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    1er. Congreso Latinoamericano de Historia Econmica y 4as. Jornadas Uruguayas de HistoriaEconmica, Montevideo, 5 al 7 de diciembre 2007Simposio n 7: Crisis de Acumulacin y Reconfiguracin de los Sectores Dominantes en la HistoriaReciente de Amrica Latina

    Continuidades y rupturas en el rgimen de acumulacin del capital en laArgentina: de la valorizacin financiera al modelo de dlar alto.

    Autores:

    Ricardo Ortiz (UBA)Martn Schorr (CONICET-UBA-FLACSO)

    [email protected][email protected]

    Introduccin

    La recesin iniciada en 1998 fue el punto de partida para la crisis del modelo dela convertibilidad. Las restricciones financieras que origin el shock externo (deberecordarse el proceso de reflujo de los capitales internacionales a partir de la serie decrisis originadas en Indonesia, Brasil y Rusia) fueron determinantes a la hora de explicarlas complicaciones de un modelo econmico que requera del financiamiento externodel balance de pagos como base de su propia lgica de funcionamiento.

    Efectivamente, el mantenimiento de la convertibilidad requera que laimportante salida de divisas al exterior generada por la fuga de capitales, la remisin deutilidades de las firmas extranjeras, el pago del endeudamiento externo pblico y

    privado-, el dficit de la balanza comercial y el turismo se compensara mediante unmayor ingreso de capitales. Dado que los ingresos por Inversin Extranjera Directa yexportaciones no alcanzaba a cubrir el saldo de las importaciones ni las otras salidas dedivisas, la Argentina se volvi crecientemente dependiente de los flujos externos decapital, fundamentalmente de las inversiones de cartera y prstamos. La atraccin parala llegada de estas inversiones fueron las altas tasas de inters que se pagaban en elmercado interno, muy por encima de las internacionales, a lo que se agreg la seguridadde que el Banco Central cambiara cada peso por un dlar, al llegar el momento deconvertir las ganancias y girarlas al exterior1.

    Argentina se convirti as en un espacio nacional para la obtencin de enormesganancias financieras, tanto para residentes locales como extranjeros. Los cambiosocurridos en el sector bancario, de seguros, y sus actividades relacionadas, permitieronaceitar la circulacin de distintos tipos de inversiones, y fortalecieron el lugarhegemnico que ocupaban los representantes de los grupos financieros locales y

    1Se produjo as un fortsimo incremento del endeudamiento externo durante la dcada de losnoventa, principalmente para compensar la salida de divisas provocada porque las exportacionesno alcanzaban a compensar las importaciones, por el elevado monto de los giros al exteriordebido a la creciente extranjerizacin de la economa argentina, por la liberalizacin financiera

    que facilit la toma de prstamos en el exterior, por la sobrevaluacin del peso que permiti quese derivaran al exterior U$S 26.000 millones en concepto de turismo, y para compensar la fugade capitales (ORTIZ, 2003, pp. 76-77).

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    extranjeros en la economa nacional, conjuntamente con las empresas de serviciospblicos privatizados y el capital extranjero en general.

    El perodo transcurrido entre los aos 1998 y 2001 fue el de la desarticulacinpoltica de una comunidad de negocios en la que los grupos econmicos locales se

    encontraban en forma subordinada a las fracciones anteriormente mencionadas, aunquehasta bien avanzada esta crisis del modelo de la valorizacin financiera, losenfrentamientos entre estos grupos no adoptaron una forma abierta en el Estado. En estesentido, durante el gobierno de la Alianza se expresaron crecientemente las dificultades

    por evitar una crisis en la que, por un lado, la administracin De la Ra intentabaacordar con los organismos financieros internacionales y el gobierno de los EstadosUnidos el apoyo externo, mientras por el otro se iba constituyendo una heterogneacoalicin de intereses que en las jornadas de diciembre de 2001 y en los primeros mesesde 2002 fue cohesionndose como una fuerza social hegemonizada por viejos aunqueaggiornados- conocidos. En esta ponencia intentaremos delinear los elementos centralesque hicieron posible esta nueva cohesin social, su conformacin, sus caractersticas y

    sus lmites, ya que el modelo del dlar alto vigente desde la devaluacin del ao 2002evidencia que en muchos aspectos se afianzaron las posiciones estructurales de ciertasfracciones dominantes cristalizndose la lgica socioeconmica desindustrializadora,extranjerizante, concentradora y socialmente regresiva de las ltimas dcadas.

    1. La estrategia del bloque devaluacionista

    Es evidente que un cambio discursivo comenz a generarse con creciente fuerzaentre los sectores dominantes de la Argentina a partir de las devaluaciones en el sudesteasitico (1997) y Brasil (1999), coincidentemente con el comienzo de una acentuada

    recesin econmica en el orden local a mediados del ao 1998. En este sentido, lagnesis del nuevo modelo no parece estar disociada del hecho de que esta crisis tuvoimpactos negativos sobre la performance econmica de la mayora de las compaasintegrantes de la elite empresaria local, a diferencia de lo sucedido en la de 1995,cuando estas firmas lderes prosiguieron con el fuerte proceso de expansin yacumulacin que haban venido registrando desde el lanzamiento de la Convertibilidad(SCHORR y WAINER, 2005). Fue en ese momento cuando los representantes de laindustria -o, como les gusta autodenominarse, los "sectores de la produccin"-reclamaron en forma manifiesta medidas que compensaran la sobrevaluacin del peso:"Hace siete aos que no se toca el tipo de cambio y mientras tanto en el mundo pasaroncosas. Hay que tomar medidas urgentes; por ejemplo, la suspensin de los aportes

    patronales: sera una devaluacin compensada"2.

    A lo largo de esos aos (1998-2001) se fueron conformando dos bloquesalrededor de los cuales giraron las disputas por el sentido que adquirira la salida de lacrisis: por un lado, sectores del empresariado productivo nucleados en la UIA y, porel otro, buena parte del sector financiero local y de las empresas privatizadas. De

    2 Declaraciones del presidente de la Unin Industrial Argentina (UIA), Claudio Sebastiani,diario Clarn, 24/3/1998. En el mismo sentido opinaba otro integrante del Consejo Directivo deesa entidad, Ignacio de Mendiguren: Si la competitividad de las empresas se ataca desde afuera

    con estas devaluaciones [se refiere a las acaecidas en otros pases]... llegar un momento en quehabr que discutir la convertibilidad" (diario Clarn, 19/8/98).

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    manera externa a estos dos ncleos se encontraba el principal representante institucionalde los acreedores externos: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual, tras teneruna posicin inicial a favor del mantenimiento de la convertibilidad, finalmente termincerrando filas detrs de la salida devaluacionista.

    Desde el lado de la perspectiva pro-devaluacin, en el empresariado argentinolas voces calificadas fueron hacindose sentir. En esa lnea, el grupo econmico Techintcumpli un rol ms que destacado a la hora de criticar el "modelo" ms all de quehaba sido ampliamente beneficiado por ste-, siendo sus propios directivos los quellevaron ms lejos el ataque al "1 a 1", tal como lo sintetiz Roberto Rocca:

    Todo el mundo se da cuenta de que el tipo de cambio [fijo] es un problema. Este noes momento para tocar el tipo de cambio. Pero cuando est consolidado el prximogobierno, no tendra que haber inconvenientes en poder anunciar con tranquilidad unrgimen de fluctuacin cambiaria, como flucta el yen contra el dlar, o el marcocontra el dlar, o las monedas europeas entre s, y no pasa nada. El Brasil pudo

    devaluar con xito porque nunca tuvo ese problema psicolgico que existe en laArgentina, pero que en algn momento se va a superar (diario Pgina 12, 19/8/99).

    Este mensaje, lanzado dos meses antes de las elecciones nacionales quedeterminaron la derrota del candidato oficialista, tenan como destinatarios tanto a stecomo al de la oposicin (De la Ra), ya que en ninguna de las dos fuerzas polticas se

    planteaba la salida de la convertibilidad, sino por el contrario, la bsqueda delfortalecimiento de los fundamentals del modelo, a travs de lograr el apoyo externo(organismos financieros internacionales, Grupo de los 7, etc.) para dar una seal

    positiva a los mercados y revertir la recesin.

    Frente al nuevo gobierno, los sectores pro-devaluacin intentaron una estrategiadual: en el corto plazo, apostar a las devaluaciones indirectas y, con un objetivo quellevara un poco ms de tiempo lograr, impulsar la conformacin de una fuerza social demayor alcance.

    Para la primera de las metas, prontamente propusieron la mejora de lacompetitividad externa de las exportaciones va una disminucin de los costosrebajando los aportes patronales al salario, congelacin del salario mnimo yflexibilizacin de las condiciones de trabajo, lo que fueron obteniendo en

    paulatinamente, incluso a travs de medios ostensiblemente ilegales y que derivaron enuna fuerte crisis poltica como fue el escndalo de las coimas en el Senado para la

    aprobacin de las leyes de flexibilizacin laboral, que incluy la renuncia delvicepresidente de la Nacin. Tambin mediante la creacin de una canasta demonedas que reemplazara al dlar como nico referente del peso convertible.

