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El 14 de mayo de 1987, la comisión de conflictos de lanueva Unión de Cineastas de la Unión Soviética, trasrevisar la película estrenada con el título Tengo veinteaños (Mne dvadcat let, 1965) de Marlen Juciev, acordórestituirle su título original –La puerta de Ilich (ZastavaIlich, 1961), aunque sería más propio traducirlo por Elbarrio Lenin, que es como se conoce fuera de Rusia aVladimir Ilich– y restaurarle las dos secuencias que la ad-ministración censuró antes de dejar que se estrenara.

La primera de estas secuencias era una mezcla de do-cumental y ficción: los protagonistas eran de ficción, pe-ro el escenario y el sonido eran del Museo Politécnico deMoscú, donde podía oírse a Evgueni Evtuchenko recitan-do un poema publicado en la revista Junost (Juventud) enel que se oía claramente las palabras

¡el que no cree en la juventudno cree en nada!

Perfectamente coherente con toda la película, era sinembargo un ataque directo a los sectores más inmovilis-tas del aparato del partido. Pero era también censurar a

un poeta protegido por el presidente Nikita Jruschov. So-lamente se pudo censurar porque el propio Jruschov en-tró en cólera por la penúltima secuencia de la película.

En ésta, el protagonista habla con el fantasma de su pa-dre, muerto siendo soldado del ejército rojo. El hijo lepregunta qué debe hacer:

Padre: Vivir.Hijo: Ya. ¿Pero cómo?, ¿cómo?Padre: Dime, ¿cuántos años tienes?Hijo: Veintitrés.Padre: Yo tengo veintiuno. ¿Cómo podría

aconsejarte?

Después de lo cual, el fantasma del padre se coloca elcasco y sale con dos compañeros de la guerra a descubrirMoscú a primera hoja de la mañana. La secuencia es im-presionante. Es la primera obra –cinematográfica o deotro tipo– que planteaba las diferencias entre ambas ge-neraciones (la de 1941 y la de 1956) dando la razón moraly política a los jóvenes. Pero todos los órganos de direc-ción pertenecían a las generaciones pasadas. Jruschov la

La generación poéticadel deshielo

ace cincuenta años, en 1956, Nikita Jruschov empezó el proceso de condena delterror y las formas de gobierno impuestas por Stalin. Muchas cosas empezaron acambiar en la Unión Soviética. Una nueva voz se oyó en la poesía y rápidamente

arrastró a multitudes juveniles entusiastas. Por primera vez se oyó la voz de los poetas en loscampos de deportes abarrotados de gentes. Aquella generación de poetas fue la lírica de unhumanismo socialista.

Htexto de Josep Torrell

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emprendió con la película y el resto del comité centralaprovechó para censurar también la secuencia de Evtu-chenko.

Sin embargo, la prohibición sirvió de poco. La compa-ración entre los jóvenes de 1941 y los muy distintos de1956 hizo fortuna. Por ejemplo, en la revista Oktiabr(Octubre) se publicó un debate en el que participó LevAnnenski donde se explayó sobre el tema, con el mismopunto de vista de Juciev. Después de caer Jruschov seautorizó la película con los dos cortes citados. Sin embar-go, La puerta de Ilicht es una de las obras maestras del ci-ne de la era Jruschov, y la poesía de Evtuchenko es indiso-ciable del deshielo político emprendido por Jruschov almorir Stalin.

Jruschov y el deshieloEl 5 de marzo de 1953 murió Josif Stalin. Probable-

mente, a juzgar por los documentos que se tienen, pre-paraba una nueva ola de terror que iba a arrasar a susmás íntimos colaboradores y, de paso, a miles de ciuda-danos inocentes. Se abrió la batalla por la sucesión –queganó Jruschov–, aunque se abría también un período enque millones de soviéticos ansiaban emprender una revi-sión del pasado y una reforma del presente.

En literatura, la primera y aún tímida voz provino delcampo de la crítica. En diciembre de 1953, la prestigiosarevista Novi Mir (Nuevo Mundo) publicó un artículo titu-lado de “De la sinceridad en literatura”, de Vladimir Po-merancev, que llamaba la atención sobre la situación dela literatura soviética y tam-bién, soterradamente, criti-caba la censura y los proble-mas políticos e instituciona-les que limitaban el trabajocreador. En el artículo se afir-maba rotundamente “la sin-ceridad es la base fundamen-tal de todos los dones que de-finen el talento”. El artículo levantó polvareda en la direc-ción de la Unión de Escritores Soviéticos, que publicóuna declaración oficial contra los escritores “hostiles a laesencia del realismo socialista”. El director de la publica-ción, Aleksandr Tvardovski, fue cesado. Pero su sustituto,Konstantin Simonov, siguió con la misma línea, haciendocaso omiso de la declaración de la dirección.

