portelli, alessandro - el tiempo de mi vida, las funciones del tiempo en la historia oral

Upload: gerardo-velez-villafane

Post on 11-Oct-2015

196 views

Category:

Documents


14 download

TRANSCRIPT

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    EL TIEMPO DE MI VIDA:

    LAS FUNCIONES DEL TIEMPO EN LA HISTORIA ORAL

    ALESSANDRO PORTELLI

    Contar una historia es levantarse en armas contra la amenaza del tiempo, resistirse al

    tiempo o dominarlo. Contar una historia preserva al narrador del olvido; una historia

    construye la identidad del narrador y el legado que dejar al futuro.

    Para que el narrador se recupere del tiempo y avance en el tiempo, un relato

    debe conservarse. Esto se aplica tanto a los relatos individuales como a los

    colectivos... a los mitos que configuran la identidad del grupo y a los recuerdos

    personales que configuran al individuo.

    Que un relato es una confrontacin con el tiempo est implcito en el intento por

    crear un tiempo especial en el cual ubicarlo: un tiempo fuera del tiempo, un tiempo sin

    tiempo. Es el tiempo del mito, el tiempo del cuento de hadas (Haba una vez...).

    Puede ser el tiempo de ciertos recuerdos personales: la frmula All en los tiempos

    de la esclavitud... que se usa en la tradicin negra para iniciar tanto los cuentos

    folklricos como las narraciones personales o familiares; la frmula Antes de la

    guerra... o Antes del Fascismo..., que saca los acontecimientos de la cronologa

    ordinaria en muchas historias de vida y reminiscencias personales, y que incluso

    contribuye a convertir a una figura histrica como Antonio Gramsci en un personaje

    semimtico.1 El tiempo, entonces, es una de las cosas esenciales de las que tratan las

    historias.

    El propsito de este trabajo consiste en explorar la relacin entre tiempo y

    narracin; entre el tiempo y las historias tal como son relatadas por las fuentes orales,

    como son configuradas por la presencia del recopilador, como son escritas por el

    historiador en culturas dotadas y conformadas por la escritura.

    En: Aceves, Jorge (compilador). Historia oral. Partte III: Algunos de los temas. Instituto mora-UAM. Mexico. pp. 195-218. Publicado en Intenacional Journal of Oral History, vol. 2, nm. 3, noviembre 1981, pp. 162-180. Traduccin de Victoria Schussheim. 1 Vase Alessandro Portelli, Gramaci evase con me da carcere, ci nascondemmo per se mesi sui monti. Tutti paradossi della storia orale, Il Manifesto, 25 de noviembre de 1979.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    Hay momentos para contar historias. Por ejemplo, la lectura del Evangelio en la

    misa. Tambin, hay momentos favorables y disponibles para las historias personales

    las reuniones familiares, las trillas, las fiestas, las reuniones locales de sindicatos o

    partidos, la larga tarde del anciano en el banco del parque o en la cantina, bebiendo

    vino. Por otro lado, todo tiempo puede ser tiempo de contar historias, -en una

    construccin difusa, cotidiana, de la autobiografa de una persona:

    P. Su hija dice que le ha contado mucho sobre su vida. Exactamente en qu

    momentos se lo cuenta?

    MADRE. Todo el tiempo.

    HIJA. Por ejemplo, cuando vengo a casa y me quejo de que pase un da

    pesado, y que estoy cansada. Empieza: Qu quieres decir? Cuando tena tu edad,

    esto y lo otro, ya sabes la clase de vida que llevbamos, y sigue y sigue.

    MADRE. O a lo mejor le digo: ahora vienes a casa y te encuentras toda tu ropa

    planchada y todas tus cosas en orden; y no te das cuenta de que cuando yo era joven

    tena que hacerme todo eso, y que mi madre esperaba que me...2

    Las historias se van con el tiempo, crecen con el tiempo, se deterioran con el

    tiempo. Es por eso que se desarrollan mtodos comunales para arrebatarle cierta

    independencia al tiempo, para preservar las palabras. Uno de esos mtodos es la

    poesa: las frmulas utilizadas por los poetas orales son una herramienta que vuelve

    ms lento el tiempo y les permite componer mientras representan, mientras hablan o

    cantan. La formalizacin del discurso es, entre otras cosas, un arma en la lucha contra

    el tiempo.3 En algunos casos individuos, familias y linajes especializados pueden tener

    a su cargo la preservacin de las palabras, como ocurre con los griots africanos.

    Pero las historias cambian. Incluso los mitos cambian y mueren (Lvi-Strauss

    dice que cambian, no con el tiempo, sino con el espacio; en mi opinin, esto no es ms

    que inclinarse ante los requisitos establecidos por una teora. Los cuentos de hadas, al

    menos, cambian con el tiempo, como lo sugiere Propp cuando menciona las

    relaciones genticas en la base de la metamorfosis del cuento folklrico.) 4 Los mitos

    2 SG, ama de casa, nacida en 1929, RG, estudiante, nacida en 1958; grabado en Tem, Umbria, 26 de septiembre de 1980. 3 Eric A. Havelock, Preface to Plato, Cambridge, 1963; Albert Lord, The singer of Tales, Cambridge, 1960. 4 Claude Lvi-Strauss, Anthropologie structurale deux, Pars, 1973 [Antropologa estructural, Siglo XXI, Mxico, 1979.]; Vladirnir Propp, Transformaciya vol'sebij skazok, Poetika, Leningrado, 1928 (Las transformaciones del cuento de hadas, de la traduccin al francs en Tzvetan Todorov (comp.), Thorie de la littrature, Editions du Seuil, Pars, 1965).

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    cambian a pesar del hecho de que quienes los conservan pueden percibirlos como

    inmutables, precisamente debido a que su labor consiste en mostrar que es posible

    resistirse al tiempo. Las historias de vida, los relatos personales, dependen del tiempo,

    si no por otra cosa porque hay adiciones y sustracciones que se les hacen con cada

    da de la vida del narrador. Se parecen mucho a esas crnicas medievales que eran

    isomorfas con la realidad: el registro anual de los acontecimientos permita construir

    un texto sin lmite final, que segua creciendo a lo largo del eje del tiempo.5 Por tanto,

    una historia de vida es algo vivo. Es siempre una obra en proceso, en la cual el

    narrador revisa la imagen de su propio pasado a medida que avanza. La dificultad que

    el recopilador (y la fuente) suelen experimentar para ponerle fin a una entrevista es

    seal de que ambos sienten que la historia que han estado narrando es siempre

    abierta, provisional y parcial.

    No se trata tan slo de no haber llegado al final. Los mitos tratan del pasado,

    pero tambin cambian... cuando cambia el grupo. Y as, cambian las versiones que la

    gente da de su propio pasado... cuando cambian los individuos. El cambio personal

    tiende a ser mucho ms errtico y de corto alcance pero al mismo tiempo, y con

    frecuencia, mucho ms consciente y deliberado- que el cambio colectivo. La

    pretensin de un individuo cuando cuenta su historia ser muchas veces de

    consistencia y de cambio (crecimiento): afirmar que es tanto la misma persona que

    ha sido siempre y una persona distinta. As, las historias cambian tanto con la cantidad

    de tiempo (la cantidad de experiencias que el hablante ha reunido tras de s), como

    con la calidad del tiempo (el aspecto que, segn siente, debe enfatizarse en el

    momento en que narra su historia). Ninguna historia se repite dos veces de manera

    idntica. Cada historia que omos es nica.

