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NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA Jorge Vilches Politólogo. Profesor Titular de Historia del Pensamiento. Universidad Complutense de Madrid. www.seguridadycultura.org @InstitutoSyC INFORME 11 DE SEPTIEMBRE DE 2020

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  • NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN:LA CONSTRUCCIÓN DEL MITODE LA DIADA

    Jorge VilchesPolitólogo. Profesor Titular de Historia del Pensamiento.Universidad Complutense de Madrid.

    www.seguridadycultura.org @InstitutoSyC

    INFORME 11 DE SEPTIEMBRE DE 2020

  • ÍNDICE

    EL NACIONALISMO ES UNA RELIGIÓN SECULAR Pág. 41

    LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDADIMAGINARIA

    Pág. 82

    LOS MITOS Pág. 123

    CONCLUSIONES Pág. 185

    LA RESPONSABILIDAD ANTE LADESINFORMACIÓN

    Pág. 164

  • NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA4Jorge Vilches

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    EL NACIONALISMO ES UNA RELIGIÓN SECULAR1

  • NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA 5Jorge Vilches

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    Los nacionalismos son ideologías; es decir, comoapuntó Daniel Bell, son un conjunto de ideas ycreencias que contienen una interpretación delmundo y un deseo de transformarlo para construiruna pretendida sociedad perfecta. A ese fin últimode la ideología se sacrifica todo, desde la libertadal pluralismo, la convivencia, la tolerancia, lamodernidad y, por supuesto, la información. Enconsecuencia, la ideología y la verdad, o la mismarealidad, no suelen coincidir.

    A esa ideología, el nacionalismo, se somete todoel conocimiento en su transferencia a la sociedad:la biología, la antropología, la literatura, laeconomía y la historia, claro. Sin ese sometimientodel conocimiento, la ideología carece de fuerzaporque necesita que esa interpretación del mundoen la que se basa parezca verosímil. De ahí quetodos los nacionalistas dirijan los esfuerzos desus universidades, centros de investigación yeducativos, medios de comunicación y disciplinasartísticas, incluida la música y el deporte, hacia lasatisfacción del paradigma nacionalista.

    Sin embargo, ninguna ideología es científicaporque se basa en sentimientos, voluntades ycreencias. Por esta razón es imposible razonarcon un nacionalista que la construcción de supequeño Estado-nación supondría un grave dañoeconómico y social a su población. Laracionalidad y el nacionalismo no van en el mismobarco.

    Toda ideología -y el nacionalismo lo es, insisto-necesita recrear un pasado, tener una visión de la

    historia que justifique su discurso políticopresente, las acciones colectivas y lasreivindicaciones. No importa la realidad, lainformación, sino el efecto, que es el que la gentetome conciencia y se movilice. Es desinformar;esto es, mentir para obtener un rédito político.Falsear el pasado o sacar conclusiones volitivas,como decir que si hubiera gobernado tal o cualpartido, o hubieran sido un Estado independiente,todo habría sido positivo, no solo es acientíficosino deshonesto. En realidad, se trata de la viejalabor de las élites intelectuales, orgánicas enmuchos casos, dependientes del Gobierno que,valiéndose de la autoridad que confiere su cargo,van creando un relato único, con una moralpública, para conformar una mentalidad. Es el

    “No importa la realidad,la información, sino elefecto, que es el que lagente tome conciencia yse movilice. Esdesinformar; esto es,mentir para obtener unrédito político”

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    opio de los intelectuales, que escribió RaymondAron: se sienten satisfechos porque creen cumpliruna función social que en realidad desvirtúa elsentido de su profesión.

    Esa desvirtuación del sentido profesional paracumplir un objetivo político es muy señalada entrehistoriadores, donde la ideología del observadorinunda el objeto de estudio, las técnicas y ellenguaje que utiliza. En este caso, ladesinformación tiene un doble sentido: cumplircon esa función social de transformar el mundodesde su pequeño puesto y, por otro lado,conseguir un empleo porque se comulga con elparadigma adecuado.

    Es en este sentido en el que el nacionalismo yotras ideologías, como el comunismo, pretendenel establecimiento de “la verdad”. La imposición deuna sola verdad, con categoría de norma deobligado cumplimiento para la explicación de larealidad, es típica de las dictaduras del siglo XX.Es una de las características del totalitarismo, queconvierte en crimen o traición el no asumir yrepetir la “verdad”, y que castiga al infractor,cuanto menos, con la marginación o el silencio.

