la rara ley del amor

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La Rara Ley del Amor “Una historia de mi historia” Vol. 1 Leandro Pane

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"La rara ley del amor haría que mi adolescencia reprimida siga estallando a pasos agigantados aquella primera tarde de estío". La novela se enmarca en la serie "Una historia de mi historia" como el volumen uno de la misma. Narra extractos de la juventud del autor.

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La Rara Ley del Amor “Una historia de mi historia” Vol. 1 Leandro Pane

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Los siguientes sucesos ocurren entre el lunes 8 de julio de 2013 y el lunes 23 de diciembre del mismo año.

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I Leitmotiv

En el Comercial 81, los quintos años eran tres, a saber: quinto “primera”, quinto “segun-da” y quinto “tercera”. En los albores de ese ciclo lectivo, los cursos “impares” tenían a alumnos con inglés como idioma y el restante, francés. Los horarios de idioma de la “segunda” y de la “ter-cera” coincidían, lo que posibilitaba (o quizás era al revés) que, al haber tantos alumnos en “terce-ra”2, se cambien a algunos alumnos, que ya venían juntos desde un tiempito, a la “segunda”; y en las horas de “lengua foránea”, se pasen a la “tercera” a estudiar su idioma de toda la cohorte.

Los horarios de idioma eran: los lunes, la cuarta y quinta hora; y los viernes, a la séptima (la última antes del fin de semana)3.

Yo estaba en 5° 2° y ese lunes 8 de julio, no sería un día más. Tenía Geografía con la “ne-gra” Minetti (aunque en ese entonces no le llamaba “negra”, porque yo era muy educado y porque yo era el abanderado “nacional”4, tenía que generar cierto respeto, como yo lo recibía, pero Ma-tías5, sí le llamaba así) a la segunda y tercera hora.

En la escuela estaban rondando dos sujetos particulares, Axel y Sol. Quinto año y 4° 4° estaban en el tercer piso del sector lindero a la calle Humahuaca. Era el final de una recorrida que, a la postre, daría en ese lugar, sus únicos frutos.

Axel y Sol eran del “Eco Debate Joven”, emprendimiento de una asociación de gente comprometida; en conjunto con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Ya estaban en mi aula, pero había examen de Geografía (mi materia favorita, a la que pen-saba seguir, primero el profesorado en el “Joaquín”6 y luego pensé en hacer la licenciatura en la UBA). Y yo ya estaba pensando en inglés. Se va Minetti y yo preparo el pupitre para pasar al aula de al lado, donde estaba 5° 3° y los chicos de “Eidos” (el nombre de la asociación previamente dicha), que no perdieron el tiempo, y se fueron a ese lugar. Pero volvieron. Y yo regresé a mi aula “original”, para escucharlos.

Hablaron y explicaron su proyecto. Citaron un estudio de caso: “¿Saben desde que distan-cia se saca agua del Rio de la Plata para la potabilización? ¿Y saben a qué distancia se arrojan las aguas servidas?” Yo me animé a tirar una cifra pero le erré.

La idea era que jóvenes de escuelas medias públicas realicen propuestas para mejorar la ciudad, en materia de ecología y afines.

1 Escuela Comercial 8, establecimiento educativo de nivel medio al que asistí entre 2010 y 2013, luego de decidir no rendir las materias que me llevé a “febrero” en la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”, a la que fui entre 2008 y 2009, luego de pasar la “Orden de Mérito” del Curso de Ingreso correspondiente, cursado en el histórico solar del Colegio Nacional de Buenos Aires. 2 En la Escuela Comercial 8, hay un sistema “escalonado” de divisiones, empezando por siete primeros para terminar con tres quintos. En segundo año, 1° 6° y 1° 7° se fusionaban en 2° 6°; en tercero, ocurría con 2° 2° y 2° 4° (3° 2°) y 2° 6° era 3° 4°; en cuarto, 3° 4° y 3° 5° (a la que yo asistía desde 2° 5°) pasaban a ser 4° 4° y en este texto, narro lo que ocurre en los papeles entre 4° 3° y 4° 4° que terminan siendo 5° 3°, por lo menos la primera semana de cla-ses. 3 El sistema de horarios del Comercial 8 eran: 1° hora: 13:15 a 13:55, 2° de 13:55 a 14:35, 1° recreo de diez minu-tos, 3° hora de 14:45 a 15:25, 4° de 15:25 a 16:05, 2° recreo de quince minutos, 5° hora de 16:20 a 17:00, 6° de 17:00 a 17:40 y 7° de 17:40 a 18:15 4 En este establecimiento hay dos abanderados con sus respectivos escoltas: el nacional, que llevaba la “celeste y blan-ca” y el institucional, que llevaba la divisa de la escuela, cuyo diseño es de un triángulo rojo cuya hipotenusa era la parte inferior de la bandera, y sus catetos llegaban hasta la mitad del lado superior, el resto eran dos triángulos azules. En el medio del estandarte, estaba el escudo, que también se encontraba en los cuadernos de comunicados, que se compraban a principio de año en Cooperadora. El abanderado y escoltas “nacionales” eran los de mejor promedio en el trimestre anterior, el abanderado “institucional” era generalmente, el cuarto mejor promedio, y el quinto y sexto, sus escoltas. 5 Matías Paladino era mi profesor de T. A. P. O. (Taller Anual Práctica de Oficina), que se componía de Informática y de Estenografía. Ya lo había tenido en 4°, en Informática. Andaba en silla de ruedas y le costaba pronunciar la “erre”. 6 Instituto Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González”, único establecimiento superior dependiente del GCBA donde existe esa carrera.

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Pregunté si podía presentar un proyecto de línea de subte que uniese Nueva Pompeya con la Ciudad Universitaria (para aliviar el caudal del colectivo 160, al menos en el territorio capita-lino7, siguiendo un poco su traza). Me dijeron que sí. Estaba adentro.

La idea de la línea de subte estuvo mucho tiempo en mi cabeza: ya en 2009, cuando tenía que ir a Educación Física, en el Campo de Deportes de la UBA; en un foro especializado, propon-go tal proyecto, con mapas y todo.

Se vendría idioma, y luego del recreo; el acto por el Día de la Independencia. Bajo a Rec-toría con la mochila, junto a mis escoltas, Rocío y Susy, ambas de 5° 3°. Allí esperaba la rectora Lidia Albarracín, en lo que sería su último acto escolar como rectora (luego se jubilaría). La con-memoración fue normal; el SUM era, como siempre, un problema, porque se encuentra en el 2° subsuelo. Y bajar a todo el piberío ahí siempre traía complicaciones.

Luego de finalizada la celebración, salí temprano hacia casa, como todos los alumnos de la escuela. Ni bien llego a mí hogar, me anoto al “Eco Debate”, ya que nos habían dicho que solo teníamos 48 horas. Prendo la netbook del programa “Conectar Igualdad”, que me habían dado a principios de junio, y envío el formulario:

“¡Muchas gracias por inscribirte en Eco-Debate Joven! Hemos recibido tu solicitud. Primero que nada: ¡Queremos felicitarte por aprovechar esta gran oportunidad de aportar cambios positivos para nuestra ciudad! Gracias a personas como vos, con ganas de ser parte del cambio, ¡el mundo va ser seguro un lugar más ecológico, susten-table y amigable! :) Los estudiantes inscriptos participarán de una Elección entre sí, en el mes de Agosto para definir quiénes asistirán pre-sencialmente a todo el programa (en caso de haber más inscriptos que vacantes, trataremos de que todos puedan partici-par). Más allá de la Elección, todos los inscriptos participarán del grupo de facebook de su Comuna y de todas las actividades virtuales. En estos días vamos a estar contactándonos con vos por email y facebook para incluirte en el grupo de tu Comuna donde se realizarán todas las actividades virtuales y la elección. […] Debajo encontrarás una copia de los datos con los que te has postulado. Saludos de todo el equipo, felicitaciones nuevamente, un fuerte abrazo y ¡muchas gracias! El equipo de Eco-Debate Joven […] ***************************** TU INSCRIPCION

7 La línea 160 de colectivos une el Barrio Don Orione, en el partido bonaerense de Almirante Brown, con el Comple-jo de Ciudad Universitaria, al norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pasando por la Estación Temperley del ferrocarril ex Roca, el Puente Alsina, Plaza Italia, entre otros hitos urbanos.

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- Escuela: Comuna 5 - Escuela de Comercio Nº8 Patricias Argentinas - Año y División: 5° 2° - Turno: Tarde // DATOS - Nombre: L… - Apellido: […] - DNI: […] - Fecha de Nacimiento: […] - Edad: […] - Email: […] - Email Confirma: […] - Facebook: […] - Teléfono: […] // RESPUESTAS - Tu motivación: Me motiva el saber que si yo llego a quedar como el proyecto "ganador", este estará planificado. También que se le dé este espacio a la juventud, que ha sido bastardeada últimamente. - Estás desarrollando algún proyecto o tenés alguna idea ecológica: Sí, así es. Se trata del proyecto de una línea de Subterráneo que una la estación -actualmente en construcción- "Nueva Pompeya" con la Ciudad Universitaria de Buenos Aires. Para empezar, esta línea se divide en tres tramos, a saber: Uno subterráneo mismo, que uniría la estación Nueva Pompe-ya con la Avenida del Libertador a la altura de Jerónimo Salguero (por esta discurriría la mencionada), una segunda a nivel de suelo, entre Libertador y Salguero, y la estación Tres de Febrero de los ramales Retiro-Mitre y Retiro-José León Suarez del exferrocarril Mitre;. Y la tercera como especie de viaducto (puente tipo autopista urbana) entre el Hipódromo Argentino y el Campo de Deportes de Ciudad Universitaria. Esta obra demandará tiempo -mucho- pero si se logra hacerla bien (que eso es lo realmente importante) tendrá como beneficios a la sociedad y al medio ambiente los siguientes: 1°) Reducción del tiempo de viaje y de espera al abordar el subte en comparación con la línea 160 de colectivos (con la cuál competiría directamente), además de ser una alternativa ecológica y menos nociva que el bus. 2°) Utilizando más subte y menos colectivo, se reduciría la contaminación por el humo del gas-oil. 3°) Más rápido llega la gente a estudiar, trabajar, pasear, etc.; más tiempo para vivir la vida y gente más eficiente en sus tareas; lo que impactaría en los rendimientos -principalmente académicos- de los habitantes que utilicen el servicio. 4°) Mejoramiento de las zonas por donde pasaría el tren subterráneo: se ha demostrado caso barrio de Belgrano, que, donde hay una línea de subte, hay negocios más activos, menos inseguridad y mayor trabajo. Por último proyectar una estación "multilineal" compartida con la línea H de subte y la ampliación del proyecto de

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línea I desde Parque Chacabuco hasta la misma estación "Nueva Pompeya" por la calle Del Barco Centenera, haciendo que los barrios de Parque Chacabuco, Flores, Villa Soldati y Nueva Pompeya tengan una re-valorización en sus propie-dades y, como dije más arriba; menos inseguridad y más trabajo. Y hablando de trabajo, la demanda de trabajadores obreros de la construcción será record porque planteo que se haga la línea toda entera a la vez para mayor eficiencia a la hora de manejos presupuestarios como pasó con la línea H. Y ade-más generará puestos laborales genuinos durante el tiempo de obra. - Por qué tus compañeros deberían elegirte: Debo decir que soy el mejor promedio de mi escuela el año pasado y que si emana una idea de este, la atención debería centrarse. Les digo que confíen en mí, que los llevo en el camino hacia una ciudad mejor, donde estemos de Almagro a Ciudad Universitaria en cinco minutos, sin tráfico, ni contaminación, listos para disfrutar de la enseñanza gratuita y universal a nivel universitario. - 3 principales problemas y una solución: -Problema de contaminación sonora: somos la ciudad más ruidosa del mundo y propongo instalación de subtes con pane-les fonoabsorventes, más confortables y con mejor frecuencia y puntualidad que los colectivos o taxis. -Problema de la cuenca Matanza-Riachuelo. -Problemas con el reciclado de residuos urbanos. - Gastar dinero en otros: Los usaría en donarlos para construir escuelas y jardines en los barrios del sur, que lo necesitan imperiosamente - Análisis del caso de Sustentabilidad: Primero, relocalización del barrio en una zona habitable. Luego, la deducción de los impuestos a la empresa si se compromete a mantener su plantilla laboral y a no contaminar. Por último, atención sanitaria gratuita y de calidad para los habitantes del barrio relocalizado.”

Solo había que esperar a cuando nos llamen para ver por Internet, los días, horarios y se-

des de los talleres. Mientras tanto mi vida continuaba.

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II Comuna 5

Solo dos alumnos del Comercial 8 nos inscribimos al “Eco Debate Joven”: Rocío, mi es-colta 1ª; y yo. No había necesidad de elección ni nada.

Nos habían puesto en un grupo en Facebook, llamado “Comuna 5” donde nos íbamos pre-sentando. Rocío fue la primera.

Axel había escrito en ese grupillo, un 9 de agosto, lo siguiente:

“Si están viendo este mensaje es porque tomaron la espectacular decisión de inscribirse en Eco-Debate Jo-ven Felicitaciones! Hurra! Groso/a! Enhorabuena! ok basta!... Por el solo de hecho de formar parte de este grupo, ya están generando un gran cambio! Quería invitarlos a ir presentándonos. Somos varios y de diferentes colegios. Me da mucha intriga saber quienes son, que hacen, de que colegio, que edad tienen, que les gusta hacer, que música escuchan, todo lo que quieran contarnos!. Me imagino que saber que hay gente de otros colegios que tomó la misma decisión, debe ser al menos llamativo para ustedes también... ni hablar de que se van a conocer en persona en muy poco tiempo! Así que bueno... Ya que lo propongo, arranco yo! Mi nombre es Axel. Soy facilitador. Básicamente los acompañaré en este fabuloso viaje. Tanto en facebook como en alguno de los encuentros. Pueden consultarme y comentarme lo que sea que les surja! Tengo 27 años. Soy Arquitecto desde Marzo! Toco la guitarra y hago teatro. Me fascina conocer gente nueva. En serio! Los que no me conocen pueden ver mi cara en las fotos de los encuentros anteriores (Estoy etiquetado en más de una. JA!) Me pregunto si habré pasado por su colegio.... Gracias por estar acá y espero conocerlos en persona muy pronto! (sic)

A lo que Rocío, contestó en ese post (siendo la primera) el 11 de agosto: “Holaaaa! Bueno me voy a presentar, mi nombre es Rocío, estoy en el último año del cole, tengo 17 años, soy del colegio Patricias Argentinas, comercial 8. Me uní a Eco-Debate Joven porque sinceramente creo que el planeta necesita nuestra ayuda y ami me encanta ayudar y también conocer gente nueva y buena onda. Y nada más que decir, nos veremos pron-to.” (Sic)

El tiempo pasaba, yo quizás sin tanto pensar en aquel proyecto. Por cierto; no había con-testado tal post.

El 22 de agosto estaban ya las fechas y sedes. Pero no serían definitivas hasta el 4 de sep-tiembre.

Mi grupo era el de las comunas 3 (barrios de Balvanera y San Cristóbal), 5 (Almagro y Boedo, la de mi domicilio y la de mi escuela, ambas en la “gloria de los guapos”) y 7 (Flores y Parque Chacabuco). La asignación era por medio de la localización en la ciudad de la escuela a la que uno asistía, y no del domicilio de los participantes.

