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POPOL-VUHO

LIBRO DEL CONSEJO

DE LOS INDIOS QUICHS

Traduccin de la versin francesa del profesor Georges Raynaud, director de estudios sobre las religiones de la Amrica Precolombina, en la Escuela de Altos Estudios de Pars,

por los alumnos titulares de la misma

MIGUEL NGEL ASTURIAS y J. M. GONZLEZ DE MENDOZA SEXTA EDICIN

EDITORIAL LOSADA, S.A.

BUENOS AIRESEdicin expresamente autorizada para la

BIBLIOTECA CLASICA Y CONTEMPORNEAQueda hecho el depsito que previene la ley 11.723Marca y caractersticas grficas registradasen la Oficina de Patentes y Marcas de la Nacin EDITORIAL LOSADA, S. A. Alsina 1131,

Buenos Aires, 1965

Sexta edicin: 18-II-1977

Ilustr la cubierta

SILVIO BALDESSARI

IMPRESO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINAEste libro se termin de imprimir el da 17 de febrero de 1977

en los talleres grficos de

LA PRENSA MDICA ARGENTINA S. R. L.

Junn 845 - Buenos Aires.

La edicin consta de doce mil ejemplares

Scan: Cx.

Edicin digital, correccin y revisin: Lety Q.

BREVE NOTICIAEl Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: "Este libro es el primer libro pintado antao". El primer libro? Querr significarse con esto el ms importante, algo as como la Biblia? "Pero su faz est oculta", sigue el texto. Oculta, por qu? Fue destruido? Fue quemado? Se consumi en la ciudad de Utatln, entregada a las llamas, reducida a cenizas por el Conquistador? "Su faz est oculta al que ve", aade el texto, lo que mueve a pensar que no est oculta para el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradicin oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, poca en que vuelve a ser escrito, por un indgena, antiguo sacerdote quiz, en lengua quich, con caracteres latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximnez, cura prroco de Santo Toms Chuil, poblacin guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de "Manuscrito de Chichicastenango".Descubrirlo el Padre Ximnez, varn versadsimo en lenguas indgenas, y entregarse a su estudio y traduccin del quich al castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se contenta contraducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Gnesis indgena y algunos pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jams le pagar bastante: al par de su versin castellana, en columna paralela, copia del texto quich, es decir, que no slo nos lega su traduccin, sino la transcripcin del texto indgena.El Padre Ximnez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface, y una segunda, ms cuidada, que incluye en el primer tomo de la "Crnica de la Provincia de Chiapa y Guatemala", obra monumentalque del archivo de los dominicos pasa en 1854 con otros documentos del Padre Ximnez, a la Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A partir de ese momento el libro sagrado de los quichs va a ser traducido a otras lenguas. El Dr. Carl Scherzer copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemn lo publica en Viena, en 1857, bajo el ttulo de "Las historias del origen de los indios de esta Provincia de Guatemala". El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg llega a Guatemala, desde Francia, atrado por la luz de ese manuscrito prodigioso, se afinca en el pas, estudia y profundiza lalengua quich y traduce el Popol-Vuh al francs, versin que publica enPars, en 1891, con el ttulo de "Popol-Vuh, le livre sacre et les mythes de l"antiquit amricaine".Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo ms de treinta y dos volmenes, en todas las lenguas, inters que crece de da en da por tratarse de uno de los documentos milenarios de la humanidad.De estas traducciones, citaremos las ltimas. La del licenciado J. Antonio Villacorta y el profesor Flavio Rodas, publicada en Guatemala, en 1927, con el texto quich fonetizado; la del licenciado Adrin Recinos, el cual encontr en la Biblioteca de Ewberry, de Chicago, el primer texto del Padre Ximnez, la traduccin ms literal, pero no la mejor, dado que el mismo autor la mejor enormemente, y fue su segunda versin, ya ms dueo del idioma quich, la que incluy en su famosa historia. De sta, el profesor Georges Raynaud, despus de ms de cuarenta aos de estudio, toda una vida, realiz su versin francesa ajustada al texto con rigor cientfico, sin restarle por ello su primigenia hermosura, su vuelo potico, su frescor vegetal, su hondura misteriosa. Dos de sus alumnos en la Escuela de Altos Estudios de Pars, el mexicano J. M. Gonzlez de Mendoza y el guatemalteco Miguel ngel Asturias, vierten al espaol, bajo la direccin del propio profesor Raynaud, la traduccindel Popol-Vuh, hasta ahora considerada como la mejor, y la publican en Pars, en 1927, con el ttulo de "Los Dioses, los Hroes y los Hombres de Guatemala Antigua", de la que despus se han hecho varias ediciones, siendo merecedora de citarse, en primer lugar, la de la Biblioteca del Estudiante Universitario ["El Libro del Consejo"], en las publicaciones de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.Y es la versin del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad cientfica, la que ahora publicamos, en la traduccin al espaol de Gonzlez de Mendoza y Miguel ngel Asturias, seguros de que por igual ha de interesar al investigador, al socilogo, al poeta, al escritor, al artista y al curioso lector que ame los mitos antiguos, y en este caso, el de cmo los dioses formaron el mundo americano y cmo fue creado el hombre de maz.1Aqu comenzaremos la antigua historia llamada Quich. Aqu escribiremos, comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quich los hombres de las tribus Quich. Aqu recogeremos la declaracin, la manifestacin, la aclaracin de lo que estaba escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Da [Gran Cerdo del Alba], Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espritus de los Lagos, Espritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; as decase. Rogbase con ellos, invocbase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela [que forma parte] de la Pareja [Mgica de Abuelos], Abuelo de la [misma] Pareja. As est dicho en la historia Quich todo lo que ellos dijeron, lo que ellos hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia. Pintaremos [lo que pas] antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo:

lo reproduciremos porque no se tiene [ya ms] la visin del Libro del Consejo 1 , la visin del alba 2 de la llegada de ultramar, de nuestra [vida en la] sombra 3, la visin

del alba de la vida, como se dice.

2Este libro es el primer libro, pintado antao, pero su faz est oculta [hoy] al que ve, al pensador. Grande era la exposicin, la historia de cuando se acabaron de medir todos los ngulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulacin, su medida, la medida de las lneas, en el cielo, en la tierra, en los cuatro ngulos, de los cuatro rincones 4, tal como haba sido dicho 5 por los Constructores, los Formadores, las Madres, los Padres de la vida, de la existencia, los de la Respiracin, los de las Palpitaciones, los que engendran, los que piensan. Luz de las tribus, Luz de los hijos, Luz de la prole 6, Pensadores y Sabios, [acerca de] todo lo que est en el cielo, en la tierra, en los lagos, en el mar. He aqu el relato de cmo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmvil, todo apacible, todo silencioso, todo vaco, en el cielo, en la tierra. He aqu la

primera historia, la primera descripcin. No haba un solo hombre, un solo animal, pjaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranca, hierba, selva. Slo el cielo exista. La faz de la tierra no apareca; slo existan la mar limitada, todo el espacio del cielo. No haba nada reunido, junto. Todo era invisible, todo estaba inmvil en el cielo. No exista nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola, limitada. Nada exista. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la

noche 7. Slo los Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos delCielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua, luz esparcida. [Sus smbolos] estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus nombres [grficos]8 eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes Sabios 9. As es el cielo, [as] son tambin los Espritus del Cielo; tales son, cuntase, los nombres de los dioses.

Entonces vino la Palabra 10; vino aqu de los Dominadores, de los Poderosos delCielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus sabiduras. Entonces se mostraron, meditaron, en el mo- mento del alba; decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo sobre la produccin, la existencia, de los rboles, de los bejucos, la produccin de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relmpago es el primero. Huelia del Relmpago es el segundo. Esplendor del Relmpago es el tercero: estos tres son los Espritus del Cielo. Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cmo se hara la germinacin, cmo se

hara el alba, quin sostendra, nutrira 11. "Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se vace. Que la tierra nazca, se afirme", dijeron. "Que la germinacin se

haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque [no tendremos] ni adoracin

ni manifestacin por nuestros construidos, nuestros formados, hasta que nazca el hombre construido, el hombre formado": as hablaron, por lo cual naci la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra existente. "Tierra", dijeron y en seguida naci.

Solamente una niebla, solamente una nube [fue] el nacimiento de la materia. Entonces salieron del agua las montaas: al instante salieron las grandes montaas. Solamente por Ciencia Mgica, por el Poder Mgico, fue hecho lo que haba sido decidido [concerniente a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron simultneamente en la superficie de la tierra los cipresales, los pinares.

Y los Poderosos del Cielo se regocijaron as: "Sed los bienvenidos, oh Espritus del Cielo, oh Maestro Gigante [Relmpago], oh Huella del Relmpago, oh Esplendor del Relmpago". "Que se acabe nuestra construccin, nuestra formacin", fue respondido. Primero nacieron la tierra, los montes, las llanuras; se pusieron en camino las aguas; los arroyos caminaron entre los montes; as tuvo lugar la puesta en marcha de las aguas cuando aparecieron las grandes montaas. As fue el nacimiento de la tierra cuando naci por [orden] de los Espritus del Cielo, de los Espritus de la Tierra, pues as se llaman los que primero fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la tierra en suspenso en el agua; as fue fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces su conclusin, su composicin, fueron meditadas por ellos.

3En seguida fecundaron a los animales de las montaas, guardianes de todas las selvas, los seres de las montaas: venados, pjaros, pumas, jaguares, serpientes, vboras, [serpientes] ganti, guardianes de los bejucos. Entonces los Procreadores, los Engendradores, dijeron: "No habr ms que silencio, inmovilidad, al pie de los rboles, de los bejucos? Bueno es, pues, que haya guardianes"; as dijeron, fecundando, hablando. Al instante nacieron los venados, los pjaros. Entonces dieron sus moradas a los venados, a los pjaros. "T, venado, sobre el camino de los arroyos, en las barrancas, dormirs; aqu vivirs, en las hierbas, en las malezas; en las selvas, fecundars; sobre cuatro pies irs, vivirs". Fue hecho como fue dicho. Entonces fueron tambin [dadas] las moradas de los pajarillos, de los grandes pjaros. "Pjaros, anidaris sobre los rboles, sobre los bejucos moraris; engendraris, os multiplicaris sobre las ramas de los rboles, sobre las ramas de los bejucos". As fue dicho a los venados, a los pjaros, para que hiciesen lo que deban hacer; todos tomaron sus dormitorios, sus moradas. As los Procreadores, los Engendradores, dieron sus casas a los animales de la tierra. Estando pues todos ter- minados, venados, pjaros, les fue dicho a los venados, a los pjaros, por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores: "Hablad, gritad; podis gorjear, gritar. Que cada uno haga or su lenguaje segn su clan, segn su manera". As fue dicho a los venados, pjaros, pumas, jaguares, serpientes. "En adelante decid nuestros nombres, alabadnos, a nosotros vuestras madres, a nosotros vuestros padres. En adelante llamad a Maestro Gigante [Relmpago], Huella del Relmpago, Esplendor del relmpago, Espritus del Cielo, Espritus de la Tierra, Constructores. Formadores, Procreadores. Engendradores. Habladnos, invocadnos, adoradnos", se les dijo. Pero no pudieron hablar como hombres: solamente cacarearon, solamente mugieron, solamente graznaron; no se manifest [ninguna] forma de lenguaje, hablando cada uno diferentemente. Cuando los Constructores, los Formadores, oyeron sus palabras impotentes, se dijeron unos a otros: "No han podido decir nuestros nombres, de nosotros los Constructores, los Formadores". "No est bien", se respondieron unos a otros los Procreadores, los Engendradores, y dijeron:

"He aqu que seris cambiados 12 porque no habis podido hablar. Cambiaremos nuestra Palabra 13. Vuestro sustento, vuestra alimentacin, vuestros dormitorios,

vuestras moradas, los tendris: sern las barrancas, las selvas. Nuestra adoracin es imperfecta si vosotros no nos invocis. Habr, podr haber adoracin, obediencia, en los [seres] que haremos? Vosotros recibiris vuestro fardo: vuestra carne ser molida entre los dientes; que as sea, que tal sea vuestro fardo". As les fue entonces dicho, ordenado, a los animalitos, a los grandes animales de la superficie de la tierra; pero stos quisieron probar su suerte, quisieron tentar la prueba, quisieron probar la adoracin, mas no entendiendo de ningn modo el lenguaje unos de otros, no se comprendieron, no pudieron hacer nada.

