la página viva del libro de sherezada · el genio cautivo contó al pescador que lo ha-bía...

1
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 109 El Genio cautivo contó al pescador que lo ha- bía liberado de su prisión milenaria en la va- sija de cobre: —Soy uno de los Genios que nos rebela- mos contra Salomón, hijo de David, quien nos derrotó y ordenó que acatáramos las leyes de Dios y las leyes suyas. Fui de los que se rehu- saron y él me castigó encerrándome en ese re- cipiente de cobre, le puso un tapón de plomo con el sello de El Muy Alto y ordenó a sus ge- niecillos que me arrojaran mar adentro. En- tonces me dije: Llenaré de riquezas al hom- bre que me libere. Pero pasaron cien años y nadie me liberaba. Y me dije: A quien me dé la libertad, le revelaré todos los secretos del arte mágica. Pero pasaron quinientos años y aún me hallaba en el fondo del mar. Y me dije: A quien me dé la libertad, yo le cumpli- ré sus tres mayores deseos, sean los que sean. Pero pasaron mil años y nadie llegaba a libe- rarme. Entonces, ya desesperado, juré por el nombre del Altísimo: A quien venga a darme libertad, yo lo mataré por haber tardado tan- to… Así que, oh tú, mi liberador, dime de qué manera prefieres morir. De la tercera de Las mil y una noches, según diversas traducciones y versiones. * * * Las mil y una noches, el relato de relatos que parece venir del infinito e ir al infinito extendiendo vastos horizontes de ciudades pululantes y desiertos solitariamente cru- zados por hombres y mujeres de todos los rangos y todas las edades y profesiones, por magos y monstruos y genios y hembras ten- tadoras, merecería que se le titulara (o si - quiera que se le subtitulara) El libro de She- rezada, por ser ésta la narratriz global a la que concurren las voces relatoras, el perso- naje del que innumerablemente nacen per- sonajes. La grande narración de narraciones ha- bía pasado a través de incontables años y mi l es de bocas sin nombre: las de los po - pulares narradores profesionales de Cons- tantinopla, de Bagdad, de Esmirna, y otras ciudades, que la habrían vertido en los mara- villados oídos de Antoine Galland (1646- 1715), un diplomático menor, un erudito en tradiciones orientales y un escritor in fa- tigable, que fue el primero (aun antes que los escritores árabes) en publicar en libro ese enorme cuentario, convirtiéndose así en uno de los precursores en Europa de la mo- da orientalista y de un movimiento no ex c lu- sivamente literario que cien años después se impondría en el mundo occidental: el Romanticismo. En el primer capítulo del libro primero, el sultán Shariar descubre que su primera es - posa lo hace cornudo con un sirviente pa- laciego y mata a ambos de un modo que, precisamente porque ocurre en la sencilla y pacata escritura de Galland, resulta atroz: “El desdichado príncipe tomó su alfanje, se acercó al lecho y de un solo tajo hizo pasar a los amantes del sueño a la muerte. Luego, tomando a uno tras otro, los tiró por la ven- tana al foso que rodeaba al palacio”. A par- tir de entonces, Shariar, para vengarse del género femenino, desposa diariamente a una flamante esposa, la desvirga y ordena degollarla al día siguiente. Esa rutina se al - tera cuando se casa con la hija del Gran Visir, Sherezada, la cual, joven casta y pru- dente pero rica en ingenio, belleza y tem- ple de ánimo, decide salvarse ella y además terminar con la masacre de las muchachas. Durante mil noches irá contándole al uxo- ricida serial un cuento que deja a la mitad en la siguiente noche, en la que contará la otra mitad e iniciará otro relato para con- cluirlo en la próxima… y así sucesivamen- te, hasta que en la noche mil una salva la vi- da y gana el duradero favor del sultán. Sherezada es la menos gratuita de los cuentistas: para ella, que estaba destinada al degüello, contar cuentos entreteniendo al sultán es (en sentido estricto) un asunto de vital necesidad. Así, además de ser una na- rradora genial y una brava heroína reden- tora del pueblo (pues se propone “acabar con la barbarie que el sultán ejerce sobre las familias de esta ciudad”), resulta la madre emblemática de los narradores, la precurso- ra de las novelas por entregas, de las pelícu- las de episodios, de las telenovelas seriales, del suspense hitchcockiano y de la mili tan- cia feminista. Por lo demás, pocos relatos breves (mi- nirrelatos, suele decirse hoy) implican tan vertiginosas enormidades de tiempo como el testimonio del Genio surgido de vasija sellada. La página viva Del libro de Sherezada José de la Colina René Magritte, Sherezada, 1947

