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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Permaneciendo en la Vid, 2ª parte Código: 1553
Escrituras: Juan 15: 5-8, 11
John MacArthur Para nuestra lección de esta mañana, abran por favor sus Biblias en el capítulo 15 de Juan. Y
hoy continuamos con la segunda parte de Permaneciendo en la Vid. Nuestro primer mensaje
se concentró en los versículos 1, 2 y 3; y fue exclusivamente una explicación a detalle de las
partes de la analogía. Y los versículos 4 al 11 entran aún a más en detalle, conforme
describen los diferentes aspectos y todas las derivaciones. Y entonces, en esta mañana,
llegamos a la segunda parte de Permanecer en la Vid.
Recientemente, he estado leyendo un libro. Y estaba leyendo este testimonio de una mujer.
Decía lo siguiente, y cito: “Se les pidió a dos mujeres que visitaran a un vecino que estaba
enfermo y en problemas. Fueron a la casa de la persona y encontraron al pobre hombre
gimiendo en el suelo. “Hemos venido a ayudarle,” le dijeron. Él respondió que era demasiado
tarde. “Asistí a sus reuniones hace dos años atrás. El Espíritu habló a mi corazón y me dijo
que fuera al altar a suplicar a Dios que tuviera misericordia, a aceptar Su salvación; y me
rehúse. Ha sucedido una y otra vez; y me he rehusado. Finalmente, el Espíritu me dejó y
estoy tan perdido como si estuviera ya en el infierno. Es demasiado tarde, me voy al infierno.”
Fin de la cita. El pequeño artículo decía que vivió dos semanas y su casa era un lugar de
oscuridad y demonios hasta que falleció.
Ese es un incidente trágico. Es un incidente que se repite de manera común alrededor del
mundo. Es un incidente de una oportunidad de responder al Evangelio de Jesucristo conforme
es dirigido por el Espíritu Santo. Y rehusarse a hacer eso y resistir al espíritu de Dios, quien
no siempre luchará con el hombre y se va; y el hombre está condenado. Hubo otro hombre
que hizo lo mismo, nada más que sus oportunidades fueron mucho mayores que las de este
hombre acerca del cual les he leído. Su nombre era Judas. Él caminó durante tres años con
Jesús y vio todo lo que podía verse, oyó todo lo que podía oírse y se alejó; un diablo. Un
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traicionero ingrato que amaba al dinero, que terminó suicidándose y chocando contra las
rocas; y terminó en el infierno por toda la eternidad y fue a su propio lugar, como la Biblia lo
llama.
La tragedia más grande que existe es la tragedia del discípulo Judas, el cual está cerca de la
verdad de Jesucristo, se apega de manera superficial a Jesucristo y luego, en algún punto, se
aleja y está condenado. Al llegar a Juan 15, Jesús está en el aposento alto. Y Él tiene en
mente dos tipos de discípulos, los once que están ahí frente a Él, quienes son discípulos
genuinos y el que se ha ido para traicionarlo, el discípulo Judas. Y al pensar en estos dos
discípulos, Él presenta esta analogía hermosa de la vid y los pámpanos. Él es la vid y el Padre
es el labrador; y los pámpanos son discípulos, algunos de ellos reales, algunos de ellos son
pámpanos Judas. Y Él les dice que pueden identificar a los pámpanos verdaderos porque dan
fruto y agradan al Padre y obedecen y continúan en amor y permanecen; y puedes distinguir a
los pámpanos Judas porque sólo son temporales y poco tiempo después se van y nunca
tienen fruto real.
En nuestro primer mensaje, vimos los versículos 1, 2 y 3; y vimos esta introducción básica de
la analogía. Después, comenzamos la semana pasada al llegar el versículo 4, a ver cómo
Jesús se mueve y suplica. Y la súplica está en el versículo 4: “Permaneced en Mí y Yo en
vosotros.” Jesús entonces está hablándole primordialmente a ese discípulo superficial y
diciéndole que sea uno real. Que no repita nuevamente la tragedia de Judas. La dirección
primordial de esas palabras al principio del versículo cuatro son dirigidas hacia ese pámpano
Judas, a ese cristiano profesante. Y es un ruego para que sea un cristiano real, para que
realmente se salve y realmente permanezca. Y después, vimos la semana pasada como Él
repite lo mismo con palabras diferentes en los versículos 8, 9 y 10. Él dice: “Da mucho fruto,
continúa en Mi amor, permanece en Mi amor al guardar Mis mandamientos.” Todas esas son
el mismo tipo de directrices que van al discípulo profesante que no es real. Son directrices a
ese pámpano Judas para que sea legítimo, el ruego del corazón de Cristo a que vaya en
contra de esa tragedia terrible de estar cerca de Jesús, identificarse superficialmente, pero no
ser salvo. Y entonces, lo que aquí tenemos es a Jesús presentando dos tipos de discípulos en
los pámpanos: un pámpano es un discípulo verdadero, uno es falso. Un pámpano es algo y el
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otro está perdido. Aunque ambos en la superficie parecen ser discípulos reales, no lo son. Y
entonces, Jesús está llamando, está rogándole al discípulo falso que sea real.
Después, la semana pasada también le dije como un pensamiento secundario, que el término
“Permaneced en Mí” también podría ser para un cristiano. En un sentido posicional,
permanecemos en Cristo… Esa es la naturaleza de ser salvo. No hay duda acerca de eso,
estamos permaneciendo en Cristo. Pero hay un sentido en el cual esto nos puede hablar
porque es posible como cristiano inclusive tener ese tipo de excepciones cuando no
permanecemos en manera plena como debiéramos -cuando pecamos, cuando en cierta
manera seguimos con nuestro propio camino y por un día, una hora o una semana o por el
tiempo que sea, vamos en contra del principio de permanecer, aunque en un sentido
posicional somos salvos y permanecemos, en un sentido práctico no permanecemos de
manera plena, como debiéramos. Esa es la idea de comunión. Siempre estamos en comunión
con el Padre, siempre estamos en comunión con Cristo porque la comunión significa convivir,
estar cerca; y nada puede romper eso de manera total si realmente somos salvos. Pero
perdemos el gozo y la experiencia de esa comunión. Y así es con permanecer, en un sentido
posicional siempre permanecemos, pero con frecuencia perdemos el gozo y la experiencia de
permanecer y entonces, en un sentido, “permaneced en mi” puede ser a un creyente
acercarse a Jesús lo más que sea posible y estar en una relación tan íntima, tan cercana a
Cristo de tal manera que Cristo está fluyendo a través de él lo más que sea posible. Y vimos
eso la semana pasada con detalle.