El día martes 17 de septiembre a las 8:30 era el día señalado. La sede sería la Escuela N° 2 “Antonio Bermejo” de Callao 628. Los otros dos talleres serían el miércoles 2 de octubre y el martes 22 del mismo mes, en el mismo lugar y a la misma hora.

El martes 10 de aquel septiembre, hubo una reunión por la Nueva Escuela Secundaria en la Escuela. Yo fui el único alumno que asistió, teniendo el resto, dos días de descanso8. En ese día, aproveché y saqué fotos de mi viaje de mi casa al colegio, que lo hacía en el 160, antítesis de mi proyecto para el “Eco Debate”.

Luego de editarlas en la PC, para adaptarlas a la vista de un grupo de personas a la que te-nía que “seducirlas” para que apoyen mi iniciativa; las imprimí y las guardé en un folio.

El martes cambiaría mi modo de ver a la juventud, aunque yo no lo sabía en ese entonces aún.

8 El 11 de septiembre se celebra el día del maestro en Argentina, día no laborable para los docentes dependientes de la administración metropolitana.

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III Siete de la Suerte

Aquel martes faltaría a la escuela aunque tenía que llevar la Bandera de Ceremonia Nacio-nal por ser el “Día del Estudiante Secundario”9, pero tenía un plan.

El mismo consistía de tratar de salir temprano de la “Bermejo”, tomarme el 12410 en Lava-lle y Callao (a cien metros de la misma), y bajarme en Sarmiento y Gascón, a una cuadra y media de mi querido Comercial 8.

Mi día arrancaría temprano, a eso de las 6:15. Desayuno, aseo, vestimenta (media polera manga larga y pantalón de jogging), y listo para revivir la época en la que iba al “Pelle”11, cuando iba dirección sur a tomarme el 13212 y bajarme antes de la Plaza Rodríguez Peña13.

Llevaba un morralcito, casi una cartera; con la Netbook, periféricos14 para la misma, el cuaderno de comunicaciones del “ocho”, lapicera y un block de hojas que me habían dado unos días antes, en una visita al museo del Banco Ciudad, en Boedo. Abrigado “hasta el querreque”15, salgo a eso de las 6:55, como lo hacía en el 2008 y 2009.

Siendo uno de los primeros en llegar, porque el 132 es rápido a esas horas; camino hasta la Avenida Corrientes, luego de 20 minutos de ir y venir caminando en el frente de la escuela. Era para buscar “El Argentino”, diario de distribución gratuita de tintes oficialistas.

A las 8:05 entro a la “Bermejo”. Ya había algunos más tempraneros que yo. De a poco iban llegando mis “colegas”.

Era hora de la acreditación, y Heidi (la más experimentada, para no decir “de mayor edad”) me da una taza para usar ahí, en el desayuno, que decía “Escuelas” (que nos dirían luego que nos la lleváramos para reusarla en posteriores ocasiones); y me pide que llene la credencial identificadora con el nombre que yo quisiese: con un fibron azul, “Leo” escribí yo en tal, en una letra de tipo molde, sans serif, que (según un grafólogo, quizás) marcaría un cierto grado de ner-viosismo.

Se la entrego y ella me escribe, con un marcador rojo, un “7”, salgo de “mesa de entradas” y me quedo pensando un poco. Llegué a la conclusión de que me anotaron en una comuna inco-rrecta (mi escuela y mi domicilio estaban en la 5 que son Almagro y Boedo, mientras que la 7 eran Flores y Parque Chacabuco). Volví y le comuniqué mi pensar. Me contestó que en planilla apare-cía así. Al final, tendría recompensa tal “error” impuesto.

Me junté con un grupito, luego de volver a desayunar (porque había catering) que fue preparame un tecito; donde había, entre muchos otros, una jovencita a la que llamaré “Laura” (es el único nombre de la trama que cambio, para proteger la identidad y para evitarme problemas legales).

9 El 17 de septiembre se conmemora el “Día del Estudiante Secundario” en recuerdo de la “Noche de los Lápices”, suceso muy famoso acontecido durante el “Proceso de Reorganización Nacional” que terminó con la guerrilla en la Argentina, con un saldo de, según el “Nunca Más” (libro que recopila “violaciones a los derechos humanos”), 30000 “desaparecidos”. 10 Línea 124, que en aquel entonces tenía como librea de colores al rojo. Al momento de escribir esto, la concesión al “Grupo Plaza” ha caído, y reemplazado por una “U. T. E.” (Unión Transitoria de Empresas) que determinó el cambio de la paleta cromática a un azul, completamente distinto; junto a la renovación total de la flota. En el momento de la narración, me tomé un ómnibus “El Detalle” modelo “OA105”, siendo –quizás- el último ramal que tenía un amplio “stock” de aquellos, que fueron una verdadera revolución en sus albores, por ser los primeros micrómnibus de “piso bajo” de fabricación nacional. 11 Apócope de “Pellegrini”, familiarización del nombre de la Escuela dependiente de la UBA, que lleva su nombre. 12 Línea 132 de colectivos, que une el Cementerio de Flores con la Terminal de Ómnibus de Retiro, pasando por los barrios del mencionado Flores, Caballito, Almagro, Balvanera, Recoleta, para terminar, como se dijo, en Retiro. 13 Ubicada en el solar que comprende las calles Marcelo T. de Alvear, Rodríguez Peña, Paraguay y la Avenida Callao. 14 Léase como Pen Drive, auriculares, antena de Televisión Digital Abierta, cables USB para conexión con celular, adaptador de memoria microSD. 15 “Querreque” es una expresión que utiliza el personaje de Homero Simpson en un capítulo de la serie “Los Sim-psons”, en el cual el personaje principal descubre que el equipo de béisbol de la ciudad, planea cambiarse de ciudad, a Albuquerque precisamente.

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Cabello rojizo, casi tirando a naranja; que parecía natural (y a un tono de plumaje de un ave fénix), anteojos gruesos, cuadrados finos, y con patas color verde manzana en su parte interior (la que va pegada a las sienes); y con dos elementos distintivos: una cartera con la cara de “Félix, el gato” y una bufanda un tanto particular: era alusiva a la saga de “Harry Potter” y a la “casa” del protagonista, Gryffindor.

Mientras, esperaba a Rocío, con la que pensaba, hacer “yunta” en el asunto este. Lo cierto es que nunca llegaría.

En esa espera, es que va arrancando el primer taller: Agustín, coordinador general del programa “Eco Debate Joven” pregunta: “¿Quiénes de acá quieren cambiar el mundo?”. Todos dijimos (y creo que con un tono sincero) “¡Yo!”. Me di cuenta de que la juventud no es como la pintan algunos que se creen saberlo todo en algunos sitios.

Y empezamos con las dinámicas: la primera fue sobre “Basura”. Trabajamos con pelotitas de pelotero, broches, tachos y colchas.

Luego de cada dinámica, pasaban a explicar el porqué de cada elemento, y luego, al “Brai-nstorming” (como su nombre lo indica, “lluvia de ideas”) donde tirábamos propuestas, cualquier cosa servía (siempre y cuando, tenga coherencia mínima con el asunto).

Luego se vino la dinámica de “Agua”; más tarde la de “Energía” y para finalizar, como una especie de “coronación”, la de “Movilidad”. Cada una con su respectiva explicación, y posterior debate. Entre dinámica y dinámica, así como lo hizo al iniciar, Lucas (el encargado de la “soltura corporal”) nos mantenía “ocupados”. Juegos y afines para irnos conociendo. En todo este medio, es que me voy “encariñando” con Laura. Nos empezábamos a “compinchear”, pero no tanto.

Y en el último debate, es que presento mi idea. Todo el grupo16 (serían unos 12, junto al facilitador) quedaron maravillados con mi idea. Después seguimos tirando otras, claro está.

A eso de las 13:30 (cerca del final del ínterin por el almuerzo) llamo a Walter, el encar-gado de Cooperadora y de uno de los teléfonos del Comercial 8. Le explico mi situación y le pedí que avise que llegaría para el acto.

En mi escuela se estaba viviendo un clima áspero, porque empezaba a haber tomas en los colegios secundarios, en eso me pregunta Mariano (un facilitador) qué “onda” con las tomas. Yo le dije que es casi seguro que se tomaría la escuela a la cual yo asistía.

Ya al cierre, Lucas haría algo que se tornaría costumbre en mi aquel futuro inmediato y algo mediato: el “4, 3, 2, 1, 0” que trataré de explicar: nos poníamos todos en ronda, levantába-mos el brazo derecho y decíamos “cuatro, tres, dos, uno, cero”, repetíamos con el izquierdo, luego levantábamos como perritos la pierna derecha, decíamos “cuatro, tres…”, ídem pierna iz-quierda, y luego volvíamos a levantar el brazo derecho pero gritábamos “tres, dos, uno, cero”, repetíamos el orden corporal, “dos, uno, cero”, en “uno, cero” la adrenalina subía, y cuando lle-gábamos a “cero” con la pierna izquierda; corríamos hacia el centro, gritando ¡aaá! y hacíamos una especie de “pogo” al mejor estilo “Indio” Solari.

Luego, nos dieron una encuesta de siete ítems, para saber si entendimos o no las “consig-nas” del taller; en el cual el último decía “siete (de la suerte)”.

Fui uno de los primeros en salir, y fui corriendo a la parada del 124, con dos bolsos (me habían regalado el de “Escuelas”, que se lo había visto a docentes en la mía) y partía hacia el “Patri-cias”.

Ya en Almagro, en Corrientes 4261, apenas entro y la veo a Nely, empleada de limpieza de la escuela, le pregunto si tenía que dejar el cuaderno y me dijo que pase directamente. Voy al tercer piso de “Humahuaca” y al llegar, le entrego a Liliana (mi preceptora), el certificado que me habían dado a la salida de la “Bermejo”.

Vaya sorpresa mía me pegué cuando en mi aula, estaban como en una “fiesta”. En realidad la estaban preparando (sería el viernes 20, en vísperas del “día del estudiante”) donde iban a pre-

16 En el primer taller del Eco Debate Joven, nos íbamos a debatir a una ronda de sillas, con diferentes compañeros, siempre tratando de no ser repetitivos con las relaciones humanas.

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sentar una especie de jolgorio por los egresados, y estaban preparando un video. La que estaba compaginando las fotos de cada uno de antes y de ahora era Rocío. Sí, la misma que no había ido al taller.

Jonathan, uno de mis compañeros más “fiesteros” (en el buen sentido), se había pintado el cabello de un gris en el que se veía 50 años más viejo, al menos en la parte superior de la cabeza.

Yo me saqué la foto, como para complacer a la multitud, con un gorro extraído de “San Patricio”.

Bajamos los tres (Rocío, Susy y yo) a la rectoría. 5° 2ª estaba en hora libre. Al día siguien-te pasaría algo con eso. Había faltado la “sopeti” (yo le decía para mis amigos, la “pulga”; ambos alias por su altura) Soto Ilvento, la profe de “Administración de Personal”.

El acto fue mínimo, con un video de la “Televisión Pública” como cierre. Pero antes, en la “trastienda” hablé con Rocío. Le pregunté por qué no fue al Comercial 2. Argumentó que tenía una prueba (cierre de trimestre aclaro).

Fue un acto singular por la ropa que usé. No fui hasta mi casa para cambiarme, fui como fui al taller. De mi clásica chomba blanca y jeans azules, todo el foro me vio con la media polera manga larga negra y el jogging azul. Más de uno se habrá sorprendido.

La jornada fue satisfactoria.

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IV Karl Von Clausewitz

Al día siguiente, María Marta, la jefa de preceptores; vino al aula, alertada por los sucesos de la jornada del 17. Hasta ese momento, yo no me había enterado de nada de lo que pasaré a narrar.

En el anterior capítulo dije que la profesora Soto Ilvento había faltado ese martes. Gene-ralmente, eso te posibilita, frente a un acto; salir, incluso; más temprano. Pero no fue el caso de 5° 2ª aquel día del estudiante secundario. La Jefa de los celadores, estaba en el curso porque mis compañeros causaron “alboroto” por la decisión que ella misma tomó y que la justificó diciendo que “debido a que había un compañero como abanderado, como señal de respeto; debían quedarse en el acto”.

Yo hablé frente a todos, manifesté (en tono conciliador) que los chicos estaban grandes como para que saber qué está bien frente a una bandera. La verdad es que no sabía dónde meter-me. Si habría tenido caracteres como los que tenía en mi infancia y pre adolescencia; me habrían defenestrado pública y privadamente. De esto último, no afirmo ni niego que lo hayan hecho. Estoy convencido de que más de uno me habrá maldecido.

[…] Jueves 19 de septiembre y los ánimos se iban caldeando. El día anterior, habían pasado

Belén; la presidente del Centro de Estudiantes; junto a la cúpula superior (Johanna y Yesica) del mismo; curso por curso, para que se trate en una reunión de delegados extraordinaria si se tomaba o no el colegio. En 5° 2ª, en el aula, todos habíamos votado que nos oponíamos a la toma, con un previo y breve discurso mío; en el cual me oponía a la medida de uso extremo. Sentí el poder de la retórica política en carne viva. Aunque no todos estaban en el aula aquel módulo17. Mathías, Yanina, Jonathan y Lesli; estaban en un aula sin uso en el turno tarde en el 3° piso de “Humahua-ca” terminando la “bandera” para el acto del 20. Ellos votaron a favor de la toma, siendo que algu-nos de ellos integraron la lista que les compitió a los que en ese momento tenían “la manija” del Centro.

A Belén la conocía de todo mi trayecto en el “Patricias Argentinas”. Íbamos juntos a 2° 5ª, empezamos el mismo día, ese tal trayecto; el 10 de marzo de 2010. Ella venía de malas experien-cias en el “Casa de Jesús”, establecimiento cercano geográficamente al “Ocho” de aquel entonces, en Guardia Vieja 4270 (y más cerca del edificio de Avenida Corrientes). Fue electa subdelegada en 2010 de nuestro curso. La que sería electa como su “superior” en la escala fue Catalina, “Maka”, para todos (abreviatura de Ca-talina y Ma-ría, pero al revés). Maka fue, ¿cómo decirlo elegante-mente?; un amor imposible. Siempre le tuve ganas, quería que fuera mía. Pero el destino la deja-ría embarazada y se esfumaría su belleza. La última vez que la vi, fue un mes antes de parir, en abril de 2011, justo para su licencia por maternidad, y antes de mi deserción de 3° año (rendí todas las materias en condición de libre, aunque a algunas las haría “por parciales”). Se desintegró de mi vida, una parte se me fue cuando no nos cruzamos más palabras ni miradas ni nada. Ellas organizaron los albores del Centro de Estudiantes, en ese 2010, luego de que un rector interino quisiese cambiar a los preceptores, de cursos. Luego, vino la toma del edificio de “Guardia Vieja”, que era una vieja fábrica de galletitas, acondicionada con “Durlocks”18 como paredes divisorias de las aulas. Yo me opuse a esa medida. De Belén puedo decir que, una vez contó que, cuando era bebé, fue a acompañar a su madre a rendir al “Casa de Jesús” una materia previa. Dicen que las conductas paternas y/o maternas se repiten, casi como una “rueda del destino”; tal lo decía García Márquez al final de “Cien años de soledad”. Ella fue madre, también, muy joven. A los 18 años ya

17 Conjunto de dos o tres horas cátedra, el 1° eran las primera y segunda horas, el 2°, las tercera y cuarta; mientras

que el tercer módulo eran las tres últimas horas. Véase también: 3

18 Nombre comercial que se les da a las “placas de yeso”.

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esperaba un hijo. Trabajaba en una cadena multinacional de comidas rápidas, muy cerca del Co-mercial 8. No éramos tan compinches, pero bien que nos conocíamos. Yo quizás no cumplía con los estándares del pibe promedio, ni menos que uno no podía estar sin el otro. En 2013 fue el corte definitivo, cuando a ella la dejan en 5° 3ª, y a mí me pasarían a 5° 2ª. El día a día sería distin-to, obviamente.

