prefacio a los reyes taumaturgos de marc bloch* · prefacio a los reyes taumaturgos de marc bloch*...

48
Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* Jacques Le Goff Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París Durante los casi treinta años que siguieron a la muerte heroica de Marc Bloch, torturado por la Gestapo y luego fusilado cuando tenía cincuenta y siete años, el 16 de junio de 1944 en Saint-Didier de Formans (Ain), cerca de Lyon, por su participación en la resistencia, su fama como historiador tuvo un triple fundamento. En primer lugar, su papel de cofundador y codirector, con Lucien Febvre, de la revista Annales,1 que renovó los métodos históricos. Luego, dos grandes libros: Los caracteres originales de la historia ruralfrancesa (1931), apreciado ante todo por los especialistas que vieron justamente en él la culminación de la historia geográfica “a la francesa” y el punto de partida de una nueva visión de la historia rural en la edad media y en la época moderna; y La sociedadfeudal (1939-1940), poderosa y original síntesis que transfiguraba la historia de las instituciones merced a un concepto global de la sociedad extendido a la historia económica, la historia social y la historia de las mentalidades y alcanzaba un público más amplio. A estas obras vino a sumarse un tratado (postumo) sobre el método hvs>tóxico:Apologie pourl’Histoire ou Métierd’historien2 (publicado en 1949gracias al empeño de Lucien Febvre), ensayo inacabado en el que algunas ideas profundas y originales surgían aquíyalláenun borrador que el autor habría seguramente corregido para su publicación. * Marc Bloch, Les rois thaumaturges, París, Gallimard, 1983.542p.

Upload: truongminh

Post on 08-Oct-2018

227 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch*

Jacques Le Goff Escuela de Altos Estudios

en Ciencias Sociales, París

Durante los casi treinta años que siguieron a la muerte heroica de Marc Bloch, torturado por la Gestapo y luego fusilado cuando tenía cincuenta y siete años, el 16 de junio de 1944 en Saint-Didier de Formans (Ain), cerca de Lyon, por su participación en la resistencia, su fama como historiador tuvo un triple fundamento. En primer lugar, su papel de cofundador y codirector, con Lucien Febvre, de la revista Annales,1 que renovó los métodos históricos. Luego, dos grandes libros: Los caracteres originales de la historia ruralfrancesa (1931), apreciado ante todo por los especialistas que vieron justamente en él la culminación de la historia geográfica “a la francesa” y el punto de partida de una nueva visión de la historia rural en la edad media y en la época moderna; y La sociedad feudal (1939-1940), poderosa y original síntesis que transfiguraba la historia de las instituciones merced a un concepto global de la sociedad extendido a la historia económica, la historia social y la historia de las mentalidades y alcanzaba un público más amplio. A estas obras vino a sumarse un tratado (postumo) sobre el método hvs>tóxico:Apologie pourl’Histoire ou Métierd’historien2 (publicado en 1949gracias al empeño de Lucien Febvre), ensayo inacabado en el que algunas ideas profundas y originales surgían aquíyalláenun borrador que el autor habría seguramente corregido para su publicación.

* Marc Bloch, Les rois thaumaturges, París, Gallimard, 1983.542p.

Page 2: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Desde hace algunos años, para un creciente número de inves­tigadores en ciencias humanas y sociales, Marc Bloch es ante todo el autor de un libro pionero, su verdadero primer libro: Les rois thaumaturges. Etudesurle caractère surnaturel attribué à lapuissance royale, particulièrement en France et enAngleterre3 (1924), que hace de ese gran historiador el fundador de la antropología histórica.4

Génesis de Los reyes taumaturgos

En el estado actual de nuestros conocimientos sobre Marc Bloch, y salvo que sus cartas y las de sus corresponsales nos aportaran todavía nuevas precisiones y acaso revelaciones, podemos decir que la gestación de Los reyes taumaturgos duró unos doce años y sacó provecho de tres experiencias determinantes, dos de carácter intelectual y, entre ambas, una de orden existencial.5

La primera tiene por escenario la fundación Thiers, en París, donde Marc Bloch, que salió de la Escuela Normal Superior en 1908 con el título de agrégé en historia, estuvo becado entre 1909 y 1912. Después viene la experiencia de la guerra de 1914-1918, donde terminó como capitán tras haber sido distinguido en cuatro ocasiones por el ejército y haber recibido la Cruz de Guerra.

Cuenta finalmente en su experiencia el ambiente de la Facultad de Letras de la Universidad de Estrasburgo, donde fue nombrado encargado de curso en 1919, y luego profesor en 1921.

La labor científica de Marc Bloch se inicia en 1911-1912 cuando publica sus primeros artículos. Hasta la guerra esos estudios reve­lan tres temas de interés claramente relacionados entre sí. En primer lugar la historia institucional del feudalismo medieval, y en particular el papel de la realeza y de la servidumbre en el sistema feudal, primer hito de un estudio que, después de la guerra y en virtud de las disposiciones tomadas en favor de los universitarios combatientes, sólo quedó en embrión de tesis: “Rois et serfs --un chapitre d’histoire capétienne-” [Reyes y siervos —un capítulo de la historia de los capetos-]. Luego, dentro del marco de la geogra-

Page 3: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

fía histórica que, a partir de Vidal de la Blache y de sus sucesores, influyó tanto en la nueva escuela histórica francesa de entreguerras, una región: la Isla de Francia “lie de France”. En tercer lugar un primer discurso sobre el método: la muy poco conocida alocución pronunciada con motivo de la distribución de premios en el liceo de Amiens en 1914, en vísperas de la gran guerra: “Critique historiqueet critique du témoignage” [Crítica histórica y crítica del testimonio].

De entre estos primeros ensayos, uno de ellos, publicado en 1912, merece una particular atención: “Las formas de ruptura del homenaje en el antiguo derecho feudal”.6 En él describe Marc Bloch un “rito” feudal, el del “lanzamiento del haz de paja” y a veces “rompimiento” del haz (exfestucatio), signo y realización de una ruptura del homenaje. Interés precoz, pues, por lo ritual en las instituciones del pasado y, ante la indiferencia de la casi totalidad de los historiadores y de los historiadores del derecho medieval francés (dos notas de Gastón Paris, una alusión de Jacques Flach), Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del derecho medie­val, abiertos entonces a la etnografía y al comparativismo: un artículo de Ernst von Moeller y, sobre todo, “el gran trabajo de M. Karl von Amira”, Der Stab in der germanischen Rechtssymbolik P

El trío de la fundación Thiers

¿Dónde se encuentra entonces Marc Bloch? Tras varias estancias universitarias en 1908-1909 en Alemania, en Berlín y Leipzig, termina su temporada en la fundación Thiers. En ella ha reencontrado a dos antiguos compañeros de la Escuela Normal: Louis Gernet, el helenista (promoción de 1902), y Marcel Granet, el sinólogo, de la promoción de 1904 como él. Los tres jóvenes científicos han organizado entre sí un pequeño grupo de investiga­ción. Parece ser que la influencia ejercida por Granet sobre sus dos amigos fue particularmente importante. La problemática y los métodos de quien iba a renovar la sinología contribuyeron a

Page 4: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

orientar a Louis Gernet y a Marc Bloch hacia visiones mucho más amplias que las de la historiografía tradicional de la antigua Grecia y del occidente medieval. Antes de la aparición de Los reyes taumaturgos en 1924, Marcel Granet habrá ya publicado Fêtes et chansons anciennes de la Chine [Fiestas y canciones antiguas de China] (1919) y La religion des Chinois [La religion de los chinos] (1922), y habrá iniciado la reflexión y las investigaciones que le llevarán a dos grandes síntesis: La Civilisation Chinoise [La civili­zación china] (1929) y La Pensée Chinoise [El pensamiento chino] (1934). También escribió La Féodalité Chinoise [El feudalismo chino], publicado en Oslo en 1932, allí donde precisamente un año antes apareciera Los caracteres originales de la historia rural fran­cesa de Marc Bloch, a quien Granet había sucedido en la capital noruega en calidad de invitado extranjero del instituto para el estudio comparativo de las civilizaciones (presentado por Marc Bloch en Annales en 1930, pp. 83-85). La obra de Granet contribu­yó, desde sus primeras etapas, a reforzar el interés de Marc Bloch por los ritos y los mitos, las ceremonias y las leyendas, la psicología colectiva comparada, los “sistemas de pensamiento” y de creencias de las sociedades del pasado.8

Louis Gernet, cuya labor docente fue, luego, demasiado tiempo confinada a la Universidad de Argel (si bien es cierto que fue allí donde acogió a un joven historiador, Fernand Braudel) y la obra escandalosamente marginada por el helenismo universitario pre­valeciente, no es por ello menos cercano a Marc Bloch en su pensamiento y su proceder. En 1917 ya Gernet había publicado sus Recherches sur le développement de la pensée juridique et morale en Grèce [Investigaciones sobre el desarrollo del pensamiento jurídi­co y moral en Grecia]. Su gran síntesis, Le Génie grec dans la religion [El genio griego en la religión], escrita con André Boulanger y relativa al período helenístico, sale a la luz en 1932. Su repercu­sión no data sino de su reedición en 1970 cuando la colección postuma de sus artículos, Anthropologie de la Grèce Antique [An­tropología de la Grecia antigua] (1968, reeditada en 1982), permite

Page 5: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

finalmente apreciar su talla y comprender su influencia sobre la gran escuela francesa contemporánea de antropología histórica de la Grecia antigua (Jean-Pierre Vernant, Pierre Vidal-Naquet, Marcel Detienne, procedente de Lieja, Nicole Loraux, Francois Hartog, etc.). Las charlas de Marc Bloch (y de Granet) con Gernet no pudieron sino profundizar su interés hacia el etnojuridismo, el mito, el ritual, el comparativismo perspicaz y prudente.9

La gran guerra

Luego llega la segunda experiencia: la de la guerra de 1914-1918. Esta fue para Marc Bloch una aventura extraordinaria. Los recuer­dos que escribió durante la primera mitad de la contienda lo muestran aliando con sencillez un ardiente patriotismo, una pro­funda sensibilidad para con los dramas y las miserias cotidianas de los soldados, y el afán de no ocultar nada de las realidades crueles y sórdidas vividas por los combatientes. Sin embargo, conserva en todo momento la lucidez que le permite, hasta en la acción más azarosa, distanciarse, echar una mirada llena de humanidad si bien no complaciente sobre los hombres que lo rodean y sobre sí mismo. En todo momento se esfuerza por considerar como historiador todo aquello que ve y que vive. Menciona que el primer día que participó en la batalla, el 10 de septiembre de 1914: “el espíritu de curiosidad, que raramente me abandona, no me había dejado”. A la curiosidad, primer aguijón de la historia, se añade enseguida un trabajo en busca de la memoria. Anota, día tras día, los principales acontecimientos diarios, hasta que una herida y la enfermedad le impidieran seguir con ello después del 15 de noviembre de 1914. Cuando a principios de 1915 una grave enfermedad le hace pasar a la retaguardia y le obliga a descansar para restablecerse, se apresura a escribir sus recuerdos, no quiere ser tributario de la memoria: ésta ejerce sobre el pasado “una selección que a veces me parece poco acertada”. Al final de sus recuerdos de los cinco primeros meses de guerra, saca como historiador las conclusiones

Page 6: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

de su experiencia. Esboza los temas que retomará en 1940 en L ’etrange défaite [La extraña derrota].10Pero lo esencial para él es lo relativo a la psicología, psicología individual de los soldados y de los oficiales, psicología colectiva de los grupos de guerreros.11

Cario Ginzburg ha advertido y analizado con gran perspicacia y finura cómo Los reyes taumaturgos surgieron déla experiencia de la guerra de 1914-1918. Marc Bloch vio en ella la reconstrucción de una sociedad casi medieval, la regresión a una mentalidad “bárbara e irracional”. La propagación de falsas noticias, forma principal según él de este retroceso, le inspiró uno de sus más notables artículos: “Reflexiones de un historiador sobre las falsas noticias de la guerra”.12 En él muestra en particular cómo la censura, al desacreditar lo escrito y someterlo a su represiva inspección, ocasionó “una prodigiosa renovación de la tradición oral, antigua madre de leyendas y de mitos”. La guerra ofrece así al historiador un inesperado medio para observar directamente el pasado me­dieval:

Mediante un atrevido golpe, con que jamás pudiera llegar a soñar el más audaz de los experimentadores, la censura, borrando los siglos pasados, volvió a poner al soldado del frente ante los medios informa­tivos y la mentalidad de tiempos antiguos, antes del periódico, antes de la hoja de noticias impresas, antes del libro.

