karyn monk - hechicera

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En la Escocia del siglo XIII, la práctica de la hechicería podíacondenarse con la muerte en la hoguera. Ésta es la historia,divertida y tierna, de la relación que surge entre Gwendolyn,una bella mujer acusada de brujería, y Alex MacDunn, unapuesto guerrero que busca en esta misteriosa joven un milagroque salve la vida de su hijo. Sólo existe un problema:Gwendolyn no tiene poderes para hechizar o curar...

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  • HECHICERA

    KARYN MONK

    Resumen En la Escocia del siglo XIII, la prctica de la hechicera poda condenarse con la muerte en la hoguera. sta es la historia, divertida y tierna, de la relacin que surge entre Gwendolyn, una bella mujer acusada de brujera, y Alex MacDunn, un apuesto guerrero que busca en esta misteriosa joven un milagro que salve la vida de su hijo. Slo existe un problema: Gwendolyn no tiene poderes para hechizar o curar...

  • UNA MUJER ACORRALADA

    Gwendolyn MacSween, acusada injustamente de asesinato y brujera, es condenada por su propio clan a morir quemada en la hoguera. En el ltimo instante, el rescate llega del lugar ms inesperado: Alex MacDunn, jefe del poderoso clan rival de los MacDunn... Pero Gwendolyn pronto descubrir que su rescate no significa la salvacin

    UN GUERRERO ATORMENTADO

    Alex MacDunn, guerrero y jefe del clan MacDunn, est marcado por un pasado repleto de prdidas y tragedias. Ahora, su nico deseo es capturar la hechicera de los McSween para que salve la vida de su hijo gravemente enfermo... Y cuando esperaba encontrar una vieja bruja, en realidad encuentra una dulce mujer de belleza sobrenatural...

  • Capitulo1 Las Highlands, Escocia, verano de 1209

    Le dola la espalda de estar apoyada contra el glido muro y se esfor-zaba por levantarse con tranquila dignidad. Entrecerrando los ojos frente al tenue velo de luz parpadeante de una antorcha, vislumbr la fornida silueta de su carcelero, Sim. Otros dos merodeaban detrs de l, sus caras prcticamente ennegrecidas por la os-curidad. Los estudi por un momento, luego dej de apretar la pequea piedra de puntas afiladas que tena en la mano. Robert no estaba con ellos. Estn listos esperndote anunci Sim. Adems hace un da es-plndido para la ocasin aadi torciendo con malvolo placer la ca-verna negruzca de su putrefacta boca. El viento es perfecto. Luchando contra el deseo de estampar el puo contra su cara, Gwen-dolyn avanz. Dame las manos le orden blandiendo una larga soga. Cerr los dedos en un puo, escondiendo su insignificante arma mientras la cuerda se clavaba en sus muecas. No poda entender el miedo de Robert a que pudiera hacer algo mientras era escoltada hacia la muerte por aquellos fornidos guerreros. Una vez que las ataduras estu-vieron aseguradas hasta producirle dolor, los dos hombres la agarraron por los brazos y la empujaron hacia el lbrego pasillo. El hedor corpo-ral, a comida podrida y a excrementos humanos, inund sus pulmones. Se apresur por el pasaje embarrizado, sus pies chapoteaban en los oscuros charcos de agua. Una masa de pelo se escabull huidiza a su paso. Se detuvo sobresaltada. Los guerreros se rieron. Una bruja asustada de una minscula ratita! dijo con un resoplido uno de ellos No les arrancis las cabezas de un mordisco antes de desangrarlas en vuestras pcimas? Por qu no le echas un maleficio, como hiciste con tu pobre padre? se mof el otro. Estoy reservando mis poderes para el hechizo que estoy planeando para ti le contest Gwendolyn, que sinti una alegra amarga al notar su repentino miedo. Subieron las escaleras que dirigan a la planta principal del castillo. All el terrible hedor de los calabozos daba paso al fuerte olor a cerveza

  • derramada y carne asada. Se estaba preparando una magnfica fiesta para celebrar su muerte; todo el clan haba sido invitado a unirse al jefe del clan o laird* MacSween y a su familia en esta memorable ocasin. El grasicnto y fuerte olor a carne chamuscada de venado le revolvi el estmago. Pas deprisa junto a los guardias que rean con afectacin en la puerta y sali al aire clido de la tarde. *En Escocia, ttulo equivalente al Lord ingls. Su significado en espaol correspondera a seor feudal. Ah est! grit alguien con voz aguda e histrica. Bruja! vocifer una joven con mirada de odio, apretando contra el pecho a su beb. T le has provocado la fiebre a mi pequeo! Asesina diablica! se desgait un joven delgaducho que no aparentaba tener ms de trece aos. Fuiste t quien mat a mi madre el mes pasado! Verdad? E hiciste que mi pobre hijo se rompiera la pierna bajo aquel rbol grit una mujer atormentada de cabello gris, dejndole lisiado, ra-mera de Satn! Todo el mundo all reunido comenz a proferir insultos y acusaciones contra ella, tenan las caras contradas por el odio y sus cuerpos tensos por la violencia. Gwendolyn se detuvo, asustada. Vamos, bruja! gru uno de los guardias. Muvete! La empuj hacindole dar un traspis. La muchedumbre se abalanz en un instante, agarrndole del pelo, del vestido y arandole la cara. Esbirra del diablo! Semilla de Satn! Sucia ramera! Gwendolyn estaba aterrada. Levant los brazos an atados en un vano intento de protegerse la cara mientras reciba una lluvia de golpes sobre la espalda y los hombros por parte de los miembros de su clan. Cuando no pudo soportarlo por ms tiempo, cay de rodillas. Basta! gru una voz encolerizada desde algn lugar ms all de la exacerbada multitud Dejadla ya u os arranco el corazn! Sus atacantes vacilaron sin saber quin haba hablado. Miraron dubi-tativos hacia el estrado adornado con cortinas color prpura y oro donde el laird MacSween se encontraba junto a su esposa, su joven hijo y su hermano Robert.

