la contovertida presencia de los movimeintos regionales

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Estudio sobre los movimientos regionales y agrupaciones políticas subnacionales en el Perú.

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  • Romeo GromponeElisa Wiener Bravo

    IEP

    INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS

  • CooperacinBelgaal Desarrollo

    .be

    Cuadernos Descentralista N 19

    Grupo Propuesta CiudadanaLen de la Fuente 110 MagdalenaTelef. 613 8313 Telefax. 613 8315Email: [email protected]

    Primera edicin

    Lima-Per. Marzo del 2006

    Tiraje: 1.000 ejemplaresHecho el depsito legal N 2006-2326Ley 26905 - Biblioteca Nacional del PerCorreccin de estilo: Mario NaranjoCoordinacin: Carola TelloDiagramacin /Impresin: Tarea Grfica

    Flix WongPresidente del Directorio

    Javier AzpurCoordinador Ejecutivo

    Esta publicacin fue realizada con el apoyo tcnico y financiero delProyecto Participa Per, bajo los trminos del Convenio CooperativoN 527-A-00-02-00187-00, entre el Consorcio integrado por Catholic ReliefServices, Grupo Propuesta Ciudadana, Research Triangle Institute y laAgencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional-USAID-Per. Las opiniones expresadas en este documento son del autor y nonecesariamente reflejan el punto de vista de USAID.

  • ndice

    Presentacin ................................................................................................................... 07

    Colombia:De Regreso a un Esquema Centralista? ..................................................................... 09Fabio E. Velsquez C.

    Bolivia:La Necesaria Evaluacin del Desempeo Municipal ................................................. 25Rubn Ardaya

    Brasil:Caminos, Desafos y Sueos de la Participacin ........................................................ 61

    Geraldo De Campos

    Introduccin ..................................................................................................................................... 9

    I. San Martn: La convivencia cuestionada de partidos y movimientos ............................ 11

    II. La agitada actuacin de los movimientos regionales en Cajamarca .............................. 20

    III. La relativa vigencia de los partidos en Loreto y la eclosin de los movimientosregionales .............................................................................................................................. 33

    IV. Conclusiones ......................................................................................................................... 47

    Anexo .............................................................................................................................................. 53

  • La Controvertida Influenciade los Movimientos Regionales

    Romeo Grompone

    Elisa Wiener Bravo

    INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS

  • INTRODUCCIN

    En todo el pas han cobrado relativa vigencia movimientos regionales que tratan de plan-tear alternativas de cambio y desarrollo en los departamentos en que actan. Este proceso no essencillo de describir cuando se trata de interpretar las razones que motivan su surgimiento.Puede ser tanto expresin de la carencia, por parte de los partidos nacionales, de dirigentesconocedores de los problemas de la comunidad de donde proceden, o del seguimiento porparte de ellos de rutinas que les dificultan entender los problemas de cada zona a la altura de loque grupos emergentes locales requieren. O, en otra lnea esta vez ya no por el lado de lacarencia sino de la propuesta ms o menos articulada, se debe partir de la comprensin deque la reforma descentralista tambin supone cambios en los estilos de hacer poltica y pensarsobre todo en aquellos que estuvieron alineados en propuestas de izquierda, pero no sola-mente en ellos: se trata de organizar nuevas instituciones polticas con coordinaciones entreellas, pero sin la idea de un lugar central desde donde se tomen las principales decisiones. Laidea ya no es solamente el cuestionamiento de la supuesta hegemona de Lima, sino a veceshasta de un centro directivo mismo, y se dice pensar, aunque como veremos por lo general nose practica lo afirmado, en soluciones de largo plazo.

    La Ley de Partidos establece, asimismo, que los movimientos regionales no pueden presen-tarse en distritos plurinominales y exige, a las organizaciones polticas, presencia en el conjun-to del pas, entre otras obligaciones. La mayora de estas ltimas dnde puede conseguir comi-ts y cuadros a la altura de lo que esta disposicin requiere? Formulando la misma preguntadesde otra posicin: cmo evitar que los movimientos regionales no ingresen en una suerte desituacin de enclaustramiento, queden encerrados en sus problemas regionales y pierdan deeste modo los vnculos a establecer, necesariamente ms amplios, para conseguir recursos einfluencias para atender los problemas que afligen a sus departamentos?

    La solucin luce en apariencia sencilla, pero acaso lo es solamente en apariencia. Se trata-ra de llegar a alianzas entre partidos nacionales y movimientos regionales, tomando en cuentaque ambos tipos de institucin parecieran necesitarse unos a otros. Ocurre, sin embargo, queun proyecto nacional no es la suma de los proyectos regionales. Y aun en los casos en quepareciera notarse una relativa confluencia se desatar una competencia a nivel local entredirigentes de distinta procedencia o aun, en algunos casos, que transitaron en su vida polticaetapas comunes y ello motiva tanto situaciones de acercamientos como desconfianza y clculosde corto plazo por doquier.

    Este estudio analizar los movimientos regionales; estos movimientos constituyen un fen-meno poco estudiado, si no radicalmente ignorado en la sociologa poltica peruana. Los de-partamentos elegidos son Loreto, Cajamarca y San Martn. El estudio no es sencillo tanto por ladiversidad de estas expresiones como por la fluidez y la inestabilidad de los alineamientos concambios de posicin que se precipitan en una coyuntura electoral, pero que vienen desdetiempo atrs. Las estimaciones cuidadosas de correlaciones de fuerza entre colaboradores ya la vez contendores ya que se trata de actores que parecen en algunos casos reunir estacondicin contradictoria y una intensa percepcin acerca de los manejos de oportunidad

  • parecen ser propios de estos alineamientos, en parte porque las organizaciones polticas nacio-nales parecieran discurrir por un carril aparte en sus preocupaciones.

    Quizs, antes de describir los casos elegidos de movimientos en esas regiones que a veces seacercan y otras bifurcan su camino, convenga sealar que, en un principio a partir de la tran-sicin democrtica y luego de las elecciones regionales de 2002, parecieron plantearse dos l-neas que luego se confunden o se desdibujan: un grupo, que es el de la Plataforma de PartidosRegionales que luego asumir el nombre de Coordinadora de Partidos Regionales, enten-da que deba plantearse una dinmica que empezara por los gobiernos locales y que a partir deall pensara en una estrategia de largo plazo que les permitiera afirmarse primero en algunaszonas, luego en los departamentos, hasta llegar a situarse definitivamente en el plano nacional;otro grupo Dilogo Regional plantea con mayor fuerza, en el mismo perodo estudiado, lanecesidad de que estos movimientos regionales tuvieran una mayor presencia nacional.

    Como observaremos, aun en los tres departamentos que hemos elegido, las posiciones deestos movimientos son bastante diferenciadas y, en general, saliendo de las regiones elegidaspara este estudio, son ms radicales en Ayacucho, tendientes en cambio al centro izquierda enNueva Amazona y se muestran algunos de ellos renuentes a establecer alianzas entre ellos demanera sostenida si bien enfatizan la urgencia de establecer entre ellas a algunos niveles decoordinacin ante la urgencia de llegar a algunas definiciones programticas comunes y a unaestrategia concertada de intervencin. En las conclusiones analizaremos las claves cambiantesde este proceso; ahora conviene examinar, para entender las dinmicas internas de los movi-mientos regionales, lo ocurrido en Loreto, San Martn y Cajamarca, sus rasgos comunes y suspronunciadas diferencias. Conviene tener en cuenta como antecedente previo que, en loscomicios de 2002, las expresiones locales alcanzaron el 22% de los votos a nivel regional, si bienla mayora de ellos haba tenido una trayectoria poltica conocida previa y, en los casos deManuel Duarte (Unidos por Junn) y Vctor Espinoza (Concertacin en la Regin para la Des-centralizacin), desarrollaron en ese entonces una actuacin poltica previa durante el en eseentonces reciente gobierno de transicin, mientras que algunos de los restantes, vinculados yasea a la izquierda, al fujimorismo o bien a otras organizaciones, parecan haber abandonadosus vnculos partidarios anteriores,1 como ocurriera en Puno, Hunuco, Ucayali o Huancavelica.Esta relativa presencia en el ao 2002 a nivel regional contrasta con una significativa mayorincidencia a nivel de provincias y distritos de candidatos independientes; es probable que elaislamiento del gobierno de Toledo haya dado mayor peso a esta orientacin. A ello se agregala falta de lites polticas en los departamentos de la mayora de partidos. Este es el tema quequeremos considerar.

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  • Desde principios de la dcada de losochenta, San Martn se caracteriza por unaactiva vida poltica, con la intervencin departidos polticos, organizaciones sociales deextendida vigencia social y algunos movimien-tos cvicos que, en su oportunidad, plantea-ron nuevas alternativas para el desarrollo dela regin. Ellos convivieron con procesos dedifcil contencin y manejo originados por lainfluencia del narcotrfico y de los gruposalzados en armas, especialmente el MRTA.

    Como seala Patricia Zrate, en un es-tudio sobre la vida poltica y social de la zona,durante la dcada de los ochenta, tendrnuna activa presencia en la vida del departa-mento la Federacin Agraria Selva Maestra(FASMA) y el Frente de Defensa de los Inte-reses de San Martn (FEDISM).2

    FASMA era la principal organizacincampesina en este departamento. Sostena unconjunto de reivindicaciones y la mayora deellas se orientaba en dos direcciones: por unlado, la preocupacin de que San Martn seauna regin autnoma, frente a los intentos dearticulacin con otros departamentos queprocur el gobierno aprista en su proyecto dedescentralizacin; y, por otro lado, la deman-da de mejores precios para sus productos agr-colas.

    El FEDISM tena un perfil msdefinidamente gremial y articulaba a distintossectores de la sociedad regional. Como sealaPatricia Zrate, entre las agrupaciones delFEDISM se inclua la propia FASMA, los go-biernos locales, los comits de productores dearroz y maz, los ganaderos y los maestros.

    Estas organizaciones entran en crisis a fi-nes de los ochenta y principios de los noventa.Entre otras razones, esta decadencia respon-di al hecho de que algunos de sus dirigentesfueron ganados por la prdica violentista queejerca por entonces el MRTA; otros se plega-ron al fujimorismo; y finalmente, en conjunto,retrocedieron frente a la agresiva poltica de-sarrollada por el gobierno en la dcada de losnoventa.

    En el plano poltico, San Martn fue no-toriamente una zona de influencia de AccinPopular. Ello se debi, en parte, al reconoci-miento a Belaunde como lder poltico quehaca la poblacin, en la medida en que laconstruccin de la Marginal de la selva pro-movi el desarrollo del departamento, lo con-virti en una zona de migracin interna en elconjunto del pas, y lo situ en el mapa socialy poltico nacional de manera mucho msdefinida desde entonces, en contraste con loque haba sido un histrico aislamiento.

