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  • Libro proporcionado por el equipoLe Libros

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  • El Jinete de Dragn cabalga de nuevo. El legado llega a su fin, pero laleyenda nunca muere.No hace tanto tiempo, Eragon Asesino de Sombra, Jinete de Dragn noera ms que un pobre muchacho que viva en una granja y su dragona,Saphira, una piedra azul oculta en el bosque. Ahora, el destino de unacivilizacin recae sobre sus hombros.Los largos meses de entrenamiento y batallas les han trado victorias yesperanza, aunque tambin prdidas terribles. Pero la verdadera batalla anno ha llegado: debern enfrentarse con Galbatorix. Cuando finalmente lohagan, tendrn que ser lo suficientemente fuertes como para vencerleporque si ellos no lo hacen, nadie podr. No habr una segunda oportunidad.El Jinete y su dragona han llegado mucho ms lejos de lo que nadie seatreva ni siquiera a imaginar, pero pueden derrocar al malvado Rey ydevolver la justicia a Alagasia? Y si as es cul ser el precio quetendrn que pagar?

  • Christopher PaoliniLegado

    Ciclo El Legado - 4

  • Como siempre, este libro est dedicado a mi familia,Y tambin a los soadores de sueos:

    las brillantes luces de una nueva generacin.A los muchos artistas, msicos y contadores

    de historias que han hecho posible este viaje.

  • Agradecimientos

    Kvetha Fricaya. Saludos, amigos.Ha sido un camino muy largo. Cuesta creer que hay a llegado el final.

    Muchas veces me han entrado las dudas de si acabara esta serie. Y que loconsiguiera se debe en gran medida a la ay uda y al apoy o de mucha gente.

    No exagero cuando digo que escribir Legado ha sido lo ms duro que hehecho en mi vida. Por diversos motivos personales, profesionales y creativoseste libro presentaba un desafo mayor que los anteriores. Estoy orgulloso dehaberlo completado, y ms an del libro en s mismo.

    Al echar la vista atrs y contemplar la serie en conjunto, me resultaimposible expresar un sentimiento nico. El ciclo de El legado ha consumidodoce aos de mi vida casi la mitad de los que he vivido hasta la fecha. Laserie me ha cambiado a m y a mi familia, y para explicar las experiencias queme ha generado necesitara otros cuatro libros. Y tener que desprenderse ahorade todo ello, decir adis a Eragon, Saphira, Arya, Nasuada y Roran y seguiradelante con nuevos personajes y nuevas historias es una perspectivasobrecogedora.

    De todos modos no pienso abandonar Alagasia. He invertido mucho tiempoy muchos esfuerzos en la creacin de este mundo, y en algn momento futurovolver a l. Puede que pasen unos aos antes de que lo haga, o tal vez ocurra elmes que viene. Ahora mismo no lo s. Pero cuando vuelva a l espero abordaralgunos de los misterios que he dejado por resolver en la serie.

    Hablando de eso, siento haber decepcionado a los que esperabais saber mssobre Angela, la herbolaria, pero es un personaje que no resultara ni la mitad deinteresante si lo supiramos todo de ella. No obstante, si alguna vez tenis ocasinde conocer a mi hermana, Angela, siempre podis preguntarle a ella por elpersonaje. Si est de buen humor, puede que os cuente algo interesante. Si noBueno, en cualquier caso es posible que os responda con alguna ocurrenciadivertida.

    Y ahora pasemos a los agradecimientos.En casa, doy las gracias a mi madre y a mi padre por su apoy o constante,

    por sus consejos y por darle una oportunidad a Eragon desde un principio. A mihermana, Angela, por ser una estupenda mesa de pruebas para cualquier idea,

  • por ayudarme en la edicin y, una vez ms, por permitirme usarla comopersonaje y proporcionarme un apoy o enorme durante la ltima parte de laobra. Estoy en deuda contigo, hermanita, pero eso ya lo sabas. Tambin leagradezco a Immanuela Meijer que me hiciera compaa cuando me enfrentabaa un tramo particularmente difcil.

    En Writers House: a Simon Lipskar, mi agente, por su amistad y por todo loque ha hecho por la serie a lo largo de los aos (prometo empezar a escribir algoms rpido a partir de ahora!); y a su ayudante, Katie Zanecchia.

    En Knopf: a mi editora, Michelle Frey, por su inquebrantable confianza y porhacer posible todo esto. En serio: sin ella, hoy no tendrais este libro en las manos.A su ay udante, Kelly Delaney, por hacerle la vida algo ms fcil a Michelle, ytambin por ayudar en la elaboracin de la sinopsis de los tres primeros libros. Ala editora Michele Burke por seguir atentamente la historia y por ayudar aconseguir que se publicara el libro. A Judith Haut, jefa de Comunicaciones yMarketing, sin la que esta serie no habra llegado a odos de casi nadie. Tambinen el Departamento de Publicidad, a Dominique Cimina y Noreen Herits, quefueron de gran ay uda antes, durante y despus de mis diversos viajes. A ladirectora de Arte Isabel Warren-Ly nch y a su equipo por el bonito diseo de lacubierta y del interior (y tambin por su trabajo en las ediciones en rstica). Alartista John Jude Palencar por crear una serie de cubiertas magnfica; esta ltimaes una gran imagen para acabar la serie. A Chip Gibson, jefe de la divisininfantil de Random House. A Nancy Hinke, directora de Publicaciones, por suinmensa paciencia. A Joan DeMayo, directora de Ventas, y a su equipo (huzzahy muchas gracias!). A John Adamo, jefe de marketing, cuy o equipo no hadejado de sorprenderme con su creatividad. A Linda Leonard y a su equipo ennuevos medios; a Linda Palladino y Tim Terhune, de Produccin; a Shasta Jean-Mary, directora editorial; a Pam White, Jocely n Lange y al resto delDepartamento de Derechos de Autor, que contribuyeron a que este ciclo seconvirtiera en un fenmeno editorial en todo el mundo; a Janet Frick, JanetRenard y Jennifer Healy, correctoras; y al resto de las personas de Knopf queme han dado su apoyo.

    En Listening Library : a Gerard Doy le, que ha hecho un gran trabajo dandovoz a mi historia (me temo que con Frnen le he planteado un desafoconsiderable); a Taro Meyer por dirigir la actuacin de Gerard de un modo sutily conmovedor; a Orli Moscowitz por tirar de todos los cables a la vez; y aAmanda DAcierno, editora de Listening Library.

    Gracias tambin a mi colega Tad Williams (si no lo habis hecho, leed latriloga Aoranzas y pesares, no lo lamentaris) por darme la inspiracin parausar una mina de pizarra en los captulos de Aroughs. Y al escritor Terry Brooks,que ha sido a la vez un amigo y un mentor para m. (Recomiendo vivamente suserie El reino mgico de Landover).

  • Y gracias a Mike Macauley, que ha creado y dirige uno de los mejores sitioswebs de fans (shurtugal.com) y que, con Mark Cotta Vaz, escribi La enciclopediade El legado. Sin los esfuerzos de Mike, la comunidad de lectores sera muchoms reducida y estara peor informada. Gracias, Mike!

    Debo hacer una mencin especial a Reina Sato, una fan cuya reaccin alencontrarse con un plato de caracoles por primera vez me anim a crear lossnalgl de Vroengard. Reina, los snalgl son para ti.

    Como siempre, mi ltimo agradecimiento es para ti, lector. Gracias porseguirme a lo largo de toda la historia, que las estrellas brillen sobre ti el resto detu vida.

    Y eso es todo. No tengo ms palabras que aadir a la serie. Ya he dicho loque haba que decir. El resto es silencio.

    S onr sverdar sitja hvass!

    CHRISTOPHER PAOLINI8 de noviembre del 2011

  • Prlogo: Al principio

    Una historia sobre Eragon, Eldest y Brisingr.

    Al principio haba dragones: orgullosos, fieros e independientes. Sus escamaseran como piedras preciosas, y todos aquellos que las miraban desesperaban,pues su belleza era grande y terrible.

    Y vivieron solos en la tierra de Alagasia durante innumerables eras.Despus el dios Helzvog hizo a los robustos y resistentes enanos a partir de la

    piedra del desierto de Hadarac.Y esas dos razas se enfrentaban a menudo.Ms adelante, los elfos navegaron hasta Alagasia a travs del mar plateado.

    Ellos tambin lucharon contra los dragones. Pero los elfos eran ms fuertes quelos enanos, y hubieran llegado a destruir a los dragones, a pesar de que estostambin hubieran acabado con los elfos.

    Y as fue que se firm una paz y se sell un pacto entre los dragones y loselfos. Y con este acuerdo crearon a los Jinetes de Dragn, que mantuvieronpacificada toda Alagasia durante miles de aos.

    Luego los humanos llegaron a Alagasia por mar. Y tambin los rgalos degrandes cuernos. Y los Razac, que son los cazadores de la noche y loscomedores de carne humana.

    Y los humanos se unieron al pacto con los dragones.Sin embargo, un joven Jinete de Dragn, Galbatorix, se sublev contra su

    propio rey, esclaviz al dragn negro Shruikan y convenci a trece Jinetes de quelo siguieran. Y esos trece Jinetes fueron llamados los Trece Apstatas.

    Y Galbatorix y los Trece Apstatas derrotaron a los Jinetes y quemaron suciudad, en la isla de Vroengard. Tambin mataron a todos los dems dragones ysolo salvaron tres huevos: uno rojo, uno azul y uno verde. Y se apoderaron delcorazn de corazones, el eldunar, de todos los dragones que les fue posible. Eleldunar contiene la fuerza y la mente del dragn una vez separados de sucuerpo.

    Y durante ochenta y dos aos, Galbatorix fue el rey de todos los humanos.Los Trece Apstatas murieron, pero l no, pues su fuerza proceda de todos los

  • dragones y nadie era capaz de derrocarlo.Durante el octogsimo tercer ao de reinado de Galbatorix, un hombre rob

    el huevo de dragn azul de su castillo. Y ese huevo pas a manos de aquellos quetodava luchaban contra Galbatorix, a quienes se conoca como vardenos.

    Ary a, la elfa, custodi el huevo y busc entre elfos y hombres a aquel con elcual el huevo pudiera eclosionar. Y esa bsqueda dur veinticinco aos.

    Un da, mientras Arya viajaba a Olison, una ciudad de los elfos, un grupo dergalos la atacaron y mataron a sus guardias. Entre esos rgalos se encontrabaDurza, el Sombra, un hechicero posedo por unos espritus a quienes l mismohaba conjurado para que se sometieran a su voluntad. Despus de la muerte delos Trece Apstatas, Durza se haba convertido en el sirviente ms temido deGalbatorix. Sin embargo, antes de que los rgalos y el Sombra capturaran aAry a, la elfa utiliz la magia para poner el huevo a salvo y llevarlo a alguien quepudiera protegerlo.

    Pero el hechizo fracas.Y as fue como Eragon, un hurfano de tan solo quince aos, encontr el

    huevo en las montaas de las Vertebradas. Se lo llev a la granja donde viva consu to, Garrow, y con su nico primo, Roran. Y el huevo le eclosion a l, y apartir de ese momento, Eragon crio a la dragona, que se llam Saphira.

    Galbatorix mand a dos de los Razac a que buscaran el huevo, y estosmataron a Garrow y quemaron la casa de Eragon. Galbatorix haba hecho de losRazac, de los cuales quedaban ya muy pocos, sus esclavos.

    Eragon y Saphira decidieron vengarse de los Razac. En ese empresa losacompa Brom, que haba sido Jinete de Dragn hasta la Cada de los Jinetes,mucho tiempo atrs. Era a l a quien la elfa Arya haba querido enviar el huevo.