En abril de 1954 la revista Znamjia (La bandera) publi-có la primera parte de la novela de Ilya Ehremburg El des-hielo. El término significaba políticamente, desde Alek-

sandr Herzen, tiempos de esperanza y cambios políticos.El título hizo fortuna, y desde la salida de la novela pasóa formar parte de los términos que definían la situacióncreada por la muerte de Stalin. Pero había otro rasgo de lanovela que era muy llamativo: auténtica rareza dentro dela literatura dentro, El deshielo era, ni más ni menos, queuna novela de amor. En diciembre de 1954 se reunió el IICongreso de Escritores Soviéticos y propusieron rehabili-tar algunos escritores del partido, víctimas de las purgasestalinianas.

En febrero de 1956 estalla el escándalo del informesecreto de Nikita Jruschov. En las postrimerías del XXCongreso del Partido Comunista de la Unión Soviética,Jruschov lee su informe sobre “el culto a la personalidad”y los crímenes cometidos contra miembros del partido.Es la señal del verdadero deshielo, del fin del estalinismo.

A mediados de 1956, la revista Novi Mir en los númerosde agosto, septiembre y octubre, publica otra novela de-cisiva: No sólo de pan de Vladimir Dudinsev, donde losque salen mal parados son el grupo dirigente. Tambiénen 1956, los dirigentes de Literaturnaia Moskva (MoscúLiterario) son severamente amonestados por haber pu-blicado dos volúmenes con casi todos los autores pro-hibidos y nuevos, que se venden como corre la pólvora.

Pero en 1957 se publica el Italia El Doctor Zivago de Bo-ris Pasternak, que Simonov tenía previsto publicar enNovi Mir. Simonov es destituido y Tvardovski –por lo de-más, amigo íntimo de Jruschov– devuelto a su puesto(hasta 1970). Pasternak se ve obligado vergonzosamente

a renunciar al Premio Nobelque le había sido concedido.En el número de marzo de1958 de Kommunist sale unaresolución del comité centralque condena duramente avarios escritores (Dudinsev,Granin, Kirsanov, etcétera).

En el III Congreso de Escri-tores Soviéticos, del 18 al 23 de mayo de 1958, Jruschovintervino de nuevo y sorprendentemente proclamó nadamenos que la autorización de corrientes fraccionales en elterreno de la literatura. O, dicho en plata, que cada cualpensase lo que quisiese mientras no pusiese en peligro lalegalidad socialista. Ante la neutralidad del Partido –algoabsolutamente inaudito–, se aceptaba la formación degrupos opuestos dentro del campo literario. El Partidosólo intervendría cuando los escritores vulnerasen la rea-lidad socialista.

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Ni el teatro ni el cine contaron nunca conuna obra tan revulsiva y explícita como la

novela de Solzhenitsyn.

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En la literatura este cambio fundamental iba aconllevar varias cosas. Primero, empiezo a circularel discurso del “retorno a Lenin”, que servía paradenunciar los usos y abusos del estalinismo, que apartir de ahora serán llamados violaciones de lalegalidad socialista. En segundo lugar, se produci-rá una oleada de “rehabilitaciones”, empezandopor los miembros del partido y siguiendo luegopor algunos de los autores más famosos. Así, en1957 se publica un volumen de obras dispersas deIsaac Babel (1894-1940), de quien desde su asesi-nato a manos del Estado no había aparecido nada.En tercer lugar, se utilizó la metáfora de las “man-chas blancas” para dar a entender los vacíos y la-gunas que había que cubrir en la historia de la lite-ratura soviética, nombrando así indirectamente lacensura. Además, un poeta (Evgueni Evtuchenko)empezó a ser conocido como uno de los mejorespoetas del momento, indisolublemente ligado alproceso político que se había iniciado.

Durante el XXI Congreso del partido, en 1959, los sec-tores más opuestos a las reformas intentaron parar unproceso que los burócratas veían como peligroso; pero elXXII Congreso, a finales de octubre de 1961, fue una vic-toria en todos los terrenos de los partidarios de la refor-ma. Después del XXII Congreso era evidente que Stalin ysus métodos habían sido una pesadilla que pertenecía alpasado. La política de Jruschov era clara: desestaliniza-ción, rehabilitación, cierto constitucionalismo a nivel delas esferas dirigentes del partido, depuración selectiva dela policía, la consciencia de que uno no será detenido sino ha hecho nada, progresivo desmantelamiento de loscampos de trabajo, y –lo que acarreó su pérdida– ataquesdirectos a los bastiones de la burocracia.