Tal fue, pues, el fardo de su carne; as el fardo de ser comidos, de ser matados, fue [impuesto] aqu sobre todos los animales de la superficie de la tierra. En seguida fueron ensayados seres construidos, seres formados 14, por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores. "Que se pruebe todava. Ya se

acerca la germinacin, el alba. Hagamos a nuestros sostenes, a nuestros nutridores.

Cmo ser invocados, conmemorados, en la superficie de la tierra? [Ya] hemos ensayado con nuestra primera construccin, nuestra formacin, sin que por ella pueda hacerse nuestra adoracin, nuestra manifestacin. Probemos, pues, a hacer obedientes, respetuosos sostenes, nutridores", dijeron. Entonces fue la construccin, la formacin.

De fierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caa, se amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se funda; la cabeza no se mova; el rostro [quedbase vuelto] a un solo lado; la vista estaba velada; no podan mirar detrs de ellos; al principio hablaron, pero sin sensatez. En seguida, aquello se

licu, no se sostuvo en pie15. Entonces los Constructores, los Formadores, dijeron otra vez: "Mientras ms se trabaja, menos puede l andar y engendrar". "Que se celebre,

pues, consejo sobre eso", dijeron. Al instante deshicieron, destruyeron una vez ms,

su construccin, su formacin, y despus dijeron: "Cmo haremos para que nos nazcan adoradores, invocadores?" Celebrando consejo de nuevo, dijeron entonces: "Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Da: Probad de nuevo la suerte, su formacin". As se dijeron unos a otros los Constructores, los Formadores, y hablaron a Antiguo Secreto, Antigua Ocul- tadora. En seguida, el discurso dicho a aquellos augures, a la Abuela del Da, a la Abuela del Alba por los Constructores, los Formadores; he aqu sus nombres: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Y los Maestros Gigantes hablaron, as como los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Dijeron entonces a Los de la Suerte, los de [su] Formacin, a los augures: "Es tiempo de concertarse de nuevo sobre los signos de nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado, como nuestro sostn, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador. Comenzad, pues, las Palabras [Mgicas], Abuela, Abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Haced pues que haya germinacin, que haya alba, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniqu, el hombre moldeado. Haced que as sea. Declarad vuestros nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Da, Pareja Procreadora, Pareja Engendradora, Gran Cerdo del Alba, Gran Tapir del Alba. Los de las Esmeraldas. Los de las Gemas, Los del Punzn, Los de las Tablas, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa, Los de la Resina, Los de los Trabajos Artsticos, Abuela del Da, Abuela del Alba. Sed llamados as por nuestros construidos, nuestros formados. Haced vuestros encantamientos por vuestro maz, por vuestro tzit

16. Se har, acontecer, que esculpamos en madera su boca, su rostro?" As fue dicho a los de la Suerte. Entonces [se efectu] el lanzamiento [de los granos], la

prediccin del encantamiento por el maz, el tzit. "Suerte, frmate", dijeron entonces

una abuela, un abuelo. Ahora bien, este abuelo era El del Tzit, llamado Antiguo Secreto; esta abuela era La de la Suerte, la de [su] formacin, llamada Antigua Ocultadora con Gigante Abertura. Cuando se decidi la suerte, se habl as: "Tiempo es de concertarse. Hablad; que oigamos y que hablemos, digamos, si es preciso que la madera sea labrada, sea esculpida por Los de la Construccin, Los de la Formacin, si ella ser el sostn, el nutridor, cuando se haga la germinacin, el alba".

"Oh maz, oh tzit, oh suerte, oh [su] formacin, asios, ajustaos" 17, fue dicho al maz, al tzit, a la suerte, a [su] formacin. "Venid a picar ah, oh Espritus del Cielo 18. No hagis bajar la boca, la faz 19 de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo",

dijeron. Entonces dijeron la cosa recta: "Que as sean, as, vuestros maniques, los [muecos] construidos de madera, hablando, charlando en la superficie de la tierra". "Que as sea", se respondi a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniques, los [muecos] construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existi la humanidad en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniques, aquellos [muecos] construidos de madera. No tenan ni ingenio ni sabidura, ningn recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se desecaron; sus pies, sus manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni humedad, ni grasa; mejillas desecadas [eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos; comprimida su carne. Por tanto [no haba] ninguna sabidura en sus cabezas, ante sus Constructores, sus

Formadores, sus Procreadores, sus Animadores. stos fueron los primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.

4En seguida [lleg] el fin, la prdida, la destruccin, la muerte de aquellos maniques, [muecos] construidos de madera. Entonces fue hinchada la inundacin por los Espritus del Cielo, una gran inundacin fue hecha: lleg por encima de las cabezas de aquellos maniques, [muecos] construidos de madera. El tzit [fue la] carne del hombre: pero cuando por los Constructores, los Formadores?, fue labrada

la mujer, el sasafrs 20 [fue la] carne de la mujer. Esto entr en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero no pensaban, no hablaban ante los

de la Construccin. Los de la Formacin, sus Hacedores, sus Vivificadores. Y su

muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundacin, vino del cielo una abundante resina. El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murcilago de la Muerte, vino a cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Bho vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no haban pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto se oscureci la faz de la tierra, comenz la lluvia tenebrosa, lluvia de da, lluvia de noche. Los animales pequeos, los animales grandes, llegaron: la madera, la

piedra, manifestaron sus rostros 21. Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos

cuantos haba, manifestaron sus rostros. "Nos hicisteis dao, nos comisteis; os toca el

turno; seris sacrificados", les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aqu [lo que les dijeron] sus piedras de moler: "Tenamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: Descorteza, descorteza, rasga, rasga sobre nuestras faces, por vosotros. He aqu, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz. Ahora que habis cesado de ser hombres, probaris nuestras fuerzas: amasaremos, morderemos, vuestra carne", les dijeron sus piedras de moler, Y he aqu que hablando a su vez, sus perros les dijeron: "Por qu no nos dabais nuestro ali- mento? Desde que ramos visto?, nos perseguais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras comais. Entonces vosotros hablabais bien, nosotros no hablbamos. Sin ello no os mataramos ahora. Cmo no razonabais? Cmo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os

borraremos [de la haz de la tierra] ; ahora sufriris los huesos de nuestras bocas 22, os comeremos": [as] les dijeron sus perros, mostrando "sus rostros. Y he aqu que a su

vez sus ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: "Dao, dolor, nos hicisteis,

carbonizando nuestras bocas, carbonizando nuestras faces, ponindonos siempre ante el fuego. Nos quemabais sin que nosotros pensramos mal; vosotros lo sufriris a

vuestro turno, os quemaremos", dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron dao. Empujndose [los hombres] corrieron, llenos de desesperacin. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los rboles; los rboles los sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos destruidos, aniquilados. Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven

actualmente en las selvas 23; stos fueron su posteridad porque slo madera haba sido puesta en su carne por los Constructores, los Formadores. Por eso se parece al

hombre ese mono, posteridad de una generacin de hombres construidos, de hombres

formados, pero [que slo eran] maniques, [muecos] construidos de madera.

5No haba, pues, ms que una luz confusa en la superficie de la tierra, no haba sol. Un [personaje] llamado Principal Guacamayo se enorgulleca. Al principio existieron el cielo, la tierra, pero ocultas [estaban] las faces del sol, de la luna. l, pues, deca: "En verdad, la posteridad de esos hombres ahogados es extraordinaria; su vida es como

[una vida] de Sabios 24. Yo soy, pues, grande por encima del hombre construido, del hombre formado. Yo el sol, yo la luz, yo la luna. Que as sea. Grande [es] mi luz. Por

m andan, caminan los hombres. Mis ojos, en metales preciosos, resplandecen de

gemas, de verdes esmeraldas. Mis dientes brillan en su esmalte como la faz del cielo. Mi nariz resplandece a lo lejos como la luna. De preciosos metales [est hecho] mi sitial con respaldo. La faz de la tierra se ilumina cuando yo avanzo ante mi sitial con respaldo. As pues, yo soy el sol, yo soy la luna 25, para la luz de la prole, la luz de los

hijos. As es, porque a lo lejos penetra mi esplendor". [As] deca Principal Guacamayo, mas en verdad Principal Guacamayo no era el sol 26, sino que se enorgulleca de sus jadeitas, de sus metales preciosos: pero en realidad su esplendor

desapareca all adonde l se sentaba 27, su esplendor no penetraba en todo el cielo. No se vean an, pues, las faces del sol, de la luna, de las estrellas, an no haba

claridad 28. As, pues, Principal Guacamayo se alababa como sol, [como] luna; la luz del sol, de la luna, todava no [se haba] mostrado, manifestado; pero l quera

sobreponerse en grandeza. Entonces fue cuando ocurri la inundacin a causa de los

maniques, [muecos] construidos de madera. Contaremos tambin cmo muri, fue vencido. Principal Guacamayo [y despus], en qu tiempo fue hecho el hombre por Los de la Construccin, Los de la Formacin.

6He aqu el origen de la derrota de Principal Guacamayo por dos engendrados, el primero llamado Maestro Mago, el segundo llamado Brujito; [los dos] eran dioses 29. A causa del mal que vean en el que se enorgulleca y que l quera hacer a la faz de los Espritus del Cielo, aquellos engendrados dijeron: "No est bien que pase eso; ese

hombre no debe vivir aqu, en la superficie de la Tierra. Trataremos, pues, de tirar con cerbatana contra su comida; tiraremos con cerbatana contra ella, introduciremos en ella una enfermedad que pondr fin a sus riquezas, a sus jadeitas, a sus metales preciosos, a sus esmeraldas, a sus pedreras, de las cuales se glorifica como lo harn todos los hombres. Los metales preciosos, no son un motivo de gloria. Que as se haga, pues". [As] dijeron los dos engendrados, cada uno [con] su cerbatana sobre el hombro.

