manuel ossa - los hombres de la historia, camilo torres

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  • 7/30/2019 Manuel Ossa - Los Hombres de La Historia, Camilo Torres

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    de la historia

    so la mayorparte de las reasnoamericanas, en la poca de

    :So Torres, Colombia yaceenelancamiento del subdesarrollo:a product ividad del t rabajo, i crecimiento econmico,s ima modernizacin, escasabi l ida d de ahorrar para re invert ir medios de produccin,ende ncia estructural deltalismo extranjero que posee la

    yor par te de sus productos exportacin.

    esta s ituacin econmicaes po nd e una es truc tura soc ia l carga la pobreza del pas sobre

    nombros de la gran mayor a.er este contexto donde hay quecar el desenvo lv im iento de lasas de Camilo Torres. Su opcinzea y guerril lera f inal no fue unas in compuls iva ; surg i de la^rontacin de sus hiptesis' : ticas con la real idad social y::ca co lombiana y de su propio entamiento con quienes: ' ieron no ver lo que l trataba

    de mostrar les. De la reflexin y laobservac in pas a la c r tica

    de los grupos o ligrqu icos y a laruptura con ellos, para culminaren una accin que define una nuevapertenencia: accin pol tica orientadaprimero a la movilizacin generaldel potencial revolucionario delpueblo y luego, quizs en un deseode ser consecuente y ante elf racaso de la primera acometida,

    a su apoyo a las guer ril las .

    Aunque a n ivel de la estrateg ia

    y de la tc tica , ta l vez haya quepronunciar un juicio pol tico ms biennegat ivo con respecto a su accin,la evaluacin de su signi ficadopara la revolucin lat inoamericanano puede terminar a ll , Camilo hal legado a ser un smbolo por suentereza, su valenta, la consecuenciacon que l mismo se comprometihasta el f in en la lucha emprendida.

    Lo ha l legado a ser tambin por suconfianza total en las masaspopulares; y. aunque hayasobrevalorado el potencial

    revolucionario de estas lt imas.,subray como pocos su papelindispensable y de primera l neaen cualquier revolucin social.

    Por todo esto se lo ve como unode esos mrtires que quizs seanindispensables en toda causa grande.

    Naci en Colombia el 3 de febrerode 1929; muri en una emboscada,junto con ot ros cu'atro gue rr il le ros,el 15 de febrero de 1966.

    Freud

    Church i ll _eo na rd o de VinciNapolenEinste inLen inC aiio m ag no LincolnGandh iV an G og hHi t le rHomeroDa rw in Ga rc a L or ca Courbe t MahomaBeethovenStaln

    3 daDost oe v sk iLen XI I IMetzschePicassoFordF ran c is c o d e Asis

    26. Ramss II

    27. Wagner28. Roosevelt29. Goya30 . Ma rco Polo31. To ls to i32. Pasteur33. Musso lin i34. Abe la rdo35. P io X II36. B ismarck37. Gal i leo38. Frankl in39. So ln40. Eisenste in41. Co ln42. Toms de Aquin o43. Dante44. Mo iss45. Con fuc io46. Robespierre47. Tpac Amaru48. Ca rlo s V49. Hegel

    51. Tal leyrand52. Scra tes53. Bach54. I vn e l Te r ri bl e55. De lac ro ix56. Met te rn ich57. Disraeli58. Cervantes59. Baudela i re60. I gnac io de Loyol a61. A l e jand ro Magno62 . Newton

    63. Vol ta ire64. Fe lipe II65. Shakespeare66. Maquiavelo67 . Lu is XIV68. Peric les69. Ba lzac70. Bo l iva r71. Cook72. Richel ieu73. Rembrand t74. Pedro el G rande

    75. Descartes

    76. Eur ipides77. Arqu imedes 76. Augus to79. Los Gracos80. Ati la81. Constantino82. C i ro83. Jesus84. Engels85. Hemingway86. Le Co rbusi er87. E l io t88. Ma rco Au rel io89. Virg i l io90. San Ma rt in91. Ar t igas92. Marx93. H ida lgo94. Chap lin95. Sa in t -S imon96. Goe the97. Poe98. Miche le t99. Gar iba ld i

    Los Ro thsch ild 125 G

    Cavour 126. f1Lap lace- 127. VJackson 128. JPavlov 129. ERousseau 130. CJuarez 131. FM iguel Angel 132 FWashington 133 t

    Sa,omn 134 ,Gengi s Khan

    Giotio s iLutero 136 *AkhenatonErasmoRabelaisZoroastroGu ill ermo ei Co nqu is ta d orLao-TsePetrarcaBoccaccioPitgorasLorenzo el Magn i fi coHammurabi Feder ico I

    125 G. B ru no

    126 . Napo leon I II .127. Victor ia128. Jaurs129 . Ber to lt Brecht ,

    130. Che Guevara131. Proust.132. Franco133 Dan ton

    134 A tatrk135. Lavoisier136 Russel !

    -Zz~'o To rr es - El mundo p re se nt ee s e i q u in to f as c c u lo d el t omo

    Hundo presentea ra n a de a t ap a p e rt en e ce a l t omo presente de l A tlas-og ra f ico de la H i stor ia Un ive rsa l.

    1971

    Cen tro Ed itor de Am r ica La ti na S.A .Cangall o 1228 - Buenos A ires Hec ho el d e p sit o de le yImpreso en la A rgen ti na - P r in ted in A rgen ti na Se t erm in de imp rim ir enlo s tal le res g r fi cos de Sebas ti n deAmo r ro r tu e H i jo s S.A . - Luca 2223.

    Bueno s A ir es , en e ne ro d e 1971

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    Manuel Ossa

    1929El 3 de febrero nace Camilo Torres Res-trepo en Bogot, capital de Colombia. Suspadres son Calixto Torres Umaa, pediatra, e Isabel Restrepo Gaviria, viuda deWestendorp. Tuvo dos hermanastros delprimer matrimonio de su madre, CarlosEdgardo y Gerda Mara, y un hermano delsegundo, Luis Fernando, mdico.Por esa poca, un grupo de jvenes intelectuales del partido liberal buscan implantar reformas sociales en Colombia. Sulder es Jorge Elicer Gaitn (nacido en1898 y asesinado el 9 de abril de 1948).Camilo Torres se referir frecuentementea l en los discursos, mensajes y proclamasdel ltimo perodo de su vida. Gaitncomienza su vida poltica como representante en la Cmara en 1928. Ya en 1929recibe el ttulo de Tribuno del Puebloen un homenaje popular. En ese entoncesse hace famoso por su investigacin sobrela huelga iniciada en 1928 por los obrerosde la zona bananera en contra de la United Fruit Company, brutalmente reprimida por el ejrcito. El nmero de muertosentre los obreros se estima entre 1.600 y3.000. Gaitn presenta ante el Congresouna investigacin y un proyecto de amnista para ms de 30 obreros que estabancumpliendo condenas de 10 a 25 aos deprisin. A pesar de que el Congreso erade mayora conservadora escribe Gaitnla realidad de los hechos por m alegadosy comprobados era tan grande, que el proyecto pas. Y aquellos hombres fueronpuestos en libertad.1Despus de 44 aos de gobierno conservador. los liberales llegan al poder en Colombia en 1930.

    1931Camilo Torres vive con sus padres en Blgica y Espaa durante tres aos.En 1933. Jorge Elicer Gaitn funda laUnin Izquierdista Revolucionaria (UNIR),g2.~iz.ie:n poltica de orientacin socialista. dividiendo as profundamente al partido

    liberal .l que perteneca. Gaitn pretendettv. revolucin total. Como medio paraloznrLi. er. 1934 la abstencin elec-

    n" Er. 1-34 es elegido presidente Al-

    fonso Lpez Pumarejo, quien gobernarhasta 1938, y ser nuevamente elegidopara el perodo de 1942-1945.

    1937Camilo Torres inicia sus estudios primarios

    en el Colegio Alemn de Bogot. Cuandoeste colegio se cierra a causa de la Segunda Guerra Mundial, mgresa a la QuintaMutis, que depende del Colegio Mayorde Nuestra Seora del Rosario de Bogot,donde cursar hasta cuarto ao de bachillerato. En ese entonces escribe sumadre se inclin por el periodismo yescriba, editaba y financiaba y venda unperiodiquito muy simptico que haca enuna pequea imprenta de caucho, primero, y posteriormente en un mimegrafoque ie obsequiara una amiga. Se llamabaEl Puma, y la nota explicativa deca: Dia

    rio semanal, aparece cada mes. All criticaba a todos los profesores, pues siemprefue un rebelde.2

    1944 .

    Pasa al Liceo Cervantes, donde repite elcuarto ao que perdi por dedicarse aotras actividades.3 Termina su bachillerato en 1946. Durante este tiempo, adems de sus actividades periodsticas, sedestaca por sus excursiones por el ro Magdalena y a los nevados colombianos juntocon un grupo de scouts.En 1946, gana en las elecciones presiden

    ciales el candidato conservador, MarianoOspina Prez (1946-19 50 ). El partido liberal ha sido profundamente dividido porlas campaas en contra de las oligarquasy en favor de la unidad popular lanzadaspor Gaitn desde su peridico Jornada.Gaitn haba sido proclamado candidatopopular a la presidencia ( 1945 ). Pero laoligarqua liberal prefiere a Gabriel Tur-bay. Esta divisin favorece el triunfo conservador en mayo de 1946.4

    1947-1953

    Camilo Torres entra a la Facultad de De

    recho en la Universidad Nacional de Bogot. Colabora como redactor del peridico La Razn. Est un tiempo de novio.Decide entrar en la orden dominica. Aos

    despus narra as su vocacin a un amigo:En unas vacaciones me fui al Llano. Esainmensidad, ese silencio, esa eclosin tropical de vida, de sol, me impresion mucho.Empec a aislarme. Quera estar solo.Comprend que la vida como yo la entenda, como la estaba viviendo, careca desentido. Pens que poda ser ms til,pero en funcin colectiva. Se me planteentonces el gran problema: dnde y cmo sera til? Analic, a mi modo, lasprofesiones: mdico, abogado, ingeniero,qumico . . . Nada de eso. Qu tal elseminario? Mira . . . la inmensidad delLlano me hizo encontrar a Dios. Era lasolucin. A m me pareci una solucintotal. La ms lgica. Retorn a Bogotdecidido a entrarme al convento de losdominicos.5 Pero Camilo se deja persuadir por sus padres e ingresa en el Seminario Conciliar de Bogot, donde trata decrear un Crculo de Estudios Sociales conel fin de dar a su formacin y a la desus compaeros el enfoque de funcincolectiva y de servicio que no encuentraen la orientacin general del seminario.6Entretanto, Gaitn, derrotado en las elecciones de 1946, ha vuelto a ganar popularidad. El pueblo se une en tomo a lpor encima de las divisiones partidistas.El 7 de febrero de 1948 preside la msimpresionante concentracin popular quese recuerde en Colombia y pronuncia sufamosa Oracin por la Paz ante una multitud enlutada y silenciosa. Fue la Manifestacin del Silencio contra la violenciadel gobierno y fue su ltima intervencinante el pueblo.7 El 9 de abril de 194S.Gaitn fue asesinado. Se desencadena laviolencia colombiana, con un levantamiento popular llamado el bogotazo.

