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PODER, REVOLUCION Y ELECCIONES EN
HONDURAS
TOMAS ANDINO MENCIA
31 de enero de 2011
1. PODER Y LUCHA DE CLASES
¿Qué es el Poder?
En la Resistencia hablamos mucho de ―tomar el Poder‖ o ―acceder al Poder‖. Se ve a este
como algo que esta fuera de nosotros, en las ―alturas‖, y que el movimiento popular debe
―alcanzar‖. Como veremos, esa idea es errónea.
Una definición sencilla de ―Poder‖ es la siguiente: El Poder es la capacidad efectiva de
hacer los cambios que una persona o un grupo de personas desean hacer.
Como sabemos, Honduras es una sociedad dividida en clases sociales; los burgueses y
terratenientes son la clase de los explotadores; mientras que los obreros, campesinos y
micro propietarios, son la clase trabajadora. Los explotadores y la clase trabajadora
luchan entre si procurando el predominio de sus respectivos intereses. Dan lugar a lo que
conocemos como ―Lucha de Clases‖.
Si aquel concepto de ―Poder‖ lo aplicamos a esta sociedad dividida en clases sociales, el
Poder es la capacidad que tiene cada clase social para realizar sus intereses
económicos, sociales y políticos por sobre los intereses de otras clases sociales.
La lucha de clases es por tanto una relación de fuerzas entre los poderes de estas clases
sociales. En ese sentido, cada una tiene su propio poder y trata que prevalezca sobre las
demás.
El Poder de la burguesía es completo: es político, económico y militar. El Poder de la
clase trabajadora es menos desarrollado, pues, por limitaciones que veremos más
adelante, se restringe generalmente a la capacidad de lograr ciertas conquistas sociales y
a su capacidad de organizar pequeñas empresas de economía social.
¿”Tomar el Poder” o derrotar el Poder burgués?
Visto de esa forma, el Poder no es algo ―neutral‖ que se puede ―tomar‖. En ninguna
instalación gubernamental hay una silla mágica de donde emanan poderes especiales. La
silla presidencial o las butacas de los diputados no tienen poder en sí; los que tienen
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poder son los que se sientan en ellas y en muchos casos ni estos, sino que el poder lo
tiene quien les paga. En ese sentido el Poder es una relación social, no una cosa.
La confusión contenida en la expresión ―tomar el poder‖ viene porque toda clase social
tiene sus instrumentos y sus símbolos de dominación, los cuales superficialmente se
pueden confundir con el Poder mismo.
Por ejemplo, en Honduras, en el año 2004, el Bloque Popular se tomó el edificio del
Congreso Nacional, uno de los símbolos políticos del poder de la burguesía en Honduras,
para impedir la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC); los activistas y dirigentes
llegaron a sentarse en las butacas de los diputados, pero a los pocos minutos las fuerzas
represivas los sacaron. ¿Habían tomado el poder? No, solo habían tomado un edificio
vacío.
La idea de ―tomar el poder‖ es un concepto que viene de la Revolución Francesa, donde
la Bastilla, la cárcel donde se torturaba al pueblo, era el principal símbolo del Estado de la
nobleza francesa, por lo que la ―toma de la Bastilla‖ se convirtió, a su vez, en el principal
símbolo de dicha revolución.
Para la clase dominante es bueno que los explotados se crean el cuento de que deben
―aspirar al Poder‖ porque de esa forma los tiene embelesados con tratar de ―conquistarlo‖,
negándose a sí mismos, como poseedores de su propio Poder.
Por tanto, el Poder de la burguesía no se “toma” sino que se derrota, se somete o se
liquida, para que prevalezca el Poder de la clase trabajadora. Pero para esto último la
clase trabajadora, debe CONSTRUIR o FORTALECER SU PROPIO PODER, hasta el
punto en que pueda derrotar al poder burgués.
El Estado y el poder de la burguesía
¿Cómo hace la clase capitalista o burguesía, que es la minoría de la población, para
imponer su Poder sobre las demás clases, que suman la mayoría del Pueblo? ¿Cómo lo
hace? Lo hace a través del Estado.
El poder de las clases dominantes se ejerce a través de instituciones como los juzgados,
la policía, el ejército, los partidos políticos de la burguesía, la administración pública, el
parlamento, etc. Todas estas instituciones y las leyes que las rigen, forman un solo cuerpo
interrelacionado al cual le llamamos Estado. Todas esas instituciones son instituciones
burguesas y por tanto dicho Estado también es burgués. La dominación de la clase
explotadora sobre el Pueblo se ejerce, por tanto, a través del Estado burgués.
De esto se deduce que el Estado burgués NO es el Estado de la clase trabajadora, ni es
neutral. Tiene un claro carácter de clase.
El Estado burgués se sostiene y ejerce su dominio por diversos medios:
1. Medios ideológicos que legitiman su dominación (la hacen aceptable a los ojos
del pueblo), como los medios de comunicación, iglesias, escuelas, a través de los
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cuales bombardean al Pueblo con mensajes falsos sobre que vivimos en una
―democracia‖ y en un mundo justo.
2. Medios políticos y jurídicos que legalizan su dominación, como las instituciones
del Gobierno (Congreso, Presidencia, Corte Suprema) que nos hacen creer que
quienes toman decisiones nos representan.
3. Medios militares que defienden e imponen físicamente su dominación, como la
policía, las Fuerzas Armadas, los paramilitares, con los que nos hacen creer que
defienden los intereses de todos.
Estos son los instrumentos a través de los cuales la burguesía mantiene sometida a la
mayoría de los pobres.
La Fuentes del Poder burgués
En el capitalismo, que es el sistema que nos rige, el principal interés de los capitalistas es
mantener su propiedad sobre los medios que producen la riqueza social (como las
fábricas, las agroindustrias, los bancos, los latifundios, los grandes emporios
comerciales). Reteniendo esos medios, se apropian de la riqueza que produce la clase
trabajadora. A esos medios, los llamaremos ―Medios de Producción‖.
Pero además, hay otro elemento que la clase explotadora guarda muy celosamente: la
licencia casi exclusiva del uso de las armas por la policía y las Fuerzas Armadas del
Estado burgués.
En consecuencia el Estado Burgués, que materializa el poder de los capitalistas, tiene
como principal misión cuidar la propiedad sobre los Medios de Producción y conservar el
monopolio en el uso de las armas, porque estos son la fuente de su poder.
En el caso del Pueblo, la fuente de nuestro poder es:
1) Nuestro trabajo, de donde sale la riqueza que se apropian los capitalistas
2) Nuestro numero mayoritario
3) Nuestra organización
4) Nuestra movilización
5) Nuestras iniciativas económicas
Para construir nuestro Poder, debemos fortalecer estas expresiones del Pueblo.
Si la clase trabajadora utilizara ese Poder al 100%, en poco tiempo pondría de rodillas al
capitalismo, pues la existencia de este depende del fruto del trabajo de los obreros(as),
campesinos(as) y micro empresarios. Pero ese tipo de rebelión popular generalmente no
sucede. ¿Por qué?
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A diferencia de la burguesía, la mayoría de los explotados y oprimidos no son conscientes
de que son explotados, ni son conscientes del Poder que tienen, debido a que predomina
en su cabeza la ideología de la clase dominante.
