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& & & & & T OPOS ROPOS T 1 Revista Córdoba/ Nº2 LA DIMENSIÓN PERDIDA DE ROLAND BARTHES Por Robert Marty* Traducido del Francés por: Liliana Kremer Revisado por: Rosario Castellanos "Se encuentra en el mito del esquema tridimensional del cual vengo de hablar: el significante, el significado y el signo" Roland Barthes. Mitologías, Pág. 199 Mitologías, un aperitivo semiológico Mitologías , constituye una excelente introducción a la semiótica, es casi un paso obligado para cualquiera que busque una respuesta rápida y clara a la pregunta: "La semiótica, ¿para qué sirve?". Se puede recomendar su lectura a todo aquel que se plantea otro interrogante: "¿Cómo los signos se significan? En efecto, en sus 52 Barthes demuestra una calidad de análisis y una agudeza tal, actualizando conexiones textos, con frecuencia insospechadas dentro de la complejidad de las significaciones, que es difícil no considerarlo el "descifrador de los mitos" que él pretende ser, más aún un "desburrador de cráneos". Además, apreciamos su facilidad, la elegancia de su escritura, el placer inmediato que procura su lectura. Nada puede despertar mejor la curiosidad de los neófitos y fijar vocaciones, que la alegría sentida con que nos conduce a lo largo de esos paseos semánticos, dentro de los entrelazamientos de las significaciones, los bienvenidos apilamientos y los enredos sutiles de los niveles. ¡Qué mejor sensibilización a la semiótica que esta revisión de ideas recibidas sobre el aprehendimiento, el cual, de innoble espectáculo se vuelve, gracias a la semiología, el corazón de la Comedia Italiana y aún más de la Comedia Humana, de la cual él reproduce fielmente los eternos trazos ya descriptos por Molière o La Bruyère, terminando por encarnar bajo su pluma "la intangibilidad misma de la Justicia"! Entonces, ¡qué placer jugar a revelar las "operaciones Astra" que nos confieren cotidianamente los publicitarios, comunicadores y políticos en todas sus géneros! ¡Qué asombro, de relevar la constancia de los temas de la extrema derecha y de la derecha extrema desde el Poujade de ayer hasta el Le Pen de hoy (los dos haciendo equipo en su época)! ¿Y cómo no relevar, después de los movimientos sociales del año 2003, la eterna crápula distorsión de la Moral y de la Naturaleza donde "el * Professeur de Sciences de l’Information et de la Communication de 1ère classe à l’Université de Perpignan. Directeur du Service Informatique. Doctorat d’Etat és Lettres et Sciences Humaines. Doctorat d’Etat és Sciences Mathématiques. Diplôme d’Etudes Supérieures Mathématiques. Licence de Mathématiques. http://www.univ-perp.fr/see/ rch/lts/mart y/mart y .htm

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LA DIMENSIÓN PERDIDADE ROLAND BARTHES

Por Robert Marty*

Traducido del Francés por: Liliana KremerRevisado por: Rosario Castellanos

"Se encuentra en el mito del esquema tridimensionaldel cual vengo de hablar: el significante, el significado y el signo"

Roland Barthes. Mitologías, Pág. 199

Mitologías, un aperit ivo

semiológico

Mito log ías , const i tuye unaexce lente in t roducc ión a lasemiótica, es casi un paso obligadopara cualquiera que busque unarespuesta ráp ida y c lara a lapregunta: "La semiótica, ¿para quésirve?". Se puede recomendar sulectura a todo aquel que se planteaotro in ter rogante: "¿Cómo lossignos se significan? En efecto, ensus 52 Barthes demuestra unacalidad de análisis y una agudeza tal,actualizando conexiones textos, confrecuencia insospechadas dentro dela complejidad de las significaciones,que es dif íci l no considerarlo el"descifrador de los mitos" que élpretende ser, más aún un"desburrador de cráneos".

Además, aprec iamos sufacilidad, la elegancia de su escritura,el placer inmediato que procura su

lectura. Nada puede despertar mejorla curiosidad de los neófitos y fijarvocaciones, que la alegría sentida conque nos conduce a lo largo de esospaseos semánticos, dentro de losentre lazamientos de lass igni f icac iones, los bienvenidosapilamientos y los enredos sutiles delos niveles.

¡Qué mejor sensibilización a lasemiótica que esta revisión de ideasrecibidas sobre el aprehendimiento,el cual, de innoble espectáculo sevuelve, gracias a la semiología, elcorazón de la Comedia Italiana y aúnmás de la Comedia Humana, de lacual é l reproduce f ie lmente loseternos trazos ya descriptos porMolière o La Bruyère, terminandopor encarnar bajo su pluma "laintangibilidad misma de la Justicia"!Entonces, ¡qué placer jugar a revelarlas "operaciones Astra" que nosconf ieren cot id ianamente lospub l i c i tar ios , comunicadores ypolíticos en todas sus géneros! ¡Quéasombro, de relevar la constancia delos temas de la extrema derecha yde la derecha extrema desde elPoujade de ayer hasta el Le Pen dehoy (los dos haciendo equipo en suépoca)! ¿Y cómo no relevar, despuésde los movimientos sociales del año2003, la eterna crápula distorsión dela Moral y de la Naturaleza donde "el

* Professeur de Sciences de l’Information etde la Communication de 1ère classe àl’Université de Perpignan. Directeur du ServiceInformatique. Doctorat d’Etat és Lettres etSciences Humaines. Doctorat d’Etat ésSciences Mathématiques. Diplôme d’EtudesSupérieures Mathématiques. Licence deMathématiques. http://www.univ-perp.fr/see/rch/lts/marty/marty.htm

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usuario de la huelga" se acostumbra,con la sobrecarga acusatoria actualde una "toma de rehenes" del peorefecto posible? En fin, ¿cómo nomodificar radicalmente su miradasobre esos mitos siempre activosque son el "Abad Pierre", la "GuíaAzul" o "La Vuelta de Francia"?.

El Barthes de las Mitologías esirremplazable para romper con lalectura chata de consumo corriente,para salir de la evidencia inmediata,de las s igni f icac iones l lamadas"naturales", que son tomadas comopropias, sin previo examen.

Una pedagogía semiótica quese inicia con Mitologías es tanto máseficaz cuando articula con armoníael conocimiento erudito con el placerdel texto, desmintiendo, por unavez, la palabra de Alain para quien" lo que in teresa no inst ruye" .M i to log ías prueba que e lconocimiento cuando es verdadero,eventua lmente i conoc lást i co ,procura los placeres más noblesentre todos, que son aquellos delespíritu. Claro, que en todos lost iempos se pueden encontrarespíritus nostálgicos, generalmentecuestionados por el develamiento yla denunc ia de sus mezqu inasideologías pequeño burguesas, parareactivar, en referencia a Barthes, elarma del anti-intelectualismo, estaarma abso luta que reduceinmediatamente el discurso delmitólogo a un puro sarcasmo sinverdad y por ello, sin valor.

UN JUICIO PREMATURO...

Serv i r Mito log ías como unaperitivo semiológico, es aún másapreciado si podemos realzarlo conun poco de "angosturasemioclástica" especial para seducira los jóvenes espíritus, aunque noestá exenta de ciertos peligros.Corremos el riesgo de embalsamarprematuramente a Barthes por sugran talento literario, un gran talentoque sería sin embargo puesto al

serv ic io de una teor ía un pocoreducida (expuesto en "El Mito hoy"que cierra la obra).

Los méritos que se le otorgangenerosamente a l ta lento, lospodemos negar más cómodamentecon fundamentos teóricos, tirandoestos últimos en las tinieblas de unbinarismo simplista en relación a lacomplejidad de los fenómenos talescomo los aprehendemos en laactua l idad. En suma, todas lascondiciones están reunidas para una"operación Astra" invert ida queconsistiría en decir algo bueno deMito log ías para poder hab larbastante mal de "El Mito hoy". Enefecto, visto desde una concepciónexplícita o implícitamente triádica delsigno, las aproximaciones binariasaparecen estructura lmente máspobres ("degeneradas" en laterminología peirciana, un términotécnico de esta teoría sin cargapeyorativa alguna). Barthes mismo,ha prestado e l f lanco a ta l"operac ión" , reconoc iendoc laramente las l imitac iones de lbinarismo –y en consecuencia delestructuralismo- cuando escribió:

"En rea l idad, y para conc lu i rbrevemente sobre el binarismo,podemos preguntarnos si no se tratade una c las i f i cac ión a la veznecesaria y transitoria: el binarismosería también un metalenguaje, unataxonomía particular destinada aperderse en la historia, de la cualhabrá s ido so lo un momentoparticular"(Elementos de semiología, Pág. 157)

Personalmente, he llegado aproponer aná l i s i s "semiót i cos"formal i zados de los aná l i s i s"semiológicos" de Barthes extraídosde Mitologías ("el negro saludandola bandera francesa", "el nuevoCitroën") a fin de poner en valor lasdistinciones epistemológicas entrelos enfoques t r iád ico y b inar io(Marty, 1990). Sin embargo, lafac i l idad con la cual he podido

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reorganizar las expres iones deBarthes en las categorías peircianasdeberían haber llamado, ya en esaoportunidad, mi atención.

Retrospectivamente, pienso queel carácter profundamente político,la forma per iod ís t i ca y, enconsecuencia, no académica deestos textos me han desv iadoprobablemente de un examen másprofundo que habr ía ex ig ido ladeontología científica.

Agreguemos la idea recibidasegún la cua l e l esp í r i tu de lageometría y el espíritu de la finezason poco compatibles – y, ya que laingenuidad teórica y calidad literariapodr ían i r a la par- ha pod idoconducirme a acomodar el aporteteórico de Barthes sobre el estantede las utensilios formales, simplistasy poco interesantes. El Sistema dela moda me pareció una muestra detemer idad que de tanto quererprobar, no hacía más que exhibir lasl imi tac iones de los s i s temass intagma- parad igma y losElementos de semio log ía unretoque, hjemsléviano más que nadacosmético. Por todas estas razonesyo hab ía s i tuado a Bar thesdefinitivamente bien al costado deeste "pensamiento exacto" de losfenómenos de significación que meesforzaba cot id ianamente endesarrollar, sobre la base de lost rabajos de C. S. Pe i rce , unaaproximación lógico –pragmáticacuya amplitud y desarrol lo meparecían que estaban en otro nivelde importanc ia . ¡Y mucho másadecuados para fundar en razón unateoría de las significaciones!