    En 1950, vuelven los conservadores al poder gracias al fraude electoral.8 Pero Laureano Gmez, el presidente conservador.ser derrocado en junio de 19o3 por ungrupo de jvenes militares de ideas reformistas que quera romper la dominacin

    de los clanes.9 Este golpe militar, aprobado por la Iglesia,10 fue legalizado en1954 con la eleccin de Rojas Pinilla comopresidente.

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    Camilo Torres

    . Tarjeta de la primera comuninde Camilo Torres.

    2. El pendre Torres celebr ando misa

    3. La madre de Camilo Torres,Isabel Res-trepo de Torres.

    1954Camilo Torres es ordenado sacerdote enagosto y viaja a Europa en setiembre. Allse inscribe como alumno de la cole desSciences Politiques et Sociales de la Universidad de Lovaina. Ese ao funda elEquipo Colombiano de Investigacin Sociolgica (ECISE), junto con un grupo

    de estudiantes colombianos de Lovaina.En varias regiones del sur de Colombia(Marquetalia, sobre la Cordillera Central;El Pato, sobre la Cordillera Oriental; Gua-yabero, vecina de El Pato) comienzan aestablecerse desde 1954 grupos de campesinos y ex combatientes de las dos olas dela violencia colombiana (1948-1953, 1954-1957 ). Implantan en estos lugares sindicatos y movimientos agrarios muy fuertes,lo que dar lugar ms tarde, entre 1962y 1964, a represiones militares.11

    1955-1957En 1955, Camilo Torres es nombrado vicerrector del Colegio para Amrica Latina,seminario fundado en Lovaina por el episcopado belga para formar futuros sacerdotes europeos que aspiraban a trabajaren Latinoamrica. Mientras prosigue susestudios de sociologa, toma contacto conparroquias obreras en Blgica y con diversas organizaciones sociales (como losTraperos de Emas, las Amitis Nord-Afri-caines y otras, en Blgica y Francia).Funda en Pars y Londres otros centrosdel ECISE. En 1956, vuelve a Bogotdurante las vacaciones de verano, junio-setiembre, para buscar datos para su tesis

    de licenciatura en sociologa. Funda laseccin colombiana de ECISE.Entretanto, en Colombia, los dos partidostradicionales, el conservador y el liberal,buscan un terreno comn de entendimiento, con el propsito de ponerle fin a laviolencia poltica. El 17 de marzo de1957, se firma en Espaa la plataformadel Frente Nacional entre Laureano Gmez(conservador) y Alberto Lleras Camargo(liberal). El 10 de mayo de 1957, una

    junta militar sucede al dictador Rojas Pi-nilla. Esta junta convoca a plebiscito nacional el l 9 de diciembre de 1957 para

    reformar la Constitucin. El plebiscito dauna apariencia de respaldo popular al pacto de los dos partidos, gracias al cual stosse habrn de suceder alternativamente enel poder durante 16 aos.12 Es de notarque la abstencin lleg al 27,7 % en dichoplebiscito, y subi al 31,1 % en la eleccindel pimer candidato nacido del pacto, Alberto Lleras Camargo, el 16 de marzode 1958. En 1964, la abstencin llegaral 63 ,2 %.13

    1958Camilo Tores se grada de licenciado enCiencias Sociales con una memoria intitu

    lada Approche Statist iqu e de la RalitSocio-Economique de la ville de Bogot.Durante las vacaciones de verano, viajapor Checoslovaquia, Yugoslavia y la Re-

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    pblica Democrtica Alemana. En octubre,despus de participar en el primer Congreso de Estudiantes Colombianos en Europa, se dirige a los Estados Unidos, dondesigue los cursos de Sociologa Urbana ySociologa del Trabajo durante cuatro meses en la Universidad de Minnesota.Entretanto, en Colombia, la creacin delFrente Nacional es la ocasin de que ciertas tendencias polticas se radicalicen enla oposicin. As se forma el MRL (Mo

    vimiento Revolucionario Liberal), encabezado por Alfonso Lpez Michelsen (hijodel dos veces presidente de la RepblicaAlfonso Lpez Pumarejo). El MRL, antesde dividirse en dos bandos, lnea duray lnea blanda, en 1963, participar varias veces en las elecciones y contar conla alianza del Partido Comunista en algunas ocasiones. Por esto ltimo, los sectores eclesisticos lo mirarn siempre conrecelo.14Por la misma poca, en agosto de 1959,comienza a dar sus primeros pasos el Partido Demcrata Cristiano de Colombia.

    Quiere distinguirse de los partidos tradicionales, liberal y conservador, pero noconsigue salirse de los surcos trazados porsus homlogos europeos ni, por consiguiente, afincarse slidamente en la realidadcolombiana.15

    1959

    Camilo Torres vuelve a Bogot a comienzosde ao. Empieza a trabajar en la Universidad Nacional como profesor en el Departamento de Sociologa de la Facultadde Ciencias Econmicas (que llegar a serun ao despus la Facultad de Sociologa).

    Es nombrado capelln auxiliar de la Universidad por el Cardenal Arzobispo deBogot. .Mientras trabaja en un barrio dela capital, funda el Movimiento Universitario de Promocin Comunal (MUNIPROC)y es llamado por el ministro de Educacin a constituir el Comit de Pomocinde Accin Comunal. Junto con OrlandoFals Borda, Gustavo Prez y Jaime Qui-

    jano Caballero, redacta la Plataforma deAccin Comunal, documento oficial del ministerio que debera servir para orientaruna campaa nacional de promocin de lascomunidades locales. La campaa es lanza

    da en una presentacin televisada de todoel equipo, presidido por el ministro deEducacin.16 Camilo se refiere a este trabajo con una mezcla de entusiasmo yreticencia: Se ha iniciado un movimientode Accin Comunal, muy interesante. Sepropone organizar en gran escala la accinde comunidades locales, para la rehabilitacin de todas las deficiencias, gracias ala popia organizacin. Para eso se requieren promotor.es voluntarios que consagrensu vida al servicio de la comunidad. F igrate que me han propuesto dirigir todoese movimiento en el pas. Tienen el pro

    psito de hacer algo apoltico y tcnico.Sin embargo, t sabes lo que eso implica

    en un pas latino, tropical y sub e es arrollado: intrigas polticas, burocracia, etctera . . . 17

    1960

    Camilo Torres organiza en setiembre elprimer Seminario Nacional Interuniversi-tario de Desarrollo' de la Comunidad. Esnombrado miembro del Consejo Directivode la Facultad de Sociologa, en cuya fundacin colabora, y profesor de Sociologa

    Urbana y Metodologa del Trabajo. Realiza en colaboracin con Berta Corredor R.una evaluacin sociolgica de los resultados de las Escuelas Radiofnicas de Suta-tenza-Colombia y de la Accin CulturalPopular (ACPO), fundadas en 1948 porel Pbro. Joaqun Salcedo. En el informe,pedido por el Centro de InvestigacionesSociales de Bogot y publicado en 196.1,los autores insinan algunas crticas a laACPO: Ha sido en su primera etapa predominantemente educacionalista, sin incluirsuficientemente elementos de reforma deestructuras. . . . Ser necesario que en la

    segunda etapa se dedique una atencinpreponderante a la reforma absoluta deestructuras. De la forma y orientacin quese d a dicha reforma depender la suertede la presente dcada.18El poblema agrario colombiano vuelve aponerse a la orden del da con la creacin,en agosto-setiembre de 1960, del ComitAgrario Nacional, presidido por el futuropresidente de la Nacin, Carlos LlerasRestrepo. Los trabajos de este comit culminarn con la presentacin y aprobacinde la ley 135 de la Reforma Agraria, endiciembre de 1961. Camilo Torres par

    ticipa en una tertulia con el doctor Castellanos, presidente de la Sociedad deAgicultores de Colombia, y con AguileraCamacho, especialista en cuestiones agrarias. En esta tertulia, Torres aboga porla necesidad de la reparticin de las tierras actualmente productivas y expresa laopinin de que la clase terrateniente comotal va a resistirse a una reforma agrariaconcebida de esa manera.19

    1961

    Adems de continuar con sus ctedras enla facultad de Sociologa, Camilo dicta

    cursos y conferencias sobre accin comunal, en el cuadro de programas organizado por el ministerio de Gobierno y la Facultad, y tambin por el Centro Interame-ricano de la Vivienda y Planeacin. Asistea dos congresos Latinoamericanos de Sociologa, uno en Caracas (abril) y otro enBuenos Aires (setiembre), donde presentaimportantes trabajos y ponencias. A finesde diciembre es nombrado segundo suplente en la Junta Directiva del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA),en representacin de las Organizacionesde Accin Catlica. En enero de 1962, se

    r nombrado miembi'O del Comit Tcnico del mismo instituto.

    115

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    Camilo Torres

    1962Desde enero, Torres es nombrado profesor

    decano del Instituto de AdministracinSocial, creado por la Escuela Superior deAdministracin Pblica (ESA P). En abrilfunda la Asociacin Colombiana de Sociologa. El mismo mes participa activamente en la campaa de alfabetizacin de

    adultos emprendida en diez barrios de Bogot.El 1 de marzo escribe al primer represen-tante de la Iglesia ante INCORA alertan-dolo sobre el perjuicio que sera para lacomunidad nacional el que se decida centrar la Reforma Agraria exclusivamente enla reparticin masiva de tierras sin suficiente asistencia tcnica. Agrega que ya-me la Iglesia se ha comprometido en laelaboracin de la ley y en INCORA, nopuede ahora eludir su responsabilidad decriticar la orientacin propuesta por el ministro de Agricultura.20

    Entre marzo y mayo de este ao, Torrestiene un intercambio privado de correspondencia polmica en torno al semanario El Camp es ino, rgano de la Accin CulturalPopular (ACPO) con su director, monseor Jorge Monastoque, y con el directorde la ACPO, monseor Joaqun Salcedo.Camilo reprocha a este peridico la emi-sin de juicios sin suficiente informacin,ciertas calumnias referentes a personas tachadas de comunistas y su anticomunismoindiscriminado. El dilogo polmico que-da trunco, como se lo tema Camilo, puesmonseor Salcedo, por toda respuesta a

    una circunstanciada carta de Torres, le escribe que presentar una acusacin formal ante las autoridades eclesisticas competentes. Su Reverencia est ocasionndole a esta Institucin muy graves perjuicios.21En iunio, los estudiantes de la UniversidadX.icional realizan una manifestacin pblica de protesta en contra de la violacin-: e- los recintos universitarios por parte dela polica en Tunja y Barranquilla. Duran-ce la manifestacin, son apedreados variosalmacenes, la sede del diario El Tiempo ye! Palacio Arzobispal. El rector de la Uni

    versidad cancela la matrcula de diez es-tuaiantes. La Facultad de Sociologa hacepblica una declaracin, redactada por Camilo Torres, y firmada por el decano y lamayora de los profesores, en que se plan-cea la necesidad de realizar una investiga-ci n antes de tomar medidas punitivas tales c-omo la expulsin de estudiantes. Reac-cicnando contra esta declaracin, el rectoramenaza con la clausura de la Universidad.E. .era obispo de Bogot pide a Torres surenuncia a la Universidad Nacional, en elmismo momento en que los estudiantesameren presentar su candidatura como rec-

    c:r. Camilo obedece y escribe un artculoen el diario E' Catolicismo dando las razones de su renuncia (2 8 de junio) . Anteshacia contestado a dos entrevistas ( a El 7 : 'n :o y a E . E -zMetedor' hacend un

    severo anlisis de la crisis universitaria y Ide la responsabilidad que en ella le cabea la administracin y al cuerpo de profesores:El arzopispo le permite terminar sus cursos de ese ao en la Facultad de Sociologa. En el Instituto de AdministracinSocial dicta cursos para la formacin del

    personal de la Reforma Agraria y otrosprogramas sociales de gobierno.

