la verdad sobre wilis cinematográficas

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La verdad sobre wilis cinematográficas Está muy claro, doctor, que usted nunca ha sido una niña de trece años Cecilia Lisbon Wili (También con las grafías Willi o, raramente, Villi). De la mitología eslava: Nombre que se daba a los espíritus de las muchachas que morían vírgenes un día antes de sus bodas. Y que en los años sesenta, fracasaron en su intento por convertirse en cantantes yé-yé. Además de perder su virginidad, aprendieron a fumar yerba, a ir al cine, y a cantar alguna que otra canción de moda (desde Los Beatles hasta Bruno Lomas y Solera). Nací en la cu4rta sala de Cine del barrio (asiento 28 A, al noroeste de La Aldea Amarilla de San Vico) durante el estreno de La noche americana de Truffaut. Cuenta mi madre que cuando Eric Rohmer fue desplazado de su puesto de editor de cahiers du cinema, ordenó fotografiar a todas las estudiantes de medicina; y en especial a las de psicología, debido a que éstas solían permanecer vírgenes hasta la noche de graduación. El flash de las fotos las desintegró y sus espíritus pasaron a formar el grupo más privilegiado de wilis cinematográficas. Cinco de las cuales al ser vendidas a un productor australiano (en 1961), aparecieron en la película de 1975, Picnic en Hanging Rock de Peter Weir. Las otras 216.203 wilis vagaron por el sur y el este de Europa, durante sie7e largos años. Hasta que dos productores de cine norteamericano, las contrataron para que habitaran en cada una de las salas de cine que existían en el planeta. Sin embargo, en 1965, durante el rodaje de Doctor Zhivago, el actor Karl-Günther Nakszynski, mundialmente conocido como Klaus Kinski, encontró tirada a una de las wilis, en el balde del camión que contenía

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Luis Alberto Bravo (Ecuador, 1979)

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Page 1: La Verdad Sobre Wilis Cinematográficas

La verdad sobre wilis cinematográficas

Está muy claro, doctor, que usted

nunca ha sido una niña de trece años

Cecilia Lisbon

Wili (También con las grafías Willi o, raramente, Villi). De la mitología eslava: Nombre que

se daba a los espíritus de las muchachas que morían vírgenes un día antes de sus bodas.

Y que en los años sesenta, fracasaron en su intento por convertirse en cantantes yé-yé.

Además de perder su virginidad, aprendieron a fumar yerba, a ir al cine, y a cantar alguna

que otra canción de moda (desde Los Beatles hasta Bruno Lomas y Solera).

Nací en la cu4rta sala de Cine del barrio (asiento 28 A, al noroeste de La Aldea Amarilla

de San Vico) durante el estreno de La noche americana de Truffaut. Cuenta mi madre que

cuando Eric Rohmer fue desplazado de su puesto de editor de cahiers du cinema, ordenó

fotografiar a todas las estudiantes de medicina; y en especial a las de psicología, debido a

que éstas solían permanecer vírgenes hasta la noche de graduación. El flash de las fotos

las desintegró y sus espíritus pasaron a formar el grupo más privilegiado de wilis

cinematográficas. Cinco de las cuales al ser vendidas a un productor australiano (en

1961), aparecieron en la película de 1975, Picnic en Hanging Rock de Peter Weir.

Las otras 216.203 wilis vagaron por el sur y el este de Europa, durante sie7e largos años.

Hasta que dos productores de cine norteamericano, las contrataron para que habitaran en

cada una de las salas de cine que existían en el planeta. Sin embargo, en 1965, durante

el rodaje de Doctor Zhivago, el actor Karl-Günther Nakszynski, mundialmente conocido

como Klaus Kinski, encontró tirada a una de las wilis, en el balde del camión que contenía

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los rollos de película. Ésta afirmó haber sufrido un desmayo mientras era asignada a una

de las salas. Pero ocho meses después, se comprobó que se había tratado de un caso de

deserción.

Se dice que Klaus (contrario a las palabras y observaciones de David Lean) la conservó

en un frasco hasta el último viernes de septiembre de 1969, fecha en que se la regaló a

Roman Polanski; quien se encontraba profundamente apenado por la muerte de su

esposa Sharon. Siendo el mismo Roman quien rescatara a la wili, de su estado místico,

durante una sesión de magia negra; en una de las tantas ceremonias que realizó, meses

después de que mataran a su mujer.

El oírla cantar The long and winding road y verla moverse por la habitación del director de

El bebé de Rosemary... provocó que Kinski reclamara su antigua reliquia, Polanski se la

negó. Tras varios meses de disputa y en un intento por evitar que aquel acontecimiento se

convirtiera en un chisme más de los tabloides, decidieron sortear. Quien sacara „cara' la

desvirgaría y se convertiría en su mentor. Pero quien sacara „sello' sería su padre y de

esa manera su nombre sería relacionado con el de ella para siempre. Como ya es

conocido, Kinski perdió. Este acontecimiento constaba en un capítulo de su libro de

memorias Yo necesito amor, mas sus editores lo quitaron aduciendo que se trataba de

ocho páginas de auténtico odio hacia el famoso director y manifiesta execración hacia su

hija. Y de esta manera, ulceroso, triste, cabizbajo y erecto, el pobre de Klaus le puso a la

ex-wili el nombre de Nastassja, en recuerdo a una gitana que vio morir en un acto de

circo. Roman, en cambio, luego de desvirgarla, se la llevó donde Lee Strasberg para que

la convirtiera en una gran actriz.

