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1 PREFECTURA GENERAL DE APOSTOLADO MISIONEROS CLARETIANOS Orientaciones para la elaboración de un Proyecto provincial de Pastoral Juvenil vocacional

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PREFECTURA GENERAL DE APOSTOLADO MISIONEROS CLARETIANOS

Orientaciones para la elaboración de un

Proyecto provincial de

Pastoral Juvenil vocacional

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La Pastoral Juvenil Vocacional, dentro de la opción por la Evangelización de las nuevas generaciones1 ha estado presente, de una u otra manera, en todo los capítulos generales posteriores al Concilio Vaticano II y en nuestra tradición como Misioneros claretianos. Las experiencias de Pastoral Juvenil Vocacional presentes en el actual momento de la Congregación son muchas y muy ricas, como lo hemos podido comprobar, en concreto, con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Recojo en este documento, algunas orientaciones que pueden ayudar a impulsar la labor en Pastoral Juvenil vocacional y a seguir unas líneas congregacionales comunes en el desarrollo de la misma. La variedad de contextos culturales y eclesiales en nuestra Congregación hacen muy difícil elaborar un proyecto detallado para la PJV en la Congregación; no lo veo ni posible ni conveniente, ya que perderíamos la enorme riqueza de la diversidad que debe darles, en especial, en el campo de la evangelización de los jóvenes. No obstante, hay orientaciones que nos vienen de la misma historia de la Iglesia y de la reflexión congregacional sobre los rasgos nuestro Estilo evangelizador, que nos pueden ayudar a la hora de construir una Pastoral Juvenil Vocacional en Clave claretiana, como se afirmó en el encuentro de la JMJ de Río de Janeiro, Quisiera, al escribir estas orientaciones para un Proyecto provincial de Pastoral juvenil vocacional, poner un punto de referencia para continuar la reflexión en común que realizamos en Madrid 2011, representantes de toda la Congregación y que se continuó en Rio de Janeiro en 2013. La Pastoral juvenil vocacional es vital para la Iglesia y para nuestra congregación; por ésto es necesario emplear más recursos de todo tipo para potenciarla de una manera real y palpable. Espero que estas breves notas sirvan para seguir avanzando en la definición de un marco común a toda la Congregación en este área prioritaria para todos de Pastoral Juvenil vocacional; sin ella es no es posible pensar en una Pastoral vocacional específica a los Misioneros claretianos o a cualquiera de las otras formas de vida presentes en la Iglesia. Os ofrezco esta orientación fruto del trabajo que he realizado con los jóvenes durante unos cuantos años y del conocimiento limitado de la Congregación que, durante estos últimos años, he acumulado; espero que sirvan de ayuda para la organización de la PJV congregacional. Debemos de seguir reflexionando en común, planificando y, sobre todo, impunsando el trabajo evangelizador con los jóvenes; confío en que el próximo Capítulo general impulse eficazmente nuestra labor evangelizadora en este campo.

Roma, 30 de diciembre de 2014 Miguel Ángel Velasco cmf

Prefecto general de Apostolado 1 cfr. HAC n. 60

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1. El lugar de un Proyecto de Pastoral juvenil vocacional El objetivo fundamental de un Proyecto de Pastoral juvenil2 vocacional es ofrecer a los adolescentes y al jóvenes la posibilidad de conocer lo que significa ser Cristiano, como miembro de la Iglesia3. Es decir, clarificar llevando a la conciencia y a las opciones de vida, lo que en el bautismo se recibió y celebró4. Normalmente, cuando hablamos de evangelización, se suele hacer referencia a tres fases principales del proceso: el Anuncio, el Catecumenado5 (Inicial y de Consolidación), y la Integración6 plena o participación activa en la Iglesia como adultos en la Comunidad. Sabemos que, aunque existen momentos de “paso” entre una fase y otra, en forma de celebraciones litúrgicas o paralitúrgicas, las experiencias básicas vividas en cada una de las tres fases es algo que hemos activas toda la vida. El proceso de redescubrimiento de Cristo, la conversión y el compromiso han de estar siempre presentes en la vida del Cristiano, pero es en la etapa de adolescencia, juventud y primera madurez donde hemos de aprender este continuo proceso de búsqueda, conversión y compromiso. Tomando como referencia la Congregación entera, es en el primer momento “el Anuncio” donde encontramos una mayor diversidad en las forma de abordarlo en los diferentes Organismos mayores. Hemos de ser verdaderamente creativos, porque hemos de adaptarnos al medio cultural y social diferenciado donde viven los jóvenes a los que queremos dirigir el anuncio del Evangelio de Jesucristo. El momento tercero, “la Integración”, donde se vive la pertenencia activa y comprometida a la Iglesia, viene determinado por el tipo de comunidad eclesial adulta propia del país o la diócesis.