Pero el escepticismo que invade al historiador ante la propaga­ción de falsas noticias no alcanza “la historia jurídica, económica o religiosa”, y menos aún la historia de la psicología colectiva: “Lo más profundo en historia bien podría ser al mismo tiempo lo más seguro”. Los reyes taumaturgos serán así una inmersión en la historia “profunda”.13

De ahí el diagnóstico que Marc Bloch, al final de su obra, hará sobre el milagro real: una “gigantesca falsa noticia”. Expresión que volverá a utilizar en 1932 para definir el fenómeno estudiado por Georges Lefebvre en otro gran libro de historia de las mentalida­des: La grandepeur de 1789 [El gran miedo de 1789].14

Page 7: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

La experiencia de la guerra contribuyó a reforzar en Marc Bloch la convicción de que si bien “la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”, no deja de ser cierto que hay que “comprender el pasado a través del presente”, tal y como lo recordará en Introducción a la historia. De ahí la importancia para él del “método regresivo”. La psicología de los soldados y de los hombres de 1914-1918 ilustrará la actitud de la gente de la edad media (hasta el siglo XVIII) ante el milagro real.

En cualquier caso, el proyecto de investigación que iba a desembocar en la redacción de Los reyes taumaturgos se concretó en la mente del joven historiador a lo largo de la gran guerra. Su colega, Charles-Edmond Perrin, reveló que en febrero de 1919, durante una excursión por los Vosgos cuando aún no se les había desmovilizado, Marc Bloch le dijo: “Cuando haya terminado con mis campesinos, me dedicaré al estudio de la unción en la consagra­ción real de Reims”.15

Estrasburgo

Insistiré menos, pues es más conocida, en la tercera circunstancia que favoreció la elección definitiva y la redacción del estudio sobre el milagro real: el medio universitario de Estrasburgo en donde Marc Bloch fue nombrado profesor adj unto [maître de conférences] en octubre de 1919.16 Inmediatamente después de la guerra la Universidad de Estrasburgo, francesa de nuevo, fue objeto por parte de los poderes públicos de una peculiar atención destinada a borrar el recuerdo de la universidad alemana y hacer de esta recuperada institución un escaparate intelectual y científico de Francia frente al mundo germánico. Fueron nombrados jóvenes y brillantes maestros: el historiador Lucien Fevbre (nacido en 1878) a quien conviene mencionar en primer lugar ya que ése es el encuentro decisivo que daría lugar a la fundación en común, en 1929, de los Annales d ’histoire économique et sociale-, otros historia­dores como el especialista en la antigüedad romana André Piganiol,

Page 8: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

el medievalista Charles-Edmond Perrin, y sobre todo el gran historiador de la revolución francesa, Georges Lefebvre. Pero también el fundador de la sociología religiosa en Francia, Gabriel Le Bras; el geógrafo Henri Baulig, el filólogo Ernst Hoepffner, y sobre todo el médico y psicólogo Charles Blondel y el sociólogo Maurice Halbwachs. El primero ha publicado ya en 1914 La Conscience morbide [La conciencia mórbida], sacará a la luz en 1926 La Mentalité primitive [La mentalidad primitiva] y trabaja en su gran libro, Introduction à la psychologie collective [Introducción a la psicología colectiva] (1928), que Marc Bloch reseñará en la Revue historique en 1929. Como lo ha señalado Georges Duby, Blondel provocaba a los historiadores -¡si bien cuatro años des­pués de la publicación de Los reyes taumaturgosl— al afirmar que “no se trataba en absoluto de empeñarse en determinar de plano las maneras universales de sentir, de pensar y de actuar”. Clara llamada a una historia diferencial, en el tiempo y en el espacio, de las mentalidades y de las conductas. Tan sólo un año después de la publicación áe Los reyes taumaturgos de Bloch, Maurice Halbwachs sacaba por su parte un libro capital para el campo que hoy conoce­mos como ciencias humanas y sociales: Les cadres sociaux de la mémoire [Los marcos sociales de la memoria]. El mismo año de su aparición, Marc Bloch le dedicaba un largo artículo en la Revue de synthèse histoiique de Henri Berr, el pionero en la renovación de la historia y de las ciencias del hombre.17 Memoria y sociedad, por lo tanto memoria e historia, ¿qué mejor tema para seducir a Marc Bloch?

Con Blondel y con Halbwachs, Marc Bloch vuelve a encontrarse con discípulos del maestro que más influyó en su formación inte­lectual, el sociólogo Emile Durkheim, fallecido en 1917. Emile Durkheim, que había publicado en 1912, a partir de un estudio sobre el sistema totèmico australiano, Les formes élémentaires de la vie religieuse [Las formas elementales de la vida religiosa], en el que lo sagrado queda definido “como una representación de la sociedad”.18 Emile Durkheim, del que Henri Sée supo definir con

Page 9: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

perspicacia la influencia ejercida sobre Marc Bloch en una carta que le enviaba para agradecerle y felicitarle por Los reyes tauma­turgos, y en la que comenta también la reseña que acaba de publicar Marc Bloch en la Revue Historique del libro de Lucien Febvre (con la colaboración de Lionel Bataillon): La Terre etVévoluúon húmame. Introduction géographique á l’histoire [La tierra y la evolución humana. Introducción geográfica a la historia] (1922):

Sus observaciones al libro de Lucien Febvre, escribe Henri Sée, me han parecido muyjustas. En el fondo, la historia [...] debe acercarse aún más a la sociología que a la geografía; y el método sociológico, tal y como lo definió Durkheim es, en buena medida, un método histórico.

Efectivamente, Durkheim había encabezado el primer número de L ’Année sociologique en 1898 con una referencia a Fustel de Coulanges, el mismo Fustel de Coulanges que Marc Bloch a menudo invoca en Introducción a la historia y que fue inspirador suyo desde su juventud. Christian Pfister, en su carta de recomen­dación para la candidatura de Marc Bloch en la Fundación Thiers en 1909, escribe que Marc Bloch se interesa por problemas de historia social, que han sido descuidados desde Fustel de Coulanges.19 Acerca de Durkheim, Marc Bloch señaló, en Intro­ducción a la historia, lo que él mismo y los historiadores deseosos de escapar de la monotonía de la historia positivista universitaria le debían, así como a su escuela: “A este gran esfuerzo, deben mucho nuestros trabajos. El nos ha enseñado a analizar más a fondo, a delimitar más finamente los problemas, y a pensar, me atrevería a decir, de forma menos barata”.20

Estrasburgo significó pues para Marc Bloch el contacto vivo, a través de amigos y colegas, con las ciencias sociales, hermanas de la historia. Los reyes taumaturgos crecieron en ese humus pluridisciplinario. No es de sorprender, pues, que se encuentren en él, taly como lo puso de manifiesto Henri Sée: “Su último capítulo, excelente, no sólo interesará a los historiadores: folkloristas, psicó­logos y sociólogos encontrarán allí temas sobre los que reflexionar”.

Page 10: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Para terminar esta evocación de lo que Los reyes taumaturgos deben al Estrasburgo de los años 1919-1924, hay que recordar también su admirable biblioteca universitaria que alemanes (entre 1871 y 1918) y franceses, a cual más, se afanaron en dotar esplendorosamente. Lucien Febvre lo ha expresado muy bien:

El telón de fondo lo constituía la Biblioteca, la admirable Biblioteca nacional y universitaria de Estrasburgo, sus tesoros desplegados ante nuestra vista, a nuestro alcance: un incomparable instrumento de trabajo, único en Francia. Si algunos de nosotros han de dejar tras de sí una obra, lo deben en parte a la Biblioteca de Estrasburgo. A sus prodigiosos recursos que tan sólo explotaron.21

Los medievalistas alemanes

Finalmente, dos factores muy distintos debieron de llevar a Marc Bloch hacia el estudio de la “enfermedad real”. El primero es su familiaridad con la obra de los medievalistas alemanes y la seduc­ción que ejercían sobre él la erudición y la problemática germánica. A ello alude Christian Pfister en la carta ya mencionada de 1909. Las temporadas en Berlín y en Leipzig en 1908-1909 fueron productivas. Una de sus primeras reseñas en la Revue Historique, en 1921, está dedicada al libro de Fritz Kern, publicado en 1914, Gottesgnadentum und Widerstandsrecht im früheren Mittelalter. Zur Entwicklungsgeschichte derMonarchie [Gracia de Dios y dere­cho de resistencia en la alta edad media. Contribución a la historia del desarrollo de la monarquía].

Existe por otra parte en la carpeta dedicada a Los reyes tauma­turgos, entre los papeles de Marc Bloch conservados en los archivos nacionales, una carta de agradecimiento de Fritz Kern por la reseña de Marc Bloch. El historiador alemán se encuentra profun­damente emocionado por la atención que le merece su obra por parte de Marc Bloch, y por el detalle que había tenido el recién afincado en Estrasburgo en enviarle la recensión. Desde la guerra,

Page 11: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

le dice, tan sólo recibe por parte de sus colegas franceses indiferen­cia o desaires, razón de más para su emoción.

Los trabajos alemanes habían ya, si no inspirado, por lo menos sido útiles a Marc Bloch. En su artículo de 1912 sobre la “ruptura del homenaje”, se valió de los representantes alemanes de una disciplina demasiado menospreciada en Francia, el etnojuridismo.22 La historiografía alemana le informa y le empuja, para superarla, hacia la historia de la soberanía, de las imágenes y de las insignias del poder, en la que se harán luego ilustres P.E. Schramm y su escuela.

El hermano médico

Las relaciones afectuosas que mantuvo con un hermano médico le llevaron finalmente a ahondar de forma muy particular en el aspecto médico de su tema y en los elementos relativos a la medicina popular. Al encabezar las advertencias preliminares de Los reyes taumaturgos, en una adenda fechada el 28 de diciembre de 1923, Marc Bloch evoca la influencia de ese hermano muerto, al igual que su padre, antes de poder ver la obra terminada y publicada, en cuya preparación había tenido una participación que Marc Bloch juzga decisiva.23

** *

Historia total de un milagro

Veamos ahora a Los reyes taumaturgos tal y como los concibió y escribió Marc Bloch, haciendo el esfuerzo de ubicarlos en el pensamiento histórico y antropológico de su época, es decir, al inicio de los años veinte del siglo XX.

Lo que Marc Bloch quiso hacer, en conjunto, fue la historia de un milagro y de la creencia en ese milagro. Por lo demás, ambas cosas más o menos se confunden. Marc Bloch ha mostrado cómo

Page 12: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

el milagro existe a partir del momento en que uno puede (no hay determinismo alguno en Marc Bloch, sino correlaciones racionales entre los fenómenos históricos sin que haya identificación hegeliana entre lo racional y lo real) creer en él. El milagro declina, y acaba por desaparecer, a partir del momento en que ya no se puede creer más en él. “De no ser por temor, escribió, a alargar un encabezado ya demasiado extenso, habría puesto como segundo subtítulo a este libro: Historia de un milagro”.

La larga duración

Y este milagro, quiere él “explicarlo en función de su duración y de su evolución”, en el marco de una “explicación total”. Reconoce­mos aquí dos de los grandes temas de la “escuela” de los Annales: la historia global o total (como “explicación total” ¡resulta mejor!, no sin seguir siendo, naturalmente, un ideal, un caso límite, un horizonte más o menos inaccesible), y la larga duración, cuya definición explicaría Fernand Braudel en 1958 en un artículo justamente célebre,24 tras haberle dado su mejor ilustración en £7 Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949). La larga duración no es forzosamente un largo período cronológico, es esa parte de la historia, la de las estructuras, que evoluciona y cambia más lentamente. La larga duración es un ritmo lento, se la puede descubrir y observar en un espacio de tiempo relativamente corto, pero por debajo de la historia de los aconte­cimientos y de la coyuntura a medio plazo. Lo peor sería creer que la problemática “desde los orígenes hasta nuestros días”, pocas veces compatible con un enfoque histórico científico, sea la larga duración perfecta. Sin embargo en el caso de Los reyes taumatur­gos, el historiador tiene la suerte de poder conocer el principio y el final de un fenómeno histórico, y de poder estudiarlo en toda su vida histórica, desde su nacimiento y su génesis hasta su decadencia y su desaparición. Se trata, pues, de una suerte extraordinaria. Marc Bloch pudo así mostrar que el milagro real, el rito del toque,

Page 13: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

“nació en Francia hacia el año 1000, en Inglaterra cerca de un siglo después”, y que desapareció, en la segunda, con la llegada de la dinastía de Hanover en 1714, y en Francia el 31 de mayo de 1835, fecha en que Carlos X, a raíz de su consagración (el 29 de mayo), fue el último rey de Francia que tocó a los escrofulosos.