Por lo tanto, un pensamientoque se s i túa en la corr ientepragmática le incumbe pensar almismo t iempo y en conjunto,conceptua l i zac iones teór icas yefectos prácticos, lo que obliga ainvestigar debajo del placer de lalectura una pos ib le y probablerepercus ión a n ive l de los

fundamentos. Neg l igenc iasepistemológicas combinadas con lasinducc iones er róneas mecondujeron, en definitiva, a aplicarsobre el Barthes teór ico de lasemiología, un juicio prematuro.Pero las aprox imac iones másrecientes de lo sistémico y de lacomple j idad, a l romper loscompartimientos estancos entre loscampos disciplinarios, han abierto lavía a exploraciones individuales queabren brecha en los matorrales eincluyen también y por qué no,repliegues y re-vueltas.

Así es como este proceso mellevó a releer Mitologías y luego aconcatenarlas con el Sistema de laModa y los Elementos de Semiología(que de aquí en más designarérespectivamente SM y ES; y por ElMito Hoy MH) y más en general arenovar completamente miin formac ión descubr iendo oredescubriendo una buena parte dela literatura semiológica de Barthesy sobre Barthes. Pero era otramirada, era otra perspectiva... y eljuicio revisado que se instaló lo quemotivó este trabajo. Peirce declaró:

"... yo soy, tanto como creo serlo,un p ionero o mejor d icho, undesmontador de bosques, con latarea de despejar y de abrir caminosen aquello que llamo semiótica" (CPpor Collected Papers, 5.488). ParaBarthes "Los Elementos que sonpresentados acá no t ienen otraf ina l idad que despejar de lalingüística los conceptos analíticosque se piensan a priori que son losuf ic ientemente generales parapermit i r e l in i c io de unainvest igac ión semio lóg ica "(ES,p.82).

Barthes ignoraba casi todo dePeirce (muerto en 1914) porque enseptiembre del año 1964 aún decía:"La semiología, o como se dice eninglés la semiotics, ha sido postuladahace ya unos cincuenta años por elgran lingüista genovés Ferdinand de

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Saussure, . . . " (en La aventurasemiológica, 1985, p.249.). No hayrazones a priori para que estos dosdesmontadores de bosques hayantomado por direcciones radicalmenteopuestas. Es posible que compartansenderos, que sus caminos secrucen, que a veces sean paralelos,y que en cierto punto se bifurquen,quizás, irremediablemente.Quisiera aquí intentar el trazado deun mapa, lo más preciso posible, desus trayectorias intelectuales en eluniverso de los signos.

UN MITO TRIDIMENSIONAL, UNSIGNO TRIÁDICO

El pr imer es fuerzo deteorización de Barthes, El Mito Hoy,inicia con una advertencia en formade def in ic ión fundac iona l s inequívocos:"Es necesario que tomemos aquíprecauc iones ante lo quecontrariamente el lenguaje comúnque d ice s implemente que e lsignificante expresa lo significado,pues tengo que tratar, dentro de todoun sistema semiológico, no con dossino con tres términos diferentes;pues lo que yo retengo, no es soloun término, uno después del otro,sino la correlación que los une:tenemos pues el significante, elsignificado y el signo, que es latotal asociatividad de los dosprimeros términos." (MH, p. 197,destacado por mí)

Él vuelve más adelante (ver elexergo), a hablar del "esquematridimensional". Mostraré en detalleque esta formulación expresa sinninguna reserva posible que estostres términos están en una relacióntriádica auténtica, según el sentidoque le adjudica Peirce. Ella muestrasin ambigüedad que nuestros dos"desmontadores de bosques", si noparten quizás del mismo punto,ambos utilizan, al menos en unaprimera aproximación en lo queconc ierne a Bar thes, unaherramienta conceptual triádica.

Siempre hemos perc ib ido aBarthes, y de una cierta maneraBarthes se ha percibido a sí mismo,como un pensador binario, aunqueé l ha expresado en múl t ip lesocasiones dudas sobre la validezuniversal del binarismo. La puesta enperspectiva histórica de su recorridointelectual nos dará una explicación.Pero antes quiero mostrar cómo sepuede formalmente "caer de latríada a la díada" en todo momento,lo que constituirá el principio deexplicación esencial de las diferenciasobservadas en los it inerarios deBarthes y de Pe i rce ,respectivamente.

BAJO LA TRIADA, LA DIADA

Siempre se opuso la semióticade Pe i rce a las semio log ías"europeas" que surgieron de lostrabajos de Saussure, Hjemslev,Gre imas y de muchos ot ros ,invocando una rad ica lincompatibilidad entre la triadicidadde la pr imera y e l b inar ismo odiaderismo de los segundos. Sinembargo esta incompatibilidad es, almenos en el plano formal, menosradical que lo que parece, en lamedida en que toda tríada presuponelóg icamente t res d íadas (yaccesoriamente tres monadas). Enefecto lo que une tres cosas, unidasa for t ior i todas las pare jas(exactamente tres) de dos de entreellas que podamos formar, es unaconstatación de evidencia. Estaobservac ión abre sobre dospos ib i l idades s imétr i cas: unaconsiste, por un s imple o lv ido,autocensura o rechazo de uno de lost res términos en la re lac ión,recayendo del triadismo hacia elbinarismo; el otro, se expresa en uns is tema b inar io maniatandoimplícitamente un tercer término"presente-ausente", un poco comose hace en geometría en donde sepuede decir que es "e l arte derazonar solo sobre falsas figuras",una práctica sistematizada de unacierta manera por Monge en su

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geometr ía descr ip t iva. Larepresentación plana de escenasespaciales que han preocupado a losar t i s tas desde la noche de lostiempos muestra con cuanta facilidadse puede producir en el espíritu delsujeto que percibe una dimensiónsuplementaria. Se puede, entonces,razonar aparentemente sobreelementos bidimensionales pero lasoperaciones del espíritu llevan, dehecho, sobre los objetos del espacioa las tres dimensiones. La geometríadescriptiva, por ejemplo, necesita lapuesta en marcha de una operaciónmental que consiste en relevar el planrebatido para reconstruir el objetoespacial. Tenemos aquí, un casoparticular de un fenómeno muchomás general: toda adicionalidad(sumatoria), es decir toda totalidadcomple ja resu l tante de lacooperación de n instancias, dadoque el las están presentes a unespíritu e incorporadas – de hechomismo - en una ad ic iona l idadaumentada de una unidad, es decir,más precisamente, dentro de unfenómeno que es producido por lacooperac ión de las mismasinstancias n a las cuales hay queagregar les ladeterminación delesp í r i tu con lascua les e l las sonc o l e c t i v a m e n t epresentadas yquien las piensa enc o n j u n t o ,constituyendo unanueva tota l idadque inc luye laprecedente. Es, encierta forma lo que dice Jean Gionocuando escribe: "Me he esforzado dedescribir el mundo no tal cual es,sino tal como el es cuando yo meagrego."

En consecuencia, según sea quetomemos en cuenta o no estadeterminación del espíritu, se ganao se pierde una "dimensión" delfenómeno (el término dimensión noes para nada satisfactorio pero da

una idea más o menos correcta demis propósitos, para aproximarlo ala relación entre metalenguaje ylenguaje en lingüística, o en lógica,o entre realidades de segundo ordeny realidades de primer orden en laperspect iva de Pa lo A l to) .Refiriéndonos a la relación entre latríada y la díada, esta observacióngeneral nos asegura que toda formabinaria, desde que ella es tomada porun espíritu (y es el caso de todoobjeto ex is tente) es de facto ,incorporada dentro de una tríada.Notemos, por s i acaso, que lasrelaciones entre la tríada y la díadano se paran ante esta observación.En efecto, podemos formar unadíada con dos tríadas por puesta encomún de una díada subyacente acada una de ellas como se puede veren el siguiente esquema en el quelas tríadas A (S1, S2, S1*) y (S1,S2, S2*) tienen la díada (S1, S2) encomún, lo que me permi t ió"fenomenologizar" la constitución deuna categor ía semánt ica segúnGre imas y en consecuenc iadesembocar sobre un "puente" entresu cuadrado semiótico y la tríadapeirciana.

BARTHES, LA LINGÜÍSTICAESTRUCTURAL Y PEIRCE

El estudio diacrónico de la obrade Barthes realizada por Louis- JeanCalvet intenta convencer que lasemiología de Barthes, en germen enEl grado cero de la escritura, nuncaha cesado de construirse alternandointensas prácticas analíticas conperíodos de elaboración teórica. Estaúltima, cada vez más dominada por

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la as imi lac ión de la l ingü ís t icaest ructura l –de Saussure aHjemslev- se fija en los Elementosde Semiología.

El la se acompaña de unametodología y de un programa deinvest igación del mundo de lossignos que Barthes designa como ellugar mismo donde todo espíritu convoluntad de emancipación debeganar su l iber tad. Es , pues,identificando desde el origen de sureflexión la escritura, mirada comouna producción de signos, como ellugar del compromiso, que Barthesd iseña un proyecto y unametodología. Este encuentro con lalingüística le permitirá formularla yformalizarla sumariamente. Él iráhasta hacer de los signos de lalengua los equivalentes generales detodos los s ignos, l l egando aproponer invertir la aserción deSaussure según la cual la lingüísticaes una parte de la semiología, desdeentonces denominada lasemio l ingu ís t i ca . Este quas iextremismo es, c iertamente, lacausa de la mirada furt iva queportará sobre la aproximación dePeirce de la cual él tendrá sólo unavisión de segunda mano y parcial,truncada cuando no errónea. Lamirada po l í t i ca de uno, laaproximación lógico-pragmática delotro no estaban quizás hechas paraencontrarse. Es cierto que el nombrede Peirce figura en la bibliografía deElementos de Semiología que señalael Selected writings editado en 1940.Barthes, retiene apenas, como lamayoría de los pensadores europeosde su época, que la c lás icatripartición de signos en icono, índicey símbolo, un préstamo parcial ymín imo que desnatura l i zacompletamente la base del sistemadel pensamiento global de su autor.Barthes lo incorpora en un curiosoestudio terminológico comparadojunto a Hegel, Jung y Vallon, tresautores a los cuales la reflexiónsobre el signo les es completamentemarginal y cuyos nimios aportes

teóricos han quedado truncos.