2 En algunos organismos de la Congregación se incluye la Pastoral infantil en este ámbito pastoral y se habla de Pastoral infantil juvenil vocacional. Es algo que ha de considerar cada Organismo mayor. 3 Como veremos después, creo que es conveniente distinguir tres etapas en la Pastoral juvenil vocacional: la del Anuncio, la del Catecumenado y la de la Consolidación. En principio la primera sería estrictamente misionera incluyendo personas que no están en el entorno de nuestras posiciones apostólicas; la segunda requiere un conocimiento y acercamiento previo a la experiencia de Jesucristo a la que se ha llegado por pertenecer a alguno de nuestros centros pastorales o después de la etapa del Anuncio. 4 Me refiero, claro está, a cuando el Bautismo se recibió siendo niño 5 En algunos lugares “Catecumenado” es sinónimo de catequesis de niños o de Confirmación. El significado, en este caso, hace referencia a la Iniciación en la fe. Este significado de INICIACIÖN es precisamente el que habríamos de primar; pero una INICIACIÓN en la fe que se prolonga en los años en los que la persona humana va consolidando sus valores, su horizonte de vida y su integración en la sociedad y en la Iglesia. Son unos años, la adolescencia y la juventud, que no podemos abandonar precisamente por la importacia que tienen en la consolidación de los valores y compromisos de la edad adulta. 6 Este momento de Integración plena, propiamente no existiría como una etapa independiente. Después del Catecumenado con la fase Inicial y de Consolidación, el joven, ya adulto, se integraría a las estructuras adultas de la Comunidad. La cuestión de cuándo se considera que un joven pasa a ser adulto, depende nuevamente, de las circuntancias del propio joven y de lo que sea costubre en la sociedad y en la Iglesia concreta a la que nos estamos refiriendo. Nuevamente será cuestión del Proyecto del Organismo mayor especificarlo.

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En estas orientaciones, no quiero referirme ni a la primera fase (Anuncio) ni a la Integración en la Comunidad; aquí me centraré en la segunda etapa, es decir, en el Catecumenado. CATECUMENADO EXPERIENCIAL, es decir un proceso catecumenal a lo largo del cual el adolescente y el joven a de irse encontrando con una sucesión de experiencias adecuadas a la edad que va teniendo, que le ayuden a clarificar, desde su experiencia de vida, lo que significa la fe católica vivida en Iglesia. Es esta una fase en la que el adolescente o joven, en paralelo a lo que sucede en su desarrollo evolutivo como persona en la sociedad, normalmente pertenece a la Iglesia, pero ha de seguir aprendiendo qué es lo que ésto implica y significa. En este proceso de integración progresiva en el mundo adulto, el protagonismo lo tiene tanto por el individuo concreto como la comunidad, Iglesia o sociedad en la que ha de insertarse. Por esta razón la comunidad eclesial ha se ser activa protagonista en la integración adecuada de los jóvenes y adolescentes en lo que es su vida o misión, no podemos dejarles la responsabilidad sólo a ellos y a sus decisiones. Como Misioneros claretianos, somos portadores de un carisma que es un don para la Iglesia y que ha de impregnar no sólo nuestra vida como Misioneros claretianos, sino también el estilo de nuestra labor misionera y las comunidades y personas a las que ofrecemos nuestros servicio evangelizador. El carisma claretiano es un carisma en el seno de la Iglesia, para el enriquecimiento de la Iglesia, así hemos de entenderlo y ofrecerlo; así pues, la Pastoral juvenil vocacional animada por los Claretianos, ha de tener los rasgos propios de nuestro Estilo misionero. Hay cuatro cuestiones que, desde el comienzo, parece son necesarias tener en cuenta para elaborar un proyecto. Por una parte, si hablamos de adolescencia y juventud, hemos de hablar de un proceso madurativo de la persona que requiere un acompañamiento diversificado según la edad; por otra, si hablamos de Iglesia, habremos de clarificar cuáles son las características de la Iglesia a la que nos estamos refiriendo. Destro de la Iglesia ministerial de comunión, hemos de tener presente maestro carisma misionero, los Rasgos del Estilo misionero claretiano. A la hora de diseñar y configurar el proceso, hemos de pensar en cuáles son las experiencias de aprendizaje (situaciones educativas) que hemos de presentar al adolescente o al joven en cada fase, para que experimente lo que es ser Iglesia Ministerial de comunión; estas experiencias han de integrar los aspectos relativos a lo afectivo, la reflexión y el compromiso. El Proyecto de Pastoral Juvenil vocacional ha de ayudar a cada uno de los adolescentes y jóvenes a discerner qué es lo que quiere Dios de él o de ella; ésto se hace mucho más adecuadamente en un grupo o una comunidad en donde se viva claramente desde las claves de la Iglesia Ministerial de Comunión. El acompañamiento vocacional se podrá realizar así, haciendo entrar en juego tres diferentes instancias: los miembros de la comunidad o grupo juvenil, el/los catequistas/monitores y el sacerdote claretiano a cargo del grupo. Habrá de existir, además del Proyecto de PJV, un proyecto de Pastoral