Sea por arrepentimiento de lo que pasó con Pasternako por otros motivos, cuando Tvardovski le propone publi-car una obra explosiva, Jruschov hizo saber públicamen-te que la aceptaba con todas las consecuencias: una pu-blicidad inaudita para una novela aún no publicada. Elnúmero de Novi Mir de noviembre de 1962 será mítico:publica Una jornada de Iván Denisovich, de AlexandrSolzhenitsyn, obra sobre un campo de concentración so-viético visto por un recluso, y escrito por un escritor tam-bién recluso. La noticia corrió como la pólvora y el nú-mero se agotó en seguida. Ni el teatro ni el cine contaronnunca con una obra tan revulsiva y explícita como lanovela de Solzhenitsyn. En su intervención de noviembreante la dirección del partido defendiendo la novela,

Jruschov anunció aún mayores medidas en la línea delhumanismo socialista.

Pero a finales del mes de octubre de 1962 tuvo lugar elconflicto de los misiles en Cuba, que se saldó con la reti-rada de los barcos soviéticos. A medida que corrían losdías, era evidente un corrimiento de la opinión hacia laderecha. La reunión del Presidium del 17 de diciembre de1963 fue dura, y el 24 y 26 de diciembre de 1962 la Co-misión Ideológica del Comité central sostuvo fuertes crí-ticas contra los renovadores, en particular Evtuchenko,Voznesenski, Paustovski, Nekrasov y Kataiev. Las críticasse centraban en sus declaraciones en el transcurso de susviajes, aunque fueran declaraciones acordes con la polí-tica de Jruschov. Como dice Helen von Ssachno, el sectormás opuesto a la reforma aprovechó para “denunciar elmodernismo estético como un complot contra la seguri-dad del Estado”.

Así se llegó al fatídico encuentro del comité central conliteratos, cineastas y artistas, el 7 de marzo de 1963. Elpoema Cuarenta divagaciones líricas en torno al poema«La lámpara triangular» (1962) de Andrei Voznesenskiescandalizó, pues era una visión de Norteamérica máscercana a un beatnik que a la dirección del partido. Cuan-do Voznesenski subió a la tribuna, Jruschov pronunció susentencia: “Señor Voznesenski, váyase de nuestro país.¡Fuera!” Esta frase, dicha por el jefe del Estado, equivalíaa la expulsión. En un hálito de voz, Voznesenski acertó adecir que todo lo que había escrito estaba dedicado alpueblo soviético y no creía posible hacerlo de otro modo.

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Tercero por la izquierda, Evtuchenko en la época en que reunia multitudes.

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Jruschov pareció despertar de una oscura pesadilla y lerogó que continuara leyendo su poesía, dejando sin efec-to su sentencia.

El 15 de octubre de 1964 se produjo la caída de Jrus-chov y la ascensión de Leonidas Breznev. Sin embargo, aexcepción hecha de los intentos de atacar los privilegiosde la burocracia, la mayo-ría de los logros de Jruschovse mantendrán. El deshielose mantuvo aún un tiempo,por el apabullante apoyoque tenían novelistas y poe-tas. El final definitivo fue eljuicio y la condena de An-drei Siniavski y Juli Daniel por haber sacado clandestina-mente del país sus obras y haberlas publicado en el ex-tranjero. Fueron detenidos en septiembre de 1965 y fue-ron condenados en febrero de 1966. El deshielo habíadado paso a una nueva helada que iba a durar hasta la lle-gada de Mijaíl Gorbachov.

Los poetas del deshieloLa resonancia del informe secreto –que nunca fue tan

secreto– al XX Congreso fue enorme; también, y sobre to-do, hacia el interior de la Unión Soviética. Muy pronto fueevidente que algo estaba pasando. Fueron muchos losque se declararon “hijos del XX congreso”. Entre la inte-lectualidad, la mayor parte. También, claro, entre lospoetas. Uno de los rasgos característicos fue que los so-viéticos dirigieran su mirada hacia la literatura, buscan-do respuestas. Evtuchenko cuenta sencillamente lo queocurrió a partir de 1956: “Las tiradas empezaron a crecery la poesía saltó a la calle”.

Había sonado la hora delos poetas, concretamentede la generación poética deldeshielo que agrupa a poe-tas nacidos en los primerosaños treinta: Robert Rozdes-tvenski (1932), Evgueni Evtu-chenko (1933), Andrei Voznesenki (1933), Bella Achma-dulina (1937, primera esposa de Evtuchenko) y VictorSosnora (1936). No fueron los únicos, por supuesto. Juntoa ellos aparecieron los cantautores que esparcieron suscanciones por todas partes. Bulat Okudzava y el míticoVladimir Vysotski (1938-1980) fueron los abanderados deese movimiento. Aunque es preciso decir que, a diferen-cia de Occidente, donde la canción obtuvo el primado

sobre la poesía, en la Unión Soviética ocurrió exactamen-te lo contrario.