Pero regresando a nuestra referencia primordial, aún incrédulo que está fingiendo, por así
decirlo, quiero que veamos el día de hoy las consecuencias del discípulado. Un hombre tiene
dos opciones. Él puede ser un pámpano que está permaneciendo verdaderamente en Cristo,
puede ser un cristiano real o puede ser un pámpano que no es real, es temporal, no tiene
fruto, no continúa en el amor de Cristo, no obedece Sus mandamientos de una manera
continua y termina, en últimas, en desastre eterno. Ahora, Jesús le dice a todo hombre que es
un discípulo falso que sea un discípulo real. Y quiero mostrarle hoy las consecuencias de ser
un verdadero pámpano y las consecuencias de ser uno que es cortado porque nunca fue uno
real desde el principio. Y para cuando terminemos el día de hoy, si ha tenido dificultad para
determinar si usted es real o es un hipócrita, si debe darle su vida a Jesucristo o debe ser
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religioso, si debe ser verdaderamente salvo o simplemente jugar un juego, si cuando yo
termino usted tiene ese problema, entonces realmente usted está asido de manera mortal por
Satanás porque la opción es tan obvia cuando usted ve las consecuencias.
Ahora, la semana pasada le dije cuál era el significado básico de permanecer. Y ahora quiero
mostrarle, en segundo lugar, las bendiciones de los pámpanos que permanecen; en tercer
lugar, como se queman los pámpanos que no permanecen. Un verdadero discípulo, un
verdadero cristiano que realmente entrega su vida a Jesucristo es bendecido. Un individuo
que se apega de manera superficial a Jesucristo es quemado y esa es simplemente la
distinción que quiero que vea en el día de hoy.
Muy bien, entonces, en segundo lugar en su bosquejo, si lo tiene ahí en su boletín y puede
seguirlo si quiere, continuamos con el mismo mensaje que comenzamos la semana pasada,
tenemos la bendición de los pámpanos que permanecen. Y veremos esto en varios versículos
brincando de uno a otra conforme tenemos que entender aquí la descripción, versículos 5, 7,
8 y 11, registrando las bendiciones de los pámpanos que permanecen; y son bendiciones
emocionantes para el verdadero discípulo. Para el que verdaderamente es un pámpano, para
el que realmente ama al Señor Jesucristo, para el que está pegado a la Vid, que tiene una
relación de amor con Cristo en quien la vida de Cristo realmente vive, aquel a través de quien
Él derrama Su esencia y nace el fruto, las bendiciones va más allá de bendiciones fantásticas,
emocionantes, van más allá de lo que podemos creer; y quiero mostrárselas.
En primer lugar, y puede apuntar estas porque son muy importantes. La primera bendición de
un pámpano que verdaderamente permanece es fruto. Fruto. Versículo 5: “Yo soy la Vid,
vosotros los pámpanos.” Ahora, Él les está recordando de ese principio, “el que permanece en
Mí y Yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de Mí, nada podéis… ¿qué?…
hacer.” Lo cual significa que no puede haber fruto en un pámpano que no es real.
Muy bien, ahí hay un principio básico, que un pámpano que permanece va a producir mucho
fruto. Ahora, hace dos semanas le dije que todo cristiano da fruto, que no existe un cristiano
que no da fruto. Y le dije que Jesús dijo: “Todo buen árbol da buen fruto”. Jesús inclusive dijo
que puede determinar si un hombre es salvo o no por su fruto, porque Él dijo: “Por sus frutos
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los conoceréis.” Y aquí en el versículo 5 dice lo mismo: “El que permanece en Mí lleva mucho
fruto.” Siempre habrá fruto en un creyente. Puede ser difícil encontrarlo, pero ahí estará.
Puede haber lapsos, puede haber ocasiones en las que no experimentamos la vida que se
caracteriza por permanecer en Él, pero habrá fruto porque esa es la naturaleza de nuestra
vida. Si Cristo está en mí, entonces Él producirá algo en mi vida. Debe haber fruto en la vida
de todo creyente, no existe algo tal como un creyente que nunca da fruto.
La primera bendición entonces, es fruto. Ahora que quiero mostrarle algunas cosas acerca de
esto porque muchos de ustedes me han estado preguntando esto y algunos de ustedes han
estado estudiando sus Biblias para tratar de entender lo que es el fruto. Y esperé dos
semanas porque quería que su apetito se abriera antes de que los alimentara con el fruto.
¿Muy bien? ¿Por qué es importante el fruto? El fruto es importante; entonces usted se
preguntará por qué no molestamos. Si soy salvo, ¿por qué no tan sólo me salvo y me quedo
aquí esperando y voy al cielo? El fruto es importante. Dios quiere que usted tenga una vida
productiva y Él produce cosas a través de su vida por Su propio poder y Su propia esencia. El
fruto es importante en primer lugar porque Dios habla de él muy a menudo. En el Antiguo
Testamento, 106 veces usted encuentra la palabra principal para fruto; en el Nuevo
Testamento habla de fruto 70 veces. Muy, muy importante. De los 27 libros del Nuevo
Testamento, 24 se refieren a la idea de fruto. Todas las epístolas de Pablo hablan acerca de
fruto en la vida de un creyente. Éste no es sólo un principio en el Nuevo Testamento, como le
he dicho, 106 veces en el Antiguo Testamento. Permítanme leer alguna de ellas. Salmo 1:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de
pecadores ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su
delicia y en Su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, que da su fruto a su tiempo.” Inclusive en el Antiguo Testamento, el hombre
bienaventurado, el hombre piadoso, era un hombre que daba fruto. La vida de Dios estaba en
él, operando de manera productiva. Y tienen lo mismo en el Nuevo Testamento, en Gálatas,
por ejemplo, capítulo 5, el apóstol Pablo se enfoca en esto de manera clara. Él dice en el
versículo 22: “Mas el fruto del Espíritu es…” Y después, Él presenta esa larga lista: amor,
gozo, paz, etcétera. Y veremos eso en un momento. Y entonces, el fruto es parte del hombre
bienaventurado, parte del hombre piadoso, tanto del Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento, Dios ha diseñado que tenga una parte.
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Este es el producto de la vida de Dios en un hombre. Está en todos lados en la Biblia. No sólo
eso, sino que yo creo que el fruto es importante porque Dios es la fuente del fruto. Un hombre
no es la fuente del fruto. Usted no es la fuente de fruto en su vida, usted es simplemente la
rama, el pámpano. Dios es el agente que produce el fruto. Es Su poder; es Su vida que
produce fruto.
En Óseas 14:8, Dios dice: “De Mi será hallado tu fruto.” Y ese es un principio del Antiguo
Testamento. El fruto es de Dios y sólo la persona o el pámpano que permanece en la vid de
tal manera que la vida de la vid fluya a través del pámpano, sólo esa persona puede dar fruto
porque el fruto es de Dios. Y fuera de él no hay fruto en absoluto. De hecho, en Filipenses 1,
versículo 11, él habla acerca de fruto desde el punto de vista de salvación. Él dice esto:
“Siendo llenos con los frutos de justicia.” No puede haber fruto alguno a menos de que haya
justicia, no puede haber justicia alguna a menos de que un hombre haya nacido de nuevo y
reciba la justicia de Cristo.
