manual de prevenciÓn del suicidio para...

48
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA COLCIENCIAS ¿QUÉ HACER EN CASOS DE SUICIDIO CONSUMADO, INTENTO DE SUICIDIO O IDEACIÓN SUICIDA DE NUESTROS ESTUDIANTES? MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS Autores: Jaime Alberto Carmona Parra Juan Carlos Jaramillo Estrada Felipe Tobón Hoyos Yuliana Andrea Areiza Sánchez Guía avalada por las siguientes instituciones: Asociación Argentina de Prevención del Suicidio –AAPS– (Argentina) Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio –AIPIS– (España) Escuela de Psicología Social del Sur (Argentina) Grupo de Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid –GECOP– (España)

Upload: dangtuyen

Post on 26-Sep-2018

251 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

COLCIENCIAS

¿QUÉ HACER EN CASOS DE SUICIDIO CONSUMADO, INTENTO DE SUICIDIO O IDEACIÓN SUICIDA DE NUESTROS ESTUDIANTES?

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Autores:Jaime Alberto Carmona Parra Juan Carlos Jaramillo EstradaFelipe Tobón HoyosYuliana Andrea Areiza Sánchez

Guía avalada por las siguientes instituciones:

Asociación Argentina de Prevención del Suicidio –AAPS– (Argentina)

Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio –AIPIS– (España)

Escuela de Psicología Social del Sur (Argentina)

Grupo de Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid –GECOP– (España)

2

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Texto resultado de investigación.

Los autores son moral y legalmente responsables de la

información expresada en este libro, así como del respeto a

los derechos de autor. Por lo tanto, éstos no comprometen, en

ningún sentido, a la Fundación Universitaria Luis Amigó.

ISBN: 978-958-8399-26-3

Corrección de estilo: Lina María Ruiz Guzmán

Diseño y diagramación: Carlos Hernando Zapata Sepúlveda Edición: Fondo Editorial Funlam (contacto: [email protected])

Impresión: Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia Prohibida la reproducción total o parcial

Número de ejemplares: 200

¿QUÉ HACER EN CASOS DE SUICIDIO CONSUMADO, INTENTO DE

SUICIDIO O IDEACIÓN SUICIDA DE NUESTROS ESTUDIANTES?

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

3

CONTENIDO

PRESENTACIÓN ...............................................................................................................

CARTA A LOS MAESTROS Y DIRECTIVOS DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS...........

SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES ...............................................................................................

EL SUICIDIO A LA LUZ DE LA TEORÍA DE ROL ............................................................

¿QUÉ HACER SI UN ESTUDIANTE SE HA SUICIDADO? .............................................. ¿Qué pueden hacer los docentes encargados del grupo? .......................... ¿Qué puede hacer el rector de la institución? .............................................

¿QUÉ HACER SI UN ESTUDIANTE HA INTENTADO SUICIDARSE? ............................En el aula: intervención grupal de carácter preventivo ................................Atención individual a quien hizo el intento de suicidio por un profesional de la salud mental .............................................................................................Visita domiciliaria del docente o el psico-orientador de la institución educativa a la familia del estudiante ............................................................................Asignación de un líder afectivo en la institución educativa ..........................

¿QUÉ HACER EN EL CASO DE UN ESTUDIANTE CON IDEACIONES SUICIDAS? .... Sistema de alertas ....................................................................................... Citación a uno de los padres ....................................................................... Redes externas ...........................................................................................

5

6

8

10

1515

2627

23

28

2930

313132

33

4

MITOS SOBRE EL SUICIDIO Y RECOMENDACIONES AL RESPECTO ........................

ANTES DE CONCLUIR .....................................................................................................

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................

ANEXOS ............................................................................................................................

EQUIPO DE LA INVESTIGACIÓN .........................................................................

Listado de anexos

Anexo N.° 1. Guía de entrevista individual con alumnos que presentan

ideaciones suicidas .......................................................................

Anexo N.° 2. Guía para tutores emocionales y líderes afectivos ........................

Anexo N.° 3. Pautas para una carta del rector a los padres de familia en caso

de un suicidio consumado .............................................................

Anexo N.° 4. Guía para conversar con estudiantes afectados por el suicidio de

un compañero ...............................................................................

34

36

39

42

48

42

44

45

46

5

PRESENTACIÓN

El verdadero desafío de la suicidología latinoamericana es la previsibilidad, y la gestación de este nuevo manual para instituciones educativas se dirige en ese sentido. Cuando se habla de previsibilidad en este contexto, se hace alusión

a resultados obtenidos de estudios de base empírica, de investigaciones metodológicamente planteadas para acceder al modus operandi de un proceso que, cuando se despliega en las entrañas de la subjetividad, resulta ser tan insidioso como evitable.

También resulta oportuno y necesario plantearse el porqué de la intervención preventiva en el marco de las instituciones educativas. Más allá de tratarse

de una vía de intervención internacionalmente validada por la experiencia de eficacia y eficiencia,

aparece aquí la dimensión psicosocial. Por un lado, gran parte de las creencias y valores de los niños y adolescentes se forman en los establecimientos educativos. Por otro, no se puede desconocer que en nuestra Latinoamérica un alto porcentaje de ciudadanos quedan por fuera de la cobertura de los sistemas formales de atención de la salud.

En el primer caso, la escuela opera como un excelente laboratorio de gestación y puesta

a prueba de actitudes, relaciones, proyectos y delimitaciones. En esas interacciones con pares y superiores, el niño y el adolescente van mostrando y mostrándose el resultado –siempre provisorio– de las interacciones simbólicas entre las premisas familiares y las expectativas sociales. Los docentes

y compañeros del estudiante resultan por lo general los primeros observadores y co-protagonistas de roles singulares que la mayoría de las veces los padres ignoran. En tal sentido, se torna sumamente valorable la perspectiva original de este manual, donde se aplica la teoría del rol a la prevención del suicidio.

Por otro lado, la distancia –cuando no la ausencia– de dispositivos sanitarios al alcance de la población hace que en la escuela, como principal lugar de reunión e intercambio de los niños y

adolescentes, deban darse, para el fortalecimiento de su propia salud institucional, alternativas de expresión e intervención, orientadas al buen clima de

aprendizaje y convivencia. Poder diferenciar, como aquí se hace, entre ideación, intento y consumación resulta claro y accesible al personal docente, ya que brinda una gradualidad en el entendimiento y la comprensión activa de un proceso progesivamente destructivo que elije cuidadosamente –aunque no intencionalmente– el escenario más contundente para su manifestación.

Muchos de los obstáculos en la realización

de estudios e intervenciones serias sobre el tema están determinados por los potentes tabúes de los profesionales que frecuentemente se expresan en

sentimientos de vergüenza y culpa, productores de silencio, ambivalencia y abandono.

Es más que sabido que esta tarea es inabordable de forma eficaz por una sola disciplina

o quehacer profesional. Por eso, este manual apela a la integración de recursos de otros referentes comunitarios con sensibilidades locales, para generar la inserción de la escuela en una red de cuidado de sus alumnos a la vez que da lugar a una referencia social que resulta ordenadora para la pertenencia de los futuros ciudadanos que, en próximas décadas,

serán los responsables de la conducción de esa sociedad a un destino saludable. De esta manera, termina siendo tan importante que el alumno no quede aislado en su desear y su sufrir, como que la institución escolar opere en red, garantizando un espacio de desarrollo de potencialidades vitales para quienes la habitan.

Además de un producto intelectualmente valioso por su creatividad y originalidad, este manual para instituciones educativas constituye un instrumento altamente sensible a las manifestaciones institucionales y sociales, avalado por la autoridad, compromiso y profesionalidad de sus autores.

LIC. CARLOS MARTÍNEZDirector General de la Asociación Argentina de

Prevención del Suicidio (AAPS)

6

Apreciados docentes y directivos:

Este manual tiene como objetivo aportar herramientas útiles para intervenir de manera pertinente en tres eventos que se presentan, cada vez con mayor frecuencia, en nuestras instituciones educativas: el suicidio, el intento de suicidio y la ideación suicida.

De acuerdo con la Organización Mundial

de la Salud, el suicidio se encuentra entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años y se espera que para el año 2020 la cantidad de suicidios “crecerá un 50%, para alcanzar las 1,5 millones de muertes anuales” (OPS-OMS, 2009). Peor aún, las tasas de suicidio

entre los jóvenes han ido en aumento hasta tal punto que ahora “son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países del mundo” (OPS-OMS, 2009).

En Latinoamérica, las cifras también vienen en crecimiento. Uno de los problemas que agrava la situación en la región es el sub-registro del fenómeno debido a los precarios

sistemas de vigilancia epidemiológica que existen en la mayoría de nuestros países, a

lo cual se agrega que muchos de los casos de suicidio son reportados como accidentes debido al tabú que existe frente al tema. Pero

a pesar de todos los factores que contribuyen al encubrimiento de esta problemática en nuestro medio, las tasas oficiales muestran

un crecimiento que reclama la existencia

de un Manual de prevención del suicidio

para instituciones educativas, que sirva como orientación a los docentes y directivos para intervenir en esta problemática que afecta la salud y la vida misma de nuestros estudiantes.

Las herramientas que aquí ofrecemos han sido construidas con base en una investigación interdisciplinaria, en la que participaron psicólogos, pedagogos y comunicadores sociales. Su financiación estuvo a cargo

de Colciencias, la Universidad de San Buenaventura y la Fundación Universitaria Luis Amigó. Además, contó con el apoyo epistemológico y clínico de la Asociación

CARTA A LOS MAESTROS Y DIRECTIVOS DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS

7

Argentina de Prevención del Suicidio. Para la construcción de esta cartilla se revisaron algunas de las principales investigaciones y publicaciones sobre el suicidio en Colombia y los manuales de prevención e intervención del suicidio de la OMS (2000, 2003), de la

Asociación Argentina de Prevención del Suicidio (2009) y de otros importantes organismos e instituciones internacionales (Caja Costarricense del Seguro Social, 2005; Pérez, 1999; NAMI, 2009; Vicuña, 2003). Con

base en dicha revisión, la experiencia clínica

y educativa de los autores y los resultados arrojados por la investigación –realizada en 10 instituciones educativas y en la que participaron aproximadamente 1.000

niñas, niños y adolescentes, así como 500 maestros–, se diseñaron los instrumentos que aquí presentamos.

Este manual está orientado a docentes y rectores de instituciones educativas de enseñanza básica y media, pero sus herramientas pueden ser aplicadas por maestros, psicólogos, psico-orientadores,

trabajadores sociales y otros profesionales de las Ciencias Sociales y de la Salud. El enfoque psicosocial que orientó la investigación y la redacción de este manual reconoce la pertinencia de la intervención psiquiátrica y psicoterapéutica del fenómeno, pero considera que la investigación e intervención de los vínculos y de los contextos

de interacción cotidiana de las niñas, niños y adolescentes en riesgo son un aporte valioso, y a menudo el único disponible en nuestras instituciones educativas, para afrontar esta problemática creciente.

Se trata de aprovechar las posibilidades preventivas que existen de manera

potencial en cada uno de los actores y de las interacciones del escenario educativo, y convertir a las instituciones de educación en promotoras de dinámicas que fortalezcan las competencias para la vida y contribuyan a la prevención de comportamientos auto-destructivos en nuestros estudiantes.

Cordialmente,

Jaime Alberto Carmona Parra

Juan Carlos Jaramillo Estrada

Felipe Tobón Hoyos

Yuliana Andrea Areiza Sánchez

8

El suicidio es “todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la propia víctima, a sabiendas de que debía producir ese resultado” (Durkheim, 1897/2004: 11). Esto quiere decir que no solamente se suicida quien realiza un acto que acaba con su vida, sino también aquél que la pierde por dejar de hacer algo. Incluso, existen

distintas clases de “suicidio embrionario” que tienen una profunda relación con los suicidios consumados y que se manifiestan

en comportamientos autodestructivos, como acabar con la vida mediante un exceso de

trabajo innecesario, juegos de alto riesgo, abuso de sustancias y prácticas sexuales

inseguras.

El intento de suicidio es “el acto que lo define, pero frenado antes de que la muerte

se produzca” (Durkheim, 1897/2004: 11). Lo que diferencia el suicidio del intento es que este último no llega hasta el desenlace trágico. La ideación suicida podría definirse

como “aquellos pensamientos intrusivos y

repetitivos sobre la muerte auto-infligida,

sobre las formas deseadas de morir y sobre los objetos, circunstancias y condiciones en que se propone morir” (Eguiluz, 2003).

Antes de iniciar el camino que nos conducirá a las orientaciones para la prevención del suicidio en instituciones educativas, resulta importante considerar la incidencia del fenómeno que nos ocupa, así como el impacto que tiene en las familias y comunidades en las cuales se presenta.