Volviendo a ese jueves, en la escuela se respiraba un aire denso. Yo era el delegado de mi curso, y me tocaba responder por y hacia mis compañeros que me habían elegido. Los rumores de toma se irían acrecentando durante el transcurso de la jornada.

La rectora María Ester Pereyra, sucesora de Albarracín; convocó para la séptima hora al Centro y al Cuerpo de Delegados de manera urgente.

Previo a eso, se sabían los “guarismos” del paso curso por curso, que arrojaba un rotundo “sí” a la medida in extremis; pero obviamente, esos eran números. La gran mayoría, pienso yo, como todo en la vida, no debía saber qué se votaba, o cómo podrían pasar las cosas a futuro. La estadística cruda (esto lo sé por propia experiencia, yo siempre hice encuestas y gráficas, me fasci-naban, además es evidente) es eso, un número de uno, dos o tres dígitos, sin valor más que el de dar un panorama. Sería utópico saber las justificaciones de 400, 500 alumnos, que apenas saben para qué van a la escuela.

La toma sería para reclamar por la “Nueva Escuela Secundaria de Calidad” que se estaba implementando en la Ciudad Autónoma, por órdenes de la Ley “Filmus” (de Educación Federal) a nivel nacional.

Sexta hora y los delegados nos reunimos en el aula de 4° 4ª, que estaba desocupada por-que ese curso se retiró antes por la ausencia de un profesor que reemplace a la jubilada profesora de Geografía, “Charito” Lanziano, ídolo mía y que la tuve como docente en segundo y cuarto año. Belén preparó un plan sabiendo un poco, porque quizás un infradotado solamente no se daría cuenta; de lo que se iba a venir. Nos dijo cómo nos iban a “pegar” para que reculemos.

Había una serie de razones, las cuales me daban la pauta del escarnio que se vendría: yo era el único que había ido a las reuniones NES abiertas a la comunidad educativa de julio, agosto y septiembre; la conocía a la rectora de la época en que era su alumno en Historia de segundo, sabía las posiciones de los profesores por esas reuniones, sumado a que era obvia la deshonra a la que sería sometido por culpa de algunos que no quisieron escuchar las voces de la política (porque esto también era política, era tiempo electoral en el país, se avizoraban cambios). O quizás no sabían cómo escucharlas o no supieron hacerlo a tiempo.

17:40 en mi reloj, bajamos hacia la otra punta de la escuela. Rectoría abarrotada de do-centes a los que conocía del día a día, que componían el “Consejo Académico Asesor”. Estaba Milva Iadone (geografía de tercero), Graciela Menduiña (educación cívica de tercero e instrucción cívica de quinto), entre otros. Ellos también se habían reunido. Fui el segundo en entrar al despa-cho, y me senté en la silla de la derecha (izquierda desde la vista de la rectora) del escritorio prin-cipal. Nos íbamos acomodando.

Listo el auditorio, María Ester arrancó: “como sabrán, desde que yo asumí como rectora, desde el ‘Equipo de Conducción’19 hemos tenido una política de la forma en la que esta escuela encararía las etapas de la ‘Nueva Escuela Secundaria’. Se decidió aplazar por un ciclo lectivo más el inicio de la primer cohorte de alumnos alcanzados, es decir, que recién en el 2015, los alumnos que arranquen en ese año, su etapa de alumnos secundarios en esta escuela, tendrán la nueva cu-rrícula, etcétera, etcétera”. Agregó: “al único de ustedes que vi en las reuniones que la escuela realizó de acuerdo a la normativa fijada para este acontecimiento extraordinario, fue –y me señala con la mano- el señor P., el resto no apareció vaya uno a saber por qué”.

Continuó con una frase clave: “es inadmisible la medida que quieren implementar, por todo lo anteriormente expuesto y por lo sabido públicamente”. Se puso firme, y pude notar que estaba muy apesadumbrada porque ella tenía experiencia, y sabía cómo se maneja la juventud.

19 Compuesto por rectora, vicerrectora, secretaria y jefa de preceptores.

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Sabía que iba a pasar lo que pasaría a posteriori. Esa pesadumbre era enojo e impotencia además. Los profesores también tuvieron su momento de oratoria; y yo fui el único representante del alumnado al que se le permitió el uso de la palabra. Dije que “no seamos un objeto en una lucha de ‘intereses políticos externos’” por los usos que medios de prensa y política hacían en aquel enton-ces de las tomas que ya se estaban realizando en algunas escuelas medias.

La asamblea sería al día siguiente, en medio de esa parafernalia que sería la celebración por la víspera del día del equinoccio de primavera.

Salí preocupado de esa reunión. Me quedé meditabundo esa noche. Ya tenía una decisión tomada pero no sabía lo que iba a pasar ese viernes en la escuela, porque yo faltaría e iría a verlo a Santiago, mi psicoanalista.

[…] Media tarde del viernes 20 de septiembre, el sol estaba dando algunos rayos todavía, y me

dirijo hasta Corrientes y Acevedo, en Villa Crespo. Me tomo el colectivo 1920 desde mi casa. Me acompañaba mi padre. Santiago estaba en las “antípodas” ideológicas mías. Él era kirchnerista, y yo, un férreo opositor al “modelo”; pero hacíamos buen feeling, interesantes contrapuntos, y me di cuenta de que no se debe llegar al extremismo, que puede haber “grises” o, “color” inclusive.

Le conté todo lo que me había acontecido esa semana, en particular lo del martes y lo del día anterior.

Me regaló un libro, “De la Guerra” de Karl Von Clausewitz; que a él le había servido co-mo guía para entender a la política, argumentando él, que muchos, leyeron a Von Clausewitz y aplicaron sus conceptos para desenvolverse en ese ámbito.

Escribió una dedicatoria, en una de esas hojas en blanco al principio de la mayoría de los libros:

“Leo: Espero este libro pueda servirte de herramienta en tu accionar para hacer de este mundo un lugar mejor.

Santiago”

La sesión fue la más extendida de todo el tiempo en que estuve tratado con él. Alrededor de dos horas duró, y sirvió.

[…] Yo, en aquel entonces, redactaba un “pasquín” semanal, titulado “El Optimista”. En él da-

ba mi visión de las cosas. Había empezado en mayo de 2012. Tenía una espalda aceptable y sola-mente dos “lectores” (entre comillas porque en realidad no sé si lo leían).

El mensaje del número 46 sería: “No a la toma (Respetemos las instancias de diálogo pre-existentes)” en letras grandes. Solo eso, en vez de una nota editorial, como solía hacer semana a semana.

Aquel lunes 23 de septiembre de 2013, las cosas tomarían otro cariz, más oscuro.

20 Línea del Grupo ERSA (Empresa Romero Sociedad Anónima, de origen correntino), que opera entre la Torre de Ader (en Carapachay, Partido de Vicente López, en el GBA Norte) y la Plaza de Miserere, en Capital Federal.

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V Clara omisión Corría el segundo módulo de ese lunes 23. La presidente del Centro, Belén, convoca a

una reunión de delegados: anuncia la toma del Comercial 8 en caso de que la asamblea vote a fa-vor. La asamblea se realizó de forma ilegal (sin el consentimiento del equipo de conducción, que debe autorizarlas) en el hall de “Humahuaca”. Se bajó a la mayoría de los cursos, repito, de forma ilegal, pero en un recreo. Actuaron con una impunidad nunca vista. Esther Franco (Vicerrectora) alertó por altoparlantes, pero se hizo caso omiso. La votación consistió de irse formando en dos filas, e ir contando quiénes estaban a favor, y quiénes se oponían, desalojando del hall primero a estos. Yo encabecé esa fila. Fue una hilera de 119 personas. Mientras, los que quedaron fueron 280.

En el tercer piso, armé la mochila y esperé órdenes para salir. No me bancaba la situa-ción. No la toleraba. Pero la toma era un hecho.

Caía de maduro lo que vendría con mi situación en la delegación después de la toma. El retorno a clases estaba estipulado para el viernes 27, y yo ya tenía pensado renunciar a ser delega-do de mi curso. El martes escribí una especie de carta de renuncia, luego la imprimí y le saque fotocopias, tantas como para todos mis compañeros:

Buenos Aires, Viernes 27 de Septiembre de 2013

De su máxima consideración (Sic)

Desde el viernes 15 de marzo del presente año, me desempeño como su delegado, representando a la mayoría que “a viva voz” me

escogió como tal. Durante este año, he tratado de que sus reclamos lleguen a donde tuviesen que llegar (en mayor o menor medida,

dentro de lo posible). Hasta los episodios conocidos que tuvieron curso durante el mes de mayo […] les he llevado un pasquín donde

informaba de la situación del curso, donde se planteaban problemáticas nuestras, etc.

Me ha tocado cursar mi segunda parte del secundario en este bellísimo establecimiento educativo, con gente cálida en todos los

estratos de la misma. El Comercial 8 “Patricias Argentinas” fue el lugar que me contuvo –en muchos sentidos- luego de que

no pudiese continuar mis estudios en la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini” por esta no tener sistema de repitencia y yo,

llevarme seis materias a “Marzo” y mi imposibilidad de rendirlas todas a nivel académico y espiritual. Debía volver a cursar segundo

año, en otra escuela, totalmente distinta a la que yo me había planteado promocionar en un –ya- hipotético 5º año en el 2012.

Elegí el Comercial 8 por su disciplina, su cercanía con mi domicilio y por ser también una escuela de comercio. Llegué un 10 de

marzo de 2010, dos años exactos luego de mi arribo a la escuela media. Estábamos en Guardia Vieja, mi aula tenía vista a la –

por entonces- obra en construcción del edificio que hoy nos alberga. Todo me parecía diferente. Durante los primeros días fui cono-

ciendo gente maravillosa. En el pasado había tenido aspiraciones a delegado de mi curso, pero aquí y en ese momento; pasaban a un

segundo o tercer plano.

Estaba en 2º 5ª y las alumnas Catalina […] y Belén […] habían sido elegidas para representar al curso –como delegada y

subdelegada respectivamente- ante el “Consejo de Delegados”, órgano representativo estudiantil de aquella época. En medio de

todo eso, estalla la “revuelta” contra Fernández Masson (a la sazón, Rector del establecimiento) por la decisión de cambiar a los

preceptores, de curso. Yo, como simple alumno, y convencido de tal acto, no me sumé a la manifestación de bajar abajo al patio vía

escalera de emergencia para pedir la “marcha atrás” con la medida, cosa que realmente pasó. Fue la génesis de lo que hoy es el

Centro de Estudiantes.

Eran momentos tensos ya con Albarracín como Rectora, en tiempos donde era imperiosa la mudanza a Humahuaca. Se decide tomar

el edificio en conjunto con el Normal 7 y el Comercial 25. El resultado de eso está acá a la vista, más no se puede agregar. Yo me

volví a oponer, siendo –creo- el único alumno que no firmó estar a favor de la toma en aquel entonces. Mucho menos participé de

tal.

Ya en 2011 y en Humahuaca, yo en tercer año, decidí pre candidatearme para delegado, cosa que no hice al final por problemas de

salud. Mientras el Centro de Estudiantes se iba formando, con una importante participación de las arriba mencionadas, aunque la

primera [Catalina] se cambiaría de escuela por ser madre, a mitad del ciclo lectivo 2011.

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Rindo las materias libres y comienzo un proceso de cautela ante la situación “pseudopolítica” del Centro. Cero participación en todo.

Me enfoco en llegar a alcanzar mi sueño de ser abanderado al final de ese 2012. Cosa que logro, y que le estaré agradecido siempre

a la vida de que haya pasado.

Y aquí estamos. 2013, 5º año. Momentos claves luego de dos conducciones del mismo signo partidario –si se podría decir. Decido

involucrarme porque era un sueño muy arraigado mío. Y se me daba en ocasión magnífica. Yo estaba en 5º 3ª al momento de candi-

datearme y allí es donde ganó con el voto popular. Ese mismo día, me cambian a 5º 2ª y sin candidatos propios en esta división, me

proclaman, como dije en mi primer párrafo, “a viva voz”.

Las elecciones para renovar el Centro serían en poco tiempo y en el curso había una clara tendencia a una lista, la cual no salió

favorecida con el voto popular de todo el alumnado del “Patricias Argentinas”. Yo, desde luego, no diré mi voto pero sabrán y deben

darse cuenta por múltiples manifestaciones de que así fue; apoyé implícitamente a una lista en particular.

Desde el principio de la Gestión Belén – Johanna - Yésica, vislumbré que la situación que aconteció durante este último

tiempo iba a pasar. Sabía que no iban a venir a las reuniones de las “Jornadas NES”, sabía que los torneos iban a ser un papelón

en cuanto a la organización de los mismos (esto último no lo puedo corroborar, solo son dichos de conocidos que asistieron a los

mismos), sabía que si estallaba un mediatizado “efecto dominó” de tomas, estos iban a incitar una aquí (que fue lo que pasó).

De esto último, ¿saben por qué? Simple: no oyeron o no supieron cómo oír a las oportunidades que las instituciones democráticas –

tal es el caso de la Escuela Comercial 8- le daban (y nos daban) para allí informarse y canalizar sus reclamos. Entonces, junto a la

maquinaria de “vagos” que se potencian en la escuela, quisieron hacerse oír –valga la redundancia- mediante una medida que carece

de legalidad formalmente hablando. Como lo he dicho: en cualquier parte del mundo civilizado tomar un establecimiento público –

ya sea escuelas, hospitales, comisarías, dependencias gubernamentales, juzgados, etc.- es un delito que se llega a pagar incluso con

la cárcel, pero allá. Acá somos Argentina, y tomando el ejemplo de Luis D’Elia, dirigente piquetero negador del Holocausto, de

tomar él una comisaría y luego de un largo proceso judicial, salir ileso y caminar por la calle “como pancho por su casa”, bancado

por el Gobierno; los jóvenes, argumentando que son inimputables y que están “en proceso de aprendizaje” toman escuelas serial-

mente. Y yo no puede ser cómplice de tal atrocidad. Mis padres me enseñaron los valores de la democracia y de escuchar al otro en

forma pacífica. Y me dijeron, me inculcaron que hay que respetar la ley y las instituciones de la patria pese a quién esté en el go-

bierno, nos guste o no.

Ninguno de mis colegas alumnos participaron de las Jornadas NES durante Julio […], Agosto y Septiembre. Solo yo, firme, “al

pie del cañón” que hasta en la última Jornada me hicieron firmar el libro de entradas, cosa que no debería ser normal en ese tipo de

acontecimientos. Con tal de que ustedes disfruten de un día alejado de la rutina, yo me “sacrifico” al “molestar” a los profesores y

autoridades de la escuela con mi sola presencia. Pero ellos no me lo manifiestan porque o la molestia no ocurre o por respeto no me lo

comunican.

En las reuniones de delegados (he participado de cuantas he podido) pude ver que con esta gestión mucho no se puede avanzar.

Han sido monólogos tras monólogos prácticamente, con casi nula participación de los interrogantes de mis colegas delegados (quizás

por miedo, temor o timidez no lo hacen). Antes de la toma, el día Jueves 19 de septiembre tuvimos una reunión con la Rectora

Pereyra donde ella estuvo muy dura, creo que como nunca antes yo la he visto, con todos los presentes. Implícitamente está-

bamos avalando una toma y con todo lo que ello implica.

