La participación de la sociedadcivil en el desarrollo social *

El proceso de desarrollo en los últimos años ha tenido pequeñosavances, pero significativos. En la actualidad, las sociedades modernashan visto que la dinámica del crecimiento económico y la estabilidadsocial son aspectos importantes para los individuos; sin embargo, sehan requerido otros factores tan relevantes como: gobiernodemocrático, organización de la sociedad civil, erradicación de lapobreza y rol de la cultura en el desarrollo, áreas que son cruciales enel desarrollo humano y elementos importantes en la elaboración depolíticas de desarrollo.

Se habla de un proceso de desintegración o carencia de legitimidad delos sistemas políticos, por lo que se han buscado nuevas alternativas.Una de ellas es la activación de la sociedad civil; la participación deésta en el proceso es un aspecto importante que genera cambios en elEstado-Nación y, a la vez, de los mismos ciudadanos. Hablamos deuna transformación basada en la transferencia del poder del sistemapolítico a la sociedad. Un cambio de legitimación de los gobiernos seda a través de los ciudadanos, al generar un trato de convivencia y co-rresponsabilidad.

Es necesario señalar los puntos importantes que debemos consideraren la participación de la sociedad civil:

• Las relaciones de la sociedad civil y el mercado. Con frecuencia seproduce una individualización, debido a la expansión del mercado, elcual ve a las sociedades como conjuntos de simples consumidores sininterrelación entre sí. Lo paradójico de esto es que entre más libertadde los individuos para elegir, participar y opinar, no se ha tenido unarespuesta verdadera por la dinámica social que los envuelve. Como

* Proceso de Consulta para el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006. Cultura,Estado y Sociedad, Secretaría de Desarrollo Social. Municipio de Querétaro.

consecuencia, se van perdiendo valores y códigos tan sencillos entrelos grupos sociales que son importantes para su desarrollo.

• La estabilidad entre la sociedad civil y el proceso de globalización.La transformación que han sufrido muchos países ha sido rápida; sinembargo, existen espacios que ha perdido la sociedad, y hoy en díaésta se ve en la necesidad de un nuevo alineamiento en relación conesos cambios. Si consideramos que los ciudadanos no están en esteproceso y que se toma como lo más importante a las telecomunica-ciones, la tecnología, el transporte…, hoy nos preguntaríamos:¿dónde está el arte, el desarrollo humano, la ecología, etcétera?

• La participación de las mujeres. En la actualidad muchos líderes yactivistas de la sociedad civil son mujeres que trabajan en diversosgrupos, especialmente en zonas rurales o que atacan problemas comola pobreza, la discapacidad, la familia, la niñez, la violencia. Más y másmujeres participan en la política, apoyan o son apoyadas por organis-mos internacionales, e inician procesos de incorporación de progra-mas de otras regiones creando un concepto de transformación y derelación de coparticipación.

Lo anterior significa que las repercusiones que se pueden tener por laparticipación de la sociedad son importantes, en ésta se concentra unpoder mediador entre las fuerzas opositoras que busca cohesión yestabilidad entre el gobierno y los ciudadanos, así como ordendemocrático. Existen tres prerrequisitos para una estabilidad políticaque involucre a la sociedad civil:

• Un régimen democrático• Factores socioeconómicos• Factores socioculturales

Hablar de sociedad y cultura se concibe como un punto intermedioentre el gobierno y el sector privado, que se ocupa de las actividadesbásicas como: votar en las elecciones, pagar impuestos, trabajar, pro-ducir, ir de compras, consumir productos, entre otros aspectos.

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El término civil comúnmente es relacionado con las instituciones cívi-cas, como fundaciones, escuelas, iglesias, organizaciones públicasinteresadas en algunos aspectos de la sociedad o asociaciones volun-tarias. Esto es impreciso, ya que deberíamos hablar de todos los indi-viduos de la sociedad que tienen ciertos valores y determinadas con-ductas en pro de ésta. Existen tres aspectos fundamentales que deter-minan la participación del individuo en la sociedad civil a través de lacoexistencia: Estado-Personas-Cultura.

El ciudadano debe ser parte de un proceso social y no limitarse sóloa algunos aspectos. Estamos conscientes de que no está acostumbra-do a participar, opinar y actuar en pro de otras personas, debido a lacultura que se desarrolla en la región o en el grupo social en el cual sedesenvuelve. Hoy se está luchando por construir un compromisocolectivo.

La cultura es un conjunto de atributos y productos de las sociedadeshumanas y, en consecuencia, de la humanidad que se expresa y setransmite mediante los grupos sociales. Por ello es necesario constru-ir mecanismos de participación social, ya que a lo largo de los años nose ha pensado en la oportunidad de opinar y participar en los proce-sos que involucran a los grupos. Si deseamos que las próximas ge-neraciones sean parte de estos atributos y productos, deberemos sen-tar bases como la transformación en el capital humano y la cons-trucción de un espíritu de participación civil; una cultura donde serespeten las normas, la justicia social y se propongan cambios hacia eldesarrollo.

Se debe proveer de nuevos espacios para que las siguientes genera-ciones puedan aprender a participar, lo que constituirá un soporteimportante para la participación de la sociedad civil. Ésta se da a par-tir del humanismo, que deberá proponer cómo evitar la ineficiencia,las dificultades y las consecuencias del trabajo del gobierno, y pensarque, ante todo, el ser humano es importante.

Los gobiernos son, generalmente, los proveedores de las necesidadesde los ciudadanos en áreas específicas, como el caso de la infraestruc-tura y los servicios básicos. Quizá ésta sea una de sus responsabili-

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dades más importantes, pero deberá otorgarle a la ciudadanía el poderde elegir y establecer los mecanismos necesarios para su desarrollo.

Sin embargo, las autoridades locales tenemos un papel importante encualquier parte de este proceso debido a la capacidad y el espacio dedesarrollo inmediato. Hoy se piensa en el trabajo en el nivel munici-pal porque se pueden obtener recursos importantes y se puede con-vocar a la ciudadanía para que contribuya con su experiencia. Es en elámbito local en donde se deben impulsar programas y políticas, con-sultas, foros, acciones, etc.; es ahí donde se da el cambio.

Por eso hay que impulsar una cultura de la participación social que seconstruirá a través de los mecanismos por los cuales los elementos dela sociedad se comunican con los gobiernos y entre sí; y participar enel desarrollo y ejecución de políticas para el bienestar colectivo.Propuestas: incluir audiencias públicas, incorporación de juntas cívi-cas asesoras y otras instancias de comunicación y decisión. Para ellose necesita:

• Formulación de normas para la notificación y consultas locales,regionales o nacionales.

• Definición de las reglas de acceso a la información.• Establecimiento de mecanismos de revisión jurídica.• Descentralización de decisiones.• Participación real del estado y municipio.• Revisión de acciones y programas impuestos desde la federación, la

normativa.• Constitución real del federalismo.

Los medios de participación social se pueden ampliar mediante larevisión y el desarrollo de leyes, reglamentos y procedimientos(tanto formales como informales) que definan y aseguren mecanis-mos adecuados de participación y comunicación, para crear estacultura orientada hacia el municipio. La participación responsable sepuede fortalecer por medio de la educación y la capacitación, elacceso a la información y la asistencia técnica.

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Nuestra nueva cultura se basa en la formación de ciudadanos.¿Cómo? Se trata de un nuevo aprendizaje de la democracia y la edu-cación cívica; de ciudadanos que puedan hacer una democracia viabley gobernable, paso fundamental en un nuevo gobierno que persigueestablecer una democracia. La construcción de institucionesdemocráticas y el fortalecimiento de la ciudadanía participativa debenenfrentar la herencia de un sistema autoritario, y lograr tener lascondiciones necesarias para que la rendición de cuentas y la funcióngubernamental estén en conocimiento de la ciudadanía.

Se deben equilibrar las relaciones entre la sociedad y el gobierno, paraque tengan capacidad de diálogo, de debate, de disentir y de llegar aacuerdos. Actualmente, la ciudadanía se desentiende de exigir cuentasy el participar es una democracia delegada (que lo hagan otras per-sonas). Como instituciones gubernamentales nos corresponde rendircuentas y promover los intereses de la población, pero también la ciu-dadanía tiene que aprender a poner límites a los excesos del poder.

