nº14 the way out magazine

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MAGAZINE THE WAY OUT NÚMERO 14 - MARZO 2014 - WWW.THEWAYOUTMAGAZINE.COM MATTHEW, VAYA PAR DE IDIOTAS | IPHONEWYORK, IPHONEWYORK! | BATMAN TIENE UN SECRETO | ERASE UN DELGADO COWBOY CON UN OSCAR | EL HOTEL DE WES ANDERSON | ABURRIDOS HASTA MORIR DE JOHNNY AMES

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Edición Marzo 2014 con un reportaje sobre la serie 'True Detective', un perfil de director de cine Wes Anderson, las fotografías de Rodrigo Rivas, los diseños de Yolanda Rubio, la crítica de la película 'Dallas Buyers Club', una visión de la serie sesentera de Batman y un análisis de Jonathan Ames

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NÚMERO 14 - MARZO 2014

sumario

Esta rEvista sE rEsErva todos los dErEchos sobrE la utilización dEl contEnido dE crEación propia sin autorización prEvia. las opinionEs vErtidas por sus participantEs son rEsponsabilidad dE cada uno dE Ellos.

Director: FErnando santisE

reDactores: alEjandra Garcés, MontsErrat dE la iGlEsia, albErto lópEz, juan pablo MErchán

colaboraDores: Estíbaliz burGalEta, doc pastor, rodriGo rivas, Yolanda rubio, antonio sánchEz

Diseño: alEjandra Garcés, FErnando santisE

corrección: alEjandra Garcés

PortaDa: thE WaY out MaGazinE contacto: [email protected]

www.thewayoutmagazine.com

BATMAN SABÍA BAILAR 22

réflex_on | sala cinco

4TWIN PEAKS HA VUELTO

LA INSOPORTABLE MAGIA DE ANDERSON8

28 ABURRIDOS HASTA LA MUERTE

miedomedia

POR ALEJANDRA GARCÉS

La reconversión está de moda. Dos de esos actores que pocas veces han hecho reir a la audiencia con humor inteligente -y aun menos la han deleitado con grande actuaciones- protagonizan la nueva serie de HBO, True Detective. Una segunda oportunidad bien aprovechada.

LA METAMORFOSIS GAMBERRA

Los escritores noveLes que no tengan

beneficios pueden obtener una casa gratis en detroit

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Nada desaparece, sólo se transforma. Eso parece que han conseguido el director de Jane Eyre, Cary Joji Fukuna-ga, y el poco conocido nove-lista Nic Pizzolatto. El plan-teamiento inicial no supone ninguna innovación: dos de-tectives muy diferentes se ven obligados a trabajar juntos en la investigación de un crimen de naturaleza sexual.

La puerta a la originalidad se abre en el momento en que se sitúa al espectador 17 años más tarde de que éste ocurrie-ra, con los dos protagonistas, Rust (Matthew McConaughey) y Martin (Woody Harrelson), narrando en 1995 a modo de flashback ese periodo de tiem-po y lo que supuso para ellos la investigación.

Todo está hecho con delicade-za, se percibe casi cierto tinte filosófico que pugna por sa-lir ya en el primer capítulo de boca de McConaughey cuando

La reconversión está de moda. Dos de esos actores que pocas veces han hecho reir a la audiencia con humor inteligente -y aun menos la han deleitado con grande actuaciones- protagonizan la nueva serie de HBO, True Detective. Una segunda oportunidad bien aprovechada.

LA METAMORFOSIS GAMBERRA

las palabras remolonean pero su compañero, con una mez-cla de desgana y curiosidad pugna por escucharlas. Y des-pués le pide el silencio. Y así siguen toda la serie: uno con mirada de estremecimiento in-terior y el otro intentando ocul-tar su hipocresía humana..

Quizá sea esta combinación de dos factores como Harre-lson y McConaughey lo que no llega a empatizar con la audiencia, que aunque encan-tada con la serie, parece que tiende a reirse más de lo pre-visto por los guionistas.

Los títulos de crédito dan una buena lección de lo que la cá-mara lenta puede maravillar al ojo humano. Porque el res-to de la fotografía de la serie está cuidada, de apariencia desgastada y pensada para provocar un buen escalofrío cuando la escena lo merezca. El suspense, por lo tanto, está bien construído y protegido de

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las críticas poco constructivas. Pero hay algo que...

