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Número 25 Enero 2012 La Recreación vista por ... Juan Carlos Banovio 1704 ( II) la Armada Aliada toma Gibraltar Memorias de un soldado (V)

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Número 25Enero 2012

La Recreación vista por ... Juan Carlos Banovio1704 (II) la Armada Aliada toma Gibraltar

Memorias de un soldado (V)

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Colección fotográfica de Juan Carlos Banovio García

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EDITORIAL

Sumario

1704 II . 4

La aventura de Viajar por España en el s. XVIII. 7

Memorias de un soldado IV.9

Trofeos perdidos.14

Receta...Judias con Perdíz.17

La recreación vista por J. Car-los Banovio.18

“Gaceta de Almansa Histó-rica”. Publicación de la A.C.

1707

www.almansa1707.es

Redacción: Herminio Gómez, Norberto Cuenca, José Ramón Sánchez, José Antonio Blanco, Manolo Olaya.Maquetación: Leia Cuenca

Colaboradores: Luis Soran-do Muzás, Juan José García Martínez, Juan Carlos Banovio García y FotoClub Almansa.Imprime: Imprenta MunicipalPatrocinio: Concejalía de Cul-tura. Ayuntamiento de Alman-sa.Deposito legal:

Año nuevo, nuevos retos.

Comenzamos el tercer año de nuestra revista mensual “Gaceta de Almansa Histórica” y lo afrontamos con nuevas ilusiones y nuevos retos, que iremos dando a conocer a través de estas páginas en los próximos meses.Y mantenemos esa ilusión, en parte, gracias a nuestros colaborado-res, que van incrementándose en número, mes a mes. Llega hoy a nuestras páginas un prestigioso recreador e investigador, reconocido a nivel internacional y colaborador habitual de museos e institucio-nes de investigación militar, especializado en banderas y estandartes, lo que en ámbitos académicos se denomina “vexilología”.Se trata de D. Luis Sorando Muzás, miembro fundador del grupo de recreación Voluntarios de Aragón, de la Asociación Napoleónica Es-pañola, y autor del catalogo de banderas del museo del ejército, que en esta ocasión nos brinda un trabajo de investigación sobre bande-ras españolas capturadas por los holandeses durante la Guerra de Sucesión Española y que viene a arrojar un poco más de luz sobre un tema del que existen muy pocas referencias visuales y menos aún restos originales. Las banderas, construidas en tela, son un material muy perecedero y se conservan muy pocos restos de originales de la Guerra de Sucesión Española. De hecho, apenas algunos trozos, identificados como de esa época, se conservan en las dependencias del Museo del Ejército en Toledo, y nada más. Por lo tanto, la documentación gráfica de grabados y pinturas de época se convierte en un precioso tesoro, en el que Luis Sorando ha buscado el origen de las unidades hispanas que los lle-vaban en los diversos escenarios europeos de la Guerra de Sucesión y contribuyendo, de paso, a identificar los regimientos españoles que participaron en este conflicto.Es realmente estremecedor, para los que nos interesamos por nuestro pasado, descubrir la enorme falta de datos y por lo tanto, el enorme desconocimiento de la realidad de nuestro pasado, especialmente en lo referente a esta época histórica que nos apasiona. Es una la-bor realmente impagable la que realiza Luis Sorando y muchos otros como el, que dedican su tiempo, su dinero y su esfuerzo a darnos a conocer un poco más nuestro propio pasado, una labor que noso-tros desde aquí agradecemos y alentamos a su continuidad.

El equipo de redacción

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Mientras Felipe V preparaba su expedición hacia Portugal, en Lisboa se preparaba una gran armada Anglo-Holandesa con la intención de tomar Barcelona. Los numerosos espías y agentes que tenían los aliados en la Co-rona de Aragón informaban del deseo de sublevarse contra Felipe V de la mayoría de la población, siempre que vieran una decidida operación de apoyo militar a esa causa, por parte de las tropas anglo-holandesas del Archiduque Carlos. Los aliados desembarca-rían 5.000 hombres para apoyar el levantamiento de la población contra el virrey Velasco, odiado representante de Felipe V en Ca-taluña.A primeros de mayo de 1704 sa-lía de Lisboa una poderosa flota. Así nos lo cuenta el marqués de San Felipe:

“Resuelta ya la expedición contra Barcelona en Portugal, partió la armada (Aliada) sin el rey Carlos.