Upload: truongkiet

Post on 14-Oct-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 109

El Genio cautivo contó al pescador que lo ha -bía liberado de su prisión milenaria en la va -sija de cobre:—Soy uno de los Genios que nos rebela-

mos contra Salomón, hijo de David, quien nosderrotó y ordenó que acatáramos las leyes deDios y las leyes suyas. Fui de los que se rehu-saron y él me castigó encerrándome en ese re -cipiente de cobre, le puso un tapón de plomocon el sello de El Muy Alto y ordenó a sus ge -niecillos que me arrojaran mar adentro. En -tonces me dije: Llenaré de riquezas al hom-bre que me libere. Pero pasaron cien años ynadie me liberaba. Y me dije: A quien me déla libertad, le revelaré todos los secretos delarte mágica. Pero pasaron quinientos años yaún me hallaba en el fondo del mar. Y medije: A quien me dé la libertad, yo le cumpli-ré sus tres mayores deseos, sean los que sean.Pero pasaron mil años y nadie llegaba a libe-rarme. Entonces, ya desesperado, juré por elnombre del Altísimo: A quien venga a darmelibertad, yo lo mataré por haber tardado tan -to… Así que, oh tú, mi liberador, dime de quémanera prefieres morir.

De la tercera de Las mil y una noches, según diversas traducciones y versiones.

* * *

Las mil y una noches, el relato de relatosque parece venir del infinito e ir al infinitoextendiendo vastos horizontes de ciudadespululantes y desiertos solitariamente cru-zados por hombres y mujeres de todos losrangos y todas las edades y profesiones, pormagos y monstruos y genios y hembras ten -tadoras, merecería que se le titulara (o si -quiera que se le subtitulara) El libro de She-rezada, por ser ésta la narratriz global a la

que concurren las voces relatoras, el perso-naje del que innumerablemente nacen per -sonajes.

La grande narración de narraciones ha -bía pasado a través de incontables años ymi les de bocas sin nombre: las de los po -pulares narradores profesionales de Cons-tantinopla, de Bagdad, de Esmirna, y otrasciudades, que la habrían vertido en los mara -villados oídos de Antoine Galland (1646-1715), un diplomático menor, un eruditoen tradiciones orientales y un escritor in fa -tigable, que fue el primero (aun antes quelos escritores árabes) en publicar en libroese enorme cuentario, convirtiéndose así enuno de los precursores en Europa de la mo -da orientalista y de un movimiento no ex clu -sivamente literario que cien años despuésse impondría en el mundo occidental: elRomanticismo.

En el primer capítulo del libro primero,el sultán Shariar descubre que su primera es -posa lo hace cornudo con un sirviente pa -laciego y mata a ambos de un modo que,precisamente porque ocurre en la sencillay pacata escritura de Galland, resulta atroz:“El desdichado príncipe tomó su alfanje, seacercó al lecho y de un solo tajo hizo pasara los amantes del sueño a la muerte. Luego,tomando a uno tras otro, los tiró por la ven -tana al foso que rodeaba al palacio”. A par-tir de entonces, Shariar, para vengarse delgénero femenino, desposa diariamente auna flamante esposa, la desvirga y ordenadegollarla al día siguiente. Esa rutina se al -tera cuando se casa con la hija del GranVisir, Sherezada, la cual, joven casta y pru-dente pero rica en ingenio, belleza y tem-ple de ánimo, decide salvarse ella y ademásterminar con la masacre de las muchachas.Durante mil noches irá contándole al uxo-ricida serial un cuento que deja a la mitad

en la siguiente noche, en la que contará laotra mitad e iniciará otro relato para con-cluirlo en la próxima… y así sucesivamen-te, hasta que en la noche mil una salva la vi -da y gana el duradero favor del sultán.

Sherezada es la menos gratuita de loscuentistas: para ella, que estaba destinadaal degüello, contar cuentos entreteniendo alsultán es (en sentido estricto) un asunto devital necesidad. Así, además de ser una na -rradora genial y una brava heroína reden-tora del pueblo (pues se propone “acabarcon la barbarie que el sultán ejerce sobre lasfamilias de esta ciudad”), resulta la madreemblemática de los narradores, la precurso -ra de las novelas por entregas, de las pelícu -las de episodios, de las telenovelas seriales,del suspense hitchcockiano y de la mili tan -cia feminista.

Por lo demás, pocos relatos breves (mi -nirrelatos, suele decirse hoy) implican tanvertiginosas enormidades de tiempo comoel testimonio del Genio surgido de vasijasellada.

La página vivaDel libro de SherezadaJosé de la Colina

René Magritte, Sherezada, 1947

Sec.04_Revista UNAM 12/17/10 2:20 AM Page 109