negritud, criollidad

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250 CUADERNOS DE LITERATURA Nº30 JULIO-DICIEMBRE 2011 ISSN 0122-8102 PáGS. 250-278 Negritud, Creolidad, Antillanidad: de generaciones a transformaciones Négritude, Créolité, Antillanité: from Generations to Transformations Négritude, Criolidade, Antilhanidade: de gerações para transformações Mylène Priam HARVARD UNIVERSITY Profesora Asociada de Francés en Harvard University. Entre algunas de sus contribuciones investigativas están “‘Loup y-es-tu?’ 60 ans de départementalisation: Politiques mémorielles et ambivalence de l’événement” (International Journal of Francophone Studies, 2008), “‘Présence Antillaise’’: Hybridity and the Contemporary French Literary Landscape” (French Global: A New Approach to Literary History, Christie McDonald y Susan Rubin Suleiman Eds., Columbia University Press, 2010) y “Antillanité” (The Oxford Encyclopedia of African Thought, Abiola Irele and Biodun Jeyifo (eds.)., Oxford University Press, 2010). Correo electrónico: [email protected] Este artículo fue traducido al inglés por Mauricio Torres, egresado de la Licenciatura en Lenguas Modernas de la PUJ (Correo electrónico: [email protected]) y Miranda Lalinde, estudiante de último semestre del programa de Lenguas Modernas (Correo electrónico: [email protected]). Ambos bajo la supervisión y coordinación de Zaide Figueredo, Profesora e investigadora del Departamento de Lenguas, PUJ (Correo electrónico: zaidefi[email protected]). SICI: 0122-8102(201112)15:30<250:NCAGAF>2.0.TX;2-6

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    cuadernos de literatura n30 julio-diciembre 2011issn 0122-8102 pgs. 250-278

    negritud, Creolidad, antillanidad: de generaciones a transformaciones

    Ngritude, Crolit, Antillanit: from Generations to Transformations

    Ngritude, Criolidade, Antilhanidade: de geraes para transformaes

    Mylne PriamH a r va r d u n i v e r S i T y

    Profesora Asociada de Francs en Harvard University. Entre algunas

    de sus contribuciones investigativas estn Loup y-es-tu? 60 ans

    de dpartementalisation: Politiques mmorielles et ambivalence de

    lvnement (International Journal of Francophone Studies, 2008),

    Prsence Antillaise: Hybridity and the Contemporary French

    Literary Landscape (French Global: A New Approach to Literary

    History, Christie McDonald y Susan Rubin Suleiman Eds., Columbia

    University Press, 2010) y Antillanit (The Oxford Encyclopedia

    of African Thought, Abiola Irele and Biodun Jeyifo (eds.)., Oxford

    University Press, 2010). Correo electrnico: [email protected]

    Este artculo fue traducido al ingls por Mauricio Torres, egresado de la Licenciatura en

    Lenguas Modernas de la PUJ (Correo electrnico: [email protected]) y Miranda Lalinde,

    estudiante de ltimo semestre del programa de Lenguas Modernas (Correo electrnico:

    [email protected]). Ambos bajo la supervisin y coordinacin de Zaide Figueredo, Profesora

    e investigadora del Departamento de Lenguas, PUJ (Correo electrnico: [email protected]).

    sici: 0122-8102(201112)15:302.0.tX;2-6

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    resumenEn este ensayo sostengo que el acto de leer Elogio de la creolidad requiere una reconstruccin de un contexto definido por historias literarias y tericas a cuyo desarrollo contribuy este manifiesto, pero las cuales, a su vez, permitieron una exploracin profunda del sentido del concepto contenido en este manifiesto. As, del mismo modo que Creolidad cre conciencia de una identidad antillana en ciernes, el discurso que intentaba describirla debe percibirse tambin como un proceso de lectura plural constante, que empieza tericamente con Elogio de la creolidad, pero ni se limita ni termina con l. Tambin sostengo aqu que el examen transformacional y generacional de estas teoras por parte de los tres creolistas no fue ni totalizador, ni exhaustivo, ni imparcial, ni falto de ambivalencia y exceso respecto al asunto de la lengua creole, la literatura y la bsqueda de la Palabra verdadera (la Parole vraie).

    Palabras clave: Creolidad, Negritud, Antillanidad, creolizacin, autenticidad, lengua y literatura creolesPalabras descriptor: Lenguas criollas, Negros Identidad racial, Autenticidad (Filosofa), Movimiento literario de Negritud

    abstractIn this essay, I argue that the act of reading In Praise of Creoleness requires that it be reconstructed within a context defined by literary and theoretical histories to the development of which this manifesto contributed, but which, in turn, allowed for in depth exploration of the meaning of the concept contained in this manifesto. Thus, just as Crolit extolled awareness of a burgeoning Antillean identity, the discourse attempting to describe it must also be perceived as a constant plural reading process, starting theoreticallywith In Praise of Creoleness, but neither limited by nor ending with it. I also argue that the three Creolists generational and transformational examination of these theories was neither comprehensive, exhaustive, or impartial, nor lacking in ambivalence and excess regarding the issues of Creole language, Literature and the pursuit of the true Word (la Parole vraie).

    Key words: Crolit, Negritude, Caribbeanness, Creolization, authenticity, Creole language and literatureKeywords plus: Creole dialects, Blacks race identity, Authenticity, Negritude (Literary movement)

    resumoNeste ensaio sustento que o ato de ler Elogio da Creolidade requer de uma reconstruo do contexto definido por histrias literrias e tericas a cujo desenvolvimento contribui este manifesto, mas as quais, por sua vez, permitiram uma explorao profunda do sentido do conceito contedo neste manifesto. Assim, da mesma maneira que Creolidade criou conscincia de identidade antilhana em formao, o discurso que tentava descrev-la deve se perceber mesmo como processo de leitura plural constante, que comea teoricamente com Elogio da Creolidade, mas nem se limita nem acaba nele. Sustento, ademais, que o exame transformacional e geracional destas teorias, por parte dos trs creolistas, no foi nem totalizador, nem exaustivo, nem imparcial, nem falto de ambivalncia e excesso respeito ao assunto da lngua creole, a Literatura e a busca da Palavra verdadeira (la Parole vraie).

    Palavras-chave: Creolidade, Negritude, Antilhanidade, creolizao, autenticidade, lngua e literatura creolesPalavras-descriptor: Lnguas crioulas, Negros Identidade racial, Autenticidade (Filosofia), Movimento literrio de Negritud

    R e c i b i d o : 2 8 d e f e b R e R o d e 2 0 1 1 . e va l u a d o : 1 0 d e m ay o d e 2 0 1 1 . a c e p ta d o : 1 6 d e m ay o d e 2 0 1 1

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    La originalidad de la tica de los creolistas reposa precisamente en su compromiso frente a la investigacin y su deseo de unir todas las piezas presentes en la formacin de la identidad cultural del Caribe. Es por esto que el argumento central de este ensayo se basa en la idea de que leer el Elogio de la creolidad requie-re una reconstruccin dentro de un contexto definido por las historias literarias y tericas para captar el desarrollo de las contribuciones de dicho manifiesto, las cuales, a su vez, permiten una exploracin en profundidad del significado de los conceptos contenidos en aqul. Por consiguiente, as como la Creolidad ensalz la consciencia de una floreciente identidad antillana, el discurso que intenta des-cribirla debe ser percibido como un proceso de lectura constante y plural, comen-zando tericamente con el Elogio de la creolidad, pero sin que ste lo limite o le ponga fin. Bernab, Chamoiseau y Confiant intentan mostrar la Creolidad como un concepto que va ms all de la Negritud de Aim Csaire para incorporarse a la Caribeidad (Antillanidad) de douard Glissant y su manera de abordar la creolizacin. La Creolidad propuesta por los autores no fue presentada como el eslabn perdido entre los tres valores mencionados, pero s se pretende su con-cepcin como un nuevo aparato que permita una coherencia completa entre todos sus factores. Como el poeta chileno Vicente Huidobro, quien integr su visin potica en el molde tradicional de un manifiesto o discurso, en el cual el orador cita a autoridades establecidas y ejemplos pertinentes de poesa con el fin de re-futarlos, sin perder de vista sus propias declaraciones de autoridad ni sus propios ejemplos poticos (Willis, 29-30), los creolistas se propusieron llevar la Creoli-dad y sus discursos circundantes a un nivel de continuidad ideolgica e intelec-tual que ellos habran de reclamar, retar y evaluar paulatinamente. Mimi Parent ha explicado que este tipo de continuidad es un aspecto peculiar de cualquier movi-miento (artstico, literario y poltico), cuya tica est representada en la escritura del manifiesto. Esta continuidad es un indicador de que el momento de gnesis estaba a punto de resultar anticuado1. Frente a esto, Patrick Chamoiseau ha dicho: El Elogio es un texto de relaciones, de conexiones (Creolit Bites, 152).

    De acuerdo con los creolistas, el estatus de la Creolidad nunca pretendi significar algn tipo de superioridad sistemtica, puesto que fue la historia la que molde su patrn de pensamiento2. No cabe duda de que los lectores del

    1 Parent seala que el movimiento cubista europeo (19071914), asociado tradicionalmente con Picasso y Braque, caus efectos en otras reas distintas a las artes plsticas. Esto es particular-mente notable en los desarrollos de la literatura, los cuales continuaron hasta despus de 1917 e influyeron en autores como Blaise Cendrars y Guillaume Apollinaire (xviii).

    2 Ntese que los coautores del Elogio no fueron los primeros en utilizar la palabra Creolidad, sino los historiadores. Vase Gerry lEtang.