    1963Se celebra en Bogot el Primer CongresoNacional de Sociologa. Camilo lo presidey presenta una ponencia muy importantesobre La violencia y les cambios socio-culturales en las reas rurales colombianas.La autoridad eclesistica no aprueba la publicacin de este escrito. La tesis de su autor, frecuentemente repetida por l mstarde en sus discursos y conferencias polticas, es que la violencia colombiana, sus

    citada y propiciada por los partidos tradicionales que dividen verticalmente alpas hacindole el juego a las oligarquas,ha llegado a producir un cambio de mentalidad en los campesinos. stos han logrado salir, gracias a la violencia, de susituacin cultural primitiva y se han introducido a la modernidad aprendiendo loscomportamientos, actitudes y aspiracionesdel hombre urbano. La violencia les haproporcionado as un canal de ascenso social y cultural que hasta el momento leshaba estado vedado por la estructuracinde las oligarquas polticas, militarles yeclesisticas de Colombia. En este cambiosocio-cultural est como en semilla un granpotencial revolucionario. A este potencialapelar ms tarde Camilo para echar lasbases de lo que l esperaba que fuera ungran movimiento popular, capaz de cambiar radicalmente las estructuras del pas.Camilo se dedica este ao a programar cux*-sos de adiestramiento en el Instituto deAdministracin Social, que se ha ampliadogracias a un contrato con UNICEF. Elcontacto con los llaneros de Yopal, a quienes da un curso en marzo, le impulsa a proponer al Consejo Directivo de INCORAun proyecto de creacin de unidades de

    accin rural en esta localidad, a cargo delInstituto de Administracin Social. Pese alas oposiciones polticas que encuentra entre los conservadores de INCORA, esteproyecto es finalmente aprobado en agosto,pero slo comienza a funcionar en marzode 1964. Camilo se dedica con entusiasmoa su promocin. El proyecto se realizaen una granja-escuela: consiste en la organizacin de la comunidad en una poblacin de 286 familias, en un radio de 15 km;la capacitacin de unos 60 jvenes campesinos para dirigentes y educadores de lacomunidad; la prestacin de asistencia tc

    nica agrcola; el establecimiento de cooperativas, etc. Sus actividades en Yopal despiertan sospechas: se le acusa de habercreado all un centro camuflado para capacitacin de guerrilleros.22

    . Camilo Torres.

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    Camilo Torres

    2, 3, 4. Vistas de Bogot. 1964En febrero, Camilo tiene una fuerte controversia con uno de los miembros de la Junta Directiva de INCORA, Alvaro GmezHurtado, conservador. ste haba logradoque la Junta se pronunciara en contra dela extincin de dominio de un predio porno ser tierra balda. Camilo considera queeste ' pronunciamiento es un antecedentegrave y capaz de frenar toda la reformaagraria. Por su parte, Gmez Hurtado piensa que la expropiacin de tierras explotadas, aunque legal, va contra el derechonatural y que, por consiguiente, Camilo haintervenido y votado de acuerdo con laley pero en contra de [su] conciencia.23Comienzan las presiones de algunos obisposconservadores ante el cardenal para destituir a Camilo de su cargo de representantede la Iglesia en INCORA.En abril, viaja a Per para participar enun congreso sobre desarrollo de la comunidad. Le ofrecen el decanato de la Facultad de Sociologa de la Universidad Catlica de Lima.Despus de su viaje es propuesto, juntocon otros dos sacerdotes, para integrar unacomisin investigadora y evaluadora de laorganizacin campesina de Marquetalia.Esta organizacin inquietaba desde hacatiempo al gobierno, que haba emprendidoun programa de represin en tres etapasllamado Plan Lazo: guerra psicolgica,bloqueo econmico y militar, y, como culminacin, agresin punitiva.24 La comisininvestigadora a la que se invitaba a Camilotena como objeto impedir esta ltima. Pe

    ro el 30 de abril, el cardenal declara queningn sacerdote puede colaborar con estacomisin. La comisin se disuelve por desistir los dems miembros no sacerdotes el2 de mayo del viaje previsto a Marqueta-lia. Quince das despus, el altiplano deMarquetalia es cercado y ocupado por 16mil hombres del ejrcito. Los grupos deautodefensa se retiraron a las selvas y bajola direccin del comandante Manuel Maru-landa Vlez prontamente se transformaronen destacamentos mviles de guerrillas . . .El 20 de junio de 1964 lanzaron un manifiesto donde fijan el programa agrario gue

    rrillero que ha sido acogido por el restode los destacamentos de las FARC.25En Colombia se discute mucho este ao sobre los grupos de presin. Torres es invitado a mesas redondas sobre el tema yescribe artculos en los que su idea centrales la de que no hay varios sino un sologrupo de presin, la oligarqua; pese a lasdiferencias de nombres partidos polticos,estamentos burocrticos, eclesisticos, militares y otros los intereses econmicos yfinancieros de la oligarqua son los mismos; su presin se ejerce de tal maneraque lleva a que las decisiones polticas siempre sirvan a sus intereses. Abundando enestas ideas, Camilo publica un artculo el5 de junio en El Espectador, intitulado La desintegracin social en Colombia: se estn

    ges tan do dos sub-culturas, que causa reacciones airadas en los grupos oligrquicos.En setiembre, Camilo viaja a Lovaina a uncongreso internacional convocado por lainstitucin catlica Pro Mundi Vita. Allhace una ponencia llamada La revolucin,imperativo cristiano.Antes de partir a Europa, haba surgido laidea de escribir un volumen en colaboracin con miras a buscar un consenso respecto a un mnimo de puntos comunes deaccin para cambiar las estructuras socioeconmicas del pas, prescindiendo de lasdiferencias ideolgicas, religiosas y de poltica tradicional.26 Diversos dirigentespolticos de izquierda se comprometen acolaborar en la obra. A Camilo se le encarga la redaccin de la parte final dellibro: una plataforma de objetivos polticos en torno a los cuales existira un consenso. Las colaboraciones deberan entregarse a fines de enero de 1965.Desde fines de ao, Camilo empieza a to

    mar contacto con los movimientos guerrilleros.

    1965-1966

    El 7 de enero tiene lugar la toma de Sima-cota por un grupo de 150 a 200 guerrilleros. El hecho conmueve al pas. Los guerrilleros del ELN proclaman el comienzode una lucha revolucionaria, de una guerra popular, que slo culminar con la obtencin del poder por las clases popularesy la derrota de la oligarqua nacional, delas fuerzas armadas que la sostienen y delos intereses econmicos, polticos y mili

    tares del imperialismo norteamericano.27Camilo Torres comienza a ver dificultadosu trabajo en el Instituto de Administracin Social desde el mes de enero. Haysospechas crecientes con respecto a sus actividades. Se ejerce presin ante las autoridades eclesisticas, quienes le proponenque deje su decanato en el Instituto deAdministracin Social y se haga cargo deinvestigaciones de sociologa religiosa tendientes a la renovacin pastoral. Entre febrero y abril, Camilo reflexiona sobre estaltima propuesta de trabajo y resuelve porltimo no aceptarla: piensa y as se lo

    escribe a su obispo que su manera de verlas instituciones eclesisticas no ser compartida por las autoridades y que, por consiguiente, su trabajo como socilogo religioso ser intil. Esta promocin que sele propone a Camilo es en realidad un intento de remocin de sus otras actividades. Viendo que existe tanto ambiente ensu contra, se propone ir a Lovaina por seismeses para escribir y presentar su tesisde doctorado en sociologa. Tanto su obispo como el director de ESAP se muestransatisfechos del plan, y para facilitrselo (esdecir, para alejarlo de su puesto), el director de ESAP ofrece nombrarlo en comisinde servicio, con goce de sueldo.Entretanto, y ante la tardanza de los dems colaboradores, Camilo ha redactado

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    I . Torres con su hermana.

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    la Plataforma poltica que se le habaencargado para el volumen colectivo. EstaPlataforma comienza a ser conocida y divulgada. Darla a conocer era, en frase deCamilo, una locura que haba que cometer algn da . . . En todo caso, ya es unhecho y no hay quien lo ataje.281965 es un ao de agitacin, tanto en Colombia como en Amrica Latina. En Co

    lombia se produce, el 22 de marzo, el ataque del ejrcito a la regin de El Pato, enel sur, sobre la Cordillera Oriental. Esteataque se lleva a cabo despus de seismeses de cerco. El ejrcito arras los cultivos y se incaut de todos los animales domsticos que logr encontrar. El comandoguerrillero de El Pato ha evaluado en20.373.235 pesos el monto de las prdidasocasionadas a los colonos por la agresin.Como sucedi en Marquetalia, las fuerzasoficiales utilizaron en El Pato toda suertede armas, incluida el arma bacteriolgica.[. . .] Ms de un centenar de familias fue

    ron obligadas a retirarse a la selva huyendo de los agresores, empeados en una verdadera cacera humana. La marcha a travs de la selva dur 72 das y en ella murieron de hambre 96 ancianos, mujeres ynios. Algunos nios sobrevivieron, perohan quedado lisiados fsica y mentalmentede por vida.29En el mes de mayo se produce la invasinde los marines de los Estados Unidos aSanto Domingo, con el pretexto de proteger a los ciudadanos norteamericanos residentes.Camilo Torres lee su plataforma del Fren

    te Unido en el homenaje que se le tributael 22 de mayo, como despedida por suproyectado viaje a Europa. Pero, aprovechndose del retraso del arzobispado y deESAP en concretar el ofrecimiento de financiacin, comienza a recorrer el pas dando conferencias y explicando su plataforma.Viendo que su trabajo poltico va a ser interferido constantemente por la autoridadeclesistica, decide renunciar al ministeriosacerdotal. El 24 de junio redacta la demanda correspondiente de reduccin alestado laical, que le es concedida al dasiguiente por el cardenal.