    El nacionalismo catalán, tal y como estáconfigurado hoy, es de tipo primordialista oesencialista. Esto significa que consideran que lapertenencia a una comunidad nacional es unhecho natural previo a la configuración delEstado, asentado en elementos religiosos,culturales o raciales comunes que hunden susraíces en la Antigüedad. La nación históricaemanaba de un presunto “espíritu del pueblo”,como escribieron Rousseau y Herder, que procedede estar asentado en un territorio y tener unasleyes, cultura y religión propias, como señalóMontesquieu. De ahí la importancia que elnacionalismo catalán, como otros, han dado alpaisaje natural y propio, exclusivo, como creadorde unas características biológicas únicas queconfieren una identidad política. De esta manera,la nación histórica, ese grupo humano forjado enun territorio durante un tiempo determinado, se

    convierte en nación política como sujeto dederechos. Esto muestra que el nacionalismo es uncolectivismo más, en cuanto limita el ser y laconciencia del individuo a su pertenencia a uncolectivo. No hay libertad para la persona, porconsiguiente, sino determinación histórica, culturaly biológica. Esta fue la razón de que haya unadiferencia entre los nacionalismos que procedende la Revolución Francesa de 1789, asentados enlos derechos del hombre y del ciudadano en suaspecto universal, y los nacionalismos tardíos,como el vasco y el catalán. Estos últimos sedesentienden de los derechos de aquellos que nocomulgan con la unidad de destino en lo universal,el tener un Estado propio. Por eso niegan elpluralismo y la disidencia, e incluso aplauden losactos de violencia y coacción que eliminan físicao socialmente a los no nacionalistas. Es obvia eneste caso la labor de ETA o Terra Lliure.

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    Esos nacionalismos tardíos, como el catalán,surgieron en el último suspiro del romanticismodel siglo XIX. Tomaron de esta corriente el dotar ala cultura de un sentido espiritual propio, al mododel alemán Fichte, que mitificaba la historia, losacontecimientos y los personajes. Esenacionalismo se configuró como una religiónsecular, como vio Eric Voegelin, en una teologíapolítica con vocación de ser única. Tomóentonces de la construcción religiosa todas suscaracterísticas: los mitos, los milagros, los SantosPadres, las Sagradas Escrituras, el culto colectivo,los santos, la parusía -la recreación de la Ciudadde Dios-, y la Iglesia como develadora, guía yguardiana de la fe. Carlton Hayes, politólogo yembajador en España en los años 40, defendía quelos nacionalismos habían tomado fuerza según sedebilitaban las creencias religiosas, eran sussustitutos. Acertó con Prat de la Riba, padre del

    nacionalismo catalán, que llegó a escribir que “lareligión catalanista tiene por Dios a la patria”. Esasacralización de la nación, como señaló EmilioGentile, se fundamenta en una moral religiosa, decreyentes y apóstatas, que se distinguen por suservicio a un bien mayor o por la traición. Yaescribió Durkheim que lo estrafalario delnacionalismo como religión política es que sonnaciones que se rinden culto a sí mismas.

    El motivo es que las generaciones que salieron delsiglo XIX y entraron con fuerza en el XX buscabanalgo en lo que creer, un sentido a la vida, a todo,una cosmovisión, y lo encontraron en lasideologías. El resentimiento y la inseguridad, esosgrandes motores de los colectivismos, dieron vidaa concepciones totalitarias de la vida humana:una única forma de ser y pensar, para un futurodeterminado como perfecto, armónico y justo, yasea fundado en la raza o en la clase social. Esofueron las ideologías, y lo son, y eso es elnacionalismo.

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    LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD IMAGINARIA2

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    Ese conjunto de creencias necesita siempre unabuena dosis de desinformación; es decir, de mitos.George Sorel decía que el mito es un relato quemezcla verdad y mentira con el único objeto de lamanipulación de las masas para su movilización.¿Quiénes son los creadores de mitos? El sociólogoMiroslav Hroch señaló a las élites como autoras,en las tres fases para la construcción de lo queAnderson llamó “comunidad imaginaria”. Laprimera fase es la época de los myth makers, de lapropaganda en periódicos, libros, academias einstitutos para interesar a la sociedad por supasado. Durante este tiempo, los creadores demitos, esa élite cultural, inventa una tradición

    esencialista, inalterable en el tiempo, pero queestá a punto de perderse por la invasión de otracultura o por desdén. Además, presentan elidioma como elemento distintivo e identitario, y loutilizan en sus manifestaciones culturales.

