los capiteles hispanomusulmanes del museo lázaro galdiano

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REVISTA D E A R T E LOS CAPITELES HISPANOMUSULMANES DEL MUSEO LÁZARO GALDIANO Por Enrique Domínguez Perela NUMERO 163 MADRID, 1981

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Estudios de los capiteles hispanomulsulmanes (hispanoislámicos) del Museo Lázaro Galdiano de Madrid

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Page 1: Los capiteles hispanomusulmanes del Museo Lázaro Galdiano

REVISTA D E A R T E

LOS CAPITELES HISPANOMUSULMANES DEL MUSEO

LÁZARO GALDIANO Por Enrique Domínguez Perela

NUMERO 163 MADRID, 1981

Page 2: Los capiteles hispanomusulmanes del Museo Lázaro Galdiano

LOS CAPITELES HISPANOMUSULMANES DEL MUSEO LAZARa GALDIANO

Por ENRIQUE DOMINGUEZ PERELA

Pocos temas habrán resultado tan colapsadamente estu­diados como el «corpus» de los capiteles hispanomusulma­nes. Al parecer, F. Hernández emprendió la tarea, que­dando incompleta a su muerte; M. Gómez Moreno realizó algunas inmersiones en el tema con la oportunidad y pre-

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cisión que le caracterizaban; Torres Balbás se aproximó a la decoración de la arquitectura califal dejando en la His­toria de España de M. Pidal un conjunto de páginas en las que se ocupaba de la evolución formal de estas piezas. Por último y al margen de los numerosos ensayos individuali-

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zados, B. Pavón Maldonado realizó su declaración de in­tenciones en el mismo sentido, aportando a través de las revistas especializadas estudios de conjunto e individuales de sumo interés (1) .

Es evidente que el tema en sí presenta una serie de cir­cunstancias asociadas tales que impedían otro tipo de en­foque diferente al ya utilizado. La proverbial y paradójica pobreza arqueológica de nuestro país , los saqueos siste­máticos del siglo pasado orientados al mercado de las anti­güedades, el furtivismo , sin citar otros factores que qui­zás sea mejor olvidar, han contribuido a la actual pobreza y dispersión de los restos islámicos. No obstante, parece que ha llegado el momento para intentar una aproxima­ción a la tipología y evolución de este tipo de elementos que tan útiles pueden ser para una comprensión más ra­cionalizada de la arquitectura islámica en España, siguien­do los caminos ya iniciados.

En nuestro caso partimos de una colección de piezas que, provenientes del mercado de antigüedades, hoy apare­cen unidas en el Museo Lázaro Galdiano. Es por ello que en el estado actual de los conocimientos no queda otra

posibilidad que la de aproximación formal y canóniga, ne­cesariamente descontextualizada, pero que ha de contri­buir para dar a conocer una serie de jalones muy impor­tantes en la estructuración del problemático «corpus».

Los capiteles del Museo Lázaro Galdiano forman un conjunto extraordinariamente coherente, desde el punto de vista de la evolución formal de este tipo de elementos constructivo-decorativos, al cubrirse el extenso período que va desde los primeros pasos en la creación de la esté­tica hispanomusulmana hasta sus últimas consecuencias , yá en época nazarÍ. Y, sin embargo, las excelencias de la colección no terminan en el puro aspecto formal, sino que llegan al terreno arqueológico, proporcionando algu­nos datos acerca de la técnica de tallado de este tipo de bro­cados en piedra. Así , existen varias piezas correspondientes a columnas «entregas» (adosadas a un muro) que muestran parte de su superficie sin labor fina, junto a otra que apa­rece cubierta con una retícula de perforaciones y seña­les de problemática interpretación.