Muchísimas personas explotadas creen que viven en el mejor mundo, o creen que deben
sufrir en este para recibir el premio eterno en el otro mundo. Cuando los explotados
piensan así, los medios ideológicos de la burguesía están haciendo bien su trabajo.
No hay peor dominación que aquella en la que el dominado está ―convencido‖ de que tal
subyugación es lo mejor que le puede suceder.
Por eso, el elemento decisivo para que el Poder de la clase trabajadora pase de ese
estado de latencia o potencia a un estado de acción, es que esta logre una conciencia
revolucionaria. Una vez lograda, el Pueblo busca hacerse de los medios para construir su
poder en lo político, en lo económico y en lo militar para acabar con la injusticia social, y
entonces los días del sistema están contados.
2. COMO DERROTAR EL PODER DE LA BURGUESIA
Las tres tareas estratégicas de una Revolución popular
En base a lo anterior, podemos decir que para lograr el triunfo de la causa del Pueblo, lo
que hay que hacer no es ―tomar‖ el Estado del enemigo sino cumplir tres tareas
estratégicas;
1) Destruir al Estado Burgués mediante una Revolución;
2) Construir nuestro propio Estado popular.
3) Expropiar la fuente del poder burgués que es la propiedad privada sobre los
medios de producción y el monopolio de las armas.
Estas son las tres tareas estratégicas de una Revolución Popular con respecto al Poder.
Sin realizar esas tres tareas no se puede lograr la sociedad que soñamos.
¿Qué es una Revolución?
Una Revolución es un cambio radical, masivo, rápido e integral que transforma una
sociedad desde sus cimientos, en un periodo histórico relativamente corto y con la
participación masiva del Pueblo.
¿Qué hace una Revolución? Elimina el Estado de la clase dominante y lo sustituye por
uno nuevo para desde ahí hacer las transformaciones económicas, sociales y políticas.
Por ejemplo, cambia la Constitución, disuelve o reorganiza al ejército, crear nuevas
instituciones que defiendan los intereses el Pueblo y no de los ricos, establece nuevas
reglas que afectan los intereses abusivos de los explotadores para beneficiar a los
explotados, distribuye la riqueza a todo el pueblo y otras medidas por el estilo.
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Para ese tipo de cambios se necesita una Asamblea Nacional Constituyente, que vuelva a
fundar el Estado (de ahí la palabra ―refundar‖) para beneficio del Pueblo.
En ninguna parte del mundo se ha llegado a una Nueva Sociedad conservando el mismo
Estado de la clase burguesa, y ninguna revolución ha derrotado de manera definitiva al
poder burgués si no le expropia los Medios de Producción ni neutraliza a su fuerza militar.
De lo anterior se deduce que al Estado de la burguesía no se le puede transformar ―desde
dentro‖ para convertirlo en un Estado Popular, porque todo Estado burgués está
diseñado, está programado, de arriba abajo, para defender los intereses de la burguesía,
y esta nunca permitirá que se utilice su Estado contra ella misma.
La experiencia nos demuestra que la clase capitalista prefiere sacrificar su forma de
gobierno, mediante un golpe de Estado, antes que permitir que el Pueblo lo utilice en su
contra.
¿Tener el Gobierno de un Estado burgués es tener el Poder?
Es frecuente entre los revolucionarios y revolucionarias creer que logrando el Gobierno de
un país mediante elecciones, se ha logrado el Poder del Estado, cuando en realidad no es
así.
En las secciones precedentes comprendimos que el Gobierno es solo una parte del poder
del Estado; de hecho la institución del poder estatal burgués mas importante no es la
administración pública, sino la institución armada, tanto el ejército como la policía, sin los
cuales ningún gobierno podría sostenerse.
Por eso el peor error que un movimiento popular como la Resistencia puede cometer es
confiar que tiene el Poder que necesita para hacer los cambios, sin antes haber
desmantelado al ejército de la burguesía, el cual está dispuesto a saltar sobre nosotros en
el momento que la oligarquía o el gobierno norteamericano lo crean conveniente.
Como es de dominio público, ese fue el error que cometió el Presidente Salvador Allende
en Chile en 1973, y el mismo error cometió en Honduras el Presidente Manuel Zelaya
Rosales en 2009, quienes fueron derrocados por militares en los que confiaron casi a
ciegas, pero que estaban programados para obedecer directrices de la oligarquía y del
imperio.
Por tanto, aunque la Resistencia ―accediera‖ al Gobierno del país, no tendrá el poder del
Estado si no destrona el resto de las instituciones burguesas, especialmente a las
Fuerzas Armadas, y mientras no le arrebate su fuente de poder a la burguesía: la
propiedad privada sobre los grandes medios de producción.
¿Qué pasa cuando no se realizan las tres tareas estratégicas?
Si revisamos la historia latinoamericana del siglo XX, con excepción de Cuba --que si
cumplió con esas tres tareas claves-- las demás experiencias donde fuerzas políticas
progresistas intentaron construir una nueva sociedad utilizando el mismo Estado
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oligárquico y respetando la propiedad capitalista, fracasaron. Esto lo podemos ver en la
experiencia de Jacobo Arbenz en Guatemala (1954), la experiencia de Salvador Allende
en Chile (1973) y por supuesto, la experiencia de Manuel Zelaya Rosales (2009); en
todas, los Presidentes reformistas fueron derrocado por sus respectivos ejércitos, mismos
que juraron defender el orden constitucional.
En otros casos, como sucedió con la revolución sandinista de 1979, la insurrección
popular destruyo el Estado de la burguesía, pero el sandinismo en el gobierno no expropio
el poder económico de aquella, y además, volvió a construir un Estado burgués en
obediencia a los Acuerdos de Esquipulas II. La consecuencia fue que esa revolución fue
retrocedida por los siguientes tres gobiernos de derecha (1990-2008) que siguieron al
gobierno del FSLN, teniendo hoy como resultado que Nicaragua sigue siendo el segundo
país más pobre de Latinoamérica.1
Este principio se aplica también a las experiencias de América del Sur. En Venezuela,
Bolivia y Ecuador sus gobiernos han decidido no desmantelar el Estado de la burguesía
sino reformarlo para llevar muchos beneficios al Pueblo (es lo que se conoce como
―Socialismo del Siglo XXI‖). Pero a pesar de que han tenido un importante éxito, sostenido
principalmente por sus enormes recursos petroleros y de gas natural –que no los tiene
cualquier país--, esas revoluciones seguirán estando amenazadas ―desde dentro‖ porque
no han tomado la decisión de afectar la propiedad privada de la burguesía, que es la
fuente de poder que mantiene viva a la contrarrevolución.
El avance electoral de la derecha en Venezuela, las intentonas golpistas en Ecuador y en
Bolivia ocurridas en 2009 y 2010 demuestran que la burguesía sigue utilizando su poder
económico y su influencia en algunas instituciones del Estado burgués para recuperar el
Gobierno, en alianza con el Estado norteamericano.
Incluso hay otro peligro aun mayor, y es que por tratar de conservarse con las reglas del
Estado burgués, algunos gobiernos progresistas terminen aplicando las recetas
neoliberales de los organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco
Mundial.2
1 Si el gobierno sandinista repite la historia hoy, es decir si no expropia el poder económico a la burguesía,
esta volverá al Poder, y peor aún, si la cúpula sandinista se convierte en una “nueva burguesía”, Nicaragua
seguirá siendo pobre sin necesidad de que el FSLN pierda el gobierno.