    En esta fase la historia tiene un papel protagonistaese relato de lo que fue la nación y que se haolvidado. Elaboran así una historia particular yvictimista, que convierte a personas corrientes enhéroes o símbolos, muchas veces rodeados deacontecimientos milagrosos, animados por unasingularidad biológica única que habíaconformado su carácter.

  • NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA10Jorge Vilches

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    Por otro lado, los nacionalistas desinforman a lagente, o mienten, distinguiendo en su relato entreel pueblo nativo y el foráneo. El primero es ungrupo humano histórico que resulta un compendiode virtudes proporcionadas por la biología y lacultura, incluso por el paisaje. El prototipo dehombre y mujer naturales del lugar surgeentonces. El foráneo, por contraposición, es unconjunto de defectos, “un animal con formahumana” que escribió Quim Torra, pero que tieneel poder de impedir la expresión natural del pueblonativo. No es nuevo. Pere Corominas escribía a suhermano desde Madrid, en febrero de 1899, que enla capital de España solo había “fanáticos, asnosy eruditos”, pero “nadie inteligente”. En elnacionalismo tardío, como en el alemán o elitaliano, hay un cierto sentido de superioridadmoral y física, de pertenecer a una civilizaciónsuperior a la que no se deja su expansión naturalni se la reconoce.

    Esa élite cultural forja los mitos a través de unlenguaje propio, una serie de conceptos que sirvenpara explicar la realidad; eso sí, de una maneradeforme e interesada. Esto lo explicó Kant cuandodijo que las palabras expresan ideas que (re)creanla realidad. Ese lenguaje en un relato más o menosconstruido, permite lo que Lakoff llama “marcocognitivo”: una vez que la persona ha asumidomecánicamente esas palabras y esainterpretación del mundo, va a creer cualquiercosa que le encaje con ese paradigma. Es lamanera que tiene la desinformación para engañarde forma eficaz a la gente. Así lo que para otrosson mentiras, para unos son las verdadescoherentes con la narrativa que le permiteubicarse y definir acontecimientos, personas,normas e iniciativas. Si se controla el mensaje, secontrola la acción política.

    Ese paso al control político se produce en lasegunda y tercera fase descritas por MiroslavHroch: cuando esa élite forma un partidonacionalista, necesariamente transversal, quereúne a personas de distinto estatus y condición,con un único objetivo, el reconocimiento y ladefensa de lo propio. Efectivamente, cuando esepartido llega a las instituciones procede a sucolonización; es decir, a llenar la administración ylas instituciones con sus acólitos, de manera queEstado, Gobierno, partido en el poder, sociedad ynación son la misma cosa porque solo hay uninterés legítimo. De esta manera se cierra elcírculo porque el programa nacionalizador seconvierte en la doctrina oficial, en “la verdad”, y suconstrucción de la comunidad homogénea basadaen la desinformación pasa a formar parte de la

    “El foráneo, porcontraposición, es unconjunto de defectos, ‘unanimal con formahumana’ que escribióQuim Torra, pero quetiene el poder de impedirla expresión natural delpueblo nativo”

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    identidad. Es el momento, en expresión de GeorgeL. Mosse, de la “nacionalización de las masas”, de“hacer patria” o, como dice Esquerra Republicanade Catalunya, de “hacer República”.

    Es aquí donde los mitos históricos tienen un papelcentral, porque el Gobierno hace creer que esheredero de los “grandes hombres” y de sussacrificios, de sus actos heroicos y de su espíritu.Por eso, porque es política y no ciencia, comoseñaló Max Weber, prima el efecto movilizadormás que la realidad. Se llega así a la mentira,incluso al engaño voluntario, a lo que hemosllamado “posverdad”: el uso de informacionesfalsas a conciencia con el único objeto de teneruna argumentación contra el adversario, porqueimporta más tener razón que la verdad.

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    LOS MITOS3

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    ¿Qué hay de mito, de relato falso o desinformaciónen el historicismo catalanista? Mucho. Elnacionalismo catalán buscó un día para señalarsu lugar de la memoria, la fecha de nacimiento ode expresión colectiva de un proyecto políticopropio, a imitación del 14 de Julio francés o el 4 deJulio norteamericano. Eligieron el 11 deseptiembre de 1714, y en torno a ese díainventaron toda una historia, un conjunto de mitospara engañar y movilizar, para justificarse. Soloseñalaré un par.