    Para el segundo objetivo, se haca necesario que el frente por la devaluacin seextendiera ms all de los sectores empresariales (industriales y algunas entidadesagropecuarias) y se acercara a las representaciones de los trabajadores y a buena partede la clase poltica. No alcanzaba, para ello, con reclamar la rebaja de los costosempresarios a costa del ingreso de los asalariados. Haca falta asentar un discursointegrador, que rescatara del imaginario social ciertos valores positivos que refirieran ala defensa de la produccin, de la industria, el trabajo, el regreso del Estado, la

    Nacin, todos ellos en oposicin a las caractersticas del modelo que haban generadola crtica situacin social y econmica: la especulacin financiera y la

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    extranjerizacin, principalmente. Estos planteos estaban formulados de una manerageneral e interpelaban a un amplio conjunto de grupos sociales a los cuales a fines delao 2000, as defina el presidente de la Unin Industrial, Osvaldo Rial:

    La sociedad, los industriales, los productores agropecuarios, los pequeos

    comerciantes, los trabajadores, los sectores de la cultura y los religiosos debemosentender que de la crisis salimos con un modelo que estimule la produccin y el

    poder adquisitivo de la gente (diario Clarn, 24/11/2000).

    La salida devaluacionista de la Convertibilidad fue logrando congregar a muydiversos sectores articulndose en lo ideolgico-discursivo sobre la valorizacin de losmencionados conceptos, los que por la propia naturaleza de los objetivos del capitalconcentrado interno que conduca y conduce- dicho bloque social, estaban definidos deuna manera un tanto peculiar. Se insista en que la convertibilidad y el anclaje cambiariohaban sido el origen de todos los males, sin hacer mencin al proceso de reformasestructurales que haban sido introducidas como el caballo de Troya (NOCHTEFF,1999, p. 24) de las polticas econmicas de los aos noventa. As, se eliminaba deldiagnstico un elemento central que determinaba gran parte de las graves condicionessociales y econmicas de finales de la dcada y que apuntalaron la crisis del 2001.Ignacio de Mendiguren (UIA) as lo defina:

    La vulnerabilidad externa se fue agudizando a lo largo de los aos noventa comoconsecuencia de la falta de una poltica de desarrollo de los sectores productivos ydel empresariado nacional, que determin un significativo dficit comercial,transferencias crecientes de utilidades y dividendos, un aumento vertiginoso delendeudamiento externo" y que "la prdida de competitividad del sector productivoargentino es una realidad innegable. Desde los inicios de la dcada de los noventa,

    se gener una distorsin en los precios relativos de los sectores transables que setradujo en una apreciacin de la moneda nacional y la consiguiente prdida decompetitividad" (Unin Industrial Argentina, 2001).

    Los planteos por un nuevo modelo econmico, sustentados sobre lamodificacin del tipo de cambio contaron con el creciente apoyo de amplios sectoresdel espectro poltico-sindical nacional y de buena parte de la comunidad acadmicalocal e internacional3. Con la mira puesta en construir una fuerza social capaz deimpulsar y convalidar este proyecto productivo, se insisti en que estas medidasmejoraran el ingreso de los sectores populares y beneficiaran principalmente a las

    pequeas y medianas empresas, vinculando ms explcitamente a medida que se

    profundizaba la crisis las ideas de devaluacin y de redistribucin del ingreso.

    La conformacin del Grupo Productivo fue la primera etapa en este proceso deacumulacin de fuerzas. En septiembre de 1999 (un mes antes de las elecciones

    presidenciales) la Unin Industrial Argentina, la Cmara Argentina de la Construccin ylas Confederaciones Rurales Argentinas se constituyeron como grupo de presin yreferencia poltico-empresaria de esta posicin pro-devaluacin. Su nacimiento fue a lavez expresin de la crisis de otro agrupamiento representativo de intereses empresarios,el Grupo de los Ocho (que reuna a las tres entidades mencionadas ms las dosasociaciones de bancos, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y la Cmara Argentina

    3Para un tratamiento de estas cuestiones, vase Schorr (2001).

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    de Comercio), que hegemonizada por el sector financiero y comercial haba tenido unafuerte presencia apoyando las polticas pblicas de los aos noventa.

    Un segundo paso fue la articulacin paulatina de intereses con la clase polticalocal, a partir de la relacin establecida con una fraccin del Partido Justicialista. Si bien

    el candidato oficial para las elecciones presidenciales de 1999, el senador nacionalEduardo Duhalde, no propona la salida de la convertibilidad, incorpor a sus listas decandidatos a diputados al presidente de la UIA, Osvaldo Rial. El Grupo Productivosostuvo que ello no implicaba un acuerdo poltico con esa fraccin del PJ, sino que lacandidatura era a ttulo de extrapartidario. De todos modos, la paulatina imbricacinde intereses polticos y econmicos se fue cimentando en la polarizacin de posicionesque iba generando la profundizacin de la crisis durante los aos 2000 y 2001. Enefecto, a fines del ao 2000 Eduardo Duhalde le propuso a un grupo de empresariosnacionales armar un "movimiento productivo multipartidario y multisectorial", porfuera de los partidos polticos, con el fin de presionar al Gobierno de la Alianza paraque aplique polticas que favorezcan a los sectores vinculados a la produccin (diario

    Clarn, 22/12/2000). Adems de Ignacio de Mendiguren y Osvaldo Rial, de la UIA,estuvieron presentes representantes de la Confederacin General Econmica (CGE), dela Cmara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), de la Sociedad Rural Argentina(SRA), de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), de la Confederacin deAsociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), de la CmaraArgentina de la Construccin (CAC), Confederacin Intercooperativa Agropecuaria(CONINAGRO) y la Federacin Agraria Argentina (FAA).

    Al mismo tiempo, la vinculacin con el Partido Justicialista le sirvi al GrupoProductivo para allanar su relacin con distintas fracciones del sindicalismo peronista,especialmente el encabezado por Hugo Moyano (sindicato de Camioneros). A mediadosdel ao 2000, el Grupo Productivo y la CGT-Moyano4, coincidan en que la salidaproductiva implicaba la necesidad de una devaluacin de la moneda, y buscaban elapoyo de otros sectores polticos como fracciones de la UCR (que integraba el gobiernode la Alianza) encabezados por Ral Alfonsn y tambin de la Iglesia Catlica, a travsde la Pastoral Social dirigida por monseor Rodolfo Bufano.

    Desde otras fracciones del poder econmico se busc resolver la crisis medianteuna profundizacin de la convertibilidad. Para ello se propuso la dolarizacin de laeconoma, fundamentalmente por parte de los sectores empresarios muy favorecidosdurante el gobierno de Carlos Menem (empresas privatizadas y del sector financiero) y

    por la ortodoxia neoliberal (como el Centro de Estudios Macroeconmicos de laArgentina CEMA-)5. Las caractersticas de esta propuesta y de los actores econmicosque la apoyaron fueron los factores que finalmente terminaron cohesionando a losgrupos devaluacionistas. En efecto, si se identificaba a la convertibilidad como la matrizde la cual se desprendan los problemas, su profundizacin implicara consolidar anms la crisis. As lo manifestaron la UIA y la CGT en un documento conjunto:

    4La Confederacin General del Trabajo (CGT) estaba dividida en dos grupos (ambos peronistas), unoencabezado por Hugo Moyano, opositor al gobierno de la Alianza, y otro por Rodolfo Daer (sindicato de

    la Alimentacin), de tendencia ms dialoguista.5Transitoriamente tambin tuvieron apoyo de una parte de la comunidad financiera internacional, aunqueel FMI finalmente opt por desentenderse de esta propuesta y dejar avanzar la salida devaluacionista.

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    Ms all de las obvias razones de autonoma y dignidad nacional, [la dolarizacin]significara privarnos para siempre de instrumentos esenciales de polticaeconmica. Abandonaramos definitivamente la posibilidad de tener polticamonetaria. La Argentina pasara a importar definitiva y pasivamente la polticamonetaria de los Estados Unidos y a depender de su fase del ciclo econmico y desu aumento de productividad" (diario Clarn, 9/12/01).