    Brom ense a Eragon a luchar con la espada, a emplear la magia y acomportarse con honor. Y le dio Zarroc, la espada que una vez haba pertenecidoa Morzan, el principal y ms poderoso de los Trece Apstatas. Pero los Razacmataron a Brom durante un combate, del cual Eragon y Saphira escaparongracias a la ayuda de Murtagh, hijo de Morzan.

    En uno de sus viajes, el Sombra Durza captur a Eragon en la ciudad deGilead. El chico consigui huir, y al mismo tiempo liber a Arya, que seencontraba en otra celda. La elfa haba sido envenenada y haba sufrido heridasgraves, as que Eragon, Saphira y Murtagh la llevaron con los vardenos, quevivan junto con los enanos en las montaas Beor.

    All, Arya san y, all tambin, Eragon bendijo a una nia llamada Elva paraque la desgracia nunca la alcanzara. Pero pronunci mal el hechizo y, sin querer,la convirti en una maldicin a Elva que hizo que la nia sintiera en su piel eldolor de los dems y tuviera que protegerlos.

    Poco despus, Galbatorix mand un gran ejrcito de rgalos a atacar a losenanos y a los vardenos. Y fue en esa batalla cuando Eragon mat a Durza, el

  • Sombra. Pero este lo hiri en la espalda, y el chico sufri un gran dolor a pesarde los hechizos de los sanadores vardenos.

    Y mientras soportaba ese dolor, Eragon oy una voz que le dijo: Ven a m, Eragon. Ven a m, pues tengo las respuestas a todas tus

    preguntas .Tres das despus, el lder de los vardenos, Ajihad, cay en una emboscada y

    muri a manos de los rgalos, que estaban a las rdenes de dos magos gemelosque haban traicionado a los vardenos y se haban unido a Galbatorix. Losgemelos tambin raptaron a Murtagh y lo mandaron con Galbatorix. Pero lohicieron de tal forma que Eragon y los vardenos crey eron que Murtagh habamuerto.

    Eragon sinti una gran tristeza.Entonces, Nasuada, la hija de los Ajihad, se convirti en la lder de los

    vardenos.Eragon, Saphira y Arya partieron de Tronjheim, el hogar de los enanos y

    donde resida su poder, y viajaron hacia el bosque septentrional de DuWeldenvarden, donde vivan los elfos. Con ellos viaj tambin el enano Orik,sobrino de Hrothgar, el rey de los enanos.

    En Du Weldenvarden, Eragon y Saphira conocieron a Oromis y a Glaedr, elltimo Jinete libre y el ltimo dragn libre de Alagasia, respectivamente, quehaban pasado el ltimo siglo escondidos y esperando a que llegara el momentode instruir a la siguiente generacin de Jinetes de Dragn. Tambin conocieron ala reina Islanzad, lder de los elfos y madre de Ary a.

    Mientras Oromis y Glaedr instruan a Eragon y a Saphira, Galbatorix envi alos Razac y a un grupo de soldados a Carvahall, el pueblo natal del chico, estavez para que capturaran a su primo Roran.

    Pero este se escondi, y no lo hubieran encontrado de no haber sido por elodio de Sloan, el carnicero, que mat a uno de los vigilantes para permitir laentrada de los Razac al pueblo y que pudieran, as, pillar desprevenido a Roran.

    El chico se libr de los Razac y huy, pero esas criaturas consiguieronarrebatarle a su querida Katrina, hija de Sloan. Entonces Roran convenci a losvecinos de Carvahall de que partieran con l, y todos viajaron por las montaasde las Vertebradas, la costa de Alagasia y por el pas meridional de Surda, quetodava estaba libre de las garras de Galbatorix.

    Mientras tanto, la herida que Eragon tena en la espalda continuabaatormentndolo. Durante la Celebracin del Juramento de Sangre de los elfos, enla cual se conmemoraba el antiguo pacto entre Jinetes y dragones, su herida fuesanada por un dragn que los elfos invocaron al final de la fiesta. Adems, leconfiri a Eragon una fuerza y una velocidad similares a las de los propios elfos.

    Despus Eragon y Saphira volaron hasta Surda, adonde Nasuada haballevado a los vardenos para lanzar un ataque contra el Imperio de Galbatorix. All

  • los rgalos se aliaron con los vardenos, pues afirmaron que Galbatorix les habaperturbado la mente y queran vengarse de l.

    Entre los vardenos, Eragon encontr a la nia Elva, que haba crecido a unaprodigiosa velocidad a causa de su hechizo. Ahora y a tena tres o cuatro aos, ysu mirada era de lo ms grave, pues conoca el dolor de todos aquellos queestaban a su alrededor.

    No lejos de la frontera de Surda, en la oscuridad de los Llanos Ardientes,Eragon, Saphira y los vardenos lucharon en una gran y sangrienta batalla contrael ejrcito de Galbatorix. En plena batalla, Roran y los vecinos de Carvahall seunieron a los vardenos, igual que los enanos, que haban marchado tras ellosdesde las montaas Beor.

    Sin embargo, lejos, en el este, se alz un ser ataviado con una brillantearmadura y montado sobre un centelleante dragn rojo.

    Pronunci un hechizo que mat al rey Hrothgar. Eragon y Saphira lucharoncontra ese Jinete y su dragn rojo, y descubrieron que se trataba de Murtagh, quecombata para Galbatorix, a quien haba hecho un inquebrantable juramento defidelidad. Y el dragn era Thorn, el segundo de los tres huevos, que ya habaeclosionado.

    Murtagh derrot a Eragon y a Saphira gracias a la fuerza del eldunar queGalbatorix le haba dado. Pero permiti que escaparan, pues todava senta ciertoaprecio por el chico. Y porque, tal como l mismo le cont a Eragon, eranhermanos: ambos eran hijos de Selena, la consorte favorita de Morzan.

    Luego Murtagh le quit Zarroc, la espada de su padre, a Eragon y parti conThorn de los Llanos Ardientes, igual que hizo el ejrcito de Galbatorix.

    Despus de la batalla, Eragon, Saphira y Roran volaron hasta Helgrind, laoscura torre de piedra que serva de escondite a los Razac y a sus repugnantescompaeros, los Lethrblaka, y all rescataron a Katrina. En otra de las celdas deHelgrind, Eragon encontr al padre de Katrina, ciego y medio muerto.

    El chico pens en matar a Sloan como castigo por su traicin, pero rechaz laidea. En lugar de ello, hizo que Sloan se sumiera en un profundo sueo y dijo aRoran y Katrina que el padre de Katrina haba muerto. Luego pidi a Saphira quellevara a Roran y a Katrina con los vardenos mientras l daba caza al ltimoRazac.

    As, Eragon mat a la ltima de estas criaturas. Luego se llev a Sloan deHelgrind. Despus de pensarlo mucho, descubri cul era el verdadero nombrede Sloan en el idioma antiguo, el lenguaje del poder y de la magia. Lo at a sunombre y lo oblig a jurar que nunca ms vera a su hija. Luego lo envi a vivircon los elfos. Pero lo que Eragon no le dijo a Sloan es que los elfos le curaran laceguera si se arrepenta de su traicin y su asesinato.

    A medio viaje de regreso con los vardenos, Ary a fue al encuentro de Eragony, juntos, volvieron a pie y atravesando terreno enemigo.

  • Cuando llegaron, el chico supo que la reina Islanzad haba enviado a docehechiceros elfos al mando de Bldhgarm para que lo protegieran a l y aSaphira. Eragon debilit tanto como pudo la maldicin que sufra la nia Elva, yconsigui que y a no sintiera la necesidad de protegerlos. A pesar de ello, ellasigui sintiendo el dolor ajeno.

    Y Roran se cas con Katrina, que estaba embarazada, y por primera vez enmucho tiempo Eragon se sinti feliz.

    Despus, Murtagh, Thorn y un grupo de hombres de Galbatorix atacaron a losvardenos. Gracias a la ay uda de los elfos, Saphira y Eragon consiguieronrechazarlos. Este y Murtagh se enfrentaron, pero ninguno de ellos consiguiderrotar al otro. Fue un combate difcil, pues Galbatorix haba hechizado a lossoldados para que no sintieran el dolor, y los vardenos sufrieron muchas bajas.

    Cuando la batalla termin, Nasuada envi a Eragon en representacin de losvardenos a la eleccin del nuevo rey de los enanos. El chico no quera ir, puesSaphira tena que quedarse para proteger el campamento de los vardenos, perono le qued ms remedio que satisfacer a Nasuada.

    Y Roran prest su servicio con los vardenos, y subi de rango, pues demostrser un hbil guerrero y un buen lder de los hombres.

    Mientras Eragon estaba con los enanos, siete de ellos intentaron asesinarlo.Una investigacin revel que el clan Az Sweldn rak Nahin era el responsable delataque. Pero la reunin de clanes continu, y Orik fue elegido para suceder a suto. Saphira se reuni con Eragon para la coronacin. Durante esta, la dragonacumpli la promesa que haba hecho de que reparara el preciado zafiroestrellado que haba roto durante la batalla de Eragon contra el Sombra Durza.

    Al terminar la ceremonia, Eragon y Saphira regresaron a Du Weldenvarden.All, Oromis revel la verdad sobre Eragon: no era hijo de Morzan, sino de Brom,aunque l y Murtagh s tenan la misma madre, Selena. Oromis y Glaedrtambin explicaron qu era un eldunar, y contaron que un dragn poda decidirsepararlo de su cuerpo cuando todava se encontraba vivo, aunque esa era unaoperacin que deba llevarse con gran cuidado, pues cualquiera que lo posey erapoda controlar al dragn al cual perteneca.

    Mientras se encontraba en el bosque, Eragon decidi que necesitaba unaespada para reemplazar la Zarroc. All record un consejo que le haba ofrecidoSolembum, el hombre gato, durante sus viajes con Brom. Y as fue a buscar elrbol Menoa, en Du Weldenvarden. Cuando lo encontr, habl con l y el rbolconsinti en darle el acero brillante que guardaba entre sus races a cambio dealgo que no dijo.

    Rhnon, el herrero elfo que haba forjado todas las espadas de los Jinetes,trabaj con Eragon para forjar una espada nueva para l. La espada era azul yEragon la bautiz como Brisingr, fuego . La espada se envolva en llamas cadavez que l pronunciaba su nombre.

  • Despus Glaedr confi su corazn de corazones a Eragon y a Saphira, y estosregresaron con los vardenos mientras Glaedr y Oromis se unan a los suyos paraatacar la parte norte del Imperio.

    Durante el sitio de Feinster, Eragon y Arya encontraron a tres magosenemigos, uno de los cuales se haba transformado en el Sombra Varaug. Con laay uda de Eragon, la elfa lo mat.

    Mientras tanto, Oromis y Glaedr se enfrentaban a Murtagh y a Thorn.Galbatorix consigui dominar la mente de Murtagh. Y, empleando el brazo deeste, mat a Oromis. Thorn acab con el cuerpo de Glaedr.

    Los vardenos vencieron en Feinster, pero Eragon y Saphira lamentaron lamuerte de su maestro Oromis.

    Los vardenos siguieron avanzando, e incluso ahora continan penetrando en elImperio en direccin a la capital, Urbaen, donde se encuentra Galbatorix,orgulloso y confiado, pues suya es la fuerza de los dragones.

  • ____ 01 ____

    En la grieta

    La dragona Saphira rugi, y los soldados que se encontraban ante ella temblaron,acobardados.

    Conmigo! grit Eragon mientras levantaba Brisingr en alto y la sostenapor encima de su cabeza para que todos la vieran. La hoja de la espada brill conunos destellos iridiscentes y azulados, desnuda ante la masa de nubes negras quese estaba formando en el oeste. Por los vardenos!