Mandaba las armas el príncipe Jorge de Armestad. A los 14 de mayo dio vista Gibraltar. Convi-daba con el fastoso poder a la entrega, y permaneció en su fi-delidad la provincia. Pasó el Es-trecho y puso en cuidado el con-de de Tolosa, gran almirante de Francia, que con cuarenta naves estaba en Cádiz observando a los enemigos, que tenían cinco mil hombres de desembarco. Mandó al señor de Coetlongon que de Marsella y Tolón sacase las gale-ras y navíos que pudiese y pasase a Barcelona, no rehusando la ba-talla si fuese menester.El conde partió luego de Cádiz y añadió al tiempo de pasar seis navíos de guerra, que estaban en Alicante; costeó la España y no encontró a los enemigos; dirigió a Mallorca la proa, y sus navi-chuelos de aviso le dieron noti-cia de que venía la armada de Roock bordeando entre el África y Mallorca, aguardando, al pare-cer, viento favorable para dejarse

caer contra los franceses. Juntó el conde de Tolosa Consejo de Gue-rra, y se determinó en él retirarse a Tolón por la inferioridad de las fuerzas. Libremente los ingleses dieron vista a Barcelona. Espera-ba Armestad rendirla con sólo su presencia, pero no estaba madu-ro el negocio ni bien estrechada la conjura, porque había el prínci-pe ofrecido que vendría con vein-te mil hombres y el mismo Carlos austríaco a desembarcar en aque-lla ribera. Eran ya los últimos días de mayo cuando se presentó la armada, y al virrey de Cataluña, don Francisco de Velasco, le falta-

Crónica de la Guerra de Sucesión

1704 (II) La armada aliada toma Gibraltar, llave del mediterráneo

“en Lisboa se prepa-raba una gran armada Anglo-Holandesa con la intención de tomar Barcelona”

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ba un todo para la defensa, y, lo que es más, la fidelidad del país. Avivaba la llama de la sedición el veguer (cargo similar a alcalde de la antigua administración del con-dado de Barcelona) de la ciudad con gran cautela, y se tenían las juntas en casa de un carnicero. Salieron emisarios a conmover los pueblos, entonces con poco efecto, aunque corrieron hasta la plana de Vich y los confines de Aragón y Valencia.

Algunos ofrecieron adherir a la rebelión, pero no empezarla, por no correr riesgo, porque las fuer-zas con que Armestad venía eran menores que sus promesas, y así, nadie osó ser autor de ten arries-gada obra. Por la ribera del po-niente desembarcaron cuatro mil ingleses con algunos morteros, pero no cañones: así se hacía lenta y de ninguna esperanza la guerra, porque toda la fundaban en la deslealtad del país, y éste aguardaba mayores hostilidades,

que no pudiese la plaza resistir. Ayudábase con cartas secretas y esparcidos papelones Armestad; pero no hacían fuerza, y perma-neció traidoramente fiel la pro-vincia; por lo menos lo parecía, porque todos ofrecieron al virrey no excusar peligro ni gasto a la defensa. El veguer pidió se le die-se a guardar una puerta, con la siniestra intención de aprovechar-se del éxito y seguir el más afor-tunado.

No ignoraba don Francisco de Velasco esta traición, pero fingía ignorarla, porque mandaba la necesidad no explicar difidencia cuando no se podía castigar la osadía. Algunos, más insolentes, buscaban ocasión al tumulto; todo era dilación. Conoció el almiran-te Roock que aquella guerra era preciso hacerla con las armas, no con papeles y falibles inteligen-cias Desistió de la empresa e hizo vela no sin redargüir la ligereza o credulidad del príncipe de Armes-

tad, a quien agitaban tres furias: el amor, la soberbia y el odio”.La primera tentativa de apode-rarse de Barcelona había fraca-sado. La armada aliada buscaba un nuevo objetivo: Cádiz, donde se preparaba una conspiración pro-austracista para ayudar al desembarco de la fuerza inglesa. Prosigue su relato el marqués de San Felipe:

“Don Francisco de Velasco, en-soberbecido con la victoria, des-preció el interno mal de que la provincia adolecía, y no haciendo caso de los desleales, dejó tomar cuerpo a la traición, que pudo, después de irse la armada, repri-mirla con el castigo de los auto-res, los cuales cobraron más brío con la flojedad de Velasco, con la noticia de una conjura que había en Cádiz, que ellos la creyeron mayor, pero estaba concebida en-tre gente muy baja y no poderosa, y aunque fue allá el vicealmirante Jorge Binghs para alentarla, por-

The Relief of Gibraltar, 4 August 1704. National Maritime Museum. UK

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que habían los conjurados ofre-cido abrir y entregar una puerta después que ocupasen el baluar-te de San Sebastián. A la hora de ejecutarlo faltó valor y gente, porque eran pocos los que a esta ruindad consentían”.

El intento en Cádiz había sido, también, desbaratado por la es-casez de apoyo local. No cejarían los aliados de inten-tar conseguir un éxito: Gibraltar sería su nuevo objetivo.

“Los ingleses, desengañados de que no servían inteligencias ni promesas, convirtieron contra Gibraltar las armas, no ignoran-do cuán desprevenida estaba la plaza, donde sólo había ochenta hombres de presidio, con su go-bernador, don Diego de Salinas, y guardaban las riberas, treinta ca-ballos. Púsose en cordón la arma-da y empezó el bombardeo con cuatro balandras. Consternáronse los paisanos con la novedad del

estrago; desembarcaron al mimo tiempo cuatro mil hombres, que marcharon en derechura a la ciu-dad, la cual podía hacer poca de-fensa, sin artilleros ni municiones; la necesidad obligó al goberna-dor a capitular, saliendo libre la guarnición y cualquiera que no quisiese estar bajo el yugo de otro dueño.Fijando en la muralla el real es-tandarte imperial, proclamó al rey Carlos el príncipe de Armes-tad; resistiéronlo los ingleses; plantaron el suyo, y aclamaron a la reina Ana, en cuyo nombre se confirmó la posesión y se quedó presidio inglés. Esta fue la prime-ra piedra que cayó de la españo-la Monarquía; chica, pero no de poca consecuencia“.

Poco después intentaron lo mis-mo con Ceuta, que se hallaba desde hacía 30 años cercada por las fuerzas del rey de Marruecos. Si conquistaban también Ceuta, quedarían los ingleses dueños de

la entrada al Mediterraneo. Así prosigue el marqués de San Fe-lipe:“Quisieron los ingleses, para do-minar el Estrecho, tomar a Ceuta, donde estaba por gobernador el marqués de Gironella, catalán, hombre de probada fidelidad y valor. Presentáronse a la plaza, la que querían rendir con persua-siones, despreciadas con grande honra. Era su obispo don Vidal María, sujeto ejemplar y amantísi-mo del Rey Católico, que ofreció cuanto poseía para la defensa, y exhortaba a ella. Estaba la plaza con su largo sitio de treinta años que le tenía puesto el rey de Ma-rruecos, y así podían estas dos guerras justamente dar aprensión a otro que al fuerte corazón del gobernador, que atendía a todo: se defendía de los moros y se prevenía contra los ingleses, que, desesperanzados de vencer, se hicieron a la vela hacia el Medi-terráneo…”

Plano del puerto y estrecho de Gibraltar. Johanes Covens y Cornelius Mortier. Circa 1725.

Herminio Gómez Gascón

El almirante Rooke 1704. Estatua en gi-braltar con motivo del III centenario.

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Biblioteca C.I.D. 1707

Traemos este mes una obra fac-símil * de nuestra biblioteca que fue, a mediados del s. XVIII, dedi-cada a promover la remodelación del sistema de comunicaciones (caminos y posadas) en España. Resulta muy útil para acercarnos al estado real de los transportes en la época y percibimos a tra-vés de sus páginas, cómo, tras la Guerra de Sucesión, con el desa-rrollo entre las clases dirigentes españolas de las ideas ilustradas de modernidad y avance técnico y científico, se trató de impulsar la mejora de las comunicaciones, como puntal y sustento de un au-mento del comercio y por tanto una mejora en la economía del reino.Al gran avance en la adecuación de caminos en la península que se experimentó durante la conquista romana para el tránsito de las legiones y comercio entre la pro-vincia de Hispania y Roma, le si-

