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Pieza del Mes. Abril

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ISABEL II NIÑA SOSTENIENDO UNA PALOMA, DE JOSÉ DE MADRAZO LUIS ALBERTO PÉREZ VELARDE

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PIEZA DEL MESABRIL 2011

ISABEL II NIÑASOSTENIENDO UNA PALOMA,

DE JOSÉ DE MADRAZODías 2, 9, 16 y 30 de Abril a las 12:30

por Luis Alberto Pérez Velarde

Ventura Rodríguez, 1728008 Madrid

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LUIS ALBERTO PÉREZ VELARDE

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ISABEL II NIÑA SOSTENIENDO UNA PALOMA, DE JOSÉ DE MADRAZO

Las coLecciones de pintura deL marqués cerraLbo

La pasión que sentían el marqués de Cerralbo y su familia por el coleccionismo se ve reflejada en piezas tan exquisitas como esta Isabel II niña de José de Madrazo, que procede del legado de Villa-Huerta, realizado por Amelia del Valle y Serrano, hijastra del Marqués y marquesa de Villa-Huerta tras la muerte de su hermano Antonio del Valle. Los hijos políticos del Marqués siempre estuvieron implicados en la empresa de su padrastro de hacer un museo y donarlo a la nación.

La implicación familiar en el empeño del Marqués de crear un museo y donarlo a la nación tiene su último exponente en la decisión de Amelia de legar sus propiedades

Texto: Luis Alberto Pérez VelardeCoordinación: Cecilia Casas DesantesMaquetación: Gráficas Pedraza © Museo Cerralbo, 2011N.I.P.O. 551-11-001-7

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en España una tradición retratística entre los pintores de la época, se llamó a maestros extranjeros como Juan de Flandes o el pintor estonio Michel Sittow, a quien debemos varias imágenes de miembros de la familia real. A partir de este momento, el retrato cortesano alcanzó un desarrollo extraordinario en España, tanto en su calidad como en la variedad de su tipología, que fue muy amplia.

Dejando al margen las connotaciones simbólicas, el retrato debía satisfacer la necesidad principal de individualizar al modelo. La misión de estos retratos consistía en mostrar al personaje retratado como figura que existía en el plano real y en el ideal, es decir, como encarnación de la Monarquía. Por tanto, debían conciliar la exigencia de la verosimilitud propia del género (imitatio), con la adecuada representación de la idea de majestad (decorum) (1).

Sin embargo, combinar fidelidad física y decoro no fue siempre una empresa fácil para los pintores; recordemos

a su muerte, acaecida en 1927, para que complementasen la empresa filantrópica de su padre político. El legado Villa-Huerta está compuesto de piezas procedentes tanto del palacio de Madrid, hoy Museo Cerralbo, como del Palacio de Santa María de Huerta, en Soria. No sabemos el origen exacto de cada pieza ni cuándo fueron adquiridas. Puede ser herencia de su padre Antonio del Valle Angelín, por ejemplo, o haber sido comprado en vida de la familia pero no formar parte del museo del Marqués, que es estrictamente el Piso Principal del palacio hoy museo, y por tanto permanecer como posesión de la última heredera, Amelia, hasta su muerte. En la actualidad el retrato de Isabel II niña de José de Madrazo no se encuentra expuesto.

eL retrato cortesano en españa

Durante el Renacimiento, y al amparo de la nueva concepción del arte y del hombre, acabará por encumbrarse el retrato como uno de los principales géneros artísticos, de manera que se asiste al desarrollo de unas características muy bien definidas que proporcionaban una información más o menos exacta del individuo y su entorno. El retrato de corte fue el que más se desarrolló en este aspecto, especialmente cuando los modelos, como en nuestro caso Isabel II, tenían algún tipo de responsabilidad en el gobierno.

Aunque hemos de reseñar que el origen del retrato cortesano en España es anterior, fue en la época de los Reyes Católicos cuando se asistió a los primeros momentos más significativos del desarrollo de este género. Para atender a la demanda de obras de este género y a causa de no existir

Retrato de una infanta. Catalina de Aragón, Juan de Flandes, hacia 1496,Museo Thyssen, Madrid.