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    I. SAN MARTN: LA CONVIVENCIA CUESTIONADADE PARTIDOS Y MOVIMIENTOS

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    La presencia de grupos independientesen los noventa y su copamiento por elrgimen

    Su zona ms desarrollada, la misma pro-vincia de San Martn y su principal ciudad,Tarapoto, desarroll una activa competenciacon la capital administrativa del departamen-to, Moyabamba. El departamento, adems, secaracteriz, durante la dcada de los ochen-ta, por la alternancia de gobiernos de AccinPopular (AP) y del Partido Aprista Peruano(APRA). Este proceso solamente fue interrum-pido, entre 1996 y 1998, por el triunfo del gru-po IDEAS, que se alineara con el gobierno deFujimori y fue, ms adelante, uno de los gru-pos fundadores de Vamos Vecino, institucinque surgi como nueva alternativa de agru-pacin poltica frente a las fuerzas adheridasal gobierno de ms antigua trayectoria.

    La vigencia social de IDEAS ha pasadopor altibajos, pero debe reconocrsele, aun enel momento actual, una relativa presencia, enla medida en que este movimiento obtuvo elgobierno provincial de Tarapoto a partir desu triunfo en las elecciones de 2002.

    Cabe considerar que San Martn fue unespacio donde surgieron expresiones cvicasde grupos que aspiraban a pensar en conjun-to el desarrollo de la regin. Estos movimien-tos estaban constituidos fundamentalmentepor jvenes profesionales. Una de sus prime-ras expresiones ser la ya aludida IDEAS, ins-titucin que en sus primeros tiempos surgircomo conjuncin de un conjunto de intelec-tuales y tcnicos jvenes del departamentoque, dentro del contexto limitado de oportu-nidades que daba el gobierno de Fujimori,estaba pensando en un desarrollo alternativopara la regin.

    Uno de sus lderes, Rolando Retegui,cambiara gradualmente de posicin, alinen-dose ms expresamente en apoyo del gobier-no central, procurando construir un aparatoalternativo al entonces existente por parte deloficialismo, pero seguidor fiel de suslineamientos. Como consecuencia de esta de-cisin, alejar de lo que fuera en su tiempo

    una iniciativa auspiciosa, el grupo IDEAS, abuena parte de personas que acogieron, ini-cialmente de modo entusiasta, a dicha inicia-tiva. Algunos de ellos se integraran posterior-mente a Nueva Amazona, el movimiento re-gional ms significativo en la actualidad dela zona.

    Como ya se seal, el grupo IDEAS ganalas elecciones municipales de 1996 y 1998, yavinculado a Fujimori y pensando en la cons-truccin de lo que luego sera Vamos Vecino.IDEAS realiza en su gestin un conjunto deobras de infraestructura en San Martn, con-tando con el apoyo de los grupos ms pobresde la regin, caracterstica del estilo polticode trabajo del gobierno autoritario en todo elpas. Del mismo modo se trata de dar una ideade eficacia expresada sobre todo en la con-gruencia entre ofrecimientos y su posteriorcumplimiento.

    Rolando Retegui, al igual que muchosde los que ahora aparecen como personali-dades polticas y sociales de la regin, es unprofesional formado en Lima. Vinculado afamilias de antiguas lites provincianas, pro-cura pasar de la actividad econmica a lapoltica y proyectarse en el plano nacional.De hecho, pese a algunas obras realizadas ya un activo clientelismo poltico a costa,segn sus opositores, de un elevado endeu-damiento interno, no lograr ser reelecto.En 1998 triunfa en las elecciones provincia-les de San Martn, Marina Aguilar, empre-saria y docente vinculada a AP, partido conuna historia de activa presencia poltica enel lugar.

    La relativa independencia del ConsejoTransitorio de Administracin Regional(CTAR) durante el fujimorismo

    Como ocurriera en otros departamentosdel pas, no obstante lo extendido del apara-to del fujimorismo, el CTAR tuvo relativosmrgenes de independencia e iniciativa paraformular planes de desarrollo regional desdelos cuales pensar el futuro del departamento.Ello ocurre tanto en 1998, durante la gestinde Yolanda Rojas, que se vincula en su traba-

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    jo a las iniciativas de un conjunto de ONGcolaboradoras en su gestin, como cuandoasume ese puesto, en el periodo compren-dido entre 1999 y 2000, Juan Carlos delguila.

    Del guila, procedente tambin de unafamilia de notables del departamento, apare-ce ms comprometido que su predecesora conel proyecto fujimorista, pero mantiene tambinun relativo margen de autonoma, aun respec-to de Rolando Retegui, entendiendo que es-taba investido de las suficientes calidades pro-fesionales como para cimentar su propio pro-yecto. Se cuida de no entrar en un rumbo decolisin con el gobierno y hasta comparte suslineamientos, pero no sigue lnea a lnea lo quese estaba haciendo en la gestin provincial.Piensa en algunos temas en sus propios trmi-nos, aun preservando una actitud prudente enlo que entenda que era conveniente para eldesarrollo del departamento.

    Como ya dijimos, tanto Juan Carlos delguila como Rolando Retegui provienen defamilias de notables de San Martn, han ad-quirido especializacin fuera de la regin, hanpasado de los negocios a la poltica y aspira-ban a dirigir, probablemente en soterradacompetencia, un proceso de renovacin delites que, en su primer momento, se dio ex-clusivamente dentro de los mrgenes que tra-taba de imponer el gobierno autoritario. Otracaracterstica comn es que ambos llegan aser jvenes presidentes de la Cmara de Co-mercio de la regin. Aparentemente comoocurre ahora con su titular, Sandro Rivero,candidato al Congreso por el Frente de Cen-tro la presidencia de esta entidad obracomo una suerte de trampoln poltico que leotorga visibilidad social a su mximo repre-sentante, lo que le permite luego aspirar acargos de responsabilidad pblica.

    Nueva Amazona: un movimientoregional articulado y programtico

    En la actualidad existen en el departa-mento dos movimientos regionales: NuevaAmazona, liderado por Csar Villanueva, yel Frente Regional, cuyo principal dirigente

    es Juan Carlos del guila. El primero de ellosparece mantener una actitud ms indepen-diente, mientras el segundo discute su inte-gracin a Unidad Nacional. Ambos movi-mientos dialogan entre s y mantienen bue-nas relaciones a pesar de que, como veremos,en algunos de sus planteamientos revelan di-ferencias significativas.

    Csar Villanueva, por medio de la acti-vidad pblica o privada, ha estado vincula-do a distintos proyectos de desarrollo que sedieron en la regin desde fines de los setentahasta la fecha. Colabor en las Corporacio-nes de Desarrollo departamentales, primeroen los ltimos aos del gobierno militar y lue-go durante la segunda gestin de Belaunde.Trabaj en proyectos como el desarrollo delAlto Huallaga en la zona de Tocache, en Uchiza,y luego en el Alto Mayo en el Huallaga Central.Posteriormente, se traslada al mundo de lasONG, a travs de su participacin en el FondoContravalor Per-Canad en Lima. Actual-mente se dedica a la actividad privada diri-giendo una empresa que trata de concertarentre organizaciones de productores de caf,cooperativas y empresas, para tratar de vin-cularlas de manera competitiva al mercadointernacional.

    Villanueva fue uno de los fundadores dela izquierda en San Martn, a principios delos ochenta, particip incluso en las eleccio-nes integrando la Unidad Democrtica Po-pular (UDP). Durante el gobierno de Fujimori,su intervencin fue solamente como tcnicoy pas a segundo plano su actividad poltica.El ao 2001 participa como candidato a con-gresista por Somos Per. Esta decisin la con-sidera un error; en realidad, ocurri que esta-ba vinculado a personas de Causa Democr-tica, organismo vinculado al que fuera De-fensor del Pueblo, Jorge Santisteban, que seencontraba aliado al grupo poltico antesmencionado. Entiende que este grave errortctico lo hizo envolverse, sin saberlo pri-mero, sin quererlo despus, en los conflic-tos polticos al interior de Somos Per, de-bilitando en ltima instancia lo que le inte-resaba en definitiva: presentar una propues-ta regional.

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    En las elecciones regionales del ao 2002,Villanueva pierde por el 2% de los votos fren-te al APRA. Al margen de discusiones sobrela transparencia de estos comicios, algunosintrpretes de lo que ha ocurrido, proceden-tes tambin de Nueva Amazona, sealan que,a diferencia de este incipiente movimiento, elAPRA contaba con personeros en la mayorade mesas habilitadas y ejerca una gravitanteinfluencia en el Jurado Electoral Especial deldepartamento, hechos que revirtieron a sufavor sobre todo en elecciones tan reidas.

    Un discurso elaborado de propuestas dedesarrollo

    En la visin de Csar Villanueva y deCsar Rengifo, otro destacado integrante deNueva Amazona, vinculado tambin comoel primero al mundo de las actividades deldesarrollo, hay un conjunto de preocupacio-nes que tienen matices distintos en uno y enotro, pero que van en direccin a lo que con-sideran los principales lineamientos del desa-rrollo regional.

    Entiende Villanueva que uno de los as-pectos que debe apuntalarse es el desarrolloforestal en la regin, evitando las prcticaspredatorias que se han realizado hasta el pre-sente. Debe, adems, buscarse una adecuadapoltica tributaria, que se encare como contra-prestacin por determinadas actividades en lasque se comprometera la regin, como la de-fensa de recursos naturales, el tema de la iden-tidad amaznica cultural y la idea, en pers-pectiva de largo plazo, de pensar en unamacroregin que integre todos los departamen-tos que se encuentren vinculados a laamazona.

    A diferencia del presidente de la Cma-ra de Comercio de San Martn, el ya aludidoSandro Rivero, Villanueva tiene una posicinde reserva respecto a la firma del Tratado deLibre Comercio (TLC), ya que entiende que elnivel de competitividad de la regin es muybajo. Entre otras razones, esta reserva frenteal TLC se basa en las dificultades de infraes-tructura, que dificulta llevar los productos dela regin al Pacfico de manera que no sea

    costosa; en que se van a imponer cuotas alsector agropecuario que este no va poder so-portar; y adems, en que la regin se va aencontrar en condiciones desventajosas en lafijacin de precios atractivos en algunos desus principales rubros de produccin.

    Encuentra Villanueva dificultades dedarle a su propuesta un nivel que articule loregional con lo nacional; ello debido a que laLey de Partidos establece que los movimien-tos regionales no pueden participar en loscomicios en que se eligen Presidente y Con-greso.

    Entiende que San Martn, pese a que enteora es rica en recursos energticos, no hapodido constituir todava una base hidroelc-trica slida, como tampoco lo que se pro-pone desarrollar como alternativa, ha po-dido aprovechar el agua a travs de un siste-ma de pequeas cuencas y microcuencas.Piensa que una salida para este problema seencuentra en la realizacin de acuerdos condistintos distritos y provincias para una ade-cuada administracin.

