las historias que nos contamos

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Medicina

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  • 1

    LAS HISTORIAS QUE NOS CONTAMOS

    Por Daniel Flichtentrei

    Medicina narrativa: una estrategia que podra rescatarnos del silencio.

    El mundo de la medicina est atravesado por un continuo

    trfico de historias. Narraciones cotidianas que le siembran el

    suelo como rboles en un bosque de palabras. Si usted agudiza

    el odo escuchar voces que gritan o murmuran para contar

    padecimientos que siempre son nicos, secretos, personales.

    Sin ellas, la medicina no sera nada. Apenas una tcnica discreta

    y satisfecha. Un pramo de cifras y algoritmos que intentaran

    alumbrar, como plidas luces agnicas, el cadver de su propia

    grandeza y las sombras de un futuro miserable. Usted o yo,

    recibimos una historia cada quince minutos. Usted o yo, cada

    quince minutos, devolvemos otra historia. De lo que suceda

    entre esos dos momentos depender el valor de lo que hagamos. Podemos silenciarla o

    mutilarla traducindola a una lengua mentirosa que se supone universal y transparente al

    precio de abandonar a las personas por fuera de lo que nombra. O, por el contrario, podemos

    sumergirnos en ella como en un agua clida y misteriosa que esconde significados. Usted o yo,

    cada quince minutos, decidimos qu hacer.

    Desde hace algunos aos, aunque an confinada en un crculo minoritario, se ha desarrollado

    una corriente de Medicina narrativa que intenta profundizar en el tema aportando

    herramientas conceptuales y habilidades cognitivas al servicio de los agentes de salud.

    Por qu estudiar la narrativa de los pacientes?

    Diagnstico:

    Sealan la fenomenologa de la experiencia de enfermar.

    Estimulan la empata entre mdicos y pacientes.

    Permiten construir significados.

    Aportan claves y categoras analticas de gran utilidad clnica.

    Teraputica:

    Facilitan un abordaje holstico del paciente.

    Son teraputicas intrnsecamente (en s mismas).

    Pueden sugerir opciones adicionales y personalizadas al tratamiento.

  • 2

    Educacin:

    Son muy recordables

    Estimulan la reflexin

    Previenen la automatizacin de la conducta.

    Son ricas en experiencias

    Facilitan la construccin de una agenda centrada en el paciente.

    Permiten generar hiptesis novedosas.

    Las personas nos contamos historias desde el comienzo de la vida. Esas narraciones permiten

    que la catica complejidad del mundo adquiera sentido y nos define el lugar que ocupamos en

    l. Es mediante historias que comprendemos, ya no lo que las cosas son, sino lo que significan.

    Es la forma en que se establecen el valor y las jerarquas de todo cuanto nos rodea. En silencio,

    muchas noches nos repetimos esa historia privada y secreta que nos dice quines somos.

    El pensamiento analtico que separa, descompone y asla elementos nos habilita para

    comprender. Pero son las narraciones que renen, vinculan y relacionan las que nos permiten

    apropiarnos de las cosas que hemos analizado. Slo entonces un conocimiento, una idea o un

    acontecimiento se har nuestro.

    Enfermar es una experiencia vital. Ese acontecimiento desata una crisis ntima y personal ms

    all de toda biologa. Pero influye en ella, la determina, la modula, gobierna su evolucin y se

    aduea de su futuro. La enfermedad puede incluirse en la narrativa de una vida obligada a

    redefinirse. Pero tambin puede dejar en suspenso todas nuestras creencias y paralizarnos en

    una encrucijada para la que no encontramos salida. All poco interesa lo que la enfermedad

    es -para lo cual la biologa se basta a s misma- sino que lo nico que importa es lo que la

    persona enferma dice que es para convencer a otros y, especialmente, para convencerse a s

    misma. Es esa versin desmaterializada de la enfermedad la que impacta como un proyectil

    mudo e invisible sobre nuestra escasa zona de visibilidad. Resulta prudente recordar que

    nuestras reas de penumbra son mucho ms extensas que el estrecho territorio iluminado. No

    es que la ciencia no sirva, es que no es un dios omnipotente sino un mtodo tan extraordinario

    como incompleto. No es que los nmeros resulten intiles, es que no dicen nada acerca de las

    personas, que es precisamente de lo que los mdicos nos ocupamos todos los das.