Pero Principal Guacamayo tena dos hijos: Sabio Pez-Tierra [era] el primer hijo. Gigante de la Tierra, el segundo hijo. La que se Torna Invisible, [era el nombre de su madre, esposa de Principal Guacamayo. A este Sabio Pez-Tierra [servanle] de juguetes las grandes montaas Chicak, Hunahpu, Pecul, Yaxcanul, Macamob,

Huliznab 30, se cuenta, nombres de las montaas que existieron cuando el alba;nacieron en una noche por [la accin de] Sabio Pez-Tierra. De igual modo por Gigante de la Tierra eran removidas las montaas; por l eran agitadas las montaas pequeas, las montaas grandes. Los hijos de Principal Guacamayo hacan tambin de ello una causa de Orgullo: "Vosotros! heme aqu, yo el sol", deca Principal Guacamayo. "Yo hice la Tierra", deca Sabio Pez-Tierra. "Yo sacudo al cielo, trastorno a toda la tierra", deca Gigante de la Tierra. As, despus de su padre, los hijos de Principal Guacamayo se atribuan la grandeza. He aqu, pues, el mal que vieron los engendrados. Nuestras primeras madres, nuestros primeros padres no haban sido hechos todava. As fue decidida la muerte [de los tres], su prdida, por los engendrados.

7He aqu ahora los disparos de cerbatana contra Principal Guacamayo por los dos engendrados; contaremos ahora la derrota de aquellos que se enorgullecan. Este mismo Principal Guacamayo tena un gran rbol, el Byrsonia 31; era el alimento de Principal Guacamayo; cada da iba al Byrsonia, suba al rbol; vea algunas vainas

comidas por Maestro Mago. Brujito. Por su parte, espiando a Principal Guacamayo al pie del rbol, los dos engendrados venan a esconderse en el follaje del rbol cuando Principal Guacamayo vena a comer [las frutas de] el Byrsonia. Despus fue tiroteado con cerbatanas por Supremo Maestro Mago, quien le plant la bala de la cerbatana en la mandbula; grit a voz en cuello al caer del rbol al suelo. Supremo Maestro Mago se apresur, corri aprisa para apoderarse de l; pero entonces el brazo de Supremo Maestro Mago fue asido violentamente por Principal Guacamayo, quien al instante lo sacudi, lo arranc bruscamente del omoplato. Entonces Supremo Maestro Mago dej ir a Principal Guacamayo. As es, as como hicieron, sin haber sido vencidos los primeros por Principal Guacamayo. Llevando as el brazo de Supremo Maestro Mago, Principal Guacamayo camin hacia su casa, adonde lleg sostenindose la mandbula. "Qu te ha sucedido, pues?", dijo entonces La que se Torna Invisible,

esposa de Principal Guacamayo. "Qu? Dos engaadores 32 me han tiroteado con su cerbatana, me han dislocado la mandbula. A causa de eso, se han aflojado mi

mandbula, mis dientes, que me hacen sufrir mucho.

Por de pronto traigo [esto] sobre el fuego para que permanezca sobre el fuego hasta que, en verdad, vengan a recogerlo, a tomarlo, esos engaadores", respondi Principal Guacamayo, suspendiendo el brazo de Supremo Maestro Mago. Habiendo celebrado consejo, Supremo Maestro Mago, Brujito, hablaron con un abuelo, y verdaderamente blanca era la cabellera de este abuelo, y con una abuela, y

verdaderamente era una abuela encorvada, quebrantada por la vejez 33. Gran Cerdo del Alba, nombre del Abuelo; Gran Tapir del Alba, nombre de la abuela. Los engendra-

dos dijeron, pues, a la abuela, al abuelo: "Acompaadnos para ir a coger nuestro

brazo en casa de Principal Guacamayo, pero nosotros iremos detrs de vosotros.Son nuestros nietos a quienes acompaamos; su madre, su padre, han muerto 34;por tanto, nos siguen por todas partes adonde nos conviene permitrselo, pues sacar los animales de las mandbulas es nuestro oficio, diris vosotros. As Principal Guacamayo nos mirar como a nios, y estaremos all para daros consejos", dijeron los dos engendrados. "Muy bien", fue respondido. En eguida se encaminaron hacia la punta en donde Principal Guacamayo estaba sentado en su sitial con respaldo. La

abuela, el abuelo, pasaron entonces, [con] dos engendrados jugando detrs. Cuando pasaron al pie de la casa del jefe, Principal Guacamayo gritaba a voz en cuello a causa de sus dientes. Cuando Principal Guacamayo vio al abuelo, a la abuela y a los que les acompaaban, "De dnde vens, abuelos nuestros?", dijo al instante el jefe. "Buscamos con qu sostenernos, oh T, Jefe", respondieron ellos. "Cul es vuestro alimento? Son vuestros hijos, esos que os acompaan?" "No, oh T, jefe. stos son nuestros nietos, pero comprendes? tenemos piedad de sus rostros, les damos y partimos la mitad [de nuestro alimento]", respondieron la abuela, el abuelo. El jefe, pues, estaba extenuado por el sufrimiento de sus dientes, y con esfuerzo era como

hablaba. "Yo os suplico, tened piedad de mi rostro 35. Qu hacis? Qu curis?", dijo el jefe. "Solamente sacamos de los dientes los animales, curamos solamente los

ojos, componemos solamente los huesos, T, Jefe", respondieron. "Muy bien.

Curadme en seguida, os suplico, mis ." dientes, que verdaderamente me hacen sufrir. Cada da no tengo reposo, no tengo sueo, a causa de ellos y de mis ojos. Dos engaadores me han disparado con cerbatana, para comenzar. A causa de esto no como ya. Tened, pues, piedad de mi rostro, pues todo se mueve, mi mandbula, mis dientes". "Muy bien, T, Jefe. Un animal te hace sufrir. No hay ms que cambiar, que sacar los dientes, T". "Ser bueno quitarme mis dientes? Por ellos soy jefe; mi ornamento: mis dientes y mis ojos". "Pondremos al instante otros en cambio; huesos puros y netos entrarn". Ahora, pues, esos huesos puros y netos no eran ms que maz blanco. "Muy bien. Retiradlos pues y venid en mi ayuda", respondi l. Entonces se arrancaron los dientes de Principal Guacamayo; no se le puso en cambio ms que maz blanco; al instante ese maz brill mucho en su boca. Al instante descendi su

faz 36; no pareci ya jefe. Se acab de quitarle sus dientes en pedrera que, brillantes, ornaban su boca. Mientras que se cuidaban los ojos de Principal Guacamayo se

desollaron sus ojos, se acab de quitarle sus metales preciosos. Pero l no poda ya

sentirlo; todava vea cuando lo que le enorgulleca hubo acabado de serle quitado por Maestro Mago. Brujito. As muri Principal Guacamayo cuando Maestro Mago vino a recuperar su brazo. La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo, muri tambin. Tal fue el fin de las riquezas de Principal Guacamayo. Fue el mdico quien tom las esmeraldas, las pedreras, de las cuales, aqu en la tierra, se gloriaba. La abuela Sabia, el abuelo Sabio, hicieron esto. El brazo fue pegado; pegado estuvo bien. Ellos no quisieron obrar as ms que para matar a Principal Guacamayo; consideraban como malo que se enorgulleciese. En seguida los dos engendrados caminaron, habiendo ejecutado la Palabra de los Espritus del Cielo.

8He aqu en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. "Yo hacedor de montaas", deca Sabio Pez-Tierra. He aqu que Sabio Pez-Tierra se baaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos 37 jvenes, arrastrando un rbol para pilar de su casa; cuatrocientos jvenes iban

caminando, despus de haber cortado un gran rbol para viga maestra de su casa. Entonces Sabio Pez-Tierra camin adonde estaban los cuatrocientos jvenes. "Jvenes, qu hacis?". "Solamente, un rbol que no podemos levantar para llevarlo sobre nuestros hombros". "Yo lo llevar al hombro. Adonde llevarlo? Cul trabajo hay en vuestro espritu?" "Solamente la viga maestra de nuestra casa". "Perfectamente", dijo l, [y] despus tir [del rbol], lo carg sobre sus hombros y lo llev a la entrada de la casa de los cuatrocientos jvenes. "Y bien! Estte pues con nosotros, oh joven. Tienes madre, padre?" "No tengo", dijo l. "Y bien! Nosotros te emplearemos otra vez maana para sealarte uno de nuestros rboles para pilar de nuestra casa". "Bien", dijo l. En seguida los cuatrocientos jvenes celebraron consejo. "He ah a ese joven. Cmo haremos para matarlo, pues no est bien que haga eso, que l solo levante ese rbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] despus lo incitaremos a descender en el hoyo. Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo, le diremos, y, cuando haya descendido y est inclinado en el hoyo, lanzaremos un gran rbol en l; entonces morir en el hoyo". As hablaron los cuatrocientos jvenes. Entonces cavaron un gran hoyo que descenda profundamente, y despus llamaron a Sabio Pez-Tierra. "Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava an la tierra, en el sitio de donde nosotros no pasamos", le dijeron. "Muy bien", respondi l, y despus descendi al hoyo. Llamndole mientras que l cavaba la tierra: "Ya has descendido muy hondo?", le dijeron. "S", respondi, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba un hoyo de salvamento. l saba que queran matarlo; mientras que cavaba el hoyo, cavaba al lado un segundo hoyo para salvarse. "Est ya muy hondo?", le fue dicho desde arriba por los cuatrocientos jvenes. "Todava estoy ocupado en mi excavacin, pero os llamar desde abajo cuando haya acabado de cavar", les respondi desde el fondo del

hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no cavaba el fondo del hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En seguida Sabio Pez-Tierra llam, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de salvamento. "Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por l he descendido verdaderamente lejos. No os mi llamada? Pero he aqu vuestra llamada que repercute como uno, dos ecos; oigo donde estis vosotros", deca Sabio Pez-Tierra en el hoyo en donde se ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he aqu que con fuerza fue trado el gran rbol por los jvenes; en seguida lanzaron vivamente el rbol en el agujero. "Que ninguno hable. Esperemos solamente a que grite a voz en cuello, a que muera", se dijeron unos a otros, mas se hablaban en secreto, mas se cubran la boca, mirndose mutuamente, mientras lanzaban prontamente el rbol. Ahora, pues, he aqu que Sabio Pez-Tierra habl, grit a voz en cuello, pero no llam sino una sola vez mientras que el rbol caa. "Oh, cmo hemos llevado a buen fin lo que le hemos hecho! Muerto est! Si por desgracia hubiera continuado el trabajo del cual se haba encargado, desgraciados [de nosotros]. Se habra introducido [como] el primero entre nosotros los cuatrocientos jvenes", dijeron, alegrndose an. "Es preciso hacer durante tres das nuestra bebida fermentada, pasar tres das ms en beber por la fundacin de nuestra casa, nosotros los cuatrocientos jvenes", dijeron. "Maana veremos, pasado maana tambin, si no vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida nuestro corazn estar en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada", dijeron.