Él lo hace a través de un cuadro(ES p.108) de un estilo muy a lamoda en la época que t iende aexplicar las diferencias enfatizandola presencia o ausencia de ciertostrazos. Estos trazos conciernen a larelación establecida por cada uno delos autores entre los dos relatos queBarthes identifica en cada uno de lostérminos seña l , índ ice , i cono,símbolo, alegoría puestos por sucuenta en oposición al termino signo.Se notará, inmediatamente, laincoherencia de la metodología enrelación a las definiciones peircianasdel icono, del índice y del símbolo quese obtienen por tricotomía de larelación de un signo o representante(la cosa que representa) a su objeto(la cosa que es representada), esdecir una tr icotomía entre tres.Barthes extrajo, pues, una relaciónb inar ia de la re lac ión t r iád icafundadora del signo en Peirce yopone entre ellas y las clasificacionesempír i cas e l resu l tado de unaoperac ión metód ica ( lafaneroscopía) que no es nombrada,pero opera. Además la lista de trazosque esto retiene (representacionespsíquicas, analogía, inmediatez,adecuación, existencia l idad) nopuede ser más empírica, fantasiosa,porque, por ejemplo, el carácterconvenc iona l de l s ímbolo, estacaracter í s t i ca que estáabsolutamente definida en la obra dePeirce, aquí ni figura. En otra, ¿porqué el interpretante peirciano (a lacua l Pe i rce asoc ia "unadeterminación del espíritu de unintérprete" , "e l pr imer e fectosignificado de un signo", "a cognitionof a mind" no está presente en elrango de las representac ionespsíquicas? Anteriormente (ES, p.95),Bar thes ca l i f i ca , s igu iendo aJakobson, los "sh i f ter" ( losembragues) de "símbolos indicialessegún la terminología de Peirce". Setrata , mani f ies tamente de unaconfusión entre la lectura del signo(legisigne) y el símbolo que hace a

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la definición misma de símbolo. Sepuede aprehender solo en su marcoconceptual de origen. Una corta citadará una idea de la causa de estosgiros (cafouillages):

El in terpretante de l s ímbo lo"rhématico" lo representa seguidocomo una lectura del signo "indexicalrhématico"; otras veces como a unalectura del signo (legisigne) icónico;y tiene una pequeña parte de lanaturaleza de los dos (CP, 2.261)

Se comprende aún mejor el porqué de esas confusiones (y de otrasdel mismo origen) cuando se imponerespetar e l carácterfundamentalmente triádico del signope i rc iano procedente de unataxonomía por tríadas completas(exc luyendo las taxonomíasresu l tantes so lamente detr i cotomías l levadas sobre lasrelaciones diádicas internas a latríada). Se trabaja, entonces, dentrodel encuadre formal "natural" delconjunto del tres (treillis) de clasesde signos (Marty, 1990. p.171) queconstituye una verdadera gramáticade la combinatoria de los signos querespeta las re lac iones de pre-suposición que ellas conllevan apriori. Así, se comprende, que unshifter (por ejemplo un prenombredemostrativo) es una lectura delsigno (legisigno) indexical temático(CP, 2.259), es decir un tipo o leygeneral que atrae la atención sobresu objeto y que actúa para cada unade sus réplicas individuales y vemosque un s ímbolo rhémat ico (porejemplo un nombre común o unsustantivo) presupone una lecturade l s igno ( l eg is igno) index ica lrhématico por el solo hecho denombrar un objeto dirige la atenciónsobre ese objeto.

En efecto, este últ imo estánecesar iamente presente en e lespíritu pues está en la naturalezadel símbolo lo de estar interiorizadopor los miembros de la comunidadque lo ha creado. Tales confusiones

son todavía muy frecuentes en laactualidad. Ellas son el resultado deun exceso de confianza hecha a lospr imeros d ivu lgadores de lasemiótica de Peirce (claramente,Morris) y también a la utilización delargumento de autor idad deeminentes comentaristas (Peirce haescrito esto, Peirce definió tal cosacomo...) por lo que el pensamientoformal exacto y también lasmatemáticas, aún las más simples,son "como un l ibro cerrado" (elsarcasmo es de Pe i rce , loencontramos en CP 1.570). Seránecesario, alguna vez, inventariar yclasificar el conjunto de préstamoshechos a Peirce, las distorsiones,confusiones, contra-verdades paraescribir una teratología del signopeirciano.

¿FORMALIZAR O POETIZAR?

En revancha, los comentaristasde Bar thes se regoc i jaron enremarcar su eclecticismo polisémico,su puesta en escena irónica de suprop io proyecto ba lanceándoseentre la seriedad de un militantismoideo lóg ico ant i -burgués en labúsqueda poética del sentido de lascosas y los rigores inoportunos y,por el contrario, aburridos de laformal i zac ión c ient í f i ca , paraterminar dentro de la l iber tadabsoluta de una escritura "por elplacer" del autor y de los lectores.Para Eric Marty, el editor de susObras Completas, Barthes pertenecea la categoría de los escritoresinclasificables "que suscitan tanto laadmiración como el escepticismo" ypara quienes "la escritura es su únicacual idad." ¿Qué sería necesarioentonces retener de los Elementosde semiología? ¿La calidad de laescritura? ¿Hay que tener por nula yno venturosa la labor iosamodelización del Sistema de la Modaque tiene ocupado a Barthes duranteseis años e inval idar todos losinvestigadores que en su huella hanbatallado con sintagma y paradigmapara perfeccionar la inteligibilidad de

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los s i s temas de s ignos nolingüísticos? La hipótesis de EricMarty según la cual el verdaderoproyecto de Barthes era finalmentepoet izar y que su propós i toideológico y desmistificador no eramás una cobertura, ¿exhonera aBarthes del estatus de investigador,y su producción teórica se vuelveinsignificante; debe ella así como asíescapar a toda crítica? ¿Y si fueraeste e l verdadero proyecto deBarthes?

¿Quedar inc las i f i cab le parasiempre para poder escaparse detoda crítica? ¿Y si él hubiera elegido,deliberadamente ser el ornitorrincode la teoría literaria, de construirconcientemente un interminablemalentend ido sobre su estatusdestinado a asegurarle un verdaderoestatus de inmortal, adquirido porgrandes es fuerzos de p i ruetasca lcu ladas y de d is tanc iascuidadosamente medidas que leaseguren ser el único de su especie,de su género y de su clase? Escapara eso que él llama "el regreso delsignificado" (es decir a lo instituido)para que su obra sea por siempre un"Texto" (es decir un instituyentecapaz de generar indefinidamentenuevas lecturas), no es un proyectobarthesiano por excelencia que, lejosde excluir la teoría la incorpora enesta semiosis infinita desde su origenpues "el texto ha sido antes teoría",todas estas cuestiones, siendo muyinteresantes , dan cuenta de laHistoria Literaria así como que elornitorrinco lo hace en la HistoriaNatural, pero ninguna taxonomía hacambiado nunca la naturaleza de lascosas, a lo sumo la mirada quetenemos sobre ellas. Mis propósitosson ajenos a estas consideracionesy entrar en este juego conduciría adenegar a Barthes el estatus que élha adquirido dejándose perder decuerpo entero en la dialéctica de lateoría y de la práctica de los signos.Su elaboración teórica, sus prácticasanalíticas pertenecen, lo queramos ono, a un cuerpo de doct r inas

const i tu ida en corr iente depensamiento semiológico y a esetítulo él debe ser objeto de una críticaradical y serena por parte de lacomunidad científica. Sería de unafacilidad culpable aceptar que unautor pueda ser sustraído al juicio dela crítica teórica por el motivo que élse expresa desde e l Arte de laEscritura, y sería una mala conductahacía el autor mismo cuya voluntadde fundar en la razón una doctrinano sea puesto en duda. Mi tesis esque el fracaso teórico aparente deBarthes, si es que hay fracaso, debeser imputado a la ideología binariaestructuralista hegemónica de suépoca a la cua l é l ha ced idorea lmente y no a su re f lex iónpersonal sobre los signos de lo cualvoy a mostrar que en el origen,antes de su puesta en conformidad"estructuralista", ella era fundamentale irreduct ib lemente tr iádica. Entérminos metafóricos Barthes habríaestado exigido de cortarse un brazopara poder ponerse e l t ra jeest ructura l i s ta , la vest imentacorrecta y de rigor en sus tiempos.

