la promesa pag 23-43

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    Mills, Charles Wright. (2003). La promesa. La imaginación

    sociológica. México: FCE. Pp. 23-43.

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    c WRIGHT MILLS

    L IM GIN CION

    SOCIOLOGIC

    Prólogo deG I N O GERM NIEpílogo deTODO GITLIN

    FONDO DE CULTUR ECONÓMICMÉXICO

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    Prim e ra edición en ingl és, 1959Prim e ra edici ó n en espal1ol, 1961D ec imo cuarta reimpr es ión, 1994

    Segunda edición, 199 7Primera r e impr es ió n , 2000

    Te r ce ra edición revisada , 2003Primera reimpresión, 2004

    Mi lis, Charle s WrightLa imaginación sociológica / Ch a rles Wright Milis; trad . de

    Florentino M . Torner ; prólogo d e Gi no Cennani ; epílogode Todd Citlin. - 3 ed. - México : FC E , 2003

    255 p.; 21 x 14 cm - (Colec. Socio logía )Título orig inal The Soc iologic al Im ag ination.ISBN 968 -16-6794-8

    l . So c io logía 2. Cienc ias Social es 1. Torner , Florentino M .,tr 11 Gennani G ino, prol. III. Citlin , Todd epílogo IV Ser V. t

    LC H61 M5518 Dew ey 301 M657i

    Se prohí he l re producción total o par c ial de esta ohra- incluid o e l di seiio tip ográf ico y de portada -sea cual fuer e el medio, e lec trónico o ec:í ni co,sin e l conse ntim ien to po r esc rito del ed 'itór.

    Co m entario s y suge rencia s: ec itor@fc e.c om.mxCo nozca nu es tro ca tál ogo: \Vww.fondod ec ultura eco n om ica.co lll

    Tí t ulo original:Tite Socio ogica ImagilJatiolJ© 1959, 2002 , Oxfo rc Uni versity Pres s, N ueva York

    D. R © 1961 , FONDO DE CULTURA E CONÓMICACa rretera Picac h o-Ajusco 2Z7; 14200 M éx ico, D . F .

    ISBN 968-16 -6794 -8 (tercera edició n )ISBN 96 8-16-5360-2 (seg un d a e d ición)ISBN 968 -16-027 1-4 (primera e dición)

    Impreso en M éxico · PTint ed in exico

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    ÍNDICE GENERAL

    Prólogo por Gino Gennani

    Agradecimientos.

    1 La promesa

    I1 .L a gran teoría

    Empirismo abstracto

    IV Tipo s de practicidad

    V El ethos burocrático

    VI Filo sofías de la ciencia

    VII. La diversidad humana

    VIII. Usos de la histo ria

    IX . Sobre la ra zón la libertad

    X. Sobre política . . . . . . . . .Apéndice. Sobre artesanía intelectual

    Epílogo por Todd Gitlin

    Índice analítico . .

    Este libro se terminó de imprimir y encuader-nar en el me s de abril de 2004 en Impreso-ra y Encuadernadora Progreso, S A. de C. V.

    IEPSA), Calz. de San Lo r enzo, 244; 09830México D. F. Se tiraron 1 000 eje mplares.

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    1. .LA PROMESA

    Hoy EN ní los hombres advierten con frecuencia que sus vidasprivadas son una serie de añagazas. Se dan cuenta de que en susmundos cotidianos no pueden vencer sus dificultades, y en eso muchas veces tienen toda la razón: 10 que los hombres corrientes sabcn directamente y 10 que tratan de hacer está limitado por las órbitasprivadas en que viven; sus visiones y sus facultades se limitan al habitual escenario del trabajo, de la familia, de la vecindad; en otrosmedios, se mueven por sustitución y son espectadores. Y cuanto

    más cuenta se dan , aunque sea vagamente, de las ambiciones y delas amenazas que trascienden de su ambiente inmediato, más atrapados parecen sentirse.

    Por debajo de esa sensación de estar atrapados se encuentrancambios aparentemente impersonales de la estructura misma de -ciedades de dimensiones continentales. Los hechos de la historiacontemporánea son también hechos relativos al triunfo y al fracasode hombres y mujeres individuales. Cuando una sociedad se industrializa , el campesino se convierte en un trabajador, yel señor feudal es liquidado o se convierte en un hombre de negocios. Cuandolas clases suben o bajan, un hombre tiene trabajo o no 10 tiene;cuando la proporción de las inversiones aumenta o disminuye, unhombre toma nuevos alientos o se arruina. Cuando sobrevienenguerras, un agente de seguros se convierte en un lanzador de cohe

    tes un oficinista en un experto en radar, las mujeres viven solas y .los niños crecen sin padre . Ni la vida de un individuo ni la his- toria de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas /

    Pero los hombres, habitualmente, no definen las inquietudesque sufren en relación con los cambios históricos y las contradicciones institucionales. Por lo común, no imputan el bienestar deque gozan a los grandes vaivenes de la sociedad en que viven. Raravez conscientes de la intrincada conexión ~ n t r el tipo de sus propias vidas y el cursO de la historia del mundo, los hombres corrientes suelen ignorar lo que esa conexión significa para el tipo dehombres en que se van convirtiendo y para la cIase de actividadhistórica en que pueden tener parte. No poseen la cualidad mental esencial para percibir la interrelación del hombre y l sociedad,de la biografía y de la historia, del yo y del mundo. No puedenhacer frente a sus problemas personales en formas que les permitan controlar las transformaciones estructurales que suelen est ardetrás de ellas.