Ahora, pues, all en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oa lo que decan los jvenes. Despus, al segundo da, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse debajo del rbol. De todas partes trajeron cabellos, trajeron uas de Sabio Pez-Tierra; viendo esto los jvenes. "Acabado est, ese engaador! Ved! Las hormigas se renen, llegan en multitud, traen de todas partes sus cabellos, sus uas. He aqu lo que hemos hecho", se dijeron unos a otros. Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: haba cortado los cabellos de su cabeza, se haba recortado las uas con los dientes, para darlos a las hormigas. As los cuatrocientos jvenes lo creyeron muerto; despus, al tercer da, comenzaron su bebida fermentada; entonces se embriagaron todos los jvenes. Estando todos ebrios, los cuatrocientos jvenes no tenan ya Sabidura; entonces su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos. Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos jvenes se salvaron; fueron matados por Sabio Pez-Tierra, hijo de Principal Guacamayo. As murieron los cuatrocientos jvenes. Se dice tambin que

entraron en la constelacin llamada a causa de ellos el Montn 38, pero esto no es quizs ms que una fbula. Aqu contaremos tambin la derrota de Sabio Pez-Tierra

por los dos engendrados Maestro Mago, Brujito.

9He aqu la derrota, la muerte de Sabio Pez-Tierra cuando fue vencido por los engendrados Maestro Mago. Brujito. He aqu lo que hiri el corazn de aquellos engendrados: los cuatrocientos jvenes matados por Sabio Pez-Tierra. Solamente de pescados, solamente de cangrejos, se sostena l, se nutra, al borde del agua; se era su alimento cotidiano. De da erraba, buscando su subsistencia; de noche, transportaba las montaas. En seguida un gran cangrejo fue imitado por Maestro

Mago, Brujito. Le pusieron una faz en madera de Ek 39; pues la madera de Ek se encuentra por doquiera en las selvas; hicieron con ella las grandes patas del cangrejo;

despus, de Pahac 40 las patas pequeas. Pusironle un carapacho de piedra queacab la faz posterior del congrejo. En seguida, pusieron a esta "tortuga" 41 en el fondo de una gruta al pie de una gran montaa; Meavn 42, nombre de la montaa de

la derrota. Despus, los engendrados fueron al encuentro de Sabio Pez-Tierra, al borde del agua. "Adonde vas, oh hijo?", dijeron a Sabio Pez-Tierra. "No voy a ninguna parte, sino que busco mi subsistencia", respondi Sabio Pez-Tierra. "Cul es tu alimento?". "Solamente pescados, solamente cangrejos; no he podido cogerlos aqu. Hace dos das que no he comido y ya no puedo ms de hambre", dijo Sabio Pez- Tierra a Maestro Mago, Brujito. "All abajo, en el fondo de la barranca, hay un cangrejo, un cangrejo verdaderamente grande; seria un glorioso bocado para tu subsistencia. Pero nos mordi cuando quisimos cogerlo, y nos asustamos; por nada iramos a cogerlo", dijeron Maestro Mago, Brujito. "Tened piedad de mi faz. Venid a

mostrrmelo, oh engendrados", dijo Sabio Pez-Tierra. "De ningn modo, no queremos; solamente t ve all; no es posible perderse; ve solamente al borde del agua y llegars al pie de una gran montaa donde resuena en el fondo de la barranca; vete, llega", respondieron Maestro Mago, Brujito. "Ah, tened piedad de mi faz! Oh engendrados,

en dnde encontrarlo? Venid a mostrrmelo. Hay muchos pjaros cantores a los que podris disparar con cerbatana; yo s dnde estn", dijo Sabio Pez-Tierra. Su humildad complaci a los engendrados. "Sabrs cogerlo si volvemos [all abajo] por tu causa? Cierto, no probamos ya ms; nos mordi cuando entramos agachados; nos asustamos cuando entramos encorvados, pero por poco lo alcanzbamos. Es bueno, pues, que entres all encorvado", le dijeron. "Muy bien", respondi Sabio Pez-Tierra. Entonces camin en su compaa. Despus, fue lleg al fondo de la barranca. Inclinado de los dos lados, el cangrejo enderezaba hacia adelante su dorso. En el fondo de la barranca estaba la aagaza de ellos. "Perfectamente! Quisiera ya ponerla en [mi] boca", [dijo] alegrndose Sabio Pez-Tierra, porque en verdad se mora de hambre. As, pues, quiso intentar, quiso encorvarse, quiso entrar. El cangrejo fue hacia lo alto. Entonces l se retir. "No lo has alcanzado"?, dijeron [los dos engendrados]. "No est ah, sino que subi: pero al principio por poco lo coga. Quizs fuera bueno que yo entrase", respondi l. Despus, encorvndose, entr; acab de entrar; no mostr afuera ms que las puntas de los pies. La gran montaa acab de minarse, se aplast, descendi sobre su corazn. l ya no se revolvi ms: Sabio Pez-Tierra fue piedra. Tal fue la derrota de Sabio Pez-Tierra por los engendrados Maestro Mago, Brujito. "Hacedor de Montaas", dice el relato de antao. Primer hijo de Principal Guacamayo. Al pie de la montaa llamada Meavn fue vencido. No es sino por Magia como fue vencido el segundo de los que se enorgullecan. Vamos a contar la historia de otro.

10El tercero de los que se enorgullecan, segundo hijo de Principal Guacamayo, llamado Gigante de la Tierra, deca: "Yo destruyo las montaas". Y Maestro Mago, Brujito, vencieron tambin a Gigante de la Tierra. Maestro Gigante [Relmpago], Huella del Relmpago, Esplendor del Relmpago, dijeron, hablando a Maestro Mago, Brujito: "Que tambin sea vencido el segundo hijo de Principal Guacamayo. Tal es nuestra Palabra, porque no est bien lo que l hace sobre la tierra: exaltar su gloria, su grandeza, en potencia. Que ya no sea ms as". "Atraedlo dulcemente hacia el

Oriente" 43, dijeron "tambin los Maestros Gigantes a los dos engendrados. "Muy bien, jefes", respondieron stos. "No est bien lo que vemos. No sois vosotros la

Existencia, la Fundacin, los Espritus del Cielo?", dijeron los engendrados, recibiendo

la Palabra de los Maestros Gigantes. Y en aquel momento Gigante de la Tierra destrua las montaas. Por poco que con el pie golpease la tierra, en seguida a causa de esto se desgarraban las montaas grandes, las montaas pequeas 44. Entonces fue encontrado por los engendrados. "Joven, adonde vas?", dijronle a Gigante de la

Tierra. "No voy a ninguna parte, solamente derribo las montaas, yo soy su destructor, mientras haya das, mientras haya albas 45", dijo l, respondi l entonces. Despus, a su vez, Gigante de la Tierra [les] dijo a Maestro Mago, Brujito: "Por qu vens vosotros? Yo no conozco vuestros rostros. Cul es vuestro nombre?"; [as] dijo

Gigante de la Tierra. "No tenemos nombre. Solamente cazamos con cerbatana, solamente cazamos con liga, en las montaas. Nosotros [somos] solamente unos pobres; nada [es] de nosotros, oh joven. Solamente recorremos las pequeas montaas, las grandes montaas, oh joven. He aqu que hemos visto una gran montaa, pero en donde est se ven precipicios; se eleva a gran altura: es tan alta que sobrepasa a todas las montaas. No hemos podido coger, pues, en ella uno, dos pjaros, oh joven. Pero derribas verdaderamente todas las montaas, oh joven?", dijeron Maestro Mago, Brujito a Gigante de la Tierra. "Visteis verdaderamente la montaa que decs? En dnde est? Yo la ver, la derribar. En dnde la visteis?" "Est all abajo, al Este", respondieron Maestro Mago, Brujito. "Bien. Elegid nuestro

camino 46", dijo l a los engendrados. "No, no. Te pondremos entre los dos en medio, y uno estar a tu izquierda, uno a tu derecha, a causa de nuestras cerbatanas; si hay

pjaros nosotros les dispararemos con las cerbatanas", respondieron. Alegremente

probaron a disparar con sus cerbatanas. He aqu que disparando con las cerbatanas no haba bala en sus cerbatanas; solamente soplaban disparando con las cerbatanas contra los pjaros 47; Gigante de la Tierra estaba maravillado. Entonces los engendrados frotaron fuego 48, asaron sus pjaros ante el fuego. Untaron con creta alrededor un pjaro, le pusieron tierra blanca 49. "He aqu lo que le daremos para excitar su gula por el husmo que en l encontrar. Nuestro pjaro le derrocar. De igual modo que de tierra est envuelto todo alrededor por nosotros este pjaro, a tierra le echaremos, en tierra le inhumaremos. Demasiada Ciencia en un construido, un formado, cuando comienza la germinacin, cuando comienza el alba", dijeron los

engendrados. "Cierto, a causa del deseo de todos los corazones de comer, de triturar, el corazn de Gigante de la Tierra desear lo mismo", dijeron entre s Maestro Mago, Brujito. Durante este tiempo asaban al pjaro, el cual coca y amarilleaba asndose; el jugo del pjaro goteaba, flua por todas partes, tena un husmo muy suave. He aqu que Gigante de la Tierra dese comer de l y que se le hizo agua la boca, que bostez, que la saliva, la baba, corri a causa del sabroso pjaro. Entonces pregunt: "Qu es este alimento? Siento un husmo verdaderamente exquisito. Dadme pues un poco"; [as] dijo. Se [le] dio entonces el pjaro a Gigante de la Tierra, para vencerlo. Despus de que hubo acabado [de comerse] aquel pjaro, caminaron de nuevo dirigindose hacia el Oriente, en donde estaba la gran montaa. He aqu que va Gigante de la Tierra se desvaneca de los pies, de las manos, estaba sin fuerzas, a causa de la tierra con la cual se haba untado todo alrededor el pjaro del que haba comido. No poda ya hacerles nada a las montaas ni acabar de derribarlas. Y entonces, ligado por los engendrados, [estando] sus manos atadas atrs, sus manos guardadas por los extranjeros, el cuello y las piernas ligados juntamente, fue en seguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la derrota de Gigante de la Tierra, solamente por Maestro Mago, Brujito. Innumerables [fueron] sus acciones sobre la tierra.

He aqu que contaremos el nacimiento de Maestro Mago, Brujito, pues hemos contado primeramente la derrota de Principal Guacamayo y la de Sabio Pez-Tierra y la de Gigante de la Tierra, sobre la tierra.