  • Parece que nuestro invitado, laird MacDunn, tiene poco estmago para los asuntos de justicia remarc Robert con tono jocoso. Dej escapar un suspiro. No tiene importancia. Va a ser un fuego espectacular. Permitan que la bruja acceda a la hoguera. S aadi laird MacSween, sin querer que pareciera que su her-mano estaba dando una orden sin su consentimiento. Dejad que pase la bruja. El crculo de verdugos se disolvi y Gwendolyn fue levantada con brusquedad. No se molest en mirar al estrado donde saba que Robert estara observndola con aire triunfal. En cambio fij los ojos en la plataforma mal construida frente a ella y sobre la cual haba sido erigida una estaca delgada. La estructura era alta para conceder a todo el clan una buena visin de su muerte y haba sido estratgicamente situada en el extremo del patio cerca de las murallas exteriores, lo ms alejada del castillo como fue posible. Esto, le haba informado Robert, era porque la mujer e hija del laird MacSween se haban quejado de que si la hoguera era colocada en medio del patio, el hedor a carne quemada de Gwendolyn sera arrastrado por el aire hacia las ventanas, ofendiendo sus delicados sentidos durante das. Robert haba sido igualmente solcito respecto a la hora del da en que tendra lugar la ejecucin. A ltima hora de la tarde, decidi, sera lo mejor, de manera que las llamas pudieran consumirse con todo su esplendor en contraste con la creciente oscuridad, y an as su adorable cara no sera velada por las sombras de la noche. Mientras caminaba bajo la tenue luz nacarada, Gwendolyn sinti el clido aliento del viento acariciar su piel. Su carcelero estaba en lo cierto, advirti desconsolada. Era un atardecer magnfico. Haban amontonado ramas secas y turba sobre la plataforma y bajo sta; sera necesario slo una chispa para que ardiera en llamas. Gwen-dolyn subi lentamente los peldaos, intentando no pensar en el calor de un fuego de tales dimensiones. No era la muerte lo que tema, sino la for-ma. Hubiera sido preferible morir ahogada o incluso degollada. Pero la hoguera era la ejecucin reservada para aquellos acusados de brujera. Robert haba tenido la esperanza de que su miedo a una muerte tan espantosa hubiera vencido su voluntad desvelndole finalmente el lugar donde estaba escondida la piedra preciosa. Pero no haba calculado bien sus deseos de vivir.

  • Ocup su lugar en la plataforma y levant las muecas para que el guardia pudiera cortar la cuerda. Le colocaron los brazos por detrs al-rededor del poste y se los ataron de nuevo, otra cuerda le sujetaba el cuerpo contra el asta. Durante la ejecucin, el asta la mantendra erguida y evitara que cayera desplomada en las llamas. Aquel pensamiento la reconfort. En cierto modo, pareca ms digno morir de pie. Cuando los escoltas la dejaron sola, el sobrealimentado padre Tho-mas subi vacilante los escalones de la plataforma. Bien, Gwendolyn, ests dispuesta a confesar finalmente tus pecados y suplicar el perdn de Dios por el camino diablico que has elegido? le pregunt en voz alta para asegurarse de que su audiencia le oa. Ella apart la cabeza de su aliento acre a cerveza. No he cometido ningn pecado, padre. El padre Thomas frunci el ceo. Vamos, recapacita ahora, joven, estars pronto ante Dios. Te enviar directamente al infierno, donde arders durante toda la eternidad, a menos que supliques el perdn ahora. Ni siquiera un sacerdote puede ayudarte, bruja del diablo! grit un hombre con furia. Ni el diablo! aadi otro. Gwendolyn mir cara a cara al padre Thomas con firmeza. Si confieso, encontrar la clemencia aqu, entre mi propia gente? Eres culpable de asesinato y brujera seal agitando la cabeza. Se volvi hacia la audiencia, levant los brazos y termin con elocuencia: Ninguna mujer acusada de unos crmenes tan viles escapar del tormento eterno del infierno... porque el Seor les har padecer su fu-ria; y el fuego les consumir! La multitud le vitore. Consider aquellas palabras por un momento. Si no tengo esperanza alguna de evitar la muerte, entonces no veo ninguna razn por la cual debera confiarme a usted, padre. Pareca sorprendido, pero rpidamente se recompuso. Asinti con aire sabio, doblando sus manos sobre la gran curva de su estmago. Dios te est escuchando, Gwendolyn le asegur. Soy inocente. Piense en ello mientras se sienta a la mesa del laird, esta noche vestido con sus mejores galas, y se atiborra de carne y cerveza suficiente para alimentar a un nio durante un mes. Reflexione sobre el hecho de que me ha dado muerte, padre, y rece para no atragantarse.

