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32 vida & ar t es EL PA ÍS, viernes 21 de septiembre de 2012 sociedad Muestras artísticas de los bosquimanos san en la montaña de Soutpansberg, en la provincia de Limpopo (Sudáfrica). 1 CARINA sc HLEsusc H Luz sobre el origen de la humanidad El genoma de 220 personas confirma que los bosquimanos san descienden directamente del primer hombre moderno e Los lenguajes clic dieron la pista JAVIER SAMPEDRO Madrid El genoma de 220 personas de 11 poblaciones sub saharianas -el mayor estudio africano hasta el momento- confirma que los bos- quimanos san descienden en - nea directa de los primeros huma- nos modernos, que evoluciona- ron en el sur de Africa hace más de 100.000 años. El trabajo identi- fica los seis genes clave del desa- rrollo del cráneo y el cerebro que fueron objeto de selección dar- winiana entonces, y que probable- mente crearon la anatomía huma- na moderna en un plazo relativa- mente breve. Otros fenómenos ge- néticos posteriores subyacen a las adaptaciones de una pobla- ción u otra al entorno, y afectan a la potencia muscular, la protec- ción contra la radiación ultravio- leta y la respuesta inmunológica contra nuevas infecciones. Los bosquimanos hablan len- guajes clic, en los que que las con- sonantes suenan como el chasqui- do que hacemos para indicar fasti- dio, o como el sonido de un beso. De hecho, el primer investigador en proponer que los san y otros bosquimanos representaban a la población ancestral de la humani- dad moderna no fue un genetista, sino un lingüista: Joseph Green- berg, de la Universidad de Stan- ford, que propuso en los años se- senta que los lenguajes clic, habla- dos por pequeñas poblaciones de bosquimanos salpicadas por el sur y el este de África, formaban una sola familia lingüística, el khoisán. Pero es la genética, y también la arqueología más reciente, las que han rescatado la hipótesis de Greenberg de un olvido tenaz que, en realidad, se originó en el mismo momento de su formula- ción. El gran lingüista y antropólo- Artesanía tradicional de los bosquimanos san. 1 c. s. go murió en 2001, mucho antes de poder saber lo acertadas que iban a resultar sus teorías. El trabajo, adelantado hoy en la edición electrónica de Science , es producto de una colaboración entre biólogos evolutivos, antro- pólogos, neurocientificos y gene- listas médicos coordinados por Himla Soodyall, de la Universidad de Witwatersrand en Johanesbur- go, y Mattias Jakobsson, de la de Upsala, Suecia. "Los san tienen algo especial que añadir al mundo tanto genéti- ca como cultural y éticamente", dice Jalmbsson. "La importancia de nuestro estudio es que pone el patrimonio san en el sitio que le corresponde en la historia, y tam- bién aporta el telón de fondo gené- tico para estudios futuros". Los investigadores han analiza- do 2,3 millones de snips (acrónimo inglés para single nucleotide poly- morphisms, polimorfismos de un solo nucleótido), o variaciones de una sola letra en la secuencia del ADN (tcctgataag ... , el genoma hu- mano tiene 3.000 millones de le- tras). Y los han comparado en un promedio de 20 individuos de 11 poblaciones, de la mitad sur del continente, la mayoría hablantes de lenguajes clic, o khoisán. Esta es la mayor masa de información genética sobre las poblaciones sub- saharianas obtenida hasta hoy. "La divergencia más profun- da en el seno de toda la humani - dad viviente ocurrió hace unos 100.000 años ", explica la primera firmante del trabajo, Carina Schle- busch, investigadora posdoctoral en Upsala, en referencia a la sepa- ración genética entre los san y el resto de los pobladores del plane- ta, incluida la inmensa mayoría de la población africana. "Esa fe- cha es mucho antes de que los humanos modernos migraran fuera de África (hace unos 60.000 años), y el doble de antigüedad que el tiempo de divergencia de los pigmeos de África central y los cazadores-recolectores del Este". Cuando dos poblaciones se han separado hace poco, como las de Oriente Próximo y el Mediterrá- neo occidental, sus genomas sepa- recen mucho, es decir, muestran escasa divergencia. A mayor diver- gencia, mayor antigüedad de la se- paración entre ambas. Con datos de este tipo, los genetistas han lo- grado reconstruir un mapa detalla- do de la gran historia de las migra- ciones humanas. Y la mayor diver- gencia de todas - luego la separa- ción más antigua- es la que se da entre los bosquimanos san y cual- quier otra población del planeta. Es la forma que tienen los evolucio- nistas de reconstruir el pasado. Soodyall, una de las codirecto- ras del estudio, que trabaja en el Laboratorio Nacional de Salud sudafricano, ha tenido una larguí- sima relación con los san y otros bosquimanos del sur del continen- te, y al igual que su colega Jakobs- son hace una lectura histórica de los resultados del trabajo. Dice que son "un tributo fenomenal a los pueblos indígenas khoe y san, a los que damos una oportunidad de reclamar su lugar en la historia del mundo". Soodyall, Jakobsson y otros autores del estudio tienen previsto visitar este mes a los gru- pos san del desierto de Kalahari para agradecer su colaboración. Las poblaciones de bosquima- nos han padecido en los últimos siglos una extinción intensa y sos- tenida. El grupo más abundante hoy son los hablantes de khoisán del sur de África, que cuenta con unos 250.000 hablantes. Las matemáticas en que se ba- sa la genómica actual han permi- tido a los investigadores enfocar su lupa sobre los genes que esta- ban experimentando procesos de selección evolutiva hace más de 100.000 años, antes de que los bos- quimanos empezaran a divergir del resto de la humanidad. Han en- contrado seis variantes genéticas sujetas a una fuerte presión selecti- va en la época, y que ahora son un patrimonio universal de la huma- Tenía razón el lingüista Greenberg, que ideó la hipótesis en los sesenta La divergencia más profunda entre los humanos ocurrió hace 100.000 años nidad. Pueden ser los genes que hicieron evolucionar a nuestra es- pecie desde un homínido más pri- mitivo, piensan los autores. Los nombres de los genes son ROR2 (implicado en el desarrollo del hueso y el cartílago), SPTLCl (cuyas mutaciones se asocian a la neuropatia sensorial hereditaria), SULF2 (cuyas mutaciones subya- cen a malformaciones esquelé- ticas y defectos en el desarrollo del cerebro), RUNX2 (que ya ha- bía sido asociado a la evolución de la anatomía humana moder- na) , SDCCAG8 (uno de los genes implicados en la microcefalia) y LRAT (asociado al alzhéimer).