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vocacional específica a los Misioneros Claretianos, donde se planificará el proceso (objetivos, etapas, acciones, responsables) específico de clarificación vocacional a los Claretianos; este proyecto habrá de estar en estrecha relación con el de Pastoral Juvenil-vocacional. Es importante comprender que estos dos proyectos han de estar relacionados pero han de ser distintos. 2. Fuentes de estas líneas para la elaboración del Proyecto de Pastoral juvenil vocacional de un Organismo mayor. Tres son las fuentes que he tenido en cuenta. La primera la tradición de la Iglesia, concretada en la eclesiología del Vaticano II7; en segundo lugar la reflexión congregacional sobre los Rasgos del Estilo misionero claretiano8; en tercer lugar las orientaciones dadas para la PJV por los pastoralistas de juventud presentes en las JMJ de Madrid9 2.1. La Eclesiología del Vaticano II. Desde la perspectiva del Sínodo especial celebrado a los veinte años del Concilio Vaticano II, el Concilio nos presenta, fundamentalmente, la Iglesia como un Misterio de Comunión. Comunión que se realiza entre Dios Trinidad y los hombre generando una comunidad formada por multiplicidad de servicios y ministerios, en la unidad, para la Misión que el Espíritu general en ella. Esta Iglesia Comunión tiene cuatro características que articulan toda su realidad y que han de articular también la vida de cada una de las comunidades cristianas: Servicio ministerial (Diakonia), Fraternidad (Koinonia), Celebración en común (Liturgia), Testimonio de fe (Matiria-Kerigma). Si el catecumenado que pensamos para los adolescentes y jóvenes ha de prepararles para vivir esta “manera de ser Iglesia”, éstos han de ser los ejes fundamentales que articulen todo el proceso. Veremos cómo los Prefectos de Apostolado de la Congregación, haciéndose eco de las conclusiones de los cinco encuentros sobre la “Misión claretiana hoy en cada continente”, tomaron esta eclesiología (Ministerial) de Comunión como algo que hemos de vivir, potenciar y predicar los Claretianos. Animar y hacer crecer esta Iglesia de Comunión querida por el Vaticano II es uno de los cinco rasgos del Estilo Misionero claretiano, según los Prefectos de apostolado en Lisboa. Es una Iglesia Ministerial de Comunión dentro de la cual puede integrarse perfectamente el concepto de la Misión compartida, aunque la riqueza conceptual y simbólica de la Iglesia entendida como “Ministerial de Comunión” sea mucho mayor incluyendo conceptos como ministerialidad,

7 MADRIGAL, Santiago. La Iglesia y su Misterio, en “La Lógica de la fe”, Madrid, 2013, p. 455. 8 Encuentro Prefectos apostolado de los Misioneros claretianos. Aportación al Capítulo general. Lisboa, agosto 2014. www.apostoladocmf.org. 9 Carta a la Congregación. JMJ, Madrid. 17 de agosto de 2011. El contenido de esta carta es el resumen de las aportaciones a una encuesta previa enviada a todos los pastoralistas de juventud de la Congregación. Aunque el debate en el encuentro de Madrid no se pudo hacer con el tiempo y sosiego sí suficiente, los contenidos de esta carta suponen una orientación sobre hacia dónde querían los pastoralistas de juventud que se dirigiese la actividad de Pastoral juvenile de la Congregación.

