no. 3 - epistolario

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http://laplumaenlapiedra.blogspot.com/ Octubre 2011 No. 3 mi respuesta. ¿Qué mucho si, al primer paso, encontraba para tropezar mi torpe pluma dos imposibles? MUY ILUSTRE Señora, mi Señora: No mi voluntad, mi poca salud y mi justo temor han suspendido tantos días […] El segundo imposible es saber agradeceros tan excesivo como no esperado favor, de dar a las prensas mis borrones: merced tan sin medida que aun se le pasara por alto a la esperanza más ambiciosa y al deseo más fantástico...

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Revista cultural de distribución gratuita por internet. No. 3 - octubre 2011

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Page 1: No. 3 - Epistolario

http://laplumaenlapiedra.blogspot.com/ Octubre 2011

No. 3

mi respuesta. ¿Qué mucho si, al primer paso, encontraba para tropezar mi torpe pluma dos imposibles? M

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o mi voluntad, mi poca salud y mi justo temor han suspendido tantos días […

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medida que aun se le pasara por alto a la esperanza más ambiciosa y al deseo más fantástico...

Page 2: No. 3 - Epistolario

Portada: Postal encontrada en un libro adquirido en alguna librería de viejo (detalle).

Cita: Sor Juana Inés de la Cruz, Respuesta de la poetisa

a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz.

Derechos Reservados. La pluma en la piedra , Toluca, México, No. 3, octubre 2011.

La pluma en la piedra es una publicación mensual e independiente de distribución gra-

tuita por internet. Todos los artículos, ensayos, escritos literarios y obras publicadas son

propiedad y responsabilidad única y exclusiva del autor y pueden reproducirse citando la

fuente.

Fe de erratas:

En el número de septiembre, el ―Editorial‖ del mes tuvo un error ortográfico: se escribió

hondeando en vez de ondeando. Así mismo, ocurrió una omisión y error en la concordan-

cia, por lo que se escribió: ―nos acompañan Lorenzo Conejo López sus cuento[…]‖, en vez

de: ―nos acompañan: Lorenzo Conejo López con su cuento […]‖.

Agradecemos la comprensión de todos nuestros lectores, por los daños emocionales e

intelectuales que estos desperfectos pudieron haber causado.

La pluma en la piedra

Page 3: No. 3 - Epistolario

Escribieron este número:

Alejandra C. L.

Dolores I. García

Dr. Salomón Espinoza M.

J. M. Falamaro

Anaid Vallejo Orduña

Karina Posadas Torrijos

José J. González

3

Artista

José Jesús González

Page 4: No. 3 - Epistolario

Correspondencia

A un amor platónico de la preparatoria Alejandra C. L.

A J. M. Falamaro

Dolores I. García

Jorge Luis Borges, autor del Martín Fierro Dr. Salomón Espinoza M.

A Emil M. C.: El último amigo desconocido

J. M. Falamaro

Para mis alumnos de 6to. semestre, generación 2011 Anaid Vallejo Orduña

Querido

Anaid Vallejo Orduña

Queridos Reyes Magos Karina Posadas Torrijos

Dulce mujer, quiero decirle...

José J. González

7

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Galería

Mujer con vestido José Jesús González

4

Editorial

5

Muro Periodical

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Page 5: No. 3 - Epistolario

Toluca, México, primer lunes del mes de octubre de 2011

Desde el cuartel general de La pluma en la piedra

Buen y apreciado lector:

Hace un mes que no nos leemos, pero el tiempo es fugas y el universo incomprensible.

En fin, el tercer número ha llegado y como la tercera es la vencida, 33 años tenía don

Jesús cuando murió sobre la cruz a las 3 de la tarde, tres son las esquinas del triángulo y tres

son los cuatro puntos cardinales huidobrianos (norte y sur), llega cabalísticamente una edición

más de La pluma en la piedra.

La temática del mes, en esta ocasión, gira alrededor de la correspondencia. Sí, aquella

que solía enviarse en hojas de papel verdadero por correo-hombre y que tardaban semanas

en llegar a su destinatario; por ello, al ir pasando cada una de estas hojas virtuales, tendrá el

gusto (o disgusto) de leer un conjunto de cartas que han llegado a los buzones de nuestra

redacción. Todas ellas albergan diversidad de ideas que dejaran satisfecha nuestra curiosidad

por ser los invitados no deseados en una conversación que regularmente sólo involucra a dos.

Notará también, que en esta ocasión, la sección literaria no será parte del espectáculo,

pero no debe ser causa de angustia, tenga por seguro que volverá a su respectivo lugar el

próximo mes.

Por otra parte, el artista invitado es José Jesús González, quien nos presenta su ―Mujer

psicópata‖ que ya no es psicópata. ¿A qué se debe semejante contradicción? El artista nos ha

comentado que esta es una de esas obras metamórficas, es decir, día a día cambia de apa-

riencia y de nombre para placer del espectador, de manera que hoy la conocemos como

―Mujer con vestido‖, pero mañana tal vez amanezca llamándose distinto y con una forma dife-

rente.

Amable lector, eso es todo por ahora. Esperamos encontrarlo en la edición de noviem-

bre con todo el temor, el miedo y la angustia que nos caracteriza.

La pluma en la piedra

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Page 6: No. 3 - Epistolario
Page 7: No. 3 - Epistolario

7

Cartas a un amor platónico

de la preparatoria

Segundo semestre

2 de mayo de 2003

Félix:

Hace dos meses que vivo enamorada de ti. Desde que tus ojos se cruzaron con los

míos en marzo, durante la segunda semana de clases. Sin embargo, tengo que admitir

que esta loca pasión que me consume cada noche al imaginar nuestros encuentros, no

hubieran pasado si no me hubiera dado cuenta que tú, desde un principio, volteabas a mi-

rarme con algo que no se lo he visto a nadie.

Lo admito, jamás una mirada me había hecho sentir tan bella, tan plena y tan desea-

da… aunque a veces pienso que son sólo alucinaciones mías y por eso te escribo esta

carta, porque quiero saber si tú de verdad sientes algo por mí como he interpretado en la

forma como tus ojos, adornados por esas hermosas pestañas que me muero por besarte,

suspiran al encontrarme en el salón de clases.

Respóndeme como lo desees. Si te acomodas con una carta, ocúltala en mi mochi-

la. Y si te acomodas hablando, yo esperaré, abórdame incluso cuando esté con mis ami-

gas (las mando a volar para tu comodidad) que yo acudiré a tu solicitud.

ATTE. Alejandra

La que se sienta en la fila del lado izquierdo, dos bancas delante de ti.

24 de agosto de 2003

¡He cometido una estupidez! ¡Y todo porque nunca me atreví a mandar esa carta! ¿Y ésta

acaso te la mandaré? No lo creo. De haber sabido, yo te hubiera hablado esta tarde,

cuando yo iba por el cambio de turno y tú a inscribirte. Me atrevería a decirte que el atar-

decer resplandecía intensamente en tu figura y tus ojos brillaban con cada encuentro de

miradas ¡Oh dulce esencia de niño! ¿Por qué, por qué somos tan tímidos? Yo que no me

puedo acercar a ti y tú que parpadeas y hablas de forma tan extraña al volverte a mí, tú

que te alejas en cuanto ves mi presencia acercarse a tu siempre eterna y suave figura, tú

a quien no supe amar, a quien no supe expresar cuanto me interesaba, tal como lo anun-

ciabas con tus ojos y tus expresiones que se volvieron mi mundo ¡Oh amado mío! ¡Qué

Page 8: No. 3 - Epistolario

8

Alejandra C. L.

ganas tenía de decirte lo siguiente!:

Mira Félix, sé que es tan raro decírtelo, no sé es que… Me gustas, siempre me gus-

taste, me gustas más que nadie en este mundo, ay, hasta te puedo decir que vivo loca-

mente enamorada de ti. No sé que pienses tú, pero yo me muero por besarte… En serio…

es que estoy bien clavada contigo y sólo pienso en ti, en ti, en tu forma de ser, en tus ojos,

en tu cabello, tus pestañas ¡Ay, cómo amo tus pestañas! Y la verdad es que me pude dar

cuenta que esos ojos que protegen tus pestañas me miraban con intensidad. Sí, tam-

bién me gustaba tu carácter, aunque no te traté mucho. Admito que deseaba llevarme

contigo tan bien como lo hacías con Pilar y Marlene, o hablarnos más como lo hacías con

las demás chicas del salón. Y otra cosa… con tu nombre hice varias historias ¿Sabes?

¡Eres como mi musa inspiradora, como mi Beatriz de Dante! ¡En buen plan! ¡Es qué me

gustas tanto! Si es que así se puede decir… y… ¿Tú qué pensaste de todo lo que dije?

Y ahora sólo me queda decirte: Adiós, amor mío de primavera. Espero que nos en-

contremos para esta vez estar juntos para siempre. Sé que así será, no en un tiempo cer-

cano, pero tampoco en un tiempo lejano. ¡Porqué intuyo qué tú y yo estamos conectados

de alguna forma, somos un mundo y el uno para el otro!

Tercer semestre

9 de septiembre de 2003

Apenas llevo una semana en este lugar llamado ―turno matutino‖… La semana de prueba

en la que ya no puedo hacer cambios para regresarme a la tarde. ¡Qué arrepentida estoy!

Y, sin embargo, he deseado quedarme un semestre en este ambiente matutino por curio-

sidad, sin tenerte en el salón para contemplarte intensamente entre los minutos aburridos

de las clases, para así no sentir la presencia ahogada de este malsano espacio de cuatro

paredes que carcome mi alma. ¡Somos muchos que apenas y cabemos! Y tú no estás en-

tre ellos y yo extrañándote. ¿Me extrañarás tú también? ¿Cómo puedo estar segura si

nunca me dijiste lo que pasaba por tu cabeza al dirigirme esas miradas tuyas? ¿Cómo in-

terpretarlas, yo qué nunca las había visto? Y en ocasiones, al cruzarnos en la salida pare-

cen surgir de nuevo… ¡Pero no es suficiente ya! No basta contemplarte unos segundos

cuando el semestre pasado te veía a diario por cinco horas seguidas y eso me bastaba

para que mi mundo tuviera un motivo para sonreír.

Page 9: No. 3 - Epistolario

9

A un amor platónico de la preparatoria

Yo sólo espero que esta tortura de mi primera semana no dure más. Me retendré a tu figu-

ra para continuar adelante y para sobrevivir esta tortura, aunque tu no presencia parece

que no me ayuda mucho… ¿Podrías decirme un hola con tu voz? Por estos reencuentros

pido eso… Dime hola y ya… No pido mucho… Que tu sonrisa ya no sea tan tímida para

que volemos juntos al paraíso, ¿no?