Ahora observe esto, permítame leer el versículo de otra manera. “Siendo llenado con los
frutos de justicia, que son a través de Jesucristo o por Jesucristo.” Ahora, puede ser de dos
maneras. La única manera en la que usted jamás tendrá fruto es siendo salvo; y eso también
significa que el fruto en usted es el producto de Cristo en usted. Y entonces, no hay manera
en la que un individuo jamás pueda producir fruto fuera de la justicia, no hay manera alguna
en la que un hombre pueda jamás producir justicia fuera de Jesucristo; y sólo porque usted es
hecho justo en Jesucristo, usted no puede producir el fruto, todavía es Él en usted
produciéndolo a través de usted. Recuerde el principio, Óseas 14:8: “De Mí será hallado tu
fruto.” E incidentalmente, inclusive Cristo dijo que todo el fruto de Su vida, todo lo que Él hizo,
dijo que vino de Dios. Por completo. Él dijo: “El Padre está llevando a cabo Su obra en y a
través de Mí.”
Todo poder espiritual viene entonces de Dios y todo fruto viene de Dios. Él habló mucho de
eso, Él es la fuente de eso y esa es la razón por la que es tan importante. Viene de Dios y es
impartido a nosotros.
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Ahora, ¿qué es fruto? Hablamos de tener fruto en nuestras vidas y dar fruto; y ahora le voy a
dar los detalles de lo que es el fruto. En primer lugar, le voy a decir lo que no es. El fruto no es
éxito. En ningún lugar en la Biblia el éxito es sinónimo de fruto. Algunas personas creen que si
algo es grande, si hay mucha gente o si aparentemente es exitoso por fuera, eso es fruto. Eso
no es fruto. Eso puede ser un desempeño carnal, no fruto en absoluto. Entonces, muchas
veces pensamos que alguien es realmente fructífero porque en cierta manera tiene éxito y
vemos a algún misionero pobre y decimos: ve a ese misionero, ese pobre misionero
probablemente es un fiasco; y la realidad puede ser que todos los años de ministerio que está
ahí, aunque obviamente no muestra mucho éxito, verdaderamente esté dando fruto mientras
que lo otro puede ser desempeño carnal con poco fruto. Usted no mide el fruto por el éxito.
En segundo lugar, no es sensacionalismo. No son números, usted no dice que alguien tiene
mucho fruto porque tiene tanta gente que ganó al Señor o porque tiene tanta gente en su
estudio bíblico o porque tiene tanta gente en su Iglesia por porque tiene tanto sentimentalismo
o porque es tan celoso por algún tipo de programa. Eso tampoco es fruto. Y permítame añadir
esto: que el fruto no puede ser simulado. Hay un peligro que es muy sutil en la vida de
creyentes que dan fruto y es que tratan de hacer externamente lo que alguien más hace. No
todos somos el mismo tipo de pámpanos en el sentido de que producimos el mismo tipo de
fruto. Hay distinciones. Todo creyente da fruto en un sentido que es único, aunque es común
a todos nosotros, por ejemplo, el fruto del Espíritu es común a todos nosotros, sin embargo
hay un sentido en el que nuestro propio fruto es único. Está arreglado de manera única,
ordenado de manera única, diseñado de manera única y se desarrolla de manera única. Y es
muy fácil que alguien esté en alguna especie de plan de auto mejora en donde está tratando
de ser como alguien más y en lugar de preocuparse por permanecer y dejar que Dios
produzca el fruto, se preocupa por producir lo que alguien más produce; y termina
produciendo una simulación de fruto que ni siquiera es real. Y como le dije la semana pasada,
no debemos meternos en esa preocupación en la que estamos preocupados por lo que es el
fruto. Ni siquiera tenemos que preocuparnos por eso. Lo único que tenemos que hacer es
permanecer; y Dios produce el fruto. Y cuando un cristiano llega a un punto en el que él
comienza a simular el fruto de alguien más, está mal. Ha violado el principio básico de
permanecer; él ahora está ahí en el piso tirado, amarrado a fruto artificial. El fruto viene de
permanecer y no viene por éxito, sensación o tratar de simular a alguien más y amarrarlo.
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Permítame mostrarle lo que es fruto. En primer lugar, fruto es muchas cosas en las Escrituras.
Muchas cosas. El fruto es, número uno, las virtudes de la vida cristiana. La semejanza a
Cristo, es fruto. Un creyente que es como Cristo es un creyente que da fruto. Es una vida que
sigue el patrón de Jesucristo. Y creo que esto es exactamente lo que Pablo tiene en mente en
Gálatas 5:22 cuando dice: “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tanto les cosas no hay ley.” Ahora esa lista,
todas ellas, sin excepción, fueron características de Jesucristo. Y son el fruto en la vida de un
creyente. Debemos reproducir la vida de Cristo en nosotros conforme permanecemos en la
vid. La semejanza a Cristo es fruto. Él fue conocido por Su amor. Él dio Su amor a Sus
discípulos. Él fue conocido por Su paz. Él dio su paz a Sus discípulos. Él fue conocido por Su
gozo; y veremos más adelante en esta mañana que Él dijo que quería que Su gozo
permaneciera en nosotros. Todo lo que Él tiene, lo da a aquellos que son suyos; y entonces la
semejanza a Cristo en todas estas virtudes es fruto. Ahora eso cubre un área amplia. Usted
puede mirar a su vida como cristiano y puede decir que no sabe si tiene algún fruto. Bueno, si
ahí hay amor, si ahí hay gozo, si hay alguna paz, eso es fruto. Y eso sólo viene conforme
usted permanece en Él. Esto es algo tremendo, usted sabe, la gente ve Gálatas capítulo 5 y
dice ¿cómo puede tener amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre?
Usted sabe, ¿cómo puede alguien tener todo eso? Tengo que trabajar en todo eso. Comienzo
con el amor y realmente trabajo en el amor y machaco y me esfuerzo y terminé con el amor; y
ahora pasaré a la paz, paz, paz, paz… De ahí al gozo. Oh, el gozo. Como puede ver, en cierta
manera usted trata de producir todo eso y dice que eso es bastante difícil. Correcto. Para
cuando llega al final, ya perdió su gozo. Y después tiene que comenzar de nuevo y no está
seguro de que tiene algo de paz en su corazón. No ama a nadie. Entonces, lo que sucede es
que trata de amarrar el fruto del Espíritu. Lo que necesita hacer es permanecer; y eso es todo.