  • Su cara redonda enrojeci de ira. Cmo te atreves a hablar de ese modo a un hombre de Dios! Si fuera realmente un hombre de Dios, hubiera intentado prote-germe en lugar de destruirme. Es el diablo quien habla. Eras tan slo una nia cuando tu madre fue quemada en la hoguera, pero evidentemente lo suficiente mayor para que traspasara sus perversas costumbres a su hija. Mi madre no era ms culpable de brujeras de lo que soy yo. Arders, Gwendolyn MacSween, para que tu endiablada alma sea enviada directamente al infierno, donde pertenece hizo con rapidez la seal de la cruz y comenz su trabajoso descenso por las escaleras. Dios sabr que no he hecho nada malo contraatac y cuando se d cuenta de que fui asesinada, ser usted el que vaya al infierno. Quemadla! grit alguien desde la multitud. Antes de que practique ms su magia negra contra nosotros! La muchedumbre solt rugidos de asentimiento y comenz a corear: Quemadla, quemadla, quemadla! El laird Cedric MacSween se levant de su asiento y con cuidado de-senroll un pergamino. Gwendolyn MacSween, has sido encontrada culpable de los cargos de brujera y asesinato. Conforme a los testigos, la prueba de tus poderes diablicos se hizo patente por primera vez hace doce aos, cuando varios nios, en tu presencia, te vieron utilizar tu magia con una piedra, hacien-do que volara en el aire, hasta que se convirti en un pjaro. Eso ocurri el mismo verano que cuatro queridos miembros de nuestro clan murieron de causas que desde entonces han sido atribuidas a tu magia negra... Robert observaba a Gwendolyn sentado detrs de su hermano, su expresin resignada, repiqueteando con impaciencia con los dedos sobre el brazo de la silla elaboradamente esculpida. Ambos saban que era de-masiado tarde para que l detuviera aquella parodia de justicia. La haba condenado en un momento de pnico, y al hacerlo, Robert haba perdido toda esperanza de adquirir aquella cosa que con tanta desesperacin deseaba. Con su muerte, el poder de la joya le eludira para siempre. Le lanz una sonrisa jocosa llena de triunfalismo, como si ella fuera la gana-dora de esta batalla. Luego desvi con brusquedad la mirada, incapaz de soportar por ms tiempo la imagen de l. Si, por medio de algn milagro, su espritu sobreviviera despus de esta vida, prometi que se dedicara a atormentar a Robert hasta su tumba.

  • Su atencin se desvi hacia alguien que no reconoca, un extrao im-presionante montado sobre un corcel gris que estaba situado en un lugar de honor junto al estrado del laird. Debe ser MacDunn, el Loco, pens. Cuando Robert la visit por ltima vez aquella maana temprano, le haba dicho que Alex MacDunn, el Loco, acababa de llegar y que vena en su busca. Al enterarse de que estaba condenada a morir, se haba ofrecido a comprarla. Naturalmente, su oferta no haba sido aceptada. Pero ya que el laird MacDunn y sus hombres haban venido desde tan lejos, laird MacSween les haba invitado cortsmente a quedarse y presenciar su muerte y disfrutar ms tarde del magnfico festn. Ese era el hombre, por tanto, que haba ordenado a su clan que dejaran de golpearla. Quiz estaba impaciente por continuar con la ejecucin. Era un hombre de figura sorprendente, alto y corpulento, con el trax ancho, hombros enormes y unos brazos musculosos que podran con toda facilidad blandir la pesada espada que resplandeca en su costado. El pelo que le caa a la altura de los hombros era del color plido del oro y de un espesor y brillo que despertara la envidia de cualquier mujer; contrastaba enormemente con el resto de su rudo fsico masculino. No poda ver su cara, porque en aquel terrible momento en el que estaba a punto de ser quemada viva, l se encontraba incomprensiblemente absorto en la tarea de arreglar los pliegues de su tartn ya de por s colo-cados con meticulosidad. Ignorando que lo observaban, MacDunn se ajust con cuidado la tela de color verde oscuro y amarillo de su tartn y enderez el cinturn de piel. Cuando sus ropajes quedaron colocados a su gusto, ech un vistazo al broche de plata que sujetaba el manto a los hombros, frunci el ceo y empez con fastidio a sacarle brillo con la manga a la pieza que reluca ya de antemano. Esta tarea le hizo levantar la cabeza, revelando una cara hermosamente esculpida con una mandbula ancha y firme, un hoyo profundo en la barbilla y unos pmulos bien marcados. Pareca re-suelto a sacar ms brillo a sus joyas y las frotaba con gran concentracin. Slo cuando un joven sirviente se acerc con una bandeja de refrescos se permiti con aire dubitativo distraerse de su cometido. Estudi la bandeja de fruta y bebidas, luego sac un pual cargado de joyas de su cinturn y con delicadeza atraves una manzana roja. La examin, y sin duda, encontrando algn defecto, devolvi la insultante fruta a la bandeja y eligi otra. La frot bien contra el tartn antes de morderla. En aquel momento, quiz sintindose observado, alz de repente la cabeza y la