    El tercer momento fue el del conflicto abierto entre los dos proyectos, uno queintentaba cristalizar las relaciones de fuerza emergentes de la economa de los aosnoventa, y otro que procuraba realizar cambios al interior del bloque dominante. Ambascoincidan en que la salida de la crisis deba recaer fundamentalmente sobre las espaldasde los asalariados. El enfrentamiento de ambas fracciones por la hegemona al interiordel bloque se sald con la movilizacin popular como el arma fundamental de una deaquellas fracciones (la devaluacionista). Para ello, result fundamental la identificacinde un enemigo (el sector financiero, la especulacin, la extranjerizacin de laeconoma, etc.), que pudo ser vinculado con el elemento detonante de la crisis (el

    corralito bancario) y una propuesta difusa que retomaba valores positivos paraproyectarlos en una superacin de las dificultades (la Nacin, el trabajo, etc.). Deeste modo lo expres el presidente provisional Eduardo Duhalde en enero de 2002: Migobierno pondr fin a la alianza del poder poltico con el poder financiero, que

    perjudic al pas, para sustituirla por una alianza con la comunidad productiva (diarioClarn, 5/1/2002). Para llevar adelante este "modelo productivo", entre otras cosas, creel Ministerio de la Produccin, cuyo primer titular fue De Mendiguren, quien repiti eldiscurso que vena sosteniendo acerca de las "virtudes" del nuevo rgimen, el cualdebera recomponer el ingreso de los sectores populares: "Vamos a reconvertir a lossectores productivos para que tengan valor agregado dentro de una economa abierta,competitiva y globalizada pero de manera exitosa y no para desintegrarnos en ella.Queremos una visin estratgica que nos d mejores salarios, como hacen otros pases"(Clarn, 18/1/02).

    De todos modos, esta perspectiva no hace ms que retomar, a partir de un nuevonivel del tipo de cambio, la vieja teora del derrame, a partir de la cual larecomposicin de las ganancias de una parte de la gran burguesa local y de otrasfracciones de los pequeos y medianos empresarios productores de bienes transables setrasladara en parte a los asalariados y a la creacin de empleo. Ahora bien, en trminosestrictos, la distribucin del ingreso tal como lo planteaban los sectoresdevaluacionistas, implica que la masa de ganancias generada por la economa argentina

    se redistribuya a partir de los efectos generados por la devaluacin- hacia las grandesempresas exportadoras y en menor medida hacia las pequeas y medianas empresasindustriales que haban logrado sobrevivir al cepo de la convertibilidad. Al final, elimpacto de la devaluacin sobre los ingresos de los sectores populares fueabsolutamente regresivo, debido a la valorizacin en divisas que tuvieron los alimentosy a la inflacin; as, no se mejor sino que se agrav la situacin de los sectores

    populares.

    En sntesis, frente a la creciente crisis de acumulacin que experimentaba elcapital concentrado interno (ya que para una parte importante de la burguesa no se

    poda garantizar el funcionamiento de la economa y una tasa y regularidad de

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    acumulacin capitalista) sumada a la crisis poltica y de rgimen6, el grupodevaluacionista logr generar un esquema de alianzas sociales mucho ms slido,inclusivo y heterogneo en lo que respecta a sus integrantes que el que conformaron losimpulsores de la opcin dolarizadora. Para ello fue fundamental que ganara la disputaideolgica (identificacin del origen y las razones de la crisis) y que se concentrara la

    solucin en una sola medida: la modificacin del tipo de cambio. Al no plantearse consimilar claridad otros lineamientos de la poltica futura (slo se hacan mencionesgenerales a la distribucin del ingreso) estos ltimos fueron interpretados de acuerdoa lo que cada fraccin social deseaba o intentaba lograr. Quien pudiera hegemonizar elmovimiento social y lograr cohesionarlo detrs de sus propuestas, sera quien llenara decontenido esa reivindicacin. En las condiciones de debilidad de los sectores populares

    propios de tres dcadas de polticas neoliberales, la direccin estuvo en manos de losgrupos econmicos locales y los conglomerados extranjeros productores de bienestransables y orientados a la exportacin.

    2. Las consecuencias de la salida que adopt la crisis

    La devaluacin produjo una enorme erosin al salario real y profundiz unatendencia de largo plazo iniciada a mediados de la dcada de los setenta. Al mismotiempo, deriv en un importante incremento en los mrgenes brutos de rentabilidadempresaria, aunque con variaciones de acuerdo a cada sector de actividad.

    A partir de entonces se ha planteado (tanto desde el gobierno de EduardoDuhalde como en el de Nstor Kirchner) que el esquema del dlar alto permite lareconstruccin de un empresariado nacional y logr que la economa argentina hayalogrado entrar en un sendero de crecimiento que permitir revertir la crisis laboral y elcuadro de inequidad distributiva heredados del modelo de los noventa. En principio,el comportamiento del producto bruto a partir del ao 2002 parece avalar esta

    perspectiva, lo cual ha afirmado las bases para su convalidacin social, aunque no sedebate una cuestin sumamente relevante: cules son los actores econmicos que msse han beneficiado con este modelo?; cules son las continuidades que el modelo de la

    produccin y el trabajo tiene con el denostado modelo neoliberal, especulador yextranjerizante? y quines son los perjudicados?

    2.1. Un modelo abierto al mundo

    A mediados de los aos noventa comenz a ganar consenso el discurso quevincula un patrn de crecimiento econmico vinculado a las exportaciones con lageneracin de una serie de beneficios que se derramaran a toda la sociedad. Enefecto, a partir de la contrastacin de la irregularidad de la evolucin del PBI durante laconvertibilidad (y de la fuerte dependencia de la economa argentina a diferentes shocksexternos, tanto de carcter real como financiero), en diversos mbitos que abarcan desdelas representaciones polticas y corporativas hasta los institutos de investigacin -

    pblicos o privados-, se han producido y reproducido- propuestas de salida a lasrecurrentes crisis econmicas que hacen hincapi en la necesidad de superar las

    6Aqu se retoman algunas de las propuestas de ODonnell (1982) relacionadas con la caracterizacin delas crisis en general.

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    Ello implica convalidar y cristalizar las relaciones de poder al interior del grupo

    de firmas y sectores exportadores emergentes de una dcada de convertibilidad y casitres dcadas de desindustrializacin. La evidencia emprica demuestra que las empresasexportadoras no escapan a los graves efectos que ha tenido la aplicacin del modelo de

    apertura econmica, desregulacin y privatizaciones acontecido durante la dcada delnoventa: distribucin regresiva del ingreso, apropiacin por parte de los empresarios delos aumentos de productividad y baja generacin de empleo (ORTIZ y DELFINI,2003).

    Al analizar la evolucin de las exportaciones de acuerdo al tamao de las firmas,se destaca el hecho de que las ventas al exterior estn crecientemente concentradas enmanos de las 500 ms grandes empresas de la economa argentina (Grfico 2).

    Grfico 2Participacin de las grandes empresas en el total de exportaciones de la Argentina, 1993-2003

    Fuente: elaboracin propia en base a datos del Indec.

    Adems, dentro del grupo de las grandes empresas que operan en la Argentina

    queda en evidencia que durante la dcada del noventa los sectores ms dinmicos entrminos de exportaciones fueron los que ms disminuyeron la ocupacin, a la vez queno incrementaron los salarios (ORTIZ y DELFINI, 2003). Resulta notable en estesentido, la cada del empleo en los sectores vinculados a la produccin primaria yagroindustrial, y a la produccin industrial ms promovida durante la dcada delnoventa, como fue el automotriz (-9%, -2% y-30%, respectivamente). El conjunto de laindustria exportadora, en sntesis, fue responsable de casi la totalidad de la disminucinen el empleo del total de las firmas exportadoras del pas. A la inversa, la productividadde las empresas exportadoras se increment en forma considerable (33% en el total del

    panel, y 34% en las industriales), lo que implic, dado los niveles de inversin, que elaumento de la productividad se debi fundamentalmente a una elevacin de laintensidad de la jornada laboral. Finalmente, y como derivacin de todo ello, lasempresas exportadoras del panel de las 500 grandes firmas de la Argentina fueron, en la

    63,6% 66,5% 68,5%

    69,2% 70,8% 72,7%

    70,4%

    81,9%

    76,0%

    0%

    20%

    40%

    60%

    80%

    100%

    1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

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    dcada pasada, ms regresivas en la distribucin de la riqueza generada que el conjuntode las empresas no exportadoras integrantes del mismo universo (ORTIZ y DELFINI,2003).

    Por otra parte, dado que la estructura exportadora argentina y de las grandes

    empresas se encuentra fuertemente vinculada a las ventajas comparativas naturales, y seubica en las primeras etapas de la cadena de valor agregado8, se hace difcil que lasmismas puedan aumentar el volumen de empleo. Incluso en el sector industrial lossectores ms dinmicos son aquellos que se asentaron en la explotacin de estasventajas y/o en actividades que se ubican en las primeras etapas del proceso productivo:elaboracin de alimentos, productos derivados de la refinacin del petrleo o

    produccin de commodities siderrgicos9.

    Merece destacarse lo ocurrido con el sector automotor, ya que cont con unrgimen especial de intercambio compensado, un eufemismo para proteger la

    produccin local. A pesar de ello, la produccin local ha derivado en actividades de

    armado y/o ensamblado de insumos y partes importadas (cuando no en lacomercializacin directa de vehculos importados por las terminales). Como contracarade la apertura econmica, la importacin de insumos ha producido una disminucin enel valor agregado total generado por la actividad y un importante proceso dedesintegracin de la produccin local, reduciendo la posibilidad de incremento del valoragregado generado por las empresas locales10. Por ello, puede afirmarse que se haoperado un proceso de simplificacin productiva, reflejado en que muchas firmasindustriales han dirigido sus esfuerzos hacia el armado y/o ensamblado de partes y

    piezas, disminuyendo el grado de industrializacin de su oferta.