2 Eso se ve claro en el caso de las experiencias de gobiernos de izquierda o socialdemócratas en Brasil, Chile,
Uruguay y Argentina, quienes a la par de algunas reformas sociales parciales, aplican planes de ajuste
recomendados por los organismos financieros internacionales del imperio. Incluso hemos comenzado a ver a
un Rafael Correa y a un Evo Morales aplicando algunas medidas neoliberales (como la estandarización
salarial en Ecuador y aumentos a los combustibles en Bolivia) que han sido rechazadas por sus pueblos y que
alimentan el discurso de la derecha.
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Como vimos, solo Cuba logro llegar a una nueva sociedad porque destruyo el Estado de
los capitalistas, construyo su propio Estado socialista y expropio a la burguesía,
quitándole el poder económico; por tanto, la burguesía cubana en cincuenta años no
constituyo un peligro serio para ese proceso revolucionario a lo interno del país. Los
problemas que hoy día afectan al sistema socialista cubano tienen un origen externo al
sistema, en especial debido a las secuelas del bloqueo que sufrió por medio siglo.
3. REVOLUCION Y REFORMISMO EN EL FNRP
¿Qué concepción tiene el FNRP sobre el Poder?
En el documento de fundación del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP),
establecido en la Asamblea Nacional constitutiva del FNRP en febrero 2010, hay
elementos que permiten responder a esta pregunta.
Dice el texto, que fue consensuado después de profundos debates:
―El FNRP es una organización amplia de lucha política y social, anticapitalista, anti
neoliberal, anti oligárquica, anti imperialista, anti patriarcal y anti racista que busca
la transformación de las estructuras sociales, políticas, económicas, educativas y
de dominación cultural, a través de la instalación de la Asamblea Nacional
Constituyente, incluyente y popular, que apruebe la primera constitución política
hecha por el pueblo para refundar el Estado de Honduras, eliminando las
relaciones de dominación y explotación actuales y creando un sistema de justicia
social que garantice el bienestar, la libertad, y dignidad de todas y todos.‖
(Manifiesto de fundación del FNRP, Febrero 2010)
Resumiendo:
1) El Frente es ―anticapitalista‖;
2) El Frente ―busca la transformación de las estructuras sociales, políticas,
económicas, educativas y de dominación cultural‖;
3) El Frente busca ―Refundar el Estado de Honduras‖;
4) El Frente busca ―eliminar las relaciones de dominación y explotación‖;
5) El Frente busca ―crear un sistema de justicia social…‖
6) La Constituyente y la nueva Constitución son medios, para lograr esos fines.
Con esta definición el FNRP supera los objetivos que se planteo durante la Primera Etapa
de la lucha contra el Golpe de Estado. En aquel momento, nuestras metas se limitaban a:
―Restituir al Presidente Zelaya a su cargo‖, ―Restaurar al orden constitucional‖ y
―Convocar a una Asamblea Constituyente‖.
De hecho, las dos primeras tareas de esa primera etapa ya caducaron históricamente,
porque se agoto la coyuntura para lograr la restitución del Presidente Zelaya (ahora se
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plantea su reingreso seguro al país), y por otro lado, la Resistencia ya no está pensando
en restaurar el viejo orden sino en crear uno nuevo. Solo queda en pie la idea de la
Constituyente.
En pocas palabras, para construir una Nueva Sociedad, el Frente se propone liquidar
la Vieja Sociedad, o sea, al Capitalismo. ¿Cómo? Refundando el Estado ―a través‖ de
una Asamblea Constituyente. Esta concepción es congruente con lo que hemos analizado
en la sección anterior.
Por tanto el Frente es consciente que para liquidar al Capitalismo los hondureños y
hondureñas necesitamos hacer algo más que solo redactar un nuevo texto constitucional.
Necesitamos hacer una Revolución.
Pero es aquí precisamente donde comienzan las diferencias con el reformismo.
La ilusión reformista
La palabra ―reformismo‖ viene de la palabra ―reforma‖, que es equivalente a ―mejorar
algo‖. Reformas son, por ejemplo, hacer ―más democrático‖ el Estado capitalista,
aumentar el nivel de vida del pueblo con buenos sistemas de salud y educación,
garantizar un empleo digno o aumentar los salarios, pero sin acabar con la explotación.
Según los reformistas y las reformistas, todo eso se puede hacer dentro del Capitalismo,
porque para ellos y ellas este sistema permitiría cada vez mayores beneficios para el
Pueblo.
Según los reformistas, a punta de reformas se podría transformar el capitalismo en una
nueva sociedad, sin necesidad de quitarles su riqueza a los grandes capitalistas.
El reformismo plantea que para lograr todo eso, no es necesaria una Revolución; que ese
cambio puede hacerse utilizando al mismo Estado de la burguesía, bajo el supuesto de
que los capitalistas nos dejaran gobernar para quitarles sus ganancias. Es algo así como
hacer cambios hasta donde los ricos se estiren.
El politólogo reformista hondureño, Sergio Suazo (2010), lo dice con toda claridad:
―Cuando se piensa en un Frente para el cambio social, en condiciones como las de
la sociedad hondureña, en mi criterio, debe prevalecer la lógica de la razón
reformista porque ¨no hay revoluciones a la vista, entonces se impone la razón
reformadora. La alternativa ya no es enfrentar al sistema para sustituirlo, sino
enfrentarlo para modificarlo hasta transformarlo¨‖. (Suazo, Sergio: ―Frente Amplio,
Mas cerca de la Luna que de la Tierra‖.- Subrayado es mío)
¿‖Modificarlo hasta transformarlo‖? ¿Es eso posible en Honduras? El Golpe de Estado del
28 de junio de 2009 demostró que NO es posible, que todo eso es una ilusión.
Por eso en el documento fundacional del FNRP no aparece nada que signifique
―modificar‖ al actual sistema capitalista, ni nada que implique restituir el anterior orden
político-institucional del Estado, construido por la oligarquía. Por el contrario, se perfila a
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la Resistencia como un movimiento que busca una ruptura definitiva y radical con el
pasado. En tal sentido la Resistencia es un movimiento revolucionario, no un movimiento
reformista.
Por tanto, la ideología de los y las reformistas es contraria a la decisión estratégica
adoptada por la Resistencia en su Asamblea de Febrero de 2010.
¿Qué tipo de Revolución necesitamos?
Un defecto de la definición que aprobó el FNRP, citada líneas atrás, es que deja las cosas
a medias. Aunque dice claramente que la Resistencia pretende una ruptura con el actual
sistema capitalista, no define cual es el sistema o modelo de economía, sociedad y de
Estado que propone para sustituirlo.
En respuesta a esa deficiencia, en el bloque refundacional sostenemos que esa
Revolución debe ser SOCIALISTA.
¿Qué es el Socialismo? Es la sociedad donde la riqueza es producida y distribuida
socialmente, contraria al capitalismo donde la producción es social pero la distribución es
privada. En el Socialismo, el centro del sistema es la persona humana y sus necesidades
sociales, no la ganancia como en el capitalismo.