Sólo preocúpese por su relación con Jesús, de estar cerca de Él; y eso simplemente va a a
ser producido de manera rápida. Y eso va a reproducir en usted semejanza a Cristo. Eso es
fruto. Y le voy a decir algo que también es fruto. No sólo semejanza a Cristo sino también
confesión en alabanza. La confesión de Cristo en alabanza es fruto. Usted preguntará cómo
llegué a esa conclusión, de donde saqué eso. Bueno, lo saqué de Hebreos 13:15 para ser
específico. Dice esto: versículo 15 del capítulo 13 de Hebreos: “Así que ofrezcamos siempre a
Dios por medio de Él sacrificio de alabanza; es decir fruto de labios que confiesan Su nombre.
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Cuando usted alaba y agradece a Dios, cuando usted Le confiesa en alabanza, Le está
ofreciendo fruto. El fruto es confesión y alabanza y gratitud. Cuando usted alaba a Dios,
cuando usted Le agradece a Dios, eso es fruto. Eso es exactamente lo que dice aquí. El
pronunciar el nombre magnífico de Cristo, un espíritu que adora agradecido, es fruto. Cuando
usted adora y expresa Cristo su adoración y su alabanza, eso es fruto. Cuando usted se pone
de rodillas y Le agradece por todo lo que le ha dado, eso es fruto. Y el Antiguo Testamento ha
hablado bastante de esto: Isaías 57, Óseas 14. Permítame darle algo más que es fruto.
Una tercera cosa que es fruto son las contribuciones a aquellos que están en necesidad.
Normalmente no pensamos en eso como fruto, pero lo es. Cuando usted satisface la
necesidad de alguien, eso es fruto. Y le voy a mostrar por qué digo eso. Hay varios lugares en
la Biblia que presentan esto; pero permítame llevarlo por un momento a Filipenses 4:17. El
apóstol Pablo había recibido de la Iglesia en Filipos una ofrenda de amor. Y cuando Pablo
claro, estaba en Roma en cadenas, recibió esta ofrenda de amor de los creyentes en Filipos.
Y como resultado de eso, él dice en Filipenses 4:17 pensando en esta ofrenda: “No es que
busque dádivas sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” Eso es interesante. Él
está diciendo no es que quiero una ofrenda; es que me encanta ver fruto. En otras palabras,
me da gusto su ofrenda de amor no porque la recibí sino (porque ese no es el punto) porque
es el fruto de su relación con Cristo. Entonces, él considera a esta ofrenda como fruto. Ahora,
en Romanos 15:28: “Así que cuando haya concluido esto y les haya ya entregado este fruto,
pasaré entre vosotros rumbo a España.” Ahora, él les iba a mostrar a los judíos este principio,
que los gentiles convertidos le habían enviado una ofrenda. Y él va a decir que va a
mostrarles eso para mostrarles a los judíos que realmente están con nosotros. Que han dado
una ofrenda, un regalo. Y él los llama ahí nuevamente fruto. Evidentemente, Pablo vio que
esto es la clave, en la ofrenda, también vio el amor. Y él casi amarra los dos, la ofrenda y el
amor. La ofrenda representa el amor; y entonces Pablo recibe estas dos ofrendas y las cuenta
como fruto por parte de estos creyentes. Y entonces, vemos que una contribución a aquellos
en necesidad cuando es hecha en amor, es fruto. Es el fruto; y el regalo de amor, la ofrenda
de amor al mismo tiempo. Y Pablo dijo eso por lo menos en esos dos lugares.
Muy bien, en cuarto lugar, fruto no sólo es semejanza a Cristo, confesión de alabanza y
gratitud y contribuciones de amor sino que fruto también es comunicación que bendice a otras
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personas. La enseñanza es fruto. Comunicar alguna verdad espiritual a alguien más es fruto;
y le mostraré de donde saqué esto. Primera de Corintios 14:14. Y este es un capítulo muy
importante, hablando de lenguas, pero en el versículo 14 también habla de manera muy
importante acerca de otras cosas. Primera de Corintios 14:14: “Porque si yo oro en lenguas
desconocidas mi espíritu ora. Pero mi entendimiento queda sin fruto.” Aquí no está hablando
del énfasis en las lenguas tanto como está hablando de la idea de oración. “Porque si yo oro
en lenguas desconocidas mi espíritu ora pero mi entendimiento queda sin fruto.” Mi
entendimiento queda sin fruto. Si un cristiano ora en un idioma que nadie conoce, su
entendimiento queda sin fruto. Es incapaz de comunicar el significado. Si yo me pongo de pie
y comienzo a orar a Dios en un idioma que nadie conoce, no estoy contribuyendo en nada a
ustedes. No hay fruto en eso. No hay fruto. El cristiano que realmente está sintonizado con el
Espíritu va a pensar en otros primero y de va a orar con su entendimiento para que pueda
impartirles verdad espiritual. Eso es fruto. Comunicación que bendice a otros, que no es
egoísta; es fruto. Usted podría meter esto en diferentes áreas. En muchas otras áreas. Un
creyente puede entretenerse a sí mismo, puede estudiar la Biblia por sí mismo y en cierta
manera, engordar de la Biblia y nunca molestarse por compartirlo con nadie más. Eso no da
fruto, es infructuoso en el sentido de no compartir y comunicar para compartir a otros.
Entonces, la comunicación que tiene como su objeto la bendición de alguien más también es
considerada fruto y no da fruto el hacer cosas que limitan el beneficio sólo a usted. Entonces,
fruto es mantener a otros en mente.
Muy bien, y después en quinto lugar; y esto en cierta manera incluye todo. Fruto es también
conducta en general. Conducta en general. En Colosenses 1:10 dice (Pablo claro aquí está
hablando a los colosenses en un tipo de adoración) dice: “Para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra.” Las buenas obras son fruto.
La conducta en general es fruto. Entonces, vemos que hay varias maneras en las que un
creyente puede dar fruto. Reproduciendo las virtudes de Jesucristo al permanecer,
confesando el nombre de Jesucristo en alabanza y gratitud, contribuyendo a las necesidades
de otros en una ofrenda de amor. Y después, la idea de comunicar a aquellos que le rodean
en lugar de ser egoísta y no dar fruto, centrando todo en su propia vida y después esta:
conducta en general. Las buenas obras son fruto. Todas esas buenas obras que usted pueda
hacer también caen en la categoría de fruto.
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Quiero darle uno más; y éste quizás es con el que más familiarizado está la gente y son los
convertidos; los convertidos también son fruto. La gente ganada a Jesucristo a través de dar
testimonio es fruto de permanecer. Ahora, observe esto. La manera en la que usted puede
ganar almas de manera eficaz, la manera de dar fruto en este sentido no es estar corriendo
por todos lados si no es hacer ¿qué? Permanecer en la Vid. Y conforme usted permanece, el
fruto vendrá y las oportunidades estarán ahí. Preocúpese por concentrarse en su relación con
Cristo y Él le va a dar toda oportunidad que ha diseñado para usted. Y la va a hacer una
oportunidad fructífera si usted es un pámpano que permanece. El principio es simple. No se
moleste porque no ha ganado x cantidad de gente.