    A fines de junio, viaja a Lima. A su vuelta. recibido triunfalmente en Bogot, manifiesta su decisin de no volver a salir deColombia y de dedicarse de lleno a la lucha poltica.Su actividad se hace intensa. Como trabajo inmediato, estoy haciendo agitacin entodas las ciudades del pas, dejando grupos de apoyo urbano, por ahora estudiandov divulgando la plataforma de Unin Popular. escribe Camilo a Fabio Vzquez,jefe del Ejrcito de Liberacin Nacional,el 6 de julio, respondiendo al deseo queste le haba dado a conocer de coordinar

    13. accin legal con la accin clandestina.".- As. viaja a Tunja, Manizales, Me-deHD. Ccua. Bucaramanga, Barrancaber-ireU. Cali donde la manifestacin en su

    favor, el 30 de julio, adquiere proporcionesimpresionantes-, Buga, Barranquilla, Cartagena, para no nombrar sino algunos delos lugares hacia donde se desplaz. Muchas veces las manifestaciones son obstaculizadas por la polica y el ejrcito. El mismo Camilo resulta herido una vez. Inclusola compaa area Avianca llega a negarleun pasaje en una ocasin. Adems de esta

    actividad desbordante, Camilo se dedica ala preparacin del primer ejemplar del peridico Frente Unido que aparecer el 26de agosto y del que se vendern 45.000ejemplares.En un comienzo parece que la Plataformadel Frente Unido ana las voluntades delos jefes polticos de izquierda. Pero pronto comenzarn a mostrarse las defeccionespersonales y de grupos; as, por ejemplo, amediados de setiembre, el sindicalismo cristiano y la Democracia Cristiana rompencon el Frente Unido. El 1? de octubre fracasa una manifestacin que iba a tener lu

    gar en la Plaza Bolvar de Bogot.Entretanto, diversos grupos se j mancomunan para defenderse de la actividad poltica de Torres. Se ejercen presiones sobrel para que colabore en las elecciones, deio contrario, se lo acusar, haciendo valeren su contra una serie de piezas probatorias de complicidad con las guerrillas delas que el ejrcito se ha incautado. A lasamenazas se agregan ofrecimientos. Porsu parte, la jerarqua eclesistica se pronuncia varias veces en su contra en agostoy setiembre, declarando que el ex clrigoseor Torres no la representa y defiende

    ideas contrarias a la doctrina social de lospapas.Ante esta situacin, Camilo decide unirsea los grupos guerrilleros. El 18 de octubrese va al monte. De sus actividades en laguerrilla poco o nada se sabe. El 7 deenero lanza desde all su proclama al pueblo colombiano. El 15 de febrero muereen una emboscada tendida por el ejrcitoen el sitio llamado Patio de Cemento

    junto con otros cuatro guerrilleros.

    Situacin econmico-social de Colombia

    Antes de ensayar una interpretacin de latrayectoria de Camilo Torres, cuya cronologa hemos bosquejado en las pginas anteriores, es necesario describir, aunque seabrevemente, la situacin econmico-socialdel pas.Como la mayor parte de las reas latinoa

    mericanas, en la poca de Torres Colombia yace en la estagnacin del subdesarro-Ilo: baja productividad del trabajo, dbilcrecimiento econmico, lentsima modernizacin, escasa posibilidad de ahorrar parareinvertir en medios de produccin, dependencia estructural del capitalismo extran

    jero que posee la mayor parte de sus productos de exportacin: el caf, las bananas, el petrleo.31Colombia es un pas preferentemente agrcola, donde el caf y las bananas representan el 65 %de sus entradas de exportacin.Los dems productos agrcolas maz,

    arroz, papas, mandioca, carnesson consumidos en el mercado interno. La agricultura que realmente participa en la economa nacional es la de los latifundios, conel 65 % de las tierras cultivables. Una buena parte de stos son propiedad de sociedades annimas, de las cuales las ms poderosas pertenecen a capitales extranjeros.Los latifundios son las nicas explotaciones que tienen la tecnologa suficiente paraobtener productos de buena calidad y para aprovechar satisfactoriamente la tierra.Pero el 96,4 % de los propietarios, es decir, los 1.166.850 dueos de propiedades familiares de menos de 100 hectreas o de

    minifundios de menos de 10 hectreas, sehallan en buena parte al margen de laproduccin y de la economa nacionales:los minifundios producen apenas para lasubsistencia de quienes los trabajan y laspropiedades familiares contribuyen escasamente al mercado interno con productos debaja calidad. De esta forma el mercadoagrcola de exportacin est controlado porel 3,6 % de los propietarios y sus preciosse fijan desde el exterior. El resto de laagricultura no ha sido objeto de suficienteplanificacin econmica y tcnica, lo queacenta la tendencia a la monoproduccin.

    ste es el cuadro con el que se enfrentaCamilo Torres cuando colabora en el Instituto para la Reforma Agraria, INCORA.Colombia es uno de los mayores productores de petrleo de Amrica latina, despusde Venezuela, Mxico y Argentina. El oe-trleo representaba en 1965 el 17,9 % dela exportacin. Sin embargo, no llega arefinarse en el pas ni la mitad del petrleoproducido, pues las compaas extranjeras,propietarias de la casi totalidad de las explotaciones, prefieren hacerlo en los Estados Unidos, pagando entonces menos impuestos en Colombia. Los dems produc

    tos mineros carbn, oro, plata son tambin explotados por compaas extranjeras.La industria colombiana es dbil. Es talvez uno de los pases.menos industrializa-

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    dos de Amrica latina. A pesar del pesoque tiene el petrleo en la exportacin, elconjunto de la minera e industria representa slo un 22,1 % del producto bruto.La poltica de sustitucin de importaciones lanz a Colombia por los aos treintaa la creacin de una industria ligera de produccin de bienes de consumo: textiles,alimentos, productos farmacuticos, materiales de construccin. Pero esta potica noha -logrado romper con la dependencia estructural del subdesarrollo. Por una parte,la produccin de estos bienes no llega aabaslecci al mercado interno; por otra, elequipamiento industrial tiene que ser financiado con crditos extranjeros a largoplazo. Como resultado, la balanza- de exportacin-importacin se halla siempre enun equilibrio inestable, dependiendo de lasvariaciones del mercado mundial para losprecios del caf, las bananas y el petrleo.El dficit interno de la economa colombiana tiende a hacerse cada vez ms nega-

    1 tivo entre 1958 y 1966.a2A la situacin econmica recin esbozadacorresponde una estructura social que carga la pobreza del pas sobre los hombrosde la gran mayora: los minifundistas y asalariados del campo (45% de la poblacin),los marginales de las ciudades, los pequeos artesanos y los obreros industriales; casi el 80 % de la poblacin total. El nivelde vida de los campesinos es apenas desubsistencia, su estructura familiar es patriarcal y la religin, catlica para la granmayora, tiene los rasgos de Nun culto agrcola tradicional y esttico. La poblacin

    campesina emigra a las ciudades donde noencuentra una verdadera ocupacin, seapor falta de capacidad empleadora de laindustria, sea por falta de calificacin profesional. All se hacinan en ranchos, notienen ninguna seguridad en un trabajoque no es sino una disfrazada ocupacin(lustrabotas, pequeos comerciantes ambulantes, trabajadores ocasionales en permanente bsqueda de empleo). As se engrasa el sector terciario (servicios) que, alocupar al 38 % de la poblacin activa, noguarda proporcin con el sector secundario (industrial). Estos marginales sufren

    agudamente de la anomia cultural en quelos proyecta su desarraigo de la sociedadtradicional campesina. Es en estos dosgrupos campesinos y marginales dondese radica el analfabetismo que alcanza enColombia a un 40 % de la poblacin. Camilo Torres se ocup de estos grupos consus trabajos de promocin de comunidades,tanto en la ciudad como en el campo, consu colaboracin personal en la alfabetizacin y con un proyecto de investigacionessobre la asimilacin de la familia inmigrante a la ciudad (1962).En cuanto a los obreros industriales, son

    los privilegiados dentro de la clase de bajos ingresos, aunque carecen de seguridadsocial frente a la invalidez y a la desocupacin; pero, por su pertenencia a los sin-

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    dicatos, se hallan hasta cierto punto integrados en el sistema del que reciben acambio de su trabajo ciertos beneficios.Las doscientas familias de la clase altay el 12-14% de la clase media burguesa nacional son, pues, los que se reparten las utilidades remanentes en el pas dela industria, de las exportaciones agrcolas

    y del comercio. Son ellos tambin los quehan dirigido la cosa pblica en Colombiay, con la excepcin de lderes como JorgeElicer Gaitn y Camilo Torres, no hanproducido ni pueden producir, a juiciode este ltimo ningn cambio radical enlas estructuras, pues, como grupo, no pueden sino actuar conforme a sus intereses.Lo ms que pueden proyectar son ciertasreformas sociales y polticas que, en suma, le son tiles al sistema del que sacanprovecho.

    DE LA SOCIOLOGA

    A LA GUERRILLASociologa versus declamacin

    Entre el estudiante de sociologa lovanien-se, enfundado en su sotana sacerdotal, y elguerrillero con un fusil en bandolera, brazalete del ELN y barba hirsuta hay, a primera vista, una distancia abismal. Haytambin distancia entre las pacatas hiptesis que elabora el estudiante de sociologa al tratar de explicarse las causas delbajo nivel de vida de la clase obrera enBogot en su memoria de licenciatura de1958 y la encendida Proclama al pueblo co

    lombiano lanzada desde el monte en 1966,un mes antes de su muerte.De una a otra situacin, sin embargo, esposible percibir un proceso continuo dedesenvolvimiento a travs de los escritosde Torres. Su opcin poltica y guerrillerano fue una decisin compulsiva; procedede la confrontacin de sus hiptesis cientficas con la realidad social y poltica colombiana y de su propio enfrentamientocon quienes prefieren no ver lo que l trata de mostrarles. En sus primeros escritosva dando un paso tras otro, con el cuidadoy el rigor que aprendiera de la disciplina

    cientfica en la que estaba formado; secontenta entonces con decir lo que observa,dentro del encuadre de una sociologa fun-cionalista. Pero lo que l observa no esdel agrado de los grupos dirigentes. Desde temprano (1 96 1) , se dice de l quesu vocacin socialista pasa ya de la raya" 33 o se le exige que, adems de observar, se pronuncie y emita juicios de valor.En efecto, se lo quiere acorralar en el callejn sin salida de ciertos principios morales y religiosos que, comprendidos y expresados tradicionalmente a travs de laideologa de la clase dominante, no permitiran al clrigo socilogo buscar los sig-niScados ocultos, pero reales, de fenmenoscandentes como la violencia, sino sloirirrollir una, ciencia anodina, inofensi-"i - ec zr: rrr.i?i3 y carente de amenazas pa

    ra el sistema socio-poltico en vigencia. Pero Camilo Torres no se deja encajonar. Lamisma resistencia de la clase dirigente entra como elemento de su anlisis, llevndolo a emplear un lenguaje cada vez msclaro y una accin ms resuelta. En susoponentes descubre el obstculo estructural de las reformas sociales. De ah que,