11He aqu que diremos el nombre del padre de Maestro Mago, Brujito. Musitaremos el origen, musitaremos solamente la historia, el relato, del engendramiento de Maestro Mago, Brujito; no diremos de esto sino la mitad y solamente una parte de la historia de su padre. He aqu, pues, la historia de ste. Su nombre es Supremo Maestro Mago, como se dice. Sus padres son Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Por ellos, en la

noche, fueron engendrados 50 Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, porAntiguo Secreto. Antigua Ocultadora. Ahora pues, Supremo Maestro Mago engendr dos hijos: Maestro Mono [es el] nombre del primer hijo, Maestro Simio [es el] nombre del segundo hijo. Y el nombre de su madre, [es] ste: Paridora de Monos; tal es el nombre de la esposa de Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, sin esposa,

clibe. Pero estos dos hijos eran muy grandes Sabios; grande su Ciencia; augures 51aqu en la tierra; buenos su existencia, su nacimiento. Se mostr toda la Ciencia ante Maestro Mono. Maestro Simio, hijos de Supremo Maestro Mago. Maestro Mono. Maestro Simio, llegaron a ser msicos, cantantes, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres. Ahora bien, Supremo Maestro Mago, Principal Maestro

Mago, no hacan cotidianamente ms que [jugar al] blanco, que jugar a la pelota 52. Cada dos das encontrbanse cuatro, reunanse en el juego de pelota. Para verlos

vena el Gaviln, mensajero de Maestro Gigante [Relmpago], Huella del Relmpago,

Esplendor del Relmpago. Ahora bien, este Gaviln, de no lejos de aqu en la tierra, de no lejos de Xibalb 53 llegaba seguidamente al cielo, junto a los Maestros Gigantes. Mientras ellos permanecan aqu en la tierra, la madre de Maestro Mono, Maestro

Simio, muri. He aqu que, caminando hacia Xibalb 54 jugaron a la pelota, lo que oyeron Supremo Muerto. Principal Muerto, jefes de Xibalb. "Qu hacen sobre la

tierra? Quin la hace temblar? Quin hace tal batahola? Que se enve a buscarlos,

a traerlos aqu; que vengan a jugar a la pelota a fin de que los venzamos. Verdaderamente, no somos obedecidos por ellos: no hay obediencia, no hay respeto para nuestro ser. No hacen mas que batallar sobre nuestras cabezas", dijo todo Xibalb. Entonces todos celebraron consejo. Estos llamados Supremo Muerto,

Principal Muerto, los Grandes Decidores de Palabra 55. He aqu a todos los jefes, a quienes stos daban sus cargos de poder; cada uno jefe por orden de Supremo Muer-

to. Principal Muerto. He aqu, pues, los nombres de los jefes: Extiende Tullidos. Rene

Sangre: su cargo: los hombres que tienen flujos de sangre. He aqu tambin a los jefes Hacedor de Abscesos. Hacedor de Ictericia; su poder: dar a los hombres tumores, darles abscesos en las piernas y amarillearles el rostro, lo que se llama ictericia, y ste era el poder de Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia. He aqu adems a los

jefes Varilla de Huesos, Varilla de Crneos, los de la varilla 56 de Xibalb; solamente de huesos [eran] sus varillas; su mayordoma: osificar a los hombres a fin de que, no

siendo ms que huesos y crneos al morir, no haya que recoger ms que sus

esqueletos; tal era la funcin de los llamados Varilla de Huesos, Varilla de Crneos. He aqu tambin a los jefes llamados Hacedor de Traicin, Hacedor de Infortunio; he aqu sus cargos: chocar al hombre contra la traicin; sea detrs de su morada, sea delante de su morada; que tuvo la mala suerte de caer, boca arriba, sobre el suelo: se mora; tal era el poder de Hacedor de traicin, Hacedor de Infortunio. He aqu tambin a los jefes llamados Gaviln [de sangre], Opresin; he aqu su poder: el hombre mora en camino de lo que se llama muerte sbita, vinindole la sangre a la boca; entonces

l mora, vomitando la sangre; a cada uno [corresponda] el cargo de romper la garganta, el corazn del hombre, para que muriese en camino, hacindole llegar de repente [la sangre] a la garganta mientras marchaba; tal era el poder de Gaviln [de Sangre], Opresin. He aqu que se reunieron en consejo para combatir, atormentar, a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Xibalb quera burlarse de Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, de sus escudos de cuero, de sus anillos, de sus guantes, de sus coronas y de los cascos con que se engalanaban Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago.

He aqu, pues, que contaremos su viaje a Xibalb, dejando permanecer [aparte] a Maestro Mono, [Maestro] Simio, hijos de Supremo Maestro Mago y cuya madre estaba ya muerta. En seguida, [contaremos] la derrota de Maestro Mono, Maestro Simio, por Maestro Mago, Brujito.

12En seguida partieron los mensajeros de Supremo Muerto, Principal Muerto. "En camino, oh Consejeros de los Varones. Id a llamar a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Decidles: Venid con nosotros Que vengan, dicen los jefes. Que vengan aqu a pelotear con nosotros: que nos revivifiquemos nuestros rostros con

ellos; en verdad, admiramos sus bocas 57; as, pues, que vengan, dicen los jefes. Que al venir traigan lo que tienen: sus anillos58, sus guantes; que vengan tambin con

su pelota, dicen los jefes." "Decidles: Venid". As fue dicho a los mensajeros. He aqu a los mensajeros Bhos: Flecha-Bho, Maestro Gigante Bho, Guacamayo-Bho, Cabeza-Bho; as se llamaban los mensajeros de Xibalb. Flecha-Bho era rpido como una flecha. De Maestro Gigante Bho la naturaleza era de gigante. De

Guacamayo-Bho, la naturaleza era [tener] un dorso de fuego 59. Cabeza Bho no tena ms que una cabeza, no tena piernas pero s alas. Esos cuatro mensajeros

tenan el oficio de Consejeros de los Varones. Partidos de Xibalb, llegaron en seguida

y se posaron en el juego de pelota. Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, peloteaban all, en el juego de pelota llamado Juego de Pelota Ornado con Gran Frontn. Los Bhos se posaron en el juego de pelota, [y] formaron su discurso exactamente en el orden del discurso de todos los jefes llamados Supremo Muerto, Principal Muerto. Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia, Varilla de Huesos, Varilla de Crneos, Extiende Tullidos. Rene Sangre, Hacedor de Traicin, Hacedor de Infortunio, Gaviln [de Sangre], Opresin, que haban formado el discurso para los Bhos. "Los jefes Supremo Muerto. Principal Muerto, dijeron verdaderamente eso?

Dijeron verdaderamente que debanlos acompaaros?" -"Que traigan sus accesorios de juegos, dijeron los jefes." "Muy bien. Esperadnos. Al momento nos despedimos de nuestra madre", dijeron ellos, Fueron en seguida a la casa y dijeron a su madre, porque su padre ya haba muerto: "Oh madre nuestra, partimos. Los mensajeros de los jefes han venido a recogernos. Que vengan, han dicho ellos, dicen los que fueron enviados hacia nosotros". "Pero nuestra pelota quedar como testigo", aadieron [y] luego fueron a atarla en un agujero en lo alto de la mansin. Despus: "La recogeremos". "En cuanto a vosotros, no haced ms que absorber, cantar, pintar, cincelar, recrear vuestra casa, recrear el corazn de vuestra abuela", dijeron a Maestro Mono, Maestro Simio. Cuando se despidieron, su madre Antigua Ocultadora llor de emocin. "Nos vamos, no estamos muertos; no os aflijis", dijeron Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, ponindose en camino.

En seguida, Supremo Maestro Mago, Principal! Maestro Mago, caminaron precedidos por los mensajeros. Despus descendieron al camino que lleva a Xibalb, de pendientes muy en declive. Habiendo descendido as, llegaron al borde de los ros encantados de barrancos llamados Barranco Cantante Resonante, Barranco Cantante, que pasaron sobre ros encantados con rboles espinosos; innumerables [eran] los

rboles espinosos, pasaron sin hacerse dao 60. En seguida llegaron al borde del ro de la Sangre 61, [y] all pasaron sin beber. Llegaron a otro ro, de agua solamente; no

habiendo sido vencidos, lo pasaron tambin. Entonces llegaron all donde cuatro caminos se cruzaban: all fueron vencidos, all donde cuatro caminos se cruzaban. Un

camino rojo, un camino negro 62, un camino blanco, un camino amarillo 63; cuatro caminos. He aqu que El del Camino Negro dijo: "Tomadme, yo el camino-jefe"; [as] dijo El del Camino. All fueron vencidos. He aqu que siguieron el camino de Xibalb. Al llegar all donde se congregaba el gobierno de Xibalb, fueron vencidos.

Ahora bien, los primeros sentados eran un maniqu, [y] un [mueco] hecho de madera, arreglados por Xibalb. stos fueron los primeros a quienes saludaron. "Salud. Supremo Muerto", dijeron al maniqu; "Salud, Principal Muerto", dijeron al [mueco] hecho de madera. stos no respondieron. Entonces los jefes de Xibalb hicieron ruido de risa: todos los jefes hicieron ruido de risa, pues en su espritu eran victoriosos y Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, estaban vencidos. Rieron primeramente. Despus Supremo Muerto, Principal Muerto, dijeron: "Muy bien! Habis venido. Que maana se despierten vuestros rostros, vuestros

anillos, vuestros guantes": [as] dijeron. "Sentaos en nuestro banco 64", fue dicho, pero el banco que daban era una piedra quemante; al sentarse en el banco, se

quemaron; verdaderamente se escurrieron de aquel banco sin encontrar alivio:

verdaderamente se levantaron, aquel asiento les quemaba. Entonces los Xibalb se rieron otra vez; de risa tenan Ja lengua espesa; la serpiente Risa naca en su corazn, en su sangre, en sus huesos. Rean, todos los Xibalb rean.

"Id a vuestra morada. All se os ofrecer en el dormitorio vuestro pino 65, vuestro tabaco 66", se les dijo. En seguida llegaron a la Mansin Tenebrosa; no haba ms que

tinieblas en el interior de la mansin. Entonces los Xibalb celebraron consejo. "Sacrifiqumoslos maana; que mueran pronto; su juego nos insulta", se dijeron unos a otros los Xibalb. Ahora, pues, su pino era una flecha redonda, del pino llamado Blanco Pedernal, el pino [pedernal sacrificatorio] de Xibalb; puntiagudo era, pues, su juego; deba llegar aprisa a su fin y favorecer el plan de Xibalb. Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, entraron en la Mansin Tenebrosa. Se les dieron sus pinos; a cada uno el pino encendido de Supremo Muerto. Principal Muerto: con esto a cada uno lleg tambin de los jefes su tabaco encendido; llegse entonces a darlos a Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago. Estaban en la obscuridad cuando se lleg a darles sus pinos y su tabaco; desde la entrada los pinos alumbraron. "Que cada uno queme su pino y su tabaco; que a la aurora vengan a darlos: pero que sin gastarlos nos los devuelvan, os dicen los jefes", djose. As fueron derrotados. El pino se consumi, el tabaco tambin se consumi, que se les haba dado. Numerosas las pruebas de Xibalb; muchas suertes de pruebas. La primera, la Mansin Tenebrosa, toda de oscuridad al interior.