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    24 LA PROMESNo es de extrañar, desde luego. ¿En qué época se han visto

    tantos hombres expuestos a paso tan rápido a las sacudidas ele tantos cambios? Que los norteamericanos no hayan conocido cambios tan catastróficos corno los hombres y las mujeres de otrassociedades, se debe a hechos históricos que ahora se van convirtiendo velozmente en mera historia . La historia que ahora afectaa todos los hombres es la historia del mundo. En este escenario yen esta época, en el curso de una sola generación, la sexta partede . la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a ser moderna,avanzada y temible . Las colonias políticas se han liberado, y hansurgido nuevas y menos visibles formas de imperialismo . IJay re-voluciones, y los hombres sienten la opresión interna de nuevos

    tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son reducidasa pedazos o triunfan fabulosamente. Después de dos siglos dedominio, al capitalismo se le señala sólo corno uno de los mediosde convertir la sociedad en un aparato industrial. Después de dossiglos de esperanza, aun la democracia formal está limitada a unaporción muy pequeña de la humanidad. Por todas partes, en elmundo subdesarrollado, se abandonan antiguos estilos de vida yvagas expectativas se convierten en demandas urgentes. Por todaspartes, en el mundo superdesarrollado, los medios de ejercer laautoridad y la violencia se hacen totales en su alcance y burocráticos en su forma. Yace ahora ante nosotros la humanidad misma,mientras las supernaciones que constituyen sus polos concentransus esfuerzos más coordinados e ingentes en preparar la terceraguerra mundial.

    a plasmación misma de la historia rebasa actualmente la habilidad de los hombres para orientarse de acuerdo con valores preferidos. ¿Y qué valores? Aun cuando no se sientan consternados,los hombres advierten con frecuencia que los viejos modos de scntiry de pensar se han ido abajo y que los comienzos más recientesson ambiguos hasta el punto de producir parálisis moral. ¿Es deextraliar que los hombres corrientes sientan que no pueden hacerfrente a los mundos más dilatados ante Jos cuaJes se encuentrande un modo tan súbito? ¿Que no puedan comprender el sentido desu época en relación con sus propias vidas? ¿Que, en defensa dc suyo se insensibilicen moralmente, esforzándose por seguir siendohombres tota lmente privados o particulares? ¿Es de extra liar queestén poseídos por la sensación de haber sido atrapados?

    No es sólo información 1 que ellos necesitan. En esta Edaddel Dato l infonnaci6n domina con frecuencia ~ atenciém v re-basa su C31J:lcidad para asimilarla. No son sólo destrezas int elee-

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    LA PROMESA 5tuales lo que necesitan, aunque muchas veces J ¡ lucha para conse-guirlas agota su limitada energía moral. .

    Lo que necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es unacualidad mental que les ayude a usar la información y a desarrollarla razón para conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ,ocurreen clmundo y de lo que quizás está ocurriendo dcntro de ellos. Ylo que yo me dispongo a sostener es que lo que los periodistas y lossabios, los artistas y l público, los científicos y los editorcs esperande lo que puede llamarse imaginación sociológica, es precisamente )esa cualidad. ------- -

    1

    La imaginación sociológica permite a su poseedor comprender lescenario histórico más amplio en cuanto a su significado parala vida interior y para la trayectoria exterior de diversidad de individuos. Ella le permite tener en cuenta cómo los individuos, en eltumulto de su expericncia cotidiana, son con frecuencia falsamente ,conscientes de sus posiciones sociales. En aquel tumulto se busea -'la trama de la sociedad moderna, y dentro de esa trama se formulan las psicologías de una diversidad de hombres y mujeres. Portales medios, el malestar personal de los individuos se enfoca sobreinquietudes explícitas y la indiferencia de los públicos se convierteen interés por las cuestiones públicas.

    El primer fruto de esa imaginación y la primera lección de lacicncia social que la encarna- cs la idea de que l individuo sólo

    puede comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época; de que puede conocersus propias posibilidades en la vida si conoce las de todos los indi- Jviduos que se hallan en sus circunstancias. Es, en muchos aspectos,una lección terrible, y en otros muchos una lección magnífica. Noconocemos los límites de la capacidad humana para l csfucrzosuprcmo o para la degradación voluntaria, para la angustia o parala alegría, para la brutalidad placentera o para l dulzura de larazón. Pero en nuestro tiempo hemos llegado a saber que los límites de la naturaleza humana son cspantosamente dilatados. He- 'mos llegado a saber que todo individuo vive, de una generación aotra, en una sociedad, que vive una biografía, y que la vive dentrode una sucesión histórica. Por l hecho de vivir contribuye, aunque sea cn pcqueliísima medida, a dar forma a esa sociedad y alcurso de su historia, aun cuando él está formado por la sociedad .Jy por su impulso histórico. ,

    La imaginaciónsociólogiea nos permite captar la historia y la

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    , biografía y la relación entre ambas dcntro dc la socicdad. f:sa c&su tarea y su promesa. Reconocer esa tarea y esa promesa es la

    ' señal del analista social clásico. Es la característica de HerbcrtSpencer, ampuloso, verboso, comprensivo; de A. E. Ross, gracios8,revelador, probo; de Auguste Comte y :E:mile Durkheim; del in-trincado y sutil Karl Mannheim. Es la cualidad de todo 1 quees intelectualmente excelente en Carlos Marx; es la clave de la bri-llante e irónica penetración de Thorstein Veblen, de las polifacé-ticas interpretaciones de la realidad de Joseph Schumpeter; es labase del alcance psicológico de W E H. Lecky no menos quede la profundidad y la claridad de Max \Vebcr. y cs la sefíal detodo lo mejor de los estudios contemporáneos sobre el hombrey la sociedad.

    Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la bio-grafía, de la historia y de sus intersecciones dentro de la s o c i e d d ~ha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera quc sean losproblemas del analista social clásico, por limitados o por ampliosque sean los rasgos de la realidad social que ha examinado, los queimaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía suobra han formulado siempre tres tipos de preguntas:

    1 ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su con-junto? ¿Cuáles son sus componentes esenciales, y cómo se relacio-nan entre sí? ¿En qué se diferencia de otras variedades de organi-zación social? ¿Cuál es, dentro de ella, el significado de todorasgo particular para su continuidad o para su cambio?

    2) ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuáles el mecanismo por el que está cambiando? ¿Cuál es su lugaren el desenvolvimiento de conjunto de la humanidad y qué signi-fica para él? ¿Cómo afecta todo rasgo particular que estarnos exa-minando al periodo histórico en que tiene lugar, y cómo es afectadopor él? ¿Y cuáles son las características esenciales de ese periodo?¿En qué difiere de otros periodos? ¿Cuáles son sus moeloscarac-terísticos de hacer historia?

