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Don Quijote de la Mancha[a] (pronunciacin ??/i) es una novela escrita por el espao l Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el ttulo de El ing enioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es una de las obras ms destacadas de la literatura espaola y la literatura universal, y una de las ms traducidas. En 1615 aparecera la segunda parte del Quijote de Cervantes con el ttu lo de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Don Quijote fue la primera obra autnticamente antirromance, gracias a su forma qu e desmitifica la tradicin caballeresca y corts. Representa la primera obra literar ia que se puede clasificar como novela moderna y tambin la primera novela polifnic a, y como tal, ejerci un influjo abrumador en toda la narrativa europea posterior . Contenido [ocultar] 1 Estructura, gnesis, contenido, estilo y fuentes 1.1 Primera parte 1.2 Segunda parte 2 Interpretaciones del Quijote 3 El realismo en Don Quijote 4 Temtica 5 Originalidad 6 Tcnicas narrativas 7 Trascendencia: el cervantismo 8 Continuaciones de Don Quijote 9 Don Quijote alrededor del mundo 9.1 Don Quijote en Hispanoamrica 9.2 Don Quijote en el Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte 9.3 Don Quijote en los Estados Unidos de Amrica 9.4 Don Quijote en los Pases Bajos y Alemania 9.5 Don Quijote en Rusia 9.6 Don Quijote en el este de Europa 9.7 Don Quijote en Francia 9.8 Don Quijote en el mundo rabe 9.9 Don Quijote en las Naciones Unidas 10 Don Quijote en otros idiomas 10.1 Don Quijote en alemn 10.2 Don Quijote en asturiano 10.3 Don Quijote en cataln 10.4 Don Quijote en chino 10.5 Don Quijote en croata 10.6 Don Quijote en esperanto 10.7 Don Quijote en guaran 10.8 Don Quijote en hebreo 10.9 Don Quijote en japons 10.10 Don Quijote en quechua 10.11 Don Quijote en ruso 10.12 Don Quijote en euskera 10.13 Don Quijote en T9 (texto predictivo) 11 Ediciones de Don Quijote 12 Don Quijote en la msica 13 Don Quijote en el cine 13.1 Pelculas 14 Don Quijote en la historieta 15 Don Quijote en Internet 16 Vase tambin 17 Notas 18 Referencias 19 Bibliografa 20 Enlaces externos

Estructura, gnesis, contenido, estilo y fuentes Placa en el nmero 87 de la calle Atocha de Madrid colocada con motivo del tercer centenario del Quijote. El texto dice: "Aqu estuvo la imprenta donde se hizo en 1 604 la edicin prncipe de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de l a Mancha compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en mayo de 1605. Conmemoracin MDCCCCV". La novela consta de dos partes: la primera, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, fue publicada en 1605; la segunda, Segunda parte del ingenioso caball ero don Quijote de la Mancha, en 1615.1 La primera parte se imprimi en Madrid, en casa de Juan de la Cuesta, a finales de 1604. Sali a la venta en enero de 1605 con numerosas erratas, por culpa de la ce leridad que impona el contrato de edicin. Esta edicin se reimprimi en el mismo ao y e n el mismo taller, de forma que hay en realidad dos ediciones de 1605 ligerament e distintas. Se sospecha, sin embargo, que existi una novela ms corta, que sera una de sus futuras Novelas ejemplares. Fue divulgada o impresa con el ttulo El ingen ioso hidalgo de la Mancha. Esa publicacin se ha perdido, pues autores como Franci sco Lpez de beda o Lope de Vega, entre otros testimonios, aluden a la fama de esta pieza. Tal vez circulaba manuscrita e, incluso, podra ser una primera parte de 1 604. Tambin el toledano Ibrahim Taybil, de nombre cristiano Juan Prez y el escritor morisco ms conocido entre los establecidos en Tnez tras la expulsin general de 160 9-1612, narr una visita en 1604 a una librera en Alcal en donde adquiri las Epstolas familiares y el Relox de Prncipes de Fray Antonio de Guevara y la Historia imperi al y cesrea de Pedro Mexa. En ese mismo pasaje se burla de los libros de caballeras de moda y cita como obra conocida el Quijote. Eso le permiti a Jaime Oliver Asn aa dir un dato a favor de la posible existencia de una discutida edicin anterior a l a de 1605. La inspiracin de Cervantes para componer esta obra vino, al parecer, del llamado Entrems de los romances, que era de fecha anterior (aunque esto es discutido). Su argumento ridiculiza a un labrador que enloquece creyndose hroe de romances. El l abrador abandon a su mujer, y se ech a los caminos, como hizo don Quijote. Este en trems posee una doble lectura: tambin es una crtica a Lope de Vega; quien, despus de haber compuesto numerosos romances autobiogrficos en los que contaba sus amores, abandon a su mujer y march a la Armada Invencible. Es conocido el inters de Cervan tes por el romanticismo y su resentimiento por haber sido echado de los teatros por el mayor xito de Lope de Vega, as como su carcter de gran entremesista. Un argu mento a favor de esta hiptesis sera el hecho de que, a pesar de que el narrador no s dice que don Quijote ha enloquecido a causa de la lectura de libros de caballe ras, durante su primera salida recita romances constantemente, sobre todo en los momentos de mayor desvaro. Por todo ello, podra ser una hiptesis verosmil. A este in flujo se agreg el de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, el del Morgante de Lu igi Pulci y el del Orlando Furioso de Ludovico Ariosto. La primera parte, en que se alargaba la previa novela ejemplar, se reparti en cuatr o volmenes. Conoci un xito formidable y fue traducida a todas las lenguas cultas de Europa. Sin embargo, no supuso un gran beneficio econmico para el autor a causa de las ediciones piratas. Cervantes slo reserv privilegio de impresin para el reino de Castilla, con lo que los reinos aledaos imprimieron Quijotes ms baratos que lu ego venderan en Castilla. Por otra parte, las crticas de carcter neoaristotlico haci a la nueva frmula teatral ensayada por Lope de Vega y el hecho de inspirarse en u n entrems en que se le atacaba, supuso atraer la inquina de los lopistas y del pr opio Lope; quien, hasta entonces, haba sido amigo de Cervantes. Eso motiv que, en 1614, saliera una segunda parte de la obra bajo el nombre de Alonso Fernndez de A vellaneda. En el prlogo se ofende gravemente a Cervantes tachndole de envidioso, e n respuesta al agravio infligido a Lope. No se tienen noticias de quin era este A lonso Fernndez de Avellaneda. Un importante cervantista, Martn de Riquer, sospecha que fue otro personaje real, Jernimo de Pasamonte, un militar compaero de Cervant

es y autor de un libro autobiogrfico, agraviado por la publicacin de la primera pa rte, donde aparece como el galeote Gins de Pasamonte. La novela no es mala y es p osible, incluso, que se inspirara en la continuacin que estaba elaborando Cervant es. Aun as, no es comparable a la que se imprimi poco despus. Cervantes jugara con e l hecho de que el protagonista en su obra se entera de que exista un suplantador. Primera parte ncipit escrito en un chip de silicio con un microscopio de fuerza atmica.

Empieza con un prlogo en el que se burla de la erudicin pedantesca y con unos poem as cmicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el pro pio autor, quien lo justifica diciendo que no encontr a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como sta, como sabemos por una carta de Lope de Vega. En efecto, se trata de, como dice el cura, una escritura desatada libre de normati vas que mezcla lo lrico, pico, trgico, cmico y donde se entremeten en el desarrollo h storias de varios gneros, como por ejemplo: Grisstomo y la pastora Marcela, la nov ela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las a rmas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida). La novela comienza describindonos a un tal Alonso Quijano, hidalgo pobre, que enl oquece leyendo libros de caballeras y se cree un caballero medieval. Decide armar se como tal en una venta, que l ve como castillo. Le suceden toda suerte de cmicas aventuras en las que el personaje principal, impulsado en el fondo por la bonda d y el idealismo, busca desfacer agravios y ayudar a los desfavorecidos y desventu rados. Persigue un platnico amor por una tal Dulcinea del Toboso; que es, en real idad, una moza labradora de muy buen parecer: Aldonza Lorenzo. El cura del lugar s omete la biblioteca de don Quijote a un expurgo, y quema parte de los libros que le han hecho tanto mal. Don Quijote lucha contra unos gigantes, que no son otra cosa que molinos de vien to. Vela en un bosque donde cree que hay otros gigantes que hacen ruido; aunque, realmente, son slo los golpes de unos batanes. Tiene otros curiosos incidentes c omo el acaecido con un vizcano pendenciero, con unos rebaos de ovejas, con un homb re que azota a un mozo y con unos monjes benitos que acompaan un atad a su sepultu ra en otra ciudad. Otros cmicos episodios son el del blsamo de Fierabrs, el de la l iberacin de los traviesos galeotes; el del Yelmo de Mambrino que cree ver en la b aca de barbero y el de la zapatiesta causada por Maritornes y don Quijote en la v enta, que culmina con el manteamiento de Sancho Panza. Finalmente, imitando a Am ads de Gaula, decide hacer penitencia en Sierra Morena. Terminar siendo apresado p or sus convecinos y devuelto a su aldea en una jaula. En todas las aventuras, amo y escudero mantienen amenas conversaciones. Poco a p oco, revelan sus personalidades y fraguan una amistad basada en el mutuo respeto . Dedic esta parte a Alfonso Lpez de Ziga y Prez de Guzmn, VI duque de Bjar. Segunda parte Placa en el nmero 7 de la calle San Eugenio de Madrid colocada en 1905. El texto dice: "En el solar que ocupa esta casa estuvo en el siglo XVII la imprenta de Ju an de la Cuesta donde se hizo en 1615 la edicin prncipe de la segunda parte del In genioso Caballero D. Quijote de la Mancha escrita por Miguel de Cervantes Saaved ra. Conmemoracin en 1905". En el prlogo, Cervantes se defiende irnicamente de las acusaciones del lopista Ave llaneda y se lamenta de la dificultad del arte de novelar. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edicin de la p rimera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apcrifa Segunda parte, que l os personajes han ledo. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en la primera parte, como la misteriosa reaparicin del rucio de Sanch

o despus de ser robado por Gins de Pasamonte y el destino de los dineros encontrad os en una maleta de Sierra Morena, etc. As pues, en esta segunda entrega Don Quijote y Sancho son conscientes del xito edi torial de la primera parte de sus aventuras y ya son clebres. De hecho algunos de los personajes que aparecern en lo sucesivo leyeron el libro y los reconocen. Es ms, en un alarde de clarividencia, tanto Cervantes como el propio Don Quijote ma nifiestan que la novela pasar a convertirse en un clsico de la literatura y que la figura del hidalgo se ver a lo largo de los siglos como smbolo de La Mancha. Cervantes, como narrador homodiegtico, esto es, que interviene a la par como narr ador y personaje, explica que haba perdido los originales de la novela que como r ecurso literario atribuye a un autor rabe (Cide Hamete Benengeli), pero que consi gui recuperarla, de modo que puede seguir traducindola. La obra empieza con el renovado propsito de don Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello. Promete una nsula a su escudero a cambio de su compaa. nsula que le otorgan unos duques interesados en burlarse del escudero con el nom bre de Barataria. Sancho demuestra tanto su inteligencia en el gobierno de la nsu la como su carcter pacfico y sencillo. As, renunciar a un puesto en el que se ve aco sado por todo tipo de peligros y por un mdico, Pedro Recio de Tirteafuera, que no le deja probar bocado. Siguen los siguientes episodios: e. Unos actores van a representar en un carro el auto de Las Cortes de la Muert