¿Qué es una ―Revolución Socialista‖? Es una revolución que recupera los grandes
Medios de Producción, como las fabricas, los latifundios, los bancos, los grandes
comercios o empresas de servicios públicos, hoy en manos de la oligarquía burguesa-
terrateniente, para pasarlos a manos del Pueblo. Una vez en sus manos, el Estado
revolucionario distribuye equitativamente la riqueza a toda la sociedad y progresivamente
extingue todas las formas de opresión que el capitalismo incuba en su seno, como el
patriarcado, el racismo, el adultismo y otras similares.
Es por esta razón que en el Encuentro realizado en La Esperanza, Intibucá, el 18 y 19 de
diciembre 2010 la corriente refundacional propuso que el objetivo de la Resistencia
debería ser “construir Poder Popular para derrocar el régimen oligárquico capitalista y
refundar el Estado y la Sociedad hondureña en la vía del Socialismo.‖
4. LAS ELECCIONES Y SUS PERSPECTIVAS EN LA COYUNTURA
ACTUAL
¿Cómo un movimiento popular como el FNRP puede derrotar el poder de la burguesía y
lograr un Gobierno Revolucionario que inicie el proceso de cambios en el país?
Hasta ahora, en la Resistencia se le ha dado dos respuestas a esta pregunta: Un sector
del Frente propone que esto se lograra participando a través de un ―Frente Amplio‖ en el
próximo proceso electoral que convocara la oligarquía, y otro sector proponemos
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alimentar un proceso de acumulación de fuerzas que nos conduzca a una insurrección
popular y a la Auto Convocatoria de la Asamblea Constituyente.
Estrategia y táctica
Para resolver el dilema es necesario distinguir entre Estrategia y Táctica.
Como dijimos atrás, la Estrategia básica de toda Revolución es: 1) Derrocar al Estado
Burgués; 2) Construir nuestro propio Estado popular; y, 3) Expropiar la fuente del poder
burgués que es la propiedad privada sobre los medios de producción.
Si estas son las tareas estratégicas, los pasos concretos que adoptemos para lograrlas
serán las tareas tácticas. Estas últimas no se definen ―al molote‖ sino que debe respetarse
algunos criterios.
Las reglas que debe seguir toda táctica son básicamente las siguientes:
1. SIEMPRE la táctica debe facilitar el cumplimiento de las tareas estratégicas y
NUNCA debe obstaculizarlas, de lo contrario es una mala táctica.
2. La táctica debe contribuir a desbalancear la relación de fuerzas a favor del
movimiento popular, fortaleciendo su consciencia, su disposición para la lucha y
sus expresiones de poder.
3. La táctica debe contribuir a neutralizar, debilitar y derrotar al enemigo.
Toda táctica se define tomando en cuenta lo siguiente:
1. Nuestros objetivos estratégicos;
2. Las condiciones del contexto en que se desarrolla la lucha de clases;
3. La situación de nuestro movimiento en relación a nuestro enemigo (―relación de
fuerzas‖); y
4. La Estrategia del enemigo.
En ese camino, ninguna táctica es despreciable: Movilizaciones, huelgas parciales o
generales, desobediencia civil pacífica, negociaciones, insurrección popular, lucha
electoral, huelgas de hambre, y otras por el estilo, todas son válidas si se siguen las
reglas anteriores.
Algo muy importante: El análisis concreto de la situación determinara cual táctica escoger
o cuales combinar para lograr los objetivos estratégicos.
Las elecciones como obsesión reformista
A diferencia de los revolucionarios, los reformistas son obsesivos en cuanto a que la única
manera de lograr la conducción del país, es a través de participar en los procesos
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electorales que convoca la burguesía. Para ellos, participar en elecciones burguesas no
es un asunto de táctica sino de principio.
Ellos no admiten que se derroque el Estado burgués, sino que abogan porque se le
fortalezca, democratizándolo. No apoyan insurrecciones que desestabilizan los gobiernos
de la burguesía porque rechazan la violencia política, ni siquiera admiten la autodefensa,
aunque el Estado burgués nos trate con violencia. Su objetivo es defender y desarrollar la
―institucionalidad‖ del Estado burgués y no echarla abajo. Por lo anterior, el reformismo
es, al largo plazo, una expresión política conservadora del Estatus quo... ¡aunque ilusa!
No es casual que los socialdemócratas, demócratas cristianos y sus variantes,
generalmente se les encuentra del lado de quienes defienden el Estado burgués ideal (es
decir el ―Estado de Derecho‖ que nos vende la ideología política burguesa) para no tener
que derrocarlo. Hacen abstracción de la existencia de las clases sociales para no tener
que tomar partido por las clases populares. Y una vez que llegan al gobierno, se
comportan como cualquier otro funcionario burgués, olvidándose de hacer las reformas
que tocan los intereses de los ricos.
La Estrategia de los revolucionarios para las elecciones en general
Esperar de la oligarquía un espíritu democrático es por regla general tan iluso como
esperar que la gran empresa privada democratice sus empresas para que las ganancias
sean distribuidas equitativamente entre sus trabajadores(as).
Estamos claros entonces en que la burguesía no va a rendirse y entregar sus bienes por
la vía electoral. En consecuencia, los revolucionarios(as) tenemos objetivos estratégicos
respecto a las propias elecciones. Esos objetivos son demostrarle al Pueblo que:
1. No existe Democracia real para el Pueblo y por tanto que ese no es su Estado y
que debe luchar por derrocarlo.
2. Que los procesos electorales no sirven de nada en el objetivo de construir el
Estado que la clase trabajadora necesita; y
3. Que, a la larga, en esta tarea estratégica es inevitable enrumbarse en la vía de la
revolución.
Por tanto, cuando los revolucionarios participamos en elecciones no lo hacemos porque
creamos que vamos a ―ganar el poder‖ a través de estas, sino porque nos permite
acercarnos al Pueblo para demostrarle que, para derrotar el Poder de la burguesía, es
necesario utilizar algo más que medios electorales.
Ese es el análisis estratégico.
Las elecciones como táctica de los revolucionarios
Dicho lo anterior ¿debemos despreciar los procesos electorales en nuestra actividad
política? Los revolucionarios decimos: no necesariamente; depende de las circunstancias
históricas que rodean a cada proceso electoral en particular.
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Aunque puede parecer una contradicción, no lo es. Pongamos un ejemplo: Muchos
sindicatos son combativos y, cuando de arrancar una conquista se trata, lo primero en que
piensan es en hacer un movimiento huelguístico; por supuesto, los revolucionarios
estamos de acuerdo con eso.
Pero en muchas ocasiones, los patrones son hábiles y presentan una cara amable a sus
trabajadores y trabajadoras; les permiten opinar, se reúne con ellos y hacen que estos les
depositen su confianza. En muchos de esos casos la base no está dispuesta a irse a una
huelga, sino que prefieren que negociemos con el patrono ―por las buenas‖. Desde el
punto de vista de un revolucionario eso es una ilusión, ya que sabemos que el patrono
busca burlar las aspiraciones de la base. En esos casos, nuestro primer deber es explicar
a los compañeros(as) que se trata de una treta y que no debemos confiar sino solo en
nuestra lucha. Si a pesar de eso, no convencemos a la base, nuestro deber es acompañar
a la clase trabajadora en la negociación, con una actitud beligerante y no claudicante,
para desgastar sus ilusiones en la práctica. Así comprenderá mejor por que es necesario
irse a la huelga.