    Una flecha pas silbando por su lado, pero Eragon no se inmut.Los guerreros, reunidos al pie del montn de escombros sobre el cual se

    encontraban Eragon y Saphira, respondieron con un nico y ronco bramido:Los vardenos!Y blandiendo sus armas, se lanzaron a la carga corriendo sobre los cascotes

    de piedra.Eragon se volv y dio la espalda a sus hombres. Al otro lado del montn de

    escombros haba un amplio patio donde se apiaban unos doscientos soldados delImperio. Por detrs de ellos se elevaba una torre del homenaje alta y oscura, conunas estrechas aspilleras por ventanas y unos torreones cuadrados, el ms alto delos cuales estaba iluminado por una luz encendida en su interior. Eragon saba queen algn punto del interior de esa torre se encontraba Bradburn, el gobernador deBelatona, la ciudad que los vardenos haban estado asediando durante muchashoras.

    Con un grito de guerra, Eragon salt por encima de los escombros endireccin a los soldados. Al verlo, estos retrocedieron desordenadamente, aunquemantuvieron las lanzas y las picas apuntando hacia el agujero que Saphira habaabierto en el muro exterior del castillo.

    Al aterrizar en el suelo, Eragon se torci el tobillo derecho y cay apoyndose en la rodilla y en la mano con que manejaba la espada. Uno de lossoldados aprovech la oportunidad y, saliendo de la formacin, le tir su lanza endireccin a la garganta, pero Eragon la desvi con un gesto de la mueca al

  • tiempo que desenfundaba Brisingr con una rapidez que ningn ser humano ni elfohubieran podido seguir. El soldado se qued boquiabierto y aterrorizado alcomprender el error que haba cometido. Intent huir, pero no haba tenidotiempo de moverse ni un centmetro cuando Eragon ya se haba lanzado sobre ly le haba lanzado una estocada en el vientre.

    En ese momento, Saphira, escupiendo llamaradas azules y amarillas a sualrededor, aterriz justo detrs de Eragon. El impacto de las patas de la dragonacontra el suelo hizo temblar el patio entero, y los pequeos cristales queformaban un mosaico en el suelo delante de la torre del homenaje sedesprendieron y salieron volando por el aire, como impulsados por la superficiegolpeada de un tambor. Arriba, un par de contraventanas se abrieron y volvierona cerrarse con un golpe seco.

    Ary a acompaaba a Saphira. Con el cabello largo y negro ondeando al vientoy azotndole el rostro anguloso, la elfa salt por encima del montn deescombros. Tena los brazos y el cuello, al igual que el filo de la espada,manchados de sangre. Cuando aterriz, solamente se oy el golpe sordo de la pielde sus zapatos contra la piedra. La presencia de Arya dio nimos a Eragon: nohubiera preferido a ninguna otra persona al lado de l y de Saphira; Arya era lacompaera de armas perfecta. Eragon le sonri, y ella le devolvi la sonrisa conuna expresin fiera y jubilosa. En la batalla, su habitual actitud reservadadesapareca y la elfa mostraba una expresividad que pocas veces se vea en otrassituaciones.

    De repente, una llamarada de fuego azulado se extendi alrededor de ellos yEragon se agach detrs de su escudo para protegerse. Mir por la pequeaabertura del yelmo y vio que Saphira baaba a los atemorizados soldados en untorrente de llamas que, sin embargo, no les causaba ningn dao. Comorespuesta, los arqueros apostados en las almenas del castillo lanzaron unaandanada de flechas contra Saphira, pero el calor que emanaba de ella era tanintenso que gran parte de las flechas se prendieron en el aire y quedaronconvertidas en cenizas. El resto se desvi gracias a la proteccin mgica con queEragon haba rodeado a la dragona. Solamente una de las flechas impact con ungolpe seco contra el escudo de Eragon y lo mell. Tres de los soldados se vieronengullidos por las llamas y murieron en el acto, sin tener tiempo ni siquiera degritar. Los dems se haban apiado en medio del infierno de fuego y las puntasde sus lanzas deprendan brillantes destellos azulados. A pesar de que Saphira seesforzaba, no consegua ni siquiera chamuscar al grupo de soldados, as que alfinal abandon todo intento y cerr las fauces. El fuego desapareci y el patioqued sumido en un silencio abrumador.

    Eragon pens, al igual que haba hecho muchas otras veces, que elresponsable del escudo mgico que protega a los soldados deba de ser un magohbil y poderoso. Se trata de Murtagh? se pregunt. Si es as, por qu no

  • estn l y Thorn aqu para defender Belatona? Es que a Galbatorix no le importaconservar el dominio de sus ciudades? . Sin perder ms tiempo, se lanz a lacarrera y, con un nico golpe de Brisingr, cort el extremo superior de docelanzas con la misma facilidad con que, en su juventud, segaba los tallos decebada. Clav la espada en el soldado que tena ms cerca: atraves su cota demalla como si no estuviera hecha ms que de una tela fina e hizo fluir unmanantial de sangre de su pecho. Otro hombre apareci de inmediato y recibiuna estocada; y otro por la izquierda, al cual Eragon empuj con su escudocontra tres de sus compaeros hacindolos caer al suelo a todos.

    La reaccin de los soldados era lenta y torpe, o as le pareca a Eragonmientras se abra paso entre sus filas lanzando estocadas con impunidad. Saphiraapareci en medio de la refriega, a su izquierda: con sus enormes patas y su colarecubierta de pas barra a los soldados y los lanzaba volando por los aires,mientras que con sus fuertes mandbulas los apresaba y los desgarraba. A suderecha, Ary a se mova con la velocidad del ray o y cada golpe de su espadasignificaba la muerte para uno de los sirvientes del Imperio.

    Eragon dio un giro esquivando dos lanzas que caan sobre l. En ese momentovio que se acercaba Bldhgarm, el elfo de pelo azulado como la noche,acompaado de los once elfos encargados de protegerle a l y a Saphira. Unpoco ms lejos, los vardenos haban penetrado en el patio a travs del boquete delmuro exterior del castillo; sin embargo, se haban detenido antes de lanzarse alataque, pues acercarse a Saphira resultaba demasiado peligroso. Pero ni ladragona ni Eragon, ni tampoco los elfos, necesitaban ay uda alguna para acabarcon los soldados.

    Durante la pelea, Eragon y Saphira se fueron distanciando hasta quedar cadauno en un extremo del patio. A pesar de ello, Eragon no se senta preocupadoporque saba que la dragona, aun sin el escudo mgico, era capaz de derrotar aun grupo de veinte o treinta humanos con facilidad.

    Una lanza impact contra su escudo, golpendole el hombro. Eragon se girhacia el soldado que la haba lanzado, un hombre grande y lleno de cicatrices alque le faltaban los dientes inferiores, y se lanz a la carrera contra l. Al verlo, elsoldado intent desenvainar una daga que llevaba colgada del cinturn, pero,antes de que lo consiguiera, Eragon lo embisti y le clav el hombro en elesternn con tal fuerza que el tipo retrocedi varios metros y cay al sueloapretndose el pecho con las dos manos.

    En ese momento, una lluvia de flechas se precipit sobre ellos y mat e hiria muchos de los soldados. Eragon se alej un poco y se pertrech bajo su escudo.Aunque estaba seguro de que su escudo mgico lo protega, no era buenomostrarse descuidado: uno nunca saba en qu momento un hechicero podralanzar una flecha encantada capaz de atravesar su proteccin mgica. Eragonsonri con amargura al darse cuenta de que los arqueros haban llegado a la

  • conclusin de que su victoria dependa de que consiguieran matar a Eragon y alos elfos, sin reparar en cuntos de los suy os tuvieran que sacrificar paraconseguirlo. Ya es demasiado tarde pens, sintiendo una triste satisfaccin.Deberais haber abandonado el Imperio cuando todava tenais la posibilidad dehacerlo .

    La avalancha de flechas le dio la oportunidad de descansar unos instantes, locual agradeci. El ataque contra la ciudad haba comenzado al alba, y l ySaphira se haban mantenido en la vanguardia desde ese momento.

    Cuando la lluvia de flechas amain, Eragon sujet Brisingr con la manoizquierda y, con la derecha, cogi una lanza de los soldados y la apunt hacia losarqueros, que se encontraban a unos doce metros hacia arriba. Saba que eradifcil lanzar bien si uno no tena prctica en ello, as que no le pill por sorpresaver que fallaba el blanco que se haba marcado. Pero s se sorprendi al ver quela lanza no acertaba a ninguno de los arqueros que se alineaban en las almenas: lalanza pas por encima de todos ellos y se rompi al impactar contra la pared delfondo del castillo. Al verlo, los arqueros prorrumpieron en carcajadas yabucheos, al tiempo que le dirigan gestos ofensivos.

    De repente, un rpido movimiento a su lado capt su atencin. Gir la cabezajusto a tiempo para ver que Ary a tiraba su propia lanza contra los arqueros yatravesaba a dos que se encontraban juntos. Luego seal a los hombres con suespada y grit:

    Brisingr!Inmediatamente, la lanza se encendi en un fuego de color verde esmeralda.

    Los arqueros se alejaron rpidamente de los cuerpos en llamas, abandonaron lasalmenas y se apiaron ante las puertas que conducan a los pisos superiores delcastillo.

    No es justo se quej Eragon. Yo no puedo pronunciar este hechizo sinque mi espada se encienda como una hoguera.

    Ary a lo mir, divertida.La lucha continu unos minutos ms, durante los cuales los soldados se

    rindieron o intentaron huir. Eragon dej escapar a los ltimos cinco soldados quetena delante, pues saba que no podran llegar muy lejos. Luego, despus deinspeccionar rpidamente los cuerpos que haba a su alrededor para confirmarque estaban muertos, se gir para examinar el otro lado del patio. All, unoscuantos vardenos haban abierto las puertas del muro exterior y estabanempujando un ariete por la calle que conduca al castillo. Otros se estabancolocando en filas desordenadas delante de la puerta de la torre, dispuestos aentrar en el castillo y a enfrentarse a los soldados que haba dentro. Entre ellos seencontraba el primo de Eragon, Roran, dando rdenes al destacamento que tenabajo su mando mientras gesticulaba con el martillo que siempre llevaba en lamano. En el extremo ms alejado del patio, Saphira se encontraba en medio de

  • los cuerpos de sus vctimas. Todo a su alrededor estaba destrozado. La dragonatena todo el cuerpo manchado de sangre, y el color rojo contrastabavvidamente con el azul de alhaja de sus escamas. Levant la cabeza y solt unrugido triunfal tan potente y feroz que ahog el clamor de la ciudad.

    Entonces se oy un ruido de arrastre de cadenas procedente del interior delcastillo, seguido por el de la friccin de unos grandes troncos de madera. Elsonido llam la atencin de todo el mundo hacia las puertas de la torre que, conun boom hueco, se abrieron de par en par liberando una densa nube de humoprocedente de las antorchas que haba en el interior. Los vardenos empezaron atoser y se cubrieron la nariz y la boca. En algn punto de las profundidades deesa oscuridad retumbaron unos cascos metlicos contra el pavimento de piedra;al cabo de un instante, un caballo montado por un j inete apareci en el centro dela humareda. Con la mano izquierda, el j inete sujetaba un arma que a Eragonprimero le pareci una lanza comn, pero pronto se dio cuenta de que estabahecha de un extrao material de color verde y de que su hoja de pas tena undiseo desconocido. Un halo difuso rodeaba la punta de la lanza, y esa luzinnatural delataba la presencia de magia.