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comunión de comunidades, experiencia del Dios como Trinidad, Iglesia eucaristía, etc. 2.2. Los rasgos del Estilo misionero claretiano. El texto aprobado por los Prefectos de Apostolado en su reunión de Lisboa 2014, nos presenta unos rasgos que quieren articular la realidad misionera de la Congregación hoy. No se pretende simplemente hablar de Opciones operativas de misión que dirijan las actividades misioneras, se quieren recoger cinco rasgos de nuestra espiritualidad misionera que se expresan en nuestra vida personal y comunitaria, además de en nuestra misión. Recojo, a continuación, estos rasgos10:

1. Centralidad de la Palabra, especialmente en la lectura y acogida de la Sagrada Escritura. 2. Misioneros en una Iglesia misionera que es misterio de comunión. 3. Asumiendo el diálogo como el “lugar”11 donde se realiza la Misión 4. Misión solidaria y profética, desde la perspectiva de los pobres y excluidos 5. Siempre en clave misionera.

Si queremos ofrecer a los adolescentes y jóvenes la oportunidad de aprender a vivir la Iglesia desde estas características no hemos de pensar sólo en qué temas de reflexión hemos de tratar; hemos de pensar en un ámbito relacional que haga posible a los adolescentes y jóvenes ir asumiendo las características de la Iglesia Comunión, con el color propio de los rasgos del estilo misionero claretiano. Éste “ámbito relacional” no puede ser otro que el de grupos y pequeñas comunidades juveniles, integradas en comunidades eclesiales definidas por el principio de ¨comunidad de comunidades¨; grupos y pequeñas comunidades juveniles que vivan las características de la Iglesia Ministerial de Comunión que nos presenta el Vaticano II. El sujeto, es decir, el responsable tanto del Anuncio como del Catecumenado es la comunidad cristiana; es toda la comunidad cristiana la que tiene que saberse responsable de la comunicación de la fe de Jesucristo y de la incorporación responsable de nuevos miembros a ella; no es que los Misioneros claretianos necesitemos de otros para desarrollar esta misión, es que esa misión nunca nos ha pertenecido, siempre la hemos de hacer en comunión con los otros miembros de la Iglesia y la comunidad. Los Misioneros claretianos tomamos como “estilo misionero” propio hacer crecer en los laicos que es labor suya y nuestra, de todos los ministerios laicales y de nuestro ministerio presbiteral o laical, presentar la fe de Jesucristo y de la Iglesia a los adolescentes y jóvenes. 10 El Capítulo general del verano de 2015 abordará el tema de los Rasgos del Estilo misionero claretiano. Habrás de ser éstos rasgos los que figuren de manera definitive en el proyecto. 11 La expresion está tomada de los sínodos de los Obispos de Asia, donde hablan de que el diálogo no es solo un medio sino el “lugar” o ámbito interrelacional donde ha de realizarse la evangelización y la profundización vital de los contenidos de la fe.

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2.3. Conclusiones de los encuentros congregacionales de PJV Con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud Madrid 2011, los pastoralistas de juventud, escribieron una carta a la Congregación en la que estaban contenidas orientaciones que transcribe a continuación. Queremos que nuestro trabajo de Pastoral juvenil esté definido por el estilo claretiano de evangelización que forman el siguiente conjunto de rasgos:

a) Misionera. Que busca comprender las circunstancias, virtualidades, problemática y necesidades de cada lugar y de cada joven, presentando a Jesucristo de la manera adecuada a la situación. Que presenta el Evangelio como una buena noticia que, como tal, ha de ser anunciada a todos y para la que se necesitan comunidades y personas que la anuncien con su vida y su palabra. Que presenta la Iglesia como una realidad hecha de multiplicidad de culturas y gentes, que rompe las divisiones de las fronteras y al Espíritu de Jesucristo como la realidad que la impulsa a crear la fraternidad universal, en anuncio y diálogo con todas las religiones. Que tiene muy presentes a los pobres, necesitados y amenazados en los derechos humanos como destinatarios del amor y cuidado de Dios. Que afronta con decisión el anuncio de Jesús a aquellos jóvenes que no le conocen o que aun habiendo oído hablar de él, no tienen interés alguno por su mensaje y seguimiento. b) Comunitaria. Pensada, programada y realizada desde la comunidad que busca educar en la pertenencia comprometida a la Iglesia entendida como Comunión; a través de la pertenencia a grupos y comunidades de carácter participativo y de estilo cercano y familiar. María ha de sentirse como madre de la comunidad, de manera que ella inspire el estilo fraterno, acogedor y misionero de cada grupo o comunidad claretiana. c) Catecumenal. Implicando un proceso educativo en el que se acompaña al adolescente y al joven en el aprendizaje de lo que significa: el encuentro con Dios en el silencio, la oración personal, el contenido de la fe cristiana, la celebración comunitaria de la fe, la multiplicidad de vocaciones en la Iglesia, entendidos como diferentes carismas, ministerios y servicios en complementariedad; el compromiso transformador de la realidad desde el Evangelio. d) De inspiración bíblica. Que toma la Biblia como eje referencial de acciones y proyectos, integrando en ellos sus contenidos, estilo narrativo y pedagogía. e) En clave vocacional. Que presenta el Evangelio como una llamada al seguimiento personal de Jesucristo que implica la opción por una forma de vida en la Iglesia, en el seno de un carisma concreto. Que tiene al carisma misionero claretiano, en Familia claretiana, como referencia carismática vocacional prioritaria. En nuestros procesos y acciones de PJV está muy presente el estilo evangelizador de San Antonio María Claret así como las opciones prioritarias evangelizadoras que definen nuestro servicio misionero en la Iglesia.