Vivimos en una sociedad con bajos niveles escolares; que no está muyinformada de los problemas de la vida pública; que padece niveles depobreza graves; que por años estuvo acostumbrada al corporativismo,al clientismo y a las prácticas de corrupción en la impartición de jus-ticia. Ahora, esta sociedad tiene que renacer fuertemente. La ciu-dadanía deberá ser fuerte e informada; con capacidades de exigircuentas, debatir, deliberar de manera independiente del gobierno ycon rutinas de participación.

Se necesita un sistema político que le dé certidumbre a la ciudadanía,que ponga frenos a la discrecionalidad y que termine la simulación,porque hasta ahora se ha vivido con una cultura ciudadana democráti-ca de ficción.

En el municipio de Querétaro se está trabajando en el proceso depotenciar el desarrollo de las personas y de las comunidades desde símismas, donde las acciones cumplan con una función educativa de laspersonas y de la comunidad, donde se promueva la participación delos habitantes de la colonia desde el inicio de éste y en la definiciónde los proyectos.

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La idea de facilitar la formación de organizaciones autosugestivasnace de la inquietud de que la ciudadanía no necesite que la autoridadla impulse a organizarse, sino que pueda llegar el momento en que laciudadanía se organice por sí misma y trabaje para buscar los apoyosque considere necesarios para llevar adelante sus proyectos de desa-rrollo. Con ello, se busca construir una ciudadanía sólida, participativay propositiva, que pueda desarrollarse espiritual, social y culturalmente.Nuestra misión es construir las bases necesarias para que las personasparticipen, para devolverles la oportunidad de desarrollarse y escuchar-los, porque es un derecho como ciudadanos la participación social acti-va y efectiva.

Hay dos clases principales de actores en la participación ciudadana:los que tratan de introducir cambios específicos, y cuyo interés prin-cipal se centra en el desarrollo material; y los que se interesan princi-palmente por la persona. Nosotros luchamos por ser estos últimos, yaque queremos desarrollar las habilidades propias de los individuospara el liderazgo, el juicio amplio y la acción cooperativa.

Es importante crear una cultura social y una sociedad culta en su másamplio sentido. Me sumo a las voces críticas de una política culturalcentralista, limitativa y hasta manipuladora.

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Primera reunión de la ComisiónBicamaral del Parlamento de Mujeres en México *

Las mujeres constituyen hoy, un nuevo actor político indispensable, de extraordinario significado, pues están

en condiciones de incidir en el rumbo total de nuestro país.

Vicente Fox

Diputado Ricardo García CervantesPresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

Diputada Beatriz Paredes RangelPresidenta de la Junta de Coordinación Política de la Cámara deDiputados

Senadora Araceli Escalante JassoPresidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara deSenadores

Diputada Concepción González MolinaPresidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara deDiputados

Diputadas integrantes de la Mesa Directiva y de las comisiones deEquidad y Género del Honorable Congreso de la Unión

Compañeras diputadas de los congresos locales

Mujeres integrantes de organismos de la sociedad

Señoras y señores participantes en el Parlamento de Mujeres deMéxico

Es un honor para el Instituto Nacional de las Mujeres, que represen-to en calidad de presidenta, participar en esta Primera Reunión de la

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* Discurso pronunciado el 8 de marzo de 2001.

Comisión Bicamaral del Parlamento de Mujeres de México, durante laLVIII Legislatura.

Hace 26 años se celebró en la ciudad de México la PrimeraConferencia Mundial de las Mujeres de las Naciones Unidas. En esareunión, después de más de 20 años que la ONU había estado pro-moviendo el reconocimiento del derecho al voto ciudadano de lasmujeres, los países del mundo se comprometieron a incluirlas en losbeneficios del desarrollo, para que éstos fueran compartidos en lamisma medida por toda la humanidad, por hombres y mujeres.

Ha sido difícil remover y, aún más, revertir las desigualdades, la dis-criminación y los obstáculos frente a la promoción de la igualdad deoportunidades entre hombres y mujeres.

Fueron las diversas y variadas formas organizativas que adoptaron lasmujeres, las que inicialmente atendieron problemas y necesidadesexcluidos de los programas gubernamentales; y gracias a su especia-lización, a la optimización de sus recursos y a la calidad de serviciosde capacitación, educación e investigación que desarrollaron durantevarios años, lograron ubicarse como fuente de inspiración y referentecentral de planes, programas, plataformas e incluso de convencionesy convenios en todo el mundo.

Las mujeres que abrieron canales de participación en los espacios dela política formal, también sembraron un horizonte de grandes posi-bilidades para identificar y eliminar mecanismos jurídicos e institu-cionales discriminatorios. Fue aquí en este recinto, el del PoderLegislativo, en anteriores legislaciones y durante el primer periodo desesiones de la actual, que las legisladoras contribuyeron con su parteal compendio de esfuerzos, acciones y hechos históricos dirigidos alograr que a las mujeres se las haga partícipes no sólo de las obliga-ciones, sino también de los beneficios que se derivan de construir unasociedad participativa y un gobierno honesto y democrático.

Por ello, para dar respuesta a estas necesidades, y como corolario dela suma de experiencias y alianzas que hemos aprendido a construirentre las mujeres y con los hombres, se creó el Instituto Nacional delas Mujeres, hoy hace exactamente tres meses, el cual responde a una

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demanda ciudadana y a un acuerdo de consenso dentro del Congresode la Unión. Con esto se confirma la voluntad política de este go-bierno para garantizar la equidad de género, el respeto a los derechossociales, políticos y cívicos de las mujeres.

El Instituto tendrá un gran reto: lograr la equidad, para lo cual tendráque caminar junto con todas las mujeres de este país, sin discrimina-ciones; ya que busca la promoción y el fomento de las condicionesque posibiliten la no discriminación, la igualdad de oportunidades y eltrato entre hombres y mujeres, así como el ejercicio pleno de sus dere-chos y su participación en los diferentes ámbitos de la vida nacional.Esto significa un trabajo conjunto entre la sociedad y el gobierno,donde se pueda dar un espacio para el desarrollo de políticas públi-cas, garantizar la participación, la cultura de la no violencia, elseguimiento y el fortalecimiento de los tratados internacionales, y labúsqueda de la equidad de género que permita el fortalecimiento dela democracia. En una palabra, promover un cambio cultural quegarantice el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres.

Una parte fundamental para la conformación del Instituto es la leyque lo crea, al hacer realidad el sueño de muchas ciudadanas y comoresultado de un intenso trabajo de conjunción y confluencia por partede las legisladoras de todas las fracciones. Ello ha permitido estable-cer importantes consensos entre los y las integrantes de la Junta deGobierno, con especial reconocimiento a consejeros, vocales, legisla-doras y representantes del Poder Judicial; la congruencia en losproyectos de políticas públicas y la exposición a la ciudadanía de lasacciones del Instituto.

La ley marca con claridad los criterios a partir de los cuales estamostrabajando:

• La transversalidad, que permita que las políticas públicas estén orien-tadas por la perspectiva de género.

• El respeto al federalismo y, con ello, la consolidación de las insti-tuciones de equidad de género en los estados y municipios.

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• El fortalecimiento de los vínculos entre los poderes Legislativo y Judicial, que lleve a que el orden jurídico mexicano realmente haga a las mujeres y a los varones iguales ante la ley.

El Instituto quiere erradicar las injusticias y la discriminación; paraello se requiere una política nacional dirigida a las mujeres e inserta enel proceso, que incida en aquellos espacios en los cuales sea necesariosensibilizar a la ciudadanía en la política de género, mediante unaalianza del gobierno y la sociedad que permita una construcción articu-lada. Sólo así lograremos una sociedad justa y democrática.

En estos primeros tres meses de trabajo del Instituto, ha sido indis-pensable identificar y priorizar acciones encaminadas a cumplir lasdisposiciones que claramente se definen en la ley, pero también lasque marcan los requerimientos formales y reales propios de un orga-nismo ejecutivo con amplias atribuciones, funciones y, en especial,con enormes retos y compromisos por cumplir.

El primer paso fue la integración de un equipo capaz de resolver lasdemandas; más tarde, la necesidad de empezar la conformación de unorganismo gubernamental como figura pública con capacidad deinjerencia en otros ámbitos de la administración: a través de una luchainicial por obtener el reconocimiento, en términos de equivalencia, almás alto nivel de las entidades de la Administración Pública Federal;lograr una infraestructura humana y financiera en correspondenciacon los objetivos y programas que deberá llevar a cabo.