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    manifiesto creolista no tuvieron problemas para comprender esta idea. As, Lise Morel recomienda leer el Elogio no solo como una cristalizacin de las ideas de estos escritores, sino tambin como una superacin de las mismas a la vez que se sigue reconociendo su necesidad histrica (149). En opinin de Walter D. Mignolo, es claro que los creolistas no pretendan presentar una idea general sino un concepto ambiguamente generacional, comparativo y diferencial (2000, 240). El Elogio de la creolidad fue, de hecho, la oportunidad para los tres compaeros martiniqueos de popularizar una definicin de Antillanidad, que autorizaba la construccin de patrones relacionales ilimitados y rechazaba, al mismo tiempo, sntesis bsicas. Su idea era que semejante esfuerzo por la construccin cultural y ontolgica no poda ignorar la importancia de dilucidar y exponer su base te-rica.

    El primero de esos pilares, la Negritud, se present en el Elogio3 como lo que habra preparado la entrada de la Creolidad al mundo y permitido la for-mulacin del concepto. Los padres de este movimiento crean firmemente que la Creolidad era lautre degr dauthenticit quil restait nommer4 (18) y que la Negritud de Csaire, pese a que representaba una etapa esencial, no lograba satisfacer una necesidad fundamental: la existencia de una esttica antillana ca-racterstica. Aun as, para sus detractores futuros, los creolistas indirectamente declararon que la Creolidad era hija de la Negritud y se nombraron a s mismos jamais fils dAim Csaire5 (18). Los otros dos pilares, Antillanidad (Carib-beanness para los angloparlantes, Antillanit para los francoparlantes) y creoli-zacin, fueron por su parte representados como los elementos constitutivos de la Creolidad. Para los creolistas, la construccin y presentacin de la Creolidad como un legado que heredaron de sus compatriotas martiniqueos individuos que incluso fueron algunos de los ms famosos e influyentes intelectuales del Ca-ribe tambin fue una manifestacin de su deseo, ms all del gesto estratgico (su enfoque podra considerarse prescriptivo o preventivo, en lugar de descriptivo) de testimoniar las mutaciones y cambios en el pensamiento intelectual contem-porneo de las Antillas francesas; un pensamiento al cual no podan contribuir legtimamente sin haberlo examinado primero. Esto tambin podra explicar por qu era comn que insistieran en lo que se opona a sus teoras ms que en lo que las aglutinaba (esto se evidencia en su modo de tratar la Negritud de Csaire).

    3 Todas las traducciones del Elogio de la creolidad fueron tomadas de la traduccin al espaol de Mnica Mara del Valle y Gertrude Martin Laprade, Editorial PUJ, 2010. Anotamos las pginas de esta versin al espaol inmediatamente despus de cada pasaje.

    4 el otro grado de autenticidad que quedaba por nombrar.5 por siempre hijos de Aim Csaire.

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    Despus de leer el Elogio de la creolidad, el lector podr darse cuenta de que el anlisis verstil y generacional de los creolistas no era integral, ni exhaustivo6, tampoco imparcial, ni carente de ambivalencias o excesos relacionados con los asuntos del lenguaje creole, de la literatura y de la autenticidad.

    La Creolidad y la negritud de Csaire

    La tica de la Negritud, en particular la que Csaire predica7, no es entera-mente ajena a la Creolidad8. De hecho, los creolistas alguna vez aceptaron que siendo epgonos de Csaire, nous dploymes une criture engage, engage dans le combat anticolonialiste9 (Bernab et al.)10. La lucha anticolonialista de Csaire fue percibida por los creolistas como incompleta e inadecuada: conside-raban que su tica del creole debera funcionar en todos los sentidos histrico, geogrfico y potico, y adems sentan que la potica de Csaire tena un enfo-que demasiado europeo. Dicho esto, sin embargo, segn los creolistas, Csaire no necesariamente previ o dio nombre a valores tales como Antillanidad y Creolidad, pero su defensa de la Negritud prepar sus condiciones de aparicin: Cest la Ngritude csairienne qui nous a ouvert le passage vers lici dune Antillanit dsormais postulable et elle-mme en marche vers un autre degr dauthenticit qui restait nommer11 (15) (Bernab et al., 18). Gracias a que la labor de reconocimiento y aceptacin de su Negritud ya estaba realizada, los creo-listas fueron capaces de aceptar su Antillanidad y, por tanto, anticipar su futura Creolidad, cuyo nombre an no se acuaba. A partir de entonces, si los creolistas

    6 De hecho, la nica obra de Csaire que los creolistas mencionan es el clebre Cuaderno de un retorno al pas natal.

    7 En 1974, Csaire confes a su amigo Ren Depestre lo que esta tica haba significado para l: el hombre negro ha estado buscando su identidad; esa identidad era el tener consciencia concretamente de lo que se es, a saber, el hecho inicial de que se es negro, que ramos Negros, que tuvimos un pasado y que ese pasado contena los elementos culturales que haban sido invaluables [] que existieron las civilizaciones negras que eran muy importantes y que eran bellas (Pour la rvolution, 168). Sin embargo, la Negritud no fue una creacin exclusiva del poeta martiniqueo, sino tambin, claramente, del guayans Lon Gontran Damas y del sene-gals Lopold Sedar Senghor, autores no mencionados por los creolistas en el Elogio As mismo, la Negritud es una combinacin las ms de las veces potica de textos entrelazados, ms que una compilacin de discursos colectivos.

    8 El Elogio de la creolidad fue dedicado, en parte, a Csaire. 9 desplegamos una escritura comprometida, comprometida en el combate anticolonialista.

    10 Al respecto, Lucien Taylor sugiere que El ancestro totmico (de los creolistas) [] no es Csaire [] sino Gilbert Gratiant, el poeta mulato del mestizaje en el Nuevo Mundo (129).

    11 fue la Negritud csairiana la que nos abri el camino hacia el aqu de una Antillanidad desde entonces concebible y ella misma en marcha hacia otro grado de autenticidad que quedaba por nombrar.

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    lograron ver a Csaire como un ante-creole, ms que un anti-creole (15)12, fue porque buscaban incluir parte del pensamiento del poeta martiniqueo como sustento de la Creolidad y agente del pensamiento creolista. A diferencia de lo que Michael Dash piensa, el hecho de haber declarado de forma tan apasionada y determinante su filiacin no es, cuando se piensa debidamente, sorprendente o particularmente paradjico (166). Sea cual fuere el caso, definitivamente no es sta la observacin ms paradjica que los creolistas han hecho sobre Csaire. Sin duda alguna, consideraron que la Negritud de Csaire no poda garantizar por s misma el desarrollo pleno del individuo martiniqueo y su comunidad. Sin embargo, desde el punto de vista de los creolistas, el poeta no se reduca a la Negritud; su contribucin se presentaba como enteramente condicionada. Dicha contribucin dependa de la valoracin del contenido de la Negritud en relacin con su propio concepto y de la luz que la Negritud arrojara sobre l. Tambin re-quera que se entendiera la Creolidad como resultado de su propia evaluacin de Csaire, del hombre, de su trabajo poltico referente a la descolonizacin local y general y de su obra potica13. Por qu descartar la fertilidad del compaeris-mo intelectual bajo el pretexto de que Csaire solo estaba comprometido con una perspectiva generacional, situacional (o cclica)?

    Contribuciones de la potica de Csaire a la Creolidad

    Aim Csaire situ como perodo de gnesis del movimiento de la Negritud el de la publicacin de Ltudiant noir (El Estudiante Negro, 1934)14. En ese tiem-

    12 Esta frmula fue un golpe de inspiracin de Jean Bernab.13 Aim Csaire estaba tambin lejos de ser el nico poeta y terico de la Negritud en generar un

    debate sobre la filosofa y el legado del concepto 14 Revista escrita por Csaire, Damas y Senghor. Contra los jvenes de tudiant noir []

    Empezaba a levantarse un movimiento marxista-leninista, cuyos miembros representativos eran antillanos, como tienne Lro, Ren Mnil y Jules Monnerot. Fue Mnil quien, en 1978, escribi el prefacio para la reedicin del primer nmero de la revista Lgitime Dfense (publi-cada en 1942), considerado tradicionalmente como el primer manifiesto afroantillano: Cier-tamente, el discurso de Legtima Defensa considerado en su unidad y estructura de conjunto, no es un discurso de la Negritud. Mientras que la Negritud afirma la prioridad de la lucha cultural en relacin con la lucha poltica, la prioridad de los valores negros en relacin con las contradicciones sociales Legtima Defensa, en cambio, comprometida principalmente con la lucha antiimperialista que levanta a las naciones de las colonias contra las burguesas occidentales y contra sus propias burguesas, sita la accin poltica en el marco marxista de las transformaciones sociales y no concibe el desarrollo de los valores negros sino dentro de este combate poltico. Este proyecto es anticipadamente ms fanoniano que seghonriano o incluso csairiano []. No obstante, cabe decir que Legtima Defensa, ejerciendo una suerte de psicologa ingenua y espontnea por tanto falsa comienza (sin mala intencin) a esbozar los rasgos de una mentalidad negra en general, los cuales amplificados y llevados al absoluto,

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    po, l y sus compaeros pensadores formaron un grupo de jvenes estudiantes de literatura entre los cuales figuraban Jules Monnerot, Etienne Lro y Ren Mnil quienes haban sido cautivados por las ideas del comunismo francs. Fue preci-samente este apego el que llev al retiro de esta causa a un joven Csaire, quien consideraba que ahondar en temas relacionados con la diferencia de clases era una distraccin de nos particularits ngres (nuestras particularidades negras) y de la question ngre (la cuestin negra), tema que los martiniqueos estaban prestos e interesados en defender (en Pour la rvolution, 160). Csaire reconoci que antes de concebir y conceptualizar la Negritud, ignoraba todo lo relacionado con frica y la singularidad africana. Su encuentro con Lopold Sedar Senghor cambi todo eso (161). En 1988, Senghor record con nostalgia esos primeros aos en Ltudiant Noir: Nous disions simplement que la culture tait plus im-portante que la politique, et que la Traite des Ngres sexpliquait, dabord, par le mpris culturel, et que linstrument le plus efficace de notre libration serait la Ngritude, plus exactement, la Posis: la Cration15 (143). Tambin los creolis-tas haban elegido ver en el acto creativo la mejor manera de expresar su Creo-lidad16. La impresin que daban era que la Negritud estaba pensada, en parte,

    convergern en la increble caricatura del negro-africano de la que Senghor se hizo terico sin humor (Lgitime Dfense, Ren Mnil, et al, (nmero de pgina desconocido). Algn tiempo despus, durante el bloqueo alemn y la opresin de Ptain (1941-1945), Ren Mnil se uni a la pareja csairiana: Georges Gratiant y Aristide Mauge (entre otros) para fundar la famosa revista cultural martiniquea Tropiques, cuyo propsito principal era denunciar los efectos de la alienacin y colonizacin de las naciones colonizadas, y donde qued plasmada su clebre declaracin: La posie martiniquaise sera cannibale ou ne sera pas (La poesa martini-quea ser canbal o no ser). La publicacin fue un xito entre la juventud apasionada, pero en 1943, despus de resistir a la censura durante tres aos, la revista lleg a su fin a manos del Almirante Robert, el Administrador Colonial partidario del Rgimen de Vichy.