guieron, tras la caída del Imperio, más de 1200 años de abandono casi total de las rutas y caminos. Ni los visigodos, ni los invasores musulmanes, ni mucho menos los incipientes primero y podero-sos después reinos cristianos de Castilla y Aragón, se preocupa-ron por el estado de las vías de comunicación, utilizando durante muchos siglos las mismas vías ro-manas, hasta que el deterioro y el surgimiento de nuevas y dispersas poblaciones alteraron la disposi-ción de la red de caminos. Espa-ña a principios del s. XVIII tenía una red de caminos que incluso, los más importantes, nos parece-rían hoy poco más que sendas de cabras. Los caminos se mante-nían más o menos despejados de vegetación y piedras tan solo por ser más o menos transitados. Así, el mal estado de los caminos que utilizaron los ejércitos de Las Dos Coronas o los Aliados durante la Guerra de Sucesión para trans-portar los pesados cañones y ca-

rros de munición resultaba en un verdadero tormento para los ejér-citos, que necesitaban llevar un completo equipo de carpinteros, herreros y artesanos diversos que pudieran reparar, una y otra vez, los ejes, ruedas y estructura de los vehículos, así como herrar los ca-ballos, mulas y otros animales de tiro. A mediados del siglo XVIII co-mienzan a alzarse las voces que demandan para el desarrollo de un país moderno e ilustrado, una red de mejores caminos y siste-mas de alojamiento.Es el caso del Abogado D. Tho-mas Manuel Fernández de Mesa que publica en 1755 por encar-go de D. José de Carvajal y Lan-caster, Secretario de Estado de Fernando VI , el “Tratado Legal, y Político de Caminos Públicos y Posadas”, donde tras dedicar una primera parte a reflexionar sobre la importancia de los caminos en la economía y desarrollo del país, termina sugiriendo un sistema de

La aventura de Viajar por España en el s. XVIII

Tratado legal, y político de Caminos Públicos, y Posadas

Por el Dr. D. Thomas Ma-nuel Fernández de Mesa.

Valencia. 1755

* Facsímil: Copia exacta de un manuscrito o impreso

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caminos normalizados, con servicios de alojamiento (posadas y postas) con unas características definidas y comunes a las principales vías, que repercutan en una mejora del comercio a través de una mejora del transporte.Hemos elegido a modo de referencia sobre el estado de los caminos españoles a mediados del s. XVIII esta singular descripción, extraída de esa obra, donde de forma poética y a la vez casi dramática, el autor nos narra a lo que se enfrentaba cualquier comerciante que tuviera que recorrer los estrechos, abandonados y peligrosos caminos de España:“Aún nos está llamando el eco de la suave voz de la madre, y consorte, y el llanto de los pequeños hijos, cuando ya llega a nuestros oídos el aviso del mal paso [mal estado del camino] y más allá, las quejas y reniegos del caminante que se atascó. Y aún eso no es nada, pues no lejos de allí nos vemos obligados a ponernos en arma, para disputar en un estrecho donde se encontraron dos carruajes, cual es el que ha de cejar, o retroceder por ventura más de media legua, teniendo tanto riesgo y perjuicio en volver atrás, por la calidad del camino, o de las caballerías como en forzar al competidor a que desista de su empeño.A otro [viajero] el ladrón le quita a pocas leguas el dinero, con que pensaba gananciar [comerciar], y al-gunas veces la vida; y a los demás la noticia de este escarmiento les hace andar azorados [preocupados] y sin sosiego. A este un arroyo se le lleva, y al otro un río le detiene, o le arrebata un precipicio.El que se libra de estos males, empieza a cansarse luego entre tantos sustos, e incomodidades; apriétale el hambre, porque el mismo ejercicio del cuerpo, y fatiga del espíritu ayuda a consumir la substancia que se llevó de su casa, y no haya posada cuando quiere y ha menester. Llega al fin al lugar donde la encuentra, pues no por eso mejora su suerte, antes le asaltan más seguros los mismos enemigos.En los mesoneros, y sus criados halla ladrones, que le asesinen y roben. En los atrios [patios de la posada] el cieno, que le atasca. En los platos la inmundicia, que le ofende. En los cuartos, el tufo, que le ahoga. En los lechos [camas]… lucha y pelea con mil escuadrones de insectos abominables. Potro, y ecúleo, [instrumento de tortura] donde es atormentado; sepulcro donde es mordido de sabandijas y gusanos; y en fin halla por todas partes, no qué comer, sino quien le coma; no el abasto necesario, sino bastante y sobrada necesidad.De aquí nace, pues, que con estas, que pudieran ser pruebas de un bárbaro Cacique del Orinoco, se apura el sufrimiento del viajante bisoño, y tierno; y escarmentado se vuelve luego al rincón de su casa, sin haber sacado más fruto, que el confirmarse en su retiro, haciéndose elocuente, para persuadir a otros, que no piensen en dejar las comodidades de su Patria, y domicilio, avisados en cabeza ajena del mal que ellos han sufrido y experimentado“.Con semejante panorama, no puede extrañarnos que para los monarcas ilustrados, especialmente Carlos III, fuera una de sus principales metas el mejorar el sistema de comunicaciones en España, aunque se mostraría como un largo, costoso y difícil empeño que prácticamente ha durado hasta nuestros días.

