maría angélica delgado san román

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Puntadas de etnicidad Tarinakuy: Una nueva mirada a los bordados del Valle del Colca Licenciatura en Diseño María Angélica Delgado San Román 0102845 Creación y Expresión Diseño de objetos, espacios e imágenes 11/12/19

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Puntadas de etnicidad

Tarinakuy: Una nueva mirada a los

bordados del Valle del Colca

Licenciatura en Diseño

María Angélica

Delgado San Román

0102845

Creación y Expresión

Diseño de objetos, espacios e imágenes

11/12/19

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Agradecimientos

Este Proyecto de Investigación lo dedicó a mi querida madre Teresa, quien fue siempre mi

modelo a seguir por su esfuerzo y determinación que me motivaron a perseverar para

alcanzar mis metas. A mi familia, mis abuelos y tíos que me ofrecieron apoyo y cariño,

estando constantemente pendientes de mí.

Agradezco a la Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, mis

profesores que me brindaron las herramientas necesarias para mi desempeño profesional

y académico bajo una perspectiva internacional y vanguardista.

De igual manera, agradezco el apoyo de los docentes, diseñadores e investigadores que

colaboraron con el desarrollo de este PG, así mismo a entidades públicas y privadas: Ester

Xicota de la Asociación de Moda Sostenible Perú, Leonardo López del Cite Arequipa; al

Dr. Lolo Mamani, Olga Zaferson y Chiara Macchiavello por brindarme su tiempo y paciencia

para entrevistarlos, a Mariana Masías, a las artesanas que me ayudaron a comprender las

características socio culturales que enmarcan a los bordados del Colca, especialmente a

Gloria Zúñiga que colaboró conmigo en el diseño y producción de la colección textil

presentada.

A mi tierra Arequipa, descrita por el poeta Alberto Hidalgo como Ciudad con filosofía de

semilla, pues donde cae un desacierto brota enseguida una revolución.

Finalmente, agradezco a Dios que colma mi vida con muchas bendiciones y dichas.

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Índice

Introducción 4

Capítulo 1. Revalorización textil peruana 10 1.1 El folklore como expresión artística 10

1.1.1. El rol del indígena peruano en la sociedad 13 1.1.2. El arte popular peruano 16

1.2 La ética social en la industria textil 17 1.3 La vestimenta como un símbolo de identidad local 23 1.4 El cuerpo político andino 28

Capítulo 2. El textil andino 34 2.1 Antología de tejidos indígenas 34 2.2 Principales fibras y materiales 41 2.3 Procesos de fabricación artesanales 44

2.3.1. Hilado 46 2.3.2. Tejido 47 2.3.3. Teñido 49

2.4 Tipologías de los Andes 51

Capítulo 3. La vestimenta del Colca 56 3.1 Antecedentes históricos 56

3.1.1 Los pueblos aborígenes 60 3.1.2 El impacto de la Conquista Española 61

3.2 Bordando el pasado 63 3.3 Mestizaje indumentario 69

Capítulo 4. La etnicidad en el diseño peruano moderno 74 4.1 La hazaña de Elena Izcue en la revalorización cultural 74 4.2 Diseñadores peruanos que reivindican los textiles andinos 77

4.2.1 Olga Zaferson 78 4.2.2 Meche Correa 79

4.3 El rol comunicativo de las marcas de moda 80 4.3.1 ESCVDO 80 4.3.2 Warmichic 83 4.3.3 VNRO 85

Capítulo 5. Desarrollo de la Colección 89 5.1 Fundamentos de la propuesta 89 5.2 Proceso creativo y herramientas de Diseño 90

5.2.1 Recolección de Datos 91 5.2.2 Reinterpretación de iconografía 93

5.3 Proceso de Manufactura 97

Conclusiones 102

Lista de Referencias Bibliográficas 106

Bibliografía 110

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Introducción

El 15 de agosto de 2018 marca un hito importante en la historia textil arequipeña, los

conocimientos, saberes y prácticas textiles de bordado en el Valle del Colca en la provincia

de Caylloma del departamento de Arequipa, Perú, son declarados como Patrimonio

Cultural de la Nación. El Valle del Colca se compone por pequeños pueblos los cuales

tienen un gran legado cultural en el arte textil. Las características de sus hilados, teñidos,

tejidos y bordados plasman la cosmovisión andina que corresponde a tiempos ancestrales,

bajo la presencia de la cultura de los collaguas y cabanas.

Sin embargo, a pesar de tener una gran variedad de técnicas y géneros textiles, los

pobladores de la zona poco a poco han ido perdiendo la práctica de elaboración de

indumentaria textil. Esto debido al incremento de la minería en la zona, que les da mayor

remuneración monetaria, dejando a segundo plano el ámbito textil.

Además de ello, los diseños y simbología de los bordados del Colca son en muchos casos

apropiados por empresarios sin dar un valor agregado a la prenda. Aunado con políticas

de Greenwash, la cual es una estrategia que algunos empresarios emplean, engañando

al consumidor de ser sustentables cuando en realidad no lo son.

El Proyecto de Grado titulado Puntadas de etnicidad está enmarcado bajo la categoría

Creación y Expresión y en la Línea Temática Diseño y producción de objetos, espacios e

imágenes ya que se presenta una colección textil que utiliza técnicas ancestrales en su

manufactura, siendo la principalmente los bordados del Colca la que predomine. De este

modo, este PG constituye una revalorización de la identidad de los textiles andinos de

Arequipa, plasmándose en una colección que plasme los saberes autóctonos.

Dicha colección se titulará Tarinakuy, palabra de origen quechua que significa Encontrarse

entre quienes se buscan, constituye un punto de encuentro entre la moda y las

comunidades andinas. Bajo este proyecto se grado, se analiza la situación de las

artesanías textiles en el Valle del Colca adecuándolas al contexto actual.

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Para la conformación del planteo del problema se parte del supuesto de la investigación

que consiste en la observación que el bordado del Colca como arte textil transmisor de la

idiosincrasia cayllomina necesitaban un mensaje que plasme las dificultades que no son

atendidas por el Estado con una estética moderna. En tanto que, para establecer el núcleo

del problema, se considera que las causas serían la falta de interés académico por

estudiar y promover las artesanías del Colca y la apropiación cultural externa de su

simbología tradicional, esto traería como consecuencia la disminución del interés de

nuevas generaciones por aprender a bordar, la desvalorización cultural de los productos

que fabrican y la consecuente pérdida en la práctica de esta pericia textil. A partir de esto

se infiere que la pregunta problema es ¿De qué manera el diseño textil contribuye a la

visibilización de problemas relacionados al contexto en que se elaboran técnicas textiles

tradicionales?

Por ello, se determinó como objetivo principal elaborar una propuesta de diseño que

revalorice las técnicas de bordado del Colca. Así mismo, los objetivos específicos son:

primero, indagar en el uso de la vestimenta folclórica como un medio de expresión,

segundo, explicar los procesos textiles artesanales que predominan en el Perú

comparándolos con los del Valle del Colca, tercero, describir la iconografía y tipología de

la ropa bordada del Colca, y cuarto, analizar los procesos de diseño de otros profesionales

textiles en Perú.

Para la formulación de este Proyecto se recolectó información de proyectos de grado

elaborados por alumnos de la Universidad de Palermo de años anteriores bajo una

temática similar. Siendo el primero realizado por Natalia Hiza (2018) Revalorización de la

Moda Boliviana, el cual bajo la inspiración de la orquídea bailarina desarrolla una colección

de diseño de autor tomando en cuenta la idiosincrasia de la mujer cruceña. Hiza, investiga

en su primer capítulo acerca de la simbiosis entre el diseño de indumentaria y la cultura,

afirmando que el diseñador de autor tiene que indagar previamente donde quiere insertarse

y hacer construcción de identidad. De igual modo, considera que se estila por parte de la

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mujer boliviana preferir los diseños extranjeros a lo nacional. Este tema es particularmente

influyente para este PG, pues también es una circunstancia casi recurrente entre los

peruanos quienes compran mayoritariamente prendas de fabricación masiva.

El segundo, Tejiendo Perú (2017) por Sofia Biagioni investiga acerca del arte textil en la

zona de Chincheros en Cuzco, la cual busca dar a conocer los orígenes de la cultura al

comprador. Este PG cuenta detalladamente los procesos implicados en el desarrollo de

prendas con origen textil. El Perú los últimos años posee un gran empuje en área textil, ya

que los creadores han sido poco a poco enseñados por el mercado internacional que sus

productos necesitan tener una valorización propia de los procesos que realizan. Este

reconocimiento, en parte se basa en la destreza que tienen sus mujeres, ya que desde

tierna edad se les enseña el oficio textil. En su trabajo se plasman conceptos de sincretismo

cultural del pueblo de Chincheros, el cual según describe la autora, tiene una civilización

basada en la conservación de tradiciones, vestimenta, costumbres y hábitos que conviven

con aspectos que son alienados a su cultura.

De igual modo, Gabriela Velazquez Costa en su PG titulado El Ñanduti Moderno,

Revalorización e innovación con tejidos tradicionales (2014) plasma en un ensayo la

historia de la producción del ñanduti, el cual literalmente significa Encaje del Sol. Si bien

no tuvo sus orígenes netamente guaraníes, poco a poco la vestimenta fue adoptando una

característica inherente. Dichos bordados representan parte de la identidad de su pueblo,

sus orígenes, organización social y política, creencias y prácticas religiosas.

Tipologías base en convivencia con la experimentación. Conjunción entre diseño de autor,

perdurabilidad y bifuncionalidad de María José Allegri (2017) aborda en su cuarto capítulo

el proceso que siguió el lujo dentro de la sociedad. El lujo primitivo tenia mayor relación

con la espiritualidad que con el bien material. Manifestado mediante dadivas, el Lujo de

Jerarquías extendía el deber de desprendimiento en las sociedades. El Moderno asociaba

el lujo con el arte; por otro lado, el lujo Post- Moderno, ve a la moda con un rol esencial

dentro de la sociedad.

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Resignificación creativa del poncho argentino. La innovación tecnológica sobre los

procesos de confección de indumentaria de Romagnoli Gianna (2017) En ella elabora

diferentes aspectos del diseño de autor en Argentina, la moda como un aspecto

representativo de lo local, el rol que cumplen los diseñadores locales en el marco táctico

económico, las tendencias como oportunidad de enfoque para el desarrollo de ideas y la

investigación textil como eje en la innovación. Con lo cual, la autora genera una propuesta

con MDF, con diferentes variedades de maderas.

Enlazando Redes. La integración de la artesanía wichí a la producción textil sustentable de

Tiziana Speranza(2017). En dicho PG la autora cómo se puede hacer una revalorización a

las artesanías wichí. Esto mediante el slow fashion que propone ser inclusivo para el diseño

local sustentable. En su capítulo II, analiza el caso de Cúbreme de Alejandra Gottelli, quien

utilizó en sus diseños de sastrería telares artesanales en Mendoza. Con lo cual Speranza

propone una colección de diseño textil basado en la representación simbólica de las

artesanías wichí, mediante el uso de lana y chaguar. Este PG resulta pertinente, ya que la

autora tiene como línea de carrera el Diseño Textil, además de ser un medio de

optimización e industrialización de las artesanías, haciendo de estas una industria más

eficiente.

Las grietas de la filosofía kintsugi en el diseño textil. Convivencia entre lo industrial y

artesanal de Melody Josch (2017). La filosofía Kintsugi está basada en la reconstrucción

de grietas que contribuye a la aceptación de una ruptura o herida, constituye un equilibrio

entre lo positivo y negativo. Bajo este concepto, la autora realiza una colección en tejido de

punto de características industriales y artesanales. Estos tres tejidos emplean diferentes

formas de acabado final, tales como la sublimación, bordado y estampación, enriqueciendo

el desarrollo de los tejidos. Este PG se alinea a los objetivos que se propone en este

proyecto, ya que se intervendrá tejidos terminado con técnicas semi industriales.

La pérdida de los tejidos andinos. Desvaloración de los tejidos Atacameños en el norte de

Chile de Ann Ramos (2013). Se propone en este PG la elaboración de seis accesorios

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realizados con tejidos atacameños y cuero vacuno, tomando de inspiración el desierto de

Atacama. La autora en su capítulo V cita el caso de Arequipa como un ejemplo de

emprendimiento por parte de las mujeres artesanas, quienes exponen en la feria PeruModa

productos para exportación. Debido a esto, es resaltante el empleo de la fibra de alpaca y

de la técnica de telar durante el desarrollo de su colección.

Bolivia: Moda Intangible de la Humanidad. Danzas folclóricas se reúnen para el armado de

una colección de Sarah de la Cerda (2017). Analiza las características de los trajes de La

Morenada y La Diablada, siendo este una herramienta de expresión cultural. En su capítulo

II cita casos como el de Beatriz Canedo quien emplea en la fabricación de sus prendas

alpaca y vicuña en un sector de lujo.

Tecnología y tradición. Revalorización de la vestimenta autóctona con la implementación

de nuevos textiles tecnológicos de Shadia Sauma (2016). En la cual se interviene con

tecnología de impresión 3D materiales textiles autóctonos diez conjuntos en una colección

cápsula titulada Uru Sululu, con inspiración en el carnaval de Oruro. Este PG constituye la

revaloración de la cultura boliviana bajo el empleo del aguayo, hilado tradicional que mezcla

algodón con lana, en adición a las técnicas de tejido tradicional empleado en la

indumentaria de la región andina.

La recolección de datos de dichos proyectos, hizo que este PG se elaborará bajo una

estructura que permita observar los procesos implicados en la elaboración de una colección

de autor. Por lo tanto, en el capítulo primero, se analizarán los conceptos de innovación

disruptiva y el folklore como expresión artística y cultural, creando un nexo en el área de

diseño con principios éticos, los cuales hacen posible la revalorización de una cultura.

El capítulo segundo, contextualizará el desarrollo textil peruano. Reconociendo las

principales fibras y materiales existentes en el Perú y su proceso de fabricación tradicional;

que en algunos casos aunque datan de tiempos pre-incaicos, en algunos pequeños

poblados se siguen utilizando.

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En el capítulo tercero, se analizarán los bordados del Colca, su simbología y tipología de

las prendas autóctonas de Arequipa. Destacándose de igual forma, los procesos

implicados en la elaboración artesanal de una prenda de la localidad del Colca.

El capítulo cuarto, desarrollará la problemática y situación actual del diseño de autor en

Perú. Desde el contexto de los artesanos que poco a poco están perdiendo la práctica de

labores textiles. Así mismo, se analiza el mercado productivo moderno en Perú desde 1920

con el estudio de la revalorización textil propuesta por Elena Izcue; continuando las

perspectivas de diseño de algunas marcas y diseñadores que tienen como común

denominador, su inspiración en temas peruanos. Siendo el mensaje que en ambos

contextos se transmiten un objeto de estudio interesante.

Finalizando con el quinto capítulo, que desarrolla los aspectos técnicos y creativos de la

colección.

Por lo cual, este proyecto propone ser el punto de inicio para seguir con el mismo modelo

de diseño sustentable en la industria textil arequipeña con colecciones que tengan similares

conceptos. Demostrando que el diseño puede ser el puente que une la sustentabilidad con

la comercialización de prendas.

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Capítulo 1. Revalorización textil peruana

La convivencia entre el textil tradicional y la moda se puede percibir como dos vertientes

diferentes de una misma rama, los cuales se contraponen y rebaten. Por ello, el objetivo

principal de este capítulo es analizar sociológicamente a las expresiones artesanales

peruanas, definiendo los conceptos básicos asociados al arte popular y el rol que tiene el

artesano en la creación de no solo objetos sino también de símbolos que evocan una

identificación con algún grupo étnico, que se relacionan y conviven en un mundo moderno

con necesidades que requieren de un entendimiento globalizado.

Por esta razón, este primer capítulo, que constituye en el marco teórico de este PG, en su

primer tema analiza algunas definiciones pertinentes a la identidad cultural, las diferencias

entre arte y artesanía y la evolución del folklore nacional, guiados por la óptica principal de

Statsny, que examina el arte popular peruano observando la existencia de una evolución

en la manera de representar la idiosincrasia local empleando diversos medios, el segundo,

identifica algunos de los valores éticos que deben constituirse para un desarrollo sostenible

en la industria textil, el tercer tema describe el rol fundamental del diseñador al realizar

propuestas de indumentaria que representen los saberes comunitarios locales con

prácticas sustentables, por último, en el cuarto subtema resulta fundamental emplear los

escritos de Femenías, ya que en ellos aborda desde un punto de vista sociológico el cuerpo

andino de la mujer cayllomina y la relación que tiene con la vestimenta.

1.1 El folklore como expresión artística

Contrario a lo que parezca hoy en día, el arte y artesanía han estado constantemente

relacionados. De acuerdo a Bovisio (2002), partiendo del origen etimológico del arte como

pericia o habilidad manual da a entender empleo de técnicas o la aplicación de

procedimientos y recursos para la elaboración de objetos, demostrando gran habilidad en

su ejecución. De igual modo, guarda semejanza con la definición de artesano, palabra

proveniente del italiano artigiano, relacionándose con lo artístico, mediante el ejercicio de

labores manuales que no solo involucran la fabricación sino también la reparación de

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objetos, generalmente cumpliendo con alguna de las siguientes tres cualidades: la

elaboración a volúmenes pequeños, con pocos trabajadores y su desarrollo en una bottega

o taller. Artigianèllo, un término en desuso, denota el traslado de conocimientos y

habilidades de un maestro a su discípulo que generalmente era un joven; resaltando el

valor de la enseñanza de dichas habilidades a nuevas generaciones para su preservación

(Istituto Treccani, s.f.).

La percepción actual del arte como un medio de comunicación, ligado a una acción pasiva

de contemplación por el espectador, hace que se coloque a las obras de arte como la

manifestación de valores estéticos y al artista como el divergente dentro de una sociedad

burguesa, personificando lo culto y educado. No obstante, no solo es la búsqueda de lo

bello o excelso, sino como en algunas corrientes artisticas referidas al abstractismo puede

ser la expresión de las emociones y simbolismos.

Sin embargo aunque arte y artesanía comparten un mismo origen etimológico, estas

difieren en multiples aspectos. Bovisio (2002) contrasta las oposiciones que realiza Mirko

Lauer en el Perú entre el sistema artístico o capitalista y el artesanal o pre capitalista con

experiencias de su entorno. Al comparar el nivel de especialización difiere con la

perspectiva de Lauer, afirmando que los artesanos tienen una mayor especialización en

sus técnicas; ya que al tener práctica continua de sus labores llegan a un tener experiencia

especializada de una disciplina, que no les permite tener el mismo nivel en otra área. Por

ejemplo un tejedor aunque desarrolle también cerámica, tendrá mayor pericia en una sola

técnica. Por el contrario, el artista hurga entre diferentes disciplinas, experimenta con

movimientos artísticos vanguardistas o analiza mediante la historia técnicas antiguas, afín

de innovar y crear cosas nuevas.

Por consiguiente, es necesario analizar y entender el desarrollo de las artesanías

peruanas, siendo la piedra angular la normativa dada en la Ley N° 29073, Ley del Artesano

y del Desarrollo de la Actividad Artesanal, publicada en el Diario Oficial El Peruano el día

miércoles 25 de julio de 2007, en su artículo quinto se define a la artesanía como la

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“actividad económica y cultural destinada a la elaboración y producción de bienes…,

siempre y cuando el valor agregado principal sea compuesto por la mano de obra directa

y esta continúe siendo el componente más importante del producto acabado”. Del mismo

modo el artículo sexto clasifica la artesanía en dos grupos: la artesanía tradicional y la

innovada. La primera, expresa las costumbres y tradiciones de una comunidad que puede

representar o formar parte de un rito, mientras que la innovada toma como referencia las

tendencias del mercado al cual quiere dirigirse. Ambos pueden tener funciones utilitarias o

artísticas.

No obstante, existe una diferencia marcada entre el artista y artesano en el valor que se le

asigne a los objetos que producen. Por ejemplo, las artesanías tienen una relación directa

con el costo involucrado para su fabricación, mientras que una obra de arte plática se cotiza

de acuerdo a la reputación que tenga el artista y el margen de oferta y demanda que se

obtengan de sus obras. Igualmente, al describir sus obras el artista toma en mayor

consideración el concepto de inspiración; mientras que el artesano prima la técnica, la

cantidad y calidad de los materiales y la innovación al elaborarlos. (Femenías, 1994)

Otro concepto que remarca Bovisio (2002) a considerar es la exclusividad que genera una

obra de arte, a comparación de la producción seriada que el artesano realiza, que si bien

no llega a generar el volumen de una fábrica, se suele desarrollar en volúmenes pequeños.

Así mismo, la diferencia entre lo elitista y lo popular, enmarca el ambiente en que son

fabricados los objetos. El artesano suele ser una persona perteneciente a un sector

marginal que brinda sus servicios y bienes a un nivel económico medio. El artista aunque

provenga de un estatus bajo al tener reconocimiento llega trascender a un ámbito culto.

Particularmente, en la industria textil peruana el tejedor, bordador, costurero o hilador

especialista es completamente diferente al cliente final de una prenda. Partiendo desde lo

corpóreo, no se espera que el artesano vista las prendas que elabora, ya que están

pensadas para un público cuyo cuerpo es alto, delgado y caucásico, dejando de lado el

cuerpo de los indígenas. Además, la estética andina se incorpora al sistema occidental,

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siendo raras las oportunidades que ocurra lo contrario. La cosmovisión de los pueblos

autóctonos se somete a los usos modernos, mediante nuevas tipologías y superficies

textiles. (Alvarez, 2015) En consecuencia, el sistema de producción andino tradicional se

ve forzado a abandonar de cierta forma el apego al pasado y evolucionar de tal forma que

alcance los estándares que la cambiante industria de la moda le solicita.

1.1.1. El rol del indígena peruano en la sociedad

Durante la época de la colonia, el indígena al ser considerado como parte de la naturaleza

a conquistar, estaba considerado como un supuesto salvaje, que según la perspectiva

europea debería dominarse. Con el tiempo, el indígena actual es considerado como un

remanente del pasado, asignándole un rol de guardián con una identidad estereotipada y

marginal excluyéndosele de alcanzar una posible mejora (Retana, 2009). Del mismo modo,

si bien existen empresas que aparentemente colaboran con su desarrollo, pero que se

aprovechan de la imagen que proyectan de como parte de la naturaleza.

Un aspecto remarcable en la historia de la conquista española es que no solo les

suprimieron el lenguaje y la religión sino también la vestimenta, teniendo el indígena

antiguo una fuerte relación con los textiles que portaba. Por ello, siempre el indígena busco

la forma de plasmar su idiosincrasia en todo aspecto de su vida, adaptando nuevas

tipologías a sus tejidos ancestrales.

José María Arguedas, uno de los representantes del indigenismo literario en Perú, describe

cómo las expresiones culturales se trasplantan de estímulos externos a una localidad;

convirtiéndolos en manifestaciones vivas y cambiantes que no son por entero propias ni

del exterior, sino que se fusionan creando algo nuevo e innovador.

Entonces, los ojos del arpista brillaban de alegría, llamaba al forastero y le pedía que cantara en voz alta. Una sola vez era suficiente. El violinista lo aprendía y lo tocaba; el arpa lo acompañaba… El tema era idéntico, pero los músicos convertían el canto en huayno apurimeño, de ritmo vivo y tierno (Arguedas, 1958, p. 50)

En efecto, en el relato de Arguedas, los músicos tocaban con instrumentos mestizos,

provenientes de España y la música que escuchaban la interpretaban según su propio

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ritmo. Los años pasaron, y al parecer la misma situación sigue sucediendo, las personas

siguen buscando formas de adaptarse a los cambios externos combinándolos con sus

propias experiencias.

Por ejemplo, los cuadros de la escuela cuzqueña plasman diferentes aspectos de la religión

católica pero con forma de apus los cuales eran sus dioses de la naturaleza. Sin embargo,

no solo hubo un sincretismo en las artes plásticas, sino también en la arquitectura de toda

la ciudad de Arequipa. Un claro ejemplo se observa en la Iglesia de la Compañía, de estilo

barroco mestizo, que mezcla elementos españoles con autóctonos como plantas, animales

y mitos prehispánicos. Esta yuxtaposición cultural, Femenías (1994) la entiende en una

teoría en torno a los bordados del Colca modernos como una interpretación textil de la

arquitectura barroca andina, que aunque no existe un registro claro de ello, se puede

apreciar una estética recargada semejante. Sin embargo, no todos los cambios

beneficiaron a las minorías, la globalización aunque no es de por sí algo malo, generó que

se esté perdiendo poco a poco la identidad de algunos pueblos indígenas.

La conquista, personificaba la llegada de la Modernidad a los pueblos americanos, una

cierta racionalidad en un universo andino irracional, pues al momento de la llegada de los

españoles, existía una guerra civil entre los Incas, un imperio que estaba dividido por dos

herederos. Se podría afirmar que hoy también existe cierta dominación por algunos

estratos socio económico, relacionado a la vestimenta y al consumo de moda y tendencias,

no por el hecho que sean de menor calidad o de costo, ya que en realidad las vestimentas

típicas llegan a costar más de diez veces el valor de una prenda moderna sino que se

convierte la ropa occidental en un objeto de deseo por parte de un gran colectivo de

personas.

En este sentido, la globalización ejerce un rol de control de lo que se compra en vestimenta.

A diferencia de décadas pasadas, cuando la ropa solía adquirirse en pequeños talleres

sartoriales, donde lo hecho a mano primaba y no se tenía prendas producidas en grandes

volúmenes. Hoy en día, la ropa que adquirimos se basa en lo que la industria nos ofrece.

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Lo cual, podría categorizarse como parte de una colonización moderna, adquiriendo las

tendencias que marcan no solo las grandes compañías de vestimenta europea, sino

también lo que los llamados influencer adquieren; lo que al fin y al cabo resulta ser en una

alianza entre marcas y personas famosas.

Si bien hoy no existe una obligación de portar cierto tipo de ropa, nos seducen con

campañas y publicidad en redes sociales para consumir lo que está de moda. Llegando

por ejemplo a pueblos alejados como el Colca. Femenías (1994) describe como desde la

década de los noventas muchas jóvenes dejaban de usar las faldas bordadas tradicionales,

por vestir con ropa deportiva. Hoy en día es común observarlas llevar jean y zapatillas

deportivas mientras realizan sus labores cotidianas, siendo la vestimenta típica aquello que

portan en celebraciones del pueblo.

Dado que la globalización genera un sentido de uniformidad, las tiendas departamentales

ofrecen la misma opción en diferentes tallas y colores, pero que al fin y al cabo siguen un

mismo patrón. Según explican Bertuzzi y Escobar, (2020) existe actualmente una fuerte

contradicción entre un deseo de aceptación, en determinado grupo, mediante el uso de

vestimenta semejante y de diferenciación de cada uno de los individuos que conforman

una sociedad, lo cual resulta en un examen de los orígenes propios y de la búsqueda de la

identidad.