23 de octubre de 2003

Mi estimado Félix:

El mundo se me hace trizas. No puedo asimilar la noticia, no después de que tú y yo

cruzáramos miradas llenas de brillo intenso por seis meses y yo comience a decidirme a

pedirte cosas prestadas para interactuar contigo.

¿Acaso todas las miradas y actitudes que has tenido conmigo a lo largo de todo este

tiempo ha sido una mentira? Y, sin embargo, hoy al encontrarte y descubrir que tu mirada

parece seguirse perdiendo con mis movimientos, que me sigues con tus ojos que percibo

desde la lejanía (qué curioso que tu mirada la sienta tan clavada en mi presencia) no pod-

ía creer la noticia que me contaron hoy al salir de un examen…

¿Tú, con novia? ¡No! ¡Si tuvieras novia no me mirarías con esa intensidad que hace

latir a mi corazón y que incluso mueve las locas pasiones de mi alma! ¡Y todo gira tan

rápido que me vuelvo loca y ahora el vértigo que vivía en ese túnel que este tercer semes-

tre se me hace más oscuro! Por el momento no hay luz, porque la única luz eras tú y pa-

reces desvanecerte.

¿Será verdad? ¿Por qué no te atreves a decirme realmente lo qué deseas de mí? Y

yo que soy tan cobarde para confesártelo... Ericka tiene razón... Debo sacar este senti-

miento del corazón, pero como me expreso mejor escribiendo, sólo me resta decir:

Si tú supieras cuantas noches pienso en ti.

Te extraño ahora y siempre

Y a pesar de los pocos encuentros

Que hemos tenido a lo largo de estos días tan eternos para mí

Me he dado cuenta de lo mucho que extrañas estar junto a mí.

Sé que piensas en mí como yo en ti.

¿Acaso puedes tener consuelo en otro lugar?

Page 10: No. 3 - Epistolario

Fueron tantas las conmociones que tenía al contemplarte

En cada uno de los segundos del día porque

Las eternidades no existían para mí al encontrarte

Internamente ansiaba una caricia con tu voz y tantas

X cosas que pasaban por mi cabeza y ahora no puedo expresar.

Reza mi alma porque seas feliz

Con tu admirable...

Y nuevo amor

(Y en tu relación seas imperdonable)

8 de noviembre de 2003

Mi muy estimado Félix:

Aún veo tu rostro cerca de mí, pero ahora son sólo alucinaciones porque en mi exis-

tencia ya no te puedo encontrar, deseando volverte a ver una vez aunque sea. No, no

puedo verte... No pretendo hacerlo y creo comprender tu desesperación. Y yo te digo que

soy fiel hasta conseguir lo que quiero...

A mí nadie me baja de una nube y mucho menos si me subieron muy alto. No impe-

diste mi caída y tampoco la provocaste porque nunca existió. Tal vez piensas que te des-

hiciste de mí... ¡Pues estás muy equivocado!... A mí nadie me ilusiona y después me deja

con la cara llena de lágrimas bajo la lluvia.

11 de noviembre de 2003

Reprobaste cuatro materias, ¿listo ya para reciclar el semestre? Aún no comprendo qué

razones te enviaron a cometer tales acciones. Sé que no es moral meterme en la vida pri-

vada de unos, pero por extrañas razones me preocupas. Bueno, desearía saber porqué

me preocupas.

14 de noviembre de 2003

¿Cuál novia? Si la tuvieras, yo ya te habría encontrado con ella, ¿no? Y, sin embargo, pa-

rece que te ves más interesado en seguir mis pasos, embelesado con esa mirada ida y

penetrante que me fascina tanto. Vamos... ¿Por qué no vienes y me lo revelas de una

buena vez? ¿Acaso me quieres matar de dudas? Te diré que ya no puedo más... Un día

de estos capaz, te lo digo de frente: ―¡Me fascinas Félix Alberto Ríos Ramírez!‖.

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Alejandra C. L.

Page 11: No. 3 - Epistolario

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A un amor platónico de la preparatoria

Y la timidez vuelve... Junto con la lucecita del túnel que está al final y ahí. ¡Sólo unos dos

meses más y podré regresar al turno vespertino para estar junto a ti, amado mío! Y estas

clases interminables de la mañana terminarán y dejaré de dibujar en los bordes de las

hojas de las libretas tu nombre, escenificado con grafitos amorosos, fingiendo que hago

apuntes en la clase de literatura cuando en realidad te escribo estas cartas que sé muy

bien que nunca te entregaré ni revelaré por la timidez que me rodea y porque es más que

imposible colocártelas en el interior de la mochila...

Sin embargo, es la única manera de entenderte... Qué curioso, ¿no crees? Supongo

que así es como se sacan las emociones y no se quiere revelar. Ericka insiste en que te

lo diga de frente, pero no estoy tan segura de hacerlo... Siento que me falta algo... y no

sé…

Después de todo, soy bien cobarde y por eso escribo estas cosas y poemas cursis

como este:

Ansío pararme de un edificio

y gritar todo lo que

en un principio...

debí decirte

Encontrarte es una de esas esperanzas

para gritar cuando pases

todo mi éxtasis

Si gritara...

¡Te deseo!

Seguramente me meceo

Si gritara...

¡Te quiero!

Seguramente me muero

(de tu impresión despectiva)

Si gritara...

¡TE AMO!

Page 12: No. 3 - Epistolario

No sé en realidad que

reacción puedas tener

Sólo sé que no respirará

tu alma.

Si gritara...

Seguramente sería de locura

por haberte perdido

en un arranque de ternura

Si gritara...

Si gritara...

Si gritara...

¿Cómo lo haría?

18 de noviembre de 2003

POR MIEDO...

Hola, solo pretendo ser breve... es un comunicado urgente que debes saber. Creo

que es mejor a que te lo diga yo que otra persona, luego alteran las cosas. Hay una gran

ilusión en mi corazón sólo por estar aquí contigo...

Debo decírtelo, pero ¡sólo te estoy hartando!

Bien, aquí voy...

No... calla... cierra esa linda boquita... sólo es un minuto.

Es rápido, sí, rápido y te pido que pienses bien antes de contestarme.

Yo... ah, maldición, las palabras se me fueron...

Gracias, eres un buen chico. Ah... ahora te lo diré:

Como cada día, sólo pretendo estar un rato y decírtelo de una buena vez y una gran

emoción de alegría hay en mi corazón por encontrarte. Sólo queda la resignación cuando

ya no lo hago, en esas mañanas de infierno encerrada en las cuatro paredes de mi salón.

Supongo que ya te imaginas qué trato de decirte.

¡Diablos, pretendo olvidar este asunto, pero la verdad...! ¡No puedo más, es ahora o

nunca!

12

Alejandra C. L.

Page 13: No. 3 - Epistolario

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A un amor platónico de la preparatoria

Sí, sí, ya tienes clase... eso lo sé, sé muchas cosas sobre ti: el nombre de tus amigos, qué

clase no cursas, que no vas bien en tus calificaciones; es rápido...Sólo una cosa tan sim-

ple y mucha conmoción por ello. Pero decir lo que a continuación te mencionaré no es

cosa fácil, la verdad cuesta un poco de trabajo...

¿Quieres saber Félix?

Mi razón se empieza a desmoronar. Sólo espera, ya... es rápido...

La noción es que desde que me di cuenta de tu presencia, siento una extraña co-

nexión contigo. La verdad, es que por tu presencia puedo ser sincera...

Yo... yo... yo...

No hagas caso a mi rubor, sólo son extraños nervios. ¡No te pongas nervioso que a

mí me pasa y me pones más! ¡No disimules!

Ante nada, creo que ya te hice perder una clase...

Calla... shh... esa boquita la abrirás después...

Lo que siento por ti es muy raro, nunca lo había sentido. Tengo miedo de la respues-

ta, pero tengo que arriesgarme:

Me gustas, me encantas y mucho (sí, ya te lo imaginabas) y me he percatado de al-

go raro en ti: un extraño comportamiento cada vez que te encuentro, que estoy cerca de ti.

Desde el semestre pasado...Tengo miedo de la respuesta... Quiero saber qué te pasa...

yo ya te lo indiqué... ahora vas tú.

20 de noviembre de 2003

Encontré esta canción. Creo que de alguna forma retrata nuestra situación:

Rosas

La Oreja de Van Gogh

En un día de Estos En Que Suelo Pensar

Vuelve A Ser El Día Menos Pensado.

Nos Hemos Cruzado, Has Decidido Mirar

A Los Ojitos Azules Que Ahora Van A tu Lado.

Desde El Momento En El Que Te Conocí

Presumiendo Con Prisa, Tiempo D Silencio

Te Juro Que A Nadie Le He Vuelto A Decir

Que Tenemos El Record Del Mundo En Querernos.

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Coro:

Por Eso Esperaba Con La Carita Empapada

Que Llegaras Con Rosas, Con Mil Rosas Para mí,

Porque Ya Sabes Que Me Encantan Esas Cosas

Que No Importa Si Es Muy Tonto Soy Así.

Y Aún Me Parece Mentira Que Se Escape Mi Vida

Imaginando Que Vuelves A Pasarte Por Aquí,

Donde Los Viernes Cada Tarde Como Siempre,

La ESperanza Dice Quieto Y Quizás Si.

Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh.

Escapando Una Noche En Un Bostezo De Sol

Me Pediste Que Te Diera Un Beso.

Con Lo Barato Que Sale Mi Amor

¿Qué Te Cuesta Callarme Con Uno De Esos?

Pasaron Seis Meses Y Me Dijiste Adiós,

Fue Un Placer Coincidir en Esta Vida.

Ahí Me Quedé Con El Alma En El Corazón,

Y En La Otra Excusas Que Ni Tú Entendías.

(Coro )

Y Es Que Me Pongo A Pensar

Que El Amor Verdadero Es Tan Sólo El Primero.

Y Es Que Empiezo A Sospechar Que Los Demás

(Aaaaaaaammh)

Son Sólo Para Olvidar.

4 de diciembre de 2003

Para mí que tu novia no existe porque nunca la veo, así que seguiré volando a tu alrede-

dor mientras te vuelves mi ángel alentador para salir de este túnel que casi me asfixia. Si

no fuera porque veo tu figura que desea sacarme. Y claro, en la poquísima conversación

que tuvimos hoy (aunque no te dije nada, se me olvida todo al verte) pude notar que aún

hay algo en el aire. Así que:

FÉLIX

SIGUES SIENDO MI ILUSIÓN

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Alejandra C. L.

Page 15: No. 3 - Epistolario

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A un amor platónico de la preparatoria

5 de diciembre de 2003

¡No tienes novia! ¡Ahora sí! ¡Me decidiré a seguir planeando cómo decirte este sentimien-

to!