La serie está pensada para que sus personajes varíen en cada temporada, siguiendo la estela que comenzó American Horror Story. En ésta incluso cambia el espacio-tiempo, el equipo de dirección y todos los personajes a excepción de los que han considerado más re-levantes. En True Detective ya se sabe que McConaughey no continuará en la segunda tem-porada. Harrelson, de momen-to, está en el aire, pero parece que uno no podrá sobrevivir sin el otro.

Los ocho episodios que com-ponen la primera temporada, de una hora de duración cada uno (¿Utopía?) no poseen una intensidad en cuanto a acon-tecimientos pero sí en lo que se refiere a diálogos e inte-racciones entre personajes. El misterio de por qué ambos se encuentran en una comisa-ria contando la misma historia por separado 17 años después mantiene sólida la narración. Sin embargo, por muchas mi-radas detectivescas que intro-duzcan, la serie se centra en la relación entre Martin y Rust, sus personalidades, sus cho-ques, sus diferentes vidas y, sobre todo, en cómo el roce hace el cariño (o al menos no provoca un asesinato). Pero aún así hay algo que...

Pizzolatto, el creador, guionis-ta y codirector, ha mencionado a los dos creadores de Twin Peaks como grandes influen-

cias. No es de extrañar ya que David Lynch y Mark Frost usa-ron la misma excusa para ex-plorar los trapos sucios de una sociedad: la aparición del ca-dáver de una joven asesinada en un pequeño pueblo. Ade-más, Pizzolatto lanza constan-tes recomendaciones literarias al espectador -lo cual siempre es bien recibido-. El rey ama-rillo, de Robert William Cham-bers, está en la lista de los más vendidos online: el cho-que entre la realidad y lo so-brenatural ha llamado la aten-ción del espectador. Ojo, que Twin Peaks siempre está ahí.

La mezcla entre ambos mun-dos está conseguida: su avan-ce sigiloso a lo largo de cada capítulo consigue eludir la ob-viedad de que el misterio se va esclareciendo, tanto para los protagonistas como para la au-diencia, mientras que sólo se quiere saber.

Sea lo que fuere, True De-tective ha sido una magnífi-ca elección para la HBO, que consiguió su mejor estreno en cuatro años compitiendo con la emision de los Globos de Oro. El resultado es potente: tanto su pulp como su oscurantismo consiguen atrapar en cada es-cena. Gracias a que hace las delicias de cualquier guionista y de una audiencia sedienta de análisis psicológicos ma-quiavélicos, McConaughey y Harrelson han avanzado en su carrera volviendo a los ochen-ta, que fue cuando empeza-ron a “actuar”. Vaya par de idiotas...||

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perfil de frente

ESPECIALIDAD A LA CARTA

ANDERSON WES

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POR ANTONIO SÁNCHEZ

El estreno de El Gran Hotel Budapest conduce a estudiar el fenómeno Anderson. Ha logrado ser un cineasta que, pese al éxito conseguido en los últimos años, se mantiene al margen de todo lo establecido. El próximo 21 de marzo llega a los cines españoles su nueva obra.

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Wes Anderson repre-senta el espíritu del cine de autor en

nuestra contemporaneidad. Representa a un director con un estilo personalísimo que se ha mantenido fiel a su pro-pio diccionario de fantasías y que ha conseguido el favor del gran público a base de cons-tantes ejercicios de naíf cine-matográfico que enamoraron a un cierto sector del público, que lo defendió casi en solita-rio durante años.

Moonrise Kingdom fue la con-sagración de su relación de amor con crítica y público. To-dos aquellos que tildaban su obra como extraña, pretencio-sa o de falsa modernidad aho-ra la califican como soberbia, valiente y arriesgada. Adjetivos ante los que se han tenido que plegar todos los sectores de la industria ante el apabullante dominio técnico y el desplie-gue de imaginación que realiza en sus películas.