Cabe recalcar, que el folklore al ser una manifestación cultural representa el modo de vida

de una sociedad, en consecuencia, varían los estilos, técnicas, iconografía, entre otros

aspectos. Por consiguiente, la vestimenta puede llegar a reflejar el cambio paulatino que

afronta una sociedad. De igual manera, pueden surgir variaciones por la migración de

personas de otras regiones o países. A saber, Argentina reflejó ciertos cambios en su

vestimenta debido a la llegada de migrantes europeos, que como siguen mencionando las

autoras era de carácter imitativo, haciendo que desde la perspectiva del consumidor se

proyecte la idea que el diseño nacional argentino carece de la calidad que tiene el diseño

occidental europeo.

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De manera análoga, en Perú especialmente en la capital, por mucho tiempo los

diseñadores peruanos no eran tan reconocidos como los americanos o europeos, si bien

es cierto de alguna manera aún falta mucho por educar al consumidor del diseño de autor,

muchos reconocen la calidad de las fibras naturales que se producen en el mercado local

peruano, como el algodón y la fibra de alpaca.

1.1.2. El arte popular peruano

Las artesanías son una construcción social representativa de la herencia cultural de cada

región. Su expresión, comunicación y comercio requieren canales específicos y demandan

protección cultural de tanto los artesanos como de los consumidores de estos productos

en un contexto global. Las artesanías implican el reconocimiento y respeto por las

características propias locales y los productos típicos que expresan y mantienen viva la

cultura de cada región del mundo. La rápida modernización del turismo y la globalización

han alterado las formas en que los artesanos crean, consumen y venden vestimenta étnica

tradicionalmente ritualista.

Según Silverino (1996, p. 26) la artesanía popular es un “conjunto de manifestaciones

producidas como exponentes de su cultura por diferentes pueblos”; en consecuencia es la

artesanía popular esta enlazada a la tradición con elementos que identifican a dicha

comunidad. No obstante, recalca que no todas las artesanías pueden ser consideradas

como arte popular. Por otra parte, Stastny (1981) destaca la trayectoria histórica de los

objetos que pertenecen al arte popular, surgiendo como respuestas frente a las

necesidades sociales, religiosas o mágicas de los pueblos. A pesar que algunos consideran

el arte popular como una expresión artística reiterativa o que solo cumple con una función

ornamental cuyo propósito es satisfacer las preferencias estéticas de personas toscas o

incultas. Otros lo veían como un mensaje creativo liberado de las restricciones y

parámetros que imponían las artes académicas virreinales y comprometido con las

manifestaciones espontáneas del alma popular reflejando necesidades espirituales y

conflictos sociales.

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El arte popular tiene elementos que lo hacen particularmente diferente, influenciados por

los movimientos artísticos y estilísticos europeo y rasgos del costumbrismo provinciano.

Para Stastny (1981, p. 28): “La necesidad de satisfacer requisitos complejos en el

contenido narrativo, indujo a que los campesinos utilizaran ocasionalmente como

proveedores de sus objetos rituales a artistas especializados de las pequeñas ciudades:

herederos modestos de los rezagos de antiguas tradiciones artísticas virreinales” El arte

provinciano nutría al arte popular con nuevas formas de expresión que eran atrayentes

para su comprador. Ocurriendo con el tiempo un cambio en su clientela, de ser un objeto

vendido en ferias para sus convecinos a exhibirlos como recuerdos a turistas.

El arte folk del campesinado andino se convierte en un ‘arte popular tradicionalista’, o sea, en una forma artesanal producida en serie para satisfacer el gusto del hombre de la ciudad por lo exótico y por el objeto ‘hecho a mano’ con todas las reminiscencias [sic] pasadistas que tal noción indican (Stastny, 1981, p. 31)

Dicho deseo de los turistas por adquirir objetos ritualistas de pueblos exóticos, permanece

en la actualidad. Convirtiéndose en una apropiación cultural, la adquisición de objetos que

pertenecen a una cultura., sin conocer el significado que pueden tener las prendas u otros

objetos para los pobladores de un región.

Esto devino en que tiempo después, los artistas campesinos se convirtieron en productores

profesionalizados que se expresaban mediante objetos que antes tenían un sentido

ritualista, nuevos mensajes seculares. Una notable característica del arte popular que lo

hace independiente del arte de las élites es la acumulación de estilos del pasado ocurriendo

lo que el autor denomina como transmisiones verticales del arte. Por otro lado el arte

académico, trata de innovar constantemente alejándose de aquellos movimientos

populares y generando nuevas corrientes.

1.2 La ética social en la industria textil

En la vorágine impuesta por el sistema de la moda, resulta fundamental centrar la atención

no solo en el comprador final de las prendas, sino también en el ambiente en que son

producidas. La forma y la función de un objeto quedan vacías si para crearlo, involucró

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algún daño colateral. Por ello, la ética y la conciencia moral no solo en el uso de materiales

sustentables, sino en la búsqueda de procesos que sean socialmente sostenibles resulta

en la actualidad, el núcleo de las estrategias empresariales modernas. Tal como indican

Gardetti y Delgado (2018):

La esencia de la naturaleza humana radica en su eticidad. Lo propio del hombre es ser ético. Y en función de esa ética surge la actuación humana. Lo ético ayuda a elegir aquellas acciones que contribuyen a nuestro desarrollo natural. (Gardetti y Delgado, 2018, p.43)

La ética implica tener principios que eviten dañar o perjudicar a otros, pero que sobretodo

exaltan la naturaleza humana de buscar el bien. Ambos autores concuerdan en explicar

que el éxito y felicidad verdaderos dependen de la aplicación de principios éticos en la vida,

traspolándose estas actitudes al ámbito laboral. Sin duda, cabe señalar cómo es que la

indumentaria siendo algo cercano a nosotros, una segunda piel, que en un inicio tenía la

función de protegernos de los fenómenos climatológicos y como medio de comunicación,

se haya vuelto en algo frívolo y desalmado.

Tal vez todo dependa del discurso que se dé, desde un mundo lleno de excesos en el siglo

16 a campañas de publicidad actuales con modelos extremadamente delgadas. No

obstante, no se debe aislar el factor de industria que le fue atribuido poco a poco, llevando

a una competencia internacional generando presión por parte de industrias más

desarrolladas a empresas provenientes de países en desarrollo a estar a la par de las

exigencias que le imponen. Esto conlleva a la práctica de acciones anti éticas con el medio

ambiente y la sociedad.

Constantemente se platica y discute sobre la sostenibilidad aplicada al diseño de

indumentaria y textiles, en parte esto se debe a que es una de las industrias más

contaminantes del medio. Congresos medioambientalistas y éticos, critican el uso

irresponsable de energía y recursos no solo a la producción de la indumentaria, sino

también a los mensajes que difunden mediante las campañas publicitarias. Por ende, la

indumentaria continúa caracterizándose por ser portador de ideas, las cuales deberían de

ser medios de concientización a los consumidores.

19

Gardetti (2017) entiende que el análisis de lo que es la sustentabilidad es un proceso

abierto y que al ser cambiante en cuanto a sus objetivos y prioridades, surgen nuevos

paradigmas que hacen que no se pueda ser sustentable de una manera completa. Sin

embargo, esto no significa que no se pueda llegar a una aproximación en la práctica de

valores éticos en el diseño. Surgen por lo tanto, la creación de mecanismos de aprendizaje

y diálogo común que toman en cuenta el entorno y los agentes involucrados en el desarrollo

sustentable en materia de producción y diseño de las prendas

De esta forma, la Sostenibilidad es posible, siempre y cuando, se reúna los tres aspectos

expuestos. Si solo es ecológica y social es soportable, es equitativa si toma en cuenta lo

social y económico y tiene viabilidad si considera la economía y el aspecto ambiental.

(Cordenons y Verri, 2016). En consecuencia, para poder legitimizar y controlar el correcto

desempeño sustentable de los procesos de producción, uso de los recursos y trato justo,

se debe examinar la relación que tiene una empresa con los stakeholders, los cuales son

todas las personas que intervienen directa o indirectamente en los procesos de

elaboración, logística y venta de las prendas.

Gardetti (2017, p. 65) los define de la siguiente forma: “Todo individuo o grupo de individuos

que pueden afectar o son afectados por los objetivos de la empresa” Es por ello que el

concepto de los stakeholders involucra una mirada social a nuevas oportunidades de

negocio y al rompimiento de prácticas que dañen o perjudiquen a cualquier ser que este

directa o indirectamente involucrado.

Los últimos años, el Perú ha ido desarrollando poco a poco nuevas oportunidades de

negocio para empresas que sean sostenibles. Esto debido a tres factores importantes. El

primero está relacionado a las constantes denuncias por parte de las ONG y sindicatos de

trabajadores respecto a las falencias del sistema productivo. El segundo es debido a una

creciente tendencia mundial que busca generar conciencia, con relaciones comerciales

justas, condiciones de trabajo dignas y sistemas de gestión que certifiquen las buenas

prácticas. Por último, surgió un interés por parte del mercado europeo por consumir

20

productos y servicios de marcas que le garanticen estar acorde de sus expectativas

sostenibles, tanto a nivel social como ambiental. Esto genera que se aperturen nuevos

nichos de mercado y se abandone ciertas prácticas anti-éticas. En consecuencia, las

empresas peruanas están desarrollando nuevas capacidades sostenibles; sin embargo,

aún existen muchas áreas productivas y comerciales que necesitan mejorar.

Gro Brundtland esbozó en 1987 ante la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo

el informe titulado Our Common Future el desarrollo sustentable como aquel que satisface

las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras

para satisfacer las suyas propias. La sustentabilidad no solo es un conjunto de acciones

sino como afirma Gardetti respecto a Cultural Structure and the Challenge of Sustainability

de John Ehrenfeld, es un estilo de vida, lo cual se traduce en la división equitativa y justa

de los recursos por parte de los organismos gestores, garantizando de dicha forma el

bienestar de los seres humanos de manera sistemática y por un periodo indefinido

(Gardetti, 2017)

La cumbre de Río de Janeiro de 1992 destaca como base para el desarrollo sostenible en

la consideración de tres dimensiones. Estas son económica, social y ambiental. Sin

embargo, estos tres aspectos se encuentran en desigual posición, el aspecto económico

predomina, generando una obsolencia programada causada por la constante rotación de

la producción. Esto conlleva a la búsqueda de la rentabilidad económica sobre los recursos

humanos y los ambientales, buscando siempre la eficiencia de los recursos .Por otro lado,

el aspecto social abarca al consumidor y al proveedor. El primero, tiene necesidad ficticia

de obtener cierto sentido de lujo al conseguir objetos de manera ansiosa e impulsiva.

Mientras que, el ámbito social productivo está sometido a la demanda de los anteriores,

derivando situaciones que no toman en consideración su bienestar; provocando una

carencia de regulaciones laborales que desencadenan una esclavitud laboral, trabajo

infantil, informalidad y otros maltratos relacionados a su ambiente laboral. Sin embargo, el

aspecto menos considerado es el ambiental, pues no se toma en consideración la finitud

21

de los recursos empleados en la elaboración de las prendas, la huella de carbono que

involucra la compra y manufactura de bienes y las consecuencias de una producción

desmedida que genera prendas en desuso. (Cordenons y Verri, 2016) . De manera similar,

Gardetti (2017) menciona que estos tres aspectos deben relacionarse en ámbitos

multidisciplinarios acortando el tiempo, es decir convertir las metas de largo plazo respecto

a los cambios para el desarrollo sustentable en realidades concretas a corto plazo. De

hecho, plantear objetivos no solo a nivel de toda la industria sino talvez dentro de nuestro

propio ambiente de trabajo, hará posible que la sustentabilidad deje de ser un sueño y se

vuelva con el tiempo una realidad tangible. Con lo cual, exige plantear objetivos claros y

detallados que puedan ser medibles, alcanzables y faciles de verificar.

Sin embargo, esto también puede acarrear que con el fin de garantizar que los productos

que elabora una empresa sean sustentables, muchos empresarios tratan de conseguir

avales que les permiten colocar la etiqueta de ser “éticos” (Alvarez, 2015). En este afán,

muchos han caído en políticas de Greenwash, es decir, aparentando realizar prácticas

sostenibles cuando en realidad no lo son (Gardetti, 2017). Así, si bien su objetivo es el de

engañar al cliente y a las organizaciones que le proporcionan oportunidades de negocio;

en la mayoría de los casos, los más afectados resultan ser quienes se encuentran al final

de la cadena de valor, es decir la parte productiva. En consecuencia, la denominación de

sustentabilidad se oscurece por estrategias desleales por parte de empresarios que se

aprovechan de la creciente tendencia por parte del público consumidor de adquirir prendas

sostenibles.

Además, en su principio 22, la declaración de Rio de Janeiro remarca el rol de las

comunidades locales como agentes que velan por el orden y el desarrollo por las prácticas

y conocimientos que adquirieron como tradición. No obstante, no lo solo interviene el

indígena en la economía circular, sino también el Estado, ya que como indica el Art.14 de

la Ley 29073 le implica la responsabilidad de promover y preservar los valores culturales,

históricos y de identidad nacional.

22

A pesar que la llegada de la modernidad a América propugnaba los ideales de

emancipación y conocimiento, las sociedades actuales no son menos violentas y

autoritarias. De ahí que se den aspectos políticos con aspiraciones liberadoras y científicas

pero que en realidad son dominantes. (Retana, 2009). Dicha dominación anti ética se

esconde en la misma concepción del diseño, ya no como un medio de comunicación o de

protección ante los fenómenos climatológicos sino como una banalidad, la moda

constantemente busca renovarse, teniendo una obsolencia programada, con colecciones

que no solo son por temporada sino que en algunos casos de moda rápida las vidrieras de

los grandes cadenas se renuevan cada una o dos semanas con ropa que solo reciben un

tratamiento cosmético, con unas cuantas variaciones pero siguen siendo lo mismo.

Con el fin de captar la atención del cliente, las campañas publicitarias han perdido todo

ápice de humanidad, el foco está en un hedonismo e individualismo descontrolado, el culto

a la imagen, la necesidad ficticia de lujo, la compra impulsiva y ansiosa de objetos y su

relación con un consumismo desmedido. Esto conlleva a satisfacer dicha demanda con

productos que pierden su calidad y que no se determinar su trazabilidad; por ese motivo,

estas grandes empresas buscan abaratar costos enviando su producción a lugares que

carecen de regulaciones y controles laborales, derivando en problemas de esclavitud

moderna en países subdesarrollados, con trabajos informales y mal pagados, trabajo

infantil y con condiciones ambientales deficientes, estando en contacto con materiales

insalubres.

Por ello, nace la necesidad fundamental de general textiles que sean conscientes con el

medio que se encuentran Gardetti y Rahman (2018) lo definen como lujo sustentable

siendo no solo el vehículo para el respeto al desarrollo social y ambiental sino un sinónimo

de cultura, arte e innovación de diferentes nacionalidades, de igual forma la característica

diferencial en el lujo de la moda por dos aspectos el primero es que el lujo es atemporal,

mientras que la moda se caracteriza por ser efímera y en segundo lugar el lujo es de por

si una recompensa mientras que la moda no.

23

1.3 La vestimenta como un símbolo de identidad local

Para entender las singularidades de un pueblo, es necesario definir qué es identidad.

Según Porrúa (2012) es el conjunto de rasgos comunes entre las personas de un

determinado territorio que dan una proyección de semejanza entre sí. Dos conceptos son

necesarios para la identidad, la igualdad y la diferencia. Es decir, mediante la comparación

de diferentes objetos podemos discriminar aquellos que son semejantes y de cierta forma,

agruparlos según ciertos criterios formales, materiales y técnicos.

Por otro lado, el territorio constituye en una formación dinámica de la identidad al unirse de

acuerdo a la proximidad de los individuos, generando de esta forma expresiones culturales

comunes dentro del entorno que se habita.

El mestizaje en el Perú inició en el siglo 16 y aún no termina, al inicio existía un mosaico

de razas, las cuales buscaban diferenciarse claramente. Pero ahora todas las razas se

están diluyendo por el mestizaje, siendo casi imposible poder determinar las características

fisiológicas que identifiquen a los pobladores de una zona específica. No obstante, se sigue

observando rezagos de perjuicio racial, naciendo porque algunos descendientes de una

raza creen que representan cultura, riqueza, poder y belleza que otros no poseen. Hace

falta llegar a un estado denominado por Del Busto (2008, p. 263) como: “El día que nos

digan: cholo, y nosotros reaccionemos como si nos llamaran hombre o peruano, habremos

alcanzado el equilibrio” El prejuicio racial nace porque algunos descendientes sienten que

su raza es superior a otras en cultura o belleza, no reparando que en la actualidad estas

diferencias hacen que el Perú sea un país excepcional.

Tomando en consideración que el estilo de vestimenta adoptado por un grupo de individuos

está influenciado por factores sociales, psicológicos, culturales y demográficos. La moda

no es solo innovar en la producción de nuevas apariencias sino atestiguar la diferencia de

prácticas culturales. Un símbolo de identidad en un país con un amplio espectro cultural.

Por otro lado, la industria textil tiene la particularidad de estar siempre en movimiento, la

velocidad con la que se producen y diseñan las prendas tiene que equiparar la demanda

24

que tiene el consumidor en seguir las tendencias que observa con inmediatez desde

internet, de lo contrario pierde su interés. Frente a este universo acelerado, la tradición

textil constituye una confrontación al sistema productivo textil. Constituye de esta forma, lo

que Miguel Gardetti define como diseño disruptivo.

Hoy puedo decir – siempre a mi entender- que el diseño disruptivo tiene que ver con una relación mayor entre el diseño, los aspectos mencionados (creatividad, cambio e innovación disruptiva), los aspectos socio ambientales (…), la economía circular y, en la práctica, el uso de materiales alternativos relacionados a procesos “locales”. (Gardetti, 2017, p. 141)

El diseño disruptivo está ligado a la creación de nuevos paradigmas, lo cual también implica

la ruptura de antiguas formas perceptivas de la sociedad. Para lo cual, es necesario añadir

conciencia sustentable a la innovación, cambio y creatividad de los diseños. Además, el

cliente moderno, no solo busca la belleza intrínseca de la prenda, basada únicamente en

su valor estético, sino que ahora también se involucra con los valores éticos que le

transmitan las marcas que encuentra en el mercado. Los consumidores actuales,

especialmente aquellos que buscan productos premium o de lujo, desean que lo que

compran alcancen sus estándares éticos. Este nuevo lujo implica la unión de diferentes

variables, como la sustentabilidad, la atemporalidad de los diseños y la exclusividad que

adquiere el cliente con un diseño personalizado o a medida.

Aplicando técnicas artesanales a materiales naturales u orgánicos, respetando la cantidad

de recursos que se emplean en un diseño que emplee mano de obra especializada y

capacitada. Esta nueva tendencia de buscar la alta durabilidad de una prenda genera una

cultura de compra a conciencia, evitando adquirir cosas para usar y tirar. De esta forma, al

ser una prenda exclusiva toma un valor especial en el consumidor, ya que esta será una

prenda que perdure en el tiempo.

La sustentabilidad no solo significa evitar hacer daño a otras personas o al medio ambiento

sino que como Gardetti (2017) entiende los conceptos de Hethorn y Ulasewicz, implica

sistemas de producción que puedan mejorar el modo de vida de la gente que interactúa

con ellos y el ambiente en el que se desarrollaron y son usados. En consecuencia, la moda

25

y los textiles son sustentables cuando se toma en consideración nueve pilares

fundamentales: el medio ambiente, consumo, diseño, innovación, tecnología, aspectos

sociales, modelos de negocio, cuestiones de marketing y comunicación y materias primas.

De igual forma, el autor sigue enfatizando que la industria de la moda debe estar enfocada

en tres aspectos para su mejora continua, el medio ambiente, lo social y las materias primas

que componen una prenda.

Gardetti (2017, p. 142) afirma “La innovación disruptiva-lo que llamo disrupción es muy

interesante y aplicable a la industria de la indumentaria. Se podría definir como la

necesidad imperante del sector de la indumentaria actual” Además, es necesaria para la

creación de nuevos mercados que implantan sus valores a mercados existentes,

provocando la eventual caída de sus antecesores. De manera análoga, esto también

representa otros aspectos positivos, ya que al ser una industria que mueve más de 26

millones de trabajos a nivel mundial, genera nuevas oportunidades para el sistema

económico local; de ahí deriva la responsabilidad del diseñador, porque el éxito de las

prendas que proponga en el mercado global y local, repercute también en la parte operaria

de la empresa y al cliente que adquirirá la prenda; creando prendas que produzcan cierto

apego emocional en el comprador al evitar su pronto desecho.

Esto también implica realizar un consumo consciente de materia prima para la producción

de una prenda, que tengan un impacto mínimamente nocivo, alterando procesos que dañen

el presente o futuro ecosistema. La creatividad del diseñador también se observa al

desarrollar estrategias de producción que sean sustentables, optimizando el uso que se le

dé al objeto que se produce, y a la mejora en la experiencia del usuario. La solución de

problemas se puede abordar desde la perspectiva del diseño son variadas. Así, frente a la

contaminación se desarrollan sistemas sustentables, la globalización se contrarresta con

el regionalismo que busca la diferenciación dónde las minorías juegan un rol principal,

primando la calidad sobre la cantidad y velando por el bien común y no solo de los grupos

hegemónicos (Porrúa, 2014).Se piensa comúnmente que la adición de nuevas tecnologías

26

hará que los procesos se vuelvan más sostenibles, como si de solucionar problemas se

tratara, sin embargo, esto podría acarrear de por sí en un problema mayor, de buscar tener

la tecnología de punta, quedando rezagada maquinaria que aún sirve, creando un patrón

de consumo por parte de la empresa sin solucionar realmente lo que concierne a la

sustentabilidad (Fletcher, 2008).

El área de diseño tiene un rol fundamental en el consumidor ya que percibe como valor

agregado el diseño que tenga una prenda. El producir estos objetos que se destacan entre

la multitud de indumentaria carente de identidad. De ahí que deriva la importancia de

realizar diseños que representen para el cliente un significado, ya sea por el material que

se emplea para su fabricación o la historia que la envuelve. De esta manera, se reduciría

las prendas que son usadas solo una vez y luego son descartadas; llevando al consumidor

a una compra concienzuda de objetos que duren a través del tiempo y que preserven y

enriquezcan la moda y la cultura local (Gardetti, 2017).

Por otro lado, resulta inevitable entender algunas aproximaciones que definan los

conceptos de moda y vestimenta, que si bien se complementan y subsisten paralelamente,

tienen significados diferentes. La vestimenta involucra solo los procesos productivos para

la elaboración de una prenda, mientras que la moda está relacionada con los aspectos

simbólicos que posee. A este respecto, se puede afirmar que la vestimenta desarrolla la

funcionalidad de la prenda, es decir cubre la necesidad de protección ante el ambiente.

Según Fletcher (2008) no siempre la vestimenta es moda y tampoco la moda encuentra

únicamente un espacio en la vestimenta. La moda, entonces, llega a tener símbolos y

mensajes que sobrepasan los ámbitos de una prenda. Por consiguiente, para generar un

cambio en el modo de producir moda, es necesario centrarse en el mensaje que se desea

transmitir.

Otra perspectiva la dan Cordenons y Verri (2016, p. 2) viendo a la moda como “un producto

cultural ligado al consumo y a la validación social que tiene un ciclo de vida determinado y

acotado por las necesidades del mercado que puede estar más o menos asociado a la

27

velocidad de los flujos”. De esta afirmación, se observa la importancia que tiene el tiempo

en los hábitos del consumidor y la respuesta que tiene la industria frente a su demanda. La

moda es algo temporal, en el sentido que toma en consideración el contexto en el cual se

desarrolla, llenando las necesidades emocionales de cada individuo transformándolo en un

sujeto social.

Por otra parte, proveniente de la palabra italiana disegno, el diseño se basa en la

funcionalidad que pueda tener un objeto (Bovisio, 2002) comprendiendo el uso que se le

dé y busca ser la posible respuesta a un problema observado. Constituye en consecuencia

la reacción a una reflexión investigativa de un campo específico de acción.

Específicamente, en el diseño textil consiste en concebir un concepto que pueda ser

factible con las exigencias del mercado, pero que transmita un mensaje atrayente al cliente.

En el sentido pragmático de los campos de acción del diseñador, Gardetti (2017, 2018) ve

a los diseñadores como agentes de cambio debido su ingenio, creatividad y capacidad

innovadora que beneficien a la creación de prendas que contribuyan a la sustentabilidad

global. De igual forma, al percibir y pensar de manera creativa los diseñadores pueden

llegar a idear desde su campo nuevas soluciones a los problemas actuales, en el desarrollo

económico, social y ambiental. Respaldándose en las características estéticas inherentes,

propias de la observación constante del medio en que se desarrolla, surge el diseño basado

en el localismo.

El localismo representa una oportunidad de cambio importante, una oportunidad de diseñar para la distinción, con ediciones limitadas y con fibras autóctonas. Se presenta como una ocasión de producir y consumir basado en modelos más sustentables que reconocen limites naturales y la importancia del trabajo genuino para construir comunidades fuertes y resilentes, a la vez que afirma el rol central que tiene la Moda y textiles para la cultura. (Gardetti, Textiles y Moda, 2017, p. 145)

En consecuencia, el diseño con identidad busca la diferenciación mediante la creatividad

e innovación en un mundo unificado o globalizado, que paradójicamente pretende

propugnar la exploración de cada individuo a fin de lograr su diferenciación. (Bertuzzi y

Escobar, 2020). Surge en consecuencia, la creación de la moda divergente, que se

direcciona contraria al sistema de la moda. Del mismo modo, representa los rasgos propios

28

de una localidad en aspectos materiales, creativos y técnicos, a saber la iconografía y sus

temas de inspiración; el empleo de técnicas ancestrales mezcladas a procesos modernos

y el uso de fibras comunes a una locación.

Suponiendo que el peruano promedio consuma dentro de su rango posible económico

aquello que se produzca en su localidad, esto reduciría el impacto que genera la

globalización en el medio ambiente y en la sociedad. El diseño de autor genera la

adaptación de conceptos y tendencias globales a las necesidades y gustos del cliente local,

en otras palabras pensar global y actuar local. El localismo, interactúa con los problemas

de una sociedad en particular y busca soluciones específicas cuyo efecto es distintivo e

importante para los habitantes de la localidad. Además de ello, si el discurso que se aborda

de manera visual dentro de las colecciones tiene relación con algo que comúnmente se

conozca entre los locales, generará un sentido de conciencia social e histórica dándole una

mayor dimensión a su pasado y los problemas actuales que afrontan las minorías.

En pocas palabras, el rol del diseñador en la industria textil es fundamental para lograr la

sustentabilidad en un contexto más amplio. No solo porque crean objetos con un significado

para el cliente, sino también porque el correcto desarrollo de las prendas permite reducir la

huella ecológica que producen la masificación y la globalización de las prendas.