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isabeL ii, La reina de Los tristes destinos

La infanta María Isabel Luisa de Borbón, hija de Fernando VII y de su cuarta y última esposa, su sobrina María Cristina de Borbón, nació en el Palacio Real de Madrid el 10 de octubre de 1830. A la muerte de su padre en 1833 subió al trono con el nombre de Isabel II, sin haber cumplido aún los tres años de edad, y es entonces cuando se encargan sus retratos al pintor de Cámara José de Madrazo. Su nacimiento y posterior ascensión al trono provocaría un largo conflicto sucesorio y político que derivó en las Guerras Carlistas, pues su tío el infante Carlos María Isidro de Borbón, hasta entonces heredero a la Corona, no aceptó la Pragmática Sanción de 1830, anulatoria de la Ley Sálica de Felipe V. Durante la minoría de edad de la Reina, la regencia fue ejercida por su madre hasta 1840, y hasta 1843 por el general Espartero. Isabel II fue declarada mayor de edad a los trece años, el 8 de noviembre de 1843, y con sólo 16 años se arregló su matrimonio con su primo el infante Francisco de Asís de Borbón, duque de Cádiz. La boda de la Reina fue una cuestión de intereses, ya que los diferentes países europeos acordaron que la nacionalidad del nuevo Rey no perjudicase sus alianzas. Se optó por Francisco de Asís, un hombre sin personalidad, incapaz de influir en la política de entonces.

Isabel II reinó en España durante un período de transición en el que la monarquía confió su poder político al Parlamento, pero que curiosamente impidió la participación de los ciudadanos. Su reinado es la historia de un fracaso, el del falseamiento de las instituciones y la corrupción electoral. Si hubo cambios y avances sociopolíticos, fue por la presión de una generación de militares que cambiaban gobiernos a base de pronunciamientos o golpes de estado de uno u otro signo durante este convulso siglo XIX.

aquellos retratos de Isabel II como reina en los que no aparece muy agraciada. El dilema entre imitatio y decorum preocupó a todos aquellos que reflexionaron sobre la imagen de la monarquía, y muchos pintores optaron por la misma figura elegida por la retórica clásica: la dissimulatio, que apreciaremos en los retratos posteriores de Isabel II como reina, donde se la muestra más favorecida.

Siguiendo esta tradición anterior, a la que hay que añadir nuevas influencias como la del bohemio Antonio Rafael Mengs o los franceses Jacques Louis David o Dominique Ingres, en el siglo XIX el retrato se convirtió en el principal género de la pintura española.

Isabel II a los doce años, José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra, hacia 1842, Alcázar de Segovia.Isabel II niña. Mariano Quintanilla, hacia 1840, Ayuntamiento de Segovia.

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Fácilmente manipulada por sus ministros y religiosos de la corte la reina se metía de lleno en la política de la nación (en una ocasión llegó a postularse como presidenta del gobierno), lo que la hizo impopular entre los políticos y acabó por acelerar su final con la Revolución de 1868. Después de un reinado lleno de altibajos, se exilió en Francia en 1868, tras el triunfo de la revolución conocida como La Gloriosa, y allí renunció a sus derechos a favor de su hijo don Alfonso en 1870, aunque este no retornaría a España como rey hasta el 9 de enero de 1875. Desde Francia fue testigo de la Primera República, del reinado del rey italiano Amadeo de Saboya, del reinado y muerte de su hijo Alfonso XII y del reinado de su nieto Alfonso XIII tras la regencia de su madre María Cristina de Habsburgo. La reina de los tristes destinos, tal y como la denominó Galdós, (2) murió exiliada en París, en el Palacio de Castilla, el 9 de abril de 1904.