BARTHES, DE SEMIOLOGÍA ENSEMIOLINGUISTICA

La primera fase de la trayectoriade Barthes comienza con el GradoCero de la escritura, el Micheletpropiamente dicho, y sobre todo lasMito logías escr i tas s iguiendo laactualidad entre octubre del 1952 ymayo de 1956. Ella deriva, segúnLou is Jean Ca lvet sobre unanecesidad evidente de teorizar, quees lo que Barthes hace adjuntando aMitologías la post-fase El Mito hoy,un adjunto que Calvet consideracomo "un punto dialéctico entre dosprácticas, aquella de las pequeñasmitologías mensuales y aquella quese cristalizará en Ensayos Críticos".Barthes irá a buscar esta teorizaciónobligada, nosotros lo hemos visto,en las Cienc ias Humanas de sutiempo tal como se le presentan a ély para las cuales la lingüística es laciencia piloto por excelencia. Él se

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ubica pues, bajo el amparo explicitode Saussure e implícito de Hjemslev(según Calvet) cuando formaliza laconnotación. Así, Barthes se detieneen la primera teoría del signo queencuentra a su alcance inmediato,s in indagar n i in formarseefect ivamente sobre ot rasconceptualizaciones eventualmentedisponibles (remarquemos que losse is pr imeros vo lúmenes deCollected Papers de Peirce han sidopublicados entre 1931 y 1935 y queellos contienen suficiente cantidad detextos fundadores para constituir uncuerpo doctrinario). Se puede buscardentro del estatus institucional deBarthes, que no ha tenido, a raíz desu enfermedad, un recorr idouniversitario tradicional, la causa deese defecto "de estado del arte",esta figura exigida antes de abordartoda investigación. Podría ser lacausa principal de una cita frustradacon Peirce en la medida que, lo voya demostrar, el pensamiento teóriconac iente de Bar thes co inc ideformalmente con la aproximaciónmás elaborada de Peirce sobre latr íada, aquel la que formal iza lasemios is de l s igno con sus dosobjetos y sus tres interpretantes.

UNA SEMIOLOGÍA TRIÁDICA

Desde las primeras páginas deEl Mito hoy Barthes anuncia conclaridad su primera concepción:

...."tengo que tratar, dentro detodo un sistema semiológico, nocon dos sino con tres términosdiferentes, pues lo que yo retengo,no es solo un término, uno despuésde otro, sino la correlación que losune: tenemos pues el significante,el significado y el signo que es latota l asoc iat iv idad de los dosprimeros términos" (MA, p.197)

Además estos tres términos seencuentran, escribía Barthes un pocomás ade lante, "dentro de unesquema tridimensional "(MA, p.199,ver la cita completa en el textov is to) . A l rededor de d iez años

después, el tercer término esta aúnallí:

..."estaríamos llevados a reconocerdentro de los sistemas semiológicos(no lingüísticos) tres planos (y nodos): el plan de la materia, el delengua y el del uso;...."(ES, p. 105).

Estos argumentos de base de laconcepción barthesiana contienentodas las razones que lo aproximana las definiciones del signo avanzadaspor Peirce a lo largo de toda su vida.He inventariado 76 (Marty. 1990),una abundanc ia que permi te amuchos lectores de Peirce hacere lecc iones de c i rcunstanc ias enfunción de propósitos, en generaltendenciosos y poco respetuosos dela aproximación lógico pragmática dePeirce.El plan del uso, en particular habrá,no lo dudo despertado la atención detodos los pragmáticos más o menosevo luc ionados que recordaránciertamente que Peirce estuvo en elorigen de la corriente filosófica delpragmatismos en la cual formuló lacelebre máxima. En este abanico dedefiniciones peircianas he elegido lasiguiente por la facilidad que nos darápara poner en evidencia la homologíade las formas mov i l i zadas porBarthes y por Peirce dentro de susaproximaciones teóricas del signo:

"Es de suma importancia en este tipode estudios que los dos correlatos delsigno sean claramente distinguidos:el objeto por el cual el signo esdeterminado y la significación, ocomo yo lo llamo usualmente, elintérprete que esta determinado porel signo, y a través de este signopor el objeto (MS.321, Pragmatismo,1907)"

Examinando estas tres citas quepreceden vemos que esabsolutamente indispensable hacerun control terminológico muy precisoque nos permita identificar bien loque los términos empleados por unoy por otro designan exactamente,

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cuá les son exactamente lasrelaciones que ellos mantienen paracada uno de sus autores y cuales sonlas correspondencias que es posiblede establecer con rigor entre los dosconjuntos de tres elementos cadauno solidarizado con los otros porestas relaciones.

Antes relevamos, sin sorpresa,que los tres términos que estamostratando son "puramente formales yse les puede otorgar contenidosd i ferente"(ES, p .148) y que esevidente, incluso en la obra de Peircepara él, que los tres correlatos dels igno son marcas ub icadas (e lconjunto const i tuyendo un"predicado relativo"). Así, conviene,a título de precaución, subrayar laambivalencia del termino signo enPeirce, una ambivalencia que es, dec ier ta modo const i tu t iva de suconcepción. En efecto Peirce llamas igno a l "su jeto concreto querepresenta" (CP 1.540), lo que esdecir una cosa perceptible para lossentidos, pero el designa también alconjunto conectado dentro deaquella cierta cosa y encajado (poruna relación triádica que une trescorrelatos) tanto es así que una cosano es un signo a no ser que estéconectada a un objeto por unintérprete (a falta de que esta cosano ser ía más que una s implepresentac ión) . Bernard Morandescribe con firmeza, justamente queel signo es "en espera del objeto ydel intérprete". Notemos por lapequeña h is tor ia de Pe i rce hadistinguido hasta 1905 "signo" y"representante", siendo el primertérmino un marca lugar y el segundo,una cosa que tenía la capacidad deocupar ese lugar. El se regocijaba, meparece, pues un signo es a la vezuna cosa que vale por lo que es,presente al sentido común comotoda cosa, independiente de sucarácter representativo Y tambiénuna cosa investida del poder deproducir la presencia al espíritu deotra cosa que ella misma. En otrostérminos, el ser de un signo es doble:

es un ser en sí y es, también un serpor otro. Es a partir de esto quepodemos afirmar que la ambivalenciaes const i tu t iva de l s igno. Seránecesar io conservar estacaracterística del signo peircianoconstantemente presente en e lespíritu, so pena de alimentar unpoco más la confusión ambiente enrelación a estos propósitos.

Profundicemos un poco másesta noción de "total asociativo dels ign i f i cante con e l s ign i f i cado "ade lantado por Bar thes. Unacomparación destinada a aclarar elsentido de esta alianza de palabras"total asociativo" me parece todo unhecho per t inente dentro de susimplicidad; totalizar dos cosas en losasociantes es producir la emergenciade una tercera cosa, distinta de lasotras dos, como ejemplo, la sal decocina puede ser diferente del sodioy del cloro que combina en sí misma(a nadie se le ocurriría poner un pocode sodio y luego un poco de clorosobre sus papas f r i tas) Tota lasoc ia t ivo es pues p lenamenteequivalente a "combinación" en elsent ido que lo entendemos enquímica dentro de la formación de uncompuesto cuyas propiedades sonabso lutamente emergentes yd is t in t ivas de aque l las de susconstituyentes. Más allá de esto (ES,p.107) Barthes se sitúa, él también,dentro de la metáfora qu ímicaca l i f i cando e l s ign i f i cante y e ls igni f icado, según Saussure, decomponentes del signo del que "launión forma el signo" (ES, p.111).

Ahora examinemos lo que dicede los relata o componentes.La sustancia del significante, escribeBarthes, "es s iempre mater ia l(sonidos, objetos, imágenes)"(ES,p.120) lo que autoriza a ponerlo encorrespondenc ia con "e l su jetoconcreto que representa" de Peirce:uno y otro están en el universo físicoy su percepción esta en el origen delfenómeno semiótico estudiado. Esnecesario pues y desde ahora, tomar

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con precaución a la terminología puesel significante de Barthes correspondeal signo de Peirce y no a la "totalasociatividad" de la que veníamos dehablar y que Barthes designa por"signo". Se conoce el rol del signoperciano: él está determinado por unobjeto y él determina un espirito demanera que lo pone en relación conese objeto. Cuando al significantebarthes iano esta re l igado a lsignificado pero al instar del signopeirciano el es a la vez él mismo, unacosa concreta pero una cosaconcreta que, de una cierta ,manera,pierde también su ser dentro de unarelación fusional con un concepto (losignificado) para producir un signo.Reencontramos aquí la ambivalenciaque ha sido señalada a propósito delsigno peirciano, la homología de lasdos concepciones se refuerzan. Estoes más aún cuando Barthes, apropósito del significado escribe que

"la sola diferencia que lo opone als ign i f i cante es que éste es unmediador"(ES, p.114) lo que retomaluego (ES, p, 119).

Desgraciadamente Barthes noprec isa entre cua les re la tas(entend idos como un idades derelación) el significante opera unamediación. Pero, está claro que unode ellos es, obligatoriamente, losignificado y por el otro, quedareconocido que el tercer elemento,el "signo unión", es el que hace delsignificante material un mediadorentre el significado y el signo unión.Retomando el ejemplo de las rosasdado en Mito log ías d i remos,entonces que el significante "un ramode rosas" es un mediador entre la``pasión y las rosas apasionadas.Pero ¿dónde están estas "rosasapasionadas" sino en el espíritu deaquel que las percibe y no es unhabitus adquirido dentro de unacomunidad "institutriz" que ha sidoso l i c i tada por su percepc ión,fusionando rosas y pasión, una unióndifícilmente concebible fuera de todapráctica humana ?.Dicho de otra

manera, la categoría "rosa roja"estaya pasional izada por la cultura.¿Cómo podría ser de otra manera?

Cuando busca caracterizar elsigno, Peirce toma como recurso lanoción de mediación, por ejemplodentro de esta otra definición:

"Diré que un signo es alguna cosa,de a lguna forma de ser , quemediat iza entre un objeto y unintérprete, ya que él está a la vezdeterminado por el objeto de modorelativo al interpretante, y que éldetermina e l in terpretante enreferencia al objeto, siendo así lacausa del hecho que el interpretantesea determinado por el objeto através la mediación de ese "signo".(MS, 318 v.1907)

La puesta en observación de lascaracter í s t i cas in t r ínsecas yre lac iona les de l s ign i f i cantebarthesiano y del signo peiricianoconducen la puesta de autoridad encorrespondenc ia desde que seaborda la construcción eventual deun homomorf ismo entre las dosconcepciones globales. Una y otrason dos cosas concretas, una y otrason tomadas de un campo dere lac iones que nosotrosexaminaremos más adelante, lo quereforzará la just i f i cac ión de suasociación.