Antes de continuar señalemos que hemos otorgado a los capiteles la denominación LG-1 , LG-2 , etc., siguiendo

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el orden en que apa:recen en la sala en que son expuestos, de derecha a izquierda ; como se comprenderá, las letras LG corresponden o'a las siglas del Museo o

y pasemos a las piezas .. Pocas palabras dedicó Don José Camón a ellas en el catálogo ~del Museo , lo que a la vista de la calidad y cantidad de sus fondos resulta perfecta­mente comprensible. No duda, sin embargo, en fechar en el siglo IX a los dos capiteles que hemos denominado LG-5, LG-6, en el siglo XIV al LG-12 , así como en el X, o más genéricamente como califales, al resto .

El capitel que hemos denominado LG-1 se corresponde con el tipo denominado corintio por Torres Balbás. Las características de su talla son claramente tempranas; si bien ya se ha perdido casi por completo la idea del acanto espinoso clásico, se mantiene una cierta modelación de las formas, las digitaciones son relativamente cortas por con­traposición a los modelos de la época de AI-Hakam 11. La pieza se inscribe en un paralepípedo de 28 cm. de altura por más de 30 cm. de lado en la base . Es posible encon­trar un buen número de paralelos formales a esta pieza: así existen al menos seis piezas en Córdoba (Museo Ar­queológico - 5- y Colección Romero de Torres - 1- ) muy similares , con alguna digitación más; en Granada existen dos prácticamente idénticos, dándose la particula­ridad de que incluso uno de ellos, un poco más pequeño, ofrece el mismo tipo de mutilaciones en las volutas; igual­mente en Toledo se conserva otro de similar concepción; por último citemos el capitel 50.781 del Museo Arqueoló­gico Nacional como una muestra más de «parentesco» con nuestra pieza. La concepción decorativa de este tipo de capiteles se encuentra a medio camino entre el prototipo clásico y los esquemas califales. Podemos ver en ellos el proceso evolutivo sufrido por el florón hasta convertirse

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en la típica cartela ; al mismo tiempo y especialmente en la pieza del Lázaro, el sistema de digitaciones-anillos se re­parte entre las proporciones 3-1 y 2-1, reflejando un mo­mento de vacilación formal o de carencia de estereotipa­ción. Todo ello nos mueve a fechar la obra en torno al año 900 y en relación con Córdoba.

Entre los capiteles de la colección destaca por su belleza y calidad técnica el LG-2. Su tallado se ha realizado me­diante el juego de dos planos prácticamente paralelos, se­parados entre sí unos 10 ó 15 mm. Toda su superficie se encuentra recubierta de labor de ataurique con un motivo continuo a base de tallos que se encurvan , desarrollando una figura geométrica envolvente de sí misma. Unicamen­te la primera fila de hojas de acanto aparece recortada por el sistema de digitaciones y anillos , tan característicos de la época de apogeo del califato y de los elementos decora-o ti vos de su ciudad áulica . El resto de su superficie se arti­cula mediante la repetición de un motivo fitomorfo con terminaciones en tres ápices que podría relacionarse con la flor de lis, tan querida de la tradición helenística y de tanta pervivencia en Al-Andalus (2) y que en su proceso ~volutivo tiende a confundirse con el omnipresente siste­ma de digitaciones y anillos. en lugar de las formas trifo­liadas. Entre otros paralelos posibles (dos piezas en el Va­lencia de Don Juan, alguna otra pieza de M. al-Zahara), conviene señalar el capitel procedente del Alcázar de Se­villa y hoy en el Museo Arqueológico Nacional, fechado mediante inscripción en 974-75. El tamaño del capitel LG-2 resulta desacostumbrado fuera de la ciudad califal , si bien no era desconocida esta modulación en Toledo (capi­tel encontrado cerca de la Sinagoga del Tránsito, 952-53). Por todo ello puede pensarse en poner la pieza en relación con los canteros que trabajaron bajo la dirección de AI-

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Hakam JI, pero que al proceder de Toledo puede hacer­nos pensar en dos posibilidades, o bien que existían talle­res «itinerantes», tan normales en la misma época en zona cristiana, o bien que los canteros pasaron a Toledo con la crisis política de finales del siglo X, lo que obligaría a re­tardar la ejecución del capitel en cuestión. En cualquier caso la pieza debe de fecharse en la segunda mitad del siglo X o primeros años del XI, siendo mucho más proba­ble la primera fecha.