La riña en la venta nueva. Goya 1777

Herminio Gómez Gascón

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Novela Gráfica

Resumen y notas históricas inclui-das en el relato.

Tras llegar a Almansa, una vez acampado y abastecido su ejér-cito, el duque de Berwick sale hacia Villena para valorar por sí mismo la posibilidad de auxiliar a la guarnición del Castillo de la Atalaya. En las proximidades de la vecina localidad, consultados los altos mandos de su ejército, ve excesivamente arriesgada la operación y determina, apesa-dumbrado y consciente de las ha-

bladurías sobre su valor y su ap-titud militar, regresar a Almansa. Planea entonces un movimiento de castigo sobre Ayora, en manos de la caballería austracista que, finalmente, resultará muy benefi-cioso para sus intereses. La columna de tropas que envía hacia Ayora al mando del conde de Pinto son sobrevalorados nu-méricamente por los espías alia-dos, lo que provocará el deseo de estos de buscar la batalla, al creer que estaba muy disminuido el ejército de las Dos Coronas, que según sus cálculos, había enviado 8.000 soldados hacia la localidad valenciana. En reali-dad era un número mucho menor y que, además, son reclamados por Berwick nada más conocer que los aliados levantan el asedio del castillo de Villena y se dirigen, pasando la noche en Caudete, hacia Almansa. Antes de regresar hacia Alman-sa, cumpliendo las órdenes que Berwick le envía con un correo a

caballo, el conde de Pinto ordena el asalto de Ayora. La villa valen-ciana es asaltada e incendiada tras un confuso tiroteo producido cuando ya había capitulado su líder, Francisco de Ávila, jefe de una partida de jinetes españoles al servicio del Archiduque Carlos. La madrugada del día 25 de abril, Diego de Cuenca y sus compañe-ros recogen sus tiendas de cam-paña, donde han pasado los úl-timos tres días junto al resto del ejército de 25.000 hombres que acampaban en la zona del Hon-do. A la escasa luz del amanecer, se ponen en marcha para tomar posiciones y esperar la acometi-da del ejército aliado, dejando Almansa a un kilómetro aproxi-madamente a sus espaldas. La batalla es inminente…

Hasta el próximo mes.

Herminio Gómez Gascón

Almansa, 25 Abril 1707

Memorias de un

soldadoCapítulo 5

Ayora

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Historia y Patrimonio

Afortunadamente contamos para su estudio con dos láminas de tro-feos: la primera conocida como “de Anna Beek”, titulada: “Cua-dro de las banderas, estandartes y timbales tomados a los enemigos en esta última guerra y colgados en la gran sala de la Corte de la Haya (de los Estados Generales de las Provincias Unidas de los Paises Bajos). Anna Beek 1713”.Se trata de una gran placa, de 0,88 cm. de alta, grabada so-bre madera y dibujada por Anna Beek, que representa los trofeos tomados por los Ejércitos holan-deses en la Guerra de Sucesión española a los aliados españoles, franceses y bávaros.Comprende 202 trofeos dispues-tos en 16 filas desiguales: 126 banderas de infantería, 35 es-tandartes, 8 guiones, 9 pares de timbales y 15 astas con restos de paños, todos ellos con una indi-cación a sus pies del cuerpo al que pertenecían, así como del lugar en que fueron capturados,