7 de enero de 2004

Estimado Félix:

Te extrañé tanto en las vacaciones que al encontrarte hoy te vi más guapo que en

los meses anteriores. Tanto así que pedí que te sacaran una foto. ¿Te diste cuenta amor

mío? Si no, ¿por qué sonreíste tan coquetamente y guiñando el ojo con aquella pose que

me fascinó de ti? ¡Oh, perfume adolescente! ¡Esencia de niño por la que cual desvarío

cada noche de este semestre que ansío acabar para estar junto a ti y así caminar a tu la-

do en las tardes que seguirán! ¡Atardeceres contemplados con tus besos! ¡Amado mío, no

dejes que esto se vaya! ¡Vamos, yo sé que tú y yo tenemos un destino por cumplir!

13 de febrero de 2004

Reciclaste tercer semestre. Y mis ilusiones de regresar a la tarde para estar contigo

se han desvanecido. Sigo extrañándote en mis días alucinativos y eso que no hemos cru-

zado miradas en estos últimos días. Y, sin embargo, te tengo que contar algo: otro ángel

ha llegado a mi vida.

No, no pienso encelarte. Después de todo, creo que a mí me ha llegado el momento

de

tener un consuelo en mi región, como tú posiblemente lo tuviste hace unos meses, cuan-

do yo andaba instigosa buscando a tu posible "novia". No... ni creo que te vas a enterar

que otro niño ha llegado a mi vida. Y no... todavía no sé su nombre y ya me siento unida

a él, como si fuera un ser místico o algo así.

Lo conocí en la clase de dibujo que tenemos por taller intersemestral. Como mi ami-

ga Ericka dice que me quedé como si jamás hubiera visto a un hombre en mi vida, me

percaté que a lo mejor me enamoré a primera vista...Y es que mi corazón está tocado de

nuevo y creo que por él... sí regreso a la tarde…

Porque creo que a la tarde va. ¡Sí, un chico de extrañas luces! ¡Algo tiene que me

vuelve loca! ¡Y por él, cruzaré a la tarde como dé lugar!

Page 16: No. 3 - Epistolario

Cuarto semestre

4 de marzo de 2004

Libertad condicional...Así me siento flotando en la salida del túnel donde hay un poderoso

cristal que me impide salir y golpeo con fuerza para que pueda cruzar al otro lado. El

ángel de la clase de dibujo me sonríe y tú, más lejos, revoloteas como si te burlarás de mí.

O tal vez no... y eso creo porque esto de soportar un semestre más, aunque sea en el gru-

po de mi amiga Ericka, no es agradable. Tan cerca y tan lejos la salida. ¿Porqué no vie-

nes y rompes el cristal por mí? ¡Ah, ya entendí! ¡Has perdido un semestre! Y sólo el chico

de la clase de dibujo parece ayudarme.

Tal vez te olvide... Aún cuando te vea pasearte por el patio durante mi salida... Sí, tal

vez ya no seas la inspiración que me alentaba a continuar, sino que ahora le toca al chico

de la clase de dibujo… Lo siento Félix, pero como dicen por ahí: Vida nueva, chico nuevo.

30 de marzo de 2004

Escribo esta carta con una sarta de nervios recorrerme cada una de las partes del cuerpo

y es que aún no me puedo recuperar de lo que acabo de hacer. Tengo la cara empapada

de la lluvia y las ilusiones se van subiendo a la cabeza que apenas y puedo escribir. In-

tento respirar y todo me tiembla, mientras la lluvia sigue cayendo como si nunca se hubie-

ra inmutado cuando te dije: FELIX, ME GUSTAS MUCHO, para observar tus ojos parpa-

deando con ese extraño tic nervioso y percibirlos de pronto rojos... que me pregunté de

pronto si estaba haciendo lo correcto... porque... realmente no me dijiste nada, como si

quisieras esperarte a darme una respuesta concreta.

No te culpo, yo tampoco sé como hubiera actuado al descubrir que alguien que me

gusta se me declara... creo que por ahí va la cosa... ¡Pero es que ya no podía más guar-

darme este sentimiento! ¡No después de todas tus señales en las que parecías quererme

decir algo! Y como no te decidías, con todo lo que ha pasado para conducirme a donde

se encuentra el chico de la clase de dibujo, llevándome a su mismo grupo y cuyo nom-

bre me pienso reservar por el momento…

¿De verdad algún día me darás una respuesta de todo lo que dije? Porque no en-

tiendo, a todo decías que sí... ¿Sí a qué? De pronto creo que me diste el avión porque no

sentía sinceras algunas cosas, pero ¿cómo insistirte cuando por dentro estaba que me

16

Alejandra C. L.

Page 17: No. 3 - Epistolario

17

A un amor platónico de la preparatoria

deshacía? No es fácil comunicarte lo que siento y no sé ahora como tomarlo...

¿Podremos de verdad ser amigos aunque sea? ¿Te dignarás a hablarme? A veces quiero

creer que puedo mantener la esperanza, que de ahora en adelante todo cambiará y sere-

mos una pareja feliz como lo he soñado todo este tiempo…

La lluvia, una locura que me envuelve a través de ti... Me moría por conocerte y me

sigo muriendo por conocerte, por saber qué es lo que piensas y los nervios a flote, corrí al

salir de una clase a tu presencia para revelarte lo que ya no podía más. Siento que sur-

girá algo nuevo y desvaneceremos este miedo para así ser lo que hemos buscado, mi

esencia de niño que se convierte en mi ángel del desierto que se encontró en la salida del

túnel.

24 de junio de 2004

Estas evasiones no hacen ningún bien y mi mente ya no quiere girar en torno a tu figura

que no supo explicarse bajo la lluvia... Lluvia que me ha guiado hacia un nuevo amor que

se encuentra en mi salón... Me refiero, por supuesto, al chico de la clase de dibujo y cuyo

nombre también tiene un Alberto y todo esto me ha confundido, ya que no sé quién es el

verdadero Alberto de mis sueños, ese que aparecía cuando estaba en la secundaria y

siempre me preguntaba si sería el primero en besar mis tiernos labios. Obviamente, cuan-

do apareciste creí que eras tú, pero ahora que el otro apareció, creo que... me he confun-

dido. Y es que con el chico que se encuentra en mi salón, comienzo a llevarme mejor de

lo que me llevaba contigo, al mantener una plática más llevadera que la que podía soste-

ner contigo... Y ya no sé…

Dime, si eres tú, ¿por qué no me has dado una respuesta? ¿Por qué ya no volteo a

verte? Es que no es tan fácil dirigirme a ti sabiendo que ya sabes lo que traigo contigo y

creo que en parte es miedo al rechazo. Pero también creo que si de verdad te interesara

darías

el segundo paso, ¿no? ¿O acaso estoy equivocada al seguir esperando una respuesta

por la declaración bajo la lluvia?

Page 18: No. 3 - Epistolario

Quinto semestre

15 de septiembre de 2004

Realmente con la lluvia recuerdo extraños sucesos que pasaron cuando aquello donde

todo era hermoso, donde el sentirse atraído por alguien (hablo de ti por supuesto, gusara-

jo) era sólo más que una utopía, de hecho tenía la ilusión de que ocurriera algo más.

¿Qué ha pasado últimamente? Algo me dice y aunque yo no quiero admitirlo, que desde

el 30 de marzo de 2004, el día que te anuncié ese sentimiento que ya me tenía harta, todo

acabó.

La esperanza y las ilusiones forjadas durante seis meses (septiembre 2003-marzo

2004) se rompieron como si cayeran trozos de corazones invadidos con vidrios.

¿Qué coraje me da? ¿Por qué sigo conservando y aumentando más esas ilusiones?

Porque simple y sencillamente no me quiero despegar de tu imagen. Grandes cosas he

escrito gracias al no sacarte de mi cabeza. Eres algo más que un enamoramiento pasaje-

ro, eres más que ilusiones, eres... UNA INSPIRACIÓN, y por eso no quiero dejar de con-

templarte, porque entre más te veo, más imaginaciones pasan por mi cabeza y me dan

ganas de escribir sobre ti, sobre cosas… ¡que sé que nunca pasarán! Pero pasan a rom-

per barreras...

Entre más te contemplo y entre más siento que no me haces caso (aunque parezca

un acto masoquista) me gusta hacerme ilusiones. Sé que me hago daño, pero créeme

que si no te hubiera conocido, la imaginación que tengo... no se hubiera desbordado.

Sí, y a veces comprendo (y es cuando me pongo más triste) que jamás ocurrirá algo

entre tú y yo, pero eso alimenta más este escrito como tantos otros que tienen tantas co-

sas locas y hay algo que no olvido Félix Alberto Ríos Ramírez: la mejor y más hermosa de

las rosas tiene las espinas más grandes causando las heridas más profundas. Para mí...

tú eres esa rosa.

Sexto semestre

18 de mayo de 2005

Siempre me pregunto por qué razón, en cada conversación donde se habla de mis maldi-

tas desgracias en el amor, sale a relucir la persona con la que tuve más ilusiones, sin te-

ner una relación de cualquier tipo.

18

Alejandra C. L.

Page 19: No. 3 - Epistolario

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A un amor platónico de la preparatoria

Lo sé, tal vez cometí cosas tontas al decirle algo ese día de lluvia, algo que parecía en un

principio una nueva forma de comunicarnos. No entiendo cómo se deterioró. Fue extraño

y lo recuerdo bien: cuando yo estaba dispuesta a hablarle, él no y viceversa, cuando él

estaba dispuesto a departir, yo no.

Existía una extraña timidez entre los dos de diferentes niveles, yo me sentía más

rara conforme pasaban los días y él parecía buscarme exactamente un año y medio como

yo lo hacía en tercer semestre. ¿Cómo lo conocí? Sólo sé que fue en marzo, en un salón

de clases... al mismo que yo había entrado. Trataba de hablarle, pero siempre parecía po-

nerse nervioso, lo cual siempre me tuvo con dudas. ¿Qué había en mi ser qué se compor-

taba muy raro cuando yo me acercaba? No lo sé, así como no tengo idea aún sobre la

percepción que tenía de mí en ese entonces. Fue el borde de la locura, cuando ocurrió

que su amiga más íntima me empezó a platicar de él, revelándome que el chico podía te-

ner ya un interés por mí (claro que eso me imaginé). Sí, lo recuerdo muy bien, es más la

sombra que me perseguía que cuando me enamoré (sí es que se podría decir así) de él,

parece ya no existir, siendo sólo una evocación hermosa.