    Ello, adems, se ve confirmado al relevarse las caractersticas de las cincuentaempresas que realizan las mayores ventas al exterior. Entre 1999 y 2006, este selectogrupo de firmas increment su participacin en el total de las exportaciones argentinas,llegando a concentrar ms del 60% de los ingresos totales del pas por este concepto(Grfico 3).

    8Al tratarse de commodities, las exportaciones argentinas son muy dependientes de la variacin deprecios internacionales, y en ninguno de ellos la Argentina es fijadora sino tomadora de precios, lo quehace muy dbil al sector exportador local. Ms all de coyunturas particulares, la cada de los precios delos productos primarios o con una pequea transformacin industrial ha sido una tendencia histrica en elltimo siglo (al respecto, ver CEPAL, 2002).9Los datos del ao 2006 indican que el principal complejo exportador de la Argentina es el oleaginoso,con una participacin del 21,4% en el total de las ventas al exterior del pas, seguido por el complejo

    petrolero-petroqumico con el 18,5% y el complejo automotor con el 10%. Luego de stos, se encuentra elcerealero (7,1%), bovino (6,7%), siderrgico (3,8%), frutihortcola (3,4%) y cobre (2,9%). Comparadoscon la situacin vigente a mediados de la convertibilidad (1996), el complejo oleaginoso prcticamentemantiene la misma participacin, crecen el petrolero-petroqumico, el automotriz y el cobre y se reducenel cerealero y el bovino (INDEC, Estadsticas del sector externo).10

    Al finalizar la convertibilidad, ms del 90% de las exportaciones industriales estaban concentradas enun pequeo grupo de oligopolios y se componen de alimentos y bebidas, combustibles, produccin demetales comunes y fabricacin de vehculos automotores (ORTIZ y SCHORR, 2001).

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    Grfico 3Participacin de las primeras 10, 25 y 50 firmas en el total de las exportaciones de la Argentina,

    aos 1999, 2002 y 2005

    0%

    10%

    20%

    30%

    40%

    50%

    60%

    70%

    80%

    10 primeros 25 primeros 50 primeros

    1999 2002 2006

    Fuente: Elaboracin propia en base a datos del Area Economa y Tecnologa de FLACSO y RevistaPrensa Econmica.

    Si se consideran los sectores de actividad en los que se desempean estas firmas,

    las diferencias entre el ao 1999 y el 2006 son prcticamente inexistentes: en ambosaos, de las diez primeras firmas, slo haba dos exclusivamente industriales (lasautomotrices Volkswagen y Ford en 1999 -en las posiciones novena y dcima-, yTenaris Siderca y Toyota en 2006 en las posiciones octava y dcima,respectivamente- ); una sola empresa minera (Minera Alumbrera), y el resto estabaconstitudo por petroleras, cerealeras y aceiteras (Repsol YPF, Pan American Energy,Cargill, Bunge Argentina, Aceitera General Deheza, Vicentn, Dreyfus, La Plata Cereal,y otras).

    Por ltimo, debe mencionarse el fuerte proceso de trasnacionalizacin de laeconoma argentina durante los ltimos quince aos, tendencia que a pesar del discursooficial sobre el carcter nacional del modelo econmico surgido tras la devaluacin-no se ha revertido. En este sentido, al analizar la composicin de la cpula empresarialocal se observa que la participacin de las firmas controladas por capitales extranjerosse ha incrementado en su nmero y en el peso de su facturacin sobre el total de lasventas de las doscientas mayores empresas de la Argentina (ORTIZ, 2006a)cristalizando las relaciones de poder econmico emergentes del criticado modelo de laespeculacin y la extranjerizacin. Como se ver a continuacin, este proceso serepite al interior de una de las actividades ms dinmicas de la ltima dcada, como esla explotacin de los recursos naturales.

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    2.2. El saqueo de los recursos naturales

    La legislacin que permiti el proceso aperturista, desregulador y privatizador delos aos noventa no slo no fue revisada, sino que se mantuvo y permiti la

    profundizacin de esos fenmenos en todas las reas vinculadas con los recursos

    naturales. Por ejemplo, la produccin y comercializacin de oleaginosas, el sector de loshidrocarburos y la minera representan tres espacios para la acumulacin de capital quedistinguen un tipo de crecimiento econmico que consolida los rasgos regresivos de laestructura social vigente, en la que el Estado juega (por accin u omisin) un rolfundamental para su sostenimiento.

    2.2.1. El sector petrolero

    La desregulacin y privatizacin incidieron fuertemente en el incremento de losniveles de explotacin de estos recursos naturales. En efecto, en el ltimo ao previo al

    proceso de desregulacin (1988), el volumen de produccin del petrleo fue de algo

    ms de 26 millones de metros cbicos, mientras que la produccin de gas fue de 22,7mil millones de metros cbicos; esos valores aumentaron a lo largo de dieciocho aosalcanzando los 49 millones de metros cbicos de petrleo en el ao 1998 y casi 52 milmillones de metros cbicos de gas en el ao 2004 (ORTIZ, 2007). Desde 1998 enadelante, la produccin petrolera fue disminuyendo paulatinamente, y en el ao 2005 seencontraba en los niveles del ao 1994; en cambio, la explotacin del gas natural llevauna curva ascendente ininterrumpida desde fines de la dcada de los ochenta,destinndoselos en forma creciente hacia la exportacin (ORTIZ, 2007).

    Paralelamente al incremento de la produccin y de las exportaciones, no severific un desarrollo de las reas petroleras y gasferas que pudiera incorporar nuevosyacimientos a los que haba descubierto y puesto en produccin YPF mientras estaba enmanos del Estado. Ello implic que el horizonte de reservas, sobre todo las gasferas,disminuyera al ritmo de la explotacin de estos recursos naturales no renovables:mientras en el ao 1988 las reservas de petrleo alcanzaban para el abastecimiento delmercado por un perodo equivalente a los 14 aos y las de gas llegaban a los 34 aos, enel ao 2005 esa expectativa era de 9 aos tanto para el petrleo como para el gas(ORTIZ, 2007). Se pone en evidencia as la estrategia empresaria de extraer la totalidaddel recurso natural sin invertir en la bsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento.

    A pesar de este comportamiento de las empresas privadas, en el sentido de

    abandonar toda responsabilidad exploratoria y slo dedicarse a la extraccin aceleradade los recursos naturales no renovables, el actual gobierno nacional impuls la sancinde una ley de promocin para que las empresas exploren, en vez de sancionarlas porel incumplimiento de sus obligaciones estipuladas en la ley de hidrocarburos y en lanormativa que les entreg los yacimientos de YPF. El 27 de octubre de 2006 se

    promulg la ley 26.154 que crea un rgimen promocional para la exploracin yexplotacin de hidrocarburos. Por ella se establecen beneficios impositivos y deeliminacin de tasas y derechos de importacin para aquellas empresas que se presentena solicitarlo, los que tienen un carcter similar al Rgimen Minero aplicado desde199311. Paralelamente, algunas de las provincias que tienen petrleo en su subsuelo,

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    De acuerdo a la Ley 26.154, las empresas que se asocien con ENARSA (Energa Argentina S.A.,empresa con participacin mayoritaria estatal) podrn obtener la devolucin anticipada del Impuesto alValor Agregado, amortizacin del Impuesto a las Ganancias y exencin del Impuesto a la Ganancia

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    encararon una renegociacin anticipada de los contratos con las empresas que tienenconcesionados los yacimientos. Estas negociaciones, por ejemplo, se efectuaron esteao en Chubut y Santa Cruz, donde diez aos antes del vencimiento de las concesionesse otorgaron prrrogas a las empresas por perodos de 20 y 40 aos (hasta el 2027 enChubut y hasta el 2047 en Santa Cruz), sin que ello tuviera justificaciones basadas en

    criterios tcnicos o productivos12

    . De todos modos, ello est en lnea con la polticaenergtica a nivel nacional, ya que luego de la importantsima devaluacin del ao 2002las firmas petroleras y gasferas obtuvieron ganancias extraordinarias gracias a laexportacin de estos recursos, y el nivel de las retenciones aplicadas son bajsimos(actualmente son del 5% en los combustibles, del 20% en el gas licuado de petrleo GLP- y del 45% en el petrleo crudo) teniendo en cuenta los costos internos de

    produccin.

    Ello ha permitido que tanto durante la vigencia de la convertibilidad, como luegode la salida devaluatoria a su crisis, las empresas petroleras y gasferas se ubicaron en elconjunto de las ms grandes exportadoras del pas. As YPF, Petrobras, Chevron-San

    Jorge, Pan American Energy, Vintage Oil, Shell, Esso, Tecpetrol y Total Austral -todasellas de propiedad de capitales trasnacionales- obtienen importantes ingresos en divisasque no estn obligadas a ingresar al pas (hasta un 70% del total pueden ser mantenidasen el exterior)13.

