Los libros voladores y Morris Lessmore

¡Atención! Vamos a escuchar una historia increíble: la de un chico al que unas circunstancias especiales, le llevaron a vivir una vida extraordinaria, en un mundo maravilloso y fascinante que, sin embargo, todos tenemos a nuestro alcance. Escuchad:

A Morris Lessmore, un hombre de 29 años que viste traje marrón, camisa blanca con corbata y que siempre lleva sombrero y su bastón en la mano, nada le gusta tanto como leer. Leer libros con miles de historias, que llevan su imaginación por mundos desconocidos.

Cierto día, estaba tranquilamente sentado en su balcón escribiendo un libro en el que llevaba tiempo trabajando, cuando de repente una inesperada ráfaga de viento, que anunciaba una fuerte tormenta, se lo llevó todo por delante. Volaron por los aires todo tipo de cosas: un televisor, miles de papeles, incluso un pobre muchacho montado en su bicicleta. Morris, agarrado a una farola, trataba desesperadamente de resistir el vendaval, pero la fuerza del viento lo

llevó a terminar dando vueltas sobre una casa que giraba locamente en el aire, tratando de no perder su bastón, su sombrero y su libro. Así se fue Morris, subido a una casa voladora, metido en el centro de un torbellino que todo lo arrastraba.

Finalizó el tornado y de aquella casa sobre la que giró como un tiovivo, dando incontables vueltas en el aire, y que terminó su vuelo boca a abajo, salió Morris aturdido pero aliviado por el final de la agitación. Todo estaba gris y desolado, el paisaje era el de un lugar destruido, sin nada en pie, incluso casi sin personas.

Morris pensó que al menos conservaba su libro, su bastón y su sombrero. Pero una ráfaga de viento, acabó por arrancar las pocas letras que quedaban: su libro se quedó sin letras, sin dibujos. Sin historias que contar, con sus páginas en blanco:sin vida.

Morris, como todo lo que le rodeaba, perdió el color y se quedó como una triste figura gris. Comenzó a caminar sin rumbo por aquél mundo apagado y vacío cuando...

… en el cielo apareció una figura realmente extraordinaria: unos libros voladores con unas cintas sujetas por una hermosa muchacha que,

volando, pintaba el cielo de color. Era como una cometa surcando el cielo y llenándolo de vida.

En su brazo, posado como un pájaro, un libro miraba a Morris. Él, con su libro vacío de letras, su sombrero y su bastón, miraba intrigado aquella extraña aparición. Quiso que su libro volara, como los otros, pero no tenía vida, no podía volar. La chica de los libros voladores, que lo vio tan gris y tan apagado, le envió su libro de compañía.

Era Humpty Dumpty, sí, el de Alicia en el País de las Maravillas, que saludó, se presentó ceremoniosamente y le enseñó el camino a la gran biblioteca.

En aquel lugar tan especial y hermoso, en la casa de los libros, vivían infinidad de ellos, todos llenos de vida, volando como pajarillos alegres que necesitaban a alguien que los cuidara...Morris entró tímidamente en la biblioteca.

Avanzó por los pasillos asombrado ante tantos libros, que lo miraban con curiosidad... oyó unas notas musicales y allí, frente a la pared en la que colgaba el retrato de la chica de los libros, estaba Humpty Dumpty tocando el piano.

Con aquella música, empezó a bailar y otros libros también bailaron a su alrededor. Cuando terminó el baile, todos aplaudieron, y sintió que había encontrado su casa. ¡había recuperado el color! Al día siguiente Humpty tuvo que obligar a Morris a despertarse y encargarse de algunas tareas: hacerse cargo del cuidado de los libros que allí vivían preparando el desayuno (cereales de letras, claro) vistiéndolos...

pero no todos los libros eran capaces de volar. Uno de ellos, ya muy mayor, estaba muy enfermo. Morris, en una delicada operación, trató de curarlo, pero sólo cuando se puso a leerlo, el libro recuperó la vida.

Los libros necesitan lectores.

Acababa de operar aquel libro tan viejo, así que comenzó a leer… empezó a bailar sobre un torbellino de letras francesas y se metió en las historias que contaban. Intriga, temor, alegría, sorpresa...

todos los libros le aplaudieron por salvar a su amigo, el libro mayor. Después, todos ellos se fueron a dormir. Pero él no, porque vio a su libro, todavía gris y sin letras, y decidió escribir en aquellas páginas blancas, la maravillosa historia que estaba viviendo.

La mañana siguiente apareció una señora mayor, gris y apagada que se sentía atraída por lo que ocurría en aquella biblioteca tan especial. Entonces Morris le dio un libro y la mujer, al comenzar a leerlo, recuperó el color perdido con la tormenta. Los dos, la viejecita y su libro, se fueron dándose la mano.

Fue entonces cuando Morris pensó en dar libros a la gente para que volvieran a la vida por medio de las historias que contaban cada uno de ellos.

Morris Lessmore pasaba la mayor parte del tiempo cuidando de los libros de la biblioteca, sus

compañeros, y escribiendo su historia en su querido libro de pasta roja.

Apoyado en un árbol cercano, fueron pasando los días, y los años, leyendo y escribiendo, viviendo miles de historias maravillosas. Organizó un servicio de lectura, de modo que las personas que se acercaban a la biblioteca, recibían un libro, y recuperaban el color, la vida y la alegría.

Así, ocupado entre sus libros, Morris terminó de escribir su historia, y se dio cuenta de que el tiempo había pasado. Ya no era aquél jovencito que llegó un día, muchos años atrás, a la gran biblioteca. Allí habían transcurrido sus mejores años.

Su libro estaba terminado, y su estancia en aquella biblioteca, con los mejores amigos que se pueden tener, estaba llegando a su fin.

Anciano ya, miró su libro y comprendió que había llegado el momento de irse, de volar, con los libros cometa, al mundo de las historias infinitas. Recordó a aquella hada voladora que, un día ya lejano, le había dado una nueva y maravillosa vida.

Los libros, sus amigos, le hicieron un regalo de despedida: revoloteando a su alrededor, le devolvieron la juventud. Morris, ya en el cielo, volando como una cometa, como la chica que él

conoció en su juventud, hizo lo mismo que ella: dejó volar a su libro, para que viviera con sus compañeros de la casa que él abandonaba.

Humpty Dumpty, su fiel amigo, borró la tristeza de su cara cuando encontró a su lado al nuevo compañero, el libro de Morris. En ese momento, una niña gris, que no tenía historias, llegó a la biblioteca, llena de curiosidad. El libro sabía qué hacer: voló hasta la niña, y así, regalándole su historia, hizo que recuperara el color y la alegría.

¡Un nuevo comienzo para la biblioteca!

En la pared del pasillo hay ahora un nuevo retrato. El de Morris Lessmore, que, gracias a una feroz tormenta, tuvo una vida llena de historias, de mundos y de amigos maravillosos. Y no es una historia increíble: si nosotros queremos, será una historia real.

Morris Lessmore y los libros voladores(y nosotros, que siempre podremos tener

miles de vidas diferentes: están en los libros)

elaborado y leído por la gente de 5º curso de E.P., CEIP Martín Monreal: Andrés, Sara, Martin, César,Mario, Óscar,Sheila, Jordán, Freya, Brian, Roberto, Alicia, Anás, Andrea Milena, y... Eloy.