E l es tud io comparado de lsignificante, del cual sabemos que esun concepto, y del objeto peircianoque es "a lo que reenvía el signo" un"algo" que puede ser una cualidad oun conjunto de cualidades generales,una cosa existente o una regularidadde un futuro indefinido (un concepto,una ley, un habitus) muestra conevidente claridad que la noción deobjeto en el signo peirciano desbordaampliamente aquella del significante.Sin embargo, ella permite fundar unacorrespondencia si nos restringimosal concepto, todo significante estasiendo considerando entonces unobjeto peirciano posible. Del punto

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de vista formal existe, pues, unacorrespondencia inyect iva de laextens ión de l concepto designi f icante (barthesiano) en laextensión del concepto de objeto deun s igno (pe i rc iano) . En ot rostérminos todos los s igni f icantespueden ser objetos pero lo inversono es verdad. Pero Bar thes hamanifestado interés en ir más lejoscuando escribe, despojándose delpsicologismo vehiculizado por lanoción "de una edad psíquica,"que losignificado "es, esa alguna cosa, esealgo, que emplea el signo entendidopor él (ES p.114).Una caracterizaciónque connota fuertemente con aquellade Peirce. Cierto, el objeto de unarosa puede ser la pasión pero lamisma rosa puede indicar (y nosignificar) una boutique de un florista,el que una persona en particularpertenezca al Partido Socialista o el23 de Abril (Día de San Jorge) enCataluña, pues ese día, allí se festejatradicionalmente el libro ofreciendoun libro y una rosa a su bella, etc.Pero cuando la rosa signif ica lapasión, se trata de la misma pasión,que sea sentida por un barthesianoo por un peirciano... Esto me evocarápidamente, pues no esta dentro demi in tenc ión actua l , e l famosoproblema del referente, un términoque se lo encuentra no muyfelizmente en los escritos de Barthesen relación al signo. Esta claro queel signo saussuriano muy seguidonotado SA/ Sé es inepto para darforma a otra cosa a la venida alespíritu de un concepto y que le hacefalta bastantes prótesis para indicar,por ejemplo, cualquier sea un objetoindividual del mundo. La mas celebrede estas prótesis es el triángulosemiótico d´Ogden y Richards, untriangulo imposible que no resiste unexamen ser io de las re lac ionesf iguradas en sus bordes. Estetriangulo y algunos de sus avataresconocen siempre, desgraciadamente,un gran éxito desde los informáticolos que abordan por necesidad, elterreno de la significación (en elmarco de la web semántica y de las

onto log ías sobretodo). Esto lespermite hacer semántica de unaforma barata y, a cambio, seaseguran la supervivencia.Ahora pasamos al tercer elemento.En Barthes, es el signo, ese totalasoc ia t ivo o combinac ión de lsignficante con el significado, unatotal ización que sólo un espírituhumano puede realizar, a condiciónque previamente haya interiorizadoel concepto significado así como suconexión, instituida por la cultura desu comunidad, con un significanteespecializado en su representación(un sustantivo como, por ejemplo ,por l"la pasión"; un grafismo, unacosa se lecc ionada ,como porejemplo, una rosa; o un hecho comola expresión de un rostro o de trazosde comportamiento (agitación, actosinsensatos , . . . . ) La idea de lacombinación de dos elementos almenos es una idea típica de la tríadaautent ica ("una combinación esmanifiestamente una tríada", MS908) pues hay dos e lementosdistintivos y un tercero en el que ellosse funden ("Ella (tríada) conecta tresobjetos A, B, C por poco definidosque A, B y C puedan ser. Tenemosentonces, que uno de los tres almenos, digamos C, establece unarelación entre los otros dos, A y B"MS 908.p.392)

En cuanto al intérprete, aquíesta lo que dice Peirce desde 1873:

"La idea de representación en símisma excita en el espíritu otra ideay para que ella pueda hacer esto esnecesario que advenga un principiode asociación entre las dos ideas quehabría ya sido establecido en elespíritu" (MS 389)

Y aquí el signo, presentado en suambivalencia en 1905 (al punto quePeirce concebía descartar "la cosaconcreta que representa"), notenaquí lo de "objeto exter ior", enbeneficio de la determinación delespíritu, cómo esta cosa externa esla causa):

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"Parece mejor considerar un signocomo una determinación de un quasi-espíritu; ya que si lo consideramoscomo un objeto exterior, y comodirigiéndose a un espíritu humano,este espíritu debe, en primer lugaraprehenderlo como un objeto en simismo, y solo después considerarloen su significación; es lo mismo edebe ocurrir si elsigno se dirige a unq u a s i - e s p í r i t u .Debe comenzar porformar unadeterminación deese quasi- espíritu,y no se perderánada s i secons idera estad e t e r m i n a c i ó ncomo el signo" (MS 283)Pero en 1911 se encuentra la cosacapaz de producir un efecto (elinterpretante o el intérprete) queconsiste en reactivar un habitus(consistente su vez, en conectareste e fecto y una "exper ienc iacolateral" del objeto representado)que ya está en el espíritu:

( . . . . )S i por "S igno" nosotrosentendemos alguna cosa de algunanaturaleza que sea apta a producirun efecto mental especial sobre unesp í r i tu en e l cua l c ier tasasociaciones han sido producidas –y estoy utilizando invariablemente lapalabra asociación como lo hemoshecho al origen los asociacionistas,por una costumbre mental y nuncapor el acto o efecto de una sugestiónasociativa -, (....) (MS 676)

Podría producir cantidad de otrascitas susceptibles de justificar aúnmás esta idea según la cual tantoBarthes como Pe i rce toman encuenta que esta en la naturaleza deun signo el unir dentro de un espírituhumano preliminarmente formadopara rec ib i r lo e l e fecto de lapercepción de una cosa y cualquiercosa está en re lac ión con laexperiencia anterior/ exterior de

a lguna ot ra cosa. Dejoprovisor iamente en suspenso lacal i f icación de esta relación Porahora, cons idero que estoysuficientemente fundado como paraconcluir en una fuerte homologíasacada a la luz por e l evidentepara le l i smo de los s igu ientesesquemas:

Partiendo del acuerdo que unsignificado no puede estar puesto encorrespondenc ia con todos losobjetos posibles sino sólo con losobjetos que son los conceptos. Sinembargo, para evitar las confusionesque podría engendrar el empleo delmismo término signo dentro de dosposiciones distintas de la tríada, youtilizaría de aquí en más,(pasandosobre las reticencias enunciadasanter iormente) e l término"representación" más que el términosigno dentro del esquema peirciano.Pero, la homología no esta completopor otras razones que tienen que vercon que Peirce va más lejos en suanálisis introduciendo la noción dedeterminac ión " lóg ica": { larepresentación está lógicamentedeterminada por e l objeto y é ldetermina a su vez, al intérprete perolo determina "a ponerse en relacióncon el objeto".

Como médium, e l S igno estaesenc ia lmente dentro de unarelación triádica con su objeto quelo determina y con su intérprete queel determina. En su relación con elobjeto, el signo es pasivo; es decirque su correspondencia al objeto esproducida por un efecto sobre elsigno, quedando así, el objeto no

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afectado. Por otro lado, en relac iónel Intérprete, el signo es activo,determinando al intérprete sin ser élmismo afectado por ese hecho (MS793)

Esto me permitió dar del signopeirciano la siguiente representación:

Allí donde las flechas representanlas determinaciones y representala relación triádica.

Es interesente jugar con lacorrespondencia dentro del otrosentido (del signo peirciano hacia elsigno barthesiano). Por ejemplo,ahora diremos que el concepto depasión determina en general (i.c. ennuestra cultura occidental) que lasrosas rojas produzcan la totalidad delconcepto de pas ión y de rosasparticulares para la persona a las quele son ofrecidas, esta totalizaciónesta s iendo, a l f ina l , una"pas iona l i zac ión" de las rosas.Barthes no esta muy lejos de estaconcepción cuando, luego de haberevocado a Merleau- Ponty y Brondalen relación al sujeto de la praxislingüística, declara que la Lengua "esel tesoro depositado por la prácticade la Pa labra en los su jetosper tenec ientes a una mismacomunidad"(ES, p.87).Si sabemos,además que el mito ha sido siemprepara él una "parole" (ME, p.193)aparece c laro que el concibe larelación de significante-concepto"pas ión" a l s ign i f i cante-palabra"rosas" como un momento dialécticode re-vuelta de la praxis, capitalizadodentro del concepto, hacía un mundoen el cual ella instituye la significación.Es la razón por la cual yo, de mi partele doy el estatuto de institución (en

el sentido dialéctico que tiene en elAnálisis Institucional) a la relación dedeterminación de una representaciónpor el objeto que él representa.Encontramos, además, bajo laescritura de Barthes y de una formamuy explícita esta dialéctica desde elcomienzo de los Elementos de laSemiología:

"La lengua es un contrato colectivo,al cual, si lo queremos comunicar esnecesario someterlo en bloc (...); esporque la lengua es un sistema devalores contractuales (....) que seresiste a las modif icaciones delindividuo solo y que en consecuenciaella es una institución; (...)" Frentea la lengua, institución y sistema, lapalabra es esencialmente un actoind iv idua l de se lecc ión y deactualización"(ES, p, 86)

Tocamos aquí con las manoscuán adecuada es la formulacióntr iád ica a para mode l i zar conexactitud el funcionamiento dialécticoy se muestra cuánto va a restringira Barthes el corsét del binarismo,para librarse de las contorsionesteóricas y prácticas cada vez que élqu iera expresar su sent imientoprofundo. Es en este espíritu que yoempaquetaría el paso a Barthesabordando con él la cuestión del mito"ese s i s tema semio lóg icosecundar io" (MA, p . 199) esta"palabra robada y devuelta" (MA,p.211) , pero "devue l tadespolitizadamente" (MA, p.230) enla sociedad burguesa.