El ídolo de los orígenes

Doble paradoja. La parte de Los reyes taumaturgos que hoy en día necesita de una revisión es precisamente la que interesa a los orígenes del toque real. Paradoja, pues Marc Bloch, quien denun­ciara en Introducción a la historia lo que dio en llamar el “ídolo de los orígenes”, recurre aquí a eseconcepto que lleva a una confusión entre orígenes, fuentes (otro vocablo peligroso, como si en la historia las cosas brotaran de una fuente o se dieran por parto natural) y causas. Ahora bien, ya desde Los reyes taumaturgos, Marc Bloch dejaba entrever otros conceptos más fecundos: heren­cia, elección, nacimiento, génesis; con la idea fundamental de que “no se explica jamás plenamente un fenómeno histórico fuera del estudio de su momento”. La segunda paradoja es que la erudición, necesaria siempre, fundamental para el historiador, no es por naturaleza más sólida que las hipótesis, las interpretaciones, o las ideas. Peligrosa ilusión ésta de aquellos historiadores que opinan que una erudición bien llevada puede conducir a certezas absolu­tas, a conclusiones definitivas. La erudición también —incluso la mejor- es frágil. Otros documentos aparecen y modifican dentro de la serie cronológica el lugar de un documento previamente conocido. Un nuevo enfoque viene a dar un sentido nuevo al documento antiguo, incluso a nivel de lo literal y de la historicidad. Empezando por la propia documentación y merced a los nuevos descubrimientos y a las nuevas técnicas, el pasado tiene ante sí un hermoso futuro. Seamos pues, ya desde la etapa erudita del trabajo histórico, bastante modestos y humildes ante el porvenir como ante el pasado.

Page 14: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

El caso de Los reyes taumaturgos me parece ejemplar. A raíz de una recopilación y de una crítica de documentos que hasta los eruditos menos seducidos por el camino seguido por Marc Bloch alabaron por estar a la altura de las exigencias científicas más rigurosas, Marc Bloch sacó del conjunto documental un texto. Se trata de la carta de un clérigo de origen francés que vivía en la corte de Inglaterra, Pierre de Blois. Este escribió, hacia 1180:

Lo confieso, asistir al rey es [para un clérigo] cumplir una obra santa; porque el rey es santo: él es el Cristo del Señor; no en vano recibió el sacramento de la unción, cuya eficacia, si acaso alguien lo ignorase o lo pusiera en duda, sería ampliamente comprobada por la desapari­ción de aquella peste que ataca la ingle y por la curación de las escrófulas.25

Al interesarme por la historia de la peste inguinal, llamada también peste bubónica o peste negra en la edad media, y al releer Los reyes taumaturgos, me llamó la atención este texto que atribuía a Enrique II (muerto en 1189) la virtud de haber hecho desapare­cer una epidemia de dicha peste inguinal. De hecho sabemos hoy en día (aquí se puede hablar de certidumbre, ya que un fenómeno de masas como la peste negra se encontraría forzosamente docu­mentada en la relativa abundancia de testimonios del siglo XII) que no hubo epidemia de peste inguinal en occidente entre el siglo VII y el año 1347.26 Pero la historiografía hace sesenta años se mantenía en la más total confusión tocante a la cronología de la peste negra, y la gran mayoría de los historiadores serios -incluido el sabio y curioso Marc Bloch- no se interesaban mucho, y con razón, por una enfermedad que no encontraban en sus documentos entre los siglos VII y mediados del XIV. Con todo, sintió Marc Bloch ante aquel dato un cierto malestar. Se preguntó:

No sabemos con seguridad a qué aluden estas últimas palabras: quizás a una epidemia de peste bubónica que, se creyó, habría cedido ante la influencia milagrosa del rey. La confusión entre ciertas formas de

Page 15: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

bubones pestíferos y la adenitis inguinal no era, según lo afirma un excelente historiador de la medicina, el doctor Crawford, en absoluto imposible en un hombre de aquel tiempo. Pierre de Blois no era médico (p. 49).

Pero si Pierre de Blois no es un testigo fiable para la peste inguinal, ¿por qué habría de serlo para las escrófulas?

Ahora bien, Marc Bloch concluye: “Así Enrique II curaba a los escrofulosos”. Si él cree, aunque con reservas, poder interpretar ciertos textos del siglo XII y suponer que el toque real existía ya en Inglaterra a principios del siglo XI, no tiene en cambio reserva alguna cuando afirma que este texto es el testimonio seguro (p. 56) más antiguo de que el rey de Inglaterra curaba las escrófulas.

He conseguido determinar con mucha probabilidad la proce­dencia de la mención referente a la desaparición de una epidemia pestífera frente al poder de un rey en Pierre de Blois.27 Cuenta Gregorio de Tours en su Historia de los francos (X,I) cómo el papa Gregorio Magno, el año de su elevación al pontificado (590), mandó celebrar al pueblo romano unas letanías -procesión y cantos penitenciales- para que cesara una grave epidemia de “peste inguinaria”, epidemia aquella muy real que asolaba Roma. Esta letanía mayor, distinta a la letanía menor de las rogativas, fue en adelante celebrada en toda la cristiandad el 25 de abril y se la incluyó en la liturgia ordinaria. Ya a principios del siglo VII, Beda la menciona en su Homilía 97, De maiori litania (P.L., t. 94, col. 499). Poco tiempo antes de que Pierre de Blois escribiera su carta, el liturgista parisiense Jean Beleth, en su Summa de ecclesiasticis officiis, en el capítulo “De las letanías”, recuerda el origen de la letanía mayor instituida por Gregorio Magno para hacer desapa­recer una “pestis inguinaria”.28 En el siglo XIII, el hecho será relatado una vez más por Jacobo de Vorágine en la Legenda Aurea hacia 1255. Por su parte el dominico Jean de Mailly, en su obra inédita Abbreviatio in gestis et miraculis sanctorum, hacia 1243, describe también la major letanía, recordando su origen. Este cuenta la leyenda según la cual, después de la letanía, Gregorio

Page 16: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Magno vió en lo alto de un castillo de Roma a un ángel que limpiaba de sangre su espada y la metía en su vaina, de ahí el nombre de Castel Sant’Angelo que fuera dado al monumento. Añade que la procesión se conocía como la “de las cruces negras”;29 se celebraba el día de San Marcos, el 25 de abril, y Joinville recuerda que San Luis nació en dicho día del año 1214, lo cual fue un signo premonitorio de su trágica muerte ante Túnez.

Por lo tanto Pierre de Blois no hizo más que abrevaren la fuente de una tradición literaria y de una práctica litúrgica bien conocida, que persistían desde hacía siglos sin que hubiera habido epidemia alguna de peste negra. Enrique II, pues, no hizo desaparecer ninguna peste, sino que Pierre de Blois le atribuyó un milagro de Gregorio Magno transmitido por la hagiografía y la liturgia. ¿No habrá hecho lo mismo con la curación de las escrófulas? No podemos afirmarlo en la medida en que, a diferencia de la desapa­rición de la peste negra, no encontré ninguna tradición anterior específica a este respecto. Con todo, la carta de Pierre de Blois queda muy desacreditada en cuanto a la historicidad de los milagros de Enrique II.

Ahora bien, sin conocer este documento, pero con un análisis muy fino de los demás textos en los que Marc Bloch fundamenta su explicación del origen del toque real de las escrófulas a principios del siglo XII en Inglaterra y del siglo XI en Francia, un historiador británico, Frank Barlow, acaba de mostrar de manera convincente que ninguno de los textos permite dar por sentada su existencia. Según él, y tal es mi impresión, si bien hay en lo tocante a los reyes de Francia una sola mención cierta de toque real de las escrófulas en el siglo XII por Luis VI, no existe prueba alguna de que se hayan tocado de modo regular antes de San Luis. Y en cuanto a los reyes de Inglaterra, hay que fechar en 1276 la primera referencia inobjetable de dicho rito.30

Resulta, pues, probable que el rito real de *la curación de escrófulas no se convirtiera en práctica habitual en Francia y en Inglaterra sino hasta mediados del siglo XIII. Sin embargo lo

Page 17: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

esencial de la demostración de Marc Bloch sigue intacto. Dos reyes cristianos se convirtieron en la edad media --merced a un conjunto de ritos y a una creencia peculiar- en personajes sagrados, en curanderos milagrosos. Es ésta una variante cristiana de la realeza sagrada. Dios, además de los santos, escoge a los reyes de dos naciones para obrar milagros en su nombre. Aunque controlándo­lo, la Iglesia se ve obligada a conceder ese nuevo poder al rey. Lo único es que para adquirirlo, los reyes necesitaron más tiempo del que creía Marc Bloch. Quizás el contexto del siglo XIII (papel de los laicos, evolución de los ritos y de los gestos, concepto de la santidad, actitudes frente al cuerpo y a la enfermedad, etc.), más

• allá de los aspectos propiamente políticos, explica el milagro real con mayor claridad de lo que hiciera Marc Bloch al fechar su instauración en un período anterior.

Unción y política

Mientras busca los “orígenes”, es decir, el comienzo cronólogico del milagro real, Marc Bloch encuentra ya dos temas esenciales de su obra: el vínculo entre el poder taumatúrgico y la consagración, o más bien la unción, y los resortes políticos de la recurrencia a lo sagrado.

Tal y como lo indican los manuales litúrgicos de la consagración de los reyes de Francia, los ordines de la consagración, en el siglo XIII31 la ceremonia en Reims incluye dos aspectos que son al mismo tiempo dos fases sucesivas de la ceremonia: la consagración o unción y la coronación. La unción es la que da a los reyes de Francia su poder de hacer milagros. Lo que hace del rey de Francia el cristianísimo rey de finales de la edad media, lo que le coloca por encima de los demás reyes de la cristiandad, es el hecho de que el aceite con que se le unge durante la consagración es el único en tener un origen sobrenatural. Proviene de la Santa Ampolla, traída por una paloma (el Espíritu Santo o su mensajera) para el bautismo de Clodoveo por San Remigio. El rey de Francia es el único que es

Page 18: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

ungido con un aceite divino venido del cielo (se cuidará mucho de que la reina reciba la unción pero con aceite natural).

En el siglo XIV sin embargo, la monarquía inglesa reivindicará el mismo privilegio. En 1318, un dominico inglés, fray Nicolás de Stratton, expuso al papa Juan XXII en Aviñón cómo el famoso arzobispo Tomás Becket, canonizado en 1173 tres años después de su muerte, había recibido de la Virgen mientras estaba exiliado en Francia, una ampolla destinada a ungir al quinto rey de Inglaterra después de Enrique II (es decir al rey reinante en 1318 Eduardo II), ya que, a diferencia de su antepasado que mandó asesinar a Becket, él sería “hombre bueno [prud’homme], campeón de la Iglesia” y quería “reconquistar Tierra Santa de la gente pagana”. Juan XXII no rechazó, pero tampoco reconoció oficialmente esta historia. Sin embargo se asentó la idea, por lo menos en Inglaterra, de que el rey inglés también era ungido con un aceite sobrenatural.

Al mismo tiempo, Marc Bloch destacaba en esta génesis del toque real el clima político que en él se afirmaba desde el principio. Política de los reyes para con la Iglesia, pero también política de los reyes ingleses y franceses en sus respectivos reinos y de unos frente a otros. La conquista de un poder milagroso discurre paralela­mente a la afirmación del poder monárquico y frente a los grandes señores feudales, los barones de Francia e Inglaterra. Es un instrumento dinástico. Marc Bloch lo veía como uno de los medios por los que ambos reyes adquirían un poder dominante, de otro orden que el de la jerarquía feudal. Si hay que trasladar de los siglos XI-XII al XIII la adquisición de dicho poder, se trata más de una ratificación que de un medio para alcanzarlo.

Pero al mismo tiempo es el objeto de una lucha de prestigio entre ambas monarquías y más específicamente entre capetos y plantagenets. El milagro real constituye uno de los signos y de los objetos de emulación y de competición en medio de la gran rivalidad franco-inglesa de la edad media.32

Page 19: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

La popularidad del milagro

Después de los “orígenes”, Marc Bloch aborda lo que obviamente le interesa más, el problema de la “popularidad”. Este término significa para él dos fenómenos que no son enteramente idénticos. Por una parte está la difusión del milagro: de ahí el estudio de la frecuencia de los toques, del número de los participantes, del origen geográfico de los enfermos aquejados. El documento esen­cial viene a ser aquí el de las cuentas reales. Desgraciadamente para Francia, el incendio del repositorio de la Cámara de Cuentas en el Palacio de la Cité, en 1737, sólo dejó vestigios de los registros. Permiten éstos a Marc Bloch esbozar uno de las primeros enfoques cuantitativos de una práctica ritual, de un fenómeno de mentali­dad. Introduce, pues, un elemento estadístico en ese campo.33

Pero popularidad significa también el modo en que el milagro era “recibido” por el “pueblo”. Marc Bloch bosqueja aquí una historia de la “recepción” de un fenómeno histórico, dentro de una perspectiva socio-psicológica que experimenta hoy en día, como ya sabemos, un gran éxito, sobre todo en el campo de la historia de la literatura.34 Bloch plantea un problema fundamental para el histo­riador: ¿cómo puede un fenómeno, sea cuál sea su trasfondo mágicoy folclórico, al ser elaborado en medios sociales restringidos situados en lo alto de la jerarquía cultural —el rey y su círculo, algunos obispos, ciertos liturgistas y teólogos-, cómo puede alcan­zar y de hecho alcanza a las masas? Estas relaciones entre unas teorías y prácticas de la élite por una parte, y la creencia y la mentalidad “comunes” por la otra, se encuentran en el meollo del milagro real, al igual que de cualquier milagro. Lejos estamos aquí de la historia de las ideas tradicionales, propia de la tradición positivista o idealista (la Geitesgeschichte de los maestros alema­nes), relegada al cielo de las ideas y a las cimas de la sociedad.

