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EL BAÑO EN LOS ARENALES LIBRO COLABORATIVO 6ºA CEIP Pablo Iglesias Talavera de la Reina (Toledo) 1

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Este libro colaborativo ha sido realizado por los alumnos/as de 6º A del CEIP Pablo Iglesias de Talavera de la Reina (Toledo), como actividad aplicada al Plan Escuela Extendida: MOCHILA DIGITAL. El libro quiere dar a conocer, a los jóvenes de hoy, que Talavera de la Reina tuvo una pequeña playa "Los Arenales", donde los talaveranos y talaveranas se podían bañar y pasar ratos de ocio, así como, refrescarse en los calurosos días de verano. Además coincide con la rehabilitación de un espacio, en la orilla derecha del río Tajo, parecido a aquellos "Arenales" que conocieron nuestros padres, abuelos...

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EL BAÑO EN LOS ARENALES

LIBRO COLABORATIVO 6ºA

CEIP Pablo Iglesias Talavera de la Reina (Toledo)

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PRÓLOGO

EL BAÑO EN "LOS ARENALES"

Era el primer sábado de vacaciones del mes de julio de 1960. El calor que caía sobre nuestra ciudad, Talavera de la Reina, era asfixiante. La camisa blanca y los pantalones de pana o de tergal se pegaban a nuestros cuerpos y casi no podíamos andar y menos correr. "La Pandilla" habíamos quedado, después de comer algo fresquito en casa, en irnos al río Tajo a darnos un chapuzón. La idea era pasar la tarde en "LOS ARENALES", que aunque estemos en un pueblo del interior, sí tenemos "playa". Este es un sitio donde hay mucha arena para poner las toallas, jugar al fútbol, al "pillao", a pídola, a la comba o a lo que queramos, porque es un lugar muy espacioso. Después de jugar un rato y empezar a sudar, te metías en el agua que bajaba limpia y fresquita y... era un gran alivio. Dentro del río, hacia el centro del cauce, se veían los peces chapotear, los patos refrescarse metiendo sus cabezas en el agua y algunas cigüeñas que bajaban a por ramas para adecentar sus nidos de La Colegiata, el ayuntamiento o de la iglesia de San Prudencio. También algunas noches nos quedábamos más tiempo porque venían algunos de nuestros padres, a última hora (después de trabajar) y tomábamos algún refresco con ellos, en los quioscos que había en la orilla del río.

A las 5 de la tarde nos veríamos todos debajo del "reloj" de la Plaza del

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mismo nombre (lugar donde siempre solíamos quedar).

Perdón que no nos hemos presentado, soy Anselmo y mis amigos se llaman Pedro, Evaristo, Juan y Toni. También solemos ir con nuestras amigas de clase María, Ángela, Julia y Sara, cuando sus padres las dejan salir, claro. Los nueve somos compañeros de clase en 6º y tenemos entre 11 y 12 años.

Como os iba diciendo, ese día iríamos al Tajo a bañarnos (aunque casi todos los días íbamos), puesto que es el único sitio cercano a nuestras casas donde podemos sofocar el calor del verano. Nos gusta ir en busca de aventuras por los lugares cercanos a "LOS ARENALES": El Puente Romano, Los Sifones, La Isla de "El Chamelo", la Alameda..., e incluso, cuando hace algún día malo, recorremos y buscamos aventuras en algunas calles cercanas al río.

Nuestra historia comienza esta tarde calurosa de verano con un baño en Los Arenales de nuestra ciudad.

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1.- TESORO INEXISTENTE

Ya eran las 5 de la tarde y todos estábamos presentes en la plaza del reloj, pero faltaba Sara y nos asustamos, por eso fuimos a su casa a buscarla.

Cuando llegamos, llamamos a la puerta y su madre, disgustada, nos abrió la puerta y nos explicó que Sara estaba mala, entramos a su casa todos juntos y ella nos explicó qué aventura podríamos vivir ese día:

-Hace unos días me dijeron que en la isla de "El Chamelo" hay un tesoro escondido al lado de la casa pero no sé ni si existe de verdad, ni lo que contiene si existe, pero puede ser una diversión para vosotros. Aclaró y explicó Sara, y nosotros la hicimos caso y fuimos a la isla de "El Chamelo".

Al llegar, después de un gran y caluroso rato, nos refrescamos con una guerra de agua y nos pusimos a buscar el tesoro que decía Sara, nos dividimos en grupos de dos y a mí me tocó con Juan, dado que es mi mejor amigo y hoy me quedaría a dormir en su casa y nos divertiríamos muchísimo.

Después de un rato de búsqueda, no encontramos nada y nos dimos por vencidos porque, si existía, estaba muy escondido.

Después, cada uno se fue a su casa, y yo me fui con Juan a la suya para cenar y dormir, y así, el día siguiente no estar tan cansados.

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2. LA GRAN SERPIENTE

Al día siguiente nos levantamos, nos duchamos, nos vestimos, desayunamos y nos fuimos a buscar a "La Pandilla". Después, nos fuimos al río Tajo, estuvimos bañándonos durante toda la mañana, nos comimos unos bocadillos, descansamos un ratito y nos metimos al agua. Entonces, Julia vio una serpiente. Le pareció una serpiente gigantesca y todos tuvimos miedo, sobre todo ella. Salimos corriendo del agua por si acaso...

Exclamó Julia: -¡Qué será esa cosa gigantesca!, ¡Es una serpiente grandísima!, ¡no lo veis!, ¡es gigantesca!

Dijo Evaristo: -Pero si es mi padre, seguro que nos quería dar un gran susto.

-Dijo Ángela: -Pues… si nos quería dar un susto lo ha logrado, porque la pandilla y yo nos hemos asustado, así que, dile que no lo vuelva a hacer.