    Para la internalizacin de las altas rentabilidades que tienen las empresaspetroleras, tambin debe considerarse el control oligoplico del mercado interno dehidrocarburos y sus derivados combustibles. En efecto, slo cinco firmas (Repsol-YPF,Pan America Energy, Petrobras, Chevron San Jorge y Tecpetrol) tienen en sus manos el80.% del mercado del petrleo y nicamente cuatro empresas (YPF, Shell, Esso yPetrobrs) manejan el 90% de la oferta de naftas y gas oil, y ms del 80% del mercadode lubricantes en la Argentina. En suma, las falencias regulatorias (bajas regalas del12%- por la explotacin de los hidrocarburos; entrega del manejo del comercio exteriora las empresas; falta de control de las reservas por parte del Estado; inexistencia desanciones ante el incumplimiento de la normativa sectorial) y la decisin poltica de nomodificar este escenario han entregado el manejo de estos recursos naturales norenovables a un grupo de firmas que operan prcticamente sin rendir cuentas de susacciones.

    Mnima presunta sobre la totalidad de los gastos e inversiones realizadas en la etapa de exploracin y lasinversiones realizadas en el perodo de explotacin de los recursos. Tambin se exime del pago de losderechos de importacin y todo otro derecho por la introduccin de bienes de capital necesarios para laejecucin de las actividades de exploracin y explotacin. Estos beneficios son otorgados por un plazoque oscila entre los 10 y los 15 aos, de acuerdo al tipo de rea que se promueva. Por otra parte, a lasempresas que ya estn explotando petrleo y gas, no han realizado exploracin y se suman al rgimen deincentivos, se les otorga, adems, 10 aos ms de concesin sobre las nuevas reas, a contarse a partir delvencimiento del plazo original de la concesin.12Lo mismo haba hecho el gobierno de la Alianza en el ao 2000 con la prrroga de la concesin delyacimiento Loma de la Lata en Neuquen, hasta el 2027.13Entre los aos 2003 y 2005 los montos obtenidos por YPF por sus ventas al exterior fueron de U$S

    2.580 millones, U$S 2.735 millones y U$S 2.876 millones, respectivamente; su participacin en lasventas externas de petrleo oscila entre el 20% y el 34% del total del pas, mientras que en las de gasnatural se consolida en valores cercanos al 45%.

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    2.2.2. La minera

    En el ao 1993 se orden la legislacin minera y se dio inicio a un proceso que,paralelamente al incremento de los precios internacionales de los principales productosde la minera metlica, fue profundizndose a travs de nuevas leyes, decretos y tratados

    internacionales14

    impulsados y pactados por todos los gobiernos nacionales hasta laactualidad15.

    Las facilidades otorgadas a las empresas mineras ubican a la Argentina comouno de los pases ms amigables para la inversin extranjera en el sector minero. Laestabilizacin de la carga impositiva de los proyectos por un perodo de hasta 30 aos esel plazo ms amplio otorgado por los pases de la regin: las firmas gozan de estamanera de un congelamiento de las cargas tributarias totales, sean estas nacionales,

    provinciales o municipales. Tambin se eliminaron impuestos especiales, gravmenes abienes de capital e insumos, derechos de importacin y exportacin16; por otra parte, lasempresas estn obligadas a constituir una previsin especial para cubrir posibles daos

    ambientales, pero son ellas mismas las que fijan el monto de los aportes; los fondosdestinados a estas previsiones tambin pueden ser deducidos del impuesto a lasganancias hasta en un 5%, lo que ha sido utilizado por la totalidad de las empresasregistradas en el rgimen de promocin minera (Prado, 2005).

    Adems, para su comercio exterior no deben pasar por la aduana y tienen libredisponibilidad de las divisas, lo que impide los controles sobre los reales movimientosde productos, bienes y divisas. Tampoco pagan impuestos de ingresos brutos, ni a loscombustibles, ni sellos ni tasas para la importacin; deducen gastos al doble a los finesdel impuesto a las ganancias; gozan de la devolucin del IVA, y todo ello, conestabilidad impositiva. Como si se tratara de un sector desfavorecido, en el sur de laArgentina gozan de un reintegro especial por exportar desde los puertos patagnicos.

    Todo ello redunda en bajsimos costos para la explotacin del mineral; en el casodel oro, su costo en la Argentina oscila entre los U$S 120 y U$S 170 la onza,cotizndose en el ao 2006 a un precio internacional de U$S 650 la onza.

    La produccin de minerales metalferos se orient a la exportacin de laproduccin desde el origen mismo de los proyectos impulsados por las empresastrasnacionales, y adquiri carcter definitivo con la puesta en marcha del proyecto Bajode la Alumbrera en 1998. As, en tres sustancias se encuentra la explicacin del impulso

    exportador minero: cobre, oro y plata.

    14Respecto del proceso de creacin de incentivos a la explotacin minera en la Argentina y sus efectospueden consultarse, entre otros Ortiz (2006b).15Es notable que adems del puntapi inicial dado durante los dos perodos de gobierno de Carlos Menem(1989-1995 y 1995-1999), tanto durante la gestin de Fernando de la Ra (1999-2001), el gobierno

    provisional de Eduardo Duhalde (2002-2003) y el actual de Nstor Kirchner (2003-2007) no slo semantuvo sino que se profundiz la misma poltica minera.16Respecto de las regalas, a pesar de que las empresas deben pagar un 3% a las provincias mineras, delmonto resultante se deducen los costos de transporte, fletes, seguro, molienda, comercializacin,

    administracin, fundicin y refinacin (art. 22 de la ley 24.196). De esta forma, gran parte de lasinversiones las paga el Estado.

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    Es evidente que la nueva minera produjo un salto cualitativo en la relacinexportaciones/produccin, orientada por las estrategias de las empresas trasnacionales ylas polticas estatales que no privilegian la incorporacin de valor agregado a los

    productos, sino que se limitan a explotar el recurso natural y venderlo al exterior sinrealizar procesamientos que impliquen industrializar las sustancias. En este sentido, se

    vuelven coherentes con otros lineamientos sectoriales (por ejemplo, los casos delpetrleo y el gas y la produccin de granos y oleaginosas) en los cuales el lugar de laArgentina es el de simple proveedor de materias primas para el mercado mundial. En elcaso especfico de la produccin de mineral de cobre, la evolucin de las exportacionesentre el ao 2001 y el 2006 ejemplifica claramente este aspecto17.

    Tambin es ilustrativo considerar lo que sucede en cuatro de los ms grandesproyectos mineros en operacin: Minera Aguilar (plomo, plata y zinc), Bajo de laAlumbrera (cobre y oro), Salar del Hombre Muerto (litio) y Cerro Vanguardia (oro y

    plata). Todos ellos estn dirigidos a extraer el mineral y comercializarlo en el exteriorsin aadir mayores procesos que incorporen valor agregado al mismo.

    Resulta ms relevante, incluso, tener en cuenta la relacin existente entre lasinversiones en la etapa productiva y los montos de las exportaciones. De acuerdo aestimaciones de la Direccin Nacional de Minera, en el caso de Minera Aguilar, entreel ao 2001 y el 2007 sus accionistas realizan inversiones por U$S 29 millones yexportan por un monto estimado de U$S 158 millones; en Bajo de la Alumbrera, seinvierten U$S 1.531 millones en el perodo 1995-2007 y se exportar por U$S 5.685millones; en Salar del Hombre Muerto, se invertirn U$S 148 millones entre 1995 y2007, y se vender al exterior minerales por U$S 345 millones; y en Cerro Vanguardia,invirtiendo U$S 310 millones se exportar por un valor de U$S 889 millones. Ensntesis, los ingresos por exportaciones triplican, cuadruplican o quintuplican en diez odoce aos los aportes realizados por los propietarios de estas minas. Se trata de la firmasuiza Glencore (en Minera Aguilar); la suiza Xstrata asociada con las canadienesesGoldCorp Ltd. y Northern Orion Resources Inc. (en Bajo de la Alumbrera); lasudafricana Anglogold (en Cerro Vanguadia); y la norteamericana FMC Lithium Corp.(en el Salar del Hombre Muerto).

    Por ltimo, pero no menos importante, est el impacto negativo de laexplotacin de este recurso natural no renovable sobre el medio ambiente y lascondiciones de vida de la poblacin: la extraccin por medio de explosivos, el uso dequmicos para lograr la separacin del mineral y los metales, la contaminacin de las

    tierras y los ros, y la competencia con los productores agrcolas por la provisin delagua en zonas de intensa aridez18.

    2.2.3. Los agronegocios

    Desde la introduccin de la soja transgnica, el paradigma de los denominadosagronegocios experiment una expansin de este cultivo que lo transform en la

    17En efecto, en dicho perodo, las exportaciones anuales del complejo cobre se incrementaron un 258%,

    siendo el complejo exportador ms dinmico dentro del grupo de los ms importantes del pas (INDEC,2007).18Para un mayor desarrollo se puede consultar Ortiz (2006b).