Para dar respuesta a esta pregunta, Marc Bloch naturalmente pone en tela de juicio la opinión eclesiástica que ostenta los privilegios de la ideología oficial, y explora sobre todo el campo que

Page 20: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

le parece más implicado en ello, más pertinente a este respecto: el de la medicina popular, el del folclore médico. Con la ayuda de su hermano, multiplica investigaciones y lecturas. Su bibliografía resulta ser aquí muy rica y sus papeles atestiguan la amplitud de una curiosidad de la que la obra tan sólo conservó parte de los sondeos y resultados. Reservó para el libro, ante todo, el modo en que el toque de las escrófulas llegó a convertirse en un “lugar común de la medicina” en los tratados de medicina culta, precisamente cuando se levantaron las censuras eclesiásticas a un rito antes tachado de mágico y pagano. Suscitador constante de ideas, indicador de pistas, Marc Bloch despierta el interés por un estudio comparativista de la evolución de las ideas médicas y la ideología religiosa.35

Ritos

Marc Bloch se interesó quizás aún más por una peculiaridad del rito inglés que no existía en el ritual francés: “el segundo milagro de la realeza inglesa: los anillos medicinales”. A partir de principios del siglo XIV, el viernes santo, el rey de Inglaterra, tras haber deposi­tado monedas en un altar, las “rescataba” colocando en su lugar una cantidad equivalente en cualquier denominación monetaria y, con las primeras monedas, mandaba fabricar anillos que se entre­gaban luego a ciertos enfermos, los epilépticos en particular, que se curaban al llevar estos anillos llamados cramp-rings.

Marc Bloch procede aquí a una descripción ejemplar del rito y de los gestos de los reyes de Inglaterra que lo cumplían (pp. 152- 153). Lo coteja con el uso de diversos talismanes para mostrar “los orígenes mágicos del rito de los anillos” y destaca el hecho de que “el meollo del rito de los anillos” residía en “una operación de carácter casi jurídico: la ofrenda de monedas de oro y plata y su rescate mediante una cantidad equivalente” (p. 161). Subraya a continuación que este proceso, con fundamento en tradiciones mágicas, es un proceso histórico: es “la conquista de una receta

Page 21: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

mágica por la realeza milagrosa” (p. 163 y ss.). La atención que presta a los elementos del ceremonial revela una actitud de antropólogo. Se dedica en primer lugar a identificar los marcos espaciales y temporales,36 esenciales dentro del marco de lo sagra­do. La carpeta que contiene sus papeles lleva el título de “consa­gración francesa” y tiene en su tapa dos preguntas: “¿dónde?” y “¿quién celebra?”.

La documentación iconográfica que reunió Marc Bloch y cuyo estudio tan sólo esbozó debería completarse y analizarse sistemáticamente. La localización del toque real, según esas imá­genes, da la impresión de que el lugar de la ceremonia fue dispu­tado entre una iglesia y un lugar propiamente real, como el palacio del rey; o incluso exterior, allí dónde estaba el rey, el cual creaba así, a su alrededor, una especie de pequeño territorio real sagrado. Parece ser que se recurrió a menudo, por motivos simbólicos tanto como prácticos, a un lugar de compromiso, como la capilla del palacio real, el jardín de una iglesia, etc. La relación con la misa y a veces con la comunión del rey bajo las dos especies se encuentra a menudo. Los reyes ingleses, según lo destaca Marc Bloch, parecen haberse librado con mayor dificultad de una especie de absorción a un espacio eclesiástico. El toque de las escrófulas se convirtió en una verdadera liturgia clerical. El milagro de los cramp-rmgs se realizaba en la capilla del palacio el viernes santo, y el altar desempeñaba allí un papel central y esencial.

¿Quién llevaba y controlaba el ritual en dicho rito? En lo tocante a la consagración y a la unción, era la Iglesia en la persona del arzobispo de Reims para el rey de Francia, con los obispos sufragáneos que lo rodeaban. En las sesiones de toque de las escrófulas, ¿no era el mismo rey a la vez el actor de la ceremonia y también su celebrante?

Marc Bloch subraya finalmente la importancia de los objetos sagrados en el rito. En sus papeles lleva a cabo el inventario de lo que llama los “elementos” de la realeza sagrada:

Page 22: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

el signo real; la ampolla de santo Tomás Becket, la Santa Ampolla de Reims; la piedra de Scone; los leones y los reyes; las flores de lis (y el oriflam); la comunión bajo las dos especies; la Santa Lanza; la espada; las fórmulas de la coronación; el cetro; la corona; el anillo [y los cramp- rings].

Sin embargo Marc Bloch indica con gran finura que dichos objetos no se utilizaban dentro de una sociedad sin historia (supo­niendo que tal cosa existiera), sino que los hombres de la edad media les conferían una identidad histórica, adquirida en una época dada, y en circunstancias concretas. La Santa Ampolla de Reims hizo su entrada en la historia terrenal el día del bautismo de Clodoveo en Reims, la de Tomás Becket cuando el exilio del santo obispo en Francia, la de Marmoutier en el momento de la caída de san Martín en un monasterio, donde un ángel le trajo un bálsamo divino para curar su costilla rota. La Santa Ampolla fue utilizada para la consagración de Enrique IV en Chartres en 1594, después de haber sido llevada a Luis XI en su lecho de muerte y, según la leyenda, haber sido empleada para la consagración de Luis VI en Orleans en 1108.37En el título de una carpeta de papeles de Marc Bloch se lee: “los objetos de la coronación adquieren un valor histórico” y en el título de una ficha: “tendencia a ver en el objeto simbólico de los comienzos un objeto histórico”. El historiador Marc Bloch capta la tendencia profunda del cristianismo a insertar­se dentro de lo histórico. Tradición, folclore y símbolos son arras­trados por la historia.

De ahí pasa naturalmente al problema más general de “la realeza sobrenatural”, “portentosa y sagrada”, en el occidente medieval.

Abre pues, en primer lugar, el expediente de la realeza sacerdotal. Su resultado deja qué desear. Si de hecho, en Bizancio el basileus consiguió dominar lo espiritual y lo temporal, no hubo césaro- papismo en occidente. Los reyes (y el emperador) oscilaron entre dos actitudes o intentaron combinarlas. La una consistió en esta­blecer una clara distinción entre lo espiritual y lo temporal y

Page 23: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

hacerse los dueños independientes de lo temporal, lo que yo llamaría el averroismo político (según la doctrina de las dos verda­des, la de la fe y la de la razón). La otra era según el modo de los papas, quienes reivindicaron un derecho de fiscalización en lo temporal en virtud del poder de atar y desatar, y por razón del pecado (ex rationepeccati) es decir, adquirir un poder en el campo espiritual al conseguir cierto estatuto sacerdotal. Marc Bloch llama aquí la atención sobre el hecho de que, más que la noción de rex sacerdos sostenida por los teólogos y teóricos de la Querella del Sacerdocio y el Imperio, es en el campo litúrgico, mediante el análisis de los tratados y más aún de los rituales, donde resulta posible vislumbrar las aproximaciones de los reyes en el intento de infiltrarse dentro de la jerarquía eclesiástica. Por parte de la Iglesia existía la tendencia a confinarlos a un papel cercano al de los subdiáconos, mientras que el ceremonial sagrado revela cierto esfuerzo por parte del rey y de su círculo por calcar su “ordenación” sobre el modelo episcopal. Pero éste es un estudio donde casi todo está aún por hacer.

Leyendas

A continuación, Marc Bloch se interesa por las leyendas que ilustraron la monarquía sagrada medieval y, más especialmente, por “el ciclo monárquico francés”. Aquí, Bloch reúne un conjunto de creencias vinculadas entre sí por el carácter sobrenatural de una serie de insignias reales que dieron lugar a leyendas, a las que se añadió el toque de las escrófulas:

La Santa Ampolla, las flores de lis traídas del cielo, el oriflam, así mismo celestial en cuanto a su origen; añadámosle el don de curación y obtendremos el conjunto maravilloso, que los apologistas de la realeza capeta ofrecerían en adelante una y otra vez a la admiración de Europa (p. 221).

Page 24: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Así, aparte de las insignias reales propiamente dichas, es decir de las regalía que, a diferencia de la Santa Ampolla guardada en la abadía de Saint-Remi, se conservaban en la real abadía de Saint- Denis (la corona, la espada, las espuelas de oro, el cetro dorado), la virgen con mano de marfil, las calzas de seda violeta bordadas de lises de oro, la túnica violeta “que visten los subdiáconos para la misa”, el sayo también violeta sin capirote,38 existen los objetos sobrenaturales venidos del cielo y el poder de curar. Estos objetos y este poder ponen al rey en contacto directo con Dios, si bien el mediador eclesiástico seguía apareciendo -hasta un cierto nivel-: la Santa Ampolla había sido llevada a san Remigio; era el abad de Saint-Remi el que conservaba, llevaba y traía la ampolla el día de la consagración, y era el arzobispo de Reims el que ungía al rey.

No deja de ser cierto que si bien el arzobispo de Reims, Hincmar, fue el primero en poner por escrito la leyenda, la tomó, como lo cree Marc Bloch, de tradiciones folclóricas de Reims; así consignó ante todo el milagro para que sirviera a las pretensiones de la iglesia de Reims a la supremacía eclesiástica, y para afirmar, al modo carolingio, el control de la monarquía por parte de la Iglesia.

Marc Bloch no compara el poder curativo de los reyes de Francia y de Inglaterra en la edad media con el de los jefes carismáticos de otras sociedades porque es consciente de los límites de un método comparativista al que no obstante se sintió impelido. Echando mano de Frazer, su principal guía en antropo­logía, Bloch evoca las creencias y prácticas de las tribus de Oceanía y los poderes de los jefes en las islas Tonga en Polinesia. Pero es ése un caso aislado y él formula una de las leyes maestras del buen comparativismo:

El estudio de las tribus de Oceanía aclara el concepto de realeza sagrada, tal y como florece bajo otros cielos, en la Europa antigua e incluso medieval; pero uno no debe esperar encontrar en Europa todas las instituciones de Oceanía [...] Entre los primeros misioneros,

Page 25: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

muchos creían encontrar en los “salvajes”, si bien casi ya perdidos, toda clase de conceptos cristianos. Abstengámonos de caer en el error inverso y no traslademos a París o a Londres todas sus Antípodas (p. 59).

Marc Bloch da a continuación un rodeo al pasar por dos leyendas que se quedaron al margen de la cristianización del conjunto de leyendas reales: la marca real y la actitud de los leones hacia los reyes. Según la creencia estrictamente popular, y no aceptada por la Iglesia, el rey de Francia, al igual que otros soberanos, llevaba una marca en la piel, una señal, un naevus en forma de cruz, casi siempre en el hombro derecho, aunque a veces en el pecho, y de color rojo brillante. Debió de ser ésta la señal que Carlos VII enseñó en privado a Juana de Arco en Chinon para mostrarle que él era efectivamente el hijo legítimo de Carlos VI y no un bastardo. Dicha creencia se encuentra en la antigüedad helénica al igual que en las pretensiones de ciertos charlatanes de la Europa moderna. Por otra parte, el pueblo cree que “nunca hacen daño los leones a un verdadero rey”. Y un dominico, embajador en 1340 de Eduardo III en Venecia, afirmó ante el dux que el rey de Inglaterra “habría consentido en reconocer a Felipe de Valois como rey de Francia, siempre y cuando este príncipe, tras exponerse ante unos leones hambrientos, saliera indemne de sus garras” (pp. 24 y 238-239).

Marc Bloch analiza luego, al cabo de un largo y original estudio personal, la contaminación -fenómeno fundamental del folclore que el historiador debe de asumir dentro de su propio campo- entre el culto a un santoy el rito real de la curación de las escrófulas. Desde principios del siglo X, en Corbeny, en el Aisne, existía el culto popular a un santo originario del Cotentin, Marculf o Marcoul, que en el siglo XIII también se especializó en curar a los escrofulosos, probablemente por un juego de palabras etimológico de mar, mal, y cou(l) -cuello, nuca-. Este poder se fue acercando al de los reyes y ambos cultos se unieron. Desde el siglo XIV hasta el XVII, todos los reyes de Francia, con excepción de Enrique IV, tras su consa­

Page 26: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

gración, daban un rodeo hasta Corbeny para recibir en sus manos al cráneo del santo y luego tocar a los escrofulosos con un poder aumentado por aquella reliquia. Más tarde, Luis XIV y sus suceso­res mandaron llevar el relicario del santo desde Corbeny a Reims el día de la consagración.