Todo un ejército de intérpretes vive sus nutridas fantasías ci-nematográficas. Los hay habi-tuales, caso de Owen Wilson o Bill Murray; los hay ocasiona-les pero con un altísimo interés en formar parte de la gran fa-milia que se compone alrede-dor de un realizador inclasifica-ble al que hay que comprender en su dimensión. Filósofo de carrera, cineasta de vocación, Wes Anderson ha creado alre-

dedor de su figura un universo de simetrías, colores y estilos que permanece invariable con el paso del tiempo pero que combina la frescura de cada nuevo experimento.

Ver una película de Anderson es sentarse a vivir una expe-riencia fílmica sin paliativos. Una cuidada fotografía, casi siempre impregnada de unos colores vivos, que alejan al espectador de la frialdad que

supone de inicio del discurso cinematográfico. El proceso de madurez del director se ha ido observando con cada nue-va película, a priori igual que la anterior. Sin embargo, los conceptos de fondo y forma en el cine de Wes Anderson son la mejor trampa de la que dis-pone su creador. ¿Por qué no hacer un viaje por los orígenes del cineasta a través de sus tres primeras películas? Será una forma iniciática de com-

ver una de sus peliculas es sentarse a vivir

una experiencia fififfiIlmica sin paliativos

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prender de dónde viene y ha-cia dónde se ha dirigido estos años.

Compañeros de facultad, Wes Anderson y Owen Wilson qui-sieron dar el pistoletazo de sa-lida a su carrera en el cine con una extraña película sobre dos atracadores, más perdedores que otra cosa, recién salidos de una institución mental y que planean dar el golpe perfecto e impresionar a un jefe mafio-

so local. Bottle Rocket (Ladrón que roba a ladrón) está basa-do en un cortometraje homóni-mo producido tan sólo un año antes. Anderson y Wilson es-cribieron el guión del que sería el debut en el largometraje del cineasta que nos ocupa y su-pondría su primera colabora-ción juntos. Estamos ante una parábola sobre la indecisión ante los cambios de edad. De la juventud a la madurez, llega un momento en que hay que

escoger entre varias opciones que proporciona la vida. Unos escogen la correcta, otros no. Y es en este punto, donde los hermanos Wilson (Owen y Luke) deciden proseguir por la senda de las fechorías.

Hay elementos visuales y narrativos que recuerdan al desdichado Nicolas Cage de Arizona Baby (Ethan & Joel Coen, 1988), de los fracasa-dos protagonistas de Atra-co perfecto (Stanley Kubrick, 1953) e incluso de Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994), sal-vando las distancias con cada uno de ellos. El común deno-minador con este primer expe-rimento de Wes Anderson es, precisamente, su adjetivo de “primerizo”. Arizona Baby fue la segunda cinta de los Coen, Atraco perfecto, la tercera de Kubrick y Pulp Fiction, la se-gunda de Tarantino.

Comienza a verse riqueza visual en este experimento, retazos de lo que se encontrará en el cine de Anderson a partir de este momento. Elipsis muy pronunciadas que recortan una secuencia, primerísimos primeros planos que acercan al personaje que está desarrollando la acción, bandas sonoras nada convencionales que nos devuelven una línea temática de narración.

ver una de sus peliculas es sentarse a vivir

una experiencia fififfiIlmica sin paliativos

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No será hasta Academia Rus-hmore donde se comience a ver la tipología de cine en el que desmarca Wes Anderson. Planos frontales, fijos, peque-ños travellings que inciden en objetos o personas muy con-cretas, marcas de enunciación narrativa. Todo ello para re-tratar a un farsante de quince años con el rostro de Jason Schwartzman, habitual a partir de entonces en las cintas del realizador y pilar fundamental de la plasmación del universo del cineasta a la gran panta-lla. Fundamental también será el papel que juega el actor Bill Murray en el humor de Wes Anderson. Su hieratismo có-mico será la base en la que se sustenten algunas de las mejores líneas de libreto del director. La cámara se aleja del personaje y lo encuadra, de manera más general, en un contexto espacio-temporal que podemos ver en casi su totalidad.