De igual manera, el análisis concreto de la realidad es el que nos indica que táctica
utilizar.
No podemos desconocer que, en algunos regímenes burgueses, existe cierto juego
democrático que la clase dominante tolera para hacer su dominación más potable a sus
pueblos, siempre y cuando, por supuesto, no ponga en serio peligro sus intereses
estratégicos.
En esos casos es factible a los revolucionarios utilizar la participación electoral para
nuestros fines. Su valor táctico consiste en que los procesos electorales pueden usarse
como una tribuna pública para hacer propaganda de las ideas revolucionarias ante las
grandes masas populares, para prestigiar los líderes de la clase trabajadora y para crearle
―cuñas‖ de representación en el parlamento y en las alcaldías que dificulten su
dominación, pero, sobre todo, para demostrar que el poder real no se alcanza con
elecciones.
Ahora bien, utilizar la táctica electoral es un arma de doble filo que implica serios riesgos
tanto para el Pueblo que se quiere concientizar como para la organización revolucionaria.
¿Qué peligros conlleva la participación electoral? Algunos de esos peligros son:
1. Como las elecciones no son nuestro terreno sino el de la burguesía, esta
establece las reglas del juego y tenemos que jugar con estas, lo que aumenta la
posibilidad del fracaso y de la frustración.
2. Las elecciones desvían la atención de las luchas sociales, distrayendo a la clase
trabajadora y a sus dirigentes de su actividad, desgastando sus recursos y
disminuyendo en estos su combatividad.
3. Estos procesos se prestan para escenarios de corrupción y cooptación de cuadros
del Pueblo por parte de los políticos burgueses, tanto en el proceso electoral en si
como en el ejercicio de los cargos públicos.
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4. Los procesos electorales alimentan las ilusiones en el pueblo acerca de que por
esa vía se puede ―conquistar el poder‖.
5. En algunos casos los revolucionarios terminan creyéndose el cuento de la
democracia burguesa y se acomoden al sistema político, volviéndose reformistas.
Por lo anterior, se requiere que en el análisis de los procesos electorales concretos, se
tomen en cuenta esos peligros y además los siguientes requisitos para que tal
participación electoral pueda ser vista como una táctica inevitable y valida.
1. Que existan ilusiones en la mayoría de la población de que solo por esa vía es
posible llegar al gobierno del país.
2. Que exista un juego democrático mínimo que la burguesía esté dispuesta a
respetar, expresado a través de una ley electoral con cierta apertura, una tradición
de respeto a los resultados electorales, representación en los organismos
electorales, etc.;
3. Que la participación electoral no debilite al movimiento popular, ni desvíe sus
luchas cuando estas tienen posibilidades de éxito en la lucha de clases concreta;
y,
4. Que no forme parte de una estrategia extraordinaria del enemigo de clase o del
imperio para salvar al Estado burgués ante la posibilidad de una revolución.
No tomar en cuenta estos criterios y aventurarse al apoyo de cualquier proceso electoral,
podría alejarnos de nuestros objetivos estratégicos en lugar de contribuir a estos.
¿Reúne estas características el proceso electoral hondureño en la actual coyuntura?
Elecciones Pre Golpe y Post Golpe
En el caso específico de Honduras, podemos distinguir dos momentos distintos. Antes del
Golpe de Estado y después del Golpe.
Elecciones antes del Golpe
Desde el año 1997 hasta el año 2009, es decir antes del Golpe, los sucesivos gobiernos
de Callejas, Carlos Roberto Reina y Carlos Flores se vieron en la obligación de hacer o
tolerar una limitada apertura política a la izquierda, específicamente a las fuerzas
aglutinadas en la UD, como resultado de la presión de la insurgencia centroamericana y
de los ―Acuerdos de Paz‖ de los años 80s, en una coyuntura promovida por el
Departamento de Estado norteamericano. De esa forma la UD fue legalizada por el
gobierno de Rafael Leonardo Callejas en 1993.
La oligarquía hondureña termino aceptando esa apertura porque tolerar una reducida
representación parlamentaria de la izquierda, que no ponía en peligro al bipartidismo, le
daba créditos políticos ante el mundo y ante la misma población, ganando legitimidad el
sistema político. Asimismo, complemento esa decisión con reformas como el voto
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domiciliar, el voto separado y la representación proporcional, para revitalizar los procesos
electorales que eran presa de descredito.
Posteriormente, los cambios políticos en Suramérica y el desgaste progresivo del
mecanismo electoral en Honduras, obligaron a la burguesía a hacer una segunda
generación de reformas político electorales, para reforzar el desgastado sistema electoral,
como el voto con foto y el voto cruzado.
El siguiente grafico refleja la recuperación que tuvo el sistema electoral en las elecciones
de 1997 y 2001 como resultado de esas reformas.
Fuente: TSE.
En esas condiciones era muy difícil para los revolucionarios argumentar en contra de las
elecciones y nuestro deber era acompañar al pueblo en su experiencia para desgastarlas.
De ahí que fue correcto hacerlo a través de un partido como la UD, que en ese entonces
era una buena alternativa de izquierda frente al bipartidismo.
Mas a partir del gobierno de Ricardo Maduro la ventana comenzó a cerrarse. Una serie de
contrarreformas comenzaron a hacerse con el efecto de disminuir la tolerancia en las
voces disidentes y opositoras, no solo de la izquierda sino también del reformismo.3
3 En un estudio que hice en 2008 (“Las Reformas Electorales en Honduras y la Actual Contrarreforma
Electoral”, 24-1-08) describí las contrarreformas de la siguiente manera: “El primer acto de la contrarreforma
fue la repartición de instituciones claves del Estado, dejando fuera de ellas a las fuerzas de la
socialdemocracia (PINU-SD) y la izquierda (UD). Fresca estaba la tinta de los acuerdos del 4 de septiembre
de 2001, cuando el 15 de mayo de 2004 las cúpulas de los partidos tradicionales oligárquicos (Liberal y
Nacional) llegaron a un pacto secreto para repartirse las nuevas instituciones, excluyendo a las fuerzas
políticas que podrían hacerles contrapeso. El Tribunal Supremo Electoral, el Registro Nacional de las
Personas, la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General del Estado y el Tribunal Superior de Cuentas
fueron repartidos de forma sectaria. En el caso del TSE la exclusión de la UD y del PINU implicó la
materialización del primer retroceso institucional y electoral.
0
200000
400000
600000
800000
1000000
1200000
1980 1981 1985 1989 1993 1997 2001 2005
VO
TO
S
AÑOS
GRAFICO No.1 CAUDAL ELECTORAL DE PARTICOS POLITICOS, SEGUN AÑO
Partido Liberal
Partido Nacional
PINU
PDCH
UD
15
Ese proceso contra-reformista tuvo como consecuencia una disminución del caudal
electoral global en los procesos primarios y generales de 2005 (Ver Gráfico 2)
Fuente: TSE
Esa tendencia también se vio reflejada en el aumento del abstencionismo electoral. Lo
muestra la estadística electoral de los últimos cuatro procesos electorales. El
abstencionismo en 1997 fue del 27.57 %, en 2001 fue del 33.64 % y en 2005 fue del
49.76%, casi el doble del primero (TSE)
En otras palabras las elecciones de los últimos seis años marcan una declinación de las
ilusiones del pueblo en la democracia burguesa hondureña. Esa declinación se reflejara
posteriormente en una crisis de confianza generalizada en las distintas instituciones del
Estado burgués.
