilariados, con honrosas excepciones qzie en ?zuda debilitan m i aserto, m s lo es la del grueso sector de los pequeos propietciros, e n particulai' los ntiles que habi- t a n en el Norte Chico y e n las provincias del sur de Tnlcn nE ~zorte de Osor?to. que han subdividido sus propiedades en mini- f u n d i o ~ nbsolutnmente antieconnzicos, gzie trabajan tierras era- sionadas, empobrecidas y agotadas, que carecen de capital cle explotacin, que I Z O reciben ni asistencia tcnica n i t ienen acce- so al crdito barato y que son vctimas de la avidez de colne:'- cialztes i?tescrz~pulosos qzie le .nagan precios nf imos por Stis productos.

  • MALES CRONICOS DE LA AGRICULTURA

    1 NCORPORAR a la vida moderna y al consumo a dl- chos sector~s de la poblacin, que alcanza al cuarenta por ciento de los habitantes de Chile, poner fin al es- tado de* servidumbre de los inquilinos y asalariados y

    ayudar a los peuueos propietarios a producir lo que necesitan para una vida decente, es una de las tareas ms serias que encaran el Gobierno, el Congreso y, en general, toda la Re- piiblica. Mientras ello no se logre, no podemos hablar de que vivimos en una democracia completa n i de que formamos en las filas de las naciones civilizadas, y estaremos manteniendo condiciones que invitan a la adopcin de soluciones que re- pugnan a -nuestra conciencia de hombres libres.

    Por otra parte, tal situacin del campesinado se conjuga con el atraso lamentable de la agricultura, que se h a demos- trado incapaz de cumplir el papel dinmico que le corresponde en la vida nacional. Atraso tcnico, falta de capitales de er- plotacin, carencia de equipos g maquinarias, irrigacin insu- ficiente, falta de abonos, comercializacin primitiva y admi- nistracin poco eficiente constituyen algunos de sus males cro-. iiicos. El Presidente de la Repblica, en un mensaje que diri-. gi al Pas en agosto del ao pasado, con -motivo de la Canl- paa Mundial contra el Hambre organizada por la FAO, ex- pres: "El Gobierno tiene conciencia que, en los ltimos aos, nuestra agricultura no se ha desarrollado en la medida nece- saria para afrontar la creciente demanda de alimentos v de otros productos de la tierra, provocada por el aumento considerable de la poblacin, de su poder consumidor y de su nivel cultural, aparte no guardar tampoco relaciil con' el progreso industrial y minero. El reciente cataclismo que afect precisamente aque- llas regiones de nuestro territorio que proporcionaban al Pas la iiiayor cuota de alimentos y otros productos del suelo, ha agravado serianiente esta ya precaria s i t~ac in '~ .

  • LA REFORMA AGRARIA Y EL PARTIDO RADICAL

    AS dos afirmaciones que acabo de hacer sobre la condicin subhumana en ' que vive la mayor partc del campesinado chileno y sobre el atraso agrcola, 'no 'precisan ser fundamentadas en datos, cifras ~i

    opiniones de autoridades internacionales altamente calif ica- das que han estudiado nuestros problemas. Parto de la ba- se de que lo opini*i ilustrada de esta corporacin y del pas conoce tales hechos, pese a afirmaciones en contrario que han visto la luz pblica en los ltimos das y que no re- sisten e l menor anlisis tcnico.

    Son estos hechos, por todos sabidos -similares, salvo pequeas diferencias de amatiz o de grado, a los que se ob-

    a

    servan en cl resto do Amrica Latina-, los que han deter- minado a nuestro partido a tomar una iniciativa efectiva para imponer una reforma agraria. Nadie discute hoy en Chile, como tampoco en otros pases del continlente, la ur- gente necesidad de realizar ta l reforma. Pero existe una sin- gular confusin sobre su significado y proyecciones y se no- ta una clara discrepancia sobrle los mtodos que deben ser empleados para ef.-'ctuarla. E l lPartido Radical, f ie l a su tra- dicin y a los p r in~ i~p ios bsicos que reglan s u accin pol- tica,. estima que esta reforma, como las dems (profundas transformaciones socia les que es necesario iinplantar, dlebe

  • ser llevada a cobo dentro de mtodos depcxrticos, respe- tando los justos dsrechos de todos los grupos sociales y con el mnimo posible de perturbaciones de la actividad econ- mica de la Nacin y de la convivencia nacional. Por eso cree necesario definir los objetivos esenciales de una refor- ma agroria, las ideas fundamental~es que deben inspirarlo y las lneas principales de su realizacin.

  • ECONOZCO que el Gobierno, por medio de la legislacin aprobada en los ltimos afios y de la accin de la Caja cle Colonizacin, quc ha sido reorganizada con resultados fa-

    vorables, ha hecho algunos esfuerz_os en direccin a la reforma agraria. Pero esos esfuerzos estn le- jos de corresponder a-las necesidades de una trans- formacin radical que sea capaz de poner fin a nues- tra estructura semifeudal y convertirnos en una so- ciedad industrial inoderna. Estoy en situacin de asegurar que para las organizaciones inter;acionales como FAO, CEPA y el Banco Interamericano de Desarrollo, que financiar programas de reforma agraria, nuestro pas no est ni siquiera catalogado entre aquellos que estn en vas de realizar una re- forma tal. Hoy da, el resultado de las elecciones, que marc una clara tendencia del pas hacia una izquierda democrtica, que se expresar en el pr- ximo Parlamento, ha creado las condiciones polti- cas que permitirn realizar en un grado mayor que antes el anhelo del Partido Radical de impulsar una reforma agraria autntica y efectiv~.. De ah que creemos ahora necesario revisar nuestro propio pro- yecto que est en la Cmara de Diputados.