Me acuerdo cuando estaba en la universidad, nos dieron una tarea en el verano que teníamos
que darle testimonio a varias personas por semana. No nos dijeron cuántos tenían que
salvarse para que nosotros sacáramos un nueve en la clase; pero nos dijeron que teníamos
que dar testimonio a siete por semana. Y le digo que si en algún punto hubo un súper
legalismo, fue éste. Quiero decir, si usted quería tener una buena actitud y lo quería hacer de
manera honesta, no podía porque continuamente, conforme lo hacía, usted realmente no
estaba haciendo esto de manera honesta, lo estaba haciendo para obtener una calificación.
La manera de ganar gente a Jesucristo no es andar corriendo tratando de ser legalista, sino
es permanecer. Esa es la manera en la que debemos hacerlo.
Muy bien, la Biblia nos enseña entonces que los convertidos son fruto. Juan 4 presenta el
pensamiento, ahí en el Nuevo Testamento. Y quiero mostrarles un par de principios aquí.
Juan 4. Veamos el versículo 31, Jesús aquí va camino a Samaria y llega al pequeño pueblo
de Sycar, se encuentra con la mujer en el pozo, ella va a la ciudad y hace que toda la ciudad
salga y lo reciba porque ella no puede creer todas las cosas que le dijo acerca de ella.
Versículo 31: “Entre tanto los discípulos le rogaban diciendo “Rabí, come.” Él les dijo: “Yo
tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.”” Y Él tenía razón; ellos no tenían idea
de lo que estaba hablando. “Entonces, los discípulos decían unos a otros: “¿Le habrá traído
alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que
acabe Su obra. ¿No decís vosotros…?” Y entonces, por supuesto, Él levanta sus ojos y ve a
la gente; y para cuando ha dicho estas palabras, ve a la gente que viene y dice: “Alzad
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vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.” Y aquí vemos que
Él dice en el versículo 35: “No decís vosotros: ¿Aún faltan cuatro meses para que llegue la
siega?” Realmente no es momento todavía de cortar los campos. Pero les dice: “Alzad
vuestros ojos y mirad los campos porque ya están blancos para la siega.” Él ve a la gente
blanca, por así decirlo, que viene por el campo y dice que ellos son la cosecha. Versículo 36:
“Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce
juntamente con el que siega.” ¿Sabe algo? Usted no siempre tiene que ser el que guía a
alguien a Jesucristo para tenerlo como fruto. Está el que siembra y el que siega. Algunas
veces, usted sabe, lo único que hace sembrar. Siempre pienso en William Carey. Él pasó 35
años en la India antes de ver a un convertido. Alguien dijo que esa era una vida sin fruto.
Amigo mío, casi todo convertido desde ese entonces va a estar en ese pámpano porque él es
el que tradujo todo el Nuevo Testamento a casi todo dialecto disponible en India en ese
entonces. Eso es sembrar, alguien más cosecha. Entonces, los convertidos son ciertamente
frutos. Permítame leerle otro versículo. En el capítulo 16 de Primera Corintios, versículo 15,
dice lo siguiente: “Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya;
y que ellos se han dedicado al servicio de los santos.” Las primicias se refieren a los primeros
frutos de Acaya. Pablo llama a esta casa en particular de Estéfanas los primeros frutos de
Acaya, las primicias. Fueron los primeros convertidos en Acaya. Entonces, fruto de nuevo, en
el libro de Corintios es considerado aquellas personas que son ganadas a Cristo. Romanos
1:13, es posible que esto es de lo que Pablo está hablando cuando dice que quería venir a
Roma para tener algún fruto entre ustedes. Entonces, la Vid envía la vida al pámpano y el
pámpano da fruto. Todo lo que tiene que hacer el pámpano es permanecer. Y el fruto es
semejanza a Cristo. Es la idea de confesar alabanza a Dios, es la contribución en amor a
otros en necesidad, es la comunicación que bendice a otros en lugar de estar diseñada para
uno mismo de manera egoísta, es conducta en general -todas nuestras buenas obras-y son
los convertidos, almas ganadas a Jesucristo. Todo eso es lo que el Nuevo Testamento
considera como fruto de un pámpano. Y le diré que es algo maravilloso darnos cuenta de que
Cristo está produciendo eso en nosotros. Y si no estamos disfrutándolos y estamos
experimentándolos y no estamos viéndolos cumplirse en nuestras vidas de manera total,
entonces el motivo es muy sencillo. Simplemente no estamos permaneciendo
experimentalmente como Dios diseñó que permaneciéramos.
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Muy bien, permítame mostrarle lo segundo. Lo segundo que se considera como bendición
para el pámpano que permanece está en el versículo 7. Y es fidelidad en que Dios responde
la oración. En primer lugar, fruto; y fidelidad de Dios respondiendo a la oración. ¡Qué promesa
colosal es esta! Observe el versículo 7: “Si permanecéis en Mí, Mis Palabras permanecen en
vosotros. Pedid todo lo que queréis y os será hecho.” Dios dice: “Si usted verdaderamente es
un pámpano que permanece, Yo voy a ser fiel en responder toda oración.” Esta es una
promesa fantástica. Quiero que se dé cuenta, sin embargo, que en esta promesa hay dos
condiciones que permiten que Dios responda. En primer lugar, dice esto: Si permanecéis en
Mí. Si usted es un verdadero creyente, Dios (observe esto) no tiene la obligación de
responderle oraciones a un incrédulo. Y ampliaré eso en un momento. Usted debe ser un
verdadero pámpano. La palabra permanecer es “mainatai.” Significa permanente. Esto es
punto de acción, eso lo determina. Usted debe estar permaneciendo de manera permanente,
un pámpano. Un verdadero creyente. La marca de un verdadero cristiano es que permanece;
y si usted es un pámpano que permanece es un verdadero cristiano. Él no está diciendo si
continúa permaneciendo; Él está diciendo si tú eres un erest, un punto de acción, un pámpano
que permanece que fue conectado en un punto, eso entonces encaja con la condición número
uno para que su oración sea respondida. Entonces, si un hombre tiene una unión permanente
con Jesucristo, si es un pámpano verdadero, esa es la condición número uno para la oración
contestada. Y como recién he dicho, Dios no tiene la obligación de responder la oración de un
incrédulo. Alguien me ha preguntado si Dios alguna vez responde las oraciones de un
incrédulo. Bueno, sí lo hace. Y puede hacerlo en Su propio diseño, en Su propia soberanía, en
Su propia voluntad para Su propio propósito; pero no tiene obligación de hacerlo, Él no hace
promesas, sólo tiene Su soberanía para determinarlo, no es una promesa y especialmente no
estará inclinado a responder la oración de un pámpano Judas.