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    principal produccin agrcola y en una de las exportaciones ms importantes del pas19.Este proceso ha sido liderado principalmente por grandes empresas transnacionales, queson propulsoras de un modelo fuertemente concentrado.

    Adems, el avance de los agronegocios que se da con la expansin del modelo

    sojero, tuvo grandes impactos en el empleo del sector, ya que la reduccin de la manode obra que se experimenta con la adopcin de la siembra directa, llev a que muchostrabajadores rurales perdieran sus puestos de trabajo, acentuando ello el xodo de estoshaca las zonas urbanas20.

    Este avance de la concentracin se conecta con un proceso en el que un gruporeducido de empresas controla la comercializacin de los productos de la soja, dentrodel cual fue creciendo la presencia de capitales extranjeros, acentundose con el avancede los agronegocios. As, un grupo de empresas transnacionales se consolid en lacpula exportadora, concentrando cada vez ms las ventas al exterior de un mercadoexterno en crecimiento21.

    El incremento de las exportaciones de aceite de soja, ha convertido a laArgentina en el primer exportador de este producto del mundo. Entre los aos 1988 y2005, estas se multiplicaron 5,5 veces, llegando a ser casi de 5 millones de toneladas entotal. Esta expansin se realiz de manera tal que fue apropiada por un pequeo grupode empresas: en el perodo mencionado, la participacin de los primeros cincoexportadores de productos agropecuarios pas del 33% al 82% del total de las ventasexternas.

    Conjuntamente con este proceso de concentracin, hubo un cambio en el tipo defirmas que integraron la cpula exportadora agropecuaria. Por un lado, se encuentraCargill, que ha sido durante todo el perodo la principal firma (salvo el ao 2005 dondefue desplazada del primer lugar por Bunge). Por otro lado, el resto de las empresas quela acompaan en la cpula presenta diferencias. Mientras haca finales de la dcada del80, se evidenciaba la presencia de entidades cooperativas (FACA) o empresasnacionales vinculadas con la produccin regional (Aceitera Chabas), durante la segundamitad de la dcada del noventa la cpula estuvo integrada por empresas transnacionalesy grupos econmicos de capital local. Finalmente, luego de la salida de laconvertibilidad, pese a que la cpula sigui conformada por estos dos ltimos tipos deempresas, son las primeras las que predominan. As, en el ao 2005 se observa que tresde estas cinco empresas son trasnacionales (entre ellas las dos primeras Bunge y Cargill,

    y la cuarta Louis Dreyfus) concentrando el 54% de las exportaciones, siendo las otrasdos grandes grupos locales (Aceitera General Deheza y Vicentn)22.

    19En el ao 2006, el complejo oleaginoso representaba el 21% de las exportaciones, ubicndose en elprimer lugar, superando al complejo petrleo petroqumico por dos puntos porcentuales (INDEC,2007).20 Mientras en 1970 los trabajadores rurales representaban el 24% de la poblacin econmicamenteactiva, en 2001 solo representaban el 8% de la misma (GIARRACA, 2006).21Al respecto, puede consultarse Perez (2006).22 La misma situacin se observa en la cpula exportadora de pellets, lo cual se debe a lacomplementariedad en la produccin entre estos dos productos (el pellet puede ser considerado un

    subproducto del aceite). Por ello, los niveles de concentracin y las firmas que forman parte de la cpulapresentan las mismas caractersticas descriptas en la exportacin de aceite de soja.

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    En el caso de la exportacin de granos, donde casi se quintuplicaron las ventas alexterior entre 1988 y 2005, tambin existe un alto grado de concentracin ya que en estemismo perodo los cinco principales exportadores pasaron de manejar el 51% al 72% delas exportaciones. Por otro lado, el proceso de extranjerizacin presenta niveles mayoresrespecto a los otros productos, ya que mientras que en el ao 1988 en la cpula se

    observaban entidades cooperativas y empresas de capitales nacionales (FederacinArgentina de Cooperativas Agrarias, Agricultores Federados Argentinos, Emiliana), enel ao 2005 la cpula esta formada por todas empresas trasnacionales: Cargill, Toepfer,Louis Dreyfus, ADM Argentina y Nidera.

    En sntesis, en los tres sectores considerados se evidencian ciertos patronescomunes entre los efectos de las polticas de los aos noventa y las actuales: aumento dela trasnacionalizacin de las firmas ms dinmicas, incremento de la produccin yconcentracin del comercio exterior en un conjunto de empresas extranjeras,continuidad de las polticas aperturistas y orientadoras a la exportacin de bienes conescaso o nulo valor agregado. La variacin del tipo de cambi tuvo un impacto positivo

    muy fuerte en las ganancias de las firmas que operan en estos sectores, ya que supreponderante y creciente orientacin hacia el mercado externo implic unaincrementada y beneficiosa relacin entre costos e ingresos. De esta manera, estasactividades profundizaron su importancia en la economa, especialmente dada por su rolcomo generadoras de divisas23.

    2.3. El modelo industrial nacional

    El diagnstico oficial se asienta sobre la importancia de contar con un modelomotorizado por los sectores productivos (en particular, la industria) y el empresariadonacional, ya que as se revertiran los procesos de desindustrializacin, desarticulacin

    productiva y extranjerizacin a los que nos llev la aplicacin del modelo financiero yde ajuste estructural y, por esa va, empezar a resolver la dramtica situacin heredadaen materia laboral y distributiva y -ms ampliamente- a recrear un capitalismonacional24.

    As, para los defensores del modelo nacional-industrial la vigencia de un tipode cambio real competitivo y estable (esto es, de un peso devaluado) y una macrofuncionando bien parecen constituir en los hechoscondiciones necesarias ysuficientes

    para garantizar altas tasas de crecimiento de la produccin y el empleo que permitan

    revertir los llegados crticos del perodo 1976-2001. Ello, por dos razones bsicas:primero, por la vigencia de un proceso virtuoso de sustitucin de importaciones porproduccin local; segundo, y fundamentalmente, por el incremento de las exportacionesde manufacturas (en especial, las llamadas de origen industrial)25. Sin embargo, no sevislumbra un programa estratgico de desarrollo econmico en general, y productivo en

    particular, y el eje de la poltica econmica est focalizado de modo prcticamente

    23Las exportaciones del sector oleaginoso y del sector petrolero son las ms importantes de la economaargentina.24Sobre las caractersticas de la oferta productivo-exportadora de la industria y las tremendas herenciasdel huracn neoconservador de las ltimas dcadas (situacin social, desindustrializacin, altsimos

    niveles de endeudamiento externo, etc.) puede consultarse Schorr (2005)25Una visin favorable al actual rgimen macroeconmico, as como una estilizacin del mismo, se puede

    encontrar en Frenkel y Rapetti (2004):.

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    excluyente en el sostenimiento de un tipo de cambio alto y la estabilidadmacroeconmica.

    El comportamiento reciente de la industria parece darle la razn a aquellos queimpulsan y sostienen el modelo de dlar alto, a tal punto que se estara transitando el

    perodo de consolidacin del mismo. En ese marco vale la pena plantear cules sonalgunos de los rasgos distintivos del esquema nacional-industrial. En tal sentido, delanlisis de la trayectoria manufacturera registrada desde el abandono de laConvertibilidad se desprenden algunas conclusiones relevantes:

    en base al incremento de la productividad del trabajo y, fundamentalmente, deuna importante declinacin del costo salarial (en pesos y, mucho ms an, endlares)26, el crecimiento fabril de los ltimos aos ha dado lugar a una nueva yfuerte transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los capitalistas, sobretodo hacia las grandes empresas y los grupos econmicos que controlan lasexportaciones (la regresividad en la distribucin interna del ingreso constituye

    una de las principales lneas de continuidad desde 1976). Las evidenciasdisponibles indican que de no haber sido por los aumentos salariales dispuestos

    por el gobierno (en particular, los incrementos de suma fija en los sueldos delsector privado y las subas del salario mnimo medidas que recayeronfundamentalmente sobre los trabajadores en blanco y que tuvieron un leveefecto demostracin sobre los en negro), dicha traslacin de recursoshubiera sido bastante ms acentuada (SCHORR, 2005);

    una proporcin importante del empleo generado ha sido en negro, lo cualmerece destacarse por dos razones. La primera es que muchos de los nuevosobreros (y una cantidad considerable de los viejos) perciben un salario que noles permite acceder a una canasta bsica de bienes y servicios27. La segundacuestin, derivada de la anterior, es que se ha profundizado la segmentacin de laclase obrera argentina, con su consiguiente debilitamiento en trminos polticos;

    a pesar de que en el nuevo contexto muchas ramas han logrado recuperar partedel terreno perdido tras la crtica situacin experimentada durante los aosnoventa, la configuracin sectorial de la estructura fabril argentina prcticamenteno se ha modificado28;

    tal como se expuso en el punto relacionado con la concentracin de lasexportaciones, similares consideraciones surgen del anlisis de la evolucin delas ventas fabriles al exterior: mientras que en 1993 las cinco ramas mencionadasen el tem anterior explicaron el 77% del total de las exportaciones industriales,

    en el 2001 se incrementaron al 79% y en el 2004 dieron cuenta en conjunto decasi un 84% del total. En general, se trata de bienes que, por un lado, presentan