    El j inete tir de las riendas e hizo que el caballo se colocara mirando haciaSaphira, quien, al verlo, y a empezaba a desplazar el peso de su cuerpo sobre suspatas traseras preparndose para lanzar uno de sus terribles y mortales zarpazoscon las patas delanteras.

    Eragon se alarm seriamente: ese j inete se mostraba excesivamente segurode s mismo, y su lanza era demasiado rara e inquietante. A pesar de que elescudo mgico protega a Saphira, estuvo seguro de que la dragona corra unpeligro mortal. No podr llegar a tiempo hasta ella , pens. Decidiconcentrarse en contactar con la mente de Shapira, pero esta estaba tan aplicadaa su tarea que ni siquiera percibi la presencia de Eragon, y el hecho deencontrar su mente tan abstrada solo le permiti conseguir un contactosuperficial con su conciencia. Eragon, entonces, decidi replegarse mentalmenteen s mismo e intentar recordar unas palabras antiguas con las que componer unsencillo hechizo que hiciera detener en seco al caballo. Era un intentodesesperado, pues no saba si el j inete era un mago ni qu precauciones podahaber tomado en caso de ser atacado con algn encantamiento, pero Eragon noestaba dispuesto a quedarse sin hacer nada si la vida de Saphira corra algnriesgo. Inhal y se llen los pulmones, se repiti mentalmente la pronunciacincorrecta de algunos de los sonidos ms difciles del idioma antiguo y se dispuso alanzar el hechizo.

    Sin embargo, los elfos fueron ms rpidos que l. Antes de que dijera laprimera palabra, oy que empezaban a entonar suavemente una cancin. Susvoces, superponindose las unas a las otras, componan una meloda discordantee inquietante.

  • Me fue lo nico que Eragon consigui decir antes de que la magia delos elfos surtiera efecto.

    Los pequeos cristales que formaban un mosaico en el suelo justo delante delcaballo empezaron a agitarse y a soltarse hasta que se fundieron y fluy eroncomo un ro. Inmediatamente, la tierra se abri formando una grieta larga y deuna profundidad incierta. El caballo relinch con fuerza y cay hacia delante,rompindose las patas delanteras, pero mientras el animal se hunda en eseabismo, el j inete levant el brazo y tir su brillante lanza contra Saphira.

    La dragona no tena tiempo de huir, ni tampoco de esquivar la lanza, as quelevant una pata delantera en un intento por desviarla. Pero fall por unos pocoscentmetros, y Eragon vio, horrorizado, que se le clavaba en el pecho, justo pordebajo de la clavcula. La rabia le nubl la vista. Sin pensarlo, invoc todas lasreservas de energa que le quedaban en su cuerpo, en el zafiro engarzado en laempuadura de su espada, en los doce diamantes escondidos en el cinturn deBeloth el Sabio que llevaba en la cintura, y en Aren, el anillo lfico que adornabasu mano derecha preparndose para aniquilar a ese j inete, sin importarle elriesgo que eso pudiera suponer. De repente, Bldhgarm salt por encima de lapata izquierda de Saphira y aterriz encima del j inete, como una pantera que caesobre un venado, y lo tumb de costado. El elfo lade la cabeza y, con un gestosalvaje, desgarr con sus blancos y largos dientes el cuello del hombre.

    En ese momento se oy un grito de dolor procedente de una de las ventanasque quedaban encima de la entrada de la torre, y casi al mismo tiempo, seprodujo una potente explosin que lanz un sinfn de bloques de piedra sobre losvardenos, rompiendo piernas y costillas como si fueran ramas secas.

    Eragon no prest atencin a las piedras que caan sobre el patio y corri hastaSaphira, casi sin darse cuenta de que Arya y sus guardias lo seguan. Unos elfosque se encontraban cerca de la dragona ya se haban reunido a su alrededor yexaminaban la lanza que sobresala de su pecho.

    Cmo? Est?Eragon estaba tan afectado que no pudo terminar las frases. Deseaba

    comunicarse mentalmente con Saphira, pero mientras pudiera haber algnhechicero enemigo en la zona, no se atreva a hacerlo por miedo a que suspensamientos pudieran ser espiados y a que los rivales pudieran dominar sucuerpo. Despus de una espera que se le hizo interminable, oy que Wy rden, unode los elfos, deca:

    Ya puedes dar las gracias al destino, Asesino de Sombra.Todos los elfos, excepto Bldhgarm, circunspectos como sacerdotes ante un

    altar, pusieron las palmas de las manos sobre el pecho de Saphira y entonaronuna cancin que son como un susurro del viento entre un bosquecillo de sauces.Cantaron al calor y al crecimiento, al msculo y tendn y a la sangre, as como aotros elementos ms arcanos. Saphira, con un esfuerzo que debi de ser titnico,

  • aguant durante todo el ensalmo, pero unos temblores sacudan su cuerpo cadapoco. Un hilo de sangre le manaba del lugar en que tena la lanza clavada.

    Bldhgarm se puso al lado de Eragon, y este lo mir un momento. El elfotena el pelo de la barbilla y del cuello manchado de sangre, lo cual haca que suhabitual color azul noche se hubiera vuelto de un negro opaco.

    Qu ha sido eso? pregunt Eragon, sealando las llamas que todavaestaban vivas en la ventana de encima del patio.

    Bldhgarm se lami los labios un momento dejando al descubierto suscolmillos gatunos antes de responder:

    En cuanto l muri, pude penetrar en la mente del soldado y, a travs deella, llegar a la mente del mago que lo estaba ayudando.

    Mataste al mago?En cierta manera, s. Lo obligu a matarse. En condiciones normales no

    hubiera recurrido a una estrategia tan teatral y extravagante, pero me sentaexasperado.

    Eragon dio unos pasos hacia delante, pero se detuvo en seco al or que Saphiraemita un gemido prolongado y grave. La lanza que tena clavada en el pechoempez a desprenderse sin que nadie la tocara. La dragona abri los ojos condificultad y tom aire de forma entrecortada mientras los ltimos quincecentmetros de lanza emergan de su cuerpo. La punta de pinchos, con el halo decolor esmeralda, cay al suelo y rebot en las piedras del pavimento con unsonido que se pareca ms al del latn que al del metal.

    Los elfos dejaron de cantar y apartaron las manos del cuerpo de Saphira. Sinesperar ms, Eragon corri a su lado y le acarici el cuello. Deseabatranquilizarla, decirle lo asustado que se haba sentido, unir su mente con la de ladragona. En lugar de eso, se conform con clavar la mirada en uno de sus ojosazules y brillantes y le pregunt:

    Ests bien?Le son trivial en comparacin con la profundidad de la emocin que senta.

    Saphira respondi con un guio de ojo; luego baj la cabeza y le acarici elrostro con un suave soplido de aire caliente. Eragon sonri. Luego, dirigindose alos elfos, les dio las gracias en el idioma antiguo.

    Eka elrun ono, lfya, wiol frn thornessa.Los elfos que haban colaborado en la sanacin, incluida Ary a, asintieron con

    la cabeza e hicieron rotar las muecas derechas frente al pecho, en el gesto derespeto propio de los de su raza. Entonces Eragon se dio cuenta de que la mitadde los elfos que cuidaban de l y de Saphira estaban plidos, dbiles y que casi nopodan tenerse en pie.

    Retiraos y descansad les dijo. Si os quedis, solo conseguiris que osmaten. Marchaos, es una orden!

    Eragon not que los siete elfos detestaban tener que irse, pero al final

  • respondieron:Como desees, Asesino de Sombra.Se alejaron del patio pasando por encima de los cuerpos y de los escombros.

    Se los vea nobles y dignos, a pesar de que se encontraban al lmite de susfuerzas.

    Luego Eragon fue a reunirse con Arya y con Bldhgarm, que estabanexaminando la lanza. Ambos tenan una expresin extraa en el rostro, como sino estuvieran seguros de qu hacer. Eragon se agach a su lado, con cuidado deno rozar el arma con ninguna parte del cuerpo. Observ las delicadas lneastalladas en la base de la hoja, que le resultaron familiares, aunque no sabaexactamente por qu; el asta de tono verdoso, que estaba hecha de un materialque no era ni madera ni metal, y ese suave destello, que le recordaba laslinternas sin llama que los elfos y los enanos utilizaban para alumbrar sus casas.

    Creis que puede ser obra de Galbatorix? pregunt. Quizs hay adecidido que prefiere matarnos a Saphira y a m en lugar de capturarnos. A lomejor cree que nos hemos convertido en una amenaza para l.

    Bldhgarm sonri sin ganas.Yo no me engaara con ese tipo de fantasas, Asesino de Sombra. Nosotros

    no somos ms que una pequea molestia para Galbatorix. Si alguna vez quierematarnos, a ti o a nosotros, solo tiene que volar en lnea recta desde Urbaen ypresentar batalla. Caeramos como hojas secas bajo un viento de invierno. Lafuerza de los dragones lo acompaa, y nadie puede resistirse a su poder. Adems,Galbatorix no cambia tan fcilmente de objetivo. Quizs est loco, pero tambines astuto y, por encima de todo, es decidido. Si desea hacerte su esclavo,perseguir ese objetivo como una obsesin, y nada lo podr detener, excepto elinstinto de supervivencia.

    En cualquier caso intervino Ary a, esto no es obra de Galbatorix. Esobra nuestra.

    Eragon frunci el ceo.Obra nuestra? Esto no lo han hecho los vardenos.No lo han hecho los vardenos, sino un elfo.Pero Eragon dud un momento, intentando encontrar una explicacin

    . Pero ningn elfo accedera a trabajar para Galbatorix. Preferiran morirantes que

    Galbatorix no ha tenido nada que ver con esto, y aunque no fuera as, no ledara un arma tan rara y poderosa a un hombre que no fuera capaz deprotegerla. De entre todas las armas que existen en toda Alagasia, esta es la queGalbatorix menos deseara que nosotros tuviramos.

    Por qu?Bldhgarm, en un tono de voz ligeramente ronroneante, dijo:Porque, Eragon Asesino de Sombra, esta es una dauthdaert.

  • Y se llama Niernen, la Orqudea aadi Arya.La elfa seal las lneas talladas en la hoja. Eragon se dio cuenta que se

    trataba de una estilizacin de los signos de escritura lficos: unas formas curvasque se entrelazaban y terminaban en unas puntas largas y afiladas.

    Una dauthdaert?Arya y Bldhgarm lo miraron, incrdulos, y Eragon se encogi de hombros,

    avergonzado por su falta de conocimientos. Durante dcadas, los elfos jveneshaban tenido el privilegio de recibir educacin con los may ores eruditos de suraza. A Eragon le resultaba frustrante que a l su to Garrow ni siquiera le hubieraenseado a leer y a escribir, por considerarlo poco importante.

    Solo aprend a leer un poco en Ellesmra. Qu es? Fue forjada durante laCada de los Jinetes para ser utilizada contra Galbatorix y los Apstatas?

    Bldhgarm neg con la cabeza:Niernen es muchsimo ms antigua.Las dauthdaerts explic Arya surgieron del miedo y del odio que

    caracterizaron los ltimos aos de nuestra guerra contra los dragones. Nuestrosherreros y hechiceros ms hbiles las fabricaron con materiales que ya no seconocen, las cargaron con unos hechizos cuyas palabras ya no se recuerdan y lasbautizaron, a las doce, con los nombres de las flores ms hermosas, aunque esaasociacin resulta un poco desagradable porque las hicimos con un nicoobjetivo: matar a los dragones.