Fotografía de un cuadro de Isabel II en paradero desconocido, Archivo fotográfico Instituto Amatller de Arte Hispánico, Barcelona.

eL ideaL de artista durante eL sigLo xix: josé de madrazo

La época de Isabel II destaca culturalmente por la nueva fundación de teatros como el de la Ópera de Madrid, la generosa donación de la valiosa colección real de pintura al Real Museo de Pintura y Escultura, hoy Museo Nacional del Prado, la fundación de la Biblioteca Nacional, y la reapertura de las Universidades cerradas por Fernando VII. El arte se verá muy influenciado por el romanticismo, con un retorno al gusto por la Edad Media, con corrientes neogóticas e incluso neorrománicas, pero especialmente pobre en cuanto a realizaciones. La pintura de historia será la protagonista, con representantes como José Casado del Alisal, Antonio Gisbert, Federico Madrazo o Eduardo Rosales, que participarían en las Exposiciones Nacionales creadas por Isabel II a imitación de las inglesas.

Para entender bien la formación de un artista español del siglo XIX, en nuestro caso un pintor, y la gestación de la obra que nos ocupa, conozcamos un poco más sobre su autor. José de Madrazo y Agudo nació en Santander en 1781. Desde muy joven se inició en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a la que acudía en horario nocturno aprovechando los ratos libres que le dejaba su servidumbre (3). Su primer maestro fue el pintor gallego Gregorio Ferro, pero también fue discípulo del célebre Mengs, que introdujo en España el academicismo que tanto influyó en los pintores españoles del siglo XIX. El siguiente paso en su carrera fue la marcha a París, donde ingresó en el taller de David y contactó con pintores contemporáneos como Ingres o el grupo radical de los Barbudos o Primitivos. Siguiendo los consejos de su maestro, entre 1803 y 1808 se desplaza a Roma con una

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En 1818 Madrazo regresó a una España en la que ya reinaba Fernando VII, y empezó trabajando en la enseñanza del colorido y la composición en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, con un sueldo anual de 15.000 reales. Poco después juraba en Palacio la plaza de pintor de Cámara. Además, Madrid era una ciudad en la que triunfaba el género del retrato, temática en la que él ya había demostrado sus amplias capacidades.

Tanto José de Madrazo como su hijo Federico se vieron favorecidos con la llegada a España de la reina María Cristina de Borbón. Por encargo de la Reina, pintó un techo para el Palacio de Vista Alegre y dos retratos: el de doña María Cristina

beca. Durante esa estancia en Italia se dedicó a estudiar las obras de la Antigüedad que se hallaban en la ciudad eterna, así como los principales maestros de la pintura y escultura del renacimiento y del barroco, porque Madrazo, siguiendo las ideas de Winckelmann y David, era de la opinión de que a falta de los cuadros de los célebres pintores de la Antigüedad, debía tomarse el ejemplo de las obras de escultura que quedaban.

La guerra de la Independencia de 1808 tuvo consecuencias nefastas en la Tesorería de Roma, que quedó desprovista de fondos. Sin su pensión de becado y enfermo, José de Madrazo tuvo que abandonar la idea de pintar sólo asuntos de historia patria y dedicarse al más provechoso género del retrato, en competencia con los ya numerosos artistas de la ciudad. En 1809 contrajo matrimonio con Isabel Kuntz, con la que tuvo once hijos, entre ellos Federico, que seguiría su estela.

La convulsa Europa de la época favorece la fortuna de José de Madrazo: un hito importante en su vida es la entrada en Roma en 1812 del destronado Carlos IV de España junto a su familia y numeroso séquito, que incluía al pintor Juan Antonio de Ribera. Es ahora cuando el joven pintor contacta por primera vez con el retrato regio, ya que consigue de la corte exiliada algunos encargos, como los retratos de cuerpo entero de Carlos IV y María Luisa, realizados en 1813 y muy elogiados durante su exposición ese mismo año en la romana Academia de San Lucas. Los reyes quedaron muy satisfechos con su trabajo y le nombraron pintor de Cámara con el sueldo anual de 18.000 reales. A finales de ese año, su carrera en Roma culmina con el ansiado nombramiento de académico de mérito de la Academia de San Lucas.