    progresivamente, de la reflexin y observacin cientfica, pase a la crtica de losgrupos oligrquicos y a la ruptura conellos, para culminar en una accin que define una nueva pertenencia: accin poltica orientada primero a la movilizacin general del potencial revolucionario del pueblo y luego, quizs en un deseo de serconsecuente y ante el fracaso de la primera acometida, al apoyo a las guerrillas.Vemos en este proceso a un cientfico social que no se qued en lo alto de sus lucubraciones tericas ni se aferr al prestigio de su ctedra, sino que busc en la

    praxis la consecuencia y la verificacin, ala vez social y personal, de su observaciny teora. Renunci as a la situacin deprivilegio que le otorgara la cultura y logrla rara sntesis entre el hombre de las ideascomprometido tantas veces en la comple

    jidad de anlisis sin fin y el de la accin,urgido por la necesidad de poner trminoa los anlisis. Si Camilo Torres no logr superar en el plano terico la estrechez deenfoque de una sociologa funcionalista, indic al menos el criterio para el enjuiciamiento de todo un lenguaje de ciencias sociales en un pas subdesarrollado. Unas

    ciencias sociales que no pretendan transformar la situacin que describen y queno se dejen transformar en sus encuadresprefijados desde los pases desarrollados,estarn inevitablemente al servicio de unsistema monoltico y voraz y sern digeridas por este sistema. Camilo Torres busctraducir los resultados cientficos en el lenguaje popular y al hacerlo se vio implicado como conductor en la accin poltica.No poda ser de otra manera. Porque elpueblo colombiano, la mayora oprimida,ha renunciado al lenguaje y ya no entiende sino el de los hechos.34 Traducir losresultados de una ciencia al lenguaje popular es exponerlos a una verificacin prctica, y la ciencia social llega a ser verdaderamente ciencia cuando se expone a estaverificacin decisiva. Por eso se ha podidoescribir de Camilo Torres: su mayor aporte a la revolucin es el enriquecimientometodolgico que dio a la teora revolucionaria de Amrica latina, en el sentido deencontrar los pasos reales para acercarsea las masas populares en una inconfundibleposicin tctica de realizacoines concretas ynivelizadas. Por eso fue sobre todo unterico en el verdadero sentido del contexto revolucionario.35Es posible y necesario enjuiciar crticamente la accin poltica de Torres. Perolo criticable no es aquello de lo que lo acusaron los grupos dirigentes, escandaliza-

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    1. Jorge E licer Gaitn agonizaluego del atentado contra su vida.

    2. Vctimas del bogotazo .

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    1. Camilo en casa de su madre.

    En las pginas 126 y 127:Camilo Torres.

    dos de ver que un sacerdote asumiera elliderazgo de un cambio de estructuras yentrara finalmente en la lucha armada. Estas crticas se asientan en la defensa deintereses de grupos, pdicamente encubiertos bajo la apelacin a principios abstractos y, en ltimo trmino, producidos porlos mismos intereses que se trata de de

    fender. Por qu, si no, se manej el argumento del apoliticismo sacerdotal slo enel momento en que la intervencin de unsacerdote en poltica contrariaba los intereses de una clase? Un enjuiciamiento crtico de la accin poltica de Torres deber,pues, situarse ms bien en el nivel de laestrategia y de la tctica, preguntndosequ errores tericos y prcticas hicieronabortar su proyecto revolucionario. Pero,antes de hacerlo, vale la pena seguirle lapista al itinerario de un sacerdote y unsocilogo que vio como imperativo suyo ellanzarse a la arena poltica.

    Ciencias sociales, poltica y cristianismoDesde sus primeros artculos o entrevistaspublicadas, se advierte muy clara la ideade que cualquier accin poltica ha de basarse en una slida observacin y enjuiciamiento de la realidad con mtodos cientficos.As lo escribe en junio de 1956. en suProyecto del Equipo Colombiano de investigacin socio-econmica que organiza casidesde su llegada a Europa: l 9) La crisis ms importante en nuestro pas es lacrisis del elemento humano. 29)' La formams efectiva de solucionar esta crisis esla unin de la juventud alrededor de bases fundamentales: la ciencia, en sus incidencias sociales, y el desinters en el servicio de la sociedad. 3) Las etapas parala adquisicin y realizacin de los dos elementos anteriores (ciencia y desinters) sern las siguientes: a) Formacin cientficay tica, b) Investigacin sobre las realidades del pas, c) Solucin de los problemas investigados, d) Aplicacin de lassoluciones.36A los ojos de Torres, ya desde esa poca,la unin de todos los que pretenden transformar la situacin econmica, social y po

    ltica de Colombia slo podr realizarse entorno a la ciencia: Todos estamos hartosde discusiones bizantinas sobre teoras, quenos distancian ms y ms. En cambio, hayun campo en que todas las ideologas sepueden unir: el campo del desinters y lainvestigacin cientfica de la realidad [. . .]Rechazamos todos los dogmas econmicos,sociolgicos, mdicos, psicolgicos, etc. En Jos estu dios positivos hay qu e atenerse ala ciencia. Los individuos deben tener unaideologa que no intervendr en la investigacin. Lo impotrante es que no tenganprejuicios dogmticos en materias experi

    mentales.37La necesidad de una investigacin cientfica seria, es vista, pues, por Torres como unanecesidad poltica: la de la unin de todas

    las tendencias e ideologas para producirun cambio. Esta idea de la unin, expresada por primera vez cuando se funda elECISE, lo acompaar siempre y ser unode los pilares de la accin poltica a la quese lanzar diez aos ms tarde: la formacin del Frente Unido del Pueblo.38Pero la investigacin cientfica es tambin

    requerida, a los ojos de Torres, por el mismo cristianismo. As lo escribe desde Europa en un informe que enva al primerSeminario de Capellanes Universitarios reunido en Bogot en 1956. Su punto de vista de entonces puede resumirse as: elmximo mandamiento en el cristianismoes la caridad de Dios y del prjimo. Lacaridad, para ser tal, ha de ser un servicioeficaz. La ciencia y la tcnica son un medio para servir eficazmente. La cienciaha de ponerse al servicio de los problemassociales. Las ciencias que estudian estosproblemas ciencias sociales son ciencias

    positivas, basadas en la investigacin de larealidad. En esto difieren de la filosofa social, que puede o pudo en cierta tradicin europea desligarse de los problemasconcretos para buscar los principios quehan de regir normativamente a toda lasociedad.39

    Las ciencias sociales entre la demagogia yla cobarda.Este tema de la sociologa como ciencia basada en la observacin de la realidad iradquiriendo con los aos un filo polmico.As, en 1961, cuando habla en Buenos Aires del Problema de la estructuracin deuna autntica sociologa latinoamericana 40,vuelve a acentuar la necesidad de emplearuna pedagoga realista e intransigente en lalnea de la prioridad de la observacin inmediata sobre el empleo de una terminologa hueca y sin sentido. En esta pocaha vuelto de Europa hace dos aos y todava no se ha producido ninguna rupturaseria con las clases dominantes, ve aparecer dos peligros que amenazaran la er-tructuracin de una sociologa autntica: elprimero consiste en refugiarse en una aparente objetividad cientfica, incapaz de meterse en los problemas candentes de la so

    ciedad: cobarda disfrazada de objetividad; el segundo, en cubrir con palabrasaparentemente cientficas unas tomas de posicin puramente polticas y demaggicas,cayendo en la tentacin de la popularidad ydescuidando los anlisis largos, tcnicos, objetivos, nicos eficaces: demagogia disfrazada de valor cientfico.Las estocadas se dirigen, pues, a derechae izquierda. Al correr de los aos (o de losmeses) sabr reconocer mejor su blanco ypodr dirigirse ms certei*amente a l. Nose referir tanto a la demagogia de lospolticos de izquierda. Se ir dando cuen

    ta de que los verdaderos enemigos de laobjetividad se hallan ms bien del lado delos que, apoyados en una tradicin literaria,

    jurista y filosfica colombiana, insisten en

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    los principios abstractos de una filosofa social normativista en vez de querer ver, coninstrumentos tcnicos adecuados, la realidad del pas.As, en un escrito de 1964 llamado Laciencia y el dilogo41, emite un alegatopor la observacin emprica y positiva. Ellasigue siendo a sus ojos, lo mismo que en elperodo lovaniense, la nica capaz de establecer las bases de un posible dilogo, pues

    to que la poltica y la filosofa dividen hoyal mundo con fuerzas antagnicas y radicalizadas. Este alegato est claramente dirigido contra toda una tradicin culturalcolombiana de corte filosfico y moralista(como lo anotbamos recin), cuya tendencia es siempre la de exigir que cualquieraque observe la realidad y diga simplementelo que ve se pronuncie adems con juiciosde valor acerca de lo que ha observado:que no se contente con analizar y conexponer. Que diga si es bueno o malo, quediga si est de acuerdo con las verdadesmetafsicas o no. Pero va ms adelante ensu alegato que se vuelve as denuncia: estatradicin filosfica y moralista, opuesta alas ciencias positivas, es ideolgica porqueresponde a un encuadre mental producidopor la clase privilegiada con el fin (ocultoa sus propios ojos) de defender sus privilegios: Solamente los enemigos del dilogo sincero pueden oponerse a estas disciplinas cientficas positivas. Enemigos deldilogo por ignorancia, por salvar privilegios, por evitar que salgan de su controllos que tratan de cultivar una ciencia queno depende de las categoras tradicionales,aunque tampoco est contra ellas.

    1. Gustavo Rojas Pinilla es felicitad opo co de spus de l go lpe de estadoque le llevara al poder.

    2. Tropas del ejrcito colombiano montan guardia para impedir desrdenesa a cada de Rojas Pinilla.

    Camilo Torres, un socilogo comprometido (1958-1963).Tal es el planteamiento de Camilo Torrescon respecto a las ciencias sociales. Pero,cmo las practic l?Del perodo 1958-1963 slo se conocen trestrabajos suyos y un proyecto de investigacin. El primero es su tesis de licenciatura,de la que fueron publicados la tercera partedel primer captulo: Bogot, ciudad pre-industrial, y el cuarto captulo: El nivelde vida de Bogot. Ensayo de metodologa estadstica. Este ltimo fue ledo en el IVCongreso de Sociologa Latinoamericana

    reunido en Caracas en abril de 1961. Elsegundo se intitula Las escuelas radiofnicas de Sutatenza - Colombia, publicado en1961, con la colaboracin de Berta CorredorR. El tercero es un trabajo presentado enel Primer Congreso Nacional de Sociologa,que tuvo lugar en marzo de 1963; se llamaLa violencia y los cambios socio-culturalesen las reas rurales colombianas. El proyecto de investigacin versa sobre la Asimilacin de la familia inmigrante a la ciudad y constituir un anteproyecto a lavez para su propia tesis doctoral y para elInstituto de Administracin Social del que