    3) ¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahoraen esta sociedad y en este periodo? ¿Y qué variedades están empe-zando a prevalecer? ¿De qué manera son seleccionados y formados,

    . liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? ¿Qué clases denaturaleza humana se revelan en la conducta y el carácter que

    observarnos en esta sociedad y en este periodo? ¿Y cuál es el signi-ficado para la naturaleza huma na de todos y cada uno de los

    rasgos de la sociedad que examinarnos?' , Ya sea el punto de interés un Estado de gran poderío, o unta lento literario de poca importancia, una familia, una prisión o

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    un credo,ésos son los tipos de preguntas quehan formulado los'mcjorcs an:. listas sociales. Ellas constituyen losp v o t ~ sintelectuales delos estudios clásicos sobre el hombre y la sociedad, y sonlas preguntas que inevitablemente formula todamente que posca/imaginación sociológica. Porque esa imaginaciónes la capacidadde pasar de una perspectiva a otra: del política a la psicológica, del examen de una sola familia a la estimación comparativa delos presupuestos nacionales del mundo, de la escuela teológica alestablecimiento militar, del estudio de la industria del petróleoal de la poesía contemporánea. Es la capacidad de pasar de las'transformaciones más impersonales y remotas a las característicasmás íntimas delyo humano,y de ver las relaciones entre ambascosas. Detrás de su uso está siempre la necesidad de saber elsignificado social e histórico del individuo en la sociedad y el periodo,en que tiene su cualidad y su ser. '

    En suma, a estosc dcbe que los hombres esperen ahora captar,por mediode la imaginación sociológica, loque está ocurriendoen el mundo y comprender lo que está pasando en ellos mismoscomo puntos diminutos de las intersecciones de la biografía y del historia dentro de la sociedad.En gran parte, la concienciaqu e -de sí mismo tiene el hombre contemporáneo como deun extraIÍ.opor lo menos,si no como de un extranjero permanente, descansasobre la comprensión absorta de la relatividad socialy del podertransformador de la historia. La imaginación sociológicaes la for-/ma másfértil de esa conciencia desí mismo. Por su uso, hombrescuyas mcntalidadcs sólohan recorridouna serie de órbitas limitadas, con frecuencia llegan a tener la sensación de despertaren unacasa con la cual sólo habían supucsto estar familiarizados. Correcta o incorrectamente, llegan a creer con frecuenciaque ahorapucdenproporcionarse a sí mismos recapitulaciones adecuadas,estimaciones coherentes, orientaciones amplias. Antiguas decisiones, que en otro tiempo parecían sólidas, les parecen ahora productos de mentalidades inexplicablemente oscuras. Vuelve aadquirir agudeza su capacidad de asombrarse. Adquieren un modonuevo de pensar, experimentan un trastrueque de valores;en unapalabra, por su reflexión y su sensibilidad comprenden el sentidocultural de las ciencias sociales.

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    La distinción más fructuosa con que opera la imaginación socio-'klgiea es quizás l que hace entre "las inquietudes personales delmedio" y "los probIcmas públicos de la estructura social". Esta

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    distinción es un instrumento esencial de la imaginaclOn sociológica y una característica de toda obra clásica en ciencia social.

    Se presentan inquietudes en l carácter de un individuo y en elámbito de sus relaciones inmediatas con otros; ticnen relación consu yo y con las áreas limitadas de vida social que conoce directay personalmente. En consecuencia, el enunciado y la resoluciónde esas inquietudes corresponde propiamente al individuo comoentidad biográfica y dentro del ámbito de su ambiente inmedi:lto:el ámbito social directamente abierto a su experiencia personaly en cierto grado, a su actividad deliberada. Una inquietud es unasunto privado: los valores amados por un individuo le parecena éste que están amenazados .

    Los problem s se relacionan e011 materias que trascienden delambicnte local del individuo y del ámbito de sn vida interior. Tienen que ver con la organización ele l11uchos ambientes dentro de lasinstituciones de una sociedad hislórica en su conjunto, con las maneras en que diferentes medios se imbrican e interpcnetran paraformar la estructura más amplia de la vida social e histórica. Unproblema es un asunto público: se advierte que está amenazadoun valor amado por la gente. Este debate carece con frecuenciade enfoque, porque está en la natmale7 .a misma ele un problema,a diferencia de 10 que ocurre COIl l inquictud aun más gen eralizada, el que no se le pueda definir bien de acuerelo con los am bientes inmediatos y cotidianos de los hombres corrientes . En realidad,un problema implica muchas vece s una crisis en los dispositivosinstitucionales, y con frecuencia implica también lo que los ma r

    xistas llamQ.n contradicciones o antagonismos .

    Consideremos a esa luz el desempleo. Cuando en una ciudadde 100000 habitantes sólo carece de trabajo un hombre, cso constituye su inquietud personal, y para aliviarla atendemos propiamente al carácter de aquel hombre, a sus capacidades y a sus oportunidades inmediatas. Pero cuando en una nación de 50 millonesde trabajadores 15 millones carecen de trabajo, eso constituye unproblema, y no podemos esperar encontrarle solución dentro delmargen de oportunidades abiertas a un solo individuo. Se ha venido abajo la estructura misma de oportunidades. Tanto el enunciado correcto del problema como el margen de soluciones posiblesnos obliga a considerar las instituciones económicas y políticas dela sociedad, y no meramente la situación y el carácter personales

    de individuos sueltos.Veamos la guerra . El problema personal de la guerra, cuando

    se presenta, puede estar en cómo sobrevivir o cómo morir con ha-

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    nor, cómo enriquecerse con ella, cómo trepar a lo más alto delaparato militar de seguridad, o cómo contribuir a ponerle término . En suma, encontrar, de acuerdo con los valores que unoreconoce, una serie de ambientes, y dentro de ella sobrevivir a laguerra o hacer significativa la muerte de uno en ella . Pero los problemas estructurales de la guerra se refieren a sus causas, a las tiposde hombres que lleva al mando, a sus efectos sobre la economía yla política, sobre la familia y las instituciones religiosas, a la irresponsabilidad desorganizada de un mundo de Estados-naciones.

    Veamos el matrimonio. En el matrimonio el hombre y la mu- jer pueden experimentar inquietudes personales, pero cuando laproporción de divorcios durante los cuatro primeros años de matrimonio es de 250 por cada 1 000, esto es prueba de un problcmaestructural que tiene que ver con las instituciones del matrimonioy de la familia y con otras relacionadas con ellas.