El primer paso para intervenir efectivamente el suicidio, los intentos de suicidio y la ideación suicida en el ámbito escolar, es reconocer que el problema existe

en nuestra comunidad y que no se trata de un problema aislado que deba ser objeto de vergüenza y ocultamiento. Se trata de un fenómeno global que está en aumento y que no sólo tiene que ver con factores individuales, pues en éste también influyen

aspectos familiares, escolares y sociales que podemos prevenir e intervenir. El primer

SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA PROBLEMÁTICA DEL SUICIDIO EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

9

paso para ello es levantar el tabú que existe sobre el tema (Casullo, 1998) y

convertirlo en objeto de reflexión y estudio

en nuestras instituciones educativas, por medio de discusiones del tema con la comunidad académica, conferencias de expertos, foros e investigaciones, como

se hace con las demás problemáticas que afectan la salud y el bienestar de nuestros estudiantes.

Veamos, a continuación, algunas cifras que pueden darnos una idea de la magnitud del problema. La Organización Mundial de la Salud estima que a nivel

mundial por cada suicidio acontecen 20 intentos (OMS, 2003). De acuerdo

con la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (2009), América Latina presenta una tasa de 6 suicidios por cada 100.000 habitantes. En los países del Caribe se presenta una tasa mayor, calculada en 12,8 por 100.000 habitantes. En Colombia, el suicidio está entre las primeras diez causas de mortalidad y es la segunda o tercera causa de muerte para la población joven (Chávez, 2006: 45).

Según el Estudio Nacional de Salud

Mental en Colombia del año 2003, se ha encontrado una tasa de ideaciones suicidas de un 12.3% (equivalente a 4’920.000 personas), de planeación de suicidio de un 4.1% (equivalente a 1.640.000 personas) y de intento de suicidio de un 4.9% (equivalente a 1’960.000 personas). De acuerdo con el Presidente de la Liga Colombiana por la Vida y para la Prevención del Suicidio “de

las personas con un primer intento suicida, el 50% lo tratará de hacer nuevamente. De quienes lo han hecho dos veces, el 70% lo intentará otra vez. Y de quienes lo han intentado tres veces, el 90% reincidirá (De Zubiría, 2007: 61-62).

Para el Instituto de Medicina Legal

y Ciencias Forenses de Colombia, los adolescentes aparecen como el grupo etáreo con mayor riesgo de suicidio (Gómez Restrepo et al., 2002: 294). En una

investigación realizada en el año 2007 en Bogotá con 2.000 niños, niñas y adolescentes estudiantes entre los 11 y 18 años se halló que el 41% había pensado en cómo suicidarse y el 16% lo había intentado (De Zubiría, 2007: 23). En Medellín, de acuerdo

con la investigación realizada con 1.000 estudiantes en diez instituciones educativas se encontró que el 44% de los encuestados había tenido ideaciones suicidas en el último año y el 22.4% había realizado al menos un intento (Carmona et al., 2010).

Así, resulta evidente que se trata de un problema global, que no debe ser abordado de manera silenciosa desde la culpa, la victimización o la lástima, sino, por el contrario, de manera abierta, con un espíritu investigativo, crítico y, ante todo, preventivo.

En los siguientes apartados se darán algunas herramientas conceptuales y metodológicas que pueden ser útiles para reflexionar, prevenir e intervenir ante la

ocurrencia del suicidio consumado, el intento de suicidio y la ideación suicida en el escenario educativo.

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

››››››››››

10

¿Existen juegos de roles que favorecen o

incluso empujan al comportamiento suicida? ¿Será que “el ser suicida” puede ser un rol en sí mismo, dentro de ciertos contextos?

Con estas dos preguntas queremos iniciar un breve recorrido por la teoría del rol, que nos servirá para entender de qué manera las dinámicas de ciertos vínculos pueden empujar a un ser humano a acabar con su vida y, también, cómo el juego de adjudicación y asunción de roles puede ser una herramienta para contribuir al desarrollo de competencias para la afirmación de vida

y la prevención de suicidio.

Aunque no se conozca la teoría del rol, todos los que vivimos cotidianamente en el mundo educativo tenemos testimonios de aplicaciones eficaces que realizan algunos

docentes, a las cuales han llegado por intuición, o por la vía del ensayo-error. Se trata de aquel recurso elemental y eficaz de

pedirle a un alumno que está particularmente

inquieto que le ayude a controlar la disciplina del grupo. Este cambio de rol, de ser el que hace la indisciplina a ser el que ayuda a controlarla, suele mostrar efectos asombrosos, especialmente en los alumnos en edades más tempranas.

La palabra “rol” proviene del lenguaje dramatúrgico y se refiere al papel que

desempeña un actor en una obra. El primer autor en utilizarlo como un concepto de la psicología social fue George Mead

(1932/1999), en la Universidad de Chicago. Mead dice que los comportamientos de los

seres humanos surgen de las interacciones en los distintos escenarios sociales, es decir, son emergentes de juegos de roles.

Aplicando esta idea al problema que nos interesa, para entender cualquier comportamiento –incluyendo un intento de suicidio o la afirmación de la vida en un

estudiante– hay que interrogarse por el rol, o mejor los roles, que éste desempeña en

EL SUICIDIO A LA LUZ DE LA TEORÍA DEL ROL

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

11

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

››››››››››

las redes vinculares en las que interactúa cotidianamente, y por la influencia de

esos contextos de relaciones –familiares,

escolares y comunitarios–, en la emergencia de uno u otro comportamiento.

Antes de que un ser humano llegue al mundo, ya lo están esperando algunos roles por medio de los cuales ingresa a la vida social: el rol de hombre, mujer, hija, hermana, primo, nieto. Hay otros roles por los que la mayoría de los seres humanos transitamos luego, a lo largo de nuestra vida: estudiante, amigo, novia, trabajador, esposa, padre, ciudadana. Ahora bien, estos roles no son neutros, cada uno tiene la carga de la historia en la que se inscribe. En el caso del rol de hijo, ciertamente no es lo mismo ser la cuarta hija de una pareja que sólo quiere tener un varón, que ser el primogénito de la familia adinerada del vecindario, el hijo del preso o de la mujer de “dudosa conducta”, el hijo del rector de un colegio o de la empleada de oficios varios.

En el caso del padre, no es lo mismo ser un padre idealizado que un padre humillado.

Luego, en la medida que vamos madurando, podemos elegir entre algunos roles: ser integrante del grupo de teatro del colegio, del equipo de básquet o del club de matemáticas. Cada rol que nos adjudican y que asumimos tiene efectos sobre nuestro comportamiento. Define unos límites y

unas posibilidades.

Los roles de hijo y alumno imponen ciertos límites y deberes a quien los desempeña, igualmente los de padre y maestro. Cualquier persona en una familia o en una institución educativa sabe más o menos lo que se espera y lo que no se espera de cada uno de sus integrantes, según el rol que les corresponda. Pero cada rol también define

un campo de posibilidades; hay diversas formas de ser padre, maestro, hijo o alumno. Así, todo rol tiene un aspecto social, en la medida en que depende de las definiciones

del mismo que comparten los integrantes del grupo, y otro componente que se relaciona con la particularidad que le imprime el actor social que lo desempeña.

La psicología social de George Mead

estudia el comportamiento individual y colectivo de los seres humanos como el producto de un juego incesante de atribución y asunción de roles; de depositaciones que los grupos hacen sobre las personas y la manera cómo las personas se hacen depositarias de aquello que cada grupo les adjudica. En el momento en que una persona le hace una declaración de amor a otra, le está proponiendo un nuevo rol en el vínculo que sostienen. Un gesto como éste puede cambiar la historia y la personalidad de un ser humano y abrirle horizontes inéditos a su vida; todos hemos sido testigos de las transformaciones que el enamoramiento opera en un ser humano. También en el momento en que una persona le manifiesta

12

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

a otra su decisión de dar por terminada una relación de pareja, le está comunicando un cambio del rol de ambos. Las consecuencias psicológicas y en el comportamiento pueden ir desde lo inofensivo hasta lo trágico.

Pero más allá de estos roles más o menos explícitos como padre, madre, hijo, maestro,

amigo, novio, expareja, existen en los grupos

familiares y escolares otros roles menos evidentes pero decisivos para entender algunos comportamientos autodestructivos o, por el contrario, de afirmación de la vida

en todas sus manifestaciones.

A continuación, pueden verse algunos roles que en nuestra propia investigación y en el trabajo de otros investigadores, encontramos asociados con comportamientos autodestructivos.

Rol del chivo emisario: para entender el funcionamiento de este rol, puede ser interesante recordar un ritual del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento. Para expiar sus culpas, periódicamente se

reunían, elegían un animalito inocente –un chivo–, en el cual depositaban sus pecados, lo sacrificaban y, mediante ese sacrificio

ritual, quedaban libres de culpas. Desde la teoría del rol, podemos decir que donde hay dos o más seres humanos están dadas las condiciones para que aparezca un chivo emisario.

En el campo social más amplio, los chivos emisarios suelen ser las minorías a las que todas las sociedades les atribuyen la causa de sus males. Pueden ser minorías étnicas, religiosas, ideológicas, políticas, sexuales,

estéticas. En las instituciones educativas los chivos emisarios pueden tomar la forma de grupos enteros, los denominados “grupos problema”, pequeños subgrupos dentro de un grupo, “las manzanas de la discordia”, o

incluso individuos que son catalogados como “líderes negativos”, “disociadores”, etc.

En el escenario familiar la función del chivo emisario puede tomar diferentes formas; gracias a la división estereotipada de los roles de los padres y los géneros, las madres pueden ser santificadas y los padres

satanizados, los varones exitosos y las

mujeres fallidas, o las mujeres virtuosas y los hombres viciosos. Pero también puede tomar la forma más clásica de endosarle a uno de los integrantes de la familia la tarea de hacerse cargo de la locura familiar, de su dimensión destructiva o de su dimensión transgresora. Es el caso de familias prestigiosas, con personas altamente equilibradas y cuyos integrantes hacen gala de la templanza de su personalidad, pero en las cuales uno de sus integrantes es psicótico; también sucede con las familias virtuosas que se lamentan del comportamiento de uno de sus integrantes, que es vicioso; o con familias prestigiosas y prestantes de las que uno de los hijos exhibe conductas delincuenciales.

Algunas expresiones populares que se usan

para designar este rol de chivo emisario del lado oscuro de la familia son: “la oveja negra”, “el pollo pelón”, “el atravesado”, “el hijo calavera”.

La noción “chivo emisario” se la debemos a Enrique Pichon-Rivière, que aplica la teoría

de Mead al estudio del papel de los grupos

familiares en el origen de la psicosis de uno de sus integrantes. Pichón se pregunta: “el que enferma en un grupo familiar ¿es el miembro más fuerte o más débil?” (1965/2001: 69). Luego agrega: “En la familia, el enfermo es fundamentalmente el portavoz de las ansiedades del grupo. Como integrante desempeña un rol específico: es el depositario

de las tensiones y conflictos grupales. Se

hace cargo de los aspectos patológicos de la situación” (1965/2001: 69). Más tarde, el

13

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

mismo autor extenderá esta noción de chivo

emisario a los grupos diferentes a la familia y la asociará particularmente con aquellos roles que, desde el punto de vista de la tarea oficial del grupo, representan el saboteo o

boicot de la misma. Veamos lo que dice:

Un miembro del grupo, siguiendo el proceso natural de adjudicación y asunción de roles, se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo o de la tarea, en un acuerdo tácito en el que se comprometen tanto él como los otros miembros. Aparecen entonces los mecanismos de segregación configurándose otra de las situaciones

significativas: la del chivo emisario

(Pichon-Rivière, 1965/2001: 158).

En la investigación realizada en Medellín

(Carmona et al., 2010), se encontró que algunos estudiantes que realizaron intentos de suicidio desempeñaban el rol del chivo emisario en la familia, en la institución educativa, o en ambas.

Rol del excluido: los niños que juegan este rol en los grupos suelen ser bastante silenciosos, a diferencia de los chivos emisarios que son muy notorios. La exclusión

puede producirse de forma que casi ni se advierta, incluso sin que haya agresiones verbales o físicas hacia el excluido y sin

que la exclusión tenga como base alguna

característica particular de la persona que se excluye. En estos casos, incluso el suicidio

mismo del estudiante excluido, si ocurre en

el período entre un curso anual y otro, puede pasar casi inadvertido para el grupo. Pero puede ocurrir también que la exclusión sea

una manifestación de una práctica abierta o encubierta de segregación dentro del grupo o dentro de la institución. En algunos casos, dentro de las familias mismas también se presentan distintas prácticas de exclusión.

Rol de víctima del matoneo: este tercer rol es más propio del mundo educativo que del mundo familiar. El matoneo, también conocido por su nombre inglés de Bullying, es un fenómeno que ha venido en aumento en el mundo educativo y que puede pasar desapercibido para los docentes, al menos durante algún tiempo. Consiste en la agresión sistemática, mediante gestos, palabras e incluso acciones, de un estudiante o de un grupo de estudiantes hacia uno o algunos de sus compañeros. El rol de víctima del matoneo puede coincidir, en ocasiones, con el del chivo emisario o con el del excluido,

pero en otros puede recaer sobre estudiantes que se destacan de alguna manera frente al promedio de sus compañeros, bien sea por su rendimiento académico, su atractivo físico o incluso su condición socioeconómica. Algunos investigadores del fenómeno han acuñado el neologismo bullicidio, para subrayar el vínculo estrecho que con frecuencia se observa entre los dos fenómenos: matoneo y suicidio.