    Es muy importante para todo nacionalismoconstruir al enemigo. Los populismos, y elnacionalista tiene asumido perfectamente el estilopopulista, también elaboran su némesis parajustificar su discurso y comportamiento. En lainvención nacionalista catalana todos loselementos debían encajar con su separación delresto de España. Para esto había que atacar sussímbolos: la Corona y las normas; es decir, lo queJulien Freund llamaba “lo político”, las bases de laconvivencia que generan un orden y un espíritu.

    Ese enemigo era Felipe V y su absolutismo, laidiosincrasia del españolismo, a diferencia delcatalanismo que era republicano en el sentidorenacentista, de patria de libertades. Esto servíapara contraponer la modernidad de unacivilización superior, abierta al mundo y a lasnuevas ideas -si no las habían creado-, y elarcaísmo de Castilla, una losa para el progreso. Esla luz frente a la oscuridad. En ese marco mentalcabe la encarnación del mal que somete a la

    nación libre; en este caso, Felipe V. El borbónaparece en la mitología catalanista como un reyque eliminó las libertades del pueblo de Cataluña,después de una enconada guerra. El conflictobélico habría sido, por tanto, del absolutismocontra la libertad.

    Este mito no aguanta un repaso histórico. Felipe Vjuró los fueros catalanes el 4 de octubre de 1701,abrió las Cortes y firmó las “constituciones” de1702 por las que el Principado salió muyfavorecido. Luego llegó la traición de la oligarquíacatalana, que a los tres años cambió de bando einició una guerra civil en Cataluña, entre vigatans(austracistas) y botiflers (borbónicos). Esa luchainterna desmiente que la Guerra de Sucesión fuerauna “Guerra de Secesión”, tal y como cuentan losnacionalistas. No fue entre españoles y catalanes;ni siquiera solo entre españoles, porque fue unconflicto internacional en el que participaronfranceses, holandeses, portugueses, austriacos eingleses.

    No importa la desinformación ni la verdad, sino larecreación del mito. Este mito del puebloresistente al invasor surgió durante la Reinaxença(Renacimiento), un movimiento de recuperacióncultural promovido por una élite a finales del sigloXIX. En esa invención histórica aparecían ya lossegadors de 1640 como un grupo de libertadores.Este cuento lo repitieron en el siglo XX autorescomo Rovira i Virgili, uno de los grandes teóricosdel nacionalismo, o el historiador Ferrán Soldevila.

  • NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA14Jorge Vilches

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    Faltaba la fecha de nacimiento del mito victimista.La Unió Catalanista, un partido minúsculo,organizó el 11 de septiembre de 1891 el primerhomenaje ante la estatua de Rafael Casanova,quien era Conseller en Cap en 1714. Había“muerto en combate” por las libertades deCataluña. Falso.

    No combatió por la independencia catalana, sinopor una España libre de Francia, como luegoratificó el bando de los Tres Comunes deBarcelona. Ni siquiera combatió ese día. Fueherido en una pierna por un tiro perdido, sacado deBarcelona y trasladado a la casa de su hijo en SantBoi de Llobregat. Allí pasó el tiempo hasta que en1719 le llegó la amnistía y volvió a su vida deabogado.

    Sin embargo, la rendición de Barcelona a lastropas internacionales del duque de Berwick no seprodujo el 11 de septiembre, sino el 12. Es ciertoque ese primer día una comisión barcelonesaenarboló la bandera blanca y fue a parlamentarcon el general del asedio, quien les dio de plazohasta el amanecer del día 12. Esta jornada, al norendirse la ciudad, hubo otro ataque. Solo amediodía del 12 se rindieron y las tropas, con laorden de respetar vidas y haciendas, entraron enBarcelona.

    “En la invenciónnacionalista catalanatodos los elementosdebían encajar con suseparación del resto deEspaña. Para esto habíaque atacar sus símbolos:la Corona y las normas;es decir, lo que JulienFreund llamaba ‘lopolítico’, las bases de laconvivencia que generanun orden y un espíritu”

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    LA RESPONSABILIDAD ANTE LA DESINFORMACIÓN4

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    No cabe duda de que la mentira tiene éxito cuandoel receptor quiere creer, esté o no engañado.Escribió Daniel Bell, con quien empezábamos estetexto, que el totalitarismo se caracteriza por hacerque el individuo no sepa distinguir entre la verdady lo falso, lo importante de lo accesorio. Cuando elpoder se dedica a crear una doctrina y aconvertirla en el discurso oficial, rodeada de lasparafernalias de un culto colectivo, de masas, estáen la senda de sacrificar la libertad y entrar en elautoritarismo.