    O veamos las metrópolis: el horrible, hermoso, repugnante ymagnífico desparramamiento de la gran ciudad. Para muchas personas de las clases altas, la solución personal dcl problema dc laciudad es tener un departamento con garage privado en el corazón de la ciudad, y a cuarcnta millas de ella una casa proyectadapor Henry Hill con un jardín diseñado por Garrett Eckbo, en unterreno de cuarenta hectáreas de propiedad personal. En esos dosambientes controlados - c o n un pequeño cuerpo de servicio encada extremo y una comunicación por helicóptero entre ellos- lmayor parte de las personas resolvería muchos de los problemasde ambiente personal causados por los hechos de la ciudad. Perotodo eso, aunque espléndido, no resuelve los problemas públicosque el hecho estructural de la ciudad plantea. ¿Qué habría quehacer con ese maravilloso monstruo? ¿Fragmentarlo en unidadesdiseminadas que reuniesen la residencia y el lugar de trabajo?¿Dejarla como es, con algunos retoq'Jes? ¿O evacuarla y volarlacon dinamita, y construir ciudadcs nucvas de acuerdo con planosy lugares lluevos? ¿Cómo serían esos planos? ¿Y quién va a decidir y a realizar lo que se elija? :sos son problemas estructurales ; ...haccrles frente y resolverlos nos obliga a examinar los problemas /políticos y económicos que afectan a innumerables medios.

    Mientras una economía esté organizada de manera que hayacrisis, el problema del desempIco no admite una solución personal.Mientras la gllerra sea inherente al sistema de Estados-naciones ya la desigüal industrialización del mundo, el individuo corriente

    en su medio restringido será impotente - con ayuda psiquiátricao s i n c l ~ para resolver las inquietudes que este sistema o faltade sistema le imponc. Mientras que la familia como institución

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    convierta a las mujeres en esclavas queridas y a los hombrcs en susjefes proveedores y sus dependif ntes aún no destetados, el problema de un matrimonio sati sfactorio no puede tener una solu c iónpuramente privada. l vlientras la megalópolis superdesarrollada yel automóvil superdesarrollado sean rasgos constitutivos de la so-ciedad superdesarrollada, los problemas de la vida urbana no padrán resolvcrlos ni el ingenio personal ni la riqueza privada.

    / Lo que experimentamos en medios diversos y específicos es,como hemos observado, efecto de cambios estructurales. En consecuencia, para comprender los cambios de muchos medios personales, nos vemos obligados a mirar más allá de ellos. Y el númeroy variedad de tales cambios estructurales aumentan a medida quelas instituciones dentro de las cuales vivimos se extienden y serelacionan más intrincadamente entre sÍ Darse cuenta de la ideade estructura social y usarla COn sensatez es ser capaz de descubrir esos vínculos entre una gran diversidad de medios; y ser capazde eso es poseer imaginación sociológica.

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    ¿Cuáles son en nuestro tiempo los mayores problemas para lospúblicos y las inquietudes clave de los individuos particulares?

    ,/ Para formular problemas e inquietudes, debemos preguntarnosqué valores son preferidos, pero amenazados, y cuáles preferidosy apoyados por las tendencias características de nuestro tiempo.Tanto en l caso de amenaza como en el de apoyo, debemos preguntarnos qué contradicciones notorias de la estructura puedenestar implicadas.

    Cuando la gcnte estima una tabla de valores y no advierteninguna amenaza contra ellos, experimenta bienestar. Cuandoestima unos valores y advierte que están amenazados, expcrimentauna crisis, ya como inquietud personal, ya como problema público.y si ello afecta a todos sus valores, experimenta la amenaza total

    , del pánico.Pero supongamos que la gente no sienta estimación por ningún

    / valor ni perciba ninguna amenaza. f:sta es la experiencia dc laindiferencia la cual, si -parece afectar a todos los valores, se convicrte en apatía. Supongamos, en fin, que no sienta estimaciónpor ningún valor, pero que, no obstante, perciba agudamente una

    amcnaza f:sta es la expcriencia del malestai de la ansiedad, lacual, si es suficicntemente total, se convierte rn una indisposiciónmortal no específica.

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    LA PROMESA3

    El nuestro es un tiempo de malestar e indiferencia, pero aúnlO formulados de manera que permitan el trabajo de la razón yel

    juego de la sensibilidad. En lugar de inquietudes -definidas en - relaci ón con valores y amena zas - hay con frecuencia la calamidad de un malestar vago; en vez de problemas explícitos, muchasveces hay sólo el desalentado se ntimiento de que nada marchab ie n . No se ha dicho cuáles son los valores amenazados ni quées lo que los amenaza; en suma, no han sido llevados a puntode decisión . Mucho menos han sido formulados como proble- _mas de la ciencia social.

    En los afios treinta apenas se dudaba -salvo en ciertos círculos de negocios alucinados- que había un problema económicoque era también un haz de inquietudes personales. En los argumentos acerca de "la crisis del capitalismo , las formulaciones deMarx y las numerosas re-formulaciones de su obra probablementeasientan los principales términos del problema, y algunos individuos llegan a comprender sus inquietudes personales en relación

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    3 LA PROMESA

    se definen como cuestiones "psiquiátricas", con frecuencia, segúnparece, en un intento patético de evitar los grandes problemas dela sociedad moderna. A veces esta afirmación parece descansarsobre un angosto interés provinciano que sólo tiene en cuentalas sociedades occidentales, o quizás sólo a los Estados Unidos,ignorando, de esa suerte, las dos terceras partes de la humanidad;muchas veces, también, divorcia arbitrariamente la vida individualde las grandes instituciones dentro de las cuales se desenvuelve esavida y que con frecuencia pesan sobre ella más penosamente quelos ambientes íntimos de la infancia .

    Los problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formu -larse sin tener en cuenta los problemas del trabajo. Las inquietu-

    des de la familia relativas a los libros de historietas no puedenformularse C01110 problemas sin tener en cuenta la situación de lafamilia contemporánea en sus nuevas relaciones con las institucio-nes más recientes de la estructura social. Ni el ocio ni sus usosenervantes pueden entenderse como problemas sin reconocer lamedida en que el malestar y la indiferencia forman actualmenteel clima social y personal de la sociedad norteamericana contem-poránea. En ese clima no pueden plantearse ni resolverse proble-mas de la vida privada" sin tener en cuenta la crisis de ambiciónque forma parte de la carrera misma de muchos hombres quetrabajan en una economía de grandes compañías o empresas.

    Es verdad, como constantemente señalan los psicoanalistas, quecon frecuencia las ' gentes tienen "la sensación creciente de sermovidas por fuerzas o ~ c u r sque actúan dentro de ellas mismas yque son incapaces de definir". Pero o es verdad, como dijoErnest Jones, que "el principal enemigo y el principal peligro delhombre es su misma indócil naturaleza y las fuerzas ocultas repri-midas dentro de él". Por el contrario: el principal peligro" para

    l hombre reside hoy en las fuerzas ingobernables de la sociedadcontemporánea misma, con sus métodos impersonales de produc-ción, sus técnicas envolventes de dominación política, su anarquíainternacional, en una palabra, con sus penetrantes transformacio-nes de la naturaleza misma del hombre y las condiciones yfinalidades de su vida.