Esta es la condición uno. Permítame mostrarle la condición dos, para tener oración
contestada. “Si permanecéis en Mí y Mis Palabras permanecen en vosotros,” esa es la
condición número dos, para tener oraciones contestadas. Y esto es tan bueno. ¿Puede
imaginarse este versículo sin esa declaración? “Si permanecéis en Mí y pedís lo que quieras
será hecho.” ¡Guau! Eso sería un cheque en blanco, ¿no es cierto? Un cheque en blanco
firmado por Dios, usted agrega la cantidad. Eso no funcionaría. Eso traería problemas. O,
pero usted dice que es un verdadero pámpano y pidió muchas cosas y no las recibió. Bueno,
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tiene que asegurarse de cumplir con la condición dos. Necesita estar ahí. Y es la siguiente:
Mis palabras permanecen en vosotros. ¿Entonces, qué significa eso? Significa esto. Si usted
es un verdadero pámpano, condición uno; condición dos y su vida continuamente está
regulada por la Palabra de Dios, entonces la promesa viene. Pedid todo lo que queráis y os
será hecho. Os será hecho. Y la palabra allí, la palabra para palabra, “Mis palabras” es
“raimeta” significa palabras. Está hablando de los detalles mismos de las Palabras de Cristo
más que sólo el conjunto de la Biblia. Las Palabras individuales de Cristo tienen que estar
controlando nuestras vidas. Usted sabe, es muy fácil decirlo, yo me esfuerzo porque mi vida
siga el patrón de la palabra de Dios. ¿Qué parte? Bueno, no sé cuál parte, Levíticos 29. Pero
el punto es que su vida tiene que seguir el patrón de las Palabras individuales de Jesús, ¿ve
lo que quiero decir? Eso va al detalle. Y lo práctico acerca de amar a las personas y estudiar
las verdades de la Palabra de Dios y obedecer a Dios, esto entra en áreas muy prácticas. No
es una generalización en absoluto. Son las palabras específicas de Jesús a detalle que
necesitan estar gobernando nuestras vidas. Si usted es un verdadero creyente y las Palabras
de Jesús están controlando su vida, entonces usted puede pedir lo que quiera y lo recibirá.
Ahora, cuando un hombre es cristiano, él cumple con la condición uno. Y cuando ese hombre
estudia personalmente las palabras de Jesús -y no sólo quiero decir las que están en rojo. No
me gustan las Biblias con las letras en rojo en absoluto, porque asumen que lo que Jesús dijo
es más importante de lo que dijo a través del apóstol Pablo y no es así. Lo que Pablo dijo y lo
que Pedro dijo y lo que Juan dijo y Judas y los escritores de Hebreos y todos ellos, todavía es
la palabra de Jesucristo en nosotros. Todavía son Sus palabras. Son igualmente importantes.
Entonces, cuando un hombre cristiano, cumple con la condición uno; pero cuando ese hombre
estudia el Nuevo Testamento, estudia el Antiguo Testamento, primordialmente el Nuevo
Testamento, aprendiendo las verdades que Cristo ha revelado y continúa revelando a través
de los escritores del Nuevo Testamento, cuando eso es lo que controla su vida, entonces
cumple con la condición dos y puede pedir lo que desea y Dios responderá. Porque bajo la
condición dos, él está siendo controlado por completo por las palabras de Cristo.
Ahora, creo que lo mismo se nos indica en el capítulo 14, versículo 13. No dice que todo lo
que pidiereis, haré. No dice eso, ¿o sí? Dice “Todo lo que pidiereis al Padre en Mi Nombre, lo
haré.” Dice lo mismo en el versículo 14: “Si algo pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré.” Es la
misma idea. Su nombre. Eso es, todo lo que Jesús significa, todo lo que Él implica, todo lo
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que Él es, cuando usted ora con Él en mente, no significa que al final de su oración ahí mete
“en el nombre de Jesús” y esa es la fórmula. La idea es que usted está orando de manera
coherente con las palabras y la voluntad de Jesucristo; y cuando es así, entonces su oración
será respondida. Y puede estar seguro de que cuando usted reciba una respuesta positiva a
su oración, en ese punto, usted ha pedido de acuerdo con Su Palabra y de acuerdo con Su
Voluntad.
Y entonces, el cristiano permaneciendo en Cristo y en cuyo corazón las Palabras de Cristo
están en control completo, no va a pedir nada contrario a la voluntad de Cristo. Si las palabras
de Cristo están en control y él ora a partir del control de las Palabras de Cristo, no podría pedir
algo que violara la voluntad de Cristo, ¿o sí? Entonces, él recibirá lo que pide. Si la influencia
controladora de su vida es lo que dijo Jesús, entonces usted nunca va a pedir nada fuera de
su voluntad porque usted está controlado por Su Palabra.
Su Palabra y Su Voluntad siempre están en línea. Es un principio simple. Entonces, como le
dije hace unas semanas atrás, cuando estábamos estudiando el capítulo 14, cuando usted se
acerca a Dios en oración, su oración debe con tener algo así: “Padre estoy pidiendo esto
porque es la voluntad de Jesucristo. Estoy pidiendo esto por causa de Jesús, Padre. A Él le
gustaría que esto se hiciera. Ahora, cuando usted puede decir eso, entonces usted está
pidiendo en línea con Su Palabra y Su Voluntad. Y es muy fácil hacerlo de manera opuesta.
Es muy fácil no pedir de acuerdo con la voluntad de Jesucristo. Es muy fácil no ser controlado
por Sus Palabras, de hecho es frecuente. En Santiago 4, versículo 3, dice que pedís y no
recibís. Y usted dice espere un momento, esto dice que si usted es cristiano y pide… No.
Usted pide y no recibe por que pedís mal, para qué se lo pueda consumir en sus
concupiscencias. ¿Ve la diferencia? Una cosa es decir Padre, Jesús quiere esto, mi vida está
controlada por Tus preceptos, soy un pámpano que permanece, Su vida está fluyendo a
través de mí, siento que esa es Su voluntad, veo que esa es Su voluntad. Padre, esta es mi
petición. Eso es una cosa. Y otra cosa es decir y por cierto, Dios, me gustaría… Eso es
egoísta. Eso es pedir mal. Hay un versículo que es sorprendente en línea con lo que estamos
diciendo, que quizás nunca ha descubierto. Está en el capítulo 10 de segunda de Corintios,
versículo 5. Escuche esto: “Derribando argumentos,” esos son pensamientos humanos,
razonamientos e ideas, “y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,” en
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otras palabras, se despoja de todo lo que viola la verdad y el conocimiento de Dios, llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo. ¿Escuchó eso? El creyente debe traer
todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. Los pensamientos de un cristiano deben
estar cautivos por Cristo. Entonces, amigo mío, cuando usted comienza a orar, comienza a
ver que suceden algunas cosas. Entonces, ¿por qué hay tan poco poder en la oración en
estos días? ¿Por qué hay tan poco poder en la oración en nuestra Iglesia, en nuestra vida?