Autorretrato, José de Madrazo, hacia 1840. Museo Nacional del Prado, Madrid.

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con los atributos reales, y el de su hija la infanta doña María Isabel Luisa, futura reina Isabel II, representada en 1831 de cuerpo entero con ocho meses de edad, retrato del que hay litografía de Juan Antonio López. De la futura reina realizó otros retratos que mencionaremos más adelante. Durante unos meses Madrazo combinará su labor de Director del Real Establecimiento Litográfico, hasta su cierre en marzo de 1837, con la responsabilidad de la Dirección del Real Museo de Pinturas y Esculturas (hoy Museo Nacional del Prado), donde estuvo durante casi veinte años (4).

Con motivo de las bodas reales, el 10 de septiembre de 1846 comenzó por encargo del ministro de Hacienda un retrato del prometido de Isabel II, su primo el infante Don Francisco de Asís, del mismo tamaño que el de la Reina que su hijo Federico de Madrazo había pintado dos años antes para el Ministerio. En estos años su carrera alcanzó el máximo reconocimiento: en agosto de 1850 la reina Isabel II decidía que optase a la plaza de Primer Pintor de Cámara que Vicente López había dejado vacante, y fue galardonado con diferentes títulos como el de Caballero Supernumerario de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III (por su labor de introductor de la litografía en España), el de Regidor Perpetuo de la ciudad de Santander, la Cruz de Comendador de Isabel la Católica, los honores de Secretario de la Reina o el nombramiento de caballero de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.

Una Lectura deL retrato de isabeL ii josé de madrazo

La pequeña soberana, retratada en tres cuartos, aparece vestida con un traje de influencia francesa, con mangas cortas que se recogen a modo de pliegues y un escote pronunciado. Es aquí en el vestido donde José de Madrazo demostró su maestría a base de pinceladas menudas para representar los pliegues de la seda y los consiguientes efectos de sombra. Sorprende que Isabel II no aparezca con la Banda Real de María de Luisa, como en otras ocasiones, por ejemplo en la miniatura del Museo Lázaro Galdiano. En futuras representaciones además, portará bandas de diferentes órdenes como la de Carlos III o la de Isabel la Católica, con sus respectivas veneras.

Miniatura de la reina Isabel II niña, Anónimo, hacia 1835. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid.

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1840. No obstante, esta iconografía va a ser también común en los retratos de niños durante el siglo XIX como imagen de delicadeza y ternura propia de la infancia, como en el “Retrato de Feliciana López, hija del pintor” de Victorino López, conservado en el Museo de Segovia.

Como ya hemos avanzado, la obra del Museo Cerralbo se pintó en 1833, tras la muerte de Fernando VII, poco después de ser proclamada Isabel II reina de España, momento en que se encarga a los pintores de Cámara crear la imagen oficial de la nueva soberana que, como en la actualidad, debía presidir todos los organismos del reino. Procurando esa difusión de la imagen, Juan Antonio López reprodujo este retrato pintado por José de Madrazo en una litografía estampada en el Real Establecimiento Litográfico, rigurosamente fiel al cuadro.

Su cabello rubio se recoge en un moño alto y se sujeta con una peineta de brillantes. Por sus rasgos tiernos, la viveza de su mirada dirigida al espectador con cierto matiz melancólico, al igual que su sonrisa, o por el realismo que desprende, bien pudiera ser un retrato fidedigno del natural de gran calidad, aunque lo más seguro es que sea una copia idéntica del mismo pintor de la versión que conserva la Comunidad de Madrid, que sería entonces la original. La escena se enmarca en la balconada de un lugar que presumiblemente puede ser un palacio, advirtiéndose al fondo la representación del cielo y la basa de una columna, que podríamos interpretar como símbolo de fortaleza y estabilidad de su futuro reinado, un deseo de futuro expresado en la pintura, que como veremos no se traduciría en una realidad.