Una de las primeras herramientas para prevenir el suicidio en el escenario escolar –además de aprender a detectar los indicadores de riesgo que veremos más adelante– consiste en desarrollar la competencia para estar evaluando, de forma permanente, las dinámicas vinculares de los grupos y detectar de manera temprana cuando dentro del grupo se estén generando esta clase de roles del chivo emisario, el excluido o la víctima del matoneo, así

como identificar cuáles son los factores

que los están propiciando y los estudiantes que están agenciando y fomentando estas prácticas, con el fin de poder intervenir estos

fenómenos mediante ejercicios sencillos como reflexiones escritas y mesas redondas,

en las que los mismos estudiantes realicen reflexiones sobre los fenómenos que pueden

14

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

estar perturbando la buena convivencia en el grupo, dinámicas en las que los alumnos puedan poner en escena situaciones, y también la creación de roles, mediante la asignación de funciones que tengan un efecto incluyente y que permitan a los estudiantes que están en una de estas tres posiciones de riesgo, reposicionarse dentro del grupo mediante un cambio de rol.

Teniendo en cuenta el exceso de trabajo

y de estudiantes que suelen tener nuestros docentes, se puede crear el rol de líder afectivo dentro del grupo y asignárselo a un estudiante que muestre elevadas competencias sociales y de apoyo emocional a sus compañeros. A este estudiante se le

puede enseñar a identificar los tres roles

mencionados, asignarle la tarea de apoyar a los estudiantes vulnerables y proponerle al docente posibles iniciativas para intervenir sobre estos fenómenos.

Con esta reflexión, esperamos

haber iluminado la influencia del factor

psicosocial –es decir, de las interacciones y de la adjudicación y asunción de roles– en el fenómeno del suicidio en niños y adolescentes. También esperamos haber respondido, en la medida de las posibilidades, a la pregunta sobre el aporte que puede hacer la teoría del rol a la prevención del suicidio y al fortalecimiento de las competencias de afirmación de la vida.

15

Tal vez una de las situaciones más difíciles de afrontar en el ámbito escolar es el suicidio de uno de nuestros alumnos. Los docentes nos sentimos abrumados por la tristeza, incluso incapaces de afrontar esta situación con el grupo de compañeros o con los demás estudiantes de la institución. A veces, por no saber qué hacer, simplemente guardamos silencio, y el problema del silencio es que impide la detección del riesgo que pueden estar corriendo otros menores afectados por el evento.

Por ello, resulta importante crear espacios apropiados para que los estudiantes puedan reflexionar sobre lo ocurrido y expresar sus

sentimientos, temores y vivencias. Esto ayudará al grupo a aliviar el dolor, a elaborar el evento y permitirá al docente identificar a los

estudiantes más afectados, para buscarles un apoyo profesional si lo requieren.

¿Qué pueden hacer los docentes encargados del grupo?

Palabras al grupo en el primer encuentro

después de conocerse la noticia

La comunicación directa del director de grupo con sus estudiantes es esencial. No

se requiere un discurso extenso ni altamente

elaborado; puede ser tan sencillo como expresar públicamente que es lamentable

lo ocurrido, que el docente comprende que algunos puedan sentir tristeza, que el tiempo hará más llevadero ese sentimiento y que quedarán los buenos recuerdos de los momentos compartidos con el estudiante que se suicidó. Después de ello, puede invitar a los estudiantes a que hagan un minuto de silencio por la memoria del compañero fallecido.

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

¿QUÉ HACER SI UN ESTUDIANTE SE HA SUICIDADO?

16

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Luego, el docente puede animar a sus estudiantes a que expresen sus sentimientos,

sin alarmarse por las expresiones de

tristeza. Si un estudiante irrumpe en llanto en el momento que está expresando su

sentimiento, el docente puede guardar silencio brevemente, como gesto para darle lugar a la expresión del sentimiento, y luego

decir, con un tono tranquilizador, que es natural que en ese momento algunos sientan tristeza y que no tienen que avergonzarse por manifestarla.

Mientras que los primeros estudiantes

expresan voluntariamente sus sentimientos,

el docente puede observar al grupo y pedirle expresamente a aquellos aún silenciosos

que note más afectados, que compartan con sus compañeros lo que están sintiendo. Es una manera de ayudarles a verbalizar sus sentimientos y, al mismo tiempo, de sondear qué tan afectados están, para ofrecerles luego un espacio de conversación individual o en un pequeño grupo, de modo que puedan elaborar mejor el impacto emocional del acontecimiento.

Cuando el docente sienta que el grupo está más tranquilo y que un número significativo de estudiantes le pusieron

palabras a los distintos sentimientos que circulan en el grupo, puede sugerir la reanudación del trabajo con alguna actividad sencilla que no implique un elevado grado de estrés para los estudiantes.

También es recomendable que durante la primera semana, el docente realice antes de iniciar la actividad académica, un pequeño ritual al comenzar el día, que puede ser un minuto de silencio o una oración corta, si se trata de una institución religiosa, y ofrecer un breve espacio para que los estudiantes que quieran comentar algo sobre lo ocurrido, o simplemente manifestar

sus sentimientos, puedan hacerlo. Es una manera de proporcionar un espacio de comunicación formal para que los alumnos puedan manifestar en público los imaginarios, o acontecimientos posteriores al evento, y ayudarles a analizarlos y elaborarlos. También puede ser una fuente importante de información para detectar riesgos de repetición del evento y para poner en marcha acciones preventivas oportunas.

Luego, durante algunos meses, se puede repetir esta misma acción en la primera clase

del día en que ocurrió el suicidio. Para ello, puede pedirle a algún estudiante cercano al fallecido que le recuerde cada vez que se cumpla un nuevo mes desde el evento. El darle un lugar simbólico al aniversario durante el primer año, contribuye a prevenir los efectos inconscientes de repeticiones mudas que a veces acontecen en estas fechas, cuando no se les da un lugar en el lenguaje.

Si está claro para todos los estudiantes que se trató de un suicidio, el docente debe tratar de utilizar con tranquilidad la palabra suicidio para referirse al suceso, en lugar de usar rodeos o sinónimos para eludirla.

Taller de dibujo, relato y conversación

para la elaboración colectiva por parte del

grupo del impacto emocional

Este es un ejercicio que puede realizar el docente cuando el evento haya generado

un alto impacto emocional en el grupo, bien sea porque el suicidio ocurrió en presencia de los compañeros, o porque se trataba de un compañero que gozaba de un alto aprecio, o porque las circunstancias en las que ocurrió pudieron dejar sentimientos de culpa o de otra clase entre sus compañeros.

17

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Esta actividad se puede realizar en el primer o segundo encuentro que el docente tenga con el grupo después del evento de suicidio.

El principio psicológico en el que se apoya esta actividad, y en general todas las estrategias de este manual, consiste en que todas las formas de expresión

simbólica, individuales y colectivas: dibujo,

escritura, escultura, verbalización, incluso

dramatización, si se realizan en un ambiente

adecuado, bajo la orientación de un docente

que las encause hacia la reflexión constructiva

y conclusiones propositivas de afirmación del

valor de la vida, ayudan a elaborar el impacto

emocional del acontecimiento y previenen la

repetición.

El docente puede iniciar la actividad haciendo alusión con palabras sencillas al principio psicológico mencionado. Por ejemplo:

Todos sabemos que cuando un acontecimiento nos produce un impacto muy fuerte, hacer dibujos, escribir y hablar nos pueden ayudar a hacerlo más llevadero. Por eso hoy vamos a destinar esta clase a que cada uno haga en diez minutos un dibujo relacionado con el compañero que se suicidó; si quieren pueden dibujar el acontecimiento tal como lo vieron, se lo imaginaron o como se enteraron que ocurrió, pero también, si así lo prefieren, pueden hacer un

dibujo sobre la manera como recuerdan al compañero, incluso sobre una acción distinta que él pudo haber hecho en lugar de suicidarse. Cuando termine el tiempo del dibujo, yo les aviso para que pasemos a otro ejercicio de escritura de diez minutos, en el que pueden escribir sobre lo que dibujaron, o algo relacionado con el dibujo y el acontecimiento del suicidio del compañero; puede ser lo que vieron, o escucharon, pero también pueden escribir un poema, una canción, relatar una anécdota relacionada con el compañero

fallecido, incluso inventar un cuento con un desenlace distinto de la situación; lo que quieran. Después, vamos a hacer un ejercicio de diez minutos, en pequeños grupos o subgrupos, en los que cada uno va a mostrar su dibujo a los compañeros, lo va a explicar y luego va a leer lo que

escribió. Y, como último ejercicio, cada subgrupo va a elegir el dibujo y el relato que consideran representa un sentimiento compartido por los integrantes del subgrupo para que sea leído ante todo el grupo.

Al final de la actividad, el docente puede

hacer un comentario de cierre en el que resalte los desenlaces alternativos y constructivos que hayan aparecido en los dibujos y en los relatos. Si se dispone de más tiempo, y el docente percibe que el ejercicio está contribuyendo a una elaboración constructiva por parte del grupo, puede incluir un segundo componente que consiste en proponer que se conformen tres o cuatro subgrupos, y que luego, en quince, minutos, cada subgrupo elabore dos escenas: la primera, donde se trate de mostrar cómo llegó el compañero a suicidarse; y la segunda, con un desenlace alternativo distinto al suicidio. Igualmente, después de la presentación de las escenas, el docente podrá hacer un comentario de cierre de la actividad, señalando los aspectos positivos y de afirmación de la vida que

encontró en las escenas.

Intervención, en pequeños grupos, de los

estudiantes más afectados por el impacto

emocional del suicidio

La actividad académica cotidiana y las dos actividades mencionadas anteriormente pueden permitir al docente detectar algunos de los estudiantes que hayan sido más afectados por el suicidio reciente de uno de sus compañeros.

18

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Hay algunas características que permitirían pensar que un estudiante puede requerir mayor atención:

El estudiante que se culpa por lo sucedido •

al compañero.

El que lo valora como un acto heroico o •

ejemplo a seguir.

Aquel que demuestra alta agresividad, •

ira contenida o molestia evidente, que se manifiestan mediante actos o palabras.

El estudiante que permanece aislado y no •

participa en la actividad.

El objetivo de estos grupos es que los jóvenes puedan exteriorizar lo que están

sintiendo y pensando en un ambiente confiable, en el que está presente un

profesional de la educación o de la salud mental en una actitud de escucha activa, ofreciendo un sostén emocional con su presencia y ayudando a que, al final de la

sesión, cada uno de los menores esté más tranquilo gracias a su verbalización y a que las conclusiones finales pueden ayudarlo a

elaborar el evento. Estos espacios permitirán al profesional que los desarrolla identificar si

alguno de los chicos requiere de una ayuda profesional individual. En este caso, es deber de la institución educativa hacer todas las gestiones interinstitucionales que se requieran para que el menor sea atendido.

Conversación individual con estudiantes

en riesgo

La intervención individual de profe-sionales del área de la salud mental, psicólogos o psiquiatras, que generalmente es muy precaria en los sectores más vulnerables de América Latina, puede ser

apoyada por la formalización del rol de los tutores emocionales entre los profesionales de las instituciones educativas. Este es un rol que algunas personas cumplen de manera espontánea en sus contextos. Para ello, se

debe identificar a estos tutores emocionales,

o personas que posean condiciones para serlo, que cuenten con la confianza de los

integrantes del grupo y sean personas emocionalmente estables y con capacidad de escucha. Un tutor emocional no tiene que ser necesariamente un psicólogo, o el director de grupo, puede ser otro docente, o funcionario administrativo que tenga el carisma y las cualidades que se requieren para el rol y sea elegido por el mismo estudiante. En este punto resulta fundamental la labor del director de grupo para gestionar lo necesario para que el estudiante pueda tener este espacio. Entre los anexos de este manual, hay una

guía y una serie de recomendaciones para los tutores emocionales de la institución o de la comunidad que decidan brindar este espacio de escucha cualificada. (Ver Anexo 1)

Conversación con los padres o tutores de

estudiantes en riesgo

Esta conversación está orientada a recomendarles a estas personas que busquen ayuda profesional y le brinden condiciones apropiadas al estudiante en su entorno familiar, que le permitan elaborar el impacto emocional del suicidio de su compañero. A los padres o tutores se les puede hacer recomendaciones muy simples, como procurar que durante los días siguientes el joven esté acompañado por personas de su confianza, preferiblemente adultos, y crear

espacios propicios para que pueda hablar del evento y expresar sus sentimientos. Si

hay condiciones propicias, también se les

19

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

puede sugerir que reflexionen con el joven

sobre posibles situaciones familiares que le estén adjudicando el rol del chivo emisario, del excluido, o lo agredan de alguna forma.