Adolescentes representando Serpico, enamorados y celo-sos. Academia Rushmore es también una historia de ven-ganza por el amor perdido, de intentar recuperar los sueños que quedaron atrás. Todo co-mienza en forma de comedia para acabar mascándose la mayor de las tragedias clási-

cas. Sin embargo, sucesivos puntos de inflexión otorgan a la trama puntos de separación entre secuencias y persona-jes. Pocas veces hemos tenido ocasión de asistir a un prólogo tan ilustrativo en relación a la presentación de un personaje protagonista como el repaso académico que Wes Anderson realiza de Max Fischer, este perdedor que hará lo que crea conveniente por recuperar sus propias ilusiones.Si con 11 mi-llones de dólares rodaba Aca-demia Rushmore, Los Tenen-

baums: Una familia de genios se costeó con 21 millones, con el amparo de Touchstone Pic-tures. Así, Anderson pudo de-sarrollar su trabajo técnico y, de paso, rodearse de un plan-tel de actores que lo pusieran en las carteleras de medio mundo. Y así fue. Los Tenen-baums está considerada como una de las obras maestras de Wes Anderson, la primera en definir puramente el estilo na-rrativo y visual de sus pelícu-las, con planos fijos frontales, travellings continuos, un uso

el hieratismo comico de bill murray sera la base

en que se sustenten algunas de sus mejores lineas

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del color muy desarrollado y la consecución de simetrías im-posibles. Detrás del guión se encuentra, una vez más, un Owen Wilson que se reserva un papel muy dado a la sor-presa. El aumento de presu-puesto, sin perder ni un ápice del espíritu indie que observa-mos en sus dos producciones anteriores, le sirvió a Wes An-derson para poder disponer de Gene Hackman, Anjelica Hus-ton, Danny Glover, Ben Stiller, Gwyneth Paltrow, Bill Murray, Owen Wilson, Luke Wilson,

Seymour Cassel y la narra-ción, en una constante voz en off, de Alec Baldwin.

Todo ello para contarnos una historia de reencuentros fami-liares, de rencillas pasadas y de amores encontrados. Aun-que decir esto sería simplifi-car sobremanera la trama, lo cierto es que Anderson retrata a una particularísima familia que deberá elegir entre vivir de su pasado o afrontar el fu-turo. Sin embargo, y como en la mayor parte de los perso-

najes de la mente del cineas-ta, el cabeza de familia no es más que un perdedor fracasa-do que no deja títere con ca-beza en su existencia. En el prólogo, magnífico con Penny Lane de fondo, se debe ob-servar cómo cada uno de los caracteres a concurso en este metraje posee un componente que lo hace más cercanos a la filosofía de su padre al querer huir de ella durante el resto de sus vidas. La complejidad de los guiones de Anderson y Wi-lson va aumentando a medida que se descubren más y con mayor mesura la capacidad narrativa de ambos, a quienes no se les debe restar mérito nominativamente.

Life Aquatic, Viaje a Darjeeling, Fantástico Mr. Fox y Moonrise Kingdom supondrán el culmen del cine de Wes Anderson y su acercamiento al gran público. En todas ellas se repetirán los mismos elementos visuales, técnicos y narrativos, que le han llevado a ser un cineasta de referencia en escuelas de cine de todo el mundo. Su filosofía, la de alejarse de la maquinaria de la industria, le ha permitido rodar con libertad y trabajar con un equipo de actores a su altura. Marzo será testigo de El Gran Hotel Budapest.||

el hieratismo comico de bill murray sera la base

en que se sustenten algunas de sus mejores lineas

La fotografía ha sufrido un cambio tre-mendo en los últimos años en lo que la tecnología se refiere. Los nuevos me-dios digitales han conseguido elevar el rango de la fotografía al espacio glo-balizado; y es debido a ello que hoy es muy difícil entenderla sin estos nuevos avances.

Uno de estos avances se encuentra en la fotografía móvil, una fotografíaque no por ser menos precisa y de tanta

calidad como otras (a priori), es ca-paz de mostrarnos los instantes, los momentos…

“The iPhonewyorkgrapher” es el acer-camiento a la ciudad de Nueva York desde las lentes de un Smartphone y con una mirada diferente, especial, pero sobre todo muy íntima. La fas-cinación por lo grandioso de Manha-ttan deja paso a lo solitario de Sta-ten Island, en un afán de mostrar lo

que un turista muchas veces pasa desapercibido.