EL MITO REVISITADO

"Todo pasa como s i e l mi todesacuñara con una inc is ión a ls is tema formal de las pr imerassignificaciones" (MA, p 199): estafrase anodina contiene en germen lavis ión barhesiana de las formasespecíficas por las cuales la ideologíaburguesa, donde el se agrega paradesmontar los mecan ismos,transforma la cultura en naturaleza.Para dar cuenta de esta "translación"él adapta un esquema (MA p.200)

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que no abandonará jamás, al cual leacuerda e l va lor de una s implemetáfora en El Mito hoy,del cual se defenderámas tarde (ES p,121,122) después dehaberla complicado por laincorporac ión de sureflexión de la distinciónhjemsleviana del plano dela expresión y del planodel contenido.

Él hablara entoncesdel "desencaje de los dossistemas" (decrochage)"(MS, p .38) y de"s i s temas desencajados" (ES,p.122) y distinguirá dos tipos dedesencajes (connotac ión ymetalenguaje) que opondrá "enespejo" . Su aná l i s i s de lfuncionamiento del Mito moviliza yalas nociones de denotación y deconnotac ión (después de larect i f i cac ión de la termino log íaimprop iamente ut i l i zada)"Translación" y "desencaje" recubrenlas mismas relaciones formales. Sinembargo, es importante prestaratención a que la lengua que estáen cuestión en el Mito hoy, no sereduce a la lengua hablada o escritas ino inc luye " toda s ín tes iss igni f icat iva en el cual e l la sea******* o visual". Dicho de otromodo, el lenguaje-objeto el cual elmito se asienta para construir supropio sistema es un lenguaje designos observados en la vida socialque desborda ampliamente los signoslingüísticos. En el Sistema de la Moday en los Elementos de SemiologíaBarthes le dará a la lingüística unlugar privilegiado, desacoplando loque él llamará el "sistema real" del"sistema terminológico" (ver infra).

Hay pues, que interpretar laf igura que aparece más abajoatribuyendo al término "lengua" unsentido metafórico muy ampliadocomo uno lo hace cuando habla del"lenguaje de los objetos":

Lo marcado en gris es el punto

de articulación de dos "sistemas"identificados por Barthes. El signo,resultado de la totalización asociativadel primer nivel es al segundo nivele l SIGNIFICANTE de un nuevoSIGNIFICADO con el cual constituyepor una nueva totalización un nuevoSIGNO (he conservado dentro de micomentar io la convenc iónminúsculas- MAYÚSCULAS propuestopor Barthes para diferenciar losniveles) a fin de facilitar la lectura.

Recordemos, según L. J. Calvet(op. c i t . p.56) la ut i l izac ión encontrasent ido de la pare ja detérminos lenguaje-objeto /metalenguaje en lugar y en el lugarde la pare ja denotac ión/connotación. En efecto los SIGNOSdel segundo nivel no constituyen deninguna manera "una segunda lenguaen la cual se hable de la primera"sino que resulta de una suerte de"sobrecarga semánt ica" quesobreinviste el significante original, elcual, en todo estado de causa, es lasola cosa presente a los sentidos.

Barthes rectifica este error ene l S is tema y en los E lementosd is t ingu iendo c laramenteconnotación y metalenguaje. Bienmirado, el esquema que constata eldesencaje del cual habla Barthes esproducido por la prisa por contar conun nuevo SIGNICADO al cual él le dael estatus de parásito del significante

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del primer nivel. Le de- forma elsentido, haciendo del significante una"excusa" (alibi) cuya función es la desoportar la natural ización de unconcepto. En tanto que parásito sepresenta pero no es percibido comotal por el "consumidor de mitos"mismo estando act ivo, pues é lafecta, realmente, el funcionamientodel organismo a expensas del cualvive (un parásito vive o crece sobreotro cuerpo organizado y consumede las substancias de este último).Sólo el productor del mito (queint roduce in tenc iona lmente e lparás i to e l ig iendo la forma de ls ignif icante) y el mitólogo quedesenmascara la const rucc iónpueden escapar a la alineación mítica.Barthes multiplica las comparacionesy los e jemplos ut i l i zando comorecurso recurrente la noción deacomodac ión, una metáforaoftalmológica muy resistible: el mitoestando "naturalmente" librado alsegundo nivel, su desciframientonecesita una acomodación sobre elprimer nivel para poder darse cuentade la operación de la cual él es elresultado.

El ejemplo de la cobertura quehace Paris-Match "negro saludado labandera francesa" es significativadesde este punto de v is ta:globalmente el significado inocente de"e l imper ia l i smo f rancés" (a lconsumidor demitos é l aparececomo una instanciade la "mis iónc iv i l i zator ia deFranc ia" ot rasveces i con izadabajo la forma demanchas rosassobre losmapamundos delos libros de historiadistribuidos en lasescue las de laRepública). Es un imperialismo naturalpues ella esta dentro del orden delas cosas, enteramente validada porla escena representada, las

posiciones relativas del soldado y dela bandera, la dirección de su miradahacia los pliegues de la bandera, lapostura con su rigidez absolutamentemilitar, el uniforme que deja ver elcolor de su piel. Para el productorque ha elegido o construido la foto"es una mezc la in tenc iona l demil itarización y de francianidad"(habría que agregar de africanidad)destinada a producir la idea de "queFrancia es un gran Imperio, quetodos sus hijos, sin distinción deco lor , s i rven f ie lmente bajo subandera" (MA, p.201). El mitólogoque se acomoda sobre el hechocomo momento de un procesohistórico ve pura y simplemente lamanifestación de un colonialismo quela historia se encargará de revelar yde deshacer algunos años más tarde.El proceso del conocimiento del signomítico es, pues, una regresión de suconsumación hacia su producción esen ese sent ido que é l essemioc lást i co . Es un juego deescondidas que consiste en descubrirel significado bajo el SIGNIFICADO,el colonialismo bajo la ingenuidad deuna imagen de Epinal africanizada.Vamos ahora a volver hacía Peirceexaminando que beneficio podemosobtener de la correspondencia quehemos diagramado en la figura 2.Alcanza de transcribirla como sigue:

Lo que no es más que un cambiode convención de representación

remarcando la constanc ia de lcarácter triádico del signo en elmomento de su duplicación a otronivel. Sin embargo, la ganancia que

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podemos esperar se sitúa más allá,pues procediendo a la retranscripciónnosotros no cambiaremossolamente e l lenguaje s ino quenosotros nos aproximamos tambiéna l campo de los objetosrepresentados y sobre todo nosotrostendremos la posibilidad de introducirlas determinaciones internas al signopeirciano.

Si, ahora examinamos el juego

de determinaciones obtenemos eldiagrama siguiente en el cual cadaflecha significa "determinado":

Tenemos dos veces el término

objeto en este esquema. Pero en laprofundización del signo triádicoPeirce distingue precisamente dosobjetos (y tres interpretantes): elob jeto inmediato y e l ob jetodinámico. Después de examinar lasdef in ic iones de estos ú l t imos,estaremos, quizás con posibilidadesde alcanzar la correspondencia entrelos significados y los objetos por unlado, los s ign i f i cantes y losintérpretes por otro lado.

El objeto inmediato, es el objeto" ta l que la representac ión lo

representa" (4-536, 8-333, MS 318,MS 339) o "ese objeto que larepresentac ión . c rea en e lrepresentante representándolo" (MS284, MS 339) mientras que el ObjetoDinámico es "la realidad que por unmedio y u otro llegan a determinarel signo a su representación" (CP,4.536)o incluso "el objeto en sumodo de ser como un agenteindepend iente determinando a lsigno" (MS,292 ) l Peirce llama a

veces e l ObjetoDinámico "Objetomediato fuera dels igno" mientrasque e l Objetoinmediato esta"dentro del signo",él indica al ObjetoMediato "porsugest ión y estasugest ión, o susustanc ia sec o n f u n d e n

precisamente con el Objeto Inme-diato"(carta a Lady Welby del 23 dediciembre 1908).Nos parece que se impone unaextensión de la correspondencia,

entre, por un lado, els ign i f i cado y e lobjeto inmediato ypor otro, entre ELSIGNIFICADO y elobjeto d inámico,entend iendo quee s t acorrespondencia esrest r i c t iva a loscasos donde esos

términos representen conceptos,como se indica anteriormente. Enefecto, el significado como el objetoinmediato re levan ambos, ladenotación. Lo hemos visto porBarthes y lo constatamos por Peirce,la denotación de un término (que élllama "aplicación") es la colecciónde objetos a los cuales él se refiere(CP, 2.431) lo que es literalmente laextensión de un concepto mientrasque la connotación (que él llama"s ign i f i cac ión")"son todas lascualidades que él indique" (en otros

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términos todas las cualidades de lascuales él es predicable). La extensióndel concepto "Francia" contiene labandera t r i co lor y e l un i formereglamentario que él gobierna (porlos textos o f i c ia les ,además); en las circuns-tancias histór icamentedatadas de la producciónde la cobertura de Paris-Match él indica (es decirseñala con el dedo) todaslas cualidades de ser unapotenc ia co lonia l (hoy nosotrosdiríamos "de haber sido una potenciaco lon ia l " ) . Ese dedo seña ladormuestra efectivamente un afuera dels igno pero un adentro que lodetermina a través de la atribuciónde sus cualidades a los objetos de laextens ión de conceptos que loconstituyen. Podríamos extendereste razonamiento a una proposiciónque describe un estado de cosas o auna quasi- proposición (la coberturade Par is- Match es en términospeircianos una quasi– proposición olo que se dice del signo (dicisigne)en la cual los términos denotan losobjetos de una extens ión y lospredicados las relaciones entre esosobjetos , e l conjunto ser ías u p u e s t a m e n t ehomogéneo a un ciertoestado de cosas quepretende representar.En el caso de coberturalos principales términosson la bandera y el negro(está también el medioambiente) y el predicadose encarna en lasrelaciones espaciales (proxémia,d i recc ión de la mirada. . . . ) queconstituyen lo que Barhes, hablandode l mi to , le da también unasignificación, "un sistema ideográfico(representativo) puro" (MA, p.213).Podría multiplicar las correlacionesentre los múltiples caracterizacionesy comparac iones ut i l i zadas porBarthes en sus descripciones delmito, todas confluyen a fortaleceresta idea de que el mito consiste enuna determinación "naturalizada" del

significado para lo SIGNIFICADOIntegrando la re lac ión dedeterminación dentro del esquemade la figura 6 (que recordemos, esel resultado de una transcripción de

la concepc ión bar thes iana)obtenemos:

Y descubrimos entonces que larelación de determinaciones notadasadentro de la figura 6 no sería otracosa que la cadena asociativa de lasrelaciones de determinación delObjeto Inmediato (que es, puesidentificado con el Objeto) por elobjeto dinámico ((que es identificadocon e l OBJETO). Vo lv iendo,rápidamente hacía Barthes nosotrosobtenemos un esquema defunc ionamiento de l mi to "condeterminaciones".