1.4 El cuerpo político andino

El vestido ejerce un rol fundamental en el modo en que relacionan los seres humanos en

distintos aspectos de su vida; particularmente, políticos porque es de cierta forma, una

manera de representarse en un espacio público, enlazándose con el género y el cuerpo a

través de representaciones visuales de la identidad.

La auto-representación a través del vestido va más allá de la elección personal debido a

que el espacio público es mayormente comprendido por lugares donde las personas tienen

el derecho de aparecer, reunirse y hablar, interrelacionándose con sus pares; también está

constituido por la intersección de espacios personales, los cuales se escrutan mutuamente

en el modo en que deciden buscar interpretación mediante la vestimenta. Por consiguiente,

29

el vestido en un primer nivel es mediador entre los dominios personales y políticos el cuerpo

humano y el cuerpo político. Así como el espacio inmediato que rodea al cuerpo, el vestido

entiende el cuerpo individual para unirse con la presencia colectiva física de múltiples

cuerpos.

La presentación física parece valer socialmente como una presentación moral. Un sistema implícito de clasificación es el fundamento de una especie de código moral de las apariencias que excluye toda inocencia en la apariencia. Inmediatamente convierte al poseedor del hábito en un monje indiscutible... Preferentemente, los estereotipos se establecen sobre la base de apariencias físicas y se transforman rápidamente en estigmas, en signos fatales de defectos morales (Le Breton, 2011, pág. 82)

Este escrutinio no solo se da entre los miembros de una misma comunidad, sino que en

muchos de los casos, resulta ser la principal característica en el crisol cultural del Perú, en

el cual subsisten atuendos tradicionales con modernos. La vestimenta enlaza la

autenticidad con la autoridad, para las mujer usar polleras es como si fuesen las

abanderada para representar sus comunidades. El vestido une varios conceptos de

identidad cuando las mujeres reclaman sus derechos para combatir problemas críticos en

eventos y organizaciones femeninas, además de ser un vínculo con las tradiciones

ancestrales de su pueblo.

Las comunidades participantes de foros en organizaciones políticas externas

constantemente luchan por su autonomía y el reconocimiento de sus valores culturales. Al

mismo tiempo, la autonomía de las comunidades a menudo conflictual con la autonomía

de género, el cual es apoyado por ideologías feministas y prácticas promovidas por

organismos no gubernamentales. Mujeres como Máxima Acuña, activista por el medio

ambiente (ver figura 1, p. 7, cuerpo C) e Hilaria Supa, congresista de 2011 a 2016 son

algunas que portaban las polleras como símbolo de los pueblos andinos de los cuales

procedían.

Otro caso del impacto de la vestimenta andina en el ámbito político fue la elección del

actual gobernador de Arequipa Elmer Cáceres Llica. La variedad de reacciones frente a su

nombramiento, se debió a que a pesar de tener graves denuncias, resulto tener el apoyo

de las provincias del departamento de Arequipa. Como indicó el sociólogo Ramos Salinas

30

para un artículo de Radio Programas del Perú (2018, s/p): “Con ello se acercó a ese sector

que tradicionalmente ha sido marginado, excluido y maltratado. Eso continuó durante toda

la campaña, creo que eso le ha permitido obtener el triunfo con un respaldo que no

esperábamos”. Su estrategia de campaña estuvo centrada en la etnicidad andina,

prefiriendo usar su apellido materno, relacionado con lo indígena. Además la publicidad

que exhibía, lo mostraba con su esposa e hija, ambas vistiendo los trajes del Colca (ver

figura 2, p. 7, cuerpo C).

Por ende, el rol de la mujer como portadora de simbología ancestral, hace que pueda tener

una representación política importante. Al respecto, las mujeres mayormente visten ropa

tradicional a diferencia de los hombres en eventos políticos por dos razones. La primera

cuando el vestido representa al individuo como un cuerpo con un género y la segunda

cuando la persona representa a un grupo o comunidad (Femenías, 2005). Esto está

conectado al cuerpo personal siendo el vestido un símbolo de identidad y unido al cuerpo

político en el que las personas lo emplean como símbolo de pertenencia a su comunidad.

En Caylloma, el cuerpo femenino se ha vuelto representativo del cuerpo político, pero en

ciertas circunstancias y en momentos específicos privilegiados de femineidad. Una mujer

con polleras es una declaración visual de alguien que se identifica con sus raíces. Desde

la perspectiva cayllomina, la auto representación en polleras corresponde a las divisiones

étnicas de las comunidades más que la raza porque cada comunidad usa un estilo único

de vestimenta, las polleras legitiman la representatividad de quien las usa.

Las polleras son significantes étnicos de representación política porque cada comunidad

tiene su estilo único y reconocible. La identidad étnica a este respecto es

predominantemente local. Femenías (2005) sostiene que la vestimenta indica la identidad

indígena pero en contraste de la blanca y la mestiza. El vestido indio se apoya en una

comunidad y el vestido blanco por una nación. Por ende, lo indio se opone a lo peruano,

no forma parte de él. El vestido refuerza la idea que la identidad indígena y la nacional

están opuestas porque el vestido blanco es ampliamente homogéneo nacionalmente y

31

transnacional como otras elites blancas visten de manera similar en otros países. Sin

embargo, esto no significa que la pollera cayllomina es estéticamente pura, ya que desde

sus inicios fue la mezcla de dos culturas diferentes, cuyos matices lo proporcionaron las

etnias coterráneas de la época y que en la actualidad, al ser una manifestación viva de la

cultura local, toma referencias foráneas a su entorno.

En un sentido simbólico, las mujeres reivindican un emblema de opresión al transformarse

en un emblema de orgullo. Los indígenas toman orgullo en sus vestimentas únicas y

lujosas, las cuales en algún momento fueron sinónimo de incivilización y falta de desarrollo.

Además se puede también afirmar que el uso de las polleras es también una subversión

simbólica ante el inminente dominio occidental en el modo de vestir. De acuerdo a

Femenías (1996) uso en personas foráneas, podría explicar el expandido uso de las

polleras. El interpretar a las cayllominas durante las presentaciones de bailes típicos o en

otras ceremonias, en algo que podría llegar a denominarse como apropiación cultural,

requiere que el observador reconozca la contradicción existente con el uso de objetos que

no pertenecen al uso tradicional de este atuendo.

En foros públicos, las mestizas necesitan las polleras para auto representarse como

auténticas abanderadas de su comunidad. Para Femenías (2005) ellas deben de ceder

parte de las ventajas de su raza y clase para solidarizarse, no todos los usos de las polleras

constituyen una interpretación; aun así, el uso de las polleras no está abierto a todos.

Necesitamos considerar no solo que son las polleras sino también lo que hacen. Las

mestizas demuestran su sentido de derecho a través del vestido. La mayoría de mestizas

son nativas de la comunidad, de hecho nacieron allí, y las diferencias entre mestizas e

indias son varias cuestiones de categorización a veces involucrando la familia como la

clase.

En los talleres familiares, tanto hombres como mujeres, trabajadores y familiares, los

bordadores producen un bien cuyo valor cultural deriva de los procesos productivos.

Debido a que las prendas son hechas artesanalmente, no hay dos exactamente iguales.

32

Son producidas de acuerdo a un conocimiento cultural que es compartido entre usuarios y

productores, pero también de acuerdo al conocimiento del género de la persona que lo

porte, pero también de quién lo produzca.

En un taller de bordado, existe un división del trabajo con roles específicos para el hombre

y la mujer. A través de sus múltiples y constantes significados cambiantes, los conceptos

inmovibles son los de género, familia y hogar que se sostienen y retan aquellos roles,

ideologías y definiciones de trabajo, incorporando responsabilidades reproductivas que

generalmente caen en la mujer, la participación influenciada en la fuerza de trabajo y

moldean la forma en que los sistemas de los talleres son estructurados.

De acuerdo a Femenías (1996) la división por género también ocurría en la construcción

de la tela, las mujeres trabajan en los telares de estacas haciendo chales y ponchos,

mientras que los hombres trabajaban en el telar a pedal tejiendo la bayeta. Por culpa de la

lluvia en los meses de enero y febrero, la producción de bayeta se veía reducida ya que

era dificultoso para las mujeres ir a los talleres comunales y tejer. De manera análoga,

señala que ninguna región del Valle del Colca es completamente independiente, ya que

incluso en la confección de los textiles más rústicos existe un comercio entre las zonas

altas alpaqueras y las productoras en el Valle, sin contar las interacciones que tienen con

el exterior de la provincia al importar telas de la ciudad. Además que incluso los poblados

que solo se dedican a la minería como Lari y Madrigal, son generalmente lo que mayor

poder económico poseen, siendo sus pobladores los mayores consumidores de las ropas

bordadas.

Un equipo de esposos es el centro de la unidad productiva de bordado. Cada taller tiene

una cabeza o dueño que mayormente es hombre. Esto sugiere un sistema de patriarcado

que se mantiene bajo la dirección del padre. Sin embargo, no sucede así en la práctica, las

mujeres tienen más responsabilidades y trabajo. Además con nuevas iniciativas

empresariales y estatales, como la ONG SIERRA SUR, es posible tener una mejora en los

procesos de bordado, ya que las propias mujeres se convirtieron en emprendedoras,

33

implementando nuevas tipologías para aplicar sus bordados, en consecuencia, la mujer

también adquirió un rol fundamental e independiente de su esposo para incrementar su

desarrollo económico.

El bordado es un negocio, pero no uno que resulte en la acumulación de capital. Rara vez

las tiendas ganan lo suficiente para volver a invertir en su propio negocio; sin embargo,

algunos artesanos intentan expandirlo. Pequeñas ganancias significan una expansión

masiva que fundamentalmente se transforma de situaciones de producción a sistemas de

fabricación. (Femenías, 1996) Al contrario, como menciona Pari (2018) muchos de ellos

apenas tienen los recursos necesarios para sobrevivir, en especial después del terremoto

que aconteció en agosto del 2016; muchos de ellos esperan que el Gobierno tome medidas

para promocionar con mayor interés los bordados del Colca, al convertirse en Patrimonio

Cultural de la Nación.

En definitiva, los bordados del Colca han plasmado a lo largo de los años las costumbres

y creencias de sus pueblos. El conocimiento de su entorno y de la relación que en ellos

ejerce respecto a las vestimentas que usan, sus colores y formas implica una visión del

individuo como un ente que se desenvuelve en sociedad. El uso o desuso de la

indumentaria tradicional del Colca sugiere la identificación de la mujer cayllomina con su

etnicidad haciéndola un ser político y social.

34

Capítulo 2. El textil andino

El textil como un vínculo con la ideología de un pueblo, es el hilo conductor de este capítulo,

describiendo los principales tejidos elaborados en el Perú, dejando constancia de la

importancia de cada aspecto que involucraba la manufactura de cada prenda.

Por tal motivo, este capítulo examina las características morfológicas de los géneros que

empleaban los aborígenes peruanos y la metamorfosis que experimentó; de igual manera,

ofrece una descripción de los procesos productivos más comunes.

En su primer tema, describe brevemente la relación que tuvo el peruano ancestral con los

tejidos que envolvían su cuerpo, constituyendo un marco circunstancial que sirve para

contrastar con el modo en que se emplean actualmente. El segundo tema explica las

principales fibras y materiales que existen en el Perú. El tercer tema, se centra en

contextualizar los métodos artesanales para la construcción de tejidos, dividiéndose en

hilado, tejido y teñido. El cuarto tema, define las principales tipologías en la vestimenta

andina, buscando explicar el origen de algunas prendas.

2.1 Antología de tejidos indígenas

El textil, desde el inicio de los tiempos; además de proteger al hombre de las inclemencias

del tiempo, tenía un significado semiótico de identificación del individuo que lo portaba.

Antes de la conformación del Tahuantinsuyo, los cuatro reinos que conformaban el imperio

incaico, incluso servía como medio de comunicación cuyo mensaje denotaba el apego con

cierto grupo étnico, linaje o rango al cual pertenecía; desarrollándose desde estadíos

tempranos el uso de técnicas sofisticadas en la elaboración de textiles que plasmaban el

pensamiento cotidiano de los pobladores de la época (ver figura 3, p.8, cuerpo C).

La vestimenta como medio de distinción, circunscribía ciertos parámetros en la utilización

de materiales y técnicas. Solo los nobles podían usar vicuña y joyas según sea su

condición. Clasificando al textil en dos categorías; el ahuasca, que era el textil destinado a

la clase común, de materiales más toscos y técnicas rusticas y el cumbi, usado por los

incas y sus panacas o séquito. El cumbi podía ser elaborado por las acllas, doncellas

35

nobles que estaban al servicio del Inca, que vivían y trabajaban en el acllawasi, donde la

mamacona o matrona les enseñaba los oficios de hilar, tejer y bordar, estos tejidos los

usarían el Inca y otros mandatarios de alto rango y aquellos que ganasen el favor del Inca,

sirviendo incluso como recompensa a aquellos líderes que se dejaban conquistar (Vergara,

2000).

En el mundo andino, el textil estaba presente en cada una de las actividades que

realizaban, nacían en medio de telas, al casarse su familia les regalaba túnicas y al morir

los envolvían con los mejores textiles que con su rango podían tener; esta concepción se

observa incluso hasta el día de hoy siendo la vestimenta nexo fundamental con la cultura

de una región. Incluso, a pesar de las imposiciones que más adelante tendrían los

españoles respecto a la vestimenta indígena, esta conservaría vestigios culturales de la

etnia de los collaguas y cabana.

Los nuevos atuendo, empero, se andinizaron. Cambiaron de forma, emplearon telas lugareñas, heredaron los colores de los ayllus y se sumaron las decoraciones pre-hispánicas. Surge así un vestido que no es indio ni español, una ropa mestiza que solo s(e) [sic.] se encuentra en el Perú (del Busto, 2008, p. 266)

La exigencia de vestir una saya, blusa y chaqueta en las mujeres y pantalón, camisa y saco

en los hombres; hizo percibir a la indumentaria como un recurso para la conformación de

la identidad peruana, siendo un elemento hereditario pero no inamovible; presentando

múltiples transformaciones a través del tiempo y de los acontecimientos políticos, sociales

y económicos que involucran al creador y al portador del vestido

Existen muchas teorías respecto al origen de los textiles peruanos, la de mayor auge surge

en el Período Arcaico con la elaboración de redes y tapices, cuyo uso no solo era funcional

sino además, ornamental y simbólico. Sin embargo, la relación existente entre ellos no solo

fue lineal, sino que se influían entre sí no solo en las técnicas de entrelazado que utilizaban,

sino especialmente en la conformación de mensajes que unificaban sus creencias en los

elementos que conformaban las artes populares. De acuerdo a Zorn (2004) incluso antes

de la conformación del imperio Inca, los textiles tenían un rol tan importante que hasta era

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uno de los seres en la cosmogonía andina, junto con los humanos, animales, la madre

tierra Pachamama y los espíritus de las montañas Pacarinas.

Si bien no se conoce hasta el momento la posible existencia de una escritura estructurada

en el período prehispánico, se cree que por la ligereza y variedad de símbolos que se

empleaba para construir los textiles, estos se convertían en un vehículo de conquista

ideológica, transportando mensajes que plasmaban su idiosincrasia, estilo de vida y

religión. Los más finos eran ofrecidos y sacrificados a las divinidades y a los antepasados.

Los delicados géneros cumbi solamente podían ser elaborados por los cumbicamayoc, que

eran los diseñadores de la época teniendo incluso un catálogo de muestras de telas

(Gutierrez, 2009). Ellos se desempeñaban exclusivamente a la labor textil, eximiéndolos

de otras responsabilidades con el Estado como el pago de tributos y la mita o trabajo

obligatorio. El cumbi era tejido con un telar especial que les permitía crear una trama

uniforme y tupida, que luego era bordada con motivos delicados. El destino de estos era

sagrado y se consagraban quemándolos, escondiéndolos ritualmente o enterrándolos en

tumbas.

Pero también el textil, tenía un significado semiótico respecto al color. De acuerdo a

Jiménez (1998) para los aimaras de la isla de Taquile el azul marino significaba la noche,

el morado la salida de la luna, el rosado el camino de la lluvia y el blanco el camino libre.

Así mismo, el color rojo tenía múltiples significados, pudiendo remitir al observador de la

época la idea de vida y sangre; este color estaba presente no solo en la indumentaria que

portaban sino también en algunas ocasiones se colocaban pigmentos rojos en la cara y

cuerpo, no solo de los vivos sino también se ha encontrado huesos con pigmentos rojizos.

La importancia del color en la indumentaria de la sociedad andina, se avala con el hecho

que los españoles encontraran depósitos de ropa ahuasca y cumbi, plumas, o aves

disecadas con material para teñir.

Además, el cuerpo era como un lienzo en el cual plasmaban sus creencias. Las cicatrices,

perforaciones, tatuajes y diversas transformaciones de las partes del cuerpo cumplían el

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rol de ornamento protector que esgrimían al portador de malos espíritus ingresen a través

de los orificios del cuerpo. Tal es el caso de las deformaciones craneanas, que no solo la

empleaban los pobladores de la cultura Paracas sino también otras; en particular, tanto en

las etnias collagua y cabana constituían un medio de diferenciación entre sí y poseían un

carácter espiritual que los unía con sus dioses.

De acuerdo a López (2013) la funcionalidad de los tejidos era variada, servían como

envoltorio, accesorios y vestidos los cuales remarcaban su estatus dentro de una sociedad

jerarquizada. Los hombres vestían falda corta unku que se asemejaba a una camisa y un

llacocha o manto. Las mujeres se cubrían con un rectángulo de tela que sujetaban a su

cuerpo mediante alfileres, una mantilla llamada lliclla, y ambos sexos usaban bolsos

llamados chuspas. Las formas variaban según el lugar y periodo; un claro ejemplo fue el

unku, predecesor del poncho, llevándose en la costa norte con mangas mientras que en el

sur tenían flecos (ver figura 4, p. 8, cuerpo C). Los textiles indicaban prestigio no solo en

vida son en las tumbas se observa que se enterraban con vestidos, bolsas y envoltorios.

En realidad, la vestimenta con la que eran enterrados era mucho más importante que la

cotidiana, pues esta marcaba su ingreso a la otra vida. Vergara (2000) señala con mayor

precisión que en algunos yacimientos se podía encontrar un paño de tamaño pequeño

significaban sus chacras y todo lo que les pertenecía. Juntos con ellos se guardaban los

vestidos de baile, que conservan algunos rasgos de los usados en la antigüedad, algunas

pieles de animales como el cóndor, puma, jaguar.

De igual forma, el adorno para la cabeza, jugaba un rol fundamental para el indígena del

siglo 14. En el altiplano, los habitantes de la cultura Tiawanaku se usaban un bonete de 4

puntas para la clase alta, de igual forma un sombrero con flores indicaba si el hombre o la

mujer que lo usaban estaban solteros. Otro ejemplo semejante, era con la creencia antigua

que si una mujer se iba a dormir con trenzas estas se convertirían en serpientes y la

atacarían de noche (Jiménez, 1998) Este interés en el adorno para la cabeza en los

remanentes de las culturas collagua y cabana se analizan detalladamente en el capítulo 3.

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Por otro lado, las culturas que poblaron el Perú antes del dominio incaico, dotaban a cada

iconografía textil un significado y una diferenciación. Por ejemplo, López (2013) afirma que

durante ese período, los hombres usaban en su cuello un diseño vertical, mientras que las

mujeres uno horizontal que denotaba la fertilidad o femineidad. Con el establecimiento del

imperio incaico se sintetizó las tradiciones, técnicas y tecnologías textiles transformándose

en un diseño simétrico que repetía en un orden matemático figuras estilizadas. De forma

tal, que se puede inferir que los incas daban importancia ritual, social y política al textil.

La vestimenta también iba evolucionando de acuerdo al desarrollo del portador. Vergara

(2000) señala la relación que se tenía con los textiles desde el nacimiento, recibiendo el

recién nacido regalos tejidos y si el grupo étnico estaba ubicado en una zona productora

de camélidos recibía un animal como obsequio. A los dos años en la ceremonia de

rutuchicuy, era la primera ceremonia del niño, se le cortaba el pelo por primera vez y se le

colocaba el nombre. Acudían a la casa todos los parientes y quien actuaba de padrino le

cortaba el primer mechón entregando un regalo, que podía ser plata, textiles, maíz y llamas.

En la pubertad, en la ceremonia de iniciación, huarachicuy los jóvenes visten por primera

vez un taparrabo. Miembros de la elite tenían una celebración todo el mes de noviembre,

los preparativos anteriores empezaban en setiembre cuando el candidato se preparaba

con ayunos y las mujeres de su familia comenzaban a hilar y tejer ropas que usaría en

celebraciones. La vestimenta era de lana negra para adornar las prendas ceremoniales

que el joven usaría en la primera semana de iniciación. Cada etapa de la ceremonia estaba

señalada por un cambio de ropa, después de un mes el joven y sus parientes se reunían

en la plaza del Cuzco, el pariente más importante le entregaba un arma y los demás le

daban textiles a veces algunos curacas daban llamas y después de seis meses en la

celebración de las cosechas el joven terminaba de ayunar y se hacían sacrificios a las

divinidades y podía vestir con camisas tejidas con hilos de oro y plata con plumas como

señal de elite. De manera análoga, antes de la ceremonia de matrimonio, los novios

recibían comida, animales y ropa, si vivían cerca al Cuzco, el Inca ordenaba traer del

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depósito dos trajes cada uno. Al morir vestían al difunto con ropas nuevas y otras dobladas

dentro de la mortaja, la ceremonia de ocho días, los parientes del difunto daban de comer

y beber a los asistentes. Se les llevaba en procesión la ropa del difunto por donde había

transitado, después la viuda junto con los familiares llevaban toda la ropa del difunto en un

lugar especial del rio. Semejante era el entierro de un curaca o sacerdote, pero las ofrendas

reflejaban su posición social especialmente en la ropa que portaran. Mantas con tramas

de oro cubrían a las divinidades y los sentaban detrás de una cortina de cumbi unas

cubiertas de mantas muy gruesas.

Vergara (2000) enfatiza que para las festividades importantes se cambiaban con vestidos

más finos y con mantos de plumas que después les ofrecían comida y textiles, siendo esta

muy valiosa. Los oráculos acertados eran premiados con ropa. Los antepasados malqui

eran vestidos con camisetas de plumas o cumbi Los ponchos dameros de blanco negro y

rojo con adornos de oro y plata estaba destinado a los orejones que eran militares de alto

estatus cercanos al Inca.

Al transcurrir el tiempo, con la llegada de los españoles en el siglo 16, la indumentaria que

hasta entonces se portaba llego a ser catalogada como indecente. Como prueba de ello el

padre Arriaga, pronuncia un precepto en contra de lo que consideraba como idolatría en el

uso de la vestimenta autóctona. Jiménez (1998) enumera todos los artículos que

consideraba este edicto; en el art. 3 refiere a los cultos a las huacas y otros ritos que

empleaban vestidos especiales prehispánicos conservados con cuidado y celo por los

curacas, de igual forma que estos servían como medio de adoración a las pacarinas y a

los progenitores o malquis En el art. 20 vestidos y ornamentos de oro y plata de las huacas

vestido con lo más fino cumbi y el art. 21 las huaras o pañetes que usaban los hombres

como ropa interior eran considerados como maléficos y gran idolatría.

Por esta razón, apareció el uso de la falda, chaqueta, pantalón y otras nuevas

indumentarias a manera de imposición española a las colonias conquistadas. La falda

europea tenía un largo hasta el suelo; generalmente, el traje femenino estaba compuesto

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por dos faldas que en algunas ocasiones la falda superior era enrollada dejando expuesta

la interna. Existía una diferencia muy marcada entre ambas faldas, siendo la superior de

un color oscuro y opaco, mientras que la interior era de colores vibrantes pero con una

composición equilibrada, haciéndose cada vez más colorida. Por otro lado, la ropa

masculina se conservó con colores oscuros (Jiménez, 1998). De igual forma, se puede

afirmar que esta contraposición cultural hizo que se generaran una amplia variedad de

motivos que se podían obtener de la yuxtaposición de elementos andinos con europeos.

Por otro lado, Vergara (2000) arguye que durante el inicio del siglo 16 la clase social alta,

descendientes generalmente de los incas y otros mandatarios aborígenes, presentaban en

sus ropas, elementos europeos; esto no como una imposición sino como una forma de

encajar con su entorno social. La principal razón que sostiene este postulado se basa en

un período posterior a la captura de Túpac Amaru por el Virrey Toledo, quien pensaba que

era necesario terminar con Vilcabamba y los Incas ahí refugiados, se podía observar que

la presencia de una clase alta indígena vestida con atuendos tradicionales los cuales tenían

adiciones mestizas que provenían de Europa como encajes, damascos, brocados, y otras

telas y modas provenientes de España.

Lo cierto es que, aún con la influencia y la presión por la imposición de modas ajenas, la creatividad textil del peruano no decayó; al contrario, se impuso sobre los otros criterios exigidos desde la metrópoli, sea por lo caprichoso de sus diseño, algunos heredados y otros ya mestizos. En cuanto a sus expresiones simbólicas, muchas de ellas se mantienen pero con un discurso fraccionado. La más fuerte de ellas, el patrón diferenciador, subsiste entre pueblos y etnias- o naciones como ellos mismos se llaman- para mantener una identidad propia. (Gutierrez, 2009, p. 32)

La posterior imposición a las clases altas y bajas de utilizar nuevas tipologías españolas

provocó la introducción de iconografías novedosas en los trajes peruanos que seguía

presente a pesar de las restricciones impuestas por la corona española. Estas primeras

innovaciones tuvieron su eje en los tapices y alfombras, que fueron destinadas a la

decoración de casas hispanas, produciéndose un sincretismo cultural en ambos extremos

étnicos adoptando lo que sería adecuadamente denominado como textil peruano (ver figura

5, p. 9, cuerpo C)

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En la iconografía incaica sucedió de igual manera, pese a la prohibición por parte del virrey

Toledo de los dibujos de aves y seres mitológicos por ser idolatría, el indígena halló con

astucia la forma de camuflarlos haciéndolos pasar desapercibidos, las serpientes se

convirtieron en formas ondulantes el diseño de las aves fue menos detallado. Y aunque

esto significó la perdida de algunas técnicas, les permitió también la conservación de sus

creencias. En definitiva, la capacidad de adecuación a los cambios suscitados por las

conquistas políticas e ideológicas produjo en el pueblo indígena la necesidad de plasmar

en sus textiles la maleabilidad existente mediante la asimilación de nuevas técnicas y

creencias a la indumentaria con la que subsistían cotidianamente.

2.2 Principales fibras y materiales

El Perú tiene una amplia variedad de insumos que a lo largo de los años, han ido utilizando

sus pobladores para distintos propósitos. Aunado con la variedad de flora y fauna en su

territorio, desde tiempos pre incaicos, el hombre encontró nuevas formas de cubrirse y

protegerse del medio ambiente al cual pertenecía.