Porque realmente no permanecemos y tenemos los pensamientos de Cristo y tenemos Su
mente y llevamos todos nuestros pensamientos cautivos a la obediencia de Cristo, somos
egoístas y pedimos mal y por lo tanto Dios está restringido en responder a nuestra oración.
Pero por otro lado, si tenemos una relación íntima, amorosa con Jesucristo, la Vid, entonces
nuestros deseos serán Sus deseos, nuestra voluntad será Su voluntad y cuando pidamos
recibiremos. El salmista lo expresa de este modo: “Deléitate a ti mismo en el Señor y Él te
concederá los deseos de tu corazón.” Obviamente, si usted se está deleitando de manera
completa en Él, sus deseos serán Sus deseos. ¡Qué promesa tan hermosa, fidelidad en
oración respondida! Ésa es la segunda promesa a un pámpano que permanece. ¡Qué
maravilloso es entender esto, que si usted cumple con la condición uno y la condición dos,
Dios responderá todo adoración que usted le presente!
En tercer lugar, una tercera bendición maravillosa. No sólo fruto y fidelidad en la oración
respondida, sino la tercera bendición, la gloria del Padre. La gloria del Padre. Literalmente
experimentamos la gloria del Padre, damos gloria al Padre, versículo 8. “En esto es glorificado
Mi Padre, en que llevéis mucho fruto.” Un creyente que realmente permanece, un creyente
que da fruto, es gloria a Dios. Dios es glorificado por su vida y estamos aquí en esta tierra
para hacer una cosa: darle gloria a Dios, ¿no es cierto? Darle la gloria que Él merece. Y
cuando nuestra vida es una vida que permanece, una vida fructífera, Dios es glorificado. ¡Qué
principio tan colosal es ese! Todo lo que usted hace, todo lo que es producido en su vida, es
fruto que da gloria al Padre, no a usted, ¿no es cierto? ¿Porque quién lo produce? Dios. Pablo
lo expresó de esta manera en Romanos 15:18: “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo
ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles con la palabra y con las obras.”
Todo lo que hizo que valió la pena, Cristo lo hizo por medio de él. Pablo dijo: “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, mas no vivo yo, mas Cristo vive en mí.” Él lo hace todo. Él hace cada
parte de ello. Él lo hace todo a través de mí. Yo sólo estoy ahí, yo sólo soy una rama que
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permanece; y Él produce todo en mí. Creo que Pedro tenía lo mismo en mente en 1 Pedro
2:12, él dice: “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para que en lo
que murmuran de vosotros como malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación al
considerar vuestras buenas obras.” ¿A quién glorifican? A Dios. Lo que es producido en su
vida le da gloria a Él. ¿No le gustaría glorificar al Padre? Y conforme usted está siendo un
pámpano que experimentalmente permanece en Él, Él puede producir en usted más fruto y Él
recibe más gloria. Esto es algo increíble, que usted de hecho puede adornar la doctrina de
Dios, como dice Pablo. Usted de hecho puede darle gloria mediante una vida que permanece.
Finalmente, en cuarto lugar: no sólo el fruto, fidelidad y la gloria del Padre, sino, cuarto lugar,
gozo pleno, versículo 11. Este es el último beneficio, el gozo completo. Esto es tremendo,
simplemente tremendo. En todas las palabras de todo este capítulo, hasta el versículo 10,
todo eso, todo lo que tiene que ver con permanecer y dar fruto y ser discípulos reales y que se
respondan nuestras oraciones y continuar en Su amor y obedecerlo, todo eso fue para llegar a
una bendición de culminación. Para darnos gozo, versículo 11. “Estas cosas os he hablado.”
Todo desde el 15 en adelante, quizás desde el 3 en adelante: “Estas cosas os he hablado
para que Mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.” ¡Qué promesa tan colosal!
Vivir la vida cristiana para algunas personas, si lo ven, pensarían que es una privación de
monasterio. Asumirían que el cristianismo es algo terrible, como una especie de píldora
religiosa amarga que tuvieron que tragarse. No, no, escuche. Todo es diseñado para nuestro
gozo. El cristiano, escuche esto, el cristiano que viola estas cosas no es el gozoso, ¿o sí? Si
quiere gozo completo, entonces permanece en el sentido completo. Primero, Él dice: “Para
que Mi gozo esté en vosotros”, Mi propio gozo, el gozo Mío, el que Yo experimento, el que
comparto en comunión total con el Padre. Regresando al versículo 10, Él dice como ejemplo:
“Si guardaréis Mis mandamientos permaneciereis en Mi amor, así como Yo he guardado los
mandamientos de Mi Padre y permanezco en Su amor.” En otras palabras, Él es el ejemplo de
la vida que permanece. Yo permanezco mi Padre. ¿Y saben cuál es el resultado de eso?
Gozo total. Y le voy a decir algo, es maravilloso darnos cuenta de que en el medio de todo
esto Jesús realmente, a pesar de todo el abuso que recibió y demás, a pesar de todo lo que
sufrió, todavía tuvo gozo completo. Y Él dice que es el gozo que viene de una relación de
permanencia; y quiero dárselos a ustedes, ese mismo gozo que es mío porque Yo
permanezco en el Padre. Y cuando ustedes permanecen, tienen el mismo gozo. El gozo viene
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de una comunión de permanencia. Cuando David pecó ya no sentía la presencia de Dios y
¿saben por qué clamó él? Él clamó porque ya no percibía la presencia de Dios. Él dijo:
“Restáurame el gozo de Tu salvación.” Él no perdió su salvación; él sólo perdió el gozo.
Porque él dejó de permanecer en el sentido pleno. Y Pedro lo llama gozo inefable y glorioso.
Ese es el tipo de gozo que Jesús tenía y es ese el tipo de gozo que pertenece a un cristiano.
Y ahora Él dice: “Para que Mi gozo permanezca en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.”
¡Que pensamiento tan fantástico! El domingo pasado por la noche hablamos de la llenura del
Espíritu y les dijimos que cuando la Biblia habla de algo que está lleno se refiere a la
influencia abrumadora controladora que es aquello que llena, ¿no es cierto? Entonces, lo que
Él está diciendo que quiere que estemos totalmente consumidos con gozo. Eso es maravilloso.