El capitel LG-3 aparece recubierto en toda su superficie por una red de taladros y por una serie de marcas lineales que los unen entre sÍ. Su detenida observación plantea la posibilidad de dos hipótesis; en principio podría pensarse que la pieza se concibió tal y como se nos ofrece en la actualidad, en cuyo caso el sistema decorativo utilizado podría ponerse en relación con sistemas geométrico­florales muy evolucionados (5) . Tambien es posible consi­derar una segunda hipótesis, según la cual la pieza estaría a medias en su proceso de elaboración; si así fuera habría que pensar que el capitel en cuestión nos estaría mostran­do un proceso de talla del que no tendríamos más prueba

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que la presente pieza y que substancialmente consistiría en la inclusión de una fase en la que el capitel sería recu­bierto de una red de trepanaciones destinada a facilitar el trabajo posterior de brocado, a la vez que se intentaba soslayar la «tradicional» falta de tenacidad de los materia­les pétreos (6). En cualquier caso, su procedencia, al pa­recer toledana, encaja con el sistema modular frecuente allí , aún y cuando presenta algunas analogías con el LG-4 de procedencia cordobesa, lo que vuelve a plantear los problemas suscitados al analizar el capitel anterior.

El capitel LG-4 presente un esquema que se ajusta al «típico» de época califal, si es que se puede plantear la existencia oe un tipo abstracto ideal. La procedencia cor­dobesa de la pieza insiste en el mismo sentido; su compo­sición decorativa obedece al esquema habitual de digita­ciones y anillos en la zona de las pencas con un motivo, posiblemente derivado del ovario clásico, sobre la banda del contrario, relativamente frecuente en los paneles de­corativos de la ciudad califal. Presenta, por el contrario, un elemento poco frecuente en el centro de las volutas: lo que podríamos denominar un «trébol maltado»; este moti-

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va podría relacionarse con las formas florales de cuatro pétalos , a modo de cruz patada , que aparece , por ejem­plo, entre los capiteles fechados mediante inscripción, en el procedente de Laja (951-52). En cualquier caso , hay que fechar esta pieza a partir de mediados del siglo X y en sus inmediaciones en relación con los talleres de produc­ción oficial.

El período de formación de la estética islámica también aparece representado en la colección Lázaro Galdiano mediante un par de ejemplares , siendo uno de ellos el LG-5. Si bien su concepción general puede considerarse como pobre , refleja la fuerte dependencia de la estética islámica del vientre materno que le concibió: el arte clási­co . Las tres filas de hojas de acanto espinoso aparecen burdamente tratadas, pero sin perder su significado tradi­cional. Entre las volutas centrales se presenta un motivo a medio camino entre el trébol o la flor de lis y algún tipo de fruto carnoso. Según Gómez Moreno sería posible en­contrar más de quince capiteles con estas características repartidos entre museos y colecciones particulares relacio­nados con la torre-alminar de San Juan de Córdoba y con

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el oscuro período cronológico asociado a la figura de Abd al-Rahman 11. (7)

Otro tanto ocurre con el capitel LG-6, si bien éste apa-. rece con un trabajo más delicado y casi absolutamente fiel a los esquemas formales helenísticos. Incluso sus dimen­siones parecen indicar la pervivencia de elementos modu­lares bajoimperiales que fuerzan a retardar la época de fabricación de esta pieza hasta el siglo IX, sin perder de vista la problemática formal de los primeros años de exis­t~ncia de Al-Andalus.