-Dijo la pandilla a Evaristo: -¡Hasta mañana! nos vemos.

Después fuimos a casa de Sara a ver si estaba bien. Seguía mala, eso fue lo que nos dijo su madre.

Más tarde, fuimos a jugar al parque y cuando anocheció nos fuimos cada uno a nuestras casas.

Este día nos divertimos un montón pero ya estábamos cansados.

Le pregunté a mi madre que si podía ir a casa de Pedro y dijo que sí.

Fui a casa de Pedro a cenar y a dormir para, al día siguiente, no estar cansados puesto que queríamos ir a la búsqueda del tesoro.

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3. EL PATITO HERIDO

Cuando nos metimos en la cama, Pedro y yo comenzamos a hablar del tesoro que decía Sara que estaba escondido, y concluimos que no debería ser cierto porque nos habíamos pasado todo el día anterior buscando alguna pista y no habíamos encontrado nada: ninguna zona de tierras movidas, ni ramas, ni hojas rotas, tampoco había lugares

sospechosos de escondites... por eso pensamos que al día siguiente diríamos a "La Pandilla" que lo del tesoro no podía ser verdad, que no valía la pena buscarlo.

Nos levantamos, desayunamos y al ponernos a jugar, vino mi madre a buscarme, porque nos teníamos que ir con mi tía, al pueblo de su marido, para coger unas cosas que se le habían olvidado. Todo el rato pensando en mis amigos, ¡qué estarían haciendo! Y yo aquí aburrido sin poder hacer nada. Ya cuando volvimos era muy tarde y no pude ver al resto de la pandilla en todo el día. ¡Qué aburrimiento!

Al día siguiente, se me hizo larguísima la mañana esperando ver a mis amigos. Por fin dieron la 3 y nos fuimos a comer, y después, nos fuimos con la bicicleta hacia la Plaza del Reloj. Llegamos todos al mismo tiempo.

Sara ya estaba buena, pero tenía un poco de tos.

Al verles, se pusieron todos como locos a hablar a la vez, porque me querían contar la gran aventura que les pasó ayer cuando se fueron a bañar. Me dijeron que al llegar se bañaron y se pusieron a jugar a un escondite pillapilla. Entonces Ángela y María, que se escondieron detrás de unos matorrales, se encontraron un pato que no se podía mover porque tenía una patita rota.

Rápidamente llamaron al resto que salió de sus escondites y fueron todos donde estaba el patito. Me dijeron que le estuvieron curando, le lavaron y le pusieron una tablilla pequeña bien atada a su patita para que no se infectara. Cuando llegó la hora de regresar a casa no sabían dónde dejarle, así que, le construyeron una cabaña con ramas, piedras y hojas secas para que estuviera bien protegido hasta el día siguiente.

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¡Qué emoción! Esa tarde fuimos todo el camino corriendo, deseando llegar para ver cómo se encontraba el patito.

No sentimos ni el calor sofocante que hacía esa tarde, ya que al llegar a Los Arenales, lo primero que hicimos no fue bañarnos, que es lo que hacíamos siempre, sino que fuimos a buscar la cabaña del patito.

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4.- UNA BUENA MASCOTA PARA TODOS, LA MONEDA Y EL HUESO DE DINOSAURIO

Cuando llegamos a la cabaña, el patito seguía igual que ayer, todavía no se había recuperado. Decidimos que alguien se lo llevara a su casa, pero para eso hicimos una carrera en Los Arenales. Cuando terminó la carrera, gané yo, cogimos el patito y nos fuimos a mi casa. Cuando estábamos ya en mi casa se lo pregunté a mi madre, y mi madre me dijo que no, obviamente. Pero todos suplicamos y al final mi madre dijo que sí. Pero con una condición, que cada semana uno o una se llevara el patito a su casa.

Según salimos de mi casa fuimos a la tienda de mascotas para comprarle lo necesario, cuando lo compramos volvimos a mi casa. Mi madre lo guardó y nos dijo que nos fuéramos a Los Arenales a pasar lo que quedaba de día. Fuimos y decidimos bañarnos, pero a mí se me ocurrió que había que ponerle un nombre, dijimos que lo pensaríamos esa noche y que al día siguiente, votaríamos para decidirlo. Y para celebrar que todos teníamos una mascota, nos comimos un helado. Después de eso, fuimos a una tienda de ropa porque la madre de Toni le dijo que se tenía que comprar unos pantalones, y todos le ayudamos.

Fuimos a su casa y su madre nos invitó a merendar. Y cuando bajamos a la calle había un perro abandonado y un gato en una caja, como el gato era muy pequeño fuimos rápidamente a mi casa. Allí decidimos quién se quedaría con él. Dijimos que cada uno lo tendría durante un tiempo y luego nos lo iríamos pasando, además había que pensar también el nombre que le pondríamos. El perro se lo llevó Julia que le puso de nombre Manchitas porque era un dálmata. Y al gato, Pedro le puso de nombre “Saltitos”, porque al vernos saltó sobre nosotros para que le cogiéramos.

Después de un rato, a mí se me ocurrió que fuéramos a Los Sifones con Manchitas, porque como era un perro tendría un buen olfato. Cuando llegamos a Los Sifones le dijimos que rastreara y fue corriendo a un árbol. Allí todos los de “la pandilla” excavamos y encontramos un hueso, nosotros dudamos de si podía ser de dinosaurio o no. Fuimos a mi

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casa y se lo enseñé a mi madre, mi madre llamó a un investigador. Vino a casa, miró el hueso y dijo que era de un Velociraptor, mi madre me dijo que hoy era mi día de suerte. Mi madre le dio las sobras de la comida a Manchitas por haber encontrado el hueso, obviamente, todos nos alegramos mucho tras haberlo encontrado. Y también Saltitos fue un héroe, ya que, avisó a la madre de Pedro cuando se dejó el fuego de la cocina encendido y, enseguida ladró. Gracias a ese ladrido rápido, sólo se quemó un poco de la cocina. Y de premio le dieron "El premio de la mascota milagrosa". Mereció la pena haberlos rescatado, fueron unas grandes mascotas.