El descenso a la Cueva de Montesinos, donde el caballero se queda dormido y suea todo tipo de disparates que no llega a creerse Sancho Panza (es una parodia de un episodio de la primera parte del Espejo de Prncipes y Caballeros y de los d escensos a los infiernos de la pica, y para Rodrguez Marn se constituye en el episo dio central de toda la segunda parte). El episodio del rebuzno, el del barco encantado, el de la cabeza parlante, e l de los postergados azotes de Sancho, el de Roque Guinart y sus bandoleros cata lanes, el de la colgadura de don Quijote, el del Clavileo, entre otros. La final derrota del gran manchego en la playa de Barcelona ante el Caballer o de la Blanca Luna, que es en realidad el bachiller Sansn Carrasco disfrazado. st e le hace prometer que regresar a su pueblo y no volver a salir de l como caballero andante. As lo hace don Quijote, quien piensa, por un momento, en sustituir su o bsesin por la de convertirse en un pastor como los de los libros pastoriles. Don Quijote retorna, al fin, a la cordura. Enferma y muere de pena entre la comp asin y las lgrimas de todos. Mientras se narra la historia, se entremezclan otras muchas que sirven para distraer la atencin de las intrigas principales. Tienen lu gar las divertidas y amenas conversaciones entre caballero y escudero, en las qu e se percibe cmo don Quijote va perdiendo sus ideales progresivamente, influido p or Sancho Panza. Va transformndose tambin su autodenominacin, pasando de Caballero de la Triste Figura al Caballero de Los Leones. Por el contrario, Sancho Panza v a asimilando los ideales de su seor, que se transforman en una idea fija: llegar a ser gobernador de una nsula. El 31 de octubre de 1615, Cervantes dedica esta parte a Don Pedro Fernndez De Cas tro y Andrade, VII Conde de Lemos. Interpretaciones del Quijote Don Quijote segn Honor Daumier (c. 1868). El Quijote ha sufrido, como cualquier obra clsica, todo tipo de interpretaciones

y crticas. Miguel de Cervantes proporcion en 1615, por boca de Sancho, el primer i nforme sobre la impresin de los lectores, entre los que hay diferentes opiniones: unos dicen: 'loco, pero gracioso'; otros, 'valiente, pero desgraciado'; otros, ' corts, pero impertinente' (captulo II de la segunda parte). Pareceres que ya contie nen las dos tendencias interpretativas posteriores: la cmica y la seria. Sin emba rgo, la novela fue recibida en su tiempo como un libro de entretenimiento, como regocijante libro de burlas o como una divertidsima y fulminante parodia de los l ibros de caballeras. Intencin que, al fin y al cabo, quiso mostrar el autor en su prlogo, si bien no se le ocultaba que haba tocado en realidad un tema mucho ms prof undo que se sala de cualquier proporcin. Toda Europa ley Don Quijote como una stira. Los ingleses, desde 1612 en la traducc in de Thomas Shelton. Los franceses, desde 1614 gracias a la versin de Csar Oudin, aunque en 1608 ya se haba traducido el relato El curioso impertinente. Los italia nos desde 1622, los alemanes desde 1648 y los holandeses desde 1657, en la prime ra edicin ilustrada. La comicidad de las situaciones prevaleca sobre la sensatez d e muchos parlamentos. La interpretacin dominante en el siglo XVIII fue la didctica: el libro era una stir a de diversos defectos de la sociedad y, sobre todo, pretenda corregir el gusto e stragado por los libros de caballeras. Junto a estas opiniones, estaban las que v ean en la obra un libro cmico de entretenimiento sin mayor trascendencia. La Ilust racin se empe en realizar las primeras ediciones crticas de la obra, la ms sobresalie nte de las cuales no fue precisamente obra de espaoles, sino de ingleses: la magnf ica de John Bowle, que avergonz a todos los espaoles que presuman de cervantistas, los cuales ningunearon como pudieron esta cima de la ecdtica cervantina, por ms qu e se aprovecharon de ella a manos llenas. El idealismo neoclsico hizo a muchos sea lar numerosos defectos en la obra, en especial, atentados contra el buen gusto, como hizo Valentn de Foronda; pero tambin contra la ortodoxia del buen estilo. El neoclsico Diego Clemencn destac de manera muy especial en esta faceta en el siglo X IX. Pronto empezaron a llegar las lecturas profundas, graves y esotricas. Una de las ms interesantes y an poco estudiada es la que afirma, por ejemplo, que el Quijote es una parodia de la Autobiografa escrita por San Ignacio de Loyola, que circulab a manuscrita y que los jesuitas intentaron ocultar. Ese parecido no se le escap, entre otros, a Miguel de Unamuno, quien no trat, sin embargo, de documentarlo. En 1675, el jesuita francs Ren Rapin consider que Don Quijote encerraba una invectiva contra el poderoso duque de Lerma. El acometimiento contra los molinos y las ov ejas por parte del protagonista sera, segn esta lectura, una crtica a la medida del Duque de rebajar, aadiendo cobre, el valor de la moneda de plata y de oro, que d esde entonces se conoci como moneda de molino y de velln. Por extensin, sera una stir a de la nacin espaola. Esta lectura que hace de Cervantes desde un antipatriota ha sta un crtico del idealismo, del empeo militar o del mero entusiasmo, resurgir a fi nales del siglo XVIII en los juicios de Voltaire, D'Alembert, Horace Walpole y e l intrpido Lord Byron. Para ste ltimo, Don Quijote haba asestado con una sonrisa un golpe mortal a la caballera en Espaa. A esas alturas, por suerte, Henry Fielding, el padre de Tom Jones, ya haba convertido a Don Quijote en un smbolo de la nobleza y en modelo admirable de irona narrativa y censura de costumbres sociales. La me jor interpretacin dieciochesca de Don Quijote la ofrece la narrativa inglesa de a quel siglo, que es, al mismo tiempo, el de la entronizacin de la obra como ejempl o de neoclasicismo esttico, equilibrado y natural. Algo tuvo que ver el valencian o Gregorio Mayns y Siscar que en 1738 escribi, a manera de prlogo a la traduccin ing lesa de ese ao, la primera gran biografa de Cervantes. Las rfagas iniciales de lo q ue sera el huracn romntico anunciaron con toda claridad que se acercaba una transfo rmacin del gusto que iba a divorciar la realidad vulgar de los ideales y deseos. Jos Cadalso haba escrito en sus Cartas marruecas en 1789 que en Don Quijote el sent ido literal es uno y el verdadero otro muy diferente. Heinrich Heine.

El Romanticismo alemn trat de descifrar el significado verdadero de la obra. Fried rich von Schlegel asign a Don Quijote el rango de precursora culminacin del arte r omntico en su Dilogo sobre la poesa de 1800 (honor compartido con el Hamlet de Shak espeare). Un par de aos despus, Friedrich W. J. Schelling, en su Filosofa del arte, estableci los trminos de la ms influyente interpretacin moderna, basada en la confr ontacin entre idealismo y realismo, por la que Don Quijote quedaba convertido en un luchador trgico contra la realidad grosera y hostil en defensa de un ideal que saba irrealizable. A partir de ese momento, los romnticos alemanes (Schelling, Je an Paul, Ludwig Tieck...) vieron en la obra la imagen del herosmo pattico. El poet a Heinrich Heine cont en 1837, en el lcido prlogo a la traduccin alemana de ese ao, q ue haba ledo Don Quijote con afligida seriedad en un rincn del jardn Palatino de Dus seldorf, apartado en la avenida de los Suspiros, conmovido y melanclico. Don Quij ote pas de hacer rer a conmover, de la pica burlesca a la novela ms triste. Los filso fos Hegel y Arthur Schopenhauer proyectaron en los personajes cervantinos sus pr eocupaciones metafsicas.

El Romanticismo inici la interpretacin figurada o simblica de la novela, y pas a un segundo plano la lectura satrica. Que muelan a palos al caballero, ya no le hizo gracia al poeta ingls Samuel Taylor Coleridge. Don Quijote se le antojaba ser una sustancial alegora viviente de la razn y el sentido moral, abocado al fracaso por f alta de sentido comn. Algo parecido opin en 1815 el ensayista William Hazlitt: El p athos y la dignidad de los sentimientos se hallan a menudo disfrazados por la jo cosidad del tema, y provocan la risa, cuando en realidad deben provocar las lgrim as. Este Don Quijote triste se prolonga hasta los albores del siglo XX. El poeta Rubn Daro lo invoc en su Letana de Nuestro Seor don Quijote con este verso: Ora por n sotros, seor de los tristes y lo hace suicidarse en su cuento DQ, compuesto el mis mo ao, personificando en l la derrota de 1898. No fue difcil que la interpretacin ro mntica acabara por identificar al personaje con su creador. Las desgracias y sins abores quijotescos se lean como metforas de la vapuleada vida de Cervantes y en la mscara de Don Quijote se pretenda ver los rasgos de su autor, ambos viejos y dese ncantados. El poeta y dramaturgo francs Alfred de Vigny imagin a un Cervantes mori bundo que declaraba in extremis haber querido pintarse en su Caballero de la Tri ste Figura. Homenaje al IV Centenario de El Quijote, frente a la casa natal de Miguel de Cer vantes en Alcal de Henares. Parte de monumento IV centenario de Don Quijote de la Mancha en Alcal de Henares. Durante el siglo XIX, el personaje cervantino se convierte en un smbolo de la bon dad, del sacrificio solidario y del entusiasmo. Representa la figura del emprend edor que abre caminos nuevos. El novelista ruso Ivn Turgnev as lo har en su esplndido ensayo Hamlet y Don Quijote (1860), en el que confronta a los dos personajes co mo arquetipos humanos antagnicos: el extravertido y arrojado frente al ensimismad o y reflexivo. Este Don Quijote encarna toda una moral que, ms que altruista, es plenamente cristiana. Antes de que W. H. Auden eleve al hidalgo a los altares de la santidad, Dostoyev ski ya lo haba comparado con Jesucristo, para afirmar que de todas las figuras de hombres buenos en la literatura cristiana, sin duda, la ms perfecta es Don Quijot e. Tambin el prncipe Mishkin de El idiota est fraguado en el molde cervantino con un metal que procede del Cristo bblico. Menos evanglicos, Ggol, Pushkin y Tolsti viero n en l un hroe de la bondad extrema y un espejo de la maldad del mundo. Ilustracin de Don Quijote de 1848. El siglo romntico no slo estableci la interpretacin grave de Don Quijote, sino que l o empuj al mbito de la ideologa poltica. La idea de Herder de que en el arte se mani fiesta el espritu de un pueblo (el Volksgeist) se propag por toda Europa y se encu entra en autores como Thomas Carlyle e Hippolyte Taine, para quienes Don Quijote reflejaba los rasgos de la nacin en que se engendr. Pero cules eran esos rasgos? Pa ra los romnticos conservadores, la renuncia al progreso y la defensa de un tiempo y unos valores sublimes aunque caducos, los de la caballera medieval y los de la