Los capiteles cuya situación correspondía a columnas adosadas a un muro también están representados en la colección. Además de esta peculiaridad, el capitel LG-7 presenta una decoración ya bastante evolucionada que re­cuerda tipos cordobeses como una pieza de la colección Romero de Torres. La basa sobre la que descansa en la actualidad posiblemente corresponda a la misma edifica­ción que el propio capitel y presenta elementos decorati­vos relacionables con el Imperio Oriental pero de tradi­ción bajoimperial hispánica, recogidos posteriormente en la ciudad áulica cordobesa. El relieve que recubre la su-

LG7

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perficie aparece solucionado mediante palmetas de digita­ciones y anillos (sistema 3-1) que nacen de tallos envol­ventes; algunos de los elementos vegetales ya muestran una completa geometrización, como la cadeneta que so­porta las, ya desnaturalizadas, pencas, si bien a la vez per­manecen elementos que conservan su apego a las vetustas tradiciones naturalistas, como los racimos junto a las car­telas. La pieza puede servir, por lo tanto, para reflejar ese mundo islámico tan característico en el que perviven , se fusionan , se interrelacionan y se apoyan mutuamente los elementos geométricos , absolutamente abstractos, con los más elementales residuos de un naturalismo clásico que acabará fusionándose con las nuevas aportaciones occi­dentales del siglo XIII. Su relación con el capitel de la calle de las Cabezas (964-65) parece tan clara que no po­demos soportar la tentación de fechar al capitel LG-7 ha­cia la década de los sesenta y, por supuesto, en relación con Córdoba.

Por si no habíamos insistido lo suficiente en la imbrica­ción de la estética islámica con la helenística hemos de pasar a analizar el capitel LG-8, en donde este fenómeno vuelve a ponerse de manifiesto . La pieza es indudable-

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mente precalifal, híbrida de los órdenes corintió y com­puesto, testigo del fenómeno activo por estos años, de la fusión y desnaturalización de los órdenes clásicos, que cul­minará en la creación de tipos nuevos y propios que nunca llegarán a renegar de su origen, manteniendo siempre ex­plícitos aquellos elementos formales más característicos, como puede apreciarse en los modelos más evolucionados del arte nazarÍ. La única voluta que ha subsistido nos ofre­ce el motivo trebolado , tan característico de ambas tradi­ciones; todavía puede hablarse de florón , en este caso con un motivo de piña en su interior. Es curioso el hecho de que la cruz de florones ( o cartelas) no es patada, como corresponde normalmente a las realizaciones califales, po­niéndonos con ello en relación con tradiciones tardorro­manas del otro lado de los Pirineos o locales arcaizantes. Por todo ello nos inclinamos por considerar al capitel rea­lizado en época temprana, hacia el filo del novecientos, en una zona de fuerte implantación helenística .

El capitel entrego LG-9 presenta un deterioro tal que impide percibir sus motivos decorativos con claridad. He­mos intentado su restitución , con valor de hipótesis, para poder establecer sus paralelos formales. Su configuración

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aparece un tanto más evolucionada que en la pieza ante­rior; su labor es poco densa , casí podríamos decir que de segunda categoría , dentro, sin embargo de las más puras concepciones califales. Su tamaño , por el contrario , pare­ce hablar de un edificio de cierta envergadura (31 cm.); su aparente relación con el LG-10 puede inducir a pensar en la órbita toledana, en relación con el capitel procedente del barrio de Santo Tomé o con el de la Sinagoga del Tránsito (952-53). Sin embargo, hay que ser cautos ante la evidencia de su reutilización y la posibilidad de que sea ésta el único vínculo de unión. La segunda mitad del siglo X puede ser un buen período cronológico para situar la fa­bricación de esta obra , siempre sin perder de vista la posi­ble intercomunicación entre Córdoba y Toledo.