    era decano.Entre los captulos de su memoria de licen-

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    datura y su estudio sobre la violencia seadvierte un cambio notable. Por de pronto,el primero suscit slo algunos comentarioscorteses en la asamblea ante la que fuerapresentado; el ltimo, en cambio, no recibila autorizacin eclesistica requerida parasu publicacin. Entre ambos haban transcurrido cuatro aos puesto que el primerohaba sido redactado en 1958, en los queCamilo ya se haba comprometido a fondoen varias reas de trabajo: en la accincomunal, en la reforma agraria, en la universidad, en la pastoral eclesistica colombiana. Y en varias de estas reas habacomenzado a encontrar resistencias: el cardenal de Bogot le haba pedido que renunciara a sus cargos en la Universidad Nacional, y sus crticas a la Accin CulturalPopular, dirigida por el fundador de RadioSutatenza, le haban acarreado la amenazade una acusacin formal ante las autoridades eclesisticas. Pero hablaremos ms

    adelante de estos conflictos. Volvamos a>us trabajos de investigacin sociolgica.El estudio sobre El nivel de vida en Bogot 42 es una muestra evidente de la preocupacin del autor por la clase obrera, puest-do l es una comparacin entre los ndices del nivel de esta clase con los de laclase media. Pero, cuando llega el momento de avanzar una hiptesis de explicacin sobre las "condiciones especialmentemalas de la clase obrera en Bogot, ninguna de las tres causas mencionadas hacereferencia a factores de estructura socialy poltica. Slo se alude a 1) la falta de

    rentabilidad financiera de las industrias deB : got, cuyos desequilibrios se cubren ape-lando a los salarios; 2) la inmigracindemasiado abundante de la mano deebr? no calificada, y 3) el crecimientodemasiado rpido de la poblacin, lo queimpide un ajuste de salarios. Llama laatencin la sobriedad cientfica de estasr.:p tesis que slo se refieren a factores eco-nrmeos y demogrficos. Uno podra precintarse si la sociologa no corre el riesgode ser aqu una ciencia al servicio del sistema. aunque haya que decir en descargode su autor que no se trata sino de unoe los captulos de su memoria y que no sele puede pedir a este informe una hiptesisi. bal puesto que el subttulo de la con- n haba precisado el carcter sectorialy limitado del estudio: Condiciones especialmente malas en Bogot.

    5 : ; de un tema candente: la violen-de co lombiana.

    r- r en 1963, Camilo cumple con su pro-~a~a. trazado en 1961 43, de no disfrazarla cobarda con la objetividad cientfica yfe bordar temas candentes. Lo realizaen ra estudio sobre ha violencia y los cam-H-* -yrcio-culiur(des en las reas rurales

    -.bicnc? La conclusin de este es-tcadfc d o poda menos de suscitar la defensafe la : jgarqua y eso significa la- r r : r. del rhfl obsta t" eclesistico:

    La violencia ha constituido para Colombiael cambio socio-cultural ms importante enlas reas campesinas desde la conquistaefectuada por los espaoles. Es de notar,sin embargo, que al referirse a este tema,Camilo utiliza todava ciertas atenuacionesverbales de las que se despojar ms adelante. Dice, por ejemplo, como para equilibrar la rudeza de la antes citada afirmacin, que la violencia ha operado todosestos cambios por canales patolgicos y sinninguna armona respecto del proceso dedesarrollo del pas. Este tipo de atenuaciones va a desaparecer en escritos posteriores ms radicalizados. As, en su artculo de 1964, Crtica y autocrtica 43, cuandovuelve a insistir en que todos los interesados en buscar las causas del comportamiento humano deben mirar el conflicto como un objeto de estudio ms que como unamanifestacin de moralidad o inmoralidad,se abstendr de hacer suya la valoracin

    de patolgica asignada a la violencia:Cuando los canales institucionales de expresin estn obstruidos y el inconformismono puede expresarse a pesar de que aumenteen su intensidad, esta necesidad de expresin tomar cauces no previstos dentrode las estructuras vigentes. Estos canalesson los que suelen llamarse antisociales ypatolgicos. Y unas lneas ms adelantemostrar todava ms a las claras la distancia que toma con respecto a este calificativo de asocial y patolgico, corrigiendoas el uso que l mismo hiciera de l unao antes en el artculo que vamos co

    mentando: Un conflicto que necesariamente es calificado como antisocial por elgrupo que controla los canales institucionales. Y, aludiendo a la acogida recibidapor el libro La violencia en Colombia 16,en cuyo segundo- volumen debera haberaparecido su propio estudio, agrega: La falta de autocrtica estabiliza en el erroral que cae en l. Por desgracia, sta hasido una de las caractersticas de la clasedominante en los ltimos tiempos; se presenta el fenmeno de la violencia y, antesde estudiarlo, se busca la represin comomtodo exclusivo para tratar el mal. Cuando despus de trece aos de sufrir esteflagelo, alguien se atreve a hacer un estudio sobre l y a publicarlo, dicho estudiono produce ninguna clase de reflexin, seutiliza como instrumento de un grupo partidista, o se considera un insulto a otrogrupo.Volvamos al estudio de Torres sobre laviolencia, que es clave para entender supensamiento y evolucin poltica ulterior.No se trata en este estudio de una violencia propiamente revolucionaria, sino deaqulla que se produca en el campo colombiano por la lucha tradicional de dospartidos el liberal y el conservador: lu

    cha manejada desde arriba por la oligarqua, mediante la repartija de los empleospblicos, principal fuente de trabajo enun pas poco industrializado como Colom

    bia: lucha que, al dividir a los colombianosverticalmente, impidiendo el surgimientode una verdadera fuerza popular, no servasino a la mantencin del sistema poltico ya la salvaguardia de los intereses econmicos de la misma oligarqua. Sin embargo, la violencia generada por esta lucha

    poltica iba a tener, como lo muestra Camilo, un efecto inesperado: el de un cambio social en las masas campesinas quefueron despertadas de su letargo rural auna conciencia nueva de sus necesidades,de su estructura y de su poder, capaz, enel caso de ser debidamente canalizado, deromper con la divisin vertical de la sociedad colombiana y de convertirse enfuente potencial de una tremenda energarevolucionaria.Lo que ha hecho la violencia, sin que susautores lo pretendieran por cierto, es modificar profundamente las caractersticas dela sociedad rural colombiana. Lo notable

    del caso es que esta modificacin de caractersticas no se ha producido, como fue yes lo normal en otras sociedades, por lava de la industrializacin y consiguienteurbanizacin: ni siquiera ha ido acompaada por ellas. En otras palabras: el campesino colombiano y la sociedad a la que lpertenece han adquirido muchas de las caractersticas del hombre de ciudad y de lasociedad moderna sin que se hayan producido los cambios socio-econmicos concomitantes a la modernidad de la urbe.Algunos ejemplos entre los estudiados porCamilo. La sociedad rural se caracteriza

    por n tipo de trabajo para el que no serequiere prcticamente ninguna especializa cin ni capacidad creativa particular. Deah que las relaciones entre los campesinosno tengan como razn de ser las funcionesde los individuos, sino el simple estar juntosen un grupo regido por normas tradicionales. La tradicin y el sentimiento son lasfuerzas que los cohesionan en sus relaciones humanas. Con la aparicin de la violencia, las interacciones sociales comienzan a basarse ms en las funciones de laspersonas que en la persona misma. La solidar iad de grupo comienza a (estar) . . .ms basada en la complementariedad delos roles diversos que en la homogeneidadde stos. Las relaciones sociales comienzana basarse ms en la razn que en la tradicin y el sentimiento, precisamente porquela violencia ofrece un nuevo tipo de actividad ms diferenciada y especializada.El aislamiento social de los campesinos conrespecto a una comunidad nacional msvasta es otra de las caractersticas modificadas por la violencia. Al establecerse relaciones humanas mucho ms amplias, rompindose as dicho aislamiento, el vecindario local ha ido perdiendo su importanciacomo grupo de control cerrado con relacin

    a los individuos, y stos han adquirido conciencia de una solidaridad nueva que ya nose limita a los vecinos. Se ha producidoas un nuevo tipo de cohesin en el cam-

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    K b bo en una de sus giras; .-:z~nda poltica.

    pesinado y una solidaridad de grupo que loconstituye en un grupo de presin en labase de la pirmide social. Grupo depresin que, mediante una organizacin,puede llegar a ser importante en las transformaciones de las estructuras sociales, polticas y econmicas de Colombia. Estaconciencia de clase que adquiere el campesinado, y de clase capaz de ejercer unapresin, se acrecienta an con la comprobacin de que, al menos en lo que respectaal poder militar, se estn equiparando conla gente de la ciudad, pues han logradomantener en jaque al ejrcito institucionalmediante su organizacin militar clandestina.La violencia ha despertado tambin nuevasexpectativas y abierto nuevas posibilidadesdo ascenso social. Expectativas, por ejemplo, en cuanto a los canales culturales, laeducacin, hasta ahora cerrados para loscampesinos. Posibilidades nuevas en relacin con los canales econmicos del ascensosocial, en cuanto la violencia les ha hechodescubrir otros mtodos, como la expropiacin y la ocupacin de tierras, para adquirir los bienes de consumo y de produccin. De manera semejante, si hasta elmomento el canal poltico del ascenso social quedaba reservado a quienes mostrabanun alto grado de conformismo frente alsistema establecido de los partidos, actualmente el gamonalismo tradicional comienza a perder influencia en favor de un liderazgo guerrillero mucho menos conformista, de tal manera que el requisito parael ascenso futuro (por la va poltica) no

    podr ser ms el conformismo poltico.La violencia ha desencadenado, pues, unproceso social completamente imprevistoDor las clases dirigentes. Era un arma fabricada para otros usos pero se ha vueltocomo un boomerang en contra de suspropios creadores.En efecto, los partidos polticos en Colombia eran un instrumento gracias al cualla clase dirigente poda controlar las elecciones y mantener en sus manos la sumadel poder econmico, social y poltico. Encambio, para la gran mayora de los colombianos, para la clase dirigida, la per

    tenencia a un partido poltico constituaun factor de seguridad grupal, en cuantoesperaba de l ventajas econmicas ciertas, en particular, la de participar en elbotn burocrtico: Muchos de nuestrosciudadanos viven de un empleo pblico,pero muchos ms dependen de los empleospblicos, aunque no los ejerzan, por laexpectativa que tienen de ejercerlos. Porlo tanto, son muchos los colombianos quedependen directa o indirectamente del partido poltico. De esta situacin se derivanalgunas de las caractersticas de los partidoscolombianos que analiza Torres: son parti

    dos que dividen a la sociedad verticalmente,agrupando en ellos a todas las clases sociales; son partidos de los que se esperanventajas individuales y se imponen, por

    tanto, un alto grado de conformismo tantoen sus adherentes como en su lderes; sonpartidos que funcionan sobre la base de latradicin y del sentimiento de seguridad yno sobre la base racional de una intencin de cambio estructural; por ltimo,dado que se pertenece a ellos por razonessentimentales, por una parte, y por la expectativa de ventajas econmicas, por otra,se encuentra en su base una fuerte dosisde agresividad para con el partido contrario: puesto que la destruccin del oponenteaparece como la condicin de la seguridadinterna del grupo partidario al que sepertenece; de ah que la lucha partidistasea sectaria.Por otro lado, gracias al sistema de partidospoliclasistas, la clase dirigente minoritarialogra eliminar a la nica oposicin quepodra quitarle el poder: la de la gran mayora organizada precisamente en un partido o movimiento de clase. Y aqu radica la falacia del sistema: en hacerle creera la mayora que sus ventajas (expectativas de ascenso econmico-social individual) coinciden con los provechos de laclase dirigente (mantencin del poder ensus manos). Do tal manera que el sectarismo poltico llega a ser el instrumentode doble filo que refuerza el conformismode la clase dirigida y le garantiza la estabilidad de las estructuras a la clase dirigente. Por esto, la violencia al menosen un primer estadiofavorece fundamentalmente a toda clase dirigente de cualquierpartido que sta sea.Pero en el estadio en que Torres la observa

