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MADRID NUMERO 1-51 H ENERO 1951

ARBOLESPARA CAMINOS

Nor JOAQUI^V XIMENEZ UE ^MBIIN Y GONZALEZ A^N®0

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En muchas carreteras y Gaminos resulta verdade-

ramente lamentabls recornar a veces la.rgtas distan-

cias sin arbolado que alegre 1a vista ^íel ^minante

y prote^a con su sombra, a hombres y ca:ballerLas,

contra los intensos ralores.

Contribuyen también los árboles a la mejor coa-s^ervación del firm^e, al m^oderar los efectos tanto delas altas temperatur^as ^como de las h^eladas, y evitarel deterioro ocasionado p^or ^1 agua de Iluvia.

La acertada elección de 1a especie rarbónea pr^efe-rible a^d^ecua.da a las cincunstancias tl,e terneno y^tli-ma, así como la.s buenas normías en la crianza, pl^an-tación y poda, Qonstituyen ^el tema ^e e^sta HOJADIVULGADORA.

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ARBOLES PARA CAMINOS

El hombre es un extraño ser, cuyo más intenso goce con-sistiría en trastrocar las leyes . de la Naturaleza y obli^,ara los seres naturales a cumplir fines para los que, descl_eluego, no fueron creados. Y así, en las ciudades, mons-truos de cemento y asfalto, introduce parques y jardines; yen los bosques, entidades naturales vivas ^y autónomas, cons-truye casas y casitas, "chalets", villas y castilletes, inter,-tando domesticar su bravía "climax" ; eso ocurre con los ca-minos. Destroza los bosques para -abrir caminos, y despuésse empeña en que árboles domesticados le proporcionen susbeneficios alineaclos hieráticamente a un lado y otro del mis-mo, como soldados en una formación, lo cual, si bien produceagrado al horr^bre, debe ser sumamente molesto, consideradaslas cosas desde el punto de vista del árbol.

El modó de emplear a estos fidelísimos servidores serámuy diferente según los casos, y a dar unas reglas senci-llas se enderezan las presentes líneas.

Finali^dades del arbol^ado de caminos.

Tiene tres fundamentales : a), proteger a los transeúntes ;G), proteger la obra; c), mejorar la estética. La acertada con-jugación de estos tres factores condticirá a una serie de es-pecies de árboles, de los que se elegirán los más adecuadospor las condiciones ecológicas del medio.

a) L;a protección al t^^a^2seúsat^e y ^al tráfico se consigue,en general, por árboles que en verano den sombra fresca ^-en invierno proporcionen abrigo o dejen pasar el sol. F,sta.premisa parece ya conducir desde un principio al empleo clefrondosas; es decir, árboles de hoja caduca. En efecto, estasespecies son las de sombra m•ás fresca en verano, y, al per-<1er la hoja, cuando llega el invierno, dejan pasar el sol, con loque el ^ f río es menor, importante f aceta ésta en el saneamien-to del camino, como veremos. Pero ocurren variantes. Pri-

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inero, si se trata de calles, sucede que la caícla de la hoja oc^^.-siona gastos considerables de desbroce, y en los climas cá-lido-secos, en que el invierno es suave y tal vez sólo molestupor los vierrtos, podría preferirse el empleo ^le coníferas. Enios caminos militares puede convenir también en^plear árbolesde hoja persistente y copa ancha, para emnascarar la circu-]ación de vehículos, ya qtte el enmascaramiento del camino c°^difícil o imposible.

La protección del transeítnte requiere también árboles cíecopa ancha y no gran tal]a; esto, sobre tudu en las calles dela población y, por íiltimo, en las aglomeraciones urbanas,debe pensarse en especies de poco polen, para evitar alergias,^. polinosis.

b) La hroteccióra d^ l^c^ oU^•a ^1^a^is^^^r,a requiere diversas ca-racterísticas. 5abidu es que la conservación de un camit.odepende, en gran parte, de la uniformidad de su temperattt-^ a y de la buena y rápida evacuación de las aguas.