    Otros voceros del mismo movimientoentienden que un eventual gobierno de Nue-va Amazona debe crear las condiciones parauna adecuada gerencia de la regin, en queintervenga el sector privado y en que el go-bierno regional no se convierta nicamenteen ejecutor. Para el logro de este objetivo, sedeben cumplir algunos lineamientos polti-cos, a su criterio fundamentales. Uno de elloses mejorar y proseguir con el asfaltado de lacarretera Marginal; otro de ellos es replan-tear la base productiva de la regin, en laque se tiene que dar un peso a la bsquedade mercados potenciales para el caf, elarroz, el tabaco, el cacao productos en losque aun se siente la falta de adecuados pro-yectos. En la misma lnea, se entiende quedebe buscarse, como tambin insisteVillanueva, fomentar la reforestacin con fi-nes comerciales y la promocin delecoturismo. Y en general, se propone pensaren alternativas de crecimiento de la reginque tengan propuestas ms imaginativas yviables.

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    Las tareas polticas y sociales planteadas

    Nueva Amazona tiene una propuestarelativamente articulada que no es del casoexplicar en detalle. En ella se dice aspirar a laparticipacin democrtica; a la defensa de losderechos ciudadanos; a la descentralizacincomo eje fundamental del quehacer poltico;al derecho autnomo de cada uno de los pue-blos a decidir sobre el destino, desarrollo y usode los recursos que ellos mismos generan; a lainterculturalidad; a la idea de un crecimientoconcertado, con un Estado promotor; al res-peto de la diferencia; a la preocupacin porla identidad; as como a ideas de justicia so-cial vinculadas a la solucin de los graves pro-blemas existentes en la regin.

    Como consecuencia de los principiosplanteados, Nueva Amazona persigue comoobjetivos contribuir al desarrollo integral ysostenido de los pueblos de San Martn,priorizando en primer lugar la educacin, lageneracin del empleo y el uso adecuado delos recursos naturales.

    En segundo lugar, se busca propiciar laintegracin de los pueblos amaznicos y, a lalarga, promover una regin amaznica en elmarco de un proyecto de desarrollo, funda-mentado en principios y criterios que defien-dan el desarrollo sostenible.

    En tercer lugar, este movimiento entien-de que es necesario promover y consolidar elproceso de descentralizacin, tanto para unaadecuada asignacin de competencias, recur-sos y funciones, como para fortalecer la iden-tidad y gravitar en el proceso social y econ-mico con un impulso que parta sobre tododesde los departamentos.

    En cuarto lugar, consideran que debenextender una prctica poltica democrtica,para lo cual resulta necesario, entre otrospuntos, demandar la transparencia de la ges-tin pblica y, para que ella sea garantizada,promover la participacin y la fiscalizacinciudadana.

    Dicen defender una economa social demercado, que respete la iniciativa privada

    pero que entienda que es necesario mrge-nes adecuados de una intervencin efectivadel Estado en sectores clave para la pobla-cin como educacin, salud, vivienda y eldesarrollo cientfico y tecnolgico, ascomo en la orientacin general del crecimien-to econmico y en el destino de los sectoresestratgicos. Por ello, priorizarn la peque-a y micro empresa, tratarn de hacer unproyecto educativo que incluya tanto el res-peto por la calidad de la enseanza imparti-da, como el seguimiento de los principios deequidad, de inclusin y de interculturalidad.Para el cumplimiento de todos estos prop-sitos, entienden que es necesaria una suertede nuevo contrato social entre las autorida-des y el gobierno.

    Nueva Amazona considera que debe lle-garse a una integracin y consolidacin dela regin amaznica. Para ello, debeatenderse con particular preocupacin a ladefensa del medio ambiente y de labiodiversidad, y a la aplicacin de polticassociales que tienen que ver con la mejor co-bertura de los servicios bsicos, particular-mente en el aludido tema de educacin y ensalud. Consideran que todos estos requisitosno pueden lograrse si no se realiza un activocombate contra la corrupcin.

    Las dificultades encontradas en NuevaAmazona para establecer una polticade alianzas

    Como ha ocurrido con otros movimien-tos regionales, Nueva Amazona ha tenidodificultades para establecer acuerdos establescon otros movimientos regionales y con par-tidos nacionales. Con los movimientos regio-nales ha participado a travs de Dilogo Re-gional y la red de partidos regionales. Pero,en una primera aproximacin, dara la im-presin de que, al ser una fuerza ms conso-lidada en el departamento que otras de natu-raleza emergente, lo toman como un instru-mento ms de su actividad poltica, al que noprivilegian de una manera especial.

    En todo caso, el espectro de los gruposcon los que ha dialogado Nueva Amazona

  • 6

    es amplio. Prcticamente, el conjunto de fuer-zas y organizaciones polticas ms significa-tivas, desde la derecha con Unidad Nacionalhasta diversos grupos de izquierda y recien-temente Ollanta Humala, ha establecido con-tactos con el movimiento, siendo prcticamen-te el APRA y los grupos afines al fujimorismo,las nicas organizaciones con quienes no hanestablecido ni les preocupa establecer unanegociacin.

    No parece haberse concretado unaalianza definitiva. Probablemente, como ve-remos que ocurre tambin con Fuerza Socialen Cajamarca, privilegian el espacio regio-nal. Cuentan a su favor para ello con doshechos: haber perdido en las elecciones delao 2002 por el escaso margen del 2% y eldesprestigio de la gestin aprista. Es sabidoque el presidente regional del APRA, MaxRamrez, cometi un conjunto de actos irre-gulares, como el uso de un grifo para abas-tecer de combustible a camiones y autos delgobierno regional, que eran propiedad delhermano del presidente; la llegada de unacantidad irregular de computadoras a suadministracin, presentada bajo la simula-cin de una compra a crdito; los abusos dela esposa de Ramrez, Eliana Castillo, queutilizaba fondos de la regin para adquirirobjetos para su uso personal, desde produc-tos domsticos hasta medicamentos paramascotas; y compras ficticias de repuestos,de llantas y maquinaria pesada para lasobras de mantenimiento de la carreteraTarapoto-Yurimaguas.

    Es un gobierno que vivi bajo la presinde un conjunto de juicios que parecen bienfundamentados jurdicamente. Es sustituidoluego, y en un proceso que dura varios aos,por el vicepresidente regional, Carlos Crde-nas, pero el APRA no consigue superar unasituacin de aislamiento y de descrdito, auncuando en oportunidad de comprobarse lasflagrantes irregularidades del presidente re-gional, el partido que lo invitara como candi-dato tratara de marcar de modo inequvocosus distancias con aquel a quien promovi almayor cargo de responsabilidad poltica re-gional.

    Una tendencia fujimorista convertida enmovimiento regional

    Juan Carlos del guila, a quien ya he-mos visto destacado como presidente de laCmara de Comercio y presidente del CTAR,constituy por su parte su propio movimien-to, el llamado Frente Regional. Del guila esun profesional que no parece haber marcadodefinitivamente distancias con lo que fuerasu vinculacin con el rgimen autoritario.Entiende que Fujimori cumpli un papel de-cisivo, no solamente en la poltica general delpas, sino particularmente en San Martn,donde, estima, lleg a asignar 450 millonesde dlares en inversin pblica, lo que cam-bi sustancialmente la situacin regional, conun trabajo muy sostenido y eficaz en obrastales como la infraestructura de riego, la co-bertura elctrica y la poltica educativa.

    A la vez que destaca este hecho, hacenotar la falta de transparencia delfujimorismo y destaca los episodios que de-notaban la falta de conocimientos correctosen la aplicacin de estos lineamientos de de-sarrollo. Se distancia de Rolando Retegui como hicimos notar nos da la impresin deque siempre fueron competidores cuandoeste apoya a Solucin Popular, que postula-ba la candidatura de Carlos Boloa, enten-diendo que el gobierno se encontraba aisla-do, que se trataba de una opcin arriesgaday no iba a tener vigencia en el futuro. Al igualque Arturo Maldonado, actual congresista porSan Martn, pasa de estar vinculado, aunqueno de manera tan activa como lo hicieraRetegui con Vamos Vecino, a establecer uncontacto con Unidad Nacional y muy parti-cularmente con la figura de Lourdes Flores.

    Entiende que su movimiento Frente Re-gional tiene vigencia en un conjunto de orga-nizaciones provinciales. Es el caso del movi-miento Obras en Saposoa, en la provincia deHuallaga; el movimiento Unidos porMoyabamba, en Moyabamba; el movimientoParticipacin y Desarrollo en Bellavista; unconjunto de independientes que postularonpor Unidad Nacional en diversas zonas; ypersonas inscritas en la Unin por el Per

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    (UPP) en Lamas que acompaaran su pro-puesta.

    Lo fundamental a realizar, a su criterio,es promover una agresiva poltica de inver-sin en infraestructura, garantizando paraello la necesaria estabilidad jurdica y la se-guridad ciudadana. Adems, en otros planos,propone reestructurar el aparato de Estado yregional, que se caracteriza, a su entender,por una excesiva duplicidad o incongruenciaen el cumplimiento de sus funciones, lo queproduce una sostenida prdida de recursos.

    Entiende, asimismo, que en educacinprcticamente todo est por hacerse en eldepartamento. Es necesario fortalecer la in-vestigacin en la universidad, promover ins-titutos tecnolgicos, realizar para ello conve-nios con gobiernos extranjeros y, en otro pla-no, promover la creacin de una buena ca-rretera que lo interconecte con Yurimaguas yle permita llegar a un mercado de la impor-tancia que tiene el brasileo. Se preocupa msque Nueva Amazona lo que no quiere de-cir que este movimiento ignore el tema ycomo destacar tambin el representante deUnidad Nacional en Cajamarca, por los te-mas de seguridad ciudadana.

    Las vinculaciones con Nueva Amazonay con partidos nacionales

    Entiende que tiene buenas relaciones conNueva Amazona. En este movimiento exis-ten, en opinin de Del guila, distintas ver-tientes ideolgicas y opciones. Considera queaun cuando sus miembros provengan en sumayora de fuerzas que en un principio estu-vieron adheridas a la izquierda y que, por logeneral, promuevan un rol ms activo de in-tervencin del Estado que aquel por el cual lquisiera optar, este movimiento constituye lafuerza con la que puede dialogar en los te-mas fundamentales. Estima que el referentebsico de su propio movimiento es UnidadNacional y ha decidido, por ello, participaren la lista para el Congreso de ese partido.Previamente, se encontraba en el dilema de ircomo candidato al Congreso en las eleccio-nes de abril o postular como candidato a la

    presidencia regional o al municipio de SanMartn en alianza con Nueva Amazona.

    El problema que seala es que si NuevaAmazona no apoya a Unidad Nacional enlos comicios para elegir presidente y congre-so, resulta improbable que esta ltima orga-nizacin le preste su apoyo para que el movi-miento regional presente sus candidatos sincompetencia y con independencia en las elec-ciones regionales. Bajo estos presupuestos, esque se ha dado una compleja negociacinentre Del guila, Villanueva y sus respecti-vos movimientos, dentro de una relacin enque aparentemente cada uno, a la vez queevala el potencial de sus propias fuerzas,considera con respeto lo que puede aportarsu potencial colaborador.