Esto provocó que las demás wilis se enfurecieran (algunas hasta enloquecer). Y aunque

muchas abandonaron sus puestos de trabajo, otras (encabezadas por Béatrice Dalle) se

quedaron a sabotear la programación de las salas de cine. El terrorismo invadió las salas

y las cinetecas. Las wilis dejaban caer lágrimas sobre las capas de emulsión fotográfica

de los filmes. Las más rebeldes se dedicaban a aparecerse en mitad de la proyección (las

películas de mitad de los „70's que fueron dobladas al hindú, al búlgaro y al español

mostraban, en algún momento de la película, la vil sombra de una wili). Cuando las

películas del archivo estuvieron completamente arruinadas, pasaron a hostigar a los

cinéfilos: derramaban sus bebidas, ponían sus rodillas en los espaldares, se reían, o

hacían sonar sus teléfonos celulares.

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En la actualidad, de aquel primer grupo, suelen asistir (en grupos de tres) a las

proyecciones de cine alemán o francés, y a los recitales de poesía afro-americana; y

aunque conservan la indagación oracular que les imponen a las margaritas 1, se

desconoce de sus paraderos. A las más rebeldes, esporádicamente se las ve aparecer en

MTV, ya sea en algún videoclip o en emisiones estelares como aquella aparecida en

octubre de 1996, en la que una joven punk de 29 años, afirmó haber sido una wili. Al ser

interrogada sobre su „salvación' exclamó:

“Fue muy duro y (pitido de censurado). Londres en el „79 era un verdadero (pitido de

censurado) lleno además de dríades adictas a (pitido de censurado) y de apsaras

malolientes de (pitido de censurado). Ese invierno, Hug, el cerdo (pitido de censurado)

que nos encontró y (pitido de censurado), me volvió a la realidad. De un grupo de 50,

sie7e fuimos vendidas a Roger Vadim, cu4tro a los Sex Pistols... ¿Qué pasó con las

demás? Creo que terminaron actuando en películas pornográficas” 2.

1 Esto responde al tradicional procedimiento de arrancar los pétalos de la flor. El “me quiere” o “no me quiere” en voz alta durante la consulta amorosa. De manera similar, la forma de decidir en la boletería de cine sobre qué película entrar a ver: si un filme adherido al “expresionismo alemán” u otro ligado a la “Nouvelle vague”... se resolvió con un salomónico detinmarindedopingué. 2 Esto no es del todo cierto. Se tienen registros (letras de canciones y videoclips) en los que se comprueban que muchas de ellas se dedicaron a la música; tal es el caso de Natalie Imbruglia, Karen O (vocalista del grupo de rock y garaje-punk Yeah Yeah Yeahs), Christina Rosenvinge y Fiona Apple, por poner varios ejemplos. ------------------- Registros Importantes: Se dice que luego del famoso “Este mundo es una mierda”, fragmento del discurso que Fiona Apple brindó en la entrega de los premios MTV de 1997, en referencia a la industria musical… los expertos concluyeron que la intérprete era una wili. La anécdota de su violación, a los 12 años de edad, cuando volvía del colegio... bien pudo haber sido un revestimiento de todos los abusos a los que estuvo sometida por parte del proxeneta Hug. Las claves de Rosenvinge (esta wili con cara de película francesa doblada al español), parecen encerrarse (y sustentarse) en un comentario suyo, a propósito de su época en Ella y los Neumáticos: «aunque me pillaron muy joven, tanto que no recuerdo casi nada…».Sudamérica no es la excepción. Tenemos el caso de Vanessa Rangel y Kid Abelha en Brasil, así como la ex-vocalista del grupo de rock ecuatoriano Tabú (a la cual expulsaron del grupo por "no saber cantar"), y finalmente en Chile, una wili llamada Javiera, que se fue a caer en el jardín de la casa de los Parra. En los últimos años, la cercanía de las wilis con los directores cinematográficos es notable: Nico fue durante diez años pareja sentimental de Philippe Garrel, Fiona Apple estuvo de novia con Paul Thomas Anderson, Karen O salió con Spike Jonze, Maggie Cheung otro tanto con Olivier Assayas, Vincent Gallo (ya sabemos lo que hizo con) Chloe Sevigny y Christina Rosenvinge dedicó canciones a Ray Loriga… Ninguna de estas parejas continúan en la actualidad.

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Cuentos para hacer dormir a una niña punk (Ediciones Arlequín, de Guadalajara, México, 2010)

Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979). Escritor ecuatoriano. Ha publicado Antropología Pop (Para árboles epilépticos) (Universidad de Cuenca, 2010); Utolands (Editorial Lenguaraz, México D.F, 2010; Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2013); Cuentos para hacer dormir a una niña punk (Ediciones Arlequín, de Guadalajara, México, 2010); Las ardillas del Orden Enano (Editorial El Quirófano, Guayaquil, 2011); El blues de la pequeña naranja (Editorial El Quirófano, Guayaquil, 2013).

Su novela Septiembre obtuvo la beca del Fondo Editorial 2012 del Ministerio de Cultura del Ecuador. En octubre de 2013, salió al mercado su novela Hotel Bartleby publicada bajo el sello editorial Random House

Mondadori. Fue considerado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de 2011, como uno de 'Los 25 secretos literarios de América Latina'. Fue becario del Fonca para el Programa de Residencias Artísticas para Creadores de Iberoamérica y de Haití (2014).