    La primera tarea política e intelectual -porque aquí coincide }ambas cosas- del científico social consiste hoy en poner en clarolos elementos del malestar y la indiferencia contemporáneos. f:sta

    ' es la demanda central que le hacen los otros trabajadores de lacultura: los científicos del mundo físico y los artistas, y en gene-ral toda la comunidad intclectua l. Es a causa de esta tarea y de

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    LA PROMES 33esas demandas por lo que, creo yo las ciencias sociales se están 'convirtiendo en el común denominador de nuestro periodo cultural y la imaginación sociológica en la cualidad mental más nece-saria. /

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    En todas las épocas intelectuales tiende a convertirse en comúndenominador de la vida cultural determinado estilo de pensamiento. Es cierto que hoy en día muchas modas intelectuales se difunden ampliamente para ser abandonadas por otras nuevas en elcurso de uno o dos años. Esos entusiasmos quizá sazonan el juego

    cultural, pero dejan poca huella intelectual,si es

    que dejan alguna.No puede decirse lo mismo de modos de pensar como la físicanewtoniana o la biología darwiniana . Cada uno de estos universos intelectuales se convirtió en una influencia que llegó muchomás lejos que cualquier esfera especial de ideas y de fantasías.En relación con ellos, o en relación con cosas derivadas de ellos,sabios desconocidos y comentaristas de moda re-enfocan sus observaciones y re-formulan sus problemas.

    En la época moderna, las ciencias físicas y biológicas han sidoel principal común denominador del pensamiento serio y de lmetafísica popular en las sociedades de Occidente. La técnica delaboratorio ha sido el modo consagrado de proceder y la fuentede la seguridad intelectual. :f:se es uno de los significados de laidea de un común denominador intelectual: los hombres pueden

    formular sus convicciones más poderosas según sus términos. Otrostérminos y otros estilos de pensamiento parecen meros vehículosde escape y oscuridad.

    El que prevalezca un común denominador no significa, naturalmente, que no existan otros estilos de pensamiento y otros tiposde sensibilidad. Lo que quiere decir es que los intereses intelectuales más generales tienden a entrar en su ámbito, para ser formulados en él más rigurosamente y pensar, una vez formulados así,que si no han tenido solución, por lo menos han sido llevadosadelante de un modo provechoso .

    Creo yo que la imaginación sociológica se está convirtiendoen el principal común denominador de nuestra vida cultural y ensu rasgo distintivo. Esta cualidad mental se encuentra en las ciencias sociales y psicológicas, pero va mucho más allá de esas disciplir,as tal como ahora las conocemos. Su adquisición por los individuos y por la comunidad cultural en general es lenta y enocasiones torpe; muchos científicos sociales mismos la desconocen

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    34 LA PROMESApor completo. Parecen ignorar que el uso de esta imaginación escentral para mejorar el trabajo que pueden hacer, que por nodesarrollarla y empIcarla dejan de responder a las esperanzas cul-turales que se tienen en ellos y que las tradiciones clásicas de susdiversas disciplinas ponen a disposición de ellos.

    Pero las cualidades de esta imaginación son regularmente exi-gidas en materias de hecho y de moral, en el trabajo literario enel análisis político. Se han convertido en rasgos fundamentalesde esfuerzo intelectual y de sensibilidad cultural en una grandiversidad de expresiones. Los buenos críticos son ejemplos deesas cualidades, lo mismo que los periodistas serios, en realidadse juzga según ellas la obra de unos y otros. Las categorías popu-

    lares de la crítica - m u y intelectual, medianamente intelectual osin pretensiones intelectuales, por ejemplo- ahora son. an socio-lógicas por lo menos como estéticas. Los novelistas -cuya obraseria encarna las definiciones más difundidas de la realidad hu-mana- poseen con frecuencia esta imaginación se esfuerzanen satisfacer la demanda de ella. Por medio de ella, se buscaorientar el presente como historia. A medida que las imágenesde la naturaleza humana se hacen más problemáticas, se sientecada vez más la necesidad de prestar atención más estrecha, peromás imaginativa, a las prácticas a las catástrofes sociales querevelan y que moldean) la naturaleza del hombre en este tiempode inquietud civil de conflicto ideológico. Aunque algunas vecesse manifiesta la moda de intentar usarla, la imaginación socio-lógica no es una mera moda . Es una cualidad mental que parece

    prometer de la manera más dramática la comprensión de nuestraspropias realidades íntimas en relación con las más amplias reali-dades sociales . No es meramente una cualidad mental más entreel margen contemporáneo de sensibilidades culturales: es l cua-lidad cuyo uso más amplio y más hábil ofrece la promesa de quetodas esas sensibilidades y de hecho la razón humana mismallegarán a representar un papel más importante en los asuntoshumanos.

    El significado cultural de la ciencia física e l mayor másantiguo común denominador- se está haciendo dudoso. Comoestilo intelectual, la ciencia física empieza a ser considerada pormuchos como algo insuficiente. La suficiencia de los ~ s t l o scien-tíficos de pensamiento sentimiento, de imaginación sensibili-dad, ha estado, naturalmente, desde sus orígenes sometida a ladada religiosa a la controversia teológica, pero nuestros padres

    abuelos científicos han reducido esas dudas religiosas. Las dudas

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    LA PROMESA 35hoy corrientes son profanas, humanistas, y con frecuencia abso-lutamente confusas. Los progresos recientes de las ciencias físicas

    con su clímax tecnológico en l bomba H y los medios paratransportarla no han sido sentidos como solución a ninguno delos problemas ampliamente conocidos y profundamentc ponde-rados por comunidades intelectuales y públicos culturales muydilatados. Esos progresos han sido considerados, correctamente,como resultado de una investigación altamente especializada, e in-correctamente como misterios maravillosos. Han suscitado másproblemas tan to intelectuales como morales que los que hanresuelto, y los problemas que han planteado radican casi com-pletamente en la esfera de los asuntos sociales, y no físicos. La

    conquista manifie sta de la naturalez a, la superación de la escasez,las sienten los hombres de las sociedades superdesarrolladas comocosa virtualmente acabada. Y ahora, en esas sociedades se creeque la ciencia principal instrumento de esa conquista vaga asu antojo, sin objetivo, y que necesita ser rcvalorada.