    La senda del investigador se cruza con la del informante en momentos

    errticos; la historia de vida que se recopila es el resultado de un acontecimiento

    casual (claro que el investigador puede haber planeado la entrevista, pero el

    informante no. Normalmente no hay ninguna razn inherente en la vida del narrador

    por la cual el investigador deba llamar a su puerta en cierto momento, y no en otro).

    5 Yuri M. Lotman y Boris A. Uspenski, O semioticeskom mechanizme kultury, Taartu, URSS, 1971 (El mecanismo semitico de la cultura, de la traduccin al italiano en Jure M. Lotman y Boris A. Uspenskij, Tipologia della cultura, Florencia, 1975) [Semitica de la cultura, selec. e intr. de J. Lozano, Ctedra, Madrid, 19791.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    El momento de la vida en que se narra la historia es, desde luego, un factor

    decisivo en la forma de la historia. Todos somos conscientes de que los recuerdos de

    una persona anciana pueden ser poco confiables e incorrectos. En la primavera de

    1980 llev a cabo una entrevista con una mujer muy anciana que haba sido secretaria

    de los sindicatos anarcosindicalistas en la ciudad industrial de Terni en la dcada de

    1910. No pudo contarme nada acerca de su experiencia (no era slo cuestin de

    memoria; estaba demasiado dbil, fsicamente, para decir lo que s recordaba). As

    que su historia quedar sin relatar, lo que no hubiese ocurrido si yo, o alguna otra

    persona, la hubiese conocido y entrevistado hace veinte aos. Lo que fall no fue su

    memoria sino nuestro tiempo, aunque por supuesto no es culpa de nadie.

    El tiempo influye sobre el relato en trminos de circunstancias. Conoc y

    entrevist a un dirigente de la oposicin antifascista clan, destina en la dcada de

    1920 en Terni, un muy buen narrador, dotado de una excelente memoria... el da en

    que a su nico nieto se lo llevaron al hospital con un brazo roto. Habl conmigo

    durante varias horas, pero no result tan efectivo como sola. Desde luego, volv a

    entrevistarlo, pero un cuento dos veces contado suele ser un sustituto. Se pueden

    obtener detalles, aclarar puntos oscuros, pero nunca tendr la narrativa personal

    completa de ese hombre como la hubiese obtenido si nuestro primer encuentro se

    hubiese producido bajo diferentes auspicios.

    No obstante, la repeticin de las entrevistas ayuda a luchar contra el tiempo. A

    medida que crecen la comprensin y la amistad, pueden admitirse detalles que al

    principio se negaban, como ocurri en el caso del lder de los jornaleros que insista en

    negar lo que todo el mundo saba, y lo que l saba que yo saba: que l y sus

    camaradas haban empleado el sabotaje durante una huelga en 1906. Slo tras tres

    entrevistas pudo decidirse a admitir este hecho. Pero el tiempo interfiri una vez ms.

    Cuando fui a hacerle una cuarta entrevista, la memoria y la lucidez de ese hombre, tan

    brillantes un ao antes, haban desaparecido. Y fue mi calendarizacin la que hizo que

    pasara un ao entre las reuniones.

    Esto trae a colacin otro aspecto de la fluidez de las narraciones orales: el

    hecho de que el tiempo quita tanto como da. La cantidad de material que puede

    preservarse en la memoria individual y colectiva es fija. Cada vez que se agrega nueva

    informacin, parece que se descarta informacin vieja, en un ininterrumpido proceso

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    de seleccin. La cultura est dirigida esencialmente hacia el olvido dic e Lotman-,

    supera el olvido convirtindolo en uno de los mecanismos de la memoria.6

    La interseccin entre el historiador y la fuente crea un nuevo tipo de tiempo de

    contar. El informante puede haber estado contando su relato durante toda su vida,

    pero tal vez nunca le hayan pedido que se pasara toda una tarde o un fin de semana

    contndoselo a un oyente profesional y atento, aunque exigente. Esto influye desde

    luego en el ritmo y el tono del relato, si bien no necesariamente para peor (no estoy

    diciendo que la interferencia del historiador eche a perder la fuente, sino slo que la

    modifica). Por ejemplo, por una vez puede sentirse estimulado para dar lo mejor de s,

    para pensar bien las cosas, para alejarse de su relato familiar y organizarlo en un

    todo coherente a fin de comunicrselo al mundo exterior, para ponerlo en una

    perspectiva ms amplia, para buscar la mejor manera de expresarlo en un lenguaje

    que quienes estn fuera de su crculo inmediato puedan entender con facilidad. sta

    es una de las formas en que puede decirse que el historiador oral ha producido el

    documento, ha influido en la realidad social en la que acta.

    La calidad especial del tiempo, creada por la entrevista, resulta aparente

    cuando se entrevista a ms de una persona en una sesin. Por ejemplo, a grupos

    familiares. En este caso, el tiempo se conceder tcitamente a cada narrador sobre la

    base del rango (el esposo hablar ms tiempo, y lo har primero). Con frecuencia el

    historiador altera esta jerarqua (he visto la mirada de sorpresa en las caras de los

    hombres que se dieron cuenta de que tambin me interesaba lo que tenan que decir

    sus esposas y sus hijos). As, el tiempo de la entrevista se percibe como un tiempo

    influido por el estatus. El hecho mismo de que se realice la entrevista significa que se

    reconoce al narrador. Muchas veces darle tiempo al entrevistador es una extraa

    manera de tomar tiempo para l mismo.

    El resultado final de este encuentro es una transferencia del discurso oral a la

    cinta magntica y, luego, a la forma escrita. Si bien esto garantiza que las palabras

    sern preservadas y pueden ser recuperadas, congela tambin su fluidez (el italiano

    tiene un verbo adecuado para expresar lo que le ocurre a los sonidos en la grabacin:

    estn incisi, tallados). De manera que no importa lo mucho que podamos decir que

    somos historiadores orales; la tecnologa misma de nuestro trabajo consiste en

    transformar la palabra hablada en escrita, en congelar un material fluido en un punto

    arbitrario del tiempo. Tal vez esto no sea ni bueno ni malo, y quiz no se pueda 6 Ibd

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    hacer nada al respecto. Pero, al menos, tenemos que ser conscientes de lo que

    hacemos.

    II

    El historiador se interesa principalmente por reconstruir el pasado; el narrador busca

    proyectar una imagen. As, el historiador tiende a procurar una secuencia cronolgica

    lineal; el narrador puede tener ms inters en seguir y reunir manojos de relaciones y

    temas a lo largo de la extensin lineal de su vida. Mucho depender del acercamiento

    del historiador. Si su pregunta inicial es Cunteme la historia de su vida, el punto de

    partida del relato puede ser diferente que si se pide Hbleme de usted. A veces al

    historiador le interesar hablar con determinada persona porque quiere conocer un

    acontecimiento o un periodo histrico especfico; el narrador reintroducir

    forzadamente el tiempo y los acontecimientos que le interesan a l. En una entrevista

    familiar, en la que me interesaban sobre todo las historias de salteadores de finales del

    siglo XVIII, un hombre habl a lo largo de una hora y media de sus aventuras como

    ordenanza en la marina durante la segunda guerra mundial.

    Su propsito era establecer su imagen presente: su relato comenz con la

    declaracin: Siempre he sido revolucionario. Presumiblemente, tena que declarar

    esto para establecer su rango en comparacin con los grandes bandidos del pasado y

    con un pariente por parte de su esposa que haba sido un famoso antifascista en la

    dcada de 1930, y de quien se haba hablado en la entrevista. Tal vez tambin quera

    afirmar su derecho a una parte del tiempo de la entrevista, ya que su esposa y su

    suegra haban sido las que ms hablaron. Por tanto, el presente, los anos cuarenta y

    la dcada de 1890 se mezclaron en un solo relato.