Otro tanto ocurre con el capitel LG-lO, cuyo estado de conservación es francamente lamentable , presentando igualmente rasgos evidentes de reutilización, circunstancia que en algunos casos llega a desplazar a este tipo de pie­zas cientos de kilómetros; recuerdese el caso del capitel califal que hoy se encuentra en el Baptisterio de Pisa. En éste se da la circunstancia de encontrarse mutilado en su cesto unos 4 cm. Sus elementos decorativos, hipotética­mente reinterpretados, vuelven a mostrar un prototipo

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ciertamente evolucionado, aunque más rico que en el caso anterior y con una mayor afinidaad a los «tipos» toleda­nos, visible , sobre todo, en el tamaño de las cartelas . Igualmente su datación debe de corresponder a la segunda mitad del siglo X.

Compañero indudable , en uso y talla , del capitel LG-7 · es el LG~l1. También esta pieza debió de estar adosada a un muro y su semejanza con el capitel de la calle de las Cabezas es prácticamente total. Su configuración decorati­va se basa en la repetición seriada de la palmeta de 3 digi­taciones y un anillo que nace en un tallo que se desarrolla Msta llegar a la voluta , repitiendo el esquema que ya veíamos en el LG-1; el tallo carnoso que en épocas ante­riores soportaba la penca se ha convertido aquí en una banda decorativa que puede ponerse en relación con algu­nas cenefas que pueden verse en diversas situaciones , tan­to en capiteles como en paneles planos. Su época de fabri­cación no puede separarse mucho del año 965.

Para finalizar el periplo histórico contenido en esta co­lección de piezas nos encontramos con el capitel LG-12, digno representante de la época más creativa del arte na­zarí. En él los elementos que habían formado el repertorio decorativo de toda la decoración califal aparecen absolu-

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tamente geometrizados, conceptualizados, acompañando así a los motivos epigráficos, tan característicos de este momento, creando una serie de formas que se equili­bran armónicamente, tanto en conjunto como integrados en una estructura arquitectónica, como aislados. La pieza en cuestión debe de proceder de Granada y su realización se acometería a mediados del siglo XIV (8).

Para finalizar, añadamos que se han realizado el estudio metrológico de las piezas, sin obtener, como puede verse, resultados espectaculares, lo que en un principio debía de ser previsto, partiendo de una colección de piezas de pro­cedencia heterogénea. Sabido es que desde hace algún tiempo se viene estudiando este problema con métodos y objetivos dispares (9). En general, puede hablarse de dos vías, la que parte de los textos y la que nace en el terreno arqueológico; ambas deberían de complementarse y, sin embargo, ante la limitación de los estudios realizados apa­rentan presentar resultados dispares. Sabiendo que son frecuentes las inexactitudes «métricas» de los textos, no debe de sorprendernos la aparición de diferentes sistemas de medidas asociados a diferentes enclaves geográficos, todavía hoy poco definidos. Ello no impide que seamos optimistas y esperemos que en un futuro más o menos inmediato se pueda contar con el suficiente número de

datos como para poder establecer un «mapa cronológico» de los sistemas de unidades. De momento y en nuestro caso particular, es posible establecer una serie de conclu­siones de carácter general, como por ejemplo el hecho de que la mayor parte de las alturas de los capiteles, tanto si utilizamos los datos de F. Hernández como los del Vallvé (10), se encuentran comprendidas entre los 2/5 y los 3/5 de codo rassasi (en concreto, el 75 por 100 de las piezas); la media de estos dos límites es justamente 1/2 codo. Para los diámetros de los cestos, muy próximos a los de sus correspondientes columnas, también el 75 por 100 están comprendidos entre 1/5 y 2/5, cuya media es 3/10 de co­do. De aquí se puede deducir algo que ya se podía apre­ciar en el apéndice 1, esto es, que la relación existente entre la altura del capitel y el diámetro de la columna co­rrespondiente debía de estar cerca de 5-3 u 8-5 (apéndi­ce 2).

Señalemos, por último, que, como puede verse en el apéndice 2, el capitel LG-6, sin duda el más antiguo de toda la colección, encaja, casi con exactitud matemática (¿casualidad?), con las proporciones 1/2 (altura), 1/4 (diá­metro de la base) de cubitus (11), lo que si no nos está alertando sobre su antigüedad, nos habla de pervivencias clásicas más allá de lo puramente formal (12).