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2.4. En conclusión El Proyecto provincial de PJV ha de implicar un proceso en el que se proponga al adolescente y al joven un estilo de vida, con los rasgos propios de la misión claretiana, a través de situaciones de aprendizaje, dentro de una experiencia comunitaria, de grupo o pequeña comunidad cristiana, que le vaya integrando cada vez más en la Iglesia Ministerial de Comunión para la Misión. 3. Un Proyecto de Pastoral juvenil vocacional con cuatro dimensiones Hemos definido ya las cuatro dimensiones del esquema que nos ha de llevar a la elaboración del Proyecto de Pastoral juvenil vocacional:

a. Las características de la Iglesia: Servicio, Fraternidad, Celebración, Testimonio

b. Rasgos del Estilo misionero claretiano: Biblia, JPIC, Diálogo, Comunión, Misión

c. En proceso: cada uno de los años del catecumenado12, que se agrupan en diversas etapas, dependiendo de la edad o del grado de vivencia de la fe.

d. Las experiencias de aprendizaje: que, desde la vivencia del grupo o comunidad juvenil, han de integrar las dimensiones afectivas, de reflexión y de compromise.

Hay que diseñar un proceso en el que el adolescente o joven, dentro del grupo o pequeña comunidad, vaya recorriendo, a través de diversas experiencias, un proceso educativo que conjugue las características de la Iglesia con las del estilo claretiano. Para que ésto pueda ser así hay que diseñar acciones concretas para ofrecer a los jóvenes; las acciones y los contenidos a desarrollar dependerán mucho del contexto cultural y de maduración en la fe, de los destinatarios. Sugiero algunas de las más que pueden considerarse más comunes:

a. Reuniones temáticas: Contenidos de la fe, Explicaciones litúrgicas, Contenidos de la Biblia, Temas de actualidad, Cuestiones relacionadas con las necesidades de clarificación de la edad, temas sociales y de JPIC etc.

b. Reuniones de revision y expresión de vida: Donde puedan hablar de sus problemas y realidad de vida.

c. Reuniones y asambleas para decidir sobre la marcha el grupo o la pequeña comunidad juvenil.

d. Oraciones y celebraciones de grupo, centradas en la Biblia, los tiempos litúrgicos y lo simbólico.

e. Acciones de compromiso social, catequéticos, etc.

12 Recordemos que catecumenado es el proceso tradicional para iniciar en la fe a aquellos que quieren ser cristianos y que atiende todos los aspectos de la persona, intelectual, afectivo y comportamental.

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f. Oraciones, celebraciones, reuniones y actividades con las otras comunidades de la Gran comunidad.

g. Encuentros, retiros de planificación, revisión, puesta en común, de un día o más.

h. Actividades especiales de más días de encuentro en Navidades, Semana Santa o verano.

i. Encuentros con otros grupos de la provincial o de la Diócesis. Siendo todo lo anterior muy importante, lo es más dotar al grupo, o a la pequeña comunidad, de una estructura organizativa que distribuya funciones y servicios para que sea, en verdad, una experiencia de pequeña comunidad de Iglesia ministerial de comunión. La referencia habría de ser la organización de servicios y ministerios que tiene la comunidad de la que forma parte la pequeña comunidad de jóvenes. Para cada uno de los años/etapas habría que preparar un pequeño subproyectos en el que, con la actividades correspondientes y según un calendario, habría que rellenar la siguiente tabla:

NIVEL ( ) SERVICIO MINISTERIO

FRATERNIDAD COMUNIDAD

CELEBRACIÓN ORACIÓN

TESTIMONIO FORMACIÓN

Objetivos experiencias

Objetivos experiencias

Objetivos experiencias

Objetivos experiencias

BIBLIA IGLESIA COMUNIÓN

DESDE LOS POBRES

DIÁLOGO MISIONEROS Lo primero que hay que pensar es ¿qué es lo que queremos que el adolescente o joven aprenda este año?; lo Segundo es preguntarnos: ¿Cuáles van a ser las experiencias educativa donde le voy a situar para que aprenda lo que quiero que aprenda?; lo tercero, muy relacionado con lo anterior, ¿Qué actividades, iniciativas, experiencias de aprendizaje que ya tengo diseñadas y experimentadas puedo utilizar y cuáles tengo que crear nuevas? Lo último a diseñar es el orden de las experiencias y el itinerario proceso para el año. A la hora de elaborar la parte del proyecto correspondiente al año, he de pensar siempre desde las cuatro características de la Iglesia y ver qué experiencias educativas son las más adecuadas; las experiencias educativas definidas, habrá de integrar los Rasgos del estilo claretiano13. 13 Para comprender el sentido de cada uno de los Rasgos del Estilo misionero claretiano será conveniente consultar el documento de los Prefectos de Apostolado ¨La Misión Claretiana¨ emanado del encuentro Lisboa 2014

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Respecto a la Confirmación. No se puede fijar una edad para la confirmación porque cada Conferencia episcopal e, incluso, cada Obispo elige una para su diócesis; lo que sí se puede afirmar es que, en el caso de que coincida la Confirmación con las edades contenidas en el proyecto de PJV, no han de realizarse los dos procesos. La preparación para la Confirmación hay que incluirla en el Proceso catecumenal de Pastoral juvenil vocacional. Respecto a las actividades. Creo que lo más adecuado es incorporar las acciones, proyectos y programas que ya se están realizando, en el Nuevo Proyecto provincial de Pastoral Juvenil vocacional. Muy posiblemente habrá que adecuar contenidos de las ya existentes y crear nuevas actividades, pero no es conveniente hacer desaparecer lo que ya está funcionando bien, si está suficientemente en línea con las orientaciones del Proyecto de PJV. 4. El acompañamiento personal y de grupo o pequeña comunidad Hablar de acompañamiento del grupo o pequeña comunidad, de la gran comunidad o del catequista o claretiano, después de definir las líneas fundamentales de un Proyecto de Pastoral juvenil vocacional, no es hablar de una realidad añadida. Desde el comienzo de la Iglesia la comunidad y los catequistas, enviados por ésta para el ministerio de la catequesis, han sido fundamentales. El problema a la hora de comprender correctamente el catecumenado y la labor del catequista, puede haber estado en que, a veces, este acompañamiento se ha entendido como una responsabilidad sólo de impartir la catequesis empleando unas pocas horas a la semana; incluso, peor aún, se puede haber entendido la catequesis o la labor del catequista más relacionada a un profesor de Religión o a una lección magisterial, que a un verdadero proceso catecumenal que ha de implicar directamente la dimensión experiencial del adolescente o del joven. Sólo será un verdadero catecumenado si se entiende y realiza como un proceso a través del cual el joven acceda a una experiencia vital clarificadora para su vida de fe. Es, desde esta perspectiva, desde donde la calidad de la relación e implicación de la comunidad cristiana, el catequista, el claretiano, el párroco y el mismo grupo de catecumenado, cobran un protagonismo determinante. La Psicología social nos ayuda a retornar a los inicios de la Iglesia y nos invita a entender la educación como algo que sucede en la ¨interrelación personal¨. Se aprende a ¨ser¨ en grupo y dentro de la interacción grupal y se aprende lo importante de la vida ¨junto con¨ y ¨de¨ las personas que son relevantes para aquél que está aprendiendo. Dicho ésto, queda clara la importancia fundamental de crear ámbitos (grupos y pequeñas comunidades) donde los adolescentes y jóvenes se sientan ¨relacionalmente y afectivamente implicados¨; se necesita una gran comunidad de referencia a la que sientan cercana; se necesitan catequistas14 y sacerdotes15 que se acerquen a la vida

14 Dentro del término catequistas han de integrarse los laicos y laicas, religiosos y religiosas con sus diferentes carismas y dones ministeriales. 15 Es muy importante la presencia del sacerdote (me gusta más llamarlo presbítero o cura) que haga real en la vida de los adolescentes y jóvenes el sentido y razón del ministerio sacerdotal (presbiteral) en la Iglesia.

