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. ,. parte tercera: cal~dades formales de las arquitecturas precortesianas. -Para quienes no siguieron nuestras anteriores pláticas y tambtén para los que de modo tan generoso las han honradocon su presencia, es productivo, de modo sus- cinto, sintetizar lo expuesto hasta aquí. En primer tér- minorecalcamos la actualidad que representan en nues- tro momento histórico perseguir la originalidad en cuantose hace y crea, lo mismo en el plano de lo pro- piamentearquitectónico, que a nosotros interesa en lo particular; que en todas las Artes, que en el mismo comportamientosocial; hasta llevamos a pensar que es- te ansiade ser y de aparecer como creador original re- presentauno de .los caractéres del actual estilo de vida en nuestra cultura occidental y con especial significa- ción en nuestro medio de la arquitectura. -Expusimosque la originalidad al referirse a la crea- ciónartística en lo general y la arquitectónica en nues- tro caso, es una calificación del estilo y por ello referentea obras con validez positiva estética; sin dejar de aceptar que estilo y originalidad podrán convenir a cuantohace y acciona el hombre. A la vez entrevimos quetoda obra de auténtico arte poseerá dos posibles as- pectosde originalidad: uno en lo colectivo como parte de un conglomeradoestilístico y otro en lo propiamente individualque a su vez puede alcanzar uno de dos nive- les que denominamos: uno, factológico por correspon- der a cuanto es un hacer arte y otro esplendente como innovaciónformal que abre caminos o sendas nuevas al estilode un momento y lugar determinados. A este ni- vel último y al aspecto particularmente colectivo, sin desaténderlo particular, será lo que contemplaremosen' nuestra excursión por lo histórico mexicano que hoy iniciamos;ya que el objeto de nuestra incursión por es- tos terrenos tan explorados y tan cargados de oscurida- des y sorpresas, es alcanzar una visión histórica de la originalidadque ha subrayado las producciones del arte arquitectónico al través de su historia en México; sin otra intención expresa que la de alcanzar un punto de vista acerca de la postura que guarda nuestra arquitec- tura actual frente a la occidental a que estamos arraiga- dos y también respecto a lo que el arquitecto contem- poráneo y nacional puede ambicionar sin ser un genio extraordinario dentro de una práctica sana y normal. Abordamos en lo que llevamos expuesto un punto básico para nuestro estudio: elegir un método práctico y accesible a quienes, como todos nosotros los arquitec- tos, nos interesa aclarar el tema y establecer conclusio- nes prácticas sin ser especialistas en el campo de las Teorías del estilo, y la Historiografía del Arte. Acepta- mos como viable el acceso por la forma según las doc- trinas actuales e hicimos una brevísima y mera enumeraCión inforII}ativade las principales aportacio- nes en que se basan los más recientes estudios acerca de la compresnsión de la forma de Arte. Citamos, como debe recordarse, la tesis ya superada de Godofredo Semper denominada tecno-genética del Arte, que aún sustentan el arquitecto activo actual y particularmente las enseñanzas que se imparten en las Escuelas de casi todo el mundo. Sus puntos de apoyo para la explicación de la forma están en el fin útil y en la técnica o natu- raleza del material que se emplea. Mencionamos en- seguida la Teoría del 'Medio' de H. Taine y las positi- vistas, rebasadas también desde principios de este siglo XX por el idealismo alemán y al través de las sucesivas conquistas"'<lesus más destacados pensadores: desde Comado Fiedler con su visualidad pura, hasta los más recientes como Gerstemberg, Haberlandt, Freyer o Spsiss, y pasando por los dos mayores maestros WOl- fflin y Riegl, que representan los sendos troncos de tan fructífera escuela: el primero que orienta hacia el estu- dio de solo la forma, sin desconocer el contenido y el segundo que abre la marcha más aceptada de lo psico- formal: y que ha dado esa serie de conceptos hoy por hoy en uso del historiografo crítico o del simple aficio- nado, como 'voluntad de forma' 'voluntad de arte', 'lo psico-étnico' de Worringer, 'lo psico-histórico' y 'lo religioso-filosófico' de Dvorak, 'lo geo-psicológico' y 'lo geo-religioso' de Gerstemberg, alIado de los menos comprendidos pares formales de Wolffliln, o los muy 19 I

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,. parte tercera: cal~dades formalesde las arquitecturasprecortesianas.