Existe la imperiosa necesidad de que se dé una relación especial entrenosotras, todas las mujeres; por lo que llamamos a cada una de laspresentes a que se sumen como parte fundamental, ya que la fuerzapolítica que generemos en este escenario nos permitirá definir elcurso del Instituto. Nos enfrentamos como organismo de recientecreación a la elaboración de lineamientos que permitan iniciar unareal operatividad entre la sociedad civil, el gobierno y la ciudadanía,unidos en la construcción de la cultura de la equidad. Y que a la vez,estos lineamientos permitan reconocer que las mujeres somos parteesencial del cambio político. Ya no queremos que exista la equidad degénero sólo en el discurso, sino que sea parte de la cultura de nuestrasociedad, en el ADN.

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Nuestro reto es consolidar una instancia incluyente, plural y partici-pativa, en la que todas las mujeres mexicanas sientan representadossus intereses. Al mismo tiempo, tener a todas ustedes como inter-locutoras con la sociedad, capaz de entender los procesos que hoyenfrenta el Instituto de manera inmediata.

Algunas acciones de prioridad del Instituto para el presente año son:

• Construir una infraestructura funcional, capacitada y plural, conpersonal profesional y expertos en la materia, que permitan un mejordesarrollo y un alto nivel.• Consolidar las aportaciones al Plan Nacional de Desarrollo con pers-pectiva de género y la construcción de un proceso que permita lainclusión de la sociedad civil, el gobierno y la sociedad en el ProgramaNacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminacióncontra las Mujeres.• Instrumentar la institucionalización de las políticas públicas conperspectiva de género, que apoyen la transformación de la sociedad.• Fortalecer la vinculación y la coordinación con los poderesLegislativo y Judicial, con los estados y los municipios, la sociedad, laacademia, las agencias internacionales, la empresa, etcétera.

Vamos a trabajar en el desarrollo social y humano, que en el perfil delPrograma Nacional para la Igualdad de Oportunidades comprende:educación y capacitación, salud, familia y medios de comunicación; enel crecimiento con calidad comprende: economía y trabajo, medioambiente y pobreza; en el orden y respeto incluye: derechos humanos,ejercicio del poder y toma de decisiones y violencia.

Nuestros instrumentos serán la difusión, la capacitación y la legis-lación; el establecimiento de acuerdos y convenios; y, de manera espe-cial, la vinculación con organismos de la sociedad. Esto nos permitirádesarrollar la participación colectiva en las políticas de desarrollo conequidad; establecer medidas e instrumentos de flujo confiable y trans-parente de información; coordinar, concertar, movilizar y ahorrarrecursos públicos y privados para beneficio de las mujeres, niñas yniños, sus comunidades y sus familias en todo el país.

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Con base en lo que manda la ley, la estructura está conformada porprocesos, a través de funciones de Planeación y Desarrollo deMetodologías (establecer las directrices de la política nacional para lasmujeres y de los lineamientos metodológicos del proceso de institu-cionalización de la perspectiva de género); de Operación y Monitoreo(coordinar y monitorear la política nacional para las mujeres y esteproceso de institucionalización); de Evaluación y DesarrolloEstadístico (coordinación del sistema de información y la consoli-dación de estadísticas con enfoque de género, así como de la evalu-ación del impacto y los resultados de los programas y las políticas condicho enfoque en todo el país); de Administración y Finanzas.

De esta manera, garantizamos el desarrollo de nuestros objetivos, unejercicio más eficiente de los recursos y la respuesta de calidad que seespera de nuestra administración.

Sería largo enumerar todas las acciones, reuniones, eventos y acuer-dos que, en estos tres meses de trabajo, se han realizado dentro yfuera del Instituto; por lo que deseo entregar ahora, al Pleno de laComisión Bicamaral, el informe de actividades, reportes y proyectosque se están desarrollando, como constancia del esfuerzo y entrega dequienes, hasta ahora, formamos parte de la estructura orgánica.

Con todo esto, buscamos incorporar contribuciones como las que severterán en este foro, las cuales serán insumos indispensables para laformulación del Programa Nacional para la Igualdad deOportunidades y no Discriminación contra las Mujeres; para nuestrosprogramas y proyectos que deberán definir un conjunto integral deestrategias y poner en práctica acciones que aseguren la participaciónplena de la mujer en la sociedad, en igualdad de condiciones y conrespeto a sus derechos.

Para reconocerlo como un logro y un reto de todas, es indispensablefortalecer los consensos, las acciones en común, porque ahora quenace un nuevo milenio, nace también una nueva oportunidad deavance para las mujeres mexicanas.

También necesitamos valorar los logros y reorientar la conjunción deesfuerzos, como lo dice la filósofa Amelia Valcárcel: "Cada tiempo

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cubre su etapa y nosotras, que vivimos de lo que otras y otros nosconsiguieron, tenemos que cubrir la nuestra. Tenemos por delante elreto general de la paridad que implica resolver varios desafíos par-ciales: la formación de una voluntad común bien articulada que sabede sí, de su memoria y de los fines que persigue. La iluminación de losmecanismos discriminatorios […] la elaboración común de una agen-da de mínimos, que evite pérdidas de lo ya conseguido y refuerce elasentamiento de logros. Y la resolución del déficit cualitativo, que enel momento presente es una vergüenza para la razón".

Humanismo, globalización y empoderamiento *

Quiero agradecer a la Federación Mexicana de Universitarias, A.C., asu presidenta fundadora, Patricia Galeana; a su presidenta actual,Fanny Pineda; a la Federación Internacional de MujeresUniversitarias, por medio de su vicepresidenta, Griselda Kenyon; a lapresidenta del Instituto Estatal de la Mujer en Oaxaca, licenciada AnaMaría Vasconcelos, por su hospitalidad y por la amable invitación queme han hecho para participar en este seminario.

El humanismo es un concepto que sin duda ha pasado por una grancantidad de acepciones a lo largo de su amplia trayectoria histórica.

Sin embargo, hoy quiero asumirlo como un concepto que encierra losmás altos fines éticos de la humanidad, entendiendo que éstos seencuentran comprendidos por valores como la paz, la solidaridad, lajusticia, el desarrollo compartido y la igualdad entre las personas.

Así, el humanismo es una herramienta para comprender y transfor-mar el mundo que nos rodea desde una visión idealista, pero posible.

¿Cómo podemos comprender y pensar en la globalización desde unaperspectiva humanista, y qué posibilidades encontramos en este análi-sis para vincular este fenómeno de carácter amplio con la realidad delas mujeres en México, y más específicamente, en lo que atañe a larelación de éstas con el poder y su ejercicio?

El primer paso consiste en clarificar nuestra posición frente al fenó-meno de la mundialización o globalización, como quiera llamársele.

La globalización, ya se ha dicho, es un fenómeno complejo queinvolucra las más diversas actividades humanas, que presenta unaextendida trayectoria histórica y que se expresa en:

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* Discurso pronunciado en la ciudad de Oaxaca, 14 de noviembre de 2001.

• El encuentro, el conocimiento y la interrelación mutua de las diver-sas culturas del mundo;

• Las nuevas corrientes de migración;• El comercio de bienes y servicios entre las naciones;• El intercambio de flujos financieros;• La divulgación de conocimientos científicos y de expresiones artís-

ticas y culturales;• El complejo entramado del derecho internacional;• Los organismos y redes de trabajo y solidaridad internacionales;• Los efectos de la actividad humana sobre el medio ambiente;• Las telecomunicaciones y la Internet;• Los medios de transporte;• La universalización de derechos y obligaciones para todos los pue-

blos, naciones e individuos.

Algunos la identifican como la causante de los males mundiales con-temporáneos, debido a los efectos del libre comercio sobre laseconomías nacionales; y a la posibilidad de movimiento de los capi-tales financieros alrededor del mundo (que lo recorren en cuestión desegundos con la capacidad de desestabilizar a naciones, regiones o almundo entero), o por los efectos que tiene en las culturas y los va-lores locales, en lo que se ha querido ver una forma de imposiciónideológica de las naciones más poderosas sobre las menos desarro-lladas.

En el otro extremo se encuentran quienes proclaman la globalizacióncomo salvadora de la humanidad, como la fórmula que posibilitará alas naciones menos poderosas integrarse en forma definitiva al pro-greso alcanzado por las más desarrolladas.

Podemos decir que la globalización ejerce una influencia innegable y,al mismo tiempo, ambivalente. Hay que reconocer el beneficio de laglobalización en el mundo de la política, en el ámbito de los derechoshumanos universales y en la diseminación de la democracia sobretodas las regiones del mundo.