Casi todos los días nos bañábamos en Los Arenales por lo que, fue allí donde habíamos solucionado lo del patito. Después, decidimos seguir buscando el tesoro, hicimos un mapa de Los Arenales y nos pusimos excavar con una pala que me dejó mi padre. Con el mapa en las manos, contamos desde una parte de Los Arenales hasta la otra parte, contando 20 pasos y cavamos. Lo hicimos pero no encontramos nada. Probamos con 10 pasos más y encontramos una moneda de oro, la llevamos a mi casa y se lo dije a mi madre. Se quedó con la moneda y cada uno se fue a su casa a descansar. Mi madre me dijo que iba a mirar en un libro antiguo, que heredó de su padre y que tenía ilustraciones y explicaciones sobre monedas antiguas (numismática), para ver si era real y qué valor podría tener...

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5.- EL DÍA PERFECTO

Al día siguiente, por la mañana, mi madre me dijo que la moneda era real .

Me dijo que la ayudara a preparar las cosas que nos íbamos con los amigos a Los Arenales.

Cogí un balón y una cuerda para saltar a la comba y le dije a mi madre que si podía ir a llamar a Sara, Pedro, Evaristo, Juan, Tony, María, Ángela y Julia.

Y me dijo que sí pero que tuviera cuidado. Primero fui a llamar a Juan, luego, después fuimos a llamar a los demás. Después de llevar bastante tiempo en Los Arenales, hacia las 2:00 de la tarde empezamos a comer los niños y luego los padres.

Después, nosotros estuvimos jugando al fútbol y las chicas a la comba, aunque al cabo de un rato, nos fuimos con ellas a saltar. Más tarde, nos encontramos un perro con collar, estaba solo, sin dueño y no había nadie alrededor de él. Por eso, lo cogimos y fuimos a la policía a ver qué podían hacer con él.

Dijeron que iban a poner carteles para ver si acudía alguien a por él. Al día siguiente, fuimos a la policía a ver si habían ido a por el perro y, sí que habían ido.

Cuando volvimos a Los Arenales, estuvimos buscando el tesoro mirando en el mapa que habíamos hecho. Después de buscar durante una hora, encontramos una botella de cristal y… dentro había otro mapa. Se lo enseñamos a los padres y nos dijeron que nos refrescáramos, que ellos ya lo investigarían... Y así hicimos, nos dimos un baño y nos comimos un vaso de gazpacho.

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Se nos hizo tarde y le dije a mi madre que si se podía quedar a dormir Juan en casa, pero no nos dejó porque yo, por la mañana, tenía que hacer tres ejercicios que me quedaban de tarea veraniega.

Entonces nos fuimos cada uno a nuestra casa y... a dormir.

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6.- EL TESORO FALSO Y EL GRAN GRITO

Al día siguiente, me levanté muy temprano, y como estaba solo en casa, decidí llamar a alguno de la pandilla que estuviera levantado a esas horas.

Nadie contestó, y estaba muy aburrido. Pasó la mañana, y nadie de mis amigos habían venido a mi casa para irnos a Los Arenales.

Después, por la tarde, vinieron a mi casa Tony, Juan, Pedro, Julia y Ángela. Me explicaron las razones por las que no habían podido venir a mi casa, y yo las entendí. Les pregunté que dónde estaban Sara, Evaristo y María, pero ellos no lo sabían.

Al pasar un rato, decidimos irnos a “Los Arenales” junto con mis padres.

En cuanto llegamos allí, además de darnos un chapuzón, como siempre, recordamos que el día anterior habíamos encontrado el mapa del tesoro verdadero. Así que, en cuanto salimos del agua, fuimos a buscarlo con el mapa.

Seguimos los pasos al pie de la letra, ya que no queríamos equivocarnos y no encontrar el tesoro.

Al ver que estábamos justo en el sitio que marcaba el mapa, empezamos a cavar todos juntos.

Excavamos durante unos minutos, pero parecía que no había nada. Tony se quejó diciendo que lo del tesoro era mentira. Y ya, nosotros, al ver que no encontrábamos nada, nos lo empezamos a creer también. Volvimos a casa un poco pensativos, deseando contarles la historia a Sara, Evaristo y María, pero tristes por no haber encontrado nada.

Por la noche, yo no podía dormir, estaba cansado porque había sido un día con muchas aventuras y no conseguía pillar el sueño.

Eran las 9 de la noche, y decidí llamar a Tony por si estaba despierto. Resulta que estaba viendo una película.

Y de repente, sonó un gran grito, nosotros nos asustamos enseguida.

En cuanto paró, le dije a Tony que quedáramos en la Virgen del Prado todos los que estuvieran despiertos de la pandilla.

A las 9 y media, estábamos en la Virgen del Prado Tony, Julia, Ángela y yo, claro.

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Había un gran alboroto en Talavera por el grito de esa noche. Había policías, médicos y bomberos, y un montón de gente.

Primero fuimos a Los Arenales, no vimos a nuestro pato, y no nos sorprendió, porque pensamos que estaría durmiendo en un lugar que habría encontrado.

Fuimos a la isla de "El Chamelo¨ donde encontramos a una madre pata graznando de dolor, porque tenía una gran herida en el cuerpo. Nosotros pensamos que era la madre de nuestro pato, pero no, era de otra raza.