    El tiempo entra tambin de otras formas en una historia. Todas las narraciones

    tienen una velocidad definida como la razn entre el tiempo del relato y la duracin

    de los acontecimientos narrados.7 Antes est la velocidad del habla, determinada por

    el nmero de slabas pronunciadas en un tiempo dado y por la duracin de ciertas

    slabas y sonidos. Todo esto puede ser bastante personal. Muchas veces, el hbito de

    hablarle a un auditorio familiar inducir al narrador a mencionar slo de pasada un

    episodio largo y/o importante, especialmente si lo ha contado antes, o a aludir a l

    dentro de otros episodios. A veces, el entrevistador tendr que pedirle que vaya ms

    despacio, que explique y que d ms detalles o que profundice en pasajes de la 7 Grard Genette, Figures III. Le discours du rcit, Paris, 1972.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    historia que para el narrador son obvias o carecer, de inters, pero que resultan

    relevantes para el historiador.

    La velocidad del habla est tambin cargada de significado. Por ejemplo, un

    relator cuya habla medimos era consistentemente ms rpido y en dialecto cuando la

    historia que contaba tena un acercamiento personal que cuando discuta aspectos

    generales y polticos y usaba el italiano. Esta tendencia puede tambin verse influida

    por la presencia del historiador; por ejemplo, si hace que hablantes de dialecto traten

    de expresarse en el lenguaje que el historiador puede comprender, o que est ms

    cargado de estatus, como corresponde a una entrevista.

    As, librados a sus propios medios, los narradores sern con frecuencia muy

    creativos en su manejo del tiempo. De hecho, ste tender a ser ms prximo al que

    se encuentra en la literatura contempornea, y hasta experimental, que a la

    concepcin lineal del tiempo narrativo histrico. Lo que se ha dicho de la literatura de

    vanguardia puede aplicarse de vez en cuando a las autobiografas orales o a las

    narraciones histricas: Puede decirse que el arte tradicional pone el texto en el

    tiempo; el arte de vanguardia, o el arte moderno en general, rompen con la tradicin y

    ponen el tiempo en el texto.8

    El uso del tiempo da formas variadas y complejas a los relatos. Esbozar aqu

    unos cuantos ejemplos.

    Los acontecimientos pueden contarse al revs. En una celebracin de la

    liberacin del fascismo se le pidi a seis ancianos militantes que hablaran en pblico

    acerca de la Resistencia. Tcitamente, se ordenaron por antigedad (que no

    corresponda de manera necesaria a la edad), y despus que el primer orador, que

    hablaba con menos autoridad, describi la vida en Genzano en 1943 durante la

    ocupacin alemana y bajo el intenso caoneo aliado desde la cercana Anzio, cada uno

    de los dems procedi a explicar la Resistencia buscando sus races ms y ms

    atrs en el tiempo. El siguiente orador describi las acciones de la guerrilla en la

    dcada de 1940; luego, sucesivamente, cada uno trajo a colacin el movimiento

    clandestino de las dcadas de 1920 y 1930, que se explic por las slidas tradiciones

    socialistas, puestas de manifiesto por la eleccin de un alcalde socialista en 1914, que

    se explic por la huelga de jornaleros de 1906, que se explic finalmente por la gran

    rebelin de 1898. El crculo se cerraba con el hecho de que, durante una entrevista 8 Alberto Asor Rosa, Cera una volta il tempo, Lotta Continua, 17 de abril de 1980.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    anterior, el primer orador los haba superado a todos al identificar el primer recuerdo

    del socialismo en Genzano en el contexto de los motines que recibieron la visita del

    papa Po IX a la ciudad en 1848, que describi con gran riqueza de detalles

    transmitidos por tradicin oral.

    La descripcin que hizo este hombre de los acontecimientos de 1848 estaba

    entrelazada con los de 1898, de una forma que l describi como una lanzadera:

    Voy para atrs y para adelante como una lanzadera, dijo. La lanzadera es una buena

    descripcin de otro manejo tpico del tiempo en las narraciones orales. Por ejemplo, la

    mujer citada antes us esta forma a lo largo de todo su relato, como lo demuestra un

    pasaje tpico:

    Tenamos una tiendita de abarrotes, as que debamos levantamos temprano por las

    maanas para ir a traer leche y verduras con nuestro carrito; siempre una vida difcil.

    Pero nunca nos rebelarnos, nunca. Lo aceptbamos con alegra, filosficamente. Yo

    siempre andaba cantando. Hoy, su vida [la de su hija y su hijo], si se tienen que

    levantar temprano una sola vez, parece que estn pasando por una tremenda prueba,

    un sacrificio o algo as. Y luego pienso, cuando yo tena su edad, nos levantbamos

    temprano todas las maanas para recoger lea en el monte...

    Un contexto de lanzadera conform el uso de la autobiografa de esta seora

    en la vida cotidiana, como un discurso educativo, sermoneador, constante, a su hija.

    En realidad, la lanzadera se vincula frecuentemente con el uso de la historia como un

    repertorio de ejemplos y, as, con la narracin como actividad difusa. Ms de una vez,

    en la plaza de Genzano, he alcanzado a or fragmentos de conversaciones entre los

    ancianos que discutan de poltica contempornea, entretejindola con comparaciones

    y referencias al pasado. Otro ejemplo que viene a la memoria es la recurrente mencin

    de la dcada de 1930 en el haba de los mineros contemporneos de Kentucky, tal

    como se la puede or en la pelcula Harlan County, USA, de Barbara Kopple.

    Otra forma puede compararse con una rueda, con un borde circular y rayos que

    irradian en todas direcciones desde un eje central de significado. ste era el caso del

    esposo de la seora, del que hablamos antes. Contaba su vida de manera muy libre,

    movindose hacia adelante y hacia atrs a lo largo de hilos paradigmticos

    (condiciones de trabajo, represin familiar, acontecimientos familiares), y pasando de

    uno a otro en forma de asociacin libre. Antes de que comenzara formalmente la

    entrevista describi su primer da en la fbrica, como si fuese el primer da digno de

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    recordar en su vida. Pero el texto registrado comenz con la mencin del hecho de

    que, aunque haba trabajado all cuarenta aos, haba rechazado recientemente una

    medalla de lealtad sobre la base de que, en 1949, haba sido sometido a un juicio

    poltico. Relat entonces los antecedentes y las circunstancias del juicio, luego

    prosigui con las condiciones de trabajo y otros temas, estimulado muchas veces por

    mis preguntas. Al cabo de algunas horas, cuando era tiempo de ponerle fin a la

    entrevista (y despus que la concluimos formalmente apagando la grabadora), repiti

    la secuencia inicial: volvi a contar, con ms detalles, la historia de su primer da en la

    fbrica, y por fin dijo: sta es mi vida. Estoy orgulloso de ella, mi familia est orgullosa

    de m, y si el ao que viene no me dan la medalla ya me van a or. Se podra decir

    que toda la historia fue la ampliacin y la demostracin de una afirmacin central

    acerca de su imagen de s mismo y del reconocimiento que recibe de su familia, as

    como de la negacin de ese reconocimiento por parte de las instituciones debido a sus

    antecedentes polticos. De cierta manera, aunque la entrevista retrocedi medio siglo,

    era sobre el presente.

    Todos los aspectos del tiempo en el texto recopilado son, entonces, resultado

    de un compromiso entre dos sujetos que interactan. Tratar de esbozar aqu algunos

    de los compromisos a los que se lleg en una entrevista, sealando que la

    cooperacin que describo no se plane por adelantado, sino que se deduce a

    posteriori del anlisis de la grabacin y de la transcripcin. El compromiso se

    estableci tcitamente, a medida que progresaba la entrevista.