Trofeos perdidos por los españoles de Felipe V, fuera de la península, durante la Guerra de Sucesión (1700- 1715)

“Cuadro de las banderas, estandartes y timbales tomados a los enemigos en esta última guerra y colgados en la gran sala de la Corte de la Haya (de los Estados Ge-nerales de las Provincias Unidas de los Paises Bajos). Anna Beek 1713”

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“Comprende 202 trofeos dispuestos en 16 filas desiguales: 126 banderas de infantería, 35 es-tandartes, 8 guiones, 9 pares de timbales y 15 astas con restos de paños, todos ellos con una indicación a sus pies del cuerpo al que perte-necían”

pero ambas informaciones son en muchos casos erróneas, o por lo menos dudosas, tal y como demostraron en sus trabajos Te-rana y Charrié, autores ambos a quienes debemos el estudio y di-vulgación de esta lámina1. Estos son los hispanos incluidos en la misma, así como algunos comen-tarios acerca de las acciones en las que teóricamente fueron cap-turados:

BATALLA DE ECKEREN (30 junio 1703)

Guión o corneta de los Guardias, Barón de Boulers: Rojo con dos picos, flecos dorados.

El Ejército franco-español fue de-rrotado, sufriendo 2080 bajas, de las que 790 correspondieron a los españoles2: Anuzaga (160), Brias (110), Benavides (90), Zu-ninga (90), Fusileros (90), Wester-loo (70), Del Valle (55), Deynse (50), Sar (45), Ruppelmonde (10).

CAPITULACIÓN DE SANTOHET (29 octubre 1705)

Rgto. de Bournonville, tomada por el General Fagel: Blanca con aspa roja.

Según Charrié, por las memorias de Vault sabemos que esta ban-dera perteneció en realidad al Rgto. Walon de Vandergracht3. Y,

Según Terana: el parte de Guis-card a Chamillard dice: “Yo aca-bo de conocer que Mr. El Caba-llero de Bournonville, que manda el destacamento de las Guardias Walonas se ha distinguido es-pecialmente; su tropa ha hecho maravillas y el está fuertemente dañado”.

SPEYERBACH (Spire), (15-XI-1703).

2 .- Pelet III,p. 764. 3 ..- Charrié, ob. Cit. P. 156.

Rgto. Dragones del duque de Borgoña: Anverso verde, reverso azul, bordados oro. Lema HAC DESPICIT HOSTEM

En mi opinión de ser dragones terminaría en dos picos, y según Therana y Charrié el único en lu-char en este combate fue el Rgto. de caballería de Gaetano.

SITIO DE OSTENDE (8-VII-1706)

Mr. Du Mont, Capitán de Gdas. Walonas: Blanca, ribetes dorados, aspa y anagrama.Mr. Montalba, Tte. De Gdas. Españolas: Blanca, aspa, escudo.

Según Charrie son de los Rgtos. Español de Ibanes y del Walon de Kerkems.

1 .-Pierre Charrié, “ Drapeaux et etendards sous le regne du Philippe V d’apres le tableau de Anna Beek, en Comunicaciones XI Congreso Internacional de Vexilología, Madrid1985. pp. 155- 157. Pierre Fouré et Ch. Terana, “Trophées de la Guerre de succession d’Espagne, 1700-1713”.

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SITIO DE AATH (2-X-1706)

Rgt. De Mr. El Duque de Borgoña, manda-do por Mr. Barois: Azul con aspa y rombos blancos.

Según Charrié es del Rgto. de Spinola, que formaba parte de la guarnición, y según Terana es del Rgto. del duque de Borgoña, mandado por Barois.

BATALLA DE AUDENARDE (11-VII-1706)

Según Terana es del Rgto. Mon-trox, y según Charrié perteneció a uno de los siguientes Rgtos.: Nassau, Tilly, Wemmel, Grimaldi, Wrangel o Rhingraf.

Rgto. de Monroux: Aspa cuadros y triángulos.

Rgto. Dragones Mr. Risbourg: 2 guiones azu-les

Mr. Vallieré: 2 paños de timbal azules. En realidad son de Dragones de Risbourg.