Los árboles de especies frondosas, que dan sombra frescaen verano, ari^inoran la elevacla temperatura clel firme, sea del^iedra, adoquín o asfaltu; en invierno, al perder la hoja, d.e-jarán pasar ampliamente el sol, con lo que se secará más^ ápidamente el agua que llueva o la nieve que se derrita, na^e almacenará nieve en las ramas y copa, y asirnismo el cal-deo del sul evitará hela•das, con deterioro del firme.

t1 su vez, los árboles deberán ser apropiados para la su-ieción de terraplenes, y nu tener, en cambiu, raíces rastrerasv rrtuy largas que pudieran introducirse en la caja del camino.• estropear el firme. En las calles ocurre lu inismo. En másde una población hemos visto magníficus pavimentos levau-tados o llenos de rizgosicíades producida^ l^c,r las raíces de unZrbolado inaclecuado o mal pttesto.

c) L^ rn^c jora ^^stética es también imhurtante ; duelen lu,^jos de ver tantos ca^ninos que corren al horizonte sin quetui árbol se vislumbre. Es claro que no se consigue una buenaestética tan sólo con una tira de árboles a cada lado del ca-mino, pues para ello (y para protección tantbién) convenclríanbosquetes prá^imos a él v más u iuenos escaqueados, que di-

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ría un estratega; pero, ya que no c^tra cosa, elijamos árbolesbellos, a tono con el paisaje general y la idiosincrasia de lacomarca. Ni clue decir tiene que en las calles y plazas tienela materia una importancia primorclial.

Arboles más adecuados para caminos.

Las consicíeraciones anteriores, ttnidas a la fundamentalde a^daptación ecológica de la especie arbárea al medio de q+tese trate, impide, digamos, la formación de unas tablas de do-ble entrada o unos ábacos en que, conjugando factores, ven-^;a determinada la especie. Es, como todas las materias f:rrestales, de personalísima resolución.

Sin embargo, en térmitros generales, y como no hemos cleacuparnos ahora cle parques, jardines o calles, por la ampli-tud de la materia, y sólo nos concretaremos a caminus, dire-mos que las coníferas y árboles de hoja perenne siempre ver-des no deben emplearse más que en la España seca de la costacatalana y levantina, Andalucía Baja, Baleares, Canarias yzonas de Nlurcia y Aragón muy secas. Pasaremos revist^: alas especiPS más importantes.

Z'rr.os.-Son los árboles ideales para los caminos. i Lás-tima que sean un poco señoritos para nuestros rudos clirnasy suelos ! Es árbol de gran talla y amplia copa, que soportaáruesas ramas. Se da en sitios templado-fríos, templados ^-algo calurosos, pero siempre con alguna humedad, sobre todolos primeros años de su vida. Sú flor no es vistosa, pero ^imuy aromática. I\^ecesita suelos duros, no muy áridos. ^uraiz es lo suficientemente profunda para no dañar los firiiiés,^^ lo hemos visto desde el nivel del nrar, en Mallorca_, hastalos i.^oo metros, en localidades del Pirineo aragonés. En lossitios secos pierde pronto las hojas, _y no debe podársele másclue las ramillas y no las ramas gruesas. Se ven en nuestraPatria hasta quince especies adaptadas. Las más corrientcsson: el Ti?r;cz r^ru^r^r.c^i foli,a, el T. j^^a^r^^i flo^r^a-, más rústico que eIanterior, y el T, irrract•ic^^r,^, variedad argéntea. de hojas pla-teadas, muy vistosas. El T. Pari^ie^rtier-i. ^-arieclacl j^c^^id^^lcr. esel estilo llorón, suma^nente ornamental.

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PLÁTANOS, FALSOS PLÁTANOS, PLATEROS.- Ĵ1gUeri eIl ITIé-

ritos a los anteriores, los falsos plátanos. Son árboles cor-pulentos, hermosos, de copa ancha y fuerte. Son muy adap-tables al clima y al suelo con tal no sea pesado, pero exigenhumedad, si bien no tanta como los tilos. Los falsos plátanosson lós que forman las "alamedas", que en ningún puebloespañol faltan para solaz de los lugareños. Se encuentranfácilmente el Plata7^us occidezataiis y el P. owi,ent^lis, suma-mente parecidos. Producen una enorme cantidad de hojas ymucho polen amarillo bastante molesto. No deben podarsecon intensidad. Primos hermanos de los' anteriores son losarces; pero, con ser parecidos en porte, aspecto y necesida-des, no se emplean en caminos, aunque el Ac^er ps^eudoplát^r-7z^-ss podría emplearse con éxito en la España templado-hú-meda, y lo mismo el Ace^r negu7^do, que proporciona hermo-sas avenidas.