    En esta entrevista el texto final puede dividirse, en trminos generales, en

    unidades cronolgicas: familia e infancia, comienzo del fascismo y primeras

    experiencias laborales, clandestinidad antifascista y crcel, guerra y Resistencia,

    acontecimientos relevantes de la posguerra, situacin presente. El paso de una unidad

    a la siguiente es siempre consecuencia de m decisin. Una pregunta acerca de un

    nuevo tema indica que ya he tenido bastante con el periodo que se discute y que

    podemos seguir adelante. Estas preguntas suelen no estar relacionadas con lo que el

    narrador ha estado diciendo, ni hay en su habla seal alguna de que l hubiese tenido

    bastante. Por otro lado, dentro de cada unidad el orador se mueve libremente hacia

    adelante y hacia atrs en el tiempo, aunque observando de manera aproximada una

    cronologa bsica. Este compromiso depende de dos factores especficos: a) el

    sentido del tiempo del narrador est ms cerca del mo de lo que ocurre en la mayora

    de los dems casos. l mismo se interesa por la historia, ha recopilado documentos,

    visitado archivos, ayudado a algunos jvenes a preparar sus tesis y se ha reunido y

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    hablado con intelectuales; b) su larga vida es toda significativa, y no hay un episodio o

    periodo nico que pueda actuar como punto de partida o eje. Por tanto, resulta ms

    fcil que la cronologa sea el factor organizador. No obstante, hay que sealar que la

    cronologa se rompi cuando la narracin lleg al presente (que, por supuesto, no

    puede describirse en forma narrativa). Aqu prevaleci un uso ms libre del tiempo: el

    presente se discuti de manera comparativa, al estilo de la lanzadera, con referencias

    constantes a los aos veinte y a la Resistencia. En muchos casos (por ejemplo al

    describir la vida cotidiana en la dcada de 1920, en oposicin a la de hoy), dio una

    imagen ms vvida y detallada del pasado que cuando analiz especficamente ese

    periodo. De hecho, su participacin emocional era mucho mayor, ya que estaba

    analizando esos tiempos como relevantes para el presente. Adems, en las cuatro

    horas que llevaba ya la entrevista, haba descubierto unas cuantas cosas respecto al

    entrevistador. Mientras que al principio brind una seleccin de acontecimientos y un

    acercamiento narrativo ms librescos, se dio cuenta despus de que yo estaba muy

    interesado en los detalles personales, cotidianos, y en su significado histrico. Por eso,

    al final de la entrevista, mencion acontecimientos ciertos episodios de la guerra

    partisana- que haba censurado antes, pero que en ese momento resultaban

    pertinentes en un anlisis de la violencia poltica contempornea, y que sinti entonces

    que me poda confiar.

    Uno de los cuentos de fantasmas de Edith Wharton empieza ms o menos as.

    El otoo despus que tuve fiebre tifoidea... No se da ninguna otra fecha: la narradora

    debe haber sentido que esto era suficientemente preciso y que su auditorio implcito,

    sus lectores modelo, no necesitaban ms. Para el crculo inmediato de quienes la

    conocan, la frmula inicial contiene toda la informacin histrica necesaria. No

    ocurre as para la autora y sus lectores modelo es decir, gente como nosotros. En

    realidad, el uso que hace la autora de la referencia temporal exacta de la narradora

    construye para nosotros una atmsfera de intemporalidad... puede haber ocurrido en

    cualquier momento. Quedamos excluidos del sentido del tiempo de la narradora y, por

    tanto, del sentido de la realidad que comparte con su crculo (ella puede ver fantasmas

    y nosotros no).

    sta es una experiencia comn para los historiadores orales. Por ejemplo:

    Recuerdo una cosa ms, en Montecastrilli, con Bianchini. Era una granja con 34

    jornaleros. Los domingos por la maana el capataz vena y deca: Oigan, muchachos,

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    hoy nadie se va al pueblo, tenernos trabajo ... Se lo puede imaginar? Era esclavitud,

    eso es lo que era, esclavitud.9

    Este episodio se puede colocar ms o menos en cualquier tiempo dentro de la

    primera mitad del siglo XX... y hasta cierto punto esa es la intencin del narrador

    (como lo expresa el uso del pasado imperfecto, forma de duracin), ya que quiere que

    percibamos la lentitud del cambio en las condiciones de trabajo del campo. Otra

    informacin contenida en la entrevista nos permite ubicar el relato en el periodo entre

    la primera y la segunda guerras mundiales. Sin embargo, para el crculo inmediato de

    los amigos del narrador el nombre del capataz basta para reducir el rango temporal en

    grado significativo. Ese nombre no slo implica el cundo, sino tambin el cmo. A

    lo largo de su relato el narrador est citando, implcitamente, un caudal de otras

    historias y recuerdos, compartidos con su grupo pero de los cuales yo, el historiador,

    estaba excluido. As que tena que preguntar: Y eso cundo fue? Siempre le

    estamos pidiendo a la gente que sea ms explcita en sus referencias temporales,

    recordndole que est hablando para un pblico que incluye por lo menos a una

    persona ajena. Lo mismo puede aplicarse al espacio. De hecho, la mayor parte de los

    lectores de este ensayo tendrn tambin que preguntar. Dnde era eso? En mi

    caso, saba que Montecastrilli es una aldea de la provincia de Terni, Umbra, Italia

    central, as que poda permitirme dejarlo pasar.

    Un grupo de investigadores de Circolo Gianni Bosio (una organizacin con

    sede en Roma de historiadores, msicos y antroplogos militantes), que trabajaba en

    el barrio de San Lorenzo, en Roma, se encontr con un problema similar. Estaban

    tratando de reconstruir la vida diaria de la comunidad bajo el fascismo, pero se

    encontraban constantemente con descripciones y episodios que ni ellos ni sus

    informantes podan fechar fcilmente antes o despus de la Marcha sobre Roma con

    la que se estableci el nuevo rgimen. Desde luego, esto representaba una dificultad

    fundamental para los historiadores, ya que les interesaban los cambios que el

    fascismo haba introducido en la vida de la gente. Pero tal vez era menos problema

    para los informantes. Lo que estaban diciendo, implcitamente, era que, al menos en

    ciertos niveles, el fascismo no haba producido cambios en sus vidas. Esto es, por

    cierto, algo habitual. En el gran libro de Nuto Revelli, Il mondo del vinti, uno se

    encuentra una y otra vez con pasajes corno ste: Entonces lleg el fascismo, pero yo

    ni me di cuenta, no me interesaba... El fascismo no nos hizo ni bien ni mal, como si no

    9 AM, trabajador de la construccin, nacido en 1919, Polino, Terni, 14 de diciembre de 1972.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    hubiese existido.10 Una lnea clsica de un blues de Lonnie Johnson lo expresa a la

    perfeccin: People ravin' bout hard times, I don't know why they should/If some people

    were like me, they didn't have no money when times was good (La gente se queja

    tanto de los malos tiempos; no s por qu/ Si fue, tan como yo, no hubiesen tenido

    dinero ni en los buenos tiempos). La distincin entre los buenos y los malos

    tiempos parece irrelevante para los negros pobres, as como el concepto de

    prefascismo, fascismo y posfascismo lo es para los pobres campesinos montaeses

    de Nuto Revelli. Nuestras participaciones del tiempo pueden no ser tan universales

    como pensamos.