    15 Decamos simplemente que la cultura era ms importante que la poltica y que la trata de ne-gros se explicaba en primer lugar por el desprecio cultural, y que el instrumento ms efectivo de nuestra liberacin sera la Negritud, ms exactamente, la Poisis: la Creacin.

    16 Desde luego uno puede sorprenderse lcitamente del hecho de que Senghor decidiera usar este trmino para describir la fuerza impulsora de esa lucha por la liberacin Negro-Africana en que iba a convertirse la Negritud, puesto que en el sentido aristotlico del trmino, la poisis se asociaba con la obsesin total por construir el objeto y tenda a ser sinnimo, muy a menudo, de alienacin (http://www.philagora.net/ph-prepa/dissert-prepas/poiesis-praxis.htm (Oct. 22, 08, 1:55 p.m.). Algunos no podan evitar ver en la obsesin de Senghor signos que lo acercaban ms a los bardos del mundo francfono, que a la Creolidad. Con tanta mayor razn puesto que este texto fue publicado en 1980, 50 aos despus del nacimiento del movimiento, y en un mo-mento en el que Senghor, para entonces presidente de Senegal durante 20 aos (de 1960 a 1980), decida abandonar la poltica y retomar de lleno la escritura y la poesa. Los creolistas, por su parte, haban agregado al cuerpo central del Elogio un apndice titulado Creolidad y poltica. Con esto esperaban demostrar que la Creolidad tambin contemplaba su propia proyeccin,

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    para hacer florecer la identidad creole, aunque su verdadera intencin era dejar en claro que la Negritud de Csaire no deba entenderse en trminos de oposicin a la Creolidad, sino ms bien en trminos de influencia. Esperaban enfocarse en el fenmeno de Csaire como una fuerza para la resolucin. Despus de todo, no exista acaso en el propsito conceptual de la Negritud y su movimiento una cierta intencin de abrir las alas dentro de una herencia intelectual negra ms amplia, en vez de solo hacer explcito y absoluto su universo original? Acaso no haba reco-nocido el mismo Csaire que antes del perodo de la Negritud jessayai de con-cevoir une thorie qui tnt compte de toutes nos ralits?17 (Pour la rvolution, 161). Ren Depestre viejo amigo de Aim Csaire, apasionado lector y ferviente admirador del trabajo del poeta martiniqueo y tambin poeta (haitiano y antiguo militante marxista) ha reconocido que la fuerza ontolgica de la Negritud fue ha-ber unido el hombre negro a su propia humanidad (151). Desde esta perspectiva, la Negritud de Csaire podra entenderse como aquello que hizo concebible y practicable la Creolidad18.

    De acuerdo con los padres del movimiento Creole, la Negritud de Csai-re fue tambin beneficiosa, porque en el momento de su surgimiento el mundo se encontraba atrapado bajo el yugo de las naciones imperiales: un monde totalement raciste, automutil par ses chirurgies coloniales, Aim Csaire res-titua lAfrique mre, lAfrique matrice, la civilisation ngre. Au pays, il dnona les dominations et son criture, engage, prenant son allant dans les modes de la guerre, il porta des coups svres aux pesanteurs post-esclavagistes19 (14). (Bernab et al., 17)

    Para Ren Depestre, el pensamiento de Csaire no solo tuvo su lugar en el discurso de la Creolidad, sino tambin en su creacin. Luego, coincida con los creolistas. Depestre, de hecho, fue ms lejos pronuncindose en contra de lo que Csaire sola predicar, que el ritmo de sus poemas obedeca a un llamado especial: el llamado del legado africano. Depestre sostena, en cambio, que le lyrisme de Csaire ntait jamais un discours sur la Ngritude (el lirismo de Csaire nunca fue un discurso sobre la Negritud). De cualquier manera, la Creolidad ya exista

    una contemplacin que los liberaba de cualquier obsesin por construir, permitindoles, al fin, actuar.

    17 intentaba concebir una teora que tuviese en cuenta todas nuestras realidades.18 Todos [...] captaron suficiente de nuestra realidad para crear las condiciones de aparicin de

    un fenmeno multidimensional que [] iba a eclipsarlos: la Negritud, 14 (Bernab et al., 17). 19 A un mundo totalmente racista, automutilado por sus cirugas coloniales, Aim Csaire le

    devolvi el frica madre, el frica matriz, la civilizacin negra. En el pas, denunci las domi-naciones, y con su escritura, comprometida, y que coga impulsos al modo guerrero, dio duros golpes a las rmoras postesclavistas.

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    con Csaire. El poeta haitiano demostr que la Creolidad de Aim Csaire era una combinacin de elementos que constituan una poetizacin de la vida a travs del arte para encontrarle un sentido a esta tierra y a este mundo: faisant corps avec la faon qua Csaire de vivre la connaissance potique, sa crolit est le tissu mme dun art de potisation de la vie intensment lafft dune explication orphique du pays natal et du monde. [] Et le pote martiniquais Aim Csaire rinvente lenfance de la crolit20(168). Por tanto, para Depestre la Creolidad csairiana (168) fue absolutamente decisiva e integral al enraizamiento y penetracin de la empresa de los creolistas. La juventud de esta primera Creolidad telrica asegur eficazmente un contacto entre la totalidad interior y exterior de los seres y las cosas.

    Los creolistas tambin han reconocido conjuntamente el papel del pensa-miento de Aim Csaire en tanto gua o pionero y llegaron al acuerdo de afirmar que el tropismo africano (Csaire convirti la Negritud en un movimiento que tenda nica y obsesivamente hacia el primer y nico generador de su existencia, a saber, el continente africano) no impidi en lo ms mnimo que Csaire se in-ternara en las profundidades de la ecologa antillana y su marco de referencia. Y por qu habra sido de otro modo, si la historia del poblamiento de las colonias antillanas francesas implic principalmente importar esclavos desde el continen-te africano? Por lo tanto, los coautores del Elogio no pretendieron excluirse de este marco de referencia, cuando se mencionara la Negritud. Para dos de los lderes del movimiento de la Creolidad, la contribucin artstica de Csaire fue la primera que estableci un contraste nico relativo a los productos tanto literarios como poticosde los colonizados. Por lo tanto abri un gran espectro de posibilidades para la literatura antillana que no haba sido previsto. La voz del poeta, apartada de su dependencia, hizo tangible esta literatura y al mismo tiempo le dio sus primeros ttulos de nobleza.

    Csaire un creole sin conciencia de s mismo?

    Aunque de hecho hubo una disputa ideolgica entre Aim Csaire y los coautores del Elogio, esta disputa provino de Raphal Confiant21. En el Elo-

    20 En lnea con la forma que tiene Csaire de vivir la consciencia potica, su Creolidad es el tejido mismo de un arte de poetizacin de la vida intensamente a la espera de una explicacin rfica del pas natal y del mundo [] Y el poeta martiniqueo Aim Csaire reinventa la infancia de la Creolidad.

    21 Para rastrear estas etapas, Lucien Taylor sugiere regresar al perodo anterior a la publicacin del Elogio de la creolidad, en junio de 1982 (ms exactamente en el nmero 19 de la revista An-tilla), la fecha en la que Confiant public su Lettre dun homme de trente ans Aim Csaire (128), una carta notable por su acidez y carcter injurioso (128).

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    gio, la potica de Csaire fue vista por Bernab, Chamoiseau y Confiant como una fuente de inspiracin y una fuerza unificadora, pero no como la solucin au trouble esthtique (al desconcierto esttico, 16) que sentan en ese momento (Bernab et al., 20) porque Csaire no haba ofrecido ninguna reflexin sobre el arte antillano. Aun as, la mejor cualidad de la tica Negra de Csaire, de acuerdo con los creolistas, era ser capaz de situar certeramente las ms profundas cicatri-ces antillanas. La Negritud tena el defecto de sus cualidades. En esta conexin, J. Michael Dash observ lo siguiente: Como reto constante y apasionado a los ele-mentos controvertidos y alienantes de la Negritud, as como a un universalismo negro, la teora creole resulta oportuna y bienvenida. [] Tambin contempla el Caribe y las Amricas de un modo que nunca lo hizo la Negritud (166). Lo que confunda a los creolistas se cristaliz en forma de discurso sobre la Negritud que podra fcilmente describirse como ambivalente y paradjico22.

    Paradoja fue precisamente el trmino que Raphal Confiant eligi para describir el desarrollo del camino intelectual y poltico de Aim Csaire, en su mordaz ensayo titulado Aim Csaire: Una travesa paradjica del siglo (1993). Confiant demostr que lo que encontraba inquietante no era a Csaire, el poeta. Como muestra de su admiracin se dio a la tarea de traducir parte del famoso Cuaderno de un retorno al pas natal al creole. Cabe resaltar que por fuera de los confines de su movimiento, las posiciones de los creolistas frente a Csaire no eran idnticas. Mary Gallagher ha explicado estas fluctuaciones como la mayor carga potica de los textos de Patrick Chamoiseau, comparados con los de Raphal Confiant, una carga que inspir mayor moderacin en el discurso de Chamoiseau (2007, 60). Yo agregara que su trasfondo militante a favor del tema lingstico del creole era definitivamente diferente.