A la contaminación entre el culto de san Marcoul y el milagro real, Marc Bloch añade una tercera creencia popular que estuvo históricamente vinculada con las dos anteriores. Se creía en varias partes que el séptimo de una serie de hijos, sin que hubieran nacido hijas entre ellos, poseía poderes de mago y en particular de curandero. Por asimilación con el poder curativo de los reyes, se atribuyeron a estos séptimos hijos no sólo el don específico de curar a los escrofulosos, sino también el de llevar una marca distintiva de nacimiento en el cuerpo. Llegó a ser tradicional el que, antes de ejercer tales dones, estos séptimos hijos efectuasen una pregrinación a Corbeny ante las reliquias de san Marcoul. Marc Bloch, quien recopilaba un extenso expediente sobre esta creencia en las pro­vincias francesas, en Europa y hasta en América entre los Cherokees, se interesó de forma muy especial por el mecanismo de compenetración entre los tres fenómenos y por este encuentro histórico entre una creencia popular y unas prácticas toleradas o integradas por el clero.

El declive del milagro

Marc Bloch termina la parte más larga de su libro en la que cruzó cronología y temática, buen método ése para un historiador, con el estudio de las vicisitudes del milagro real entre los siglos XVI y XVIII, “en la época de las luchas religiosas y del absolutismo”, hasta el momento de su “declive” y de su “muerte”.

Esto viene a comprobar el que una estructura, el toque real, cambia de sitio y de significado de acuerdo con nuevos contextos históricos, pero sin cambiar esencialmente de forma. En cuanto al fin del rito, en Inglaterra desaparece con el cambio de dinastía en

Page 27: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

1714 tras sufrir el fuerte ataque del protestantismo, y en Francia su muerte coincide con la revolución y con la caída de la monarquía, pese a su breve y anacrónica resurrección en la consagración de Carlos X en 1825. Ahora bien, lo esencial no está en estos aconte­cimientos, por importantes que sean. Un fenómeno histórico, y más aún una creencia, un hecho mental, es rara vez asesinado. Muere más o menos lentamente, al ritmo del cambio de mentalidad y de las condiciones en las que dicha mentalidad había nacido.

Marc Bloch abandona aquí los ritos, los gestos, las imágenes, y ya no recurre al folclore, a la etnografía, a la medicina. Las “cosas profundas”, la “psicología colectiva” sufren la decisiva influencia intelectual de las élites. Lo que mató al milagro real fue la mente “racionalista” que trató, desde el siglo XVII, de encontrarle una explicación racional, hasta que “las luces”, en el siglo XVIII, renunciaron a tal intento y simplemente proclamaron que el milagro no existió. Al no poder ser ya explicado por ninguna lógica natural, por ejemplo por vía de la sangre, el milagro real desapare­ció de la creencia culta con todos los demás milagros, y con “todo un concepto del universo” al que iba “aparejado”. Siempre lúcido, Marc Bloch advierte que en el siglo XVIII se da una diferenciación dentro de la “opinión común” entre las mentes ilustradas y el “vulgo”, que sigue creyendo en una “acción milagrosa” (p. 374).

Explicación: un “errorcolectivo”

Sólo le queda a Marc Bloch, racionalista, heredero de “las luces”, judío ateo que creyó más que ninguno en los grandes valores laicos nacidos de la tradición, una pregunta por plantearse: “¿Cómo se pudo creer en el milagro real?” Aquí, en tanto que historiador y descubridor que se apoya en la antropología y en la sociología, esboza una explicación que trata de evitar el anacronismo y el positivismo reduccionista. En primer lugar, si bien los reyes “nunca curaron a nadie”, los “príncipes médicos” no fueron unos impos­tores (p. 381). Todos aquellos —la casi totalidad de la sociedad

Page 28: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

desde la edad media hasta las luces— que creyeron en el poder curativo lo hicieron esencialmente por dos motivos. El primero es que los hechos fisiológicos, médicos en sí mismos, permitieron tal creencia. Las enfermedades, más o menos confundidas bajo el nombre de escrófulas, se curaban a veces naturalmente, aunque con frecuencia de manera incompleta o temporal. La naturaleza era la que hacía el milagro. Y si la curación ocurría por lo general bastante después de cumplirse el rito curativo, la gente de entonces creía sin mayores problemas en la realidad de un milagro de acción retardada.

Más aún, Marc Bloch -sin desarrollarla— propone una explica­ción que sigue fundamentando la historia de las mentalidades y de la psicología histórica: “Lo que creó la fe en el milagro fue la idea de que tenía que existir un milagro”.

Tal explicación —en todo caso demasiado breve y somera— lleva sin embargo la impronta del racionalismo del cual estaba imbuido su autor. He aquí la célebre conclusión: “Así resulta difícil ver en la fe en el milagro real otra cosa que no sea el resultado de un error colectivo” (p. 388). Pero ¿cómo reprocharle a Marc Bloch el no escapar de su propia problemática, a él que precisamente cita en su Introducción a la historia el proverbio árabe: “Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”, y que también se aplica a los grandes? ¿Cómo reprocharle, después de abrir con su libro vías que hoy en día siguen siendo nuevas, el que tuviera en cuenta la exigencia de verdad que debe marcar al historiador los límites de su inmersión en el pasado? Una historia de las mentalidades que se contentara con penetrar en las ideas y en el vocabulario de las gentes del pasado y se satisfaciera con evitar el anacronismo, tan sólo cumpliría con la mitad del oficio del historiador. Este tiene el deber, tras descubrir el tono auténtico del pasado, de explicarlo con los instrumentos del saber científico de su época.

Page 29: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Las herramientas conceptuales de Marc Bloch

Antes de medir la distancia que hoy nos separa de (y nos aproxima también a) Los reyes taumaturgos, yo quisiera reunir algunos datos esenciales acerca del propósito de Marc Bloch, de su método, y de sus herramientas conceptuales.

El vocabulario de Marc Bloch denota algunas dudas, una cierta vaguedad debida al carácter pionero de sus investigaciones, al hecho de que la eficacia de los nuevos conceptos iba en parte aparejada a su carácter flou,39 y finalmente a su deseo de huir de marcos conceptuales excesivamente rígidos. Con razón dijo, a propósito de los caracteres originales de la historia rural francesa, que él prefería el concepto de régimen al de sistema por ser más flexible, y por lo tanto más cercano a la realidad histórica.

Los fenómenos que él estudia -y a los que designa mediante expresiones en las que el adjetivo colectivo se repite a menudo, como una obsesión, en alternancia con común— se le presentan como “hábitos mentales” (p. 68), un “pensamiento más popular que culto” (pp. 210, 239), “ideas colectivas” (p. 48), la “opinión colectiva” (p. 149), la “opinión común” (pp. 206, 209, 229) que contrapone a las sutilezas de los teólogos, las “representaciones colectivas” (pp. 57, 59, 239), las “ representaciones menta­les” (p. 58), las “representaciones intelectuales y sentimentales” (p. 240); y finalmente “imágenes” (p. 25), “imágenes simbólicas” (p. 212), “imaginaciones” (pp. 213, 229), “imaginación común” (p. 238).

En lo que se refiere a las imágenes, la imaginación40 conceptual o simbólica llevó a Marc Bloch a conceder una especial importan­cia a la iconografía (por ejemplo pp. 29-30,140) y a reunir un amplio expediente iconográfico que fue presentado en el Apéndice II. No hay duda de que aquí tampoco ahondó Marc Bloch en el estatuto de la imagen dentro de la historia y del pensamiento histórico. Pero llamó la atención de los historiadores hacia esta documentación privilegiada. Objeto específico, la imagen es importante, revelado­ra, aun más allá de lo que le pide la mayor parte de los historiadores

Page 30: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

del arte, e incluso de los iconógrafos e iconólogos modernos. Su relación con los textos, su lugar dentro del funcionamiento de las sociedades históricas, su estructura y su localización deben de estudiarse cuidadosamente. La renovación de la historia del arte es una de las prioridades de la actual investigación histórica.

Al binomio texto-imagen, Marc Bloch añade el gesto,41 con una reiterada insistencia acerca de su significación (pp. 73,79,91,94, 186, etc.). Y por supuesto los ritos (pp. 26,152, etc.) que él analiza con un método muy sólido. No se le escapó el que la adquisición del poder por los reyes se hacía durante una ceremonia en cuyo transcurso cambiaba la naturaleza misma del rey. Habló por lo tanto de ritos de paso (pp. 71,188), sin llegar a extraer sin embargo, de un concepto tan esencial, todo el provecho que se le pudiera encontrar. Tan sólo evoca discretamente el “cambio de estado que de ello se derivaba para el príncipe” (p. 188).

Finalmente, y como concepto global, Marc Bloch habla a veces de conciencia colectiva (pp. 72, 87,238, etc.), y más raramente de mentalidad. Menciona por ejemplo el “abismo que separa a dos mentalidades” (p. 24). Mentalidad, un término que le acompañará casi confidencialmente a través de toda su obra, para florecer en la parte más original de la Sociedad feudal y resurgir una última vez como postrero mensaje al final de la parte redactada de Introduc­ción a la historia: “... algunas condiciones sociales dentro, pues, de su naturaleza profunda, mentales...”. Detrás de las mentalidades se agazapan siempre estas “cosas profundas” (pp. 87,108,114, etc.)' que parecen ejercer sobre su mente una especial seducción. “Pro­fundidad”: una métafora de la que no hay que olvidar que, sin llevar la historia hasta el psicoanálisis, fue desde hace medio siglo uno de estos conceptos flous que ayudaron a que la historia franqueara límites y barreras, a que fuera más lejos, a otras partes, más hacia el meollo de los fenómenos, de los hombres y de las sociedades históricas.

Tocante a las ciencias existentes o aún por crearse, a las que recurriera Marc Bloch o cuyo desarrollo anhelara, éstas son la “psicología colectiva” (p. 226), el “folclore” (pp. 94,232, etc.), la

Page 31: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

“medicina popular comparada” (p. 153), la “etnografía compara­da” (p. 27). La “biología” finalmente (p. 28), pues también se encuentra en Los reyes taumaturgos el esbozo de una historia del cuerpo, cuerpo de los gestos curativos del rey, cuerpos enfermos de los escrofulosos, que sufren y que el mal físico transforma en símbolos culturales y sociales; y más que nada “imposición de manos”, “toque” de los cuerpos, como lo subraya Marc Bloch, cuerpos reducidos a los huesos y al polvo de las mágicas reliquias.

He dejado aparte un vocablo —y sus palabras afines— que revelan una faceta “tradicional” de la “mentalidad” de Marc Bloch, aquella que, pese a la originalidad de la expresión “error colecti­vo”, inspira la conclusión de Los reyes taumaturgos. Se trata de la palabra “superstición” que Marc Bloch emplea bajo diversas for­mas: “superstición popular” (pp. 148,239), “prácticas supersticio­sas” (p. 157), “supersticiones” a secas (p. 235), y que añade a otras expresiones como “fantasías populares” (p. 214), “ingenuidad” (p. 217), etcétera.42

Marc Bloch retoma el antiguo vocablo, despectivo, acusador, que empleó la Iglesia desde la alta edad media hasta nuestros días (hasta ayer, si no hasta hoy) y que experimentó un apogeo en el siglo XVIII cuando confluyeron la antigua actitud eclesiástica, cada vez más empapada de espíritu racionalista, y la mentalidad de las luces,43 para designar así todas las creencias y prácticas religiosas que la Iglesia no había domesticado. Marc Bloch es aquí, pues, el heredero de los clérigos medievales, de los hombres de las luces, y un intelectual de principios del siglo XX.

***

La recepción de Los reyes taumaturgos

¿Cómo fueron acogidos en 1924Los reyes taumaturgos! En primer lugar, al ser una obra de erudición, el libro no superó, como era de esperarse, el círculo de los especialistas. La acogida fue buena en

Page 32: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

lo general. Del conjunto de reseñas reunido por el propio Marc Bloch, y mediante sondeos en las revistas científicas, he notado tres reacciones excepcionalmente calurosas.