    Lo cual no significa, desde luego, que carezcan de sentido: slo que funcionan

    en ciertos niveles y no en otros. Esa gente puede tener un sentido de la historia menos

    racional, que no vea tan lejos. Por otro lado, nuestro sentido de la historia puede dejar

    de ser significativo cuando se trata de la experiencia diaria de la gente. Para un

    militante poltico, o por lo menos para una persona interesada en la poltica, el

    fascismo represent una diferencia desde el primer da (por lo menos se vio obligado a

    dejar de ser activo polticamente; tal vez fue a la crcel o perdi su empleo); para otro,

    su era fascista puede haberse iniciado cuando se enfrent a la cuestin de si deba

    sacar la credencial del partido para poder conseguir trabajo, o tal vez cuando el hijo de

    su vecino pas a Francia o, como ocurre muchas veces, slo cuando su nivel de vida

    experiment las restricciones de la guerra.

    III

    El tiempo es un continuo. Ubicar un acontecimiento en el tiempo re' quiere que se

    rompa el continuo y se lo vuelva discreto. Tal como ocurre con otros continuos con

    los sonidos, por ejemplo- esta ruptura se produce en dos niveles: el de la sucesin

    lineal y el de la simultaneidad vertical. La periodizacin el plano sintagmtico- es el

    procedimiento con el que estamos ms familiarizados: el tiempo se divide

    horizontalmente en periodos y en pocas, y se los cuelga de acontecimientos clave

    que funcionan como particiones e intrpretes de cada unidad secuencial.

    Pero el tiempo se rompe tambin en el eje paradigmtico -la simultaneidad-, en

    gran medida como se rompe un fonema en sus rasgos o una nota musical en

    armnicos: todo ocurre al mismo tiempo, todo es inseparable de lo dems, pero 10 Nuto Revelli, 11 mondo del vinti, Turn, 1977.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    distinto lgicamente. Si tomamos una unidad convencional de tiempo -un da,

    digamos- en l tendr lugar ms de un acontecimiento. Estos acontecimientos pueden

    tener que ver con el clima, la poltica, el trabajo, los deportes o la familia. Los

    acontecimientos que corresponden a cada grupo se combinan con acontecimientos

    similares en el plano diacrnico para formar lneas sintagmticas que corren paralelas

    unas a las otras. Llamaremos nivel a cada lnea sintagmtica; denominaremos modo al

    patrn que elabora cada narrador para combinar los acontecimientos de su vida en

    niveles homogneos, as como a la eleccin que hace de un nivel dominante como

    aquel desde el cual escoger acontecimientos que marquen las pocas para la

    periodizacin y la interpretacin.

    Podemos definir de manera aproximada tres estratos verticales bsicos en

    tomo a los cuales se renen los niveles y los modos en la mayor parte de las

    narraciones:

    a) Institucional: el gobierno nacional y local, partidos, sindicatos, elecciones, el

    contexto histrico nacional e internacional; motivos ideolgicos.

    b) Colectivo: vida de la comunidad, huelgas, catstrofes naturales, rituales;

    participacin del grupo en acontecimientos relacionados con el primer nivel.

    c) Personal: vida privada y familiar nacimiento, matrimonio, empleos, hijos;

    participacin personal en acontecimientos relacionados con los otros dos niveles.

    Los modos y los niveles nunca estn totalmente separados ni son discretos, ya

    que todos fluyen de manera simultnea y se mezclan en la forma en que la gente

    piensa y cuenta su vida. Se entretejen, se comunican y se influyen unos a otros. Un

    acontecimiento puede atravesar todos los niveles y ser accesible en todos los modos:

    una guerra es un acontecimiento poltico que puede destruir el medio de una

    comunidad e involucrar personalmente al narrador, como soldado o como pariente de

    una vctima. El amor y el matrimonio son asuntos privados, pero algunos narradores

    los vern como socialmente condicionados y polticamente relevantes (como en el

    caso de los referendos sobre el divorcio y el aborto en Italia). Adems, cada persona

    dividir su vida en periodos, escogiendo acontecimientos de todos los niveles. Pero en

    cada relato prevalecer un modo, y los acontecimientos tendrn que adecuarse a la

    continuidad establecida por aqul. Por ejemplo, el ordenanza de la marina que se

    mencion antes nos cont, durante una hora y media, una fascinante historia de cmo

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    manipul a sus oficiales para que le permitieran compartir los privilegios de a bordo

    (con lo que trat de demostrar que estaba socavando la estructura de poder). Mientras

    tanto se estaba llevando a cabo una guerra, y todos los episodios que relat con

    minucioso detalle tenan lugar justo en la primera lnea. Sin embargo, slo los ltimos

    cinco minutos se emplearon para describir una batalla en la cual, incidentalmente,

    hundieron su barco. ste sera un buen ejemplo del predominio del modo personal

    (mientras que las aseveraciones polticas acerca de la identidad del narrador indican

    su intento de pasarlo al modo institucional) . Podemos complementar este ejemplo con

    uno literario: la forma en que Miss Rosa Co1dfield, un personaje de Absalom,

    Absalom!!, de William Faulkner, percibe la guerra de Secesin, oyendo y dejando de

    or el toque de difuntos por su tierra nativa entre dos puntadas tediosas y torpes a una

    prenda.11

    Por tanto, fechar un acontecimiento no es simplemente colocarlo en una

    secuencia lineal, sino tambin escoger en qu secuencia lineal ubicarlo. Esta eleccin

    implica un juicio que con frecuencia se refleja en la cronologa misma, hasta el punto

    de crear errores colectivos que no pueden entenderse en trminos de la falible

    memoria de los informantes individuales. En el siguiente anlisis de la influencia mutua

    de la periodizacin, los niveles y los modos, me referir a un acontecimientos miento

    de gran importancia en la memoria de los obreros de Terni, una ciudad industrial

    noventa kilmetros al norte de Roma: la muerte de un obrero industrial de 21 aos,

    Luigi Trastulli, a manos de la polica, durante una manifestacin contra la OTAN en

    1949. La naturaleza problemtica del acontecimiento y de su recuerdo se observa en

    el hecho de que aproximadamente la mitad de los informantes (incluyendo testigos

    presenciales) aseguran que tuvo lugar en 1953, cuando el despido de 2 700 obreros

    de las aceras fue seguido por tres das de luchas y barricadas callejeras, sin que se

    produjeran heridos graves.

    Los esfuerzos por ubicar el acontecimiento en el tiempo hacen que resulte

    interesante observar la eleccin individual de acontecimientos clave de referencia en

    los diferentes modos. Entre quienes recuerdan ms o menos correctamente la fecha

    encontramos el predominio del modo temporal: Fue dos aos despus de la primera

    regla de mi hija, que fue en 1947, as que debe haber sido ms o menos en 1949 o

    1950. Todava no tenamos auto, as que tiene que haber sido antes de 1950. (Los

    dos ejemplos muestran tambin que personal significa algo distinto para una mujer y