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de los jóvenes para conocer su realidad, escucharles, acompañarles y orientarles. El grupo o pequeña comunidad juvenil, ha de entenderse como un ¨lugar de aprendizaje¨. Es ahí donde los adolescentes y jóvenes han de aprender lo que significa la diversidad de formas de vida y servicios, la revisión común, la corresponsabilidad, la oración en común, la solidaridad con los bienes espirituales y materiales. Cada uno de los jóvenes ha de sentirse acompañado en su aprendizaje y responsable de su aprendizaje y del aprendizaje de los otros compañeros de camino que están en su grupo o comunidad. Los catequistas han de ser personas cercanas en edad a los jóvenes pero, sobre todo, personas con experiencia de fe y vida tal que puedan conectar con ellos. Se necesita crear un equipo de catequistas que reflexionen sobre la marcha del grupo de jóvenes y que oriente su rumbo y programación. En este grupo de catequistas es conveniente la presencia de personas más adultas y de personas más jóvenes; la complementariedad de las edades de los monitores facilitará mucho la tarea. La presencia del Misionero claretiano como guía de todo el proceso16, desde su ministerio, habrá de potenciar la diversidad y complementariedad de servicios y ministerios en el grupo de catequistas, así como cuidar de su relación fraternal y su vida espiritual. El grupo de catequistas será, sin lugar a dudas, un punto de referencia para el grupo de jóvenes, en el buen o en el mal sentido. 5. Lo imprescindible en un Proyecto provincial de PJV. El Proyecto de Pastoral juvenil vocacional provincial debe adaptarse, como no puede ser de otro modo, a la realidad del país y del organismo para el que se quiere realizar. Quiero dejar constancia de la suma importancia que ha de darse en el Proyecto de PJV a la etapa del ANUNCIO. No me he referido a él en estas líneas a causa de la enorme diversidad con la que contamos en la Congregación pero, en estos momentos en los que la Iglesia, el Papa Francisco y nuestra propia Congregación nos urgen a ser MISIONEROS, hacer llegar el Evangelio a aquellos que no han escuchado nunca hablar de Jesucristo es urgente. Por esta razón, el Proyecto de PJV de cada organismo ha de dar espuesta a esta urgencia evangelizadora; es más, la etapa del CATECUMENADO ha de tener como uno de sus principales objetivos involucrar a los adolescents y jóvenes en la acción misionera de la Iglesia; son ellos los que, fundamentalmente, han de llevar el Evangelio a los de su misma edad y circunstancias. 16 Soy consciente de la falta de preparación que, en determinados casos, tenemos los Misioneros claretianos para la realización del trabajo con jóvenes. Hay que hacer un esfuerzo para tener una mayor preparación y cualificación, además de una conversion a este tipo de pastoral.