La nueva poesía compartía algunos rasgos comunes, apesar de las diferencias que caracterizan a Evtuchenko yVoznesenski. Hay en todos ellos una emancipación for-mal, una exploración de la realidad sin apriorismos, y so-

bre todo un compromiso conla gente, con sus lectores. Lageneración del deshielo fueconsciente de la necesidadde configurar puentes políti-co-sociales como contrapun-to a la preeminencia del Par-tido.

Los poetas se dirigían a sus lectores y oyentes comociudadanos, creando así un tercer polo, una tercera voz.Habían lesionado la palabra monolítica, la habían res-quebrajado y, esto en la Unión Soviética de Jruschov, quees dónde menos se esperaba.

La poesía renovadora encontró su público, mayorita-riamente jóvenes. Muy pronto los recintos cerrados nodieron cabida a los asistentes que los abarrotaban, tantode novelistas como sobre todo de poetas. Entonces lite-ralmente “la poesía saltó a la calle”. Es decir, a los poli-deportivos. Los poetas recitaron sus poesías ante lasmultitudes que iban a los estadios para oírles. En 1962,Evtuchenko llenó el palacio de deportes de Moscú y leyósus versos ante catorce mil personas. Había estallado unfenómeno totalmente nuevo: una poesía de los estadios yun público atento y entregado que sabía perfectamentequé iba a oír: la voz poética de su propia generación, deuna generación inocente ante los crímenes de Stalin.

El extraordinario interéspor la poesía, los millares depersonas que acuden a laslecturas públicas organiza-das por los poetas, las tira-das de centenares de milesde libros son una novedaddel deshielo y, como señaló

Michel Heller, es el índice de una vitalidad que parecíadesaparecida durante los últimos veinticinco años. Larevista Junost –donde escribían los nuevos poetas– pasade quinientos mil ejemplares en 1961 a más de dos millo-nes en 1967. En 1962 una primera edición de un libro depoesía, Saludando con la mano de Evtuchenko, alcanzala tirada de cien mil ejemplares y no tarda en agotarse.Las tiradas de los poetas jóvenes oscilan entre cincuenta

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Cuando Voznesenski subió a la tribuna,Jruschov pronunció su sentencia: “Señor

Voznesenski, váyase de nuestro país. ¡Fuera!”

En 1962, Evtuchenko llenó el palacio dedeportes de Moscú y leyó sus versos ante

catorce mil personas.

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mil y cien mil ejemplares, lo que es to-talmente inesperado, pero las reedi-ciones suman fácilmente los qui-nientos mil ejemplares. Para la viejaguardia la gota que colmó el vaso fueel caso de Victor Sosnora, que consi-guió hasta quince críticas para unpoemario, todas ellas elogiosas. Elproblema era que los viejos poetas noreciben ninguna: hasta la generacióndel deshielo la poesía no tenía ningu-na relevancia para la prensa. Tambiénesto era nuevo. Los poetas del estalinis-mo montaron en cólera ante un me-nosprecio más doloroso que cual-quier crítica.

Cuando un periodista polaco le pre-guntó a Andrei Voznesenski por susideales políticos, respondió: “En elplano político somos hijos del XX y delXXII Congreso del Partido Comunista,una generación muy próxima a la de los años veinte y alas tradiciones del leninismo”. Esta referencia al pasadoes fundamental para entender a los autores y su público.Hacer el arco de Lenin a Jruschov equivalía a hacer tablarasa de todo el período estalinista. El nuevo yo lírico delos jóvenes poetas se distinguía del pasado. Había unaclara ruptura. La referencia a los años veinte era tambiénel intento de recuperar a los poetas de la época –VladimirMayakovski y Serguei Esenin, olvidados durante años–pero también apostar por una vida cultural muy activa ybrillante que caracterizó a Moscú y Leningrado en losaños veinte. En sus recitales al aire libre, no era infre-cuente que Evtuchenko recitara a Mayakovski, muy bienrecibido por su público.

La caída de Jruschov abría serios interrogantes sobre elfuturo de estos poetas. Pero su popularidad era tal que sehacía muy difícil detenerlos. Por ejemplo, el 20 de di-ciembre de 1964 se celebran en Moscú 17 recitales conmotivo del día de la poesía. Evtuchenko fue literalmenteaclamado por la multitud. No era fácil acallarlo y optaronpor poner a la KGB a seguirlo de cerca, como una ame-naza constante.

Hay que devolver a las palabras su sentido primitivoEvgueni Evtuchenko publicó su primer libro en 1952.

Era Exploradores del futuro. Le siguieron La tercera nieve(1955), La estación de Sima (1956), La carretera de los en-

tusiastas (1956), La promesa (1959), La manzana (1959),Ternura (1962), Saludando con la mano (1962), Lo que mepasa (1965) y La lancha de enlace (1966).