    El propio Confiant consideraba su Travesa paradjica como un inten-to personal de examinar esta figura tutelar, pero desde adentro. Su intento

    22 En las primeras pginas del Elogio de la creolidad, se reconoce que la Negritud le devolvi el frica a los negros, pero cuanto ms se avanza en la lectura del manifiesto, ms se hace claro que se busca cuestionar la autenticidad de esta frica, o incluso de la manera en que era en-tendida (en su proyeccin, mtodo y creacin): Incluso puede que [la Negritud], durante algn tiempo haya agravado la inestabilidad de nuestra identidad, sealndonos el sndrome ms evidente de nuestros males: el destierro interior, el mimetismo, lo natural ms cercano vencido por la fascinacin de lo lejano, etctera, figuras todas de la alienacin. Terapia violenta y paradjica, la Negritud hizo suceder a la ilusin de Europa la ilusin de frica. [] durante las primeras olas de su despliegue, la Negritud estuvo marcada por un modo de la exterioridad: exterioridad de las aspiraciones (el frica madre, el frica mtica, el frica imposible), exte-rioridad de la expresin de la rebelda [], exterioridad de la afirmacin de s mismo (somos africanos), (16-17) (Bernab et.al., 20).

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    consista en reaccionar al sentimiento de incomprensin que Csaire, el hom-bre, despertaba en l. l haba querido describir las dos perspectivas de su per-cepcin geogrfica y analtica y describir tambin el enigma que el personaje analizado representaba. Buscaba darles a los dems una visin profundamente personal, por tanto subjetiva y local, del creador martiniqueo. Desde su pers-pectiva, muchos elementos validaban su enfoque analtico: una cierta influencia que el hombre, su poltica y sus escritos tuvieron en su propia creatividad y vida cotidiana. La magnitud de la influencia de Csaire le autorizaba a dar su punto de vista. Csaire era evidentemente una figura pblica antillana con un impacto sin par. La paradoja que Confiant quera sacar a la luz y explicar no buscaba confrontar al poeta y al poltico, pese a que dicha confrontacin se da. Lo que el creolista quera mostrar era, de hecho, la paradoja implcita en una de las dos facetas. Sin embargo, la relevancia de esta paradoja no dependi, a mi parecer, de la posicin ya tomada frente al arte y la definicin del artista creole por parte de la persona que la enunciaba. Para Confiant, la paradoja resida en que el arte de Csaire no corresponda a la definicin de Confiant del artista-creole. Le re-prochaba a Csaire no haber tenido nunca un proyecto literario con el objetivo de preparar el camino para una literatura antillana (en Crolit Bites, 143). Esto es: determinar el objeto que determinara el tema: un anlisis de la pro-duccin de Csaire. En este libro, Raphal Confiant tambin mostraba menos la agresividad propia de un rival feroz, que la profunda decepcin de un hijo espiritual y tico. Fue Csaire, el poltico, quien en 1946 siendo delegado comu-nista, abog por la asimilacin a Francia con la misma pasin con la que haba poticamente execrado la alienacin cultural de los negros ocho aos antes con su Cuaderno de un retorno al pas natal. Y es verdad que Confiant no haba entendido esa postura.

    A pesar de todo, los creolistas, como grupo, no cedieron: Csaire le haba faltado a la Creolidad, o ms precisamente, toda su vida le haba faltado elogiarla. Para Confiant, en particular, el poeta martiniqueo ni pens ni produjo en creole, especialmente tratndose de un artista cuya fuente primordial es nuestro propio pas, su realidad (en Crolit Bites, 143). Y con todo, queda una pregunta que ni Bernab, ni Chamoiseau ni Confiant se han hecho: alguna vez Csaire tom nota de lo que ellos tenan que decir?

    Creolidad y antillanidad

    Es claro que ni Bernab, ni Chamoiseau ni Confiant esperaban una respues-ta directa. Ellos comprendieron su Creolidad como una tica colectiva que deba su naturaleza y significado a un material bruto consistente de ingredientes que

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    ellos mismos haban logrado decantar a partir de discursos pasados, a los cuales les haban dado su propia interpretacin: el discurso de Frantz Fanon, que re-cuperaron para fines catrticos (Bernab et al., 22), la Americanidad de Ren Depestre y la Negritud de Csaire y, por supuesto, la Antillanidad de douard Glissant23. Cest la Ngritude csairienne qui nous a ouvert le passage vers lici dune Antillanit dsormais postulable24 (15) (Bernab et al., 18) declararon los creolistas. En esta frase, la Antillanidad se considera sinnimo de la palabra Creo-lidad, para ser posteriormente reconsiderada, al igual que sucedi antes con la Negritud, como otra etapa de la historia de su concepto, como un paso adicional vers cet autre degr dauthenticit nommer25 (15), que sera la Creolidad. Sin embargo, ya que les voies de pntration dans lAntillanit ntant pas balise-s26 (20) (Bernab et al., 23), los co-autores del Elogio propusieron utilizar su concepto con el fin de compensar las inexactitudes epistemolgicas del recurso indispensable que representaba la Antillanidad.

    Con el deseo de Glissant dclaircir le rel antillais27 como su modelo, los creolistas se propusieron Comprendre ce quest lAntillais28 [et] cette civi-

    23 Los creolistas propusieron entonces explicar la intencin de la Antillanidad en sus propios tr-minos. Pero cmo se puede explicar la presencia en el Elogio de las muchas y largas citas tomadas de El discurso antillano (no menos de dieciocho citas directas tomadas de El discurso antillano y de LIntention Potique, a las que tambin se pueden sumar las referencias hechas a estos textos y las parfrasis de pasajes) y el homenaje a Glissant al comienzo del manifiesto (el manifiesto tambin estaba dedicado a l): Es seguro que los argumentos que se encuentran en el Elogio de la creolidad, aquellos que son citados y aquellos que no lo son, provienen del Discuours antil-lais o de Lintention potique o incluso del Soleil de la conscience, es decir, de mis ensayos y los firmantes del manifiesto as les han rendido un homenaje directo. Pero en El discurso antillano mencion bastante la creolizacin, concepto que dio pie al nacimiento del Elogio de la creolidad (Glissant, en LImaginaire des langues: http://www.montraykreyol.org/spip.php?article4015). Los coautores del manifiesto podran racionalizar esta intertextualidad inscribiendo el intertexto de Glissant en el espritu de una continuidad ideolgica, proclamando un dialogismo tico que les pareca inevitable. La idea de continuidad les permita exhibir este constructo ontolgico y cultural como un esfuerzo colectivo intergeneracional. Cul era el ncleo de dicha correspon-dencia? Una intencin compartida y, a su modo de ver consciente, de apartarse de la ideologa de la Negritud, pues la encontraban limitante: Con douard Glissant nos negamos a encerrarnos en la Negritud, deletreando la Antillanidad que naca ms de la visin que del concepto. El pro-yecto no era solamente el de abandonar las hipnosis de Europa y frica, 18-19 (Bernab et al.).

    24 Fue la Negritud csairiana la que nos abri el camino hacia el aqu de una Antillanidad desde entonces concebible.

    25 hacia otro grado de autenticidad que quedaba por nombrar.26 las vas de penetracin en la Antillanidad no estaban sealizadas.27 precisar la realidad antillana.28 Aunque douard Glissant haba dejado claro que el respeto requera ms que mera compren-

    sin.

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    lisation caribenne29 (19) (Bernab et al., 22), que haba sido articulada solo tmidamente hasta la llegada de ellos, lo que haca difcil lograrlo en un cuerpo colectivo hiertico.

    La tica de los creolistas se materializ a finales de 1980, ms de una dcada despus de que los antroplogos del lenguaje ingleses y franceses hubieran rea-lizado sus estudios sobre el desarrollo de las sociedades caribeas, un desarro-llo que se relacion con el concepto heurstico de la plantacin, en particular (Bonniol, 35). Durante el mismo perodo, douard Glissant comenz a desarro-llar un concepto de identidad y cultura basado en el archipilago y los lazos con l. Este concepto aceptaba lide que la Traite installe une donne singulire par rapport dautres dispersions [], o un peuple se continue ailleurs30 (35). Esta concepcin ya inclua tambin la idea de que las culturas antillanas eran hbridas (mtisses). El concepto de Antillanidad iba a convertirse en el primer calibrador de la Totalidad Creole, y esta es la Antillanidad conceptualizada y poetizada por douard Glissant hacia el final de la dcada de 1960 y luego ofi-cialmente consagrada por el terico martiniqueo en Le Discours antillais (el discurso antillano) (1961)31, que fue explcitamente retomada y utilizada en el manifiesto creolista.