    26Entre el cuarto trimestre del 2001 e idntico perodo del 2004, la productividad laboral en la industria se

    increment alrededor de un 21% (ello, como resultado de un aumento de la produccin prximo al 37% ydel orden del 14% en el caso de la ocupacin). En ese lapso, el salario promedio nominal de lostrabajadores fabriles registrados subi aproximadamente un 68%, mientras que los precios mayoristascrecieron ms de un 137% y el tipo de cambio aproximadamente un 197%.27

    El fenmeno de los trabajadores pobres por ingresos (que se manifiesta en la mayora de los sectoresde la actividad econmica) constituye un dato ineludible para explicar los motivos por los que a pesar deque en el ltimo tiempo ha crecido la economa y ha cado la desocupacin, la distribucin del ingresosigue siendo sumamente regresiva.28

    En el ao 2004 cinco actividades dieron cuenta de alrededor del 65% de la produccin fabril realizadaen el pas (la produccin de alimentos y bebidas, la elaboracin de sustancias y productos qumicos, la

    refinacin de petrleo, la fabricacin de vehculos automotores y la manufactura de metales comunes).Dicha participacin fue casi idntica a la registrada en el 2001 y un 9% superior a la de 1993 (cuando serealiz el ltimo Censo Nacional Econmico del que se dispone de informacin).

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    un bajo dinamismo en el mercado mundial y una tendencia secular a la cada ensus precios (a lo cual cabe adicionar las fuertes fluctuaciones que stos suelenexperimentar en el corto plazo), al tiempo que estn expuestos a bruscasoscilaciones de la demanda; y, por otro lado, en su elaboracin se suele utilizarrelativamente poca mano de obra. Todo ello, sin dejar de destacar que para

    muchas de las lderes exportadoras, como la mayora de las agroindustriales, lavigencia de bajas remuneraciones salariales y la concentracin del ingresoconstituyen un dato para su ciclo de acumulacin y reproduccin ampliada delcapital, por cuanto hacen viable un incremento en los saldos exportablesdisponibles y porque viabilizan una mejora del tipo de cambio real y una mayortasa de ganancia;

    la mayora de las medidas aplicadas en el mbito fabril ha tendido a favorecer elmencionado perfil de especializacin de la produccin y las exportacionessectoriales y, en consecuencia, a las empresas y grupos econmicos lderes. Alrespecto, se destaca la puesta en prctica de un rgimen de promocin deinversiones en bienes de capital destinados a la industria (se trata de un programa

    de incentivos fiscales que pivotea sobre la devolucin anticipada del IVA por laadquisicin de maquinaria y equipo y su amortizacin acelerada en el pago delimpuesto a las ganancias, y que apunta a incrementar la formacin de capital enel nivel fabril, en especial, con vistas a la expansin de las exportaciones). Hastael momento, casi el 100% del importante sacrificio fiscal asociado a estamedida ha sido canalizado hacia un ncleo sumamente reducido de firmas degrandes dimensiones que, entre otras cosas, se caracterizan por tener una alta

    propensin exportadora, elevados niveles de productividad y de competitividadinternacional (con independencia del nivel del tipo de cambio) y funciones de

    produccin de naturaleza capital-intensiva, y que, como tales, se encuentran entrelas principales ganadoras del modelo de dlar alto. Entre las ms importantesfiguran: Aluar, Siderar, Peugeot-Citroen, Cargill, Siderca, YPF, Fate,Volkswagen, Aceitera General Deheza y General Motors29;

    la recuperacin econmica e industrial que se ha venido registrando en el pasdesde mediados del 2002 ha trado aparejado un incremento considerable en lascompras al exterior (particularmente importante en dos rubros claves para elsector fabril: equipamiento e insumos intermedios; pero tambin de bienesfinales)30. Este dato, que generalmente es utilizado por los defensores delmodelo nacional-industrial para destacar la reactivacin y el crecimiento de lainversin, no debera soslayarse. Por un lado, porque refleja el achicamiento y ladesintegracin del tejido manufacturero local verificadas en los ltimos aos y la

    debilidad relativa de un nmero considerable de empresarios nacionales vis--vissus similares de otros pases (por ejemplo, de Brasil). Por otro, porque alerta

    29Si bien se han instrumentado algunas medidas destinadas al segmento de las PyMEs (bonificacin de

    tasas de inters, aplicacin de restricciones a las importaciones en algunas actividades, fomento a laindustria del software), hasta el presente el grueso de los recursos pblicos destinados a subsidiar alsector privado ha sido canalizado hacia las grandes empresas y holdings econmicos. Al respecto,consltese Schorr, M. (2006b)30

    Entre los aos 2002 y 2004 las importaciones globales se incrementaron casi un 150%, mientras quelas exportaciones totales crecieron un 34%. Como resultado de ello, el saldo comercial se contrajo algoms de un 27% (pas de 16,7 a 12,1 miles de millones de dlares). En el mismo perodo, el supervitcomercial de productos industriales disminuy un 61% (pas de 9,3 a 3,6 miles de millones de dlares).Con respecto a esto ltimo, interesa destacar que el saldo global correspondiente al 2004 incluye a ramasaltamente superavitarias (industria alimenticia, refinacin de petrleo y, en muy menor medida, cuero y

    derivados, procesamiento de metales bsicos y productos de la madera) y a otras con fuertes dficits(maquinaria y equipo, sustancias y productos qumicos, equipos y aparatos de radio, televisin ycomunicaciones, y vehculos automotores, entre los ms importantes).

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    sobre un tema sumamente relevante: que en ausencia de una radical redefinicindel grado de apertura de la economa y de la estructura arancelaria, as como deuna poltica activa de reconstruccin de encadenamientos productivos (cuyoslogros, por cierto, no se visualizan sino en el mediano/largo plazo), ms tempranoque tarde podran existir presiones tanto por el lado de las divisas (para pagar las

    importaciones) como por el de los precios de los bienes finales (por el costo delos insumos y/o de los bienes de capital involucrados en el proceso productivo); y a pesar de que el sector financiero domstico ha logrado retornar a cierta

    normalidad tras la salida de la Convertibilidad, son ostensibles las dificultadesque enfrenta buena parte de las empresas que operan en el mbito industrialnacional para acceder a lneas de crdito. Esta situacin es particularmente

    perjudicial para las PyMEs, no as para las firmas y los conglomeradosempresariales de grandes dimensiones, que tienen cierta capacidad de fondearseen el mercado financiero internacional y son sujetos de crdito en la plazadomstica, son importantes generadoras de divisas, cuentan con cuantiososrecursos en el extranjero que podran repatriar y han recibido cuantiosos

    subsidios estatales en lo que va del modelo de dlar alto.

    Lo expuesto sugiere que el esquema nacional-industrial tiene una orientacinmucho ms productiva y pro-empleo que su antecesor; sin embargo, no se puedesoslayar que guarda ciertas similitudes con l en lo que se vincula con sus sesgosimplcitos. Hasta el momento, los aspectos salientes del rgimen macroeconmico encurso, la naturaleza de las medidas aplicadas en el nivel fabril y la ausencia de unaestrategia integral de desarrollo econmico e industrial han tendido a favorecer alncleo ms concentrado del capital, en detrimento de las fracciones empresarias demenor tamao y, fundamentalmente, de los trabajadores.

    2.4. Las fracciones subordinadas dentro del bloque dominante

    Buena parte de la estructura discursiva utilizada por los defensores del modelode la produccin y el trabajo se basa en la explotacin del enfrentamiento con losrepresentantes del modelo de la especulacin y la extranjerizacin. Segn esteenfoque, el sector financiero y las empresas vinculadas a las actividades no sometidas ala competencia externa (aquellas asentadas sobre sectores no transables, especialmentelos servicios pblicos privatizados) haban sido no slo los principales beneficiarios delos cambios ocurridos durante la Convertibilidad, sino adems los enemigos declarados

    de los industriales nacionales nucleados fundamentalmente en la UIA y en otrascmaras empresarias aliadas. Si bien ello contactaba parcialmente con la realidad,ocultaba el carcter social de las representaciones empresarias opositoras al modelode los noventa (GAGGERO y WAINER, 2004).

    De todos modos, el enfrentamiento poltico-econmico entre ambosagrupamientos de los sectores dominantes por la conduccin de dicho bloqueevidenciado durante todo el gobierno de la Alianza (1999-2001) -y que fuera resueltorecin a principios del ao 2002- fue presentado por los ganadores como una derrotaen toda la lnea de los beneficiados por las polticas econmicas del rgimen de laConvertibilidad. Sin embargo, una sinttica descripcin de dos aspectos de la poltica

    econmica post-devaluacin permite discutir tales aseveraciones.