“Nueva York, un sueño para muchos, y una pesadilla para otros. La ciudad tan reconocida por todos pero tan des-conocida a la vez. La metrópoli de la Gran Manzana, la capital del mundo y el principal baluarte del sueño Ameri-cano..Exacto, todo eso es Nueva York, un paraíso de continua imaginación e infinitas perspectivas”.

R O D R I G O R I V A S

IPHONEWYORKGRAPHER

que un turista muchas veces pasa desapercibido.

“Nueva York, un sueño para muchos, y una pesadilla para otros. La ciudad tan reconocida por todos pero tan des-conocida a la vez. La metrópoli de la Gran Manzana, la capital del mundo y el principal baluarte del sueño Ameri-cano..Exacto, todo eso es Nueva York, un paraíso de continua imaginación e infinitas perspectivas”.

W E B F A C E B O O K T W I T T E R I N S T A G R A M

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comikaze

CUANDO BATMAN BAILABAAntes de convertirse en el icono mundial que es hoy en día, el murciélago más famoso del mundo sabía hacer más cosas que tomarse la jus-ticia por su cuenta. Sabía bailar, entre otras cosas. Ëste es el Batman que nació en la mítica serie de los sesenta, que ahorá saldrá en DVD para que se puede volver al origen y ver un personaje más natural y humano que ahora.

POR DOC PASTOR

El caballero oscuro, el detective, el te-mible guardián de Gotham y más, mu-chos más términos servirían para refe-

rirse hoy en día a la creación de Bob Kane y Bill Finger. Todos conocen a Batman, ese señor que se viste de murciélago y comba-te contra temibles villanos. El más temible de todos es el Joker, con ese rostro de payaso que esconde una mente maquiavélica y un corazón negro como el carbón.

Pero mucho antes de que Christian Bale o Michael Keaton se enfundaran en ese ceñido traje (ar-madura sería más correcto

en su caso) lo hizo Adam West, que si bien no fue precisamente el más oscuro de todos ellos, sí que fue el más molón. Y nadie pue-de negarlo. Sí, el término es molón, ¿de qué otra forma puede definirse a un Batman que baila, entra sin problema en una discoteca o se va al parque en plena mañana?

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CUANDO BATMAN BAILABAAntes de convertirse en el icono mundial que es hoy en día, el murciélago más famoso del mundo sabía hacer más cosas que tomarse la jus-ticia por su cuenta. Sabía bailar, entre otras cosas. Ëste es el Batman que nació en la mítica serie de los sesenta, que ahorá saldrá en DVD para que se puede volver al origen y ver un personaje más natural y humano que ahora.

en su caso) lo hizo Adam West, que si bien no fue precisamente el más oscuro de todos ellos, sí que fue el más molón. Y nadie pue-de negarlo. Sí, el término es molón, ¿de qué otra forma puede definirse a un Batman que baila, entra sin problema en una discoteca o se va al parque en plena mañana?

Claro está que aunque hoy en día esto pue-da sorprender y extrañar, no fue así en su momento, esa fascinante década que fue-ron los años sesenta. En ella, la televisión vivió uno de sus más fructíferos momentos en lo que a imaginación y desarrollo de fic-ciones se refiere. Todo podía pasar y el úni-

co límite que parecía haber era ninguno. Pero ésta no fue la única razón, ya

que si sois lectores de cómic co-noceréis de sobra el cómo era

el personaje en esos años y en los anteriores, con aven-

turas absurdas en las que se convertía en gigan-

te o tenía un disfraz de diferente color

para cada noche, pero también en

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las que se descubría que realmente llevaba ese traje porque se lo vio a su padre en una fiesta o se iba al pasado junto a sus dos me-jores amigos (Robin y Superman) para con-vertirse en una increíble versión de Los tres mosqueteros. Viendo todo esto, ya no resul-ta tan raro nada relacionado con esta serie, ¿no?