    La Antillanidad vista desde la Creolidad32

    El concepto de Antillanidad fue inventado por douard Glissant en la dcada de 1950, pero no fue sino hasta 1981 con la publicacin del Discurso antillano que la teora enteramente desarrollada se hizo pblica. Analyser

    29 comprender lo que es lo antillano [y] esta civilizacin caribea.30 la idea de que la trata de personas establece un hecho singular en relacin con otras disper-

    siones [], cuando un pueblo contina en otro lugar.31 El libro fue publicado en 1981 por Gallimard, y posteriormente traducido al ingls con el titulo

    Caribbean Discourse en 1989, por J. Michael Dash.32 Patrick Chamoiseau, por ejemplo, se refiere a su Antillanidad como un manojo cultural que

    se extenda a toda Amrica y estaba ligado a las otras islas del Caribe: Mis races cubren las costas americanas y sujetan al archipilago en el mar de la Antillas. Yo s derrotar el enfrenta-miento y rebotar de isla en isla en infernal vrtigo. Esto sorprende a los occidentales quienes rpidamente se arraigan, posan sus piedras una sobre otra, y confunden su Gnesis en cada ri-bera para justificar su depredacin. Yo, caribeo, miro los barcos del horizonte y no diviso en-tonces una relacin real. Yo voy a libar en los navos dos o tres rarezas, baratijas o bien licores. Para hacerlo, utilizo un pidgin que anida en mis lenguajes y en los hablares de Europa levando anclas en cada isla. Y es esto lo que no me permite entrar en contacto con los Otros, sino tocar-los, apenas tocarlos solo eso (1997, 120). Por lo tanto, ya en 1997, Patrick Chamoiseau haba resuelto que entregarse a la idea del arraigo ya no poda percibirse como un determinismo, puesto que esta aceptacin no influa en la habilidad de uno para conectarse. Esta relacin con la isla antillana claramente mostraba esta tensin en accin en lo antillano, mediante su enlace

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    [] la structure du rel martiniquais33 (Le Discours 465) era el objetivo inicial de Glissant. La Antillanidad defenda la necesidad de crear un discurso cercano a la realidad antillana en trminos de espacio y tiempo por medio de un mestizaje cultural y racial. Puesto que, segn Glissant, entender la identi-dad antillana requiere que sintamos las vibraciones de la particular geografa de la regin caribea y de sus islas. La nocin de isla sirvi como plataforma para articular el concepto de Relacin y la nocin de Contacto porque Dans la Carabe chaque le est une ouverture34 (249). De acuerdo con Glissant, para alcanzar la consciencia de s mismos, los pueblos del Caribe necesitaban ser conscientes de las mltiples identidades existentes entre los varios elemen-tos antropolgicos que componen la realidad de su regin. El concepto de Relacin era el ingrediente clave para asegurar su colaboracin. Ms que una simple conexin, la Relacin simbolizaba la unin de mltiples voces combi-nadas, un lazo comunal entre los distintos pueblos de esta parte de las Amri-cas, el turbulento punto de referencia de su historia, la tensin hacia el futuro y una bsqueda de cooperacin. Para Glissant, reconocer la presencia de un hbrido o compuesto cultural significaba reconocer que la Relacin era a la vez consciencia de s mismos y proyecto, lo esperado y lo vivido, una thorie et une ralit35(1969, 219).

    De esta forma, para Glissant, la Antillanidad tambin supona tender hacia la modificacin de la perspectiva del individuo al determinar su identidad. Junto a Glissant, los creolistas en efecto enfatizaron:

    Lobjectif tait en vue pour apprhender cette civilisation antillaise dans son

    espace amricain, il nous fallait sortir des cris, des symboles, des commina-

    tions fracassantes [] tourner le dos linscription ftichiste dans une uni-

    versalit rgie par les valeurs occidentales, afin dentrer dans la minutieuse

    exploration de nous-mmes [en mobilisant] tous les genres littraires (spa-

    rment ou dans la ngation de leurs frontires) et le maniement transversal

    (Mais pas forcment savant) de toutes les sciences humaines. Un peu comme

    en fouilles archologiques: lespace tant quadrill, avancer petites touches

    con el rea antillana y el proceso de evocarlo por escrito. Porque no basta con decir que uno viene de una isla y un archipilago para que la relacin de uno con ese lugar particular exista y para que la solidaridad funcione (es decir, para que la inversin en la totalidad creole empiece a tener efecto, tomando en cuenta la comunin de valores entre los caribeos, es necesario poder ir ms all del compromiso humano y transmutar en una gran unin multigeneracional pancaribea, poltica, social y financiera).

    33 Analizar [] la estructura del verdadero martiniqueo.34 En el Caribe cada isla es una apertura.35 una teora y una realidad.

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    de pinceau-brosse afin de ne rien altrer ou perdre de ce nous-mmes enfoui

    sous la francisation36. (19-20) (Bernab et al., 22)

    Por tanto, el discurso de Glissant sobre la Antillanidad fue tratado como un recurso epistemolgico, cuya funcin era permitirles a los antillanos espe-cialmente a los escritores antillanos enfocarse no en Occidente, sino en ellos mismos. El propsito de Glissant no era solo estimular la autoconsciencia en los autores antillanos, sino tambin ofrecer los medios de formular tal realizacin. Por esto reconoci el rol fundamental que el escritor deba cumplir expresando esta autoconsciencia. Desde la perspectiva de este famoso terico martinique-o, deba ser la creacin artstica la que lograra desplegar el autoconocimiento antillano. Porque Glissant senta que los antillanos an tenan un largo camino por recorrer antes de lograr la aceptacin propia y darse cuenta del mestizaje presente en ellos mismos como una contribucin que deba ser desarrollada y no silenciada o sepultada bajo la vergenza. Su mestizaje tena una fertilidad com-binada, no los signos caractersticos de una sntesis. Representaba, de hecho, un elemento primordial de la Relacin de Glissant. El concepto de Relacin era lo que fertilizaba al Uno en l, aportndole la riqueza de lo Diverso (le Divers) (la Relacin era lo que una a los antillanos en una comunidad de individuos, puesto que era tambin lo que marcaba el ritmo de un nosotros colectivo). De esta forma, reconocer la presencia de la parte hbrida de la cultura propia, sig-nificaba reconocer el factor mundial de la Relacin. Un concepto, pero tambin el estado del mundo, el mtissage (mestizaje) era prueba del reinado imposible de una Historia y cultura universales. Partiendo de esto, la Antillanidad podra edificar constructivamente relaciones entre historias donde se pudiera poner en lugar de un Uno monoltico, la pluralidad. A partir de ese momento, ser antillano no significara ni rehusar lo Diverso ni la resolucin de permanecer esttico, sino un deseo de enriquecerse mediante la movilidad y lo sublimado.

    Sin embrago, a pesar de las afirmaciones de Glissant, los creolistas con-sideraron la Antillanidad ante todo y principalmente como un concepto geopo-

    36 El objetivo estaba a la vista; para aprehender esta civilizacin antillana en su espacio ameri-cano, precisbamos salir de los gritos, de los smbolos, de las amenazas estrepitosas [] darle la espalda a la inscripcin fetichista en una universalidad regida por los valores occidentales, a fin de entrar en la minuciosa exploracin de nosotros mismos [donde se movilizaran] todos los gneros literarios (por separado o negando sus fronteras) y el manejo transversal (pero no necesariamente erudito) de todas las ciencias humanas. Un poco como en las excavaciones arqueolgicas: una vez acordonado el espacio, avanzar a pequeos toques de brocha para no alterar ni perder nada de ese nosotros-mismos enterrado por el afrancesamiento.

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    ltico. Por esto, sencillamente, Dire Antillais ne rvle rien de la situation humaine des Martiniquais, des Guadeloupens, ou des Hatiens37 (29) (Berna-b et al. 32). En su opinin, lo que volva creoles las identidades y culturas anti-llanas era que, por un lado, estaban geopolticamente ubicadas en el corazn del Caribe pero por otro lado, estaban ligadas antropolgicamente (africanos, asi-ticos y del Medio Oriente) es decir, la creolizacin. Esto explica por qu prefe-ran la palabra Creole a Antillanidad38. Era la Creolidad la que representaba, para los creolistas, ciment de notre culture [antillaise]39 (23). Por tanto, era ella la que deba rgir les fondations de notre antillanit [] LAntillanit ne nous est pas accessible sans vision intrieure. Et la vision intrieure nest rien sans la totale acceptation de notre crolit40 (23) (Bernab et al. 26). En consecuencia, para los creolistas, ser antillano significaba que uno tena que reconocer la propia Creolidad, que formaba el vector para reconocer la Antillanidad propia. As pues, no es cualquier creole necesariamente antillano?41

    douard Glissant toler intelectualmente el proceso de escritura del manifiesto creolista, pero sin comprometerse enteramente con la tica que ste preconizaba. De hecho, Glissant reconoci en varias ocasiones ne pas tre dac-cord avec la thorie de la crolit42. De esta forma, su tolerancia por el movi-miento, los prstamos que ste hizo de su discurso y la amistad que mantuvo con Patrick Chamoiseau, no se deben confundir con su apoyo oficial al discurso y el pensamiento creolista. Glissant tena bsicamente la impresin de que los creo-listas y l no compartan la misma visin. Su inters era abogar por un proceso ms gradual que el de los creolistas, centrndose en la existencia de las dinmi-cas que funcionaban en el ncleo de la relacin antillana con un lugar caribeo difractado (A Dialogue, 24) para poder reflejar mejor los movimientos mun-diales. Era la humanidad la que estara en movimiento constante y no sus teoras las que trazaran sus trayectorias y sus objetivos. En consecuencia, por causa de la diferencia de objetivos entre l y los creolistas, y a pesar de que existan coinci-

    37 Decir antillano no revela nada de la situacin humana de los martiniqueos, los guadalupen-ses o de los haitianos.

    38 De hecho, despus se llamaron a s mismos antillanos creoles (Bernab et al., 33).39 el cimiento de nuestra cultura [antillana].40 regir las fundaciones de nuestra antillanidad [] La Antillanidad no es accesible para noso-

    tros sin visin interior. Y la visin interior no es nada sin la total aceptacin de nuestra Creoli-dad.

    41 Acaso la naturaleza absoluta de esta aceptacin significaba que era incondicional (sin cues-tionamiento) o ilimitada (sin lmites)? Y si esta aceptacin no toleraba lo aproximado qu se poda hacer con su gran discurso sobre la necesidad de cuestionamiento permanente?

    42 no estar de acuerdo con la teora de la Creolidad.

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    dencias intelectuales, Glissant nunca acept la existencia de una relacin directa entre sus respectivas ticas.

    antillanidad, americanidad, americanizacin

    Con todo, Jean Bernab, Patrick Chamoiseau y Raphal Confiant vieron en la Antillanidad de Glissant una manera de entender quines eran a travs de una sensibilidad especfica. Esta sensibilidad poda transformarse en una iniciativa tangible si se apoyaba en una visin colectiva. Segua siendo una abstraction, la reprsentation mentale dun objet43. Comprender qu era lo antillano era aquello por lo que los creolistas haban estado luchando y puesto que la subjeti-vidad creole nunca fue una verdad absoluta, debe ser siempre meticulosa, respe-tada y jams conquistada: nuestra Creolidad tendr que ganarse, estructurarse, cuidarse, al tiempo que va modificndose y engullendo. Subsistir en la diversidad (50) (Bernab et al., 114). Por ello, los autores insistan en diferenciar la Ameri-canidad, la Antillanidad y la Creolidad.