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La democracia permite la movilidad y la acción política frente a losdesequilibrios del mercado, que necesita de instituciones democráti-cas para funcionar con plenitud. Resulta importante aprovechar lasherramientas políticas que ofrece la globalización, en especial aque-llas que se expresan a través de la universalización de la democracia,de los derechos humanos y de toda la gama de instrumentos interna-cionales encaminados a conseguir condiciones de justicia y de igual-dad de oportunidades para todas las naciones y para sus ciudadanos.

Y con esto, llegamos a las mujeres y a su relación actual con el poder.

Paralelamente al proceso de globalización, el progreso que han expe-rimentado las mujeres en materia de las relaciones de poder y de par-ticipación en la toma de decisiones, tanto en el ámbito privado comoen el público, durante los últimos treinta años, probablemente sea elmás acelerado de todos los tiempos para el sexo femenino.

Es el momento, entonces, de realizar una valoración serena y cualita-tiva de este progreso. A pesar de que los avances cuantitativos de lamujer en la toma de decisiones, en México, se encuentran muy lejosde presentar un cuadro de participación equitativa.

Un balance somero de la participación femenina en los cargos deelección popular revela la distancia que separa aún a los hombres y alas mujeres de México. A lo largo de nuestra historia nacionalpodemos mencionar que únicamente tres mujeres han sido propues-tas como candidatas a la Presidencia de la República. Asimismo, sólocuatro mujeres han gobernado algún estado del país.

En las últimas elecciones, las mujeres representaron 51.68 por cientode la lista nominal de electores, y el día de la jornada electoral fueron53.3 por ciento de los funcionarios de casilla, lo cual habla de su vo-luntad y de su disposición para participar en la política nacional; sinembargo, no obtuvieron una representación proporcionalmente si-milar a la de su participación.

Desde luego, esto habla de que las candidaturas ocupadas por lasmujeres fueron en su mayoría suplencias; o bien, que estuvieron ubi-

cadas en las listas de representación proporcional en lugares pocofavorables de las listas presentadas por sus partidos, lo que nos per-mite afirmar que subsiste una cultura política discriminatoria queimpone resistencias y obstáculos a la participación política de lasmujeres.

Si hacemos un promedio de la presencia femenina en nuestra Cámarabaja desde el periodo de 1952-1955, resulta que el total de lasdiputadas federales alcanza apenas 10.3 por ciento de los legisladores.

Por lo que respecta a la Cámara de Senadores, o Cámara alta, las pro-porciones no son muy distintas: históricamente, desde el periodo1958-1961, el promedio de senadoras en relación con el de senadoreses de 13.8 por ciento; mientras que en la actual legislatura las senado-ras representan 18 por ciento del total de curules.

Esta cifra, ligeramente mayor que la de la Cámara baja, se debe a quepor distintas razones tres mujeres accedieron a la senaduría en calidadde suplentes. Si esto no hubiera sucedido, el porcentaje de mujeressería menor en la Cámara de Senadores que en la Cámara deDiputados.

Pero esto es en el nivel federal. En términos de las legislaturas locales,la representación política femenina es igualmente desalentadora entérminos de equidad entre los sexos.

En las 32 entidades del país tenemos un total de mil 113 represen-tantes legisladores. De ellos, 954 son hombres, es decir, 85.7 por cien-to; y sólo 159 son mujeres, lo que significa 14.3 por ciento del total.

En términos de diputados por mayoría relativa, 88.5 por ciento sonvarones y 11.5 por ciento mujeres; mientras que en términos de re-presentación proporcional, 81.3 por ciento son hombres y 18.7 porciento mujeres.

El porcentaje más amplio de representación local femenina lo deten-ta el Distrito Federal, con 30 por ciento de las diputaciones; lo sigueTlaxcala, con 25 por ciento; Yucatán, con 24 por ciento; Sinaloa, con

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22.5 por ciento; y Chihuahua, con 21.2 por ciento de legisladorasninguna de las 27 entidades restantes tiene una representaciónfemenina superior a 20 por ciento de las curules.

Así, a pesar de constituir 52 por ciento de la población ciudadana, ennuestro país las mujeres no han llegado aún al umbral crítico de incor-poración política; es decir, a 30 por ciento de los cargos públicos quemarcan los estándares establecidos por organismos internacionalescomo la ONU.

Conforme aumenta el nivel del puesto, la proporción entre hombresy mujeres en los cargos aumenta drásticamente a favor de losprimeros.

Estos y otros datos nos revelan que la desigualdad entre los sexos, entérminos de representación política y los puestos de toma de deci-siones, es todavía abismal y resulta evidente la urgencia de impulsar alas mujeres no sólo en la vida pública, sino desde el ámbito privadotambién, en el que la desigualdad y la marginación de las mujeres eslo cotidiano.

La exclusión de las mujeres, más de la mitad de la población, impactanegativamente en todo el proceso de desarrollo. Por ello, es im-prescindible impulsar la transformación de estructuras añejas queincorporan la rigidez del capital humano femenino en toda su dimen-sión. La educación es la más valiosa herramienta para posibilitar elempoderamiento de las mujeres… Especialmente, desde la perspecti-va de género.

En este aspecto, la creación del Inmujeres y el cumplimiento del obje-tivo para el que fue creado constituyen el mecanismo idóneo queincide no directamente en un trabajo operativo, sino a través del di-seño de políticas públicas con programas y con criterio de trans-versalidad en toda la administración.

Aprovechemos las ventajas que implica la universalización de losderechos y, sobre todo, su exigibilidad tanto dentro como fuera delpaís. Aprovechemos las redes internacionales de defensa de estosderechos. La FEMU misma es el mejor ejemplo de lo que expreso, ya

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que su labor de años ha unido a mujeres de todo el mundo, trabajacon y para ellas en un nivel internacional, y sus repercusiones se sien-ten en cada uno de nuestros países.

El camino por recorrer aún es largo y presenta muchos escollos, perotambién contamos con nuevas herramientas. Utilicémoslas con unespíritu humanista y universal, y sin duda tendremos mejores resulta-dos en el corto y el mediano plazos.

Primera mesa de trabajo:Género, medio ambientey desarrollo sustentable *Después de la Primera Reunión de Enlaces de Equidad de Género dela SEMARNAT, estamos de nuevo ante ustedes para firmar el con-venio por medio del cual se fortalecerá la relación institucional entreambas dependencias.

La firma del convenio de colaboración entre el Instituto Nacional delas Mujeres y la SEMARNAT se suma al trabajo previo realizado porambas instituciones, y demuestra la voluntad política para conseguirun desarrollo sustentable con equidad de género.

La SEMARNAT lleva la vanguardia, dentro de la AdministraciónPública Federal, en cuanto a la incorporación de la perspectiva degénero en su ámbito de trabajo, ya que es un proceso con poco másde tres años, y adquiere con este convenio una nueva dimensión en elpaís con respecto al proceso de reforma de instituciones con esteenfoque.

Ya hemos dicho en anteriores ocasiones que los asuntos de lasmujeres y los del medio ambiente se encuentran íntimamente rela-cionados, debido a que cualquier modificación en las relaciones entrelos sexos afecta de forma directa o indirecta la relación de la sociedadcon su entorno ecológico.

Es por eso que la vinculación institucional entre la SEMARNAT y elInstituto Nacional de las Mujeres es una tarea necesaria e inaplazablepara el trabajo de ambas instituciones.

En ese sentido, tal y como lo señala Amartya Sen: "promover la igual-dad de género, subsanando las diversas desventajas sociales y

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* Discurso pronunciado con motivo de la firma del convenio entre el Inmujeres yla SEMARNAT, el 6 de diciembre de 2001.

económicas que dejan a las mujeres sin voz e inermes, también puedeser una de las mejores maneras de salvar el medio ambiente y con-trarrestar los peligros del hacinamiento y otros factores adversos aconsecuencia de las presiones de población".

Para el Instituto Nacional de las Mujeres, la institucionalización de laperspectiva de género es un objetivo primordial de su ProgramaNacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminacióncontra las Mujeres (PROEQUIDAD).

Una de las coincidencias entre el enfoque del desarrollo sustentable yla perspectiva de género es la transversalidad, que debe utilizarse en eldiseño, la ejecución y la evaluación de las políticas públicas.