    Su principal colaborador, o por lo me-nos el personaje poltico ms destacado den-tro de aquellos que privilegian una alianzacon Unidad Nacional luego de Juan Carlosdel guila, es Mario Humberto Maynetto, quetambin perteneci aos atrs y hasta bieniniciada la gestin de Retegui a IDEAS. AMaynetto le interesa destacar que a la vez queacompa al proyecto fujimorista viene deuna familia de reconocida trayectoria apristaen el departamento ha marcado su distan-cia con Retegui y quien fuera su operadorpoltico Carlo Magno Pasquel, tratando demarcar un perfil de mayor independencia. Nose perciben en la entrevista que hemos reali-zado mayores alusiones a Nueva Amazona.Dara la impresin de que Maynetto se en-cuentra preocupado y en cierto modo entram-pado si se nos permite esta interpretacinsubjetiva en el cambiante juego de sus as-piraciones polticas nacionales y regionales yno parece interesarle que su movimiento re-gional extienda su poltica de alianzas.

    Al igual que Juan Carlos del guila, en-tiende que hay que hacer una adecuada de-cantacin y, en ese plano, distinguir dentrode los fujimoristas aquellos que estuvieroncomprometidos con actos de corrupcin, fren-te a quienes estaban convencidos de que, atravs de ese gobierno, se poda impulsar unapropuesta realista y de impacto positivo en la

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    regin. Se muestra ahora mucho ms crticode la gestin de Rolando Retegui en el go-bierno municipal de lo que fuera en sus aosde gestin. Entiende que el excesivo endeu-damiento generado se arrastra an hasta elmomento actual, ya que en su prctica profe-sional de abogado es defensor de muchos delos que quedaron en situacin de acreedoresimpagos. En todo caso, no aparece tan mar-cada en Maynetto, a diferencia de Del gui-la, una visin ms proclive a ver lasespecificidades del desarrollo regional, lo quese agrega a la ya mencionada renuencia alestablecimiento de una poltica de alianzas.

    La precariedad de los partidos

    En el departamento de San Martn lla-ma la atencin la debilidad que muestran lospartidos polticos, por lo menos cuando tra-tan de formular diagnsticos regionales.Rolando Retegui aspira a participar en laselecciones nacionales nuevamente, defendien-do el fujimorismo y el movimiento S Cum-ple. Entiende que fue un error de clculo sualianza con Solucin Popular y Boloa, al nohaber percibido adecuadamente el aislamien-to en que se encontraba este movimiento. Semuestra tambin discrepante con la sustitu-cin como Secretario General de S cumple deOrellana por Delgado Aparicio, ya que, paratomar una solucin de esta magnitud, debierahabrsele consultado oportunamente.

    De todas maneras, considera que hay unvaco de la representacin poltica y un des-crdito de la poblacin, que no pueden sercubiertos por las candidaturas de Alan Garca,Valentn Paniagua o Lourdes Flores Nano. Lagente se siente todava vinculada, a su crite-rio, a los xitos obtenidos por Fujimori enmateria econmica y, sobre todo en una re-gin como San Martn donde existiera unacruenta guerra, en la derrota de la subver-sin. Entiende, adems, que su organizacinmantiene un conjunto de cuadros locales to-dava vigentes en la mayora (o en la totali-dad) de los distritos y provincias de San Mar-tn. En buena parte, ellos se mantienen deli-beradamente con un perfil bajo, pero pueden

    provocar un cambio sustantivo en la situa-cin apenas se realice una adecuada convo-catoria social y poltica.

    Insiste en que en el tema de la corrup-cin no existen pruebas consistentes delinvolucramiento de Fujimori. En todo caso,sera un tema que solo le interesara a los sec-tores A y B de la poblacin y que no concita,en cambio, mayores preocupaciones en el res-to de la poblacin.

    Curiosamente, en lo que parece un ras-go de la mayora de la sociedad de San Mar-tn, no tiene una actitud de crtica o de con-frontacin con Nueva Amazona, pese a lasdistancias que este movimiento marca respec-to a la gestin del gobierno autoritario. Pare-cieran existir, en el conjunto de las fuerzassanmartinenses no obstante las posicionestajantes que aparentemente separan a unosde otros, ciertos niveles informales peroefectivos de dilogo y comunicacin.

    A la vez que Retegui piensa que tienerazonables perspectivas de llegar al Congre-so, considera que la gestin realizada en SanMartn por el gobierno de IDEAS en 2002 leasegura perspectivas de una efectiva conti-nuidad en su gestin. A pesar de que el en-trevistado tuvo en sus inicios una actitud sinode desconfianza, reticente a comunicarse conmayor amplitud, parece manejar una infor-macin comparable a la elaborada por losmovimientos regionales en contraste con eldiscurso notoriamente menos articulado queen la regin tienen los partidos polticos.

    Un ejemplo de esta impresin recogida esel caso de Marcelo Arvalo, dirigente de APque estudi Ingeniera Civil y que tiene unalarga trayectoria en el partido. Arvalo, for-mado polticamente en esta organizacin, noparece tener una visin alternativa relativa-mente elaborada de lo que le conviene al de-partamento y lo que pueden ser sus propiasideas y propuestas. Ms bien, parece centrar-se fuertemente en lo que es capaz de articulary proponer el liderazgo de Valentn Paniagua,en contraste con lo que ocurre, por ejemplo,con Pelayo Roncal, tambin representante des-

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    tacado de AP en el caso de Cajamarca queveremos ms adelante.

    En el caso de Arvalo se presenta un dis-curso vago sobre la necesidad de realizarobras de asfaltado Tarapoto-Yurimaguas yTarapoto-Tocache, junto con propuestas queno consigue fundamentar adecuadamente entorno de la piscicultura y la horticultura, uni-das con alusiones que no desarrolla sobre lanecesidad de crear un instituto de capacita-cin empresarial para los jvenes. En cam-bio, parece confiar mucho ms que en la ne-cesidad de una propuesta articulada y con-vincente para la regin, en la propia vigenciade los partidos polticos, en especial de AP ydel APRA, que no parece poner en cuestin.Adems, como hemos visto en otros casos,reiterando que aparentemente el apoyo deNueva Amazona cubre un amplio espectrode opiniones de distinta procedencia, tieneuna buena opinin de este movimiento.

    En el caso del Partido Popular Cristiano(PPC), la impresin que hemos tenido con dosde los entrevistados, uno de los cuales ocupael cargo de Secretario de la Comisin Polti-ca, es que aparentemente se siente un aisla-miento respecto de los militantes de su movi-miento poltico; este sentimiento de aislamien-to no resulta compensado por algunos contac-tos ocasionales con sus principales cuadrosdirectivos. Si bien, como en el caso deCajamarca, sealan como prioridades a seguireducacin, salud y desarrollo agropecuario, noaparece en el desarrollo de estos temas un ade-cuado sustento de las opiniones aducidas. Laexposicin se muestra en exceso esquemti-ca; pareciera que no pudieran ir ms all delo someramente planteado.

    Todo indica que, respecto de las alian-zas polticas, Unidad Nacional, ms que cen-trar su esfuerzo en cuadros tradicionales desu partido de escasa convocatoria, buscarams bien acuerdos con personalidades inde-pendientes o con movimientos de su confian-za. En este plano, se encuentra en primer lu-gar, el movimiento regional de Juan Carlosdel guila. En el caso de AP, aparece comoflagrante la ausencia de cuadros polticos quepuedan participar en trminos de discusinde una propuesta con otros contendores. Por

    ello, la eventualidad de conseguir congresis-tas de la regin depende mucho ms del afian-zamiento histrico de esta organizacin en eldepartamento, o de un eventual efecto dearrastre de Paniagua, en el caso de que logrehacer despegar su candidatura, que de lacampaa que puedan hacer sus representan-tes en el departamento.

    Como parece ser la situacin general enla mayora de departamentos del pas, seacual sea la fuerza de donde provengan, exis-ten menguadas expectativas de una reelec-cin de aquellos que fueron congresistas en elperiodo 2001-2006. En todo caso, MarcianoRengifo no aparece como candidato proba-ble a ser reelecto, por lo menos en San Mar-tn, tanto por el aislamiento de Per Posiblecomo por los propios distanciamientos delcongresista de los problemas de su zona, opor lo menos por las percepciones de los ciu-dadanos, equivocadas o no, de que ello efec-tivamente ha ocurrido.

    En el caso de Arturo Maldonado, por lomenos en esta etapa, parece ser explcita ysincera su voluntad de retirarse de sus aspi-raciones al Congreso; l prefiere delegar esaresponsabilidad y as lo ha expresado ex-plcitamente en la persona de Juan Carlosdel guila. Incluso si se le hubiera propuestouna reeleccin, hubiera tenido dificultades detener xito salvo que hubiera llegado nueva-mente a este cargo como consecuencia de laconvocatoria que habra alcanzado la candi-datura de Lourdes Flores, de la que se hubie-ran beneficiado quienes integran sus listasdepartamentales.

    Finalmente, Aurelio Pastor del APRA hasido un protagonista que, si bien ha interve-nido en la vida del departamento, lo que in-cluye la opcin o el desliz de promover a MaxRamrez a presidente regional, es una perso-nalidad que se ha proyectado sobre todo entemas de poltica nacional. Otra vez, si pos-tula por San Martn, lograr eventualmentellegar al cargo de congresista ms como con-secuencia de la capacidad de audiencia quelogre Alan Garca que, por lo visto, por supropio prestigio personal y poltico en lo quetiene que ver con la preocupacin acerca delos problemas de su regin.

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    En Cajamarca destacan dos movimien-tos regionales: Fuerza Regional, preocupadasobre todo por la discusin del tema de laminera; y Fuerza Social, que parece tener unamayor capacidad de convocatoria a nivel delas distintas provincias y distritos, y cuya pro-puesta tiene una aspiracin en aparienciams integrada respecto del desarrollo del de-partamento.

    En la zona, la presencia de movimientosindependientes es significativa desde 1994, sinque ello constituya una continuidad con laexperiencia de la dcada anterior ms ape-gada a la adhesin a organizaciones polti-cas. El ms representativo de estos movi-mientos fue Fuerza de Integracin Regional(FIR), dirigido por Luis Guerrero. Su princi-pal preocupacin fue desarrollar una polti-ca que, en trminos de concertacin, incluye-ra temas que consideraban los principales ejesde desarrollo y las ventajas competitivas deCajamarca, entendiendo que ellas estabanpor el lado de la ganadera, el ecoturismo, laforestacin, la artesana y la minera.

    Esta primera experiencia se apoyaba fuer-temente en una trayectoria afirmada en untrabajo previo con las ONG de la zona pri-mero con el Centro de Investigacin, Educa-cin y Desarrollo (CIED) y, luego que LuisGuerrero gan las elecciones, en lo que serala Asociacin de Desarrollo Local (ASODEL),con una aparente preocupacin por los pro-blemas ecolgicos y una discusin conjuntasobre temas de crecimiento econmico y afir-macin institucional entre la sociedad civil y

    el gobierno local, proceso que se expresaraen la formacin de diversas mesas deconcertacin para el desarrollo.