-Para quienes no siguieron nuestras anteriores pláticasy tambtén para los que de modo tan generoso las hanhonradocon su presencia, es productivo, de modo sus-cinto, sintetizar lo expuesto hasta aquí. En primer tér-minorecalcamos la actualidad que representan en nues-tro momento histórico perseguir la originalidad encuantose hace y crea, lo mismo en el plano de lo pro-piamentearquitectónico, que a nosotros interesa en loparticular; que en todas las Artes, que en el mismocomportamientosocial; hasta llevamos a pensar que es-te ansiade ser y de aparecer como creador original re-presentauno de.los caractéres del actual estilo de vidaen nuestra cultura occidental y con especial significa-ción en nuestro medio de la arquitectura.

-Expusimosque la originalidad al referirse a la crea-ciónartística en lo general y la arquitectónica en nues-tro caso, es una calificación del estilo y por elloreferentea obras con validez positiva estética; sin dejarde aceptar que estilo y originalidad podrán convenir acuantohace y acciona el hombre. A la vez entrevimosquetoda obra de auténtico arte poseerá dos posibles as-pectosde originalidad: uno en lo colectivo como partedeun conglomeradoestilístico y otro en lo propiamenteindividualque a su vez puede alcanzar uno de dos nive-lesque denominamos: uno, factológico por correspon-der a cuanto es un hacer arte y otro esplendente comoinnovaciónformal que abre caminos o sendas nuevas alestilode un momento y lugar determinados. A este ni-vel último y al aspecto particularmente colectivo, sindesaténderlo particular, será lo que contemplaremos en'nuestraexcursión por lo histórico mexicano que hoyiniciamos;ya que el objeto de nuestra incursión por es-tosterrenos tan explorados y tan cargados de oscurida-des y sorpresas, es alcanzar una visión histórica de laoriginalidadque ha subrayado las producciones del arte

arquitectónico al través de su historia en México; sinotra intención expresa que la de alcanzar un punto devista acerca de la postura que guarda nuestra arquitec-tura actual frente a la occidental a que estamos arraiga-dos y también respecto a lo que el arquitecto contem-poráneo y nacional puede ambicionar sin ser un genioextraordinario dentro de una práctica sana y normal.

Abordamos en lo que llevamos expuesto un puntobásico para nuestro estudio: elegir un método prácticoy accesible a quienes, como todos nosotros los arquitec-tos, nos interesa aclarar el tema y establecer conclusio-nes prácticas sin ser especialistas en el campo de lasTeorías del estilo, y la Historiografía del Arte. Acepta-mos como viable el acceso por la forma según las doc-trinas actuales e hicimos una brevísima y meraenumeraCión inforII}ativade las principales aportacio-nes en que se basan los más recientes estudios acercade la compresnsión de la forma de Arte. Citamos, comodebe recordarse, la tesis ya superada de GodofredoSemper denominada tecno-genética del Arte, que aúnsustentan el arquitecto activo actual y particularmentelas enseñanzas que se imparten en las Escuelas de casitodo el mundo. Sus puntos de apoyo para la explicaciónde la forma están en el fin útil y en la técnica o natu-raleza del material que se emplea. Mencionamos en-seguida la Teoría del 'Medio' de H. Taine y las positi-vistas, rebasadas también desde principios de este sigloXX por el idealismo alemán y al través de las sucesivasconquistas "'<lesus más destacados pensadores: desdeComado Fiedler con su visualidad pura, hasta los másrecientes como Gerstemberg, Haberlandt, Freyer oSpsiss, y pasando por los dos mayores maestros WOl-fflin y Riegl, que representan los sendos troncos de tanfructífera escuela: el primero que orienta hacia el estu-dio de solo la forma, sin desconocer el contenido y elsegundo que abre la marcha más aceptada de lo psico-formal: y que ha dado esa serie de conceptos hoy porhoy en uso del historiografo crítico o del simple aficio-nado, como 'voluntad de forma' 'voluntad de arte', 'lopsico-étnico' de Worringer, 'lo psico-histórico' y 'loreligioso-filosófico' de Dvorak, 'lo geo-psicológico' y'lo geo-religioso' de Gerstemberg, alIado de los menoscomprendidos pares formales de Wolffliln, o los muy

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usuales de 'lo táctil' y lo óptico del mismo Riegl y loantropomórfico de Schmarsow.

El método práctico que hemos adoptado lo fincamosen las cuatro calidades óptico-hápticas de la forma, queexplicamosy nos abrirán la más facilidadpersecusión delo original-formal: sin dejar de echar mano de cuandoencuandodel apoyoque nos procuran las grandes doctrinasque hemos mencionado y a los numerosos estudios refe-rentes a cada etapa histórica que hoy se brindan al estu-dioso en muy diversas orientaciones y planos.