Desde los albores de la humanidad los primeros pobladores se vieron en la necesidad de cubrirse el cuerpo con elementos que le brinden protección y abrigo. Esta necesidad fue satisfecha inicialmente con la obtención de pieles y cueros de los animales cazados, pero gradualmente el hombre fue descubriendo nuevos elementos en su entorno que le ayudarían a fabricar tejidos para satisfacer sus necesidades de cobijo y vestido. Estas nuevas fibras blandas tanto de origen vegetal (algodón) como de origen animal (lana) reemplazaron al junco, carrizo, cáñamo y a la totora (Gheller, 2005, pág. 22)

Algunos de los materiales más utilizados en la producción de textiles son el algodón y la

vicuña, las cuales se mezclaban con otras fibras como la alpaca y llama, así como con

metales preciosos y plumas exóticas, por ejemplo, la cultura Nazca se caracterizaba por

un elaborado arte plumario, siendo su ubicación apartada de la selva, de donde provenían

muchas de las especies analizadas (ver figura 6, p. 10, cuerpo C). López (2013) explica

que el arte plumario era un producto que tenía gran valor, debido a que se usaba como

pago en reciprocidad y de tributos. Sin embargo, existieron materiales como el cabello

humano que fue usado en cuerdas torcidas y trenzadas con juncos totoras y maguey para

hacer cuerdas, redes y esteras cuyo uso era simbólico y de culto.

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Una de las materias primas que actualmente es exportada a nivel mundial es el algodón

en sus calidades de Pima y Tangüis, siendo una fibra larga, fina y brillante, con una textura

suave y ligera que resultan cómodas para el vestir cotidiano. La amplia variedad de colores

y tonalidades que se encuentran de manera natural sin ser teñidos con algún proceso

manual; sino que por el contrario, surgiendo como consecuencia del ambiente en que son

plantados, no solo es una característica del algodón moderno, ya que se ha observado

evidencia de restos arqueológicos que datan del período pre- cerámico en la costa peruana

hace aproximadamente 2500 a.C. siguiendo un proceso de transformación de las fibras en

hilos. Se observa en coloraciones de canela a marrón rojizo que se usaban acompañados

del algodón blanco como diseños decorativos.

Según Stastny (1981) hubo tres estadíos principales de las artes populares peruanas; la

costa norte y centro y la sierra sur. Bajo este parámetro, tal vez se podría concluir que esto

depende del tipo de insumo que podían recolectar en las zonas; sin embargo, se han

encontrado restos de ruecas de alpaca y otros camélidos en el norte, pese a no ser una

zona que tenga estos animales. Por el contrario, señala Stastny, que esto corresponde a

un sistema de intercambio recíproco entre las culturas, lo que permitía generar una

economía a base del trueque de servicios y bienes.

Otro de los materiales que empleaban eran hebras de oro y plata o con adornos de plumas

y cuentas de conchas, sin embargo el uso de plumas estaba destinado para los militares.

En ocasiones, el inca y su elite usaban pelo de vizcacha y vello de murciélago para sus

mantas. El algodón se utilizaba además de vestido para telas y colchones. El principal

proveedor de lana era la alpaca, la llama tenía un pelaje áspero y ralo, que se usaba para

la fabricación de cuerdas. Sin embargo, era muy diferente con el guanaco, que a pesar de

tener un pelo tosco y grueso era hilado por las doncellas del Inca, cumpliendo un rol de

objeto sagrado y ritualista. La vicuña tenía la lana más fina pero al ser una especie muy

escasa, solo se usaba para los incas y a algunos que él concedía con privilegio. Vergara

(2000) refiere al Inca Garcilaso de la Vega quien como anécdota contaba que vestirse con

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tela de vicuña sin autorización era un delito capital En el Incanato, la alpaca fue siempre

el textil predilecto tanto por su calidad como variedad. El estado Incaico no permitía que

los criadores de alpacas tuviesen muchas, pues podrían con el tiempo prescindir de la

economía estatal.

Con la llegada de los españoles, intentan imponer la ganadería de las ovejas, lo cual resulta

en un cierto resentimiento a la crianza de este animal, no solo porque representaba una

menor cantidad de carne y fibra, sino que como señala Zaferson (2013) este representaba

la opresión que ellos sufrían. No obstante, durante la república y hasta la actualidad, es

muy común ver mezclas de estas fibras.

En la industria peruana manufacturera de la actualidad, la fibra de alpaca juega un rol

fundamental en las exportaciones que se producen en la macro región sur del Perú, siendo

Arequipa el principal productor y exportador de esta fibra a nivel mundial, viendo necesaria

la especialización textil para suplir las necesidades del mercado global. Se puede distinguir

las siguientes calidades comúnmente en el mercado: Royal, Baby Alpaca y Fleece.

Encontrándose con fibras de menos de 16 micrones de finura. Esta noble fibra tiene la

característica de aislar del frio o del calor a quien lo use y en sus más finas denominaciones

poder crear hilos muy delgados pero resistentes. Esta fibra ha sido usada por muchos

diseñadores y marcas de lujo como Dolce e Gabbana, Prada, Giorgio Armani, Donna

Karan, entre otros; destacándose por el brillo y delicadeza de cada diseño.

Otro aspecto resaltante de la fibra de alpaca es su variedad de tonos existentes,

determinándose hasta el momento 52 colores que incluyen el ivory, caramelos, vicuña,

grises y negros que se obtienen naturalmente del animal, haciendo posible generar una

colección sin utilizar colorantes dañinos al medio ambiente. Además, se pude tener una

mayor eficiencia en los procesos ya que aproximadamente más del 70% del peso de la

fibra está compuesto por la calidad de Fleece, Baby y Royal Alpaca que son las de mejor

y mayor calidad. El otro 30% compuesto por fibras más cortas y gruesas no son

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desperdiciadas, ya que se reprocesan y se genera un hilado más rústico con el que se

puede fabricar tapetes.

Por otro lado, la vicuña posee la fibra de origen animal más fina del mundo. Esta delicada

criatura, parte de los emblemas del escudo nacional peruano, estuvo a punto de estar en

peligro de extinción debido a la caza furtiva que se hacía no solo por su pelaje, sino también

como medio ritualista. Hoy en día, si bien aún se producen prendas de vicuña, es necesario

tener una licitación especial. De igual manera, para poder trasquilarlas se emplea el

tradicional y ancestral método llamado chaku, que consiste en reunirse con toda la

comunidad y formar círculos que al ir acercándose van atrapando a las vicuñas, se las

examina y si están preñadas no se las trasquila, ya que podrían perder a la cría y a la

madre.

La enorme variedad de materiales y fibras, que se emplearon desde tiempos ancestrales

hasta la actualidad, responde a la creatividad de los peruanos en aprovechar los recursos

naturales que puede obtener de su medio, pero también de la capacidad de comercializar,

aplicándolas en prendas cuya calidad en parte se debía a los materiales con los que fueron

fabricados.

2.3 Procesos de fabricación artesanales

Como se ha demostrado, anteriormente, el peruano ancestral, tenía una fuerte conexión

con los textiles que utilizaba diariamente, dedicando gran parte de su tiempo y esfuerzo a

poseer tejidos que plasmen su idiosincrasia.

Era un hecho aceptado que el genio creativo de los hombres andinos de tiempos precolombinos, había encontrado su máxima expresión en la textileria. Antes que arquitectos, escultores, ceramistas u orfebres fueron principalmente tejedores. Ningún otro arte, ninguna otra técnica se plegaba mejor al temperamento y a las preferencias expresivas de aquellos pueblos que el trabajo del telar (Stastny, 1981, p. 211)

Esta descripción, relata fielmente la relación del poblador alto andino con el textil como

constructor de identidad social en los diferentes momentos en la vida de las personas. Esto

se corrobora con el uso de tecnología moderna en el análisis de algunos restos de telares

y la altura con la que eran colocados, se puede determinar incluso la edad con la que

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empezaban a tejer. Desde niñas las mujeres eran capacitadas en diferentes artes textiles,

por las técnicas desarrolladas se puede discernir la pericia obtenida mediante una

especialización en cada cultura del Perú (Cáceres, 2011). Dicha manufactura comienza

desde la recolección de las fibras y de los materiales, desarrollando luego, el hilado, tejido

y teñido de las prendas.

De igual manera, tanto niños como niñas eran entrenados para desarrollar los oficios

textiles que requerirían para cumplir con el mandato de la mita, una especie de tributo

anual, que pedía una camisa por persona y una manta por unidad doméstica. El Estado

daba la materia prima que necesitaban y ningún grupo étnico era exonerado. La hilatura

se aprendía desde la infancia en hombres y mujeres, pero el tejido que se empleaba

cotidianamente era hecho por las mujeres. Los ancianos, lisiados y niños ayudaban hilando

y tejiendo telas burdas, costales y sogas para el ejército. Vergara (2000) señala que

durante el gobierno de Pachacutec, este ordenó a los lisiados y otras personas con

discapacidad tejer para el Estado, convirtiéndose con el tiempo en tejedores diestros.

Los mayores consumidores eran el ejército y las guerras, siendo los soldados que se

distinguían en campaña merecedores de piezas de ropa como premio; además, las tropas

debían encontrar en el camino ropa, mantas y equipos para hacer tiendas. El intercambio

de tejidos era importante en las negociaciones diplomáticas y militares; el inca ordenaba

repartir piezas de ropa entre la población que acababa de incorporar al Tahuantinsuyo,

mientras que él mismo entregaba a los jefes étnicos vasijas de oro y ropa de cumbi, que

con esa finalidad había hecho traer desde el Cuzco; las divinidades locales también eran

beneficiadas recibiendo diversos tipos de textiles. A su vez, la población conquistada

ofrecía donativos a los generales del Cuzco, entre los que estaban incluidos los textiles.

La variedad de prendas y tejidos manufacturados en el Tahuantinsuyo, dependía de la

especialización de cada artesano, convirtiéndose cada uno en un maestro de su área.

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2.3.1. Hilado

El proceso de hilatura artesanal implicaba de por sí muchos procesos que involucraban

tanto al criador y agricultor así como al hilandero. Para iniciar el proceso de hilatura las

fibras deben de estar cardadas, desgrasadas y suavizadas. Para lograr densidades finas

el huso debe estar firme, el hilandero sentado con la punta del huso que data de tiempos

pre hispánicos llamado pushka que lo hacía rotar sobre su eje en un vaso de cerámica,

calabaza o madera.

Los títulos o grosores del hilo eran tan finos, pero aun así tan firmes y fuertes que aun con

el paso del tiempo permanecen en los museos gasas como los de la cultura Chancay. En

estos se aprecia una finura que la industria no puede replicar, tanto por inconvenientes

tecnológicos como comerciales ya que al ser solamente de un solo cabo, los hilos

terminarían por romperse con facilidad en los procesos de tejeduría. No obstante, Gutiérrez

(2009) señala que en el Perú prehispánico se lograba obtener títulos que corresponderían

actualmente a 120/1, 250/1 y hasta de 300/1, siendo que por ejemplo una camiseta

moderna de algodón se elabora con un hilo de 20/1

Cáceres (2011) añade que los hilados podrían presentarse en sentidos horarios o anti

horarios, denominados también en S o Z. De acuerdo a la localidad predominaba el mayor

uso de un sentido, por ejemplo en el norte se solía usar en los tejidos el sentido en S y en

el sur Z.

El método tradicional de la pushka, con el tiempo se aunó con la rueca de occidente,

viéndose actualmente en los talleres del Colca, el uso conjunto de ruecas y tornos con las

pushkas andinas. Además, el proceso de hilatura, puede está vinculado a la relación que

tiene el individuo con su comunidad, ya que si bien es una actividad que se puede realizar

individualmente, se puede observar momentos de sociabilización, reuniéndose las mujeres

para hilar mientras conversan en quechua.

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2.3.2. Tejido

La estructura con la que eran fabricados los tejidos antiguos, denota no solo una pericia

singular, sino también la translación de sus pensamientos y de su análisis de la

cosmovisión que los guiaban; por lo tanto, los métodos y tecnología que empleaban eran

bastante desarrollados para el período en que se ubicaban, siendo el telar el principal

artefacto empleado. Cáceres (2011, p. 25) define al telar como un “artefacto en el cual se

pueden ordenar y fijar los hilos verticales llamados urdimbres. Estos son entrabados por

hilos móviles y horizontales que conforman la trama”. En la región andina se conocieron

tres tipos de telares: de cintura o faja, horizontal y vertical.

El telar de cintura permite al tejedor tener control de la tensión de la urdimbre. Constituida

por dos palos o barras de telar con la urdimbre en medio, la barra inferior es atada con un

cinturón que se colocaba el tejedor en la espalda, la barra superior se ata a un poste,

conforme se avanza con el tejido se desenrolla la urdimbre en la parte superior y se enrolla

en la inferior. El ancho que se obtenía de esta técnica lo hacía propicio para tejer y bordar

cinturones y otras prendas de poco ancho, ya que al incrementarse el tamaño de la prenda

también lo hará el peso, haciendo que su tejido sea muy dificultoso.

El telar horizontal formado por cuatro estacas dispuestas en forma rectangular donde se

colocan dos vigas paralelas cerca al suelo se tienden la urdimbre. Luego, con ayuda de

una madera puntiaguda llamada espada, el tejedor selecciona los hilos que se tejerán,

señalando por donde pasara la lanzadera. Por otro lado, el telar vertical se empleaba para

tejidos de hasta dos metros de ancho.

Cáceres (2011), así mismo, señala cinco técnicas de tejido que se desarrollaron en épocas

pre hispánicas. La principal técnica fue la denominó cono entrelazada, que consistía en el

cruce de los hilos verticales o urdimbre, los cuales se entrelazaban con los hilos

horizontales de trama Esta técnica exclusivamente peruana, que surgió en la época pre-

cerámica presentaba muchos espacios vacíos en su composición, haciendo que sea de

características suaves y ligeras.

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De igual forma se evidencia la creación de diseños geométricos figurativos, antropomorfos

y zoomorfos demostrando la existencia de época larga de experimentación. Puede

presentarse: entrelazado de pares continuos, entrelazado de pares discontinuos,

entrelazado de pares continuos separados por decoración por desplazamiento de la

urdimbre, entrelazado de pares separados con decoración por desplazamiento de

urdimbre.

La elaboración de tapices se distingue como un técnica diferenciada, pues consta a su vez

con tres versiones policromas que elaboraba la cultura Chavín, siendo la más elaborado la

técnica del tapiz de Kelim que consistía en rodear los hilos de la urdimbre con una doble

lazada de lana. Este se podría asemejar a la técnica de Jacquard, ya que cada hilo seguís

un patrón diferenciado, en consecuencia ambas caras tenían el mismo diseño, con un

gramaje de 112 hilos de trama por centímetro.

La tercer técnica es la del bordado que se asemeja al brocado; no obstante una de las

diferencias más notorias es que en el bordado la aguja fija las hebras, mientras que en el

brocado son insertadas en el proceso, formando bellos y delicadas labores, de igual forma

los ribetes de borde y costuras son confeccionados con aguja, formando pequeñas figuras

tridimensionales realistas de pájaros y flores, por ejemplo en la cultura Paracas estas

figuras representaban figuras antro y zoomorfas tridimensionales con personajes míticos.

La cuarta técnica es la de tela doble que se realiza con dos grupos de urdimbre con una

misma trama. Las tramas se entrelazan formando diseños con caras invertidas, usado

frecuentemente en bolsos, siempre en algodón con decoraciones de lana.

La quinta es de encaje desarrollándose la técnica reticular, una invención local de la costa

central por la cultura Chancay con paños rectangulares de más o menos un metro de

ancho. La iconografía que desarrollaban era de peces, pájaros, felinos y dibujos

geométricos con hilos de algodón blanco. Repitiendo motivos angulosos, siguiendo una

secuencia rítmica del colorido y de la forma de amarres aunado. Además disponían hilados

Z en la trama y en el resto de hilos en S y Z.

49

Con la llegada de los españoles, se produjo la imposición del uso de la tela bayeta, la cual

en un inicio fue tejida con lana de oveja y en telar de pie; sin embargo, con el tiempo se

produjo un mestizaje en la forma en que eran producidas, introduciéndose la lana de alpaca

y el telar de cintura en algunos casos. Durante el siglo 16 se importaba desde España la

bayeta de Castilla, que después fue fabricada en el Perú en obrajes, que eran los talleres

de confección de la época. Debido a su construcción, hecha de lana y lo tupido de la trama,

esta tela era idónea para ser usada en los andes, donde las temperaturas son cálidas en

la mañana pero gélidas por la noche. Además la lana hacia que sea impermeable para

épocas de lluvia.

Vergara (2000) cita a Bernabé Cobo, señalando cinco tipos de tejidos en el Tahuantinsuyo;

la abasca de lana rustica, el cumbi de tejidos finos y delicados, los textiles con plumas de

colores entretejidas y colocadas en un cumbi, telas con plata bordada a manera de

chaquiras y las telas de alfombras y frazadas

2.3.3. Teñido

No cabe duda, que al observar una prenda andina lo más llamativo sea su color vibrante.

Este gusto por lo llamativo proviene desde épocas pre incaicas, desarrollando múltiples

gamas de colores. Según Cáceres (2011) se logró desarrollar más de 150 tintes, cuya

característica extraordinaria fue la permanencia en el tejido a pesar del paso del tiempo.

La variedad de tonos en los teñidos se debe a la biodiversidad de plantas tintóreas del

Perú, algunas materias primas que se usan desde la antigüedad son insectos como la

cochinilla, moluscos como el chanque que emitía un líquido de color purpura. Como

mordiente o fijador de los colores, usaban vegetales ácidos óxalis como el alumbre, sulfato

de cobre, sulfato de hierro entre otros

Durante el Imperio Inca, el canticamayoc era el experto en la creación de nuevos colores

con el uso de hierbas y anilinas, obteniendo gamas que variaban de acuerdo a la zona

(López, 2013). No obstante su destreza no solo era con el desarrollo de nuevos y variados

colores sino que incluso podían desarrollar técnicas de diseño. Una de esas técnicas era

50

el teñido por reserva de color, proceso con el cual podían dejar zonas de la fibra, madeja

o tela sin teñir o con un teñido previo; para lograrlo se colocaban un parche o nudos

formando en algunos casos esquemas intricados. La pericia de estos artesanos se debió

a los muchos años de experimentación que desarrollaron.

Cabe volver a recalcar, que la obtención de los colores provenía de la naturaleza, por

ejemplo el color negro se obtenía de una savia de un árbol, mientras que los tintes rojos

eran también en su mayor parte de origen vegetal o de insectos como la cochinilla, en otros

casos como el ychima o limpi que devenía del azogue que tenía un origen mineral de

mercurio. Los tintes de lana absorbían los tintes con mayor fuerza por lo que sus colores

eran más firmes que los textiles de algodón (Vergara, 2000). Estos conocimientos,

implicaron la experimentación constante y el descubrimiento fortuito de las características

tintóreas de algunos elementos naturales; que regionalmente fueron desarrollando las

culturas y etnias hasta su posterior asimilación del Imperio Incaico.

Actualmente, el tintorero para realizar su trabajo debe seguir muchos procesos, por lo que

es importante tener cierta meticulosidad, lo cuales le permite la reproducción de los colores

bajo los mismos estándares. Iniciando con la recolección y clasificación de las plantas y

otras materias primas. Lo prensa y seca para su posterior uso y luego empieza a teñir en

un baño del colorante y en uno posterior del fijador. El proceso artesanal de teñido toma

mucho tiempo y dedicación, pero el producto que se obtiene es único.

Como hemos remarcado, la ropa es un signo supremo en la representación y construcción

de la identidad en diversas formas: individual y social, racial, étnica, clase y género. Los

significados y valores de los textiles evocan, expresan y constituyen un universo coherente

para los usuarios. El arte andino representa una filosofía construida de ideas táctiles y

visuales en vez de verbales, que no tiene paralelo con la sociedad occidental

contemporánea pero moviliza el motor de la creatividad andina.

Con el paso del tiempo y la interacción de nuevas dificultades, se hizo notorio el mestizaje

que sufrió la vestimenta andina, de uncus hechos en telar de cintura y con la fibra de alpaca

51

a polleras de bayeta con iconografía mestiza, de esta forma el textil resume la naturaleza

del peruano y bajo el enfoque de este estudio al textil del Colca como una yuxtaposición

de culturas emergentes que se contraponen y enfrentan en algunos momentos y mezclan

y unifican en otros.

2.4 Tipologías de los Andes

Los trajes vernaculares que se observan en los pueblos más alejados del Perú responden

a la concordancia entre lo indígena y lo foráneo, que con el pasar del tiempo deja de ser

algo extraño y forma parte de la cotidianidad. La vestimenta afrontó este tipo de cambio en

su morfología, transformándose constantemente. Durante el siglo 17, después del

alzamiento de Túpac Amaru y su posterior aprisionamiento, la vestimenta adquirió nuevas

formas.

Se conservan aun hermosos ejemplares del siglo pasado, que señalan como en la textilería se produjo un fenómeno de renovación temática y de expansión rural, parecido al que tuvo lugar en otras artes […. En el presente siglo se han establecido centros definidos y especializados en ciertas formas tradicionales (Stastny, 1981, p. 218)

Las prendas que empleaban no solo las clases bajas sino también la nobleza incaica,

generó un cambio de morfología, adaptándose y asemejándose a las prendas españolas.

El poncho se originó en el periodo virreinal, posiblemente inspirado en los uncus. Durante

el siglo 16 era muy común observar que mientras los caballeros españoles salían a pasear

con grandes capas, los caballeros criollos salían con ponchos. El uso de esta prenda no

era despreciado, sino que incluso era un medio de diferenciación que usaban de denotaba

rivalidad competitiva (del Busto, 2008). Incluso durante la época de la Independencia se le

regaló a San Martin y a algunos de los más altos militares ponchos de vicuña. En el siglo

19 el poncho se usaba de lana en la sierra por ejemplo el moro chuco y de hilo de algodón

en la costa, como los chalanes.

Desde tiempos pre-hispánicos el arreglo para la cabeza jugó un rol fundamental. En

especial como se recalcó anteriormente; la cultura Tiawanaku, de la cual descienden

muchos pueblos del sur de Perú, tenía un bonete de cuatro esquinas que presentaba

52

diseños geométricos en cada arista, los cuales eran según Frame (1990), un compendio

de abstracto de conceptos espaciales, ya que los diseños se repetían múltiples veces en

relación al centro dividiendo el espacio en cuatro, dieciséis y más particiones. Con la

llegada de los españoles, se instauró nuevos modelos de tocados que presentaban

técnicas españolas en su constitución pero que incorporaban sutilmente iconografías que

eran propias de cada etnia; uno de los más resaltante era el chullo. El chullo surgió en la

meseta del Collao. En la época pre cerámica, era una prenda de cabeza con copa pero sin

sus características orejeras; con lo cual, el chullo moderno es mestizo. Al ser tejido con

palitos, una técnica traída desde España, y el añadirle orejeras que son decoradas con

motivos indígenas, cintas y grecas propias de su pueblo, lo convierten en una prenda

peruana mestiza (Zaferson, 2013). De la misma forma sucedió con el sombrero de copa y

ala ancha que era hecha de paño de lana de cordero. Es una prenda que ha sido creada

con el fin de ser endurecida e impermeable, de tal manera que protegía a quien lo usara

del frio y del sol quemante. En Puno los bombines o sombreros de hongo que se asemejan

a los de Inglaterra.

La chuspa es una bolsa que puede ser bordada o tejida artesanalmente en telar, le permite

portar algunos objetos pequeños a quien la use.

La lliclla o lliqlla es una prenda que se asemeja mucho a un chal, está compuesta por dos

paños de tela que son unidos. En ella se plasman mediante tejidos y bordados la

iconografía de cada pueblo, existiendo múltiples variantes incluso de entre los artesanos

de un solo pueblo. La lliclla era tejida en telar de cintura, que les permitía crear figuras

geométricas con diseños complejos y la adición de materiales en los hilos de trama,

distintos a los hilos de urdimbre. Esta prenda, tenía muchas funciones además de ser un

cobertor ante las inclemencias de la zona. Las madres colocaban a sus hijos en sus

espaldas y los sujetaban con la lliqlla mientras ellas hacían los quehaceres del hogar y

cuidaban por el progreso de sus campos. Durante la época de cosecha servía para

transportar sus productos en la espalda o lo doblaban en cuatro partes atándolo a su falda

53

para hacer un gran bolsillo en donde colocar las semillas y otros objetos (Zaferson, 2013).

Con el paso del tiempo, evoluciono en algunos casos y se mezcló con los mantones

españoles; un claro ejemplo de ello son las mantas bordadas de grandes flecos que usan

las puneñas que se asemejan al manto de Manila, cuyo traje además conserva faldellines

sobrepuestos que simulan guarda infantes europeos. Durante las fiestas patronales, con

sus músicas, danzas y máscaras hacían de esta celebración y traje una causa de

reprensión por parte de los jesuitas que se encargaban del adoctrinamiento de los pueblos

alto andinos.

El chumpi era una faja decorada con bordados o tejida. Existían dos estilos, de veta y

chumbe. De similar forma que las llicllas, se puede encontrar una amplia gama de diseños

y colores empleados, que incluían incluso bordados con hilos de oro y plata con

incrustaciones de plumas y piedras preciosas. Cumple, además de tener un beneficio

estético, la función de sostener y proteger los órganos blandos cuando realizaban algún

esfuerzo. Los pobladores acostumbran desde la infancia a fajar a sus hijos.

El calzado generalmente era la ojota que antiguamente se elaboraba con el pescuezo de

algún camélido. Hoy en día es muy comúnmente hecha de restos de llantas, de

características muy rústicas y es usada tanto por hombres como por mujeres. No obstante,

está siendo reemplazada por zapatillas deportivas.

Por otro lado, la pollera es el elemento más representativo de peruanidad, pues pese a ser

una imposición española, en sus bordados y apliques plasman parte de la antigua

cosmogonía de las culturas autóctonas. La palabra polleras en Perú tiene de cierta forma

una sutil connotación y significado diferente al uso que se emplea en Argentina. Difiere a

las faldas porque se asocian directamente con la mujer indígena. Las faldas pueden ser de

distintos modelos, largas, cortas, abultadas o ceñidas, por otra parte las polleras son en la

mayoría de los casos de gran volumen, que se logra vistiendo más de dos polleras

interiores que le aportan el soporte necesario para que se mantenga erguida por sí misma.