    Visto en perspectiva, hay dos rasgos quecaracterizaran la gestin de Guerrero. Por unlado, una poltica que en ese tiempo se asu-ma como realista y pragmtica de buscarlneas de colaboracin con el gobierno deFujimori, dado que se entenda, probablemen-te, que no existan condiciones para promo-ver una poltica activa que se sustentara enuna sostenida oposicin. No obstante los di-versos gestos de acercamiento con el rgimenque hace la municipalidad provincial deCajamarca, el poder ejecutivo jugar a dosplanos: un cierto nivel de dilogo con las au-toridades municipales y el establecimiento deuna direccin de la CTAR, en manos de Fran-cisco Arroyo, que tendr una orientacin dis-tinta y encontrada a la de la gestin local.

    La segunda novedad que enfrentar lagestin de Guerrero es que durante su pero-do comenzar la explotacin aurfera de mi-nera Yanacocha. En ese tiempo, se entendaque era una actividad extractiva que iba adurar unos pocos aos, tanto es as que eldenuncio de tierras para iniciar sus laboresno fue en principio significativo. Se inicia con2 500 hectreas, pasar a 11 mil y terminarluego en 175 mil a 12 aos de explotacin.Ocurrir, entonces, que lo que pareca ser unaoportunidad de aprovechamiento de un re-curso que no demandara no ms de 6 a 8aos, adquirir una proyeccin de 30 a 40aos. Quizs, en ese tiempo, este hecho no

    II. LA AGITADA ACTUACIN DE LOSMOVIMIENTOS REGIONALES EN CAJAMARCA

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    era advertido ni por la empresa Newmont yBuenaventura, responsables de esta actividad,como tampoco por las propias autoridadesnacionales y locales.

    Lo cierto es que, tempranamente, desdeinicios de la explotacin minera, habr unapreocupacin de Yanacocha en sealar quese trataba de una actividad no contaminan-te, teniendo en cuenta el conjunto de previ-siones en el cuidado del medio ambiente quepresuntamente se tomaban. Y, por otro lado,de parte de Luis Guerrero, se entender quelo fundamental a resolver, aceptando ese pre-supuesto, era buscar un canon efectivo quegarantizara, en primer lugar, el desarrollo dela provincia de Cajamarca y de las zonas cer-canas a la mina y, en segundo lugar, del con-junto del departamento.

    Lo que va a llamar la atencin es, comoseala el sacerdote Marco Arana, que las tie-rras objeto de expropiacin son tasadas en 80soles por hectrea, cuando el precio de tran-saccin en el mercado llegaba a 2 000 y 2 500soles. Pareciera que tanto las autoridades na-cionales como Luis Guerrero entendan queeste era el costo que deba afrontarse por eldesarrollo de la zona y que los efectos negati-vos de esta primera evaluacin iban a ser re-vertidos a travs del canon.

    Frente a una explotacin que iba a to-mar ms tiempo del pensado, se asiste, porun lado, al surgimiento de asociacionesecologistas que cuestionan el modelo de de-sarrollo minero; y, por otro lado, al surgimien-to de una fuerte oposicin al Frente de Inte-gracin Regional, dirigido por Guerrero, quese traducir en una escisin dirigida por elalcalde Manuel Vsquez, llamada FuerzaEcolgica, que participar en las eleccionesmunicipales de 1998 en las que ser derro-tada, pero obteniendo un considerable mar-gen de apoyo.

    Al mismo tiempo que se va registrandoel surgimiento de distintas organizacionesdefensoras del medio ambiente las ms sig-nificativas sern ECOVIDA y GRUFIDES,otras ONG no participarn en la protesta. Esel caso de ASPAREDUR. Guerrero utilizarcomo apoyo tcnico una institucin, como ya

    vimos, creada ad hoc para su gestin, llama-da ASODEL, que ser dirigida por el enton-ces teniente alcalde de su gestin, Abel Daz.

    La nueva gestin municipal y elsurgimiento de conflictos de difcilresolucin

    Finalmente, en las elecciones municipa-les de 1998 triunf el general Jorge HoyosRubios, convocado como candidato por el FIRde Guerrero. La situacin cambia radicalmen-te, en el sentido de que el eje de la discusinsobre el desarrollo de Cajamarca se traslada,de la produccin ganadera y el crecimientosustentable, al tratamiento del tema de losefectos ambientales de la minera, por unos,y sus aportes al conjunto del desarrollo deldepartamento, por parte de otros. De todasmaneras, va a haber un acontecimiento deci-sivo que tiene que ver con la protesta de loscomuneros de Choropampa: se entiende quese ha producido la muerte de truchas en elro Porcn como consecuencia de la actividadde Yanacocha.

    Desde ese momento hasta el presente, seasiste a una situacin de polarizacin socialy de versiones encontradas sobre el efecto dela minera; ello explicar el conjunto de rei-vindicaciones que luego tomarn, a partir dela transicin democrtica, los diversos movi-mientos regionales que actan en la zona.

    En septiembre del ao 2000 se produci-rn las primeras movilizaciones que cuestio-nan el estilo de la explotacin minera. En es-tas movilizaciones tendrn una participacindestacada comuneros y estudiantes universi-tarios y se precipitarn escenarios de violen-cia como el incendio de las oficinas deYanacocha en la ciudad de Cajamarca. Estasituacin provoca una creciente preocupa-cin en el Congreso, lo que llevar a que parti-cipen expertos en el tema, de Cajamarca, queconcurren a Lima; entre ellos, el alcalde deCajamarca, el alcalde de Bambamarca, el sa-cerdote Marco Arana y el bilogo MiltonDeza.

    Por entonces, Hoyos Rubio sealaba quequienes se oponan a la actividad de la minaeran terroristas ecolgicos y que el tema

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    segua siendo bsicamente el canon. Se esta-blece una mesa de discusin en donde se con-sidera, entre los diversos puntos de discusin,que las prioridades son las siguientes: el esta-blecimiento de una auditora ambiental inde-pendiente, que evale los efectos de la explo-tacin; la puesta en marcha de un laborato-rio para analizar la calidad del agua a la zona;y, finalmente, la necesidad de una crecienteatencin ante la probable expansin de laactividad de la explotacin hacia el cerroQuilish, dado que algunos expertos y la ma-yora de pobladores entienden que esa zonaconstitua una reserva acufera indispensablepara el abastecimiento de la ciudad deCajamarca. El tema es asumido sobre todo porlas cinco provincias afectadas por la minera:San Pablo, San Miguel, Hualgayoc, Celendny Cajamarca. Hoyos Rubio se plegar ahoraa esas objeciones.

    En las elecciones regionales y municipa-les del ao 2002 gan el APRA. El presidenteregional electo, Jos Pita, procede de la zonade Jan y San Ignacio, histricamente msvinculadas al departamento de Chiclayo y ala explotacin arrocera, no concernidas direc-tamente por el problema minero. Mientrastanto, la alcalda provincial ser obtenida porun candidato tambin de procedencia aprista:Miguel Horna.

    Se producirn algunos cambios signifi-cativos. En primer lugar, una aparente acti-tud, tanto en autoridades regionales y loca-les, de negociar con la mina acerca del canonminero. En segundo lugar, la idea de que locrecientemente obtenido por ese concepto tie-ne que ser invertido en un conjunto de pe-queas obras que se extendern al conjuntodel departamento y que sern cuestionadaspor parte de los opositores a la gestin apristapor entender que era reducido su impacto enel desarrollo del conjunto de la zona.

    De alguna manera, durante la gestin delactual gobierno regional, se repite lo ocurri-do durante el gobierno provincial de HoyosRubio. Se desarrolla, en primer lugar, una eta-pa de negociacin y apertura hacia las activi-dades que realizaba la minera Yanacocha, entanto se concibe que dichas actividades ha-can una contribucin significativa al desa-

    rrollo por su propio dinamismo y por el ca-non que aportaban. Esta primera etapa durahasta que, en una segunda etapa, ante lassucesivas protestas sociales, el gobierno regio-nal y local se volvern ms exigentes y habruna mayor correspondencia entre movimien-to social y autoridades, aunque se manten-gan una serie de discrepancias entre unos yotros. Es en este marco que la discusin por eldesarrollo aparece frecuentemente en los ac-tores, asociada o distorsionada con la presen-cia minera, lo que explica parte del dinamis-mo que tomarn los dos principales movi-mientos regionales en el departamento: Fuer-za Social y Fuerza Regional.

    El surgimiento de Fuerza Social deCajamarca

    Fuerza Social es dirigida por Jess Coro-nel, economista de vasta trayectoria polticaque comienza participando en el marco deIzquierda Unida en la dcada de los ochentay llega a ser secretario departamental de di-cha agrupacin en el periodo comprendidoentre 1987 y 1989. Este dirigente estuvo vin-culado en sus tiempos de estudiante a Van-guardia Revolucionaria y, posteriormente, alPartido Unificado Mariateguista (PUM). Almismo tiempo, Coronel es un economista quese ha desempeado en la actividad privadacomo docente universitario, asesor a peque-as y micro empresas, consultoras externasa ONG nacionales y locales. Fue, adems,decano del Colegio de Economistas deCajamarca en dos perodos (1998-1999 y2001-2002) y forma parte del directorio de laCaja Rural de Cajamarca.

    Ocurrida la crisis de la izquierda, y du-rante los aos del fujimorismo, Coronel tratade proyectarse como un lder social. Para ha-cerlo, al tiempo que inicia los primeros pasosde constitucin del movimiento que dirige, sevincula con partidos polticos nacionales, yasea para postular como congresista o paraaspirar a ser presidente del gobierno regio-nal. Como congresista, fue invitado en 1995por Fernando Olivera para formar parte comocandidato del Frente Independiente Morali-zador (FIM). A juicio de Jess Coronel, si bienestaba en la posicin nmero 30, obtuvo una

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    significativa votacin. Considera que no fueelecto congresista porque hubo una orden dela direccin del partido al que por enton-ces se haba integrado como aliado circuns-tancial en el sentido de que los votospreferenciales se imputaran preferentementea las posiciones nmero 1 y 2; ello hara queCoronel quedara desplazado a pesar del mar-gen de aprobacin que haba conseguido.

    Segn Coronel, fue invitado nuevamen-te a participar en las elecciones del 2000 y2001, por AP, UPP y Unidad Nacional, peroentendi que no haba llegado todava el mo-mento preciso para ingresar nuevamente enuna competencia poltica. Lo hace finalmen-te el ao 2002, cuando postula a la presiden-cia regional por Unidad Nacional, con carc-ter de invitado, a travs de la intervencindirecta de Lourdes Flores. Sostiene Coronelque esta lideresa haba reconocido que l pro-ceda de una vertiente socialista, pero enten-da a la vez que tena una propuesta elabora-da para el departamento, de la cual UnidadNacional careca, y se le concedi libertadpara actuar en su elaboracin, tanto en lo tc-nico como en lo acadmico.