  • mir. Su expresin era exasperantemente despreocupada; la mirada de un hombre que tena pocas preocupaciones en su vida y sin intencin de dejar que algo tan insignificante como aquella muerte le quitara impor-tancia ni a sus atavos ni a su apetito. ... Y como consecuencia de estas actividades profanas, del hecho de que llevas la marca indudable del diablo, y finalmente, la muerte vil de tu propio padre, un crimen tan demoniaco slo podra ser el trabajo de una condenada ramera que yace con el diablo... declam con exagera-cin laird MacSween, enfatizando en cada una de las palabras que le era posible para darle ms dramatismo. MacDunn la estudi por un momento, girando con distraccin la manzana con su centelleante daga, sin duda preguntndose si era real-mente capaz de haber cometido todos aquellos horribles cargos de los que se la acusaba. Ella le devolvi la mirada airada, interrogndose sobre el motivo por el cual haba buscado comprarla. Su expresin segua siendo serena, aunque la intensidad de su mirada era extraamente incompa-tible con sus ademanes engredos. El modo en que la examinaba era des-concertante. Sinti como si estuviera penetrando la coraza de desdn con la que se protega, buscando a la verdadera mujer que se esconda bajo ella. Una ola de calor recorri su cuerpo dejndola extraamente sin res-piracin. MacDunn sigui observndola durante unos segundos ms, entonces de repente clav los ojos en la manzana y decidi picotearla, como si no mereciera por ms tiempo su atencin. Desconcertada y humillada, Gwendolyn apart la vista. Laird MacSween continuaba leyendo la lista de cargos contra ella. Los MacSween escuchaban con exaltada alegra, interrumpiendo cada cierto tiempo para proferirle un insulto brutal. Pareca que todos los miembros de su clan se encontraban apiados en el patio para presenciar su muerte, desde el ms pequeo de los infantes hasta el ms frgil de los ancianos. A juzgar por la expresin feroz y justificada de sus rostros, era obvio que crean que estaban meramente llevando a cabo la voluntad de Dios en este da. Recorri con la mirada la aglomeracin de caras, bus-cando en vano un pice de piedad o compasin. Pero los MacSween la haban temido y condenado al ostracismo desde que recordaba; no haba nadie a quien pudiera llamar amigo, que pudiera sentir simpata hacia ella. S advirti en cambio a otro extrao, que supuso sera un guerrero de MacDunn, el Loco, ya que luca el mismo tartn de color verde oscuro y amarillo. Era inmenso como un oso, con cabello largo de un rojo arrebolado y espesa barba pelirroja. Su considerable tamao le

  • haba servido para abrirse paso entre la multitud y se encontraba ahora de pie justo debajo de la plataforma, balancendose borracho mientras levantaba una cuba de cerveza hacia la boca. El oscuro lquido le cay por la cara y el pecho, mojndole la camisa y el tartn antes de continuar su trayectoria hasta el suelo. Finalmente, cuando pareci que su voluminoso cuerpo no poda absorber ms, baj la cuba, se sec la boca con el brazo y dej escapar el eructo ms sonoro que jams haba odo Gwendolyn. La muchedumbre rompi a rer haciendo que laird MacSween se de-tuviera y les mirara confundido. Mis excusas, MacSween se disculp el guerrero. Es una cerveza magnficamente elaborada diciendo esto levant la cuba y comenz a beber de nuevo. Asqueada, alz la vista advirtiendo en ese momento a otro guerrero MacDunn encaramado al vano de una ventana de la segunda planta con sus delgadas piernas cayendo con un balanceo contra el muro del castillo. Este personaje menudo era casi como un duende comparado con su voluminoso compaero de clan, y slo la incipiente barba castaa sobre sus mejillas revel a Gwendolyn que se trataba de un hombre y no de un chiquillo. Aunque se las haba arreglado para procurarse un lugar de lo ms envidiable, aparentemente no mostraba inters alguno por la obra que se representaba frente a l en el patio, por el contrario pareca absorto tallando un palo. Otro guerrero MacDunn, moreno y con barba recortada con esme-ro, estaba apoyado sin darle importancia contra el muro exterior y flirteando sin reparo con la hija de MacSween, Isabella. Sin duda alguna la tena encantada. Se inclin hacia ella de un modo inapropiado, casi rozando con los labios su pelo mientras le susurraba algo al odo. Isabella se llev la mano a la garganta fingiendo conmocin y dejando escapar encantadoras y tontas risitas. Gwendolyn la observ irritada. Como hija nica de laird MacSween, no tena otra preocupacin en esta vida aparte del vestido que iba a llevar aquel da y con cul de sus muchos seguidores podra finalmente decidirse a ir al altar. Entre tanto, mientras MacDunn, el Loco, y sus toscos guerreros es-taban ocupados con seducciones remilgadas, fabricando juguetitos o emborrachndose, Gwendolyn esperaba su muerte a manos del fuego de la hoguera. ... por tanto el diablo que lleva en sus entraas debe ser enviado de

  • vuelta a las llamas del infierno, de esta manera ella no podr provocar la muerte y la destruccin de su clan termin diciendo laird MacSween. Quemad a esa condenada bruja! Rpido, antes de que haga ms conjuros contra nosotros! Quemadla, quemadla, quemadla...! las voces se elevaron a modo de plegaria, hasta que todo el clan core al unsono pidiendo su muerte. Al fijar su mirada en aquellos adustos rostros, comprendi la absolu-ta desesperacin que debi sentir su madre el da que la ejecutaron. Sin embargo, el sufrimiento de su madre fue mayor ya que muri dejando a un marido angustiado y a una hija an demasiado pequea. Al menos Gwendolyn no dejaba a nadie. Su padre haba muerto librndose del horror de ver a su hija morir de la misma manera que lo haba hecho su madre antes. En cierto modo era consolador, se convenci a s misma, luchando contra las lgrimas que inundaban sus ojos. Encended la hoguera! orden laird MacSween, esforzndose para que se le oyera por encima del gritero. El clan alz los brazos en el aire y le vitore. Dos hombres avanzaron portando sendas antorchas. La respiracin de Gwendolyn se hizo ms profunda; apret los brazos contra la estaca y dijo para s: Por favor, Dios mo, permite que pierda el conocimiento antes de que las llamas devoren mi cuerpo. Lanz una ltima mirada llena de odio a Robert. Recostado en su si-lla la observaba con cierto aire de triunfalismo, no obstante ella saba que se trataba de una victoria vana. Nunca tendrs la piedra, bastardo. La primera antorcha comenz a descender. Fue presa del terror, pero se orden a s misma no soltar una lgrima. Uno de los guardias sonri al dejar suspendida en el aire la antorcha sobre la hierba y las ramas secas. Fuera de aqu, bruja gru. A las llamas del... Esper a que dijera infierno, pero lo nico que emiti fue un grui-do apagado. Gwendolyn lo observ confundida, sus ojos se abrieron de par en par y luego se quedaron en blanco. Con un jadeo cay desplomado en el suelo; de su espalda sobresala la empuadura con