    El primer valor, el cual era un sentimiento de apego producido por la americanizacin, dcrit ladaptation progressive de populations du monde occidental aux ralits naturelles du monde quelles baptisrent nouveau. Et cela, sans interaction profonde avec dautres cultures. []. LAmricanit est donc, pour une large part, une culture migre, dans un splendide isolement44 (26) (Bernab et al., 29). As, la Creolidad contena una parte necesaria que era la Americanidad; es decir, una adaptacin de civilizaciones a un nuevo lugar en un momento especfico para los antillanos, ese lugar fue Amrica, y una parte de confrontacin, que ms all de ser un simple trasplante, iba a crear la sincrti-ca cultura creole. La Americanizacin de las culturas y sociedades trasplantadas a las Islas del Caribe vino entonces a designar el hecho de sentirse americano. Describi la restructuracin gradual de los sujetos y objetos trasplantados (desde Europa, frica, el Medio Oriente y Asia), precisamente por su contacto e inter-cambio limitados con las poblaciones y culturas autctonas45. La Americanidad

    43 una abstraccin, la representacin mental de un objeto.44 describe la adaptacin progresiva de poblaciones del mundo occidental a las realidades

    naturales del mundo que bautizaron como nuevo. Y esto sin interaccin profunda con otras culturas. La Americanidad es entonces, en gran medida, una cultura emigrada, dentro de un aislamiento esplndido.

    45 Cuando Lucien Taylor le pregunt a los creolistas qu vean como el punto de articulacin de la Americanizacin y la creolizacin, la respuesta ligeramente perezosa y un tris irrita-da de Chamoiseau fue lejos de convincente, ya que el escritor se content con aconsejarle al antroplogo que encontrara la respuesta a la pregunta l mismo trabajando en una nueva antropologa, que decodifique la infinita complejidad de la creolizacin (136).

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    solo describa una o varias culturas trasplantadas que nunca experimentaron nin-gn tipo de interaccin. As, representaba el hecho indispensable de acceder al conocimiento del Yo creole, pero no un aspecto viable en este constructo, si se lo entenda aisladamente. Era, en pocas palabras, una versin de la Antillanidad que la creolizacin no haba afectado: lAntillanit dsigne [] le seul proces-sus damricanisation dEuropens, dAfrique et dAsie travers larchipel antil-lais. De ce fait, elle est, pour ainsi dire, une province de lAmricanit linstar de la Canadianit ou de lArgentinit. Elle omet [] quil y a eu dans certaines les, en plus de la simple amricanisation, un phnomne de crolisation (et donc de crolit)46 (Bernab et al., 32).

    Creolidad y creolizacin47

    La creolizacin es el modelo tomado por los coautores del Elogio para formar el segundo componente de la Creolidad (la Antillanidad era el primero). Mientras el mestizaje (mtissage) involucraba limitaciones y un factor de predic-tibilidad, recuperar la creolizacin para describir las transformaciones culturales que ocurran en el Caribe les permita a los creolistas presentar esas transforma-ciones como infinitas e inesperadas. Aunque Glissant tambin consideraba in-evitable el compromiso cultural (24) en el Caribe, esto no hizo que el resultado fuese menos impredecible. El mismo douard Glissant tom prestada su visin de este mestizaje ilimitado, de la idea de identidad relacional y del rechazo a la raz nica. Nueve aos despus de la publicacin de Le Discours antillais, en Po-tica de la relacin, volvi a usar la metfora botnica del rizoma, retomando abier-tamente la teora del rizoma de Deleuze y Guattari en Mil Mesetas (1980). Es decir que Glissant tom la imagen y la aplic nuevamente a una definicin positiva de la identidad paradjica de culturas compuestas que ha encontrado en el Caribe.

    46 La Antillanidad designa [ ] el nico proceso de americanizacin de europeos, africanos y asiticos en todo el archipilago antillano. Por este hecho es, por as decirlo, una provincia de la Americanidad a la manera de la Canadianidad o la Argentinidad. La Antillanidad omite [] que hubo en ciertas islas, adems de la simple americanizacin, un fenmeno de creolizacin (y por tanto de Creolidad ).

    47 Creolizacin es un trmino lingstico (cuyo smbolo ms manifiesto era para Glissant la len-gua creole) (Eckkrammer, 97). En el campo de la antropologa, Charles Stewart, por ejemplo, ha alabado la rica y variada historia del concepto de creolizacin, que alcanza hasta el siglo xvi. Incluso si la palabra solo apareci despus, la idea surgi implcitamente en el momento en que el trmino creole fue acuado en el perodo temprano de la colonizacin (1). En el campo antropolgico, Thomas Hylland Eriksen afirma que la creolizacin es el proceso por el cual nuevas formas culturales y nuevas posibilidades de comunicacin emergen debido al contacto. Resalta la naturaleza flexible, abierta y libre de ataduras de los procesos culturales, en oposicin a la nocin de culturas como sistemas de comunicacin atados, estables (163).

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    Esta reutilizacin le permiti al terico martiniqueo estar de acuerdo con que la nocin de raigambre en contacto se manifestara (Hiepko, 243-244). Con la Relacin de Glissant, el sujeto que antes estaba determinado tena la posibilidad de adoptar aspectos de su ser creole, el cual en el pensamiento creolista estaba lejos de ser fijo, y era ms bien flexible, adaptable, irreductible (244). Al ir de un modelo esterilizante y ontolgicamente estratificante lineal e histricamente determinado a uno mvil e impredecible definido geogrficamente, la visin de Glissant les dio a los creolistas la idea de hacer que su Creolidad y su Elogio se volvieran medidas generacionales pero tambin cambiantes.

    El rol de la creolizacin en el pensamiento creolista era crear un valor destinado a demostrar el impacto del medio en los cambiantes patrones socio-culturales de los individuos trasplantados (Buisseret, 25) y cmo estas transfor-maciones ocurran dada la necesidad de adaptarse e interactuar en un momento especfico en la historia (durante la colonizacin y la esclavitud), en un lugar especfico: la regin Caribe. Otros lugares y perodos podan desarrollar sus propias terminologas o volver a sta, para mostrar la naturaleza global de este proceso (Buisseret, 15). De este modo, la Creolidad tambin se comprometi a mantener un dilogo entre varias actitudes: la conservacin de lo familiar y la relacin difractada.

    En el nuevo lugar (el Nuevo Mundo), la falta de autodeterminacin del sujeto, lo desconocido y el contacto forzado obligaron a las poblaciones tras-plantadas a adaptarse. Esta adaptacin necesaria, a su vez, gener procesos de improvisacin que al principio dieron paso a patrones que eran nuevos tanto para el individuo trasplantado como para el colonizador (ambos desarrollaron nuevas formas de lenguaje, arquitectura, comidas y bebidas y medicinas (Buis-seret, 19)). Esta distincin nos permite atisbar un significado de la matriz Creole para los creolistas, la cual no designaba sencillamente un lugar donde la Creoli-dad se haba gestado: el Caribe. La matriz Creole es todo aquello que ha perdu-rado a pesar de las transformaciones y los desarraigos. En el proceso semntico de Chamoiseau en particular la primera matriz, la de las plantaciones, sirvi para apoyar y anclar al desarrollo intelectual, potico y social de la Creolidad, ya que las plantaciones implicaban que se desarrollaban nuevos mtodos y conductas de supervivencia, y costumbres improvisadas para esos individuos que haban sido trados y explotados por la fuerza.

    La segunda matriz, la urbana, serva para poner en evidencia los materiales, valores y propuestas adicionales, necesarias en el proceso de maduracin y pro-

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    duccin de la Creolidad48. De esta manera, aunque para los creolistas el vnculo de la identidad creole con respecto a un lugar era fundamental para explicar la Creolidad, lo que haba ocurrido en ese lugar y en las trayectorias prestadas les resultaba igual de fundamental. Los productos que surgieron de la creolizacin fueron llamados por los autores del Elogio no solo como creolizados, sino como creoles (Gallagher, 220)49.

    el espacio antillano como espacio de creolizacin

    En Le Discours antillais, Glissant se refiri a la creolizacin en trminos que ya anunciaban el lugar central que el concepto iba a ocupar en su pensa-miento, que continu desarrollndose, se ampli del Caribe al mundo, en con-creto en trminos del concepto de la creolizacin cultural del mundo. Desde un punto de vista cultural, Glissant consideraba que la creolizacin no tena territo-rio. En consecuencia, este proceso podra exceder el rea geogrfica del Caribe. Luego vino a designar un movimiento perpetuo, acelerado por las relaciones a nivel de todo el planeta, cuyo resultado era desconocido. Este movimiento serva para revelarle a la humanidad tanto sus grandes diferencias, como sus similitudes ms estrictas (entre pueblos)50. As, Glissant entenda este proceso antillano no solo como una realidad contempornea, sino como una realidad de todo el planeta51. Como declara Andrea Schwieger Hiepko: El Caribe, con sus sociedades de plantacin, es la locacin histrica que ya ha experimenta-do la creolizacin en el sentido literal. Pero su situacin especfica tiene una significacin mayor en la medida en que han emergido de ella las cualidades

    48 La novela Texaco es una buena muestra de la relevancia y funcin de esta segunda matriz. 49 En sus Lettres Croles, Patrick Chamoiseau y Raphal Confiant mencionan la vivienda creole y

    sostienen que cataliz la creolizacin. El contacto, las creaciones y transformaciones se haban vuelto necesarios sin haber sido predichos. Las sociedades creoles nacieron en primer lugar, de la necesidad de sobrevivir a la plantacin casi de manera accidental o ms bien obstina-damente, fueron creadas a partir de tcnicas de sobrevivencia generadas por la mezcla no armoniosa (y no concluida, y por ello no reduccionista) de prcticas lingsticas, religiosas, culturales, culinarias [], de los diferentes pueblos presentes (31).