Espaa imperial de Felipe II. Para los liberales, la lucha contra la intransigenc ia de esa Espaa sombra y sin futuro. Estas lecturas polticas siguieron vigentes dur ante decenios, hasta que el rgimen surgido de la Guerra Civil en Espaa privilegi la primera, imbuyendo la historia de nacionalismo tradicionalista. El siglo XX recuper la interpretacin jocosa como la ms ajustada a la de los primero s lectores, pero no dej de ahondarse en la interpretacin simblica. Crecieron las le cturas esotricas y disparatadas y muchos creadores formularon su propio acercamie nto, desde Kafka y Jorge Luis Borges hasta Milan Kundera. Thomas Mann, por ejemp lo, invent en su Viaje con Don Quijote (1934) a un caballero sin ideales, hosco y un punto siniestro alimentado por su propia celebridad, y Vladimir Nabokov, con lentes anacrnicos, pretendi poner los puntos sobre las es en un clebre y polmico cur so. Quiz, el principal problema consista en que Don Quijote no es uno, sino dos libro s difciles de reducir a una unidad de sentido. El loco de 1605, con su celada de cartn y sus patochadas, causa ms risa que suspiros, pero el sensato anciano de 161 5, perplejo ante los engaos que todos urden en su contra, exige al lector trascen der el significado de sus palabras y aventuras mucho ms all de la comicidad primar ia de palos y chocarreras. Abundan las interpretaciones panegiristas y filosficas en el siglo XIX. Las interpretaciones esotricas se iniciaron en dicho siglo con l as obras de Nicols Daz de Benjumea La estafeta de Urganda (1861), El correo del Al quife (1866) o El mensaje de Merln (1875). Benjumea encabeza una larga serie de l ecturas impresionistas de Don Quijote enteramente desenfocadas; identifica al pr otagonista con el propio Cervantes hacindole todo un librepensador republicano. S iguieron a ste Benigno Pallol, ms conocido como Polinous, Teodomiro Ibez, Feliciano Ortego, Adolfo Saldas y Baldomero Villegas. En 1967, la cabalista Dominique Aubie r afirma que Don Quijote es un libro que puede leerse a la vez en castellano y en hebreo. Segn ella, Don Quijote (Qjot en arameo significa verdad) se escribi en el m arco de una preocupacin ecumnica. En recuerdo de una Espaa tierra de encuentro de l as tres religiones reveladas, Cervantes propondra al futuro un vasto proyecto cul tural colocando en su centro el poder del verbo. A partir de 1925 las tendencias dominantes de la crtica literaria se agrupan en d iversas ramas: 1) Perspectivismo (Leo Spitzer, Edward Riley, Mia Gerhard) 2) Crtica existencialista (Amrico Castro, Stephen Gilman, Durn, Luis Rosales) 3) Narratologa o socio-antropologa (Redondo, Joly, Moner, Cesare Segre) 4) Estilstica y aproximaciones afines (Helmut Hatzfeld, Leo Spitzer, Casaldue ro, Rosenblat) 5) Investigacin de las fuentes del pensamiento cervantino, sobre todo en su a specto disidente (Marcel Bataillon, Vilanova, Mrquez Villanueva, Forcione, Maravall ) 6) Los contradictores de Amrico Castro desde puntos de vista diversos, al imp ulso modernizante que manifiesta El pensamiento de Cervantes de Castro (Erich Au erbach, Alexander A. Parker, Otis H. Green, Martn de Riquer, Russell, Close) 7) Tradiciones crticas antiguas renovadas: la investigacin de la actitud de Ce rvantes ante la tradicin caballeresca (Murillo, Williamson, Daniel Eisenberg); el estudio de los errores del Quijote (Stagg, Flores) o de su lengua (Amado Alonso, Rosenblat); la biografa de Cervantes (McKendrick, Jean Canavaggio) 8) Interpretacin juda-cabalstica, desde 1967: Don Quijote como obra mayor inspi rada por el Zohar y criptada en clave hebrea (Dominique Aubier, Reichelberg, Bar uch, Mac Gaha). El realismo en Don Quijote Molinos de viento en Campo de Criptana (La Mancha, Espaa). La primera parte supone un avance considerable en el arte de narrar. Constituye una ficcin de segundo grado, es decir, el personaje influye en los hechos. Lo hab

itual en los libros de caballeras hasta entonces era que la accin importaba ms que los personajes. stos eran trados y llevados a antojo, dependiendo de la trama (fic ciones de primer grado). Los hechos, sin embargo, se presentan poco entrelazados entre s. Estn encajados en una estructura poco homognea, abigarrada y variada, tpic amente manierista, en la que pueden reconocerse entremeses apenas adaptados, nov elas ejemplares insertadas, discursos, poemas, etc. La segunda parte es ms barroca que manierista. Representa un avance narrativo muc ho mayor de Cervantes en cuanto a la estructura novelstica: los hechos se present an amalgamados ms estrechamente y se trata ya de una ficcin de tercer grado. Por p rimera vez en una novela europea, el personaje transforma los hechos y al mismo tiempo es transformado por ellos. Los personajes evolucionan con la accin y no so n los mismos al empezar que al acabar. Como primera novela verdaderamente realista, al regresar Don Quijote a su pueblo , asume la idea de que no slo no es un hroe, sino que no hay hroes. Esta idea deses peranzada e intolerable, similar a lo que sera el nihilismo para otro cervantista , Dostoyevski, matar al personaje que era, al principio y al final, Alonso Quijan o, conocido por el sobrenombre de El Bueno. Temtica La riqueza temtica de la obra es tal que, en s misma, resulta inagotable. Supone u na reescritura, recreacin o cosmovisin especular del mundo en su poca. No obstante, pueden dibujarse algunas directrices principales que pueden servir de gua a su l ector. El tema de la obra gira en torno a si es posible encontrar un ideal en lo real. Este tema principal est estrechamente ligado con un concepto tico, el de la libert ad en la vida humana, como ha estudiado Luis Rosales; Cervantes estuvo preso gra n parte de su vida y luch por la libertad de Europa frente al Imperio Otomano. A q u debe atenerse el hombre sobre la realidad? Qu idea puede hacerse de ella mediante el ejercicio de la libertad? Podemos cambiar el mundo o el mundo nos cambia a no sotros? Qu es lo ms cuerdo o lo menos loco? Es moral intentar cambiar el mundo? Son p osibles los hroes? De esta temtica principal, estrechamente ligada al tema erasmia no de la locura y al tan barroco de la apariencia y la realidad, derivan otros s ecundarios: El ideal literario: el tema de la crtica literaria es constante a lo largo de toda la obra de Cervantes. Se encuentran en la obra crticas a los libros de caba lleras, las novelas pastoriles y la nueva frmula teatral creada por Flix Lope de Ve ga. El ideal de amor: La pareja principal (Don Quijote y Dulcinea) no llega a da rse, es por eso que aparecen diferentes historias de amor (mayormente entre pare jas jvenes), algunas desgraciadas por concepciones de vida rigurosamente ligadas a la libertad (Marcela y Grisstomo) o por una inseguridad patolgica (novela insert a del curioso impertinente) y aquellas que se concretan felizmente (Basilio y Qu iteria en las "Bodas de Camacho"). Tambin aparece el tema de los celos, muy impor tante en Cervantes. El ideal poltico: aparece el tema de la utopa en fragmentos como el gobierno d e Sancho en la nsula Barataria, las ensoaciones quimricas de don Quijote en la cuev a de Montesinos y otros. El ideal de justicia: como en las aventuras de Andresillo, los galeotes, etc . Originalidad En cuanto a obra literaria, puede decirse que es, sin duda alguna, la obra maest ra de la literatura de humor de todos los tiempos. Adems es la primera novela mod erna y la primera novela polifnica, y ejercer un influjo abrumador en toda la narr ativa europea posterior.

En primer lugar, aport la frmula del realismo, tal como haba sido ensayada y perfec cionada en la literatura castellana desde la Edad Media. Caracterizada por la pa rodia y burla de lo fantstico, la crtica social, la insistencia en los valores psi colgicos y el materialismo descriptivo.

En segundo lugar, cre la novela polifnica, esto es, la novela que interpreta la re alidad, no segn un solo punto de vista, sino desde varios puntos de vista superpu estos al mismo tiempo. Torna la realidad en algo sumamente complejo, pues no slo intenta reproducirla, sino que en su ambicin pretende incluso sustituirla. La nov ela moderna, segn la concibe el Quijote, es una mezcla de todo. Tal como afirma e l propio autor por boca del cura, es una escritura desatada: gneros picos, lricos, tr icos, cmicos, prosa, verso, dilogo, discursos, chistes, fbulas, filosofa, leyendas.. . y la parodia de todos estos gneros. La voraz novela moderna que representa el Quijote intenta sustituir la realidad, incluso, fsicamente: alarga ms de lo acostumbrado la narracin y transforma, de esa manera, la obra en un cosmos. Tcnicas narrativas En la poca de Cervantes, la pica se poda escribir tambin en prosa. Las tcnicas narrat ivas que ensaya Cervantes en esta novela son varias: La recapitulacin o resumen peridico cada cierto tiempo de los acontecimientos, a fin de que el lector no se pierda en una narracin tan larga. El contraste entre lo idealizado y lo real, que se da a todos los niveles. P or ejemplo, en el estilo, que a veces aparece pertrechado con todos los elemento s de la retrica y otras veces aparece rigurosamente ceido a la imitacin del lenguaj e popular. Hay un contraste entre los personajes. En el dilogo los personajes se escuchan y comprenden, Quijote se sanchifica y Sancho Panza se quijotiza. Tambin est el contraste entre los personajes, a los que Cervantes gusta de col ocar en parejas, a fin de que cada uno le ayude a construir otro diferente media nte el dilogo. Un dilogo en el que los personajes se escuchan y se comprenden, ayu dndoles a cambiar su personalidad y perspectiva: don Quijote se sanchifica y Sanc ho se quijotiza. Si el seor se obsesiona con ser caballero andante, Sancho se obs esiona con ser gobernador de una nsula. Tan desengaados llegan a estar el uno como el otro. A la inversa, don Quijote va siendo cada vez ms consciente de lo teatra l y fingido de su actitud. Por ejemplo, a raz de su ensoacin en la cueva de Montesi nos, Sancho se burlar de l el resto del camino. Esta mezcla y superposicin de persp ectivas se denomina perspectivismo. El humor es constante en la obra. Es un humor muy especial: respetuoso con l a dignidad humana de los personajes. Una primera forma de contrapunto narrativo: una estructura compositiva en fo rma de tapiz, en la que las historias se van sucediendo unas a otras, entrelazndo se y retomndose continuamente.

La suspensin, esto es, la creacin de enigmas que tiran de la narracin y del inter del lector hasta su resolucin lgica, cuando ya se le ha formulado otro enigma par a continuar ms all. La parodia lingstica y literaria de gneros, lenguajes y roles sociales como frmu la para mezclar los puntos de vista hasta ofrecer la misma visin confusa que sumi nistra la interpretacin de lo real.