Los relatos que le escribí sin entregárselos jamás, guardándolos con ternura: cinco

poemas, dos sonetos, una canción, una novela anime (en proceso), dos historias cortas,

un cuento y cinco novelas. Todo esto, fue en la inspiración concebida por él.

Pero ahora, parece ya no existir ese interés. Parece que ha sido reemplazado por

otro, más peligroso aparentemente, o tal vez, sí lo es. Tal vez, aún me recuerda muy po-

co, como yo lo estoy haciendo ahora con este escrito, no lo sé. ¿Su nombre? Tal vez sue-

ne raro, pues hace tanto tiempo que no lo menciono, así que ahí va... Uno de ellos, siem-

pre he tenido claro que lo he soñado:

FÉLIX ALBERTO RÍOS RAMÍREZ

...Pudo ser algo hermoso... tal vez…

4 de junio de 2005

Considero que no hay motivo para seguir con esta ilusión falsa, en la que no comprendo

la relación entre los dos. Dados los efectos que siempre nos han unido, por todas las cau-

sas raras, en general que nos rodean. Mis sueños unidos con la realidad profunda de lo

que ocurre constantemente entre nosotros.

Page 20: No. 3 - Epistolario

Imagino que no debo continuar con estas cosas, con estas ilusiones que tanto daño me

hacen, habiendo tantos peces en el mar. Pero a veces pienso que podemos completar-

nos, compartir la misma alma y no lo entiendo.

Mi interior aclama tu luz, tu cariño, tu dolor. Deseo estar a tu lado, sólo con tu amor,

estar íntimamente. Veo en tu reflejo la capacidad de solventar en mí una muestra extraña

al cariño que no entiendo.

Por eso sólo con los dibujos donde siempre intento atrapar tu retrato, te invoco en mi

habitación, porque te quiero y lo haré siempre. Nunca mataré el cariño por ti. Para amarte

por siempre y nunca sentirme sola al ver todos estos dibujos junto a las fotografías que

algún día te tomaré y contemplar en el espejo la realidad que no existe.

17 de junio de 2005

¿Cómo puedo explicarte qué necesito saber lo que en realidad hay dentro de tu ser, guar-

dado dentro de tus más íntimos sentimientos? Algún día te expresé los míos. Al principio

fue de manera indirecta con todos los poemas, relatos y sonetos escritos al recitarlos en

voz alta cada que te encontraba y sí...veía en tus ojos un extraño brillo que nunca com-

prendí, porque sucedía en el momento preciso que me desconcentraba. Y... al sentirme

presionada, corrí a decirte un día lo que ya me agobiaba desde hacía un año: que me en-

cantas, que me gustas. No me dijiste qué era lo que pasaba por tu cabeza...

Pero pasó el tiempo. Decidí olvidarte con un chico nuevo, aunque fuera lejana la

convivencia con él y, aún así, seguía viendo ese brillo en ti cada que te encontraba. No

quería continuar con esa idea, ansiaba olvidarte en vano, mas tu mirada me confundía

constantemente.

¿Y por qué te evoco justo ahora que terminaré mi periodo aquí? Tal vez, porque ne-

cesito saber qué es lo que me ocultas, o si es que acaso alucino.

Hay algo en el aire. No deseo decírtelo de nuevo, ya que presiento que te alejarás

de mí, o te portarás muy seco sin decirme.

A veces siento que un día de estos me lo dirás porque no soportarás guardar el se-

creto y mucho menos conmigo. ¿Qué hay en realidad en tu corazón?

20

Alejandra C. L.

Page 21: No. 3 - Epistolario

21

A un amor platónico de la preparatoria

A unos días de entrar a la facultad

29 de agosto de 2005

Con el correr de los tiempos pretendo olvidarte, en vano intenté lo nuestro, pero nunca

funcionó.

Aún no entiendo qué era lo que ocurría muy dentro de tu corazón, porque tú nunca

realmente lo mostraste...

A pesar del tiempo y la distancia, aún no te olvido, porque las intrigas son interesan-

tes y, además...

¿Quién nos puede asegurar que jamás nos volvamos a encontrar?

ATTE.

Alejandra C. L.*

*Alejandra C. L. dice de ella misma: “Dentro de un mundo real existe

una chica que siempre viaja a otras dimensiones inexistentes por me-

dio de la música misteriosa del New Age, el Power Metal y el Metal

Sinfónico, el anime, la arquitectura y, por supuesto, mi más grande

pasión: la literatura, sobre todo la de fantasía. Ésta soy yo... Una chi-

ca que delira sobre todo en la noches de lluvia para describir las di-

mensiones a las que viajo. (Maniática, impulsiva, obsesiva, introverti-

da en un inicio, nomás agarro confianza y ya no me paran)”.

Puedes leer más de ella en:

http://espacio-lejano.blogspot.com/

http://twitter.com/Alexa_Wizard

Page 22: No. 3 - Epistolario

Admito que el exponer ante las miradas ajenas nuestra correspondencia, no está del

todo bien. Pero ya me ves, tú que tanto me insististe en enviar mi colaboración a la revista

virtual de la que tanto hablas. La he revisado y leído lo poco que lleva recorrido y tengo

que decirte que no me parece un proyecto del todo innovador, aún así, después de tu in-

sistencia, aquí estoy: gritando a los cuatro vientos, palabras que tendrían que quedarse

únicamente entre nosotros.

He leído los dos textos que te han publicado y no entiendo tu falsa humildad de no

considerarte un escritor. He llegado a creer que buscas que te empapen de adulaciones

para sentir que el tiempo que inviertes en tu actividad creadora, al final, sí tiene su recom-

pensa. Ya sé que en este momento tendrás un ataque de negación al reiterarme que lo

puedes ser todo, menos un escritor, pero en cada línea se nota visiblemente el arduo tra-

bajo de hilar unas palabras con otras. En fin, si te publican en tres números más, yo que

tú, ya iría pidiendo mi propia sección.

Bueno, olvidando lo antes escrito, retomo la verdadera motivación de esta carta y

me atrevo a responder, aquello que me preguntaste ya hace unas semanas y que astuta-

mente eludí explicar de viva voz.

¿Recuerdas? Nos encontrábamos en medio de una conversación y una taza de

café, cuando mi teléfono móvil comenzó a sonar, girando en la mesa para que detuviera el

vibrador que tanto lo perturba. Contesté y resultó que era aquella mujer, con la etiqueta de

amiga, quien deseaba únicamente saludarme.

No sé qué cara o qué actitud habré tomado, que cuando colgué, ya con el café frío y

ese tono que todavía no puedo describir, me dijiste: ―Se ha de sentir muy bien tener ami-

gos‖. Me preguntaste qué era lo que me llevaba a ponerle el título de amistad a algunas

de las tantas relaciones humanas que surgen en nuestra vida y no te respondí. Te hablé

del calentamiento global, de las noticias en la primera plana del periódico de la mañana,

de los problemas sociales y tú insistías con lo mismo.

Pues bien, ahora te lo digo: yo no tengo amigos.

22

18 de septiembre de 2011

Querido Marcel:

Page 23: No. 3 - Epistolario

23

A J. M. Falamaro

Ya sé, me echarás en cara todas las personas que se preocupan por hablarme para

saber de mí, de los compañeros de la secundaria y de la preparatoria con quienes sigo en

contacto, pero ninguno de ellos figura en mi lista blanca de amigos.

Creo que ―amigo‖ es simplemente una etiqueta que te ponen los otros, una mentira

que los demás te incitan a creer. ¡Qué sé yo! ―Amigo‖ deben ser todos los contactos de

Facebook que te agregan para satisfacer su necesidad de chisme, ocio y carencia afecti-

va. No por nada, he visto quejarse amargamente a algunos conocidos por haber sido bo-

rrados de algún grupo de contactos por algún otro feisbuquero.

Con esto, no quiero decirte que no crea en la existencia de la amistad, todo lo con-

trario, no dudo que haya personas privilegiadas que gocen de tan aparente preciado don,

es sólo que a mí no se me dotó con la capacidad de sentir una empatía filial por otro ser

humano. No puedo sentir la tristeza que se debería experimentar ante la tragedia ajena.

Mucho menos la felicidad. Las palabras de aliento o desaliento, de opinión y falso optimis-

mo, son sólo sonidos muy bien ordenados, que he cometido el error de desperdiciar.

Alguna vez, sí, yo misma seguí el estereotipo de la amistad. Ese regido por una se-

rie de mandamientos que te hacen bueno o malo ante los otros, como la confianza que

debe existir entre dos personas que se jacten de ser amigos, la sinceridad, el apoyo in-

condicional en las buenas y en las malas, el ser buen escucha, la aceptación total del otro,

etcétera. Sin embargo, en algún momento, me di cuenta que para tener un buen amigo, el

ingrediente principal es la mentira: aprendí que gran parte de las personas no están pre-

paradas para asumir la sinceridad. Lo entendí cometiendo el error de escupir verdades

que, por supuesto, no fueron bien tomadas.

Entonces, recapacité que no podía seguir llamando amigos a quienes tenía que con-

tar verdades a medias para no herir sus sentimientos; a quienes insisten en hablar sobre

ellos y en escucharme, sin que exista la confianza de poder confesar lo bueno y lo malo

que hay en mí; a quienes sólo porque es navidad o 14 de febrero, se desviven en prodigar

los años que llevan de conocerte y tienen la osadía de decir: ―ella es mi amiga‖, levantan-

do el dedo acusador, sin siquiera haberme preguntado si albergaba en mi pecho un senti-

miento parecido al de ellos.

Me preguntarás, entonces, por qué no me deshago de tan infructíferas relaciones.

La respuesta, más que sentimental, tiene tintes de economía: no me gusta que me echen

en cara los años, meses, días, horas de amistad, que yo sería capaz de tirar a la basura

Page 24: No. 3 - Epistolario

por un simple capricho. Admito mi cobardía y la pena que me da ver rodar lágrimas que

no me conmueven ni un ápice.

Curiosamente, son las personas que no se desviven por señalarme nuestra amistad,

marcarme el tiempo o que ni siquiera le han puesto nombre a nuestra convivencia, quie-

nes me permiten hablar con soltura y escuchar sin responsabilidades. Con quienes la con-

fianza no es una obligación y aguantan vara la sinceridad.

Tal vez sean diez o uno aquellos a quienes yo les colgaría tal etiqueta, quizás hasta

tú eres uno de ellos, pero no te preocupes, diré siempre en voz bajita que somos amigos,

pues sé de sobra que con esto podría arruinar tu máscara de escritor solitario que empe-

ñas en mantener. Además, serían muchos más los problemas que me acarrearía, si se

me ocurriera andarlo pregonando por todos lados que tú, mi querido Marcel, y yo somos

AMIGOS.