Ahora que está empezando a pasar el vendaval, no tengo por qué aguantarme reprimendas cuando he manifestado públicamente mi

opinión en contra de la toma, no debo exponerme a tales cosas, por mi salud […], ya que no me siento capacitado.

Para este final de ciclo lectivo y de cursada de secundaria me he puesto con un claro objetivo: ser el que le dé a la Rectora la Ban-

dera de Ceremonia Nacional para que se la entregue al mejor promedio de 4º año de este ciclo lectivo; tal Albarracín lo hiciera

con Simón […] y con quien les manda esta epístola.

No me siento con autoridad moral para enfrentarme a ustedes como “bajante de línea” del Centro de Estudiantes, con cual no he

compartido casi nada de sus políticas, como tampoco avalé varias de sus estrategias de campaña.

Siento que mi tarea no pudo ser completada, esa tarea de hacer un curso homogéneo y eficaz a la hora de entablar una relación seria

entre nosotros y el profesorado. Pero no puedo seguir siendo, como lo dije más atrás, cómplice de una asociación de personas que, casi

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sin querer, quiero creer, buscaron una forma de desprestigiar a la institución que yo más aprecio en la vida como es mi escuela

secundaria que me contuvo en los momentos más difíciles de mi historia personal; y que me duele verla así.

Por estas razones, presento mi renuncia indeclinable como Delegado de 5º 2ª 2013 del Comercial 8. Y hago una llama-

da al alumnado a aceptarla. Por el bien de todos nosotros quiero que tomen conciencia sobre mi sucesor o sucesora. Ante cualquier

cosa, pueden solicitarme asesoramiento, acotado, pero asesoramiento al fin.

Espero que tomen este gesto de la mejor forma posible. Sé que es un momento difícil y estos días de toma fueron fructíferos para un

replanteo de mis objetivos. Seguiré peleando por los problemas que los acarrean pero desde un lugar distinto.

Que la fuerza nos acompañe, los saluda atentamente

Leandro […]

DNI […]

Delegado de 5º 2ª Comercial 8

Periodo 15/3 – 26/9 2013

Mientras, me iba preparando para el segundo taller del “Eco Debate Joven”. Habían hecho un grupo en Facebook de las tres comunas. Allí iban publicando cosas de interés. El 26 de sep-tiembre postean las ideas que fuimos tirando. Estaba la mía, pero me olvidé de leer (esto obvia-mente me di cuenta mucho tiempo después) un apartado al inicio del texto:

Importante: Para elegir tus ideas, tené en cuenta que las mismas deben poder:

[…]

Replicarse en diversos lugares y beneficiar a un gran número de gente

Concretarse en un corto plazo pero con perdurabilidad en el tiempo (aclaración: no podrán considerarse las

ideas que impliquen cambio en la legislación, como reducción/aumento de impuestos, prohibiciones, etc).

Con esa omisión voy con todas las pilas al segundo taller, pero ese viernes 27 volvía a la escuela.

El panorama era extraído de “La Divina Comedia”. La escuela seguiría tomada hasta, mí-nimo el martes 1° de octubre. Volvería ese martes, para el cual había sacado un duro editorial de “El Optimista”.

Pero no se iba a volver a clases tampoco ese día. En la entrada de Corrientes, me la cruzo a la rectora, que salía de dar clases a la mañana (donde funciona el Normal 7, que seguía con las clases de forma normal); y me dice: “La escuela sigue tomada ‘chiqui’, no se sabe hasta cuándo, ahora me voy al predio [donde se hace Educación Física, en Sarmiento y Medrano] a reunirme con algunos docentes”. Agregó que “había muchos chicos que se oponían a la toma, ahí adentro”. Para ese entonces me preguntaba quiénes serían esos.

Volviendo al viernes, me tocaba la sesión con Santiago y le leo la carta de renuncia. Me dice “¿por qué me iba a ir de un lugar del cuál nadie me estaba echando?”, me refriega la idea de “no hacer nada, con el poder que yo tenía, para cambiar las cosas; como convocar a chicos que estuviesen en contra de la toma para levantarla”.

El miércoles 2 de octubre, llegaría un baldazo de agua fría más.

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VI Una de Fito Paéz

No pude dormir mucho aquella noche, mi perrita empezaría a despedirse de mí, haciendo algo que nunca había hecho, que era dormir en mi cama, a mi lado. Nos sacamos el gusto juntos (nada zoofílico, obviamente).

Pero de a poco, me iría adentrando en el día. La misma rutina que aquel 17 de septiem-bre, pero con más precaución respecto al manejo del tiempo.

Volví a ser uno de los primeros en entrar. Me senté en un cantero, y empecé a hablar con Kevin, un pibe que tenía un bombo bajo el brazo. Luego llegarían Cristhian, Guillermo, Jeremías, Candela, Ivana y Laura; los que estábamos en años más “superiores”.

Les conté que mi escuela estaba tomada, Jeremías me contó que en su escuela (justamente el “Carlos Pellegrini”) había terminado la semana anterior.

Laura ya me empezaba a levantar admiración. Ese cabello, ese cutis. La hacía perfecta. Con su cartera de “Félix”, y su bufanda de “Harry Potter” que se hacía su insignia entre nosotros; cautivaba.

Estuve pegado a ella durante los ejercicios de Lucas, y después nos separamos, indefecti-blemente. A mí me interesaba la temática de “movilidad” y a ella, la de “energía”.

Nos juntamos con Rodrigo, el facilitador de mi área. Y vimos las propuestas que seleccio-naron. Claramente no estaba la mía. Estaba acabado. Terminamos eligiendo una propuesta sobre una “maratón” de bicicletas y afines. El proyecto se denominó “A rodar mi amor”.

Los primeros que pasaron a explayar su idea frente a todos fueron mis colegas de “movili-dad”. Luego pasaron Kevin, Laura, y todo ese grupo, a hablar sobre “Prohibido No Generar” que pretendía usar el Parque de la Ciudad como un gran centro de concientización medioambiental. Y a Laura le tocó la parte (o la tajada) de introducir, en el plan; un proyecto de cortos sobre el me-dio ambiente, etcétera, etcétera. Todo muy lindo, muy bello, realmente.

Era más que obvio que ella iba a una escuela con orientación audiovisual, la “Cortázar” del barrio de Flores. Ella lo explayaría luego, en algún momento de la historia.

Luego del mediodía, vinieron de APrA (Agencia de Protección Ambiental) y los cuatro proyectos (hubo otros dos) fueron bien vistos por los tres expertos que asistieron.

Se cerraba otra jornada que iba marcando la pauta. Como siempre, el “4, 3, 2, 1, 0” para culminar.

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VII Señal Contemporánea

Para la fiesta de egresados de mis compañeros, organicé una “contrafiesta” por radio onli-ne (que su nombre era “Señal Contemporánea”, la cual salía esporádicamente desde febrero, cuando fundé el “Grupo Aurora” que aglutinaba a mis “medios”, con el cual me sentía un Rupert Murdoch nanométrico) denominada “Fiesta Conmigo” (que tendría como cortina “Pizza Conmigo” de Alfredo Casero), que no corría paralelamente a la fiesta, sino que solo se solapaba su comienzo con mi final.

En los días de toma, los organizadores aprovecharon ese estado en la escuela, para hacer carteles, cotillón, etc. Eran los que apuntaba Pereyra.

Finalmente el martes 8 de octubre volvimos a la escuela a estudiar. La primer hora estuvo dedicada a leer, motivado por mis compañeros que querían seguir “de joda”, la carta de renuncia que la había repartido al principio del día.

Fui “despedido” de mis funciones con honores, con aplausos encendidos de mis compañe-ros.

No tenía muchas ganas de ir al tercer taller del “Eco Debate” pero había alguien que me empujaba: Laura. Ese encanto de persona, esa belleza innata, inteligente además. Mi mente me decía de ir, por ella. Y porque habría más cosas buenas, mejores quizás.

En el “Ocho”, el tiempo pasaba y las evaluaciones se aglutinaban. Mis compañeros estaban en otra, la fiesta sería en poco tiempo; y los esfuerzos de mis compañeros eran únicamente usados para tal acontecimiento.

Puse un montón de artilugios y artimañas para no ir a la fiesta, Johanna (que estaba súper “cebada” con el asunto, además de que fue a Bariloche y bla bla bla…) me recriminó por la “Fiesta Conmigo”, que “no podía hacerle eso”, que esto, que lo otro. Yo la ignoré, como traté de hacerlo siempre. Yo estaba pensando en tres cosas más importantes: la “Fiesta Conmigo”, el tercer taller (donde vería a Laura) y la inscripción al CBC 2014 para la carrera de Geografía que pensaba se-guir, luego de egresar de la escuela media. Johanna quizás agrandaba las cosas, porque mi convo-catoria era muchísimo menor y sin cabida en nadie. La hacía por principios. Sabía que no la iba a escuchar nadie, pero yo la hacía igual; con tal de mantenerme ocupado esa noche sin culpa alguna.

Llegó ese viernes 18 de octubre, y el día en el colegio fue súper agitado. No por mí, sino por el resto. De lo único que se hablaba era de la fiesta. Sería en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, en la discoteca “Sirakus”; lugar que le proporcionó “Upgrade”, la empresa de viajes de egre-

sados de los Cirigliano, los dueños de TBA y del Grupo Plaza (del que hablé algo en la nota 10), los que se robaron el dinero de los subsidios con los que tenían que mejorar los trenes, que a la pos-tre, matarían. Esa empresa había llevado a los cinco chicos de los tres quintos a Bariloche. Las cintas verdes circularon por media escuela desde que se reanudaron las clases, luego de la toma. Yo me hice el tiempo para abrirme una cuenta de Instagram en la cual iría subiendo fotos relativas a la “Fiesta Conmigo”. La primera la hice desde la escuela. Fue una toma del pizarrón, en el que escribí una especie de publicidad, con hashtag como los que se usan en esa red social.

La temática de los disfraces sería “novios y novias”. Yo me fui para mi casa, no tuve psicó-logo es día (lo había tenido el jueves, día anterior). Santiago también me insistió.

Ya en casa, me baño, ceno y ya estaba frente a la notebook. También prendí la “Conectar Igualdad” para escucharme. Mientras, sacaba fotos para el Instagram.

Abrí con mi propia previa al “plato fuerte”, y este arrancó con la durísima siguiente edito-rial:

Editorial #FiestaConmigo

Hoy es un día en que triunfará la inmoralidad. La fiesta de egresados del Comercial 8 que se hará en Ramos

Mejía (mirá que lugar eligieron) mostrará lo peor de mis colegas alumnos de 5º año de la susodicha.

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Los modos en que se dirigieron desde el año pasado por parte de un minúsculo grupo de chicas de 4º año 2012

y 5º 2013; fueron intolerables para mí desde un principio. Desde ya que queda más que claro mi oposición al despilfarro

de dinero que hicieron para tal cometido.

Mis experiencias en la vida me dieron valentía para hacer cosas que, quizás, no debí hacer; pero las hice.

Repito: hoy se mostrará lo peor de la raza humana. Es más, se mostrará el nivel de deformación que se le dio a

la celebración como tal. Pecaminosidad por doquier no es mi estilo señores.

Lo peor de todo es que se utilizaron valiosos tiempos de clase para organizar papelería y medios para la fiesta

de esta noche.

Nos hemos convertidos en la lacra de la sociedad […]. Así y a este nivel, raramente terminen la secundaria en

el menor tiempo posible. Los trabajos mejor pagos se alejarán de ustedes despavoridos.

Hubo muchas cosas que no me gustaron de la organización de la fiesta en “Sirakus” de esta madrugada. Prime-

ro se quería excluir, luego incluir, que sí, que no.

No hubo organización y hasta estos momentos se dudan de poner en práctica ciertas cosas que se tenían pla-

neadas.

Reaccione mi querida juventud, por suerte o por desgracia, generación. Tenemos todas las herramientas para

cambiar el mundo pero las usamos para destruir el nuestro y dar una mala imagen.

Espero que reaccionemos para el resto de nuestras vidas y que este acontecimiento quede solo como un trago

amargo en sus vidas.

O eso espero….

Los acontecimientos que se vendrían hasta el final de esta historia, me hacen ver qué erra-do estuve.

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VIII El futuro Licenciado en Geografía

Entre el segundo y el tercer taller (y un poco más adelante también), en mi Facebook; agregué a varios colegas del grupo: Kevin, Laura (que tenía de imagen de perfil, una foto de ella, editada con algún programa de esos que vienen en las netbooks, dando un toque de arte; mostrán-dole solo la cabeza y guiñando un ojo, muy sexy digamos la verdad), Candela, Vanina, Jeremías, Ivana, Florencia.

Aquel martes 22 de octubre, ya salgo mucho más precavido respecto al tiempo, llego bien a la Bermejo.

Desayunito y a charlar con el grupito. Laura había olvidado su credencial pero dijo que “ya todos saben que con la bufanda, soy yo”. Así de la nada, sale el tema de las banderas de ceremo-nias. Yo dije que “me habían prorrogado un trimestre más el derecho a portarla” y le pregunto a Laura, si ella era la abanderada de la “Cortázar”. “Por todo el año” atinó a responder.

Y un tópico, el que siguió a lo de las banderas, fue que la abanderada de la “Cortázar” es-taba repartiendo entradas para su fiesta de egresados, que era esa misma noche, en el partido bo-naerense de San Martín, en una casa quinta. Además de que estaba preocupada por el disfraz que iba a ponerse. Todas sus compañeras, según la organización; irían de “Mujer Maravilla”. Al pasar dijo:

-Tengo una tía que es actriz y que puede prestarme ropa. Pero no sé si ir así [de “guerrera amazónica”].

Yo le dije que “es buena esa idea [la de que las mujeres vayan de súper heroínas]” y le con-té mi situación del viernes que había pasado.

Me di cuenta del error casi de inmediato. Si la abanderada de una escuela como la “Julio Cortázar” iba a ir a su fiesta de egresados (aunque con alguna reticencia), yo “quedé en un off-side mayúsculo” con lo de la “contrafiesta”.

Ahí terminé de enamorarme. Empezaba el “pegoteo”. […] El taller en sí empezó con el pulido final del proyecto de la bicicleteada. Hice el recorrido

del “objetivo de mínima” en un croquis, y Rodrigo me trae un plano de la ciudad. “¿Te animás a hacerlo acá, que es mejor?” Con un fibrón negro, marqué las Barrancas de Belgrano, como largada simbólica, Libertador, Bosques de Palermo, Plaza Italia, Las Heras, Callao, Corrientes y punto final en el Monumento a la Fundación de Buenos Aires (Obelisco).

Para el “objetivo de máxima”, serían dos recorridos que acabarían uniéndose en el Parque del Centenario, en pleno centro geográfico de Capital. El Sector Norte arrancaba en el Planetario, Plaza Italia, Las Heras, Coronel Díaz, Honduras, Medrano, Córdoba, Estado de Israel, Ángel Gallardo, Patricias Argentinas, hasta el mencionado. El Sector Sur iniciaría en el Parque Indoame-ricano, Fernández de la Cruz, Perito Moreno, Sáenz, Almafuerte, Caseros, Parque Patricios, Ca-seros, Boedo, Belgrano, Castro Barros, Díaz Vélez hasta el susodicho. Los marqué con un marca-dor rojo.