  • Ii! ~ u r ! Itilie ser uiia RePor~a Airaria NA autntica ,reforma agraria es mucho ms que una mejor utilizacin de tierras fiscales o de aper- tura de colonizacin de nuevas tierras. Significa una

    prof'unda tra~nsformacin d.el sistema de tenencia de la tie- rra, un cambio fundamental de la est.ructura econdmica y social de los medios rurales y un instrumento cle redistribu- cin m i s equitativa de la renta nacional que permita la diq- nificaciri d'zl campesinado y robustezca decisivamente lo econclrna, creando un poder consumidor de las manufact:l- r3s nacionales y aun de los productos agrcolas semie!abo- rados. En C,hile, csrno en casi todos los dems pases de Amrica Latina, .la contribucin d'e los trabajadores del agro al producto bruto es menos de la tercera parte de la de aquellos que trabajan en algunas de las otras actividades, y esta.diferencici en la productividad ti.ende a aumentar en vez de disminuir. Los reducidmos ingresos del campesinado y su mala distri'bucin constituyen, indudableinente, uno de los frenos ms importantes de la expansin de los mercados industriales, indispensalble para desarrollar una actividatl econmica ms acelerada y para la expansin de la in- diistria.

  • Preocupaciii Uiiiversal por la Reforma A ~ ~ a r i a

    L objetivo fundamental de la reforma agraria que ne- cesitamos, por encima aun de la finalidad de aumen- E tar la produccin y la productividad, es el de libertar

    estas fuerzas sociales comprinlidas en una estructura semifeu- dal, a fin de que se incorporen a la vida econmica nacional, aceleren el proceso dinmico de toda la sociedad y robustezcan la conciencia democrtica de la Nacin.

    No hay que equivocarse cuando el Presidente Kennedy ha- bla de reforma agraria en su histrico mensaje que llam "Alianza para el.Progresofl: se refiere al tipo de reforma agra- ria que acabo de iuencionar. No est hablando de una mera tecnificacin del agro, dentro de su actual estructura, n i de pla- nes de colonizacin de nuevas tierras, sino de iina reforma que "satisfaga las neoesidades bsicas de los pueblos en materia de habitacin, trabajo y tierra", que sea capaz de "superar estruc- turas agrarias e impositivas arcaicas", que tenga como conse- cuencia un "mejor uso de la tierra y condiciones de vida ms altas". Y cuando las organizaciones internacionales como la FAO, la CEPAL y la Organizacin de Estados Americanos reco- miendan reformas agrarias, en resoluciones aprobadas unni- memente en reuniones intergubernainentales, basadas en in- formes exhaustivos de expertos altamente calificados, estn concibiendo la reforma agraria en los siguientes trminos que aprob la Conferencja Conjunta de la F A 0 y la OEA, celebra- da en agosto pasado en' Ciudad de Mxico y hecha suya por el Acta de BogotB:

    "La reforma agraria supone un cambio fundamental en las actuales condicioiies de la tenencia de tierras. Esto trae con- sigo, entre otras cosas, una modificacin del rgimen latifun- dio-minifundio, tan caracterstico de la estructura agraria en la mayora de los pases.. ."; ". . .el agricultor que labra: la tic- rra debe tener el derecho a adquirir u obtener la propiedad de la tierra que trabaja. Aun ms, con el objeto de que su traba- jo sea efectivo y le permita un nivel de vida decoroso, deberia tener acceso a todos aquellos servicios e instituciones que per- mitan la valorizacin de su esfuerzo. . ." ". . .Ningn pas de la regin est dispuesto a tolerar la expl~taciri y l a servidum- bre de una parte de su poblacin rural. En los paises donde. una proporcin coisiderable de la poblacin rura.1 vive en ais- lamiento cultural y fsico, sin estar an incorporada a la eco-

  • rioina nacional, existe el firme propsito de remediar esta si- tuacin valindose de cierto. nmero de medidas, entre ellas, l a reforma agraria". Y se agrega lo-siguiente, en trminos que ca- recen de toda ambigiiedad: "La Conferencia insisti con ener- ga en que el objeto y la meta final de todas las reformas agra- rias es conseguir un campesinado independienk, saludable y vigoroso, capaz de alcanzar por propia iniciativa, y con l a ayu- da de la sociedad, u r mejor nivel de vida y de satisfacer sus aspiraciones hacia una existencia plena y digna".

    Es intil que se pretenda argir que Chile se encuentra en- una condici6n especial que no corresponde a la situacin des-' crita por el Presidente Kennedy. Conozco algunos de los estu- dios que sirvieron de base a dicho planteamiento y puedo afir- mar que el caso de Chile fue citad;> como uno de los ejemplos relevantes de tal situacin. Por lo dems, las crganizaciones internacionales, en repetidas oportunidades, h a n coincidido en tal punto de vista y no hay uno solo de los tcnicos interna- cionales que han trabajado en Chile en el campo agrcola -eu- ropeos, norteamericanos, asiticos o latinoamericanos, sean de las organizaciones de la familia de las Naciones Unidas. del Punto Cuarto o de fundaciones privadas, profesores de ~n ' ive r - sidades tenidas como "progresistas", como l a de Harvard, o til- dadas de "clsica$"' como la de Chicago- que no haya sea- lado que la estructiira agraria actual y el bajo nivel de vida del campesinado constituan el taln de Aquiles de nuestra econo- ma y un peligroso foco de revuelta social. Lo mencion el se- or Adlai Stevenson en el artculo que public en la revista norteamericana "LOOK" a raz de su jira por Amrica Latina el a60 prximo pasado, y hasta constituye uno de los "leitmo- tiv" del Cuarto Coiigreso Internacional Catlico de l a Vida Ru- ral, efectuado en Santiago del 1.0 al G de abril de 1957, cuyas minutas de trabajo h a n sido publicadas por el V a t' icano en un grueso volumen titulado "El .Hombre y la Tierra".

    El Banco Interamericano de Desarrollo, que administrar la inayor parte del fondo de desarrollo social creado por el Go- bierno de Estados Unidos para cunlplir las finalidades defini- das en el Acta de Bogot, ya est trabajando en s:is programas de financiamiento de reformas agrarias, con 1s colaboracin de la FAO, la CEPAL y la OEA, y aqullos seguramente slo consi- deran cooperacin tcnica y financiera para planes que cum- plan los requisitos bsicos que he mencionado, cooperacin que slo se conceder a pases que, como lo expres el Presidente Kennedy, !hayan puesto todo lo que est de su parte -que es sin duda lo principel- efectuando las transformaciones pro- fundas que constituyen el prerrequisito indispensable de la nue- va forma de cooperacin internacional que ha inaugurado el Jefe de Estado de la gran repblica del Norte.