Sin embargo, fuera de Rusia, su obra llegó notablemen-te cercenada. En España, por ejemplo, se publicaronunas Obras completas de Evtuchenko cubriendo el perío-do 1952-1964, aunque ni por asomo son unas obras tancompletas como se dice: basta contar el número de pági-nas para observar que ni tan siquiera dan la totalidad deversos que publicó en forma de libro en el año 1962. Estasobras (Tres minutos de verdad y ¡Escuchadme, ciudada-nos!) son en realidad antologías bastante amplias de laobra del poeta.

Evgueni Evtuchenko era nieto por parte de madre deun viejo comunista que había llegado a general de briga-da durante la guerra, y que en 1938 brindaba jocosamen-te con el niño el día antes que le detuvieran durante laspurgas que acabaron con casi todos los comunistas. Lapoesía de Evtuchenko es una poesía cotidiana, no degrandes gestas. Su mundo poético es el que rodea alhombre soviético de posguerra. En 1953 o 1954, un inci-dente banal ocurrido en una librería de Moscú –un jovendesprecia su poesía– le hace entrar en crisis. Despreciógran parte de lo que hecho hasta entonces y volverá suvista a su poblado natal, en Siberia, a la vez que su yopoético va adquiriendo mayor contenido político. Ejem-plo de las vacilaciones de la política cultural, La estación

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Evgueni Evtuchenko

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de Sima –terminado en 1954 pero no publicado hasta1956– acabará retirado del mercado y de las editoriales.El sector más duro del partido literalmente no le soporta.En 1958, el Kommsomol (las juventudes comunistas) leexpulsan por su actitud crítica en el tercer congreso deescritores, alegando impago de las cuotas.

El nuevo Evtuchenko se ha considerado un equivalentede los dos grandes poetas de principios de los años veinte,Mayakovski y Esenin. Helen von Ssachno traza un parale-lismo ente él y Mayakovski: “como Mayakovski, se cree laconciencia amonestadora de sus contemporáneos”. Do-mina su técnica poética, su sentido del ritmo, su formade que el poema logre impresionar a sus oyentes. Es, sinduda, un maestro en el campo de la lírica política. Inclu-so en la traducción quedan restos de este material alta-mente inflamable (y hay que decir que, en castellano,Evtuchenko ha contado con dos excelentes traductores:Jesús López Pacheco y Josep María Güell). Pasados losaños, es indudable que Evtuchenko fue el principal expo-nente de una lírica del humanismo socialista.

Nosotros sostenemos el frente de la revolución,Nosotros somos sus defensores.Sus continuadores. Sus realizadores.Su alta y clara incandescencia.

El poeta opera como voz y conciencia fustigadora.Ssachno dice de Evtuchenko que “cada una de sus frasescomunicaba automáticamente un mensaje”. En esto haytambién una novedad de las que ayudan a hacer avanzarla historia. Como dice en el poema Celebrad el primero demayo: “¡Camaradas, hay que devolver a las palabras susentido primitivo!” Así, como sin darse cuenta, va tejien-do un discurso que es la voz del deshielo y una nueva era,por ejemplo, “Quiero ser un poco anticuado” de La lan-cha de enlace:

Quiero ser erudito y fino,vivir sin creer en el brillo de las frases falsas,escuchando tan sólo la voz de la conciencia,la que nunca traiciona, antigua y buena voz.

O en un verso de 1958, pone la ciudadanía como valorpor el que vale la pena luchar, y no duda en tildar de“arrogantes” a los defensores del viejo poder.

La ciudadanía es talento difícilConvirtámosla en inteligente.

¿Para qué arrastrar como con cuerdaa quienes arrogantes refunfuñan de ella?

Por supuesto, esta práctica poética y política situaba asu autor en el centro de la crítica de quienes estaban endesacuerdo con el deshielo y la política de Jruschov deminar los omnímodos poderes de la burocracia. Evtu-chenko no evitaba el encontronazo, sino todo lo contra-rio. Así, en el poema titulado “Conversación con un escri-tor americano” del libro Ternura deja dicho que lo únicopor lo que luchaba era por “la simple honradez”.

“Me dicen:–Eres valiente–

No.Yo nunca fui valiente.Juzgaba indigno, simplemente,rebajarme con mis compañeros cobardes.

No demolía instituciones.Tan sólo me reía de lo falso,

lo engolado.Escribía artículos.

No denuncias.E intentaba decir todo

lo que pensaba.

Sí,defendía a la gente de talento,

señalaba a los que, sin tenerlo,querían meterse a escritores.

Pero eso es un deber,aunque hablen siempre de mi valentía.Con amarga vergüenza recordaránnuestros descendientes

–cuando hayan vencido la infamia–aquellos tiempos

extrañosen los que

a la simple honradezllamaban valentía...