Entre todos, la cogimos, sangraba un poco, pero nos daba igual.

Llegamos fuera de Los Arenales, los médicos no pudieron hacer mucho, ya que no eran veterinarios, pero la vendaron bien la herida.

Aunque, tristemente, la pobre patita murió poco después de llegar al veterinario. Así fue cómo nos lo contaron. Nos pusimos tristes, nos daba pena que la pobre pata tuviera que morir por caerse y hacerse una herida.

Después de llegar todos a mi casa, mis padres me preguntaron por qué había salido solo y sin pedirles permiso. Estaban muy preocupados, porque cuando yo me fui, ellos estaban dormidos.

Yo se lo expliqué, me entendieron, pero me dijeron que no lo volviera a hacer.

Dejaron que los que estaban de la pandilla en mi casa, se quedaran en mi casa a dormir, porque a esas horas, no iban a ir a dejar que se fueran a sus casas solos.

Eran las 11 y media de la noche, y nos pusimos los 4 en el sofá del salón, nos tumbamos y estuvimos hablando de las experiencias que habíamos vivido ese día, aunque estábamos cansados, queríamos contarlas.

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Antes de dormirnos, acordamos que, al día siguiente, si estábamos todos, nos iríamos a Los Arenales y decidiríamos el nombre de la pandilla.

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7.- PESCA EN EL TAJO

Al día siguiente, nos despertamos en mi casa. Después de desayunar decidimos irnos a Los Arenales y decidir el nombre de la pandilla.

Cuando llegamos a Los Arenales Pedro dijo:

-A mí me gustaría llamarnos "LOS REBELDES".

Pero al final, después un buen rato de dialogar, decidimos no ponernos ningún nombre.

Mi padre se fue a pescar al Tajo y todos nos fuimos con él. Mientras mi padre pescaba, nosotros jugábamos al escondite y, de pronto, Tony encontró, detrás de unos arbustos, una cueva y Sara dijo:

-¡Vamos a entrar, puede que esté el tesoro!

Entonces entramos a la cueva, oímos un ruido extraño y salimos corriendo.

Tony dijo: -¡Mañana volveremos! Taparlo con los arbustos para que nadie lo vea.

Y cada uno se fue para su casa.

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8.- LA CUEVA

Al día siguiente, todos nos despertamos entusiasmados deseando que llegara la tarde.

Cuando llegó la tarde, nos reunimos todos y fuimos a la cueva.

Cuando llegamos, todos encendimos las linternas y decidimos entrar, pero Sara dijo:

-Yo os espero aquí que eso me da muy mala espina.

Entre todos la convencimos a que entrara. Al entrar volvimos a escuchar ese sonido tan raro. Como llevábamos linternas no nos dio tanto miedo y seguimos adelante. De repente, cuando estábamos más avanzados, nos encontramos con dos caminos, como no sabíamos qué hacer, decidimos dividirnos en dos grupos, yo llevaba uno y Sara otro.

Pero, como no sabíamos cómo comunicarnos si encontrábamos algo, propusimos que diéramos un grito, no muy fuerte, porque si no, se podría caer la cueva. Sin previo aviso, Sara empezó a gritar, todos asustados fuimos corriendo para ver qué la pasaba, y nos llevamos una gran sorpresa. Todo estaba lleno de oro, joyas, piedras preciosas, etc. Todos sorprendidos, empezamos a reírnos como locos.

Pero cuando estábamos viendo toda esa riqueza que íbamos a repartir para las familias, y que se llevaran una gran sorpresa cuando lo vinieran como nosotros, Evaristo me dijo lo siguiente al oído:

-Anselmo, los dos nos podemos quedar con toda esta fortuna, solamente para nuestras familias. Vamos que sé que quieres. ¿Qué dices... aceptas?

A lo que yo le respondí.

-¡No, Cómo quieres hacer eso si son nuestros amigos! Si no puedes repartirlo a partes iguales.... Vete solo.

-¡Está bien, no te enfades Ansel! dijo Evaristo.

Cuando estábamos avanzando para ver todo lo que había y si la cueva tenía final, de repente, vimos a una rana atrapada en unas piedrecitas y todos decidimos cogerla.

Cuando la llevamos a mi casa, mi mamá asustada y gritando dijo:

-¡Sacad eso de aquí!

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Cuando se le pasó el susto, la contamos lo que pasó y lo buena que era esa cría. Mi mamá nos creyó y nos dijo que nos la quedáramos una semana cada uno, todos muy contentos dijimos que sí.

Cuando despertamos al día siguiente, hice lo que todas las mañanas, desayunar, ducharme, vestirme, etc.

Por la tarde, todos fuimos a la cueva de nuevo para ver si había más animales en peligro.

Cuando llegamos de nuevo, Sara dijo que no le apetecía nada volver a entrar e intentamos volver a convencerla. Pero ella siguió diciendo que no. Cuando entramos dejamos a Sara fuera con la rana y nos llevamos una gran sorpresa… No encontramos, por ningún lado, el túnel que nos había llevado al sitio donde estaban las piedras preciosas y las joyas, por lo que creímos, que fue una ilusión óptica de un gran resplandor y no le dimos mayor importancia.

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9.- LAS ALCANTARILLAS

Cuando entramos a la cueva de nuevo, no escuchamos nada pero nos sorprendimos al ver un murciélago que había en el techo. Sara se asustó y salió corriendo, los demás nos quedamos y encontramos un pasadizo secreto. Avisamos a Sara de que íbamos a entrar para que supiera dónde estábamos, por si tardábamos mucho en volver. Cuando entramos olía fatal, fuimos todos de la mano para no perdernos. Cuando, de pronto, la pila de la linterna se agotó y salimos corriendo hacia delante… Y, a lo lejos, vimos una luz y subimos por unas escaleras hacia ella. Eran las alcantarillas de la ciudad, salimos muy cerca de mi casa y fuimos a “Los Arenales” a buscar nuestro pato, le cogimos y fuimos a buscar a Sara y a la rana.