  • DISPOSICIONES QUE DEBE CONTENER

    UNA LEY REFORMA AGRARIA

    P OR LAS RAZONES que acabo de exponer, estimo que debe estudiarse sin dilacin una legislacin de reforma agraria que corresponda al sentido que he procurado describir. El proyecto del Partido Radical ,podra servir de base a la discusin, pero,

    como expres, debe scr modificado de acuerdo con las nuevas circuns- tancias polticas, de manera que obedezca a principios ya mencioiia- dos y cumpla los objetivos que tambin seal.

    La ley de Reforma Agraria debera contener, entre otros, los si- guientes puntos Ilrincigales:

    1.-Objetivos de la Reforma. En una exposicin clara de los objetivos sociales y ecoi~nlicos de

    la reforma, deben figurar en forma preferente, los siguientes: a) pro- teccin del inters pblico eii la tierra; b) mejoramiento del bienestar rural; c) alcanzar una mas amplia y justa distribucin de los ingre- sos; d) creacin de nuevas oportunidades para la poblacie .rural; e) iiiv,ersidn ms productiva del ingreso agrcola: f ) mejor utilizacin de 1% tierra, y g) produccin agrcola mayor y mas eficiente.

    2.-Sistema tributario sobre la tierra.

    Debe efectuarse una profunda revisin del sistema tributario que af~ecta a la propiedad agricola. Este debera comprender disposiciones sobre revaluacin de la tierra a su valor comercial efectivo-o potell- cial y sobre la aplicacin de un impuesto progresivo basado en dicha evaluacin. Habria que proporcionar los recursos necesarios para efec- tuar un rpido catastro que sirviese de base para la revaluacin y para adm'iilistrar el impuesto. Se tendran que adoptar precauciones para que' se reinvirtiera el producto del impuesto en el desarrollo de los recursos fsicos Y humanos de' la agricultura, preferentemente en las mismas localidades.

    3.-Modificacin de la estructura agraria en funcin social de la propiedad.

    La ley tiene que encarar un programa de expropiacjn.de tierras, de amplios alcances, de manera que permita la realizacion de un plan efectivo y en gran escala de radicacin de campesinos sin tierra.

  • $1 fundamento doctrinario de tal programa tiene que ser el concepto constitucional sobre la funcin social de la propiedad. i3.specialmente aplicable en el mundo moderno a la propiedad agrcola. Un planea- miento .de este tipo ,dispondra que los que actualmente laboran la. tierra y poaeen mpacidad para su buen manejo, tengan acceso a la propiedad de tierras fiscales aptas para la. explotacin agrcola y tam- bien a las tierras privadas que no son explotadas de acuerdo con sus posibilidades de rendimiento y, por tanto. no cumplen su fuii- cin social. Ello implica 1% obligacin del Estado de ayudar a estos propietarios potenciales mediante crdito, asistencia tcnica, ayuda de comercializacin y servicios pblicos adecuados. Las prioridades de expropiacin ya establecidas por la legislacin chikna (propiedades mal trabajadas, propiedades en moiya de pagar sus tributos y tier;as explotadas para uso agropecuario por instituciones pqlicas) podriaii servir como base para los nuevos programas de expropiacion. Sin em- bargo, habra que proveer procedimientos, recursos financieras y per- sonal para que dichos programm fueran eficaces. El actual "sistema dc puntos" para la seleccin de colonos tendra que ser revisado a fondo, especialinente en lo qiLe se refiere a las exigencias de capital de ex- plotacin, que deben ser eliminadas.

    4 -Sistema de compensacin.

    Debe encararse con cri,terio realista el problema de la compensa- cin de las Lierr-as expropiadas. Esto implica, por una parte, no 'viil- nerar los principios de equidad y de justicia, y por la otra, aceptar en toda su extensin 'el concepto de funcin social de la propiedad agraria, que debe estar sometida a un rgimen jurdico diferente del de la propiedad de otros bienes. Asimbmo, d e k tomar&? en cuenta la capacidad financiera del pas. Es indudable que la compensacicin de las tierras por el valor del mercado significa un costo prohibitivo y no cumple uno de los fines sociales que se persiguen, cual es la redistribucin del ingreso nacional. 'Podra adoptarse una fimu:a que ,permitiera pagar un valor un poco inferior al del mercado, por medio de la compensacin sobre la base be1 valor del reavalo. En codo caso, el pago debe hacerse, por lo menos en gran parte, en bonos que pudieran negociara: en el mercado nacional o exterior, a largo plaza. Es posiblemente en la adopcin de un sistema de garantfa de estos bonos donde podra expresarse la voluntad de cooperacin expre- sada por paises amigos o por jnstituciones internacionales.

    5.-Las nuevas unidades agrcolas.

    Los procedimientos para la expropiacin, cambio de tenencia e iiis1aiac;ivti de campesinos dcbcrin basarse en criterios selectivos, to- niendo en cufanta aue los fdctores econmitos. culturales s geoprafi- cos son diferentes eh cada regin. En lo posible. el traspaso d unida- des existentes a otras nuevas deber realizarse de manera que no ocurran prdidas en la produccin o en la eficiencia econmica y pro- curando que haya un mnimo de perturbacin social. Esto significa que las nuevas unidades debern ser lo suficientemente grandes como para

  • mantener la eficiencia productiva y aprovechar los progresos tecno- lgicos; o, alternativamente, que las nu'evas unidades deberkn ser diesarrolladas como una i ~ d de pequefias unidades estrechamente co- ordinadas. No es fcil llegar a determinar cul es el sistema que debe aplicarse en cada caso, y es indudable que la misma frmula no puede ser la apropiada para todas las iirgiones del pas. Por ello, la ley debc prever una estructura nueva, pero flexible. Ser indis- pensable realizar ex.pi3rim'entos con diversos ti,pos de organizacin. incluyendo la formacin de cooperativas. como tambin la de. empre- sas de tipo econmico familiar.