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Page 1: Kiosko y Más - El País - 21 sep 2012 - Page #32 · Los bosquimanos hablan len guajes clic, en los que que las con sonantes suenan como el chasqui do que hacemos para indicar fasti

32 vi da & artes EL PA ÍS, viernes 21 de septiembre de 2012

sociedad

Muestras artísticas de los bosquimanos san en la montaña de Soutpansberg, en la provincia de Limpopo (Sudáfrica). 1 CARINA scHLEsuscH

Luz sobre el origen de la humanidad El genoma de 220 personas confirma que los bosquimanos san descienden directamente del primer hombre moderno e Los lenguajes clic dieron la pista

JAVIER SAMPEDRO Madrid

El genoma de 220 personas de 11 poblaciones sub saharianas -el mayor estudio africano hasta el momento- confirma que los bos­quimanos san descienden en lí­nea directa de los primeros huma­nos modernos, que evoluciona­ron en el sur de Africa hace más de 100.000 años. El trabajo identi­fica los seis genes clave del desa­rrollo del cráneo y el cerebro que fueron objeto de selección dar­winiana entonces, y que probable­mente crearon la anatomía huma­na moderna en un plazo relativa­mente breve. Otros fenómenos ge­néticos posteriores subyacen a las adaptaciones de una pobla­ción u otra al entorno, y afectan a la potencia muscular, la protec­ción contra la radiación ultravio­leta y la respuesta inmunológica contra nuevas infecciones.

Los bosquimanos hablan len­guajes clic, en los que que las con­sonantes suenan como el chasqui­do que hacemos para indicar fasti­dio, o como el sonido de un beso. De hecho, el primer investigador en proponer que los san y otros bosquimanos representaban a la población ancestral de la humani­dad moderna no fue un genetista, sino un lingüista: Joseph Green­berg, de la Universidad de Stan­ford , que propuso en los años se­senta que los lenguajes clic, habla­dos por pequeñas poblaciones de bosquimanos salpicadas por el sur y el este de África, formaban una sola familia lingüística, el khoisán.

Pero es la genética, y también la arqueología más reciente, las que han rescatado la hipótesis de Greenberg de un olvido tenaz que, en realidad, se originó en el mismo momento de su formula­ción. El gran lingüista y antropólo-

Artesanía tradicional de los bosquimanos san. 1 c. s.

go murió en 2001, mucho antes de poder saber lo acertadas que iban a resultar sus teorías.