Asignación a un estudiante del rol de “líder

afectivo” temporal para brindar algunas

horas semanales de acompañamiento a

otro estudiante en riesgo

Este rol se puede entender como una función de acompañamiento y escucha que se asigna durante dos a cuatro semanas a un estudiante emocionalmente fuerte y estable, que sea cálido y amigable, con quien el estudiante en riesgo se sienta cómodo para hablar y expresar sus sentimientos, y

que pueda acompañarlo en los descansos y otros espacios libres. De acuerdo con las circunstancias y las posibilidades, este líder afectivo podría, incluso, acompañarlo a su casa, visitarlo algunas veces y llamarlo por teléfono algunos fines de semana. Sería una

compañía afectiva que estaría a su lado por tres o cuatro semanas.

Se trata de una aplicación de la teoría del rol a la prevención del suicidio, formalizando y dándole un lugar expreso y direccionado a

un papel que algunos estudiantes cumplen de manera espontánea. La diferencia que introduce la formalización del rol, al darle un nombre y definir de manera breve sus tareas

y la duración del acompañamiento, consiste en que así se amplían sus posibilidades de acción, que pasan de ser sólo del círculo inmediato del estudiante elegido a todo el grupo, y que la investidura simbólica que constituye la denominación y la asignación del rol por parte del docente favorece la realización de la tarea y la eficacia simbólica

del vínculo. (Ver Anexo 2)

Remisión de estudiantes en alto riesgo a

los servicios de salud

Si se considera que el riesgo de suicidio de un estudiante es alto, se deben realizar las acciones necesarias para que sea llevado, por una persona responsable, a un profesional de la salud o a una institución en la que puedan ayudarle. En este caso hay que ser decididos: si el riesgo existe, hay

que actuar.

Actividad de sensibilización ante la

presencia de Bullying

En contextos educativos en los que

existen grandes divisiones dentro de los

grupos, o cuando el docente presuma que existen dinámicas de alta violencia física

o verbal entre los estudiantes, el profesor puede realizar un taller bastante sencillo para detectar comportamientos y relaciones de matoneo o Bullying en el aula.

Por medio del taller se puede facilitar el diálogo y la reflexión colectiva sobre lo

que ocurre. En él, el docente se encarga de elaborar cinco preguntas guía con el fin

de que los estudiantes las contesten por escrito, sin firmar, para luego recogerlas

y, tras pedirle a los estudiantes que se reúnan en grupos de cinco, les entrega a cada grupo las respuestas de cinco de sus compañeros, escogidas al azar, con el fin

de que cada grupo haga una síntesis de las ideas principales que encuentren en las respuestas de los cuestionarios que se les entregaron. Tras ello, un relator de cada grupo realiza una breve exposición de la

síntesis realizada por su equipo de trabajo y, al final de la actividad, el docente hace un

resumen de las exposiciones de los relatores.

20

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

El objetivo fundamental de este ejercicio consiste en que, mediante esta metodología, el grupo puede verbalizar y hacer consciente un fenómeno que puede estar ocurriendo a la vista de todo el mundo, pero que, por no ser verbalizado y reflexionado de manera

colectiva, puede estar agravándose.

Para tal efecto, se sugiere la siguiente guía:

A continuación se presentarán algunas situaciones que pueden ocurrir en el colegio, ya sea en el aula de clase o fuera de ella. Por favor, discutan si han vivido en los últimos seis meses alguna o algunas de ellas, señalando la intensidad y frecuencia con que ocurren.

Me han golpeado de manera §

repetida y permanente (coscorrones, zancadillas, empujones, estrujones, etc.).

Me han insultado de manera §

repetida y permanente (apodos ofensivos, groserías, humillaciones verbales).

Me han amenazado de manera §

repetida y permanente (con golpearme, maltratarme, o hacerme algún tipo de daño).

Me han quitado el dinero para §

el recreo de manera repetida y permanente, o me han exigido el

pago de alguna cantidad de dinero por no molestarme.

He sentido de manera repetida y §

permanente que en los recreos ningún grupo quiere aceptarme o recibirme (me acerco y no me escuchan, me excluyen de los

grupos, no me incluyen en las actividades grupales, etc.).

Charla-taller con los padres de los

compañeros de grupo del estudiante que

se suicidó

Como el lector habrá podido observar, todas las herramientas que se han mencionado se basan en técnicas sencillas que se emplean todo el tiempo en el escenario escolar: la charla, el taller, la conversación, el dibujo, el relato, la dramatización… Todos los ejercicios están orientados por un principio psicológico fundamental que ya mencionamos: la comunicación y la verbalización, en un contexto cualificado

y orientado por unos principios básicos de prudencia, son una herramienta que tenemos a la mano en nuestras instituciones educativas para prevenir el suicidio. El otro principio psicosocial que está en la base de algunas de las herramientas de este manual es que, ante un evento tan grave como el suicidio, los ejercicios de reflexión grupal

contribuyen a la elaboración colectiva y a la necesaria recomposición y restauración del tejido simbólico de las redes vinculares, y son una ocasión privilegiada para que el grupo haga conscientes algunas dinámicas sintomáticas latentes que, en condiciones normales, no son objeto de reflexión o

interrogación.

Este recurso de la charla-taller para padres es una importante estrategia para casos especiales donde el suicidio produzca un alto impacto emocional en el grupo, bien sea por sus circunstancias o por la significación del alumno que se suicidó.

Pero esto no quiere decir que se considere contraproducente realizarlo en otros casos.

En aquellas instituciones educativas que tienen dinámicas altamente participativas

21

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

con los padres de familia, o que tienen una asociación de padres empoderada de este tipo de actividades, puede hacerse una convocatoria abierta a los padres que quieran participar de este tipo de espacio, aunque sus hijos pertenezcan a otros grupos o el evento no haya tenido un fuerte impacto en estos últimos.

Se sugiere invitar al grupo de padres del curso para compartir una charla reflexiva

sobre los factores de riesgo y de protección en el ámbito familiar. Por medio de ésta, se permite que los padres pongan en palabras sus miedos y malestares, y encuentren, en el trabajo en grupo y la vinculación en red, posibilidades para pensar el problema de forma colectiva.

La actividad consiste en facilitar una charla de tipo reflexivo que podría comprender

la siguiente dinámica. Inicialmente, puede realizarse la bienvenida y presentación de cada uno de los participantes. Una vez hecha la presentación, el docente o el profesional encargado de la actividad procederá a hacer una introducción, con palabras sencillas y amables, como las que presentamos a continuación:

Tal como saben, hoy estamos reunidos con el fin de conversar acerca del suicidio

de (nombre del estudiante), alumno de la institución y compañero de estudio de nuestros hijos. Una situación de este tipo probablemente nos entristezca y preocupe, pues no solamente se refiere

a la dolorosa decisión asumida por un joven que conocimos, sino que también nos lleva a preguntarnos por nuestros hijos y la función que como padres desempeñamos con ellos.

Sabemos que si hablamos de ello expresando lo que sentimos y mostrando

nuestros temores y fantasías, y en la medida en que reflexionemos sobre

nuestro rol como padres y tratemos de ser más conscientes y comprometidos cada día con la crianza de nuestros hijos, podremos evitar que este lamentable suicidio de uno de nuestros alumnos repercuta de manera negativa en el proceso formativo de nuestros hijos y nuestras familias. Hablar y escuchar, en un contexto reflexivo y cualificado, son

acciones que ayudan a mitigar los efectos negativos de estos eventos y nos ayudan a desarrollar acciones preventivas para evitar que los mismos se repitan en nuestras familias. Esta será la estrategia que usaremos hoy: hablar y escuchar.

Trataremos de conversar acerca de tres temas fundamentales, entendiendo que, para ello, debemos estar de acuerdo en algunos puntos comunes:

Las reflexiones sobre el tema deben •

ser generales y no diagnósticos o juicios sobre el caso ocurrido. No

somos ni los jueces ni los psicólogos de la familia del estudiante fallecido, y el objetivo de este taller es hacer una reflexión preventiva para

nuestros propios hogares.

Respeto por la opinión ajena (respeto •

por la diferencia).

Escuchar hasta que el otro termine •

su intervención.

Discutir alrededor de las ideas y no •

de las personas.

No agredir a los otros.•

Centrarnos en la temática que •

estamos discutiendo.

Ser prudentes con el tiempo al usar •

la palabra.

22

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Si el docente que dirige la actividad ha leído atentamente este manual, podrá realizar una charla introductoria breve sobre la teoría del rol y los tres tipos de roles mencionados: el chivo emisario, el excluido y el objeto

de las agresiones explícitas y no explícitas

dentro del grupo familiar o dentro del salón de clases. También podrá agregar algunos elementos breves sobre el valor terapéutico de la simbolización y la importancia de la reflexión colectiva para la reestructuración

simbólica de los grupos, tras eventos de alto impacto emocional como el suicidio.

Una vez los participantes acepten las condiciones planteadas, se puede exponer

la dinámica de trabajo, que comprende la discusión de los tres tópicos centrales que se mencionan más adelante. Los participantes pueden hacer sus aportes por un espacio de tiempo predeterminado y, luego, el facilitador puede hacer una conclusión parcial de lo escuchado en cada uno de ellos. Al final, éste

se encargará, con base en lo escuchado, de construir cinco conclusiones relativas al trabajo en general y otras cinco propuestas de acción que los padres podrían realizar en casa (lo que deben o no deben hacer para ayudar a sus hijos a enfrentar este momento de la mejor manera).

Los tópicos son:

¿Qué factores pueden incidir en un •

púber o un adolescente para que tome la decisión de suicidarse?

¿De qué maneras explícitas y no •

explícitas (o latentes) una familia puede

ser un factor protector o un factor de riesgo para el suicidio de uno de sus integrantes? ¿Qué dudas o temores les despierta ello?

¿Qué acciones concretas puede realizar •

cada uno de los padres o tutores para

favorecer, dentro de su familia, el desarrollo de factores protectores y la neutralización de factores de riesgo?

Finalmente, puede ofrecerse a los padres un espacio de atención individual, en caso de que lo requieran, o los números de contacto del encargado del proceso en la institución educativa.

Como el lector habrá apreciado, estas nueve acciones que agrupamos con el título “¿Qué puede hacer un docente en cuyo grupo se suicidó un estudiante?” también pueden realizarse por el psicólogo o psico-orientador de la institución, o incluso por un profesional externo o por una empresa de expertos

en el tema contratada temporalmente por la institución para dar su apoyo en tareas específicas, de acuerdo con los lineamientos

descritos en este manual.

Dado esto, la referencia al docente director de grupo en este manual en ningún momento desconoce el exceso de trabajo

que tienen los docentes en los países latinoamericanos, ni pretende sugerir que se sumen tareas adicionales a sus ya excesivas

carga, sino que tal referencia se hace teniendo en cuenta tal realidad laboral del magisterio, por tres consideraciones fundamentales. La primera de ellas es de orden social y tiene que ver el reconocimiento de que no se cuenta con profesionales de la salud mental en la mayoría de las instituciones educativas de Latinoamérica, especialmente las que quedan por fuera de las grandes ciudades, así que, si se quiere hacer alguna intervención, no hay otro recurso que contar con el potencial de intervención psicosocial que tienen los docentes, que es muy importante.

La segunda razón, de carácter psico-lógico o más precisamente psicosocial, es justamente que por el lugar que ocupa el

23

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

docente en la subjetividad de los estudiantes e incluso de sus padres es el agente social que está en una posición más adecuada para hacer una intervención eficaz.

La tercera razón es que los investigadores y autores de este manual consideramos que aun en las circunstancias precarias en las que trabajan nuestros maestros en las instituciones educativas latinoamericanas, resulta posible realizar este tipo de intervenciones si los directivos de la institución en la que ocurre un suicidio reorganizan temporalmente los roles del equipo de maestros y le descargan las horas necesarias a un docente para que realice una o varias de las acciones aquí mencionadas.

Esta reorganización temporal de tareas es congruente con una concepción de las funciones de la institución educativa y de la tarea docente que no se reduzca a las actividades del aula, sino que extienda su

campo de acción a los demás integrantes de la comunidad educativa, especialmente las familias.

El suicidio de un púber o un adolescente es un evento significativo para cualquier

comunidad y, a la vez, una valiosa ocasión para que el equipo directivo de una institución permita extender los límites de la acción del

plantel más allá de sus muros.

Replantear durante un período definido

de tiempo el rol y las funciones de uno o varios docentes, así como la dinámica de funcionamiento interna, es algo que se hace en todas las instituciones una o más veces en el año, por celebraciones u otro tipo de circunstancias. Por tanto, una tarea tan importante como la prevención de la repetición de un evento suicida amerita que una institución evalúe la dimensión del riesgo y reorganice durante un breve período

de tiempo la asignación de tareas de alguno o algunos de sus integrantes, en favor de la vida misma de los miembros de la comunidad educativa.