    A Miguel la enfermedad coronaria le hizo estallar el fundamento de su existencia. Es

    albail desde los 12 aos pero ya no puede sostener su trabajo. No encuentra ni puede

    imaginar otras formas de vida. Se desorienta. Se desespera. Siente que no puede seguir

    adelante. No es que su biografa se transforme con la enfermedad. Es que su vida se acaba.

    La historia mediante la cual se dice quin es l no admite versiones. Son imposibles por

    condiciones que le son ajenas tanto como por las propias. gbggggggggggggggggggggggggg

  • 3

    Alberto piensa que su enfermedad es la consecuencia de su conducta previa. Hace un

    juicio moral que lo condena. Se siente culpable. La enfermedad es un justo castigo y l se

    lo tiene merecido. Lo que le sucede debe aceptarse porque l le atribuye un sentido

    personal.

    Silvia ha sido deportista toda la vida. Una maana de Abril acompa a su madre al

    aeropuerto. Esa mujer anciana haba decidido volver a Espaa para agotar sus ltimos das

    en el tero gallego que alguna vez la vio partir. El avin despeg. Irremediable. En el

    camino de vuelta a Silvia le doli el pecho. Esa tarde se acost en un quirfano y le

    pusimos dos stents en sus coronarias. Nosotros cremos que habamos resuelto el

    problema. Pero ella sabe que no. fffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff

    Lina paso ms de un ao encerrada en su habitacin. A los 82 aos la experiencia de un

    episodio cardiovascular grave la convenci de que nunca ms podra respirar. Ahora lleva

    varios aos integrada a un grupo de pares. No falta jams. Ya no recuerda que respira y, tal

    vez por eso, lo hace mejor que nunca. Descubri fuentes de placer que no conoca.

    Encontr motivos para vivir en los que jams haba pensado. Ahora baila tango y le pide a

    su nieto que la lleve a pasear en cuatriciclo por la playa. Quiere sentir el viento salado en la

    cara y que la atraviese el golpe salvaje de la vida abrazada a ese adolescente que no

    entiende lo que pasa. Nos es que haya deseado cosas que no pudo hacer, es que nunca las

    dese. Ahora me dice- en lo que me queda por vivir, no me las quiero perder.

    Acerca de stas y de otras historias habla el film documental Mi infarto y yo

    (http://youtu.be/EB4KYZcoJtc) que hemos hecho en IntraMed. Buscamos nuevas herramientas

    para decir lo que escapa a las tradicionales. Nuevas luces que iluminen nuestro territorio de

    oscuridad. Es que mirar tambin es un mtodo. Hemos pensado que el cine es un recurso

    donde el ver y el saber se dan de manera simultnea. Estamos probando, no estamos seguros.

    Necesitamos que usted lo vea y nos lo diga para averiguarlo.

    Estas personas nos confiaron el tesoro de sus historias ms ntimas. Nos desafan para ver qu

    somos capaces de hacer con ellas. Las reemplazaremos por variables clnicas? Incluiremos

    esas variables en el interior sus propias e irrepetibles historias? Para qu? Cmo?

    A todos les doli el pecho, a todos le subieron las enzimas y se les alter el

    electrocardiograma. Todos normalizaron las tres cosas al cabo de algunos das en la unidad

    coronaria. Fueron rozados por la sombra de la muerte pero sobrevivieron. Todo parece igual a

    la luz de esos parmetros. Y sin embargo..., es todo tan distinto. ffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff

    *Fuente: La verdad y otras mentiras (http://www.laverdadyotrasmentiras.com/medicina/las-historias-

    que-nos-contamos-2/)