La oralidad del lenguaje cervantino, vestigio de la profunda obsesin teatral de Cervantes, y cuya viveza aproxima extraordinariamente al lector a los persona jes y al realismo facilitando su identificacin y complicidad con los mismos. El perspectivismo, que ya se ha sealado, hace que cada hecho sea descrito por cada personaje en funcin de una cosmovisin distinta, y con arreglo a ello la real idad se torna sbitamente compleja y rica en sugestiones. Simula imprecisiones en los nombres de los personajes y en los detalles poco importantes, a fin de que el lector pueda crearse su propia imagen en algunos a spectos de la obra y sentirse a sus anchas en la misma, suspendiendo su sentido crtico. Utiliza juegos metaficcionales a fin de difuminar y hacer desaparecer la fig ura del autor del texto por medio de continuos intermediarios narrativos (Cide H amete Benengeli), los supuestos Anales de la Mancha, etc.) que hacen, as, menos l iteraria y ms realista la obra desproveyndola de su carcter perfecto y acabado. Trascendencia: el cervantismo Estatua en Madrid de Sancho Panza por Lorenzo Coullaut Valera, 1930. Aunque el influjo de la obra de Cervantes es obvio en los procedimientos y tcnica s que ensay toda la novela posterior, en algunas obras europeas del siglo XVIII y XIX es perceptible todava ms esa semejanza. Se ha llegado, incluso, a decir que t oda novela posterior reescribe El Quijote o lo contiene implcitamente. As, por eje mplo, uno de los lectores de Don Quijote, el novelista policiaco Jim Thompson, a firm que hay unas cuantas estructuras novelsticas, pero slo un tema: las cosas no so n lo que parecen. Ese es un tema exclusivamente cervantino. En Espaa, por el contrario, Cervantes no alcanz a tener seguidores dignos de su no mbre, fuera de Mara de Zayas en el siglo XVII y Jos Francisco de Isla en el XVIII. El gnero narrativo se haba sumido en una gran decadencia a causa de su contaminac in con elementos moralizadores ajenos y la competencia que le hizo, como entreten imiento, el teatro barroco. Solamente renacer Cervantes como modelo novelstico en Espaa con la llegada del real ismo. Benito Prez Galds, gran conocedor de Don Quijote, del que se saba captulos ent eros, ser un ejemplo de ello con su abundante produccin literaria. Paralelamente, la novela suscit gran nmero de traducciones y estudios, suscitando una rama entera de los estudios de Filologa Hispnica, el cervantismo nacional e internacional. Continuaciones de Don Quijote Artculo principal: Continuaciones del Quijote Adems del Segundo Tomo de Alonso Fernndez de Avellaneda, existen varias continuaci ones del Quijote. Las primeras fueron tres obras francesas: las dos partes de la Historia del admirable don Quijote de la Mancha, escritas por Francois Filleau de Saint-Martin y Robert Challe, y la annima Continuacin nueva y verdadera de la h istoria y las aventuras del incomparable don Quijote de la Mancha. Del siglo XVIII datan dos de las continuaciones espaolas de la obra, que pretende n relatar lo sucedido despus de la muerte de Don Quijote, como las Adiciones a la historia del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Jacinto Mara Delgado , y la Historia del ms famoso escudero Sancho Panza, en dos partes (1793 y 1798), de Pedro Gatell y Carnicer. En 1886 se public en La Habana la obra del gallego Luis Otero y Pimentel Semblanz as caballerescas o las nuevas aventuras de Don Quijote de la Mancha, cuya accin t ranscurre en Cuba a fines del siglo XIX. En el XX aparecieron varias continuacio nes ms, entre ellas una muy divertida, La nueva salida del valeroso caballero D. Quijote de la Mancha: tercera parte de la obra de Cervantes, de Alonso Ledesma H

ernndez (Barcelona, 1905) y El pastor Quijtiz de Jos Camn Aznar (Madrid, 1969). Al m orir don Quijote (2004), la ms reciente novela que contina la historia, es obra de l espaol Andrs Trapiello. Hay tambin continuaciones hispanoamericanas, entre ellas Captulos que se le olvidaron a Cervantes, de Juan Montalvo y Don Quijote en Amrica o sea la cuarta salida del ingenioso Hidalgo de La Mancha, de don Tulio Febres Cordero, libro editado en 1905 (edicin conmemorativa 2005, ULA). Don Quijote alrededor del mundo Don Quijote en Hispanoamrica Francisco Rodrguez Marn descubri que la mayor parte de la primera edicin de Don Quij ote haba ido a parar a las Indias. En unas fiestas con motivo de haber sido nombr ado virrey del Per el marqus de Montesclaros, se aludi a la obra maestra de Cervant es. En los envos de libros a Buenos Aires durante los siglos XVII y XVIII figuran quijotes y otras obras de Cervantes. En la novela La Quijotita y su prima del m exicano Jos Joaqun Fernndez de Lizardi (1776-1827) es evidente el influjo cervantin o. El ensayista ecuatoriano Juan Montalvo (1832-1889) compuso una continuacin de la obra con el ingenioso ttulo de Captulos que se olvidaron a Cervantes, y el cuba no Luis Otero y Pimentel escribi otra con el ttulo Semblanzas caballerescas o las nuevas aventuras de Don Quijote de la Mancha, cuya accin se desenvuelve en una Cu ba identificada por el protagonista con el nombre de nsula Encantada. Otro ensayi sta cannico, Jos Enrique Rod, ley en clave quijotesca el descubrimiento, conquista y colonizacin de Amrica, y Simn Bolvar, que un da dio la orden burlesca de fusilar a D on Quijote para que ningn peruano le imitase nunca, cercana ya la hora de su muer te hubo de pronunciar, con ms de un desengao a sus espaldas, estas asombrosas pala bras: "Los tres grandsimos majaderos hemos sido Jesucristo, Don Quijote y yo". No es extrao, pues, que Rafael Obligado, en su poema El alma de Don Quijote, identi fique a Bolvar y San Martn con El Caballero de la Triste Figura. Tambin, desde los Andes venezolanos, el escritor merideo Tulio Febres Cordero escribi Don Quijote en Amrica: o sea la cuarta salida del ingenioso hidalgo de La Mancha publicada en l a misma ciudad, en la Tip. El Lpiz, en 1905 (reeditada recientemente con motivo d e los 100 aos de su publicacin). Uno de los ms importantes cervantistas hispanoamericanos fue el chileno Jos Echeve rra y Rubn Daro ofreci una versin decadente del mito en su cuento DQ, ambientado en l os ltimos das del imperio colonial espaol, as como en las Letanas a Nuestro Seor Don uijote, incluidas en sus Cantos de vida y esperanza (1905). El costarricense Car los Gagini escribi un breve relato denominado Don Quijote se va, y el cubano Enri que Jos Varona la conferencia titulada Cervantes. El poeta argentino Evaristo Car riego escribi el extenso poema Por el alma de Don Quijote, que participa en la ex tendida santificacin del personaje quijotesco. Por otra parte, los igualmente arg entinos Alberto Gerchunoff (1884-1950) y Manuel Mjica Linez (1910-1984) son habitu ales cultivadores de lo que se ha venido a llamar glosa cervantina. Se ha observ ado el influjo cervantino en el Martn Fierro de Jos Hernndez y en otra obra maestra de la literatura gauchesca, Don Segundo Sombra de Ricardo Giraldes. Es perceptib le el influjo cervantino en la gran novela histrica de Enrique Larreta La gloria de Don Ramiro, y Jorge Luis Borges posee una relacin tan compleja con la ficcin co mo la de Cervantes, pues no en vano ley la obra desde nio y la glos en ensayos y po emas, as como se inspir en ella para elaborar el cuento Pierre Menard, autor del Q uijote incluido en su antologa Ficciones. En efecto, Cervantes est presente en las grandes obras del boom hispanoamericano, empezando por las obras Alejo Carpentier Los Pasos Perdidos y la imitacin barroc a en Cien aos de soledad, de Gabriel Garca Mrquez, que es la segunda obra escrita e n castellano ms traducida de todos los tiempos. Don Quijote en el Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte La inglesa fue la primera traduccin que se hizo en Europa de la primera parte de Don Quijote, merced a Thomas Shelton (en 1612), quien ms tarde hara tambin la segun da; su traduccin, sin embargo, tiene errores, pero posee una gran vivacidad; ms ex acta sera, sin embargo, la de Charles Jarvis en 1742, pero a costa de la gran ins

piracin de su predecesor. Tambin al Cervantismo ingls se le deben dos de las primer as contribuciones crticas al establecimiento del texto de Don Quijote en su lengu a original durante el siglo XVIII: la edicin de 1738, lujossima y bellamente ilust rada por dems, cuyo texto corri a cargo de Pedro Pineda, y la de John Bowle en 178 1. La huella de la obra de Cervantes fue casi tan profunda en Inglaterra como en Espaa. Ya incluso en el teatro del siglo XVII: Francis Beaumont y John Fletcher representaron en 1611 un drama heroico-burlesco titulado El caballero de la mano de almirez llameante inspirado en la primera parte, y se tradujo en fecha tan t emprana como 1612 por Thomas Shelton; poco despus, Shakespeare y el mismo Fletche r escribieron en 1613 otra obra sobre la "Historia de Cardenio" recogida en Don Quijote, Cardenio, que se ha perdido. El Hudibras de Samuel Butler est inspirado tambin en Don Quijote como reaccin contra el puritanismo. En 1687 se hace una nuev a traduccin, la del sobrino de John Milton, John Philipps, que alcanz una enorme d ifusin, aunque le siguieron las traducciones dieciochescas de Anthony Motteux (17 00), Jarvis (1724) y Smollet (1755). Hay huellas de Don Quijote en el Robinson C rusoe de Daniel Defoe y en los Viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift y, ms an, en las obras de Henry Fielding: ste escribi Don Quixote in England (1734) y uno de los personajes de su novela Joseph Andrews, escrita, segn el autor, "a la man era de Cervantes", es Abraham Adams, "prroco quijotesco del siglo XVIII", en quie n empieza una especie de santificacin del hroe cervantino. El novelista Tobas Smoll et not la impronta de la novela que haba traducido en sus novelas Sir Launcelot Gr eaves y Humphry Clinker. Lawrence Sterne fue un genial discpulo de Cervantes en s u Tristram Shandy. Charlotte Lennox publica en 1752 su Mujer Quijote y Jane Aust en experimenta su influjo en su muy clebre La abada de Northanger, ya de 1818. El creador de la novela histrica romntica, el escocs Walter Scott, se vea a s mismo como una especie de Don Quijote. Byron cree ver en su Don Juan la causa de la decade ncia de Espaa en Don Quijote, pues a su ver este libro haba hecho desaparecer en e ste pas las virtudes caballerescas. Wordsworth, en el libro V de su Preludio (185 0), sintetiza en su ermitao un nuevo Don Quijote y otro poeta lakista, Samuel Tay lor Coleridge, asumiendo ideas de los romnticos alemanes, viene a considerar a Do n Quijote la personificacin de dos tendencias contrapuestas, el alma y el sentido comn, la poesa y la prosa. Por ltimo, los maestros del ensayo romntico ingls, Charle s Lamb y William Hazlitt dedicaron pginas crticas an frescas a esta obra clsica de l a literatura universal. Ya en el realismo del periodo victoriano, Charles Dicken s, por ejemplo, imit la novela en Los documentos pstumos del club Pickwick (1836-1 837), en donde Mr. Pickwick representa a don Quijote y su inseparable Sam Weller a Sancho Panza; su cervantismo lleg hasta hacer del personaje de Fagin en su Oli ver Twist una especie de Monipodio; su competidor William Makepeace Thackeray, i mit la novela en su The newcomers, as como George Gissing, que en su obra Los docu mentos privados de Henry Ryecroft hace a su protagonista pedir leer en su lecho de muerte el Don Quijote. A finales de siglo surgen tres nuevas traducciones, la de Duffield (1881), la de Ormsby (1885) y la de Watt (1888). Fitmaurice-Kelly c olaborar despus con Ormsby en la primera edicin crtica del texto espaol (Londres, 189 8-1899) y son ya lo que podemos llamar miembros de lo que se ha venido a llamar cervantismo internacional. El "quijotismo" ingls se prolonga durante el siglo XX. Gilbert Keith Chesterton r ecuerda a Cervantes al final de su poema Lepanto y en su novela pstuma El retorno de Don Quijote convierte en Alonso Quijano al bibliotecario Michael Herne. Grah am Greene asume la tradicin cervantina de Fielding en su Monseor Quijote a travs de l protagonista, prroco de El Toboso, que cree descender del hroe cervantino. W. H. Auden considera, por otra parte, a la pareja Quijote-Sancho la ms grande de las parejas entre espritu y naturaleza, cuya relacin consiste en lo que llama projimid ad cristiana. Don Quijote en los Estados Unidos de Amrica Mark Twain. Entre los primeros lectores estadounidenses de la novela se encuentra el padre f undador Thomas Jefferson, humanista y erudito adems de poltico y tercer Presidente de la Nacin. Don Quijote era una de sus lecturas preferidas y posea un ejemplar e