¿Qué puede hacer el rector de la institución?

Las múltiples ocupaciones que tienen los rectores de las instituciones educativas estatales en los países latinoamericanos pueden alejarlos mucho de la interacción con los estudiantes, e incluso con los mismos docentes. Sin embargo, en casos de acontecimientos tan graves como el suicidio de un estudiante, por el rol que ellos desempeñan y el significado del mismo para

la institución, es importante que se realicen algunas acciones y manifestaciones, que no necesariamente implican mucho tiempo y pueden ayudar a la comunidad educativa a elaborar el evento, así como contribuir a evitar que se den réplicas del mismo.

Diagnóstico rápido participativo con el

equipo directivo

El objetivo es evaluar las dinámicas institucionales que están favoreciendo la exclusión, el matoneo o la generación de

chivos emisarios. Esta actividad se puede orientar explicitando a los integrantes del

equipo directivo que se abstengan de personalizar el análisis, ya que se trata de analizar y tipificar dinámicas, no de buscar

culpables y enjuiciarlos. Es importante hacer esta advertencia para que el ejercicio no se convierta en una “cacería de brujas”, que levante todo tipo de resistencias o que derive en una división entre bandos de acusadores y de defensores de determinados actores de la institución.

24

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

La actividad puede partir de la lectura de la introducción, así como de las páginas de este manual que se titulan “El suicidio a luz de la teoría del rol”. A partir de dicha lectura se pueden identificar cuáles son

las dinámicas específicas que constituyen

factores de riesgo.

El matoneo, en algunos casos, es favorecido por la falta de acompañamiento institucional en los espacios de descanso; la exclusión puede ser reforzada por

grupos de prestigio que cuentan con la legitimidad expresa o tácita de algunos

actores institucionales; la aparición de chivos emisarios, por su parte, puede verse favorecida por ciertas metodologías y prácticas de docentes que dividen a los estudiantes en categorías como los “A” y los “no A”, o por aquellos que tienden a favorecer la creación de pequeños grupos de elegidos dentro de sus alumnos.

A continuación, se especifican algunas

de las acciones que se pueden derivar de tal diagnóstico rápido participativo del equipo directivo.

Carta a los docentes

En ella se les invita a reflexionar sobre

las dinámicas detectadas en el diagnóstico realizado por el equipo de dirección. Preferiblemente, esta carta se debe elaborar formulando preguntas que lleven a la reflexión, pues el objetivo de la misma

es precisamente fomentar la reflexión a

partir del evento y favorecer el desarrollo de competencias para la autocrítica y el análisis psicosocial de los integrantes sobre la dinámica institucional; no se trata, en ningún modo, de buscar culpables o de hacer señalamientos. Si esta comunicación se elabora de manera adecuada, puede

contribuir a elevar el nivel de la reflexión y

transmitir a la comunidad una percepción de que cuenta con un equipo directivo que los acompaña, que analiza las dinámicas vinculares y vela por su bienestar, lo cual genera cohesión y tranquilidad; factores que contribuyen a la prevención de la repetición del evento.

Carta a los padres de familia

Esta carta tiene una orientación distinta a la de los docentes. En ella se trata de guiar a los padres de familia sobre cómo hablar con sus hijos sobre el suicidio del compañero. Se puede complementar con una breve reflexión

sobre los mitos sobre el suicidio que se puede copiar de este manual. (Ver Anexo 3)

Mensaje a los estudiantes

Existen algunos casos especiales en

que las circunstancias en las que ocurre un suicidio pueden exponer al impacto del

acontecimiento a estudiantes de diferentes grupos. Igualmente, cuando el suicida tiene alguna significación especial dentro del

contexto institucional (un estudiante de alto

rendimiento, un deportista, la reina de la simpatía en la institución, etc.) se produce un impacto que excede los límites del grupo de la

clase. En estos casos, puede ser importante que el equipo directivo, en cabeza del director o algún otro de sus integrantes, elabore un mensaje para la comunidad estudiantil, que puede transmitirse en una reunión general de estudiantes, o enviarse como comunicación escrita, bien sea física o por medio virtual.

Debido al significado psicológico que

tienen el director y el equipo directivo, un mensaje muy sencillo puede tener un efecto

25

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

muy significativo. Basta con lamentar en el

mensaje el acontecimiento con una expresión

muy sobria, invitar a los estudiantes a mantenerse unidos y apoyarse mutuamente, brindar compañía, escucha y apoyo a aquellos integrantes de la comunidad institucional que más lo necesitan y terminar la comunicación con una indicación muy clara en el sentido de que, durante la semana siguiente al evento, todos los directivos y docentes estarán dispuestos a destinar los espacios que sean necesarios para dialogar con aquellos alumnos que se sientan particularmente afectados por lo acontecido.

Este último punto es particularmente importante. Con él se busca generar un dispositivo institucional en el que, durante una semana, los integrantes del equipo directivo cumplan un rol particular de escucha y contención de la comunidad educativa impactada por el problema, aunque esto implique que durante ese breve tiempo se ponga entre paréntesis el “conducto regular”, y se le conceda menos tiempo a otras actividades rutinarias que comúnmente ocupan toda la atención del equipo directivo.

El pronunciamiento del equipo direc-tivo con un mensaje de esta clase ante la comunidad estudiantil, así como el ofrecimiento del espacio de escucha, tienen por sí mismos un efecto preventivo dentro de la institución, aunque ningún estudiante haga uso de este recurso. Si por el contrario, aunque es poco probable, ocurre que muchos estudiantes hacen uso del espacio, los directivos de la institución tendrán una ocasión especialmente valiosa para recoger elementos que les permitan evaluar factores importantes que estén afectando las condiciones de convivencia en la institución.

Si se trata de una institución pequeña, en la que el director o el equipo directivo se

pueden reunir fácilmente con los públicos señalados antes (estudiantes, docentes, padres), estas comunicaciones escritas que hemos sugerido pueden combinarse con un encuentro presencial, y servir como punto de partida para un sencillo taller en la que se realicen reflexiones colectivas a partir de

lo ocurrido, que servirá a los integrantes de la comunidad educativa como espacio de elaboración de ansiedades, como ocasión para la reflexión y como lugar en el que

pueden compartirse experiencias, recursos y

generar iniciativas colectivas, sugeridas por la comunidad misma, para la prevención e intervención del problema.

También desde la dirección de la institución se puede coordinar, con el apoyo de profesionales de la salud, bien sea de la institución o externos, una campaña de

mensajes cortos preventivos, por medio de comunicaciones impresas y virtuales, con un apoyo en las carteleras y otros medios de comunicación del ámbito escolar.

Lo más importante es que el rector y su equipo de trabajo se interroguen por qué papel pudieron tener las dinámicas y los actores institucionales en el suicidio del alumno y puedan emprender estrategias destinadas a la neutralización de las dinámicas suicidógenas, para prevenir futuros eventos de este tipo.

26

La Organización Mundial de la Salud

(2009) define el intento de suicidio como:

[…] un acto no habitual, con resultado no letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, para causarse auto-lesión o determinarla sin la intervención de otros, o también ocasionarla por ingesta de medicamentos en dosis superior a la reconocida como terapéutica.

Esta definición es importante porque

no reduce el intento de suicidio al acto encaminado a acabar con la propia vida de manera fulminante, sino que lo contextualiza en el marco más amplio de

los comportamientos autodestructivos, que no conducen necesariamente y de manera directa a la muerte, pero si se inscriben en esa dirección y pueden dejar secuelas duraderas y en ocasiones irreversibles. La inclusión de las autolesiones, el abuso de

sustancias psicoactivas legales e ilegales, y las distintas versiones de juegos peligrosos que practican algunos de nuestros jóvenes, permite una visión más compleja y rica del fenómeno y es más congruente con el análisis psicosocial del mismo.

Cortarse la piel en las muñecas u otras zonas del cuerpo, ingerir medicamentos o drogas ilegales de manera abusiva, o exponer

la integridad física en juegos peligrosos y prácticas sexuales inseguras, pueden ser

vías por las cuales algunos de nuestros jóvenes intentan suicidarse. Sin embargo, vale la pena anotar que la definición de la OMS

subraya el carácter “no habitual” del acto. Esto nos permite diferenciar los chicos que intentan suicidarse –en un acto no habitual de intoxicación, autolesión, o de riesgo de

su integridad física– de los toxicómanos

experimentados, de los temerarios avezados

que disfrutan de bordear los límites y provocar

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

¿QUÉ HACER SI UN ESTUDIANTE HA INTENTADO SUICIDARSE?

27

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

ciertos grupos de jóvenes realizan, el mayor riesgo lo corren siempre los “inexpertos” y

los curiosos.

Este taller puede iniciarse con un plan-teamiento verbal más o menos abierto, con cuatro o cinco preguntas que se entregan a cada pequeño grupo para la reflexión.

Igualmente, pueden combinarse los pequeños grupos y el plenario donde se da la conclusión del docente.

También se pueden realizar otros talleres sencillos, a semejanza del anterior, sobre los siguientes temas:

Las implicaciones de los rituales en los •

que se juega con el tema de la muerte, se escriben cartas con sangre o se hacen pactos satánicos, se profanan tumbas, etc.

Las distintas formas de agresión física, •

verbal, exclusión, etiquetamiento,

fomento de chivos emisarios y, en general, los conflictos no verbalizados y

no resueltos entre los estudiantes.

La importancia de estos talleres reside en que el grupo es el que construye una reflexión grupal en torno al tema y desarrolla

una conciencia colectiva que sirve de malla simbólica de protección. Tal como señala

››››››››››

a otros ingenuos para que los sigan, e incluso de aquellos que convierten las marcas en la piel en una práctica cotidiana y en un código de relación con otros. La diferencia reside en el carácter no habitual del evento.

A continuación, se describen algunas de las actividades que podrían realizarse en el ámbito escolar en caso de que uno de los niños o jóvenes haya intentado suicidarse.

En el aula: intervención grupal de carácter preventivo

Realizar un taller sencillo en el cual

los muchachos puedan reflexionar y hacer

un inventario en pequeños grupos sobre las distintas prácticas autodestructivas mencionadas anteriormente, y otras que ellos puedan aportar de su experiencia cotidiana

y evaluar quiénes corren un mayor riesgo: si aquellos “expertos” que realizan estas

prácticas de manera cotidiana, o los curiosos o principiantes que las hacen en un momento de rabia, dolor o deseo de revancha, con el fin

de provocar culpa o “llamar la atención” a sus padres, parejas o amigos. Luego, un relator de cada grupo puede socializar los resultados entre los compañeros y el docente puede hacer una conclusión orientada a advertir que en las prácticas autodestructivas que

28

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Casullo, la apertura a estos espacios de discusión grupal, que en su caso son fomentados por medio de grabaciones de video, “tiene un enorme efecto positivo, en la medida en que los adolescentes pueden discutir grupalmente, coordinados por un profesional, las acciones y contenidos de lo presenciado” (2000: 31). El docente debe velar porque la discusión grupal no se encamine hacia el señalamiento, la culpabilización, la exaltación o la idealización, y debe propiciar

que las intervenciones que se mantengan en el plano del análisis grupal se realicen de manera serena, crítica y reflexiva.

De manera paralela, estos ejercicios pueden servir para que el docente se entere, bien sea por manifestaciones indirectas o directas, de la existencia de estudiantes

en riesgo. En este caso, si son varios, se puede realizar algunas reuniones grupales en las que puedan verbalizar lo que sienten y piensan, o pueden darse conversaciones guiadas individuales.

El espacio individual debe ser ofrecido por un profesional de la salud, preferiblemente psicólogo o psiquiatra, pero si resulta imposible la atención por uno de estos dos profesionales, mientras se logra el acceso a estos recursos puede ser una ayuda importante ofrecer al joven en riesgo la posibilidad de expresar sus sentimientos

y pensamientos relacionados con el intento de suicidio del compañero, así como su posición frente a ello. La conversación con el estudiante debe ser realizada por una persona cercana al joven, preferiblemente un tutor emocional de la institución educativa, que sea integrante del equipo docente o directivo. Si ninguno se siente en condiciones de brindarle este espacio de escucha cualificada, otros

líderes de la comunidad, como los guías espirituales religiosos, pueden prestar una ayuda importante, especialmente si se trata de una persona creyente (ver Anexo 4).

Para brindar este espacio de escucha, se recomienda tener en cuenta las indicaciones que aparecen en la sección de este manual titulada “Antes de concluir”.

Atención individual a quien hizo el intento de suicidio por un profesional de la salud mental

Ante un intento de suicidio, el equipo docente o directivo de la institución debe hacer lo que esté en sus manos para conseguir que el estudiante sea atendido por un profesional de la salud, preferiblemente un psiquiatra o psicólogo. En caso de que este recurso no pueda conseguirse de manera oportuna, puede servir de ayuda provisional brindarle un espacio individual de escucha cualificada, como se ha mencionado

con anterioridad. Teniendo en cuenta que se trata de un estudiante que ya ha hecho un intento efectivo de suicidio, puede ser importante hacer algunas recomendaciones adicionales:

No silenciar el acto. Es importante hablar •

de ello de manera franca y abierta.