La luz va a ser muy importante en el cuadro, matizando toda la composición, y se concentra en las manos, con las que la retratada sostiene una paloma, y en el rostro, para captar toda su expresión. Otros elementos iconográficos, que reposan sobre la mesa cubierta con terciopelo granate y que obedecen a las convenciones del retrato de corte, como la corona, el cetro, el manto real forrado de armiño o la propia columna están como en penumbra, quizá por el momento de convulsión política que hacía peligrar el futuro de la niña reina, o para suavizar los detalles adultos de un retrato que al fin y al cabo buscaba la dulzura de lo infantil.

Es interesante desde el punto de vista iconográfico que Isabel sostenga entre sus manos una paloma, que bien pudiera estar relacionada con la ansiada paz entre las distintas facciones que desgarraban el país en guerra, ya que el retrato se pintó durante la primera Guerra Carlista, entre 1833 y

Retrato de Feliciana López, hija del pintor, Victorino López, hacia 1850,Museo de Segovia.

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Existen otros muchos retratos infantiles de la reina salidos del pincel de Madrazo, como el realizado para el Consulado de Sevilla (5). En el Inventario de la Real posesión de Vista Alegre, propiedad de la reina María Cristina, se consigna en la sala llamada “del pájaro lira” otro retrato de Isabel II, a los ocho años, pintado por José de Madrazo y tasado entonces en nada menos que 7.000 reales. Tampoco podemos olvidar el ya mencionado retrato de Isabel representada en 1831 de cuerpo entero con ocho meses de edad, del que también se conserva litografía de Juan Antonio López. Con destino al Ayuntamiento de Madrid José de Madrazo ejecutó el retrato de cuerpo entero de Isabel II con los atributos de la majestad, y hay otra representación de la jovencísima reina abrazada a una paloma.

Estas son las diferentes versiones que se conservan de los retratos de Isabel II niña. El retrato original permaneció

Isabel II de José de Madrazo (litografía), Juan Antonio López, hacia 1833. Biblioteca Nacional, Madrid.

en manos de los descendientes del pintor hasta su entrega a la Comunidad de Madrid en 2006, en concepto de dación junto a otras 83 obras. Según José Luís Díez (6), la versión que se conserva en el Museo Cerralbo se trata de una “réplica enteramente autógrafa” de José de Madrazo. Por otra parte, Javier Jordán de Urries (7) lo considera versión inferior, pero seguramente autógrafa, al igual que la que se conserva en Patrimonio Nacional, con la reina de algo más de medio cuerpo y con algunos elementos añadidos como la banda de la Orden de María Luisa o el cortinaje del fondo.

Un tesoro oculto en los almacenes del Museo sobre el que merece la pena profundizar para conocer más aspectos del convulso siglo XIX. Además, llama la atención cómo se ha conservado este cuadro de la reina Isabel II en el Palacio del marqués de Cerralbo, reconocido carlista. Al fin y al cabo se estaba configurando la imagen de la reina y por lo sorprendente de su iconografía, y difusión posterior a través de los grabados, fue una pieza muy valorada que no pasó inadvertida para el Marqués como testimonio del origen de la época isabelina.

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NOTAS

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(5)

(6)

(7)

Serrera, J.M.: “Alonso Sánchez Coello y la mecánica del retrato de corte” en Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II, Museo Nacional del Prado, Madrid 1990.

De esta manera la denomina el novelista Pérez Galdós, B. en La de los tristes destinos, Alianza Editorial, Madrid, 1986.

Jordán de Urries, J. en José de Madrazo (1781-1859), Fundación Marcelino Botín, Santander, 1998, p. 38.

Jordán de Urries, J. en Enciclopedia en línea Museo Nacional del Prado. Término consultado: “José de Madrazo.” http://www.museo-delprado.es/enciclopedia/

Ossorio y Bernard, M. en su Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Gaudí. Madrid, 1975, p. 399.

Díez, J. L. en José de Madrazo (1781-1859), Fundación Marcelino Botín, Santander, 1998, p. 312.

Jordán de Urries, J. en El mundo de los Madrazo. Colección de la Co-munidad de Madrid. Comunidad de Madrid, Madrid, 2006, p. 234.