Rgto. Duque de Borgoña, mandado por Mr. Mercy: estandarte rojo con aspa a un lado y lazo al otro. Lema: DE TOUT MON COEUR.

Mr. D’Almiron, Gdas. De Baviera: Estandarte azul, bordados oro, torre blanca.

Como hemos comentado al inicio dos son las láminas de trofeos, la 1ª holandesa, a la que hasta ahora nos hemos referido y la 2ª inglesa, dibujada por Spofforth (90 x 30 cm.) con 79 banderas,

Rgto. Montrox, Mr. De Baum: aspa roja, fon-do azul y blanco, cenefa blanca y ¿azul?, lema PUGNATO PRO DEO ET REGE (lucha por Dios y el Rey).

Charrié la atribuye a Grimaldi o Courieres, Walones al servicio de España. Desde luego se trata de un Rgto. walón que en el juego de marchas y contramarchas se encontraba formando parte de las tropas mandadas en Alemania por Tallard y debía formar par-te de la Brigadade Baume, cuya composición desconocemos.

Según Charrié pudo pertenecer a los Rgtos. De Acosta o Cano, concidiendo con Terana, que añade el de Gaetano, pero se-gún el Europeesche Mercuris se trataría de un trofeo de la batalla de Ramillies (1706) y pertenece-ría al Rgto. de caballería de Tou-longeon.

BATALLA DE BLENHEIM, o 2ª HO-CHSTAEDT (13-VIII-1704)

22 estandartes y 6 guiones, de los 128 y 35 que dicen haber toma-do las tropas de la Reina Anne, mandadas por Marlborough, en la batalla de Blenheim ( 13-VIII-1704), que fueron llevadas a la torre de Londres y entre las cuales encontramos una española:

Luis Sorando Muzás

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Preparación:Las alubias se ponen en remojo la noche anterior.Como las alubias tienen distinto tiempo de cocción que las perdices, hay que comenzar por hacer dos estofados distintos: por un lado las alubias y por otro las perdices, que solo se unirán al final del guiso.En una olla se ponen a cocer las alubias cubiertas de agua. Cuando empieza a hervir, hay que sacar la espuma que se forma en la superficie, o bien cambiar el agua por otra en el mismo estado más o menos de calor, (esa agua que quitamos es la que luego provoca flatulencia). Se sofríe la cebolla y el tomate junto a los dientes de ajo, sin pelar, de este modo es fácil sacarlos sin que se confundan con una alubia y alguien se lleve una sorpresa desagradable en la comida. Se ponen también como dos cucharadas de aceite de oliva y una hoja de laurel, se sofríe durante unos 5 - 8 minutos a fuego lento o medio.En otra olla o cazuela se ponen dos cucharadas de aceite de oliva, con las perdices, la cebolla bien picada y los ajos, se doran al fuego y luego se cubren de agua, se salpimentan y se dejan cocer hasta que este tiernas.Por último, cuando la carne está tierna, se trocea, se añade a las alubias, se quitan los huesecillos que luego puedan ser molestos a la hora de comer y se le añade el sofrito anterior.Se ponen de nuevo al fuego las alubias con las perdices y el sofrito, y se dejan cocer a fuego medio unos minutos, para que se unan los ingredientes y los sabores, y las alubias se impregnen bien del aroma de la salsa y de las perdices.Para que este plato quede bien es importante no pasarse en los tiempos de cocción. Los ingredientes deben quedar bien cocidos, pero no deshechos. La presentación para la mesa de esta receta puede realizarse bien troceando la perdiz o bien desmenuzándola. Recomiendo desmenuzarla.

Cocinando alubias con perdíz

Para estofar la perdiz:2 perdices1 cebolla

2 dientes de ajoun poco de aceite de oliva

sal y pimienta

Para estofar las alubias:600 g de alubias blancas

1 cebolla mediana2 dientes de ajo

un poquito de aceite de oliva virgen extrasal

una hoja de laurel150 gramos de tomate frito

Otro tipico plato Manchego, especialmente de invierno, antaño más consumido en época de caza, elevado conteni-do en proteínas procedentes de la perdíz, y de hidratos de carbono, que proporcionan las judías blancas. La carne de perdíz es una excelente alternativa para incluir en los planes de adelgazamiento, ya que tiene un bajo nivel calórico. Es una carne muy magra, pobre en grasa y en colesterol, por lo que es muy recomendable.