Con filantrópicos sentimientos,

Dolores I. García

24

Dolores I. García

Page 25: No. 3 - Epistolario

25

Buenos Aires, Argentina; 1942:

Hace ya varios años, mientras me hallaba en la Universidad de Toledo desarrollando las

bases de mi ―Semiótica Cuántica‖, la casualidad hizo que me topara con un texto peculiar,

titulado ―Pierre Menard, autor del Quijote‖, no me sorprendió tanto el título de este folio

como el nombre su autor, un tal Jorge Luis Borges, que quiera decir ―Burgos‖ o quizá

―Burdeos‖. De inmediato me di a la tarea de consultar los índices, en los que figuraba co-

mo poeta y autor de diversas ―Ficciones‖, que él daba en llamar así a sus cuentos. Apli-

cando entonces mi Semiótica a una muestra aleatoria de su prosa, determiné que era del

todo imposible que un solo hombre en tan corto plazo (unos 25 años) hubiera podido reu-

nir tan dispar saber. Esto tampoco me sorprendió, pues la tesis ya se halla implícita en

alguno de estos papeles y por eso no hablaré más de ello. La curiosidad me deparaba al-

go más extravagante. Comparando las secuencias cuánticas de ―Pierre Menard…‖ contra

las correspondientes de ―Tres versiones de Judas‖, confirmé mi hipótesis. El segundo tex-

to es falso y sólo pudo haber sido escrito por un hombre del siglo XVI, o por alguien vivo

que de algún modo misterioso haya vivido el siglo XVI, lo que implicaba según el primer

texto, comenzar olvidando toda la historia de este período. Elemental, resulta más sencillo

leer ―Tres versiones de Judas‖ como si lo hubiera escrito Pierre Menard. Narro enseguida

los pormenores de mi investigación.

“Jorge Luis Borges, autor del Martín Fierro”

por: Dr. Salomón Espinoza M.*

Universidad Real y Pontificia de Santa Catalina de Toledo

Entre los diversos papeles exhumados de la frugal biblioteca del finado escritor Pierre

Menard figura esta entrevista, en la que el Doctor Salomón Espinoza M., un renombrado

crítico literario, descubre otro secreto proyecto, del mentido poeta. El manuscrito original

fue hallado entre las páginas de un libro no menos misterioso, titulado ―El Martin Fierro,

escrito por Jorge Luis Borges”. Transcribimos a continuación los pormenores de esa nota.

(México, D.F; 1976)

Page 26: No. 3 - Epistolario

“…tan pronto como llegué a este país me sentí oprimido por la inmensidad de su paisaje y

por la variedad de sus gentes. No pude evitar una comparación, que habrá de disculpár-

seme por llana, entre la imagen mítica del gaucho y los incontables e incógnitos “Quijotes”

que habrá contemplado la Baja Edad Media. Pero, esta ocurrencia sólo reforzó mi convic-

ción de que, en algún lugar de esta tierra abandonada del tiempo, se encuentra el

verdadero autor de “Pierre Menard”, es decir, el mismo Pierre Menard. Mi propósito es

hallarlo…”

(Buenos Aires, Argentina. 1938)

“Encontré a Menard hace unos meses, poco después de haber llegado a la provincia de

Córdoba. Previsiblemente, mi llegada había sido anticipada por el escritor, según cuenta

él mismo, hacía largo tiempo. Esto no me sorprendió, pues esta hipótesis ya se encuentra

implícita en “El jardín de senderos que se bifurcan”. De lo que en aquella ocasión aconte-

ció, transcribo sólo lo que considero necesario”.

(Córdoba, Argentina. 1941)

Primera Parte:

[…]

Dr. S. Espinoza M.: …entonces es usted el autor del “Quijote” de Pierre Menard?

Pierre Menard: ¡Por supuesto, che! Pues soy Pierre Menard.

Dr. S. E.: Pero ese libro no existe… sólo quedan algunas líneas…

P. M.: Ningún libro existe completamente, sino como unas cuantas líneas afortunadas…

vos sabés.

Dr. S. E.: Pero, esas líneas en el Quijote de Menard son idénticas a las mismas del Quijo-

te de Cervantes…

P. M.: Pero Cervantes no escribió el Quijote… ¡lo encontró!

Dr. S. E.: …así como alguien encontró el “Quijote de Pierre Menard”…

P. M.: Precisamente.

Dr. S. E.: Y ese alguien, en este caso, es Jorge Luis Borges…

P. M.: Así fue.

Dr. S. E.: ¡Pero Jorge Luis Borges no existe, Sr. Menard! ¡Usted lo inventó!

P. M.: Me ha descubierto.

26

Dr. Salomón Espinoza M.

Page 27: No. 3 - Epistolario

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Jorge Luis Borges, autor del Martín Fierro

Dr. S. E.: …necesitaba inventar a Borges para que usted pudiera convertirse en el autor

del “Quijote de Pierre Menard”…

P. M.: Decís que el Lector es siempre una contingencia necesaria.

Dr. S. E.: ¿Por eso escribió “Pierre Menard, autor del Quijote”?

P. M.: La historia de la literatura no es más que la historia de la validación casual de algu-

nos libros por otros.

Dr. S. E.: En ese caso, habría podido omitir la edición de “Pierre Menard, autor del Quijo-

te”, y escribir acaso una nota periodística…

P. M.: …bajo su autoría, efectivamente, Dr…

Dr. S. E.: …Espinoza, Salomón Espinoza.

P. M.: Judío, viste. No me sorprende.

Dr. S. E.: En aquella ficción, señor Menard, usted habla de su muerte… creímos que hab-

ía muerto en verdad.

P. M.: ¡Metafóricamente, pibe Espinoza, metafóricamente! olvidás que soy Simbolista…

Dr. S. E.: Háblenos de Borges, señor Menard.

P. M.: Mirá, Cervantes para escribir el ―Quijote‖, inventó a Hamete, pero sin éste, el mismo

Cervantes no existiría. Yo necesitaba de algún modo sustentar mi teoría, así que inventé a

Borges. Ahora existe una vasta literatura escrita por él, pero es sólo casual que no se

haya encontrado hasta ahora nada escrito por Hamete… Yo tenía la escritura, pero me

faltaba un personaje que fuera la reescritura de Alonso Quijano, es decir un personaje-

lector, que representara él mismo a todos los lectores.

Dr. S. E.: …entonces Borges es un loco, Maestro…

P. M.: No. La locura en el siglo XVI era casi admirable. Hoy sería simplemente terquedad.

Para Quijano, contemporáneo de Rotterdam, es fácil volverse loco, o hacerse pasar por

loco. El mérito de Borges consiste en permanecer cuerdo, a pesar de sus conocidos exce-

sos.

Dr. S. E.: …Borges es un ciego, metafóricamente…

P. M.: Es un ciego, sí, un deslumbrado digamos. Sus libros de Caballerías son la filosofía

idealista del siglo XVII y la antigua literatura nórdica… bien, tenemos a este personaje que

a fuerza de leer libros ha enloquecido… locura filosófica, podemos llamarle, y se hace

armar, simbólicamente, con el arma de las letras. Se hace armar escritor, y sale en busca

Page 28: No. 3 - Epistolario

de aventuras a la Pampa argentina, que evidentemente no existe más que en su imagina-

ción, ya que Borges es un hombre del siglo XX.

Dr. S. E.: …Cervantes le daba más importancia a las armas que a las letras, pero las ar-

mas que Don Quijote considera más importantes que las letras son también letras…

P. M.: Nietzche hubiera optado por las armas…

[…]

Segunda Parte:

Dr. Salomón Espinoza: Está escribiendo algo, Maestro…

Pierre Menard: No lo preguntás, según veo. ¿En qué pensás?

Dr. S. E.: …algo sobre la Argentina, sobre la Pampa… ¿el “Martín Fierro”, quizás?

P. M.: ¡Sos listo, pibe Espinoza!

Dr. S. E.: ¿El “Martín Fierro” escrito por Pierre Menard, acaso?

P. M.: Algo mejor…

Dr. S. E.: ¿„Jorge Luis Borges, autor del “Martin Fierro”‟?

(Una ligera sonrisa sobre el rostro confirma su reticencia y mis sospechas, pero me inca-

pacita para dar a las prensas un dato concluyente. Si esto es verdad, ya podemos adelan-

tar lo que viene:

Menard deberá pues, identificarse totalmente con Borges. Hasta aquí la parte sencilla.

Luego, leerá el “Quijote” en inglés, las sagas nórdicas, el Eclesiastés. Deberá olvidar todo

Freud y atender una Biblioteca (preferentemente la Nacional Argentina) con los ojos ven-

dados. Se casará una vez para exigir el divorcio al término de una semana (esto es muy

importante). Finalmente, ya como Borges, buscará identificarse totalmente con el autor del

Martín Fierro y dominando el lunfardo del siglo XIX, recorrerá la Pampa como un proscrito.

También habrá de imaginar el brillo de un puñal a la luz de la luna…)

[…]

P. M.: ¡Ciertamente, tengo ya escritas algunas líneas!

Dr. S. E.: Previsiblemente, señor Menard…

P. M.: ¿Querés escuchar eh?

Dr. S. E.: Sería un gran honor.

P. M.: Mirá esta, del capítulo segundo, la estrofa número tres:

28

Dr. Salomón Espinoza M.

Page 29: No. 3 - Epistolario

29

Jorge Luis Borges, autor del Martín Fierro

"Viene el hombre ciego al mundo,

curtiándoló la esperanza,

y a poco andar ya lo alcanzan

las desgracias a empujones;

¡la pucha, que trae liciones

el tiempo con sus mudanzas!"

Dr. S. E.: Muy impresionante.

P. M.: A que sí. Y faltá lo mejor. Mirá esta del canto número treinta:

"El tiempo sólo es tardanza

de lo que está por venir;

no tuvo nunca un principio

ni jamás acabará,

porque el tiempo es una rueda,

y la rueda es eternidá;

y si el hombre lo divide

sólo lo hace, en mi sentir,

por saber lo que ha vivido

o le resta que vivir."

Dr. S. E.: Absolutamente borgiano, sin duda, Maestro. ¿Podría yo quizá, remotamente,

echar una ojeada al resto del documento? ¿Me lo permite usted?

P. M.: No, no podés…

Dr. S. E.: Está…

P. M.: Está extraviado. Irremediablemente. Lo perdí jugando al truco con un traficante de

alfombras siciliano…

[…]

Córdoba, Argentina. 1940.

* El Doctor Espinoza es judío y estudió en España. Odia a Borges y le

gustaría destruirlo.

Page 30: No. 3 - Epistolario

Posada La Mariquinta

Alfaro 12, Zona Centro,

Xalapa, Veracruz.