    11 William Faulkner, Absalom, Ambsalom!, Harmondoworth, 1973.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    para un hombre.)12 Sin embargo, estos dos narradores no recordaban el contexto

    poltico. Ambos afirmaron que la muerte de Trastulli haba tenido lugar durante una

    huelga por el despido de obreros de la fbrica. Los cuadros y los militantes del partido

    se cuentan entre los que ubican el acontecimiento en el nivel institucional, y por tanto

    recuerdan correctamente la fecha y la causa: Hubo una manifestacin porque por

    toda Italia la gente protestaba contra la OTAN. As que el movimiento democrtico por

    la paz organiz una manifestacin... (Advirtase que el nivel institucional entraa una

    ampliacin de la perspectiva nacional e internacional, as como una prdida de

    concentracin en la situacin local.)13

    Para la mayor parte de los narradores, la muerte de Trastulli no es tan

    traumtica en s misma como debido al hecho de que ellos no hicieron nada al

    respecto Nada! No hicimos nada, nada. Y por qu? No s por qu. Recuerdo a la

    gente parada en grupos frente a la sede del partido y por toda la ciudad, y diciendo

    qu vamos a hacer? Cmo podemos tolerar esto?14 La confrontacin fsica con la

    polica era frecuente en Terni en los cuarenta y principios de los cincuenta; la

    militancia que se aprecia en esas luchas sigue siendo parte importante del orgullo y la

    identidad de la clase trabajadora. Los obreros mismos formaban la brigada partidista

    que liber a la ciudad, la primera ciudad de Italia de la que tuvieron que salir los

    alemanes antes de la llegada de los aliados. Pero las relaciones de poder no eran ya

    las que se establecieron tras la Resistencia; los trabajadores ya no estaban en

    posicin de vengar la muerte de su camarada, y el hecho de que no hiciesen nada les

    mostraba dramticamente que el equilibrio de poder haba cambiado en su contra,

    tanto como durante el fascismo. La muerte de Trastulli apareca entonces, y se

    recuerda hoy, como un insulto premeditado por medio del cual el Estado le enseaba

    a los obreros quin mandaba: El prefecto lo haba, dicho unos das antes, estaba

    presumiendo que l solo poda arreglarle las cuentas a los trabajadores... permtanme

    que deje un par de muertos por las calles y van a terminar con sus manifestaciones.15

    El insulto impune, premeditado, indujo un sentimiento de impotencia y una aguda

    sensacin de bochorno, que toda la comunidad de la clase trabajadora siente como

    una ardiente herida psicolgica.

    12 CP, ama de casa, nacida en 1912, Terni, 26 de junio de 1979; SP, funcionario pblico, Gaeta, provincia de Latina, Lacio, 30 de agosto de 1980. 13 AV. administrador municipal, edad no especificada, Terni, 4 de enero de 1974. 14 CC, obrero fabril, nacido en 1916, Terni, 5 de enero de 1979; AF, agrimensor, nacido en 1930, Terni, 11 de mayo de 1979. 15 BZ, peluquero, nacido en 1908, Terni, 7 de junio de 1979.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    Hay dos formas en que la memoria puede enfrentarse a esta herida, y ambas

    tienen que ver con el manejo del tiempo. Una estrategia funciona en la disposicin

    vertical de los modos. La muerte de Trastulli es eliminada del nivel colectivo, donde

    duele ms, y reubicada en relatos narrados en el modo institucional (donde es

    absorbida en un contexto mayor, mientras que el nfasis en el liderato que las

    instituciones partidistas o sindicales brindaron en esta crisis tiene un efecto muy

    tranquilizador), o en el modo personal, en el cual el sentimiento personal domina por

    sobre el significado poltico, mientras que el narrador recupera el papel protagnico al

    colocarse en el centro del relato: Estaba justo aqu. Trabajbamos juntos, uno al

    lado del otro, en la fbrica... Todas las maanas traamos juntos a la fbrica los

    peridicos del partido.16

    La otra estrategia acta en la sucesin lineal de los acontecimientos. La muerte

    de Trastulli se mantiene en el nivel y modo colectivos, donde radica su significado,

    pero se la traslada a un contexto el de 1953- en el cual los obreros pueden afirmar

    que devolvieron el golpe y sentir que, aunque s se llevaron a cabo los despidos, no

    hubo prdida de prestigio, de orgullo ni de identidad.

    Se deduce que cuando tendemos a percibir una secuencia de acontecimientos

    discretos una muerte en 1949, una insurreccin en 1953- se le presenta con

    frecuencia a los involucrados como un nico, largo acontecimiento: una secuencia de

    ofensa-represalia que dura cuatro aos, en lugar de los pocos segundos habituales.

    Esto se parece mucho a algunas de las novelas de William Faulkner, en las que un

    pequeo episodio de la guerra de Secesin puede cambiarle la vida a la gente tres

    generaciones despus. El tiempo queda suspendido para el reverendo Hightower en

    Light in August por el balazo que mat a su abuelo en la carga de caballera de Grant,

    y no vuelve a empezar hasta la muerte de Joe Christmas en la dcada de 1930. El

    tiempo queda suspendido para muchos obreros de Terni por el tiro que mat a Luigi

    Trastulli en 1949 (hay evidencias de que en 1953 sentan que el episodio perteneca al

    presente, ms que al pasado: Cuando empec a trabajar, en 1953, mis camaradas de

    la acera me hablaron de los obreros a los que la polica estaba matando por las

    calles)17 y reinicia su curso en octubre de 1953, cuando los trabajadores devuelven el

    golpe.

    16 CC (vase la nota 14); IS, obrero fabril, nacido en 1928, Terni, 16 de diciembre de 1976. 17 MV, vendedor, nacido en 1936, Roma, a, 19 de septiembre de 1980.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    IV

    Esto trae a colacin nuestro concepto de acontecimiento como opuesto a duracin

    (como en el concepto de de longue dure de los Annales franceses). En este sentido,

    la comparacin entre el acontecimiento y el fonema puede volver a resultar una til

    herramienta de anlisis.

    Los fonemas (los acontecimientos) rompen el continuo del sonido (el tiempo)

    en unidades discretas y aparentemente puntuales. No obstante, los fonemas no

    existen en y por s mismos: existen en un patrn convencional de relaciones con otros

    sonidos pertinentes. Lo que es un fonema en una convencin (un lenguaje) puede ser

    irrelevante en otra. Lo mismo ocurre con los acontecimientos. Se los identifica como

    tales de acuerdo con el patrn de significado por el cual lo que puede ser un

    acontecimiento para nosotros (el fascismo) no lo es para los montaeses de Nuto

    Revelli, y viceversa (la prdida de una vaca, por ejemplo). El significado no es

    inherente al fonema, sino que depende de la red de relaciones en la que se inserta. De

    manera similar, el significado de un acontecimiento est dado por aquellos con los que

    se relaciona. La atribucin de significado es un acto cultural que depende de un

    complejo interjuego de patrones individuales y colectivos. Una vez ms, como en el

    arte moderno, el tiempo convencional (el del texto), reemplaza sin cesar al tiempo real

    o supuestamente real (la historia, la existencia de la humanidad), y no tiene empacho

    en exigir un mayor grado de autenticidad.18

    Un fonema suele concebirse como algo puntual; sin embargo, esto slo es

    efecto de la convencin a travs de la cual lo vemos.19 De hecho: a) los fonemas (los

    acontecimientos) no son discretos, pero lo parecen porque necesitamos verlos as a fin

    de organizar nuestra percepcin del sonido (del tiempo). La sucesin lineal de sonidos

    no existe: los sonidos no se siguen uno al otro sino que se entrelazan; un sonido que

    percibimos como si siguiera a otro puede haber sido emitido al mismo tiempo que

    aqul. De manera similar, los acontecimientos no vienen uno despus del otro, ya que

    antes que un acontecimiento termine se puede estar produciendo el siguiente. b)

    Los fonemas tienen tambin una dimensin temporal (fonemas morae o en la

    oposicin entre compacto y difuso que les confiere una calidad tanto lineal como

    18 Alberto Asor Rosa (vase nota S). 19 Roman Jakobson, Six lecons sur le son et le sens, Pars, 1976; Roman Jakobson y Linda R. Waugh, The sound shape of languaje, Bloomington, 1979; Dennis Tedlock, Phonography and the problem of tme in oral narrative events, ponencia presentada en la conferencia Oralita: cultura, letteratura, discurso, Urbino, Italia, 2 1-25 de julio de 1980.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    vertical (rasgos). Asimismo, aunque acontecimiento parece evocar un punto en el

    tiempo (y un punto no tiene dimensiones), el acontecimiento en s mismo se extiende

    en todas direcciones. John K. Galbraith plantea un problema de este tipo, por ejemplo,

    cuando en un artculo reciente pregunta exactamente cundo, en 1929, se produjo el

    derrumbe de la bolsa de valores de Nueva York. Ahora suele designarse al jueves 24

    de octubre como el jueves Negro, escribe. Pero agrega que otros historiadores y

    economistas piensan en el lunes o el martes anteriores como el momento clave. En

    1933 H. Hoover autoriz a sus bigrafos a escoger el 23 y el 26, y aadi el 29.20 La

    imagen de un derrumbe sugerira un acontecimiento compacto. En realidad, fue

    difuso, y dur por lo menos una semana.