El masivo apoyo del pueblo a la histórica huelga de fiscales de 2008 refleja hasta qué
punto estaba deteriorada la confianza de la población en sus funcionarios
gubernamentales.
Las Elecciones de Noviembre de 2009
Es sabido que las elecciones de 2009, posteriores al Golpe, fueron un proceso destinado,
no a hacer la normal repartición del pastel entre las fuerzas políticas de la burguesía, sino
que se constituyeron en la tabla de salvación del régimen golpista de Roberto Micheletti
para blanquear el Golpe de Estado.
En reacción a esto, el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado determino que no podía
prestarse a esa maniobra y llamo a la abstención. La Resistencia liberal declaro
disciplinarse a esa consigna, aunque era de la opinión de participar en el proceso. Por
tanto, la expectativa era que la tendencia abstencionista se profundizaría y que diera un
salto cualitativo, con el efecto de no legitimar al régimen de Porfirio Lobo Sosa.
0
500000
1000000
1500000
2000000
2500000
1993 1997 2001 2005
VO
TO
S
AÑOS
GRAFICO No 2 CAUDAL GENERAL DEL BIPARTIDISMO, POR AÑO
Tradicionales
Emergentes
16
No obstante, la información disponible indica que esa previsión no ocurrió.
Como el Tribunal Superior Electoral no constituye una fuente confiable de información
respecto a ese proceso, solo podemos atenernos a la observación sistematizada por
diferentes encuestas realizadas antes y después de dichas elecciones.
El ―Estudio de Opinión Publica‖ de Consultores en Investigación de Mercados y Opinión
Publica S. de R.L. (COINMER, agosto de 2009), antes de las elecciones, informaba que el
66.4% de las personas encuestadas opinaba que ―deben realizarse las elecciones‖ y el
53.8% aseguro su intención de votar4. Después de las elecciones, el IUDOP, una
prestigiosa entidad académica de la UCA de El Salvador, realizo un estudio denominado
―Percepciones sobre la Situación Política y Evaluación del primer Año de Gobierno de
Porfirio Lobo Sosa‖ (diciembre de 2010) en el que se revela que el 60.1% de los
encuestados ejerció el voto en las elecciones de noviembre de 2009, pero del 39.9%
restante que no voto, solo el 39% se abstuvo por desconfianza con el proceso o con los
candidatos(as).5 Es decir que el porcentaje de abstención en lugar de aumentar disminuyo
en unos 10 puntos respecto a 2005, cuando fue casi del 50% (TSE).
Llama la atención que los porcentajes encontrados por dos estudios independientes uno
del otro, son bastante similares, lo que indica que gozan de credibilidad.
¿Qué sucedió? Al ahondar en la información disponible, podemos observar que en agosto
2009 el 62.4% de los liberales opinaban que debían realizarse las elecciones y que el
52.8% estaban dispuestos a ir a las urnas (COINMER)
¿Significaba que la base del Partido Liberal se hizo golpista? De ninguna manera. En la
misma encuesta, el 69.3% se manifestó en contra del Golpe, el 70% opino que Mel debía
regresar al país, y el 73% que Micheletti debía dejar el gobierno y solo el 32% de esos
potenciales votantes liberales estaban dispuestos a votar por su propio candidato
presidencial, Elvin Santos, figura clave del golpismo. Aquella disposición a votar
simplemente significaba que la mayoría de la base liberal todavía tenia ilusiones en las
elecciones para agosto de 2009, época en que se hizo la encuesta (recordemos que sus
líderes eran partidarios de si participar).
En noviembre 2009 el FNRP llamo a no votar. Cinco meses después de las elecciones, el
1º de mayo de 2010, otra encuesta6 consulto a los participantes de esa manifestación
sobre su pertenencia a partidos políticos. El hallazgo fue contundente, pues solo el 16.7%
de los que anteriormente militaban en el Partido Liberal se seguían considerando
4 Consultores en Investigación de Mercados y Opinión Publica S. de R.L., “Estudio de Opinión Publica,
Nivel Nacional”, basado en una muestra de 1470 encuestados(as), pág., 20.
5 Instituto Universitario de Opinión Publica, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Vice Rectoría
de Proyección Social, Boletín de Prensa, Año XXV, No.1, enero 2011. El estudio fue basado en una muestra
de 1548 encuestados(as)
6 Encuesta sobre preferencia partidarias patrocinada por el Frente Nacional de Juventudes en Resistencia y
ejecutada por “Cambio, Estudio y Refundación” (CER), en la manifestación del 1º de mayo de 2010.
17
liberales; incluso se encontró que solo el 18.2% que anteriormente se consideraban
udeistas, seguían considerándose tales. Esto indica que entre noviembre 2009 y abril
2010 hubo niveles de deserción del Partido Liberal y de la UD superiores al 80%, al
menos en las filas de la gente movilizada por los gremios sindicales y populares; lo que
indirectamente nos dice que los niveles de adhesión de la base de estos partidos fueron
muy bajos (CER).
Entonces ¿Cómo se explica que los niveles de votación no disminuyeron en general?
Nuestra hipótesis es porque el voto nacionalista fue masivo. El estudio de COINMER,
arriba citado, muestra que la tendencia en los cachurecos fue la contraria que en el
Partido Liberal. El porcentaje de miembros de ese partido dispuestos a votar el 29 de
noviembre llego al 79.2% en el mes de agosto de ese año. No tenemos un dato posterior,
pero asumimos que debió incrementarse para el mes de las elecciones propiamente
dicho, por el atractivo del triunfo nacionalista y por el hecho conocido de que se trata de
un partido más disciplinado. En ese sentido, la base cachureca –que años atrás exhibía
mucho desanimo de participar en las urnas-- fue ganada por su partido a la idea de votar
ante el derrumbe del Partido Liberal.
¿Indica eso que el Frente cometió un error al haber llamado a la abstención en las
elecciones del 29 de noviembre? Desde mi punto de vista NO, por cuatro razones:
1) Porque la Resistencia habría hecho el ridículo político al contradecirse en su oposición
al Golpe de Estado y a la vez rendirse a su principal mecanismo de blanqueo.
2) Porque la lucha permitió arrancar a un segmento numeroso de la base ex liberal
produciéndole un golpe muy duro a esa arcaica institución política burguesa; y haber
llamado a votar habría retenido dicha base en ese partido, debilitando al largo plazo a
la Resistencia;
3) Porque en las condiciones de radicalismo ultraderechista, la Resistencia no habría
tenido la más mínima posibilidad ante la manipulación de los resultados electorales;
4) Porque la disposición de la población a participar en un proceso electoral no es el
único criterio a tomar en cuenta para decidir si se participa o no; como hemos visto
atrás, también debía tomarse en cuenta la importancia estratégica que tenía dicho
proceso para la consolidación del Golpe de Estado, es decir, para consolidar un acto
de fuerza antidemocrático.