Todos mis compañeros me vieron azorados cómo me manejaba con el plano. Me pregun-taron y yo les respondí:

-Siempre me apasionó la Geografía. Es más, voy a empezar el año que viene [2014] la li-cenciatura en la UBA.

Luego de la presentación en PowerPoint que hicimos en una MacBook Air (la primera y única vez que usaría una), pasaron Jeremías y Candela a explicar cómo había quedado todo.

Pasado el almuerzo, se vendría la clase de oratoria, que nos serviría para el Eco Debate del sábado 9 de noviembre. Vimos algunas diapositivas, y nos juntamos en grupos. Yo seguía pe-gado a Laura. Tanto, incluso que fuimos al mismo grupo de sillas, tipo ronda, con Sol, la facilita-

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dora que fue al Comercial 8. En esa ronda estaba Jeremías, Candela, Kevin, Laura y yo; junto a la mencionada Sol; y había que describir lo que era el Eco Debate con nuestras palabras en un minu-to, y luego el resto iba analizando en base a lo que escucho del colega, y lo que aprendió en la clase previa.

De Laura saqué que explayaba bien sus conceptos. Ella de mí, que usaba la gesticulación como una gran herramienta.

Luego de la ronda, nos mostraron algunos videos de “TEx Rio de la Plata”, y nos despe-dimos con el clásico “4, 3, 2, 1, 0”. Nos anunciaron que el Eco Debate del 9 de noviembre sería en el “Lengüitas”21, y les dimos las credenciales, para que nos las devuelvan ese día, allá.

[…] Ya era miércoles 23 y era el primer día de inscripciones del CBC de la UBA para ingresan-

tes 2014 con la inicial de mi apellido. Puse el despertador a las 6:50, pensé que sería tiempo justo. Pero me levanté casi una ho-

ra más tarde. Desayuné junto a mi padre unos mates y fui para Ramos Mejía al 800, en la sede que quedaba en la misma cuadra que, hasta el 2005, estuvo la casa de mi abuela, a la que iba seguido en mi niñez, y que fue demolida para que se levantase un edificio.

Llego 8:45 y el guardia de seguridad me dice que no podía pasar hasta las 9:00. Y al en-trar, paso a la secretaría, que está apenas uno entra.

Me atendió un hombre de avanzada edad, me dio para llenar dos planillas idénticas, que debía llenar con la misma información ambas.

Yo tenía ya la idea de seguir “Licenciatura en Geografía” en la UBA y por eso fui. Sabía que era el comienzo del fin. Todo lo que había construido en años del “Comercial 8”, al cabo de unos meses, no estaría más en mi vida. Tenía que gozar lo más que podía de lo que me quedaba. Sabía que era poco, entendía que era limitado. Pero se vendrían cosas trascendentales para el ma-ñana.

[…] Y finalmente, el sábado 26 de octubre del 2013, con 12 años de edad, mi perrita “Manchi-

ta” habría de morir, dejando un gran vacío en nuestras vidas. Me puse a llorar, inexorablemente. Me acompañó durante lindos y no tan lindos momentos. Murió en brazos de mi padre, el hombre que la trajo de la plaza donde nació.

[…] Inmerso en el dolor, ese domingo 27 de octubre de 2013 debía votar en las elecciones ge-

nerales de mitad de término en Argentina. En la Ciudad de Buenos Aires se elegían diputados nacionales, senadores nacionales y legisladores metropolitanos. Elegí, como en las PASO (mi pri-mera elección en la vida ciudadana), en senadores, a “Pino” Solanas, pero no así en diputados, que voté en blanco, mientras que en Agosto voté a “Lilita” Carrió. Para la legislatura porteña (en ese entonces no había primarias para esa “parte” de la boleta) voté a una “lista corta”, al Partido de la Red, que proponía que la gente vía Internet guíe el voto de los legisladores de su potencial banca-da. Con el slogan de “hackear la política”, sacaron 21368 votos, colocándose como la primera “lista corta” que no pudo poner una persona de su partido en la Legislatura (la primera de las “cor-tas” puso dos diputados, “Confianza Pública” de Graciela Ocaña). Sacaron el 1,16% de los votos. En mi mesa, otras tres personas la eligieron.

21 Nombre coloquial de la “Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas ‘Sofía Esther Broquen de Spangenberg’”, ubi-cada en Juncal 3251, en el barrio porteño de Palermo, atrás del Parque Las Heras.

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Mientras, me iba preparando para el gran sábado que se venía.

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IX Google Maps Previamente al encuentro en el “Broquen”, los que éramos parte del proyecto “A rodar mi

amor” hicimos varios grupos en Facebook y agregamos como amigo a Rodrigo, que en esa red social se hacía llamar Vicente. Él iba coordinando todo.

El grupo no era tan ducho con el asunto de organizar la presentación y esas cosas. El miércoles 6 de noviembre recibo, en uno de esos grupos, un mensaje, etiquetándome

en un comentario; de Rodrigo, pidiéndome si podía colaborar con la “digitalización” de los mapas.

Vicente […] Leo […] te copas copas con armar el mapa del recorrido?

5 de noviembre de 2013 a la(s) 22:40

Lo hago un poco apurado, porque a la tarde debía ir a la escuela; y tenía 12 horas de atra-so la recepción del mensaje de parte mía. Lo hago en la plataforma de “Google Maps” y se lo envío por otro grupo. Llegó igual y a las 12 del mediodía de aquel miércoles, se adheriría al PowerPoint que se iba a presentar en el “Lengüitas”.

[…] El jueves 7 de noviembre sería mi última Jornada NES como alumno. Aunque no seguía

siendo delegado, me siguió interesando el tema de la implementación de los cambios en la escuela media.

Se volvió al sistema previo a la toma, en el que no era de participación obligatoria (o sea, con toma de asistencia) como lo fue en Octubre (más que nada, a modo de “correctivo”, palabra muy usada en aquellos tiempos22). Y volví a ser el único, ésta vez; por última ocasión.

Ya sabía que Belén, en una de sus primeras medidas como presidente del Centro; decidió que el mismo no participe de este tipo de eventos “como forma de protestar ante las medidas de cambio en la currícula”. Lo comunicó en la reunión de Octubre, donde nos habían juntado a 5° 2ª y 5° 3ª para debatir.

Vino la supervisora del área a la cual pertenecía la escuela; y yo volví a estar con los profe-sores de “las materias de Ciencias Sociales”.

Hubo reproches de la rectora Pereyra hacia la supervisora por los contenidos curriculares de “Historia” en el Normal 7, que al próximo año (el 2014) empezaría la implementación de la NES.

Mientras tanto, los organizadores del Eco Debate llamaban a los grupos a ir a las oficinas centrales de su asociación, aquel día, a terminar los proyectos.

En la virtualidad, al menos, empezaba a admirar los encantos de Laura. Y veía un video junto a su compañero en “Prohibido No Generar”, Kevin. Una calle de casas bajas, cruzando ella; encontrándose con él. No es que me generare envidia, me llamaba la atención (algo más de lo que debería llamarme) el buen feeling que tenían ambos, algo habrían de estar tramando, quizás para el Lengüitas.

22 La palabra “correctivo” se popularizó momentáneamente en medio de la campaña electoral de octubre de 2013, cuando el candidato del “Frente para la Victoria” (partido gobernante a nivel nacional) a Diputado, intentando repre-sentar a la Ciudad de Buenos Aires; Juan Cabandié (hijo de “desaparecidos” durante el “Proceso de Reorganización Nacional”) fue filmado diciéndole esa palabra a un tal “Martín” (que se terminó descubriendo que ese tal “Martín” era el candidato a Diputado por la provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, Martín Insaurralde) en un llamado que fue filmado en una cámara oculta en un puesto policial, cuando Cabandié fue parado y encontrado sin los papeles del seguro. La frase completa que se puede apreciar en el video difundido por redes sociales fue: “…Avisale a Martín… para que le dé un correctivo… porque es una desubicadita…”. La “desubicadita” era una agente de tránsi-to del Municipio de Lomas de Zamora, donde gobernaba Insaurralde.

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Por Facebook se anunció con bombos y platillos, el acontecimiento con un “evento” en esa red social. El lema escogido fue “Cambiar el mundo puede ser una fiesta”.

La vida guardaba algo mejor para aquel sábado.

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X La fiesta del cambio

Primera Parte: Los primeros… conocen el backstage

En los papeles, al principio, en los albores de este proyecto; el Eco Debate23 no tenía lu-gar de realización. Sí se sabía que sería el sábado 9 de noviembre, y había un horario planeado: de 9 a 18 horas.

En el último taller, en cada una de las cinco sedes24, se realizó al final de la jornada; una encuesta para decidir el horario definitivo para la realización del evento principal. Las opciones eran “desde las 9 hasta las 17” y “desde las 10 hasta las 18”. Triunfó la segunda opción.

Y lo fueron avisando por Facebook, como casi todo en el programa. […] Siete de la mañana y sonaba la alarma de mi reloj de pulsera. La jornada arrancaba tem-

prano. A diferencia de los tres talleres, iría con una remera gris y un jean; dejando el jogging

porque creía que no habría actividades que requieran de destreza con facilidad textil. Un desayunito “apto”, aseo, vestimenta, preparación final del morral de “Escuelas” y salida

hacia Palermo. El 160 vendría rápido. La parada la tenía en la cuadra en la que vivía. Me subo en Colom-

bres altura Rivadavia para bajar en Aráoz antes de llegar a Juncal. Tardo aproximadamente 20 minutos. Salí 8:15 y llego 8:45 a la parada de bajada.

Recorrer esas dos cuadras y cruzar el “peligroso” (según un cartel allí que indica eso) cru-ce de Juncal y Salguero me tomó un poquito más de cinco minutos.

Llegué al Lengüitas y lo primero que hago, es presentarme en mesa de entradas. Allí Hei-di y Paz estaban ocupándose del tema de recepción.

En contraposición a lo que habían planteado en el último taller; me dan para llenar una nueva credencial. Vuelvo a poner “Leo” en tal, con un fibrón azul y me vuelven a poner el famoso “7” pero con el mismo elemento de escritura. El distintivo era un sticker verde, que por ese mo-mento no entendía bien su utilidad.

En la mesa vi también stickers naranjas, amarillos, rojos y azules. Mi cabeza se estaba ar-mando una idea.

Luego de dar el presente, me dicen: “Felicitaciones. Sos el primero. Seguí las grullas, que ahí va a empezar todo”.

Yo tenía un mal recuerdo con ese tipo de origami pero tenía que seguirlas, por las escale-ras. Estaban atadas a una “totora”25 y por un momento, me perdí, y no sabía a dónde continuaba tal hilo.

Pude encontrar el camino. Y llegué al segundo piso. Estaban preparando las aulas donde íbamos a deliberar a posteriori.

Desayunito y preparándome para el gran día. En las ventanas sobre arriba de las puertas de acceso a las aulas (estas aulas daban a un pa-

lier, que serviría para hacer la primera actividad) iban pegando números recortados de cartulinas de colores azul, verde, naranja, amarilla y roja.

23 Durante este capítulo, denominaré “Eco Debate” al evento que ocurrió el sábado 9 de noviembre de 2013 en la Escuela ‘Sofía Broquen de Spangenberg’, evitando llamar así al proyecto en rasgos generales. 24 A saber: Comunas 1-4 (Microcentro - Sur): Sede Güemes. Comunas 3-5-7 (Centro Geográfico): Sede Bermejo. Comunas 6-8 (Caballito – Sudoeste): Sede Huergo. Comunas: 9-10-11 (Oeste): Sede Devoto. Comunas 12-13-15 (Noroeste): Sede Brown. Las comunas 2 y 14 fueron “prueba piloto”. 25 Denominación que se le daba en el proyecto a una especie de hilo grueso, que es más grueso y elástico que los comunes, es decir, los de estambre.

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Mi interés por llegar temprano iba más allá de mi costumbre: en Facebook se dijo (por parte de la organización) que los primeros 80 participantes iban a ser parte de la creación de ins-trumentos musicales hechos con materiales reciclados, de parte de “Hacelo Sonar”, un grupo que se dedicaba justamente a eso.

Recién cuarenta minutos después, llegaría el segundo participante. Yo era medio reticente a entablar nuevos vínculos, bastante porque le temo al rechazo.

Laura y Kevin llegaban juntos y los saludo. Y nos fuimos acercando cerca del aula que de-cía “3 5 y 7” en color verde. Ellos sí tenían su credencial “original”, también con el sticker.

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Segunda Parte: Chiflando un voto desde el amor

Diez y diez de la mañana y el palier estaba lleno. En el medio de la ronda que fuimos ar-mando, en la que yo estaba al lado de Laura; pusieron una tela plástica con el logotipo de “Hacelo Sonar”. Empezó hablando Agustín y luego les pasó la palabra a los “lutieres de la basura” que nos fueron pasando los elementos para armar una especie de flauta. Obviamente no se podía distinguir quiénes habíamos llegado temprano. Así que todos nos pusimos “manos a la obra”

Un globo cortado, un tubito, una banda elástica, un “anillo” de plástico. Eso era todo. Pe-ro había que armarlo.

De a poco se fue armando un sonido ensordecedor con las pruebas de si estaban bien los instrumentos caseros.

A Laura le salió bien. A mí también. Y nos fuimos tocando el “chiche” nuevo, como to-dos. Aunque a mí, me parecía muy extraño. Por esa inexperiencia, quizás habré molestado, por-que no cortaba tan rápido como desearía el resto.

Al entrar al aula, la del medio de las tres que tenían vista al Parque Las Heras, me siento al lado de la puerta, como siempre traté de hacerlo. Una de mis tantas obsesiones era sentarme lo más cercano a la derecha del pizarrón de cada aula donde estudiaba o hacía algo similar, en este caso.

Al poco tiempo, nos reacomodaron por comunas (según el cartelito): los de la 3, a la de-recha del pizarrón, los de la 5, en el medio, y los de la 7, pegados al ventanal típico del estilo Bauhaus.

Ahí estaba lo bueno, estaba sentado junto a Laura y su adlátere Kevin. Había dicho que haberme puesto un “7” me iba a traer buenas cosas.

Y empezaron ellos con la primera diapositiva y presentación, la que correspondía a “Prohibido No Generar”.

Se pararon y empezaron una –literalmente- teatralización de la misma. Con un “ladrillo” hecho con una botella de “Villavicencio” lleno de basura, dígase papel, envolturas de caramelos, pilas (resalto este elemento por algo que explayaré luego); y otra botella vacía; iniciaron la expli-cación de su propuesta:

El centro del aula se transformó en un escenario. Laura se encuentra con Kevin en la calle. Ella se encontraba bebiendo agua de una botella. -¿Qué es de tu vida? –dice el caballero. -Acá, tirando –replica la señorita. El diálogo se interrumpe porque la dama tira la botella al suelo. -¡¿Qué haces?! –grita el pibe. -Terminé mi agua mineral –contesta la joven de cabello color naranja con un tono de resignación. -¿No ves que podés transformar eso (señala la botella vacía) en esto (y agarra el “ladrillo”)? -No sabía ¿cómo se hace? ¿Para qué sirve? Y empezaron a explicar más formalmente su proyecto, con un PowerPoint de apoyo. Ha-

bía que reconocer que se esmeraron para obtener el apoyo popular. En mí lo consiguieron. O por lo menos ella, solo con su cuerpo y ese amor no correspondido que estaba germinando en mi alma.

Eso era lo que estaban tramando juntos los días previos. Y les salió, como dicen en España “de puta madre”.