Fuimos a mi casa con el pato y la rana, decidí que deberíamos ponerlos unos nombres, Sara recomendó:

-Podemos ponerle Patoso, ya que es un pato y un poco patoso.

A lo que todos contestamos:

-¡Me gusta¡ ¡Está bien! ¡Guay!...

Y así hemos llamado al pato, y a la rana decidimos ponerle Croa.

Al anochecer, Sara y Juan se quedaron a dormir en mi casa. Al día siguiente, volveríamos a Los Arenales con el mapa para intentar averiguar algo.

Cuando nos levantamos fuimos a buscar a: Tony, Evaristo, María, Julia, Ángela y Pedro. Justo después, fuimos a “Los Arenales”, nos acercamos a la cueva, y entramos otra vez. Cuando íbamos por una de sus galerías, Sara vio un pasadizo más, dentro de las alcantarillas. En él, había muchos murciélagos y salimos corriendo, ya que, algunos se habían asustado.

Cuando salimos, estábamos al lado de Los Arenales y de ahí nos fuimos a mi casa, donde se quedaron a dormir; Sara y Pedro.

Al día siguiente, nos levantamos muy temprano y fuimos a buscar a los demás con el mapa, mi padre nos dijo que era un mapa muy antiguo y que era de un tesoro escondido.

A las 12:00 llegamos a la parte del mapa en la que ponía que estaba el tesoro, cada uno llevábamos una pala para excavar. Sara tocó algo de metal mientras que los demás cavábamos por allí al lado y no encontrábamos nada más.

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Cuando nos cansamos de cavar, cogimos el trozo de metal que encontró Sara y lo llevamos como pudimos a mi casa. Allí, mi padre, lo llevó al jardín y dijo que al día siguiente, lo investigaría porque ya que era muy tarde.

Al día siguiente, fui a llamar a “La Pandilla” y durante todo el día descansamos y nos bañamos en Los Arenales.

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10- EL TESORO MISTERIOSO

Al día siguiente, por la tarde, Ángela (que se había quedado a dormir en mi casa) y yo, juntamos a toda " La Pandilla" y seguimos con la búsqueda del tesoro. Fuimos donde estaba el tesoro y Pedro, Evaristo, Juan y Toni decían que no lo íbamos a encontrar y María, Ángela, Julia, Sara y yo decíamos que sí lo íbamos a encontrar.

De repente, cuando llegamos donde estaba el tesoro vimos una cruz roja en el suelo y todos pensamos que sería el tesoro, así que comenzamos a cavar y María vio algo y dijo:

-¡Oh, yo creo que hemos encontrado el tesoro!

Toda La Pandilla nos quedamos sorprendidos al saber que sí lo habíamos encontrado, lo cogimos entre todos y lo llevamos a mi casa. Allí, estábamos tan nerviosos que nos daba un poco de miedo abrirlo y saber lo que habría dentro.

Lo abrimos y nos llevamos una gran decepción porque lo que tenía dentro no eran las cosas que nosotros pensábamos encontrar, solo tenía una cámara y un microscopio.

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11. LA BARCA HUNDIDA

Al día siguiente, nos levantamos y fuimos a la cueva donde encontramos a "Croa".

Dentro de la cueva fuimos a la alcantarilla para ver si encontrábamos otro mapa del tesoro, pero no hubo suerte. Fuimos a buscar otro sitio secreto y encontramos unos edificios abandonados, pero no había nada interesante.

-Tan solo unos cuantos animales como: conejos, liebres...

Luego nos fuimos al río Tajo, y Pedro encontró algo bajo el agua. No era muy grande, aunque fuimos a por unas gafas de buceo para aguantar más tiempo debajo del agua y para ver qué era: entonces encontramos una barca hundida.

Nos sorprendimos mucho al verla porque era bastante grande para estar en este río y estaba totalmente destruida. Fuimos dentro de aquella barca para ver qué había. Pensamos que hacía mucho tiempo que esta barca se había hundido, pero Pedro se quedaba sin aire y salimos rápidamente a la superficie. Después de descender varias veces, nos cansamos. Yo dije que mañana seguiríamos explorando.

Después fuimos a Los Arenales y nos pegamos un baño.

Luego cada uno se fue a su casa a dormir.

Yo no me podía dormir porque estaba pensando en aquella barca hundida, pero al final conseguí dormirme.

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12.- NOCHE EN LOS SIFONES

Al día siguiente, todos los chicos quedamos en el puente "romano" del río para pescar y después ir al parque de los sifones para merendar y luego jugar al fútbol, pero no pudimos pescar todos porque Toni no tenía caña de pescar y nos dijo:

-Chicos, hoy no puedo pescar porque se me ha olvidado la caña de pescar en casa. ¿Alguno tiene 2 cañas de pescar y me puede prestar una, por favor?

Ninguno teníamos una caña de más, pero como llevábamos dinero fuimos al puesto del río y la compramos.