Su forma y decoración obedece a la influencia cultural y entorno geográfico del lugar. En nuestro país son muy variadas, como variada es la geografía. Los de Junín y el Colca

54

son las más bordadas. Las polleras del Cuzco tienen tanto de bordado como tejidos especiales, a los que llaman galón. En otros lugares como Apurímac, este galón suele usarse en las prendas que no se ven o fustanes de bayeta y tienen un ancho de tres centímetros más o menos. A la fajilla que ponen alrededor de la pollera le llaman puitó y es más ancha y más trabajada que el galón. (Zaferson, 2013, p. 165)

De acuerdo a Femenías (2005) las polleras del Colca se pueden clasificar en cinco

categorías. La primera según la comunidad, existiendo diferencias entre las zonas altas y

bajas del Valle del Colca. En Callalli, una localidad ubicada al norte de Chivay se usan las

polleras con apliques en una gran área, mientras que en el sur y oeste, en Cabanaconde

se usan polleras con una banda ancha de bordados con hilos y grecas aplicadas de manera

recargada. La segunda es de acuerdo al tipo de aplique que se use, si es bordada o con

cintas. La tercera corresponde a la calidad, la de primera calidad se usa exclusivamente

en las festividades y ceremonias especiales, mientras que las de segunda y tercera calidad

son de uso cotidiano según la posición económica que tenga quien la porte. La cuarta

depende del tipo de materiales que se utilice llegando hasta las 15 o 20 variedades de

texturas. La quinta categoría es según el artista que la produzca, que determina la técnica

que se emplee. Estas categorías y los criterios que se emplean para el uso de ciertos

materiales y técnicas se abordan con mayor detalle en el tercer capítulo.

Estas prendas han ido cambiando constantemente, tanto en los colores como en algunos

casos en sus formas e iconografía. Sin embargo, este proceso de adaptación y mestizaje

ha ido continuando a pesar del tiempo y de que en algunos casos el deseo de vestir con

polleras de las jóvenes de muchas comunidades ha ido menguando. El traje de luces, que

es el que se usa muy comúnmente en las fiestas costumbristas también ha ido adquiriendo

características foráneas no solo con materiales industriales sino con la adición de

iconografía de otros pueblos. Zaferson lo describe de la siguiente manera:

A pesar de haber variedad de polleras se está dando un fenómeno lamentable y es que no se puede determinar la procedencia de quien la lleva mirando tan solo sus polleras. Por ejemplo, las famosas polleras talqueadas de estilo huanca son vistas en zonas alto andinas de Ayacucho, en Huaraz o en cualquier otro lugar de la sierra. Por otra parte de las cinco prendas mencionadas, no hay duda de la antigüedad de las tres primeras, de la lliqlla, chumpi y chuspa. Del chullo y poncho hay muchas dudas. Y de la pollera y la blusa si podemos afirmar que son hispanas. (Zaferson, 2013, p. 166)

55

Empero, esto no es necesariamente algo negativo pues constituye la esencia misma del

peruano moderno, compuesto de una mezcla cultural, cuyo origen se determina de cierta

manera por los comportamientos propios del individuo que se identifica con ciertos grupos.

Del Busto (2008) describe que este tipo de rasgos peruanos corresponde al hecho de tener

características propias de la cultura occidental a la cual él denomina como “género

próximo”, las cuales acercan y asemejan a los individuos de una localidad a los demás

países occidentales; y de la cultura andina o “diferencia específica” que son aquellas

maneras que los singulariza del resto de países.

El mestizaje no reniega de lo indio ni de lo foráneo (lo europeo, africano, asiático y oceánico [sic]), tampoco ve en ambas corrientes tendencias antagónicas. Por el contrario, las hereda, las une, y ya con forma propia las convierte en peruanidad. Nuestro mestizaje es amplio, pero en mucho, ceñido a lo andino y a lo europeo (del Busto, 2008, p. 279)

En consecuencia, como remarcó este capítulo, el textil siempre fue un vehículo de la forma

de pensar de los pueblos que la vestían; plasmando no solo sus creencias sino también lo

que observaban en otros. El textil andino es sinónimo de peruanidad y de identidad

mestiza. Arguedas, citado en el capítulo uno de esta investigación, destacaba que no se

consideraba por entero indígena ni español, pese a su contexto. De similar forma, no se

puede señalar a la vestimenta andina como exclusivamente indígena sino también es

necesario considerar que en sus tipologías conserva un gen español. Deviniendo también,

en el desarrollo de nuevas técnicas y materiales que hicieron posible su creación.

56

Capítulo 3. La vestimenta del Colca

Visto el significado que puede tener la vestimenta en los habitantes de Caylloma, este

capítulo analiza las principales características del traje del Colca pero sobre todo se centra

en el bordado que emplean en cada una de estas prendas locales. Con la intención de

disertar de manera entendible su iconografía, es necesario ofrecer un marco circunstancial

respecto a lo sucedido durante la imposición de nuevas vestimentas en la colonia. Por lo

cual, este capítulo describe las principales características de los bordados del Colca.

Por ello, el primer tema, explica la evolución de los bordados y los materiales que se

empleaban antes y los de ahora. Además de concebir a los bordados como una

legitimización simbólica de las identidades étnicas de la región. El segundo tema, toma

como base la bibliografía de Železný, Femenías y Zaferson explicando las principales

características de la iconografía de los bordados.

3.1 Antecedentes históricos

Las ropas son representaciones de la historia y de sí mismos, son herencia que sirven

como enseres memoriales del pasado de las etnias Cabana y Collagua y del sincretismo

que afrontaron con la cultura europea y su paso por el tiempo.

Por otro lado, siendo la vestimenta un medio importante de legitimización simbólica de las

identidades étnicas al estar fuertemente unida a los constantes esfuerzos para establecer,

mantener o retar la estructura de poder; mediante el establecimiento del cuerpo como un

ente social, que emplea la vestimenta como un medio difusor de ideas. Por ello, la

vestimenta cayllomina refleja sus tradiciones mediante su uso y exposición al escrutinio

público

Con esas indumentarias, bordadas con hilos de colores y adornadas con grecas, ellos bailan el wititi, la denominada danza del amor donde los hombres se visten de mujeres…Dicen que el Inca que llegó a conquistar a los collaguas y cabanas quedó prendado de una joven nativa, y para conquistarla renunció a la guerra. Ante la oposición del padre de la muchacha, se vistió con polleras de mujeres y se confundió entre ellas para enamorarla. Las parejas que bailan witíti exhiben los mejores trajes bordados con figuras de la flora y fauna del Colca; lo suelen hacer en la plaza principal de Chivay, capital de la provincia de Caylloma (Pari, 2018, p. 10)

57

Esta es una de las leyendas que se tejen alrededor del traje que llevan los danzantes del

wititi, una de las más de 40 danzas que usan el traje típico de Caylloma, con sus bordados

característicos que forman parte de las celebraciones por la fiesta de la Virgen de la

Inmaculada Concepción y de los Carnavales. En algunos casos, la leyenda habla del Inca

que quería conquistar a una doncella en otros de un español que quería infiltrarse para

conquistar a una virgen.

Cabe recalcar que si bien el traje de la mujer es de morfología colonial, la vestimenta del

hombre sugiere ser de época de la lucha por la independencia por el uso de una camisa

militar llamada polaca, dos llicllas cruzadas en la espalda, una waraka u honda como

cinturón y una montera con flecos o anqoñas que le cubren el rostro al bailarín (ver figura

7, p.11, cuerpo C).

El witíti plasma la esencia de identidad y representación de la cultura cayllomina, en un

baile de amor y de guerra. El hombre es un bribón y un guerrero que usa las dos llillkas

que lleva en la espalda para guardar sus municiones y la montera como casco. Refleja

también, la resistencia de los Collagua a los Incas y luego a los españoles. (Železný, 2013)

Los estilos de esta zona, famosa por el rosario de bellas poblaciones de origen colonial son parecidos, solo varían los motivos de decoración, de acuerdo a las preferencias en cuanto a plantas, a animales caracteristicos de cada zona, dibujadas para recrear su entorno. Dentro de las modalidades que tienen para destacar una secuencia de bordado destaca la ornamentación siguiendo una cinta sobrepuesta a la tela base, cuyo color contrasta con el de la prenda, se borda sobre ella en una decoración ordenada con hilo monócromo o multicolor, reiterando alternativamente motivos según se hace en el pallay, que es su modelo. (Zaferson, 2013, p. 112)

No se puede señalar una fecha concreta del inicio de los bordados pero se estima que se

originaron junto con la aparición de la máquina de coser en Caylloma durante los años 50.

Prueba de ello es una fotografía a la que Femenías (1996) refiere que data de 1934, hecha

por un fotógrafo de la revista National Geographic que mostraba a una mujer con faldas

que tenían apliques de tela y cintas en la basta, pero que no llegaban a ser bordados.

Femenías (2005) recalca que la legitimización en el uso de la vestimenta bordada se volvió

sumamente crucial durante un periodo marcado por la migración de ciudadanos de pueblos

aledaños a Caylloma; aunando con un contexto socialmente inestable a inicios del siglo 20

58

caracterizado por numerosos reclamos de los pueblos andinos a las políticas sesgadas del

Estado, convirtiendo a las ropas bordadas en símbolos de pertenencia en la comunidad.

Otro postulado que plantea, es la asimilación cultural de elementos foráneos, siendo de

cierto modo una forma de control patriarcal. Basándose en el hecho que en varias

ocasiones, el género y el poder estuvieron unidos por el patriarcado a través de un control

íntimo y personal a través de los cambios que acontecen durante movimientos sociales y

procesos políticos

Al igual que en el Cuzco, llaman en el Colca makinasqa a la técnica de bordar en máquina de coser, con o sin motor, técnica en la cual se luce todo el esplendor cromático y la variedad barroca del decorado en las polleras, blusas, fajas, chalecos y algunos sombreros de fieltro de pueblos del Cañón del Colca, como Cabanaconde los lugareños que descienden de la etnia de los collagua, están vinculados históricamente a la región altiplánica y a las alturas del Collao y de los valles de Cabana (Zaferson, 2013, p. 112)

Actualmente, los bordados son objetos que pertenecen a la memoria colectiva local, que

remontan a la memoria de la infancia y de lo que vestía la madre o la recolección de

historias anidadas en la niñez. Las costumbres no se producen por una inercia cultural, no

solo es el incuestionable traspaso del pasado o la ausencia del cambio, sino la aprehensión

de los sucesos y acciones colectivas conectando el pasado con el presente. Por

consiguiente, surge la duda por qué algunos aspectos de la vestimenta autóctona del Colca

han cambiado mientras que otros no; Femenías (2005) destaca el uso de camisas

cuadriculadas, que si bien pareciese ser meramente una adquisición caprichosa moderna,

en realidad responde a un uso precolombino de la cultura cabana (ver figura 8, p. 11,

cuerpo C). Sin embargo, esto en parte se puede deber a que solo algunas de las telas que

se usaban al inicio para bordar aun usadas hoy; la mayoría de materiales no son producidos

localmente, muchos son importados o sintéticos.

Como se analizó en el capítulo 2 la bayeta es una tela rústica de lana tejida en telar manual

con lana de oveja hilada a mano, su uso ha sido continuo desde comienzos de la época

colonial, cuando las telas y las ovejas eran importadas de España. Una vez que la crianza

de ovejas se estableció en los Andes, una gran cantidad de tela fue encargada en los

obrajes, que eran talleres de telar que usaban mano de obra forzada y una gran cantidad

59

de tejidos coloniales rústicos de América, reemplazando así las importaciones.

Actualmente, al menos una de las polleras que tiene una mujer es de bayeta porque es

práctica para el invierno, que llega a temperaturas bajo cero. La duración de la bayeta la

hace ideal para trabajos en agricultura y ganadería; además al ser barata, connota pobreza

y tradición, es generalmente es usada por ancianas.

Otra tela empleada es la jerga, la cual es tejida con patrones de pequeños cuadrados o en

líneas en tejido llano o tafetán o un twill o sarga eran usadas especialmente en la ropa de

hombre pero ahora es raro verla, mucho menos en mujeres. La bayeta es comúnmente

manufacturada en casa en las zonas pastorales a gran altura especialmente en Puno.

Además de ropa es usada para hacer almohadas o tapetes. A finales de los 80’s la bayeta

blanca se volvió popular entre los pastores activistas varones (Femenías, 2005). La bayeta

tiene más o menos cinco siglos de uso por dos razones. La primera es porque es barata y

la segunda porque la tela por si misma está asociada con el pasado, con la continuidad.

Sus características rugosas y rusticas, son parte de su encanto al ser hilado en el hogar.

También se usan otras telas como percala o poliseda y variaciones sintéticas de rasos e

imitaciones de terciopelo que se evidencian especialmente en los trajes de luces que visten

durante las fiestas patronales.

A inicios del siglo 20 las señoras usaban trajes de puro algodón o seda, diferentes a las

polleras. Cuando visitaban Caylloma aparecían las mujeres usando trajes de cuello alto

más adecuados al estilo de vida burgués de Arequipa urbana (Femenías, 2005). Los

sastres de Chivay hicieron nuevas ropas con otros tipos de tela. Las telas mayormente

usadas eran el algodón como tela asargada o listada y el tocuyo. Las telas comunes en el

pasado eran armadas en ensambles con significado específico.

La bayeta, tanto como tela como las ropas hechas con ellas marcaron la identidad indígena,

mientras que, las otras telas eran siempre compradas usándose en diferentes tipos en

blusas y faldas, en vestidos de mestizas o en ropas de moda de las elites

60

3.1.1 Los pueblos aborígenes

El Colca es la frontera legendaria entre dos cuadrantes que imperio Inca Collasuyo

(Collaguas) y Contisuyo (Cabanas) teniendo una amplia extensión territorial, llegando a

parte de la actual ciudad de Arequipa (ver figura 9, p. 12, cuerpo C). Sin embargo, a lo largo

de la historia del Perú siempre hubo una fuerte tensión entre las provincias generada por

el centralismo que rigió en diferentes momentos.

Como era propio de las culturas tempranas, las formaciones geológicas tenían una

importancia simbólica, para los collagua y cabana el rio Colca era importante, ya que

favorecía a la superficie agrícola; este servía también como hito divisor entre los territorios

de cada etnia

Ambas culturas eran guerreras pues reconocían ser forasteros de esas tierras y haber

tomado su dominio por la fuerza. Por este motivo, el valle estaba dividido en una tripartita.

Los pueblos Collaguas eran los que tenían una mayor extensión del territorio abarcando

no solo el Valle del Colca sino también parte de la actual ciudad de Arequipa. El Colca

además de estar dividido en dos etnias, los Collagua y Cabana; tenían una división de

acuerdo a la altitud, el Urinsaya y el Hanansaya, siendo las capitales de cada cuadrante

Lari Collagua, Yanque Collagua y Cabanaconde.

Las diferencias no se limitaban a los mitos de origen. Collaguas y Cabana eran diferentes, además, en vestimenta, lenguaje, e incluso en su aspecto físico; esto último debido al uso de diversas deformaciones craneanas. Los Collaguas “apretaban la [sic.] cabeza a los niños tan reciamente, que se la ahusaban y adelgazaban alta y prolongada lo más que podían, para memoria que las cabezas debían tener la forma alta del volcán de donde salieron”. Los Cabanas, en cambio, ataban la cabeza a los recién nacidos “muy recio y la hacen chata y ancha, muy fea y desproporcionada”. Por ello resultaba fácil determinar la procedencia de los habitantes del valle sólo por su apariencia (Manrique, 1986, p. 15)

Estas deformaciones, más adelante con la llegada de los españoles, quedarían prohibidas,

dando el uso de sombreros que conserven estas características; por consiguiente, los

Cabana usan sombreros de paño con forma ancha y aplastada, teniendo incluso que

levantar el ala posterior para que no les roce el cuello, mientras que los Collagua usan

61

sombreros de paja blanca levemente más altos. Igualmente, una de las diferencias de estos

pueblos era el lenguaje; los cabana hablaban aimara y los cabana quechua cuzqueño.

Con la conquista del Colca por el Inca Mayta Cápac que no solo fue mediante una campaña

militar sino también por una alianza matrimonial con la hija del Cacique de los Collaguas,

Mama Tancaray- Yacchi, que se convirtió en la esposa principal del Inca. (Manrique, 1986).

Para el siglo 15 Caylloma estaba constituida como punto importante del Imperio Inca por

su cercanía al Cuzco y los recursos naturales que tenía, siendo una de las principales

fuentes de comercio y producción para el Imperio Incaico. Igualmente, durante la conquista

Inca se suprimió el poder de Cabanaconde y Lari Collagua, centrándose la organización

en Yanque Collagua. Sin embargo, esto también significó la posterior mezcla cultural con

poblados aledaños (ver figura 10, p.13, cuerpo C), generando semejanzas en su

iconografía.

3.1.2 El impacto de la Conquista Española

Después de la fundación de Arequipa, se le encomendó a Gonzalo Pizarro, hermano del

conquistador Francisco Pizarro; estas tierras tenían la fama de ser las más productivas en

minería y ganadería. En el siglo 17 la etnicidad estaba relacionada a la ocupación, Los

asentamientos españoles trabajaban en el Valle del Colca en la producción de

indumentaria, sea como arrieros o guardianes de las haciendas (Femenías, 2005)

Luego de la conquista, el gobierno español desalentó o prohibió aquellas industrias que

competían con España. Como resultado, se provocó un contrabando mercantil entre países

europeos en América. Los españoles se daban de hidalgos y no querían trabajar en la

manufactura, dejándolo a los mestizos o criollos. El objetivo del rey era reservar los

provechos del comercio americano a sus súbditos españoles impidiendo la salida de

metales preciosos americanos hacia países extranjeros proveyendo a las colonias con

artículos de consumo europeo (Málaga, 1981).

Aunque no alcanzaron un similar desarrollo a la minería o ganadería. El cuero, plata,

textiles tuvieron un desarrollo importante por los gastos que generaba los elevados costos

62

de las importaciones, comparado a lo baratas que resultaban los productos de América

tanto por la materia prima como por la mano de obra barata.

Se estableció gremios de artes y oficios similares a los existentes en la Edad Media cada

gremio se organizaba en una cofradía y teniendo y un capellán y dignatarios que regían

según las ordenanzas de los cabildos municipales bajo el mandato del virrey o rey. Existía

diferentes grados según la experiencia, aprendiz, operario, oficial y maestro; para llegar a

ser maestro se necesitaba realizar una obra de arte que era aprobada por veedores cuya

elección ocurría anualmente, asegurándose que cada obra sea de excelente calidad

velando también por la situación en que se encontraban los talleres y tiendas. (Málaga,

1981). En esta época, existían ordenanzas que gestionaban las horas de trabajo, feriados,

salarios y otros aspectos que interesaban a los obreros, que principalmente eran los

aborígenes de la sierra.

Según Málaga(1981, p. 26): “Los nativos peruanos poseían considerablemente talento

natural en las artes y oficios, especialmente en labores de tejido, cerámica y orfebrería que

dominaron más que cualquier otro pueblo de América precolombina” Si bien al inicio

unicamente se dedicaban a imitar los trabajos manuales de los conquistadores, poco a

poco la incursion de los indígenas al gremio textil fue cada vez más importante; provocando

un temor de los españoles a ser aplacados en precios y pericia.

Como se explicó en el capítulo , en el Perú prehispánico las fibras de origen animal y

vegetal como el algodón, cabuya, llama, vicuña y alpaca eran las que se empleaban

comunmente. Con la llegada de los españoles se adquirió el uso de lana de oveja, seda,

lino y cañamo y el uso del telar de pedal que resultaba comodo para tejer grandes

superficies, pero que resultaba dificultoso para bordar y realizar tejidos delicados.

El establecimiento de talleres o tambien llamados “obrajes” en el Perú, generó la

empleabilidad de mano de obra barata que hasta el momento estaba desocupada por un

repartimiento que se realizó de los indios durante el siglo 16. Por consiguiente, se consolidó

cuatro clases de obrajes. El primero fue de las comunidades de indios para pagar con sus

63

productos los tributos al Estado. El segundo, de particulares o “abiertos”, eran de criollos y

mestizos. El tercero, era de la corona y estaba administrada por aquellos a quienes

nombraba el rey o virrey. El cuarto, o “mixto” era administradod por el rey y una comunidad

o particulares.

Durante la colonia, Arequipa tuvo un rol fundamental en el comercio y desarrollo del país;

siendo un nexo entre la capital, Cuzco y otras provincias altoandinas y el norte de Chile y

Argentina. El obraje de Collaguas incremento la industria textil de la época, por la

abundancia del ganado lanar y la mano de obra barata. Condesuyos y Chuquibamba tejían

mantas y bayetas. Por otro lado, los habitantes de Caylloma al estar ocupados en la

explotación de las minas su principal producción era de tejido tubular de calcetines.

Para teñir usaban colorantes vegetales y minerales como la cochinilla de mogol, taya, palo

de Brasil, achote airampo, campeche, añil y otros recursos. Para hacer acabados finales;

acite, jabon, tara, alcaparrosa, lumbre, greda eran algunos de los materiales que usaban.

Durante la época prehispánica y en el periodo colonial la riqueza provenía de los telares y

la fibra de alpaca producida mayormente por trabajadores indígenas.

Así mismo, durante esa época, la imposición religiosa implicó que las circunstancias que

se dramaticen en el baile, genere variaciones en el vestir. Un claro ejemplo es el baile de

Turco Tusuy, cuyo mensaje tenía como enemigo a los turcos que a pesar de la gran

distancias que los dividía, por ser de una diferente religión, los españoles imponían esta

danza, existiendo una semejanza en el sometimiento de la religión incaica y del islam (ver

figura 12, p. 14, cuerpo C), con la yuxtaposición de elementos autóctonos divinos como el

sol y la luna, que interpretaban como Dios y la virgen, así como las collas o doncellas

vírgenes, llamadas las tres marías (ver figura 13, p. 14, cuerpo C)

3.2 Bordando el pasado

El bordado es una de las más simples labores, una actividad hogareña que puede ser

practicada por casi todos y con cualquier material, en el antiguo mundo andino, no estaba

64

identificado solamente con el estilo Paracas Necrópolis o Nazca. Por ejemplo, tocados en

algodón con bordados monocromáticos en Chancay, textiles bordados Chimú e Inca.

Una de sus grandes ventajas es que le da al artista la enorme flexibilidad de plasmar

motivos detallados y disponer ciertos motivos que no podrían ser logrados en otra técnica

como el telar de pedal (Paul, 2002). Además el artesano plasma en cada una de las

prendas su visión del mundo con personajes humanos notables, seres mitológicos,

zoomórficos y las plantas que le rodeaban. Incluso las figuras geométricas que esbozaban

no eran producto de la casualidad, sino de la observación constante de su medio llegando

en algunos casos a formar motivos con isometrías matemáticas. Sin embargo, al ser una

expresión cultural humana existen ciertas licencias poéticas en los mensajes que transmite,

esto no solo se aplica al desarrollo de la prenda, sino que también el usuario tiene la libertad

performática de mezclar elementos autóctonos y modernos (ver figura 14, p.15, cuerpo C)

De acuerdo a Železný (2008) los colores de los bordados tienen un significado diverso

según el espectador, por ejemplo, el verde es asociado a la naturaleza, los árboles o el

pasto en general, en otros casos este es relacionado con un cultivo en específico del Colca.

De igual manera, señala algunos de los motivos más comunes de ser bordados. El

achoqcha o cayhua, una planta trepadora usada con fines medicinales que es plasmado

como orlas que se entrelazan. Otro caso es el de las vertientes del río Colca y sus

movimientos, traducido en los bordados como líneas ondeadas. También identifica otros

animales como los más comunes en la iconografía, la trucha, la vizcacha, la llama y la

vicuña. Del mismo modo, señala cuatro categorías de aves. El primer grupo, son

representadas con las alas abiertas, que generalmente aparecen de perfil, existiendo

subcategorías múltiples según la forma de sus alas y picos que no representan a una

especie en particular. El segundo está compuesto por pájaros con las alas cerradas, de

perfil, sentados o caminando. En la tercer categoría se encuentra el colibrí, que es

fácilmente identificable por su pico largo y agudo, estando en pleno vuelo o sentado. Por

65

último, el cuarto grupo está conformado por otras aves que pueden ser identificadas

claramente, como el búho, la perdiz, el flamenco o pariwana y el cóndor.

Železný (2008) recalca también la composición de los motivos de las artesanías ya que en

muchos de los casos los pájaros aparecen con una flor en el pico, trasladándose esta

estructura a otros animales como los cóndores, vizcachas, truchas y llamas que aparecen

olfateando una flor, en otros casos pueden estar olfateando una planta. En comparación

con los bordados que se utiliza en las polleras que no suelen emplear, a saber el cóndor

que supone responder al creciente aumento en el turismo del Valle del Colca y los

recorridos que hacen para observar el vuelo del cóndor, siendo este animal un rasgo

inconfundible para el turista extranjero. Aunque el uso de los pájaros en la representaciones

pictóricas también puede responder a un sentido ritualista, ya que en época colonial en la

pintura de la escuela cuzqueña representaban el espíritu indomable de los indígenas y era

uno de los pocos remanentes de la tradición oral de los pueblos andinos.

Los cayllominos relacionan la belleza de las faldas con sus sentimientos, en consecuencia

los factores estéticos son integrados completamente en la forma que se conciban a la

prenda como un todo. Los bordados del Colca no son sobrevivientes inmutables de grupos

ancestrales, su significado deriva de su flexibilidad y apropiación. Desacuerdos estéticos

involucran rivalidad entre talleres e individuos acerca de asuntos fundamentales de calidad

y profesionalismo. Las prendas al usarse en la comunidad son frecuentemente objeto de

escrutinio respecto al color. Una sola prenda puede tener hasta 50 diferentes diseños

figurativos complejos en la banda principal además de cuatro a cinco diseños más simples

de relleno. Motivos de aves (paloma, pato, gallo y colibrí) docenas de flores (chuna, cactus,

rosa, dalia y tulipán) peces como la trucha otro animales (conejo salvaje, vizcacha y cuy).

Algunos motivos son exclusivos de zonas específicas por ejemplo el mono, que es un

animal tropical, solo se ve en Cabanaconde. El escudo nacional en Cabanaconde y el valle

bajo, el cielo con estrellas también se incluyen variaciones menores de diseño causando

conflictos entre los artesanos acusándose unos a otros de copia. Algunos los crean a partir

66

de revistas o laminas con fotografías de plantas y animales, añadiendo una nueva

perspectiva al diseño de los bordados del Colca; usualmente son los jóvenes quienes tratan

de innovar con nuevos motivos. Como señala Femenías (1994) a veces existía ciertas

rivalidades entre los artesanos, creándose disputas por aparentes plagios en las figuras,

llevando a los artesanos a crear motivos propios.

Muchos motivos bordados son empleados en tejidos locales hechos en telar. Ambas

técnicas han coexistido por más de 50 años haciendo imposible determinar cuál inspiró a

la otra, al igual que el labrado en piedra en edificios antiguos. Respecto a los colores que

emplean, estos no superan más de cuatro colores de hilo, siendo generalmente el blanco

el contorno de las figuras y el marco de la composición y para rellenar algunas partes

(Železný, 2008). Bordar es similar a dibujar con lápiz dando un esbozo inicial y luego

coloreando el interior.