ALAMOS.-En la lista de los aptos, el género P^opulus ^i-gue a los anteriores. Se les designa con el norr^bre genéricode "chopos". Son árboles de gran altura, rústicos, adaptablesa todos los suelos, pero exigentes de alguna humedad, sobretodo los prirneros años. Su porte es generalmente fusiforme,lo que es un inconveniente para los caminos, pero la buenaelección de especies, la hibridación y podas adecuadas puedensnodificar, si se desea, sus características. Arraigan fácilmen-te y dan abundantes brotes de raíz. Se dan desde el mar alos r.8oo y más metros.

El más corriente es el Populais ^cigy^a, chopo negro, o ne-grillo; propio de climas templado-fríos. El P. ^aZb^a o blancoc^s inás rústico, tanto para el calor como para el frío y lasequedad, da muchos brotes de raíz, pero no es tan alto nitan hermoso como el anterior ; se le emplea muchísimo encaminos. El P, canade^zsis o canadiense es ideal para cami-nos ; más rústico que el P. nigra, pero menos que el P. ^alba,y precisa humedad. También puedc emplearse el P. yruoziili f e-r^a o chopo carolino, que si bien es alg^ exigente tiene lacopa amplia y%ojas muy grandes.

FucALrPTUS.-Estos ya muy conocidos árboles se em-

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plean constantemente en caminos, son corpulentos y adapta-bles, segíul especies, a toda característica. Dan, sin embargo,mala sombra (aunque no sean gafes), y sus raíces son mu-chas veces verdaderas fieras para el macadám y para lasfttentes. El más empleado y ríistico en España es el E. ^lóbz^-lacs; también el ^. rostrata puede emplearse.

Estos géneros son los clásicos en cantinos, carreteras,

'r_n Aiicante y utras provincias le^antinas nu es raro ^er almendros a lo largude los caminos.

calles, paseos _^^ parques. Desgraciaclaniente nc> ^iempre p>le-clen emplearse en nuestra Patria, y cle ahí c^ue sc utilicen al-^unos otros ^éneros due a ccmtinuacic"m c^aminaremos.

Otras Espe^ci^es utilizables.

I_,os ULMOS. M^al llamados tamhi^:n "álanlc^s ne^ros". Sonárboles corpttlentos, de crecimientc^ bastante rápido ^^ copabastante densa. No son escesivamente rústicos ; es decir, te-tnen de jóvenes a los fríos intensos, v taml.^ién las sequeda-

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des, y ello dificulta su buen arraigue en caminos. Es, encambio, de los pocos árboles que soporta bien los terrenosarcillosos, lo que le hace sutnamente útil ; pero soporta tam-bién los secos o calizos.

El ALMEZ (Celtis aazstr^alis) sería tan bueno como elolmo para terrenos calizos mediterráneos si no fuera porquesus raíces someras lo hacen inadecuado.

Nuestras secas y áridas regiones precisan, sin embar^o,en sus caminos de especies más rústicas aún, y de ^ahí queentren én liza las vulgarmente llamadas "acacias", que tantc^se ven por las polvorientas carreteras secundarias de Levan-te ^ Andalucía.

yl.a 1^CACIA DF_ TRES PINCIIOS eS la ^i^^dZStC'hi^a triacatathns,

árboles de ocho á diez metros, pero que se bifurcan a loscuatro con una copa medianamente densa. Soporta climassecos y suelos áridos y calizos con tal que no sean rnuy arci-ilosos. Su sistema radical profundiza y por ello es apto.

Algo más delicada es la FAI.sA ^dACI^ (Robirzi^a psezado-acacia), pues requiere más frescura que la anterior. Es ár-bol más hermoso y de raíz pivotante, lo que la hace^ suma-u^ente apta.

Una y otra especie pueclen sustituirse, con ventaja, porla AcACIA TAnoNESA o Soplaor^a j^aportiic^a, de raíz también pi-^-otante, adaptable a toda clase de suelos y resistente a lasequedad, ya que nó a]as heladas. Para tierras templado-húmedas sun también hermosas y de empleo la ACac^a ^n^^elu-uo.ti ^,^l^o^^a y las Albi.zzi^as.