La visión de la arquitectura precortesiana que hoycontemplaremos será necesariamente menos que pano-rámica, de mera referencia; no intenta, como lo llevamosadvertido, una síntesis histórica total ni del tipoarqueológico-histórico, como la practica en su obra,,Arquitectura Prehispánica" tan brillant y completísi-mamente nuestro distinguido colega el ar uitecto Mar-quina, ni tampoco del histórico-formal co o las variasobrasdel argentinoAngelGuidorespectoa la a uitecturasudamericanade diversas épocas, sino tan solounahensión que evidencíe del modo más sencillo y obvio, suoriginalidad histórica y colectiva, el que se surge de lasinvocadascuatro calidadesóptico-hápticas del acervo deobras que nosproporcionan los más acuciosos investiga-dores profesionales. Nuestra incursión no es ambiciosa,lejos de ello es bien modesta y de más visos eminente-mente pragmáticos como hemos de com-probar y com-prender al concluir nuestra última estación.

Un punto es capital: a la altura en que actualmentese encuentran los estudios y la literatura correspondien-te a este período de nuestra arquitectura histórica, laafirmación de ser esta original, propia y además una delas producciones de auténtico valor estético positivo enla Historia conocida del Arte Universal, nos coloca enun sitio bien claro y por demás pragmático: no preten-demos ni descubrir lo que gracias a las doctrinas de quehablamos la pasada plática al fín se ha avalorado e in-tentado comprender y sobre todo reaccionando contrala Historia de Arte de cuño positivista, ni tampoco pre-sentar aquí una enumeración resumida de cuantas inter-pretaciones se han dado a las formas pre-hispánicas,orientadas por la tesis psico-étnica de Worringer, comoen Toscano o en Westheim, basadas en posturas de la

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misma escuela, psico-histórica de los continuadores deRiegel, Dvorak, Freyer, Gerstemberg y otros más, cu-yas ideas iluminan estudios locales nuestros o extranje-ros de positiva originalidad en sus interpretaciones,aunque siguiendo como se dice en lo ideático, las doc-trinas invocadas. El hecho que ahora se acepta sin dis-cusión es pues la propiedad, la originalidad y la ex-traordinaria validez estética de nuestro Arte Prehispá-nico, y dentro de él su arquitectura. A nosotros tan solotoca en una excursión como la de hoy, sentar unas basesde visión panorámica de calidades, de las que hemos devalemos para ubicarlaSjen nuestros días sin dejar de re-conocer hasta adonde es posible o que nos alimentensus raíces o nos impulsen idénticas reacciones psico-formales.

Lo primero 'que habremos de observar es la figuraque en conjunto se tiene a la vista como característicaen la forma de las diversas culturas; Marquina aseveraque: 'Los edificios arqueológicos de México, desde losmás antiguos que provienen de una época anterior anuestra Era, hasta los que se encontraban en uso a lallegada de los españoles, ofrecen una gran unidad deconcepción, debido seguramente a que los fines a queestaban destinados eran muy semejantes en todas par-tes, ya que las relaciones entre los pueblos que ocupa-ron el territorio y sus mutuas influencias fueronconstantes aún entre lugares muy alejados entre sí'. In-dica de inmediato, tras esta importante afirmación, queno obstante esta unidad conceptiva hay diferencias esti-lísticas y de sistemas edificatorios según las regiones yépocas.

-Para nuestro propósito el tema de nuestra observa-ción es la aprehensión de si la figura que en conjuntoposee esta arquitectura, en los Trece siglos que abarcansus obras. significativas, presenta originalidad respectoa lo que por ahora conocemos de la historia de la arqui-tectura}lniversal. Desde luego hay que notar que supo-ner una posible influencia dentro del mismo continenteamericano, es por ahora algo posible pero sin apoyocientífico acabado. Resulta temeraria cualquier afirma-ción respecto a influencias provenientes de otros conti-nentes, como la de Scott Elliot en "La PerdidaLemuria" y la "Historia de los Atlantes" citados por