Manuel Olaya

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Recreación HistóricaLa III Recreaciónvista por

Juan CarlosBanovio

“1707 UN PASEO POR EL TIEMPO”

Un viaje en el tiempo, eso es la recreación, para mí, pero no solo la batalla, si no los campamen-tos, donde se vive como en 1707: desde casa llegas caminando por el Paseo de las Huertas, cruzas la acera y estas en otra época, en otro tiempo.

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“y tú estas allí, testigo mudo, vigilante de los detalles”

Poder ser testigo con mi cámara de esos momentos, es algo ex-traordinario, ver los campamen-tos donde habitan los soldados, pasear entre los recreadores que se esfuerzan por revivir el mo-mento histórico, y tú estas allí, testigo mudo, vigilante de los de-talles, guardando esos instantes como si fuesen secretos que hay que custodiar.

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“ahora es en directo, real como si hubieses viajado en el tiempo”

Los soldados hacen su instrucción, preparan sus fusiles o hacen la comida en improvisadas barbacoas y recuerdas que lo viste en alguna película, algo igual o parecido, pero ahora es en directo, real como si hubieses viajado en el tiempo.

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La III Recreaciónvista por

Juan CarlosBanovio

Centro de Documentación e InterpretaciónMonjas Agustinas, 2 Almansa, Albacete (España)

(Teléfono: 675 12 30 64)

Horarios de visita:Martes a Viernes: 18h a 20.30hSábado y Domingo: 12h a 14h Sábado tarde: 16.30h a 19h

Agenda

España y los españoles a través de la pintura

Buzón Colabora con tus opiniones, artículos o sugerencias. e-mail: [email protected] teléfono: 675 12 30 64

Puedes leer “Histórica, gaceta de Almansa” en www.almansa1707.es

Agenda-EneroEvento Lugar Fecha

Concierto de Violin y Piano

Teatro Regio

26/01/2012hora: 20.15

Obra Teatral “Mandíbula Afilada”

Teatro Regio

28/01/2012hora:19.00

Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682)La inmensa mayoría de obras pic-tóricas del barroco español son de tema religioso, ya que los pin-tores trabajaban por encargo y la iglesia era su mejor cliente. Otro gran grupo de obras tratan temas históricos, épicos o mitológicos, encargos de los sucesivos reyes Felipe III, Felipe IV y Carlos II para decorar sus palacios y estancias. Pero nos proponemos traer a esta sección otros cuadros, menos co-nocidos y muchas veces infravalo-rados, en la obra de los pintores españoles del s. XVII y XVIII que suponen un testimonio de la vida real de nuestros antepasados, su vida cotidiana, costumbres, obje-

tos, ropajes, etc., y que, desde el punto de vista de la recreación histórica de esa época son, por la escasez de documentación gráfica y de objetos originales conservados, un verdadero tesoro a observar detenidamente.Es el caso de algunas obras del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo.Abrimos esta sección con una obra espectacular desde este punto de vista y que, como muchas de las obras de carácter costumbrista de este maravilloso autor, permanecen repartidas por infinidad de museos de todo el mundo. Tres de las cuatro figuras nos miran con expresiones diversas, y tan realistas, que nos dan la sensación de ser nosotros los observados desde el pasado, que nos contempla entre jocoso y preocupado, como si adivinaran nuestros propios y encontrados sentimientos. Murillo apenas salió de Sevilla, por lo que podemos deducir que se trata de figuras populares españolas de ese origen. El uso y abuso de los anteojos, tan populares en la época como signo público de erudición, justificando problemas (reales o imaginarios) con la vista por exceso de lectura y estudio, queda reflejado en la mujer mayor. El joven lleva un sombrero alto, que muestra la diversidad de tocados masculinos, más allá del archiconocido sombrero de ala ancha. En definitiva, una verdadera obra maestra que nos transporta a la España popular de mediados del s. XVII.

Cuatro figuras en un escalón. 1655-1660.Óleo sobre lienzo. 109.9 x 143.5 cm. Kimbell Art Museum. Fort Worth, Texas

Publicación de la Asociación Cultural 1707, con el patrocinio de la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Almansa