    Coronel sale en segundo lugar en las elec-ciones regionales del ao 2002, detrs delAPRA, por un margen de diferencia de 6 300votos aproximadamente 1% del total deelectores. Este dirigente sostiene que en al-gunos distritos se cometieron serias irregula-ridades que condujeron a la realizacin deelecciones complementarias. No obstante,antes que los nuevos comicios se celebraran,fueron proclamadas las nuevas autoridades.En este caso, el personero nacional de la agru-pacin de Lourdes Flores, Xavier Barrn, noejerci un suficiente poder de crtica y fiscali-zacin, lo que afect su suerte electoral. Porello, entre otras razones, Coronel entiende quesu alianza con Unidad Nacional haba termi-nado. Ha recogido ahora firmas para la ins-cripcin de su propio movimiento. En un prin-cipio estuvo ms ligado a la CoordinadoraNacional de Independientes que al PPC deLourdes Flores. Finalmente, logr su habilita-cin legal.

    La articulacin de una propuesta

    En contraste con otros movimientos re-gionales, su programa aparece relativamentedefinido. Se articula en torno a cuatro ejes: lademocracia participativa; el gobierno demo-crtico, equitativo y transparente; la idea deun Estado promotor del desarrollo y de la in-versin privada y pblica, nacional y extran-jera; y una economa mixta y solidaria, en-tendida como el respeto al mercado, pero queimplique al mismo tiempo una concertacinactiva con la institucionalidad estatal respec-to de lo que son las prioridades fijadas en con-junto para el desarrollo departamental queespera articularse a largo plazo con un pro-yecto de desarrollo nacional. Segn Coro-nel, su movimiento realiza en la actualidadcongresos distritales, provinciales y regiona-les. El Comit Ejecutivo est formado por 16secretaras y es su mxima instancia ejecuti-va. Fuerza Social tiene tambin una secreta-ra de gnero y grupos especializados en j-venes y discapacitados, as como una presen-cia sostenida en el conjunto del departamen-to, sobre todo en la ciudad de Cajamarca yen Cajabamba, Chota, San Marcos, San Ig-nacio y Jan; su vigencia es relativamentemenor en Cutervo, Santa Cruz, Contumazy San Miguel, algunos de los principales dis-tritos del departamento.

    Confa contribuir a crear la infraestruc-tura necesaria para el desarrollo de Cajamarcamediante una adecuada articulacin vial. Con-sidera, adems, que el principal sostn del cre-cimiento de la regin es sobre todo la activi-dad agropecuaria. Finalmente, espera conso-lidar a travs de flujos econmicos dondeintervengan las ciudades intermedias unmercado que le permita vincular a los distin-tos distritos del departamento y al departamen-to con el conjunto del pas y, si se presenta unacoyuntura favorable, exportar.

    Contra lo que generalmente se seala, ysalvo en temas muy especficos, entiende queCajamarca tiene suficiente personal tcnicoadecuado para afrontar los problemas de supropio desarrollo. Las trabas que ocasional-

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    mente coloca el Sistema Nacional de Inver-sin Pblica (SNIP) del Ministerio de Econo-ma y Finanzas a algunos proyectos de la re-gin obedecen, a su criterio, no solamente arazones tcnicas a veces invocadas con ra-zn sino tambin a trabas derivadas de lacompetencia poltica.

    La interpretacin de Fuerza Social delproblema minero

    Adems, ubica el problema minero tan-to en trminos de los problemas ambientalesque esta actividad genera, como en relacincon los recursos que aporta a las comunida-des locales. En ese sentido, Fuerza Social ma-nifiesta su acuerdo con la promocin de lainversin privada, nacional y extranjera, en-tre ellas la minera Yanacocha, pero bajo unconjunto de condiciones. La primera es querespeten y acepten las normas establecidas enel Per y, de presentarse el caso, lasnormatividades complementarias que puedanexistir a nivel regional. En segundo lugar, eldestino de los recursos aportados por el capi-tal privado al desarrollo departamental msdirectamente, los que conciernen a la activi-dad minera deba negociarse con las auto-ridades nacionales y locales; se entiende queno se ha cumplido hasta ahora con esta obli-gacin al nivel requerido. En tercer lugar, unfactor a considerar de manera insoslayable esla conservacin del medio ambiente, para locual se necesita evaluaciones tcnicas impar-ciales que garanticen que este aspecto va aser finalmente contemplado.

    Como requisito complementario, consi-dera que debe haber negociaciones transpa-rentes con las empresas transnacionales, demodo que sean conocidas por el conjunto dela poblacin y se eviten situaciones en quepueda haber tanto excesos por parte de lasempresas mineras como casos de corrupcin.

    A diferencia de otros movimientos regio-nales, respecto de esta actividad extractiva,entiende que existen tres posiciones. Una pri-mera le otorga facilidades y concesiones injus-tificadas a las explotaciones, que van en detri-mento del desarrollo departamental y nacio-

    nal. Se alinearan para Fuerza Social en estaposicin el Partido APRA y las autoridadesregionales y locales. La otra orientacin vahacia al otro extremo, con la idea exageradade que la minera est afectando la salud de lapoblacin, la productividad agrcola y, por tan-to, debera expulsarse. Segn Coronel, corres-ponde, como la opcin aconsejable, hacer unmanejo apropiado de las consultoras ambien-tales. Existe como antecedente el informe rea-lizado por la consultora colombiana INGETEC,que ha realizado un conjunto de observacio-nes a Yanacocha, en torno de los efectos con-taminantes de su actividad. Para Fuerza So-cial, dicha actividad debe ser objeto de unaadecuada fiscalizacin por parte de liderazgossociales que implique una posicin ms activatanto del gobierno regional como del gobiernolocal instancias que deben velar por los inte-reses y la salud de la poblacin.

    Cabe sealar, en lo que parece ser uncambio en la actitud inicialmente asumida,que Fuerza Social est tratando de evaluarsegn Coronel experiencias de pases endonde algunas empresas, que manejan gran-des capitales y se consideran estratgicas, hanpermanecido bajo un esquema de nacionali-zacin y observa con atencin lo que es laexperiencia chilena en relacin al cobre, lacual considera amerita ser investigada. Entodo caso, es una perspectiva que requiere deun cuidadoso examen y, a diferencia de otrosmovimientos regionales, no aventuran unaconclusin definitiva. En todo caso, entien-den que se debe ser exigente tanto en el temadel canon como en el de las regalas deriva-das de la actividad minera.

    Considera que se est creando en la re-gin un problema de confianza que generarecelos respecto de cada uno de los represen-tantes que toman posiciones extremas. De unlado se encuentra Yanacocha, que seala quepor su tecnologa de punta no genera efectocontaminante alguno. Por otro lado, las ONGambientalistas insisten en que se est produ-ciendo un cambio ecolgico, que adems afec-ta a la salud, de tipo irreversible. Ambas par-tes son vistas con distancia por la mayora dela poblacin. Se requiere, entonces, investigar

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    ms seriamente el tema para definir una posi-cin clara, con bases tcnicamente bien funda-mentadas, y que venza una situacin de polari-zacin social como la que actualmente existe.

    Las polticas de alianzas

    A criterio de Coronel, Fuerza Social tie-ne una orientacin que va del centro a la cen-tro izquierda. Esta orientacin parte de laevaluacin de lo que est ocurriendo en elconjunto de Amrica Latina, con el predomi-nio de la centro izquierda en Brasil y Uru-guay; la presencia de Chvez, de Kirchner yde Palacios en Ecuador, que asumen postu-ras radicales; el alcalde de Bogot en Colom-bia y el triunfo de Evo Morales en Bolivia. Eneste sentido, ubica a su movimiento dentrode lo que considera un cambio que se estexperimentando en el conjunto de la regin,en donde Fuerza Social se siente integrado.

    Un problema distinto tiene que ver con sunegociacin con los partidos nacionales. Laalianza con alguno de ellos le hubiera permiti-do presentar sus candidaturas a congresistas anivel de departamento. Pero, con los grupos quesiente ms afines el Partido por la Democra-cia Social (PDS), dirigido por Susana Villarn;el Partido Socialista (PS), cuyo lder es JavierDiez Canseco; y el Movimiento Humanista, deYehude Simon, si bien tienen con ellos rela-ciones cordiales, finalmente no se lleg a nin-gn acuerdo. Su prioridad no es participar enlas prximas elecciones nacionales, sino espe-rar los prximos comicios regionales que se rea-lizarn meses despus y obtener con ello unadoble ventaja. La primera es asegurar lo queconsidera su independencia programtica. Lasegunda es el entendimiento de que, en el me-diano plazo, considerando la articulacin demovimientos regionales, se puede impulsar unmovimiento nacional proclive al cambio y dis-tanciado del centralismo limeo.

    Mientras tanto, como poltica a seguir,Fuerza Social privilegia el dilogo con aque-llos movimientos regionales que hayan con-seguido su inscripcin. Entre ellos, los dirigi-dos por Juan Manuel Guilln en Arequipa,por Robinson Rivadeneyra en Loreto, por

    Carlos Paredes en Cusco y por VladimiroHuaroc en Junn. Si bien en estos dos ltimoscasos han llegado a acuerdos con el PDS.

    Respecto de Fuerza Regional, el otromovimiento regional existente en Cajamarca,estn dispuestos a establecer el dilogo siem-pre que estos ltimos hayan dado una demos-tracin de su efectiva vigencia obteniendo el1% de las firmas necesarias en el departamen-to para conseguir su habilitacin legal.

    Como ocurre en la mayora de los movi-mientos regionales, se oponen a la Ley dePartidos, que solo ha alentado, a criterio deCoronel y sus seguidores, organizaciones decarcter nacional. Consideran que esta dis-posicin les restringe un margen de actuacinque legtimamente les corresponde, por suconocimiento en profundidad de las realida-des de su departamento, que quisieran pro-mover en el debate en el conjunto del pas.

    Fuerza Regional: un movimientocrecientemente confrontacional

    Fuerza Regional aparece como un movi-miento integrado, fundamentalmente, por tc-nicos ms jvenes que los que componen Fuer-za Social de Jess Coronel entre ellos, su pre-sidente Javier Bobadilla; es un movimientoque, adems, tiene vnculos con el movimien-to universitario. Mientras Fuerza Social man-tiene vnculos informales, aunque probable-mente continuos con otros movimientos regio-nales que han logrado su inscripcin, FuerzaRegional aspira a una integracin entre movi-mientos regionales, con una propuesta integra-da y con un dilogo ms sostenido en el tiem-po. En ese sentido, aparece como una primerainstancia de discusin Dilogo Regional, queparece tener vigencia sobre todo en el perodo2002-2003, en que participan expresiones re-gionales de Puno, Ica, Cajamarca, Ayacucho,Cusco, Arequipa, Ancash, Chiclayo, Huancayo,San Martn y algunos dirigentes polticos na-cionales que no tienen una adscripcin depar-tamental determinada.

    Dilogo Regional realiza un prolongadoesfuerzo de articularse con dirigentes de par-

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    tidos que estaban alineados en una posicinde izquierda. Aparentemente fracasan, nosolo en la discusin de aspectos program-ticos, en la que no llegan a plasmar unapropuesta comn o incluso no alcanzan acomenzar a discutirla, sino en el plano msinmediato, que tiene que ver con la recolec-cin de firmas de organizaciones polticas na-cionales el PDS y el PDD (ahora PartidoSocialista), que les permita obtener habilita-cin nacional.