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APENDICE 1 (*) '.

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E A

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A 8 C D E F G H Capitel

J Real Real 8/A Real C/A Real D/A Real E/A Real F/A Real G/A Real H/A

LG-1 30,0 28 ,5 0,950 1,5 0,050 14,0 0,466 6,5 0,216 8,0 0,266 19,0 0,633 24,0 0,800 LG-2 28,5 32,0 1,122 4,0 0,140 8,5 0,298 7,5 0,263 8,5 0,298 18,0 0,631 23,0 0,807 LG-3 24,5 26,0 1,061 2,5 0,102 5,5 0,224 9,0 0,367 7,5 0,306 15,5 0,632 25,0 1,020 LG-4 24,5 25 ,0 1,020 2,5 0,102 7,5 0,306 7,0 0,285 7,5 0,306 13,0 0,520 23,5 0,959 . LG-5 25,0 25,5 1,020 3,0 0,120 8,0 0,320 7,0 0,280 7,0 0,280 13 ,0 0,520 - -

LG-6 22,0 22,0 1,000 - - - - - - - - 11,0 0,500 - -

LG-7 39,5 40,0 1,012 6,5 0,164 11,5 0,291 11,5 0,291 10,0 0,253 23,0 0,582 31,0 0,784 LG-8 34,5 31,5 0,913 4,5 0,130 11,0 0,318 9,5 0,275 9,5 0,275 19,5 0,565 - -

LG-9 32,0 ? ? 3,0 0,093 8,5 0,265 10,5 0,328 10,0 0,312 20,5 0,640 27,0 0,843 LG-10 34,0? 29,0 0,852 6,0 0,176? 7,5 0,220? 10,0 0,294? 10,0 0,294? 19,5 0,573? 28,0 0,823 LG-ll 41,0 37,0 0,902 4,0? 0,097 14,5? 0,353? 12,5 0,304 10,0 0,243 25,0 0,609 33,0 0,804

C*) Todas las medidas reales están tomadas en centímetros redondeadas a fracciones de centímetro y de medio centímetro. La magnitud denominada B corresponde al lado del paralepípedo capaz que unas veces corresponde a la medida entre cartelas opuestas y otras a la distancia entre volutas_ Las magnitudes y fracciones con interrogación hacen mención a aquellas que son fruto de la resti tución hipotética o que no tienen una correspondencia clara con el prototipo de la figura adjunta_

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APENDICE 2 (**)

sjF. Hernández si Vallvé si Kurent

CAPITEL Centímetros C. rassasi C. ma'muni C. rassasi C. ma'muni Cubitus 58,93 cm. 47,14 cm. 55,72 cm. 41,7 cm. 44,39 cm.