La segunda, llamada Mansin de los Calofros, en la cual un fro muy insoportable, un fro muy picante, llenaba el interior. La tercera, llamada Mansin de los Jaguares, donde no haba ms que jaguares entremezclndose, atacndose, enseando los dientes, mofndose, jaguares encerrados en la mansin. Mansin de los Murcilagos, nombre de la cuarta mansin; en el interior de la mansin, solamente murcilagos que gritaban, que aleteaban, que revoloteaban en la mansin, murcilagos encerrados sin poder salir. La quinta. Mansin de Obsidiana; no haba ms que vencedores, con sus flechas, en silencio, en lucha, en la mansin. stas son las primeras pruebas de Xibalb, pero Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, no entraron; basta con mencionar los nombres de las mansiones de pruebas.

Cuando Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, llegaron ante Supremo Muerto. Principal Muerto. "Dnde est mi tabaco, dnde est mi pino, que se os llevaron ayer noche?", [les] fue dicho. "Los acabamos, oh jefes". "Muy bien. Ahora acabaremos vuestros das, moriris; seris perdidos, seris cortados 67; aqu vuestra

faz ser escondida; seris sacrificados", dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto. Entonces se les sacrific, se les enterr en el Juego de Pelota de los Sacrificios, as llamado. Se cort la cabeza de Supremo Maestro Mago, y el primognito fue enterrado con el segundn. "Que se ponga su cabeza en el rbol que est en el camino", dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto. Cuando se fue a colocar la cabeza en medio del rbol, entonces el rbol dio frutas; no haba frutas antes de

que fuera puesta la cabeza de Supremo Maestro Mago en medio del rbol. Ahora bien, esta cabeza es la que llamamos ahora Cabeza de Supremo Maestro Mago, como se dice. Supremo Muerto, Principal Muerto, consideraron asombrados las frutas del rbol, frutas enteramente redondas. No se vea en dnde estaba la cabeza de Supremo Maestro Mago, fruta idntica a las frutas del calabacero. Toda Xibalb vino a mirar, a ver aquello. Grande se volvi en su espritu el carcter de aquel rbol a causa de lo que se haba sbitamente hecho en l cuando se haba colocado en medio de l la cabeza de Supremo Maestro Mago. Entonces los Xibalb se dijeron entre s: "Que ninguno coja sus frutas. Que ninguno venga al pie del rbol"; [as] dijeron todos los Xibalb, vedndose mutuamente, prohibindose mutuamente. Desde entonces la cabeza de Supremo Maestro Mago no se descubri ya ms; no form ms que un todo con las frutas del rbol llamado Calabacero.

Pero una joven oy ese gran relato, y he aqu, pues, que contaremos su aventura.

13Y he aqu la historia de una joven, hija de un jefe llamado Rene Sangre. Y he aqu que una joven, hija de un jefe, oy. Rene Sangre, [era] el nombre de su padre. La de la Sangre, [era] el nombre de la joven. Cuando oy la historia de las frutas del rbol, que le fue contada por su padre, se maravill grandemente de tal relato. "Por qu no ira yo a ver ese rbol del cual se habla? Por lo que oigo decir, esas frutas son verdaderamente agradables", se dijo ella. Entonces parti sola, [y] lleg al pie del rbol plantado en medio del Juego de Pelota de los Sacrificios. "Ah, ah! Son sas las frutas del rbol? Cuan agradables las frutas de ese rbol! Morir, me perder si cojo algunas?", dijo la joven. Entonces el hueso que estaba en medio del rbol habl. "Qu deseas? Estas bolas redondas en las ramas de] rbol no son ms que huesos", dijo la cabeza de Supremo Maestro Mago, hablndole a la adolescente. "Las deseas todava?", aadi. "se es mi deseo", dijo la joven. "Muy bien! Extiende solamente el extremo de tu mano". "S", dijo la adolescente, alargando su mano que extendi ante el hueso. Entonces el hueso lanz con fuerza saliva en la mano extendida de la joven; sta, al instante, mir con mirada curiosa el hueco de su mano, pero la saliva del hueso ya no estaba en su mano, "En esa saliva, esa baba, te he dado mi posteridad. He aqu que mi cabeza no hablar ya ms; ya no es ms que un hueso descarnado. As son igualmente las cabezas de los grandes jefes. Slo la carne vuelve buena la cara, de donde [proviene], cuando mueren, el terror de los hombres a causa de las osamentas. Lo mismo pasa con los hijos, cuyo ser es como la saliva, la baba, la cual, sea de hijos de jefes, sea de hijos de Sabios, de oradores, no se pierde sino que se extiende, se contina, sin que se extinga, sin que se aniquile la faz del jefe, del Varn, del Sabio, del Orador. Tal como pasa con los hijos que vienen, as he hecho contigo. Sube, pues, a la tierra sin morir. Que en ti penetre mi

Palabra 68. Que as sea", dijo la cabeza de Supremo Maestro Mago, Principal MaestroMago. Ahora bien, esta Magia la haban hecho ellos por la Palabra de Maestro Gigante

[Relmpago], Huella del Relmpago, Esplendor del Relmpago.

La joven volvi entonces a su casa, habindole sido hechas numerosas advertencias 69. Y al instante, solamente por la saliva, sus hijos nacieron en su vientre. Tal fue el engendramiento de Maestro Mago, Brujito. La adolescente lleg a su casa. Seis lunas se acabaron. Entonces ella fue examinada por su padre; Rene Sangre,

nombre de su padre. Despus del examen de la joven por el padre, ste vio que all haba un hijo. Entonces los jefes Supremo Muerto, Muerto Principal, juntaron toda su sabidura con la de Rene Sangre. "Oh, jefes, he aqu que por fornicacin mi hija tiene un hijo", dijo Rene Sangre, al llegar junto a los jefes. "Y bien! Cava su boca 70. Si no

habla que se la sacrifique, que se vaya a sacrificarla lejos de aqu". "Muy bien, oh grandes jefes", respondi l. Entonces [le] pregunt a su hija: "Oh, hija ma, cul es el posesor del hijo [que hay] en tu vientre? 71". Ella respondi: "Oh, padre mo, ah no hay hijo; no hay ningn hombre del cual yo conozca la faz". l respondi:

"Perfectamente! Verdaderamente! Oh fornicadora!" "Que se la lleven. Oh Consejeros de los Varones, sacrificadla, recoged su corazn en una copa. Volved hoy al lado de los jefes", dijo l a los Bhos. Entonces [los] cuatro [Bhos] fueron a coger la copa, caminaron, transportando a la adolescente en sus brazos, llevando el Blanco

Pedernal 72 para sacrificarla. "Oh mensajeros, no harais bien en matarme, pues sin fornicacin [conceb] lo que est en mi vientre, que se engendr cuandro fui a admirar

la cabeza de Supremo Maestro Mago, que est en el Juego de Pelota de los Sacrificios. As, pues, no me sacrifiquis, oh Mensajeros", dijo la adolescente, "hablndoles. "Qu pondremos en cambio en tu corazn? Nos ha sido dicho por su padre: Recoged su corazn, volved al lado de los jefes; cumpliris, [y} despus manifestaris el cumplimiento; traed prontamente en una copa, colocad en el fondo de la copa el corazn. No nos habl as? Qu presentaremos, pues, en la copa? Sin embargo, desde luego, queremos que no mueras", dijeron los mensajeros. "Muy bien. Este corazn no puede ser de ellos. Vuestra casa no puede tampoco estar aqu. No solamente tendris poder sobre la muerte de los hombres, sino que, en verdad,

vuestros sern los verdaderos fornicadores 73. Mos sern en seguida SupremoMuerto, Principal Muerto. Que slo la sangre del Drago est ante sus rostros. Este corazn no ser quemado ante ellos. Poned el fruto del rbol", dijo la joven. Y, roja, la savia del rbol sali y fluy en la copa; se hinch all y se volvi bola en reemplazo del corazn. Brotante sali la savia del rbol rojo; semejante a sangre; la savia sali en cambio de la sangre; entonces la sangre, la savia del rbol rojo se form en bola; semejante a sangre, apareci brillante, rojiza, en bola, en la copa. Entonces el rbol se volvi clebre a causa de la adolescente; fue llamado rbol Rojo de Cochinilla; fue pues llamado Sangre a causa de la sangre del Drago, as llamado. "All pues seris amados, y lo que est en la superficie de la tierra ser vuestro", dijo ella a los Bhos. "Muy bien, joven. Partimos, vamos a dar cuenta. Sigue tu camino. Vamos a presentar ante los jefes la imagen, el sustituto, de tu corazn", respondieron los mensajeros. Cuando llegaron ante los jefes, todos esperaban ansiosamente. "Se acab?", dijo entonces Supremo Muerto. "Se acab, oh jefes. He aqu ahora el corazn en la copa". "Muy bien. Que yo vea", dijo Supremo Muerto. Entonces l levant aquello. La savia rojiza se esparci como sangre. "Animad bien el resplandor del fuego. Poned esto en el fuego", agreg Supremo Muerto. Despus de que se le hubo puesto en el fuego, los Xibalb comenzaron a oler [el olor], todos comenzaron a estar aturdidos, pues verdaderamente agradable era el perfume que olan del humo de la sangre. Mientras que permanecan [as], los Bhos, advertidos por la adolescente, subieron numerosos

a la cavidad sobre la tierra, adonde subi tambin su [dadora de] aviso 74. As fueron vencidos los jefes de Xibalb por esta joven que los burl a todos.

14La abuela 75 de Maestro Mono, Maestro Simio, estaba all cuando la mujer Sangre vino a casa de la abuela de Maestro Mono, Maestro Simio. En ella vivan sus hijos, y poco faltaba para que naciesen los llamados Maestro Mago, Brujito. Cuando la mujer lleg a casa de la abuela, la mujer dijo a la abuela: "Llego, oh madre, yo Tu nuera, yo Tu hija, oh Madre"; as dijo al entrar en casa de la abuela. "De dnde vienes t?

Dnde estn mis hijos? No han muerto en Xibalb? Sus dos descendientes, el signo de su Palabra, llamados Maestro Mono. Maestro Simio, no los ves t? Sal de aqu. Vete", fue respondido por la abuela a la adolescente. "En verdad, yo soy cierta- mente tu nuera. Yo soy de Supremo Maestro Mago; helo aqu llevado vivo. Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no estn muertos; su sentencia les ha hecho ilustres. T eres Mi suegra. As, ve sus rostros queridos en los que yo traigo", dijo ella a la abuela. En seguida, Maestro Mono, Maestro Simio, se irritaron. No hacan ms que msica, ms que canto; su trabajo cotidiano no era sino pintura, sino escultura; recreaban el corazn de su abuela. La abuela recomenz: "Ninguna necesidad [tengo] de ti para nuera ma. Slo la fornicacin [hay] en tu vientre. Oh mentirosa, mis hijos de los cuales hablas, han muerto". La abuela dijo otra vez: "Demasiado verdaderas son mis palabras. Pero sea, t eres mi nuera, a lo que entiendo. Ve pues a recoger su alimento para los que comen; ve a coger una gran red llena. Vuelve [en seguida] puesto que eres mi nuera, a lo que entiendo", [le] dijo a la joven. "Muy bien", respondi sta, [y] despus tom el camino de las sementeras que haban sembrado Maestro Mono, Maestro Simio, por quienes haba sido desmontado el campo; la adolescente lo sigui y lleg as a las sementeras.