    Ese avance no tiene freno institucional porque lasinstituciones y quienes configuran la opinión y elconocimiento pertenecen al proyecto deconstrucción nacional. Sin esos contrapesosinstitucionales, la democracia peligra. Es lo queSteven Levitsky y Daniel Ziblatt llaman “la pérdidade los guardarraíles de la democracia”: estarvigilante y actuar si es preciso para que nodescarrile el sistema de libertades por una malaconducción gubernamental o la desidia de lasélites democráticas.

    Esto significa que hay una responsabilidadindividual ante la propagación de ladesinformación, los mitos o las posverdades.Arendt contó en una conferencia que el derechode resistencia es individual. Consiste en resistirsea creer en la doctrina oficial cuando hace aguas,en no repetirla sin pensar, en quejarse. Endefinitiva, decía la filósofa, ser un individuo, no unmiembro de un colectivo.

    Resulta irónico, por tanto, que en la sociedad de lainformación, cuando jamás el alfabetismo habíallegado a tanta gente, en un momento en el quelos estudios superiores son casi la norma entrelas últimas generaciones y la globalización haconseguido el mayor grado de bienestar en lahistoria de la Humanidad, se asuma con tantafacilidad la mentira. Quizá sea la crisis espiritualde Occidente, o simplemente que las técnicas decomunicación se han perfeccionado tanto quellegan a confundir por completo la mente y el almahumanas.

    “Cuando el poder sededica a crear unadoctrina y a convertirlaen el discurso oficial,rodeada de lasparafernalias de un cultocolectivo, está en lasenda de sacrificar lalibertad y entrar en elautoritarismo”

  • 1. Toda ideología -y el nacionalismo lo es- necesita recrear unpasado, tener una visión de la historia que justifique su discursopolítico presente, las acciones colectivas y las reivindicaciones.

    2. Una de las características del totalitarismo es convertir encrimen o traición el no asumir y repetir la “verdad” -una solaverdad, con categoría de norma de obligado cumplimiento parala explicación de la realidad- y que castiga al infractor con lamarginación o el silencio.

    3. En el nacionalismo catalán no hay libertad para la persona, sinodeterminación histórica, cultural y biológica.

    4. Cuando el partido nacionalista llega a las instituciones procedea su colonización; es decir, a llenar la administración y lasinstituciones con sus acólitos, de manera que Estado, Gobierno,partido en el poder, sociedad y nación son la misma cosa porquesolo hay un interés legítimo.

    5. El programa nacionalizador se convierte en la doctrina oficial, en“la verdad”, y su construcción de la comunidad homogéneabasada en la desinformación pasa a formar parte de laidentidad.

    6. El nacionalismo catalán buscó un día para señalar su lugar de lamemoria, la fecha de nacimiento o de expresión colectiva de unproyecto político propio, a imitación del 14 de julio francés o el4 de julio norteamericano. Eligieron el 11 de septiembre de1714, y en torno a ese día inventaron toda una historia.

    NACIONALISMO Y DESINFORMACIÓN: LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO DE LA DIADA18Jorge Vilches

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    CONCLUSIONES5

  • 7. En la invención nacionalista catalana todos los elementosdebían encajar con su separación del resto de España. Paraesto había que atacar sus símbolos: la Corona y las normas,Felipe V y su absolutismo.

    8. Este mito no aguanta un repaso histórico. Felipe V juró losfueros catalanes el 4 de octubre de 1701, abrió las Cortes yfirmó las “constituciones” de 1702 por las que el Principadosalió muy favorecido.

    9. El 11 de septiembre de 1891 se celebró el primer homenaje antela estatua de Rafael Casanova, quien era Conseller en Cap en1714. Había “muerto en combate” por las libertades deCataluña. Falso. No combatió por la independencia catalana,sino por una España libre de Francia.

    10. Cuando el poder se dedica a crear una doctrina y a convertirla enel discurso oficial, rodeada de las parafernalias de un cultocolectivo, de masas, está en la senda de sacrificar la libertad yentrar en el autoritarismo.

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