Esta producción desbordaba energía y ex-cesos por todas partes, pero si Adam West alcanzó el Olimpo de los iconos televisivos con ella, la propia cabecera lo consiguió en gran medida por el excelente tratamien-to que hizo de la galería de villanos. Un auténtico quién es quién de sus más mal-vados enemigos entre los que estaban el Joker, Pingüino, Mr. Freeze o Catwoman (mejor Gatúbela), todos ellos interpreta-dos por grandes actores del momento: el

latin lover Cesar Romero, el veterano Bur-gess Meredith, el legendario director de cine Otto Preminger y la preciosa Julie Newmar, respectivamente.

Aunque por encima de todos ellos estaba el Acertijo. Hasta el momento un personaje de segunda, o casi de tercera, que no termi-naba de llamar la atención y que gracias a esta serie llegó a ser uno de los imprescin-dibles opositores del cruzado encapotado. Pero no fue sin más, lo cierto es que todo vino de la mano de Frank Gorshin, actor, cómico e imitador que desarrolló una larga carrera en la televisión americana y que ha sido mundialmente conocido por dar vida a la que hasta el momento es la mejor re-creación de Edward Nigma. A tal punto lle-gó a convertirse en una referencia que Jim Carrey intentó imitar muchos de sus puntos

PUNCH!!!!!!!!!

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latin lover Cesar Romero, el veterano Bur-gess Meredith, el legendario director de cine Otto Preminger y la preciosa Julie Newmar, respectivamente.

Aunque por encima de todos ellos estaba el Acertijo. Hasta el momento un personaje de segunda, o casi de tercera, que no termi-naba de llamar la atención y que gracias a esta serie llegó a ser uno de los imprescin-dibles opositores del cruzado encapotado. Pero no fue sin más, lo cierto es que todo vino de la mano de Frank Gorshin, actor, cómico e imitador que desarrolló una larga carrera en la televisión americana y que ha sido mundialmente conocido por dar vida a la que hasta el momento es la mejor re-creación de Edward Nigma. A tal punto lle-gó a convertirse en una referencia que Jim Carrey intentó imitar muchos de sus puntos

en Batman Forever, sólo que en su caso da más risa (ajena) que otra cosa.

Y ahora, tras muchos años de espera, pare-ce que la serie por fin llegará al mundo del DVD. Es una gran noticia para todos sus se-guidores, ya que hasta el momento sólo se podía disfrutar en este formato de la película de 1966, hecha con el mismo equipo y re-parto que la producción televisiva, mientras se soñaba con ese batussi y esas carre-ras en las que Robin casi parecía morir del esfuerzo.

Ya está, ya llegó. Conan O’Brien lo anunció en con un tweet el pasado 15 de enero: los 120 episodios que se emitieron entre 1966 y 1968 llegarán a las tiendas a lo largo de este año. Va a ser una compra obligada para todo seriéfilo de pro.||

WHAAAM

!!!

WHAAAM

!!!

WHAAAM

!!!

WHAAAM

!!!

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Columnista, escritor, boxeador, actor, guionista, creador. Jonathan Ames un artista que ha crea-do un género propio combinando el clasicismo de la novela negra, el narcisismo judío y la bam-boleante frescura hipster que parecen llevar adjunta en la firma los autores neoyorquinos.

LA ADMIRABLE HABILIDAD DE HABLAR DE UNO MISMO

No es poco usual encontrar en los escri-tos de la mayoría de autores contempo-ráneos cierta cantidad de detalles que

se repiten a lo largo de su obra. Estas píldo-ras, algunas más elogiables que otras, pueden estar encorsetadas en una reconocible y tedio-sa repetición o, si el talento es mayor, surgir de una vertiginosa originalidad que inmediata-mente atrapa al lector, espectador o quien sea que reciba la información, convirtiéndolo en acólito al instante.

Las más de las veces, estas pistas que hilan todo el trabajo de una vida poseen tintes au-tobiográficos. A fin de cuentas, es más fácil encontrar inspiración en el devenir propio que estrujar el cerebro en busca de la narración perfecta surgida de la imaginación. Hay quie-nes incluso dan forma a uno de sus mejores trabajos literarios haciendo uso de los recodos más íntimos que permite la memoria (como el magnífico Diario de invierno de Paul Auster). En el caso de Ames, todos los adjetivos que califiquen sus historias (sean éstas ensayos, novelas, series de televisión o lo que haga falta) vienen precedidos del prefijo auto, sien-do autocompasivo quizá el que mejor defina su carácter. Esta afirmación no quiere siquie-ra dejar entrever la idea de que Ames sea ni mucho menos un papagayo que se limite a pa-rafrasear a sus escritores favoritos. Rodando

hacia el límite opuesto, la capacidad más ad-mirable de “El asombroso arenque” (su pseu-dónimo como boxeador en la vida real) ha sido la de encontrar en sí mismo una voz única que entronque perfectamente con sus personajes, sus lectores y simultáneamente le desnude tanto ante el público.