Un solo tallo en el campo; no haba dos tallos, tres tallos; slo un tallo manifestaba su faz. Entonces se angusti el corazn de la joven. "Desdichada de m, yo, deseadora carnal. Dnde recoger la red de alimentos que se me ha dicho?", aadi. Entonces invoc a Guardin del Alimento 76 para que l viniera y para que ella llevara.

"La de la Lluvia. La de la Madurez. La del Cacao, vosotras que preparis el maz, t, Guardin del Alimento de Maestro Mono, Maestro Simio!", dijo la adolescente. Entonces tom las barbas, las brcteas de la mazorca, las arranc dulcemente, sin coger la mazorca, [y] las arregl como mazorcas en la red; llen la gran red. Entonces la joven se fue. Unos animales se encargaron de la red; al llegar fueron a poner la banastada contra la pared de la mansin. La abuela corri para verla. Cuando la abuela vio una gran red llena de alimento: "De dnde te ha venido este alimento?

Has arruinado, has acabado de coger mis sementeras? Voy a ver", dijo la abuela, ponindose en camino, yendo a ver sus sementeras. Pero haba como siempre un tallo. Se vea dnde haba sido puesta la red. Por tanto, la abuela volvi aprisa a la casa; [y] dijo a la adolescente: "En verdad, se es el signo de que eres mi nuera. An ver tus actos, los de los muy Sabios que estn en ti"; [as] [le] dijo a la joven.

15He aqu que diremos la infancia de Maestro Mago, Brujito. He aqu que vamos a contar su infancia. Cuando fue llegado el da del alumbramiento, la adolescente lla- mada Sangre dio a luz. La abuela no asisti al parto. Al instante nacieron los dos que fueron paridos, llamados Maestro Mago, Brujito; en la montaa nacieron. Entonces entraron en la morada: pero no dorman. "Vete a llevarlos afuera. En verdad gritan sus bocas", dijo la abuela. Entonces se les puso sobre las hormigas, pero su sueo fue agradable. De all se les llev y se les puso sobre espinas. Ahora bien. Maestro Mono. Maestro Simio, deseaban que muriesen all, sobre las hormigas, que muriesen all, sobre las espinas. Lo deseaban porque [eran] rivales, envidiados, para Maestro Mono, Maestro Simio. Al principio sus hermano? menores no fueron recibidos por ellos en la mansin; sto? no los conocieron y vivieron en la montaa. Ahora bien. Maestro Mono, Maestro Simio, eran grandes msicos, cantantes. [Los dos recin nacidos] crecieron, y grandes tormentos [y] penas los fatigaron, los atormentaron. Habanse vuelto grandsimos sabios: habanse vuelto msicos, cantantes, escultores: todo era bien [hecho] por ellos. Saban su nacimiento; saban tambin [que eran] los sustitutos de su padre, quien haba ido a Xibalb, adnde haba muerto su padre. Maestro Mono. Maestro Simio, eran grandsimos sabios; en su espritu lo haban sabido todo desde luego, cuando haban nacido sus hermanos menores. Pero su sapiencia no se mostr a causa de su envidia; en ellos domin la humillacin de sus corazones. Pero ningn acto de Maestro Mago, Brujito, les haba perjudicado. En efecto, stos no hacan cada da ms que tirar con cerbatanas. No eran amados por su abuela y por Maestro Mono, Maestro Simio. No se les daba de comer, sino que, cuando la comida haba acabado, cuando Maestro Mono, Maestro Simio, haban comido, entonces venan ellos. No se encolerizaban, no se irritaban, pero sufran. Conocan su ser y vean claro. Cada da al venir traan pjaros que Maestro Mono, Maestro Simio, coman sin darles nada al uno o al otro, Maestro Mago, Brujito, Maestro Mono, Maestro Simio, no hacan ms que msica, canto. Ahora bien. Maestro Mago, Brujito, haban venido sin traer pjaros; la abuela se irrit cuando entraron: "Por qu no trais pjaros?", les dijo a Maestro Mago, Brujito. "Madre nuestra, he aqu que nuestros pjaros se han enredado en as ramas frondosas de un rbol", respondieron. "Abuela nuestra, no podemos subir al rbol para cogerlos; pero que nuestros hermanos mayores suban a l, que vengan con nosotros y que bajen los pjaros", aadieron. "Muy bien. Al alba iremos con vosotros , respondieron los primognitos. Ahora bien, la Sabidura de Maestro Mono, Maestro Simio, estaba muerta en ellos dos en lo concerniente, a su derrota. "No cambiaremos sino su ser y su vientre. Nuestra Palabra obrar a causa de los grandes tormentos que nos han infligido para que murisemos, que fusemos aniquilados, que nos sobreviniese [una] desgracia a nosotros sus hermanos menores. Como a sirvientes nos han rebajado en sus corazones; nosotros los humillaremos lo mismo, lo cual haremos como signo", su

dijeron el uno al otro mientras iban al pie del rbol llamado Palo-Amarillo 77. Acompaados de sus hermanos mayores, caminaban disparando con las cerbatanas,

innumerables [eran] los pjaros que gorjeaban en el rbol, y sus hermanos mayores

se maravillaban de ver aquellos pjaros.

"He aqu pjaros, pero ni uno slo ha cado al pie del rbol; no ha cado ninguno de nuestros pjaros; id a hacerlos caer", dijeron a los primognitos. "Muy bien", respondieron stos. Pero cuando hubieron subido al rbol, el rbol creci, su tronco engros; y cuando Maestro Mono, Maestro Simio, quisieron bajar despus, no pudie- ron descender de la cima del rbol. Desde la cima del rbol dijeron: "Oh, hermanos menores nuestros, cmo ha pasado esto? Tened piedad de nuestros rostros. He aqu que este rbol espanta a los que lo miran, oh hermanos menores nuestros"; [as] dijeron desde la cima del rbol. Y Maestro Mago, Brujito, dijeron: "Desenrrollad vuestros taparrabos, atadlos bajo vuestros vientres, [con] una larga punta colgando que echaris por detrs, y as marcharis cmodamente", [as] respondieron los dos hermanos menores. "Muy bien", dijeron [los primognitos] tirando de las extremidades de sus taparrabos, pero al instante stas se volvieron colas, y ellos fueron metamorfoseados en monos. En seguida caminaron por las cimas de los rboles de las montaas pequeas, de las montaas grandes; caminaron por las selvas, alegrndose, balancendose en las ramas de los rboles. As fueron vencidos Maestro Mono, Maestro Simio," por Maestro Mago, Brujito, quienes no lo hicieron sino por su Ciencia Mgica. Volvieron entonces a su casa. Al llegar dijeron a su abuela y a su madre: "Oh abuela nuestra, qu les ha pasado, pues, a nuestros hermanos mayores? Sbitamente sus rostros se han vuelto como los de los animales", as dijeron. "Si sois vosotros quienes habis hecho eso a vuestros hermanos mayores, me habis hecho infeliz, me habis hecho desdichada. Oh hijos mos, no haced, pues, eso a vuestros hermanos mayores", respondi la abuela a Maestro Mago, Brujito. Ellos respondieron entonces a su abuela: "Oh abuela nuestra, no os aflijis; volveris a ver los rostros de nuestros hermanos mayores; volvern, pero esto ser una prueba para vos, nuestra abuela. Guardaos de rer. Probad ahora su suerte". En seguida comenzaron a tocar la flauta, a tocar el "Mono de Maestro Mago". Despus cantaron, taeron la flauta, tocaron el tambor, tomando sus flautas, sus tambores. Sentaron entonces con ellos a su abuela; cuando taeron la flauta, con el canto y con la msica ejecutaron el aire llamando con el nombre de "Mono de Maestro Mago". Entonces entraron Maestro Mono, Maestro Simio, quienes danzaron al llegar. Cuando la abuela ech de ver sus feas caras, cuando ella los vio, entonces la abuela se ri, la abuela no pudo contener la risa; al instante, furonse; ella no vio ya ms sus caras. "Eh, abuela nuestra, se han ido a la selva! Abuela nuestra, por qu hicisteis eso? Cuatro veces solamente probaremos. Solamente tres veces todava haremos resonar la flauta, el canto. Retened vuestra risa, y que la prueba recomience", dijeron otra vez Maestro Mago, Brujito; despus, tocaron de nuevo la flauta. [Los primognitos] volvieron entonces, danzando, al centro de la morada, pero causaban tanto placer, incitaban tanto a rer a su abuela, que bien pronto la abuela se ri. Verdaderamente risibles [eran] sus faces de monos con sus anchos vientres, sus colas inquietas, sus estmagos lisos; cuando entraron, esto hizo rer a la abuela. Entonces, volvieron a las montaas. "Abuela nues- tra, qu haremos? Solamente por la tercera vez probaremos", dijeron Maestro Mago, Brujito, quienes tocaron una vez ms la flauta. [Los primognitos] volvieron de nuevo bailando, pero su abuela se abstuvo de rer. Subieron a la terraza del edificio; sus ojos, muy rojos, chispeaban; se acurrucaron; [con] sus hocicos alargados se hicieron muecas. Entonces la abuela los mir de nuevo, y al instante la abuela estall en risa. A causa de la risa de la abuela no se volvieron a ver ya ms sus rostros. "Oh, abuela nuestra, los llamaremos todava, por cuarta vez". Entonces [los segundones] tocaron de nuevo la flauta, pero [sus hermanos mayores] no volvieron a la cuarta vez, sino que se fueron al instante a la selva. [Los segundones] dijeron, entonces, a la abuela: "Abuela nuestra, habamos probado y al principio vinieron; acabamos an de probar a llamarlos. No os enfadis. Nosotros somos, nosotros, vuestros nietos y os miramos como a nuestra madre, oh abuela nuestra, en memoria de nuestros hermanos mayores que se distinguieron, que se llamaron Maestro Mono, Maestro Simio, as llamados"; [as] dijeron Maestro Mago, Brujito. Ahora bien, [los primognitos] eran invocados por los msicos, por los cantantes, entre los hombres de otros tiempos;

antao tambin los pintores, los cinceladores, los invocaban. Pero se volvieron anima- les, fueron hechos monos, porque se enorgullecan, porque maltrataban a sus hermanos menores. As fueron aminorados sus corazones; as fueron perdidos, fueron aniquilados Maestro Mono, Maestro Simio, vueltos animales. Ahora bien, haban estado siempre en su casa, en donde se haban hecho grandes msicos, cantantes, cuando vivan con su abuela, con su madre.

16[Los segundones] comenzaron sus trabajos para manifestarse ante su abuela, ante su madre. Primeramente hicieron su campo. "Oh abuela nuestra, oh madre nuestra, trabajaremos en los campos", dijeron. "No os aflijis. Nosotros somos, nosotros, vuestros nietos, nosotros los sustitutos de nuestros hermanos mayores", dijeron Maestro Mago, Brujito. Entonces tomaron su hacha [para madera], su azadn, su coa

78, y caminaron, cada uno con su cerbatana al hombro. Al salir de su casa recomen- daron a su abuela que les llevara su comida. "Oh abuela nuestra, que se nos d a

medioda nuestro alimento", dijeron. "Muy bien, oh nietos mos", respondi su abuela.