Resulta que cuando veníamos del quiosco con la caña nueva, encontramos a las chicas que venían de la isla de El Chamelo de bañarse y jugar a la comba y nos dijeron que se iban a casa a por los sacos de dormir, porque querían quedarse a dormir en los Sifones y nos pareció muy buena idea eso de dormir en el parque. Por eso, nosotros también fuimos a nuestras casas, cogimos los sacos de dormir y nos dirigimos a Los Arenales. Las chicas ya estarían allí y, después todos juntos iríamos a pescar, merendar y jugar. Como ya lo teníamos todo allí, no tendríamos que volver a casa. Cuando estábamos pescando, Evaristo dio un traspié y… se cayó desde el puente al agua, menos mal que era la parte más baja. Juan intentó que no se cayera, agarrándole, pero no pudo hacer nada y, se cayó. Bajamos todos corriendo y comprobamos que no se había hecho nada, solo un raspón en la pierna y, aunque le dolía un poco la cabeza, pudimos seguir pescando.

Pescamos 8 peces y luego fuimos al parque de los sifones y jugamos al fútbol y, los de mi equipo, ganamos 4-2. Cuando acabamos nos comimos un bocadillo y descansamos un poco, al volver nos encontramos con el pato y le dimos un poco de pan. Nos dimos cuenta de que ya no tenía la pata rota.

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Pero a la ardilla no la vimos y, como no estábamos todos, no pudimos elegir un nombre.

Cuando el sol se estaba yendo por el este, empezó a hacer frío y nos dio pereza quedarnos a dormir en Los Sifones, así que, cogimos nuestros sacos de dormir y volvimos cada uno a nuestra casa para descansar.

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13.- EL MAPA DEL TESORO Y EL MONSTRUO DEL ARBUSTO

Por la mañana, me levanté un poco tarde, debido a que el día anterior había sido muy intenso.

Cuando aún estaba en pijama, empezó a sonar el timbre sin parar y fui corriendo a abrir, pensando que eran los amigos de “La Pandilla” y, efectivamente, eran ellos. Venían con “Croa", nuestra rana, que en cuanto me vio, se abalanzó sobre mí a lamerme la cara. No sé por qué a mi madre no le hacía mucha gracia tener a Croa en casa. ¡Pero si es un auténtico cielo!

Los chicos, estaban super nerviosos porque me querían enseñar una cosa muy importante en Los Arenales. Dijeron que, hasta que no fuera a verlo, no me iban a decir nada, para no estropearme la sorpresa.

Fuimos todos corriendo porque no queríamos perder ni un segundo. Llegamos como en unos cinco minutos, todos estábamos muy fatigados. Desde el primer instante que llegamos, pregunté ansioso que qué era esa cosa tan importante que querían decirme.

Julia dijo que primero podíamos buscar a la ardilla que llevaba tiempo desaparecida y poder ponerle nombre por fin. Todos estuvimos de acuerdo con la idea de Julia y nos pusimos a buscar.

Después de hora y media buscando no encontramos nada, así que, Pedro sacó otra vez el tema del nombre de “La Pandilla” y dijo:

-¡Oídme chicos!, ¿y lo del nombre de nuestra pandilla? ¡Podríamos llamarnos “Los Rebeldes”!

Todos dijimos que ese nombre no nos representaba debidamente, porque al fin y al cabo éramos buenos chicos. Así que, decidimos no tener nombre y llamarnos simplemente “La Pandilla”.

Cuando terminamos de discutir ese asunto, los chicos me fueron a enseñar esa cosa tan fascinante.

Fuimos detrás de la isla de “El Chamelo” y allí me dijeron que habían encontrado un monstruo detrás de unos arbustos. Mientras el arbusto empezaba a moverse, todos nos alejamos asustados, menos Evaristo que se quedó asombrado mirando al arbusto. Al momento..., soltó una enorme carcajada y dijo:

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-¿En serio? (Dijo mirándonos con cara de risa). ¡Anda!, ¡Pero mira a quien tenemos por aquí! Agachó sus brazos y levantó a la ardilla. Todos pusimos una inmensa cara de alivio.

El nombre ya estaba decidido, se iba a llamar Zapatillas, la idea fue de María porque según ella “corre que se las pela.”

Además, por la tarde, nos acercamos a la tienda del anticuario de Talavera, que estaba situada bajando la famosa cuesta de la Felipota, a la derecha, en la calle de El Charcón, para ver qué nos podía decir del mapa.

El hombre en cuanto vio el mapa se quedó boquiabierto. Nos contó que ese mapa, era el del tesoro de Talavera y uno de los más famosos y conocido de España, encima, valía millones de pesetas. Estábamos barajando las opciones de venderlo. Pero eso ya se vería mañana.

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14.- UNA CURANDERA, UNA CUEVA Y UN TENDERO MENTIROSO

Al día siguiente, fuimos a la tienda de antigüedades a preguntar cuánto valía el mapa, el tendero nos dijo que valía muchas pesetas (200 pts.)

Nosotros se lo dimos y fuimos a casa de María a pensar qué haríamos con el dinero.

Por la tarde, subió la madre de María y la enseñamos el dinero, ella nos dijo que nos habían timado y que valía más de lo que nos dio el anticuario. Como ya se hizo de noche, me fui a casa a dormir para mañana ir fresco al parque de los Sifones, además nos llevaríamos a Saltitos.

Por la mañana, fui a buscar a Toni, Sara y Ángela para ir al parque. Como Toni esa semana tenía a Saltitos fue al primero al que fui a buscar. Después cuando estábamos en el parque, Sara vio una cueva y entramos. Yo fui el primero, porque soy el más valiente, estábamos ya muy lejos de la entrada y oímos a Saltitos hacer ruidos extraños, cuando nos giramos vimos que un murciélago lo estaba molestando, por desgracia Saltitos, nuestro compañero más fiel, se escapó.

Fuimos a Los Arenales a ver si lo encontrábamos porque lo queríamos mucho.