Sentado en uno de los tantos pupitres del aula, había un joven que ayudaba en “Eidos”, que cuestionó el uso de pilas dentro de los ladrillos por los obvios riesgos de las baterías y lo que tienen adentro, cuyas consecuencias para los chicos (porque se pretendía su uso en construir labe-rintos para niños en el Parque de la Ciudad) podrían ser de índole cancerígeno.

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Luego siguió el turno de “A Rodar Mi Amor”, grupo que ya no me movía un pelo. Yo continuaba “pegote” a Laura. Quizás le era molesto, no lo analicé en ese entonces.

Hubo problemas con la diapositiva porque la tenía Rodrigo en su pendrive, y fue medio liado pero por suerte (de ellos) llegó y se pudo hacer la presentación.

Los dos últimos turnos fueron de “Recisoname” (grupo de la temática “Basura”) que con-sistía en instalar juegos en plazas públicas con materiales reciclados; y “Verde Botella” (que se lee con tonada cordobesa) que eran chicas que se empeñaron en ver la forma de cómo mejorar la temática “Agua”; y lo hicieron con un programa de armado de macetas en escuelas para “frenar” al agua de las lluvias.

Llegó el momento de la votación: solo podía ganar un proyecto por comuna, y al ser cua-tro proyectos en el grupo y tres las susodichas de este grupo; un grupo no continuaría camino al futuro.

Nos apelmazamos en ronda con los pupitres los de la Comuna 7. Y la ronda empezaba en Laura, seguía en orden contra las agujas del reloj y terminaba en mí.

Había que elegir tres de los proyectos en orden de importancia y justificarlo. Yo elegí primero a “Prohibido No Generar”, segundo a “A Rodar Mi Amor” y tercero a “Verde Botella”. Yo lo justifiqué diciendo que era importante e interesante la envergadura del proyecto de Laura y Kevin.

Así quedó definido. El proyecto de la Comuna 7 sería “Prohibido No Generar”. Yo obviamente saqué mi voto, no del raciocinio que ameritaba la ocasión, sino del amor y

el respeto que sentía por Laura. La Comuna 3 eligió “Recisoname”; y la 5, “A Rodar Mi Amor”. […] No nos dejaron salir de las aulas hasta que iban terminando los demás grupos. Mientras

tanto, llenamos la misma encuesta que completamos el primer taller. Fueron un poco más laxos cuando se iba haciendo la hora del almuerzo, que ya nos habían

dicho que sería una “Pizza Party”. Salí al palier, y de ahí, a una especie de terraza. Ya había algunos. Uno, por ejemplo, se

estaba fumando un cigarrillo de marihuana, otro con un bombo. Me volví adentro, al palier y ya iba saliendo más gente.

Cuando salen todos del aula donde estaba, vuelvo a sacar el morral de “Escuelas”. Ya era hora de almorzar.

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Tercera Parte: De a dos porciones por variedad

Bajamos todos corriendo al patio del “Lengüitas” para el almuerzo. La razón de la corrida era que Agustín dijo: “el último va a lavar los platos”. Y nadie quería perderse nada.

La verdad es que ahí, en el patio, nos dieron un platito de plástico, mientras que para la bebida usamos la taza de “Escuelas”.

La pizza a la parrilla fue un manjar. Aquel día, si otro sería yo; se habría podrido de tanta. Pero de un nieto de italianos, no creo que este estado sea habitual.

Sirvieron la clásica mozzarella, un calzone, fugazzeta, con tomate, de verdura, con huevo (aunque a esta la tragué sin saborearla ni masticarla) y con jamón. Salvo el calzone (que vale la aclaración, es una masa rellena de queso y cebolla), el resto de los platos fueron de porciones de una pizza rectangular de 28 porciones. Y yo comí dos porciones de cada una de las mencionadas.

Yo trataba de no alejarme del fuego de las parrillas, pero de vez en cuando recorría el sitio atiborrado de chicos de toda la ciudad, en el que también había ilusionistas (para no llamarlos “magos”, que a algunos de los susodichos no les gusta tal denominación) que hacían trucos. Yo me quedé mirando a uno, que hizo algo con monedas y con naipes inglesas.

Mientras deambulaba por el patio, me preguntaba dónde estaba Laura. Ya casi terminan-do, alcanzo a ver, a lo lejos; al grupo de Prohibido No Generar con Mariano; voy y me dicen (me lo gesticulan) que no me acerque. Yo doy media vuelta y retorno a las parrillas.

Ya se hacían las 14:00. Se había ido la mitad del Eco Debate. Nos dicen de bajar al subsuelo, más precisamente al S. U. M. del edificio.

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Cuarta Parte: Un Quinto de Beethoven

Llegamos y Lucas, el “animador”, dijo que los que tenían algún instrumento o sepan tocar el piano, o bailasen; que se acerquen al lado del escenario. Les dijo algunas cosas; y se acomodaron en el centro.

Yo me volví a sentar en el primer asiento de la derecha de la primera fila. Y empezó el pianista, que era Jeremías; a tocar (todo por orden del “que llevaba la batuta”

–figurativa y literalmente a la vez- que era Lucas) el Allegro con brío, primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven.

Esa melodía sería un aviso del ayer, del pasado. Durante mucho tiempo pasé oyendo “A Fifth of Beethoven” de Walter Murphy (que fue un uso de aquel primer movimiento, para la ban-da de sonido de la película “Fiebre de Sábado por la Noche”) cuando me sentía mal durante los últimos tres años, con relación a sucesos que me ocurrieron en 2010 que no vienen al caso citar-los, que quizás los deje para otra ocasión. Eso se fue acabando desde mayo de este 2013. Era el sonido que marcaba su propio fin.

Pero cada fin trae, inexorablemente un comienzo. Laura estaba en el escenario, hacía arreglos vocales (aunque no odontológicos precisamen-

te). Yo la contemplaba. “Es el amor” me dirían. Y tal cual. Así y todo, se fueron haciendo las 15:00 y empezarían las presentaciones de los grupos se-

leccionados. Y así y todo, todavía faltaba lo mejor (de aquella jornada).

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Quinta Parte: Abrazo Caracol

La exposición arrancaría en orden numérico de comunas. Empezó el proyecto ganador de la Comuna 1.

Cada tres proyectos se haría un break donde se podía preguntar a los grupos que habían pa-sado en la tanda previa; y para “estirar las piernas”.

En la segunda tanda arrancaría mi grupo de comunas, la primera de las alternativas fue “Prohibido No Generar”, que repitió (y mejoró) la performance de la mañana. Luego fue “nuestro” turno.

La presentación de “A Rodar Mi Amor” fue insípida y, además de que subieron solo Can-dela y Jeremías; no se mostró ante el público el mapa que había hecho en Google Maps. Lo pasa-ron rápido en la computadora que manejaba el proyector; y así se iban mis ganas de hacer algo útil en el programa “Eco Debate Joven” (en aquel entonces).

Posteriormente, fueron pasando el resto de los grupos. […] Para empezar a cerrar, habló Agustín; recordando su época de egresado, en ese mismo si-

tio donde estaba parado. Habló de los modelos de ONU, que fueron la génesis de “Eidos” y nos agradeció. Los del equipo nos pasaron una encuesta de carácter anónimo aunque al final pedía dirección de correo electrónico en caso de querer seguir colaborando; con lo cual dejaba de ser anónima. Ya no tenía ganas de seguir ahí, involucrado en algo en que no tenía sentido mi estadía. Pero eso lo pensaba aquel 9 de noviembre de 2013.

Luego, y con ganas de repetir y ampliar; se hizo un “Harlem Shake” como se había hecho con el taller del viernes 25 de octubre (en la Escuela Devoto) donde se había hecho uno. Yo me rehusé a participar, me parecía una payasada. Había de todo, gente revoleando los banners institu-cionales, un joven en cueros con su guitarra eléctrica. Estuve a un costado, lejos de las cámaras y de la “acción”.

Finalizando, lo mejor del día; y aunque no me di cuenta por mucho tiempo; veo que las mejores cosas vienen de lo improvisto, o de lo desconocido, quizás.

En vez del “4, 3, 2, 1, 0”, para generar una masa humana hermanada en lo físico; se con-vocó a un “abrazo caracol”; que consistía en agarrar de la mano a dos personas, formarse en ronda y desde un punto se “partía” esa cadena; e iba girando, “pegando” al resto. Si se hubiese visto desde arriba, claramente se nota que tiene la forma de un caracol. A mi mano derecha, se sujetó una chica que no la alcancé a reconocer, de pelo morocho.

Pero a mi mano izquierda, se agarró Laura. Yo la insistí un poco. Fue una adrenalina incomparable cuando nos estaba acercando la “marea” humana. Casi

suelto a mi compañera de la diestra; pero la fuerza del amor lo impidió con la de la zurda. Y los sentimientos se amalgamaron, por lo menos abstractamente. Aunque sin saber que a

nuestra relación le faltaría la coronación. […] Agarré una plantita roja, que había en el escenario y me fui para arriba. Lo saludé a Agus-

tín con un fuerte abrazo. Le agradecí. Estaba un tanto emocionado, pero no para las lágrimas. Sabía que iba a continuar. No sabía cómo, pero la vida a veces da giros incongruentes de un lado, pero lógicos si se los mira desde otra perspectiva.

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Fui uno de los primeros en salir. Caminé por Juncal hasta la Iglesia de Loreto; donde para el 12826. Vino rápido y viajé parado con el morral de “Escuelas” y la plantita. Llegué a Rivadavia y Medrano; y luego a mi hogar.

Estaba mi hermana viendo una película en el Canal 12. Mi padre había ido al oftalmólogo y volvió a las 19:15; cuando yo ya había vuelto 45 minutos antes.

Mi “viejo” me dice que tenía que salir con una “amigovia”, que lo esperara para ir al Con-greso; y que me quedara tranquilo. Se alegró por la plantita, y me dijo que el lunes, a la salida del colegio, iríamos a “Plantas Faitful” (que queda a dos cuadras del Comercial 8) para comprar tierra y una maceta para “trasplantarla”.

26 Línea 128 (propiedad de “El Puente S.A.T.”) que une la localidad de Valentín Alsina, en el partido bonaerense de Lanús, y la Plaza Italia, en el barrio Porteño de Palermo.

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XI Un orgullo de sábado por la noche

Me angustié un poco porque tardaba mi padre, mi hermana se preocupó porque oyó ese llanto seco que tuve durante la espera. Pero a las 22 ya estaba en casa. Y salimos. Tomamos el último subte en dirección a Plaza de Mayo. Íbamos al Congreso, para disfrutar de “La Noche de los Museos” que se hacía tal día.

Allí me topé con una falta de planificación a la hora de ver el itinerario. Estaba la marcha del orgullo LGBTTTI. Aunque soy tolerante y para mí, “cada uno hace de su vida lo que le pare-ce”; no me banqué la situación al principio. Pero debía “tragarme el garrón” y hacer la cola “despa-cito y sin chistar”.

A eso de las 23:30, entramos al Palacio y junto a una guía, recorrimos los pasillos del “templo de la democracia”.

Nos regalaron una Constitución hecha en la imprenta del Congreso y algunos imanes conmemorativos a los 30 años de democracia que se celebraban en aquel momento.

Salimos en la esquina sudeste de la explanada del majestuoso solar; y según el itinerario, teníamos que ir a “La Americana”, casa de pizzas y empanadas, situada en Callao y Bartolomé Mi-tre. Debíamos pasar por el grueso de la manifestación, que estaba escuchando a Sandra Mihano-vich.

Mi padre quería quedarse a contemplar el show y yo lo apuraba, metiendo la chicana de que “tenía hambre y habíamos esperado mucho tiempo”.

De más está decir, que no nos hicieron nada. ¿Por qué lo iban a hacer, no? Llegamos a la pizzería y pedimos lo que ordenábamos siempre, que era dos porciones de

Mozzarella, un fainá y una bebida, para cada uno. Yo pedía “Pepsi” y él, un chopp de cerveza. Volver fue complicado, pero agarramos un 527 en Junín y Rivadavia. Cuando terminó oficialmente la jornada, no tenía cansancio y sentí que era un nuevo co-

mienzo, o quizá, como me doy cuenta al escribir estas líneas; es que fue la consumación de un nuevo ser; que recién empezaba a mostrarse en la historia de mi historia.

27 Línea 5 (propiedad de Rio Grande, subsidiaria de D.O.T.A.) que une el Barrio Copello (en Villa Lugano) con Retiro.

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XII Sobrevivir a la recta final

Decir que los últimos días de secundaria son los más melancólicos es una obviedad mayús-cula.

Desde fines de octubre se sabía que las clases terminarían el viernes 20 de diciembre y el lunes 23 sería la “colación de grado” de la Promoción 2013.

Sería un largo trecho, pero había que “comerse el garrón” por culpa de los ineptos e inep-tas.

Aquellas tres semanas entre el 10 de noviembre y el 1° de diciembre no marcaron una re-levancia concreta: solo partidas de truco, planillas de sueldo en Excel, planes para una segunda fiesta que no se llevaría a cabo (y que tendría su contrafiesta, que la habría titulado, en un pensar instantáneo, la “Fiesta de la Vida” con “Vivir mi vida” de Marc Anthony como cortina), ideas sobre un campamento organizado por la conducción del Centro; para el 7, 8 y 9 de diciembre, pensan-do que este último sería jornada de desinfección; y otras cosas irrelevantes para la historia.

Lo único relevante sería lo que se organizó en la semana del 18 al 22 de noviembre: un asado en la casa de Jonathan para empezar a despedirnos, el 1° de diciembre ya que al día siguiente habría de hacerse una jornada docente fuera de la órbita de la NESC.

Jony pidió $150 a los que quisieran ser parte del festejo. Yo aporté porque quería ser par-te, ya que casi nunca lo había sido, de un acontecimiento de tales proporciones. Más de uno se habrá sorprendido. Yo también.

Ya tenía planes. […] Aquel domingo 1° de diciembre salgo muy temprano. La frecuencia dominical de los co-

lectivos es baja y por eso salí con demasiada antelación. Llevé el morral de “Escuelas” con la net-book de “Conectar Igualdad”, los periféricos, el T.E.G. (sin la caja) y naipes españolas.

Paré en el “Vea” de cerca de mi casa para llevar una Sprite y crucé enfrente para tomarme el 12728 hasta su parada final; en San Juan y 24 de noviembre.

Pasé por la callecita Oruro (que supo ser el paso del “Tren de la Basura” que unía Once con “La Quema” de Barracas) y admiré su belleza.

Llegué 18:00 horas a la casa de “Chopy” (como querían que lo llamen, y le hago el ho-nor). Me abre el hermano, Matías. Obviamente era el primero en llegar y subo las escaleras hasta la planta alta.

Me quedé viendo en la cama de los padres, Lanús – Boca mientras le echaba un ojo a San Lorenzo – Estudiantes, ya que el equipo local estaba por salir campeón.

En una de esas, Jonathan me dice que no había preparado mucho. Que le faltaban suminis-tros. Decidí ir a acompañarlo. Recorrimos desde San Juan y Oruro hasta San Juan y Saavedra, donde había un “Changomás” que nos salvó con los chorizos y alguna que otra cosa más.

Salimos de la casa de mi amigo de día, y volvimos de noche. Ya estaba todo listo, fueron llegando los invitados. Héctor y su novia y madre de su futuro

hijo, Maira; Matías P., Ema, Jorginhio, el asador, Nicolás. Empezamos a armar las mesas, el “aplauso para el asador” y llegó Sebas. Pero el timbre destruiría esa velada increíble, ese choripán a medio comer y esa Coca-

Cola que no me dejaría dormir. Mi viejo vino y me explicó que se hacía de madrugada y él tenía que ir a trabajar. Yo lo invité a pasar.