    6.-Ayuda a los pequefios agricultores.

    Debera iniciarse un roara rama destinado a avudar a los oeauexios propietarios, arrendataris, medieros e inquilinoi a obtener -r&ursos adicionales y a cultivar la tierra con mayor eficiencia. El crdito su- pervisado, I& ayuda de comercializacin, sist?.pcia tcnica, la exleii- sin agrcola y la ayuda para obtener el uso y eventual tenencia de mayor extensin de tierra, seran los puntos claves en ta l programa. Adems, tendra que haber una serie de medidas legales complemen- tarias p a e sumlnist!rqr mayor seguridad e incentivo a los arrendats- rios, medieros, inquilinos, etc.. Puede darse un paso importante eii direccidn a la reforma agraria, simplemente modificando y reguld- rizando las diversas formas de arrendamiento, con el fin de propor- cionar a los campesinos,. aun cuando no sean propietarios, los ali- cientes apropiados para invertir el producto de su trabajo en sus mis- mas tierras y desarrollar su capacidad de manejo de ellas.

    7.-Proteccion a los campesinos.

    Paralelamente a las medidas que se han mencionado, que signi- fican cambios estructurales, es indispensable que la ley complemente lz, actual legislacin que protege a los trabajadores del campo. Ella teii- &ria a dar seguridad en el trabajo, a mejorar los niveles de vida y a ampliar las oportunidades de progreso social. El salario mnimo campesino deber ser aumentado; el seguro social debera cubrir mc- jor los riesgos; los servicios mdicos, hoy da casi inexistenhes en los medios rurales, debern cumplir mejor sus funciones, y deberhn adop- tarse medidas efectivas para asegurar a los campesinos una vivienda que les proporcione un mnimo de dignidad. Por otra. parte, .debe hacerse un esfuerzo .muy gi-ande para llevar la educacin bsica y tcnica a los campos multiplicando las escuelas rurales, en forma de eliminar el analfabetismo, proporcionar a los nios y jvenes cs- nocimientos tcnicos y crear inazntivos para asegurar su permanen- cia en el medio rural y conseguir de este modo un campesinado inde- pendiente, saludable y vigoroso.

    Junto con lo anterior, es necesario poner fin a la discriminacin inexplicable que existe respedo al derecho de los trabajadores del campo a sindicarse. Tal discriminacin injusta, ha colocado a Chile en situacin inconfortabb y desmedrada frente a las instituciones in- ternacionales que han objetado tal situacidn. Adems, con ello nuestro

  • pas ha sido puesto en la lista de los remisos en el cumplimiento de convenciones adoptadas unbnimemente por la Organizacin Interiis- cional del Trabajo.

    &-Rgimen de aguas.

    Se requiere una legislacin adecuada y su cumglimieillo regu- lando el uso de las aguas de riego. A no ser que se deje explicitamantc en claro que la "refoima agraria" se aplica al control del agua ade- ms del de la tierra. el control monopolistico de los derechos del agua podra fcilmente desbaratar todo el programa.

    9.-Ailininistracin de tierras 1)blicas.

    Un programa coinpleto de reforinn agraria deber incluir dispo- siciones para la planificacin del uso de la tierra, conservacin p administracin de las tierras de dominio publico y de todas las tierras privadas en las cuales el Estado tiene un inters especial, como las foiestales, cuencas de riego, etc.

    10.-Crdito supervisado.

    Es iiecesario un programa muy ainpl!o y bien financiado de credito supervisado para reforzar la posicion de los pequedos agri- cultores existentes y para proporcionay capital y ayuda tcnica a los beneficiarios de tierras acogidos al programa. Los actuales programas paya pequeos agricultores -administrados por el Ministerio de Agri- cultura. el Banco del Estado v la CORFO- son insuficientes v debr- F&-integrarse en un programa ampliado administrado por la nueva institucin que se cree. Existen otros pases, como, por ejewlo. Mxico y Brasil, que ,tienen esquemas muy interesantes de eikditils supervisados que podrian ser adoptados en Chile.

    11.-Organismos para la reforma agraria.

    Se necesita una nueva agencia administrativa, efectiva y diniiii- ca Dara realizar el programa propuesto. Basndose en la experienck de otros paises, es necesario que dicha agencia sea autnoma e inde- pendiente. Deber contar con recursos adecuados y un personal bien remunerado, y estar capacitada para adaptarse efectivamente a las condiciones regionales y locales. La nueva ingtitncin debera ab- sorber las funciones de, la actual Caja ,de ~ lon izac in . No es posible basar un programa serio de reforma agraria en la actual estructura de la Caja. Asimismo, la nueva agencia podra asumir gran parte de las funciones del Ministerio de Tierras y Colonizacibn, que podra desaparecer al transferirse el resto de sus funciones al Ministerio de Agricultura.

  • 12.-Admiiistracin y autoiiomia.

    Una reforma agraria bien concebida debe consicterar eil forina pre- ferente la descentralixaci6ii de 1a.s funciones estatales de fmneiito agrcola. Por lo tanto, algunas disposiciones de la nu8eva legislacin deberan establecer la creacin o el reforzamiento de las unidades de administracin autnoma en las zonas rurales. Tal como en otros pases, d'e una estructura democrtica descentralizada, sera conve- niente en Chile establecer ciertos tributos de tipo local sobre la pro- piedad y u11 sistema de autodeterminacin en materias tales corr.0 coilstruccin de escuelas, caminos, servicios pblicos y uso de tierras.

    13.-Financiamiento electivo.