  • piedras preciosas de una daga y su antorcha abandonada yaca sobre las ramas secas. El portador de la otra tea mir estupefacto a su compaero muerto. Entonces arroj la antorcha al rido nido bajo los pies de Gwen-dolyn. El guerrero borracho de pelo cobrizo, a su izquierda, vaci la cuba de cerveza que llevaba en las manos, extinguiendo las llamas. Luego golpe con fuerza la cabeza del guardia con la improvisada arma, le hizo girar sobre s y dndole una buena patada por detrs lo envi volando hacia la multitud de asombrados MacSween. Qu est sucediendo? pregunt laird MacSween haciendo un gran esfuerzo para ver a travs de la gente. Est realmente tan borra-cho aquel tipo pelirrojo... ? Detenedlo! gru Robert mientras MacDunn, el Loco, se diriga al galope hacia la estaca. Se levant de un brinco tirando hacia atrs la silla. Detente, MacDunn! Las llamas de la primera antorcha se haban extendido hambrientas hacia las ramas no mojadas por la cerveza y avanzaban ahora por el bajo del vestido de Gwendolyn. El hombre corpulento se subi de un salto a la pla-taforma y haciendo uso de un machete comenz a cortar la soga que la mantena sujeta al poste. Entre tanto, MacDunn avanzaba como un rayo a caballo, con su gran espada en alto, amenazando a todo aquel lo suficientemente loco para interceptarle el camino. Los MacSween, atnitos, se apartaban complacientes, advirtiendo lo loco que estaba, o quiz, pensando que se trataba de un conjuro mgico de Gwendolyn. Cuando MacDunn alcanz la plataforma en llamas, ella sinti cmo ceda la ltima cuerda. Empez a desplomarse, pero el enorme guerrero la levant con facilidad sobre sus piernas debilitadas, arrojndola al caballo de MacDunn. Sujtate a m! le orden MacDunn al tiempo que tiraba del brazo de ella hacia delante y lo colocaba alrededor de su cintura. Uno de los hombres de Robert corri hacia ellos con la espada dirigida al pecho del caballo de MacDunn. No escapars tan fcilmente, MacDunn! perjur echando hacia atrs el acero. Una flecha atraves el aire clavndose con acierto en la espalda del soldado. Gwendolyn levant la vista y vio al hombre con aspecto de duende en la ventana colocando otra asta bien tallada en punta contra la cuerda del arco.

  • Rodeadles! grit Robert saltando del estrado y dirigindose hacia su caballo. No dejis que escapen! MacDunn comenz a azotar sin piedad con la espada a la multitud que avanzaba, forzndoles a que se apartaran mientras incitaba a su caballo para que se apresurara hacia la salida. Gwendolyn se agarr con fuerza, rode su cintura con los brazos advirtiendo el poder que emana-ba de l al elevarse y relajarse los msculos bajo sus manos. Perciba la suavidad del tartn contra su piel; sin embargo, el cuerpo que envolva era duro como una roca; se acerc ms, armndose de valor por la fuerza que transmita. Alguien la agarr de la pierna intentando tirarla del corcel. MacDunn! grit. MacDunn se volvi al tiempo que hunda su espada en el hombre, luego con rapidez sac el acero ensangrentado y se libr de otro Mac-Sween que haba estado a punto de partirle las costillas con un hacha. El hombre choc con fuerza contra el caballo de MacDunn haciendo que el animal se encabritara y Gwendolyn se deslizara hacia atrs. La mano de l se aferr a su brazo producindole dolor y atrayndola hacia s mien-tras con el otro brazo amenazaba a todo aquel que se atreviera a acercarse a ellos. Sujtate con fuerza! le orden con furia. En ese instante Gwendolyn vio a otro de los guerreros de Robert apuntando a MacDunn con su arco y flecha. De repente, se acord de la angulosa piedra escondida en su mano y la lanz al aire. El hombre solt un alarido y dej caer el arma, acto seguido se llev los dedos con cautela al horrible corte del que manaba la sangre justo debajo del ojo. Dios santo! murmur MacDunn. Advirti que estaba impresionado, pero no perdi tiempo en agrade-crselo ya que haban alcanzado prcticamente la puerta. La compuerta! grit Robert que iba ya sobre su caballo y se diriga a ellos como un rayo. Cerrad esa maldita compuerta! Los MacSween se precipitaron hacia la puerta, cada uno reivindicando ser el primero. Esto desencaden un fuerte y sorprendente intercambio de maldiciones acabando con una lucha entre ellos mismos. Por el rabillo del ojo, Gwendolyn vio al guerrero del tamao de un oso y al de aspecto de duendecillo sobre sus cabalgaduras y corriendo veloces hacia la abertura de las murallas. Se apoy sobre MacDunn y presion su cara contra el clido tartn.