28 Línea 127 (propiedad de Los Constituyentes) une la localidad de Don Torcuato (GBA Norte) con el barrio de San Cristóbal (en Capital Federal)

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El asuntó terminó conmigo y mi viejo arriba de un taxi escuchando la FM 102.3 y sin po-der ver a Mathias ni a Yani ni a Franco D. ni a Andy ni mucho menos a Gisela que era la novia de Andy y que también esperaba un hijo.

Duermo y me levanto a las 5:15. Pongo Radio Mitre. Estaba Juan Carlos del Micier y “ni lerdo ni perezoso”, me puse a hacer el T. P. final de Matemática Financiera. Lo termino a las 9:30.

Luego ese lunes seguiría con la redacción del último “El Optimista” de manera “normal” ya que planifiqué para el 9 de diciembre el Anuario 2013 y para el 16 de aquel mes, el Bianuario.

[…] Durante noviembre y como lo había hecho en 2012, realicé la encuesta de “Profesor del

Año” que daba el periódico “El Optimista”. El anterior año había ganado la profe Segovia, de Ma-temática. En 2013 también las calculadoras y las reglas se llevaron el primer lugar, con Natalia Agüero como la mejor para mis colegas. También hubo “plata” y “bronce” para el profesor Carlos Baudonnet de Legislación Impositiva y Macroeconomía; y para Graciela Menduiña de Instrucción Cívica, respectivamente. Y como yapa, una “mención honorífica” a Matías Paladino, profe de T.A.P.O.

Imprimí los diplomas y se los entregué con toma de fotos para el anuario y todo. Aunque Menduiña no pudo recibir el premio por estar de licencia por un accidente que tuvo; y se lo di a su colega y amigo, Carlos Yabén, que lo tuve en Derecho de 4° año.

[…] El jueves 4 de diciembre se realizó el acto en recuerdo al Profesor Arnaldo Ríos, asesina-

do de forma dudosa el año anterior. Hubo un sentido homenaje en el S.U.M., suelta de globos y una placa renombrando la sala de profesores donde “paraba” Ríos con su nombre.

Arnaldo Ríos siempre presente. […] Al día siguiente, el 5 de diciembre se anuncia el “Pic-nic Ecodebatense” (un error gramati-

cal en el adjetivo, ya que –ense indica gentilicio, habría quedado mejor “Ecodebatero” o algo así, pero bueno, yo no lo manejaba) en las plataformas de Facebook del Eco Debate.

Sería el 21 de diciembre a las 15:00 en Plaza Sicilia, en frente del Zoológico del lado de Libertador.

Otro plan que salía, justo en el día del inicio del verano. […] El sábado 6 de diciembre me fui para el Microcentro porteño. Paré primero en una zapa-

tería antigua de Hipólito Yrigoyen y Chacabuco. 300 pesos por un par de zapatos. De ahí fui hasta Florida casi Corrientes. Era un local de ropa para caballeros. Tenía que

estar de traje en la colación. Elijo uno de 550, uno de los más económicos. Me toman las medidas y lo mandan al sastre.

[…] Martes 10 de diciembre y mi idea de hacer un discurso final, como lo había vivido el año

pasado cuando Ailín Panunto (escolta primera en la última bandera previa a mi “reinado”) que era

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de 5° 2ª 2012 y dos chicos más, correspondientes a las otras dos divisiones; hablaron para despe-dirse de la cohorte; se hacía realidad mediante Matías Paladino, que me dijo:

-Hace un discurso corto pibe porque piden que sea todo breve. -Bueno, voy a tener que resumir –mostrándole las dos hojas que había hecho. […] El 16 de diciembre, y después de varias evaluaciones finales; me llama la Vicerrectora

Esther Franco y me dice que vaya a la rectoría. En ella se encontraba Pereyra junto a la superviso-ra. Parecía algo bueno, o algo malo, dependiendo de quién sea el sujeto.

Pasaron a hablar. Me ofrecieron hacer la “Evaluación de Mejores Promedios” que se haría al día siguiente a las 15:00 en Yerbal 25, en la Escuela Media 1 que reemplazó en ese solar a “la Falcone”, que había retornado a su histórico domicilio de la calle Malabia.

Debía faltar en uno de mis últimos días. Acepté porque me prometieron una notebook y una bicicleta, como premios asegurados; una beca por un año, y un viaje de estudios si era uno de los mejores de toda la ciudad.

Volví al tercer piso de Humahuaca y dan la noticia de una medida extraordinaria (en el sentido de lo peculiar) que fue la última nota que haría en un cuaderno de comunicados en mi historia como alumno.

Vuelvo a aclararlo, pero al Comercial 8 se debía ir de remera que cubra el tórax y la es-palda de forma completa, de color blanco, negro o azul liso; sweater oscuro sin estampas y jeans que no estuviesen rotos.

La medida in extremis consistía en permitir remeras de cualquier color y bermudas “tres cuartos” solo por la ola de calor que azotaba en aquel momento a la Ciudad de Buenos Aires.

Pero el primer día de esta rareza, que me “llenaría el cartón” de situaciones en el “Ocho”; yo iría a Caballito.

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XIII Vuelta Olímpica

Aquel martes 17 de diciembre preparé la calculadora científica, unas hojas y bolígrafos pa-ra ir a la Escuela de Yerbal 25.

La cita era a las 15:00 pero yo salí una hora antes, y con el 132 en dirección Flores, llegué en 4 minutos, después de caminar hasta la parada otros dos y esperar, otro par.

Hice una parada en un kiosco de Río de Janeiro entre Rivadavia y Yerbal, de la mano oc-cidental (la de las paradas de colectivos). Compré una Levité de pomelo rosado de medio litro a 11 pesos.

14:20 y ya estaba en el solar de la cita. De a poco fueron llegando los que serían los que también rendirían el examen. Muchos adultos, para mi sorpresa. Eran los mejores promedios de las escuelas para adultos “CENS” (sigla de “Centros Educativos de nivel secundario”).

A las 14:45 saldría a la puerta del establecimiento una mujer (del personal jerárquico del Gobierno de la Ciudad) encargada de este asunto. Nos explicó cómo sería todo. Supe que era el segundo día de la experiencia (el día anterior también se tomó evaluación pero a los que quisieron ir ese lunes en lugar del martes).

Nos fueron acomodando por aulas, y yo entré a una donde quedaban pocos asientos, y justo uno en primera fila, en el medio (había tres columnas de pupitres). Era la primera a la que uno puede acceder desde la escalera.

Me sorprendí por la arquitectura de la escuela, que supo ser objeto del deseo de seguir mis estudios en el 2011, cuando quise irme del Comercial 8 para seguir en una escuela con orien-tación en Comunicación Social y Periodismo; cosa que en aquel entonces (hablo del 2011) me interesaba para mi porvenir.

Entrego mi D.N.I. libreta en el escritorio de la docente a cargo del grupo del aula. Y em-pieza a leerlos. Cuando llega al mío; nota que no estaba inscripto en la lista que le dieron. Yo le dije que había ido la mismísima supervisora del área a notificarme el día anterior a mi escuela. Luego pude rendir, pero me quedaría la duda de si me iban a evaluar y en caso de que la haya he-cho bien, si me iban a dar lo que me correspondía.

Las evaluaciones eran de Lengua y Literatura, y de Matemática. Me costó un poco enten-der el tema de la trigonometría, ya que no me quedó del todo insertado en el bocho ese tema que debí verlo en tercer año pero que lo rendí libre y que la aprobé en diciembre porque puse “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” en la evaluación final. No llegué al punto del llanto, empero me quedé con un gran nudo en la garganta en el último tramo de aquel martes 27 de diciembre de 2011. Aunque nunca me cayó muy simpática (porque no lo era), la profesora María Rosa Segovia se apiadó de mi alma de emprender y de luchar, de caerse diez veces y levantarse once; y me aprobó. No es que me haya regalado la nota. No, todo lo contrario; me hizo dar cuenta de que me daba esa oportunidad para no volver a caer en el inframundo. Y será la vida de rara, que la volví a tener en cuarto año, ya con números irracionales y la fórmula resolvente para las funciones cuadráticas.

Pero volviendo dos años para acá en el tiempo; ya era hora de pensar en los últimos tres días de cursada.

[…] A Johanna la habían expulsado por una pelea con Soto Ilvento. Pero la vida nos dio un lu-

gar para una especie de “despedida”, entregándole un diploma por los cuatro años. Hice varios de ellos la semana previa a la final para dárselos a compañeros de los tres quintos; y las fotos que les saqué a todos salieron en el “Bianuario” de “El Optimista”. Se sintió mucho su partida antes de la “campanada final”. Se podría decir que “sí murió en la víspera” pero la vida continuaría después del 23.

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[…] El miércoles 18 de diciembre de 2013 fue el día en que rendí una evaluación por última

vez en la escuela secundaria. Fue la que tendría que haber rendido el día anterior; y las circunstancias no se dieron. La materia del examen era “Macroeconomía” con Baudonnet que nunca en el año tuve una

prueba; pero era imperiosa tal. Empero no fue en mi aula, además. Tuve que trasladarme hasta 3° 2ª para rendir. Me lle-

vé unas hojitas y la birome. Aprobé, por suerte; con un ocho. El resto sería relleno. […] No pude despedirme como habría querido de la profesora Natalia Agüero. En abril descu-

brí que era bailarina de danza árabe y cuando entraba, le ponía en mi celular “Ojos Así” de Shakira. La habré puesto unas cuatro veces. Faltaba mucho, o llegaba tarde. Se encargaba del proyecto de “terminalidad” y eso dificultaba.

A la sexta hora de ese mismo miércoles nos dicen que teníamos ensayo general del acto del lunes en el S.U.M. y no la íbamos a poder tener.

Bajaron los tres quintos y nos fuimos ordenando. Dejamos las mochilas en las sillas que hacían de improvisadas butacas útiles para su traslado por el foro.

Estaban las profesoras que se encargaban del acto. Fontaíña, Tcach (que ni siquiera las co-nocía de vista, aunque escuché alguna que otra vez sus apellidos en el “colepasillo”).

Tenían una nómina, pero se olvidaron de dos detalles. A todos nos pusieron en parejas, entremezclando los tres quintos y en orden alfabético del apellido; pero a Yanina, mi compañera de 5° 2ª (que su apellido empezaba con “E”) la mandaron al fondo del pelotón y en trío. El tema era que la compañera era Johanna (que también empezaba con “E”). El otro tema era que escoltas y abanderado [es decir, Rocío, Felisa (que reemplazó por méritos académicos a Susy) y yo] entrá-bamos –en los papeles- como el resto.

Los dos temas se solucionaron fácil: sacaron a los de la bandera de la nómina y debieron acomodar todo. Daba número par.

El jueves volvió a haber ensayo, pero estuvo la rectora. Y ensayamos la parte de entrega de bandera; como me había ocurrido el año anterior; pero “del otro lado del mostrador”.

Me daba una sensación extraña la mímica de la extracción de la banda con cuja pero debía aceptar los designios de la vida.

Al salir de la escuela, aquel jueves empiezo a preparar todo para el sábado. Naipes, lona, morral de “Escuelas”, anotador, lapicera, guias, bolsa con refrigerantes, Levité pomelo rosado, 7up, bizcochitos.

Al día siguiente tomé una decisión que daría inicio, casi sin darme cuenta por aquellos tiempos; a lo que se vendría el sábado. Decidí ir con una remera azul marino con un estampado. Como para decir “lo hice” y no quedarme con las ganas de ir con ropa distinta al día a día del “Ocho”; ahora que se podía.

El día sería corto. Llevé una mochila liviana. La última clase sería con Baudonnet, pero en “Legislación y Práctica Impositiva”. Fin. A

las 15:00 estábamos prestos para abandonar el “Ocho”. Mis compañeros tenían preparados los pomos de témpera. Algo se escapó tanto en 5° 1ª

como en 5° 3ª, cosa a la que yo me mantuve afuera por recomendación de “Gandalf” (el profe se parecía al personaje de las películas de las historias de Tolkien).

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Saludé a cuanto pude. Salíamos antes de iniciar el acto de fin de curso de 1° a 4° y cuando llegué a la puerta de Corrientes, siendo el que encabezaba la columna de alumnos; le di un beso en la mejilla a Laura Co., la preceptora de 4° 4ª y 5° 2ª; y salí corriendo para Palestina.

Recorrí a ritmo rápido por la mano norte hasta Yatay, y luego crucé Corrientes para to-marme el 19, previo paso por un kiosco, donde compré una Levité de medio litro sabor mandari-na.

Quería que me tragara la tierra cuando pasé con el bondi por la puerta del colegio. El es-pectáculo era “atroz”. Todos enchastrados con pintura. Yo lo evité (otra vez, como en la primaria, aunque en 7° grado usaron huevos y harina, más clásico). No sé lo que quería evitar; pero lo evité.

[…] Aquella misma tarde, los chicos del “Eco Debate” muestran los proyectos ganadores, en

forma de papers, para mostrar qué hicieron los chicos. Kevin, en el grupo de las comunas mostró su enfado. Le habían reducido el proyecto

“Prohibido No Generar” a una “calesita propulsada por poleas generadores tipo bicicletas fijas”. Sentía que lo habían defraudado. Como cuando encontrás a tu novia con tu mejor amigo en la cama. Por lo menos esa fue mi sensación al ponerme en sus zapatos. Era fija que no lo vería nunca más al “Don Mambo Rambo”.

Yo ya pensaba en el sábado. Aunque no creía que un simple picnic iba a ser algo trascen-dente. Hasta el picnic mismo.

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XIV Revolución Siciliana

Primera Parte: La Quema

Ese sábado sería el día que cambiaría, no sé si mi vida, pero sí la forma en cómo la encara-ría a futuro. A las 9:45, como todos los días hábiles, suena mi reloj de pulsera. Me preparo un café que me dejó en un termo mi padre antes de que este fuera al trabajo y empiezo a ordenar todo lo concerniente al picnic.

Para vestirme elijo una remera lisa color verde yerba (casi militar) y una bermuda negra. Prendo la tele y veo que los cortes de luz traían aparejados cortes de calle. Sabía que en la

esquina de mi casa había un corte porque los de las casas tomadas de la vereda impar de mi cuadra; no tenían la luz de la que se cuelgan.

La preparación no iba a ser al divino botón y no tenía un plan alternativo. Debía ir para Palermo sea como sea. Pero no sabía qué era ese “sea como sea”.

Mi madre llega a las 13:05 diciéndome que tenía que buscar alguna manera de ver cómo me tomaba el 128 hasta Plaza Italia.

Salí previsoramente a las 14:00 con dirección sur. Fui hasta la parada del 128 en Colom-bres y Moreno, pero nada venía. Esperé con el morral y las bolsas. Me fui hasta Maza y Moreno. Pasaron cinco unidades del 127 pero ningún 128 o 160 en su defecto.

14:40 en mi muñeca izquierda. Tomé una decisión que cambiaría mi vida, porque sería como un efecto dominó para el

resto de la jornada. Iba a viajar en subte, y no solo en uno, sino en dos; porque iba a combinar en Perú-Catedral.

Cambiaba mi vida porque nunca había viajado en subte por mis propios medios, solo, sin mis padres.

14:50 y llego a Rivadavia y Medrano. Ahí, a lo lejos, por Gascón seguramente diviso una figura roja, un 160. Pero era tarde. Debía tomarme sí o sí el subte “A” hasta la estación Perú y desde allí el “D” hasta “Plaza Italia”.