n espaol de la edicin de la Real Academia Espaola de 1781, que se conserva actualme nte en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. Se ha apreciado el influjo de la inmortal novela cervantina en el Moby Dick de H erman Melville. Es ms, Mark Twain era un admirador de Don Quijote y acoge aspecto s de la novela en su Huckleberry Finn; William Faulkner declar releer la obra de Cervantes cada ao y afirman su huella tambin autores como Saul Bellow, cuya primer a y ms aplaudida obra, Las aventuras de Augie March (1935) le debe bastante; Thor nton Wilder, en Mi destino, (1934); y John Kennedy Toole, en La conjura de los n ecios. Como crtico, Vladimir Nabokov no lleg, sin embargo, a entender la obra y, p or otra parte, es patente, aunque apenas estudiado, el influjo de Cervantes en a utores ms recientes como Jim Thompson, William Saroyan o Paul Auster. Una recient e traduccin en un ingls menos arcaico, la de Grossmann, ha vuelto a popularizar la obra en los EE. UU., que, es verdad, nunca haba decado a causa de adaptaciones co mo el musical El hombre de La Mancha. El importante crtico Harold Bloom ha dedica do pginas y libros de literatura comparada a la obra. Don Quijote en los Pases Bajos y Alemania En los Pases Bajos, la tierra de los molinos, se ley mucho Don Quijote como una ob ra satrica sobre la Espaa que se haba enfrentado con la potencia protestante, rival en los mares. Pieter Arentz Langedijk, importante autor de la primera mitad del siglo XVIII, escribi una comedia que todava contina representndose en la actualidad , Don Quijote en las bodas de Camacho (1699). La hispanista Barber van de Pol ha traducido la obra nuevamente al neerlands en 1997 con gran xito. Thomas Mann. En Alemania el influjo de Don Quijote fue tardo y menor que el de autores como Ba ltasar Gracin o la novela picaresca durante los siglos XVII y XVIII, en los que e l influjo del racionalismo francs predomin. La primera traduccin parcial (que conti ene 22 captulos) aparece en Frncfort, en 1648, bajo el ttulo de Don Kichote de la M antzscha, Das ist: Juncker Harnisch au Fleckenland/ Aus Hispanischer Spraach in h ochteutsche ubersetzt; el traductor era Pahsch Basteln von der Sohle. Bertuch pu blica una traduccin en 1775, pero ya en 1764 haba publicado a imitacin de Cervantes Christoph Martin Wieland su Don Sylvio de Rosalva, que viene a constituir el mo delo de la novela alemana moderna (Der Sieg der Natur ber die Schwrmerei oder die Abenteuer des Don Sylvio von Rosalva, Ulm 1764). Herder, Schiller y Goethe se ha rn eco de la gran novela cervantina y de las obras de Pedro Caldern de la Barca. E l Romanticismo, en efecto, supone la aclimatacin del cervantismo, el calderonismo y el gracianismo en Alemania: ven la luz las traducciones hoy clsicas de Ludwig Tieck y de Soltau. Se ocupan de toda la obra de Cervantes, y no solo del Don Qui jote, los hermanos August Wilhelm y Friedrich von Schlegel, el ya citado poeta T ieck y el filsofo Schelling. Esta nmina de cervantistas se completa con Vernica Vei t, Gotthold Ephraim Lessing, Juan Pablo Richter y Bouterwek en lo que constituye la primera generacin de cervantistas romnticos alemanes. Despus seguirn los filsofos Solger, Hegel y Schopenhauer, as como los poetas Joseph von Eichendorff y E.T.A. Hoffmann. La visin general de los cervantistas romnticos alemanes, pergeada ya por August Wilhelm von Schlegel, consiste en percibir en el caballero una personifi cacin de las fuerzas que luchan en el hombre, del eterno conflicto entre el ideal ismo y prosasmo, entre imaginacin y realidad, entre verso y prosa. En ese sentido apunta tambin el prlogo de Heinrich Heine a la edicin francesa de Don Quijote; no d ebemos olvidar, por otra parte, su siniestro augurio de que los pueblos que quem an libros terminarn por quemar hombres, contenido en su pieza dramtica Almansor. P ara este autor, constituyen el triunvirato potico de la modernidad Cervantes, Sha kespeare y Goethe. Por otra parte, Franz Grillparzer suscribe el juicio de Lord Byron sobre la decadencia espaola y Richard Wagner admira en el libro la resurrec cin del espritu heroico medieval. Richard Strauss renueva el tema con el poema sin fnico Don Quijote. Variaciones fantsticas sobre un tema caballeresco (1897). Ya en el siglo XX, Franz Kafka compone su aplogo La verdad sobre Sancho Panza y, en ma yo de 1934, el novelista Thomas Mann elige como compaero de viaje a Estados Unido s la traduccin de Tieck del Don Quijote, experiencia que quedar recogida en su ens

ayo A bordo con Don Quijote, en la que el autor esboza una defensa de los valore s de la cultura europea amenazada por un fascismo en auge. Por ltimo, el telogo su izo Hans Urs von Balthasar, en unas memorables pginas de su obra Gloria, (1985 1989 ), ve en la comicidad de Don Quijote la comicidad y el ridculo cristiano: Acometer a cada paso, modestamente, lo imposible. En ese sentido se decanta tambin el ilus tre hispanista y cervantista Friedrich Schrr, en su conferencia de 1951 Don Quijo te como expresin del alma occidental ("Der Don Quijote als Ausdruck der abendlndis chen Seele"). Don Quijote en Rusia Fidor Dostoyevski. Retrato por Vasili Perv, 1872. Unamuno afirm que los pases que mejor haban comprendido Don Quijote fueron Inglater ra y Rusia. Es cierto que en el pas eslavo goz de un gran prestigio, difusin e infl uencia literaria, pero tambin lo es que en sus autores ms eminentes, como Fidor Dos toyevski o Lev Tolsti, el verdadero don Quijote es el del ltimo captulo, Alonso Qui jano, el Bueno. Como cuenta Vsvolod Bagno en El Quijote vivido por los rusos (Madrid: CSIC Diputa cin de Ciudad Real, 1995), ya Pedro I haba ledo la obra, como se deduce por una ancd ota incluida en Relatos de Nartov sobre Pedro el Grande: El zar, partiendo hacia Dunkerque, al ver un montn de molinos se rio y dijo a Pavel Yaguzinski: Si estuviera aqu Don Quijote, tendra mucho trabajo. A mediados de siglo la apertura del pas a Occidente permiti un conocimiento mayor y menos selectivo de la obra de Cervantes. El cientfico y escritor Miguel o Mijal Lomonsov posea un ejemplar del Quijote de la traduccin alemana de 1734. Vasili Tred iakovski en su Dilogo entre un extranjero y un ruso sobre la ortografa vieja y nue va recomienda que los dilogos sean tan naturales como los que sostenan el caballer o andante Don Quijote y su escudero Sancho Panza, a pesar de sus extraordinarias aventuras, y no encuentra en la literatura rusa nada semejante. Sumarkov distingui en su artculo Sobre la lectura de novelas (1759) el Don Quijote de toda la avalanch a de novelas de aventuras que cay sobre Rusia, valorndola como una excelente stira. Aleksandr Radshchev, en una de las obras maestras de la literatura rusa del diec iocho, Viaje de San Petersburgo a Mosc (1790), compara uno de los acontecimientos del camino con la batalla entre el hroe y el rebao de ovejas. En otras obras suya s aparece ms patente esta huella. Vasili Liovshn hizo caminar a un caballero con u n sanchopancesco amigo en Las horas vespertinas, o los cuentos antiguos de los e slavos drevlianos (1787). A fines del XVIII hay un quijote que pasa de una tonte ra (as se dice) a otra tambin en una novela annima, Ansimich. Un nuevo Don Quijote; e l fin habitual de estas obras era poner en claro las mezquinas pasiones de la hid algua rural. El fabulista Ivn Krylov compara en una carta de su Correo de los espritus al prota gonista de la tragedia Rozlav de Kniazhnin con el Caballero de la Triste Figura; en otros pasajes queda claro que lo tena por una antihroe, aunque con grandes ide ales. I. I. Dmtriev compuso la primera obra inspirada en el personaje, su aplogo D on Quijote, donde el quijotismo es interpretado como una extravagancia. Nada men os que la zarina Catalina II encarg una seleccin de los refranes de Sancho y compu so un Cuento sobre el tristemente famoso paladn Kosometovich para ridiculizar el quijotismo de su enemigo Gustavo III de Suecia; es ms, se represent una pera cmica i nspirada en este cuento, Tristemente famoso paladn Kosometovich (1789), con msica del compositor espaol Vicente Martn y Soler, que vivi en San Petersburgo durante lo s aos de su mayor fama. En ella la huella de la iconografa cervantina es patente. En el XVIII y XIX los intelectuales rusos lean Don Quijote preferiblemente en fra ncs, o incluso en espaol, y anteponan las traducciones extranjeras a las versiones en ruso, hechas sobre esas mismas traducciones y no de forma directa desde el or iginal; el libro era tan comn que se poda encontrar al menos uno en cada pueblo, s egn el citado Dmtriev. En ello no tena poco que ver el desdn general por la lengua r

usa, hasta que Pushkin le dio un verdadero rango literario. En la segunda mitad del siglo XVIII aparecieron en ruso dos versiones incompleta s y traducidas del francs; la primera es de 1769, desde la traduccin francesa de F illot de San Martin, y fue realizada por Ignati Antonovich Teils, profesor de al emn en una escuela militar para cadetes de la nobleza; aunque se le considera muj eriego en la aventura de la venta con Maritornes, del un ojo tuerta y del otro n o muy sana, y habla de sus fecundas tonteras, alcanza a veces a ser adecuada. La si guiente fue a partir de la adaptacin francesa de 1746 y fue realizada por Nicolai Osipov en 1791; es una versin adems enriquecida con escenas que Cervantes no escr ibi jams y se trata en general de una adaptacin muy chabacana. En cada biblioteca r usa era uno de esos libros imprescindibles, ya en francs, ya en la traduccin desde el francs hecha por el prerromntico Zhukovski. Por entonces se entenda al protagon ista como un personaje caricaturesco, pero pronto asom la interpretacin germnica ro mntica. M. N. Muritov se identifica a s mismo con Don Quijote como consecuencia de sus des ilusiones y sus razonamientos sobre la separacin de la realidad y los ideales, y lo muestra en sus cartas a su hermana F. N. Lunina; la interpretacin dieciochesca no es, pues, la nica. Tambin existe un interpretacin sentimental en La respuesta a Turgniev (1812) de Konstantn Btiushkov, uno de los ms importantes poetas rusos y pr ecursor de Aleksandr Pushkin, donde Don Quijote pasa el tiempo soando / vive con l as quimeras, / charla con los fantasmas / y con la luna meditabunda. En esta inte rpretacin sentimental Nikoli Karamzn es quien sufre una impresin ms profunda, que apa rece ya en una carta de 1793 dirigida a Ivan Dmitriev, en el poema A un pobre po eta (1796) y, sobre todo, en El caballero de nuestro tiempo (1803); el protagoni sta se compara a Don Quijote porque su inclinacin a la lectura e impresionabilida d natural le ejercitaron el quijotismo de la imaginacin y los peligros y la amistad heroica se convierten en sus ensueos predilectos: Vosotros, indolentes flemticos, que no vivs, sino que dorms y lloris de ganas de bostezar, sin duda nunca soasteis as en vuestra infancia. Y vosotros tampoco, egos tas juiciosos, que no os encariis con los hombres, sino que os agarris a ellos por prudencia mientras esta relacin sea til para vosotros, y, sin duda, apartis la mano si los hombres se convierten en un obstculo. Ivan Turgniev afirm en 1860 que en ruso no exista buena traduccin del Quijote, y es de lamentar que no cumpliera su reiterada promesa de traducirlo completamente, q ue se impuso ya en 1853 y que todava en 1877 segua empeado en cumplir; el dramaturg o Aleksandr Ostrovski haba traducido ya los Entremeses y quera traducir algunos ca ptulos de la obra; el caso es que Turgenev ignor deliberadamente la traduccin de Va sili Zhukovski, el maestro de Pushkin, que empez en 1803 y que public en seis volme nes entre 1804 y 1806. Se deba a que no responda a la nocin de traduccin que sostena Turgenev; pero la obra de Zhukovski fue capital para el desarrollo de la prosa r usa en el XIX, puesto que fue realizada por un gran escritor, de nivel comparabl e al de Ludwig von Tieck, Jean-Pierre Claris de Florian o Tobas Smollet. Ofrece u na interpretacin psicolgico-filosfica de la obra, en la que el protagonista es sin duda el Caballero de la Triste Figura. Como no saba espaol, utiliz la versin frances a de Florian, que es bastante buena, pues el sobrino de Voltaire conoca bien la l engua y haba estado en Espaa y tratado con los ilustrados espaoles, pero conoci tamb in, aunque no la utiliz, la versin alemana de Tieck (1799), que ofreca ya la interpr etacin romntica del personaje. Sin embargo se vali del documentado prlogo de Florian para encauzar su traduccin, pues era hombre ms prestigioso que el entonces advene dizo Tieck. Para empezar, omite captulos enteros y abrevia los pasajes largos, lo s episodios naturalistas que no respondan al gusto de la poca y las historias inte rcaladas que desviaban la atencin; de su cosecha aporta un acento folclrico del qu e careca la versin francesa y reemplaza la paremiologa sachopancesca, que vierte li teralmente Florian, por proverbios rusos equivalentes, y para comprender el mrito de su traduccin en estos detalles basta con compararla con la de Osipov. En gene ral, la traduccin de Zhukovski evita los episodios en que se minimiza al hroe y ac