Otra forma es la aplicación de lana o cola de rata, con ella se forman volutas, espirales, flores y figuras decorativas en relacion al gusto y destreza del bordador. Para trabajar este estilo deben sincronizar la tensión de la lana con el movimiento que dan a la tela. Es tal la práctuca con que se hacen estos trabajos, que pueden prescindir del bastidos y de un esbozo previo. (Zaferson, 2013, p. 113)

Pocos son los artesanos que dibujan directamente en la tela con hilo y aguja. Luego la

“pintan” rellenando con hilos de color. A pesar que existe mujeres artesanas, se observa

un ambiente cargado de diferencias laborales de género. La mayoría de artesanos que

hablan de la creatividad en el trabajo son hombres. Generalmente una sola persona dibuja

en cada taller, que es considerado como el artista, no todos aprenden a dibujar. Al ser una

actividad usualmente masculina, las mujeres no se atreven a dibujar polleras. Por

consiguiente, al ejercer el rol de artista genera en las mujeres una experiencia

empoderadora (Femenías, 2005). Cada estilo de cada artista al ejecutar diseños bordados

complejos lo distingue a él o ella y a su trabajo y acentúa el carácter individual de las ropas

de Caylloma, siendo cada una, una marca reconocible del artista que lo hizo y la

competencia o pericia que tiene, que será transmitida por quien la use al resto de la

67

comunidad. El desarrollo del estilo personal dependerá de la habilidad especial de cada

individuo y una maestría técnica de la máquina de coser.

Los sombreros cabana tienen un formato estándar una estrella central rodeada por motivos

floreales, animales y geométricos, predominando la presencia del color azul en cada

diseño. Sin embargo, la importancia del diseño no solo radica en su color. En la parte baja

del valle, los artesanos bordan con un hilo y en el vale alto con dos. Bordar con un hilo

hace un delineado más fino y preciso, siendo el tiempo de ejecución mayor. Algunos de los

artesanos de Chivay y Cabanaconde pueden bordar en otros estilos para aumentar sus

ventas; otros no cruzan esa línea, prefiriendo permanecer en el estilo propio de su

comunidad y sus técnicas.

La generación del artista influye en su trabajo en maneras que superponen a su género.

Modernidad y tradición coexisten, sin embargo difícilmente en los bordadores de todas las

edades que son activos laboralmente y la diferencia generacional se evidencia en la forma

que ven el arte y estilo en diferentes lentes. La modernidad de los bordados está conectada

al diseño y materiales que emplean, en el pasado los diseños eran más simples con la sola

aplicación de una greca o cucurucho. La modernización significó aplicar encaje y grecas

metalizadas con dibujos prolijos y precisos. Algunos de los hilos y estambres superiores

incluían lana merino, brillas (hilos metalizados) y cucuruchos; las telas incluían el

terciopelo, chifón y poliseda. (Femenías, 2005) Las prendas se relacionan claramente a

otros aspectos artísticos, incluyendo pintura y arquitectura, pero no las replican. Las

prendas contienen el conocimiento de la cultura local y los fenómenos culturales.

Las diferentes clases de textiles son hechos con fines ritualistas pero hay también algunos

que son simplemente mercancía. Los productos terminados son comprados y vendidos a

turistas nacionales e internacionales. Muchas telas de uso potencialmente ritualistas están

disponibles para venta en los mercados como si fuesen cualquier otra tela. La

comercialización de los objetos procede y sigue la venta al turista, con muchas

diferenciaciones que también comprenden procesos de sacralización y secularización. La

68

creciente secularización de textiles sagrados no puede ser atribuida únicamente a

influencias externas. Los artesanos locales también inician cambios. Los artesanos

cayllominos hacen todos los bordados explícitamente para venta y sus consumidores

primarios de las polleras son las personas locales, no son los turistas. Esta mercantilización

refiere más ampliamente al intercambio capitalista de enseres culturales.

Por otro lado, un uso también ritualista se observa en las costumbres de luto que varían

según la sociedad que la utilice usando un color o una prenda específica que indique duelo.

El uso contemporáneo de prendas negras de luto parece ser un legado colonial español.

La ropa de luto en Caylloma para la mujer es el phullu, la pollera, un saco y corpiño y para

el hombre el poncho que son de color negro pero no completamente, ya que se muestra

en pequeñas cantidades el blanco, azul y verde oscuro. Los chales y ponchos tienen finas

líneas de color o guardas con bordados polícromos son usadas en un esquema de azul y

blanco. La tela de fondo de los chales y ponchos es generalmente tejida e telar con

estambre de alpaca o sintético, mientras que en el corpiño y la pollera usan bayeta o telas

comerciales sintéticas. Al igual que las polleras de uso cotidiano varían de acuerdo al

pueblo que se fabrican, la ropa de duelo tiene pequeños detalles según la zona. El phullu

de Cabanaconde es más largo que el de Chivay. El adorno de las polleras de luto de

Cabanaconde tienen grecas en forma de zigzag llamadas cucuruchos, que son iguales a

as de uso cotidiano pero de color azul. El estilo Chivay de las polleras de luto utiliza apliques

de estambre en azul o verde oscuro.

Los hombres generalmente solo usan una prenda de luto tradicional, el poncho; que para

el luto se usa de color negro con líneas blancas, azules y ocasionalmente verdes oscuras.

Los ponchos de luto al igual que los cotidianos son tejidos con fibra de alpaca o sintética,

presentando bordados estrechos que son atados al cuello con un cordón de color negro,

los ponchos cotidianos de los hombres son similares pero de color fucsia con rayas verdes

o de color siena tostada con rayas fucsias.

69

A pesar que en Arequipa hay tiendas que venden prendas del Colca, cuando los turistas

viajan para comprar recuerdos no compran el bien en si sino compran la etnicidad del

objeto. En consecuencia, el turismo está afectando la identidad de los artesanos que hacen

bordados. Por ejemplo, si bien los bordados de colores brillantes aún se conservan el uso

del negro en espacios diferentes al luto equivalen un pequeño porcentaje de ventas. Esto

remarca la exagerada dualidad entre las prácticas seculares y sagradas que se trasladan

a las costumbres de las comunidades y al uso continuo de una estética similar en cada

medio comunicativo, como en la arquitectura y expresiones gráficas (ver figura 15, p. 15,

cuerpo C).

Un primer tipo de uso es el de las viudas viejas que continúan vistiendo de negro a pesar

de haber terminado el periodo de luto, otro es por razones prácticas, en especial si la tela

que fue tejida la pollera es de bayeta de lana resulta muy cómoda para usar en invierno,

además que si es de alpaca y es correctamente hilada y tejida es más fuerte y durable que

las polleras de material sintético, haciéndolas ideales para el uso diario y para transportar

tubérculos y otros objetos (Femenías, 2005). Mientras que el turista le pide al artesano

recuerdos y prendas en color negro con la intención de según su perspectiva tener un

producto original, relacionando ese color con la alpaca sin teñir y de tener un producto que

lo pueda usar cotidianamente.

3.3 Mestizaje indumentario

Blenda Femenías relata en Gender and the Boundaries of Dress in Contemporary Peru la

historia de Florencia Huaracha, pobladora Chivay desde nacimiento pero que al pasar del

tiempo viendo la necesidad de migrar a Arequipa dejo de usar polleras por vergüenza, a

pesar que ella tenía un taller de bordados y vestía las polleras desde niña. Esta historia se

refleja en muchas otras mujeres del Colca. En la ciudad se habla de “indios” pero la gente

del valle no. El término indio, indígena o en el peor de los casos cholo con un fin degradante

no se aplican a sí mismos ni a los que componen sus círculos cercanos, sino que actúa

70

como una forma de comparación con el otro. El uso de estas palabras en espacios públicos

fue prohibido en 1960, sin embargo esto no significa que se deje de usar en otros contextos.

El mestizo es la mezcla de indio y blanco, que cierta forma constituye en una

homogenización ya que lo hace similar a otros pueblos de Latinoamérica. En comparación

con el indígena que está asociado a una identidad rural, el blanco a una urbana. Según del

Busto (2008), el mestizo para llegar a serlo necesita abandonar cualquier vestigio de

etnicidad que lo identifique con un grupo.

Muchas mujeres de Caylloma viven fuera de la provincia especialmente en Arequipa a Lima

residiendo por mucho tiempo por motivo de estudio o trabajo, lo que influye en su elección

de vestido y durante ese tiempo dejan sus polleras. Las polleras bordadas son complejas

en su confección, pero en Caylloma las mujeres cotidianamente usan polleras sin

bordados, los cuales van hasta los tobillos, mostrando una greca horizontal al estilo de las

polleras bolivianas y puneñas, por la migración puneña, otros estilos semejantes son los

de Cuzco, Moquegua. Las polleras tienen una mala reputación, profesores, doctores y otros

profesionales que se mudan al Colca afirman su falta de limpieza. La gente dice que las

mujeres se suenan la nariz con la basta y no lavan sus ropas. Además que no usan ropa

interior que se relaciona con mitos de sexualidad promiscua y poca higiene. (Femenías,

2005) Estas creencias populares, que en algunos casos llegan a los medios de

comunicación masiva burlándose de las mujeres aborígenes estereotipándolas como

burdas y rusticas mujeres sin educación, de modo que lo que provocan es un rechazo de

las nuevas generaciones a conservar la costumbre del uso de estas polleras.

Femenias (2005) describe el proceso de construcción de la indumentaria del Colca como

una apropiación visual que desarrollan las mujeres a lo largo de su vida, reconociendo su

cuerpo y estando expectantes del reconocimiento externo. El artesano como creador de la

prenda actúa como mediador entre el cuerpo y la colectividad. En Caylloma, la belleza está

unida a la habilidad y la persona al lugar. La representación del vestido depende del poder

relacional entre el que viste y la audiencia en sus diversas formas de mediación. Las

71

polleras están conectada a los lugares de donde provienen. No existen polleras genéricas.

Todas tienen características específicas en términos de apariencia, materiales y costo. Un

amplio rango de estilos calidades de polleras producen también una gran variedad de

opiniones de ellas, dependiendo de la clase social, étnica y el pasado generacional, como

un conjunto especifico, cada prenda es una unidad corpórea que impacta en el cuerpo del

usuario, imponiendo una sensación y un significado en el cuerpo. (Femenías, 2005)

Como se remarcó en el segundo capítulo, de acuerdo a Femenías (2005), las polleras se

pueden clasificar en cinco categorías. Según la calidad se determinan tres sub categorías.

La de primera calidad solo se emplea en fiestas, ceremonias y otras ocasiones oficiales.

Hecha de terciopelo, con anchas bandas de bordado policromos, con excelente confección.

La de segunda está hecha de lana sintética o industrialmente tejida, con dos colores de

grecas, generalmente las mujeres lo usan cotidianamente, La tercera generalmente es la

única que pueden comprar las mujeres pobres que está hecha de bayeta, en un solo color,

con apliques de la misma tela y con poco adorno. En esta clasificación es fundamental el

conocimiento de los materiales y de las técnicas.

Todas las parte de un tenida son iguales no solo en calidad, sino también porque la

ausencia de una, se considera inadecuado. Algunos objetos tienen un significado especial,

faldas, sombreros y zapatos. La vestimenta cayllomina se constituye por ocho prendas:

blusa, chaleco, dos o más faldas, chaqueta, cinturón, sombrero y zapatos. La mayoría

tiene un conjunto simple cotidiano y uno de días festivos con bordado, algunas blusas y

combinaciones, los cuales van acumulando llegando a más o menos 25.

Los términos que usan los cayllominos para describir las prendas, corresponde a un

español arcaico. El saco en Cabanaconde es jubón término del siglo 16. No usan el termino

chaleco sino corpiño haciéndolo propio transfiriéndolo al quechua con el nombre de

kuropino. Tal vez las prendas hayan sido impuestas en 1780 después de la rebelión de

Túpac Amaru prohibiendo la vestimenta indígena, sin embargo estas presentan

72

características de la vestimenta folclórica europea del siglo 19. El uso del bordado quizás

empezó a mediados del siglo 20, siendo su uso y manufactura muy reciente.

Para subsistir en la sociedad peruana los cayllominos tienen que negociar con la forma en

que sus cuerpos son tratados y vestidos. Las mujeres usan sus polleras mientras dan a luz

y el bebé emerge al mundo envuelto de faldas voluminosas. Muchas niñas adquieren su

primera pollera a los tres años en su bautizo u otra fiesta, el costo de una pollera es alto

por el trabajo minucioso que implica en un espacio tan pequeño, añadiéndole que casi

todas las niñas tienen sombreros blancos o con bordados para las fiestas.

A pesar de que el ambiente familiar procure el uso de las polleras, su entorno hace que no

puedan usarlas todos los días porque tienen que ir al colegio, donde se les impone usar

uniforme que hasta hace unos años era gris; vestir de ropa tradicional era un crimen,

produciéndose una discriminación étnica. En la secundaria muchas de las niñas se mudan

a Arequipa o Lima trabajando como mucamas u otros empleos, adaptándose de nuevo a

usar uniforme, quienes además usan uniformes profesionalmente son las enfermeras

profesoras o secretarias.

Algunas de las razones por la que las mujeres abandonan sus polleras son porque en

primer lugar no pueden pagarlas; en segundo lugar, porque las polleras, especialmente las

de bayeta, son más calientes que la vestimenta regular arequipeña que se adecua al clima

árido de la ciudad. Femenías (2005) observa que al quitarse sus polleras sienten un frio,

no solo físico sino emocional, sintiéndose vulnerables y expuestas, las faldas que las

protegían y envolvían ya no están. En tercer lugar, las polleras son pesadas porque están

construidas con varios metros de tela, además de un peso cultural ya que las polleras

cargan con signos y emblemas rurales que hablan de su origen pobreza y orgullo indígena.

El local que se pone falda lo relaciona con volver a su pueblo nativo.

Otro ejemplo sucede al casarse, la madrina además de pagar la boda, le regala a la novia

nuevas polleras, que además coincide con que las bodas ocurren generalmente cerca de

73

una fiesta costumbrista, en las que se designa anualmente a quienes organicen y velen por

la fiesta.

Por otro lado, durante las fiestas vernaculares, el ser mayordomos de una fiesta no solo

implica pagar por los gastos de la fiesta sino también por los trajes que usaran ellos y sus

familias, especialmente las mujeres que la conforman (ver figura 11, p. 13, cuerpo C). Esta

ceremonia se traduce en una especie de concurso, demostrando cada familia su poder

económico y social, buscando tener el traje más vistoso y colorido.

Por consiguiente, según lo expuesto en este capítulo, el textil bordado ejemplifica la cultura

y tradición de los pobladores del Valle del Colca; sus usos y mensajes iconográficos evocan

una personificación de tradición local y apego con la identidad regional. La ropa bordada

muestra en su composición elementos indígenas y españoles, constituyendo un mestizaje

y adecuación a las cambiantes circunstancias que contextualizan el desarrollo de los

textiles.

74

Capítulo 4. La etnicidad en el diseño peruano moderno

Este capítulo recoge la información obtenida de fuentes primarias y secundarias, en un

análisis de diseñadores y marcas que han trascendido en la moda y diseño textil peruano,

teniendo como tema constante de inspiración algún aspecto cultural peruano.

El primer tema se centra en el trabajo textil de Elena de Izcue, análisis que se lleva a cabo

mediante la metodología de observación de fotografías de las acuarelas y de las telas que

se encuentran en una exposición del Museo de Arte de Lima.

El segundo tema analiza el trabajo de diseñadores destacados en el diseño de

indumentaria en Perú que se inspiran en temas peruanos como Meche Correa y realizando

una entrevista a Olga Zaferson en su taller, resaltando su trascendencia como una de las

primeras exponentes del diseño autóctono en Perú.

El tercer tema, recoge información de marcas peruanas de jóvenes diseñadores que

comunican el diseño peruano con lenguajes modernos. Recabando información en una

entrevista hecha a Chiara Macchiavello, fundadora y directora creativa de la marca

ESCVDO.

4.1 La hazaña de Elena Izcue en la revalorización cultural

El diseño peruano moderno, se puede afirmar que tiene un momento cumbre a partir de

Elena Izcue, ya que anteriormente, el diseño textil estaba enfocado en el desarrollo de

tejidos prácticos y sin un lenguaje conceptual.

Amiguito Lector: [sic] El Perú tiene una historia muy hermosa y es uno de los países más ricos de la tierra en los tres reinos de la Naturaleza. Desde tiempos muy remotos el Perú fue grande y poderoso, y el Imperio de nuestros antepasados dominó en este Continente y tuvo grandes guerreros y artistas. El Perú fue grande y poderoso, puede volver a serlo cuando tú lo quieras, por la obra de tu corazón, de tus brazos y de tu cerebro. (Izcue, 1929, p. 11)

De esta manera introduce Elena Izcue en 1929 el arte precolombino en su libro El Arte

Peruano en la Escuela. Su obra destacó de los artistas de la época, plasmando de manera

estilizada la iconografía que descubría mediante los hallazgos arqueológicos de la época.

75

No obstante, su labor como diseñadora estuvo siempre en sincronía con su trabajo inicial

como educadora, que comenzó como maestra en el Centros Escolares y Escuelas

Elementales de Lima y del Centro Escolar del Callao, cultivando un interés en la pedagogía

americana y en los antecedentes académicos propuestos por Teófilo Castillo, que

propugnaban la enseñanza de las artes mediante un método concreto interpretando las

formas que podía encontrar en su ambiente natural

El reconocimiento de las artes textiles como una forma de expresión cultural es un proceso

que ha estado constantemente conectado a la identificación con lo autóctono, a la

revaloración de los habitantes de un pueblo con su idiosincrasia y pasado.

Elena Izcue fue una de las pioneras del diseño textil peruano, habiendo estudiado en la

Escuela de Bellas Artes de Lima y trabajado en el Museo de Arqueología, cultivó desde

inicios de su carrera un interés por plasmar la iconografía peruana en cada diseño que

presentaba.

En 1927, contando con el apoyo del gobierno peruano que le facilitó una beca para

educarse en Europa, Elena Izcue partió rumbo a París, que era una de las capitales del

arte y diseño del mundo, siendo el arte exótico lo que estaba en boga por la gente de elite

que estaba viviendo bajo la vanguardia del Art Decó. El asombro que tenía Elena y su

hermana Victoria por todo lo que París les ofrecía no cesaba, ya que era diferente a la

sociedad limeña.

Durante estos primeros meses, tanto Elena como su hermana Victoria emprenden un intenso proceso de aprendizaje en diversos talleres, realizando estudios en decoración de interiores, artes gráficas y diversas ramas de las artes aplicadas desde la encuadernación hasta el diseño de afiches (Majluf & Wuffarden, 1999, p.96)

Se podría afirmar que durante su estancia en el exterior, Elena Izcue tuvo un crecimiento

respecto a su arte, ya que no representaban de manera idealizada al indígena, sino que

según lo que iba aprendiendo le daba a sus diseños una representación bidimensional de

lo que querían realmente comunicar. Esto se obtenía mediante la experimentación e

investigación visual de las iconografías que se iban descubriendo en esa época,

76

evidenciándose en las acuarelas y estudios de color que realizaba en cada proyecto (ver

figura 17, p. 16, cuerpo C)

Inicialmente, su afán por aprender la técnica del estampado tropezó con grandes dificultades. No era fácil encontrar maestros en un campo altamente competitivo en el cual los diversos diseñadores que trabajaban a destajo para las casas de modas, guardaban celosamente los secretos de su oficio. Al fin consiguió ingresar como alumna de Jeanne de Berly, diseñadora asociada, según Izcue con los motivos del “arte negro”. De su paso por el taller de Berly, ella recataba más que una influencia estética, el aspecto práctico del aprendizaje. Con el fin de conocer en detalle la elaboración de los textiles Izcue estuvo dispuesta a desempeñarse un tiempo como obrera al servicio de esta diseñadora francesa (Majluf y Wuffarden, 1999, p.115).

La influencia que tuvo Berly entre otras diseñadoras en la estética de Izcue se puede ver

con sus diseños fantasiosos con una narrativa refinada que reflejaba. Al ingresar en el

mundo del diseño textil, la compañía de amigas que formaban parte de la alta sociedad

francesa, les sirvió como empuje a su labor. No obstante, a ella no le interesaba la

masificación de su trabajo, sino por el contrario al observar los pocos metros de tela y la

evidencia en cartas que solo enviaba a las grandes casas de moda como Schiaparelli

volúmenes pequeños, da la idea que no deseaba ser diseñadora de modas (ver figura 16,

p. 16, cuerpo C).

¿Qué sería el diseño textil peruano sin Elena Izcue? Muchos desconocen la importancia

de su trabajo en la revalorización textil peruana. La falta de interés en los artistas y

diseñadores locales, fue lo que provocó que su libro El Arte Peruano en la Escuela no tenga

un mayor éxito que otros libros que existían en la época. El peruano promedio vivía en un

periodo de crisis, primando para su perspectiva la satisfacción de las necesidades básicas.

A pesar de tener una carrera plena en Europa, el principal problema que encontraron las

hermanas Izcue al regresar fue la falta de apoyo a sus iniciativas. Por ejemplo, tenían el

deseo de fundar una escuela de Arte Decorativo, pero el Estado se lo negó

Con la publicación del libro Elena Izcue : el arte precolombino en la vida moderna en 1999

se sentó los precedentes para incentvar a la investigación de artistas peruanos que poco

a poco han sido olvidados. Actualmente, se vislumbra un creciente interes por los jovenes

77

diseñadores peruanos, que parece avivar una esperanza para el análisis del diseño de los

años 20 en Perú.

Los diseños de Elena Izcue estaban caracterizados por un profundo amor al Perú que lo

demostraba investigando y observando lo que ocurria a su alrededor. Cuando ella comenzó

su carrera en el Arte Decorativo, se estaba descubriendo muchas culturas peruanas como

la Paracas y Moche, esto la impulsó a seguir inquiriendo sobre la cultura peruana.

Desde una perspectiva actual, el aporte de Elena Izcue al desarrollo artístico peruano no puede medirse únicamente por sus contribuciones al diseño textil o por el éxito de los diversos proyectos que emprendió. Su trayectoria adquiere tambien una relevancia crucial, que aun empieza a perfilarse, como respuesta a las exigencias de un periodo histórico preciso. En el proceso de búsqueda y definición de un arte naional que caractericó la primera mitad del siglo, Izcue debe considerarse como una artista pionera, que logró construir una propuesta singular y propia, conciliando por primera vez las fuentes precolombinas con un arte plenamente contemporáneo. Por ello Elena Izcue fue, ante todo, protagonista e interprete de cambios mayores en la sensibilidad estética de su tiempo. (Majluf & Wuffarden, 1999, pág. 183)

La capacidad investigadora de Elena demostraba un respeto a las iconografías

precolombinas de las cuales tomaba inspiración, mientras que las líneas simples y limpias

denotaban la capacidad de aprehensión de las tendencias que influían al diseño de

vanguarda de su época.

4.2 Diseñadores peruanos que reivindican los textiles andinos

A partir de la década de 1980 se empieza a desarrollar el diseño peruano, generando un

cambio al paradigma empresarial de la época, ya que anteriormente no existía mayor moda

de la que los sastres y modistas podían ofrecer a sus clientes en los barrios comunales. La

nueva organización que tenía la zona comercial de Gamarra, propició el desarrollo de

pequeños y micro emprendimientos en la capital. Existiendo, de igual manera, una

importación de prendas de origen norteamericano, principalmente de Miami.

Paradójicamente, es en esos años de violencia, con esa movilización de todo tipo, que comienza a gestarse lo que luego se constituiría en los pilares del desarrollo de nuestra identidad nacional y con ello, el desarrollo y difusión de la artesanía como actividad comercial dentro y fuera de nuestro territorio (Gutierrez, 2009, p. 48)

Las migraciones de las provincias a la capital, hicieron que Lima se diversificara

socialmente, plasmando los artesanos la violencia que se vivía en sus regiones.

78

Los diseñadores que se empezaron a forjar desde principios de los 90, marcarían el paso

del diseño actual, basándose en una introspección del entorno cultural peruano, en vez de

observar la moda europea o americana.

4.2.1 Olga Zaferson

De origen helénico, pero nacida en Juliaca, Puno, Olga Zaferson ha sido la principal

promotora de la moda étnica, acuñándose ser la pionera de este rubro (ver figura 18, p. 17,

cuerpo C). Artesana y diseñadora, pero sobretodo investigadora son algunas de sus

facetas profesionales (ver pp. 29-31, cuerpo C).

Siendo puneña, vivió muchas veces el colorido de la fiesta de la Candelaria, con música y

comparsas que brillaban con los vistosos trajes. Años después, al ser profesora de danzas

típicas, iba confeccionando sus propios trajes y de los demás danzante, dándose cuenta la

necesidad de la investigación en la producción de vestimenta típica, para no ir deformando

la cultura originaria de estos. Sin embargo, esto poco a poco produjo que empiece a

adoptar algunos elementos autóctonos en su vestimenta cotidiana, estilizándolas con un

criterio propio.

El aprendizaje de las técnicas de fabricación de los textiles peruanos es un valor que la

diferencia, además del hecho de poder estilizar los trajes típicos de una zona (ver figura

19, p.17, cuerpo C).

Uno de los materiales principales con los que ella trabaja es la bayeta, teniendo en su taller

una maniquí con un saco hecho de bayeta de lana de oveja, el cual iba construyendo con

paños.

Hoy su labor se centra en la enseñanza y el aprendizaje de técnicas textiles las cuales

comparte en talleres prácticos de telar, revalorizando las técnicas tradicionales de cada

región a la que visita

Incluir en los códigos del diseño corrientes temas sociales, artísticos y políticos de acuerdo al tiempo y su ética, son en la actualidad elementos que el diseñador de moda que se jacte de tener imaginación debe cultivar. Los indicadores sociales, lo ecológico y situaciones del mundo que nos rodea son indicios que nos hacen olfatear lo que vendrá. Crear una moda con identidad nacional es una tendencia que se reafirma cada día (RPP, 2011, s/p)

79

La difusión al público de lo que significa el diseño étnico es lo que considera ha sido el

principal incentivo a su carrera. A pesar de haber conocido el mundo agitado de la moda,

prefirió mantenerse fiel a sus ideales y conservar un estudio pequeño que le pueda permitir

desenvolverse en la investigación de técnicas y tipologías tradicionales. Considera

asimismo que muchas de las modas son efímeras pero que el verdadero tesoro del

diseñador peruano radica en entender y plasmar en su arte

4.2.2 Meche Correa

Su principal inspiración es el Perú, retribuyéndole este, el titulo de Embajadora de la Moda

de la Marca País. No se puede hablar del diseño inspirado en lo autóctono sin nombrar a

Meche Correa (ver figura 20, p. 18, cuerpo C).

Nacida en Lima, en uno de los barrios del centro de la ciudad, ella siempre estaba

disconforme con la ropa que tenía y la que quería le resultaba muy cara. Desde muy niña

comenzó a coser su ropa. Años después, al no existir la carrera de diseño de modas en el

Perú optó por el diseño de interiores, que le permitiría un viaje inolvidable a Huancayo,

quedando fascinada por la belleza de los textiles peruanos.