C.P. 9100

México, 23 de septiembre de 2011

Estimado amigo:

Soñé que estaba muerto, cómo quería que lo supieras, que me dijeras que de todos mo-

dos todo está perdido, tras una taza de café en una charla como la tiene todo el mundo, y

no como lo hacíamos cada jueves al recibir el correo, donde terminábamos no diciendo

nada. Nunca lo entendí y temo que no pueda descubrirlo. Descubrir nuestra incapacidad

de sonreír, nuestra infelicidad, esta falsa negación a aceptar que todo está bien, pero no;

a penas puedo entender un poco de toda esta telaraña, donde creí ingenuamente que

podría dejar a medio mundo que me llamara comúnmente un confidente, un amigo, cuan-

do no tengo ni la capacidad ni el coraje para soportarlo. Alimenté mi ego con absurdos de

encontrarnos cierto día por casualidad, para terminar cediendo al vacío de la evasión, de

no soportarnos un instante más.

A principios de agosto volví a soñar, soñé que estabas muerto, ya no había tiempo,

dejé de hacer todo, fue entonces que comencé a escribirte, con una manía casi incom-

prensible donde no culpo a nadie, pues siempre se quiere por todos los medios escribir,

forzar la pluma a que realice su labor, exigirle que no pare, esta vez no es diferente, me

he visto obligado a escribirte unas cuantas líneas, para desempolvar antiguos recuerdos

que nadie conoce, re-vivir ocasiones que ya no conozco o no pasaron nunca y volver a

esa estación invernal de hace años, donde ya no regresaste escrito alguno, donde se

acabó una época de extensa lucidez. ¿Cuántos pasaron? No lo sé, pero alrededor de es-

tos años, llegó el hastío, el vacío y el silencio que una noche lo llamé insomnio masoquis-

ta, en instantes, bello y grotesco, otras necia y pervertida, que trajeron al papel ese acto

caníbal de tu figura nauseabunda y caricaturesca del último correo. Después, simplemen-

te desapareciste, no dejaste rastro alguno, no supe a dónde fuiste, desapareciste del

mundo cual mosca dentro de una botella que quiere salir de ella, sin saber que ni e l

30

A EMIL M. C.: EL ÚLTIMO AMIGO DESCONOCIDO

Page 31: No. 3 - Epistolario

31

A Emil M. C.: El último amigo desconocido

mundo ni la botella existieron, mendigando sentido en tu asco representado con toda las

letras, la mañana siguiente.

Aún recuerdo la correspondencia que tuvimos por años, donde no podía entender

cómo refutabas mis escritos estando tan lejos, cuándo los corregías y cómo te divertías

arrojándolos al piso cuando no tenía lo que esperabas, cuando te parecían fatales e in-

crédulo, pensaba que me devolverías alguna nota, pero no, ese no es tu estilo, nada podr-

ía aliviarte la pereza, la indiferencia, la sobriedad insatisfecha, del hastío de los días, del

asco de tener un cuerpo, del sólo hecho de respirar, de un apretón de manos.

Ahora, después de tanto tiempo puedo decirlo, con los gramos de humanidad que

aún conservo, lamento no sentir el mismo asco y tener que aislarme en pensamientos vo-

races de un caos interminable. Envuelto en sombras espero, apacible, ser el último sobre-

viviente del fin del mundo. Hace un minuto todavía creía en algo, ahora sólo observo un

abismo, aunque siempre he sido un pesimista que no espera nada, espero que devuelvas

alguna nota. ¿Puede imaginarse algo más risible y absurdo, ponerme a escribir o estudiar

la música del universo y repasar notas que calmarán mis instintos maniáticos de volverlo

todo un caos, notas que podrían mantenerme torpemente extasiado, quizá, pero no? Por

eso dejé la música, lo mismo sucedió con la fotografía, con la filosofía, la pintura, con la

literatura, el cine, dejarlo todo por un absurdo de no soportar la sola idea de verme dando

vuelta a las páginas de un libro o la pluma deslizándose por los bordes de la hoja. ¡Qué

absurdo! ¡Qué malestar!

Cada que me pedías que te mandara pedazos de lo que acababa de escribir, discre-

tamente tocaba mi arma que habitaba ilegalmente debajo de mi almohada, por si me de-

cidía lentamente a plasmar en las hojas los monstruos que no me permitían el sueño. Por

ello, aprendí a no dormir, las noches se convirtieron en una forma de pasatiempo primiti-

vo, siempre en vela dibujando sobre las paredes el hilo que me había llevado hasta tu

presencia, pero no lograba recordar en qué momento comenzamos a escribirnos. Me ima-

ginaba cada que te llegaban mis cartas, me imaginaba cómo las mirabas miserablemente,

refugiado en un oscuro rincón, donde no había nada que decir, sólo supuestos de arran-

ques de lucidez que nunca decían nada, pero tú dejaste de escribirme y así pasaron unos

cuantos años. Ahora que yo te escribo, recuerdo nuestra última conversación de postal.

Con un toque malicioso, salí en busca de un asiento a la intemperie en una madrugada

Page 32: No. 3 - Epistolario

caminando a media luz sobre la calle desierta; sin un lugar adónde ir, abrí intempestiva-

mente tu carta que en frases pausadas en las primeras líneas escribiste: ―Estoy cansado.

Cansado de tu soberbia actitud, de tus jueves infames, de la melancolía, de la suerte que

nunca te sonríe… No puedo ayudarte. No comprendo la soledad que me abruma. Me voy.

Quiero salvarme de ti, de los despojos de la memoria‖. Una larga pausa en blanco y arre-

metiste contra mi rectitud de la mentira, de la ilusión de los hábitos. ―Quizá te vuelva a en-

contrar. Regresaré tal vez cuando puedas declararte realmente culpable de todas tus in-

satisfacciones del mundo‖ y terminaste con un adiós. Después un espacio blanco intermi-

nable.

Recuerdas ese evento Emil, todo aquello que no entendía hasta esta mañana,

cuando descubrí que soy culpable por seguir con vida; culpable de mi propia muerte; cul-

pable de todas las miserias del mundo; de todas las desgracias, de la pobreza, del ham-

bre, de las guerras; culpable del silencio de Dios, de la cotidianidad, de la libertad, de la

expansión del universo, de la paz, de la soledad… ¡Sí! ¡Culpable! Dispuesto a pagar por

todos los crímenes, sin embargo, tan sólo de una cosa no soy culpable: de no haberme

hecho la pregunta precisa. Es lo que en alguna ocasión me planteaste Emil: ―No se te ha

hecho la pregunta adecuada, Joaquín‖. Me cuestionaste en tu última carta de finales de

junio y, debo confesarlo, no he encontrado una respuesta adecuada a tu pregunta des-

pués de tanto tiempo. Una respuesta que debería ser tan sencilla como cuando se me

cuestiona sobre mis vicios o mis alucinaciones, dado que es más sencillo responder a pre-

guntas que te hace un amigo, un hermano, un conocido, un autor cualquiera que sea, pre-

cisamente porque carecen de sentido, porque… ¿qué importa si hace frío, o si va a llover,

o mi estado actual de ánimo debido a los huracanes tempestivos por la furia de la Estulti-

cia? Es algo que no se discute, quizá por eso me es más conveniente cuando se pone un

pie fuera de casa, donde hay respuesta para todo, pero nada de esto resulta válido, pues

no encuentro cómo responder a tu pregunta.

Debo confesarlo: me conmovió la forma como planteaste esta cuestión en tu última

carta Emil, de no volverme a contactar si no te enviaba una respuesta convincente a la

pregunta precisa de ¿cómo vivir? ¿Cómo existir? ¿Por qué no suicidarse? ¿O si la vida

vale o no vale la pena ser vivida? Cuál es la pregunta adecuada, y lo digo así porque el

lunes traté de responderla y me di cuenta que la respuesta era sólo para el lunes… para

el jueves será otra, aún cuando se esté hablando de la misma situación. ¿A dónde lleva

32

J. M. Falamaro

Page 33: No. 3 - Epistolario

33

A Emil M. C.: El último amigo desconocido

todo eso? Puedo entonces responder de la misma manera, hoy que es martes, por ejem-

plo, te digo que se me ha hecho la pregunta, respondo que las calles lucen solitarias, que

no hay voces, no hay nadie a estas horas de la noche, que es soportable, pero mañana a

la misma hora o el jueves diré que es soportable el frío de la noche, y el sábado, a esa

hora habitual, la noche me será insoportable, la sola idea de encontrarme en medio de

esta calle solitaria y fría ¡será insoportable! ¿Qué significa entonces mi respuesta? Las

respuestas sobre una misma situación, de la cual depende mi estado de ánimo donde to-

do parece cambiar, donde todo fluye y nada es igual. Nada queda visiblemente detrás del

pasado. ¿Quién fui entonces hace tres días? ¿Fui otro alguien o ahora soy alguien más?

No entiendo qué es lo que pasa. Ya no siento transcurrir el reloj, el espacio… ¿Cómo se

llega a una conclusión? Quizá no hay respuesta… o la hay y se perdió en el confín del

tiempo.

Sin respuesta. De pronto me siento tan sólo como Dios, donde nuestras soledades

se complementan, nos reímos juntos; nos ahogamos en nuestras miserias; nos burlamos

del mundo; de tu pregunta, Emil; de la insatisfacción que no nos lleva a ninguna parte…

pero tú exiges que responda. Ésta es mi respuesta: ―no lo sé‖. Tal vez me equivoqué y he

forzado a la pluma a otro sin sentido, pero a mi modo he encontrado el hartazgo que me

satisface, la vanidad y el deseo de la locura que viene en una empresa ociosa, esperando

que lleguen a tus manos estas líneas, de las cuales me imagino cómo caen al piso, provo-

cando una burla cínica, pidiendo que se las devoren los gusanos, mientras escribes al co-

rrer de la pluma: ―Joaquín, eres tan falso. Sigues cometiendo los mismos errores en cada

respuesta, y no conforme con ello, te atreves a responder como un inválido sin alas, au-

sente de sentido, dudando de todo, viviendo allá afuera como si estuvieras derrotado por

lo que nunca llegarás a conocer‖.

Anoche soñé que estábamos vivos, ¿puedes imaginarlo?, cómo una mañana de

septiembre recibías mi carta y cómo tristemente las desechabas en el vacío del bote de

basura, como si supieras de ante mano la falta de imaginación de un tal Joaquín, quien ha

anticipado este episodio y, como un acto de compensación, redacta su última respuesta.