    La estimación moderna por la cicncia en gran parte ha sidomeramente supuesta, pero ahora el thos tecnológico y una espe-cie de imaginación ingenieril asociados con la ciencia probable-mente parecen más temibles y ambiguos que esperanzadores yprogre sivos Naturalmente, no es eso todo lo que hay en laciencia , pero se teme que llegue a serlo. La necesidad sentida

    de revalorar la ciencia física refleja la necesidad de un nuevo deno-minador común. Es el sentido humano y el papel social de laciencia, sus consecuencias militares y comerciales, su significación

    política, lo que está experimentando una revaloración confusa.Los progresos científicos de las armas quizás lleven a la necesi-dad de reajustes políticos del mundo; pero esa necesidad no secree que pueda satisfacerla la ciencia física por sí misma.

    Mucho que ha pasado por cíencia se tiene ahora por filoso-fía dudosa; mucho que se considera como verdadera ciencia secree con frecuencia que sólo proporciona fragmentos confusosde las realidades entre las cuales viven los hombres . Está muydifundido l sentimiento de que los hombres de ciencia ya notratan de representar la realidad como un todo o de trazar un es-bozo real del destino humano. Además, la ciencia les parecea muchos no tanto un thos creador y una orientaCión, como unjuego de máquinas científicas manejadas por técnicos y controla-das por hombres economistas y militares que ni encarnan ni com-

    prenden la ciencia como thos y orientación . Entretanto, losfilósofos que hablan en nombre de la ciencia con frecuencia laconvierten en cienticismo , sosteniendo que su experiencia es

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    idéntica a la experiencia humana y que -únicamente con sus métodos puedcn resolverse los problemas humanos. Con todo eso,muchos trabajadores culturales han llegado a pensar que la ciencia es un Mesías falso y pretencioso, o por lo menos un elementomarcadamente ambiguo de la civilización moderna.

    Pero según la frase de C. P. Snow, hay dos culturas : lacientífica y la humanista. Ya como historia o como drama,ya como biografía, poesía o novela, la esencia de la cultura humanista ha sido la literatura. Pero ahora se insinúa con frecuenciaque la literatura seria se ha convertido en un arte secundario .Si es así, no es solamente por el crecimiento de los públicos de

    masas y de los medios de comunicación para las masas, y por todolo que eso significa para la producción literaria seria. Se debetambién a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempoy a los tipos de necesidades que los hombres sensibles adviertenque reclaman aquella cualidad.

    ¿Qué novela, qué periodismo, qué esfuerzo artístico puedecompetir con la realidad histórica y los hechos políticos de nuestrotiempo? ¿Qué visión dram

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    cualidad . . . particularmente valiosa para percibir relaciones entre losfenómenos sociales: la cualidad de la firmeza. Estaba demasiado in-teresado en el presente para ser un buen historiador, era demasiadoteórico para ser novelista, y veía demasiado la literatura como docu-mento de la cultura de una época o de un país para ser un crítico deprimera fila. Su obra sobre la lite ratura inglesa es menos un estudiode la literatura inglesa que un comentario sobre la moral de la sociedadinglesa y un yehículo de su positivismo . Es un teórico social, antesque nada.

    Que haya sido un literato más bien que un científ ico social ,atestigua quizás el dominio sobre gran parte dc la ciencia socialdel siglo XIX ejercido por la búsqueda celosa de leyes supuesta-

    mente comparables a las que nos imaginamos que encuentran loscientíficos de la naturaleza. A falta de una ciencia social ade-cuada, los críticos y los novelistas, los dramaturgos y los poetashan sido los principales, si no los únicos, formuladores de inquie-tudes individuales . y hasta de problemas públicos. El arte expresaesos sentimientos y a veces se conccntra en ellos e n los mejoresmomentos con dramática agudeza- pero no aún con la claridadintelectual necesaria para su comprensión y alivio en la actua-lidad. El arte no formula ni puede formular esos sentimientoscomo problemas que contienen las inquietudes y las dudas a lasque los hombres tienen que hacer frente ahora si han de vcnccrsu malestar e indiferencia y las insufribles angustias a que con-ducen. En realidad, el artista muchas veces no intenta hacerlo.Además, el artista serio experimenta él mismo gran inquietud, yle iría bien con alguna ayuda intelectual y cultural de una cienciasocial animada por la imaginación sociológica.

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    Mi propósito en este libro es definir el significado de las cienciassociales para las tareas culturales de nuestro tiempo. Deseo espe-cificar las clases de esfuerzo que están detrás del desarrollo de laimaginación sociológica, indicar lo que ella implica para la vida:política y para la vida cultural, quizá señalar algo de lo que senecesita para poseerla. Deseo, de esa manera, aclarar la natura-leza y los usos de las ciencias sociales en la actualidad, y dar unlimitado informe de su situación contemporánea en los EstadosUnidos. 2

    1 imes Líterary Supplement 5 de noviembre de 1957.2 Siento la necesidad de decir que prefiero con mucho la expresión los

    estudios sociales a la de las ciencias ·sociales , no porque no me agraden

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    En cualquier momento dado, naturalmente, la ciencia socialconsiste en lo que están haciendo los científicos sociales debidamente reconocidos; pero no todos ellos están, de ningún modo,haciendo lo mismo; en realidad ni siquiera hacen cosas-del mismogénero. La ciencia sociales también10 que han hecho los cientÍficos sociales del pasado; pero cada estudioso de estas materiaselige una determinada tradición de su disciplina. Cuando hablode la promesa de la ciencia social , espero que esté claro quemerefiero a esa promesa tal comoyo la veo.

    Precisamente ahora hay entre los cultivadores de las ciencias

    los científicos delmundo físico (por el co¡¡trario, me agradanmucho), sinoporquela palabra ciencia ha adquirido gran prestigio yun sentido más bienimpreciso.No siento ninguna necesidad de restarle presti¡:;io ni de haceraúnmenos preciso su sentido usándola como una metáfora-filosófica. Pero sospecho que si escribo los estudios sociales , los lectores pensarán sólo en lateoría del gobierno civil de las escuelas superiorcs, que es,de todos los camposde la sabiduríahumana, el único con el que deseo evitar toda clase de asociación. Las ciencias de laconducta es sencillamente imposih1e; supongo queesta denominación fue concebida como un medio de propaganda para conseguir dinero destinado a investigaciones sociales de las fundacionesy de losdiputados que confunden ciencia social consocialismo . La mejor denominación debe ineluir la historia (y la psicología, en la mcdida en que se refierea seres humanos), y ha de p r e s t r ~ ea discusiones lo menos posihle, porquenosotros argumentamoson palabras, perono luchamos cerc de ellas. Quizásiría bien disciplinashumanas . Pero ni pensarlo. Con la esper;¡nza de noser dcmasiadoampliamente mal interpretado, me atcngoal uso convenido yempleo la consagrada expresión deciencias sociales .