Después de crear la Love Bag, una cartera inspirada en las llicllas que usan las mujeres

andinas para llevar a sus bebes y que atan a sus espaldas, conservando las mismas

características y que además eran fácilmente factibles de confeccionar. Correa vio

horrorizada que se hayan copiado, un diseño que le tomó tanto tiempo idear en una tienda

de suvenires, pidiendo que saquen de exhibición esa cartera. Pero con el tiempo, se dio

cuenta que esa cartera no solo significaba su trabajo sino también la generación de otros

trabajos que dependían sus ingresos directamente de la venta de este bolso. Hoy en día

es muy común observar ese modelo en casi todas las tiendas de artesanías en el Perú.

Meche Correa, explica que la clave para que un diseñador entienda las principales

características de un textil peruano, es fundamental ir a la zona y analizar el perfil de las

artesanas (ver figura 21, p. 18, cuerpo C), reconociendo por lo general la presencia de una

80

líder: luego trabajar con ellas piezas de prototipo y luego generar una orden (Gardetti,

2017).

A pesar de no realizar publicidad ni en Perú ni en el extranjero, ella es una de las

diseñadoras más reconocidas del medio; atribuyéndole el mérito a la constancia en su

trabajo.

4.3 El rol comunicativo de las marcas de moda

El crecimiento empresarial que ha afrontado Perú en años recientes, creciendo incluso

hasta un 7.4% desde el año 2017 a 2018, teniendo un total de más de dos millones de

empresas. El sector textil en 2018 llegó a exportar más de 1400 millones de dólares, que

equivale a un 11% respecto al año 2017 (INEI, 2018). Estas cifras resaltan el ahínco que

demuestran los peruanos en el sector empresarial con propuestas que se basan en la

abundancia de materia prima existente en el Perú.

Si bien es Estado propicia oportunidades de visibilización de los recursos que tiene el Perú

como un país productor de moda y diseño, con la promoción de políticas de inversión, el

verdadero cambio recae en los emprendimientos con propuestas divergentes, que

alimentan el mercado con ideas innovadoras. La renovación de las técnicas textiles

autóctonas con lenguajes modernos, atraen a clientes con una visión global de lo que la

moda debe de proyectar.

4.3.1 ESCVDO

Devoted to Design, Comitted to Heritage, que traducido al español sería Devotos del

Diseño, Comprometidos con la Herencia es el lema que rige a la marca ESCVDO,

demostrando en cada colección su orgullo por el Perú y por toda la riqueza cultural que

tiene. Cada detalle de la marca está cuidadosamente seleccionado, desde la elección del

nombre con la V remite a la usanza de época colonial a los elementos que conserva en su

taller en la zona artística de Barranco en Lima, un espacio cuyo centro principal es un telar

de pies donde un artesano ayacuchano elabora los textiles con los que trabajarán.

81

ESCVDO nace en 2014 como una marca que traslada la identidad nacional en la

indumentaria, describiéndolo como:

El escudo es un objeto de protección y ha sido un portador de identidad. Nosotros creemos que la ropa de alguna manera protege y aporta identidad, sobre todo las prendas que hacemos acá, que tienen una carga cultural (bordados, tejidos o inspiración de la selva shipiba, de la sierra central…), así estamos constantemente trabajando con la identidad del país. Por eso el nombre. (Villalba, 2015, s/p)

Chiara Macchiavello, la cofundadora de la marca, habiéndose formado en la prestigiosa

escuela de diseño de modas de Saint Martins y luego haber laborado en Londres, vio en

sus orígenes como peruana una oportunidad de diferenciación de las propuestas de moda

que subyacían en los ambientes comunes de la moda. Las finas telas que salen de los

telares peruanos fueron su gran admiración al viajar por las diferentes regiones del Perú,

siendo esta la fuente constante de inspiración para cada colección.

El proceso creativo comienza con la propuesta y evaluación de ciertas pautas

administrativas que luego se sincronizan de acuerdo a las técnicas que decidan emplear

en su colección, para lo cual pasan un tiempo investigando no solo la temática sobre la

cual hablaran sino también en los aspectos técnicos de los textiles, debido a que constituye

una revalorización de los textiles. En la mayoría de los casos, esto involucra la participación

de los jóvenes de una comunidad, los cuales antes solo veían la migración a las grandes

ciudades como solución a los problemas económicos y sociales que afrontaban en sus

pueblos (ver p. 9-11, Cuerpo C,) El equipo de diseño busca que exista una continuidad en

los trabajos que se les da a los artesanos ya que de este deriva una parte de sus ingresos

(ver figura 23, p. 19, cuerpo C). Este compromiso no solo lo tienen con los conocimientos

milenarios textiles y la cultura del Perú; sino que además de ello, la trazabilidad,

responsabilidad social, la sustentabilidad y lo artesanal.

Una de las mayores dificultades cuando se trabaja con artesanos es lograr la suficiente

confianza mutua, tanto a que los artesanos cumplan con los tiempos establecidos, así

como que los artesanos obtengan del diseñador el pago justo que corresponde a su trabajo.

El recelo que muchos de ellos tiene se debe a que no tienen el apoyo económico necesario

82

antes de efectuar la orden, supliendo de sus propios ingresos las carencias que puedan

surgir en la manufactura de una prenda. ESCVDO busca revertir esta situación

adelantándoles un 50% y los traslados que puedan necesitar tanto de las prendas como

de los propios artesanos.

En la edición de febrero del año 2019 de la revista Vogue Italia, se le incluyó dentro de las

50 marcas de moda emergente que son sustentables. En este artículo especial, nombrado

como The new frontiers of awareness se premió a aquellas iniciativas empresariales que

buscan implementar en sus procesos un enfoque de slow fashion, sensibilizando a sus

clientes a tener un consumo responsable de la moda. Además se resaltó el trabajo que

hacen con las comunidades peruanas con la ONG Kuyapa que dirige proyectos educativos

para empoderar económica y culturalmente a los pobladores más necesitados.

Para la creadora de la marca, es fundamental el empleo de las técnicas e iconografía

autóctona ya que es mediante la reinterpretación constante de estos elementos se logra

mantener viva la cultura de los pueblos más alejados del país. Sin embargo, bajo una

perspectiva empresarial, es necesario captar clientes extranjeros que aprecien el trabajo

involucrado en la creación de cada una de las prendas.

Con una estética moderna que mezcla el tejido llano con bordados y apliques tradicionales,

que producen con ayuda de artesanos de Ayacucho, Huancavelica y otros diez poblados,

plasma la idiosincrasia peruana pero con una interpretación moderna de la iconografía y

técnicas textiles del Perú. (Luna, 2019)

Me imagino que ver una marca que está trabajando con la identidad del Perú, en prendas que puedas usar en el día a día (sweaters, sweatshirts, pantalones) puede haber contribuido a que sea una propuesta más aceptada. La industria de la moda está creciendo y creo que es bueno que haya más propuestas e iniciativas y que estas sean auténticas. Que Escudo sea reconocible en el mercado me parece que es un logro y pienso que se da justamente porque hay todo este movimiento de revalorización de lo nuestro, de la identidad, que de hecho empezó con el ‘boom’ de la gastronomía. Pero así como tenemos riqueza en ingredientes, tenemos riqueza en textiles. Por eso siento que es el momento de apostar por lo nuestro (Villalba, 2015, s/p)

Cuentan con seis tiendas en México y en Estados Unidos en Miami y Nueva York; teniendo

en septiembre del 2018 el apoyo del Ministerio de Turismo bajo el apoyo de PROMPERU,

83

tuvo la oportunidad junto con otras marcas reconocidas en Perú, de ser embajadora de la

fibra de alpaca y del algodón pima peruano en la tienda de Bergdorf Goodman en una

exhibición llamada Passport to Peru (Revista Cosas, 2018,s/p)

La comunicación que como marca desea transmitir ESCVDO a sus clientes es del cambio

cultural que ha existido a lo largo de los años con el indígena, no como una representación

burlesca de una persona ignorante y grotesca, sino de alguien que transmite la sabiduría

de su pueblo al colectivo peruano.

En su última colección para otoño invierno de 2019, que tituló Para Elena, reinterpreta los

estampados e iconos que desarrolló Elena Izcue inspirada en motivos precolombinos, los

cuales plasma en repeticiones lineales con un lenguaje moderno y sencillo (ver figura 22,

p. 19, cuerpo C). Combinándolo con líneas y figuras geométricas que acompañan las

tipologías amplias y holgadas de 37 looks con ponchos, pantalones, vestidos, blusas y

chalecos, que incorporan flecos, bordados y crochet en telas hechas en telar de cintura y

pedal y en tejidos de punto semi- industrial, estilizándolos con sandalias que tienen detalles

con piel de colores celestes y beige. Una paleta de colores terrosos, ocre, blanco, beige,

mostaza y rojo borgoña con acentos de color en azul, grises y negro.

Dentro de las fotografías que promociona, tienen elementos costumbristas peruanos, el

uso de modelos con rasgos latinos que no son solo la integración forzada de elementos

autóctonos con foráneos, sino la yuxtaposición de los diversos elementos que conforman

al Perú moderno, con el conocimiento de las tradiciones ancestrales pero con lenguajes

que estén a la altura del mercado internacional.

4.3.2 Warmichic

Bajo el lema Empollérate, porque empoderadas ya estamos, la marca Warmichic busca la

forma de integrar en un espacio contemporáneo a las mujeres jóvenes que buscan una

nueva manera de identificarse con sus raíces peruanas Warmi significa mujer en quechua

y chic en francés denota elegancia

84

¿Qué es el dibujo para Qarla Quispe? Era aquello que debía de responder para realizar su

tesis de grado Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes de Lima. Para lo cual

ella debió de indagar en su identidad para poder encontrarse con su pasado. Al ir buscando

a su abuelo en Huancayo, estuvo presente durante la celebración del Taitashanti, o la fiesta

de Santiago que cada 25 de julio todos los pobladores se reúnen exhibiéndose con sus

mejores trajes. Las polleras con sus coloridos bordados, enviando mensajes mediante

símbolos; por ejemplo, con el uso de flores de la estación o incluso con el tamaño de los

motivos remarcando su estatus social y su poder económico. De los coloridos bordados,

ella observó que documentaban momentos de su cotidianidad.

Al ser limeña pero con un origen provinciano, siendo su padre de Canta y su madre de

Arequipa, vio la discriminación que existía ante una mujer con polleras andinas y la falta de

inclusión de las mujeres provincianas en un ambiente que muchas veces es hostil con ellas,

obligándolas a abandonar todo rasgo que las identificaba con sus umbrales culturales a

una colonización indumentaria, adoptando lo que el sistema comercial citadino les impone

como algo aceptable frente a la sociedad (ver figura 25, p. 20, cuerpo C).

La investigación es uno de los ejes que marcan el proceso creativo de Qarla, estudiando

para cada pollera los colores que usan, sus materiales, técnicas y quienes lo realizan. Si

bien no utiliza las técnicas tradicionales de bordados, no deja de ser un arte lo que realiza,

ya que emplea los símbolos y signos del arte popular de la región que estudia. Cambió la

tela tradicional de bayeta por un género más ligero y de apariencia sedosa como un raso

sintético. La técnica más empleada por ella es la xilografía llegando a medir hasta 1.80 m.

lo cual implica un trabajo de tallado que puede durar cerca de dos meses (Trendy, 2015).

Culminando este proyecto en una investigación de grado titulada La revolución de las

polleras, el cual se convirtió en su actual proyecto profesional y vocación. Reivindicando el

uso de las polleras en las mujeres peruanas.

85

Al inicio hacía prototipos de sus polleras en papel, ya que era una manera económica de

plasmar su arte conceptual. Empero, al ir aumentando el apoyo que tenía en medios

convencionales y en redes sociales, vio la existencia de una oportunidad de negocios.

Francia, Suiza, Noruega, Mongolia, Serbia, Sri Lanka, España, Italia, China, Dubái y

Estados Unidos son algunos de los lugares a los que la marca ha exportado sus polleras

(CONFIEP, s/f); atrayendo a las mujeres extranjeras por el colorido de sus polleras y para

las peruanas que viven en el exterior una identificación con el folklore que añoran

vistiéndolas incluso como traje de novia o para sus damas de honor (ver figura 24, p.20,

cuerpo C).

En una entrevista para canal N (2015) expone una pollera que la mostraba una historia

con su abuela como protectora suya, empleando el recurso estético de ser cíclicas sin tener

un fin, puede plasmar historias continuas. Otra colección resaltante es Ayacucho Love, que

es una historia de amor de dos personas a las cuales abstrae en forma de aves, descifrando

cada color y textura de las polleras de la zona.

Su proceso de creación comienza ilustrando a lápiz un motivo, el cual lo digitaliza y pinta

corrigiendo manchas y estilizando el contenido, lo pinta en Gamarra y lo confecciona en un

taller de Lurigancho, diseñando hasta la enagua y el cinturón, regresa a su taller y le hace

los acabados finales etiquetado y luego los manda a su tienda en la exclusiva zona de

Miraflores. Produce 100 piezas de una colección y si es fuera 30 con un tope de 150 al

mes. El precio de sus polleras oscila entre los 200 a 250 soles, un aproximado de 60 a 70

dólares americanos.

El mensaje que transmite Warmichic a sus usuarias es de una mujer fuertemente

comprometida con su pasado, pero que vive en un entorno moderno, aceptando y

valorizando las tradiciones ancestrales.

4.3.3 VNRO

El diseño de indumentaria peruana, ha tenido muchos cambios morfológicos y sistémicos,

forjando su camino a través del autodescubrimiento que no solo se demostraba en la

86

aceptación cultural que tenía el diseñador de su propia realidad sino que dependió mucho

del acercamiento que tenía el peruano de su propia cultura. Los cambios atravesados con

el paso del tiempo están dando lugar a nuevas propuestas que plasmen los rasgos

autóctonos de la cultura peruana con un lenguaje moderno, que se adapte a las nuevas

exigencias que el mercado impone.

VNRO, es una marca creada por Edward Venero, un diseñador de origen cusqueño que

descubrió que a pesar de que Perú es mundialmente reconocido por ser productor de las

mejores fibras textiles, el algodón pima y la fibra de alpaca, carece de propuestas solidas

de diseño (ver figura 27, p. 21, cuerpo C). La perspectiva de VNRO está basada en el

análisis de la identidad, discerniendo que el diseño no solo está basado en el conocimiento

del cliente, sino del contexto y del diseñador.

La identidad es una dimensión que recorre todo el proceso de diseño, creación y fabricación de la colección y de cada pieza de indumentaria, calzado, accesorios. Significa la consideración de la tradición local que, en el caso del Perú, es mucho más que una tradición contemporánea, pues implica desde los textiles precolombinos, hasta las propuestas del nuevo diseño peruano, pasando por el uso de la materia prima de los camélidos y del algodón, por los motivos textiles y cánones de indumentaria de las diferentes regiones del Perú, por el diseño del arte popular y las nuevas fusiones urbanas. (Moreno, 2017, s/p)

La investigación es un rasgo esencial de la marca, ya que constituye el punto de inicio de

cada colección, dándole un soporte académico. Propiciando espacios de diseño que no

solo trasladen literalmente la iconografía de un pueblo, como si fuese un recuerdo que un

turista compra, pero después lo abandona; sino que mediante el análisis, rediseño y

contextualización en lenguajes semióticos modernos se logre cautivar a un peruano

cosmopolita.

Según Radulescu y Venero (s/f), el diseñador debe de tener una visión estratégica que le

permita encontrar su singularidad en un contexto diversificado, teniendo un mensaje local

pero adoptando un lenguaje global y reflexionar y nutrir la creatividad del diseñador acuerdo

al análisis de las tendencias que rigen el mundo del diseño. Además sugieren la adopción

de un dialogo intercultural que hable de los motivos de la cultura peruana. La indumentaria

tiene también un rol comunicador de ideas, los cuales no son necesariamente lo que el

87

cliente piensa sino comunican la visión que tiene el diseñador sobre algún tema en

específico. Igualmente, el diseñador cumple un rol de mediador entre la cultura, siendo la

moda un fenómeno sociocultural en el cual se produce innovación cuando el imaginario

colectivo reconoce y valora un objeto

Hay que apostar por proyectos que se trasladen y puedan acercarse al público a través de objetos, los cuales permitan ir midiendo cómo va el mercado respecto al tema de la valoración. Además debemos eliminar el prejuicio de que el diseño peruano tiene que verse peruano…No podemos decir a rajatabla que hay moda peruana porque estamos recién haciéndola. Hay un diseño, sí. ¿Hay la intención de crear identidad a través de la construcción de prendas? Sí, más no todavía una moda" (Moreno, 2017,s/p)

El uso de tecnologías textiles en nuevos formatos, con mensajes que transmiten su

identidad, ha marcado sus últimas colecciones. Por ejemplo, en el año 2016 realizó una

colaboración con el diseñador Amaro Casanova, llamando a su colección India/Moche por

VNRO+AMRO, inspirados en las cerámicas de la cultura Moche encontrados en la tumba

de la Señora de Cao, dando como resultado 43 estampados en gasas, brocados y paños

con tipologías holgadas que asemejaban saris hindúes; que acompañó con aretes,

orejeras, narigueras impresos en 3D, con carteras zoomórficas con asa puente que

simulaban ser uno de los jarrones mochica. Para su lanzamiento en la pasarela de Lima

Fashion Week combinaron estos elementos estéticos con música y bailarines hindúes.

Para su colección presentada en la temporada de primavera verano de 2019 presentó una

propuesta con un mensaje lúdico estéticamente recargado, con elementos kitsch que

resemblan el espíritu de la Amazonía peruana con representaciones de elementos

químicos y fórmulas, a lo que añadió cartas de tarot. Sus tan característicos estampados

iban acompañados de muñecos con forma de animales de la selva, como el otorongo,

mono titi, delfín rosado, entre otros. Trabajando estampados no solo en las remeras de

algodón sino también en las camisas y camperas de denim (ver figura 26, p. 21, cuerpo C).

¿Qué aporta la colección de Edward Venero a la compleja dinámica de la moda y la circunstancia? Para comenzar es coherente con la cultura en que vivimos: una cultura híbrida, que en América Latina se nutre del pensamiento postcolonial, que re-codifica desde los bordes su relación de sincretismo con el panorama internacional; una cultura que cultiva la pluralidad y la fragmentación para generar nuevos modos de integración, a menudo con implicaciones irónicas; una cultura polivalente aficionada a la expresión nómada del sujeto. (Radulescu, 2018, p. 18)

88

Edward Venero personifica el diseño peruano, caracterizado por una estética recargada

con colores brillantes, pero que se renueva con el uso de tecnologías nuevas y con la

adhesión de elementos de diseño contemporáneos.

Resumiendo, este capítulo permitió analizar el panorama del diseño peruano y abordar un

nuevo punto de vista que será desarrollado en el siguiente capítulo. Investigar mediante

una metodología de observación y entrevistas a los principales gestores de la moda

inspirada en la cultura peruana y sus manifestaciones en los textiles autóctonos. Cada uno

de los diseñadores que se ejemplificó tiene una perspectiva diferente sobre el rumbo que

debe de tener la moda peruana. Sin duda, el panorama futuro es incierto, pero no se puede

negar que el dialogo de las diferentes propuestas en el diseño, crean un ambiente de

constante mejora académica.

89

Capítulo 5. Desarrollo de la Colección

Tal como se explicó en el tercer capítulo de este PG, el valle del Colca ha afrontado

numerosas dificultades, plasmando sus creencias en su vestimenta; valiéndose de ellas

como un vínculo con su identidad que les permite alzar sus voces en protesta cuando es

necesario.

Por consiguiente, este capítulo detalla cada los procesos implicados en el diseño y

manufactura de la colección textil Tarinakuy, permitiendo crear un patrón para una posible

posterior reproducción.

Este capítulo se cimenta en una investigación profunda de la iconografía de los bordados

del Colca expuestos en el tercer capítulo de este PG y en una encuesta dirigida a las

artesanas de la zona, además de un entendimiento de la problemática regional que servirá

de inspiración para la creación de tejidos étnicos con una estética moderna que sean éticos

en su elaboración.

5.1 Fundamentos de la propuesta

Teniendo en consideración los ejes teóricos expuestos al comienzo del capítulo 1, este PG

busca generar un vínculo entre el folklore y la vestimenta tradicional como una

confrontación al sistema productivo de la moda; en consecuencia, el proyecto conceptual

presentado se basa en el uso de una técnica tradicional peruana que bajo un enfoque ético

se pueda generar un impulso a las artesanas.

Para el correcto desarrollo de una colección es necesario tomar decisiones que ayuden a

generar motivos que sean cohesivos y coherentes entre sí, tanto en la temática de cada

uno de ellos, así como de las características estéticas que lo gobiernen.

Por consiguiente se definió como concepto rector (ver figura 49, p. 65, cuerpo C), crear una

colección textil que emplee los bordados del Colca, teniendo como enfoque primario,

plasmar los problemas de la zona, pero teniendo una estética moderna, que le permita ser

concentrada en varias tipologías, no importando la morfología del objeto contenedor, sino

el mensaje que busca transmitir la iconografía propuesta.

90

Se desarrolló la colección de manera que fuese atemporal, de diseño simple y con una

manufactura coherente a las habilidades y a la estética andina. Por ello, se utilizó bayetilla

teñida artesanalmente para el desarrollo de prototipos.

De igual modo, se delimitó también un número de ocho prototipos textiles, lo cuales fueron

realizados en una colaboración con una artesana que interpretó los bocetos presentados.

5.2 Proceso creativo y herramientas de Diseño

Luego de realizar una planificación estratégica; se procedió a desarrollar la colección en

base a estos criterios. Teniendo muy en cuenta, conservar parte de los estilos tradicionales

de los bordados del Colca, pero sin ser una copia de alguno que se pueda observar en una

artesanía o pollera; es decir el objetivo consistió en la elaboración de textiles que no sean

apropiaciones culturales de los bordados cayllominos sino que se inspiren en ellos como

una técnica andina.

Por consiguiente, el diseño de bordados inspirados en la ropa bordada del Colca,

constituyó en una revalorización textil que se pueda integrar a las propuestas de accesorios

y prendas ya existentes entre los artesanos locales con una propuesta moderna que

permita generar nuevas vertientes de diseño. Por ende, esta colección tal como remarca

el título Tarinakuy, es el encuentro cultural de elementos autóctonos con una visión

globalizada.

Se buscó información de fuentes primarias mediante la recolección de datos en entrevistas

a artesanas mayoritariamente mujeres, lo cual significó una validación mutua de saberes y

de empoderamiento ya que en muchos casos, la artesanía significaba su principal modo

de sustento. Con lo cual, fue imprescindible un respeto mutuo generando un dialogo fluido

propiciando la creatividad artesanal. Esta propuesta se propone generar un cambio positivo

a mediano plazo en el modo de vida y a la economía

Este modelo de desarrollo fue basado en las observaciones descritas en el capítulo 4 de

este PG, formando parte del cambio de paradigma que se está viviendo en los últimos

años, siendo las culturas peruanas motivo de inspiración para jóvenes diseñadores. Del

91

mismo modo, es importante resaltar que la iconografía y el modo de plasmar las imágenes

hacen que los textiles peruanos sean únicos en su morfología, constituyendo en una

ventaja competitiva a nivel global. Pero el mayor impacto, se observa en los consumidores

peruanos, ya que influye en ellos teniendo una afiliación identitaria con un grupo étnico,

educándose en las técnicas, colores y formas que hacen que ese tejido sea un vínculo con

sus orígenes y con su acervo nacional.

5.2.1 Recolección de Datos

Se tomó fotografías de algunos paisajes y se recolectó artículos de periódicos con los

acontecimientos más resaltantes de la problemática social, económica y cultural del Colca.

Armándose paneles de inspiración, que sirvieron para esbozar conceptos de diseño, los

cuales fueron finalmente expuestos en fichas técnicas para su posterior reproducción.

Por ello, para entender realmente el contexto en el que se elaboran los bordados, fue

necesario realizar una encuesta a 45 artesanos especializados en los bordados del Colca,

con un margen de error de 15% y un 95% de nivel de confianza respecto a un universo

compuesto por aproximadamente mil artesanos, cabe resaltar que no se tiene un registro

exacto de la cantidad de artesanas en Arequipa, determinándose por una entrevista al

alcalde de Caylloma en la que brinda ese dato, siendo la investigación en una muestra no

probabilística.

El mayor número de artesanos tenían edades que oscilaban entre los 40 y 50 años, solo

una persona tenía menos de 25 años, pudiéndose inferir que existe un riesgo de perder el

intereses de los jóvenes por preservar el arte de bordar. Por otro lado el segundo grupo

con mayor cantidad de personas fue el compuesto por mayores de 50 años, constituyendo

el 33.3% (ver figura 28, p. 40, cuerpo C), esto en gran medida podría explicar por qué en

muchos de los casos ante la pregunta ¿Cuál considera que son las principales carencias

de su comunidad que dificultan su labor? Señalasen problemas de salud. Por otro lado

tanto el grupo personas entre 31-35 y 36-40 que constituyen a la generación de personas

económicamente activas en conjunto suman un 26.4% respecto al total.

92

El 89% eran artesanas mujeres (ver figura 30, p. 41, cuerpo C), siendo para el 82% su

principal medio de vida (ver figura 31, p. 41, cuerpo C). Sin embargo, solo el 22%

pertenecía a una cooperativa o asociación artesanal (ver figura 33, p. 42, cuerpo C),

denotando el carácter ambulatorio e informalidad de los servicios que prestan, por lo que

les dificulta para posteriores trabajos formales. Realizando las encuestas muchas

artesanas desconocían la manera de asociarse o formalizar su negocio, en consecuencia

es imperante la capacitación de entidades estatales para su registro. Aunado con el hecho

que el 74% indica que no ha recibido ninguna ayuda del Estado (ver figura 45, p. 48, cuerpo

C)

El tiempo en promedio para la confección de una pollera oscilaba en una semana (ver

figura 34, cuerpo C), siendo el diseño lo que más primaba según los artesanos que era la

razón por la que sus clientes escogían sus productos (ver figura 35, p.43, cuerpo C).

Las polleras, los accesorios y los sombreros fueron los productos que preferían bordar (ver

figura 36, p. 44, cuerpo C), observándose que principalmente ofertaban en sus puestos,

artesanías pequeñas fáciles de reproducir. De las cuales, al preguntar cuántos vendían

aproximadamente en un mes, existía un aparente recelo por revelar esa información siendo

un 39% que prefería callar (ver figura 38, p. 45, cuerpo C).

86% ha trabajado más de 10 años (ver figura 39, p. 45, cuerpo C), proveyéndose se

material principalmente de Arequipa.

El 86 % considera que tiene un pago justo (ver figura 43, p.47, cuerpo C), pero en la

mayoría de los casos al preguntar qué es lo que menos les gustaba de ser artesanos,

respondían la falta de comprensión por el trabajo que realizaban y los costos envueltos.