    Pareciera notarse en Fuerza Regional,segn nuestras entrevistas, perspectivas oprioridades que no parecieran coincidir o dis-currir en un terreno comn unas con otras.Algunos dirigentes enfatizan, por ejemplo, laproduccin lechera como eje de desarrollodepartamental; la promocin de cadenas pro-ductivas competitivas, que incluso trascien-dan el estricto mbito departamental, y lo vin-culen con Piura y Paita; y al mismo tiempo,la ampliacin de desarrollos alternativos enactividades como el cultivo de la tara, carac-terizado por sus condiciones relativamenteaccesibles de competitividad, por ser un pro-ducto de alta composicin de taninos que noest suficientemente explotado en sus posibi-lidades de mercado, el desarrollo de la silvi-cultura y la produccin de cuyes. En general,en el plano institucional, enfatizan la descen-tralizacin asociada a un adecuado procesode regionalizacin que recin se encuentra a criterio de quienes sostienen esta posicinen sus primeras etapas.

    Entienden en esta perspectiva que debeoptarse por una posicin gradualista, ya quede lo que se trata finalmente es de ganar he-gemona, de modo de poder gobernar el de-partamento por un lapso de por lo menosveinte aos. Para ello es necesario llegar a unacuerdo con Fuerza Social, dirigida por JessCoronel. Las estimaciones de los ms escpti-cos en Fuerza Regional indican una relativadebilidad del movimiento: se estima que cuen-ta con 200 a 300 personas integradas en laprovincia de Cajamarca. La misma impreci-sin en la enunciacin de su nmero indicalo precario de su nivel organizativo. En Cho-ta son alrededor de 50 los adherentes, en

    Cutervo 200, en Bambamarca 70. Adems,se encuentra incorporado al grupo el alcaldedel distrito de San Marcos, comprometido conel desarrollo alternativo. En general, este mo-vimiento tiene dificultades para llegar con supropuesta y consolidarse en el conjunto delos dems distritos del departamento.

    Quienes mantienen una posicin de ex-pectativa y moderacin en Fuerza Regionalentienden que es necesario emprender unacuidadosa negociacin con la empresa mine-ra Yanacocha. Consideran que se debe garan-tizar que esta empresa efectivamente se com-prometa con el desarrollo departamental yque se debe abrir una discusin, que por fuer-za ha de ser prolongada, acerca de las condi-ciones en que debe intervenir el Estado y elgobierno regional en esa actividad.

    Una abierta posicin crtica a la actitudminera

    En contraste, la mayor parte de los inte-grantes de Fuerza Regional parecen centrarsu preocupacin sobre todo en las relacionesentre la sociedad local y la minera Yanacocha,ya que consideran que es impostergable ne-gociar desde ya las condiciones de la explota-cin.

    Ivn Salas, que parece ser un dirigentesocial destacado en el departamento y com-prometido adems como periodista con dis-tintos rganos de prensa alternativa, consi-dera que es necesario establecer un esquemade coparticipacin en la explotacin mineraentre Newmont y Minera Buenaventura, queson las propietarias privadas de Yanacocha,y una intervencin del capital estatal conaporte regional. Seala que, tal como entien-de que se ha desarrollado en el caso chileno,es necesario promover una experiencia dejoint-ventures, en la que el Estado participecon un 60% del capital y la empresa privadaaporte un 40%.

    Salas es radical en su posicin, en tantoentiende que existe en instituciones comoCENTRUM Catlica, ESAN y otras de pare-cidas caractersticas, el suficiente nmero de

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    tcnicos capacitados para encargarse de laadministracin, mientras otros integrantes dela misma Fuerza Regional coinciden en losporcentajes que deben asignarse al capitalestatal y privado, pero entienden que la ges-tin debe quedarse en manos privadas.

    La empresa minera solamente ha inver-tido 36 millones de dlares, para obtener unaganancia de 8 mil millones, segn Salas, ydesde 1988 al 2004 solamente el 3,2% de lasganancias obtenidas han quedado en el pas;ello genera una situacin de inequidad, porlo que se vuelve prioritario rechazar este mo-delo, ya que reproduce rasgos histricos deun esquema primario exportador, en dondese hace sentir la falta de una efectiva autori-dad fiscal y de un control poltico por partedel Ministerio de Energa y Minas, que pare-ce estar al servicio de estas instituciones pri-vadas. Otro tanto ocurre con los sucesivosgobiernos regionales que han cedido atribu-ciones y competencias, por lo que esimpostergable que haya un movimiento so-cial que se encuentre en condiciones de plan-tear una alternativa radicalmente distinta.

    Discrepancias manifiestas

    Como puede advertirse, en Fuerza Re-gional se plantean por lo menos tres alterna-tivas: una primera piensa ms en el desarro-llo integral de la regin y considera a la mine-ra como una actividad entre otras, con la cualhaba que revisar algunas de las condicionesmediante las cuales se desarrolla. Una segun-da entiende que debe emprenderse un esque-ma de joint-ventures donde el 60% fuera con-trolado por el Estado y el 40% por la empresaprivada. Esta segunda alternativa, a su vez,se subdivide entre quienes consideran que lagestin debe correr por cuenta del propio Es-tado o del gobierno regional no quedandoclaro por quin se decida finalmente y quie-nes entienden que, pese a su participacinminoritaria, la administracin deba correrpor cuenta del sector privado.

    Quienes demandan la coparticipacinentre Estado y sector privado, con las dife-rencias que hemos expuesto, invocan comofundamento que debe recurrirse al convenio169 de la Organizacin Internacional del Tra-bajo, que establece la necesidad de la consul-ta previa a las comunidades nativas en casode explotaciones mineras. En este caso, apli-can dicho convenio, por extensin, a las ron-das y a los campesinos de las zonas aledaasa la explotacin minera.

    El radicalismo del Frente de Defensa

    Los grupos ms radicales de Fuerza Re-gional estn vinculados estrechamente con elllamado Frente de Defensa de Intereses deldepartamento y de la provincia de Caja-marca. En la provincia, el Frente est integra-do por la Federacin Departamental de Ron-das, el SUTEP departamental y provincial, elgremio de transportistas, la Federacin deEstudiantes, los clubes de madres del Vaso deLeche, algunas ONG ambientalistas y las aso-ciaciones que representan a los tres estamen-tos de la Universidad (profesores, estudian-tes y funcionarios). Estas agrupaciones se pre-ocupan por denunciar lo que consideranmalas prcticas periodsticas, en el sentido deque consideran que parte de la prensa estcomprada por los intereses de la empresa.Sostiene su secretario Reinhard Siefert yaqu nos apartamos de la entrevista que conl tuvimos para remitirnos a un artculo suyodonde es ms preciso que de 1994 hasta2004 en Cajamarca se ha constatado la muer-te de truchas en especial en los Ros Rejo yLlaucano; la existencia de aguas cidas en elro Grande; la presencia de metales pesados(arsnico y cadmio) por encima de los nivelesmximos permitidos por la OrganizacinMundial de la Salud en los ros Porcn y Gran-de y la aparicin de mercurio en las caerasde agua potable de la ciudad de Cajamarca.Todos estos ros son afluentes de la prospec-cin minera de la trasnacional NewmontCorp (Yanacocha).3

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    Reinhard Siefert es un ingeniero agrno-mo que ha escrito sobre este tema tratandode probar con diversos expedientes tcnicossu afirmacin. Considera, adems, que no serequerira una inversin sustantiva, solo al-rededor de 70 millones de dlares, que es muypoco si lo comparamos con las ganancias queobtiene la minera Yanacocha, para superarparcialmente esta situacin. Entiende ademsque hay una direccin regional del Ministe-rio de Energa y Minas, ineficiente en su ges-tin y que, en general, a nivel nacional, estaentidad del Estado se encuentra coludida conlos intereses de la empresa.

    Parece que la idea de nacionalizacinde la mina bajo el esquema previsto es msuna iniciativa de este Frente de Defensa quede la propia Fuerza Regional, que simple-mente ha acogido esta propuesta. Lo mis-mo ocurre con el argumento de que una si-tuacin similar existe en el caso chileno enrelacin con el cobre. Sostiene la dirigenciadel Frente de Defensa, adems, que la co-rrupcin que ha ejercido Yanacocha sobrelas autoridades es de larga data. Ya desdeel inicio, en 1994, Luis Guerrero del FIR ylas ONG que lo apoyaban ASODEL yEquipo de Desarrollo Agropecuario de Ca-jamarca (EDAC), primero tuvieron undiscurso crtico sobre su actividad, hastaque viajaron a Estados Unidos a instanciasde la empresa y, a partir de ah, cambiaronsu discurso y enfatizaron que esta nuevaexplotacin garantizaba que no iba a pro-vocar efectos contaminantes.

    El Frente de Defensa se atribuye el ha-ber sido promotor de la movilizacin de sep-tiembre de 2004, que va del 2 de ese mes y seprolonga hasta el 20 por la exploracin deYanacocha del cerro Quilish. Ya desde diezaos atrs haban denunciado el riesgo exis-tente, en la medida en que la zona es unareserva acufera importante para Cajamar-ca. Asumen entonces que no fue una mani-festacin relativamente espontnea de unapoblacin campesina aledaa, sino que res-ponde a vnculos organizativos extendidosque el Frente de Defensa ha sido capaz depromover.

    Incluso el Secretario General del Frentede Defensa seala que la ciudad estaba pre-parada para el enfrentamiento, ya que habaacopiado los alimentos y reservas necesariaspara resistir dos meses a los directivos de laempresa y las autoridades provinciales, regio-nales y nacionales que, eventualmente, le pres-taran su apoyo a la minera.

    Rechazan vehementemente lo que entien-den son lecturas apresuradas y prejuiciosasde alguna prensa limea, en el sentido de queconsideraban que los campesinos resistan laexplotacin porque lo que trataban de defen-der era el Apu y no consideraban como suprioridad como efectivamente lo era losproblemas de abastecimiento de agua y losefectos contaminantes de la explotacin.

    En un rasgo de probable radicalismo des-enfocado, el Frente de Defensa rechaza la ideade que Yanacocha no contrata cajamarqui-nos por no tener el departamento suficientemano de obra calificada. Ocurre que quienesparticipan en la actividad minera salen de ellacon problemas de salud. Este hecho se tratade ocultar reclutando personal de distintasprovincias de diversos departamentos delpas, procurando que, con la dispersin de lostrabajadores, se pierda el efecto demostrati-vo de lo que ocurre con las personas que la-boran en esa actividad.

    Paradjicamente, mientras algunos sec-tores de Fuerza Regional procuran acercarseal Frente de Defensa, este tiene una actitudescptica frente a los movimientos regionalesy los partidos polticos nacionales. Si bien se-alan un acercamiento con el llamado FrenteAmplio que agrupa al Movimiento Nacionalde Izquierda (MNI), al Partido Comunista ya diversas agrupaciones de independientesque manejan un discurso radical. A la vez,son desconfiados de las perspectivas de desa-rrollo productivo. Entienden que es probablelograr un crecimiento de la industria median-te cadenas productivas en algn tipo de cul-tivo, como la tara y la fruta, y se muestran unpoco ms desconfiados en lo que tiene quever con la produccin lechera, ya que consi-deran que el departamento se caracteriza por

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    el predominio de minifundios, lo que afectalos niveles de productividad relativas a estaactividad y, paradjicamente, en este casodefienden la inversin privada.