ALTURA 30,0 0,509 0,636 0,538 0,719 0,675 LG-l

DIAMETRO 19,0 0,322 0,403 0,340 0,455 0,428

ALTURA 28,5 0,483 0,604 0,511 0,683 0,642 LG-2

DIAMETRO 18,0 0,305 0,381 0,320 0,431 0,405

ALTURA 24,5 0,415 0,519 0,439 0,587 0,551 LG-3

DIAMETRO 15 ,5 0,263 0,328 0,278 0,371 0,349

ALTURA 24,5 0,415 0,519 0,439 0,587 0,551 LG-4

DIAMETRO 15,5 0,254 0,318 0,269 0,359 0,337

ALTURA 25,0 0,424 0,530 0,448 0,599 0,563 LG-5

DIAMETRO 13 ,0 0,220 0,275 0,233 0,311 0,292

ALTURA 22,0 0,373 0,466 0,394 0,527 0,495 LG-6

DIAMETRO 11 ,0 0,186 0,233 0,197 0,263 0,247

ALTURA 39 ,5 0,670 0,837 0,708 0,947 0,889 LG-7

DIAMETRO 23,0 0,390 0,487 0,410 0,551 0,518

ALTURA 34,5 0,585 0,731 0,619 0,827 0,777 LG-8

DIAMETRO 19,5 0,330 0,413 0,349 0,467 0,439

ALTURA 32,0 0,543 0,678 0,574 0,767 0,720 LG-9

DIAMETRO 20,5 0,347 0,434 0,367 0,491 0,461

ALTURA 30,0 0,509 0,636 0,538 0,719 0,675 LG-lO

DIAMETRO 19,5 0,330 0,413 0,349 0,467 0,439

ALTURA 41,0 0,695 0,869 0,735 0,983 0,923 LG-ll

DIAMETRO 25,0 0,424 0,530 0,448 0,599 0,563

ALTURA 26,0 0,441 0,551 0,466 0,623 0,585 \

LG-12 DIAMETRO 13 ,0 0,220 0,275 0,233 0,311 0,292

(**) En este apéndice se han considerado aq uellos elementos que tienen un a más directa relación con otros elementos estructurales de la edificación a que corrcspon-dían, esto es . diámetros de columnas y alturas en general. Las fracciones que aparecen en todas las columnas menos en la de «centrímetros», son el resultado de convertir su medida real en las diversas unidades , con los valores otorgados por los autores citados en sus respectivas obras.

NOTAS:

(1) El presente trabajo forma parte de uno más amplio dedicado al estudio de la producción hispamusulmana de capiteles. realizándose bajo la dirección del Dr. Pavón Maldonado. En su aspecto descriptivo se pre­tende seguir la línea iniciada por Hernández. F .• en «un aspecto de la influencia del arte califal en Cataluña. (basas y capiteles del siglo X)>>. Archivo Español de Arte y Arqueología . 1930. y continuada por Pavón Maldonado , B. , en Memoria de la excavación de Medinat al-Zahra: Ex­cavo Arq. en España, 50 1966.

(2) Pavón Maldonado, B.: El arte hispanomusulmán en su decora­ción floral. Madrid, 1981, págs. 87 a 98.

(3) Siempre que nos referimos a la procedencia de una pieza . hace­mos mención a la obra La colección Lázaro. Madrid. 1926. vol. 1.

(4) Pavón Maldonado. B.: «Capitel califal de Malpica de Tajo» , Al­Oantara, 1980.

(5) Pavón Maldonado, B. El arte hispanomusulman ... • oP. cit . . págs. 138 a 145 .

(6) Arredondo, F.: Estudio de materiales. l. Las rocas en la construc­ción. Madrid. 1967, págs . 23 a 27 .

(7) Terrasse, H .: «Chapiteaux omeiyades d'al Oarawiyyin de Fes». Al-Andalus, 1963. Gómez Moreno . M.; «Capiteles árabes documenta­dos» . Al-Andalus. 1941. Díaz Martas. A.: «Los capiteles romanos de orden corintio en España». Ampurias , 1960-1.

(8) Pavón Maldonado, B.: Estudios sobre la Alhambra l/. Las co­lumnas en la arquitectura nazarí. Granada , 1977.

(9) Zozaya, J.: «Algunas observaciones en torno a la Ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga». Cuadernos de la Alhambra , 1976. Puede recogerse abundante bibliografía al respecto en Caballero Zore­da. L.: La Iglesia y el Monasterio visigodos de Santa María de Melque. Excav. Arq. en España 104. Madrid. 1980.

(lO) Hernández . F.: «El codo en la historiografía árabe de la Mez­quita Mayor de Córdoba». Al-Mulk. 1961-62. Vallvé. J .: «Notas de me­trología hispano-árabe . El codo en la España musulmana». Al-Andalus. 1976.

(11) Kurent . T .: Osnovni zakou modularne kom pozicije. Lubjliana . 1967. Recogido a través de Caballero Zoreda. L. op. cit.

(12) Todas las fotografías y dibujos son el autor.

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