LOS TRABAJOS QUE DEFINEN UNA VOZComo la mayoría de cómicos, Ames dio sus primeros pasos artísticos como monologuis-ta en el club The Moth, conocido de la escena neoyorquina. De ahí dio el salto a la pequeña pantalla convirtiéndose en un colaborador ha-bitual del show de David Letterman, cuya ca-rrera en la televisión americana supone una de las más longevas y exitosas. Antes de dar con sus huesos en el medio catódico dos novelas habían visto la luz: I pass like night (1989) y The Extra Man (1998). La segunda de ellas fue recientemente adaptada a la gran panta-lla con libreto del propio Ames y Kevin Kline y Paul Dano como protagonistas.

Sus desventuras sexuales y sus traumas in-fantiles se vieron expuestos en las columnas que durante tres años escribió para The New York Press. Todas estas ideas tomaron la for-ma de colección en cuatro libros publicados entre 2000 y 2009 con los ingeniosos títulos de What’s Not To Love?: The Adventures Of

pies en alto

POR ALBERTO LÓPEZ

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A Midly Perverted Young, My Less Than Se-cret Life, I Love You More Than You Know y el agudísimo The Double Life Is Twice As Good: Essays And Fiction. Dado el carácter ególa-tra del autor, en las cubiertas de según qué ediciones aparece el mismo Ames, incluso, sin miedo a resultar demasiado cargante, por duplicado.

¿POR QUÉ AMES?Aunque en 2013 publicó la que hasta hoy es su última novela You Were Never There, no puede decirse que Jonathan Ames sea un tema de actualidad radiante. Entonces, ¿por qué hablar de él? Dos son las razones.

Su trabajo más internacional y previsiblemente conocido ha sido la serie Bored To Death. Emitida durante tres temporadas por la reina de las cadenas americanas, la HBO, supuso una cita semanal para todos los aspirantes a escritores, aficionados a la novela negra y pedantes sedientos de poder jactarse de seguir una serie minoritaria con tintes comerciales. Muchas y con peso innegable son las razones que llevaron al show a acuñar el tan deseado y poco clarificador apelativo “de culto” con tan solo 24 episodios. La primera, el aroma noir que impregna toda la serie aportándole una elegancia que a lo largo de los capítulos va cogiendo mayor forma. La segunda, el tándem formado por Zach Galifianakis y Ted Danson como los secuaces porreros e inmaduros del protagonista. Y la primordial, es la apariencia de que Ames ha vivido más que todos los guionistas de televisión juntos, pues una vez más se puede asumir de lo visto en pantalla, que muchas de las situaciones tienen ciertas reminiscencias a la vida del creador. Tanto es así que el protagonista de la función lleva por nombre Jonathan Ames (interpretado con oficio por el controvertido Jason Schwartzman).

La premisa del piloto no podía ser más apete-cible: un escritor sufriendo del temible bloqueo decide apaciguar su aburrimiento ofreciendo a través de Craigslist (ese portal americano para casi todo) sus servicios como detective priva-do. Ames (el creador) encuentra así la excusa perfecta para que su mímesis televisiva ten-

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ga mil historias diferentes, homenajear a sus autores favoritos (Dashiell Hammett y Elmore Leonard son referenciados frecuentemente) y dar rienda suelta a la vis cómica más indecen-te con el escudo protector del humor inteligen-te evitando la chabacanería.