Llegaron en seguida all donde estaba el campo. Por todas partes en donde hundieron su azadn en la tierra, el azadn slo trabaj la tierra; ellos no trabajaban; el azadn slo. Y golpearon con el hacha los troncos de los rboles y las ramas de los rboles, derribando, podando, derribndolo todo, rboles, bejucos; y cortaba aquella madera, haca todo aquello, un hacha sola. He aqu que el azadn arrancaba mucho; innumerables las zarzas, los espinos, trabajados por un azadn slo; innumerable lo que fue arrancado en las montaas pequeas, las montaas grandes. Entonces ordenaron a un animal llamado Paloma Torcaz; habindola hecho subir a un gran tronco, Maestro Mago, Brujito, le dijeron: "Mira cuando nuestra abuela venga a darnos nuestro alimento; arrulla luego que llegue, arrulla y cogeremos el azadn, el hacha". "Muy bien", respondi Paloma Torcaz. He aqu que ellos no hicieron ms que tirar con cerbatanas; en realidad no trabajaron el campo. Despus de lo cual. Paloma Torcaz arrull. Al instante vinieron, el uno a tomar el azadn, el otro a tornar el hacha. Habindose envuelto la cabeza, el uno se cubri falazmente de tierra las manos, ensucindose el rostro lo mismo, como un verdadero labrador; el otro se cubri falazmente de astillas de madera la cabeza, como si verdaderamente hubiera podado, carpinteado. Entonces fueron vistos por su abuela. En seguida comieron. En verdad, no haban trabajado el campo; llegse, pues, sin causa, a darles su comida.

Cuando llegaron a la casa: "Abuela nuestra, verdaderamente nos acostamos", dijeron al entrar, estirando sin motivo sus piernas, sus brazos, delante de su abuela. Cuando al da siguiente volvieron, llegaron al campo, todos los rboles, los bejucos, se haban vuelto a levantar, todas las zarzas, los espinos, estaban enmaraados, cuando llegaron. "Quin se ha burlado de nosotros?", dijeron. "Los que hicieron esto son todos los animales pequeos, los animales grandes, puma, jaguar, venado, conejo, zo-

rro, coyote, cerdo, puerco-espn, los pjaros pequeos, los pjaros grandes; son ellos quienes hicieron esto y lo hicieron en una noche". En seguida comenzaron de nuevo a trabajar el campo, hicieron lo mismo en la tierra para cortar los rboles; celebraron consejo mientras cortaban los rboles, mientras arrancaban. "Solamente velaremos nuestro campo. Quizs sorprenderemos a quienes vinieron a hacer esto", dijeron

celebrando consejo; despus volvironse a la casa. "Qu vis? 79 Se burlan de nosotros, oh abuela nuestra? Grandes hierbas, la gran selva, [hay] all adonde estaba

nuestro campo cuando de da fuimos, oh abuela nuestra", dijeron a su abuela, a su

madre. "Volveremos, velaremos; no [est] bien que se nos haga eso", dijeron. En seguida se armaron, en seguida volvieron a sus rboles cortados y se ocultaron en ellos, se abrigaron a la sombra. Entonces los animalitos se congregaron, cada especie reunindose, todos los animales pequeos, los animales grandes; he aqu que a media noche llegaron. He aqu sus Palabras: "Arboles, levantaos! Bejucos, levantaos!"; [as] dijeron al llegar, amontonndose bajo los rboles, bajo los bejucos; entonces avanzaron, se mostraron, ante los rostros [de los dos segundones]. He aqu

los primeros: el puma, el jaguar; [los jvenes] quisieron cogerlos, pero no se dieron 80a ellos. Entonces avanzaron, colas acercadas, el venado, el conejo; [los jvenes] los asieron pero no arrancaron ms que la extremidad de la cola del venado, [del conejo], que se les qued entre las manos: habiendo asido la cola del venado, la cola del conejo, dichas colas fueron acortadas. El zorro, el coyote, el cerdo, el puerco-espn, no se dieron a ellos. Todos los animales se mostraron ante Maestro Mago. Brujito. Los corazones de stos fueron afligidos porque no cogieron ninguno. Otro lleg, el ltimo; lleg brincando. Entonces ellos se pusieron de travs [en su camino], cogieron en un pauelo a la Rata. Habindola cogido le apretaron vivamente la cabeza, queriendo ahogarla. Le quemaron la cola en el fuego; entonces la rata comenz a llevar as la cola, a no tener pelos en la cola; sus ojos [volvironse saltones] porque haban querido ahogarla los engendrados Maestro Mago, Brujito. "Que yo no muera por [obra de] vosotros. Vuestro oficio no es cultivar", les dijo la rata. "Qu nos cuentas t ahora?", respondieron a la rata los engendrados. "Dejadme un momento. Mi Palabra est en mi

vientre 81 y yo os la contar: dadme ahora algo de comer", dijo la rata. "Despus te daremos de comer; cuenta primero", fue dicho. "Muy bien. He aqu que los bienes de

vuestros padres llamados Supremo Mago, Principal Maestro Mago, quienes murieron

en Xibalb, existen suspendidos en lo alto de la mansin; sus anillos, sus guantes, su pelota; pero vuestra abuela no quiso mostrroslo, pues vuestros padres murieron por eso". "Dices la verdad?", dijeron a la rata los engendrados. Gran alegra [hubo] en sus corazones al or la historia de la pelota. Habiendo contado la rata, ellos dieron de comer a la rata. "He aqu tu alimento; maz, pimiento blanco, frijoles, cacao

[moneda]82, cacao [clase extra], sern tuyos; lo que fuere conservado, olvidado, tuyo tambin y t lo roers", dijeron a la rata Maestro Mago, Brujito. "Muy bien,

engendrados. Qu dir si vuestra abuela me ve?", respondi. "Que tu corazn no

tema. Aqu estamos nosotros, prestos estamos nosotros para responder a nuestra abuela. Vamos aprisa a subir a ese rincn de la mansin; vamos adonde es preciso ir; t subirs aprisa adonde aquello est suspendido; nosotros veremos en los cordajes de la mansin; tambin veremos por nuestra comida", dijeron a la rata. Se consultaron una noche; despus de haber celebrado consejo, Maestro Mago, Brujito, llegaron a medioda. Sin mostrar la rata que llevaban, llegaron; el uno entr abiertamente en la casa; el otro fue al rincn de la mansin, en donde al instante dej trepar a la rata. Pidieron entonces a su abuela su comida. "Moled solamente nuestro alimento; no

deseamos ms que un caldo con pimiento 83, oh abuela nuestra", dijeron. Ella les prepar al instante una copa de caldo caliente que puso delante de sus rostros.

Solamente para engaar a su abuela, a su madre. Derramaron el agua del cntaro.

"Nuestras bocas estn verdaderamente secas. Id a buscar nuestra bebida", dijeron a la abuela. "S", dijo ella saliendo. Sin embargo, comieron, verdaderamente sin hambre; no obraban sino por fingimiento. Mientras vigilaban el caldo de pimiento para la rata, la rata trepaba junto a la pelota suspendida en lo alto de la mansin. Mientras vigilaban el

caldo de pimiento, enviaron un Mosquito; el Mosquito, animal semejante a un cnife, fue al borde del ro; al instante agujere el fondo del cntaro de la abuela, y el agua se derram por el fondo del cntaro; ella trat de tapar el fondo del cntaro pero no pudo. "Qu hace nuestra abuela? Nos sofocamos, [por falta] de agua; nos acabamos por

nuestras bocas secas 84, dijeron a su madre, envindola afuera. La rata subi en seguida junto a la pelota que cay de las cuerdas de la casa con los anillos, los

guantes, los escudos de cuero; los tomaron al instante y fueron a esconderlos en el

camino que conduca al juego de pelota. Despus fueron a buscar a su abuela al borde del ro; su abuela, su madre, trataban cada una de tapar el fondo del cntaro. Llegaron ellos, cada uno con sus cerbatanas, [y] avanzaron hasta el borde del ro. "Qu hacis? Nuestros corazones se cansan; venimos", dijeron. "Ved el fondo del

cntaro; no se puede tapar", respondi la abuela 85. Al instante ellos lo taparon. Volvieron, marchando delante de su abuela. He aqu cmo les fue entregada la pelota.

17Ahora bien, ellos se regocijaron de ir a pelotear en el juego de pelota. Fueron lejos a jugar solos; barrieron el juego de pelota de su padre. Entonces los jefes de Xibalb los oyeron. "Quines son esos que comienzan ahora a jugar sobre nuestras cabezas, que no se avergenzan de hacer temblar la tierra? Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, que quisieron enorgullecerse ante nuestros rostros, no estn muertos? Que se vaya, pues, a llamar a sos", dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto, a todos los jefes. Enviaron. Dijeron a sus mensajeros: "Id a decirles: que vengan, dicen los jefes. Aqu queremos pelotear con ellos; dentro de siete das jugaremos, dicen los jefes. Id a decirles eso", fue repetido a los mensajeros. stos tomaron el gran camino que los engendrados haban desmontado hasta su casa, recto hasta su casa; por l los mensajeros llegaron directamente hasta [donde estaba] la abuela, [los engendrados] coman [en el juego de pelota] cuando llegaron los mensajeros de Xibalb.

"En verdad, que vengan, dicen los jefes", dijeron los mensajeros de Xibalb. Entonces los mensajeros de Xibalb indicaron el da de la venida [de los engendrados]. "Dentro de siete das se les esperar", dijeron a Antigua Ocultadora los enviados. "Muy bien. All estarn, oh mensajeros", respondi la abuela. Y los enviados se pusieron en camino y regresaron [a Xibalb].

Entonces se angusti el corazn de la abuela: "A quin enviara yo para hablar a mis nietos? En verdad, no es as como antao vinieron los mensajeros a coger a sus padres?", dijo tristemente la abuela entrando sola en la casa. Al instante por debajo

[de su vestido] cay un Piojo. Ella lo asi, lo levant, lo puso en su mano en donde el piojo se movi, anduvo. "Oh nieto mo, quieres que te enve al juego de pelota para llamar a mis nietos?", le dijo al piojo. "Unos mensajeros han venido como heraldos a decir a vuestra abuela: Que se preparen y que dentro de siete das vengan; [as] han dicho los mensajeros de Xibalb. As dice vuestra abuela", le dijo al piojo. Entonces ste camin, se apresur. Ahora, pues, sentado en el camino, [encontr a] un engendrado llamado Batracio, un sapo. "Adonde vas?", le dijo el sapo al piojo. "Mi palabra est en mi vientre; voy hacia [donde estn] los jvenes", dijo el piojo a Batracio. "Muy bien. No te apresuras, por lo que veo", fue dicho al piojo por el sapo. "Quieres que te trague? Vers cmo me apresuro. Llegaremos al instant