Otro árb^^l bueno para caniinos es la l^!IoRERA o M^or^^i^salb.a, propia del clin^a teinplado-mediterráneo, rústicas y defollaje frondc^so; su emple^^ se e^tiende cada ^^ez más, per^^ha de someterse en el ^-i^-ero (y posteriormente) a manipula-ciones en sus raíces. porque su sistema radical es largo ysomero y puede ser grave perjuicio para el firrne. En siticshabitados tampoco es práctico por ĉfue acuden a sus moras^niles ^de nwscas y... niñ^^s, Ilenando de pringue a todo pa-cífico ciandante.

En cam^inos no muy anchos, para circulación de peaton^^sv caballerías v en climas templados, pueden emplearse con

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ventaja los Ar.zGL^s7•R^.s o truanas, bautizados con los nom-bres de Ligicst^iarl^- ^.n^rdgare y Li.gzistrz-^s^^r^ j^zpoaric^a; árboiespequeños de cinco o seis metros a lo más ^• follaje espeso ymtty apropiados, cle lc^s que tan profusc> empleo hizo el co-nocido jardinero D. C^ecilio Rodríguez.

Igualmente en la zona mediterránea puede emplearse conpleno é^ito y satisfacción el AxsoL DEt. P:^x^íso o ^le^agnicsaiagz^sti f o1i^a, arbolillo de pequeña talla que arraiga en lospeores terrenos secos y guijarrosos, muy hermoso y de frES-ca _^• agradable sombra.

lle utilidad suma es el AiLAtvTO o r1^i1^alath^aas g1a^T^z^los^r^,Ilamado también "Arbol del cielo". Ríistico, apto para cli-mas templado-cálidos y de raíces muy cundidoras, es de granempleo en todas clases de caminos.

Poco empleadas son otras especies en F,spaña, y sin em-bargo debieron emplearse por su hermosura y adaptabilidada determinadas circunstancias que concurren en los caminc,s.

Así, el OMSÚ ^^ "Bella sombra", Playtot^cc^^a di^oicrz,puede emplearse en climas templado-cáli^dos en carreterasmuy anchas, de anchos paseos, o bien como sombra contin•^iade alguna platabanda central. La Cl^o^^it^;ía ^i^nsigvuis o "Ptu^borracho", propia de suelos sueltos en climas templado-cáli-dos, que por su especial forma, muy ancha abajc^ y estrechay arqueada en la cima, puede formar t-erdaderos _̂ hermosostímeles de verdttra. sobre caminos.

EI N^^ssa aqi^atíca, herm^e^so y alto árbol que ^^i^•e en te-rrenos enchareadoc de climas templados, es muy ^apto parasanear terraplenes de caminos en sitios fangosos. El Ta^ro-di^l^rni c^ist^icu^tz, o Ax^^xt;^T^, está en el mismo caso: yotros varios.

Ya hemos hablado de las especies de hoja perenne. I)etodas ellas la de más conveniente empleo, si se desea porlas circunstancias que en el camino concurran, es el P1^.o ca-RRASCO O PZ^7l^41^S 'h<a^lC'^^.C12SlS.

Adaptable a toda clase de terrenos y exposiciones es laespecie de entre las Pináceas que, mediante podas, puede do-társela de una copa apropiada. Sus raíces, sin embargo, sonalgo someras y han cl: tomarse por ello las clebiclas precat^-

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C10IleS. Cam1IlOS hay que por determinadas circunstanci^.sdeben cubrirse a un lad0 u otro por barreras vegetales, bienpor los vientos, por estética, para impedir la vista directa,etcétera. En ese caso proporcionan la primera materia loscipreses y la casuarina, si bien ésta no es conífera, aunqueparezca un pino a simple vista.

El CIPRÉS MACxocARl'A es sumamente útil, pues adquic-re corpulencia y altura, y si se desea se le puede mantenercon ramas casi desde el suelo. El C^tip^'^ess^rs sen2^erviyeras,

variedad horizontal; el C. friranaidalis, las Thzay^as y las Bio-

t^as dan análogos resultados con estética varia y mayor den-sidad de pies. Son propios de climas templados, pero se adap-tan a todos, como igualmente a cualquier clase de terreno.Lo que peor soportan son los fríos y heladas.