    50 Glissant, al acepar la nocin de creolizacin, estaba lejos de abandonar completamente el mes-tizaje primordial, o rechazar la idea de cierta rigidez: Si bien la creolizacin es el resultado y no la sntesis (las sntesis son molestas, como deca Victor Segalen) de elementos culturales venidos de lejos y que son heterogneos unos con respecto a otros, la creolizacin supone por completo una identidad que se mantiene en las dos orillas desde el nacimiento de esas culturas mestizas) (Glissant en Discours sur le mtissage, Identits mtisses: En qute dAriel, 50-1).

    51 Vase la entrevista concedida a Kikanda Chandar disponible en lnea o el artculo de Glissant en Discours sur le mtissage, Identits mtisses: En qute dAriel (Editada por Sylvie Kand, Pars: lHarmattan, 1999, 50-1): Aujourdhui le monde entier se crolise [] (Glissant, 50-1).

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    y calificaciones que son valiosas en el estado presente ad portas de un nuevo milenio (253).

    El Lugar se hall ligado estrecha e indiscutiblemente al concepto de Creolidad. Este lugar era el archipilago antillano, el polvo de un continente. El continente era Amrica, que hundi al Caribe en la confluencia de al menos dos historias. Una de ellas surgi de la conciencia europea universal de un nuevo mundo que esperaba ser descubierto, explorado y dominado, para parafrasear a Mignolo (2005, 7). La otra historia ofreca otra versin de los inicios, y de su desarrollo humano. En consecuencia, representaba otra manera de integrar el conocimiento de s mismo y el acercamiento al otro (Ibd., 46). La creolizacin podra igual haber tenido lugar en otra parte como en el continente americano: La crolisation antillaise de par le monde il en est dautres, aux modalits au-tres est par consquent une prcipitation anthropologique illimite, contrastant ainsi avec le caractre trs limit de lespace gographique dans lequel elle se meut52 (Chamoiseau, Confiant, 65).

    Creolizacin: la transformacin de las visiones

    sobre el lenguaje creole y la literatura

    La creolizacin represent una medida o un criterio adicional tanto para construir y narrar la Creolidad. De acuerdo con Franoise Vergs, el concepto haca mucho ms. Defina la verdad de la identidad. Sugiere que la prdida no necesariamente es una carencia. No comporta una serie de partes homog-neas que pueden ser substradas o adicionadas a voluntad (Indian-Oceanic Creolizations, 148). Tan preocupados como Glissant pero en lo tocante a la creolizacin por distinguir entre su concepto de Creolidad y la nocin de snte-sis, los coautores del Elogio de la creolidad nos recuerdan insistentemente que la Creolidad no puede ser reducida a la idea de una mezcla antropolgica y cultural armoniosa, porque sus repercusiones no se limitaban a la fusin ni a la absorcin de elementos reunidos. La idea de sntesis cultural implica, desde luego, integrar un predicado de retencin y a la vez explotar parcialmente varias tendencias, in-clinaciones o costumbres. Pero la idea de sntesis tiende as mismo, por un lado, a ecualizar las dos medidas y, por otro lado, a aceptar la percepcin de dos tipos distintos de subjetividad: uno trasplantado a la nueva tierra y el otro sedentario. Dos contextos cuya separacin seala que estaba en accin un proceso diferente

    52 La creolizacin antillana hay otras en el mundo, con modalidades distintas es, en conse-cuencia, una precipitacin antropolgica ilimitada, que contrasta de esta manera con el carc-ter ms limitado del espacio geogrfico en el que se encuentra.

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    al que usaban los creolistas para describir la evolucin de las poblaciones creoles en el nuevo mundo.

    Lengua y Creolidad

    Con la creolizacin, la lengua (en francs, langue) dej de ser entendida en el sentido de una correspondencia lingstica uno a uno, comprendida por todo el mundo en la cuenca del Caribe, sino ms como la formacin solidificada e intensificada de un lenguaje original comn (en francs, langage): el creole. La importancia que los creolistas le otorgaban a la cuestin de la herramienta lingstica no era un proceso nuevo. Este proceso clsicamente tuvo el efecto de legitimar la literatura de una nacin, as como la tradicin cultural que validaba53. Para Bernab, Chamoiseau y Confiant, la lengua creole era el resultado de las circunstancias o ms bien, una conjuncin entre espacio y tiempo. Personificaba el producto del comercio triangular, del trasplante, adaptacin y contacto con resultados impredecibles al cual llamaron Totalidad. Los partidarios de la Negri-tud, por su lado, nunca haban negado la importancia del rol de la lengua creole, de los relatos y de sus roles (Phillips, 46). Pero para alguien como Aim Csaire, un poeta cuyo medio era la escritura, era ilgico usar el creole: Escribir en creole carecera de sentido, ya que de acuerdo con el punto de vista de Csaire, el creole no era formalmente una lengua. Mientras que el francs era sin duda una lengua; era la lengua (46). Para los creolistas, Csaire haba sucumbido a los encantos de la identificacin con el universalismo francs. Este acto mimtico implicaba el riesgo de mantener la lengua minimizada suspendida indefinidamente entre lo universal y lo particular. Para ellos, la lengua creole era mvil, el mejor smbolo de los movimientos de la Creolidad que ellos buscaban simultneamente sentir, explicar y expresar, una vibracin para la cual adivinaban el potencial significati-vo de oponerse al logocentrismo y al universalismo.

    En el momento del Elogio de la creolidad, los tres martiniqueos haban entendido ya, y de hecho, haban expresado, que el creole iba ms all de la Creo-lidad. Es decir, que no era la Creolidad la que haca al creole, sino lo contrario. Para Chamoiseau, en particular, la lengua creole representaba la expresin misma de su potica; respecto a lo Diverso, la lengua creole era lo que densificaba, dispersaba, nombraba y dilua al individuo, todo a la vez (1997, 330). Por ello, alguien como Chamoiseau no poda ignorar la realidad lingstica de que no hay dos creoles idnticos en el Caribe (Walcott, 225). De esta manera, los autores expresaron la relevancia del creole para el presente en todos los niveles

    53 Vase Mignolo (2007, 27), al igual que Brathwaite, en A Dialogue: Nation Language.

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    de la vida cultural, social y poltica de los martiniqueos (como un buen ejem-plo), explicando su militancia muy al comienzo (particularmente para Bernab y Confiant); la creacin del GEREC (Groupe dtudes et de Recherches en Espace Crolophone), el compromiso de gramaticalizar el creole, la ortografa y la se-mantizacin de la lengua, de su literatura, y la publicacin del manifiesto Elogio de la creolidad, al punto de aseverar: aujourdhui, ce serait strilisation que de ne pas investir cette langue. Son usage est lune des voies de la plonge en notre crolit54 (Bernab et al, 44).

    Creolidad y literatura

    Por lo tanto, la lengua creole fue dotada de recursos inesperados; sujeta a las ambigedades de la creolizacin y a los misterios del Dtour (el Desvo de Glissant), fue capaz de subsistir en lenvironnement indit insouponn de la Carabe55 (Bernab, Confiant, 51). Entre estos desarrollos insospechados, en-contramos las semillas, o mejor, uno de los rastros de la literatura antillana, el signo escrito de la oraliture: la propia lengua creole. Infinitamente floreciente, podra avanzar avec la conscience plus ou moins claire de lexistence de toutes les langues du monde56 (Ibd., 65).

    En 1991, en Lettres croles: traces antillaises et continentales de la litt-rature 1635-1975, Patrick Chamoiseau y Raphal Confiant escribieron la crnica de los primeros gritos y silencios que los primeros esclavos africanos dejaron salir en sus chozas, en los campos, en los montes (mornes) y su evolucin en los cuentos y leyendas creoles, contadas por los cuenteros creoles (Phillips, 47). El cuentero era descrito como celui qui donne voix au group. Il nest pas un crateur en suspension, mais bien le dlgu dun imaginaire collectif auquel son art sajoute57 (Chamoiseau, Confiant, 80). El cuentero creole transmita, tota-lizaba y canalizaba un conocimiento diferente, el del Ment. El verbo relayer, literalmente: tomar el relevo, relevar, debe entenderse en el sentido de reemplazar y sustituir, al igual que retransmitir. Chamoiseau haba notado un vaco que de-ba ser llenado, pero hacerlo significaba organizar y transmitir un conocimiento fragmentado, disperso, vencido y astillado. Ver lo no visible, entender lo incom-prensible, asir lo inasible. Esa funcin serva como base para erigir la palabra

    54 hoy en da, sera un acto de esterilizacin no reinvestir esta lengua. Su uso es una de las vas de inmersin en nuestra Creolidad.

    55 el ambiente indito e insospechado del Caribe56 con la consciencia ms o menos clara de la existencia de todas las lenguas del mundo.57 El que le da voz al grupo. No es un creador en suspenso, sino el delegado de un imaginario

    colectivo al cual su arte se suma.

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    del cuentero creole porque, aunque el cuentero era sensible a la intensidad de la experiencia y los pensamientos, era inquebrantable (a diferencia del Ment) demasiado lleno de movimientos inquietos. Por lo tanto, el cuentero fue quien, a su vez, hubo de relevar los esfuerzos del Ment.