    Una legislacin coinpkta sobit reforma agraria debe incluir di;- posiciones -efectivas para su financiamienta, tanto por medio del pre- supuesto nacional como de otras fuentes. La m a g n i t q de tal finaii- ciamiento depende, naturalmentir, de 1% cantidad de tierra por expro- piarse y desarrollarse y de la amplitud de los servicios complemen- tarios, como el crdito, asistencia tcnica, vivienda rural, educacional, etc. Aquiellos pa.ses que han iniciado reformas agrarias completas han encontiado necesario dedicar una porcin bastante considerable de su presupuesto nacional al financiamiento de las reformas y, paralela- mente, el d~rsarrollo agrcola. &(Por ejemplo, el Ministerio de Agricul- tura de Venezuela recibe un 10% del presupuesto nacional, y las ac- t,ividades combinadas del Instituto Agrario Nacional y del Banco Agropecuario absorben una cantidad similar). Ademas de una ma- yor participacin dme asig.naciones provenientes del presupuesto cen- tral, la reforma agraria podra contar coi1 ingresos especilicos, como impuestos sobre la tileira, el producto de los cuales podra ponerse a su disposicin en el lugar inismo donde estan ubicadas las propiedades gravadas.

  • SEGURIDAD S O C I A L

    Los radicales hemos estado pes-

    maneniemenfe preocupados de to-

    dos aquellos aspec5os que com-

    prenden el campo de la seguridad

    social. Deseo aprovechar - esf a

    oportunidad para dar precisin a '

    nuestro pensamiento sobre lneas

    generales.

  • Ingresos y egresos en la Previsin

    S EGUN reciente estudio de la Superintendencia de Seguridad Social, los ingresos totales de la act iv i - dad que puede definirse como s ~ g u r i d a d social chi- lena, alcanzaron, en 1959, a 480 millones de escu-

    dos, y el gasto, a 41 1 millones de escudos. Si considerumos que el ingreso nacional, para el mismo ao, estimado por la Corporacin de Fomento, fue de 2.568 millones de escu- dos, las dos cifras anteriores representan el 18,7% y 16% del ingreso nacional, respectivamente.

    La sola enunciacin de los porcentajes y valores abso- lutos mencionados exige u n anlisis econmico social de su significado y del papel que ellos desempetaii.

    Debemos prestar especial atencin en el sentido dz preguntarnos si este a l to porcentaje del costo de !a seguri- dad scsial cumple o no can la fina'lidad que se persigue, cual es la de.contr ibuir a elevar el nivel d i vida de la po- blacin.

    En un ,pas con (marcada desigualdad de rentas, la se- guridad socipl es u n medio para lograr una redistribuciti de los ingresos de las personas. Constituye adems, unu va d., captacin de ahorros cuya utilizacibn, inteligente- mente dirigida, puede servir para crear empresas con pro- ductividad directa o indirectamente ms al ta que la emplea- da por los particulares.

  • D i n m i c a

    socio -econmica

    OR OTRA PARTE, los beneficios monetarios que se otor- gan ,por medio de la seguridad social constituyen tras- lados de ingresos a. sector'es que incrementan la de- manda de bien,es y servicios, activando la economfa nna-

    cional y estableciendo lo que podemos ,denominar "dinmica socio-econhica" .

    Los ,juicios anteriores Ile,van a concluir que el desarrollo de los planes de seguridald social .es requisito indispensable .en el desenvolvimiento d,e nuestros pueblos, especialmente en el caso de Chile, que esta situado ,en el grupo de naciones cuyo desa- rrollo econmico se encuentra decididaniente retrasado coi1 respeoto al que ofrecen .otras comunida.des.

    No correspoilde, entonces, razonar en funcin de compard- ciones internacionales sobre porcentajes convenientes del ingre- so nacional que deben destinarse a la seguridad social, sino, por lo contrario, centralizar las ideas respecto de las lneas programticas bsicas para dar a ella el pepe1 que le corres- ponde.

    (Conforme al pensamrento moderno de la segurida~d social, hay que distinguir en ella la parte que se denomina seguro social de aquella complementaria del bienestar econmico so- cial, que comprende la proteurcin de la salud, las asignaciones familiares y la asistencia social.

  • El seguro social esla integrado por los beneficios que. reeni- plazan la prdida parcial o total del sa4ario y comprende ,las ,pensiones de vejez, de invalidez, viadez y orfandad, as oomo tailibin los subsidios de enfermE1dad y cesanta temporal.

    Conforme a nuestro concepto doctrinario, los beneficios del seguro social deben corresponder a un reemplazo total de la prdida del salario. Sin embargo, el seguro social, s i bien con- tribuye a cambiar la esti-uctura econmica, tiene determinados fundamentos y, por lo tanto, debe estar de acuerdo con la economa existente. En i lue~ t r0 pas existe una masa a s a l a r i a d ~ mayoritaria, de bajsimos ingresos, que convive con un grupc minoritaria de altas rentas. Frente a esta realidad, no puede disearse un sistema sobre el reen~plazo total del sdar io pei- dido, pues el contribuir a iiitensihcar la desigualdad.

  • beneficios sueldos

    S E concluye as que los beneficios del seguro social de- ben estar relacio- nados con el salario im- ponible (porque el sistema ec~onmico general es di- ferenciado), pero com- prendidos en una escala, expresada en sueld~os vi- tales, con mnimo bsico y tope mximo, que est de acuerdo con la capaci- dad financiera de la CO-. mullidad.

    ~l actual sistema de se- guro social chileno ha creadho una casta que de- ilominaremos capitalistas de la previsin, que goza de beneficios de pensiones del orden de los seis y ms sueldos vitales meil- suales, con desahucios de 5.000 o ms escudos, fuera de otros beneficios. En el otro extremo, el de la gran mayora (70%). ,exister. pensiones de 1/3 de suel- do vital mensual y hasi,-. dc 116 de sueldo vital, co- mo es el triste caso de las pensiones por accidentes del trabajo.

    Me pregunto, seor Pro-

    sidente y seores Sena- dores, si puede decirse que un esquema de seguro S@- cial es ava.nzado cuando ofrece los desniveles que sealamos.

    Otra de las caracteristi- cas del actual sistema d- segupos sociales es que ui1 grupo reducido de impo- nentes tiene derecho a go- zar de pensin en plena capacidad de trabajo y con slo 15 aos de labo- res. Mediante ~econoci- mienlos de tiempos servi- dos, perodos de desafiiia- ciones y computaci~ones es- 8pecialirs por gralcia, esos asegurados, con t an redu- cido aporte real al seguro social, obtienen pensiones completas o cercanas a ellas.