• Elaborar indicadores de género para un mejor conocimiento y la evaluación del impacto de la política de género en materia medioam-biental.

• Coeditar publicaciones con objetivos institucionales comunes.• Promover el intercambio de información sobre cada uno de los

ámbitos.

Todo este trabajo deberá instrumentarse tomando en cuenta las dis-tintas características y particularidades económicas, sociales y bioló-gicas de las regiones que integran el país.

El convenio establece las responsabilidades específicas de la SEMAR-NAT y del Instituto Nacional de las Mujeres. Por esta razón, el grupode trabajo deberá revisar el marco jurídico y administrativo que regu-la la política ambiental, para proponer modificaciones a ambos deacuerdo con una perspectiva de género; y determinará las acciones aseguir para contar con información medioambiental desagregada porsexo.

• Otorgar estímulos para reconocer y fortalecer las prácticas de lasmujeres rurales e indígenas, que en el uso o control de los recursosnaturales favorezcan la conservación ambiental.• Llevar a cabo, entre las mujeres del medio urbano y rural, accionesde educación ambiental para modificar los patrones irracionales de

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consumo de bienes y servicios y para fomentar el reciclaje de deshe-chos.

El convenio que hoy firmamos incluye la creación de un grupo de tra-bajo que tendrá la tarea de diseñar un programa para establecer y eva-luar la integración de la perspectiva de género en la política ambientaldel país, con las siguientes tareas:

• Desarrollar proyectos para beneficio de las mujeres.• Elaborar programas de capacitación y profesionalización en pers-

pectiva de género para personal de la SEMARNAT.• Organizar talleres con visión de género y enfoque medioambiental

para los responsables de diseñar políticas públicas.• Promover proyectos de investigación en ambas áreas.• Desarrollar metodologías para aplicar en la práctica la perspectiva

de género en la política ambiental.

Es por eso que ahora la SEMARNAT y el Inmujeres unimos nuestrosesfuerzos y ámbitos de trabajo, para considerar el trabajo y las necesi-dades de las mujeres respecto al medio ambiente como parte del di-seño global de las políticas sociales y económicas. Sólo así lograremosun verdadero desarrollo sustentable y equitativo.

Vale la pena recordar que la Plataforma de Acción de Beijing+5establece:

• La necesidad de lograr la participación activa de la mujer en la adop-ción de decisiones relativas al medio ambiente en todos los niveles,

• Integrar las preocupaciones y perspectivas de género en las políticasy programas en favor del desarrollo sostenible, y

• Fortalecer o establecer mecanismos en niveles regional, nacional einternacional para evaluar los efectos de las políticas de desarrolloy medio ambiente en las mujeres.

De esta manera, la firma del convenio de hoy se inscribe en el ámbitointernacional, al dar cumplimiento a estos compromisos contraídospor México.

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Haciendo un recuento del trabajo que ya se ha realizado entre ambasinstituciones y que formaron parte de los insumos del convenio, megustaría señalar algunos factores que inciden en la relación de géneroy el medio ambiente.

Aun cuando las mujeres tienen la responsabilidad primordial deadministrar los recursos, por lo general no tienen control sobre ellos.Por eso, es necesario fortalecer su capacidad de negociación dentrodel hogar y su comunidad, para que sus opiniones y decisiones seantomadas en cuenta en los procesos productivos que tienen efectossobre el entorno ecológico.

La participación de las mujeres en las decisiones relativas a la salud yel medio ambiente beneficia a los individuos, a la sociedad y al propiomedio ambiente. Por eso es importante insistir en que las mujeresaccedan a formas de financiamiento para su actividad económica.

En la medida en que las mujeres carecen de poder en la toma de deci-siones, se ven imposibilitadas para introducir nuevos esquemas pro-ductivos que degraden menos el medio ambiente y redimensionen eltrabajo femenino en su propia comunidad.

En ese sentido, los procesos en la administración local de proyectosdeben ser diseñados para dar representatividad efectiva a las mujeresen todos ellos, para que en la realidad formen parte de las estructurasde toma de decisiones.

Ciudadanía: tarea individual y empresa colectiva *

Ninguna de esas mujeres ocupó puestos de alguna importancia dentro del gabi-nete […] porque cualquiera de ellas significaba un peligro para el gobierno […]era gente que iba a discutir, a cuestionar, y no solamente a que se aprobara tal

proyecto.

Virginia Chapa, 1953.

Hace ya 48 años, el 17 de octubre de 1953, se otorgó el derecho devoto a la mujer, con lo que se le reconoció el ejercicio de la ciu-dadanía. Sin embargo, el reconocimiento de sus derechos políticos noimplicó, en México y en otros países, que dejara de ser ciudadana desegunda.

La presencia femenina, esporádica y marginal, la llevó a márgenes deacción muy limitados. Por un lado, la tradición de una cultura patriar-cal la confinó al espacio de la vida privada, mientras el ámbito de lavida pública era de dominio masculino; por el otro, la despojó de sucalidad de sujeto social sumiéndola en la invisibilidad.

La negación del voto a las mujeres impulsó los movimientos por elsufragio femenino en el siglo XIX y del movimiento de las feministasen la primera mitad del siglo XX. Hoy en día, sólo los sectores másrecalcitrantes negarían el voto a las mujeres. El derecho al sufragiofemenino marcó el inicio de la participación de la mujer por mejorarsu condición social y política con avances progresivos en los dife-rentes países a lo largo de la primera mitad del siglo XX.

En la década de 1930, un pensador definió a la ciudadanía como"tarea individual de renovación, al mismo tiempo que empresa colec-tiva de ordenación de fuerza social y de creación de los instrumentospara que esa fuerza se exprese y se haga valer". Es esta relación devinculación con la comunidad la que lleva a la mujer a ejercer su ciu-dadanía a través de una serie de mecanismos que, tradicionalmente,han estado más vinculados a la política informal o a la democracia

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* Discurso presentado en el XLVIII Aniversario del Sufragio Femenino en México,17 de octubre de 2001.

participativa que se concreta en demandas de servicios que afectan lavida cotidiana: agua, alumbrado, transporte, seguridad, etcétera.

En México, la demanda de los derechos políticos de la mujer estuvopresente desde las primeras décadas del pasado siglo, en los estadosde Yucatán, Campeche y Chiapas, donde la mujer logró el derecho alvoto en el nivel local.

La organización de las mujeres en un movimiento amplio, el FrenteÚnico Pro Derechos de la Mujer, centró sus acciones en torno a lademanda del sufragio femenino en la segunda mitad de la década de1930. El resultado fue un dictamen adverso del Senado al sufragiofemenino: "[…] en el tiempo actual la mujer mexicana no está capa-citada para el ejercicio de derechos políticos".

A más de 60 años se puede decir que estas palabras siguen vigentes,no desde la ley pero sí de facto, cuando millones de mujeres sumidasen la miseria y en la ignorancia carecen de niveles mínimos de edu-cación, por lo que desconocen los derechos y los recursos que comociudadanas les corresponden.

El derecho del voto femenino marcó el inicio de la participación de lamujer dentro de la política formal. Una larga lucha emprendida porlas llamadas sufragistas finalizó con el ofrecimiento del voto femeni-no y, con ello, se alcanzó la incorporación de la mujer en la vida públi-ca. La primera demanda había sido conquistada; sin embargo, laadquisición de ese derecho no se cristalizó en mayor presencia demujeres en el escenario político de primer nivel.

Después de un proceso de más de medio siglo por la reivindicaciónde sus derechos políticos, las mujeres se quedaron como ciudadanasde segunda, pero asumiendo responsabilidades y tareas que dupli-caron sus jornadas.

Tal vez sea en este proceso inacabado, de triunfo y frustración, en elque podamos encontrar algunas claves que han dificultado la incor-poración de las mujeres como sujetos políticos de primer nivel. Heaquí algunas de mis reflexiones que parten del reconocimiento a lainvaluable lucha de todas las mujeres que me han antecedido:

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¿Será que la pasión desbordada que esas luchadoras imprimieron a suacción, las limitó en el análisis del qué y cómo concretar su demanda?

¿La falta de oficio político las llevó a improvisar y les impidió mane-jar adecuadamente sus peticiones?

¿No contaron con las estrategias y tácticas necesarias para luchar coneficacia y eficiencia?

¿Se dieron cuenta de que el espacio al que intentaban entrar era mas-culino, desde hacía miles de años, y que había que jugar sus mismasreglas?