    Patrick Chamoiseau reconoci que para douard Glissant le relais nest pas tabli entre le Conteur crole et les crivains qui lui succdrent. Quand le systme des plantations se dcomposa, la parole du Conteur fut immobilise. La dpartementalisation nous projeta de lunivers rural post-esclavagiste aux sys-tmes indits dun pays dvelopp58 (Confiant, Chamoiseau 51; Ecrire 118-9). De modo que la literatura antillana exista ya con el cuentero creole, littrature articule dans lethno-texte de la parole59 (Confiant, Chamoiseau, 51). Cuando el cuentero desapareci60, esa primera faceta de la cultura desapareci con l. Su arte dej claro que haba una comunidad donde se supona que existan el aisla-miento y la esterilidad, aunque el Ment fue capaz de percibir sus posibilidades antes que l. Por esto, Chamoiseau y Confiant prefirieron hablar de rastros, en vez de trayectorias. Su historia literaria de las Antillas francesas tena ms aire de posible camino que de gua dogmtica. En cuanto a su gesto, su esperanza era delinearla como una descripcin, en lugar de imponer un punto de vista con-trolador. Los dos escritores queran mostrar que la trayectoria cultural antillana no era lineal, sino primordial y submarina, al igual que transversa61. Su Lettres croles les permiti ilustrar y defender la literatura antillana bajo el auspicio de la Creolidad y poner en tela de juicio tanto obras literarias como la Creolidad misma, partiendo del contexto sociohistrico antillano y la articulacin de sus posibles trazos. De acuerdo con ellos, estos signos prepararan el camino hacia la aprehensin creole de la autoconsciencia antillana.

    Desde ya podemos percibir en el autoanlisis de su rol como escritores anti-llanos, que la Creolidad tena un rol histrico que cumplir. Para Walter D. Mignolo, esa funcin pareca obvia: La Creolidad literaria toma el lugar de la historiografa, ya que la historiografa, como prctica disciplinaria, no puede alcanzar la fuente de la Creolidad (2000, 245). No creo que la meta de los creolistas fuera ser exhaustivos, ni

    58 No se estableci el relevo entre el Cuentero y los escritores que le sucedieron. Cuando el sistema de las plantaciones se descompuso, la palabra del cuentero qued inmovilizada. La departamentalizacin nos lanz del universo rural pos-esclavista a los sistemas inditos de un pas desarrollado.

    59 Literatura articulada dentro del etnotexto del habla.60 Chamoiseau hizo de esa desaparicin el tema y enigma de su novela Solibo Magnifique. 61 El otro trazo de la literatura creole comenz, ciertamente, en el horror del barco negrero

    (Lettres croles, 37).

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    siquiera objetivos, dado lo ntima y localizada que era su biblioteca62. Simplemente, para ellos, las literaturas eran objetos que zumbaban con los acontecimientos de las vidas, los recuerdos, las sensaciones. Siendo as, dada su condicin de escritores, no podan evitar ser personalmente afectados por ellas: Nomme en toi ces rumeurs des vielles bibliothques quand, de leurs livres sans ge, sveille soudain une vie insue des biologistes, germe dune poussire dencre, de phrases inacheves, dides offer-tes comme quatre hosties aux insectes, de briques manuscrites qui se souviennent dinondations, de bibles cassantes comme de vieux os, avec lodeur sdimentaire du papier qui smeut dun souvenir dincendie. Cest dabord a literature63 (Chamoi-seau, Confiant, 11).

    Lo que el Elogio de la creolidad volvi comprensible, antes de la publica-cin de las Lettres croles, fue el hecho de que el discurso de sus coeditores era un elogio de todos los aspectos de los antillanos o de los caribeos: el aspecto lingstico, poltico, ontolgico, social y, desde luego, cultural. Entre estos fe-nmenos culturales, la cuestin literaria fue puesta en primer plano. Gracias a la literatura Bernab, Chamoiseau y Confiant pudieron medir una plus juste conscience (consciencia ms precisa) de s mismos.

    Conclusiones: generaciones, mutaciones y cmo permanecer

    autntico: la cuestin de la autenticidad

    Los coescritores del Elogio de la creolidad han sostenido que tambin han observado un cambio durante los ltimos veinte aos, que se podra identificar por el tipo de inquietudes que sus colegas escritores comenzaron a desarrollar en su arte, direccin que, a su vez, les permiti a esos escritores alcanzar la pro-fundidad de la que, a su juicio, carecan sus precursores, en particular los poetas y escritores doudouistas. Por su parte, la obra de Aim Csaire, sigui estando, para ellos, significativamente dominada por el principio de una esencia africana que Csaire, no obstante, no consideraba inmvil. Es interesante notar aqu que muy ciertamente, esta es la crtica ms recurrente hecha al discurso creolista y

    62 Francoise Vergs destaca pertinentemente: Un texto siempre est anclado en nuestra bio-grafa, en un lugar conformado por nuestros recuerdos de olores, colores, msica y gente. Mi archivo, mi librera, es el Ocano ndico, un lugar de encuentros e intercambios entre frica, Asia y el mundo musulmn, mucho antes de la llegada de los europeos en 1948 (Kiltir Kreol, 179).

    63 Nombra en ti esos rumores de las viejas bibliotecas, cuando, de sus libros sin edad, se des-pierta de repente una vida ignota de bilogos, que germina del polvo de la tinta, de frases inacabadas, de ideas ofrecidas como cuatro hostias a los insectos, de ladrillos manuscritos que recuerdan inundaciones, de biblias quebradizas como huesos viejos, con el olor sedimentario del papel que se conmueve con el recuerdo de un incendio. Eso es en principio literatura.

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    a su concepto de Creolidad; y se condena a la fuente a mantenerse como un oscuro referente, a pesar de la certeza de la persona que la denomina como tal. A su vez, esa referencia haba atado la palabra Negritud a su enunciacin. Con-trario a la ideologa de la Negritud, el conocimiento consista, en la poca, en la visin de los creolistas segn la cual el ser antillano no deba llevarse a la dia-lctica continental del Yo y del Otro, a la luz de un nico principio universalista y universalizante. De este modo, admitan que: si, dans cette rvolte ngriste, nous contestions la colonisation franaise, ce fut toujours au nom de gnrali-ts universelles penses loccidentale et sans nul arc-boutement notre ralit culturelle64 (17-18) (Bernab et al., 21). Aunque, para los creolistas, el desafo y la resistencia seguan siendo algunas de las claves para la liberacin cultural, los instrumentos de esa liberacin tenan que ser autnomos. Por consiguiente, los antillanos tenan que encontrar sus palabras locales, en vez de palabras univer-sales. Para douard Glissant, un crtico admirador de Aim Csaire, profunda-mente respetuoso de su arte, el trabajo del poeta (su Cuaderno) haba alcanzado la autenticidad porque, a pesar de todo, Csaire haba logrado hacerlo entrar en una relacin dinmica con el lugar antillano (Gallagher, 2007, 52). Desde esa perspectiva, Csaire, tambin, fue capaz de comenzar a mostrar el mundo y su posicin en su totalidad, ya no dialcticamente. Los coautores del Elogio ha-ban visto este autre degr dauthenticit qui restait nommer65 (15) (Berna-b et al., 18) en la Creolidad y argumentaban que lo autntico es generalmente primordial, primario, original (Bernab et al 43), aunque reconocan que la Negritud, y la Antillanidad antes de ella, haban medido esa autenticidad de manera diferente.

    Muchos han considerado que al reclamar autenticidad, los creolistas es-taban propugnando por el aislamiento66. Es cierto que lo que para los autores del Elogio constitua un proceso de autoreflexin representaba para ciertos crticos la expresin de una instancia cerrada o el establecimiento de una jerarqua, una nueva manera de declarar que, tal vez, ciertas aproximaciones culturales eran ms caribeas que otras67. Sin embargo, desde mi punto de vista, esta visin inte-

    64 si, en esta rebelin negrista, protestbamos contra la colonizacin francesa, siempre fue a nombre de generalidades universales pensadas al modo occidental y sin ningn apoyo en nuestra realidad cultural.

    65 otro grado de autenticidad que quedaba por nombrar.66 Para ms informacin, se recomienda consultar el artculo de Marie-Jos Jolivet (ver Obras

    citadas).67 Ulrich Fleischmann se preguntaba si era posible para unas reas ser ms caribeas que otras

    (Discussion, 462).

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    rior y el hecho de concentrarse en la palabra autntico generaban contradic-ciones que estaban destinadas a ser aprehendidas en forma problemtica (Jolivet, 230)68. Esta problematizacin pareca necesaria para los creolistas, porque vino a ellos a travs de esa visin interior que deba guiarlos hacia una consciencia ms profunda de s mismos.

    Los coautores del Elogio de la creolidad, sin duda, mostraron una am-bicin que a duras penas contrarrestaba la falsa humildad que ciertos recursos retricos develaban. Ms an, mencionaban un deseo de autenticidad que algu-nos escritores no compartan. Ya que ese deseo era solo suyo, no era solo suyo el objeto de ese deseo? Se trataba de un punto de vista extremo: extremadamente perturbador e irritante. Sin embargo, los creadores del Elogio intentaron tanto crear un consenso, como provocar una reaccin as fuese de disgusto, repulsin o shock, al conminar a sus lectores antillanos (todos ellos les concepteurs de [l] espace [Creole]69, ms que simples artistas y escritores) a evaluar o reevaluar su propio anlisis de la situacin antillana y reflexionar sobre el lugar y el rol de su cultura en todo el mundo (no solo en la regin francoantillana). La provoca-cin es una intencin especfica de los escritores de manifiestos. Lograron su cometido los creolistas? Lo que queda claro es que en un perodo de veinte aos dejaron pocos lectores indiferentes. Misin cumplida: el radicalismo, a veces al-ternado con el relativismo, portador de transformaciones, ha dicho lo suyo.

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    68 Para Salman Rushdie, la palabra autntico no puede ser entendida desde afuera y solo puede ser trabajada desde adentro, localmente la autenticidad es la hija respetable de un exotismo anticuado. Exige que las fuentes, formas, estilos, lenguajes y smbolos deriven todos de una tradicin supuestamente homognea y continua. Y ms. Lo que es revelador del trmino, tan utilizado en el mundo de la literatura de la Commonwealth, y siempre con orgullo, parecera ridculo por fuera de este mundo. Imaginemos una novela siendo elogiada por ser autntica-mente inglesa o autnticamente alemana. Parecera absurdo (67).

    69 creadores del espacio [Creole].

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