No conozco muchos cristianos que lo son. Conozco a muchos cristianos que se quejan, que
están tristes. Y usted también, ¿no es cierto? Conozco a muchos que no tienen gozo. Son
como dijo la señora, usted sabe, alguien comentó acerca de ella, tenía un nuevo sombrero, le
dijeron qué hermoso sombrero nuevo. Y ella contestó que cuando llega al basurero siempre
encuentra un nuevo sombrero. Entonces el hombre respondió, entonces es ahí donde usted
los encuentra. Pero hay muchos cristianos que realmente son cristianos que viven en el
basurero, que no experimentan gozo pleno. Y la razón por la que no experimentan gozo pleno
es porque no experimentan la permanencia completa en Cristo. Porque cuando usted
permanece en Él, tiene fruto, sus oraciones son contestadas, el Padre es glorificado y usted
experimenta gozo pleno. Y siempre puede distinguir a un pámpano que no está
permaneciendo porque es alguien que se ve mal. Y cuando usted oye acerca de esas
bendiciones, no sé cómo le puede decir que no a Jesucristo. Permítame darle rápidamente la
alternativa; y esto es tan simple como puede ser.
Quiero mostrarle en tercer lugar a los pámpanos que se queman, que no permanecen. Y está
sólo en un versículo, lo veremos. Versículos 6: “El que en Mí no permanece será echado fuera
como pámpano y se secará. Y los recogen y los echan en el fuego y arden.” Estos son los
pámpanos que arden. En primer lugar, observe que el pámpano que no permanece, el
pámpano Judas que es un discípulo falso, incrédulo, es echado fuera. Si él fuera real eso no
sucedería, ¿sabe por qué? Juan 6:37 dice esto: “El que a Mí viene no le echo fuera.” El
verdadero discípulo nunca es echado fuera. Éste es echado fuera y muestra que nunca fue
real para comenzar. Después, no sólo dice eso, sino dice que se secará. Cualquier vistazo,
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cualquier destello de amor que hubo, ya se fue. Él es como esa semilla que fue plantada y
que germinó durante un breve tiempo en el piso rocoso y se murió. Y luego esta declaración
trágica. Los hombres los recogen y los echan el fuego y arden. Este es una ilustración del
Juicio. ¿Quiénes son los hombres? Les diré quiénes son los hombres: son ángeles. Son
instrumentos de Dios de juicio; los instrumentos de Dios de juicio no son nadie más que Sus
santos ángeles. En el versículo 30 de Mateo 13 Cristo está hablando del hecho de que el trigo
y la cizaña crecen juntos; y Él dice que en el Día del Juicio, dirá a los segadores que junten
primero la cizaña y que la saquen en manojos para quemarla; pero que recojan el trigo en Su
granero. Y después, en el versículo 41, nos dice quiénes son los que recogen. “Enviará el Hijo
del Hombre a Sus ángeles y recogerán de Su Reino todos los que hicieron de tropiezo y a los
que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Versículo 49: “Así será el fin del siglo, saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los
justos; y los echarán en el horno de fuego, allí será el lloro y el crujir de dientes.” Jesús lo
repite dos veces. Los hombres que reúnen son los ángeles, a quienes Dios enviará para traer
a los impíos y a los injustos; y los reunirán para arrojarlos en un infierno eterno. Eso es lo que
Él hace con los pámpanos Judas; y ellos arderán allí por los siglos de los siglos.
Esa es la opción. Esa es la opción que tiene todo hombre. Segunda Tesalonicenses 1:7 dice
lo siguiente: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros. Cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de Su poder en llama de fuego para
dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y
de la gloria de Su poder.” Viene un día cuando Dios va a enviar a Sus ángeles para reunir a
los impíos, todo pámpano Judas de alrededor del mundo para arrojarlos al infierno eterno. Eso
es trágico. ¡Oh, estar tan cerca de Jesucristo al punto de ser un pámpano que se ve como un
pámpano real y terminar en el infierno eterno! Eso es lo peor que le puede pasar a alguien.
Escuche lo que Pedro dijo: “Ciertamente si habiéndose ellos escapado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo (en otras
palabras, algunas personas se han acercado a Jesús y han llegado a tener un conocimiento
intelectual, y sabían de Él y conocían los hechos, después de que eso ha sucedido,
enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el
primero.” Hubiera sido mejor salirse de la Iglesia y olvidar a Jesús y ser tan malvado como
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usted pueda serlo; simplemente no haga ninguna pretensión. Porque mejor les hubiera sido
no haber conocido el camino de la justicia que después de haberlo conocido, volverse atrás
del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio,
el perro vuelve a su vómito y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. Eso es lo peor que le
podría pasar a alguien que se acerca a Jesús y no es real porque la retribución eterna será
mayor que la de cualquier otra persona.
Termino con esto. La muerte de William Pope en Lancashire, Inglaterra, leí acerca de esto y
es comparable a la muerte de Judas. Quiero que escuche esto, es un hombre que murió en
nuestra época; y quiero que escuche lo que sucedió. Él fue miembro de la Iglesia metodista
durante la mayor parte de su vida, fingió conocer a Cristo, sirviendo en la Iglesia en diferentes
responsabilidades, parecía ser salvo, dijo el biógrafo, su esposa fue una santa que murió, tuvo
un funeral glorioso y se fue a estar con el Señor Jesucristo. Inmediatamente después de que
ella murió, él comenzó a entregarse a una vida disoluta. Esto es lo que dice el relato, que sus
compañeros profesaban creer en la redención de los demonios mientras que él se volvió un
admirador de ellos. Frecuentemente en la casa pública de la prostitución; y con el tiempo se
convirtió en un borracho. Finalmente, se volvió un discípulo de Tomás Payne y se reunía con
sus amigos los domingos para confirmar el uno al otro su infidelidad. Y frecuentemente se
entretenían aventando la Palabra de Dios en el piso, pateándola y pisándola. Pero un día,
Dios lo azotó con tuberculosis. Uno lo fue a ver y le habló del mérito del gran Redentor y le
mencionó cómo podía ser salvo. Y le mencionó varios casos en los cuales Dios había salvado
al más grande de los pecadores. Y Pope respondió de la siguiente manera, y cito: “No tengo
tristeza, no me puedo arrepentir, Dios me condenará, sé que el día de la gracia está perdido,
Dios ha dicho que de alguien como yo que se reirá en mi calamidad, que se burlará cuando
venga mi temor, lo he negado, mi corazón está endurecido. Y después dijo esto: “Oh, el dolor
que siento del infierno, he escogido mi camino. He cometido el acto de condenación horrendo,
he crucificado al hijo de Dios nuevamente, he considerado la sangre del pacto como algo
inmundo, oh esa cosa horrible, impía de blasfemar al Espíritu Santo, lo cual sé que yo he
cometido y no quiero nada más que el infierno, que venga oh, el diablo y me lleve.” Fin de la
cita.
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He ahí a un hombre que pasó su vida entera en la Iglesia; y al final su vida fue infinitamente
peor que su principio. Y todo hombre tiene la misma opción. Usted puede ser un pámpano
permanente en la Vid, recibir todas las bendiciones o puede arder.
Padre, te damos gracias por Tu Palabra, por Su poder, por Su claridad. Y en este momento te
pedimos que te muevas en los corazones de la gente, que lleves a cabo Tu obra perfecta.
Amén.
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