    Paradjicamente, h a y otros grupos, aun en SU misma calidad dentro del concepto de "empleado" que establece el Cdigo del Trabajo, que cuando que- dan invlidos y no alcan- zan a completar 10 aos de imponente, no tienen ayuda alguna del llamado "sistema avanzado de sz- guridad social'' chileno,

  • El esquema nico en la reformo L 70% de ln poblacin asegurada se le exige 65 alos

    de edad pnrn adquirir el derecho a una pensin de ve.. . jez? 7nientras algunos sectores de entplsados y profe- ' sionales, a los 30 aos de trabajo y ntenos -los que

    a!canzan u n promedio de 45 a 50 aos de edad- obtienen su- c?~lentas pet~siones. Cabe preguntarse, adems, si es al grup6 de nto provzedio de vida al que se exige niayor edad para jubilar. No, senor Presidelzte; es al sector obrero, el cual, dado su nivel de vida, vive nteilos que 10,s grupos de ntayores ingrc- SOS.

    iPetede sostenerse que es u n esquenta avaitzado de sepit- ridad social aquel ~ I L E otorga a las viudas de los obreros pen- siones de 116 de sueldo vital, por slo u n ano, despus de Ia muerte del marido? Sin embargo, junto a esta realidad existen reducidos sectores en que las viudas perciben pensi?~ reajvs- tnble al sueldo que haba tenido el !mponente e71 actividad,. 71 por tocio el resto de la vida, cualquiera que sea su edad 11 esta,do civil.

    Seor Presidente, es imperativo que e ? ~ plazo breve se abor- de el problema de los seguros sociales de nuestro pas.

    La reforma que se itztroduzca debe estar fundada en urt asqzte7na nico -lo que no significa la existencia de una solcr, institucin- y u n financianzie?zto que permita la compensa- cin entre grupos de distintos i7zgresos y elinzine las odiosas difere7zcia entre empleados y obreros o entre sectores de los mismos empleados zi obreros, que se ha generado e n el proce- so histrico de formacin de la seguridad social.

    surgirn, sin duda, fuerzas de oposicin a toda rejornza estructural- de la seguridad social. Los capitalistas d e la previ- sin enarbolarn Ici bandera de las "conquistas sociales" parcc. ocultar la realidad .de su situacin privilegiada.

  • E 5 OPORTUNO destacar, en todo momento, que los excesos previsiona'les, que, como he- mos seala'do, constituyen privilegios de gru- pos con poderosa fuerza sindical, profesiona!

    u otras, son paga~dos por los imponentes activos, quiz- nes, adems de cargar con las altas tasas impositivas para financiar los beneficios excesivos o de gracia, tienen cada da menos expectativas de gozar de aquellos beneficios considera'dos com mnimos de un esqdema de seguriidad sbcial. No es dificil encon- trar ya, a pesar de que muchos regmenes no alcan- zan todava a estabilizarse en cuanto a la incorpo- racin de nuevos contingentes (de beneficiarios, sis- temas previsionaltes que pasan por situaciones finan- cieras de verdadera quiebra.

    Slo el anklisis de l a realidad cuantitativa de la distrilbucin de los beneficios que otorga el actual sistema previsional, crear en el ambiente pi~licu, especialmente en la masa trabajadora, el espirilu de apoyo a una reforma planificada social y econ- micamente.

    Creemos que el problema debe abordarse conci- biendo un esquema nico que cubra a toda la po- blacin activa con menos de 15 aos de trabajo y 40 aos de edad y a l cual se incorpore todo nuevo trabajador. Respecto del res%o de los asegurados, debe legislarse en el senti'do de eliminar de sus dis- tintos sistemas previsionales aquellos beneficios exce- sivos tanto en el tiempo prematuro para gozar de ellos como en sus montos exoi*bitantes.

  • ESQUEMA FINANCIERO DEL SEGURO SOCIAL

    E' L ESQUEMA financiero del seguro social nico que se cree, debe, a nuestro juicio, basarse en las siguienles ideas matrices: a) Aporte de los tiabajaidores y de las empresas en fun-

    cin de las remuneraciones canceladas. b) Contribucin estatal obtenida por aplicacin de impues-

    tos directos sobre la renta, el patrimonio y las sucesiones y, eri general, mediante aquellos impuesbos que no incidan directa y totalmente en los costos.

    E1 trabajadbr en el seguro' social debe ser un sujeto activo, que contribuya al sistema y aklquiera por este esfuerzo un de- recho.

    El1 seguro social, a diferencia de otros aspectos de la se- guridald social, debe ser expresin de una actividad previsional de los integrantes de la comunidad, quienes no deben esperar, pasivamente, la accin de la asistencia social, Por esta razn, la. gestin financiera de los seguros sociales debe fundarse en el aporte tripartito.

    No hemos olvid~ado el hecho de que nuestra economa se in- tegra cada da ms con las de los dems pases, mediante el sur-. gimienbo de los mercados comunes. Sabemos que ,el costo de la seguridad social tiene influenc'ia sobre los precios de los pro- ductos exportables, y por ende, cuando el sistema es caro, pro- duce condiciones de inferior2dad competitiva.

    Por esta preocupacin que tenemos, decamos al principio aue nuestro conce~to de seauridad social ctifiere del tradicional i precisa buscar &ras fonas, tanto en lo social como en io economlco.

    Chile, comlo otros pases, ofrece el hecho sobresaliente de nuestra poca, cual es el camlbio de la estructura de la distri- bucin por edzdes 'de la poblacin. Nuestro pas ha venido au- mentando el valor absoluto y relativo de la poblacin de edad avanzada. As, en el censo de. 1895, la poblacin de 60 y mds aos representaba el 4,1% del total. A la fecha del censo dc 1920, ese porcentaje suba a 5,9%, y en el censfo de 1952, alcan- zaba a 6,5%. Se espera que dicha cifra muestre un nuevo cre- cimiento en los resultados del censo de 1960.

  • del

    panorama demo&rfico

    C ABE recordar aqu la alta tasa de morta- lidad infanti l de nuestro pueblo. Si se lo- grara lo que todos esperamos, uno reduc- cin de esa tasa, habra a corto plazo un

    aumento de la poblacin pasiva que significar5 aumento en los beneficios de asignacin famil iur y prataccin de la salud.