Nos encontramos a Pedro bañándose con una amiga, nos la presentó, era una chica muy guapa que se llamaba Aguasantas y que se iba ese mismo mes. Era una chica gitana que tenía nuestra misma edad. Aguasantas nos dijo que en la esquina del Paseo de la estación con General Cuesta, al lado de una clínica que se llama “La Milagrosa”, hay una curandera. Nos indicó que podíamos ir para que nos diese algunas medicinas porque Manchitas estaba enferma, y la curandera cambiaba medicinas por dos objetos y diez pesetas. Entramos en aquella casa y la vimos, era una mujer que tendría entre treinta y cuarenta años, la dijimos que si nos daba medicinas para nuestra mascota, porque eran muy caras y no podíamos pagarlas. La curandera, nos dijo que sí, pero nos pidió a cambio dos bigotes de gato, una caracola y diez pesetas. Nosotros pensamos que era muy buena idea y decidimos buscar esos tres objetos para pagar las medicinas. Para acabar el día, fuimos a la tienda de antigüedades a exigir al hombre más dinero, pero el hombre era muy listo y rápidamente cambió la conversación, nos habló del

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extraño ser de 1900 llamado Enderman, el hombre del fin, un ser negro de ojos morados que al mirarle, te ataca; Pedro que no era tan tonto como el tendero creía, nos dijo que saliésemos para hablar sobre comprar un libro que tratase del Enderman. Una vez fuera nos dijo que huyésemos y que ese tal Enderman no existió, que se lo había dicho su madre, y así lo hicimos.

Al día siguiente, fuimos a por las diez pesetas. Después, a eso de las cinco y veinte, fuimos a la cueva oculta del parque de los Sifones, a la misma cueva donde se escapó Saltitos. Pasamos corriendo y sorprendentemente, de una manera increíble, llegamos al final, allí encontramos un topo, Juan decidió que nos lleváramos ese pequeño topo a Los Arenales.

Ya estábamos allí pero el topo comenzó a revolverse porque no soportaba la luz, todos dijimos que deberíamos esperar a que fuese de noche para jugar con el topo. Ya de noche, Sara trajo el topo, le pusimos en una orilla y empezó a cavar, los chicos jugamos a hacer una isla y que las niñas no podían entrar. Juan y yo éramos los líderes y Sara y Julia las líderes piratas, nos lo pasamos bien pero dijimos a los padres que volveríamos a las diez a casa, no nos podíamos llevar el topo porque ya teníamos varios animales en nuestras casas, así que, preguntamos al guarda de los jardines de El Prado (Sr. Telesforo) y nos dijo que lo podíamos dejar en el Prado, porque seguro que, poco a poco, se iría acercando a las orillas del río para hacer su madriguera.

De repente, oímos un ruido que venía de unos arbustos, fuimos a ver qué había, todos pensamos que sería un animalillo pero no, era una mujer que estaba buscando su cartera, así que, nos fuimos todos a casa de Toni. Por la mañana, mi padre me dijo que nos iríamos a la playa como regalo de cumpleaños de mi madre y que me dejaban llevar a un amigo y a una amiga, y allí buscaríamos los objetos que nos quedaban. Yo tuve que elegir a los dos amigos que vendrían conmigo a la playa. Por la tarde, ``La Pandilla´´ fuimos a despedir a Aguasantas que se iba a Valencia con su padre. Cuando volvía a casa, mi padre me enseñó una caracola y, a la vez, me dijo que no podíamos ir a la playa porque ese mismo día tenía que trabajar el doble

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de horas, así que, mañana solo buscaríamos los bigotes de gato y, a lo mejor, iríamos a ver si encontrábamos la cartera de esa señora, para devolvérsela.

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15.- LA AMISTAD

Al final, dijimos que otro día seguiríamos haciendo lo que acordamos que íbamos a hacer, porque ahora algunos queríamos ir a bañarnos al río. Solo fuimos al río Ángela, María, Sara y yo, que éramos los que habíamos quedado para ir a Los Arenales, ya que, los otros estaban un poco ocupados. La madre de Sara nos llevaría a Los Arenales pero se tendría que ir, así que, estarían solos por unas horas. María llegó y dijo:

-Yo primero me meto al agua y después ya iré a jugar a la arena.

Sin embargo, Sara, Ángela y yo pensamos que, primero iríamos a jugar en la arena a algunos juegos. Ella pensó que para qué quedarse en el agua si no iba a estar con sus amigos jugando y nadando, por lo que, se iba a aburrir muchísimo y se salió. Vio que una señora iba con un perrito y se puso a jugar con él, que era un juguetón, y le tiraba la pelota, etc. Pero María se sentía un poco sola porque aunque se estaba divirtiendo con ese perrito, no estaba con sus amigos jugando y contándose historias que les habían pasado. Cuando María decidió irse con sus amigos, no les encontraba, los chicos se habían ido a dar una vuelta y a María la molestó que no la hubieran llamado para que ella les acompañase, se puso un poco triste pero se encontró con una niña llamada Miranda. La niña no era de la ciudad, tampoco del país, era de México y a María le pareció muy simpática y generosa y se hicieron amigas. Estuvieron hablando, Miranda le contaba a María que le había costado adaptarse a España pero que le gustaba mucho vivir aquí. Cuando vinieron los chicos estaban buscando a María, la vieron que estaba con una chica extraña para ellos, así que, como vieron que se estaban divirtiendo, la dejaron con ella y se fueron a bañar al río. María estaba impresionada de cómo era México y las cosas que Miranda le contaba que había vivido, pero la madre de Miranda la estaba llamando y, cuando fueron juntas para ver qué quería, las invitó a un helado en el quiosco de Los Arenales.

Cuando ya pasó un rato, María le contó que estaba un poquito triste porque sus amigos no habían estado con ella y que no le habían avisado para que les acompañase.