    Eragon sinti una gran repulsin al mirar la brillante hoja.Y lo consiguieron?Los que lo presenciaron afirman que la sangre de los dragones caa del

    cielo como en un chaparrn de verano.Saphira emiti un siseo fuerte y agudo. Eragon le ech un vistazo y vio con el

    rabillo del ojo que los vardenos continuaban manteniendo su posicin delante dela torre del homenaje, esperando a que l y la dragona volvieran a tomar elmando de la ofensiva.

    Se crea que todas las dauthdaerts haban sido destruidas o que se habanperdido dijo Bldhgarm. Es evidente que estbamos equivocados. Niernendebi de pasar a manos de la familia Waldgrave, y ellos debieron de haberlaescondido aqu, en Belatona. Supongo que cuando nosotros traspasamos los murosde la ciudad, a Lord Bradburn le fall el coraje y orden que le trajeran Niernendel arsenal pensando que as podra deteneros a ti y a Saphira. No me cabe dudade que Galbatorix montara en clera si se enterara de que Bradburn ha intentadomatarte.

    Eragon saba que era necesario darse prisa, pero su curiosidad no le permitidejar el tema ah.

    Sea o no una dauthdaert, todava no me has explicado por qu Galbatorix

  • no querra que nosotros la tuviramos. Seal la lanza y pregunt: Qu haceque Niernen sea ms peligrosa que esa lanza de ah o, incluso, que Bris secall a tiempo para no pronunciar el nombre completo y continu, que miespada?

    Fue Arya quien respondi.No se puede romper de forma normal, el fuego no la puede daar, y es

    casi completamente inmune a la magia, tal como t mismo has visto. Lasdauthdaerts fueron diseadas para que no las afectara ningn hechizo que losdragones pudieran lanzarles, y para proteger de la misma forma a quien lasempuara, lo cual es sobrecogedor conociendo la fuerza, complej idad ynaturaleza inesperada de la magia de los dragones. Aunque Galbatorix se hay aprotegido, a s mismo y a Shruikan, con ms escudos mgicos que nadie deAlagasia, es posible que Niernen sea capaz atravesar esas defensas como si noexistieran.

    Eragon se mostr lleno de jbilo al comprender qu significaba eso:Tenemos quePero en ese momento, un chillido lo interrumpi.Era un sonido penetrante, cortante, escalofriante, como el del metal al ser

    frotado contra la roca. Eragon sinti la vibracin incluso en los dientes e,inmediatamente, se tap los odos con ambas manos haciendo una muecamientras se giraba para ver si consegua localizar de dnde proceda. Saphiraagit la cabeza y emiti un gemido de angustia que Eragon oy a pesar delestruendo. Tuvo que mirar a su alrededor dos veces hasta que pudo distinguir unanube de polvo que se levantaba desde el muro de la torre: en l se haba abiertouna grieta de unos treinta centmetros de ancho, por debajo de la semidestruidaventana de la sala donde Bldhgarm haba matado al mago. A pesar de que laintensidad del chirrido aumentaba, Eragon se arriesg a destaparse un odo parapoder sealar en direccin a la grieta.

    Mira! le grit a Arya, y ella asinti con la cabeza.Eragon volvi a cubrirse el odo de inmediato. Entonces, inesperadamente, el

    sonido ces. El chico esper un momento antes de bajar ambas manos; porprimera vez en su vida, dese no tener el odo tan sensible. Al instante, la grieta seabri ms y ms, y se alarg hacia abajo, hacia la parte superior de la puerta,rompiendo la piedra del muro como si fuera un ray o y rociando de piedras elsuelo. Todo el castillo pareci gemir, y la parte delantera de la torre, desde laventana rota hasta la clave del arco de la puerta, empez a inclinarse haciadelante.

    Corred! grit Eragon a los vardenos.Sin embargo, los hombres ya se haban dispersado por todo el patio,

    desesperados por salir de debajo de aquella pared. Eragon dio un paso haciadelante con todos los msculos del cuerpo en tensin: no vea a Roran por ninguna

  • parte.Por fin lo encontr: estaba atrapado al final del ltimo grupo de hombres que

    quedaba delante de la puerta, y les gritaba desaforadamente, pero Eragon nopoda or sus palabras, pues el sonido se perda en medio de la conmocin. Lapared continuaba cediendo hacia delante, separndose cada vez ms del edificio,y unas piedras cayeron encima de Roran. l perdi el equilibrio y se vio obligadoa refugiarse debajo del arco de la puerta.

    Las miradas de Roran y de Eragon se encontraron un instante. Eragon vio ensus ojos un miedo y una impotencia rpidamente sustituidas por la resignacin,como si su amigo supiera que, por mucho que corriera, no conseguira salvarse atiempo.

    Roran sonri con cierta amargura.Y la pared se derrumb.

  • ____ 02 ____

    La avalancha

    No! grit Eragon al ver que la pared de la torre se derrumbaba con unclamoroso estruendo y enterraba a Roran y a otros cinco bajo una montaa depiedras de seis metros de alto.

    Una oscura nube de polvo llen el patio. Eragon haba gritado con tanta fuerzaque la voz se le quebr. Not el sabor metlico de la sangre en la garganta yempez a toser, doblndose sobre s mismo.

    Vaetna consigui pronunciar, haciendo un gesto con la mano.La densa nube de polvo gris se abri emitiendo un sonido como el de la seda

    al rasgarse. Eragon pudo mirar hacia el centro del patio. Estaba tan preocupadopor lo que le haba sucedido a Roran que casi no se dio cuenta de la fuerza quehaba perdido al pronunciar ese hechizo.

    No, no, no, no deca. No es posible que haya muerto. No es posible, noes posible, no es posible

    Como si por el mero hecho de repetirlo pudiera hacerlo realidad, Eragoncontinu pronunciando mentalmente la frase. Pero cada vez que lo haca, setrataba menos de una certeza o una esperanza que de una oracin elevada a loscielos.

    Ary a y unos cuantos guerreros vardenos se encontraban delante de l,todava tosiendo y frotndose los ojos con las manos. Muchos de elloscontinuaban agachados, como si esperaran una explosin; otros mirabanboquiabiertos la torre destrozada. Las piedras de la pared se habandesparramado por todo el suelo del patio, ocultando el mosaico. Dos habitacionesy media del segundo piso de la torre, y una del tercero la habitacin donde elmago haba muerto de forma tan violenta haban quedado expuestas a loselementos. Las estancias y sus muebles se vean sucios y gastados a la luz del sol.En su interior, unos cuantos soldados armados con ballestas se apartaban a cuatropatas del precipicio ante el cual se haban encontrado de repente y, empujndosey dndose codazos, se precipitaban hacia las puertas para desaparecer en lasprofundidades de la torre del homenaje.

  • Eragon intent hacerse una idea de lo que deba de pesar uno solo de losbloques de piedra que haban formado el montn: deban de ser ms dedoscientos kilos. Si los elfos, Saphira y l trabajaban juntos, seguro que podranlevantar las piedras utilizando la magia, pero ese esfuerzo los debilitara y losdejara vulnerables. Adems, tardaran demasiado tiempo. Por un momento,Eragon pens en Glaedr el dragn dorado tena fuerza ms que suficiente paralevantar todas las piedras a la vez, pero en ese momento la rapidez era unfactor esencial y tardara demasiado en sacar el eldunar de Glaedr. Y, encualquier caso, Eragon saba que no conseguira convencer a Glaedr de quehablara con l, y mucho menos de que lo ay udara a rescatar a Roran y a losdems hombres. Entonces record la imagen de su primo justo antes de que laavalancha de piedras cayera sobre l, de pie, debajo del arco de la puerta de latorre. De repente, con un sobresalto, comprendi lo que tena que hacer.

    Saphira, aydalos! grit Eragon al tiempo que tiraba su escudo al sueloy se lanzaba a la carrera.

    Oy que, a sus espaldas, Arya deca algo en el idioma antiguo, una frasecorta que poda ser algo as como Esconde esto! . Al instante vio que la elfase colocaba a su lado y corra con l llevando la espada en la mano, lista parapresentar batalla.

    Al llegar al pie del montn de piedras, Eragon dio un salto tan alto como lefue posible y cay sobre un pie encima de uno de los bloques, desde donde seimpuls otra vez hacia el siguiente. As continu, como una cabra que escala lapendiente de un precipicio. No le gustaba poner en peligro la estabilidad de laspiedras, pero esa era la manera ms rpida de llegar a su destino.

    Con un ltimo esfuerzo, Eragon salt al interior del segundo piso y cruz laestancia corriendo. Abri la puerta del otro extremo con un empujn tan fuerteque rompi las bisagras y la puerta sali volando hacia el pasillo con los tablonesde madera hechos aicos.

    Eragon corri por el pasillo. Su propia respiracin le resonaba en los odos,como si los tuviera repentinamente llenos de agua. Eragon redujo la velocidad alver que se acercaba a una puerta abierta, al otro lado de la cual cinco hombresarmados discutan mientras sealaban un mapa. Ninguno de ellos se dio cuentade la presencia de Eragon, que continu corriendo.

    Al girar una esquina, choc contra un soldado que caminaba en direccincontraria y se golpe la frente contra el borde de su escudo. Aturdido y con lavisin borrosa, Eragon se sujet al escudo y los dos recorrieron el pasilloagarrados y forcejeando como dos bailarines borrachos. El soldado, mientrasluchaba por mantener el equilibrio, solt una maldicin:

    Qu te pasa, maldito? empez a decir, pero en cuanto vio el rostro deEragon, abri los ojos con sorpresa y exclam: T!

    Sin esperar, Eragon clav el puo en el estmago del soldado, justo debajo de

  • las costillas, con tanta fuerza que este sali volando por los aires y fue a chocarcontra el techo.

    Yo asinti Eragon, cuando el soldado cay al suelo, sin vida.Continu corriendo por el pasillo. La velocidad de su pulso pareca haberse

    doblado desde que haba entrado en la torre, y se senta como si el coraznestuviera a punto de estallarle en el pecho.

    Dnde est? , pens mientras miraba, frentico, por otra puerta que dabaa una habitacin vaca.

    Por fin, al otro extremo de un lgubre pasillo secundario, vio una escalera decaracol. Se lanz escaleras abajo saltando los escalones de cinco en cinco endireccin al primer piso, y solamente hizo una pausa para empujar a unsorprendido arquero que le entorpeca el paso. La escalera terminaba en uncmara de techos altos y abovedados que recordaba la catedral de Dras-Leona.Eragon mir a su alrededor: escudos, armas y banderines rojos colgados de lasparedes; antorchas sujetas a soportes de hierro forjado; hogares de chimeneaapagados; largas y oscuras mesas de caballete alineadas a ambos lados de lasala, y, a uno de los extremos de esta, una tarima sobre la que un hombrebarbudo y vestido con una tnica se encontraba de pie ante un silln de respaldoalto. A la derecha, entre l y las puertas que conducan a la entrada de la torre,haba un contingente de unos cincuenta soldados o ms. El gesto de sorpresa delos soldados hizo brillar el hilo de oro de sus casacas.

    Matadle! orden el hombre de la tnica, pero su tono de voz era ms demiedo que de mando. Quien le mate recibir una tercera parte de mi tesoro!Lo prometo!