    Otra cosa más: Espero que mis colegas aceptenla expresic >n imaginación

    sociológica . Los cultivadores de las ciencias políticas queh8.n leído mimanuscrito sugieren la denominaciónde imaginación política ; y los antropólogos la de imaginación an tropológica , y así sucesivamente. Laspabbrasimportan menos que la idea, la cual espero quese aclarará cn el decmso deeste libro . Con su empleono quiero, desde luego, sugerir meramente la disciplina académica llamada sociología .Mucho de lo que la frasesignificapara mí no 10 dicen en ahsoluto los sociólogos.En Inglaterra, por ejemplo,la sociología como disciplina académicaes todavía algo marginal, pero enbuena parte del periodismo, de la novela y sobre todo de la historia ingleses,la imaginación sociológica está, ciertamente, muy bien desarrollada. Cosaanáloga ocurreen Francia: tanto la confusión como la audacia del pensamiento francés desde la segunda GuerraMundial descansan sobre su sentimiento de las características sociológicas del destino delhomhre en nucstrotiempo; pero esas tendencias las sustentan literatos más bien que sociólogosprofesionales. No obstan te, empIco la frase imaginación sociológica porque:1 cree el zapatero remendónque no hay más que cuero, y para bien o paramal yo soy un sociólogo;2) creo que históricamente esa cualidad mental hasido poseida más frecuentemente y de manera más vívidapor los sociólogosclásicosque por los e m á ~cultivadoresde las ciencias sociales; 3) puesto quevoy a examinar crlticamente muchas escuelas sociológicas curiosas, necesitoun término contrarioen que apoyarnle.

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    sociales un malestar muy generalizado, tanto intelectual comomoral, por la dirección que parece ir tomando la disciplina de suelección. Ese mal es tar, así como las infortunadas tendencias qu econtribuyen a producirlo, forman parte, según supongo, de unmalestar general de la vida intelectual contemporánea . Peroquizás el malestar es más agudo entre los cultivadores de las ·ciencias sociales, aunque no sea más que por l dilatado alcancede la promesa que guió gran parte del trabajo anterior realizadoen su campo, por la naturaleza de los asuntos que trata y por laurgente necesidad que hoy se siente de trabajo significativo y deimportancia.

    No todos sienten ese malestar, pero el hecho de que muchosno lo sientan es en sí mismo causa de nuevo malestar entre losque no olvidan la promesa y son bastante honrados para no admitir la pretenciosa mediocridad de mucho de 1 que se hace . Dichocon toda franqueza, espero aumentar ese malestar, definir algúnasde sus fuentes, contribuir a transformarlo en un apremio específico para comprender la promesa de la ciencia social y limpiarel terreno para empezar de nuevo: en suma, indicar algunas de lastareas que hay que hacer y los medios disponibles para hacerel trabajo que hay que hacer hoy.

    El concepto de la ciencia social que yo sustento no ha predominado últimamente. Mi concepto se opone a la ciencia socialcomo conjunto de técnicas buroéráticas qüe impiden la investigación social con sus pretensiones metodológicas . que congestionan

    el trabajo con conceptos oscurantistas o que lo trivializan interesándose en pequeños problemas sin relación con los problemaspúblicamente importantes. Esos impedimentos, oscuridades ytrivialidades han producido actualmente una crisis en los estudios sociales, sin que señalen en absoluto un camino para salirde ella.

    Unos cultivadores de las ciencias sociales insisten en la necesidad de equipos técnicos de investigación , otros en la primacíadel investigador individual. Unos gastan mucha energía en elrefinamiento de los métodos y las técnicas de investigación; otrospiensan que han sido abandonados los tipos doctos del artesanointelectual y que deben ser rehabilitados ahora. Unos desarrollansu trabajo de acuerdo con un rígido conjunto de procedimientosmecánicos; otros tratan de desarrollar, incitar y emplear la imaginación sociológica. Algunos adeptos del alto formulismo de lateoría - asocian y disocian conceptos de manera que a otros les

    parece extraña; y estos otros apremian para la elaboración de pala-

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    iO LA PROMESAbras sólo cuando es manifiesto que ello amplía el alcance de lasensibilidad y aumenta el ámbito del razonamiento . Unos estu-dian estrictamente sólo ambientes en pequeila escala, can l es-peranza de armar después con esas piezas concepciones de estruc-turas mayores; otros examinan las estructuras sociales en que tratande situar muchos medios pequeilos. Unos, olvidando por com-pleto los estudios comparativos, estudian sólo una pequeila comu-nidad en una sociedad yen un tiempo; otros trabajan directamentey de un modo plenamente comparativo las estructuras socialesde las naciones del mundo. Unos limitan sus rigurosas investiga-ciones a secuencias muy reducidas de asuntos humanos; otros seinteresan en problemas que sólo se advierten en una larga perspec-

    tiva histórica. Unos especializan su trabajo de acuerdo con com-partimientos académicos; otros, saltándose todos los comparti-mientos, se especializan por asuntos o problemas, sin tener encuenta dónde están situados académicamente. Unos atienden ala diversidad de la historia, de la biografía, de la sociedad; otros no.

    Esos contrastes, y muchos méls de tipo parecido, no son nece-sariamente verdaderas alternativas, aunque en el calor de l con-troversia o en la indolente seguridad de la especialización se Icstome por tales. En este punto, yo meramente los enuncio de \1nmodo inicial, para volver a ellos al final de este libro . Tengo laesperanza, desde luego, de que se dejarán ver todas mis tenden-cias o prejuicios personales, porque los juicios que formule seránexplícitos. Pero también intento, independientemente de mis pro-pios juicios, enunciar los significados culturales y políticos de laciencia social. Mis prejuicios no son, naturalmente, ni más nimenos prejuicios que los que vaya examinar. ¡Que quienes no secuiden de los míos usen su oposición a ellos para hacer los suyostan explícitos y tan reconocidos como tales, como yo trataré dehacer los míosl Entonces se reconocerán los problemas moralesdel estudio social e l problema de la ciencia social como pro-blema público- y se hará posible la discusión. Entonces cadauno se conocerá mejor a sí mismo, lo que es desde luego, condi-ción previa para la objetividad en la empresa de la ciencia socialen su conjunto.