    El intento de alineamiento deFuerza Regional

    Lo que ha ocurrido en el ltimo periodo,es que Fuerza Regional provocando unadivisin del grupo y el Frente de Defensaparecen haberse alineado con la candidaturade Ollanta Humala. Dos factores parecen ex-plicar este hecho. En primer lugar, lo que hastaahora aparece como una prdica nacionalis-ta de esta nueva organizacin poltica, quevendra a recoger las reivindicaciones de Fuer-za Regional. En segundo lugar, la propia vi-gencia poltica que esta propuesta parece te-ner, y la carencia de cuadros a nivel de dis-tintos departamentos, lo que eventualmentepermitira que Fuerza Regional colocara al-gunos de sus ms experimentados militantesen el nuevo grupo poltico.

    Parecen conjugarse razones polticas conotras de oportunidad para tomar la mencio-nada opcin, lo que ha trado como inmedia-ta consecuencia la renuncia a seguir forman-do parte de Fuerza Regional de aquellos sec-tores que tenan una opcin de desarrollo yuna expectativa de vigencia de la organiza-cin, orientada a lo que ellos considerabanproyectos de largo plazo, y que incluso tenanuna actitud de expectativa o de negociacinrespecto de la actividad minera.

    El Partido Aprista en Cajamarca

    Como se ha visto en otros departamen-tos, llama la atencin el contraste entre undiscurso relativamente elaborado y en partepropositivo de algunos movimientos regiona-les con respecto a otro ms vago, y a vecescon la sensacin de ser improvisado, de lospartidos polticos.

    El secretario general del APRA, JosArroyo, que adems es integrante de la asam-blea regional, entiende que el logro fundamen-tal de su gobierno es haber destinado los no-

    venta millones obtenidos por el canon a laextensin de diversas obras pequeas perosignificativas en salud, educacin y electrici-dad en la mayora de los distritos del depar-tamento. Este hecho, a su vez, es criticado porla oposicin, por entender que no ha tenidoun efecto significativo y ms bien se ha incu-rrido en una excesiva atomizacin del gasto.

    Respecto de la mina, Arroyo consideraque han utilizado el canon entre otras inver-siones significativas en construir un pabellnen el hospital regional, y haber conseguido asu vez, ms all de los recursos asignados porel Estado, que minera Yanacocha reformarael Colegio San Ramn y construyera una vade evitamiento. Adems, en contraste con loque sealan sus adversarios, sostiene que lasactuales autoridades han tenido una preocu-pacin sostenida y no oscilante segn losniveles de movilizacin social respecto delos efectos ambientales que generaba esta ex-plotacin.

    Entiende, adems, que una de las pre-ocupaciones que debe resolver la regin, y quesolo han encarado parcialmente, es la cons-truccin de una carretera longitudinal quearticule el departamento desde su zona surhasta llegar a Jan y San Ignacio. Si bien elnorte tiende a establecer relaciones privilegia-das con Lambayeque, y el sur con La Liber-tad, y podra aducirse que la mencionada vatendra un flujo econmico poco significati-vo, se poda producir un intercambio en elque se integraran las provincias del norte conlas del sur, a travs sobre todo del inters quelos pequeos comerciantes y pequeos pro-ductores tendran en esta comunicacin.

    Aunque el APRA considera que falta unbuen diagnstico tcnico sobre la situacin dela zona, se muestran optimistas sobre la eva-luacin que la poblacin ha realizado tantode la labor del gobierno regional como delgobierno provincial centrado en la ciudad deCajamarca y entiende que va a tener un sig-nificativo apoyo electoral, basado en tres ra-zones: las obras realizadas por la propia ges-tin actual; el atractivo que puede ejercer elliderazgo de Alan Garca; y la tradicin apris-

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    ta que, a su criterio, ha mostrado el departa-mento a lo largo del tiempo. En general, da-ra la impresin de que no ha logrado cuajarun discurso estructurado acerca de cules sonlas prioridades de desarrollo de la regin, pesea haber estado el partido comprometido di-rectamente en cada nivel de gobierno local,lo que le hubiera permitido obtener una ex-periencia y un conocimiento fundamentadossobre proyectos y prioridades.

    La situacin de Unidad Nacional en eldepartamento

    Guillermo Rodrguez, candidato de Uni-dad Nacional al Congreso, muestra un dis-curso mejor estructurado que el representan-te del APRA. Dara la impresin de que estenivel de elaboracin surge de una discusinmantenida con el ncleo de direccin nacio-nal del PPC y de la propia coalicin a la querepresenta, en contraste a lo que parece ocu-rrir con el APRA, en que sus direcciones cen-trales y regionales, pese a las invocacionesacerca de la consistencia del partido, pare-cen mantener relaciones mucho ms laxas enlo que se refiere a la presentacin de progra-mas.

    Rodrguez es un ingeniero civil que se hadesempeado fundamentalmente en la acti-vidad privada. Considera que, al margen dealgunas irregularidades electorales en las elec-ciones regionales del ao 2002, su agrupacinperdi los comicios por no haber establecidouna adecuada poltica de alianzas, particu-larmente con AP, dado que entre una y otraorganizacin no pareca haber por lo me-nos en el caso del departamento diferen-cias sustantivas en sus planteamientos.

    Siguiendo los lineamientos generales desu organizacin poltica, entiende que lasprioridades que deben impulsarse para el de-partamento deben ser las de educacin, sa-lud, agricultura, infraestructura, desarrollo dela industria turstica y, en este caso particu-lar, las relaciones con la minera.

    En educacin, estima que lo primero quedebe hacerse es cambiar la Direccin Regio-

    nal educativa, tanto en sus sistemas y nor-mas como en su asignacin presupuestaria,as como en lo relativo al personal dedicado acumplir con estas responsabilidades. En elcaso de salud, considera que es flagrante lafalta de infraestructura adecuada en el de-partamento, en el nivel de hospitales y pos-tas. En agricultura coincide, curiosamentecon la opinin del secretario del radicaliza-do Frente de Defensa, estimando que uno delos problemas que afecta la productividadtiene que ver con la extensin del minifun-dio. Considera que, si bien los sistemas co-operativos han sido rebasados en la experien-cia histrica y la del pas por su probada in-eficacia, se debe buscar favorecer otras for-mas de unin entre ellos y promover unaactividad poltica de crdito y capacitacin,en que debiera intervenir el Banco Agrario,que no es una institucin inconveniente depor s, sino que fue desprestigiada por la malaasignacin de los fondos durante el gobiernoaprista de 1985-1990.

    Se plantea, como en el caso del APRA ytambin de AP, la necesidad de una carrete-ra de integracin regional, la llamada carre-tera longitudinal. Si bien entiende que hay unagran diferencia en los flujos econmicos yactividades en las zonas del norte, como SanIgnacio y Jan, y otras provincias como Cho-ta, Celendn y Cajamarca, por ejemplo. Entodo caso, entiende que la zona sur y sobretodo la provincia de Cajamarca puede jus-tificar una interaccin con aquellas orienta-das a una produccin arrocera y cafetalera,que buscan su salida por Lambayeque, si escapaz de ofrecer determinados servicios, fun-damentalmente hospitalarios, y un adecua-do funcionamiento de un mercado mayoris-ta regional.

    Considera, en el marco del proceso deintegracin, que no hay que apresurarse enel proceso de regionalizacin, para evitar de-cisiones que no tengan mayor fundamentotcnico. Entiende que tradicionalmente Ca-jamarca no ha tenido una buena industriaturstica en trminos de hoteles y restauran-tes. En otro plano, seala la crtica generali-zada a la gestin del gobierno actual, tanto

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    regional como departamental, en el sentidode que fue incapaz de invertir lo destinadopor el Estado en obras de largo aliento.

    Entiende que la actividad minera es ne-cesaria dentro de un contexto general de va-loracin de la importancia de la inversinprivada. En todo caso, considera que cual-quier industria tiene efectos contaminantes yno est probado que en el caso de esta explo-tacin extractiva los riesgos sean significati-vamente mayores. Seala que, en conversa-ciones con directivos de la mina, con los queparece estar en contacto, estos reconocen quehay un 2% de prdida de agua para el con-junto del departamento, que surge de la ex-plotacin de Yanacocha. Una solucin pue-de ser establecer un sistema de pozos o detrasvase de agua que discurra por otros cur-sos, lo que permitira solucionar la mencio-nada deficiencia y ayudar a que se supere elclima de desconfianza existente.

    La movilizacin que se gener en sep-tiembre de 2004, cuando la mina decide ha-cer exploraciones en el cerro Quilish, parecehaber sido de tal importancia que el propioGuillermo Rodrguez reconoce que, pese a noestar de acuerdo con las propuestas ms ra-dicalizadas, particip en la movilizacin a t-tulo personal para no quedar aislado polti-camente, y seala que los estndares ambien-tales de esta explotacin tienen que estar so-metidos a un control internacional y de lasociedad.

    Le preocupa, finalmente, como proble-ma trado por la mina, la arrogancia en el tra-to respecto de la poblacin oriunda de lazona, comportamiento que le imputa sobretodo a los funcionarios de menor jerarqua, ylos problemas de seguridad ciudadana que elnuevo polo de desarrollo en la regin ha ori-ginado como una de sus consecuencias inde-seadas. En este sentido, debe emprenderseuna agresiva poltica de seguridad ciudada-na, en donde los comits vecinales en la ciu-dad y las rondas campesinas en el campodeben estar mucho ms articuladas de lo queha ocurrido hasta ahora con las comisarasde cada sitio.

    Considera que Unidad Nacional ha cre-cido en capacidad de convocatoria en estosltimos aos. Por lo menos cuatro mil perso-nas inscritas participaron en el proceso de elec-ciones internas para elegir a quienes van apostular como congresistas, siendo l uno delos elegidos, con el aval de la lideresa Lour-des Flores.

    Las propuestas de Accin Popular (AP)

    Pelayo Roncal aparece como la persona-lidad ms destacada y reconocida de AP, porlo menos por parte de quienes son sus adver-sarios polticos y es candidato al congreso porel Frente del Centro. Es un ingeniero agrno-mo, experto en zootecnia, y se ha desempe-ado durante ms de veinte aos en distintoscargos de responsabilidad en los equipos tc-nicos de administracin municipal. Queda laduda de saber si los conocimientos demostra-dos en la entrevista que tuvimos con l se de-ben a esta peculiar experiencia profesional oa un discurso relativamente mejor elaboradode su organizacin respecto de otras fuerzaspolticas que van ms all de esta circunstan-cia particular.

    En todo caso, se ha desempeado, du-rante el segundo gobierno de Belaunde, acti-vamente en las instancias estatales descentra-lizadas de las Corporaciones de Desarrollo(CORDES). Fue electo secretario departamen-tal durante el gobierno de transicin, fue res-ponsable del CTAR, postul a la presidenciaregional en el ao