    Eragon sinti una profunda frustracin al verse entorpecido otra vez. Sac laespada de su funda, la levant por encima de la cabeza y grit:

    Brisingr!Inmediatamente, unas furiosas lenguas de fuego azul rodearon el filo de la

    espada y danzaron hacia la punta. Eragon not el calor del fuego en la mano, elbrazo y un lado de la cara. Entonces, baj la mirada hasta los soldados y gru:

    Fuera.Los soldados dudaron un instante, pero al final dieron media vuelta y salieron

    huyendo. Eragon carg hacia delante sin hacer caso de los aterrorizados soldadosque se haban quedado rezagados y que se encontraron al alcance de la espadallameante. Uno de esos hombres tropez y cay delante de l, pero Eragon saltpor encima sin ni siquiera rozarle la borla del y elmo. El aire que levantaba a supaso empujaba las llamas de fuego de la espada hacia atrs, como crines de uncaballo al galope. Al llegar a la doble puerta principal de la sala, encogi loshombros y la atraves como una bala, saliendo a una sala larga y ancha rodeadade unas recmaras repletas de soldados y engranajes, poleas y otrosmecanismos que se utilizaban para subir y bajar las puertas de la torre y

  • continu corriendo a toda velocidad hasta un rastrillo que cortaba el paso al lugaren que Roran se encontraba cuando la pared de la torre se haba desmoronado.Sin detenerse, carg contra el rastrillo con todas sus fuerzas y el hierro se doblegun poco, pero no consigui romperlo.

    Eragon dio un paso atrs, vacilante.Se concentr una vez ms en canalizar la energa almacenada en el interior

    de los diamantes de su cinturn el cinturn de Beloth el Sabio hacia Brisingr,vaciando las piedras preciosas de su valioso contenido, para encender su espadacon un fuego de una intensidad casi insoportable. Luego, con un grito, levant elbrazo y descarg un golpe de espada contra el rastrillo. Una lluvia de chispasnaranjas y amarillas lo roci, agujereando sus guantes y su casaca, yquemndole la piel. Un trozo de hierro derretido le cay en la punta de la bota.Eragon se lo sacudi con un gesto brusco del tobillo.

    Dio tres golpes, y una parte del rastrillo del tamao de un hombre cay al suelo. Los extremos recin cortados de la reja brillaban con un color blancoincandescente e iluminaban el rea con una luz suave.

    Eragon dej que las llamas de Brisingr se extinguieran y pas a travs de laabertura que acababa de hacer.

    Sigui el pasadizo hacia la izquierda, luego hacia la derecha y, de nuevo, a laizquierda: ese pasaje haba sido diseado para hacer ms lento el avance de lastropas que consiguieran acceder a la torre del homenaje. Cuando dobl la ltimacurva, Eragon vio su objetivo: el vestbulo, lleno de cascotes. A pesar de su visinde elfo, en esa oscuridad solamente era capaz de distinguir las formas msgrandes, pues el derrumbe haba apagado las antorchas de las paredes. Alacercarse oy un extrao ruido de algo que se arrastraba, como si un animaltorpe se abriera paso entre los cascotes de piedra.

    Naina dijo.Y una luz azul ilumin el espacio. All, delante de l y cubierto de tierra,

    sangre, ceniza y sudor, vio a Roran, que, con una mueca terrible, luchaba con unsoldado entre los cuerpos de dos hombres muertos. El soldado cerr los ojos paraprotegerse de la inesperada luz, y Roran aprovech esa distraccin para obligarloa ponerse de rodillas. Entonces cogi la daga que su oponente llevaba en elcinturn y se la clav en el cuello. El soldado sufri dos convulsiones y muri.

    Roran se levant, resollando; unas grandes gotas de sangre le caan de losdedos de las manos hasta el suelo. Mir a Eragon con una expresinextraamente fra y dijo:

    Ya era hora de quePero, en ese instante, su mirada se perdi y se desmay.

  • ____ 03 ____

    Unas sombras en el horizonte

    Si quera sujetar a Roran antes de que llegara al suelo, Eragon tena que soltarBrisingr, lo cual no le gustaba nada. A pesar de ello, abri la mano y la espadacay al suelo con un golpe metlico justo en el momento en que Roran aterrizabaen sus brazos.

    Est malherido? pregunt Arya.Eragon se sobresalt, sorprendido de encontrar a la elfa y a Bldhgarm de

    pie, a su lado.Creo que no.Dio unas palmaditas en las mejillas de Roran, sacudindole el polvo que se le

    haba adherido a la piel. Bajo esa luz cruda y azulada que el hechizo de Eragonhaba encendido, Roran pareca demacrado: una sombra violeta le rodeaba losojos cerrados y un tono prpura le apagaba el color de los labios, como si se loshubiera manchado con el jugo de unas moras.

    Vamos, despierta.Al cabo de unos segundos, Roran entreabri los ojos y mir con expresin

    confusa a Eragon, que sinti un alivio tan grande que fue como si se hubierasumergido en agua fresca.

    Te has quedado inconsciente unos instantes le explic.Ah.Est vivo! le explic a Saphira, permitindose correr un instante de riesgo

    al contactar con la dragona.Ella le respondi con gran alegra:Bien. Me quedar aqu para ayudar a los elfos a apartar las piedras del

    edificio. Si me necesitas, llmame y encontrar la manera de llegar hasta ti.La cota de malla de Roran tintine cuando Eragon lo ayud a ponerse en pie.Y los dems? pregunt Eragon, sealando el montn de piedras.Roran neg con la cabeza.Ests seguro?

  • Nadie podra sobrevivir ah abajo. Yo escap porque, porque los alerosme protegieron, en parte.

    Y t? Ests bien? pregunt Eragon.Qu? Roran frunci el ceo, desconcertado, como si no se le hubiera

    ocurrido pensar en eso. Estoy bien Quiz tenga la mueca rota. Pero nadagrave.

    Eragon dirigi una mirada expresiva a Bldhgarm. El rostro del elfo se tensmostrando cierto desagrado, pero se inclin hacia Roran y en voz baja, mientrasalargaba la mano hacia el brazo herido del chico, le dijo:

    Me permites?Mientras Bldhgarm estaba ocupado con Roran, Eragon recogi Brisingr y

    fue a montar guardia en la entrada, al lado de Arya, por si acaso a algunossoldados insensatos se les ocurra organizar un ataque.

    Bueno, y a est dijo Bldhgarm, apartndose de Roran.El chico hizo unos gestos de rotacin con la mueca para comprobar cmo

    reaccionaba la articulacin. Satisfecho, le dio las gracias a Bldhgarm. Luegoestuvo buscando por entre los escombros hasta que encontr el martillo y, una vezarmado, se reajust la armadura.

    Ya he tenido suficiente de este Lord Bradburn dijo, mirando hacia fuera,con un tono engaosamente tranquilo. Creo que hace demasiado tiempo queocupa esa silla, y deberamos liberarlo de sus responsabilidades. No ests deacuerdo, Arya?

    Lo estoy repuso la elfa.Bueno, pues vamos a buscar a ese viejo idiota y blando; le dar unos

    suaves golpecitos con mi martillo en recuerdo de todos a los que hemos perdidohoy.

    Hace unos minutos se encontraba en la sala principal dijo Eragon,pero dudo que se haya quedado a esperar a que regresramos.

    Roran asinti con la cabeza.Entonces tendremos que darle caza repuso, iniciando la marcha.Eragon hizo que se apagara la luz que haba generado con el hechizo y se

    apresur tras su primo con Brisingr en la mano. Arya y Bldhgarm los siguierontan de cerca como les permita el sinuoso pasillo.

    La cmara hasta la cual conduca ese pasillo se encontraba vaca, al igual quelo estaba la sala principal del castillo, donde solamente quedaba un casco tiradoen el suelo como nico testimonio de las decenas de soldados y oficiales quehaban estado all. Mientras pasaban corriendo por delante de un estrado demrmol, Eragon redujo la velocidad para no dejar atrs a Roran. A la izquierdadel estrado encontraron una puerta que abrieron de una patada, e iniciaron elascenso por las escaleras que quedaban al otro lado. Cada vez que llegaban a unrellano, se detenan unos instantes para que Bldhgarm rastreara el piso

  • mentalmente en busca de alguna pista de Lord Bradburn y su squito, pero noencontraban ninguna. Pero cuando llegaban al tercer piso, Eragon oy unaconmocin de pasos y, de repente, vio que una multitud de lanzas en ristre seprecipitaba hacia ellos rozando el techo abovedado.

    Una de las lanzas hiri a Roran en la mejilla y en el muslo derecho,cubrindole la rodilla de sangre. El chico rugi como un oso herido y,colocndose el escudo a modo de pantalla, carg contra las lanzas para podersubir los ltimos escalones hasta el rellano. Los hombres gritaban frenticamente.

    Eragon, que se encontraba justo detrs de Roran, se pas Brisingr a la manoizquierda y alarg el brazo derecho por el costado del cuerpo de su primo.Agarr con fuerza una de las lanzas y dio un tirn fuerte para arrancarla de quienla estuviera sujetando. La hizo girar rpidamente y la arroj hacia el centro delos hombres que se apiaban en el pasillo. Al instante se oy un grito y en esapared de cuerpos se abri un hueco. Eragon repiti la operacin varias veces y,poco a poco, el nmero de soldados se fue reduciendo hasta que Roran consiguihacer retroceder la masa de soldados.

    Cuando Roran consigui subir el ltimo escaln, y a solo quedaban docesoldados que se dispersaron por el amplio vestbulo balaustrado, buscando espaciosuficiente para disparar sus lanzas. Roran solt un rugido y se lanz tras el soldadoque tena ms cerca. Esquivando la estocada de su enemigo, atraves su defensay le dio un golpe en el yelmo, que reson como una olla de hierro.

    Eragon cruz el vestbulo a la carrera y carg contra dos soldados que seencontraban el uno junto al otro. Los tumb en el suelo al mismo tiempo y acabcon ellos con un nico golpe de Brisingr. Aprovechando el impulso, se agachpara esquivar un hacha que volaba hacia l girando sobre s misma y empuj aun hombre por encima de la barandilla mientras arremeta contra otros dos quese disponan a destriparlo con sus lanzones.

    En medio del grupo de soldados, Ary a y Bldhgarm avanzaban con laelegancia propia de los elfos, silenciosos y mortferos, haciendo que el combatepareciera ms una artstica coreografa que una lucha srdida y violenta.

    En medio del entrechocar del metal y del chasquido de huesos rotos y piernascortadas, los cuatro acabaron con el resto de los soldados. Como siempre, elcombate haba llenado de jbilo a Eragon: para l era como recibir unaestimulante ducha de agua fra que lo dejaba con una sensacin de lucidez queninguna otra actividad le proporcionaba. Roran, por su parte, se inclin apoyandolas manos en las rodillas: tena la respiracin agitada, como si acabara de llegaral final de una carrera.

    Me permites? pregunt Eragon, sealando los cortes que Roran tena enla mejilla y en el muslo.

    Antes de contestar, Roran comprob si la pierna herida poda soportar el pesode su cuerpo.

  • Puedo esperar. Vamos a buscar a Bradburn, primero.Roran encabez la marcha y los cuatro continuaron la ascensin por la

    escalera. Por fin, despus de unos cuantos minutos ms de bsqueda, encontrarona Lord Bradburn atrincherado en el interior de la habitacin superior del torrenque se encontraba ms al oeste de la torre del homenaje. Eragon, Arya yBldhgarm pronunciaron varios hechizos para desmontar las puertas que lescerraban el paso y las dejaron en un montn a sus espaldas.

    Al verlos entrar en las estancias, los criados de may or rango y los guardiasque se haban reunido ante Lord Bradburn palidecieron, y algunos inclusoempezaron a temblar. Eragon mat a tres de los guardias y vio, aliviado, que losdems dejaban los escudos y las armas en el suelo en un gesto de rendicin.

    Cuando todo hubo terminado, Ary a se acerc a Lord Bradburn, quien habapermanecido en silencio hasta el momento, y le dijo:

    Y ahora, vais a ordenar a vuestro ejrcito que se rinda? Solo quedan unoscuantos, pero todava podis salvarles la vida.