Antes del show, vio la luz su tercera novela, de nombre ¡Despierte, señor! Aunque data de 2004, la primera edición traducida al castellano no apareció hasta 2012 (el año pasado se publicó su segunda novela en castellano The Extra Man). Wake up, sir!, muy en la línea de sus anteriores obras (tanto que personajes de anteriores historias se mencionan aquí), transita entre el humor surrealista, la pedantería literaria y el amor incurable hacia el alcohol. Con momentos verdaderamente desternillantes se traslada al lector al reconocible mundo de Alan Blair, un joven escritor con una sola obra en su haber al que se le resiste la segunda. No tiene padres, vive con sus tíos y no tiene problemas de dinero gracias a una amable indemnización que le permite vivir sin preocupaciones. Las continuas elucubraciones del protagonista representan lo más jocoso del conjunto en las que verse identificado resulta igual de sencillo como doloroso. De nuevo, Ames se vale de una potente herramienta que a modo de MacGuffin sea el eje central del libro: el ayuda de cámara Jeeves. Tomando como referencia la obra de P. G. Woodehouse (otro de los predilectos del autor) se presenta al mayordomo como alguien sumamente sigiloso, dedicado a su deber y como el mejor público posible para evitar caer en el continuo soliloquio.

Sin llegar a ser una obra de relumbrón que emocione al lector con verdades punzantes, ¡Despierte, señor! representa una comedia de las que hoy día es prácticamente una utopía encontrar. Por mucho que “desternillante” e “hilarante” no dejen de ilustrar las portadas de muchos libros de bolsillo, ¿cada cuánto tiempo se puede dar con una novela con la que sea imposible aguantarse la risa por estar en públi-co? Supone uno de esos libros que obligan al lector a restarle horas al descanso para irse a dormir y despertarse con una sonrisa.||

POR ESTÍBALIZ BURGALETA

CÓMO PERDER 20 KILOSY GANAR UN ÓSCAR

¿Ha sido Matthew McCo-naughey abducido por los extraterrestres de La

invasión de los ultracuerpos? Esto explicaría que el actor cuya carrera se ha basado en seducir a las reinas de la comedia romántica en Cómo perder a un chico en 10 días o

Novia por contrato haya ganado el Óscar por su papel como enfermo de Sida en Dallas Buyers Club. En los últimos dos años McConaughey ha demostrado que es mucho más que un torso estupendo, ahí están sus trabajos en Mud o El lobo de Wall Street.

Pero Dallas Buyers Club no sólo es la pelícu-la que ha obligado al actor texano a perder 20 kilos y soñar todas las noches con un bistec. También es una película que muestra los du-ros años del sida, justo después de la muerte de Rock Hudson, cuando el mundo entero se enfrentaba a lo que parecía una epidemia. Da-llas Buyers Club cuenta la historia de un típico texano, aficionado al rodeo, a las mujeres y a las peleas. Todo un machito que se contagia de VIH. En su lucha por sobrevivir más allá de los 30 días que pronostica su médico, este hombre descubre los manejos de la industria farmacéu-tica, que hay otras formas de combatir la enfer-

medad y, de paso, a ser más tolerante. Una his-toria interesante, a ratos hasta conmovedora. Tanto McConaughey como Jared Leto, converti-do en transexual, se lucen en sus papeles.

El problema es que corre el año 2014 y Dallas Buyers Club llega 25 años tarde. La historia que cuenta ya la conocemos, todos sabemos cómo se contagia el sida, que no es una enfer-medad exclusiva de la población homosexual y que no implica una sentencia de muerte. Pese al buen trabajo de sus actores y su director, Jean Marc Vallée, (director en su Canadá natal de la maravillosa C.R.A.Z.Y.), la película resulta previsible. Simplemente, llega tarde.

Para interpretar a su personaje McConaughey perdió 20 kilos, siguiendo una dieta brutal: “No voy a mentir. La dieta fue extrema. Perdía cuatro kilos por semana. Tomaba una Coca Light, dos claras de huevo por la mañana, una porción de pollo, otra Coca Light. Fue durísimo, siempre estaba hambriento y muy irritable.”, confesó a The Huffington Post. Y la Academia del cine, que adora que los actores guapos se afeen, ha premiado el esfuerzo de MacConaghey y de Jared Leto con sendos Óscars.||

sala cinco

El problEma Es quE Dallas Buyers CluB llEga 25 años tardE

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