    No existe un acontecimiento sin duracin, ni una duracin sin acontecimiento.

    Que se haga hincapi en la duracin o en el acontecimiento depende del patrn de

    percepcin del hablante, de las necesidades de la situacin en que se relata la

    historia. La distincin tradicional entre vinement y longue dure parece asunto de

    cmo vemos el tiempo, ms que una oposicin inscrita en la realidad objetiva.

    La muerte de Luigi Trastulli no significara tanto para el historiador si se la

    recordase correctamente. Despus de todo, la muerte de un obrero a manos de la

    polica en la Italia de la posguerra no es un acontecimiento tan raro; tal vez ni siquiera

    sea un acontecimiento (la principal historia radical de la clase trabajadora italiana

    slo la menciona en una nota a pie de pgina).21 Lo que la vuelve significativa

    (configura nuestra comprensin de ella, le da relevancia metodolgica) es la forma en

    que funciona en los recuerdos de la gente. Aprendemos mucho de la cultura de la

    clase trabajadora en un amiente y una situacin especficos de los errores que se

    renen en tomo a las versiones orales de la muerte de este joven. En un sentido muy

    concreto, el recuerdo y el relato son, en s mismos, acontecimientos no slo

    descripciones de acontecimientos. El hecho de que la gente recuerde, la forma en que

    recuerda (y olvida), son en s la materia de la que est hecha la historia. Como dice

    Benjamin, un acontecimiento vivido es limitado, porque es la clave de todo lo que

    ocurri antes y despus.22 La tarea de quienes se ocupan de las crnicas y de la

    historia, consiste en no limitarse a estudiarla mecnica del acontecimiento material,

    20 John K. Galbraith, Incontrolo al disastro con folle ottimismo, La Republica, 6 de octubre de 1979. 21 Renzo Del Carria, Proletari senza rivoluzione, Miln, 1970. 22 Walter Benjamn, Schriften, Suhrkamp Verlag, Francfort, 1955 (de la traduccin al italiano Per un ritratto di Proust, en Avanguardia e rivoluzione, Turn, 1973).

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    sino tambin los acontecimientos del recuerdo y del relato, los patrones del recuerdo,

    las formas del relato.

    Una novela clsica de ciencia ficcin -Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

    describe un mundo futuro en el que los libros estn prohibidos y se los quema

    sistemticamente, mientras que los miembros de la oposicin clandestina memorizan

    un libro cada uno para salvarlos del olvido. Es una descripcin notable de la relacin

    entre escritura y memoria, y de los problemas a los que se enfrenta una sociedad sin

    escritura que procura impedir que su herencia cultural se vaya por las coladeras del

    tiempo.23

    El primer problema, desde luego, es cmo pasar el texto de la cultura tal como

    fue moldeado por las generaciones previas. La cultura desarrollar tcnicas de

    recuerdo (Todos tenemos memoria fotogrfica, pero nos pasamos una vida

    aprendiendo a bloquearlas cosas que realmente estn all... hemos refinado el mtodo

    hasta el punto en que podemos recordar cualquier cosa que hayamos ledo una vez,

    dice uno de los personajes de Bradbury). Aparte de los mtodos futuristas, las culturas

    en las que prevalece la oralidad han estado usando, como vimos, las tcnicas de

    formalizacin del habla a fin de hacer que los textos existentes sean ms duraderos, y

    de recordar los materiales ya probados a lo largo del tiempo para construir nuevos

    textos y garantizar su transmisin en el tiempo. No obstante, el alcance del proceso

    est limitado por el alcance de la memoria total del grupo. Hay un lmite, para decirlo

    en palabras de Lotman, a la cantidad de texto que puede conservarse. Es aqu

    donde puede resultar til el concepto de censura comunal.24 La censura funciona, no

    tanto como medio de garantizar la conformidad (la formalizacin, en cierto modo, lo

    hace mucho mejor), cuanto como una herramienta de seleccin, un medio de

    mantener en un mnimo prctico el alcance del discurso colectivo que debe llevarse en

    la mente de la comunidad.

    El predominio de la oralidad en una cultura implica, entonces, una distincin

    bsica entre textos efmeros, que reflejan el tiempo de su creacin y ejecucin y bien

    pueden olvidarse, y los permanentes, que en cierta forma (en palabras de Kurt

    Vonnegut) estn despegados en el tiempo y pueden transmitirse y solicitarse. Esta

    distincin coincide aproximadamente con la que hay entre los textos formalizados e

    23 Ray Bradbury, Fahrenheit 451, Nueva York, 1953. 24 Roman Jakobson y Piotr Bogatyrey, Le folklore, forme spcifique de cration, en R. Jakobson, Question de potique, Pars, 1976.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    informales (al menos en la medida en que la formalizacin es una tcnica de la

    memoria) y an ms aproximadamente- con la distincin entre textos personales y

    colectivos. Un texto sobrevive cuando puede ser separado de su creador y el grupo

    puede apropiarse de l (y cambiarlo); de lo contrario, se lo olvida y se le permite morir.

    Un individuo puede hacer descubrimientos y contribuciones personales, pero la

    posibilidad de que este logro creativo le sobreviva depende primordialmente de su

    'utilidad'... Es cosa de ahora o nunca; no hay posibilidad de que su descubrimiento sea

    aclamado posteriormente; no hay un depsito del cual se lo pueda sacar ms tarde.25

    Desde luego, la distincin es, una vez ms, de valor metodolgico y heurstico.

    Tal vez no exista un texto individual que no tenga significado comunal y que no utilice

    recursos comunales. Por otro lado, ningn texto comunal est libre de matices

    individuales en la apropiacin, la comprensin, el uso y la ejecucin. Ningn individuo

    identifica toda su experiencia en roles y expectativas socialmente definidos, pero las

    innovaciones, transgresiones y acciones idiosincrticas de los individuos slo se

    convierten en parte de la cultura del grupo, se vuelven recuerdo, cuando son recogidos

    por otros. Muchas tradiciones tambin sancionan colectivamente la actividad (en

    oposicin al contenido) de narrar relatos personales, y la forma que asuman estos

    relatos. La narracin se vuelve tradicional, aunque no pasa lo mismo con todo relato

    que se cuente. Los relatos informales y los discursos pueden ser recordados y

    transmitidos a travs de los elementos formalizados y colectivos que contienen (forma,

    estilo, motivos, tramas); los nuevos elementos se vuelven tradicionales cuando

    superan la prueba del recuerdo. As, esa parte del discurso y la experiencia individual

    que se preserva en la memoria comunal tiende a coincidir con la parte del texto

    comunal de la que es portador. Una vez ms, Bradbury es muy grfico en su

    descripcin de este proceso: Yo soy la Repblica de Platn... Quiero presentarle a

    Jonathan Swift... y este otro es Charles Darwin y ste es Schopenhauer. No somos

    ms que las portadas de los libros, no tenemos otra importancia.