    como socilogo, la violencia ha operado uncambio social, sin correspondencia con loscambios de estructuras econmicas y polticas hasta el momento ausentes, capaz deser canalizado por otras vas a travs dela toma de conciencia y de la organizacin horizontal de las mayoras. As laviolencia llegara a develar su significado,oculto hasta ese momento. Ms an, ella secanalizara como fuerza y poder capaz deproducir un cambio de las estructuras socioeconmicas.Cul sera frente a este nuevo poder laactitud de la clase dirigente? El estudio

    de Camilo Torres termina con un interrogante que es al mismo tiempo una advertencia a la clase dirigente para que stasea capaz de valorar a tiempo el peligrode una transformacin que la destruyacompletamente.Nos hemos detenido en la exposicin deeste estudio porque sus observaciones eideas son como la semilla de la intuicinpoltica de Camilo Torres. De ah arrancasu visin de las oligarquas que detentanel poder; de aqu tambin su valoracin(tal vez sobrevaloracin) del potencial revolucionario del pueblo en ese momento

    histrico de Colombia; de aqu la idea quelo lanzara algunos aos despus a proclamarsu Plataforma del Frente Unido del Pueblo, para avivar la conciencia que l ya

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    En Cal, manifestantes celebran

    cada de Gustavo Rojas Pinilla.

    Laureano Gmez.

    Alb erto Lleras Cam argo.

    - del potencial reNolucooariofe L_i ~ - r ^ i v de aqu su propsito, n-5ur_ c lentemente realizado, de organizar alpueblo en un gran movimiento que lo llevara a aduearse del poder.Pero antes de que esta semilla germinara,tena que producirse el conflicto del mismoCamilo con las clases dirigentes.

    El conflicto con las clases dirigentes

    ste comienza en el ao 1962. En ese ao,entre los meses de marzo y mayo, se produce el primer conflicto, que no trasciendeal gran pblico, con los directivos de laAccin Cultural Popular. Se recordar queesta obra haba sido objeto de un estudioy evaluacin sociolgica por parte deCamilo Torres. Nacida por la iniciativadel prroco de la localidad de Sutatenza(6.898 habitantes, 150 km2) con la instalacin en 1948 de un pequeo equipotransmisor con finalidad educativa, estaobra llega a tener en 1960 proyeccionesnacionales y est apoyada por el Gobierno,el Episcopado y fundaciones internacionales.Adems de las Escuelas Radiofnicas, dela organizacin de seminarios de estudioy de la fundacin de diversas institutoseducacionales, edita un semanario de100.00 ejemplares, El Campesino. En suestudio de 1960-61, Torres haba alabadodiversos aspectos de la obra, pero habaindicado la necesidad de mayor planificacin, asistencia tcnica y evaluacin continua de los resultados, junto con unaatencin preponderante a la reforma absoluta de estructuras a fin de superar laetapa predominantemente educacionalis-ta 47 y cambiar no slo la cultura del campesino sino tambin su nivel de vida. A

    estas indicaciones, se suman las crticas yamencionadas al semanario El Campesino.En carta del 23 de abril de 1962, despusde detallrselas muy concreta y honestamente a monseor Salcedo, Camilo concluye: No obstante los desagrados que meha ocasionado el resultado de mi confianza y mi franqueza hacia Su Seora,continuar haciendo las crticas que yocrea constructivas, tanto en pblico como enprivado, respecto de El Campesino o decualquier otro hecho o institucin que considere puede comprometer la reputacinde alguna causa justa 4S. A esta carta,

    monseor Salcedo responde muy brevemente amenazndolo de presentar una acusacin formal ante las autoridades eclesisticas por estar Camilo ocasionndole aesta Institucin muy graves perjuicios;dado que la mayor parte de quienes lorodean son enemigos del clero y de lasobras de la Iglesia, las crticas de Camiloles brinda a ellos una magnfica oportunidad en sus malas intenciones 49.Hemos ya narrado los hechos que motivaronel segundo conflicto de ese ao, que culmin con la renuncia de Camilo Torresa todos sus cargos en la Universidad Na

    cional. Para no quedarnos en la ancdota

    ya conoc a y pors. co bra r la ique tuvo pira Camilo esta crisf'. vale lapena destacar algunas de las i eas que elhace pblicas en esta ocasin.La crisis universitaria es el objeto de dosentrevistas que concede a diarios de la capital 50. A estas entrevistas se agrega ladeclaracin de la Facultad de Sociologa,redactada por Torres en ocasin del conflicto estudiantil51. En estos documentosTorres expone sa pensamiento sobre la Universidad: el inters de los estudiantes porla poltica y la discusin acadmica entorno a ella no deben ser reprimidos sinorespaldados e ilustrados por la Universidady su cuerpo de profesores. Distinto juiciole merecen las activdiades polticas prose-litistas y aqullas que imponen dogmas enel campo socioeconmico, pues stas restringen la objetividad cientfica. Lo maloes que en la Universidad no se dan lascondiciones para un dilogo entre los estudiantes y los profesores. Mientras losprimeros se muestran llenos de iniciativas ydiscuten los problemas universitarios y nacionales, los otros, carentes de inters, deestmulo econmico y muchas veces de suficiente preparacin acadmica debido a lafalta de criterios objetivos de seleccin yde concursos nacionales abiertos, asumen laactitud de espectadores distantes. La direccin de la Universidad no se preocupade los problemas reales de los estudiantesy de sus necesidades acadmicas, sino qtietoma medidas punitivas por lo dems sinsuficiente investigacin en contra de losefectos de una agitacin estudiantil cuyascausas desconoce. A esto se agrega el burocratismo y la mala organizacin de la administracin universitaria y el juego de ca

    marillas y lazos afectivos que debilita cualquier intento de planeamiento o proceso detoma de decisiones.Estas ideas no fueron del agrado de lasautoridades universitarias. El cardenal arzobispo de Bogot, por su parte, pens queCamilo Torres, como sacerdote, estaba comprometiendo el prestigio de la Iglesia, y lepidi que renunciara a sus cargos universitarios.La declaracin publicada por Camilo conocasin de su renuncia a la Universidad 52deja transparentar una profunda emocinpersonal, a la cual sin embargo se sobre

    pone ccn espritu conciliador y pacificador.No quiere que su renuncia ni sus actuaciones y declaraciones anteriores proyectenel descrdito sobre la persona de su obispo,ni provoquen banderas en la Universidad.Por eso explica que, en su doble papel desacerdote y profesional, l no es completamente autnomo. Como profesional, puedetomar decisiones y hacer declaraciones conresponsabilidad propia; pero, cuando estasdecisiones y declaraciones repercuten en laopinin que el pblico se puede llegar aformar de la Iglesia cuyo representante les como sacerdote, entonces le compete a su

    superior jerrquico, su obispo, juzgar sus

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    acciones. En el caso presente, el obispo nole ha pedido que piense distinto, sino querenuncie a cargos donde su actuacin ycompromisos no corresponden a la idea queel mismo obispo tiene. Camilo acata ypide que su renuncia no sirva a la divisinsino a la unidad.Pero bajo este acatamiento, sin duda sincero, debi quedar como brasa de rescoldo

    una tensin no resuelta entre su manera dever y su responsabilidad como socilogo,por un lado, y su posicin de representantede una Iglesia cuyos puntos de vista tcticos o polticos no comparta. Esta tensinhabra de agudizarse ms adelante hastavolverse insostenible.

    La denuncia de la clase dirigente como grupo de presinOtro filn que permite seguir la pista a lascausas del conflicto de Camilo con la clasedirigente es el de sus declaraciones y opiniones con respecto a los grupos de pre

    sin.Aparece primero la nocin de grupo deinters en una entrevista de 1962 sobre laReforma Agraria 53 y en una ponencia presentada el mismo ao en el Seminario delos equipos universitarios de Colombia sobre Urbanizacin y reforma urbana 54. Hablando en la primera de la necesidad deexpropiar las tierras productivas, dice:.. ..el conjunto de los terratenientes obrando como grupo social tendr que obraren funcin de intereses comunes y es precisamente contra, esos intereses comunesque ir la reparticin de las tierras pro

    ductivas. Sin embargo, toma aqu mismola precaucin de decir: Cuando me hereferido a la clase terrateniente no lo hequerido hacer, en ninguna forma, con uncriterio marxista o de lucha de clases. Hequerido solamente expresar la realidad sociolgica. Recurdese la controversia quesobre este punto tendr Camilo con uno delos miembros de la junta directiva deINCORA, en 1964, a raz de la cual comenzarn las presiones para alejarlo de dichajunta.En la ponencia sobre Urbanizacin y reform a urbana , no tiene ya empacho en

    prevenir acerca de la existencia de gruposde presin que van a obstaculizar todoesto e indica la urgencia de crear otrosgrupos de presin que sean favorables auna reforma que tenga como fines elbienestar social. Los primeros, los obsta-culizadores, son los grupos de aqullosque especulan con las tierras en tomo alas ciudades, dejndolas engordar, dadoque esto es ms productivo por la leyde la oferta y la demanda. Y la medidaque propone a este respecto es la de expropiar aun sin indemnizacin por criteriode equidad: medida para la que faltan losmedios coercitivos en el actual sistema yque, por tanto, debera ser apoyada porotros grupos de presin que ejerzan su fuerza en el sentido opuesto.

    Pero la denuncia ms clara de los gruposde presin aparece en 1964, en su intervencin en una mesa redonda en la Asociacinde Antiguos Alumnos de la Universidad deLos Andes 55. All se aparta de la nocinsociolgica clsica de grupos de presin quedefienden sus opositores, segn la cual estos grupos contribuyen a la democracia porsu influencia moderadora sobre el poder po

    ltico. A Torres no le parece que la sociologa clsica, elaborada en pases desarrollados, proporcione una nocin til aeste respecto para un pas subdesarrollado.Pues la nocin de grupo de presin escorrelativa de la de democracia en lostratados sociolgicos. Y esta ltima, comoya lo haba demostrado el ao anterior,es bastante equvoca: segn se trate de unpas capitalista o de un pas socialista,democracia significar realidades distintas; en el primer caso, basta que hayaelecciones para que un pas se llame democrtico; en el segundo, el criterio de las

    elecciones no cuenta, pero se acenta lanecesidad del cambio de la propiedad delos medios de produccin, pues sta esla fuente real del poder. Y en esta mismaconferencia, criticando tanto a la democracia formal del capitalismo, como al principio leninista de la revolucin hecha por lalite (lo que da lugar a la clase de losburcratas y polticos), propone como metala popularizacin de los bienes econmicosy del poder poltico, y como medio, el quela mayora se constituya en grupo de presin 36.Dado, pues, que en un pas subdesarrollado

    no hay autntica democracia, lo que concretamente hay que denunciar en Colombiaes a una pequea minora que constituye el nico grupo de presin verdadero,ya que de l dependen las decisiones realmente importantes para mantener las estructuras vigentes. Este grupo de presinminoritario, por medio del poder econmicoy la existencia del conformismo, controla alos dems poderes: el poder cultural, elpoltico formal, el burocrtico, el militar yel eclesistico. En cuanto a las clasespopulares mayoritarias, ellas no constituyen grupos de presin por no poseer una

    organizacin de envergadura nacional, niun mnimum de objetivos polticos comunes. La conclusin muestra a las clarasque el socilogo Torres, de observador dela realidad, ha pasado a ser un poltico ensu opcin fundamental: Si las mayorasno logran tener estos requisitos, Colombiano llegar a ser una verdadera democracia.