En su vocación de tribuno, uno de los elementos fun-damentales fue la denuncia del malestar de las mujeres.Eran los años cincuenta aún no había movimiento femi-nista, pero su voz es clara y contundente en un poemafechado en 1956, “Buscando fresas”, aunque no publica-

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do en libro hasta Saludando con la mano, recreando eldiálogo de una campesina:

Tengo hijos,marido...

Pero también un alma.¡Y en ella tengo un frío espantoso!.......

Cuarenta años represento,¡y sólo tengo, Lisa, treinta y cinco!¿Qué va a ser de mí?

Me faltan ya las fuerzas...¡Ah, si pudiera amar a alguien!¡Cómo le cuidaría!¡Y no me importaría que me pegaracon tal de que quisiera!

En “Cuatro obreras de la fábrica de medias”, de 1964,traza el mismo recorrido entre la soledad o la violenciadoméstica, a través del itinerario de cuatro mujeres, trescasadas y una soltera. Entre las mujeres obreras y campe-sinas encontraba situaciones muy distintas de la intelec-tualidad moscovita (la adicción a la bebida generalizada,los malos tratos domésticos) y sobre todo una sensaciónviscosa de soledad.

Por lo demás, su vinculación a la tierra siberiana se tra-dujo muy pronto en una crítica del pillaje practicado enla pesca ilegal en el río Pechora y la conciencia naciente ala problemática ecológica. Los dos poemas de 1964, “Labalada de la pesca furtiva” y “La balada de las focas” sonparadigmáticos en este sentido. En cierto modo, la caídade Jruschov supuso también la caída de Evtuchenko,aunque no de su vena poética.

Somos muchos, quizás seamos cuatroEvtuchenko barrió con su impulso todos los demás

nombres de poetas del deshielo. Esto fue algo compren-sible, aunque letal para comprender la pluralidad real delmovimiento. En particular, por el virtuosismo con el quemaneja el lenguaje poético; eso fue fatal para AndreiVoznesenski, que fue conocido abruptamente a raíz delescándalo público que protagonizó Jruschov.

Discípulo de, y apadrinado por, Boris Pasternak, Vozne-senski era arquitecto de profesión y se dedicaba a la poe-sía a ratos libres, lo que significaba –por comparacióncon los poetas oficiales– una cantidad limitada de poesía.Publicó tan sólo Parábola (1958, pero publicado en 1960)y Correo de poesías (1963), así como dos poemas largos,Cuarenta divagaciones líricas en torno a “La lámpara

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triangular” (1963) y Osa (1964). Pero, para el lector espa-ñol, resulta bastante difícil acceder a su poesía porque nohay ningún libro traducido.

El principio poético de enraizarse en la historia y en elproceso de liquidación del régimen de Stalin era coinci-dente con sus compañeros de generación. Así, en elpoema “Los maestros” de 1958, escribe:

El artista originales siempre un tribuno.En él vive un rebelde,la eterna revuelta.

En Voznesenski coinciden el trauma de descubrir quéha sido su país durante el estalinismo y la afirmación desu propia pureza e inocencia, pero lo particular en él escierta visión cosmopolita, una mirada que toma al mun-do entero como referente, obviamente bien informadotanto por su profesión de arquitecto como por los con-tactos que tiene por su relación con Pasternak (composi-tores, gente de teatro, cineastas, etcétera). A su manera,fue el beatnik y el vanguardista de la generación. La cali-dad poética de sus metáforas es deslumbrante, y plante-an un yo poético estrechamente vinculado al lenguaje.

En la edad de la razón y del átomosomos parteras de lo nuevo.Y esta misión infernalnos sienta muy bien.

Somos ayudantes del parto.Pero el siglo brama a pleno pulmóncruce entre cinocéfalo y motor de avión.

Plantea también otra forma de estar en la tradición, eneste caso jugando con la paráfrasis de un poema dePasternak. En 1921 Pasternak había escrito un verso quedecía “Somos pocos. Somos, quizá, tres”, refiriéndose a sugeneración. En 1962 Voznesenski retoma aquel verso y leda la vuelta: “Somos muchos, quizás seamos cuatro”. En1960, tras un viaje a Nueva York, escribe Cuarenta diva-gaciones líricas en torno a “La lámpara triangular”, y elpoema es censurado tanto por su aspecto ideológicocomo formal:

El destino vuela, un coheteen la órbita de la parábola,

por lo general en la oscuridad,raras veces en el abrazo del arco iris.

Ahí vivía el pintor de los cabellos de fuego, Gauguin,

el bohemio, pero antes agente de comercio.Para la meta, para llegar,

desde Montmartrehasta el real Louvre,

se arriesgó a dar un rodeopor Sumatra y Java.