    En cierto punto de la vida de todo grupo se introduce una nueva tcnica para

    preservar la palabra: la escritura. Esta tcnica ha convivido con la tradicin oral

    durante muchos siglos, antes de adquirir hegemona con la invencin de la imprenta,

    la difusin de la alfabetizacin, la creciente produccin de papel y el surgimiento del

    individualismo burgus. A medida que se difunde la escritura pueden preservarse cada

    vez ms textos, al margen de su relevancia colectiva: una proliferacin ilimitada

    25 Jack Goody, The domestication of the savage mind, Cambridge, 1977.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    caracteriza... a la tradicin escrita en general.26 En este punto, ya no es necesaria la

    censura comunal, como lo demostraron Jakobson y Bogatyrev. Las obras de

    Lautramont, des, preciadas por sus contemporneos, pueden quedarse un siglo en

    un cajn sin que nadie las lea, antes de ser redescubiertas y aclamadas. La posibilidad

    de salvar del tiempo al discurso individual produce nuevas formas de discurso: el

    diario, la gran forma literaria de bsqueda burguesa de uno mismo por escrito; la

    novela, el logro que seala la hegemona de la palabra escrita impresa y del burgus y

    su cultura. Durante siglos, de Robinson Crusoe a Molly Flanders, de Tom Jones a

    Joseph Andrews, de Pamela a Clarissa, pasando por Tristam Shandy y Jane Eyre a

    Nicholas Nickleby, Oliver Twist, David Copperfield, Tom Sawyer y Huckleberry Finn,

    las novelas han contado la historia de individuos y han llevado su nombre. Los relatos

    individuales se volvieron dignos de ser contados porque el individuo cuenta, o porque

    se dice que cuenta, polticamente, y porque su historia se puede conservar y, por

    tanto, se considera digna de ser conservada. Si las personas son la portada de los

    libros, el libro que est dentro de cada una puede ahora ser el suyo, y tratar acerca de

    ellas.

    La hegemona de la escritura libera a la tradicin oral de la carga de la

    memoria. La preservacin de los textos, la certificacin de los acontecimientos y los

    contratos se llevan a cabo mejor en otro lado. Es menos necesario congelar el habla

    oral en formas que puedan mantenerse intactas a lo largo del tiempo (a eso se debe la

    disminucin gradual del folklor tradicional, ms lenta de lo que muchos esperaban,

    pero real).

    El ejemplo de la escritura demuestra que los relatos personales pueden

    contarse al mismo tiempo que se les deja el campo abierto por la eliminacin de los

    textos que se confan ahora a medios ms estables. Lo que fuera alguna vez el

    principal obstculo que el discurso oral trataba de superar, es ahora su principal

    ventaja. El estrecho vnculo entre el habla y el tiempo fomenta el valor de la

    inmediatez, la improvisacin y la espontaneidad frente a la maquinaria de la escritura.

    Por el hecho mismo de que exista la escritura, ahora la narracin oral puede hasta

    cierto punto fluir y cambiar con el tiempo, en lugar de tratar de resistrsele a toda costa.

    El hablante, liberado de la responsabilidad hacia la memoria colectiva del grupo y de la

    carga de la relevancia colectiva, puede valorar la expresin de su propia subjetividad y

    ubicarse a s mismo y a su propia experiencia en el centro del relato.

    26 Jack Goody e lan Watt, The consequences of literacy, en J. Goody (comp.), Literacy in traditional societies, Cambridge, 1968.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    Una vez ms, esto no quiere decir que la escritura erosione todas las defensas

    tradicionales del habla oral contra el tiempo: el habla oral est impregnada de memoria

    todo el tiempo (cuando omos una palabra no la comprendemos a menos que

    recordemos las palabras que hemos odo antes).27 Pero aqullas ya no son

    dominantes. Realizan tareas especializadas, ms que el trabajo principal de preservar

    la cultura (aunque, desde luego, debemos tener presente que la aculturacin de los

    nios se lleva a cabo oralmente). De manera fundamental, la escritura devuelve la

    narracin oral al tiempo y al individuo. Introduce en el discurso oral las formas mismas

    de la escritura: el interjuego entre el individuo y su sociedad que conforma a la novela

    y que es el patrn bsico de las biografas y las pelculas. As que cuando la gente usa

    el antiguo clich (gastado por el tiempo: Mi vida es una novela,28 quiere decir por lo

    menos dos cosas:

    a) Mi vida es digna de contarse. Esto es ms cierto an desde que la novela

    misma se ha concentrado en la gente comn y las experiencias comunes, ms que en

    los hroes egregios y las aventuras fantsticas. La legitimacin del relato no radica de

    hecho ya slo en el contenido, sino en la forma del relato mismo. Por tanto:

    b) Mi vida es narrada como una novela, y por la misma razn, el solo acto de

    contarla conforma mi identidad; mi manejo del tiempo, mi punto de vista, mis

    motivaciones, son muy similares a los que se encuentran en las novelas (en realidad

    sobre todo en las novelas contemporneas). De hecho, podemos invertir esta

    formulacin y decir que es la novela moderna la que se parece tanto a las

    autobiografas orales, lo que demuestra que es correcta la sugerente afirmacin de

    Asor Rosa de que el arte de avant-garde es el nico arte mimtico, es decir realista,

    de nuestro tiempo.

    Por tanto, nuestro esfuerzo por adaptar las historias de vida, las narraciones

    orales y los relatos personales al discurso histrico o, cuando menos, por leerlos de

    tal forma que se conformen al patrn- no slo ignora la forma de esos relatos. Ignora

    su significado. Pero una vez que somos conscientes de esto, qu hacemos al

    respecto? Eliminar el problema de raz --en el momento de la entrevista- es, como

    vimos, imposible. Hay que dar esto por sentado y manejarlo en el nivel de la escritura,

    27 Cesare Segre, Le strutture e il tempo, Turn, 1973. 28 MM, modista, nacida en 1988 -Terni, 28 de febrero de 1980- es una de las narradoras que han utilizado esta expresin.

  • Mdulo Virtual: Memorias de la Violencia // www.cholonautas.edu.pe

    donde el texto del historiador se apropia de las palabras de la fuente y las convierte en

    parte de su discurso.

    Es imposible no modificar la forma de la fuente. Aunque tratsemos de

    publicarlas entrevistas ntegras (que muchas veces tienen cien pginas y son

    prcticamente imposibles de leer), an estaramos convirtiendo un texto oral en uno

    escrito y, por tanto, interfiriendo de manera inevitable. No, el problema no puede verse

    en trminos de pureza, de salvar la autenticidad de las fuentes de la infeccin que

    produce el contacto con el historiador. Ms bien deberamos trabajar al revs: permitir

    que nuestro discurso se infecte se hibridice, se bastar, dice, se mestice- por la

    calidad novelstica del de ellos.

    Para eso no basta con citar simplemente las fuentes. Se trata ms bien de

    modificar nuestro propio enfoque narrativo, nuestro propio manejo del tiempo y del

    punto de vista. Dejemos que nuestra historia sea todo lo cronolgica, fctica, lgica,

    confiable y documentada que, se supone, debe ser en un libro de historia. Pero

    dejemos tambin que sea un texto literario, un libro acerca de s misma. Permitmosle

    contar la historia de su factura, la historia de su hacedor. Que muestre cmo crece, cambia y tropieza a lo largo de la investigacin y del encuentro con otros sujetos.

    Hablar del Otro como sujeto no basta, mientras no nos veamos a nosotros mismos

    como sujetos entre otros, mientras no ubiquemos el tiempo en nosotros y no nos

    ubiquemos nosotros en el tiempo.