  • Gracias, Dios mo. El rastrillo de madera cay al suelo con estruendo. Al alcanzar el extremo del patio, MacDunn se vio obligado a detener con brusquedad el caballo haciendo que el animal relinchara y se encabritara una vez ms. Realmente debes estar loco, MacDunn vocifer Robert con desdn mientras cabalgaba en su direccin, al intentar un rapto tan ridculo. Aquello era el fin, se dio cuenta Gwendolyn. Por alguna razn aquellos hombres haban arriesgado sus vidas para salvarla, pero haban fra-casado. Ahora moriran todos. Lo siento le dijo a MacDunn con voz spera. No deberais haberlo intentado. Ahora moriris todos. Se solt de su cintura dispuesta a deslizarse del corcel y enfrentarse a su destino. La mano de l la agarr con firmeza por la cintura y la sujet contra s. En realidad creo que deberas abrir el rastrillo y permitirnos pasar, MacSween dijo MacDunn con un tono agradable, ignorando a Robert. Laird MacSween que no se haba aventurado a abandonar su lugar honorfico en el estrado, miraba indeciso a Robert. Creo que no te das cuenta de lo incmodo de tu situacin, laird MacDunn asegur Robert arrastrando sus palabras en un tono jo-coso. Permteme que te ilumine un poco. Ests rodeado por mis sol-dados. MacDunn alz la ceja con sorpresa. Disculpa. Tena la impresin de que tu hermano era el laird. Lo es admiti Robert protocolario, pero yo estoy a la cabeza del ejrcito MacSween. Y segn estimo slo sois tres contra cientos aadi sealando hacia su clan. Ests en lo cierto asever MacDunn con tono exento de preocu-pacin. Pero si no nos permites marcharnos, me temo que no tendre-mos otra eleccin que matarla. Gwendolyn se qued helada e intent soltar la mano; MacDunn apret el puo sujetndola con decisin. Robert le mir incrdulo. Ech la cabeza hacia atrs y ri. Esa es tu amenaza? farfull. Dios, parece como si realmente tuvieras la cabeza hueca! Adelante, mtala, MacDunn, si eso te compla-ce. Sinceramente me ahorrars las molestias.

  • De verdad? dijo MacDunn. Su voz era de total asombro. Hubiera pensado que la apreciabas ms de lo que demuestras. Robert pareca divertirse an ms. No me interesa en absoluto le asegur. Haz lo que te plazca. MacDunn lo reconsider por un momento, luego se encogi de hombros y dijo: De acuerdo entonces. Brodick, mtala. Gwendolyn se retorci para bajarse del caballo, pero MacDunn no relaj su puo de acero. Padre! Se volvieron todos boquiabiertos. Isabella se encontraba a lomos del caballo del guerrero de MacDunn que momentos antes la haba dejado sin respiracin por el deseo. La falta de aire pareca mayor ahora, pero era obvio que se deba a la daga que le estaba presionando la garganta. La mujer de laird MacSween se puso en pie, solt un grito y se des-may. Ests seguro, MacDunn, de que quieres su muerte? pregunt Brodick. Es muy atractiva. No quiero su muerte en absoluto le asegur MacDunn. Es Robert quien as lo quiere. No le interesa. Sultala gru Robert. Sinceramente, Robert, me gustara que te decidieras. Acabas de de-cirme que poda matarla. Sabes bien que no me refera a Isabella! Entonces a quien te gustara que matara? pregunt MacDunn intentando mantener la calma. Padre, haz algo! suplic Isabella. Laird MacSween se dispona a abrir la boca pero fue cortado de in-mediato por su hermano. Qu puedes querer de esta bruja? La expresin de Robert era de reserva; sin embargo, Gwendolyn saba que le preocupaba que MacDunn se hubiera enterado de algn modo de la existencia de la piedra. Simulando un tono ms persuasivo, aadi: Con toda certeza debes darte cuenta de que al raptar a alguien de nuestro clan, te arriesgas a empezar una guerra. Estoy loco contest MacDunn encogindose de hombros. Los locos cometen locuras. Adems... levant la cabeza hacia el res-

  • plandor que cubra la estaca en ese momento, pens que habas terminado con ella. Es el mismo demonio insisti Robert y una asesina. No puedes llevrtela, MacDunn. Debe morir o te destruir a ti y a tu gente. MacDunn sonri. Gracias Robert por preocuparte. Estoy profundamente conmo-vido. Y ahora levanta el rastrillo o Brodick cortar el bello cuello de Isabella. Robert vacil. Padre, haz que abran la reja! chill Isabella. Laird MacSween se levant finalmente de su asiento. Estoy convencido de que no eres tan cruel, laird MacDunn, como para matar a una inocente jovencita. MacDunn estudi por un momento al angustiado padre y luego suspir. Tienes razn, MacSween admiti, no lo soy. Robert sonri satisfecho, advirtiendo que su adversario estaba perdido. Pero Brodick s lo es le asegur MacDunn con amabilidad. Verdad, Brodick? Aja! contest Brodick estrujando ligeramente a Isabella. Ella empez a gimotear. Levantad la puerta orden laird MacSween y dejad que se marchen. Gwendolyn observ cmo Robert luchaba contra su frustracin. A regaadientes baj la espada. Eso es la decisin de un hombre cabal coment MacDunn elo-gindole. Estoy impresionado. Todos los miembros de tu clan retro-cedern, laird MacSween, permitindonos pasar por la puerta. Si alguien intenta herirnos mientras nos vamos o alguno de tus magnficos soldados nos sigue esta noche, Brodick cortar el cuello de tu encantadora hija. Si, por el contrario, hacis gala de vuestra paciencia y control, la bella Isabella ser liberada intacta maana por la maana. Estoy seguro de que con su gran habilidad, Robert y sus hombres no tendrn dificultad en encontrarla y devolvrtela sana y salva. Tengo tu palabra, MacDunn dijo laird MacSween, de que no le hars ningn dao. MacDunn lo mir con gesto grave. Tienes mi palabra. Satisfecho y sin otra eleccin, laird MacSween hizo una seal para que levantaran la puerta.