En primer lugar, naturalmente, la de Lucien Febvre. En una carta sin fecha pero que data seguramente de 1924, escribe a Marc Bloch que después de haber considerado “el tema como demasiado reducido” y de que se trataba de “los pormenores a soslayo de la historia”, acababa por darse cuenta, al leerlo, que era éste “uno de los libros fundamentales que parecen hacerle a uno más inteligente a medida que se les va leyendo, que aclaran muchísimas cosas, y que despiertan curiosidades sin fin”. Luego, a raízde la muerte de Marc Bloch, escribió:

El libro es de una rara calidad: una de las joyas de la biblioteca estrasburguesa de la facultad de Letras que él [Bloch] casi inaugurara. Le dije a menudo a Bloch que de su obra era ésta una de las partes que más apreciaba —y él me agradecía la simpatía que tenía “por este hijo gordo”, como lo llamaba alegremente—.44

Además de Lucien Febvre, el gran historiador y amigo belga, quien gozó de una gran admiración por parte de ambos, Henri Pirenne, publicó un artículo en el primer número de Annales. Escribió una entusiasta carta a Marc Bloch desde Gante, el 4 de mayo de 1924, tras leer las ciento cincuenta y seis primeras páginas del libro. Alaba su notable contribución “al conocimiento de las ideas políticas, religiosas y sociales”. Y añade: “El sendero que usted ha seguido serpentea por toda la historia y me maravilla hasta qué punto, sin jamás perderse en digresiones o perder de vista el tema, nos aporta usted descubrimientos”.

Finalmente, Henri Sée, a quien ya mencioné anteriormente, ponderó el mérito del carácter multidisciplinar de la obra, la influencia de Durkheim, y dijo por su parte:

Page 33: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

De haber conocido su obra, seguramente habría modificado algo mi exposición de la doctrina absolutista. Sin duda alguna, no debe uno contentarse con la “filosofía social” de los escritores, pero, como usted bien sabe, no resulta tan fácil entrar en los sentimientos de las masas populares. En ese sentido, orientará usted a los historiadores de las ideas políticas.

De entre los científicos interesados y positivos, dos reacciones me parecen particularmente interesantes. La del filólogo Ernest Hoepffner, colega por cierto, y amigo de Marc Bloch en Estrasburgo. En la revista Romanía (t. IV, no. 199,1924, pp. 478-480), él destaca “este importante trabajo, debido al interés general que ofrece para la historia de las ideas en particular en la edad media, y así mismo porque, en numerosos pasajes, proporcionará nuevos y útiles datos a los historiadores de nuestra vieja literatura”, y concluye con “la importancia de esta obra, tan rica y tan nueva hasta para el historiador de nuestra literatura antigua”.

Por su parte, Lucien Lévy-Bruhl, que acababa de publicar en 1922 La mentalitéprimitive [“La Mentalidad primitiva”], escribió a Marc Bloch, el 8 de abril de 1924, que aún no había tenido tiempo de leer el libro y que desgraciadamente no tendría tiempo de hacerle una reseña para la Revue philosophique, pero añade:

El tema de sus reyes “taumaturgos” me interesa en sumo grado. Me dedico tan sólo a estudiar la mentalidad llamada primitiva en socieda­des cuanto más diferentes de las nuestras, pero agradezco a aquellos que estudian una mentalidad análoga en regiones y tiempos accesibles a la historia, como usted lo hace. Habrá aquí para mí motivo de reflexiones y de valiosas comparaciones.

No todas las cartas y todas las reseñas fueron tan favorables. Parece ser que la mayoría, aun cuando encomia la obra, no se siente segura ante lo “extraño” del tema de no ser porque Marc Bloch daba muestras de una gran erudición.

Page 34: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

El interés del libro de Marc Bloch escapó obviamente a varios. Ernest Perrot, en laRevuehistoriquededroit (1927, no. 2, pp. 322- 326), tras mostrarse elogioso, lamenta:

Sin embargo, no todo en este libro resulta de igual interés para tales estudios [los de derecho]. De hecho el sr. Marc Bloch ha querido insistir muy especialmente en una de las manifestaciones del carácter sagrado de la realeza -precisamente en la que menos interés tiene para un jurista—, el poder taumatúrgico de los reyes.

Por su parte, el medievalista belga Frangois-L. Ganshof, pese a ser entonces muy joven, no apreció mucho la obra, según su reseña de la Revue belge dephilologie e td ’histoire (t. V, fase. 2/3, pp. 611- 615). Aunque encomia su “erudición, su fineza, el juicio certero”, escribe: “El grueso libro del sr. Marc Bloch no es un estudio de historia de la medicina; tampoco es —¡a Dios gracias! un ensayo de sociología comparada. Es un libro de historia propiamente di­cha...”, pero en él se sacrificó lo “esencial” (o sea la “naturaleza casi sacerdotal del poder real”) a lo “accesorio”, es decir el toque de las escrófulas. ¡Lejos estamos de Pirenne!

Sea como fuere, Los reyes taumaturgos fueron un caso único en la obra de Marc Bloch. Charles-Edmond Perrin lo advirtió ya:

Hay que señalar que, después de esta fecha [1924], Marc Bloch no volvió a tocar el problema de la unción real; el libro que le dedicó se presenta pues como un caso único dentro de su obra; se basta de algún modo a sí mismo, no fue preparado por ningún artículo ni seguido de ningún estudio complementario.45

¿Por qué semej ante abandono? A falta de cualquier explicación conocida por parte de Marc Bloch, es preciso atenernos a hipótesis.

En primer lugar, Marc Bloch fue apartado de la prosecución de este tipo de investigaciones por exigencias y azares universitarios. Al no estar los programas muy abiertos a semejarttes problemáti­cas, Marc Bloch, que seguía interesándose por el comparativismo

Page 35: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

(el gran artículo “Para una historia comparada de las sociedades europeas” data de 1928), se dedicó a ello dentro del marco de la historia rural. Y cuando fue nombrado profesor adjunto, y luego catedrático de historia económica en la Sorbona (1936-1937), se encontró absorbido por esta orientación, en parte nueva para él.

Uno pudiera también pensar que el método de antropología comparada le había revelado sus propios límites. En primer lugar por falta de estudios aprovechables por un historiador tan exigente como lo era él, luego porque no había conseguido construir un método suficientemente riguroso en lo tocante a comparativismo.

Finalmente, se puede suponer que la acogida -favorable aun­que, en el fondo y con algunas excepciones, incomprensiva- de los círculos universitarios a Los reyes taumaturgos acabó por conven­cerle de abandonar, abiertamente en todo caso, un tipo de inves­tigaciones que seguramente no llenaban las expectativas legítimas de una carrera universitaria. Tan sólo algunos pioneros como él habían entendido la novedad, el alcance y la posterior fecundidad de la obra. De hecho Marc Bloch no había enteramente abando­nado Los reyes taumaturgos, pues conservó unas “carpetas abier­tas”. En una de ellas, dedicada a la “consagración”, tras haber tomado unas notas de dos estudios de P. E. Schramm (el libro sobre la coronación inglesa y el artículo sobre la coronación francesa de 1937), escribió en una ficha: “la consagración: Fawtier, in Glotz, p. 62, se esfuerza en mostrar cuán poco cuenta”.46 No había cambiado mucho la universidad francesa desde 1924.

Los reyes taumaturgos hoy en día: comparativismo

¿Qué tipo de lectura puede hoy hacer un historiador de Los reyes taumaturgos?

La primera fascinación surge, ahora como siempre, ante el horizonte comparativista de la obra. Recientemente, una contro­versia enfrentó a una serie de historiadores norteamericanos a

Page 36: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

propósito del comparativismo de Marc Bloch. En la American histoiical review de 1980, Arlette Olin Hill y Boyd H. Hill Jr., basándose esencialmente por una parte en el artículo de 1928 “Pour une histoire comparée” [“Por una historia comparada”], y por otra en ciertas teorías lingüísticas,47 retoman la distinción que Marc Bloch hacía entre comparativismo universal y comparatismo histórico, siendo éste restringido a sociedades no sólo cercanas sino coetáneas y contiguas en el tiempo y en el espacio. Marc Bloch naturalmente manifestaba una preferencia por el comparativismo histórico. Los Hill, pese a su afirmación de que en efecto sólo eran posibles estos dos tipos de comparativismos, reprocharon a Mare Bloch el haber mezclado los dos, en particular en Los reyes tauma­turgos, y subrayaron su propia preferencia por el comparativismo universal que, obviamente, es para ellos el único interesante, y que fundamentan en las teorías de Noam Chomsky. A este estudio, la American Historical Review de 1980 publicó dos réplicas muy críticas de William H. Sewell, autor de un notable trabajo del año 1967 sobre “Marc Bloch y la historia comparativista”, y de Sylvia L. Thrupp, fundadora déla excelente e innovadora revista Comparative Studies in Sociology and History. Sewell y Thrupp contestan acertadamente a los Hill que el pensamiento y la obra de Mare Bloch no ofrecen confusionismo por lo que hace al método comparativista, y que existen incluso más de dos modelos de comparativismo; que un historiador siempre se sentirá próximo a Marc Bloch cuando éste, en Los reyes taumaturgos, rechaza algu­nas de las comparaciones generalizadoras de Frazer.

Esto dicho, me parece que el comparativismo preconizado e ilustrado por Marc Bloch es cada vez más necesario, dentro de los límites de prudencia que él señalaba; y sería de agradecer que se diese por fin a este respecto una posteridad a Los reyes taumatur­gos.^ Pero hay que seguir siendo fieles al espíritu de Marc Bloch y no comparar sino lo que es comparable.

A decir verdad, el comparativismo de Marc Bloch resulta ser algo tímido, creo que esencialmente porque él no tenía a su

Page 37: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

disposición teorías y métodos algunos que le permitieran ir más allá sin abandonar las reglas de prudencia y las exigencias de historicidad que son necesarias para la reflexión histórica. Me parece en particular que algunas formas del estructuralismo pueden combi­narse perfectamente con el trabajo histórico y ayudar al historia­dor. Así el estructuralismo de Lévi-Strauss, siempre y cuando se le utilice para los fines para los que su autor lo forjara: el análisis interno de los mitos y de los ritos. Más aún, las ideas y el método comparativista verdaderamente científico de Georges Dumézil, a mi modo de ver, sirven para arrojar luces suplementarias sobre fenómenos tales como el milagro real. Éste, dentro de una perspec­tiva dumeziliana, se sitúa dentro del campo difícilmente deslindable de la tercera función. La salud desempeña allí su papel, como la fecundidad, la prosperidad y la belleza. El curandero es eminente­mente un personaje de la tercera función. Ahora bien, en el occidente cristiano de los siglos XI-XIII, vemos reyes que se esfuerzan por estar presentes, cuando no dominantes, en cada una de las tres funciones.49 La lucha de los reyes por adquirir un poder milagroso, se lleva pues a cabo no tanto dentro del campo sacerdotal como en aquella área de lo sagrado que se sitúa dentro de la tercera función. Aquí el adversario del rey es siempre la Iglesia. En un período en el que la función económica tiende a emanciparse y a pasar a manos de los trabajadores, o laboratores, los reyes, a pesar de los jirones de poder mágico que conservan sobre las cosechas (cotejándolo con el poder curativo, Marc Bloch tomó cuidadosa­mente nota de casos medievales y modernos entre sus papeles), sólo mediante la beneficencia consiguen imponerse dentro del territorio de la tercera función. Aquí también tiende la Iglesia a reservarse un monopolio: las instituciones caritativas, la tutela de los pobres, la posesión en exclusiva de las reliquias. El monje Helgaud, en su Vida del rey Roberto el Piadoso de principios del siglo XI, trata de realzar esta imagen de un rey caritativo, protector del pobre y del enfermo. Pero la imagen del rey curandero sirve tan sólo para conferirle un lugar digno dentro de la tercera función.

Page 38: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Una antropología histórica

La gran novedad de Marc Bloch en Los reyes taumaturgos es así mismo la de haberse hecho antropólogo; es él el padre de la antropología histórica que se desarrolla hoy en día. Para su libro de 1924 Marc Bloch recurrió tan sólo, si dejamos aparte los estudios folcloristas, a dos grandes antropólogos: Sir James Frazer, que había publicado en 1911 su Rama de Oro [The Golden Bough. A Study in Magic and Religión, /-//. The MagicArt and the Evolution ofkings, reeditado en edición abreviada en 1922] y en 1905 sus Lectures on the Early History o f the Kingship que acababan de ser traducidas en 1920 al francés (aunque Marc Bloch leía y hablaba tanto el inglés como el alemán y el italiano) con el título de Les Origines magiques de la royauté [Los orígenes mágicos de la reale­za], y a Lucien Lévy-Bruhl. En el primero, encontró el concepto del origen mágico de la realeza, en el segundo la idea de mentalidad primitiva. Sin embargo, Marc Bloch supo resistir a la tentación del comparativismo generalizado existente en Frazer, y a la asimila­ción entre los hombres de la edad media y los “salvajes” que podía derivar de las ideas de Lévy-Bruhl.