Hizo un alto, olvidó la locura del dinero,el revolotear de las mujeres y el fétido aire

académico. Superó

la fuerza de la gravedad telúrica;los maestros graznaban en torno a un jarro

de cerveza:“La recta es más corta, pero la parábola

más curva;¿por qué no copiar mejor las tiendas

paradisíacas?”Pero él se disparó

con el bramido del cohete,a través del viento, que vuela los faldones

de la chaqueta,

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Voznesenski con Allen Ginsberg

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y tira de las orejas;no llegó al Louvre

a través del umbral de la puerta principal,

no, sino como parábola airado,se introdujo por el techo.

Con distintos tipos de audacia cada hombre anhela su

verdad.El gusano a través de la grieta,

el hombre por la órbita de la parábola.

La lucha contra los burócratas, queno respetan ni al arte ni a los artistas,es uno de los motivos centrales de lapoesía de Voznesenski.

El 7 de marzo, después de la ásperay peligrosa polémica con Jruschov, salió sólo del Kremlin,donde se celebraba el encuentro. Vladimir Solouchin,poeta y escritor algo mayor que él, salió detrás de él y leinvitó a ir a su casa, donde se emborracharon. Lo curiosopara un observador occidental es que no le guardaba ren-cor a Jruschov por lo que había hecho (y lo que estuvo enun tris de hacer: expulsarle del país). Todos recordaban eldía en que en la ONU Jruschov se quitó el calzado y se lióa dar zapatazos sobre la mesa. Simplemente, Jruschovestaba al borde de un colapso nervioso –era dudoso quehubiera dormido mucho desde la crisis de los misiles– yhabía estallado por el lado menos bueno. Para Vozne-senski, sin embargo, Jruschov era el hombre que habíapuesto fin al período estaliniano, y esto valía más quecualquier infortunio personal, por grave que fuera. Estaera también la actitud deMarlen Juciev, el cineastade La puerta de Ilich. Jucievprocedía de una familia quehabía sufrido las purgas de1937, y durante los años1961-1965, mientras estuvoretenida la película en lacensura, evitó hablar de Jruschov con el mismo argu-mento: ese hombre es de los nuestros.

Curiosamente, la excepción fue Evtuchenko. Tiene untexto recordando el encuentro con intelectuales en el quese despacha a gusto contra Jruschov, quién paradójica-mente era su principal valedor. Lo que sucede es que

Evtuchenko incurre en un error por desconocimiento.Ahora sabemos que la KGB llevaba tiempo esperando elmínimo desliz para descabalgar a Jruschov. Sabemostambién que la crisis de los misiles de Cuba fue intensa-mente utilizada en su contra. Sabemos a ciencia ciertaque Jruschov no controlaba casi nada los servicios de lapolicía secreta. Y sabemos que la KGB hacía tiempo querondaba a Evtuchenko, incordiándolo. Para éste todo es-taba claro: Jruschov tenía dos caras, y decidió atacarle...para regocijo de la KGB.

Hace cincuenta añosEl deshielo cumple cincuenta años, aunque la Unión

Soviética hace tiempo que desapareció. Entre 1966 y1991, la poesía de los estadios dejó de tener protagonis-

mo. De hecho, toda la poe-sía dejó de estar en el can-delero, y también la novela.En esto, Rusia se asemeja alos demás Estados capitalis-tas: pensar es peligroso ynocivo, es mejor ver la tele-visión. Sin embargo, Evtu-

chenko y Voznesenski lograron sobrevivir a esta nuevahelada.

La popularidad de Evtuchenko se había extendidoenormemente por América Latina. En 1968, en el estadiode la Arena en México, leyó sus poemas ante más de vein-te mil personas. También en agosto de 1968, Evtuchenko

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Había sonado la hora de los poetas,concretamente de la generación poética

del deshielo.

Evtuchenko en una lectura poética.

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EL VIEJO TOPO

Pietro Ingrao ¿Cómo, con qué novedades y de qué forma incontestablela guerra ha regresado al planeta? La “guerra celeste”, laaseada forma de combatir que evita la visión de los cuer-pos destrozados del enemigo y la sustituye por el festivalluminoso de los misiles, ha dejado paso a otro tipo de gue-rra: la “guerra preventiva”, la guerra que no espera la ini-ciativa del adversario, que actúa antes de su presunto oimaginario ataque. Una mutación que legitimando esa gue-rra pone en cuestión a instituciones como la Organizaciónde las Naciones Unidas y establece una alianza perversaentre la política y los ejércitos, ante la cual es urgente elrenacimiento de un nuevo pacifismo.

EL VIEJO TOPO

El Topo es la metáfora de lo que avanza obstinadamente,de resistencias subterráneas, irrupciones súbitas e inclusoinesperadas. Hoy es necesario descifrar la relación entrela historia y el acontecimiento, buscar los posibles oríge-nes de una acción política rebelde a las sinrazones de unaeconomía que construye implacablemente un destino delque es imprescindible evadirse. Louis Althusser, Alain Ba-diou, Jacques Derrida, Antonio Negri o Françoise Proustson las figuras elegidas por Daniel Bensaïd para este re-corrido vía subsuelo ilustrado por Pierre Wiaz.