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Miranda le dijo:

-Pero tú te has preguntado ¿por qué ellos te dejaron en el río? puede ser que ellos seguramente pensaron que estarías más a gusto haciendo lo que querías.

María le respondió:

-Pero no pensaron si prefería estar con ellos o estar sola.

Miranda respondió:

-Cada persona piensa distinto, corre y vete con tus amigos que seguramente querrán estar contigo, porque por eso tú los elegiste como amigos y ellos también te eligieron como amiga, por eso tú los quieres y te preocupas por ellos y ellos también por ti, vete con ellos que son tus amigos y te aprecian.

María le dio las gracias a Miranda por hacerla ver cuánto vale tener amigos y se fue corriendo. Cuando llegó a nuestro lado, María, Ángela, Sara y yo nos pusimos a jugar en el agua y María nos dijo lo que pensaba y los chicos le explicaron sus motivos y se entendieron.

La madre de Sara les fue a recoger. Cuando llegaron a casa de Sara se pusieron a jugar y a contarse sus aventuras de todo el verano y vieron que nunca lo iban a olvidar porque era muy difícil olvidar a buenos amigos que siempre están ahí contigo.

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16.- EL DÍA DE AVENTURAS

Después de estar en la casa de Sara, decidimos ir a buscar a los chicos que faltaban para pensar qué haríamos hoy.

Primero fuimos a por Pedro, luego a por Juan, a por Evaristo y Toni.

A continuación, iríamos a Los Arenales a bañarnos y, también nos acercaríamos a la isla de El Chamelo.

Cuando llegamos a la isla de El Chamelo, encontramos una serpiente, nos dio un susto muy grande, así que, decidimos irnos de ahí por si acaso.

Después del baño, nos fuimos al quiosco a comprarnos unos caramelos. También vimos a Croa y jugamos al fútbol, las chicas al balón prisionero, y luego al escondite todos juntos.

Ya se nos hizo tarde y nos íbamos a casa, pero llegaron nuestros padres y cenamos allí.

Al día siguiente, quedamos todos juntos en los edificios abandonados que encontramos.

Cuando ya estábamos todos, nos fuimos de exploración al Cerro Negro.

Al llegar allí, empezamos a subir por la montaña y nos encontramos con un mirador desde el cual se veían Los Arenales y toda Talavera.

Llegamos a la cima y era una explanada muy grande, vimos muchos pájaros diferentes en ese sitio. Julia dijo:

-Podíamos descansar aquí porque llevamos mucho tiempo caminando y, encima, cuesta arriba.

Nos pareció una gran idea y nos pusimos debajo de la sombra de un árbol y nos tumbamos a relajarnos.

Cuando emprendimos la marcha, ya estábamos con fuerzas para seguir caminando.

Encontramos un coto de caza y no seguimos andando por si alguien nos disparaba sin querer. Ya, como era tarde, volvimos a casa contentos porque hoy había sido un día estupendo lleno de aventuras.

Por el camino de vuelta a casa, nos encontramos con un agujero que contenía nueve piedras preciosas, entonces, dije yo:

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-Como son nueve cogemos una cada uno.

Las cogimos y dijo María:

-Con las piedras y unos juncos, nos podemos hacer un colgante que puede ser el símbolo de nuestra Pandilla y de nuestra amistad.

A todos nos pareció una magnífica idea. Entonces nos hicimos los colgantes.

De repente... me desperté, miré el calendario de mi habitación, ¡¡es mayo de 2015!!

Resulta que todo lo ocurrido ha sido ¡NADA MÁS Y NADA MENOS... QUE UN SUEÑO!, me levanté nervioso, feliz y con ganas de vivir este gran día. "La Pandilla" tenemos entre 66 y 67 años. Lo bueno es que aún vivímos todos y todas en Talavera de la Reina. Conseguí llamar a todos para quedar, porque hoy se volvía a inaugurar la playa de Los Arenales y quería que pasásemos el día juntos para revivir aquellos hermosos momentos que vivimos cuando éramos pequeños.

Después de hablar con todos, quedamos en un quiosco nuevo que han construido en esta "playa talaverana". Cuando llegué me acerqué a ellos y nos dimos besos y abrazos porque hacía mucho tiempo que no nos veíamos todos a la vez.

Lo más bonito de todo fue que, sin decirnos nada, comenzamos a sacar el colgante que nos hicimos aquella noche, de aquel día de verano de 1960.

Nos bañamos, el agua era cristalina y no estaba contaminada, luego nos fuimos juntos a comer, disfrutamos de ese día allí y les estuve contando el sueño que había tenido esa noche.

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Fue un día maravilloso recordando lo bien que lo pasábamos en nuestra ciudad cuando éramos pequeños.

FIN

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LIBRO COLABORATIVO REALIZADO POR LOS

ALUMNOS/AS DE 6º A CEIP PABLO IGLESIAS (23-04-2015)

TUTOR.- Calos J. González Batalla. ALUMNOS/AS.- Alba Aguza Fernández Raquel Alba Correa Irina Cuadrado Carchenilla Diego Díaz García Lucía Encinas Arias Paula Hernández Cano Daniel Iglesias Iglesias Mireia Iglesias Iglesias Daniel Llamas Paredes Adriana Mendoza Torres Roberto Pato Pietruszewska Diego Pinero Bernal Alba Rivero Gómez Nerea Saraiba Alegre Maryuri Mabel Veliz Carbo

Alonso Vicente de la Llave Nuestro agradecimiento a la familia de la alumna Lucía Encinas Arias por prestarnos algunas fotografías que han servido para ilustrar este libro.

Talavera de la Reina (Toledo)

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