    Creo, en resumen, que lo que puede llamarse análisis socialclásico es una serie de tradiciones definibles y usa bIes; que sucaracterística esencial es el interés por las estructuras s.ociales his-tóricas; y que sus problemas tienen una relación directa con losurgcntcs problemas públicos y las insistentes inquietudes humanas.Creo también que hay actualmente grandes obstáculos en el ca-mino dc l continuidad de esa tradición - t an to dentro de las

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    ciencias sociales como en sus ambientes académico y político-;pero que, no obstante, las cualidades mentales que la constituyen,se están convirtiendo en un denominador común de nuestra vidacultural general y que, aunque vagamente y bajo una confusavariedad de disfraces, están empezando a dejarse sentir como unanecesidad.

    Muchos profesionales de la ciencia social, especialmente en losEstados Unidos, me parecen curiosamcnte renuentes a aceptar elreto que ahora se les lanza. De hecho, muchos abdican las tareasintelectuales y políticas del análisis social; otros, indudablemente,no están a la altura del papel que, sin embargo, se han asignado.En ocasiones casi pareccn haber acogido deliberadamente viejasastucias y producido nuevas timideces. Mas, a pesar de esa resis-tencia, la atcnción intelectual y la atención pública están ahoratan manifiestamente fijas sobre los mundos sociales que se supone

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    PROMES

    endencia 1: Hacia una teoría de la historia. Por ejemplo,en manos de Comte, como en las de Marx, Spencer y Weoer, ]asociología es una empresa enciclopédica, relativa a ]a totalidadde la vida social del hombre. Es al mismo tiempo histórica ysistemática: histórica porque trata de materiales del pasado y losemplea; sistemática porque lo hace con objeto de distinguir

    las etapas del curso de la historia y las regularidades de la vidasocial.

    La teoría de la historia del hombre puede ser deformada muyfácilmente y convertirse en un estrecho molde trans-histórico enel cual se meten a la fuerza los materiales de la historia humanay del cual salen visiones proféticas (por lo general sombrías) del

    futuro. Las obras de Arnold Toynbee y de Oswald Spengler sonejemplos bien conocidos .

    endencia JI: Hacia una teoría sistemática de la naturalezadel hombre de la sociedad . Por ejemplo, en las obras de losformalistas, principalmente Simmel y Von Wiese, la sociologíatrata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las relaciones sociales y penetrar sus características supuestamente invariables. En suma, se interesa en una visión más bien estática yabstracta de los componentes de la estructura social en un nivelmuy elevado de generalidad.

    Quizá por reacción contra la deformación de la Tendencia 1la historia puede ser totalmente abandonada: la teoría sistemática de la naturaleza del hombre y de la sociedad se convierte

    con facilidad excesiva en un formalismo complicado árido en elque la descomposición de conceptos y sus interminables recomposiciones combinaciones se convierte en la tarea central. Entrelos que llamaré Grandes Teóricos, las concepciones se han convertido verdaderamente en conceptos. El ejemplo contemporáneomás importante en la sociología norteamericana es la obra deTa1cott Parsons.

    endencia IJI: Hacia el estudio empírico de los hechos y losproblemas sociales contemporáneos. Aunque Comte y Spencerfueron los soportes de la ciencia social norteamericana hasta 1914aproximadamente, y la influencia teórica alemana fue grande, laactitud empírica fue fundamental en los Estados Unidos desdetiempos tempranos. En parte se debió esto a haber sido anteriorla consagración académica de la economía y de la ciencia política . Dado esto, en la medida en que es definida como el estudiode algún sector especial de la sociedad, la sociología se convierte

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    fácilmente en una especie de trabajador suelto entre las cienciassociales ocupado en estt;dios mi sceláneos de sob rantes académicos.Hay estudios ue ciudades y d e familias, de relaciones raciales yétni cas y desde luego, de pequeños grupos . Como veremos, lamiscelánea resultante se convirtió en un estilo de pensamiento queexamin aré bajo el dictado de practicidad liberal .

    El estudio de los hechos contemporáneos fácilmente puedeconvertirse en una serie de datos de ambiente sin relación entresí y con frecuencia insignificantes. Muchos cursos docentes desociología norteamericana pueden servir de ejemplo; pero quizáslo revelen mejor los libros de texto relativos a la desorganizaciónsocial. Por otra parte, los sociólogos han tendido a hacerse espe-cialistas en la técnica de la investigación de casi todo. Entre ellos,los métodos se han convertido en metodología. Gran parte de laobra y más aún del t hos de George Lundberg, Samuel Stouf-fer Stuart Dodd y Paul F. Lazarsfeld son ejemplos actuales. Estastendencias d e dispersar la atención y cultivar l método por elmétodo- son dignas compañeras entre sí, aunque no se den nece-sariamente juntas.

    Las peculiaridades de la sociología pueden entenderse comodeformaciones de una o más de sus tendencias tradicionales. Perotambién sus promesas pueden entenderse en relación con esas ten-dencias. En los Estados Unidos se ha producido actualmente unaespecie de amalgama helenística que incorpora diversos elementosy finalidades de las sociologías de las diferentes sociedades occi-dentales. El peligro está en que, en medio de tanta abundanciasociológica, otros científicos sociales se impacienten tanto, y quelos sociólogos sientan tanta urgencia de investigar , que pierdanel dominio sobre un legado verdaderamente valioso. Pero haytambién una oportunidad en nuestra situación: la tradición socio-lógica contiene las mejores formulaciones de la plena promesa delas ciencias sociales en conjunto, así como algunas rcalizacionesparciales de ellas. El matiz y la sugerencia que los estudiosos de lasociología pueden encontrar en sus tradiciones no pueden resu-mirse en breves términos, pero l investigador social que las tomeen sus manos quedará ricamente recompensado. Su dominio sobreellas puede convertirse rápidamente en nuevas orientaciones parasu propio trabajo en la ciencia social.

    Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los

    capítulos VII a X después de haber examinado algunas de susdeformaciones más habituales (capítulos 11 a VI .