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Refiriéndome ya a la elaboración del Proyecto: Lo primero que será necesario es concretar los lugares en los que hemos de hacer un ¨Anuncio¨ misionero, es decir, situarnos en la fase previa a lo que es propiamente catecumenado, los lugares en los que no es posible iniciar ahora la fase se Anuncio o la de Catecumenado y los lugares en los que sí se puede hacer. Por lo tanto queda claro que no soy partidario de lanzar un Proyecto de Pastoral juvenil vocacional pensando en todas y cada una de las posiciones. Es necesario concretar en qué lugares vamos a iniciar un proceso (de Anuncio, Catecumenado o Consolidación) y en qué lugares no es prudente iniciar nada por ahora. Lo segundo será distinguir entre el tipo de posición, es decir, no es lo mismo un colegio que una parroquia y también, dentro de los colegios y las parroquias, hay muchas diferencias. Dicho ésto, la propuesta de Proyecto de Pastoral juvenil vocacional que contienen estas páginas, está pensada para parroquias o para colegios en tiempo no académico, eso sí, en el caso de los colegios será necesario vincular de la manera más conveniente las acciones realizadas en tiempo escolar y las realizadas en tiempo extraescolar, siguiendo las orientaciones del presente Proyecto. Lo tercero es la coordinación de la Pastoral juvenil vocacional del organismo. Para ésto habrá que nombrar, necesariamente, un Misionero claretiano con el tiempo real y suficiente como para impulsar, animar y coordinar la Pastoral juvenil de todos los centros donde se pongan en marcha, bien sea la fase de Anuncio, la de Catecumenado o la de Consolidación. El Claretiano coordinador de la PJV ha de tener un equipo con el que pensar, programar, realizar y revisar los proyectos, programas y acciones de PJV. De la misma manera, será necesario concretar las acciones y actividades comunes en Pastoral juvenil vocacional, tanto pensando en los adolescentes y jóvenes, como en los catequistas y claretianos implicados. Para ésto el Coordinador de la Pastoral juvenil vocacional necesita un presupuesto aprobado por el Gobierno provincial y que forme parte del presupuesto del Prefecto de Apostolado. El área de Pastoral juvenil estará dentro de la coordinación de la Prefectura de Apostolado17. La cuarta cuestión a clarificar son los niveles del Proyecto. He hablado, desde el principio, de adolescentes y jóvenes. Con ésto he querido dejar claro que me estoy refiriendo a dos franjas de edad, una que comienza en los 12 ó 13 años y otra que puede comenzar en los 19 ó 20. Soy consciente de las variaciones culturales a las que están sometidos estos conceptos y por eso no me parece adecuado concretar más; sí decir que el Sistema educativo de cada país, nos ofrece una clara orientación sobre las diversas etapas en las que ha de dividirse en Proyecto. Lo que sí que quiero dejar claro que no podemos elaborar un Proyecto de Pastoral juvenil vocacional pensando sólo en los 17 En la congregación existen dos Organismos mayores con Prefectura de Pastoral Juvenil Vocacional o Pastoral Infantil Juvenil Vocacional; en el caso de optar por la creación de una prefectura autónoma ha de estar en estrecha relación con la Prefectura de Apostolado

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Adolescentes (12-17) o sólo en los propiamente Jóvenes (19-27). En cada Organismo mayor habrá que pensar la mejor forma para divider estos dos grupos (adolescentes y jóvenes) atendiendo a las características propias del lugar. Por supuesto que se puede pensar en la elaboración de otros proyectos como, por ejemplo, el de Formación de monitores o Convivencias, Ejercicios y Retiros. Una cuestión final. En la página www.apostoladocmf.org , en la sección correspondiente a Pastoral Infantil Juvenil Vocacional, podéis encontrar estas orientaciones, diferentes Proyectos provinciales ya elaborados y una gran cantidad de actividades y programas desarrollados por deferentes provincias e incluso otras congregaciones.

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Apéndice Posible índice del Proyecto Provincial de PJV

I. Marco de referencia del Proyecto provincial de PJV 1. Orientaciones de la Iglesia continental sobre PJV A. Obispos del continente B. Obispos de la zona correspondiente al organismo 2. Orientaciones congregacionales sobre PJV A. Líneas de la Congregación sobre PJV B. Líneas de la Congregación en el continente sobre PJV 3. La Pastoral Juvenil-Vocacional en el Organismo mayor A. Su relación con las otras áreas de la Pastoral B. Su relación con la Pastoral Vocacional Específica II. Los fundamentos del Proyecto de PJV del Organismo mayor 1. Las FASES del Proyecto de PJV 2. Los rasgos del Estilo claretiano evangelizador III. Desarrollo las Etapas de proceso de PJV 1. Fase de ANUNCIO 1.1. Objetivos 1.2. Experiencias y acciones 1.3. Destinatarios 1.4. Lugares en donde se va a realizar 1.5. Recursos humanos y económicos necesarios 2. Fase de CATECUMENADO 2.1. Planteamientos

A. Las cuatro dimensiones del proceso del Catecumenado de PJV B. Objetivos del Nivel Inicial y del Nivel Consolidación C. Destinatarios de los dos niveles D. Lugares donde se van a desarrollar los dos niveles

2.2. Nivel Inicial A. Objetivos B. Las cuatro dimensiones del proceso para este nivel C. Experiencias para cada uno de los años

2.3. Nivel Consolidación A. Objetivos B. Las cuatro dimensiones del proceso para este nivel C. Experiencias para cada uno de los años

3. Los Agentes, responsables: Presbíteros, catequistas, acompañantes y monitores 2.1. ¿Quiénes son en cada etapa del proceso? 2.2. Formación de los Agentes responsables de PJV 2.3. Acciones de coordinación de los Agentes responsables