14:53 viene el tren. Tenía los tres bártulos cargando pero no importaba. Empezaba a hacer la mía.

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Segunda Parte: Los primeros… eligen el sitio

En Catedral se me escapa un tren que me obliga a esperar dos minutos, a lo sumo tres. No quería correr. 14:53 abordo la formación rumbo a Palermo. Pude sentarme por suerte, pero del lado donde se abren las puertas en Catedral y permanecen cerradas en Plaza Italia.

15:08 salgo del vagón y a toda prisa subo hacia superficie. Termino en la propia plaza y la cruzo para enfilar hacia el lado del Zoológico, que debía bordear.

No daba más a la altura de la embajada estadounidense. Tenía el morral colgado y las dos bolsas cuyas manijas estaban coloreando mis manos, aunque iba turnando.

Mi fuerza de voluntad me hace llegar hasta el Monumento a la Constitución. Mi plan era pasar por debajo de la avenida, en el túnel que hay en ese sitio. Se encontraba cerrado. Me obliga-ba a cruzar por República de la India.

Cruzo corriendo ya que estaba titilando en rojo el semáforo peatonal y descontando los segundos.

15:19 y llegaba a Plaza Sicilia. Camino un rato, yirando; viendo si había alguien (o algo, en su defecto).

Otra vez volvía a ser el primero. Aunque esta vez, sin “estructura”. Me quedé rondando el sitio. Veía a un grupo de “sectarios” en ronda. Un ciclista me para y me pregunta con un mapa, si estaba bien, en la dirección correcta; ya que tenía una especie de bautismo de un bebé, en la plaza.

Logro a detectar que era bastante amplia la plaza como para pensar que estaban todos en otro sitio.

Pero en ellas, llega Agustín junto a otros dos colegas míos. Eran las 15:30. Levantamos la lona mientras el resto iba llegando. Empezamos un truco de a seis. Mientras íbamos perdiendo “por paliza”, llegaba ella. El amor tiene ciertas normas. Si hablamos semióticamente, en el tercer paso de cualquier

acontecimiento es “ley”. Lo dice Charles Pierce. Y a veces, esas leyes son extrañas. La rara ley del amor haría que mi adolescencia reprimi-

da siga estallando a pasos agigantados aquella primera tarde de estío (como pasó con el Subte). Vestida con un vestido suelto, de un color indescifrable (estoy seguro de que no era ni

blanco ni algún tono pastel, sería medio beige); muy informal. Sin las lentes, y obviamente sin su bufanda de Harry Potter.

¿Cómo actuar ante tal belleza? ¿Cómo controlar las “hormonas”? ¿Y al “amigo”? La veía, y quería hacerle de todo. Y yo, obviamente, ahí. Para ella, uno más de tantos que conoció en aque-lla experiencia.

Laura traía una bolsita con vasos de un plástico más duro, y Pepsi. Descubriría aquella tar-de su pasión por esa bebida, a contramano de la mayoría “cocacolera”.

El tiempo pasaba y ya se hacían las 16:00. Ulises (un chico de los grupos “pilotos”) trajo una torta de banana espectacular, y una de

mandarina que no era tan repugnante como me imaginaba. La tarde se iba. Y mi vida volvía a girar.

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Tercera Parte: Plan (para el final del sexenio)

En una de esas, en el apogeo del Picnic, mientras Agustín daba una clase de acro-yoga, yo me junto con Laura y Gianfranco, un fortachón simpaticón, recién egresado de la Escuela Técnica “Casal Calviño”; que estaban charlando sobre música. Yo contemplaba. Hablaron de Ale Sergi. En una parte siguiente, de que la dama no bebía en los boliches, y finalizaron con que esta mujer ma-ravillosa tenía, esa misma noche; un concierto.

Me quiero interiorizar en ese asunto. Laura me dijo que tocaba en una banda llamada “Ai-re Líquido”. No tenía ni idea de nada. Tocaban en “Hasta Trilce”, un teatro de la calle Maza. Ella me dijo “al 1100”. En realidad, ese teatro que está detrás de un bar quedaba, según pude constatar en Facebook en esos instantes; en Maza 177.

En el evento de esa red social, pongo “Asistiré”. Ya tenía un proyecto para prolongar todo lo maravilloso de aquel día, porque me sentía “Gardel”. Aunque no sabía con qué me iba a encon-trar, tanto que le pregunto a Laura si podía ir con zapatillas deportivas. Me dijo que no iba a haber problemas. Creía que era un boliche, al que me imaginaba por la televisión y los comentarios de mis amigos por redes sociales.

Me puse a escuchar música en el celular. Y se fue la tarde. Fui uno de los últimos en irme de “Sicilia”. Laura lo había hecho antes que yo, casi media

de diferencia. La vuelta sí sería en el 128. Así que fui enfilando para el viaje por el mismo lugar que en la

ida, añadiendo las dos cuadras por Santa Fe, donde están La Rural y la Iglesia Sagrada Eucaristía, donde se encontraba la parada de tal línea.

Obviamente más aligerado, llego a mi casa con los últimos rayos del “día más largo” y les pido a mis padres 50 pesos, porque “debía salir a la noche”. Mi madre me miró raro. Mi padre, fue más “natural” y me dio el dinero.

Hacía calor y por suerte no se había cortado la luz, pero contemplábamos las noticias de cortes de luz y de calle. Me baño, y me pongo nueva ropa. Una remera negra con algún que otro estampado, y un jean.

Salí a las 20:30. Pensaba juntarme con Gianfranco. Llego a “Hasta Trilce” y veo que la imaginación no era una buena consejera aquel día.

Un bar con fotos de Trotsky, de Peron, recuerdos de todas partes del mundo; componían el mobiliario. Un sillón viejo, y alguna que otra mesa. ¿Dónde tocaría la banda? No sabía, y lo descubriría más tarde, de que había un teatro atrás. Y descubriría muchísimas cosas más a lo largo de la velada.

Saco la entrada y espero.

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Cuarta Parte: Inversión Cromática

Un sábado 10 de abril de 2010 mi vida cambiaría. Aquel día, se cayeron las máscaras. De-jaron los sentimientos para pasar al pecado. Aquella noche, Silvana M. (compañera de secundaria, en mi época del Pellegrini, a la que yo apreciaba) haría su fiesta de 15 sin avisarme ni ella ni nadie (había estado el lunes 5, cinco días antes del banquete, en mi viejo colegio, visitando a mis ex-compañeros).

Me agarró un odio terrible. Ese odio me llevó a estar 16 días en un lugar que no voy a de-cirlo pero no fue muy agradable estar. Y fue en ese 2013 el año en que pasé ese calvario. Pero sería el final. Cuando salí, un académico me dijo “o te olvidás de aquella fulana, o te va a pasar lo mismo”. Sus palabras funcionaron (en cierta medida).

Un dolor que duró tres años y algunos días más. Pensé que todas me iban a salir mal. Pero no. El año en que Silvana fue escolta primera en el Pellegrini; yo lo cerré siendo

abanderado. La vida te da y te quita casi de forma aleatoria. Me dieron otra manera de ver a la gente, de interactuar con mis pares. Prudencia, “pen-

sarlo dos veces”. Y lo peor. Me quitaron (o quisieron, en su defecto, cuando no pudieron) cosas muy pre-

ciadas. Una de ellas era el color azul, que la quinceañera llevaba puesto en un corto vestido liso. Como hincha de un club de fútbol que tiene como uno de sus colores, el azul; era un ma-

zazo, pero había que continuar. […] Laura sale de los camarines para tomar aire. Y la veo de pies a cabeza. Vestido rojo que le llegaba a la mitad del regazo (como otras que ya había visto salir de ahí

atrás), zapatos con plataforma, sin las gafas. Pelo bien peinado. Maquillaje puntilloso y elegante. Estaba hecha una reina. Solo le faltaba el cetro. Lo demás lo tenía.

Belleza, inteligencia, compromiso; y después descubriría el talento con el violín. Ella me pregunta si lo vi a Gianfranco. Le digo la verdad, que no. Y me responde “qué ra-

ro, me dijo que iba a venir”. El concierto estaba pautado para las 21:30. Y recién para las 22:45 abren las puertas del

foro. Me siento al fondo, a la izquierda de la vista desde el escenario. Había una tela en el esce-

nario. Ahí pasarían las obras del Video-Jockey. Antes de empezar a tocar, le dedican el show a un director de orquesta que había sido ce-

santeado el día anterior. Laura era el tercer violín en una orquesta con violinistas, saxofonista, trombonista, tecla-

dista, baterista, guitarristas y bajistas. La contemplé solo a ella quizás. La aplaudí de pie. […] Al finalizar, la esperé. Se anunciaba una fiesta al final. No podía quedarme. Era mi prime-

ra incursión en mi experiencia, de la vida nocturna. Debía volver temprano a mi casa (aunque estaba a tres cuadras del teatro) y eran las 23:45 del sábado 21 de diciembre de 2013.

Cuando sale de atrás, le pregunto si iba a haber discos, como me había dicho a la tarde. Me respondió que no habían llegado con las grabaciones. La saludé y me fui.

¿La volvería a ver? ¿En qué circunstancias? El tiempo me habrá de decir si alguna vez se materializaría el amor.

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XV Lo que viene, lo que viene

Aquel domingo 22 sería un día “jamón del medio”, casi irrelevante en mi vida. Solo se cortaría la luz, como cosa sobresaliente.

Cuando vuelve, lo primero que hago es ir a averiguar algo más en Internet sobre la banda. Me descargo unas canciones que andaban por ahí.

Me preparaba para el final. Se acabaría todo lo que supe construir en cuatro años. A las 23:00 estaba en la cama, pero no podía dormir. El lunes 23 de diciembre de 2013 no sería una jornada más. Tenía el acto y luego una cena

en un tenedor libre. Pienso en todo aquel año. La horrible primera parte, y la “remontada” desde el 8 de julio. Los sonidos de mi reloj de pulsera que sonaba por última vez en esa etapa, darían inicio a

unas horas indelebles.

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XVI Mi único amigo, el final

Primera parte: Si puede fallar, va a fallar

Mientras me voy vistiendo de traje para la colación, descubro que el pantalón de vestir es-taba roto. Por suerte estaba mi madre, y lo pudo coser. No era momento para supersticiones.

La cámara de fotos andaba media fallada. Y para colmo, luego se la olvidaría mi hermana y tendría que salir corriendo a volver a buscarla. Se perdería la entrega de la bandera para sacarme fotos.

Viajo en el 160 hasta Corrientes. Y ahí, antes de entrar al “Ocho”; cargo crédito para el celular con recargo en el kiosco de al lado.

Entro 14:40 junto a mi padre. Le presto el móvil y le enseño a sacar fotos con la cámara. Aunque hubo algunas donde metió el dedo en parte del foco.

Van llegando mis compañeros. Los varones, todos de traje, salvo Mathias que iría con una camisa manga corta y una corbata, contrariando “normas de vestimenta”.

Las pocas mujeres tendrían una merma en su presencia, porque Gisela no iría al final. Fue la única ausente. Todas las demás, de vestidos un tanto desparejos en sus cortes.

Algunos se cambiaron en el mismo segundo subsuelo.

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Segunda Parte: Fuegos de artificio

El acto empezaría puntual. Antes nos sacamos las fotos divisionales. Lo vi al jubilado pro-fesor José Roberto Álvarez que vino especialmente a entregar diplomas y medallas, incluyéndome a mí como su premiado.

Al ritmo de “Fireworks” de Katy Perry fueron pasando las “parejas”. Luego salimos noso-tros tres, los de la bandera.

Tuve sentimientos compartidos cuando la Rectora Pereyra me sacó la banda con cuja, y me dijo: “lo hiciste bien pichón”.

Noemí, mi sucesora en la bandera tuvo lo que el año pasado no tuve: fue la que subió la bandera hasta la mencionada cuja al son del himno. Yo debí esperar hasta Marzo. Entré en la his-toria por la consecutividad de los 377 días durante los actos que hubo en ellos, fui el abanderado siempre (aunque con distintas escoltas, todas damas).

Nos sentamos en primera fila. Yo de vuelta en el primero de la derecha de la visión. Em-pezaron con los mejores promedios y por orden de curso. Primero Carlitos, de quinto primera, luego yo y después Rocío, que estaba a mi lado, con un vestido fucsia con tonos negros que no llegaba a la rodilla.

Luego los mejores compañeros, mi asignatura pendiente en mi vida académica. Mathías salió en mi curso.

Llegaría mi discurso y el de Daiana, de la tercera. Posterior a eso, fueron llamando por orden alfabético. Entregarían los diplomas y medallas.

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Tercera Parte: Bolígrafos

Mi caso fue excepcional: tres profesores me entregaron diploma y medalla: Claudia Me-dina, que “reemplazó” a Jorge Circosta, que ese día tenía mesa de examen de idioma en otra es-cuela; la rectora Pereyra y Álvarez.

Cuando terminó todo, mi profe de historia de tercero se me acerca y me mete en uno de los bolsillos de adentro del saco, algo. “Para que te acuerdes” me dijo. Yo le agradecí.

Al subir, la Rectora me hace pasar a su despacho y me da un paquete. Me saluda con un beso y con mi familia, nos vamos al bar de la esquina de Gascón y Corrientes, “Jimbo”. Pido una lima limón con un tostado y de paso veo la inmensa cantidad de regalos: diplomas, libros, una birome conmemorativa, un set de bolígrafo, alicate cortaúñas y linterna de la profe Medina y dos lapiceras retráctiles, idénticas, una que estuvo en mi saco y la otra del paquetito.

“Recuerdo de tu prof. Álvarez” y “Recuerdo de tu prof. Pereyra” eran los distintivos. Se sabía desde siempre que algo había entre ellos. Que eran marido y mujer. Lo pude confirmar aquella tarde.

Tomo el 160 hasta mi casa con mi hermana y con mi madre. En mi departamento seguía sin haber energía. Me desvestí rápido.

Ya debía pensar en la cena de “Caballito”.

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Cuarta Parte: Un robo chino

Fui el primero en llegar, eran las 20:15 y esperé en unos asientos a que venga Yanina que era la que tenía la reserva a su nombre.

Franco D. fue uno de los que vino antes que Yani y le hablé de lo del sábado. Le reco-mendé la banda y a la eximia violinista.

A las 20:40 entramos y nos fuimos acomodando en tres hileras de mesas y sillas. Yo fui el primero en irme a servir comida.

Hubo varias pasadas, incluido un servicio de pasta. La charla era común. No variaba. Nos sacaron una foto a toda la hilera donde estaba. Luego, si querías, pagabas para llevarte

el recuerdo. Al lado mío estaba Belén, la exjefa del Centro, y al otro lado Emanuel. En un momento fuimos al baño para sacarnos unas fotos. Luego llegó el momento del brindis, no tomé el champán. Solo mojé los labios. Y la cuenta. Nuestros cálculos nos daban 4800 pesos entre todos, pero el ticket daba

5000. Yo aporté para que no haya lío. Y me fui. […] Un nuevo porvenir se avecinaba. El CBC el 25 de marzo del 2014. Parciales, seis materias

en un año, todo eso pensaba hacer, además de tomarme vacaciones. Y verla a ella, a Laura; alguna vez más en la vida, y por qué no, ser “algo más”.

Todo eso esperaba ¿ocurriría de verdad?

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Esta historia va a seguir.

Esta obra se la dedico a mi hermana, Sofía.