    El panorama demogrfico descrito se trans- formar en uno de los elementos ms delicados para las proyecciones financieras del nuevo es- quema de seguros sociales. que se introduzca.

    Las reservas actuariales que se creen .por la consideracin de la incidencia de los gastos fu- turos, a nuestro juicio deben. pasar a constituir un capital-valor social, dentro del concepto de "crditcs de los asegurados al sistema". Por tan- to, es imperativo buscar para ellos una utilidad econmico-social que contrarreste la disminucin del ahorro voluntario que provoque el costo del seguro scjciol, y es indispensable invertirlos en empresas que ofrezcan mayor productividad en s mismas o contribuyan a aumentar la productivi- dad de o t r ~ s ,

  • La asignacin familinr

    E L derecho a percibir asignacin familiar de- be ser general y no condicionado a la activi- dad de1 padre o cuidador del nio. Se tiene derecho al beneficio por el solo hecho de

    existir en la primera edad pasiva. Algunos comen- taristas de la seguridad social chilena observan que si el beneficio de asignacibn familiar se otorga sin el requisito de estar en trabajo o en cesanta "con- trolada", el obrero chileno, dado el nimero de hijos que en promedio tiene, no acudira al trabajo y se limitara a percibir asignaciones. No compartimos estos argumentos, pues ellos importan negar el avan- ce cllltural y la fuerza impulsiva de nuestro tiempo en el sentido de mejorar cada da ms el nivel de vida.

    El pago de la asignacin fami1ia.r debe ser uni- co y general por cada nio que se tenga, y no como sucede hoy, que el beneficio familiar de los emplea- dos particulares es 3,2 veces superior al que perciben los obreros imponentes del Servicio de Seguro Social.

    El financlamiento de'las asignaciones famiIiares debe ser de cargo total del Estado y. como se expre- s, basado en impuestos que no graviten directamen- t e sobre los costos.

    Respecto de la proteccin de la salud, pensamos que toda la poblacin, sea activa o pasiva, tiene de- recho a ella. Este principio no slo es social, sino tambin. preventivo. ,No puede abandonarse a un enfermo por no ser contribuyente.

  • PREOEUPACION POR El PROBl!MA SOCIAL

    A atencin ,preferente del organismo en- cargado de la salud debe orientarse a la prevencin de las enfermedades. La higie- ne pblica es la preocupacin primera de

    los pueblos avanzados.

    Es aconsejable diferenciar lo responsabilidad financiera del esquema 'probector de la salud, de la accin mdica propiamente tal. Sustentamos este concepto basado en el alto costo que signi- fica a la comunidad la proteccin de la salud, lo que obliga a valorar las distintas alternativas de los planes y accin mdicos,

    Hemos querido slo bosquejar las ideas b- sicas de una nueva poltica sobre seguridad so- cial, y pienso que este palpitante e inmediato prti- blema de nuestros tiempos nos impone la obliga. cin de preocuparnos mtjs intensamente de l, pa ;a un futuro inmediato.

  • R E F O R M A

    TRIBUI 'ARIA

    ESEAMOS tambin reiterar nuestra palabra de critica al rgimen tributario vigente. La reforma que propicia- mos tiene un sentido real y concreto y obedece al con- vencimiento de que tanto la organizacin de los servi-

    cios de Impuestos Internos como la estructura del sistema tri- butario no cumplen las funciones que la hora nueva viene im- poniendo en todos los Estados modernos. Ya no se trata de ayu- dar con parte de la renta individual al financiamiento de los gastos rutinarios de la comunidad. Ahora hay que procurar ge- nerosos recursos al Estado para que cumpla su fiincin moni- tora; para que el presupuesto, adems,' sea una. herramienta eficaz, para una distribucin equitativa en la renta y para que sirva como palanca vital del desarrollo econmico. Examinemos algunos de estos aspectos.

    Afirm, en primer trmino, que debe estructurarse el ser- vicio de Impuestos Internos sobre nuevas bases, ya que la actual organizacin o la forma en que el Servicio cumple sus funcio- nes, resultan una negacin, ms que una afirmacin -de ese cumplimiento.

  • He tenida a la vista la publicacin titulada "El Sistema Tributario Chileno", 2a edicin, ao 1960, elaborada por la Ofi- cina de Estudios ~ributarios del Ministerio de Hacienda. En el tomo primero, primera columna de la p e i n a 135, puede leerse que la evasin de rentas de 2a categora en el impuesto global complementario del ao 1956 alcanz casi a los 2!3 de la renta de esta categora. En la pgina 134, se hace el clculo corres- pondiente puntuarizndose que las rentas de 2R categoria que debieron incluirse en las declaraciones de complementario as- cendieron a EO 8.076.600, pero como slo se declararon EP 3.021.400, existe una diferencia de E0 5.055.200 que evadieron el impuesto.

    Datos anlogos y aun peores se dan en la misma publica- cin para el total de las rentas de las diversas categorias que debieron declararse para el impuesto global complementario. En efecto, al final de la pgina 371, se dice que la evasin esti- mada en este caso asciende al 80% aproximadamente.

  • Sistemas y mtodos inadecuados

    NTE estas cifras, que deben considerarse como ofi- ciales, por tratarse de una reparticidn pblica, cual- quiera que sea el castigo que haya qu,e hacer, no cabe sino llegar a l juicio de que la organizacin del

    servicio de Impuestcs Internos y sus mtodos de trabajo no son los adecuados y que no se exagera a l af innar que hoy da no est cumpliendo ,las funciones bsicas que le hon ido erlcomendadas.

    No obstante' que los antecedentes se refi,eren a l ao 1956, fecha desde la cual la situacin puede haber cam- biado, existen otros datos que permiten afirmar que ello no ha ocurrido. En efecto, desde aquel ao tio son conoci- dos otros estudios n i otras publicaciones estadsticas de la Direccin de Impuestos que permitan fieconsiderar esa con- clusin. La sola fa!ta de estos estudios; el hecho de que ellos no se actualicen; la circunstancia grave de que no existan estadsticas porque ellas no se preparan, o de que las que se producen son insuficientes y entregadas con excesivo re- traso, ya permiten apreciar que el servicio a que me refiero no est cumpliendo con los deberes bsicos que le corres- ponden.