En Alicante y otras provincias levantinas, hay caminusbordeados por ALMF_NDROS.

Tal es, en suma, la ligera revista de principales especiesaptas para el arbolado de ĉaminos.

Para orientación sobre la elección de la especie arbóreamás adecuada, inclttámos el cuadro siguiente :

EMPLEO DE ?.RBOLES EN CAMINOS.

C2G^L7^Y0 OY1^L'ytta(^Oy'.

^itios frescos de suelo proFundo... Falso plátano (platero), Alanzos (chopos).Arces, Tilns, Ara^ia mela.noylnn, PaloBorracho.

Clima templado-cálído con veranossecos .......... ............................. .9cacia de tre.r ¢in.chos, Falsa Acac+n, .Sn-

fora.r, Aligzestres, Ailantes, Omhzí.

Climas templados, suelos arcillosos. C>lrnos.

Terraplenes sueltos ..................... . 1 ilaulos, Moreras.

Sitios húmcdos o encharcables...... Encali/^tos, Ahuehzule, Nvssa aquático (*u-pelo).

Para enmascaramientos y protección de vistas laterales y a^entese^ógenos .... ......................:...... !'ino carrasco, Casuarinas, Cipreses /nxaczo-

rarpa y piramidal), Thuyas, Biotas.

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Particularidades de la preparación de tales árboles en el vivero.

La cría en el vivero de las plantas que han de emplear5een los caminos reviste algunas particularidades determinadaspor su futuro empleo como individuos y no destinados aformar masa.

Deben utilizarse, en primer lugar, ]as especies que bro-tan de cepa y raíz como todas las especies frondosas citaclas,en estacas de i'So a z metros en el vivero, en lug-ar de es!a-

Fig, 2.-Trasplante a raíz desnuda.

quillas. En etecto, se precisa, ante todo, cuerpo en la plantay resistencia al viento y otros agentes exteriores, entre losque se encuentran el gamberrismo y el vandalistno. Siendoasí, el suelo del vivero deberá ser más profundo que el ordi-nario, por lo menos de 8o centímetros, y sumamente fértil.Para ello es utilísimo el empleo del abono orgánico ("com-post"), que se produce en fosas mediante pudrición de res-tos cle vegetales irriga^dos con aguas de letrinas, o establos,o preparadas con cianamida cálcica al io hor ioo. El ester-colado habrá de ser fuerte y el abono nitrogenado en lasdiversas etapas del plantón fuerte también. La densidad envivero de los plantones ha de ser enorme, a marco real de0'5o metros.

En pocas palabras : este tipo de arbolado hay que criarlo"señorito", no como sus congéneres destinados a repobla-

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ción que, si bien robustos (eso siempre), han de prepararsepara suf.rir los rigores de colonizar nuestros desertizadosmontes. Se consiguen así a los tres años unos plantonesgrandes de raíz pivotante, profunda y poca cepa.

Para las coníferas deberán repicarse cada año, cortando

]^ig. 3.-Diversas etapas del trasplante de un árbol (A): B, corte de ra:ces]aterales; C, encajonamiento; D, numerosas raíces secundarias se desarrollan al

cabo de un año; F, arranque de su sitio para trasplantarlo,

las raíces laterales y trasplantando en el tnismo vivero, cungran cepellón y gran cantidací de suelo.

Lista la planta de dos y medio a tres metros, se la podaen invierno; y a finales de él o a principios de primaverasegíln clima (mecliados de febrero), se la arranca con las de-bidas precauciones (con gran capellón, si es posible), se su-primen con gran cuidado las raíces adventicias y las daña-das y se las baña en una mezcla de arcilla estercolada a í^nde que las raíces tengan buen alimento "a n^^ano" en la pri-mera temporacía de su vida.

Es conveniente anotar la orientación en que estaba laL^lanta para mantenerla en el lttgar de stt asiento.

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Plantación y cuidadoa sucxsivos.

^1ada hay que decir de la rapidez con que deben Ilevarse asu lugar, al empleo de tabla plantadora para el buen centra-do sobre los hoyos, y conocida es asimismo la necesidad deque éstos sean amplios (0'6o X o'6o X o' So metros, c^rr.o

Fig. a_-}^, Ho^o de tierra natural; G, hoyo preparado para plantar tierrasinvertidas.