enta los elementos poticos. La re-traduccin de Zhukovski tuvo una segunda edicin en 1815, sin cambios significativos fuera de la puntuacin, que es mejor que en la pr imera, la ortografa y la limpieza de erratas. Esta versin entusiasm a Pushkin y fue imitada descaradamente por la de S. Chaplette, tambin sobre la de Florian (San P etersburgo, 1831); por entonces ya se dejaba sentir cierta preferencia por la tr aduccin alemana de Tieck, ms precisa, y se empezaba a sentir como inevitable una v ersin directa desde el espaol, que lleg en la poca del Realismo, cuando se editaron las traducciones de K. P. Masalski (1838) y la de V. A. Karelin (1866); pero la vulgarizacin del mito en el Romanticismo vino principalmente a travs de la versin d e Zhukovski. Una de las mltiples ilustraciones que realiz el artista Gustave Dor para El Quijote . Cervantes est presente en Aleksandr Pushkin, Ggol, Turgnev, Dostoyevski, Leskov, Bu lgkov y Nabkov, por citar solamente a algunos de los grandes. Aleksandr Pushkin tena en su biblioteca un Quijote en espaol editado en Pars, 1835, y aprendi la lengua en 1831 y 1832 para leerlo en el original; se conservan adems traducciones inversas de La Gitanilla desde su versin francesa al castellano par a comparar el resultado con el original cervantino; anim adems a Ggol a emprender u na obra narrativa de gran aliento a la manera de Cervantes, y ste compuso Almas m uertas. Turgenev en su conferencia Hamlet y Don Quijote compara al reflexivo e i rresoluto Hamlet con el irreflexivo y arrojado Don Quijote, y encuentra la noble za en ambos caracteres. Pero el influjo en Fidor Dostoyevski fue ms hondo; comenta la obra muchas veces en su epistolario y en su Diario de un escritor (1876), do nde se refiere a ella como una pieza esencial en la literatura universal y como perteneciente al conjunto de los libros que gratifican a la humanidad una vez cad a cien aos; finalmente escribe:

En todo el mundo no hay obra de ficcin ms profunda y fuerte que sa. Hasta ahora representa la suprema y mxima expresin del pensamiento humano, la ms amarga irona q ue pueda formular el hombre y, si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: Veamos, qu habis sacado en limpio de vuestra vida y qu conclusin definitiva habis deducido de ella?, podran los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: sta es mi conclusin sobre la vida y... podrais condenarme por ella?. Desde el punto de vista del escritor ruso, la novela es una conclusin sobre la vi da. Su primera mencin de la obra aparece en una carta de 1847, pero es en 1860 cu ando llega a obsesionar verdaderamente al escritor; la imit en El idiota, cuyo pr otagonista, el prncipe Mishkin, es tan idealista como el hroe manchego, pero, desp ojado de ridculo herosmo, es en realidad el personaje final de la obra, Alonso Qui jano, el bueno, y un imitador de Jesucristo; su monlogo A la salud del sol est clara mente inspirado en el discurso sobre la Edad de Oro. Dostoyevski escribi en su Di ario de un escritor que ya no se escriben libros como aqul. Veris en Don Quijote, e n cada pgina, revelados los ms arcanos secretos del alma humana. Por otra parte, en 1877, el captulo del Diario de un escritor La mentira se salva con la mentira imit a deliberadamente el estilo cervantino, hasta el punto de que un episodio imagin ado por Dostoyevski pas como genuino de Cervantes durante mucho tiempo. La novela de Nikoli Leskov, Tres hombres de Dios, es una curiosa precursora del M onseor Quijote de Graham Greene; su protagonista, el prior Saweli Tuberosov, es u n idealista que alcanzada ya la cincuentena se plantea decir la verdad, y lucha con las crudas y puras circunstancias contrarias de su entorno en compaa de un San cho, el dicono Ajila, y de un Sansn Carrasco, Tuganov; en su inflexibilidad se hac e incomprensible y a menudo ridculo ante los dems, y al fin es desprovisto de la p alabra, le prohben pronunciar ms sermones e, imposibilitado para cumplir su destin o al igual que el hroe cervantino, muere de pena. Pero el influjo de Cervantes se extiende incluso al tipo de hrore que presenta Leskv en casi todas sus novelas, y particularmente en Una familia en decadencia, protagonizada por un reconocible, delgado y pobre terrateniente llamado Dormidont Rogozin, al que acompaa su insep

arable escudero Zinka, en compaa del cual recorre los contornos barruntando agravio s. Tambin acusan claramente la influencia del Don Quijote sus novelas El pensador solitario y Los ingenieros desinteresados. Aunque para Lev o Lev Tolsti la novela cervantina no tuvo tanta importancia como para Turgnev, Dostoyevski o Leskv, lo cierto es que es perceptible y visible su hu ella; en Qu es el arte? declara como su novela predilecta el Don Quijote por su con enido interior, por su buen arte vital del mundo; en los borradores de esta obra qu eda clara su intencin: es una obra que expresa los ms nobles sentimientos para tod as las pocas, comprensibles a todos; en algunas de sus obras asume la herencia ce rvantina; principalmente en su novela Resurreccin, donde se plantea quin est loco, el mundo o el hroe, y donde Katerina Mslova es una Aldonza que, al ser pretendida por el prncipe que la deshonr empezando su carrera de prostituta, no quiere ser la Dulcinea del hroe, en lo que hay ecos del poeta simbolista Sogolub, del que habl aremos en breve; tambin hay ecos de los encantamientos y del episodio de los gale otes.

Los poetas del Simbolismo ruso, sobre todo Fidor Sologub, experimentan la seduccin por el mito de Dulcinea. ste escribi al respecto un ensayo, El ensueo de Don Quijo te, en el que afirma que al rechazar a Aldonza y aceptarla como Dulcinea, Don Qu ijote est realizando la pretensin final de toda poesa lrica, una hazaa ms lrica que alleresca, convertir la realidad en arte, en algo que se pueda soportar. La acti tud quijotesca es un sinnimo de nocin lrica de la realidad. Esta idea de hazaa lrica reitera en otras obras suyas, como Los demonios y los poetas y el prlogo a la pi eza La victoria de la muerte, o en la obra Los rehenes de la vida. Tras aparecer la figura del loco alucinado en su novela El trasgo, el tema de Dulcinea reapar ece en sus versos entre 1922 y 1924, dedicados a su mujer, Anastasiya Nikolaevna Chebotarvskaya, que se suicid en 1921. Desde Sogolub el mito de Dulcinea pasa a o tros poetas simbolistas, como Igor Severianin o Aleksandr Blok; este ltimo lo pro fundiza y transforma de una manera muy original en Versos a una hermosa dama. Mijal Bulgkov (aos 1920). Tras la Revolucin, Mijal Bulgkov, uno de los escritores no tanto perseguidos como s oportados por Stalin, como el mismo Boris Pasternak, y por ello con bastante sue rte, ya que no era un escritor sovitico, pudo subsistir al permitrsele ser ayudant e de director de escena teatral y poder alimentarse mediante el alumbramiento de continuas traducciones, como Anna Ajmtova y Bors Pasternak; insufl la filosofa quij otesca de la lucha a pesar de la conciencia plena de la derrota, emparentable co n el quijotismo de Unamuno, en su obra maestra, la novela El maestro y Margarita ; en los aos de apogeo de la represin estalinista, en 1937, escribe en una carta q ue sigue componiendo teatro a pesar de que no ser nunca escenificado ni publicado por mero quijotismo y hace voto de no volverlo a hacer, pero... vuelve a hacerl o, estudiando con tanta pasin la obra del rey de los escritores espaoles que algunas de sus cartas a su tercera mujer, Elena, estn escritas parcialmente en espaol y q ue, segn l mismo reconoce, asaltaba el Quijote. Su modesto quijote no desentona del entorno, es una persona normal que batalla como todas; solamente al final se con templa ser hroe al morir, cuando el propio autor ya tambin estaba moribundo:

Ah, Sancho!, el dao causado por su acero es insignificante. Tampoco me desfigu r el alma con sus golpes. Pero me da miedo pensar que me cur el alma y, al curarla , le retir sin cambiarme por otro. Me quit la ddiva ms preciosa de cuantas est dotado el hombre, me quit la libertad! Sancho, el mundo est lleno de mal, pero lo peor de todo es el cautiverio! l me encaden, Sancho! Mira: el sol est cortado por la mitad, la tierra sube y sube y lo devora. La tierra se aproxima al cautivo!. Me absorber, Sancho!. Anatol Lunacharski (1875 - 1933), hombre de letras y poltico ruso, primer comisar io de educacin y cultura tras la Revolucin de Octubre (1917), protector de Meyerho ld y Stanislavski, escribi algunos dramas histricos, y entre ellos un Don Quijote liberado (1923); en fin, entre todos estos cervantistas, parece la excepcin Vladmi

r Nabkov, que en su Curso sobre El Quijote demuestra una gran incomprensin de la o bra, cuya grandeza reduce solamente a la del personaje principal. Don Quijote en el este de Europa Adam Mickiewicz por Walenty Wankowicz.