Evitar la confrontación agresiva. Es decir, •

aquella en la que se intenta imponer el punto de vista “porque yo soy el profesor”.

No culpabilizar o avergonzar. Permitir que •

el estudiante hable de sus sentimientos y tratar de comprender qué fue lo que ocurrió y cómo llegó a tomar la drástica decisión de intentar suicidarse.

Promover perspectivas futuras posibles o, •

por lo menos, no validar sus expectativas

negativas.

Evitar los juicios de valor y los chistes o •

burlas relativos a su intento.

29

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Determinar las redes de apoyo posibles •

en la familia y escuela, con el fin de

establecer contacto con ellas. En este sentido, se le puede preguntar al alumno por las personas más cercanas, por aquellas que le generan más confianza o

con quienes podría y desearía hablar en caso de sentirse triste.

Visita domiciliaria del docente o el psico-orientador de la institución educativa a la familia del estudiante

En aquellos casos en los que las condiciones de la institución educativa lo permitan y la familia esté de acuerdo, el contacto del director del grupo o el psico-orientador con la familia puede ser de utilidad para prevenir futuras repeticiones del intento.

Para la visita domiciliaria se deben tener en cuenta algunas recomendaciones generales. En primer lugar, quien haga la visita no debe tener prisa. Por la experiencia

de los investigadores y por las dinámicas propias del mundo doméstico, a veces los integrantes que tienen más elementos para aportar solamente se animan a decir algo o aparecen en la reunión después de transcurrido algún tiempo. De hecho, algunos se las arreglan para demorarse en cualquier otra actividad para intentar llegar cuando la reunión ya ha terminado. La dinámica de la reunión consiste en crear las condiciones para que el muchacho les pueda decir a sus familiares, delante de un tercero, por qué intentó acabar con su vida o se autolesionó; igualmente, se busca que integrantes significativos del grupo familiar,

desde su rol particular, puedan dar su punto de vista acerca de lo ocurrido.

El cumplimiento de estos dos objetivos implica, desde su misma realización, un aporte muy significativo. Solamente la presencia

de un integrante de la institución educativa y la puesta “a cielo abierto” –incluyendo en ella las ausencias y los silencios, que también hablan por sí mismos– de las versiones de cada uno de los integrantes de la familia, especialmente de la muchacha o el muchacho que hizo el intento, generan un efecto positivo, lo que de manera aislada no implica ninguna garantía, pero que en conjunto con otras acciones puede contribuir de manera positiva a prevenir la repetición del intento.

El rol del integrante de la institución educativa en este espacio es escuchar, ayudarle al menor a armarse de valor para poner palabras ante su familia sobre su intento de suicidio, y procurar, de una manera muy sutil pero decidida, que los integrantes más silenciosos y tímidos de la familia se animen a hablar y sean escuchados.

En este espacio resulta particularmente importante que quien realice la visita se abstenga de ceder a la tentación de hacer cualquier clase de conclusión o síntesis diagnóstica. Lo dicho por él podría ser distorsionado y manipulado por cualquier integrante de la familia, con consecuencias indeseables. Lo recomendable es que al final simplemente exprese que el propósito

de su visita era precisamente escucharlos y permitir que ellos se escucharan.

La eficacia de esta intervención reside

justamente en que la explicitación de las

distintas versiones sobre lo que ocurre, tiene en sí misma un efecto preventivo y que el hecho mismo de la visita representa para un estudiante un gesto de apoyo importante.

30

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

Esta visita también puede permitir a la institución tener más elementos para valorar el nivel de riesgo con el fin de orientar

acciones. No es lo mismo el caso de una

primera autoagresión leve, de un muchacho alegre y descomplicado, bajo una situación de presión coyuntural como la pérdida de varios cursos y con el que puede bastar brindarle una mayor atención, que un caso en el que la familia mencione que ha hecho otros intentos, que presenta importantes alteraciones del sueño y que se encontró una nota de despedida. En este último caso hay que buscar ayuda profesional con carácter urgente.

En la visita domiciliaria es esencial que el docente o el orientador procure sostenerse al máximo en la posición de escuchar más

que de hablar. También debe tratar de evitar llegar al escenario familiar con la óptica culpabilizante de quien busca un responsable único (el que ha realizado el intento suicida, la madre, el padre, la pareja, etc.). Incluso en aquellos casos en los que se encuentre un consenso en el grupo familiar que apunte hacia alguien en particular –la pareja, un amigo o un integrante aislado del grupo familiar– es lícito interrogar radicalmente ese consenso. Este tipo de unanimidades en los grupos familiares frente a algo tan grave como un intento de suicidio, suelen estar más del lado de la adjudicación del rol del chivo emisario, que del lado de la verificación

imparcial de una responsabilidad. Igualmente, el docente u orientador debe evitar la óptica des-responsabilizante tranquilizadora, que deja feliz a todo el mundo porque omite la pregunta por la influencia de cada uno de

los actores en el evento. Es muy probable que algún integrante de la familia se empeñe, de distintas formas, en buscar una especie de absolución o de hacer valer una única versión o interpretación del evento. El representante de la institución debe

manejar este evento con mucha habilidad y diplomacia, y abstenerse de absolver al que se lo demande; igualmente, debe procurar señalar y resaltar las diferentes versiones y puntos de vista que aporten los distintos integrantes del grupo familiar.

Asignación de un líder afectivo en la institución educativa

Una estrategia complementaria a la atención por parte de profesionales, que debe ser consultada con ellos, es el acompañamiento para otros estudiantes en riesgo desde la institución educativa bajo la estrategia ya mencionada y que se denominó “líderes afectivos”.

31

Las ideaciones suicidas pueden ser descritas como pensamientos continuos que permanecen de manera estable y constante en el tiempo, y que guardan relación con el deseo de causarse la propia muerte, las formas para hacerlo y las circunstancias en las cuales esto se podría realizar. Por lo general, anteceden al intento de suicidio y se relacionan directamente con el deseo de quitarse la vida. En la ideación suicida (Beck, Kovaks & Weissman, 1979) es frecuente encontrar ideas relacionadas con una actitud hacia la vida/muerte en las que no se le teme a la primera, pues es una forma de salir del sufrimiento que causa la segunda, con pensamientos o deseos suicidas más o menos estructurados (lo cual es uno de los indicadores a evaluar), tanto en torno del medio para hacerlo como sobre el lugar y el tiempo; esto es: cómo lo haré, dónde lo haré y con qué lo haré.

La ideación suicida no debe ser ignorada (silenciada), desvalorizada, ridiculizada, moralizada o exaltada. Por lo que surge la

pregunta: en caso de que ésta se presente, ¿qué se puede hacer?

Los siguientes puntos dan nociones al respecto.

Sistema de alertas

Se propone a continuación una serie de elementos que podrían ser considerados como alertas significativas en cuanto a la

necesidad de atender al joven de manera inmediata. Éstos se han organizado en dos grupos diferentes, de tal manera que puedan evaluarse según el riesgo creciente que representan, considerando como criterios esenciales para ello la consistencia

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

¿QUÉ HACER EN EL CASO DE UN ESTUDIANTE CON IDEACIONES SUICIDAS?

32

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

que presenten en el tiempo, su intensidad creciente y, finalmente, que representen

un cambio importante en cuanto a al comportamiento promedio previo.

Alerta naranja: se entiende como un riesgo razonablemente alto que amerita atención inmediata. En este nivel, la muchacha o el muchacho, además de las ideaciones suicidas verbalizadas, presenta uno o más de los siguientes elementos:

Existe una progresiva y notoria •

disminución en el rendimiento escolar.

Muestra pérdida de interés en las •

actividades que antes le apasionaban.

Se aísla en el colegio y en los descansos •

habitualmente está solo.

Refiere conflictos familiares frecuentes. •

Manifiesta descuido en su arreglo •

personal.

Presenta una ruptura o decepción amo-•

rosa reciente.

Para los jóvenes que se encuentren en este rango debe gestionarse ayuda profesional, que puede complementarse con intervenciones psicosociales, como el ofrecimiento de un espacio de escucha cualificada por parte de un “tutor emocional”

de la institución educativa.

Alerta roja: se encuentran en este nivel aquellas muchachas y muchachos que, además de la verbalización de sus ideaciones suicidas y uno o más de los anteriores indicadores, presente al menos uno de los siguientes indicadores:

Cambios súbitos de estado de ánimo sin -

causa justificada.

Alteraciones significativas del sueño o del -

apetito.

Consumo de drogas; un factor asociado -

con el que se debe tener esencial cuidado, pues potencia la posibilidad de llegar a un intento de suicidio.

Mensajes de despedida en cuadernos, -

cartas o medios electrónicos.

Se comienza a regalar los objetos más -

preciados.

En este nivel se presenta un riesgo más elevado, y es urgente la intervención de un profesional de la salud mental. Las entrevistas por parte de un “tutor emocional” del equipo docente o administrativo para la orientación de las acciones psicosociales, y un proceso de acompañamiento por parte de un estudiante que cumpla el rol de “líder afectivo” pueden ser de vital ayuda mientras se gestiona ayuda profesional especializada, pero en ningún momento pueden sustituirla. Es fundamental hacer todo lo posible para que el estudiante tenga ayuda profesional especializada en el menor tiempo posible.

Citación a uno de los padres

Para los casos de ideación suicida en que se considere la existencia de riesgo, es

un deber legal del psicólogo de la institución comunicarlo a los padres o representantes del muchacho o la muchacha (para el caso colombiano, por la ley 1090 de 2006), pero además del cumplimiento de la ley, se puede aprovechar este evento para recomendarle a los padres que busquen ayuda profesional y que traten de ubicar dentro del contexto

familiar un tutor emocional que le ofrezca una escucha cualificada y apoyo emocional

al estudiante.

33

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Redes externas

Algunos de los lugares con los que, caso de considerarlo un asunto de carácter urgente, el docente puede establecer una red –además, por supuesto, de los padres o acudientes del joven– son:

Hospital (urgencias, médicos que •

atienden en consulta externa, psicólogo,

trabajador social, psiquiatra).

Comisaría de familia (psicólogo, •

trabajador social).

Otras redes de apoyo que pueden ser consideradas en el proceso de acompañamiento del muchacho y con las cuales el docente podría, con acom-pañamiento de los padres o acudientes, establecer puentes de contacto son:

Grupos juveniles.•

34

Veamos algunos de los prejuicios más comunes relacionados con el suicidio, el intento de suicidio y la ideación suicida (Asociación Argentina de Prevención del Suicidio, 2009):

********

Mito: “Los que intentan suicidarse no

desean morir, sólo hacen el alarde o están manipulando”.

Realidad: Lo cierto es que los que intentan

suicidarse y amenazan con hacerlo tienen

una probabilidad alta de volver a intentarlo y

llevarlo a cabo.

********

Mito: “El que se quiere matar no lo dice y

el que lo dice no lo hace”.

Realidad: La mayoría de los que se

quieren matar lo dicen, el suicida que nunca

lo menciona es más bien excepcional.

Tomarse en serio los anuncios y buscar

ayuda cualificada puede evitar un suicidio.

********

Mito: “Si de verdad se hubiera querido matar, habría hecho algo más grave: se le hubiera tirado al metro o lanzado de un décimo piso”.

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

MITOS SOBRE EL SUICIDIO Y RECOMENDACIONES AL RESPECTO

35

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

incrementa el riesgo. Hay que decirlo

categóricamente: se puede hablar del

suicidio con una persona que lo ha intentado

y esto tiene un efecto preventivo. Basta que

se haga de manera responsable y desde

una perspectiva constructiva. No se requiere

ser un profesional de la salud mental ni un

experto en el tema.

››››››››››

Realidad: Con frecuencia las personas

que llegan a consumar el suicidio, antes

han realizado intentos o comportamientos

autodestructivos que no han sido letales.

Recordemos nuevamente que: “[de] las

personas con un primer intento suicida, el

50% lo tratará de hacer nuevamente. De

quienes lo han hecho dos veces, el 70%

lo intentará otra vez. Y de quienes lo han

intentado tres veces, el 90% reincidirá" (De

Zubiría, 2007: 61-62).

********

Mito: “No es posible prevenir el suicidio

pues siempre ocurre por impulso”.

Realidad: Hay distintos tipos de suicidios

y de suicidas. En la mayoría de los casos

es posible la detección temprana y la

prevención.

********

Mito: “Hablar de suicidio con una persona

en este riesgo la puede incitar a que lo realice”.