FiQ. ^.-H, }'lantación; I, liberariim ^lel cepellbn.

tnínin^um) y con sus tierras invertid^.t^, es decir, abajo iasque salieron de arriba, y viceversa.

Las ilttstraciones aclaran las cosas, ^in necesiclad de máspalabras.

Apisonada la tierra, primero ligeramente y luego tinj^oco más, se dejará e1 alcorque hundido y el todo se sujetarácon un rodrigón que, en general, será un palo que tal vezbrote con más energía que la planta puesta, pero que puedeser un cest^^n o trípode de protección, si se clesea. Un riegc^

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intensísimo, prolongado dos veces por semana en el t^rimermes de arraigue, garantizará el éxito, ahorrando cíinero,aunque parezca lo contrario, ya que las faltas serán pocas.

Puecle haeerse arraigar así hasta eollíferas cle dos y tresmetros de altura, como en el Levante españul se hace paracarreteras y calles con el pino carrasco.

PonAS.-E1 trabajo de conservación del arbolado de ca-Ininos es principalmente la poda. Sabido es qtte tiene (paraesta clase de arbolado, claro es) las finalidades de litnpiar lasramas secas o iníttiles, la cle obtener un follaje tupido, dar

f^ig. 6.-Arbolito (J) centrado con la tabla de plantar; K, tabla de plantar ( la±go.según deseo),

a 1a pl"dIlta tlna ÍOrllla decorativa y evitar que el viento des-gaje las ramas alargadas.

C11 revés de lo que sucede en la práctica selvícola, debznsuprimirse en general las ramas verticales, que sólo dan ma-dera, favoreciendo las horizontales o inclinadas. En esta cla-se de ramas se praduce así, además, abtmdante follaje y A^.^-ración. Debe hacerse de modo que entre el aire y el sol atoda la copa, no olvidando dos cosas fund,tmentales: i.° Queel podar no es hacer leña; y?.° Que cada árbol es un casoparticttlar en el que, sobre todo, debe buscarse el eqttilibrio.Por lo primero conceptuamos una barbarie el coronar losPlátanos, Olmos y Chopos como se ven por nuestras carre-teras ; en estas especies, cemo en los ^rces y Tilos, somos

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partidarios. de dejarlos en su forma natural, limitando lapoda a aclarar el interior de la copa, a suprimir brotes chu-pones y a limpiar lo roto o enfermo. Por lo segunclo, debebuscarse en las restantes especies frondosas la formaci^nsobre la base equilibrada de tres ramas principales, hacién-dolo más alto cuanto más débiles sean los árboles.

Las coníferas deberán también podarse, eso sí, con niay^rmesttra, y nunca suprimiendo las ramas de altura o guía

C. D.

Fig. ĵ .-1'odas: A, ,ramas hacia el inter^ior de da copa; ,B, ramas débiles en labifurcación C, ramas chuponas, por bajo de la bifurración; D, ramas de ex-

cesivo desarrollo.

terminal (si no, ladiós árbol!) y no aclarando tampoco ex-cesivamente la copa.

^,hora bien, con cipreses y tuyas puede hacerse lo que seclesee a base de tijeras.

Nos parece inútil hablar más sobre la poda porque de taltetna se ha tratado múltiples veces en estas HoJAS.

La propagación de este arbolado, así como el crear bos-ques de dos a tres áreas cercanos a caminos y carreteras. yque estén hábilmente colocados y escaqueaclos, sería ttna me-dida nacional ; protegerían los campos, caminos y comunica-ciones, conservándolos y haciéndolos gratos al viandante yclaría tina estética armoniosa a tantas y tantas llanadas an-tipáticas en ]as que no se ve un árbol. Por último, se obten-drían pingŭes rentas, dada la faeilísima saca.

Pttdo entusiasrrtar a Unamuno la infinitud uniforme clelas llanuras castellanas, calificadas por muchos de mística^ ;

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a nc^sotros no no^ entusiasma absolutantente nada. Para ^^en-sar se han hecho lc^s libros ; los campos, hara producir, y loscaminos, para transitar. En cuanto a mística... debemos re-corcíar c^lue no se nos redimió en una meseta pelada, sinoen un árbol : en el árbol• cle la Crttz.

(^RAFICAS UGUINA-^+^^ oALDES, 7°l[ADP.lU