La primera traduccin al blgaro se hizo desde una traduccin rusa y en fecha tan tarda como 1882, a los cuatro aos escasos de reaparecer Bulgaria en el mapa de Europa. Su principal estudioso fue Efrem Karamfilov. Pero es en la poesa blgara del siglo XX donde aparece ms la figura del caballero como smbolo del luchador infatigable, paladn de la bondad, el valor, la fe y la justicia: Konstantin Velchkov, Jristo Ft ev, Asn Ratzsvtnikov, Damin Daminov, Nicolai Rinov, Parvn Stfanov, Blaga Dimitrova y r Vlchev.

La primera traduccin completa al checo fue obra de J. B. Pichl (1866, primera par te) y de K. Stefan (1868, segunda parte), aunque ya en 1620 el cardenal Dietrich stein la haba ledo en espaol, pues se haba educado en la Pennsula ibrica. Se ley muc en Bohemia y fue muy popular en el siglo XVIII, pero ms en versiones italianas y francesas que en otras lenguas. Ya en el siglo XX, Milan Kundera afirma, como Oc tavio Paz, que el humor no es algo innato en el hombre, sino una conquista de lo s tiempos modernos gracias a Cervantes y su invento, la novela moderna. La primera traduccin de Don Quijote al polaco es de los aos 1781-1786 y se debe al conde Franciszek Podoski, a partir de una versin francesa. Para los ilustrados p olacos era una obra fundamentalmente cmica y de lectura no slo agradable, sino tam bin til por su crtica a las perniciosas para la sensatez novelas de caballeras. Esa es la interpretacin del obispo Ignacy Krasicki y del duque Czartoryski, quien sin embargo percibe ya la complejidad de la obra en sus Reflexiones sobre la litera tura polaca, 1801. En los aos cuarenta del siglo XIX, el polgrafo Edward Dembowski ahonda en la trgica interpretacin alemana de Don Quijote como smbolo de la lucha d el ideal contra la dura realidad del mundo circundante. La figura del caballero se encuentra en la obra de los grandes poetas romnticos polacos, Adam Mickiewicz, Juliusz Slowacki y Cyprian Kamil Norwid, as como en la obra maestra del novelist a del Realismo Boleslaw Prus, La mueca. Ya en el siglo XX, hay que destacar el Do n Quijote de Boleslaw Lesmian, que representa la tragedia de la prdida de la fe, Juicio sobre Don Quijote de Antoni Slonimski, donde se adapta el episodio del go bierno de Sancho en la nsula Barataria para satirizar los totalitarismos, Don Qui jote y las nieras, de Maria Kuncewiczowa, crnica de un viaje a Espaa en busca de Do n Quijote, y En la belleza ajena, de Adam Zagajewski, con don Quijote en la bibl ioteca. Entre 1881 y 1890 se publicaron 61 captulos en rumano del Quijote, a cargo de Ste fan Vrgolici. La primera traduccin completa al rumano la realizaron en 1965 Ion Fr unzetti y Edgar Papu. En 2005 el Instituto Cervantes de Bucarest promovi una nuev a traduccin que corri a cargo del hispanista rumano Sorin Marculescu Don Quijote en Francia Gustave Flaubert visto por Giraud. En Francia no se hicieron anlisis de Don Quijote tan profundos como los alemanes ni ste ejerci un influjo tan extenso como en Inglaterra o Rusia, aunque su impront a fue tambin generosa en grandes obras y autores del siglo XIX y muchas naciones conocieron la obra a travs de traducciones francesas o retraducciones a partir de l texto en esta lengua. La primera traduccin es apenas posterior en un ao a la ing lesa de Shelton, en 1614, por Csar Oudin. En 1618 se traduce la segunda parte por Franois de Rosset y a partir de 1639 ambas partes marcharn juntas. Es la primera traduccin al francs, a la que seguirn varias decenas ms, entre las que destacan las de Filleau de Saint-Martin (1677-1678) y la del caballero Jean-Pierre Claris de Florian (1777), un hispanista formado en su infancia en Espaa y sobrino de Voltai re, que ser muy divulgada por Europa. La traduccin de Filleau de Saint-Martin se public con el ttulo de Historia del admi

rable don Quijote de la Mancha y con el aadido de una continuacin escrita por el p ropio traductor, para lo cual alter el final de la obra original y mantuvo a don Quijote con vida y con capacidad de lanzarse a nuevas aventuras. A su vez, esta continuacin fue prolongada por otro escritor francs de cierto renombre, Robert Cha lle. No termina ah la serie de continuaciones: un autor desconocido alarg la obra de Cervantes con otra parte suplementaria titulada Continuacin nueva y verdadera de la historia y las aventuras del incomparable don Quijote de la Mancha. Simonde de Sismondi pone la primera piedra de la interpretacin romntica del hroe. L ouis Viardot traduce la obra muy fielmente entre 1836 y 1837. Chateaubriand se v e a s mismo como un Cervantes y un Quijote, y en su Itinerario de Pars hasta Jerus aln (1811) ensalza al Caballero de la Triste Figura, que ocupa tambin su lugar en El genio del Cristianismo como el ms noble, el ms valiente, el ms amable y el menos loco de los mortales. Hay bastante de Cervantes en ese militar frustrado romntic o que fue Alfred de Vigny. Los viajeros Prosper Merime y Thophile Gautier llenan s us diarios de viaje de alusiones cervantinas. Para el crtico Sainte-Beuve, Don Qu ijote es un libro que empieza por constituirse en una stira de los libros de caba lleras y termina por hacerse espejo de la vida humana. Victor Hugo, que pas alguno s de sus aos infantiles en Espaa como hijo del general Hugo, considera a Cervantes el poeta del contraste entre lo sublime y lo cmico, lo ideal y lo grotesco, y ap ercibe el influjo de La gitanilla en su novela Nuestra Seora de Pars. Henri Beyle, ms conocido como Stendhal, que tena diez aos cuando ley Don Quijote por primera vez , escribi que el descubrimiento de ese libro fue quiz la ms grande poca de mi vida. Honor de Balzac represent casi ms a Don Quijote en su vida que en sus escritos y Gu stave Flaubert asumi este espritu en sus dos novelas Bouvard y Pecuchet, pstuma e i nacabada, cuyos dos personajes principales enloquecen leyendo libros que no pued en asimilar, y su Madame Bovary, cuya protagonista es en realidad una quijotesca dama que pierde la sensatez leyendo noveluchas sentimentales, como Jos Ortega y Gasset ya apreci (es un Quijote con faldas y un mnimo de tragedia sobre su alma). Gu stave Dor ilustr con grabados una edicin de Don Quijote en 1863. Personajes quijote scos son, por otra parte, el Tartarn de Tarascn de Alphonse Daudet y el Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand. En 1932, Maurice Ravel y Jacques Ibert compusieron c anciones segn los poemas de Paul Morand titulados Don Quijote Dulcinea. En Les oi seaux de la lune o Los pjaros de la luna (1956), de Marcel Aym, el inspector de un colegio adquiere el poder de transformar a los pelmazos en aves de tanto leer n ovelas, lo que parece ser una parodia cmica de la locura de Don Quijote de la Man cha y de los magos que transforman sus desilusiones. La escritora lesbiana Monique Wittig, por otra parte, en su novela Le voyage san s fin (1985) reelabora el Quijote de Cervantes sustituyendo a caballero y escude ro por dos mujeres. En 1968 Jacques Brel compuso y grab un disco de msica, L'Homme de la Mancha. Y para cerrar una lista que podra prolongarse demasiado, mencionar emos slo a Lon Bloy, Tailhade, Henri Bergson, Maurice Barrs, Alfred Morel-Fatio, Pa ul Hazard, Andr Maurois y Andr Malraux. Don Quijote en el mundo rabe La presencia de referencias al personaje de Cervantes llamado Dun Kijuti o Dun Ki shut en el imaginario rabe contemporneo, y sobre todo en su literatura, es muy habi tual. Esto suele sealarse como paradjico dado que las primeras traducciones del Qu ijote al rabe se publicaron en fecha tan tarda como los aos cincuenta y sesenta del siglo XX. La primera obra extensa en lengua rabe sobre Cervantes la publicaron en 1947, con ocasin del cuarto centenario de su nacimiento, los hispanistas libaneses Nayib A bu Malham y Musa Abbud en Tetun, la capital del entonces Marruecos espaol: Cervant es, prncipe de las letras espaolas es un ensayo de ms de cuatrocientas pginas que su scit tanto inters en crculos literarios e intelectuales que la seccin rabe de la Unes co encarg a los dos hispanistas la traduccin del Quijote. Dicha traduccin se inici, pero por razones desconocidas no lleg a publicarse. Entre 1951 y 1966 se hizo otr

a traduccin en Marruecos que tambin permaneci indita (se conserva el manuscrito), re alizada por el ulema Tuhami Wazzani, que public algunos captulos en el peridico que diriga, Rif. La obra de Abu Malham y Abbud sirvi para acrecentar el inters de los intelectuales rabes por la obra cervantina, a la que accedieron a travs de sus ediciones en otr as lenguas, hasta que en 1956 se public en El Cairo la traduccin de la Primera par te del Quijote. Hubo que esperar, sin embargo, hasta 1965 para ver publicada la obra completa, en una nueva traduccin, esta vez del hispanista Abd al-Rahman Bada wi, quien contextualizaba la novela en un intenso estudio preliminar. Cinco aos a ntes se haba publicado en la capital egipcia una versin infantil del Quijote, que sigui reimprimindose durante dcadas, lo que da una idea de la difusin que alcanzaron rpidamente las aventuras del hidalgo. La traduccin de Badawi ha sido la traduccin clsica, la ms leda, al menos hasta la aparicin en 2002 de dos nuevas traducciones, u na nuevamente egipcia, a cargo del hispanista Sulayman al-Attar, y otra del siri o Rifaat Atfe. Antes de las traducciones, sin embargo, la novela haba sido objeto de diversos es tudios crticos, aparte del ya citado de Abu Malham y Abbud, lo que contribuy a des pertar el inters literario por la figura de don Quijote. sta est plenamente integra da en el imaginario rabe: muchos ven en el quijotismo un smbolo del devenir contem porneo de los pueblos rabes, cargado de idealismo y retrica pero impotente ante la fuerza aplastante de la realidad. Referencias a Don Quijote aparecen con frecuen cia en la obra de escritores como Nizar Qabbani, Naguib Surur, Yusuf al-Jal, Mah mud Darwish, Assia Djebbar, Badr Shakir al-Sayyab, Gamal al-Guitani y otros much os. Por otro lado, el Quijote, as como el resto de la obra cervantina, es tambin objet o de especial inters y estudio debido a sus mltiples referencias al islam y a lo m orisco, que son ms visibles para lectores arabo-musulmanes. Un estudio sobre la p resencia del pensamiento cornico en el Quijote aparece en el estudio de la escrit ora francesa Dominique Aubier Don Quichotte, la Raffirmation messianique du Coran .2 Don Quijote en las Naciones Unidas El Volumen XV de la revista literaria de las Naciones Unidas, Ex Tempore (ISSN 1 020-6604), de diciembre de 2004, est dedicado al Quijote. Vase sobre todo el prlogo de Alfred de Zayas y el poema Elogio de la Locura de Zaki Ergas, ambos miembros del PEN Club Suizo. Don Quijote en otros idiomas Estatuas de bronce de Don Quijote y Sancho Panza. Realizadas por el escultor Lor enzo Coullaut Valera (1876 1932) entre 1925 y 1930. Detalle del Monumento a Miguel de Cervantes (1925 30, 1956 57) de la Plaza de Espaa de Madrid. Don Quijote en alemn La primera traduccin al alemn (Don Kichote de la Mantzscha) fue realizada en 1621 por Pahsch Basteln von der Sohle; sin embargo, ms conocida actualmente es la trad uccin de Ludwig Tieck de 1799-1801. La traduccin de Ludwig Braunfels se ha conside rado la ms fiel al original y la ms erudita. En 2008 apareci la obra en una nueva t raduccin de Susanne Lange, la cual fue muy elogiada por la crtica literaria. Don Quijote en asturiano Aunque no existe una versin completa del Quijote en lengua asturiana, la escritor a asturiana Esther Garca Lpez public en 2005 una seleccin de textos del Quijote, tit ulada Aventures del Quixote. Fue editada por Mad e ilustrada por el dibujante Net o. Adems, Pedro Lanza Alfonso public en 2004 y con VTR, El Caballeru de la Murnia Figura, una obra de teatro basada en los textos del clsico castellano. Don Quijote en cataln El mallorqun Jaume Pujol llev a cabo su traduccin indita entre 1835 y 1850. Eduart Tm