Sabe que éstas son las últimas líneas que escribiría, mientras la carta cae en el vacío, en

el olvido al que pertenece por herencia. Así lo soñé. Imagina: perdidos en el confín del

mundo, sabiendo que ni la muerte ni la vida existen, donde ni la realidad ni los sueños im-

portan, tan sólo vamos rodeando poco a poco el borde de un abismo, mientras respiramos

Page 34: No. 3 - Epistolario

hondamente al borde por donde pasan con sus aleteos las almas que nos sujetan, como

este intento de apresar un último instante voraz, casi caníbal, de volver a retomar una

charla donde no se tolerará nada ni a nadie. Inevitablemente es posible que la carta no

llegue a su destino, ya que la he repetido cientos de veces, enviándolas al naufragio, al

destinatario del cual no sabría si sigue con vida o si hace tiempo partió, o si es huésped

de algún sanatorio, cantina tal vez, o tirado en la calle. O si vivirá en el mismo lugar…

Ya hace tiempo que mandé la primera carta, fechada el 20 de junio de 1995, y esta

noche mando otra con fecha del 23 de septiembre del 2011. Envíos que tal vez se pierden

o son recibidos y tirados al cesto de la basura. Tantas respuestas desvaneciéndose, pues

quizá no es la correcta. Se me ha hecho la pregunta adecuada, pero no sé si es la res-

puesta indicada…

Joaquín. M. Falamaro

P.D. Esta carta puede que llegue a su destino, temblando en la incertidumbre, pretendien-

do llegar a quien va dirigida, pero temo que no sea recibida. Si has abierto esta pequeña

epístola con un leve rasgo y sólo existiendo usted, estimado lector o estimada lectora, re-

clamo mi derecho a que no se me tome a mal, sin embargo, en el momento en que llegue

a su manos, prefiero que me devuelva intacto mi correo, mi dirección va impresa, mi nom-

bre, código postal…, únicamente eso exijo, aunque si prefiere no regresarlo, lo mismo da.

Me despido.

Adiós

34

J. M. Falamaro

Page 35: No. 3 - Epistolario

35

Hoy quiero agradecer tu presencia. Hoy quiero agradecer lo que ya no será mañana,

porque te habrás marchado, porque otro será tu camino.

No sé si volvamos a coincidir. Las leyes de la naturaleza podrán ser sabias, pero también

son misteriosas. Simplemente piensa en esto: ¿No te parece increíble haber coincidido en

esta vida?

Dice la letra de una canción: ―…tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y

coincidir‖.

Coincidir hoy. Coincidir en este lugar. Justo aquí y no en otro lado. Justo ahora y no

en otro tiempo. Justo con estas personas y no con alguien más. Es por eso que hoy quie-

ro desearte un par de cosas:

Te deseo que te enamores y mucho. Que te rompan el corazón, pero sólo un

poquito.

Te deseo que logres sólo algunos de tus sueños y que tengas a tu alrededor a

mucha gente con quien celebrar tus logros. Porque ningún éxito sabe igual si estás

solo(a).

Te deseo que si no logras algunas de tus metas, saborees el fracaso, pero que sólo

te sirva para aprender de tus errores, no para estancarte en ellos.

Te deseo que conozcas un poco la traición, sólo para valorar más la verdadera

amistad, el verdadero olor de la compañía.

Te deseo que recuerdes sólo lo bello de tu infancia y que agradezcas siempre lo

sucedido.

Te deseo que no te reproches nunca por las equivocaciones y te deseo que seas

tolerante con las de los demás, porque sólo así conocerás el perdón, no nada más hacia

los otros, también el perdón a ti mismo(a).

Te deseo que alcances sólo el éxito que mereces, pero si el universo se encapricha

en darte aún más, entonces te deseo que sepas agradecerlo y que vivas ese éxito con

humildad.

Julio, 2011

Para mis alumnos de 6to. semestre, generación 2011:

Page 36: No. 3 - Epistolario

Te deseo que conozcas el orgullo, pero nunca la soberbia.

Te deseo que atesores riquezas para que sepas apreciarlas en la pobreza.

Te deseo que aprendas a callar cuando sea pertinente, pero que no ahogues en

silencio la paciencia de quien espera una palabra tuya.

Te deseo que conozcas a alguien con quien puedas compartir tu existencia, que sea

testigo de tu paso por la vida, pero no que te pierdas en esa persona, que te abandones

por él o ella.

Te deseo que prosperes lo suficiente para brindarle a otro la oportunidad que tú

tuviste, incluso para conocer la benevolencia de brindar aquello que te fue negado.

Te deseo que trasciendas en este mundo, que dejes huella de tu existir y que otros

te recuerden con gracia el día que no estés.

Te deseo todo esto porque conmigo el universo se ha encaprichado en darme más

de lo que creo merecer y porque lamentaré algunas cosas que me provocaron o me si-

guen causando dolor, pero nunca las cambiaría, pues esas razones me trajeron hasta ti. Y

si es así, entonces, que un millón de veces me vuelva a doler, que un millón de veces me

rompan el corazón, que un millón de veces viva lo vivido, si cada una de esas veces me

lleva a conocerte, me lleva a mirarte una vez más, me lleva hasta ti.

Sinceramente,

tu profesora Anaid.

36

Anaid Vallejo Orduña

Page 37: No. 3 - Epistolario

37

Me marcho. Ya no puedo más. Sé que dije que lo intentaría y lo intenté, pero no

consigo hacerme a la idea.

Después de todos estos años no soporto esos encuentros. Me pongo colérica cada

vez que pienso en ellas, en lo jóvenes que deben ser, radiantes, bellas… ingenuas.

Pienso que probablemente vean en ti lo que yo vi hace unos años. Eras tan enigmático,

tan misterioso, con ese sentido bohemio de ver la vida, fingiendo siempre serenidad. Y

ahora… ahora eres igual. La única a la que le pasa el tiempo encima es a mí.

Pero yo conozco a esas mujeres que se enamoran de ti cada tarde. Mujeres histéri-

cas, soñadoras compulsivas, que intentan ser simpáticas para seducirte; talentosas, pero

que en su intento de llamar tu atención, se vuelven patéticas.

Sabes que te amo, pero la mujer de la que te enamoraste y a la que conquistaste sin

el menor esfuerzo hace 20 años, ya no existe. En su lugar vive una mujer envuelta en la

monotonía de esta casa que vio desaparecer sus anhelos, conforme también desaparecía

su juventud; que siente escalofrío cuando ve que le regalas un nuevo libro para compen-

sar lo que tú llamas ―un error‖.

Intenté ser la misma, pero lo único que conseguí fue quedarme con la mala costum-

bre de complacerte, de buscar en tu mirada un poco de aprobación, de consolarme

cuando sonreías a medias.

Me pregunto si todavía me amas, quizá hubiera sido mejor dejar intacto nuestro

romance, sin complicarnos con esta idea de la vida juntos. Pero ya pasaron los años y

ahora he decidido que si bien no puedo regresar en el tiempo, utilizaré el tiempo a mi

favor. Por eso me voy. Sé que no recuperaré las ilusiones ni los proyectos, pero algunos

otros deberán venir.

También sé que me he deteriorado y que el mundo no es el mismo que cuando lo

dejé por ti. No te mentiré, tengo temor. Y recuerdo que dejé de sentir esa sensación de

miedo cuando te conocí. Pude sentir incertidumbre, duda, pero nunca miedo. A tu lado

Querido:

Page 38: No. 3 - Epistolario

desaparecieron tantas cosas que ahora no sé si deba o pueda enfrentar.

A quién engaño. Dicen que la costumbre siempre gana al final.

Olvida todo. Fui al supermercado por algunas cosas que faltaban de la despensa,

sobre todo el café. Alicia llamó para cancelar su clase. Beatriz dijo que venía a las 8 por la

cámara. Y la nueva amiga de tu hermana preguntó a qué hora llegabas. Le dije que no

sabía. Ya tú sabrás si le hablas.

Con cariño,

Diana.

38

Anaid Vallejo Orduña

Page 39: No. 3 - Epistolario

39

Sé que ya han pasado más de diez años en los que no les he escrito. He de confe-

sar que la culpa no es del todo mía, sino de ustedes, por permitir que mis padres creyeran

que era su deber civil el usurpar su lugar.

Admito que ellos tuvieron algunos aciertos, como aquella primera bicicleta con

ruedas naranjas que mis progenitores, aprovechados, regalaron sin considerar mi opinión,

porque los niños no piensan siempre con cordura. Tal vez hasta la vendieron y ni siquiera

recibí una mínima compensación monetaria.

Otro acierto afortunado en su mal habida empresa de engaño y falsas ilusiones fue

aquel juego de mesa en el que tenía que colocar 30 piezas amarillas sobre un tablero con

ranuras de diferentes formas, marca MB. Tenía sólo un minuto para colocar los figurines

en su respectivo lugar antes de que brincara el aparato, desordenándolo todo. Únicamen-

te un día funcionó y nunca más pude volver a jugar con él, acabándose gran parte de mi

infancia en esas primeras frustraciones.

Y es que, de haberlo sabido antes, no me habría construido tantas ilusiones con re-

galos cimentados en la mentira.

Pese a ello y a los traumas que sus descuidos han causado en cientos de niños,

aquí estoy, intentando escribirles directamente sin intermediarios, ni falsas direcciones

postales o correos electrónicos, con la seguridad de que, en esta ocasión, no me negarán

el deseo que únicamente la magia puede cumplir. Ésta es su oportunidad para resarcir su

falta y no es necesario mencionar que una respuesta desfavorable, me obligaría a levan-

tar una demanda contra ustedes en la CNDH por daños espirituales, por llevarse mi

inocencia de la manera más ruin y, claro, me iré, sin dudarlo un segundo, con la compe-

tencia.

No se tomen mis palabras como una amenaza, pero en caso de que no se me

conceda mi petición, no tendré más opción que boicotear sus planes, si es que los tienen,

y acudir con el Santo Clos, con la bruja de los juguetes, con el ratón de los dientes, con el

conejo de pascua o, peor aún, con una entidad más poderosa que cualquiera: el niño

Dios.

Que por cierto, este último no dudará ni un segundo en mandarles a sus guardaes-

paldas, pues es bien sabido que desde que ustedes le regalaron aquel año de su naci-

miento, incienso, oro y mirra, nunca más lo volvieron a visitar. Ni siquiera se dignaron en

mandarle una postal de buenos deseos cada Navidad. Digo, acá entre nos, eso de jugar

Queridos Reyes Magos:

San Francisco Shaxni, Estado de México, a 1 de enero de 2011

Page 40: No. 3 - Epistolario

con los sueños infantiles molesta a cualquiera.

En fin, no alargaré más el asunto. El regalo que les pediré es sencillo de conceder,

al fin ustedes son magos y la excusa de que hay millones de niños en el mundo, ya no se

las creo, porque siguen habiendo pequeños en las calles que tienen que mendigar por un

pedazo de pan y ustedes, nada más no hacen nada.