¿Cómo querían ingresar a la categoría de ciudadanas? ¿Cuáles eran susmetas a largo plazo?, ¿las tenían?… Todas estas son preguntas sinrespuesta desde el tiempo de las sufragistas, pero que aún ahoramuchas de nosotras, mujeres políticas, nos hacemos y deberíamosresponder ante el rezago femenino en la arena política.

Esta fecha, en consecuencia, tiene múltiples interrogantes. Aun cuan-do debiera constituir, en principio, un motivo de celebración paratodas y todos los ciudadanos de nuestro país, es también un momen-to propicio para la reflexión ciudadana.

Es un momento de júbilo porque las mujeres hemos participado acti-vamente en los movimientos ciudadanos de defensa del voto; en laconstrucción de una democracia representativa y transparente; y enuna cultura ciudadana que ha propiciado, desde julio del año pasado,la primera alternancia democrática en el poder.

Desde hace ya varios procesos electorales –sean municipales, estataleso federales– las mujeres hemos ejercido con pluralidad nuestro dere-cho, tal como corresponde a todo ciudadano, con independencia desu sexo. Con ello hemos contribuido a la construcción de un Méxicomás moderno, incluyente y democrático.

Los tiempos recientes, sin embargo, han comenzado a mostrar uncambio. Desde la década de 1970 ha surgido, en todo el mundo, unmovimiento amplio por los derechos femeninos, cuyos logros han

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convertido a las mujeres en uno de los nuevos sujetos sociales de laescena política.

En pocos años, los términos se invirtieron: primero, las mujereshabíamos buscado ejercer nuestro derecho a la igualdad política, perouna vez alcanzado, fue la dinámica de la propia política la que comen-zó a acercarse a nosotras, a nuestros problemas y especificidades, anuestra realidad.

En ese sentido, la mujer ha participado en política y ha sido concebi-da como ciudadana casi exclusivamente en función de su derecho alvoto. Es decir, la política no se interesó en las mujeres sino hasta quedescubrió su potencial electoral.

El análisis comparativo de la participación de la mujer y el hombre enel sector público, en el Poder Legislativo y en los puestos de decisiónen México, demuestra que ni el proceso de democratización ni lastransformaciones descentralizadoras del Estado han modificado sig-nificativamente la participación de las mujeres en las estructuras depoder.

Un balance somero de la participación femenina en los cargos deelección popular revela la distancia que separa aún a los hombres delas mujeres en México.

En nuestra historia podemos mencionar que únicamente tres mujereshan sido propuestas como candidatas a la Presidencia de la República.Sólo cuatro mujeres han gobernado algún estado del país.

Del mismo modo, las cifras de la representación política femenina delas últimas elecciones son también reveladoras. Las mujeres represen-taron 51.68 por ciento de la lista nominal de electores, y el día de lajornada electoral fueron 53.3 por ciento de los funcionarios de casi-lla, lo que habla de su voluntad y de su disposición para participar enla política nacional. A cambio, sin embargo, no obtuvieron una re-presentación proporcionalmente similar a la de su participación.

En la actual legislatura –la quincuagésima octava– las mujeres repre-sentan en la Cámara de Diputados sólo 16.4 por ciento del total de

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diputados, un punto porcentual menos que en la anterior legislatura,y ello a pesar de las nuevas disposiciones que obligan a los partidospolíticos a ceder porcentualmente un mayor número de espacios paralas mujeres en sus candidaturas.

Esto habla de que las candidaturas ocupadas por las mujeres fueronen su mayoría suplencias; o bien, que estuvieron ubicadas en las listasde representación proporcional en lugares poco favorables de las lis-tas presentadas por sus partidos, lo que nos permite afirmar que sub-siste una cultura política discriminatoria que impone resistencias yobstáculos a la participación política de las mujeres.

Si hacemos un promedio de la presencia femenina en nuestra Cámarabaja desde el periodo de 1952-1955, resulta que el total de lasdiputadas federales alcanza apenas 10.3 por ciento de las legislaciones.

Respecto a la Cámara de Senadores, las proporciones no son muy dis-tintas: históricamente, desde el periodo 1958-1961, el promedio desenadoras en relación con el de senadores es de 13.8 por ciento de lascurules; mientras que en la actual legislatura, las senadoras represen-tan 18 por ciento del total de curules.

Esta cifra, ligeramente mayor que la de la Cámara de Diputados, sedebe a que por distintas razones tres mujeres accedieron a lasenaduría en calidad de suplentes. Si esto no hubiera sucedido, el por-centaje de mujeres sería menor en la Cámara de Senadores que en lade Diputados. Esto habla del nivel federal. En términos de las legis-laturas locales, la representación política femenina es igualmentedesalentadora en términos de equidad entre los sexos.

En las 32 entidades del país tenemos un total de mil 113 represen-tantes. De ellos, 954 son hombres, es decir, 85.7 por ciento; y sólo 159son mujeres, lo que significa 14.3 por ciento del total.

En términos de diputados por mayoría relativa, 88.5 por ciento sonvarones y 11.5 por ciento mujeres; mientras que en términos de re-presentación proporcional, 81.3 por ciento son hombres y 18.7 porciento corresponde a las mujeres.

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El porcentaje más amplio de representación local femenina lo deten-ta el Distrito Federal, con 30 por ciento de las diputaciones; lo sigueTlaxcala, con 25 por ciento; Yucatán, con 24 por ciento; Sinaloa, con22.5 por ciento; y Chihuahua, con 21.2 por ciento de legislaciones.Ninguna de las 27 entidades restantes tiene una representaciónfemenina superior a 20 por ciento de las curules.

A pesar de constituir 52 por ciento de la población ciudadana, en nu-estro país las mujeres aún no han llegado al umbral crítico de incor-poración política; es decir, a 30 por ciento de los cargos públicos quemarcan los estándares establecidos por organismos internacionalescomo la ONU.

En este sentido, el de los cargos públicos, como lo revela un análisisdel Instituto, las mujeres seguimos teniendo dificultades para ocuparpuestos de decisión dentro de las administraciones locales y federales,ya que la inmensa mayoría de mujeres que trabaja en los cargosmedios y superiores de la estructura pública se concentra en las áreasmás bajas del escalafón; y conforme aumenta el nivel del puesto, laproporción entre hombres y mujeres en dichos cargos aumenta drás-ticamente a favor de los primeros.

Como vemos, estamos ante un panorama en el que, si buscamos laigualdad entre los sexos, son necesarias acciones que impulsen a lasmujeres a participar más en los puestos de decisión de todos losámbitos de nuestra sociedad.

Ante estas cifras, queda muy claro que las disposiciones legalesactuales, si bien intentan considerar las particularidades femeninas entérminos de su participación política, están lejos de lograr la igualdadentre los sexos; y queda claro, también, que mientras las mujeres me-xicanas sigamos subrepresentadas en tales proporciones, más de lamitad de la población nacional seguirá siendo marginada, de una uotra manera, del desarrollo político del país.

En este panorama, ¿qué podemos hacer todos nosotros para lograruna mejor y más amplia participación femenina en los ámbitos públi-cos de país?

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Desde el Instituto Nacional de las Mujeres pensamos que no existeuna solución milagrosa e inmediata y que, por el contrario, se trata decoordinar acciones e iniciativas desde los más diversos puntos de lasociedad.

Es prioridad, en principio, democratizar a la familia, para hacer de ellaun espacio de igualdad entre todos sus miembros, hombres o mujeres;para que este ambiente de igualdad se reproduzca en cualquier otroámbito de la vida pública.

Debemos combatir la violencia familiar, lo cual implica hacer que susvíctimas principales, las mujeres, los niños y las niñas, sean visibiliza-dos y comprendan la importancia de no callar, de saber que la exposi-ción de un problema aparentemente privado, a los ojos de la luz públi-ca, puede transformar sustancialmente su calidad de vida.

Tenemos que trabajar desde la educación, en donde es necesario alen-tar una cultura de participación democrática que impulse muy espe-cialmente a las niñas y a las jóvenes a participar de forma más activaen los asuntos de su comunidad, y que les refuerce su derecho a laigualdad.

Es necesario, también, impulsar la institucionalización de la perspec-tiva de género en todos los ámbitos de la Administración PúblicaFederal, donde podemos comenzar a introducir nuevos criterios paraalentar la participación de las mujeres en la toma de decisiones y en laadministración y dirección del país.