Realidad: Este es, quizás, el mito más

nocivo, porque contribuye a fomentar el

tabú en torno a las personas que intentan

suicidarse, con lo cual se les aísla y se

36

Es importante considerar algunos aspectos generales antes de realizar cualquier intervención con un niño o joven que tenga ideación suicida o haya hecho un intento de suicidio. Son consejos sencillos que contribuirán a hacer una intervención pertinente y oportuna. Veamos algunos de ellos:

Encuentro voluntario• : siempre existirá

la posibilidad de proponer espacios de encuentro con personas cercanas, con las que el joven se sienta tranquilo, sin más pretensión que escucharlo y brindar alternativas diferentes al intento de suicidio. Una buena estrategia sería preguntarle al joven: “¿Con quién deseas conversar?”, lo que facilita que aborde el problema con personas a las que siente cercanas y de su confianza.

Condiciones físicas, espaciales y •

temporales: el encuentro debe realizarse

en un espacio cómodo, tranquilo y que permita la confidencialidad. Los

lugares aireados e iluminados, pero sin tránsito de personas, ni teléfonos o computadores son bastante adecuados. Hay detalles adicionales que pueden ayudar bastante, como asegurarse de apagar el celular antes de iniciar la charla. Debe contarse también con el tiempo suficiente para terminar la reunión

sin afanes ni premuras.

Confidencialidad en la citación• : la persona que realice el acompañamiento debe ser prudente al momento de citar o reunirse con el joven (por ejemplo, no sería pertinente ordenar llamarlo al salón de clases frente a todos sus compañeros). Es preferible realizar un contacto individual en el que, de manera discreta, se convenga el lugar y hora de la cita.

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

ANTES DE CONCLUIR

37

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

definitivamente al joven a superar su

problemática; para ello, es indispensable la disponibilidad y la buena actitud hacia la posible demanda de atención que se podría recibir.

Actitud• : disposición para la escucha atenta. Esperar a que el joven diga lo que tenga que decir sin interrupciones y evitar juzgarlo por lo absurdo o pecaminoso de sus ideas, así como tampoco animarlo a continuar con ellas. Realizar comentarios

centrados en las posibilidades futuras que pueden resultar de la solución de los problemas presentes. El habla tranquila, pausada y con tono animado, la posición del cuerpo relajada, de frente al joven y manteniendo la mirada.

Estar atento a “la visión en túnel”• : la visión en túnel ocurre cuando el joven siente que no tiene salidas para la situación que vive o que la única que encuentra es la del suicidio. Es posible contrarrestarla señalando que el solo hecho de que esté hablando de ello ya es una alternativa diferente, y que el establecer contacto con personas que están sinceramente interesadas en generar alternativas diversas y positivas de solución a sus problemas, es parte del camino. Otra forma de romper esta visión es la de indagar por cosas que ayudan a afirmar el

deseo de vivir: explorar con el muchacho

››››››››››

Confidencialidad en el manejo de la •

información: La persona encargada del apoyo debe ser clara en que si bien hará todos los esfuerzos porque la información que surja en la conversación no se haga nunca pública, si se produce una situación de riesgo inminente, no estará dispuesta a mantener la información en secreto si ello implica poner en juego la vida del joven o de otras personas. Lo anterior debe expresarse de una manera abierta

y amable. Por ejemplo: “Voy a escucharte y a ayudarte, con el fin de que estés lo

mejor posible muy pronto. Quiero que sepas que lo que hablemos será privado; un asunto entre nosotros. Sin embargo, debes saber que si en algún momento siento que existe un riesgo grande para

tu vida o la de otros, tendré que buscar ayuda y evitar que vayas a hacer algo contra ti o contra otros. ¿De acuerdo?”.

Disponibilidad• : contar con el tiempo que sea requerido para la escucha. Ésta deberá tomarse el tiempo que sea necesario sin ningún tipo de contratiempo.

Continuidad:• brindar posibilidades para continuar con el apoyo y acompañamiento en caso de que el joven así lo desee. Si se establece una buena empatía, la persona encargada del apoyo puede convertirse en alguien que ayude

38

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

cuáles serían los alicientes que le ayudarían para construir estrategias de vida; por ejemplo, el deporte, la música o las personas allegadas o públicas que admira y quisiera imitar.

Control de la actitud de la persona que •

ayuda frente al tema: en la medida en que la persona se pregunte por ello y tenga clara la posición que asume frente a los jóvenes, podrá abordar la conversación desde la perspectiva de ellos y no desde la propia, lo que ayudará a la resolución del problema del muchacho, quien es el foco de la misma y no las dificultades

propias. En tal sentido, es imprescindible que la persona que ayuda esté atenta a los prejuicios que pueda tener frente al suicidio. Éste es, tal vez, uno de los aspectos más importantes para alcanzar una intervención efectiva, oportuna y pertinente. En la medida en que se consiga, el docente podrá establecer una relación más directa con el joven y sus problemas, permitiendo que éstos sean escuchados en su real dimensión, sin imponerles visiones de la realidad propias del profesor y sin devaluar aquellos sentimientos que se generen en el joven ni mucho menos culpabilizarlo por ellos.

39

Asociación Argentina de Prevención del Suicidio (2009). Cartilla de orientación y prevención. Recuperado el 15 de octubre

de 2009, en http://www.suicidologia.org.ar /?cart i l la-de-or ientacion-y-prevencion,89

Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (2009). Guías para la prevención del suicidio. Recuperado el

12 de diciembre de 2009, en http://www.iasp.info/es/suicide_guidelines.php

Beck, M., Kovaks, A.T. & Weissman, A.

(1979). Escala de ideación suicida. Recuperado el 18 de octubre de 2009,

de http://www.depresion.psicomag.com/esc_idea_suic.php

Berger, P. & Luckmann, T. (1986). La

construcción social de la realidad. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

BIBLIOGRAFÍA

Blumer, H. (1982). El interaccionismo

simbólico, perspectiva y método. Barcelona, España: Hora.

Caja Costarricense del Seguro Social. (2005). Manual de atención integral a

la depresión y el intento de suicidio en adolescentes. San José, Costa Rica:

.Caja Costarricense del Seguro Social.

Campos, R. M., Padilla, S. & Valerio,

J.C. (2004). Prevención de suicidio

y conductas autodestructivas en

jóvenes. Costa Rica: Liceo de Aserrí /

Caja Costarricense de Seguro Social / Programa de Atención Integral a la Adolescencia. Recuperado el 25 de

octubre de 2009 en www.binasss.sa.cr/adolescencia/aserri1.pdf

Carmona, J., Jaramillo, J., Tobón, F., Areiza, et al. (2010). El suicidio en la pubertad y

40

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

la adolescencia. Un abordaje desde de

la psicología social. Medellín: Fundación

Universitaria Luis Amigó, Universidad de San Buenaventura, Colciencias.

Casullo, M. (1998). Evaluación del

riesgo suicida en adolescentes. En Adolescentes en riesgo. Identificación

y orientación psicológica. México:

Paidós.

Casullo, M., Bonaldi, P. & Fernández, M.

(2000). Comportamientos suicidas

en la adolescencia. Morir antes de la

muerte. Buenos Aires, Argentina: Lugar Editorial.

Chaves, C. A. (2006). Suicidio: “Volar más alto”. Revista Animar, 40, 45-47. Pasto: Facultad de ciencias de la salud.

De Zubiría S., M. (2007). El proceso

suicida. En Cómo prevenir la soledad,

la depresión y el suicidio en niños y

jóvenes: un manual para que sus hijos

vivan mejor. Bogotá: Aguilar.

Durkheim, E. (1982). El suicidio. Madrid,

España: Akal Editor.

Eguiluz, L. (2003). Ideación suicida. Recuperado el 25 de octubre de 2009,

en http://www.redsistemica.com.ar/suicida.htm.

Gómez, R. C. et al. (2002). Fundamentos de

psiquiatría clínica: niños, adolescentes

y adultos. Bogotá: Centro Editorial Javeriano –CEJA.

Mead, G. (1999). Espíritu, persona y sociedad.

Barcelona, España: A&M Grafics.

Ministerio de la Protección Social. República

de Colombia (2003). Estudio Nacional

de Salud Mental. Recuperado el

12 de junio de 2008, en http://www.minprotecciosocial.gov.co

Mosquera, F. (2006). El comportamiento

suicida. En J., Téllez-Vargas. & J., Forero (eds.). Neurobiología, factores

de riesgo y prevención. Bogotá: Nuevo

milenio.

National Alliance on Mental Illness [NAMI]

(2009). Cuidándose después de un

intento de suicidio: siguiendo adelante

después de su tratamiento en la sala

de emergencias. Recuperado el 21 de

marzo de 2009, en http://www.nami.org

Organización Mundial de la Salud (2000).

Prevención del suicidio: un instrumento para médicos generalistas. Recuperado

el 10 febrero de 2008, en www.who.int/mental_health/media/general_physicians_spanish.pdf

Organización Mundial de la Salud

(2001). Prevención del suicidio: un instrumento para docentes y demás personal institucional. Recuperado el 21 de marzo de 2009

de http://www.psiquiatriabiologica.org.co/publicaciones/documentos/12-DOCENTES.pdf

Organización Panamericana de la Salud [OPS] & Organización Mundial de la

Salud [OMS] (2009). El suicidio es una

de las tres primeras causas mundiales de muerte de jóvenes, dice la OMS.

Recuperado el 15 de septiembre de

2009 de http://new.paho.org/hq/index.

php?option=com_content&task=view&id=1761&Itemid=1

Pérez, S. (1999). ¿Cómo evitar el suicidio en adolescentes? Recuperado el 12 de

abril de 2009, en http://www.psicologia-online.com/ebooks/suicidio/index.shtml

41

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Pichon-Rivière, E. (2001). El proceso grupal,

(Del psicoanálisis a la psicología

social, I). Buenos Aires: Nueva Visión

United Nations Foundation (2000). Informe

de las Naciones Unidas sobre el

Desarrollo Humano. Recuperado el 17

de noviembre de 2009, en http://www.unwire.org/UNWire/19990721/3875_

story.asp

Vicuña, A. (2003). Cuadernos de psiquiatría

comunitaria y salud mental para la

atención primaria de salud: elementos

para el manejo de la conducta suicida en

la atención primaria de salud, 2. Chile: Universidad de Santiago de Chile - Facultad de Ciencias Médicas.

42

ANEXO N.° 1

GUÍA DE ENTREVISTA INDIVIDUAL CON ALUMNOS QUE PRESENTAN

IDEACIONES SUICIDAS

Tal como lo indicamos en la crítica de los mitos, hablar con una persona que ha intentado suicidarse sobre su intento, o con un joven que tiene ideaciones suicidas sobre éstas, no incrementa el riesgo, siempre que se haga de una manera prudente, procurando crear un ambiente de confianza para que el

menor sienta que hay alguien que se interesa por él, pueda expresar libremente sus ideas

y sentimientos, y escuche una voz de aliento que le ayude a explorar alternativas para

afirmarse en la vida.

A continuación, se presentan algunas líneas temáticas en las que el docente podría indagar e intervenir en el transcurso de la entrevista:

Es importante realizar un encuadre con el joven, en el cual se clarifique la intención

de la charla, así como los límites que ésta tendrá. Por ejemplo: “Antes de comenzar, quiero que acordemos que el objetivo de esta charla es el de hablar acerca de las ideas que has tenido con respecto a la posibilidad de quitarte la vida. Creo que es posible encontrar alternativas que te permitan afrontar o resolver de una manera distinta los problemas que te llevan a pensar que esa puede ser una solución, y eso es lo que haremos acá. Por supuesto, lo que hablemos es privado, queda entre nosotros, pero debes saber que si yo tengo conocimiento de algo que pone en riesgo tu vida o la de otra persona, tengo el deber de comunicarlo a tus padres y a los directivos. Estamos acá para crear alternativas de solución a tus problemas y eso podría hacer parte de ellas”.

Una vez realizada esta actividad, puede iniciarse la conversación alrededor de algunos temas. Se proponen a continuación algunos de ellos, sin pretender que estos sean los únicos o que sea una lista de

››››››››››››››››››››››››››

››››››››››››››

ANEXOS

43

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

no lo ha hecho, ¿cuál es el motivo? ¿Qué cree que obtendrá con el suicidio?

Alternativas:

De acuerdo con lo que se hable en la charla, algunas de las alternativas que podrían ofrecerse para contener la ideación y mejorar las condiciones emocionales y de vida del joven que lo empujan a ella, son:

Sugerirle que busque ayuda profesional •

y poner el caso en conocimiento del profesional de la salud mental de la institución, si lo hay.

Orientarlo acerca de las redes •

institucionales y comunitarias en las que puede encontrar ayuda.

Ofrecer la continuidad del espacio para •

conversar, cuando sienta la necesidad de hacerlo.

Plantearle la posibilidad de buscar el •

apoyo de un tutor emocional, alguien que le inspire confianza al joven entre

los profesionales que trabajan en la institución, o proponerse como tal en caso de que se tenga una buena relación con el joven.

Sugerirle la posibilidad del apoyo de •

un líder afectivo, elegido dentro de sus compañeros.