  • REGIMEN TRIBUTARIO MAS RACIONAL

    T AMBIEN _he afirmado que la estructura del sistema tri- butario en si, debe ser fundamentalmente sustituida por otra ms racional, que responda mejor a conceptos de justicia social y que sea una herramienta efectlva para promo- ver el desarrollo econmico.

    Tambin probar6 este aserto, para que no se piense que desde estos bancos se hace demagogia y se olvida la seriedad de los problemas de que se trata.

    De la publicaci6n a que me refiero ms arriba -y he de- bido usarla por no existir otras-, se desprende que en el ao 1956 se declararon las siguientes rentas para el impuesto global complementario:

    Empleados . . . . . . . . . . . . . . . . . . E0 98.879.500 - Agricultores . . . . . . . . . . . . . . . . . ; 5.991.600 Industriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.062.800 Comerciantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16.871.200

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rentistas 4.797.600 Mineros (no se comprend?n nl la gran

    minera ni la pequena mineria) . 45.000 Profesionales y otros . . . . . . . . . . . . 10.584.300

    Total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Bo 142.232.000 - -

    Estas cifras revelan que el 70% de ta l impuesto es so'Por- tado por los empleados y slo el 30% por los restantes grupos

  • econmicos. ~ o m o . e n la distribucin del ingreso nacional a los empleados y obreros se asigna una cifra inferior al 45% y la mayor parte de sus rentas estn bajo los limites del impuesto global complementario, resulta' que este grupo, que es el de ms bajas rentas y tiene una menor participacin en el total, est, sin embargo, soportando el 70% del gravamen que repre- senta dicho impuesto, situacin que se repite en, el caso de los tributos llamados indirectos, que no permiten una graduacin progresiva.

    No desconozco que desde el ao 1956 la aprobaclon de al- gunas leyes ha introducido cambios en la leglslaci6n que pue- den haber hecho variar el panorama expuesto. Sin embargo, tampoco se encuentran estadsticas ni estudios que permitan determinar la efectivjdad de la influencia de dichos cambios. No parece que se haya operado un cambio sustancial, pues nin- guna ley ha podido traspasar el peso total de esa diferencia, gue resulta del 40% en el impuesto estudiado.

  • DESIGUALDAD EN LA DISTRIBUCION DE LA GAKGA

    L A misma situacin anterior puede ser apre- ciada al efectuar el anlisis de otros datos contenidos en la citada publicacin, antece- dentes que, en su esencia, son aproximada-

    mente los mismos en la poca actual, pues no se han operado cambios en la legislacin bsica. En 1956, los impuestos a la renta y a los bienes races paga- dos por la agricultura ascendan a un 9% del total de los ingresos recaudados en virtud de ambos im- puestos. En 1958, esa proporcin habia bajado al 7,4% (pgina 431, 29 tomo). La industria y el co- mercio pagaron en 1956, por impuesto de 3s catego- ra de la renta, un 12,7% del total de los tributos recaudados por el Servicio de Impuestos ~nt'ernos. En 1958, esa proporcin habia bajado al 11,GI (p- gina 254, ler. toino). Como las actividades sealadas son las ins representativas y no existen otras que puedan sustituir los ingresos que ellas proporcionan al erario, parece obvio concluir que, por lo menos hasta 1958, la carga tributaria segua repartida igualA o peor que en 1956.

  • . La desigualdad en la distribuci-n de la carga tributaria no es el nico mal que debe remediarse cuando hablamos de corregir la estructura de nues- tros impuestos.

    Con relacin a la agricultura, existe consenso para estimar que los avalos de los predios, en que se basa casi 'toda su tributacin, no responde a con- cepto alguno de orden econmico, social ni real. An m8s, existen grandes desigualdades en los avalos, en razn del distinto criterio de los funcionarios que lo efect.uaron y de la falta total de antecedentes con que se realiz su labor.

    Creemos absolutamente necesario fundar la trl- butacin agricola en la productividad de los suelos, la que debe reflejarse en los 'avalos. Si as se hace, se evitarn las desigualdades actuales y se propn- der a una explotacin racional que an puede ser la piedra angular de una seria reforma agraria.

  • IMPUESTOS INDIRECTOS

    T AMBIEN debe reformarse radicalmente el sistema de impuestos indirectos, que hoy da se funda prlnclpal- mente en los impuestos a las compraventas y a la clira de negocios. Sin contar con el defecto que presentan dichos im- puestos en cuanto a la forma desigual en que la carga recae en los distintos grupos sociales y particularmente en los de me- nores recursos, los gravmenes sealados, que se vienen cobran- do en una u otra forma desde el ao 1934, han sido los que ms daos han causado a la economa, porque se han cobrado, pri- mero, a todos los niveles de la produccin, y luego, el de com- praventa, en todos los niveles de la produccin y del comercio de bienes. Esta modalidad ha inducido a las empresas produc- toras a autoabastecerse, esto es, a integrar en cada una de ellas diversos procesos o producciones necesarios para elaborar el artculo final. El solo hecho de adquirir de otras empresas las materias o servicios, les recarga. los costos en cifras que hoy da varan entre un 5% y un 15% del valor de esos bienes o ser- vicios. Resulta obvio que en la alternativa de ver crecer sus costos en esa proporcin y la de tratar de producir internamen- te esos bienes y servicios, las empresas normalmente han de ele- gir esta ltima modalidad, que les resulta menos onerosa. Ello slgnifica una prodiiccin de mala calidad, cuyos costos sern slempre ms altos; y, lo que es mucho ms grave, se obstruye o impide la produccin especializada e bajo costo y de m-ejor calidad. Esta misma circunstancia ha hecho imposible la colo-

  • cacin de nuestros productos en el exterior, cuando se habria podido ampliar el campo de colocacin para ellos, permitiendo tambin romper el circulo vicloso del pequeo mercado que im- .posibilita la producc6n en mayo