El trabajo, adelantado hoy en la edición electrónica de Science, es producto de una colaboración entre biólogos evolutivos, antro­pólogos, neurocientificos y gene­listas médicos coordinados por Himla Soodyall, de la Universidad de Witwatersrand en Johanesbur­go, y Mattias Jakobsson, de la de Upsala, Suecia.

"Los san tienen algo especial que añadir al mundo tanto genéti­ca como cultural y éticamente", dice Jalmbsson. "La importancia de nuestro estudio es que pone el

patrimonio san en el sitio que le corresponde en la historia, y tam­bién aporta el telón de fondo gené­tico para estudios futuros".

Los investigadores han analiza­do 2,3 millones de snips (acrónimo inglés para single nucleotide poly­morphisms, polimorfismos de un solo nucleótido), o variaciones de una sola letra en la secuencia del ADN (tcctgataag ... , el genoma hu­mano tiene 3.000 millones de le­tras). Y los han comparado en un promedio de 20 individuos de 11 poblaciones, de la mitad sur del continente, la mayoría hablantes de lenguajes clic, o khoisán. Esta es la mayor masa de información

genética sobre las poblaciones sub­saharianas obtenida hasta hoy.

"La divergencia más profun­da en el seno de toda la humani­dad viviente ocurrió hace unos 100.000 años", explica la primera firmante del trabajo, Carina Schle­busch, investigadora posdoctoral en Upsala, en referencia a la sepa­ración genética entre los san y el resto de los pobladores del plane­ta, incluida la inmensa mayoría de la población africana. "Esa fe­cha es mucho antes de que los humanos modernos migraran fuera de África (hace unos 60.000 años) , y el doble de antigüedad que el tiempo de divergencia de los pigmeos de África central y los cazadores-recolectores del Este".

Cuando dos poblaciones se han separado hace poco, como las de Oriente Próximo y el Mediterrá­neo occidental, sus genomas sepa­recen mucho, es decir, muestran escasa divergencia. A mayor diver­gencia, mayor antigüedad de la se­paración entre ambas. Con datos de este tipo, los genetistas han lo­grado reconstruir un mapa detalla­do de la gran historia de las migra­ciones humanas. Y la mayor diver­gencia de todas - luego la separa­ción más antigua- es la que se da entre los bosquimanos san y cual­quier otra población del planeta. Es la forma que tienen los evolucio­nistas de reconstruir el pasado.

Soodyall, una de las codirecto­ras del estudio, que trabaja en el Laboratorio Nacional de Salud sudafricano, ha tenido una larguí­sima relación con los san y otros bosquimanos del sur del continen­te, y al igual que su colega Jakobs­son hace una lectura histórica de los resultados del trabajo. Dice que son "un tributo fenomenal a los pueblos indígenas khoe y san, a los que damos una oportunidad de reclamar su lugar en la historia

del mundo". Soodyall, Jakobsson y otros autores del estudio tienen previsto visitar este mes a los gru­pos san del desierto de Kalahari para agradecer su colaboración.

Las poblaciones de bosquima­nos han padecido en los últimos siglos una extinción intensa y sos­tenida. El grupo más abundante hoy son los hablantes de khoisán del sur de África, que cuenta con unos 250.000 hablantes.

Las matemáticas en que se ba­sa la genómica actual han permi­tido a los investigadores enfocar su lupa sobre los genes que esta­ban experimentando procesos de selección evolutiva hace más de 100.000 años, antes de que los bos­quimanos empezaran a divergir del resto de la humanidad. Han en­contrado seis variantes genéticas sujetas a una fuerte presión selecti­va en la época, y que ahora son un patrimonio universal de la huma-

Tenía razón el lingüista Greenberg, que ideó la hipótesis en los sesenta

La divergencia más profunda entre los humanos ocurrió hace 100.000 años

nidad. Pueden ser los genes que hicieron evolucionar a nuestra es­pecie desde un homínido más pri­mitivo, piensan los autores.

Los nombres de los genes son ROR2 (implicado en el desarrollo del hueso y el cartílago), SPTLCl (cuyas mutaciones se asocian a la neuropatia sensorial hereditaria) , SULF2 (cuyas mutaciones subya­cen a malformaciones esquelé­ticas y defectos en el desarrollo del cerebro), RUNX2 (que ya ha­bía sido asociado a la evolución de la anatomía humana moder­na) , SDCCAG8 (uno de los genes implicados en la microcefalia) y LRAT (asociado al alzhéimer).