    De la denuncia al enfrentamiento Camilo Torres sigue todava hablando conla clase dirigente para tratar de convencerla. La ruptura todava no se opera. Peroya la reaccin de esta clase frente a susdeclaraciones y a las de un alto personerodel Gobierno 58 hace estallar a Camilo Torres en un encolerizado artculo intitulado

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    Le destintegracin social en Colombia. Se irn gestando dos subculturas 59. En lastiga el despliegue verbal de nuestrosdirigentes y de nuestros peridicos (aludea la campaa desatada contra Ruiz Novoapor la gran prensa) que ha constituidoun verdadero espectculo de incontinencia,e falta de realismo, de ignorancia y, por

    anto, de irresponsabilidad. Antes habahablado de la falta de formacin en cienias postivas de la clase dirigente colom

    biana. Pero esta vez muestra, a vuelo depjaro, cmo no se trata solamente dealta de formacin que tambin lo e s -ino de pertenencia a un subcultura cuyosrrminos y valores son distintos de los de

    a clase popular. El resultado es que ya lancomunicacin entre ambas subculturasst consumada: La clase popular colomiana ha ido renunciando al lenguaje y yao entiende sino el de los hechos. Al finalel artculo se dibuja como lnea de solu

    in que los lderes populares se ponrn de acuerdo en un frente unido enl que, dejando de lado la palabrera dezquierda, se hable el lenguaje de losechos, nicos capaces de aunar esa claseaja para constituirla en un grupo deresin mayoritario. Sin embargo, todavan este artculo permanece la idea de quen da ser nuevamente posible el dilogontre ambas clases y de que son las minoas las que en ltima instancia debernesolver los problemas: . . . estableciendosi un lenguaje comn, base insustituibleara poder solucionar los problemas de las

    mayoras, por esas minoras que hoy tienena responsabilidad del poder. Como se ve,os trminos y las razones de la rupturastn ya puestos, pero la ruptura misma noermina de realizarse. Las reacciones aste artculo fueron airadas.sa ambigedad quedar levantada en laonencia de 1964 al II Congreso de Pro

    Mundi Vita, en Lovaina, intitulada La reolucin: imperativo cristiano60. Pregunndose acerca de la posibilidad que tienea clase dirigente de tomar medidas eficaes tendientes al desarrollo, anota: Lasecisiones para hacer inversiones que siren a las mayoras difcilmente pueden

    er adoptadas por las minoras a no serrre tambin se beneficien por las mismasecisiones. Es cierto que pueden encontrare actitudes altruistas en algunos miembrose. rrupo minoritario. Pero es difcil queas motivaciones individuales produzcanertudes del grupo como tal. El pro-ierta que se plantea entonces, segn To-

    es. es el de saber a que tipo de cambios a fe crientarse la presin social, econmia y p oitica, y qu tipo de presin hay que-'ercer sobre las minoras dirigentes, paraue se produzcan estos cambios. Hasta. m: acento, las mayoras han presionadoc : p ara obtener cambios accidentalest-rtnt p c-r ejemplo, el establecimiento de

    etaa le rislaein laboral\ que, en el fondo,e cc el problema tal como estaba, con

    la apariencia de haber aportado soluciones.Otras presiones se han ejercido para obte-nes cambios reformistas, es decir soluciones de transaccin que contemplen losinterese comunes a la clase alta y a laclase popular . La opinin de Camilosobre esta orientacin de las presiones ysobre los cambios reformistas es benigna,

    en este momento: en ocasiones, dice, preparan a la sociedad para un cambio fundamental. Por ltimo, est la presinpara obtener un cambio revolucionario.Esta es la que se encamina al cambiode las estructuras, . . . de la propiedad, delingreso de las inversiones, del consumo, dela educacin y de la organizacin polticaadministrativa.Despus de afirmar que la clase dirigentese adapta, como un camalen, al tipo eintensidad de la presin que se ejercesobre ella, Torres concluye que la revolucin pacfica est directamente determi

    nada por la previsin que tienen las clasesdirigentes. De todos modos, las estructuras no cambiarn sin una presin de lamayora, presin que ser pacfica o violenta, de acuerdo con la actitud que asumala clase dirigente minoritaria.-Revolucin pacfica o revolucin violentason, pues, las dos alternativas para lograruna planificacin econmica tecnificadaen favor de las mayoras. La primera parece ser la propuesta por los cristianos; lasegunda, por los marxistas. Cul de lasdos tendencias cristiana o marxista tienems posibilidades histricas de realizar di

    cha planificacin y la revolucin que a ellaconduce? Camilo Torres, como socilogo,analiza las ventajas y desventajas de ambas.Le parece que los cristianos, en el caso deasumir el liderazgo, podran tender a unhumanismo ms integral y que escogeranmedios menos traumticos, especialmenteen relacin con ciertos valores espirituales;pero estas ventajas quedaran contrapesadaspor el perjuicio que acarrear su posiblefalta de tecnificacin y por el monolitismodoctrinal que impedira el concurso demuchos lderes de alta calificacin cientfica. En cuanto a los marxistas, y quedndose en el anlisis del mecanismo puramente econmico, administrativo y tcnico, con prescindncia de la filosofasubyacente, le parece que stos son msadaptados a la realidad, y sobre todo, alas expectaciones de las mayoras indigentes, contando adems con una tradicinen la lucha por el cambio de estructurasy por la planificacin tcnica; se correrael riesgo, en cambio, de perseguir finestruncos y recortados por estar limitados alas concepciones materialistas y de quemuchos de los medios utilizados coartenalgunos derechos humanos.Cuando trata de la actitud del cristianoen estas materias y ante las alternativasanotadas, Camilo se pone en el caso deque en la revolucin sea encabezada porlos marxistas, y advierte que en este caso

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    el cristianismo no debera abstenerse deprestar su colaboracin. Decirlo en este lugar es manifestar al menos una previsin,si no una tendencia. Se ve, pues, que almenos en el plano terico, la radicalizacinpoltica de Camilo est ya consumada.Por esta misma poca, como ya lo dijimos,se ha reunido con un grupo de dirigentes

    polticos para escribir una obra en colaboracin sobre un mnimo de puntos comunesde aacin para cambiar las estructurassocio-econmicas del pas. Al mismo tiempo, comienza a entrar en contacto con elEjrcito de Liberacin Nacional (ELN).Por otra parte, su trabajo en el Instituto deAdministracin Social comienza a serle obstaculizado.

    El conflicto con a IglesiaPor familia, Camilo Torres Restrepo perteneca a la clase dirigente. Por una opcinpersonal, de carcter a la vez religioso y de

    servicio, se encontr implicado en una segunda pertenencia que redoblaba la anterior: la de la estructura eclesistica que,a juicio del mismo, era un grupo calificadodentro de la clase dirigente 61. Hasta sumuerte, Camilo quiso ser sacerdote; msan, l no vio su sacerdocio sino como unamanera de servir a la mayora oprimida.Pero esta manera suya de ver, por muycompartida que pudiera estar por otroscompaeros en el sacerdocio, vino a estrellarse de hecho contra la estructura dela Iglesia oficial, representada por la jerarqua eclesistica. Hubo un momento enque, para poder vivir su opcin fundamental de servicio, no pudo menos que rompercon este segundo grupo de pertenencia, ascomo haba roto con el primero.Ya hemos visto su reaccin cuando elcardenal arzobispo de Bogot le pidiera surenuncia a la Universidad. En febrero de1965, el obispo coadjutor, cediendo sin duda a presiones, le pide que renuncie aldecanato del Instituto de AdministracinSocial, donde era profesor desde 1962, y sectedique como socilogo a la planificacindel trabajo pastoral de la arquidicesis. Selo invitaba, pues, a poner su sociologa alservicio de la estructura institucional de

    la Iglesia. A quien haya seguido el itinerario de Camilo Torres hasta el momento y suprogresiva radicalizacin poltica, no puedeextraarle que haya pedido un plazo parareflexionar. En el mes de abril respondea su obispo en una carta que vale la penaanalizar ms de cerca 62. All le explicasu reaccin ante la propuesta que l lehiciera: Sent una profunda repugnanciade trabajar con la estructura clerical denuestra Iglesia. Analizando los motivos deesta repugnancia, se ve que el conflictopersonal de Camilo con la estructura oficialde la Iglesia se radica en la observacin

    crtica de esta misma estructura que habalogrado llevar a cabo como socilogo. Enefecto, gracias a que la mayor parte de suactividad se ha realizado

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    en de la estructura clerical, ha logrado ad-airir una visin ms objetiva de la estruc-ura a la cual pertenezco. En estas coniciones ingresar en el trabajo de la Curia,

    parece separarse del mundo de los pores para incluir [se] en un grupo cerradoe una organizacin perteneciente a los poerosos de este mundo. Ms an, Camilo

    oe expresamente en duda que la autoriad episcopal admita los planteamientosericos que a l le parecen indispensablesara conducir a bien la investigacin a laue se lo invita. En efecto, estos planeamientos tericos apuntan a un verdaderoesmantelamiento de toda una accin ecleistica dirigida sobre todo a promover elulto exterior y que instrumentaliza las preiones sociales y se apoya en el poder

    p rltico y econmico. Lo que afirma Carillo es la prioridad del amor sobre todo.

    Para l hay muchos que aman a los dems, con amor de entrega, que niegan

    u condicin de catlicos, o, por lo menos,u adhesin a la Iglesia entendiendo porzlesia la estructura clerical de sta. Quie-e decir que la Iglesia debera cambiaradicalmente su status y su manera de proeder, de modo tal que se valorizara msl amor de los no catlicos que el cumpli

    miento del culto exterior. Pero Camilo~:ensa que, bajo otros nombres, lo que sepretende llevar a cabo en Colombia no esms que una pastoral de conservacin.De ah que se niegue a colaborar, pues,dice l, lo hara por obediencia, pero conri todas mis convicicones personales.

    Entretanto, Camilo Torres haba redactadosu Plataforma para un movimiento de Unidad Popuar y la haba dado a conocer el de marzo, adelantndose a los colabora-

    d ores de la obra proyectada, en la que estalataforma debera haberse