aro tradujo la primera parte de Don Quijote a la lengua de Verdaguer (Barcelona: Estampa de Cristfol Mir, 1882). La primera traduccin impresa prcticamente ntegra del XIX fue realizada en 1891 por el acadmico Antoni Bulbena i Tussell con el ttulo L 'enginys cavallier Don Quixot de La Mancha; fue reimpresa en 1930 y en 2005. El s acerdote mallorqun Ildefonso Rulln lo tradujo por primera vez al dialecto mallorqun (L'enginys hidalgo Don Quixote de la Mancha, Felanitx, Imprempta d'en Bartomu Rus, 1905-1906). Octavi Viader, en 1936, realiz tambin una traduccin y Joaquim Civera i Sorman hizo otra en Barcelona: Editorial Tarraco, S. A, 1969. Sin embargo, la nic a traduccin total, que incluye incluso algunos poemas dejados en castellano por l os anteriores traductores, es la del abogado mallorqun y gran cervantista Jos Mara Casasayas, que dedic cuarenta y cuatro aos a la misma, reescribindola veinte veces; imprimi slo ocho ejemplares de la misma que regal a cada uno de sus nietos, ya que ninguna editorial quiso imprimirla para el gran pblico. Combina los diferentes d ialectos catalanes y posee una amplia anotacin. Don Quijote en chino Las primeras versiones del Quijote al chino fueron retraducciones y adaptaciones no siempre fieles. Versiones teatrales se estrenaron por vez primera en la dcada de 1920, luego en la de 1930, y dos veces ms durante el maosmo (en 1950 y tras la reforma econmica iniciada en 1978). Dai Wangshu trat de traducir el Quijote compl eto desde la lengua original, que conoca bien, pero su manuscrito se perdi en la g uerra. En el ao 1979, poco despus de acabar la Revolucin Cultural, la editorial de la Literatura del Pueblo public una traduccin directa del original realizada por Y ang Jiang, que ha sido la ms leda hasta la actualidad, y ya se dispone de las trad ucciones ntegras y directas de Dong Yansheng (1995, por la editorial de Literatur a y Arte de Zhejiang, revisada en 2006; fruto de tres aos de trabajo, fue galardo nada en el ao 2001 con el premio Lu Xn Arco Iris a la Traduccin Literaria), de Tu Men gchao (1995, por la editorial Yilin), de Liu Jingsheng (1995, por la editorial d e Lijiang), de Tang Minquan (2000, por la editorial del Pueblo de Shanxi), de Su n Jiameng (2001, por la editorial Literatura y Arte de Octubre de Beijing; recib i el premio al Mejor Libro de Literatura Extranjera) y de Zhang Guangsen (2001, p or la editorial de Yiwen de Shanghi). El Cervantismo ha sido una corriente del hi spanismo muy fructfera en este pas, con eruditos como Zhou Zuoren, Chen Yuan, Lu Xn y Qu Qiubai, que polemizaron entre s, y otros como Tan Tao y Qian Liqun. Por otr a parte, Cervantes influy en escritores como Zhang Tianyi y Fei Ming. En 1996 la editorial de Literatura del Pueblo public las Obras completas de Cervantes en och o volmenes. La traductora china Yang Jiang tradujo por primera vez el Quijote ent ero al chino desde la lengua original en 1978. En 2009 mse represent con gran xito una adaptacin en el Teatro Nacional de Pekn y otra versin en septiembre dirigida p or Meng Jinghui en el Centro Nacional de Artes Escnicas de Tiananmen que combina partes musicales con una puesta en escena experimental y clsica al mismo tiempo, interpretada por los actores Guo Tao y Liu Xiaoye. El libreto fue escrito por Me ng junto con el tambin dramaturgo chino Kang He, quien ya haba escrito un guion ci nematogrfico de la historia hace 10 aos. Don Quijote en croata Se destaca la traduccin de Iso Velikanovic al idioma croata.3 Don Quijote en esperanto Existe una traduccin completa publicada en 1977, y varios intentos parciales ante riores, algunos de cierto inters por s mismos. La primera versin parcial se debe a Vicente Inglada Ors, un cientfico polglota, des tacado gelogo y miembro de la Academia de Ciencias, que lo intent ya en 1904. Otro s esperantistas que publicaron versiones de algunos captulos fueron el escritor c ataln Frederic Pujul i Valls (1909), el conocido militar republicano Julio Mangada (1927) y el activista Luis Hernndez Lahuerta (1955). La traduccin completa debi esperar, sin embargo, a 1977, cuando la Fundacin Esperan to edit la versin debida al ms importante traductor de obras espaolas al idioma inte

rnacional, Fernando de Diego. La obra, con las clsicas ilustraciones de Dor, ha te nido una amplia difusin mundial, y un importante prestigio entre los conocedores de la cultura esperantista. Don Quijote en guaran El poeta paraguayo Flix de Guarania asumi el desafo de llevar al Caballero de la Tr iste Figura a la lengua guaran, y as naci la obra Kuimba e katupyry o Quijote yvyunga, coleccin de fragmentos. Don Quijote en hebreo La primera vez lik, y en 1994 traducciones, Don Quijote en fue hace varias dcadas de la mano de Natan Bistrinsky y Nahman Bia lleg a los estantes de las libreras la considerada mejor de las dos por Beatriz y Luis Landau. japons

Entre 1907 y 1917, el japonlogo espaol Gonzalo Jimnez de la Espada dirigi un grupo d e hispanistas en Tokio; el mismo estaba integrado por eruditos como Hirosada Nag ata, quien en 1948 traducira el Quijote a la lengua japonesa.4 Don Quijote en quechua En noviembre de 2005, se public la traduccin del clsico hispano al quechua sureo con el nombre Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan. La traduccin fue posib le gracias al trabajo de Demetrio Tpac Yupanqui y la edicin fue presentada en la f eria del libro de Guadalajara, engalanada con bellas ilustraciones de Sarwa, tra bajos tpicos y costumbristas en tablillas. Por fin, despus de 400 aos de su publica cin, la obra cumbre del idioma castellano ha sido llevada al idioma andino. Don Quijote en ruso Si bien la influencia de Don Quijote en la literatura y cultura rusas fue notabl e, demor bastante tiempo en aparecer una buena traduccin. De hecho, circulaban las versiones inglesa, alemana y francesa en los crculos ms cultos. La primera edicin rusa del Quijote apareci en 1769: Istoria o slavnom La-Manjskom rytsare Don Kisho te y cubra tan slo los primeros veintisiete captulos; el traductor fue Ignati Teils (1744-1815), un profesor de alemn relacionado con los crculos ilustrados del cono cido progresista y masn Nikoli Novikov; se bas en la traduccin francesa de Filleau d e Saint-Martin. Veintids aos despus aparece en San Petersburgo una nueva traduccin, que fue reeditada en 1812 en Mosc con el ttulo de Don Kishot La-Manjsky; su autor fue el intrprete jurato Nikolai Osipov (1751-1799). En 1804 se public otra traducc in obra del poeta Vasili Zhukovski (1783-1852), quien tradujo desde la versin fran cesa de Jean Pierre de Florian; con su destreza potica logr embellecer lo que hubi era sido una versin mediocre y seca, logrando gran xito entre el pblico. Pero hubo que esperar a 1838, en que el escritor Konstantin Masalsky (1802-1861) edita la primera traduccin rusa del Quijote hecha directamente del texto original de Cerva ntes; este trabajo fue completado en 1866 por V. Karelin. En 1907, bajo el ttulo de Ostroumno-izobretatelny idalgo Don-Kijot Lamanchesky, sali la nueva traduccin d irecta del espaol, hecha por la escritora Mara Watson (1853-1932). En la poca sovitica tuvieron lugar importantsimas traducciones, la primera en 19291932, versin completa a manos de los fillogos Grigori Lozinsky (1889-1942) y Konst antin Mochulsky (1892-1948). Pero la mejor y la ms conocida traduccin del Quijote al ruso fue hecha en 1951 por Nikoli Lubmov (1912-1992), por la cual fue galardona do con el Premio Estatal de la URSS en 1978; se la considera la traduccin ms clsica e inmejorable a la lengua rusa.5 Don Quijote en euskera Jos Palacio Senz de Vitery, escritor alavs del siglo XIX natural de Villarreal de la va, abogado y doctor en Filosofa y Letras, fue gran cervantista y redactor de Crni ca de los Cervantistas. Logr poseer la mejor coleccin de Quijotes de su tiempo y e mprendi la traduccin al vasco, pero muri dejando incompleta su tarea. La Guerra Civ il hizo desaparecer los manuscritos de la versin incompleta en Madrid en el palac

io familiar del Paseo del Cisne. Con el ttulo de Don Kijote Mantxa'ko se public en Zarauz (Guipzcoa) por la Editorial Itxaropena los dos volmenes de la primera vers in ntegra al euskera de la obra de Cervantes (1976, primera parte, 1985, segunda), siendo el autor de la traduccin Pedro Berrondo y el promotor de la edicin Jos Esto rns Lasa. Don Quijote en T9 (texto predictivo) Una de las grandezas del texto del Quijote es que representa, en esencia, "posib ilitar lo imposible" y como parte de esta idea El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha ha sido la primera obra traducida a Texto predictivo que consiste e n transformar las palabras por nmeros y utilizar los mensajes del telfono mvil y un a aplicacin instalada en los mismos, el T9, para transformar esos nmeros, del 2 al 9, a las palabras y frases escritas en su momento por Miguel de Cervantes.6 "Don Quichotte" -pera de Jules Massenet Ediciones de Don Quijote Don Quijote sentado, por Salvador Dal. Hasta el Siglo de las Luces las ediciones de la obra maestra del Siglo de Oro es paol degradaron en general el texto, salvo la cuidadsima edicin de Bruselas por Rog er Velpius de la primera parte en 1607. Se consideran habitualmente ediciones cls icas de Don Quijote, en el siglo XVIII, Vida y hechos del ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha, Londres: J. y R. Tonson, 1738, 4 vols., edicin que public Lo rd Carteret ilustrada con 68 primorosas calcografas dedicada a la condesa de Mont ijo, esposa del embajador espaol durante el reinado de Jorge II; el texto se enco mend a un cervantista entusiasta, el judo sefard residente en Londres Pedro Pineda. Fue un trabajo crtico y erudito digno del Siglo de las Luces y Gregorio Mayns y S iscar incluy en ella una Vida de Cervantes que se considera la primera biografa ri gurosa del autor. Picada en su orgullo, la Real Academia Espaola hizo otra en cua tro volmenes (1780) que se reedit varias veces con numerosas modificaciones y rect ificaciones y donde los editores incluyeron una introduccin crtica con una biografa del autor, un ensayo sobre la novela, Anlisis del Quijote, que establece la inte rpretacin clsica de la obra como la feliz conjuncin de dos perspectivas, dos tradic iones literarias y dos cosmovisiones, un estudio cron