    No lo hara aunque pudiera respondi Bradburn, en un tono tan cargadode odio y cinismo que Eragon estuvo a punto de golpearlo. No har ningunaconcesin contigo, elfa. No voy a entregar a mis hombres a una criatura tanasquerosa e innatural como t. Es preferible la muerte. Y no creas que mepodrs engaar con palabras dulces. Conozco vuestra alianza con los rgalos, yconfiara antes en una serpiente que en alguien que comparte el pan con esosmonstruos.

    Ary a asinti con la cabeza. Cerr los ojos, levant la mano y la coloc con lapalma dirigida hacia el rostro de Bradburn. Los dos permanecieron inmviles unrato. Eragon contact con la mente de Bradburn y sinti la lucha de voluntadesque se estaba desarrollando entre ellos. Ary a se iba abriendo paso a travs de lasdefensas de l para llegar a su conciencia. Tard un minuto en hacerlo, pero alfinal obtuvo el control de la mente del hombre y pudo evocar y examinar todossus recuerdos hasta que descubri la naturaleza de sus protecciones mgicas.Entonces, Ary a pronunci unas palabras en el idioma antiguo y envolvi aBradburn en un hechizo que esquiv esas protecciones y que lo sumi en unprofundo sueo.

    Lo ha matado! grit uno de los guardias.Los dems prorrumpieron en exclamaciones de miedo y de resentimiento.

    Mientras Eragon intentaba convencerlos de que no era as, se oy el sonido deuna de las trompetas de los vardenos a lo lejos. Otra trompeta respondi a laprimera, esta mucho ms cercana e, inmediatamente, otra. Acto seguido, llegun murmullo entrecortado procedente del patio de abajo; a Eragon le parecieronexclamaciones de alegra.

    Desconcertado, mir a Arya y ambos se dieron la vuelta al mismo tiempopara acercarse a las ventanas de la sala.

  • Al suroeste se encontraba Belatona, una ciudad prspera, y una de las msgrandes del Imperio. Los edificios cercanos al castillo eran unas construccionesimpresionantes hechas de piedra y con techos inclinados, mientras que los que seencontraban lejos de la fortaleza haban sido construidos con madera y y eso.Durante el enfrentamiento, varios de los edificios de madera se habanincendiado, y el humo llenaba el cielo con una nube marrn que provocabaescozor en los ojos y en la garganta. Alejado un kilmetro y medio de la ciudady en la misma direccin se levantaba el campamento de los vardenos: unaslargas hileras de tiendas de lana de color gris protegidas tras unas trincheras deestacas; unos cuantos pabellones de brillantes colores y adornados con banderasy banderines, y, cubriendo el suelo, cientos de hombres heridos. Las tiendasdestinadas al cuidado de los heridos estaban abarrotadas.

    Al norte, ms all de los muelles y de los almacenes, se extenda el lagoLeona, una enorme masa de agua punteada con la espuma de alguna que otracresta de ola.

    En lo alto, una masa de nubes oscuras avanzaba desde el oeste cernindosesobre la ciudad y amenazando con envolverla por completo con las rfagas delluvia que se desprendan desde su vientre como los flecos de una falda. Unosray os de luz azulada se filtraban aqu y all desde lo ms profundo de latormenta, y los truenos sonaban como rugidos de una bestia furiosa.

    A pesar de todo ello, Eragon no vio nada que explicara el escndalo que lehaba llamado la atencin.

    Ary a y l corrieron hasta la ventana que quedaba directamente encima delpatio. All, Saphira y los hombres y elfos que trabajaban con ella acababan deapartar todos los bloques de piedra de delante de la torre. Eragon silb, y cuandola dragona levant la mirada, le hizo una seal con la mano. Sus enormescomisuras se separaron en una sonrisa que dej al descubierto todos sus dientes,y una lengua de humo sali por sus fosas nasales y su boca.

    Eh! Qu noticias hay ? grit Eragon.Uno de los vardenos, que se encontraba en los muros del castillo, levant un

    brazo y seal hacia el este.Asesino de Sombra! Mira! Vienen los hombres gato! Los hombres gato!Eragon sinti un escalofro helado en la espalda. Mir hacia donde sealaba el

    hombre y vio un ejrcito de figuras oscuras y diminutas que emerga de unaladera a varios kilmetros de distancia, al otro lado del ro Jiet. Algunas de lasfiguras avanzaban a cuatro patas; otras, erguidas. Sin embargo, se encontrabandemasiado lejos para distinguir con certeza si se trataba de hombres gato.

    Es posible? se sorprendi Arya.No lo s Sean lo que sean, lo averiguaremos muy pronto.

  • ____ 04 ____

    El rey gato

    Eragon estaba de pie encima del estrado de la sala principal de la torre delhomenaje, justo a la derecha del trono de Lord Bradburn. Apoy aba la manoizquierda sobre la empuadura de Brisingr, que llevaba enfundada. Al otro ladodel trono estaba Jrmundur comandante de los vardenos, que sujetaba sucasco con el brazo. Tena el cabello de color castao excepto en las sienes, dondese le vean unos mechones grises, y lo llevaba sujeto en una larga cola. Su rostrodelgado haba adoptado la estudiada expresin vaca de las personas que tienenuna larga experiencia en esperar a los dems. Eragon vio que una fina lnea rojale recorra la parte interior de uno de los brazales, pero la expresin deJrmundur no delataba que sintiera ningn dolor.

    Entre ambos se sentaba su lder, Nasuada, resplandeciente con su vestidoverde y amarillo, que se acababa de poner tan solo unos momentos antes paravestir de forma ms apropiada durante la gestin de las cuestiones de Estado. Ellatambin haba recibido una herida durante la batalla, lo cual evidenciaba la vendaque llevaba en la mano izquierda.

    Nasuada, en voz baja, para que solo Eragon y Jrmundur la oyeran, dijo:Si por lo menos pudiramos conseguir su apoyoPero qu nos pedirn a cambio? pregunt Jrmundur. Nuestros cofres

    estn prcticamente vacos, y nuestro futuro es incierto.Quiz no deseen nada ms de nosotros que la oportunidad de devolverle el

    golpe a Galbatorix respondi ella casi sin mover los labios. Pero si no es as,tendremos que pensar en alguna cosa que no sea oro para convencerlos de que seunan a nosotros.

    Les podras ofrecer barriles de crema de leche sugiri Eragon, lo queprovoc que Jrmundur soltara una carcajada y Nasuada sonriera.

    En ese momento, su discreta conversacin se vio interrumpida por el sonidode tres trompetas fuera de la sala.

    Un paje de pelo rubsimo y vestido con una tnica bordada con el estandartede los vardenos un dragn blanco sujetando una rosa sobre una espada que

  • apuntaba a un campo de color prpura cruz la puerta abierta del otro extremode la sala, golpe el suelo con su bastn de ceremonias y, con voz melodiosa ysuave, anunci:

    Su excelentsima alteza real, Grimrr Media Zarpa, rey de los hombres gato,seor de los rincones solitarios, soberano de los terrenos de la noche, el quecamina solo.

    Vaya un ttulo extrao, el que camina solo le coment Eragon a Saphira.Pero muy merecido, dira yo contest ella.Eragon percibi el tono divertido de Saphira, a pesar de que la dragona no era

    visible desde donde se encontraba, enroscada en la torre.El paje se hizo a un lado y Grimrr Media Zarpa entr, en forma humana,

    delante de cuatro hombres gato que lo seguan con el paso elegante de sus largasy peludas patas. Los cuatro se parecan a Solembum, el nico hombre gato queEragon haba visto en forma de animal. Eran unos seres de espaldas fuertes ylargas patas, pelaje corto y oscuro en el cuello y en la cruz, largos y tiesosmechones en las orejas, as como colas sinuosas con la punta de color negro. Sinembargo, Grimrr Media Zarpa no se pareca a ninguna persona ni criatura queEragon hubiera visto nunca. De un metro veinte de altura, aproximadamente,tena la misma estatura que un enano, pero nadie lo hubiera confundido con unenano ni con un ser humano. Tena la barbilla pequea y puntiaguda, las mejillasanchas y, bajo unas arqueadas cejas, destacaban sus ojos verdes y rasgados conpestaas grandes como abanicos. Un flequillo enmaraado le caa sobre lafrente, mientras que sobre los hombros el pelo era lustroso y suave, muyparecido a las melenas de sus compaeros. Su edad era imposible de adivinar.

    Vesta solamente un tosco chaleco de piel y un taparrabos de piel de conejo.Atados a la parte anterior del chaleco llevaba los crneos de unos doce animalespjaros, ratones y otros animales pequeos que entrechocaban entre elloscada vez que el hombre gato se mova. Una daga enfundada sobresala en ngulodel cinturn con que se sujetaba el taparrabos. Su piel, oscura y del color de laavellana, estaba surcada por cuantiosas cicatrices delgadas y blancas, como lasuperficie araada de una mesa envejecida. Y, tal como indicaba su apodo, lefaltaban dos dedos de la mano izquierda: pareca que se los hubieran arrancadode un mordisco. Aunque los rasgos de su rostro eran finos, los msculosmarcados y fuertes de sus brazos y de su pecho, sus caderas estrechas y laseguridad de su paso mientras cruzaba la sala en direccin a Nasuada no dejabanlugar a dudas de que era un macho.

    Los hombres gato no prestaron la ms mnima atencin a ninguna de laspersonas que se alineaban a cada lado de ellos, observndolos, hasta que Grimrrlleg a la altura de Angela, la herbolaria, que se encontraba al lado de Roran ytej a un calcetn de rayas con seis agujas. Angela levant la vista de la prenda yla mir con expresin lnguida e insolente.

  • Po, po dijo.Por un momento, Eragon crey que el hombre gato atacara a la herbolaria.

    El rostro y el cuello de Grimrr se cubrieron de un rubor oscuro, las fosas nasalesse le dilataron y el hombre gato emiti un gruido suave. Los otros gatos seagazaparon, dispuestos a saltar, con las orejas hacia atrs. Inmediatamente, eleco de la friccin de las espadas al ser medio desenvainadas llen la sala.

    Grimrr solt un bufido, pero se dio la vuelta y continu avanzando. El ltimode los hombres gato, al pasar por delante de Angela, levant una pata y dio unrpido zarpazo al hilo de lana que colgaba de las agujas de la herbolaria, comohubiera hecho cualquier gato casero y juguetn.

    El desconcierto de Saphira era tan grande como el de Eragon.Po, po? pregunt.Eragon se encogi de hombros, olvidando que la dragona no poda verlo.Quin sabe por qu Angela hace nada de lo que hace?Al final, Grimrr lleg ante Nasuada e inclin un poco la cabeza con un gesto

    que exhiba la inmensa seguridad, incluso arrogancia, que les est reservadasolamente a los gatos, los dragones y a alguna mujer de alta cuna.

    lady Nasuada salud.Su voz tena un tono sorprendentemente profundo, ms parecido al gruido

    grave y bronco de un gato salvaje que al habitual tono agudo del chico joven quepareca.

    Nasuada le devolvi el saludo tambin con una inclinacin de cabeza.Rey Media Zarpa. Los vardenos te dan la ms sincera bienvenida, a ti y a

    los de tu raza. Debo pedir disculpas por la ausencia de nuestro aliado, Orrin, elrey de Surda: no ha podido estar aqu, tal como deseaba, para darte labienvenida, porque l y sus j inetes estn defendiendo nuestro flanco oeste contralas tropas de Galbatorix.

    Por supuesto, lady Nasuada repuso Grimrr. Sus blancos colmillosbrillaban cada vez que mova los labios para hablar. Uno nunca debe dar laespalda a sus enemigos.