El rojo el blanco y el azul priman como los colores esenciales en el bordado del Colca (ver

figura 46, p. 49, cuerpo C), mientras que el colibrí es el motivo que más resaltan (ver figura

48, p.50, cuerpo C). Un aspecto interesante, fue que 16 artesanos referían a la flora y fauna

del Colca tal como el Dr. Lolo Mamani indicaba (ver pp.17-22, cuerpo C), no podían explicar

el origen de cada uno de ellos. De hecho, el 93% consideraba que no existía iconografía

93

netamente ritualista. Pudiéndose atribuirle una pérdida de identidad regional (ver figura 47,

p.49, cuerpo C).

5.2.2 Reinterpretación de iconografía

Sin embargo, el objetivo no solo era transmitir la belleza de los bordados del Colca, sino

de basarse en la iconografía, para plasmar con ellos algunas dificultades observadas en la

zona. Con lo cual, se estipuló tres temas eje sobre los cuales basar la colección Tarinakuy.

El primero, fue el terremoto acontecido en el año 2016 en la ciudad de Yanque, dejando al

menos cuatro fallecimientos, muchos perdieron sus casas y su medio de vida. Una de las

víctimas mortales, fue una señora que era artesana, lo precaria de su vivienda evidenciaba

la desigualdad en el sistema de la moda, siendo el eslabón más débil el artesano. (RPP

Noticias, 2016) A pesar, que este lamentable hecho aconteció hace más de tres años,

algunas de las casas siguen siendo un peligro para sus habitantes, además lugares

públicos como las municipalidades, colegios e iglesias, aún continúan estando entre

derrumbes. Este tema sirvió como referencia visual para los paneles conceptuales 1 y 2

(ver figuras 50 y 51, pp.66, 67, cuerpo C)

El segundo, fue el tratamiento de las especies protegidas en la zona del Colca. El cóndor,

una de los animales más representados en los bordados, poco a poco ha sufrido un

decrecimiento en el número de especímenes, llegando a considerarse como una especie

en peligro de extinción al encontrarse solo 80 cóndores en la región de Arequipa. Un caso

particular, fue el de Wayra, un cóndor que fue rescatado tras accidentarse con un cable de

alta tensión, estando en recuperación por más de un año (La República, 2019). Su reintegro

a su habitad natural, fue un espectáculo seguido por muchas personas a través de redes

sociales, por lo que se puede inferir que existe un interés por los arequipeños en preservar

y cuidar esta ave magnifica. Este tema sirvió como referencia visual para los paneles

conceptuales 3 y 4 (ver figuras 52 y 53, pp.68 y 69, cuerpo C)

El tercero, está basado en el riesgo que tienen los cayllominos de los recursos ambientales

que los rodean. Este tema se subdivide en dos tramas importantes, el uso del agua y la

94

constante actividad volcánica de la zona. El primero, tiene como fundamento la observación

constante de noticias locales respecto a la contaminación de la tierra y el agua por los

relaves mineros que se realizan en las regiones de mayor altitud del Colca. Un reportaje

remarcable es el de Hancco (2018), quien explica que producto de los desechos

contaminantes equivalen a más de 2 millones de toneladas, provocando lluvias intensas y

nevadas, discurriendo hasta los cauces de ríos afluentes al rio Colca, identificándose más

de 60 focos de contaminación para la tierra y el agua. El segundo, aborda la problemática

suscitada en torno a las constantes explosiones del volcán Sabancaya, que desde 2016,

generan fuertes sismos y aludes al mezclarse durante temporada de lluvias (Andina, 2019).

Esta resulta ser una amenaza directa a los pobladores de la zona, ya que provoca que

muchos pierdan parte de su ganado y que los productos que siembran no crezcan. Este

tema sirvió como referencia visual para el panel conceptual 5 que unifica ambas

problemáticas expuestas (ver figura 54, p. 70, cuerpo C)

Basándose en estos datos se concretó una paleta de color, que permitiese la creación de

un diseño rector y cuatro coordinados que varíen su color (ver figura 55, p.71, cuerpo C).

Se codificó cada uno de los colores, llegando a ser 25 agrupándose en 5 grupos con el

blanco y negro como colores auxiliares, especificando en cada uno de ellos el valor de

CMYK que lo componen.

Muyu, que significa circular (ver figura 56, p. 72, cuerpo C), debe su nombre a la falta de

atención al lugar, sin tener un plan de contingencia que año con año merma la integridad

de las viviendas; está inspirado en la fotografías de la iglesia de Chivay que luego del

terremoto se destruyeron. Esta dispuesto en el prototipo muestra de manera circular, que

a simple vista pudiera asemejar una gran flor, y por ese mismo motivo logra tener la esencia

de los bordados cayllominos sin llegar a ser una réplica. El uso del negro como símbolo de

luto, remite al origen del diseño como algo que conmemora esa fatalidad. En la muestra

base está compuesto por tres colores, el negro, azul y blanco, que se complementan con

la bayetilla teñida en fucsia, teniendo variaciones de color en sus coordinados (ver figura

95

57, p. 73, cuerpo C). Es un motivo con muchos detalles, por lo que no se recomienda tener

un rapport continuo, sino presentarlo como un detalle principal como en una mochila (ver

figura 58, p. 74, cuerpo C).

Pakisqa (ver figura 59, p.75, cuerpo C), que da la idea de roto, quebrado, fracturado, esta

también inspirado en una parte de Iglesia de Yanque que esta caída. Las orlas negras que

interponen un nexo entre los motivos blancos, asemejan las piedras y el derrumbe

acontecido. En la parte inferior de cada motivo, tiene una secuencia de círculos que están

recubiertos por una línea roja, simbolizando a las vidas perdidas. El prototipo está

compuesto por tres colores, blanco, negro y rojo, en una base teñida artesanalmente en

amarillo, con cuatro coordinados (ver figura 60, p. 76, cuerpo C), aplicados de manera

seriada en una mochila (ver figura 61, p. 77, cuerpo C)

Chacay, o apuntalar (ver figura 62, p. 78, cuerpo C), refiere a las maderas que colocaron

para sostener externamente a la Iglesia de Chivay. El diseño fue desarrollado linealmente,

que si bien no se parece a los bordados del Colca, refiere a los tejidos en telar con

características geométricas. El motivo es en fucsia con el fondo de la tela en gris, con

cuatro coordinados con fondos verde, rojo, gris y marrón (ver figura 63, p. 79, cuerpo C)

ejemplificado en un chaqueta con el delantero bordado (ver figura 64, p.80, cuerpo C)

Tukiy significa sostener (ver figura 65, p. 81, cuerpo C), también está inspirado en la iglesia

de Chivay que conservaba decoración para la fiesta de la Virgen de la Asunción, mientras

que tenía maderas expuestas como una coraza que la sostenía. El diseño intricado de las

angulaciones fueron diseñadas linealmente con achoqchas en el centro de la torre

principal. El diseño emplea hilos azules, fucsias y grises con un fondo gris claro, variando

en sus cuatro diseños coordinados (ver figura 66, p. 82, cuerpo C). Está pensado como un

diseño central, aplicándose, por ejemplo en un almohadón (ver figura 67, p. 83, cuerpo C)

Hanan (ver figura 68, p.84, cuerpo C), que significa altura, da referencia al vuelo del cóndor,

distribuido en ocho esquinas que se asemejan a la chacana o estrella, cuyo significado

mítico trasciende múltiples superficies como collares y sombreros. El centro del motivo

96

tiene una composición de acchoqchas que tienen una línea externa con puntas. El dibujo

es lineal en negro sobre la tela amarilla, que varían en sus cuatro coordinados (ver figura

69, p. 85, cuerpo C) Está diseñado como un motivo principal, empleándose por ejemplo en

un bolso de mano pequeño cilíndrico (ver figura 70, p. 86, cuerpo C).

Phaway (ver figurar 71, p. 87, cuerpo C), que significa volar, está inspirado en la liberación

de cóndores en Caylloma, esta especie ha ido disminuyendo drásticamente de

especímenes por la recolección, promocionando a los turistas poder fotografiarse con ellos,

algunos resultan heridos y al rescatarlos y liberarlos, se cuida a esta ave característica del

Valle. El motivo es lineal diferenciándose de los tradicionales bordados recargados de

color, se emplea el azul en una base de fucsia, pudiéndose emplear como un motivo

seriado con una repetición en ladrillo a 2/3 de la anterior figura ejemplificándose en sus

coordinados (ver figura 72, p. 88, cuerpo C) o como motivo principal de un bolso (ver figura

73, p. 89, cuerpo C).

Apu (ver figura 74, p. 90, cuerpo C), era el protector natural de cada poblado, está basado

en el volcán Sabancaya, el apu de los cabana que en los últimos cuatro años ha estado en

actividad, generando molestias a los habitantes del Valle del Colca. Si, bien se observan

flores y achoqchas, en el medio del rapport, al final hay unas orlas que simulan un pico y

los humos que salen del volcán. Tiene 6 colores, blanco, verde, fucsia, azul, amarillo y un

acento de rojo sobre un teñido gris, observando sus variables en cuatro coordinados (ver

figura 75, p.91, cuerpo C), aplicándose sobre una manta bordada (ver figura 76, p. 92,

cuerpo C)

Yaku (ver figura 77, p. 93, cuerpo C), traducido del quechua como agua, está basado en la

contaminación del rio Colca por relaves mineros, cambiando los colores de la tierra y del

agua. Los colores que lo componen son el blanco, gris rojo y amarillo en una tela de

bayetilla verde, variando en cada coordinado (ver figura 78, p. 94, cuerpo C),

proponiéndose la aplicación en un bolso de tela con su estructura principal de cuero (ver

figura 79, p. 95, cuerpo C).

97

5.3 Proceso de Manufactura

Teniendo las propuestas de diseño armadas, se procedió a hacer un viaje in situm,

trabajando en colaboración Gloria Zúñiga, quien interpretó el concepto de diseño con

estilos del bordado del Colca, delimitando lo que era posible realizar con los recursos que

tenía.

Para respetar la simbología de los bordados del valle del Colca, se evitó mostrar formas

que sean similares y se explicó a la artesana los objetivos de la investigación. Además, fue

imperante dar el tiempo necesario para que se pueda trabajar con tranquilidad, pactando

una reunión preliminar con dos semanas de anticipación a la entrega final.

Para desarrollar un comercio justo fue necesario que de acuerdo a la dificultad que

involucre de cada prototipo, se designó un precio, que sea justo para ambas partes. Una

vez, aceptados todos los acuerdos se dio un adelanto del 50% para que pueda costear

algunos gastos.

Los paños fueron cortados 22 cm de ancho y 22 cm de largo, a fin de tener como resultado

paños uniformes de 400 cm2. Se procedió a plegar estratégicamente cada paño para ser

posteriormente teñido en tina, con sulfato de aluminio como mordiente. Se preparó un baño

común de mordiente, para luego separar en tres colores: amarillo, fucsia y gris. Los paños

secaron por nueve horas a la intemperie.

Se vaporizó cada uno de los paños e hilvanó los bordes del paño uniéndose con una

entretela de pelón delgado para bordado, clasificándose de acuerdo al diseño planteado

enviándose a la artesana con un patrón referencial a escala real, el cual ella interpretó de

acuerdo a su criterio.

Luego de realizar en algunos casos un esbozo inicial sobre la tela, se comenzó con el

blanqueado, que consistió en el bordado inicial con hilo blanco (ver figura 80, p. 96, cuerpo

C), luego se rellenó con hilos de color sobre la superficie dibujada en blanco (ver figura 81,

p. 96, cuerpo C), en los diseños que tenían achoqchas el espacio de bordado permaneció

98

sin ser blanqueado (ver figura 82, p. 97, cuerpo C) La composición de los hilos empleados

es de 100% polyester.

Muyu, con el código 19.02.001, está diseñado como un motivo principal plasmado en una

ficha técnica con escala 1:75 (ver tabla 2, p. 98, cuerpo C), está dividido en 2 partes que a

su vez se subdividen en 4 cuadrantes, empleando 3 colores. El motivo de mayor tamaño

mide 17 cm de ancho y de largo, los arcos negros superiores tienen un largo de 2cm. y de

ancho 10 cm. que disminuyen hasta 7 cm. hasta su inferior; el centro del motivo mide de

ancho 0.8 cm en su parte más ancha y de largo 5 cm, presenta un circulo de 0.8cm de

diámetro; presenta achoqchas de 0.6 cm de ancho y líneas de 1 cm. de largo; los arcos se

separan entre sí por 2 cm. El motivo interno, mide de ancho y largo 11 cm con achoqchas

de 0.8 cm, cada arco azul tiene en su interior una flor azul y blanca que mide de ancho y

largo 2 cm, separándose de su borde por 1 cm (ver tabla 3, p. 99, cuerpo C) Se realizó tres

fichas técnicas adicionales, en las que se especificaba la disposición de cada color bordado

en el motivo principal (ver tablas 4-6, pp. 100-102, cuerpo C)

Pakisqa, con el código 19.02.002, diseñado como un rapport seriado en una escala de 1:75

(ver tabla 7, p 103, cuerpo C), está conformado por dos figuras repetidas a manera de

ladrillo. El primero, mide 9.5 cm en total y tiene una forma de lágrima de color negro que

mide 5 cm de largo por 2 de ancho y ha sido rellenada de color negro, está intersectada

por un círculo 1.7 cm de diámetro, sobre el cual hay dos achoqchas, una de 2.5 cm de

ancho y la otra de 4.5 cm. en cuyo centro hay dos rombos de 0.5 cm por 3.5 cm. El segundo,

está conformado por dos arcos superpuestos; el superior tiene una longitud de 10.5 cm.

que en su base disminuye a 7 y una altura de 4 cm. rozando con un circulo de 1 cm. de

diámetro, el ancho de un arco es de 2cm que disminuyen conforme se acerca al centro, en

1.5cm. El arco inferior, tiene un ancho de 9 cm. el cual se acorta a 6 cm., en el borde

inferior se apoyan ocho líneas parabólicas de 1 cm de largo con círculos de 0.5 cm de

diámetro, ambos arcos tienen achoqchas de 0.7 cm de grosor (ver tabla 8, p.104, cuerpo

99

C). Se realizó tres fichas técnicas adicionales, en las que se especificaba la disposición de

cada color bordado en el motivo principal (ver tablas 9 - 11, pp. 105-107, cuerpo C)

Chacay, con el código 19.02.003 está diseñado como un rapport seriado (ver tabla 12, p

108, cuerpo C), está conformado por una figuras repetidas a manera de ladrillo. El motivo

tiene una anchura de 8.5 cm por 5.5 cm. de alto, en el centro mide 2 cm de ancho por 5.5

de largo y está dividido por cinco líneas que forman franjas de 0.5 cm, 2 cm., 0.5 cm., 2

cm. y 0.5 cm. Al costado tiene 8 líneas diagonales paralelas entre sí que van disminuyendo

su largo. Cada motivo se separa verticalmente del anterior por 1 cm (ver tabla 13, p 109,

cuerpo C)

Tukuy, con el código 19.02.004 está diseñado como un motivo principal (ver tabla 14, p

110, cuerpo C), midiendo en total 19.5 cm de largo por 18.5 cm de ancho. Conformado por

un motivo interno principal y líneas diagonales externas. El módulo central mide 6 cm de

ancho en su centro pasando por 3.5 cm en el ancho superior e inferior; su largo, se equipara

al largo total del motivo, con 19.5 cm., dividiéndose en franjas de 0.5 cm., 2 cm., 0.5 cm.,

1 cm., 4.5 cm., 0.5 cm., 0.5 cm., 0.5 cm., 4.5 cm., 1 cm., 0.5 cm., 2 cm. y 0.5 cm. En la

cuarta franja tiene 5 círculos rellenos de 0.8 cm de diámetro en rosado y gris que se van

alternando. En la quinta franja presenta achoqchas que rellenan todo ese espacio. Por otro

lado, las líneas oblicuas externas miden 6.25 cm. de ancho a cada lado; las primeras tres

líneas miden 1 cm de ancho, separándose en 2 cm del siguiente grupo de líneas que miden

2.5 cm. y que están conformados por ocho líneas (ver tabla 15, p 111, cuerpo C). Se realizó

tres fichas técnicas adicionales, en las que se especificaba la disposición de cada color

bordado en el motivo principal (ver tablas 16 - 18, pp. 105-114, cuerpo C)

Phaway, con el código 19.02.005 se diseñó para ser repetido a manera de ladrillo (ver tabla

19, p. 115, cuerpo C). Tiene cuatro figuras principales que fueron diseñadas en reflejo, pero

que tienen en su centro una figura diferente al resto. El motivo de repetición mide 8 cm. de

ancho por 5 cm. de altura, separándose entre sí en 6 cm. El motivo central mide 7 cm de

100

ancho por 5 cm de alto, el cóndor representado tiene las patas, el ojo y parte del ala relleno

(ver tabla 20, p. 116, cuerpo C).

Hanan, con el código 19.02.006, está pensado para ser un bordado céntrico (ver tabla 21,

p 117, cuerpo C). Mide tanto en largo como ancho 20 cm. Compuesto por tres capas

concéntrica; la primera son cóndores de 5.5 cm. de ancho por 2 cm. de alto, separadas

entre sí por 2.5 cm. ocupando ocho cuadrantes, la segunda, son ocho cóndores que miden

5.5 cm de ancho por 3 cm de alto, la tercera, mide 7 cm. de diámetro, está compuesta por

un circulo interno de 1.5 cm. con un vacío de 0.2 cm de diámetro, sobre el cual se bordó

seis espirales de 1.5 cm de alto y unas ondas de 1.5 cm. de alto (ver tabla 22, p 118, cuerpo

C).

Apu, con el código 19.02.007, es un bordado seriado con una constitución lineal ya que se

puede repetir horizontalmente (ver tabla 23, p 119, cuerpo C). Compuesto por un motivo

central multiplicado en reflejo. Se divide en 4 capas de repetición. La primera, esta

subdivida en tres achoqchas con una altura de 5 cm, midiendo de ancho 4, 2 y 2.5 cm. La

segunda son achoqchas lineales que miden 2 cm de ancho por 1 cm de largo, repitiéndose

varias veces. La tercera, son ondas que miden 1 cm de alto. La cuarta son flores

enfrentadas con separaciones de acchoqchas; las flores miden 2 cm de diámetro y las

achoqchas 2.5 cm de ancho por 2 cm. de alto. La cuarta capa, son achoqchas en espiral

que miden 2 cm de alto por 5.5 cm de largo (ver tabla 24, p. 120, cuerpo C) Se realizó seis

fichas técnicas adicionales, en las que se especificaba la disposición de cada color bordado

en el motivo principal (ver tablas 25 - 30, pp. 121-126, cuerpo C)

Yaku, con el código 19.02.008 es un diseño seriado (ver tabla 31, p 127, cuerpo C). Utiliza

cuatro colores de hilo. El motivo de repetición mide 8 cm. de ancho por 7 cm. de alto.

Presenta círculos y semicírculos de 2.5 cm de diámetro. Comienza con una separación de

4 cm disminuyendo a 2.5 cm., uniéndose entre sí con 1 cm de diferencia. Por otro lado, las

líneas internas miden 3 cm y 5 cm de ancho. La separación vertical entre cada motivo es

de 2 cm. (ver tabla 32, p 128, cuerpo C).Se realizó cuatro fichas técnicas adicionales, en

101

las que se especificaba la disposición de cada color bordado en el motivo principal (ver

tablas 33- 36, pp. 129-132, cuerpo C)

Al llegar nuevamente las muestras, se volvió a vaporizar, se perfeccionó los bordes del

tejido, cortó hilos y se dispuso en cartones con un papel delgado que lo protegiese para su

exposición en la caja contenedora.

El desarrollo de este capítulo, resultó en el desarrollo de prendas que conservan la

identidad cayllomina, permitiendo que con un posterior proceso de desarrollo en cualquier

tipología de prenda u objeto, se pueda generar un valor agregado, generando en el

consumidor un vínculo empático al conocer parte de la problemática del Valle del Colca,

pero también en el reconocimiento de una técnica peruana que ejemplifica la esencia del

mestizaje cultural que sigue rigiendo los modos y costumbres locales.

102

Conclusiones

Este Proyecto de Grado, se constituyó como un análisis académico de los bordados del

Colca, investigando y desarrollando conceptos que permitieron una reflexión conceptual

que generó información útil para el diseño de una colección textil que promueve la

creatividad artesanal con temas coyunturales.

Respecto a la pregunta problema ¿De qué manera el diseño textil contribuye a la

visibilización de problemas relacionados al contexto en que se elaboran técnicas textiles

tradicionales? Dicha cuestión expuesta en la introducción de este PG, se convirtió en el

hilo conductor de todo el proyecto. Deviniendo en el desarrollo de una colección que

mediante la reinterpretación de la iconografía de la zona del Colca, plasmando algunos de

los problemas que afrontan los pobladores.

En consecuencia, se hizo un aporte profesional técnico al diseño textil, introduciendo a los

bordados del Colca en un ambiente académico como una habilidad de origen mestizo,

reafirmando la potestad del textil como transmisor conceptual de ideologías propias y

colectivas, adecuándose al contexto en que son desarrolladas con el uso de mensajes de

concientización social.

El marco teórico de este trabajo cimentó los principios metodológicos para el desarrollo de

una estrategia de diseño acorde a las necesidades de la industria, bajo un enfoque ético

con el respeto a la iconografía del lugar.

Del mismo modo, se puede afirmar de acuerdo a la investigación inicial, que el arte popular

en el Perú pasó de ser representaciones campesinas de la cosmovisión que tenían de los

objetos respecto a los ritos y creencias que en ellos se simbolizaban, a un acomodamiento

con fines comerciales que satisface las necesidades de los turistas que buscan llevar

consigo un objetos que les remita el significado de ser autóctonos. Específicamente, los

bordados en el Valle del Colca, desarrollados tanto en su versión ritualista como un traje

de luz con cintas e hilos metálicos coloridos, que funge el cargo de emblema y vínculo con

103

la tradición local y como en los objetos con diseños sencillos cuyo propósito principal es

atraer a los turistas mediante mensajes simples con dibujos de la flora y fauna local.

Además, en los procesos de manufactura existe una distinción entre los bordados

destinados a ser aplicados en la indumentaria tradicional en los cuales priman el rojo,

blanco, azul, verde y amarillo, en tonalidades saturadas; mientras que en las artesanías

comerciales la gama de colores es muchos más variada en los hilos, ya que se puede

encontrar además de los tradicionales, tonos anaranjados, fucsias, turquesas, lilas, entre

otras variedades de saturaciones y matices sobre telas predominantemente oscuras como

el negro, azul y café.

Se analizó los procesos artesanales que están involucrados en la creación de indumentaria

andina. Además se contextualizó el origen de algunas prendas, permaneciendo

principalmente las mestizas con tipologías españolas pero con colores y símbolos

autóctonos. Por consiguiente, este hecho puede justificar el carácter flexible y evolutivo

que tuvieron los textiles en la zona del Colca, siendo los artesanos entes observadores del

cambio en pos de conservar su arte textil durante muchas generaciones. Por otro lado,

también constituye en una actualización constante de aquello que reconocen como bello

en otros pueblos y culturas, adecuándolo a la vestimenta propia.

Otro aspecto resaltante de esta investigación fue que hasta cierto punto, existe una relación

entre la globalización y localismo, convirtiéndose la tradición textil en una confrontación al

sistema productivo de la moda, no solo con el modo en que son producidas, sino también

en la conciencia existente en los consumidores respecto a lo que les transmite el diseño;

en otras palabras, subyace en el diseñador la responsabilidad de generar y propiciar la

creación de productos que sean estéticamente atrayentes, pero teniendo en consideración

que el modo en que son construidos no afecte a ninguno de los agentes que lo involucran.

De igual forma, mediante el estudio realizado de los procesos de confección particulares

de la zona del Colca en sus bordados se puede afirmar que existe un impacto por su

104

pasado histórico en la forma que tienen sus sombreros y el uso de algunas iconografías

que hacen que se diferencien entre Collaguas y Cabanas.

Así mismo, este PG destacó el rol de la indumentaria como medio transmisor de ideas;

empleándose la pollera andina como nexo con la identidad propia como individuo y en

relación con el ambiente local con el que se siente participe, transmitiéndolo en un

ambiente político como un emblema empático con aquellos que han sido oprimidos.

Además, al promulgar mensajes que entrevén situaciones que generan un impacto en la

conciencia del receptor, se logra de cierta forma educarlo políticamente en la reivindicación

de situaciones que si bien no lo afectan directamente como consumidor, lo involucran con

los valores éticos que el diseñador propone. Esto genera que el objeto sobre el cual se

plasman los bordados no sea fácilmente descartable.

Por otro lado, la interacción interdisciplinaria de este PG con antropólogos, historiadores,

artesanas, artistas, administradores y diseñadores enriqueció los contenidos teóricos y

proyectuales de la colección expuesta; esto enfatiza la necesidad de generar espacios de

diálogo e interacción con cada uno de los agentes involucrados teniendo como principal

foco el desarrollo de las capacidades creativas de las artesanas

A pesar a haber concretado los objetivos secundarios, se recomienda una investigación

profunda sobre la iconografía cayllomina entendiendo la cosmovisión que tenían los

pueblos indígenas, ya que si bien este es disertado en este PG desde una perspectiva del

diseño textil, constituyéndose en uno de los pocos escritos académicos en español que

investigan los bordados del Colca; es imperante fomentar la indagación bajo diferentes

perspectivas profesionales con temas referentes al impacto de los bordados en la sociedad

cayllomina, el vínculo comercial de los bordados del Colca con las artesanías nacionales,

las variantes en los bordados de acuerdo a las danzas locales, la influencia de la

arquitectura en los diseños bordados, entre otras cuestiones que se fueron suscitando

durante la elaboración de este PG.

105

De igual modo, es importante que no solo el Estado y las ONG brinden el apoyo necesario

para el desarrollo de las artes textiles y de la difusión de estas en el exterior; sino que en

gran medida, estas dependen del apoyo que la sociedad le dé, prefiriendo estas sobre las

marcas de moda rápida, que no tienen principios éticos apropiándose desmedidamente de

los rasgos culturales de una localidad. Por lo tanto, existe una responsabilidad compartida

entre el diseñador que opta por generar iniciativas que estén éticamente reguladas y del

consumidor al preocuparse por verificar el origen de los productos que consumen.

Por último, la colección textil Tarinakuy hace énfasis sobre la conservación de los

patrimonios culturales y artesanales de pueblos andinos que a su vez fomentando la

innovación disruptiva en el diseño textil, genera una propuesta de diseño que englobe el

conocimiento autóctono de los tejidos. Sobre este eje recaen los valores culturales, las

tradiciones o las dialécticas sociales que fueron heredadas y conforman a la artesanía. De

esta manera, se insiste en mantener viva la sabiduría ancestral, que se transmite de

generación en generación y alberga infinitos recursos sobre procesos naturalmente

sostenibles. En resumen, la sustentabilidad en el diseño textil además de aplicar otras

prácticas éticas, responde también a la promoción del reconocimiento y el respeto hacia

mujeres artesanas de pueblos originarios marginados, cuyo oficio forma parte del

patrimonio cultural y humano que distingue a las tierras del Valle del Colca

106

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