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    En primer lugar, el sector financiero en general ms all de la belicosidad conla que fue tratado discursivamente- no debi responder con sus propios activos a ladelicada situacin en la que haba quedado luego de la devaluacin, ya que las msgrandes entidades que durante el ao 2001 haban activado y acelerado la fuga decapitales que deriv en la crisis financiera de diciembre de ese ao- se encontraban con

    un alto endeudamiento en dlares y sus acreencias pesificadas por decisin del PoderEjecutivo Nacional. Al respecto, es sumamente importante sealar que casi las trescuartas partes de la deuda bancaria de las grandes empresas (principalmente las deservicios pblicos privatizados y los grupos econmicos locales) se encontraba enmanos de instituciones financieras de capital extranjero (BASUALDO, SCHORR yLOZANO, 2002, p. 12). En otras palabras, los gobiernos post-devaluacin acordaroncon el FMI y convalidaron un conjunto de compensaciones a los bancos, ahorristas ydeudores del sistema financiero que implicaron a fines de 2003- un costo fiscal de msde U$S 14.000 millones (LOZANO, 2004), lo que permiti que los bancos equilibraransus balances31.

    En segundo lugar, un aspecto habitualmente mencionado es el lugar subordinadoen el cual han quedado las empresas de servicios pblicos privatizados (o las firmas

    privadas que sin brindar un servicio pblico estn vinculadas a las privatizaciones,como las petroleras); luego de una dcada en la cual las ms grandes de ellas habanformado parte del conjunto de empresas de mayores rentabilidades relativas de laeconoma, el modelo productivo parece haberlas colocado en una penosa situacin, yaque favorecera nicamente a la industria nacional. Si bien las rentabilidades ya no seencuentran en los niveles extraordinarios de los aos noventa, el anlisis de los balancesde algunas de las firmas de servicios pblicos permite separar el discurso de la realidad.Efectivamente, el funcionamiento del actual modelo econmico permite que varias delas firmas del sector energtico (petrleo, gas y electricidad) y las telecomunicacioneslogren o mantengan elevados niveles de rentabilidad operativa (Cuadro 1).

    Cuadro 1Promedio anual de las rentabilidades operativas de varias empresas privatizadas o vinculadas a

    las privatizaciones (utilidades operativas sobre ventas), por perodos

    Empresa Promedio anual

    1998-2001

    Promedio anual 2002-

    2006

    YPF 26% 40%Transportadora de Gas del Norte 54% 34%Transportadora de Gas del Sur 66% 45%

    Camuzzi Gas Pampeana 11% 9%Distribuidora de Gas Cuyana 26% 16%Gas Natural BAN 20% 9%Metrogas 14% 7%Central Costanera 18% 25%Central Trmica Gemes 0% 1%Central Puerto 18% 1%Hidroelctrica Piedra del Aguila 42% 27%

    31 Especialmente los bancos fueron subsidiados para afrontar las consecuencias de la pesificacinasimtrica, por la reprogramacin de depsitos, la indexacin asimtrica de activos y pasivos y por canje

    de bonos. Las grandes firmas deudoras tambin se beneficiaron con la pesificacin de sus obligaciones endlares con el sistema financiero local.

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    Empresa Promedio anual

    1998-2001

    Promedio anual 2002-

    2006

    Transener 40% 18%Edelap 13% -2%Edenor 22% 5%

    Edesur 14% 0%Telecom 13% 7%Telefnica de Argentina 25% 14%Fuente: Balances de las empresas.

    As, puede observarse que en trminos generales, son las centrales elctricas ylas distribuidoras de electricidad del rea metropolitana de Buenos Aires las que mscaen; sin embargo, la Central Trmica Gemes ha superado a partir del 2005 los niveles

    pre-devaluacin, y en el 2006 Edelap est casi en los mismos porcentajes de antes del2002. Lo mismo sucede en las telecomunicaciones con Telecom. En el caso de lasgasferas, la disminucin de alrededor del 30% no implica olvidar que partan de

    exorbitantes niveles de rentabilidades en los aos previos a la devaluacin(especialmente las transportadoras del fluido). Por ltimo, la disminucin de los costosinternos debido a la devaluacin del peso y el alto nivel de exportaciones fue lo que

    permiti a YPF elevar sustancialmente su rentabilidad operativa. Como se observa, sibien hay situaciones diferentes, ello no debe opacar el hecho de que el actual modeloper seno inhibe la obtencin de importantes ganancias operativas por parte de muchasde las empresas privatizadas.

    3. Breves reflexiones finales

    En esta ponencia se han tratado de desentraar ciertos aspectos estructurales quehacen a la conformacin de las fracciones del bloque dominante y su articulacincompleja y contradictoria con posterioridad a la salida devaluacionista de la crisis de laConvertibilidad. Si bien se trat de una crisis de hegemona al interior del bloquedominante, la resolucin de la misma requiri la participacin de una amplia yheterognea alianza social (que inclua a las clases y fracciones de clase subordinadas)como elemento decisivo para lograr la derrota poltica de los sectores que aparecancomo ms fortalecidos por las polticas de los aos noventa. Paradjicamente, fueronlos restosde la ideologa de la burguesa nacional (la lucha nacional vs. extranjero,trabajo vs. especulacin) lo que permiti que los grupos econmicos de capital local yextranjero con fuerte insercin exportadora y una importante trasnacionalizacin de sus

    actividades encabezaran un nuevo ciclo de acumulacin de capital luego de cuatro aosde crisis econmica y financiera.

    En este sentido, se pueden efectuar algunas reflexiones finales acerca delmodelo productivo vigente desde principios del ao 2002:

    1. luego de las amplias movilizaciones sociales efectuadas durante el ao 2001 y elprimer semestre de 2002 (enmarcadas en la crisis creciente del sistema departidos polticos expresada en las elecciones de 1999 y 2001 y en la consignaque se vayan todos), el modelo del dlar alto permiti que la burguesa comoclase restableciera las bases de su dominacin resolviendo las dificultades para

    su acumulacin ampliada de capital;

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    2. esta superacin no slo benefici a las fracciones hegemnicas, sino tambin adiversas actividades manufactureras que producen para el mercado interno y quese vieron favorecidas por la incipiente sustitucin de importaciones permitida

    por la barrera a la competencia externa que significa el alto precio del dlar;3. al mismo tiempo, la cada de los costos laborales, la pesificacin de las deudas

    con el sistema financiero, las compensaciones a diversas fracciones de la granburguesa y (no menos importante) la fuerte transferencia de ingresos desde eltrabajo hacia el capital han logrado morigerar los enfrentamientos al interior del

    bloque dominante;4. desde las polticas pblicas se han mantenido muchas de las caractersticas sobre

    las cuales diversos agentes econmicos basaron sus altas rentabilidades (porejemplo, los vinculados con la produccin hidrocarburfera y minera). Laaplicacin de retenciones sirvi como recurso fiscal para incrementar losingresos del Estado, aunque en su mayor parte fueron destinados para elsostenimiento del tipo de cambio alto, favorable para los exportadores. Ms allde esa medida no se efectuaron otras que regulen la explotacin de estos

    recursos, de forma tal que se realicen de manera ambientalmente sustentable,pero que adems permita que la explotacin se efecte en virtud de losbeneficios de toda la poblacin (es decir, que permitan desandar el caminorecorrido en las ltimas dcadas) (ORTIZ y PEREZ, 2007);

    5. el boom econmico-industrial oculta el carcter regresivo y heterogneo de lareactivacin fabril post-devaluacin, ya que los sectores de mayor crecimiento yla oferta productivo-exportadora de la industria no se fundan en actividades deimportante demanda de mano de obra y que permitan revertir los principaleslegados crticos del modelo vigente entre 1976 y 2001 sobre el sectormanufacturero (SCHORR, 2004);

    6. se ha cristalizado la concentracin del comercio exterior en un grupo selecto defirmas asentadas en actividades de poco o nulo valor agregado (alimentos,

    petrleo, automotriz, siderurgia, minera) y fuertemente trasnacionalizadas, loque permite discutir si la devaluacin es, en s misma, condicin necesaria ysuficiente para revertir la desindustrializacin, la crisis laboral y la distribucinregresiva del ingreso caractersticas de las ltimas tres dcadas de la Argentina.

    As, el tipo de crecimiento afirmado sobre una estructura productivacaracterizada por un ostensible grado de primarizacin, las caractersticas estructuralesde los actores que conducen el bloque dominante y el legado social y poltico delneoliberalismo intentan ser legitimado a travs de una actualizacin de la teora del

    derrame, ahora fundamentada en que el crecimiento industrial post-crisis mejorarnotablemente las condiciones de vida de la mayora de la poblacin, recuperando noslo lo perdido durante la salida a la crisis de la convertibilidad sino tambin elretroceso social de los aos noventa. En funcin del contenido de las polticas pblicasimplementadas a partir del ao 2002, es evidente la carencia de una estrategia dedesarrollo productivo e industrial, ya que el eje de la poltica econmica gira alrededordel mantenimiento del dlar en valores cercanos a los $ 3,20.-, reproducindose lalgica del piloto automtico que caracteriz paradjicamente- al denostado modelode los noventa.

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