    As es Y a qu debemos el inesperado placer de tu visita, alteza? Loshombres gato son conocidos por su distanciamiento y soledad, y por mantenerseapartados de los conflictos del momento, especialmente desde la Cada de losJinetes. Se dira incluso que, en el ltimo siglo, los de tu raza se han convertidoms en un mito que en una realidad. A qu se debe, pues, que hay is decididopresentaros aqu?

    Grimrr levant el brazo derecho y seal a Eragon con un dedo encorvado yrematado por una afilada ua.

    A causa de l gru el hombre gato. Un cazador nunca ataca a otrohasta que este ltimo haya mostrado su debilidad, y Galbatorix ha mostrado lasuya: nunca matar a Eragon Asesino de Sombra ni a Saphira Bjartskular. Hemos

  • estado esperando esta oportunidad durante largo tiempo, y la aprovecharemos.Galbatorix aprender a temernos y a odiarnos, y finalmente se dar cuenta delalcance de su error, y sabr que nosotros habremos sido los nicos responsablesde su ruina. Y cun dulce ser el sabor de esta venganza! Tan dulce como eltutano de un jabal joven y tierno. Ha llegado el momento, humana, de quetodas las razas, incluso la de los hombres gato, se unan y demuestren a Galbatorixque no ha conseguido doblegar nuestra voluntad de luchar. Nos uniremos a tuejrcito, lady Nasuada, en calidad de aliados libres, y os ayudaremos aconseguirlo.

    Eragon no hubiera podido decir qu pensaba Nasuada en esos momentos,pero tanto l como Saphira estaban impresionados por el discurso del hombregato.

    Despus de una breve pausa, Nasuada dijo:Tus palabras son muy agradables para mis odos, alteza. Pero antes de que

    pueda aceptar tu oferta, necesito que me ofrezcas unas cuantas respuestas, si teparece.

    Grimrr, con su porte de inquebrantable indiferencia, hizo un gesto de permisocon la mano.

    Est bien.Los de vuestra raza se han mostrado tan distantes y tan esquivos que, debo

    confesar, no haba odo hablar de vuestra alteza hasta el da de hoy. De hecho, nisiquiera saba que los de vuestra raza tenan un dirigente.

    Yo no soy un rey como los vuestros repuso Grimrr. Los hombres gatoprefieren caminar solos, pero incluso nosotros debemos elegir un lder cuandovamos a la guerra.

    Comprendo. Hablas en nombre de toda vuestra raza, pues, o solamente enel de quienes te acompaan?

    Grimrr hinch el pecho y su expresin se hizo, si cabe, ms petulante.Hablo en nombre de todos los de mi raza, lady Nasuada ronrone.

    Todos los hombres gato capacitados, excepto los que se encuentran al cuidado deotros, han venido para luchar. Somos pocos, pero nadie puede igualar nuestraferocidad en la batalla. Tambin lidero a los inmutables, aunque no puedo hablarpor ellos, puesto que son mudos como todos los animales. A pesar de todo, harnlo que les pidamos.

    Los inmutables? pregunt Nasuada.Los que conocis como gatos. Los que no pueden cambiar de piel, como

    hacemos nosotros.Y tienes su lealtad?S. Nos admiran, como es natural.Si lo que dice es verdad le coment Eragon a Saphira, los hombres gato

    podran sernos increblemente valiosos.

  • Nasuada continu:Y qu es lo que deseas de nosotros a cambio de tu ayuda, rey Media

    Zarpa? Mir a Eragon, le sonri y aadi: Podemos ofrecerte toda la cremade leche que quieras, pero, a parte de eso, nuestros recursos son limitados. Si tusguerreros esperan recibir un pago por su trabajo, me temo que sufrirn unagrave decepcin.

    La crema de leche es para los gatitos, y el oro no nos interesa en absolutorespondi Grimrr, mientras se inspeccionaba las uas de la mano con los ojosentrecerrados. Nuestras condiciones son las siguientes: a cada uno de nosotrosque lo necesite se le entregar una daga para luchar; cada uno tendremos dosarmaduras hechas a medida, una para cuando nos erguimos sobre dos patas, y laotra para cuando marchamos sobre las cuatro. No necesitamos ms equipo queeste. Ni tiendas, ni sbanas, ni platos, ni cucharas. A cada uno se le dar un nicopato, urogallo, pollo o pjaro similar cada da, y al siguiente, un cuenco de hgadofresco. Aunque no nos lo comamos, esta comida se reservar para nosotros.Adems, si ganis esta guerra, aquel que se convierta en vuestro siguiente rey oreina (y todos los que reclamen ese ttulo a partir de entonces) colocar unmullido coj n al lado de su trono, en un lugar de honor, para que cualquiera denosotros se siente en l si as lo desea.

    Negocias como un legislador enano coment Nasuada en tono seco. Seinclin hacia Jrmundur, y Eragon oy que le susurraba: Tenemos hgadosuficiente para alimentarlos a todos?

    Creo que s contest Jrmundur en voz baja tambin. Pero dependedel tamao del cuenco.

    Nasuada se irgui en su asiento.Dos armaduras son demasiado, rey Media Zarpa. Tus guerreros tendrn

    que decidir si quieren luchar en forma de gato o de humano, y mantener esadecisin. No puedo permitirme vestiros de las dos formas.

    Eragon estaba seguro de que si Grimrr hubiera tenido cola, en ese momentola hubiera agitado a un lado y a otro. Pero el hombre gato se limit a cambiar depostura.

    Muy bien, lady Nasuada.Y hay otra cosa. Galbatorix tiene espas y asesinos escondidos por todas

    partes. Por ello, y como condicin previa a que os unis a los vardenos, tenisque permitir que uno de nuestros hechiceros examine vuestros recuerdos paraasegurarnos de que Galbatorix no ejerce ningn poder sobre vosotros.

    Grimrr sorbi por la nariz.Sera una insensatez que no lo hicierais. Si hay alguien tan valiente como

    para leer nuestra mente, que lo haga. Pero ella no aadi, girndose ysealando a Angela. Ella nunca.

    Nasuada dud un instante, y Eragon se dio cuenta de que deseaba preguntar

  • por qu. Pero se reprimi.Que as sea. De inmediato, mandar buscar a los hechiceros para que

    podamos zanjar este asunto sin ms demora. Segn lo que descubran (y no sernada indigno, estoy segura), me sentir honrada de formar una alianza entrevosotros y los vardenos, rey Media Zarpa.

    Cuando hubo terminado de pronunciar estas palabras, todos los humanos de lasala prorrumpieron en aclamaciones y empezaron a aplaudir, incluida Angela.Tambin los elfos parecan complacidos.

    Sin embargo, los hombres gato no mostraron ninguna reaccin. Se limitaron aechar las orejas hacia atrs, molestos por el ruido.

  • ____ 05 ____

    Despus de la batalla

    Eragon solt un gruido y apoy la espalda en Saphira. Se sujet las rodillas conambas manos y se dej caer deslizndose por las escamas de la dragona hastaque qued sentado en el suelo. Luego estir las piernas.

    Tengo hambre! exclam.l y Saphira se encontraban en el patio del castillo, un poco alejados de los

    hombres que se afanaban en limpiarlo apilando bloques de piedra y cuerpos enlas carretillas y de la gente que entraba y sala del edificio medio derruido,muchos de los cuales haban estado presentes durante la audiencia de Nasuadacon el rey Media Zarpa y que ahora se marchaban para atender otros asuntos.Bldhgarm y cuatro elfos estaban cerca de ellos, vigilando por si apareca algnpeligro.

    Eh! grit alguien.Eragon levant la vista y vio que Roran se acercaba hacia l desde la torre.

    Angela iba unos pasos por detrs, con el hilo de lana volando al viento tras ella ycasi corriendo para seguir su ritmo.

    Adnde vas ahora? pregunt Eragon en cuanto Roran se detuvo delantede l.

    A ayudar para proteger la ciudad y organizar a los prisioneros.Ah Eragon dej vagar la vista por el atareado patio un momento y

    luego volvi a mirar el rostro amoratado de Roran. Has luchado bien.T tambin.Eragon dirigi la atencin hacia Angela, que haba vuelto a concentrarse en

    tejer. Mova los dedos con tal rapidez que no era posible seguir sus movimientos.Po, po? pregunt.Angela mene la cabeza con expresin pcara y los rizos de su voluminoso

    cabello se agitaron con fuerza.Es una historia para otro momento.Eragon acept esa evasiva sin quejarse. No esperaba que Angela le diera

    ninguna explicacin, pues la herbolaria lo haca pocas veces.

  • Y t? pregunt Roran. Adnde vas?Vamos a buscar un poco de comida respondi Saphira, dndole un suave

    cabezazo a Eragon y exhalando un bufido caliente.Roran asinti con la cabeza.Eso parece lo mejor. As pues, nos vemos en el campamento esta noche.

    Mientras se daba la vuelta para alejarse, aadi: Dile a Katrina que laquiero.

    Angela guard las agujas y la lana en un bolso acolchado que llevaba colgadode la cintura.

    Creo que yo tambin me marchar. Tengo una pocin al fuego, en latienda, que debo vigilar, y hay uno de esos gatos al que quiero seguir.

    Grimrr?No, no, a una vieja amiga ma, la madre de Solembum. Si es que

    todava sigue viva Form un crculo con el ndice y el pulgar de la mano, selo acerc a la frente y termin: Hasta pronto! Y, sin ms prembulo, semarch.

    Sube a mi espalda dijo Saphira y, sin esperar, se puso en pie dejando aEragon sin apoyo.

    El chico trep hasta la silla que la dragona llevaba sobre el cuello. Elladespleg las alas sin hacer ms ruido que el suave murmullo de la friccin de lapiel contra la piel. Sus movimientos provocaron una brisa silenciosa y suavecomo los rizos de la superficie de un lago. Todos los que estaban en el patio sedetuvieron para mirarla.

    Mientras Saphira levantaba las alas por encima de su cabeza, Eragon se fijen la red de venas de color prpura que las surcaban, palpitantes, hinchndose yvacindose a cada latido del corazn. De repente, con una sacudida, ambos seelevaron por los aires y el mundo gir como enloquecido alrededor de ellos:Saphira haba saltado desde el patio hasta la cima del muro del castillo y, una vezall, se detuvo en equilibrio encima de las almenas, que cruj ieron bajo la presinde sus garras. Eragon se sujet con fuerza a una de las pas del cuello de Saphirapara no caerse. Rpidamente, la dragona salt del muro y el mundo gir otra vez.Eragon sinti un sabor y un oloracre mientras pasaban por en medio de la densanube de humo que cubra Belatona como una sbana de dolor, rabia y tristeza.Saphira alete con fuerza dos veces y emergieron a la luz del sol, planeando porencima de las calles de la ciudad, punteadas aqu y all por fuegos inextinguidos.Sin mover las alas, la dragona se dej llevar por el aire caliente para elevarsetodava ms.

    A pesar del cansancio que senta, Eragon disfrutaba de la magnfica vista: laamenazadora tormenta que haba estado a punto de engullir toda la ciudad deBelatona ahora apareca blanca y brillante por uno de los costados, mientras que,un poco ms lejos, la parte delantera de las nubes evolucionaba adoptando unos

  • tonos entintados y opacos que los rayos iluminaban de vez en cuando. Tambinllamaban su atencin el brillante lago y los cientos de granjas, pequeas yverdes, que se esparcan por todo el paisaje, pero nada resultaba tanimpresionante como esa montaa de nubes.

    Como siempre, Eragon se sinti privilegiado de poder ver el mundo desdeesas alturas, pues saba que muy pocas personas haban tenido la oportunidad devolar encima de un dragn.

    Un fuerte viento se haba despertado