Es necesario, del mismo modo, apoyar cambios legislativos que evitenla práctica común de los partidos políticos de aparentar –y subrayo lapalabra– que cumplen con el sentido de la ley pero que en la práctica,por medio de subterfugios legales, les permite mantener una culturadiscriminatoria que impide una participación femenina más igualitariaen sus candidaturas y puestos de dirección.

Igualmente, resulta de gran importancia trabajar para alentar la par-ticipación laboral y sindical de las mujeres en mejores condiciones de

igualdad, ya que eliminar los criterios discriminatorios que dificultanel ingreso y la permanencia de las mujeres en el mundo del trabajo esla única manera de darles mejores condiciones económicas y, por lotanto, un margen más amplio de negociación tanto dentro de la fami-lia como fuera de ella.

En este contexto, el Instituto Nacional de las Mujeres intenta con-solidarse como un canal de transformación política, social y culturalpara todas las mujeres del país, que haga de ellas ciudadanas más con-scientes de sus derechos y de sus posibilidades en la vida públicanacional, y que refuerce en ellas su noción de agentes activos delcambio.

El desafío central es hacer que las mujeres logren más poder paradecidir por ellas y para ellas frente a la sociedad, en los ámbitos pri-vado y público.

Para consolidar tal proceso, será necesaria una amplia serie deacciones, de un tiempo razonable, y de la participación de todos losmexicanos, sin importar su sexo.

En el reciente Acuerdo Político para el Desarrollo Nacional, los par-tidos políticos y el gobierno de México se comprometieron a impul-sar, en conjunto, una serie de acciones para el beneficio de toda laNación.

Entre ellas, se encuentran dos puntos de suma importancia para lasmujeres:

• El primero es promover la perspectiva de género, adecuar el marco legal para eliminar disposiciones discriminatorias y avanzar hacia la igualdad efectiva de derechos.

• El segundo establece la necesidad de fomentar, mediante instru-mentos jurídicos e institucionales, un cambio cultural que contri-buya a eliminar las prácticas de discriminación, de exclusión y de intolerancia que padecen diversos grupos sociales.

Desde el Instituto Nacional de las Mujeres, estamos dispuestas arecordar a todos, cuantas veces sea necesario, estos compromisos.

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Pensamos que mientras sigamos discriminando a las mujeres, el paíspierde recursos y talento por igual, sin distinción de sexos.

El ejercicio de la ciudadanía por parte de las mujeres no debe limitarsea la emisión del voto. Indiscutiblemente, éste es el primer paso paraejercerla pero no su límite. Ejercer la ciudadanía, ya lo men-cionábamos antes, implica un amplio espectro de participación en laesfera pública.

Un reto de este siglo es potenciar la plena participación de las mujeresen condiciones de igualdad en todos los procesos de adopción dedecisiones. Para ello tenemos que aplicar, por un lado, mecanismosque aceleren la toma de conciencia de todas las mujeres sobre lo quesignifica el ejercicio de la ciudadanía; y, por el otro, una férrea volun-tad política. No perdamos esta oportunidad.

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Agenda para el DiálogoPermanente con la SociedadConsejeras del Instituto Nacional de las MujeresAmigas y amigos de organizaciones de la sociedad civilAmigas y amigos de las diferentes dependencias del gobierno federalque nos acompañan

El diálogo permanente abre una puerta de oportunidades para pro-mover mecanismos de acción y colaboración entre gobierno ysociedad.

Hoy nos encontramos reunidos aquí, representantes del gobiernofederal, consejeras, funcionarias y funcionarios del Instituto Nacionalde las Mujeres, con actitud de atención y escucha hacia las propuestasque hoy y mañana expondrán integrantes de la sociedad civil, con elfin de crear vínculos sólidos y planificados que nos permitan trabajarjuntos a cada uno desde su propio espacio. Esta labor redundará enbeneficio de todas las mujeres del país.

Ofrezco una cordial bienvenida y reconocimiento a todas las organi-zaciones que respondieron a esta convocatoria al diálogo. Su respues-ta ha sido muy nutrida. Reconozco la labor que cada una, desde supropia trinchera, realiza a fin de sentar las bases de esta nueva etapade lucha, en alianza, para avanzar en la construcción de una agendasocial.

Ojalá todas las organizaciones que no alcanzaron a registrarse entiempo y forma, y las que no se encuentran presentes, se incorporenen los trabajos posteriores de este diálogo permanente con lasociedad. Todas las voces son importantes en la construcción denuestra agenda.

Hoy coincidimos aquí mujeres y hombres comprometidos con el pro-ceso de democratización de nuestro país, y con la defensa de los dere-chos de las mujeres a la igualdad de oportunidades y a contar con lasherramientas necesarias para integrarse en el proceso de desarrollo.

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El Instituto Nacional de las Mujeres es un espacio abierto al diálogopara todas las mujeres mexicanas y, por lo tanto, la pluralidad es unacondición de su propio funcionamiento.

El mandato que recibí del Ejecutivo Federal es claro: que no quedeninguna organización fuera de este espacio de reflexión; por ello, loseguiremos ampliando y fortaleciendo para lograr una sociedad máshumana, formada por mujeres y hombres.

En esta primera reunión abordaremos temas no sólo importantespara el avance de las mujeres, sino esenciales para el progreso de todoel país. Son temas que han sido propuestos por organizaciones demujeres, por académicas, por consejeras del Inmujeres y por muchaspersonas más, y que están enmarcados en el PROEQUIDAD.

Como ustedes saben, el PROEQUIDAD es muestra clara de loslogros y alcances de un esfuerzo compartido entre las instituciones yla sociedad.

Es el instrumento rector de la política del gobierno federal en mate-ria de género. La amplia participación en su elaboración fue pilar paraque se creara el primer programa por la equidad de género e igualdadde oportunidades entre mujeres y hombres en la historia de nuestropaís, de conformidad con lo que indica nuestra ley.

Reconozco en las organizaciones de la sociedad civil un aliado funda-mental para el fortalecimiento de la perspectiva de género en losdiferentes ámbitos de las políticas públicas.

El Instituto cumple la función de "abrir las puertas" de los diferentesórganos de gobierno para que las propuestas de ustedes se incor-poren y se traduzcan en acciones de la agenda pública.

Por esa razón, hoy nos acompaña un amplio número de represen-tantes federales de las diferentes áreas del gobierno, quienes se unena este diálogo permanente.

Tengo la profunda convicción de que el diálogo es una herramientafundamental para impulsar las transformaciones en la agenda del

Estado, en las materias que ustedes nos sugirieron como más urgentesde tratar: violencia, política social, trabajo, derechos sexuales y repro-ductivos, familia, medio ambiente, entre otros.

Al Inmujeres le toca incidir en la agenda política nacional y gestionaracciones normativas en los diferentes órdenes de gobierno, para con-seguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Nuestra alianza y diálogo es motor dinámico y esencial para conseguiracuerdos entre nosotras, mismos que debemos traducir en accionesque propicien mejores condiciones de vida, en especial para lasmujeres con mayores desventajas y necesidades.

El reto es mayúsculo: lograr la equidad. Y aunque la complejidad dela Administración Pública en ocasiones nos abruma, no claudicare-mos en este objetivo.

Estoy cierta de que no podemos borrar de un plumazo todas las dis-posiciones y reglamentaciones existentes actualmente, para imponerlos criterios de la nueva política de equidad y género, pero no por esodejaremos de intentarlo para cumplir nuestro mandato.

Con esta reunión se pretende, mediante el diálogo tolerante y la aper-tura a las diferencias, unir el talento y los esfuerzos de todas y todoslos presentes para lograr el objetivo que nos hemos trazado.

Nuestro avance ha sido significativo y claro, por ello, hoy quieroaprovechar esta oportunidad de diálogo para informarles que elCongreso nos autorizó, para el ejercicio del año 2003, un presupuestode 220.4 millones que están distribuidos en proyectos que cumplenlos objetivos del PROEQUIDAD y que fueron aprobados por laJunta de Gobierno.

También quiero puntualizar algunos de los logros que hemos alcan-zado en el Instituto. En nuestro primer año como institución, elInmujeres participó en el establecimiento de la Mesa Institucionalpara Coordinar las Acciones de Prevención y Atención a la ViolenciaFamiliar y hacia las Mujeres; el arranque del proyecto Generosidad; yla puesta en marcha de los proyectos modelo Convivencia

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Democrática en la Familia y Educando para la Paz, entre otros. Asímismo, el Instituto colaboró en la realización de las campañas"Atentamente las Mujeres" y, en nivel internacional, realizó junto conUNICEF, PGR y DIF la campaña "Abre los ojos" (prostitución ypornografía infantil).