Este ú l t imo esquema hace

aparecer con claridad los dos nivelesde acomodación de los que hablaBarthes como el encaje del signo dedenotación dentro del SIGNO deconnotación o mito. El pasaje delSIGNIFICANTE que es "consumido"por e l lec tor de mi to a l s igno,necesita una de-construcción querevele su fabricación, la cual consisteen suger i r cua l idades enpuntuac iones por debajo(literalmente: el consumidor del mitode la imper ia l idad s igue

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inconscientemente la mirada delnegro que entrena fuera de lascondiciones históricas y sociales quehan fundado el imperio colonial). Elproductor del s igno produce lasminúsculas del diagrama sabiendoque e l las ponen sobre lasMAYÚSCULAS lo que determinaránlos e fectos rea les de l s igno yalimentarán el consumo del mitófago,mientras que e l mi tó logo –semióclasta descripto, hasta quehacer se pueda, pondrá lasminúsculas bajo las MAYÚSCULAS.Se encontrarán all í las prácticasobservab les dentro de unsupermercado: la mayoría de losconsumidores l lenan sus carritosdeterminados por la percepción delpackaging (que, por otro ladomovi l i za las MAYÚSCULAS encantidad) que señala las cualidadesde los productos (atribuidas por lapub l i c idad y e l market ing) . E lconsumidor "advert ido" hace e lesfuerzo de leer las etiquetas queindican la composición exacta delproducto y organiza sus conductasde compra sólo a partir de esasindicaciones. Puede jugar al mitólogopues, en el tema del consumo, la leyprotege al consumidor ofreciéndolela posib i l idad de acceder a unadescr ipc ión deta l lada de loscontenidos. No es el caso para elconsumo de los mi tos noalimentarios: ninguna ley obliga aagregar a un discurso político lasindicaciones de los ingredientes queutiliza ni tampoco de qué manerae l los han s ido combinados ( lametáfora de la cocina electoral es uncaso para ser remarcado en estaocasión.); sólo la justicia, cuando esconvocada a mezc larse con untema, podría hacerlo resaltar, si ellafuera ayudada por "mi tó logosindepend ientes" , lo que, porsupuesto es un anhelo del espíritu.

"ELEMENTOS DE SEMIOLOGÍA"versus "ELEMENTOS DESEMIÓTICA"

Revisitando el Mito barthesiano con

las premisas de la teoría peircianahemos esencialmente introducidoesta idea de determinac ión de lsignif icado por un SIGNIFICADOfuera del signo. El significado sedesborda bajo el SIGNIFICADO sobreel cual él señala. Él desplaza laatención del manera tal que lossujetos-interpretes se capacitanpreviamente provistos de habitusconstruidos a ta l efecto (por lainculcación pedagógica y la violenciasimbólica tales como las describióBourd ieu) por la "soc iedadinstitutriz". Formalmente, hemosagregado la doctrina "naciente" deBarthes dentro de los fundamentosde la semiótica de Peirce y estaoperación las refuerza a una y aotra.La primera se encuentra, en ciertaforma, legitimada en el plan delformalismo y del rigor mientras quela segunda es introducida en estaocasión dentro de la crítica socialaunque a pr ior i aparecía comoextranjera en e l la, le jos de lasprácticas taxonómicas dentro de lascua les han quer ido demas iadoseguido etiquetarla... M ientras tanto Bar thes hadesarro l lado durante años susemiología complejizando su modelomientras trabajaba las lecturas deHjemslev. Se la encuentra dentro deun estado prácticamente terminadoen los Elementos de semiología y elSistema de la Moda. Su metodologíaprácticamente no ha cambiado: ellaha consist ido en mult ip l icar los"desencajes" , d is t ingu iendo ycombinando las denotaciones y losmetalenguajes.Primero examinamos sus nuevasproposiciones del Sistema y veremosluego lo que é l ha f ina lmenteretenido; lo que será la referenciade su aporte teórico, los "Elementosde Semiología". De aquí en adelante,nuestra tarea consistirá en examinarsi las correspondencias establecidasa partir del Mito Hoy pueden serprolongadas hacia los "Elementos deSemiología".No nos detendremos sobre la

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elección de Barthes de trabajar sobreel discurso de moda más que sobrelos fenómenos de moda observadosdirectamente en la vida social puesesa elección esta completamenteintegrada en el modelo formalizadoo mejor sus modelos formales yaque él declina dos, resumidos en lossiguientes diagramas (que presentoacostados para hacer loshomogéneos al diagrama del Mitohoy de la figura 4):

Barthes distingue dos conjuntossegún el carácter explícito (conjuntoA) o implícito (conjunto B) de losenunc iados de moda por losperiódicos de moda de su "corpus".A los primeros les atribuye significarel mundo, a los segundos, la moda.En realidad, mirando de más cerca,en par t i cu lar examinando losejemplos gracias a los cuales éli lus t ra sus propos ic iones,constatamos que el conjunto deenunciados A corresponde a una

presentación inductiva de la modacomo reg la o ley "soc ie ta l " (reputada de producir la "distinción"o la "distancia" ("branchitude", elneologismo es mío....) mientras quelos enunciados B son , en realidad ,prescripciones de moda de los cualesno se sabe si ellas son obtenidas deuna observación previa, s i el lasresultas de una colus ión con el"grupo fashion", o de un dictamen deeste último, o quizás si ellas traducen

una voluntadde toma depoder sobre elfenómeno departe de l"grupo losmedia" . Losprimeros soninsepa rab l esde la fotografíade moda(excluida porBarthes porr a z o n e smetodológicas,lo que es aún

más lamentable para la ocasión) queinvita al lector areconstru i r laley por é lmismo ( laspo l le ras sonr e a l m e n t ecor tas en laf o t o g r a f í aindexicale quelo testimonia)mientras quelas segundase c o n o m i z a n

esta pedagog ía . Las pr imerassignificarían directamente el mundoo más prec isamente, larepresentación del mundo según elperiódico de moda (pues lo que esoperatorio es siempre el nivel queencapsula todos los otros, a saberel nivel 4 en los conjuntos A y el nivel3 en los conjuntos B); los segundossignificarían la misma representaciónde l mundo (pues los s i s temasretóricos en los niveles 4 o 3 son losmismos en los dos esquemas) pero

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ella, la retórica apelaría a la moda.En realidad, la distinción pareceverdaderamente artificial y superflua.En los dos casos se trata de violencias imból ica ejerc ida con f ines deconsumo por un "grupo fashion-media" reun ido por in teresescomunes. Esta es la razón por la cualme parece justo de no considerarque el esquema de los conjuntos Bmodificado (figura 11) ignorando ladistinción Moda-Mundo, lo que llevaa despejar del campo de la moda (la incursión me pareció necesaria)para recibir al diagrama general de

la página 30, ese que será finalmenteretomado en E lementos deSemiología.

Comparando con la f igura 4extraída del Mito hoy se constataque los tres primeros términos, los" to ta les asoc ia t ivos " (nótese"signo"y "SIGNO") han desaparecido.Ellos no son, pues, representadoslo que no significa que no esténpresentes en el espíritu del autor odel lector. Lo reintroduciré para poner

en evidencia las correspondenciasque me propongo establecer:

En este cuadro he conservadola convención de representaciónminúscu las/ MAYÚSCULAS, lasminúsculas están ahora asociadasal "sistema real" mientras que lasMAYÚSCULAS están s iempreasociadas al sistema connotado. Heintroducido una nueva convenciónque cons is te s implemente enrepresentar en itálicas el "sistematerminológico", es decir el lenguajeen sent ido est r i c to . Es tasconvenciones ponen a la luz el rol quees otorgado en la actualidad a lalengua: es el sistema de denotación

por excelencia, uns is tema que sebenef ic ia de laexc lus iv idad, unpasaje obligado. Els istema denotadoresu l ta de laconvers ión enlengua del sistemarea l . Todo e l

Sistema de la modo esta construidosobre esta substitución (operada ene l d iscurso de moda por losper iód icos de moda). Esto seráasumido hasta el final por Barthesque irá hasta a profesar que lasemiología deber ser vista como unaparte de la lingüística, lo que muestracuánto de esta conversión le haparecido, más que una necesidadepistemológica, un antecedentepr imar io indiscut ib le. Es lo queprecisamente vamos ahora a discutir.