Notemos, con cierta sorpresa, que si bien la gran sombra de Durkheim se erige detrás del Marc Bloch de 1924, no hay mención (y tampoco parece que hubiera lectura por su parte) de dos obras considerables que habían sido publicadas mucho antes de 1924. El discípulo y yerno de Durkheim, Marcel Mauss, en colaboración con H. Hubert, había dado a conocer en e\Année Sociologique (t. VII, 1902-1903, pp. 1-146) su Esquisse d ’une théorie genérale de la magie [Esbozo de una teoría general de la magia]. La distinción que hacía, en contraposición a Frazer, entre rito mágico y rito religioso, y la célebre fórmula acerca del pensamiento mágico como “gigan­tesca variación sobre el tema del principio de causalidad”, podrían haberle ayudado a definir y a analizar más a fondo los ritos del milagro real y a situarlos mejor en relación con el ambiente eclesiástico y religioso.50

Page 39: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

La segunda laguna sorprendente consiste en el gran libro de Arnold Van Gennep, Les rites depassage, París, 1909 [Los ritos de paso]. Marc Bloch, que empleó la palabra y reconoció el rito, podría haber hallado en él la manera de situar mejor el toque dentro del ritual de la consagración y de la coronación. Éste es uno de los nuevos poderes resultantes de la transformación del perso­naje que ha sido “ordenado”. Debe de ejercerse por primera vez lo más cerca posible, en el tiempo, al rito. Los reyes tocan casi inmediatamente después de la consagración. Numerosos estudios, y entre ellos algunos de primera calidad, han sido dedicados a la realeza sagrada desde Los reyes taumaturgos. Por ejemplo, H. Frankfort, en Kingship and the Gods. A Study o f Ancient Near Eastem Religbn as the Integration ofSociety and Nature, Chicago, 1948 (traducción francesa: La Royauté et les Dieux, París, 1951), muestra a la realeza antigua como garante de la buena marcha del universo y del buen funcionamiento de la sociedad. Vista a través del prisma del milagro real, ¿depende también la monarquía medieval de tal concepto? En su obra Kings and Councillors, que pasó desapercibida cuando se publicó en el Cairo en 1936, el gran antropólogo inglés Arthur Maurice Hocart, quien cita Los reyes taumaturgos de Marc Bloch,51 hace proceder la institución real de un ritual destinado a mantener la vida. Luego, la organización ritual se convierte en institución de gobierno. La ciudad se crea porque es la vivienda del rey. Al principio, el rey es el personaje central del ritual y conservará mucho de ese origen. Hocart cita a Shakespeare a modo de epígrafe: There ’s much divinity doth hedge a King [Hay tanta divinidad alrededor de un rey], allí donde Marc Bloch cita a Montesquieu en sus Lettres Persanes: Ce roi est un gran magicien [Este rey es un gran mago]. Sin embargo, Hocart, al hallar en el campo antropológico la misma escasez de curaciones milagro­sas que también llamara la atención del historiador Marc Bloch, nada dice acerca de un poder curativo de los reyes.

La evolucióny el enriquecimiento de los estudios y de las teorías acerca de la realeza sagrada dieron lugar a una excelente y reciente

Page 40: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

aclaración de Valerio Valeri en el artículo “Regalità” [realeza] de la Enciclopedia Einaudi (voi. XI, 1980, pp. 742-771). El autor recuerda que las teorías acerca de los orígenes del poder real se organizan a partir de dos grandes modelos: el del origen mágico, y el de un origen histórico a su vez dividido en dos tesis principales, la de la fuerza y la conquista (tal fue, por ejemplo, el caso de Jean de Meung en el Roman de la Rose), y la del contrato. Sin tratar este punto, que sólo le interesa en la medida en que las supervivencias de los orígenes puedan arrojar luz sobre los fenómenos históricos, Marc Bloch más bien parece inclinarse hacia las tesis de aquél que le iniciara en la antropología: Frazer. El conoció un eclipse en el mundo de los antropólogos y sus ideas hoy en día son tachadas a menudo de anticuadas o bien son duramente criticadas.52 Sin embargo Valerio Valeri ha destacado un cierto regreso a Frazer en Hocart y en Lue de Heusch (LeRoi ivreou l’origine de l ’Etat [El Rey ebrio o el origen del Estado], Paris, Gallimard, 1972).

Hay que repetir que a Marc Bloch no le interesó el problema de los orígenes. Pero su estudio del milagro real tiende a mostrar que la distinción radical que hace Hocart entre ritual y política es exagerada, por lo menos en el occidente medieval. El ceremonial del toque es un gesto político.

No quiero insistir más sobre el hecho de que la actitud “racionalista” y “progresista” de Marc Bloch frente al milagro en general y al milagro real en particular, difícilmente podría sostener­se hoy en día. No porque los historiadores hayan empezado a creer de nuevo en el milagro, sino porque los problemas que plantean se limitan a las preguntas que hacía Marc Bloch: “¿Cómo y por qué se creyó en el milagro real? Una creencia se esclarece fuera de su veracidad científica”.

Marcel Détienne notó acertadamente el parentesco entre el camino seguido por Frazer y el de Lévy-Bruhl, es decir los dos antropólogos leídos por Marc Bloch. Según el, a principios del siglo XX hubo una orientación dominante en antropología: “De Frazer a Lévy-Bruhl, la mitología seguirá siendo el discurso de la locura o

Page 41: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

de la debilidad mental”, y la Rama de oro no es otra cosa que los “prolegómenos de una historia de los errores trágicos de la huma­nidad extraviada por la magia”. Y aún:

Para Luden Lévy-Bruhl, las sociedades primitivas están separadas de nosotros por su organización mental: su pensamiento, constituido de distinto modo al nuestro, es de naturaleza mística; se rige por una “ley de participación” que lo hace indiferente a la lógica de la no-contra­dicción, base de todo nuestro sistema de pensamiento [...] Su obra, en profundo acuerdo con la de Frazer, nos parece participar hoy en día en una operación de encerramiento del pensamiento salvaje.53

No creo que el volteriano Marc Bloch, frente al rousseauista Lévi-Strauss, haya sido consciente de participar en ninguna opera­ción de esta índole. Cuanto más, un poco de conmiseración ante la credulidad de nuestros antepasados.

En su mayor parte, queda aún por explotar, y por desarrollar hoy en día ese gran acopio de ideas, todavía nuevas, que están en Los reyes taumaturgos: el estudio de los ritos, de las imágenes y de los gestos de las sociedades históricas.

Hacia una nueva historia política

Sin embargo, más aún que la historia de las mentalidades, ya muy trillada e incluso algo prostituida, la gran vía para el mañana que explícitamente nos muestra Marc Bloch es la de una nueva historia política.

En el plan que dejó Marc Bloch en sus expedientes (y que puso en limpio su hijo Etienne), las diversas teorías del origen del poder real, en vez de contraponerse, parecen sucederse en el tiempo de la historia, en una cierta semejanza con las ideas de Hocart. En primer lugar, la realeza sagrada con sus leyendas, sus “supersticio­nes”, la consagración, la coronación y las insignias; luego la “teoría del contrato”, procedente del feudalismo pero librándose de él; finalmente el nuevo derecho electoral y el régimen parlamentario.

Page 42: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

A lo largo de todo ello pasa el hilo conductor de las “cosas profundas”, la búsqueda de una historia total del poder, bajo todas sus formasy con todos sus instrumentos. Una historia del poder que no esté cortada de las bases rituales de este último, ni privada de sus imágenes y de sus representaciones. Para entender la realeza taumatúrgica de la sociedad feudal en Francia y en Inglaterra, hay que incluir, si se me permite decirlo, la producción de lo simbólico dentro del modo de producción feudal.

El mensaje de Marc Bloch para el futuro es la llamada a un retorno a la historia política,54 pero a una historia política renovada, a una antropología política histórica de la cual Los reyes taumatur­gos será el siempre nuevo y primer modelo.

Traducción de Oscar Mazín El Colegio de Michoacán,

y Adeline Rucquoi CNRS, París

NOTAS

1. La revista, fundada en 1929 con el título Annales d'histoire économique et sociale, cambió con la guerra di Annales d'histoire sociale (1939-1941 y de nuevo en 1945), luego entre 1942 y 1944 Mélanges d'histoire sociale plegándose así a las leyes de Vichy que entre otras cosas exigían que el nombre del judío Marc Bloch desapareciera de la portada. Bloch, quien ya en mayo de 1941 había manifestado a Lucien Febvre por carta su oposición a que la revista continuara publicándose bajo el régimen de Vichy, siguió colaborando, no obstante, bajo el seudónimo de Marc Fougères y, en octubre de 1942, en otra carta a Lucien Febvre, daba marcha atrás sobre su desaprobación y reconocía lo sensato de la decisión de aquél. Sobre su intención de volver a ocupar su puesto en la revista después de la guerra, si hubiese vivido, los testimonios se contradicen. Después de su muerte la revista adoptó en 1946 el título de Anuales: Economies- Sociétés-Civilisations que ha conservado hasta hoy.

2. [N. del T.] El Fondo de Cultura Económica publicó esta obra en 1952 con el título Introducción a la historia. Se citará así en adelante.

Page 43: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

3. [N. del T.] Las referencias y páginas indicadas a continuación corresponden a la traducción española de Marcos Lara: Marc Bloch, Los reyes taumaturgos, México, Fondo de Cultura Económica, 1988.

4. Así lo reconoció Georges Duby en su prefacio a la séptima edición dc. Apologie pour l’histoire ou métier d ’historien (1974): “En cualquier caso, cuando a los cincuenta y seis años de edad, en las últimas líneas que escribió, el Bloch de la resistencia afirma una vez más que las condiciones sociales son ‘en su naturaleza profunda, mentales’ (p. 158) ¿no nos impele acaso a retomar su primer, su verdadero gran libro, a releer Los reyes taumaturgos con el afán de continuar esa historia de las mentalidades que él había dejadode lado pero de la que el joven Bloch, hace justo cincuenta años, fue el inventor?”

(p. 15).5. Agradezco en primer lugar a Etienne Bloch, hijo de Marc Bloch, el haberme facilitado

las informaciones y los documentos que tenía de su padre tocante a Los reyes taumaturgos, y haberme autorizado a trabajar en el fondo de papeles de Marc Bloch que se conserva en los Archivos Nacionales, y que pude consultar en las mejores condiciones gracias a la amabilidad de la señora Suzanne d’Huart, su conservadora jefe. Este fondo lleva la signatura AB XIX 3796-3852 (la signatura AB XIX interesa los documentos de los grandes eruditos depositados en los Archivos Nacionales). La mayoría de las citas de este prefacio que no llevan referencia proceden de este fondo. Agradezo también a mi amigo André Burguière sus diversas y valiosas indicaciones.

6. Marc Bloch, “Les formes de la rupture de l’hommage dans l’ancien droit féodal”. Fue publicado en la Nouvelle revue historique du droit français et étranger, tomo XXXVI, marzo-abril de 1912, p. 141-177, y reeditado en Marc Bloch, Mélanges historiques, Paris, 1963 (Bibliothèque générale de l’Ecole pratique des hautes études, Vie. section, SEVPEN), 1.1, p. 189-209.

7. Las referencias precisas a estos dos trabajos se pueden ver en el artículo arriba citado de Marc Bloch, Mélanges historiques, 1.1, p. 190, nota 2.

8. Como estudio anterior a Los reyes taumaturgos de un rito jurídico por Marcel Granet, véase “Le dépôt de l’enfant sur le sol”, publicado en la Revue archéologique en 1922.

9. Debo lo esencial de estas informaciones sobre el grupo Bloch-Gemet-Granet de la Fundación Thiers en 1909-1912, a Ricardo Di Donato, profesor de la Escuela Normal Superior de Pisa, quien prepara un gran estudio sobre Louis Gemet. Le agradezco sobremanera.

10. L ’etrange défaite, publicación postuma. París, 1946 (Gallimard prepara actualmente una nueva edición).

11. Véase Marc Bloch, “Souvenirs de guerre 1914-1915”, Cahiers des Annales, 26, Paris, 1969. Bloch pudo enriquecer su experiencia de la psicología del soldado cuando tuvo que hacerse cargo, en calidad de oficial, de la defensa de soldados llevados ante un consejo de guerra. Se han conservado los apuntes de estos alegatos. Véase el catálogo de la exposición Marc Bloch (preparado por André Burguière y Claude Chandonnay), Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, mayo de 1979.

La influencia de la gran guerra sobre el interés manifestado por Marc Bloch por la psicología colectiva fue acertadamente destacada por Carole Fink, cuya introducción

Page 44: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

a la traducción inglesa de las Mémoires de guerre de Marc Bloch es, hasta hoy, el mejor esbozo de la vida y del pensamiento del gran historiador. M. Bloch, Memoirs ofWar, 1914-1915. Traducción e introducción de Carole Fink, Ithaca & Londres, Comell University Press, 1980. Véase también el forzosamente breve, artículo “Marc Bloch” de Jean Claude Schmitt publicado en La Nouvelle Histoire, J. Le Goff, R. Chartier, J. Revel, éd., Paris, 1978, p. 79-82.

12. Marc Bloch, “Réflexion d’un historien sur les fausses nouvelles de la guerre”, Revue de synthèse historique, t. 33, 1921, p. 13-35, nuevamente publicado en Mélanges historiques, 1.1, Paris, 1963, p. 41-57.