GLOSARIO

Barbudos o Primitivos Grupo de artistas pertenecientes al taller de David que se decantaron directamente por la línea contraria al clasicismo romano que seguía su maestro. Destacaban tanto por su indumentaria con mantos griegos y barba, como por su compromiso de volver a los ideales griegos que consideraban como lo primitivo. Su expresión artística se basaba en los modelos griegos y en la línea abstracta del estilo de la cerámica del periodo griego arcaico.

Guerras CarlistasGuerras civiles españolas del siglo XIX (desde 1833 hasta 1876 en periodos sucesivos) entre los carlistas (tradicionalistas, legitimistas y antiliberales), partidarios de Carlos María Isidro de Borbón y sus descendientes, y los liberales, partidarios del gobierno de Isabel II de España, sobrina de aquél, y sus descendientes.

Ley SálicaLey española promovida en 1713 por Felipe V que consistía en que las mujeres sólo podrían heredar el trono de no haber herederos varones en la línea principal o lateral. Carlos IV de España hizo aprobar a las Cortes en 1789 una disposición para derogarla y volver a las normas de sucesión establecidas por el código de las Partidas. Sin embargo, la Pragmática Sanción real se publicó en 1830 con su hijo Fernando VII, desencadenando el conflicto dinástico del Carlismo.

Exposiciones NacionalesExposiciones con estructura de concurso instituidas por Real Decreto de Isabel II el 28 de diciembre de 1853, celebradas en España a imitación de las inglesas y francesas. Tuvieron su origen y primera edición en 1856, siendo la sede normalmente Madrid, y se extinguieron en 1968. Eran la mayor muestra oficial de arte

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español a la que concurrían artistas vivos, por lo que contribuyeron grandemente al resurgir del arte español. Estructuradas inicialmente en cinco secciones: Pintura, Escultura, Grabado, Arquitectura y Arte Decorativo, se convirtieron en uno de los acontecimientos artísticos más determinantes en la España de la época.

La GloriosaRevolución de tipo liberal producida en septiembre de 1868 que produjo la caída de Isabel II ante el descontento del pueblo con su régimen monárquico. A partir de este hecho se iniciará el periodo conocido como Sexenio Revolucionario (1868-1874) con protagonistas como Prim o Amadeo de Saboya, entre otros.

WinckelmanArqueólogo e historiador del arte alemán que estudió el mundo clásico romano. Tras licenciarse en la Universidad de Halle viajará a Italia y recorrerá diferentes lugares como Pompeya y Herculano, relatando aquello que veía. Su obra más conocida es Historia del arte de la Antigüedad, de 1764, donde examina la historia del arte griego y profundiza sobre sus principios estéticos fundamentales.

BIBLIOGRAFÍA

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CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

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Pág. 16:

PORTADA. Retrato de Isabel II niña, José de Madrazo, VH 0012. Archivo Digital Museo Cerralbo, Madrid. Fotografía Ángel Martí-nez Levas.CONTRAPORTADA. Detalle retrato de Isabel II niña, VH 0012. Archivo Digital Museo Cerralbo, Madrid. Fotografía Ángel Martí-nez Levas.

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La pintura del siglo XIX en Segovia. Del Neoclasicismo al Realismo, Caja Segovia, Obra Social y Cultural, Segovia, 2010, p. 55.

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La pintura del siglo XIX en Segovia. Del Neoclasicismo al Realismo, Caja Segovia, Obra Social y Cultural, Segovia, 2010, p. 49.

El mundo de los Madrazo. Colección de la Comunidad de Madrid. Comunidad de Madrid, Consejería de Cultura y Deportes, Madrid, 2007, p. 234.

El retrato español. Del Greco a Picasso. Museo Nacional del Prado 2004-2005.

El mundo de los Madrazo. Colección de la Comunidad de Madrid. Comunidad de Madrid, Consejería de Cultura y Deportes, Madrid, 2007.

La pintura del siglo XIX en Segovia. Del Neoclasicismo al Realismo, Caja Segovia, Obra Social y Cultural, Segovia, 2010.

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