En el marco del impulso al federalismo, el Instituto estableció conve-nios de colaboración con cuatro gobiernos estatales para promover yapoyar las políticas en favor de la equidad de género e igualdad deoportunidades para todas las mujeres.

A la fecha, existen 29 instancias estatales de la mujer: una secretaría,una coordinación, dos consejos y un programa; además, de 18 insti-tutos que había, en un año pasamos a 24 y sólo faltan tres instanciaspor definir.

También hemos firmado varios convenios con las instancias de laAdministración Pública Federal. En materia laboral, presentamosante la STyPS una propuesta de modificación y actualización a la leylaboral en materia de equidad.

Esta propuesta incluyó los temas de hostigamiento sexual, proteccióndel derecho de los niños y las niñas a convivir con sus progenitores,discriminación, conceptos de subordinación y trabajador de confian-za, nuevas modalidades de contratos con límites para asegurar la pro-tección al trabajador, contratación en los micro y pequeños centros detrabajo, fortalecimiento de la libertad sindical, libre sindicalización,cultura de seguridad e higiene en el trabajo, entre otros.

Como resultado de una negociación realizada por mí, el Instituto par-ticipa desde marzo pasado como observador en la Mesa Central parala Reforma Laboral.

También realizamos gestiones ante la Unidad de Servicio Civil de laSecretaría de Hacienda y Crédito Público, para que las convocatorias deempleo de todas las oficinas gubernamentales no contengan ningunaespecificación respecto al sexo del solicitante, así como no exigir el exa-men de embarazo. Este es un paso para cumplir el objetivo de lograr laequidad en el que fui instruida por el presidente de la República.

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Se está trabajando en un manual para incorporar la perspectiva degénero en el análisis de las políticas y los lineamientos internos de lasdependencias de la Administración Pública para capacitar a losresponsables de las áreas de recursos humanos.

Así mismo, tenemos en proceso la "Encuesta nacional de aporta-ciones y uso de tiempo", que tiene como finalidad contar con infor-mación en el ámbito nacional para medir el trabajo remunerado y elno remunerado, y hacer visible la aportación de la mujer en su hogary en el mercado laboral.

Se trabaja paralelamente en el diseño de la "Encuesta nacional sobreremuneraciones y costo de la mano de obra: un análisis por sexo"(que se desarrolla en cumplimiento de los compromisos interna-cionales sucritos por México ante la OIT y durante la CuartaConferencia Mundial de la Mujer).

Las condiciones laborales de las mujeres que trabajan los temas demedio ambiente y desarrollo sustentable son de atención delInstituto. Por ello, el Inmujeres firmó un convenio con la SEMAR-NAT, con el objetivo de incorporar la perspectiva de género en susproyectos.

En conjunto con la ORDPI (Oficina de Representación para elDesarrollo de los Pueblos Indígenas), el Instituto desarrolla un pro-grama de apoyo a empresas de las organizaciones de mujeres indíge-nas con enfoque de sustentabilidad y equidad.

Quiero destacar el convenio firmado con el Infonavit, en cuyo marcose están revisando los criterios de asignación de crédito a la viviendapara que atiendan a la equidad. De este convenio se desagrega el quefirmamos con PROVIVAC, con el objetivo de que las mujeres seancontratadas en los oficios que ellas elijan.

Hemos tendido puentes de cooperación con un significativo númerode instituciones de educación superior y centros de investigación.Muestra de ello son los diplomados impartidos en colaboración conel INAP y la FLACSO. Con esta última institución se llevan a caboocho diplomados de capacitación para funcionarias y funcionarios

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públicos en temas vinculados con la perspectiva de género, en seisestados del país: Tlaxcala, Yucatán, Distrito Federal, Sonora,Guanajuato y Coahuila.

Hemos consolidado un convenio de colaboración con la ANUIES(Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de EducaciónSuperior) y estamos en proceso de firmarlo con los centros de docu-mentación del PUEG y del PIEM.

A partir del reconocimiento de la importancia que tiene la educaciónen el desarrollo humano, el Instituto, a través del PROEQUIDAD,emprendió varias acciones en coordinación con la SEP.

En el tema de la pobreza, el Inmujeres está trabajando en cinco proyec-tos: mujeres y niñas con discapacidad, mujeres indígenas desplazadas,atención a organizaciones de artesanas indígenas, directorio de ofertainstitucional de servicios para proyectos productivos y el sistema de indi-cadores para el seguimiento de la situación de la mujer.

Nuestro desafío en materia de salud integral es muy amplio. ElInstituto puso en marcha una serie de proyectos que buscan incorpo-rar la perspectiva de género en los programas de salud del gobiernofederal, en coordinación con las secretarías correspondientes.

Los derechos sexuales y reproductivos conforman uno de los temasde mayor impacto en la vida de las mujeres. De ahí que el Institutotrabaje de manera coordinada con las instituciones que integran elSistema Nacional de Salud y las organizaciones de la sociedad civilafines al tema, con el propósito de lograr que se consideren no sólolas diferencias biológicas, sino también las desigualdades genéricas demujeres y hombres, y la forma como unas y otros se relacionan entresí y con el sistema de atención a la salud.

Con el objeto de establecer un mejor mecanismo de evaluación delavance de la mujer en México, estamos construyendo el sistema deindicadores que va a fortalecer el SISESIM, con indicadores específi-cos que den cuenta de la situación de las mujeres y de la política hacialas mujeres. Son tres indicadores:

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• El indicador de equidad (ie) que evalúa la situación de las mujeres.• El indicador de incorporación de género en el Estado (idg), que

evalúa el impacto de las políticas públicas que promueve el Instituto.• El indicador de potenciación de género (ipg), que evalúa el avance

de las mujeres en la toma de decisiones.

En el Instituto trabajamos adicionalmente para incidir con enfoquede género en el "Tablero de control" del gobierno federal, el cualincorpora cuatro vertientes de análisis: capacidades, oportunidades,patrimonio y protección social. Esta base estadística será muy signi-ficativa para evaluar nuestros avances de manera sistemática.

En el ámbito internacional, estamos cumpliendo con los acuerdos ycompromisos celebrados por México en el marco de NacionesUnidas, como la CEDAW y la OIT, la CEPAL, la OEA, así como enBelém do Pará y con el Banco Mundial, además de organizar lasreuniones de la "Red de Mujeres Líderes" y la "Reunión Ministerialsobre Asuntos de la Mujer", en el marco de APEC, lo cual constituyeun esfuerzo por abrir a la perspectiva de género un espacio tradi-cionalmente discriminatorio, como es el de las relaciones comercialesinternacionales.

Éstos son algunos de nuestros logros. Con el objetivo de que ustedesobtengan información más detallada respecto de ellos, solicité a losfuncionarios de las diferentes áreas del Instituto que les comuniquenalgunos de los avances, al inicio de cada una de las sesiones.

Todavía tenemos retos muy importantes en los que no hemos podi-do avanzar, como disminuir significativamente la violencia contra lamujer, en especial, que se solucione la situación que viven las mujeresde Ciudad Juárez; lograr la equidad en la participación política y elec-toral; que las normas laborales finalmente protejan a las mujeres de ladiscriminación; que todas las mujeres tengan acceso a los servicios deatención para la salud integral; y que se proteja la convivenciademocrática en las familias.

Quiero reiterar mi firme convicción y mi disposición para trabajarconjuntamente con ustedes, en beneficio de todas las mujeres de

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México. Les pido en especial a todas las mujeres que luchan por laequidad de género, en cualquiera de sus formas y desde cualquierespacio, que este sea el inicio de varios años de trabajo, durante loscuales nos sigan aportando su saber y su crítica, nos ayuden a reo-rientar los caminos cuando sea necesario y nos exijan cuentas.

Estoy convencida de que nuestro esfuerzo, reiniciado día con día,redundará en beneficio de todas las mexicanas y los mexicanos.

Mediante el diálogo permanente, encontraremos siempre caminospara seguir impulsando el cambio que esta administración se haplanteado en nuestro país.

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Se imprimió en los talleres de Mac Impresos Comerciales, S.A. de C.V.

Lote 8, Manzana 3, Parque Industrial Exportec II,Toluca, México, C.P. 50200.

El tiraje fue de mil ejemplares