13. Carlo Ginzburg, prefacio a la traducción italiana Ire taumaturghi, Turin, Einaudi, 1973, p. XI-XIX.

14. Reseña de la obra de Georges Lefebvre por Marc Bloch bajo el título: “L’erreur collective de la ‘grande peur’ comme symptôme d’un état social”, zn Annales d'histoire économique et sociale, V, 1933, p. 301-304.

15. Prefacio de Charles-Edmond Perrin a la obra de Marc Bloch, Mélanges historiques, op. cit., p. XI.

16. Véase Lucien Febvre, “Souvenirs d’une grande histoire: Marc Bloch et Strasbourg”, en Mémorial des années 1939-1945, Estrasburgo, Facultad de Letras. Vuelto a publicar en Combats pour l'histoire, Paris, A. Colin, 1953.

17. “Mémoire collective, tradition et coutume à propos d’un livre récent”, Revue de synthèse historique, t. 40,1925, p. 73-83.

18. J.L. Fabiani, artículo “Durkheim (Emile)” en La Nouvelle Histoire, J. Le Goff, R. Chartier, y J. Revel, éd., Paris 1978, p. 149.

19. Véase Carole Fink, op. cit., n.9.20. Apologie pour l'histoire ou métier d'historien, ld i . éd., 1974, p. 27. Acerca de Durkheim,

de la historia y de Marc Bloch, véase Robert N. Bellah, “Durkheim and Histoiy” en American Sociological Review, 24, 1959, p. 447-461, y R. Colbert Rhodes, “Emile Durkheim and the Historical Thought of Marc Bloch”, en Theory and Society, 6, n.l, 1978, p. 45-73.

21. En “Marc Bloch et Strasbourg”, reeditado en Combats pour l'histoire, p. 400. Por supuesto, Marc Bloch también utilizó los fuentes de la Biblioteca Nacional de París y de la British Library de Londres, y escribió así mismo numerosas cartas a archiveros de Francia y del extranjero.

22. Véase nota 5.23. Véanse a continuación p. 23-24: “Ritos”.24. F. Braudel, “Histoire et sciences sociales. La longue durée”, Annales E.S.C., 1958;

reeditado en Ecrits sur l'histoire, Paris, Flammarion, 1969, pp. 41-83.25. El texto latino, editado en el tomo 207 de la Patrologia Latina de Migne, col. 440D, que

Marc Bloch confrontó con el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Paris, Nouvelles Acquisitions Latines 785, f. 59, y que mandé revisaren los manuscritos más antiguos (ya que creí por un momento que el texto auténtico podía ser no inguinariae pestis, la peste de la ingle, la peste negra, sino igniariae pestis, el mal del fuego, o sea la erisipela

Page 45: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

gangrenosa debida al centeno atizonado, cuya existencia está comprobada en ese entonces), dice: “fidem ejus plenissimam faciet defectus inguinariae pestis, et curado scrophularum” (Los reyes taumaturgos, pp. 48-49 y p. 49, nota 25).

26. Dr. Jean-Noël Biraben, Les Hommes et la peste en France et dans les pays européens et méditerranéens, 2 vols., París-La Haye, 1976. Dr. J.-N. Biraben y J. Le Goff, “La Peste dans le haut Moyen Age”, en Annales E.S.C., 1969, pp. 1484-1508.

27. Quiero agradecer a Marie-Claire Gasnault su ayuda en esta investigación.28. Jean Beleth, Summa de ecclesiasticis officiis, ed. H. Douteil, Tumholt, 1976; Corpus

Christianorum. Continuado medievalis, XLI, pp. 232-234.29. Jacobo de Vorágine, Legenda Aurea, la letanía mayor y la letanía menor. Jean de Mailly,

Abbreviatio in gestis et miraculis sanctorum, París, Biblioteca Mazarine, ms. 1731, fol. 55v-56, acerca del cual me informó Marie-Claire Gasnault.

30. Frank Barlow, “The King’s Evil”, in English Historical Review, 1980, pp. 3-27. El autor de este gran artículo, que homenajea la obra pionera de Marc Bloch, dice (p. 25) que el milagro real “was not a manifestation of holiness but of regality”. No se trata de santidad sino de sacralidad, de realeza sagrada.

31. Sobre los ordines de la consagración de los reyes de Francia, el estudio clásico es el de P.E. Schramm, Ordines - Studien II: Die Kronung bei den Westfranken und den Franzosen, in Archiv fur Urkunden Forschimg, 15, 1938, pp.3-55. Está sin embargo plagado de errores debido a un mal conocimiento y mala datación de los manuscritos. Importantes y adecuadas rectificaciones fueron hechas por Hervé Pinoteau, “La tenue du sacre de saint Louis IX, roi de France”, en Itinéraires, no. 162, abril 1972, pp. 120- 166, y Richard A. Jackson, “Les manuscrits des ordines du couronnement de la bibliothèque de Charles V, roi de France”, en Le Moyen Age, 1976, pp. 67-88. El grupo de antropología histórica del occidente medieval en la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales espera, dentro del marco del estudio y edición de uno de los manuscritos más interesantes de uno de estos ordines, el ms. lat, 1246 de la Biblioteca Nacional de París, ofrecer una nueva clasificación y cronología de los ordines reales franceses del siglo XIII.

32. Marc Bloch se inclinaba a creer que las iniciativas y los primeros éxitos procedían del lado de la monarquía francesa a la que imitara la monarquía inglesa. Las rectificaciones cronológicas avanzadas por Frank Barlow y por mí mismo no ponen en duda dicho modelo, aunque lo desplacen en el tiempo. Hay que recordar que, como bien lo había visto Marc Bloch, las relaciones entre Francia e Inglaterra en lo tocante a la consagración real se remontan a la alta edad media: “Los ritos francos y anglo-sajones se desarrollaban paralelamente, es de creer que no sin influencias recíprocas” (Los reyes taumaturgos). En los ordines franceses del siglo XIII, se encuentran referencias precisas sobre los ritos anglo-sajones.

33. “Las estadísticas del toque real deben de interesar al historiador que intente rastrear con sus matices la evolución de la lealtad hacia la monarquía” (Los reyes taumaturgos).

34. H. Robert Jauss, Pour une esthétique de la réception (traducción del alemán), Paris, Gallimard, 1978.

Page 46: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

35. Véase R. Zapperi, L ’uomo incinto. La donna, Vuomo e il potere, Cosenza, 1979 (traducción francesa de L'homme enceint. La femme, l'homme et le pouvoir, Paris, P.U.F.), que muestra cómo el mito del hombre encinto, instrumento de dominación del varón sobre la mujer, dió lugar, a finales de la edad media y durante el renacimiento, a una justificación fisiológica “científica” que ratificaba la ideología religiosa.

36. La producción de los cramp-rings por los reyes de Inglaterra, por ejemplo, tenía lugar en viernes santo.

37. Véase Pierre Gasnault, La Sainte Ampoule de Marmoutier, in Analecta Bollandia. Mélanges offerts à Beaudoin de Gaiffier et François Halkin, 1.100,1982, pp. 243-257. Hay que notar la persistencia de un modelo estructural, con sus variaciones en los intermediarios divinos, sin que la función en el sentido que le da Propp cambie. En el siglo IX, aparición de la Santa Ampolla de Reims (bautismo de Clodoveo a principios del siglo VI), traída por una paloma (Espíritu Santo); a principios del siglo XII: presentación de la Ampolla de Tomás Becket (ofrecida por la Virgen, finales del siglo XII); santa Ampolla de Marmoutier, convocada a finales del siglo XVI y que necesita un expediente tanto más consistente cuanto que tiene menos fama (donación a san Martín por un ángel a fines del siglo IV, consagración de Luis VI a principios del siglo XII, relación con Luis XI a finales del siglo XV).

38. Que se conservan también allí, por lo menos desde mediados del siglo XII, ya que, al contrario de lo que afirmó P.E. Schramm cuando fijó en 1260 la fecha en que el rey los entrega a Saint-Denis, ya se encontraban seguramente allí cuando la consagración de Felipe Augusto en 1179. Cf. Recueil des Historiens de la France, 1.12, p. 215, y E. Berger, Annales de Saint-Denis, en Bibliothèque de VEcole des Chartes, t. 40,1879, pp. 279-288. Sobre el oriflam, véase Ph. Contamine, “L’oriflamme de Saint-Denis aux XlVe et XVe siècles. Etude de symbolique religieuse et royale”, in Annales de VEst, 1973, no. 3, pp. 179-244.

39. Cf. J. Le Goff, “Les mentalités, une histoire ambiguë?”, in J. Le Goff y P. Nora, éd., Faire de l ’histoire. [N. del T.: Hemos optado por no traducir la palabra flou que pertenece al lenguaje de la imagen y significa “cuyos contornos están suavizados, son poco nítidos”, “desenfocado”].

40. Véase E. Patlagean, “L’Histoire de l’imaginaire”, en La Nouvelle Histoire, op. cit., pp., 249-269.

41. Véase J.C1. Schmitt, artículo “Gestes” in La Nouvelle Histoire, op. cit., pp. 194-195.42. Véase D. Harmening, Superstitio. Uberlieferungs: und Theorie: geschichtliche

Untersuchungen zur kirchlich - theologischen Aberglaubensliteratur der Mittelalters, Berlin, 1979, y J. Cl. Schmitt, “Les traditions folkloriques dans la culture médiévale”, en Archives de sciences sociales des religions, 52 (1981), I, pp. 5-20.

43. El mayor exponente de dicha mentalidad, inestimable documento por otra parte, es la obra del abad Jean-Baptiste Thiers, Traité des superstitions selon VEcriture Sainte, les décrets des Conciles et les sentiments des Saints Pères et des théologiens, Paris, 1679, y Traité des superstitions qui regardent tous les sacrements, Paris, 1703-1704, reunidos en un solo volumen, 4 t., Paris, 1741, reeditado en Aviñón en 1777.

Page 47: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

44. L. Febvre, Combats pour Vhistoire, p. 393.45. Prefacio de los Mélanges historiques de Marc Bloch, 1.1, p. XI. Hay que señalar que en

enero de 1932, Marc Bloch en Gante dió una conferencia titulada: “Tradiciones, ritos y leyendas de la antigua monarquía francesa”.

46. Se trata del tomo VI, I, de la Histoire du Moyen Age (en la Histoire générale, publicada bajo la dirección de G. Glotz): L'Europe occidentale de 1270 à 1380 por R. Fawtier, Paris, 1940. R. Fawtier cambió más tarde su opinion. En la Histoire des institutions françaises au Moyen Age, t \ \, Institutions royales, Paris, 1958, escribe, remitiendo a Marc Bloch: “Uno puede, sin temor a equivocarse mucho, considerar que el carácter sagrado de la realeza francesa desempeñó para su desarrollo un papel muy importante” (pp. 28-29).

47. En particular M. Hoenigswald, Language Change and Linguistic Reconstructions, Chicago, 1965. Es por cierto lo que hacía Marc Bloch en su artículo, apoyándose sobre todo en Meillet.

48. Jean de Pange, en Le Roi très chrétien, Paris, 1949, p. 39 y ss., estudia la unción real en “los tres grupos de sociedades humanas” en las que se encuentra: “el del Pacífico y de América, luego el de la India, y finalmente el de Babilonia, de Egipto y de Israel”.

49. Véase J. Le Goff, “Note sur société tripartite, idéologie monarchique et renouveau économique dans la chrétienté du IXe au Xlle siècle” (enLEurope auxIXe-XIesiècles, Varsovia, 1968), reeditado en Pour un autre Moyen Age, pp. 80-90.

50. Véase Claude Lévi-Strauss, Introduction à l'oeuvre de Marcel Mauss, en M. Mauss, Sociologie et anthropologie, Paris, 1950, y Marc Augé, artículo “Magia” en la Enciclo­pedia Einaudi, t.8, pp. 708-723.

51. Nueva edición de Chicago en 1970, traducción francesa: Rois et courtisans, Paris, Ed. du Seuil, 1978, con una encomiable introducción por Rodney Needham.

52. Estos ataques pueden llegar a ser sistemáticamente negativos, hasta rozar lo escanda­loso. Por ejemplo, el artículo que le fuera dedicado en la Encyclopaedia Universalis, t. VII, 1968, pp. 372-373.

53. Artículo “Théories de l’interprétation des mythes”, en Dictionnaire des mythologies, Y. Bonnefoy éd., t.I, Paris, Flammarion, 1981, pp. 568-573.

54. J. Le Goff, “Is Politics still the Backbone of History?”, en Historical Studies Today, F. Gilbert y St. R. Graubard éd., New York, 1972, pp. 337-355.

Page 48: Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* · Prefacio a Los reyes taumaturgos de Marc Bloch* ... Marc Bloch acude a los historiadores alemanes del ... Antes de la aparición

Marc Bloch