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Amabilis en su obra Arquitectura Precolombina de1956. Quizás sea más acertado lo que asienta Raould'Harcourt, en su reciente obra 'Civilizaciones Preco-lombianas' al decir que: 'Si algunas embarcaciones ve-nidas de Oceanía o del Atlántico penetraron en los ríosdel Pacífico, sus escasos ocupantes, primitivos tam-bién, no pudieron modificar una cultura probablementemás potente que la suya' (L'Art et l'Hornme Larouse.T.1.p.l 03). Para el propósito de nuesstro estudio existeuna circunstancia histórica de positivo valor: el quedentro de nuestro territorio solamente un contado nú-mero de obras fueron alcanzadas en uso por los con-quistadoreshispanos: Teotihuacan y Tenochtitlan comociudadesmonumentales vivas de la cultura Azteca IV yV, Montealbanperteneciente a la V Epoca y Campechecon la Confederación Acalán Tichel. El resto de lasgrandesedificaciones monumentales que ahora admira-mos, restauramos, estudiamos y reconstruimos, eran yaruinas o monumentos abandonados desde hacía por lomenos un siglo. Aquí no mencionamos las obras delNorte o de Centro América que se ubican fuera denuestrasactuales fronteras. Esta circunstancia y la rotu-raciónque por política conquistadora y por razones decivilizaciónpracticaron los españoles, hacen que de he-chosolo cuente lo que ahora nos es dado contemplar enruinaso reconstrucciones parciales y lo que se despren-de de crónicas de tiempos en que esos monumentos es-tabanaún en uso. No cabe sino comprobar que la figuraen su aspecto más amplio presenta una predominantetendencia hacia lo tronco-piramidal de base cuadradacon algunos casos, como en la pirámide del Adivino yotrasen que se combina con esquinas tronco-cónicas ocon superficies regladas de directriz ligeramente curva.Estas formas resultan sin discusión para el observadoractualpropias a la vez que emparentadas con otras re-motamentemilenarias, como las mesopotámicas y lasegipcias, solo que la distancia en tiempo y espacio geo-gráfico hace por ahora insoluble el punto de inspira-ción o recuerdo de estas últimas en aquellas. Comovamosa comprobado, estas figuras son en sí, propiasy originales, si nó en su figura de base, sí en la combi-naciónde los elementos habituales y factológicos, o season altamente originales compositivamente y un tanto

menos en el plano de los elementos empleados. Mejorque seguir haciendo consideraciones pasemos unascuantas ilustraciones que nos hagan más que compren-der, ver y por encima del ver sentir en plan de arquitec-tos 10 que de original y básico presentan las cuatrocalidades formales de estas monumentales arquitectu-ras, que constituyen la base sobre que se apoya nuestrahistoria.

Sintetizemos brevemente lo observado en cada unade las calidades en que hemos descompuesto la formacon fines exclusivamente de facilitar y hacer apta sucomprensión a especialistas de la crítica histórica: Lafigura, como lo hicimos notar anteriormente, muestramás bien originalidad compositiva, que morfológica, esto es: en la combinación de los elementos que emplea.Si lo tronco-piramidal escalonado tiene para el observa-dor actual antecedente formal histórico en arquitecturasmilenariamente anteriores, la composición en su con-junto es absolutamente propia y diferente y se muestraoriginal e independientemente del relativo conocimien-to que existe respecto a su concordancia con su finali-dad programal habitable. Contrariamente, no hay dudaen el otro aspecto de lo factológico, o sea la relaciónfigura-función mecánico constructiva, en el que se per-cibe perfecta concordancia, pese a lo elemental que esel sistema edificatorio puesto en práctica.

La figura impresiona también por la desproporciónmanifiesta entre espacios abiertos y espacios cubiertos,predominando los primeros sobre los segundos, no obs-tante que sus basamentos alcanzan proporciones talesque los sobreapasan en grande medida y que además secoronan de muros que sin función útil, aumentan su al-tura aparente. La tendencia a los contrastes entre super-ficies lisas y áreas ornamentales, es por igual unacaracterística peculiar. Las disposiciones adoptadas por

, ornamentaciones formadas cual mosaicos de piedra sonen todos los casos de absoluta originalidad.

-La métrica prehispánica mexicana representa otrocapítulo de especial interés para el arquitecto mexicanoactual. Hemos considerado esta calidad en sus tres as-pectos: el físico, el psicológico y el estético. La métricafísica emplea dimensiones de gran amplitud en las espa-cialidades ,descubiertas y exteriores" Las plazas y los

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espacios que circundan a los grandes monumentos sonfrancamente del tipo denominado heroico. Existencoincidencias asombrosas con las dimensiones de cier-tos monumentos egipcios, que hasta hoy no han sido,que yo sepa, dilucidadas. Siendo posible que se hayanrealizado en ellas algunas doctrinas actuales como lasde Freyer o de Gerstembergque relacionanla forma conlo geopsíquico. En el caso que nos ocupa, llevaría a su-poner que la amplitud del paisaje circundante generó lamétrica amplia y generosa de la espacialidad abierta,del mismo modo que cabe pensar que la figura predo-minante piramidal provenga de una psicología del pro-pio ambiente paisajista combinado con otros determi-nantes psico-históricos.