No. No pediré paz mundial ni que la hambruna del planeta termine. Confieso que

mis fines se inclinan al egoísmo total. Y es que, desde hace unos años, nadie me cree

que exista. Cada amigo, compañero y persona cualquiera piensan que mis trastornos no

me permiten ver con claridad las cosas, pero es que es verdad lo que les digo.

El otro día, platicando con un amigo, colega y escritor, cuyas demencias van más

allá de las que yo pudiera poseer, me preguntó sobre quién es mi verdadero amigo. Al

escuchar mi respuesta, me miró con sospecha y soltó una carcajada. No me creía que mi

mejor amigo es el pegaso color negro y con cuerno de unicornio que me acompaña a

todas partes. Traté de explicarle que está aquí en todo momento, que a veces se burla de

sus comentarios, y otros, recoge mis lágrimas para guardarlas en un frasquito, por si se

me llegan a terminar.

Me importa un bledo lo que piensen los demás, pero no he de negar que eso de

tener la razón, aunque sea una vez en la vida, levanta el ánimo y la egolatría, que dicho

sea de paso: en dosis pequeñas, es buena… Pero una dosis mayor, siempre resulta más

recomendable, por aquello de que algún otro aditamento podría disminuir el efecto

deseado.

En fin, ya lo he charlado con Marlon, mi unicornio, y queremos que nos den alguna

pócima, sabor frutas del bosque, para la visibilidad, cuyo efecto no dure más de una hora,

pues Marlon aprecia mucho el pasar desapercibido y el no ser hostigado con preguntas

incómodas e insistentes.

Marlon dice, que sería agradable que tuvieran un detalle con él y, junto a mi regalo,

viniera ―una de’sas manzanas azules sabor invierno de donde ustedes ya saben‖.

Agradezco de antemano su atención. Espero mi regalo a primera hora el 6 de enero

y ¡feliz año nuevo!

Karina Posadas Torrijos

PD. Si llegara el 6 de enero y mi regalo no apareciera a un lado del nacimiento, no tendré

consideración alguna en gritar a los cuatro vientos, que ustedes no existen. Sé, de buena

fuente, que cuando un corazón inocente dice estas palabras, un rey mago deja de existir.

40

Karina Posadas Torrijos

Page 41: No. 3 - Epistolario

41

28 de septiembre de 2011

Donde Únicamente Los Cosmos Estuvieron

Tendrán Espacio

los Que Únicamente Iniciaron El Ruego Ominoso

Sí, te busqué en personas que nada tenían que ver contigo, para que al final de

cuentas terminara en la más completa negación de tu realidad hasta ese entonces

desconocida. Sí, te busque en objetos que me hacían sentir bien puesto que me permitían

olvidar mi ínfima soledad. Creía que si no te encontraba empezaría a desaparecer

–a no-existir. Te busqué años enteros y sólo te escondías para no dejarte atrapar como la

palabra dulce que eres y que sigues siendo hasta estos momentos. Cuando descubría

que no estabas donde yo creía que tendrías que estar me asaltaba un dolor inmenso

causado por la lejanía y el conocimiento de saberte existente, mas no presente, y hasta

casi desconocida.

Estabas en las notas de un violín, en el violín completo, la última vez que creí encon-

trarte, pero más tarde me di cuenta que ni en aquellos sonidos estabas en tu completud,

todo se trataba de una sombra de ti, sólo eso. Comprendí que quizá aún no era el tiempo

para estar contigo y que por ello nunca estabas donde creía que deberías o pudieras

estar.

Sabía entonces que tendría que buscarte por un tiempo más o, en su defecto, dejar

que me encontraras, cosa que veía imposible debido a mi naturaleza vagabunda. Pero

sucedió. Decidí quedarme mucho tiempo en un lugar, en un tiempo y espacio para que

así, cuando tú lo decidieras, pudieras hallarme sin mayor problema. Esto último funcionó,

porque en el momento menos inesperado apareciste en tu forma material, pero cargando

cierto rasgo etéreo en tus muy adentros. Pude entender que eras tú la causa final de una

espera tan larga. Cuando te supe existente, empecé a guardar distancia, te veía captura-

da en una forma limitada. Comencé a quererte en silencio y en secreto. Eres tú la palabra

sin palabras, incapturable, siempre incapturable.

Dulce mujer, quiero decirle…

Page 42: No. 3 - Epistolario

Por ningún motivo quise transgredir tu espacio, aunque me muriera de ansias por

ser verbo en tu oración y tú complemento de este espíritu al que hemos llamado predica-

do, por no tener otro nombre con que nominalizarlo. Trataba de alejarme y estar cerca

porque tenía miedo que te volvieras a ir, que te marcharas sin explicación.

Dejé que tú misma intuyeras mis intenciones, que te dieras cuenta de lo que quería

y sigo queriendo para y contigo. Te escribí poemas con los mismos elementos que te

conforman, los guardé y tiempo después los perdí, cuando sentía que te hacías invisible

para emigrar a otros sitios. No tuve otra opción más que alejarme por propia voluntad y

así evitar que te escondieras en lenguajes arcanos y secretos hasta para el cosmos.

Fingía prestar atención a mi entorno, pero no te engaño, mi atención estaba centrada en

ti.

Hubo un momento en que te hice creer que te dejaría en paz, pero no. ¿Cómo uno

puede dejar fácilmente lo que ha encontrado si hace mucho lo buscaba?

Me alejé, pero como me di cuenta que no era lo mismo el alejamiento después de

haberte encontrado y apreciado, decidí regresar. Entonces buscaba algún pretexto para

estar allí, a tu lado. Caminaba y cuando te encontraba fingía sorpresa, porque en realidad

trataba de verte intencionalmente.

Sí, aún recuerdo ese primer contacto contigo —que no fue hace mucho—. Yo te

sentía desde antes que te tuviera en mis manos. Aquel día no quería soltarte, te quería

cerca de mí después de verte mucho tiempo distante. Tú lo recuerdas, empecé jugando

con tus manos y poco a poco me iba acercando a ti hasta concluir por tenerte tomada de

la cintura. Te pude sentir suave, frágil, dulce. Lo demás, tú ya lo sabes.

Ocurrió que nos dimos cuenta que este lugar no es para nosotros, que le pertenecía

a todos menos a nosotros. En una segunda carta te escribí:

Tienes razón, nosotros no pertenecemos a este mundo, eso lo he sabido desde siem-

pre, desde que yo fui yo y desde que tú eres tú. Te pediría que emigremos a otro

tiempo, a otro espacio, a un tiempo-espacio que sólo nos pudiera pertenecer a noso-

tros, sólo a los dos y a nadie más, un lugar donde no exista alguien o algo que nos

limite y juzgue por nuestras conductas, nuestros modos, nuestra forma de pensar y

de expresarnos, un lugar como el que sólo puede ser encontrado en el interior sería

el perfecto para los dos. Un lugar como ese sería el ideal para llevar una vida.

42

José J. González

Page 43: No. 3 - Epistolario

43

Dulce mujer, quiero decirle...

Me costó mucho trabajo encontrarte como eres y ahora que lo he hecho, quiero ser

y estar contigo. Ser, como tú dices, ese pronombre único que ser forma por la unión de los

nuestros.

He comenzado a quererte desde antes que tú lo supieras.

A quererte en secreto y silenciosamente.

Deseo cuidarte y protegerte de todo lo humano.

Deseo amarte como la palabra indefinible que me ha hecho buscarte.

Pero lo que más me gustaría es que permanecieras conmigo.

Con mucho más que decir pero sin las palabras con que hacerlo, me despido.

Buena Tarde.

José. J. González

Page 44: No. 3 - Epistolario

La Galería

Page 45: No. 3 - Epistolario

La Galería ―Mujer con vestido‖

José Jesús González*

Tamaño: 12 x 20cm.

Técnica: Pastel sobre fabriano

45

Pintor llevaba varios días sin

poder dormir. Eso no era extraño

en él, pero ya eran muchas las

noches que no podía cerrar los

ojos. Se levantó de la cama y

deambuló por su habitación. Miró

los libro y sus pinceles y se pre-

guntó cómo se sentirían las cosas.

Comenzó a tocar todo. Acariciaba

minuciosamente cada uno de esos

cuerpos que le entregaban, por

primera vez, su inocencia.

Terminó en la regadera. Ahora

quería saber cómo se sentía el

agua. Encontrarle una definición.

Las manos no le bastaban, así que

se fue despojando de todo aquello

que no le permitía ser dueño de su

piel. Cerró los ojos y dejó que ca-

da gota resbalara por su cuerpo.

Sintió entonces una mano que

subía por su pecho. Miró de un

golpe y ahí estaba ella, diciéndole

todo lo que quería de él sin hacer

un sólo gesto.

Pintor no tardó mucho en

comprender su lenguaje. Regresó

a su estudio y comenzó a trazar el

rojo.

* Ocupación: Escritor y pintor incomprendido.

Gustos: No tiene porque odia al mundo.

Page 46: No. 3 - Epistolario

Publica en La pluma en la piedra

Envía tus textos y sé parte de esta revista en línea. Puedes par-

ticipar en cualquiera de las siguientes secciones:

- El tema del mes, enviando un artículo y/o ensayo en for-

mato Word. Los escritos del mes de noviembre tendrán

que girar en torno al miedo, la angustia y/o el temor, abor-

dados desde cualquier punto de vista. En caso de incluir

citas textuales, no olvides colocar la referencia bibliográfi-

ca. Se sugiere que el escrito no rebase las 10 cuartillas.

- La Galería, mandando la imagen de una obra plástica o

fotografía con temática libre. Se deberá incluir una ficha

con el nombre del artista, el título de la obra, la información

técnica, así como una breve descripción de la misma.

- Creación, compartiendo un escrito de creación artística

en cualquier género literario en formato Word. Se reco-

mienda que no pase las 15 cuartillas.

Todos los materiales deberán ser enviados a más tardar el 31 de

octubre de 2011 a la siguiente dirección:

[email protected]

Junto con los documentos enviados, los autores podrán anexar

una breve reseña biográfica. En caso de contar con un sitio web

en donde se pueda conocer más acerca de tus obras, no olvidar

incluir la dirección electrónica.

Así mismo puedes difundir el evento, sitio web o cualquier infor-

mación que desees compartir con los lectores en el ―Muro perio-

dical‖ y en nuestro blog.

Esperamos sus colaboraciones.

La pluma en la piedra

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de cada mes!

En noviembre:

“Angustia, miedo y temor”

¡Publica con nosotros!

Ya sé que estoy piantao

En diciembre: La música y el mundo o el mundo relacionado con la

música.

46

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