SOBRE LA GUERRALAS NUEVAS ALIANZAS ENTRE LA

POLÍTICA Y LOS EJÉRCITOS

RESISTENCIASENSAYO DE TOPOLOGÍA GENERAL

Daniel Bensaïd

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criticó la entrada de los tan-ques soviéticos en Che-coslovaquia, poniendo fin ala Primavera de Praga. Acausa de estas críticas, en1969 fue expulsado del co-mité de redacción de Junost,con varios de sus compañeros. Su obra consta de versos,novelas, colecciones de artículos y un par de películas.Dentro de la obra poética suele destacarse Universidadde Kazan (1970) y Mamá y la bomba atómica (1984). En

España se traduje-ron –pero no se en-cuentran: las gui-llotinas no perdo-nan– un par de no-velas, Siberia tierrade bayas (1982) yArdabiola (1984) yel escrito autobio-gráfico No mue-ras antes de morir(1993).

Voznesenski hasido un viajero nomenos empederni-do que su compa-ñero, sólo que másal norte; espe-cialmente París y

los Estados Unidos, dondecuenta con bastantes librostraducidos. Su obra constade poesía, escritos autobio-gráficos, poesía visual (in-cluyendo poemas objeto),dos obras de ficción, tres

piezas teatrales y dos óperas. Ahora han pasado muchos años, y los poetas han cam-

biado a tenor del tiempo. O quizá no han cambiado tan-to. Así, Voznesenski tiene un “Poema de las cooperativas”que se lamenta de la transformación que ha sufrido Ru-sia, que es “la videoficación de todo el país”:

Reina en nosotros un canalla físicamente muerto.Somos una especie de hombres metafísicos.Vídeo-resignado, el vídeo-pueblo vídeo-corre a la vídeo-policía.Vídeo-previsiones, vídeo-envergaduras.Y vídeo-llantos en los enterramientos.

Por su parte, Evtuchenko en 1990 terminaba su poema“La pérdida” con este duro presagio:

Volveremos a nacer,y entonces será aún más duro.

A pesar del tiempo transcurrido, hay cierto hálito críti-co que permanece, y nos recuerda que hubo un tiempoque con sus versos ayudaron a cambiar su país

Ahora, Rusia se asemeja a los demás Estadoscapitalistas: pensar es peligroso y nocivo,

es mejor ver la televisión.

Bibliografía

Tiene bastante interés el libro de Helen von Ssachno:Literatura soviética posterior a Stalin, Guadarrama, Madrid,1968, pero cuesta de encontrar. El libro básico es el trabajocolectivo Storia della letteratura russa. Il novecento. III. Dalrealismo socialista ai nostri giorni, Einaudi, Turín, 1991.También está en francés, publicado por Fayard. En especialse han consultado cuatro apartados: Michel Heller: La lette-ratura del “disgelo”, págs. 321-336; Vittorio Strada: Il 1956,págs. 459-466; Efim Eskind: La rinascita della poesia. Il grup-po del “disgelo”, págs. 469-490; y Vladimir Fumkin: I poeti-cantautori, págs. 491-499. Para las cuestiones más generales,se ha consultado el valiosísimo trabajo de Moshé Lewin: Elsiglo soviético, Crítica, Barcelona, 2006.

En el caso de Evgueni Evtuchenko se citan Entre la ciudadsí y la ciudad no, Alianza, Madrid, 3ª, 1971; Tres minutos de

verdad. Versos y poemas 1952-1958. Obra completa, tomo I y¡Escuchadme, ciudadanos. Versos y poemas 1959-1964. Obracompleta, tomo II, ambos en Ediciones 29, Barcelona, 1977;(en catalán) Quasi al final, Edicions 62, Barcelona, 1995; yAdiós, Bandera Roja. Selección de poesía y prosa (1953-1996),Fondo de Cultura Económica, México, 1997. Excepto estosdos últimos, que se encuentra normalmente en librerías, losdemás exigen un paseo por bibliotecas o por librerías delance (y, en este caso, estar dispuesto a pagar lo que piden).

Voznesenski no tiene nada editado en España, y es mejorconsultar por la red donde sí hay alguna cosa (y en castella-no). Se han utilizado Poèmes (Skrymtymnym), Gallimard,París, 1973 (donde se demuestra que en Francia se ha aboli-do también la pena de muerte para los libros); Boîte noire,Grasset, París, 1990 (que mezcla poesía y prosa) y Au ventvirtual. Mémories, Caractères, París, 2005 (cuyo relato de loque pasó con Jruschov estaba ya en el anterior).

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