-La calidad cromática es solo apreciable actualmenteal través de unos cuantos vestigios deslavados y maltre-chos expuestos al exterior que presumiblemente anun-cian el empleo total de color en las superficies yornamentaciones de fachadas que parecen haberse re-cubierto de argamasa y pintura. Las pirámides acusanel empleo de estos acabados. Esta circunstancia y laspinturas murales decorativas encontradas en varios si-tios hacen seguro el acierto de las reconstrucciones di-bujadas realizadas por varios investigadores, mostran-do una arquitectura francamente colorista con aplica-ción en los exteriores de colores planos intensos y pri-marios de modo similar a como lo practicaron las arqui-tecturas helénicas en las islas jónicas y aún en lostemplos Dóricos avanzados. Hay que anotar por tantoeste carácter que resulta de base para nuestra arquitec-tura, por señalar la predisposición probablemente racialhacia coloridos brillante, que no siendo exclusiva es sinembargo su característica.

-El manejo de lo háptico se manifiesta más en las dis-posiciones escalonadas en altura y en las perspectivasde amplia profundidad, mejor que en los partidos pro-piamente parciales de cada monumento, en que másbien es dominante lo simplemente óptico, en el sentidode Riegl. En lo ornamental hay también más casos pla-niformes que tridimensionales, aunque en lo maya so-bre todo en Uxmal y Chichen se advierte unaprofundidad única y original.

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En suma: la forma presenta un elevado nivel de ori-ginalidad en su figura y su métrica, la cromática anun-cia una afección colorista y afecta al contraste vigorosoy fuerte y la háptica una tendencia hacia lo profundo enlos conjuntos y en algunas ornamentaciones, lo plani-forme en las superficies murales y posiblemente en lospavimentos. Las superficies rugosas y de fuertes aspe-rezas probablemente solo han llegado a nosotros en lasruinas que conocemos y representan un impacto de muyinteresante estudio, sobre el que tendremos que volveren nuestras próximas incursiones por el tema. .

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Oilustraciones:

1.- Esquema cronológico comparativo entre las principales culturas pre-cortesianas y las épocas estilísticas occidentales entre los siglos 1 yXVI.

2.- Teotihuacan. Pirámide del Sol.3.- Sakkara, Pirámide del Sol.4.- Chichenitza. El Castillo.5.- Korsabad. Reconstrucción.

6;- Tajín. Pirámide.7.- Idem. reconstrucción.

8.- Palenque Templo del Sol.9.- Uxmal. El Gobernador.

10.- Teotihuacan. Planta Conjunto.11.- Juego de Pelota. Chichenitza.12.- Tenochtitlan. Reconstrucción del Tecalli Mayor.13.- Der-el-Bahari. Reconstrucción. Conjunto.14.- Idem. Vista de conjunto.15.- Uxmal. El Gobernador.

16.- Uxmal. Planta del Cuadrángulo de las Monjas.17.- Palenque. Planta del Palacio.18.- Uxmal. Cuadrángulo de las Monjas, un pabellón.19.- Chichenitza. Esquina de un friso.20.- Palenque. Ornamentación basamento del patio del Palacio.21.- Mitla. Detalle de un friso.

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22.- Esquema comparativo dimensional de la Pirámide del Sol, la Gran Pi-rámide de Gizeh y la Plaza de la Constitución de México.

23.- Uxmal. Cuadrángulo de las Monjas. Perspectiva reconstruida.24.- Uxmal. El Adivino.

25.- Id. Trazo regulador 2.26.- Id. Geometral.

27.- Uxmal. Trazo Aureo del corte de El GobematJor.28.- Palenque. Templo de las Inscripciones.29.- Idem. Reconstrucción.30.- Teocali de Tenochtitlan, Reconstrucción.31.- Tula, Reconstrucción.32.- Bonampak. Frescos interiores.33.- TeotihÍ«lcan. Frescos. Palo Agricultura.

34.- Id. Templo de Quetzalcoatl. Reconstrucción.35.- Idem. Detalle cabezas serpientes emplumadas.36.- Idem. Detalle de la Ciudadela.

37.- Bajo relieve coloreado. Egipto.38.- Montealbán. Perspectiva conjunto reconstruido.39.- Chichenitza. Interior pórtifo inferior Juego Pelota.40.- Kamak, interior de la Sala Hipóstila.41.- Teotihuacán, Vista de los paramentos de la Pirámide del Sol.42.- Montealbán. Detalle muros de piedra ocre.

México, D. F., 24 Octubre de 1966.

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Dibujo del arquitecto Villagrán. Estas ilustraciones se reproducen de la publicación José Villagrán INBA, SEP, 1986.

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