No se puedes o s t e n e rseriamente que laconvers ión enlengua ser ía unaoperac ión neutraque produciría unsigno equivalente alsigno "real" y dejarsólo a nivel retóricola responsabilidadde veh icu l i zar laideología. Pues es la

misma instancia que recorta lo real,la que el ige los conceptos paradescribirlo y construye las quasiproposiciones visuales (como por

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ejemplo un diagrama poniendo enescena un negro y una banderafrancesa en relación de proximidadf í s i ca) . La retór i ca textua l de ldiscurso de la moda se sobreimponea la retórica visual y la reemplaza,qu izás ampl i f i cándo la , qu izásatenuándo la , en c ier tos casosevacuando tal o cual aspecto. Ellaopera sobre una descr ipc iónproporcional de lo real que no tienenada de inocente. Ella no parásita porsobre-imposición una denotación quesería una pura trascripción de lo real.La aprehensión de la moda por eldiscurso de moda,fuera de los efectosretóricos, es ya unaideologización delfenómeno. Analizarla moda a través delos d iscursos demoda es aceptarque una parte de lacu l tura seatrans formada ennatura leza, unaactitud que no dejade sorprender de parte de Barthesquien ha sostenido en ocasión de suentrada al Colegio de Francia que lalengua es fascista...concedámosleque él toma bastantes distancias,pues después de haber evocado esta"operación" que no es según él,reservada a losl e n g u a j e scientíficos, escribe:

"Cuando el lenguajeart iculado, en suestado denotado,toma a cargo unsistema de objetossignificantes, ellase const i tuye en"operac ión" , esdec i r enmeta lenguaje: es e l caso, porejemplo, del diario de Moda que"habla" las signif icaciones de lavestimenta (ES, p. 166)

Lo que viene a validar un periodistade moda como "científico de moda"

porque e l so lo detenta estemeta lenguaje (ca l i f i cado,acrecentadamente, de "semióticocientífico" ES p.166) que permitehable de las significaciones de modapara escribir enseguida que esediscursos de denotación pura es "uncaso completamente ideal pues elperiódico no presenta comúnmenteun discurso puramente denotado". Éladmite pues, que hay muchasinterpretaciones del fenómeno demoda por el periódico de moda en elmomento de la conversión en lenguay, probab lemente por razones

metodo lóg icas , é l descu ida losefectos.Repasando en los campos peircianosnos re-encontramos con lasdeterminaciones que nos permitiránevitar este escollo. En un primertiempo nosotros retranscribimos la

figura 13 utilizando las tríadas en lazoy ubicando los totales asociativos:

Ahora pasamos a laterminología peirc iana haciendoprevalecer las correspondenciasestab lec idas anter iormente y

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hacemos las determinaciones:

En esta representación nosotrosvemos con claridad que la denotaciónconsiste en convertir en lengua, bajoforma de representac ión, a lintérprete del signo real y a producirun nuevo in térprete que esdeterminado por el OBJETO. Si ahora

nosotros no representamos más quelas determinaciones obtenemos:

El rol preponderante dado a lalengua no ha cambiado nadafundamenta lmente lo que nosconduc i r ía a rev isar lacorrespondencia establecida masarriba entre el OBJETO (i.c. el objetod inámico de Pe i rce) y e lSIGNIFICADO. Nosotros tenemossiempre las mismas razones paraconservar la coherenc ia de lasemiosis peirciena introduciendonuevamente aquello que carece elesquema barthesiano, es decir ladeterminación del objeto inmediato(el significado) por el objeto dinámico(el SIGNIFICADO) representado en lafigura 16 por la línea en puntillado,lo que v iene a dec i r que ladeterminación b es idéntica a lacadena de cuatro determinacionesque parte del objeto para llegar alinterpretante-REPRESENTANTE. Estonos conduce a las dos cadenashomomórf icas de las s iguientes

determinaciones:

Se distingue bien sobre estenuevo diagrama cómo los niveles dels i s tema rea l y de l s i s tematermino lóg ico son encadenadosdentro de l s i s tema ideo lóg icofigurado en MAYÚSCULAS que estambién en Barhes como en Peirce,

e l s i s temadete rminantepues lo querepresente a lespíritu in fineES EL objeto enuno, y es e lSIGNIFICADOen e l o t ro .N o s o t r o svemos tambiénque la

conversión en lengua, cuando loanalizamos desde la perspectivapeirciana, ha introducido un nuevointérprete en la semiosis sobre la cualnosotros nos hemos apoyado paranegar la neutra l idad de estaconvers ión. Pero, en rea l idadexaminando los dos puntos de lacadena vemos que el resultado es elmismo lo que parecería acreditar laidea según la cual el efecto de estaconversión no juega ningún rol en elproceso de la significación lo quejustificaría la metodología de Barthes.Para discutir a fondo esta afirmaciónnosotros debemos comprometernosun poco mas dentro de lfuncionamiento de la semiosis talcomo es presentada por Peirce:

"....un representante (signo) es todolo que determina alguna cosa de otra(su interpretante) para re-enviar aun objeto al cual el mismo reenvía(su objeto) de la misma manera elintérprete deviene vuelve a su turno

un signo y asísigue, hasta elin f in i to" (CP,2.303)

Si miramos lalínea "peirciana"del esquema de

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la figura 17 constataremos que ellacontiene tres interpretantes, loscuales, olvidando la conversión derepresentante lingüístico se ordenancomo sigue: intérprete intérpreteINTERPRETE y en la l ínea"bar thes iana" , le correspondel a s e c u e n c i a : s i g n o S i g n oSIGNO .

E l pr imer término de cadafrecuencia es extraído del sistemarea l , e l segundo de l s i s tematerminológico, el tercero del sistemaideológico. Este examen muestra queel pasaje por el interprete lingüísticopuede ser considerado como unpaso efectuado hacía el INTERPRETEideológico, un paso que aproxima sinafectar lo rea lmente, lo que estotalmente coherente con el hechoque el determinante que gobierna elconjunto de la secuenc ia es e lOBJETO (dinámico) del cual hemosvisto que estaba fuera del signo y quepodríamos acceder a él gracias a lasugestión de el objeto (inmediato).En síntesis el pasaje por la lingüísticaes un inicio de ideologización dels i s tema rea l . Esto nos permi tesostener que la observación directade la moda dentro de los lugares depráctica social es el único medio deacceder al sistema real después deuna eventual "decriptación" exitosa.En efecto, el análisis del discurso dela moda no puede librarse del sistemareal porque él se representa de formaev idente por e l esquema quepresentamos a continuación en elcual lo real ha desaparecido con el

significante y sus colaterales, elsignificado y el signo:

Haciendo una transposición aldominio del gusto tocamos todavíamás de cerca la d is tanc ia

metodológica cometida por Barthes;un artículo sobre la de degustaciónde un vino no le dará acceso a la"significación" del vino, la que sólosu consumo puede revelar.Es tentador a este punto, observarlos tres interpretantes evocados masarriba con los tres interpretantes dels igno hexád ico cuyasdenominaciones, las más conocidas,son inmediato, dinámico y final, peroencontramos, también emocional,enérgico y lógico e incluso otrasdenominaciones (explicito, destinado,último....). Entraríamos así, en undominio donde las querellas estánaún demas iado v ivas y lasdenominaciones de "santurronerías(b igoter ie) pe i rc ianos" son aúnbastante frecuentes. Es la razón porla cual interrumpiremos nuestrainvest igac ión sobre lacorrespondencia contentándonos conseñalar que el número de intérpretesque han aparecido dentro de nuestraexpl icación de los Elementos desemiología son todavía tres.

CONCLUSIÓN:

Sabemos con que fuerza Barthesdenunció la t iranía del lenguajeaprehendido como una instituciónque sirviendo al hombre lo constriñea hacer uso de él. Y sin embargo,en esta evoluc ión teór ica é l hallegado hasta a cortarse un brazopara liberarse los pies y las muñecasligadas a la tiranía que él mismodenunciaba....Dejo a los especialistasde la "ps ico log ía de las

profundidades"e l cu idado deinterpretar paradeterminar si setratar ía de uncaso clásico dee l "amor a ltor turador" obien si hay que

ubicar esto en la cuenta de su deseodesenfrenado de novedad o de suvoluntad de quedar inclasificabletomando a contra corr iente lasfuturas clasificaciones o toda otra

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adjudicación más o menos plausible.Por mi parte, he querido mostrar elsent ido de esta evo luc ióncaracterizada por la pérdida de ladimensión del signo como "totalasociativo" que, transpuesto en lateoría peirciana, se encuentra enposición de intérprete. Se encierradentro del binarismo, y se restringea abordar todos los objetos deconocimiento que le son dados conlos juegos de oposiciones, un abusocaracter í s t i co de la metáforabidimensional de "plano", de la vaganoc ión de "s i s tema" cuyospostulados no lograron liberar lacomposición binaria. La primeraconsecuenc ia fue c laramente laexclusión del sujeto, único lugar yún ica instanc ia donde puedeelaborarse el total asociativo, y quefue tomado en cuenta desde losorígenes de su ref lexión teóricadentro del Mito Hoy. Muy pronto estalógica epistemológica que mejor quenadie él empujó a su términos, alextremo, lo condujo a la inversiónde la proposición saussuriena paraterminar en la postura "poética"como último refugio. Una posturaque jamás abandonó y por algo: la

exclusión o el abandono obligado delsujeto-intérprete del plano teóricodebía ser compensado dentro de suobra literaria. Interrogado sobre sulugar de escritor o de crítico, es decirde productor o de intérprete designos, él se evadió definiéndose asi mismo como una estructura, un"escribiente" que tiene la pluma conun mandato imperativo fijado por laest ructura de su época. Estaestructuración del sujeto es unaforma de hacer absorber este tercertérmino por una exterioridad yaestructurada dentro de la cual élencontraría "naturalmente" su lugar.Una vez encerrado en ese círculodentro de esta estructura, él nosaldrá más. Incluso su inconscientetampoco escapará y se encontrará"estructurado como un lenguaje",por un otro que es diferente queél.....El Sistema de la Moda es ejemplo deeste punto de vista: el lenguaje sere-envía a sí mismo dentro de unbucle inf initamente repetido. Enefecto, es en este trabajo, verdaderobocado de bravura (S/Z es otro) enel que Barthes más ha cedido a laModa del Sistema. !

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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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Bourdieu, P y Passeron, C. (1970), La Reproducción. Paris: Ediciones Seuil Calvet, L .J. (1973), Roland Barthes, una Mirada política sobre el signo, Paris: Pequeña Biblioteca Payot

Lourau, R. (1970), El análisis institucional, Paris: Ediciones de Minuit.Marty, R (1990), El álgebra de los signos, Ámsterdam-Filadelfia: John Benjamins.

(1992), 99 respuestas sobre la semiótica. Montpellier: centro Regional de Documentación Pedagógica.

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