Lo anterior significa que se presentaron las siguientes tendencias:
1. Que el Partido Liberal se desplomo como fuerza política burguesa, pero que el
Partido Nacional se vio fortalecido, a niveles históricos. Fue la masiva
participación de este último y de un segmento de liberales en Resistencia, que
acudieron a votar por sus candidatos afines al Frente, lo que explica el sensible
incremento en los niveles de votación general respecto a la anterior elección
18
(aunque sin llegar a ser, como aseguran los golpistas, las más votadas de la
historia).
2. Que el Frente Nacional contra el Golpe de Estado cometió un error político al
identificar demasiado la Resistencia con el Partido Liberal, generando un efecto de
polarización con la base cachureca que, en su mayoría, no se identificaba con el
Golpe (el 63.7% no apoyaba o no sabía que opinar sobre el Golpe, COINMER)
pero que tampoco quería estar en un espacio copado por el liderazgo liberal, lo
cual disparo a niveles históricos la participación de la base nacionalista en el
proceso electoral.
3. Que el FNRP emerge como una opción política por derecho propio ante la base
que ha roto con el resto de partidos políticos, ya que el 83.4% de sus
simpatizantes encuestados por CER, manifestó que estarían dispuestos a
apoyarlo para convertirse en un Partido político distinto de los demás.
4. Que en la población tiene todavía un importante arraigo la práctica de los procesos
electorales como mecanismo de solución a crisis políticas como las que vivimos
con el Golpe de Estado.
Estos resultados deben llevarnos a revisar los conceptos que tenemos sobre el régimen
de Porfirio Lobo Sosa y sobre el proceso electoral próximo. No en el sentido de
considerarlo un gobierno legítimo –sigue siendo heredero del Golpe-- pero si de no seguir
creyendo que no tiene base social.
Cuando el gobierno de Pepe Lobo asumió la conducción del país, se encontró con el
siguiente panorama político, inédito en la historia nacional.
En primer lugar, con una oligarquía que dejo de ser tolerante con las formalidades
democráticas y que demuestra estar dispuesta a romper con las reglas del ejercicio
democrático burgués cuando le viene en gana.
En segundo lugar, con un Partido Liberal que ya no es aquella fuerza política mayoritaria,
pues 6 de cada 10 liberales simpatizaban con la Resistencia.
En tercer lugar, la izquierda política propiamente dicha, estaba en su mejor momento con
un considerable crecimiento en la simpatía del pueblo pues su potencial electorado paso
de un 2% que tenía la UD (cuando era un partido de izquierda) al 12% de la Candidatura
Independiente (COINMER).
Y en cuarto lugar hablamos de que la Resistencia era una fuerza política de masas, con
un potencial muy superior al caudal electoral de la UD, lo que la convertía en una seria
amenaza para la vigencia del bipartidismo en el sistema político nacional y por tanto a su
hegemonía oligárquica tradicional.
19
Sin embargo, la aplicación de una fina estrategia de los Estados Unidos respecto al
gobierno de Porfirio Lobo Sosa, ha hecho variar ese panorama en el último año.
El régimen de Porfirio Lobo: sus fortalezas y debilidades
Como vimos, el proceso electoral de 2009 le sirvió parcialmente al régimen para contar
con una base social importante dentro del país, específicamente en el Partido Nacional y
en un sector minoritario del Partido Liberal que, aunque no voto por él, lo considera
legítimamente electo.
¿Qué tan sólida es esa base? Todos los indicadores de la encuesta del IUDOP, a un año
de haber tomado posesión, nos permiten ver que el Gobierno de facto de Porfirio Lobo
comienza con niveles moderados de popularidad. Sus calificaciones en los distintos temas
oscilan mucho entre el 40% y el 60% (IUDOP-UCA, 2011). Los mismos por bajos que
sean, no pueden ser subestimados pues recordemos que Mel comenzó su gobierno con
25% de apoyo en las urnas respecto al total del electorado.
De hecho, a un año de su régimen, el 49% de los encuestados lo considera un ―cambio
positivo‖, y el 66.3% se siente optimista con el pronóstico del país, aunque por hoy, el
86% de encuestados opino sentirse ―igual‖ o ―peor‖ que antes, y el 78.7% no se siente
beneficiado en ―nada‖ o en ―poco‖ por la actual administración (IUDOP-UCA, 2011). Esto
puede interpretarse en el sentido de que un importante sector de la población, la mas
afectada por la crisis, esta harta del conflicto y tiene esperanzas de que las cosas van a
mejorar, aunque el régimen no goza de mucho margen para satisfacer esa expectativa.
En este sentido el régimen de Porfirio Lobo tiene una debilidad que se irá incrementando
con el tiempo. Debido a la profundidad de la crisis económica heredada del régimen de
Micheletti, Porfirio Lobo no tiene otra opción más que destruir las más importantes
conquistas de la clase obrera y el campesinado, y atacar el nivel de vida de la clase
media, escrupulosamente supervisado por el FMI. Solo véase como en un año ha
destruido el derecho al trabajo permanente; neutralizo (y está a punto de derogar) el
Estatuto del Docente; ha limitado al máximo el salario mínimo, aprobó el paquete fiscal, y
acelera la entrega de las instituciones del Estado a la empresa privada, así como los
recursos hídricos de centenares de comunidades; y está a punto de desalojar a los
campesinos de las tierras beneficiarios del Decreto 18-08 y ha aprobado las ―ciudades
modelo‖, etc.
Pero también en ese año el régimen ha coqueteado con las causas propias de la
Resistencia, con sus referencias a la Constituyente y la aprobación de las reformas al
Artículo 5 constitucional, lo que opaca sus ejecutorias antipopulares. Con esa política ha
tenido éxito en cooptar al eslabón más débil del Frente, vale decir, un sector del
Liberalismo en Resistencia (Carlos Eduardo, Rivera Rodil) y la centro derecha del Partido
Liberal (Edmundo Orellana, Yani Rosenthal, Maldonado, etc.); así como también se ha
ganado la afinidad de algunos periodistas relevantes supuestamente afines a la
Resistencia.
20
Esa seducción política de su principal contrincante, provoca el rechazo del golpismo de la
UCD, quien llega a tildarlo de ―chavista‖. El conflicto ha llegado inclusive hasta amenazas
de Juan Orlando con pasar la cuchilla a la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía General
del Estado, reductos del golpismo blanco.
Sin embargo, en la polarizada situación actual, ese conflicto en lugar de desgastar al
régimen le abona créditos porque funciona como un decolorante de su rostro golpista. Lo
cual lo hace un régimen más peligroso que el del burdo Micheletti.
Todo lo dicho significa que políticamente el gobierno de Pepe Lobo cuenta con una
asesoría muy refinada, que cuida los detalles de una política demagógica para neutralizar
el discurso de la Resistencia y disminuir el perfil político de esta.
Las oportunidades que vienen
El punto débil del régimen es que inevitablemente tendrá que continuar asestando duros
golpes económicos y sociales al pueblo y en particular a la clase trabajadora y a la clase
media, a instancias de los organismos financieros internacionales. La falta de respuesta
del FNRP le ha envalentonado y por ello será cada vez más duro.
Por otro lado, no estamos en la misma situación de relativa estabilidad de antes del
Golpe. Los golpistas están divididos y la demagogia tiene un límite, a condición de que no
se le siga el juego.