  • Su palabra no tiene validez! protest Robert invadido por la ira. Est loco! Eso dicen asinti MacDunn animadamente al tiempo que ajustaba su tartn y sus soldados pasaban por la puerta. Sabes?, tenas mucha razn, Robert reflexion en voz alta echando un ltimo vistazo a la hoguera en llamas. Es realmente un fuego espectacular. Le gui un ojo y desapareci como un rayo en la oscuridad que avanzaba mientras los MacSween se quedaban mirando perplejos.

  • Capitulo 2 De nuevo una prisionera. MacDunn y sus hombres haban cabalgado sin cesar durante varias horas sin hablar ni una sola vez durante el trayecto. Gwendolyn en-contr el ritmo agotador, pero su cansancio no era nada comparado con el regocijo que le produca el sentirse libre. Haba girado la cara contra el viento sintindolo soplar con delicadeza contra ella, llevn-dose el hedor a humo, muerte y odio; eliminando incluso de sus senti-dos el aire cargado de los calabozos del castillo hasta que slo fue consciente de la clida noche de verano y de la libertad que se extenda a su alrededor a cientos de kilmetros. Se haba mantenido pegada a l, sujetndose con fuerza a MacDunn y jurndose recompensar de cualquier manera a este loco y magnfico laird que haba arriesgado todo por su vida. Eso fue antes de que la bajara con brusquedad del caballo, le atara sus doloridas muecas y la sujetara contra un rbol junto a Isabella. No puedes tratarme as! dijo Isabella con un bramido luchando contra las ataduras. Soy la hija de laird MacSween! No podis dejarme aqu atada junto a esta bruja! Por todos los santos, Brodick! No puedes hacer que se calle? refunfu MacDunn. Este sac una torta de avena de su alforja y se acerc lentamente a su prisionera. Debes estar cansada, milady remarc con tono cordial, y apuesto que tambin hambrienta. Cmo te atreves a hablarme de ese modo, bruto salvaje? dijo Isabella encolerizada. Te odio! Bella, me hieres le contest Brodick acortando su nombre y con aire de herido. Nunca tuve intencin de hacerte dao. Mentiroso! le hizo callar. Una palabra de tu loco jefe y como un salvaje me hubieras cortado el cuello. Jams protest con tono tranquilizador. Tu cuello es demasiado adorable para estropearlo. Aqu tienes, te he trado algo para comer aadi ofrecindole la torta de avena. Antes me tragara el ms repulsivo y ftido de los venenos que aceptar algo de un granuja grosero como t! le asegur con arrogan-cia Y cuando los hombres de mi padre lleguen, disfrutarn abrindote

  • lentamente para que puedas ver tus calientes y sangrientas entraas salir una a una empapadas y vaporizarse al tocar la tierra helada! Una imagen muy alentadora, s seor coment Brodick asom-brado. Has visto de verdad alguna vez cmo lo hacan? Docenas de veces! le espet. Despus te despellejarn, te cortarn en pedazos y luego se los echarn de comida a los lobos! Bien, eso no tiene mucho sentido, dulce Bella remarc haciendo un gesto negativo con la cabeza. Por qu iban a tomarse la molestia de despellejarme si van a cortarme en pedazos? Lo harn porque me divertir verlo a m! le replic a voces. El ruido era como si estuvieran martilleando en la cabeza de Alex MacDunn. Brodick empez con la voz tensa, no puedo soportarlo ms. Toma un poco de tortita, milady le sugiri Brodick intentando tentarle con la galleta. Te sentirs mejor si comes algo. Ya te lo he dicho estall con furia Isabella, antes me tragara... Veneno termin Brodick introduciendo un buen trozo de torta en su boca, hacindola callar con xito. Es una pena que no tengamos un poco dijo entre dientes Alex. As es, muy bien continu Brodick mientras Isabella se esforzaba por masticar la torta reseca. Esto te tendr ocupada por un mo-mento al menos. Y qu hay de ti, bella Gwendolyn? dijo movindose ahora hacia el lado del rbol en el que se encontraba ella. Te gustara tomar algo? Lo mir airada. Deberas comer algo insisti levantando un trozo hacia sus labios. No es mucho, pero es mejor que el dolor a hueco del est-mago. Aprtate de m le advirti con suavidad, o invocar un conjuro que har que tu extremidad ms preciada se encoja y se caiga. Los ojos de Brodick se abrieron por completo ante la inseguridad. Y entonces con rapidez se retir a su sitio junto a MacDunn y los otros guerreros. Por Dios, Brodick, no recuerdo la ltima vez que fuiste rechazado por una mujer ri Cameron, el guerrero de gran tamao, dndole una palmadita cordial en el hombro. Pero verte despreciado por dos en la misma noche es ms de lo que un hombre podra esperar.