››››››››››

chequeo a seguir. No obstante, son tópicos

que proveen valiosa información para el análisis del riesgo.

Algunos elementos propios del contexto vital:

En la familia: ¿Con quién vive? ¿Quiénes •

son sus familiares más allegados? ¿Con quiénes tiene dificultades? ¿Cómo es su

vida cotidiana?, ¿Qué hace en la casa al llegar del colegio o un fin de semana?

¿Qué actividades comparte con su familia? Igualmente, indagar sobre la existencia de problemas como agresión,

violencia intrafamiliar y consumo de drogas.

En el aula: ¿Cómo se siente en el colegio? •

¿Qué hace en los recreos? ¿Cómo es su relación con los compañeros? ¿Quiénes son sus mejores amigos? ¿Hay posible existencia de bullying? ¿Cómo va su desempeño académico?

En su entorno: ¿Cuáles son las personas •

significativas en su vida? Esto es, las que

siente más cercanas e importantes, a las que les confía sus secretos.

Historia de la ideación:

¿Hace cuánto lo piensa? ¿Qué •

cree que lo llevó a ello? Si tiene personas significativas, ¿ha hablado de sus ideas con

ellos? ¿Qué le han dicho? Si, por el contrario,

44

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

ANEXO N.° 2

GUÍA PARA TUTORES EMOCIONALES Y LÍDERES AFECTIVOS

Los tutores emocionales son personas adultas vinculadas con la institución, que se convierten en líderes positivos que inspiran seguridad y confianza dentro de la comunidad

educativa y que son capaces de acompañar a otros que lo necesitan. Se caracterizan por su capacidad de escuchar, de comprender, de contenerse, por su fortaleza afectiva y emocional, y no necesariamente por ser directivos o administrativos importantes de la institución.

El tutor emocional debe ser una persona cercana al joven y de su confianza, con quien

se sienta seguro y tranquilo. Es alguien con quien puede conversar o estar en silencio sin prevenciones y por quien no se va a sentir perseguido o culpado.

Estas características hacen de esta figura una persona realmente valiosa en el

proceso de acompañamiento de un joven en riesgo; labor que deberá ser aceptada por él de manera voluntaria, sin más afán que el de ayudarle al joven.

El líder afectivo es un par, es decir otro estudiante, de la misma edad o un poco mayor. Las funciones de los tutores emocionales y los líderes afectivos son complementarias; desde los roles diferenciados del adulto, profesional y empleado de la institución, en el primer caso, y el estudiante, amigo o compañero, en el segundo. Lo ideal es que haya un trabajo coordinado entre ambos y que sea el tutor emocional, como adulto y profesional, quien ayude a ubicar al estudiante candidato líder afectivo y realice el encuadre entre él y el joven al que va a acompañar. Este encuadre debe ser claro y

a la vez flexible, por lo que se debe definir

las condiciones y características del apoyo y acompañamiento que se realizará. Se sugiere incluir, entre otras, las siguientes:

El acompañamiento se acepta de manera •

voluntaria por parte de cada uno de los involucrados.

Tiene una duración mínima de dos •

semanas y máxima de cuatro, para

evitar generar dependencias. En caso de considerarse aconsejable la continuación del apoyo, se podrá prolongar por dos periodos más, pero con líderes afectivos diferentes en cada uno de ellos.

El tutor se compromete a acompañar •

al joven en riesgo realizando para ello actividades simples como acompañarlo en los recreos o descansos, ayudarlo en trabajos en equipo, acompañarlo a la casa en ocasiones –si es posible y seguro–, llamarlo de vez en cuando, estar disponible para hablar con él, hacerle una llamada el fin de semana, compartir

con él actividades extracurriculares,

etc. Por supuesto, tales actividades son opcionales y dependerán del tipo de relación que se establezca entre ellos.

Tales funciones no pueden ser •

consideradas como evaluables dentro del proceso académico de ninguno de los dos.

Debe quedar claro que bajo ninguna •

circunstancia el líder afectivo podrá guardar secretos que comprometan el bienestar del joven acompañado, viéndose obligado a reportar cualquier situación de riesgo al tutor emocional, que estará siempre disponible para brindar asesoría al estudiante que realiza dicha tarea.

45

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Es importante que se defina un tiempo •

máximo de una hora por día y seis

por semana para esta función de líder afectivo, para evitar que se convierta en una carga excesiva.

Ningún líder afectivo podrá acompañar •

simultáneamente a más de un estudiante en riesgo.

Si en las reuniones con el líder afectivo, el •

tutor emocional detecta que está siendo afectado de manera negativa por la tarea que realiza, lo relevará inmediatamente.

Un asunto de especial trascendencia es que, en el momento en que se reúna a los jóvenes para explicarles la propuesta, el

docente encargado del contacto debe ser muy claro en mencionar de forma específica

las condiciones del acompañamiento y en expresarles su voluntad de estar pendiente

de la marcha del mismo, así como su disposición para escuchar y ayudarles a solucionar cualquier dificultad que pueda

presentarse.

ANEXO N.° 3

PAUTAS PARA UNA CARTA DEL RECTOR A LOS PADRES DE FAMILIA EN

CASO DE UN SUICIDIO CONSUMADO

Si bien no se pretende definir exactamente

los contenidos de la carta que podría dirigir el rector de la institución educativa a los padres de familia, en caso de un suicidio consumado que haya generado conmoción dentro de la comunidad estudiantil, se sugieren a continuación algunos elementos que se considera que sería pertinente abordar.

Cabe recordar que el objetivo de la carta es brindar a los padres algunas orientaciones

acerca de cómo pueden hablar con sus hijos sobre el evento del suicidio del compañero, lo que puede complementarse con la develación de algunos mitos relativos al suicidio, con el fin de evitar que sean usados en tal charla

con efectos contraproducentes.

¿Cuáles podrían ser los ejes temáticos?

El primero de ellos, lamentar el acontecimiento como algo sucedido a la gran familia que compone el colegio. Luego, señalar que este es un problema que debe ser abordado de manera abierta y serena por toda la comunidad educativa, que incluye a estudiantes, docentes, directivos y padres. Así mismo, mostrar la disposición de los directivos de la institución para crear los espacios que soliciten los actores de la comunidad educativa para poder hablar de ello.

Luego, puede plantearse la sugerencia a los padres de que mantengan esta línea de sentido formativo y hablen entre ellos y con sus hijos de lo acontecido si estos últimos fueron impactados de manera directa por el acontecimiento, bien sea porque lo presenciaron, porque el menor que se suicidó era de su grupo, o porque era amigo o compañero de ellos.

Algunos aspectos sugeridos por parte del rector podrían ser:

Tales conversaciones deben buscar la •

expresión de sentimientos y la puesta

en común de las inquietudes y temores que el suicidio del compañero haya generado. Por ello, deben centrarse en estos sentimientos y su expresión, así

como en las posibilidades colectivas de contenerlos y aliviarlos.

46

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

En la conversación con los hijos, no se •

trata de comparar lo que le pasó al joven fallecido con lo que pasa en la casa, con el fin de culpabilizar o enjuiciar a

algunos de los miembros de la familia; lo fundamental es que todos hablen de lo que sienten y sean escuchados.

Sugerir que si se considera que hay •

acciones que el colegio podría realizar con miras a facilitar la comunicación, se puede hacer la solicitud correspondiente.

Finalmente, después de estas recomendaciones y otras que se consideren pertinentes, como develar a los padres los mitos respecto al suicidio que se mencionan en este manual, el rector puede despedirse de la familia recordando su interés por que se ponga en palabras lo ocurrido en lugar de reprimirse, por lo cual la institución ofrece los espacios que sean necesarios para discutirlo y se recalca que las puertas de ésta siempre estarán abiertas a la participación de los padres.

ANEXO N.° 4

GUÍA PARA CONVERSAR CON ESTUDIANTES AFECTADOS POR EL

SUICIDIO DE UN COMPAÑERO

Como parte de los aspectos que se deben considerar en el acompañamiento a niñas, niños y adolescentes afectados por el impacto emocional del suicidio de un compañero, a continuación se presentan algunos elementos que deberían ser tomados en cuenta en el momento de conversar con ellos. Se espera que éstos faciliten la creación

de un espacio que permita la verbalización de los sentimientos y puesta en escena de los imaginarios que los acompañan, facilitando su pacificación y evitando en lo posible

consecuencias negativas.

Qué hacer:

Buscar condiciones propicias de 1. privacidad y comodidad para facilitar la conversación.

Hablar de manera abierta de los 2. sentimientos que el suicidio del compañero ha generado en el joven. Si existe algún tipo de idea relativa a

su propia muerte, tratarla de manera directa, sin tapujos. Por ejemplo: “Me

has dicho varias veces que tu también has pensado ‘cosas’; ¿te refieres a que

tú también has pensado en suicidarte? Sería importante que habláramos de ello”.

Indagar qué ha hablado el joven con 3. el resto de sus compañeros respecto del evento y si han llegado a plantear la exaltación o valoración positiva del

acto, e, incluso, si han considerado su repetición organizada de una manera u otra.

Evaluar con quién ha conversado del 4. tema: familia, padres, hermanos, amigos y de qué manera lo ha hecho. Se debe estar atento a la valoración positiva del hecho en cualquiera de estos ámbitos, con el fin de desmitificarla.

Escuchar de manera tranquila y activa; 5. esto es, permitir que el joven se exprese

de manera extensa sobre lo que quiere

hablar, tratando de responderle sin juzgarlo, culparlo o retarlo.

47

MANUAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO PARA INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Ofrecer la posibilidad de hablar 6. nuevamente de la situación que vive y de los sentimientos que ésta le genera.

En caso de considerar que el joven está 7. en riesgo, establecer redes de apoyo de manera inmediata.

Qué no hacer:

Hablar con rodeos, no enfrentar 1. directamente los sentimientos generados en el joven por el suicidio o incluso su propia ideación suicida

Exaltar el acto suicida: “Se necesita 2. mucho valor para suicidarse”; o justificarlo: “Es que con una situación

como la que vivía ese muchacho… ”.

Culpabilizar al joven por lo sucedido o 3. por lo que siente.

Desvalorizar lo que siente el muchacho 4. o burlarse de sus sentimientos: “Es que ustedes los jóvenes son así, pero cuando crecen se dan cuenta de…”.

Retarlo con frases como: “Vos no serías 5. capaz de hacerlo; si así fuera, ya lo habrías hecho”.

Responderle desde los propios senti-6. mientos, por pretender que éstos son la única verdad auténtica a la que el joven debe acceder.

48

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA LUIS AMIGÓ - UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA - COLCIENCIAS

INVESTIGADOR PRINCIPAL:

Jaime Alberto Carmona ParraDoctor en Psicología Social, Universidad Complutense de Madrid. Magister en Ciencias

Sociales, Universidad de Antioquia. Psicólogo, Universidad Monterrey de Costa Rica. Autor del

libro Psicoanálisis y vida cotidiana. Vicerrector Académico de la Fundación Universitaria Luis Amigó y fundador de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales.Contacto:[email protected]

COINVESTIGADORES:

Juan Carlos Jaramillo EstradaDocente investigador de la Universidad de San Buenaventura. Director del grupo de investigación “Grupo de estudios avanzados en desarrollo humano, GESTAR”. Magíster en

Psicología. Psicólogo. Contacto: [email protected]

Felipe Tobón HoyosCoordinador ejecutivo de la Fundación Amigó –ONGD con sede en España–. Doctorando en

Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en Docencia Investigativa

Universitaria. Psicólogo. Integrante del grupo de investigación Psicología Social y Salud Mental

de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Funlam. Contacto:[email protected]

EQUIPO DE LA INVESTIGACIÓN

AUXILIAR:

Yuliana Andrea Areiza SánchezPsicóloga. Especialista en Docencia Investigativa Universitaria. Integrante del grupo de investigación Psicología Social y Salud Mental, Fundación Universitaria Luis Amigó.

Contacto: [email protected]

EQUIPO ACADÉMICO DE APOYO:

Ancízar Vargas León (Funlam)Paolo Villlalba Storti (Funlam)Rafael Andrés Patiño Orozco (Funlam)

Henry Antonio Castillo Parra (USB)

ESTUDIANTES PARTICIPANTES:

Funlam: Diana Marcela Montoya Agudelo,

Mónica Yazmín Giraldo Osorio, Dalia Nury

Álvarez Arboleda, Diana Yineth Arboleda Echeverri, Catalina María Herrón Jaramillo,

María Victoria Restrepo Tobón, David Sánchez

Álvarez, Carolina Londoño Flórez, Carolina Montenegro Márquez, Beatriz Elena Uribe

Díaz, Yuli Andrea Gallego Zuluaga, Ana María

González Pizarro, Luis Alejandro Franco Delgado, Yuleidy Alejandra Pérez García, Cindy Alexandra Escobar Gómez.

USB: Alejandra García Isaza, Jeimy Mesa

Londoño, Jessica Alejandra Zapata Restrepo,

Yessel Mejía Murcia.