Como esos golpes continuaran y su demagogia tiene un límite, la Resistencia debe
prepararse para las batallas que vienen. Pero a diferencia del pasado, cuando solo nos
preparábamos para luchas reivindicativas aisladas, ahora debemos convertirlas en luchas
unificadas y de carácter político, para acumular la fuerza suficiente hacer de estas
verdaderas crisis al régimen.
¿Qué tenemos a nuestro favor? El hecho de que la crisis generada por el Golpe sacudió
tanto al país que ha creado una consciencia nacional de que el cambio es necesario e
inevitable. Las mismas encuestas descubrieron también que una considerable mayoría de
la población desea que el orden político del país cambie. El 56.1% estaría ―muy de
acuerdo‖ o ―algo de acuerdo‖ con la Convocatoria a una Asamblea Constituyente (IUDOP-
UCA, 2011).
Esto es todo un reto para el FNRP que concentra un inédito activismo en los sectores más
explotados de la población con capacidad de tener un efecto multiplicador lo
suficientemente fuerte para provocar una seria crisis en el sistema, para lo cual primero
tiene que salir de su atolladero interno.
El lugar del proceso electoral de 2013 en la estrategia imperial
En medio de esta situación tan volátil, la oligarquía y el gobierno norteamericano están
bajo la incómoda presión de legitimar al régimen golpista ante el mundo, mediante un
21
proceso de apertura política que sea confiable, para que este le desbloquee el
financiamiento internacional.
Ante esa realidad, el imperio norteamericano ha concebido una estrategia política, en la
que han comprometido al gobierno de Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández:
1. Lograr al corto plazo el reconocimiento internacional en especial de la OEA y
UNASUR.
2. Recomponer el Partido Liberal, en crisis tras el Golpe.
3. Dividir a la Resistencia popular, debilitarla, y restarle protagonismo.
4. Recuperar la confianza del Pueblo en el sistema político burgués, comprometiendo
a una falseada representación de la Resistencia a participar en el proceso
electoral 2013, a través de los partidos legalmente existentes.
Las primeras medidas que ha implementado en esa estrategia son:
Primero, empujan a los liberales a reconstruir su unidad, a través del Frente de Unidad
Liberal, para que sea una especie de grupo bisagra entre los Liberales en Resistencia y la
ultraderecha liberal. Su meta es reunificar el Partido para revertir su proceso de
desintegración.
Segundo, presionan al sistema de justicia para que allane el camino para que Mel Zelaya
se reintegre a la vida política del país, con lo cual esperan atraerlo a las filas del
liberalismo y potenciar ese proceso de reunificación.
Tercero, favorecerán el camino para que se inscriba una alianza de la cúpula del
Liberalismo en Resistencia con la UD, llamado Frente Amplio Político Electoral en
Resistencia (FAPER), donde confluyen liderazgos pro norteamericanos como Carlos
Eduardo Reina y oportunistas como Cesar Ham que no han tenido empacho en conciliar
con Pepe Lobo.
Cuarto, logrado el FAPER, intentaran participar en las internas del partido Liberal para
―rescatarlo‖, y si lo logran después buscaran su inscripción como alianza con la UD
teniendo como base de respaldo al FNRP. Si no, lo harán solamente a través de la UD.
El punto es disipar el protagonismo del FNRP, fortalecer el bipartidismo y moderar
políticamente el radicalismo de la base del Frente.
Cuenta a su favor con el desgaste del Frente, del golpismo recalcitrante y el arrebato de
las banderas originalmente planteadas por la Resistencia.
El escenario electoral más probable
¿Cuál sería el escenario futuro más probable de llevarse a cabo esa estrategia?
1. De aceptarse la propuesta del FAPER, el FNRP se vería reducido a un rol de
apoyo a ―los políticos‖ (pegar afiches, hacer propaganda) y a su tradicional rol de
movimiento reivindicativo, ya que los temas políticos serian acaparados por
22
aquellos; incluso el FNRP perdería control de la participación de la Resistencia en
el proceso electoral, pues las decisiones cotidianas las tomarían la UD y los
dirigentes del Liberalismo en Resistencia. De esa forma su perfil como entidad
política se vería reducida al máximo en medio de la contienda electoral, con lo cual
la UD y eventualmente el Partido Liberal superarían el estado de debilidad en que
están y sonsacándole activismo al FNRP.
2. De constituirse el FNRP en un partido político –suponiendo que la oligarquía le
abra esa posibilidad, lo que es remoto—o si decide irse por una candidatura
independiente, se enfrentaría al panorama de ir dividida al proceso electoral, ya
que ni la UD ni los Liberales en Resistencia desistirán de inscribir su proyecto
político electoral (el FAPER), generando una gran frustración en las bases, las
cuales no están pensando en ser una simple ―oposición‖ sino en ―tomar el poder‖.
3. Con la administración del TSE en sus manos, la burguesía se asegurara de que la
representación de la Resistencia –cualquier sea la modalidad con la que llegue--
sea la mínima necesaria para ser oposición frente al bloque de liberales y
nacionalistas, los cuales tenderán a actuar como una sola fuerza política,
asegurándose mayoría calificada en el parlamento.
4. Con lo absorbente que son los procesos electorales de la burguesía, el FNRP en
la práctica tendera a dejar la lucha social a un lado, sometiéndose a un desgaste
de energía sicológica y recursos económicos por ―llegar al poder‖, mientras el
golpismo derriba nuestras conquistas una por una.
5. En el camino muchos cuadros del Frente, serian cooptados por el sistema burgués
y tenderán a convertirse en sus defensores, y, en el peor de los casos, otros se
acomodaran al mismo como sucedió con la UD.
Los Riesgos de su estrategia para Pepe y los gringos
Esta estrategia norteamericana no se hace sin riesgos para ellos.
El imperio, Pepe y Juan Orlando no tienen ninguna garantía de que lograra la
revitalización del Partido Liberal y de que el proyecto del Frente Amplio lograra impedir la
consolidación del FNRP como opción partidaria del pueblo en Resistencia.
El imperio tampoco tiene asegurado que disciplinara a la UCD y a la cúpula militar
golpista. Estos últimos parecen haber endurecido sus posiciones, a consecuencia del
triunfo de los republicanos en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, quienes
parecen respaldarlos.
23
De ahí que sea de gran importancia para el gobierno de Obama sacar los cuadros de la
UCD de la Corte Suprema de Justicia y de la Fiscalía General para impedir la posibilidad
de que la oligarquía golpista se coloque como obstáculo.
Estos movimientos de los dos bloques a nivel de Estado, pueden estallar en crisis política
en cualquier momento, la cual puede ser aprovechada por la Resistencia.
EN CONCLUSION:
Tal como está planteado en el momento actual, la participación en el próximo proceso
electoral es una opción inconveniente para el movimiento de la Resistencia popular,
ya que tiene peligros que no compensan lo que se puede ganar.
Por tanto, de forma creativa, la Resistencia debemos buscar un curso alternativo, que nos
conduzca a recuperarnos, acumular fuerza y luego pasar a una ofensiva general en pro
de la Constituyente.
Espero que este aporte sirva a los delegados y delegadas de las bases de la Resistencia
a sopesar los pros y los contras con criterio suficiente para tomar la mejor decisión en la
próxima Asamblea Nacional del 26 de febrero.