  • Las ataduras las ha puesto de un humor de demonios protest Brodick a la defensiva. Ech una mirada a MacDunn. Realmente, Alex, es necesario... Son prisioneras le interrumpi con firmeza. No estoy de humor para rastrear el bosque en su busca esta noche, en caso de que decidieran escapar. Se quedarn donde estn. Brodick no discuti. Estaba claro que MacDunn tena la ltima palabra. El laird podra estar loco, pero era obvio para Gwendolyn que sus subordinados confiaban en l y le respetaban. A pesar de que su rescate haba sido arriesgado hasta el borde de la locura, l haba salido victorio-so. Adems durante la retirada a travs de las lgubres montaas y del bosque, no haba titubeado ni un instante sobre la ruta a seguir, toman-do como guas a las estrellas mientras les conduca por el terreno en som-bras. Saba cmo marcar el ritmo a los caballos, llevndolos ms all de lo que Gwendolyn hubiera imaginado era el lmite de su resistencia. Cuando finalmente MacDunn orden a sus hombres acampar, el fro y la humedad de la noche se haban intensificado, sin embargo haba de-sechado la idea de disfrutar de un fuego y tomar comida caliente por miedo a que Robert y sus hombres pudieran verlo o incluso olerlo a tra-vs del viento. En su lugar los guerreros comieron una comida frugal ba-sada en galletas ahogadas con cerveza tibia. Gwendolyn estaba ham-brienta pero la rabia y lo poco que le quedaba de su ultrajado orgullo le impedan comer de la mano de su carcelero como si se tratara de un ani-mal atrapado. Cameron, t y Ned haris el primer turno orden Alex, quitndose la espada y tumbndose en el suelo. Esperemos que el miedo de MacSween por su hija le haga cumplir mis condiciones y no enve a sus soldados hasta maana. No esperar asegur Gwendolyn. No, con toda certeza no lo har asinti Isabella acalorada, arre- glndoselas finalmente para tragarse lo que le quedaba de torta de ave-na. Y cuando los soldados lleguen aqu, arrancarn a tiras la carne de vuestros huesos, la descuartizarn en pequeos pedazos y rellenarn vuestras entraas con ella antes de asaros al fuego. Por todos los demonios, eres una mujer realmente sangrienta! vocifer Cameron divirtindose de lo lindo. Cmo un padre con sangre de horchata engendr una hija con una lengua tan afilada? Cmo te atreves a insultar a mi padre! Es el laird de todos los MacSween...

  • Dios bendito, contar cada segundo hasta que la liberemos! gru Alex. Una vez que los MacSween la encuentren maana, dudo de que Robert venga tras nosotros. No es probable que arriesgue a ms hombres por una bruja que estaba predestinada a morir de todas formas. Robert vendr le contradijo y cuando lo haga, no se conformar con el regreso de Isabella sana y salva. Alex la mir con curiosidad. Crees que te perseguir? No le contest. Por qu? insisti. Estabas a punto de morir abrasada. Por qu iba a arriesgar a ms hombres para volver a capturarte? Robert est decidido a verme destruida le contest ofrecindole parte de la verdad. No descansar hasta que lo consiga. As que MacDunn no saba nada sobre la piedra, advirti Gwen-dolyn aliviada. Cualquiera que fuera el motivo por el cual la salv, no era porque buscara los poderes de la joya. Es una bruja aadi Isabella invadida por el miedo. Habis es-cuchado las terribles cosas que ha hecho a nuestro clan. Y asesin a su propio padre atrozmente. Cmo? pregunt Brodick. Lo hechiz la expresin de Isabella era seria. Qu clase de hechizo? quiso saber MacDunn estudiando a la par a Gwendolyn. Pareca ms intrigado que preocupado por que ella pudiera hacer lo mismo con alguno de ellos. Un conjuro de muerte aclar Isabella con impaciencia como si la respuesta fuera obvia. Eso es todo? dijo Brodick. No hubo nada de carne abrasada o una enfermedad agonizante, ni siquiera miembros cayndose sin ningn motivo aparente? Slo un hechizo de muerte? pareca contra-riado. Su muerte fue espantosamente dolorosa le asegur Isabella no- tando que su historia no estaba causando el impacto deseado. Robert dijo que su padre se tambale agonizante de un lado para otro, agarrn-dose el pecho y rogando a su hija que parara mientras ella lentamente le arrancaba el alma. Cmo lo supo Robert? le interrog MacDunn sin apartar ni un momento la vista de Gwendolyn. Estaba all explic. Y gracias a Dios que estaba, de otro modo nunca hubiramos sido capaces de demostrar que ella fue la responsable de aquella oscura fechora.

  • Gwendolyn se esforz en controlar su ira y desesperacin ante el falso relato de la muerte de su padre. Devolvi la mirada escudriadora a MacDunn con premeditada calma, sin confirmar ni negar aquellas horri-bles alegaciones. No saba por qu la haba secuestrado, pero las atadu-ras le daban a entender que MacDunn no haba sido movido ni por la compasin ni por la caballerosidad. Era mejor que le temiera o por lo menos fuera con cautela respecto a sus poderes. De repente, Ned, el duendecillo, se dej caer desde el rbol de encima, susurr algo al odo de MacDunn, a continuacin se volvi y seal hacia las tinieblas. Con rapidez MacDunn hizo una seal en direccin al bosque a Ned, entre tanto Cameron y Brodick desenvainaron sus espadas y desaparecieron en la oscuridad. MacDunn se apresur al rbol donde estaban Gwendolyn e Isabella. Parece que tenemos compaa les anunci en voz baja mientras cortaba las cuerdas que las sujetaban al rbol. Podran ser los galantes MacSween que vienen a rescatarte, Isabella... La cara de Isabella se ilumin. ... o podran ser ladrones borrachos que abusarn de vosotras antes de cortaros el cuello. Y como no estoy dispuesto a permitir que nada de eso ocurra continu mientras las ataba juntas por la mueca os esconderis detrs de estos rboles en silencio hasta que os diga que no hay peligro para que volvis. Si a alguna de vosotras se os pasa por la ca-beza la estpida idea de escapar, os advierto que si no os encuentran los lobos, lo har yo su tono de voz dio a entender que sera preferible que fueran devoradas por los lobos. Gwendolyn lo observ mientras desapareca en las sombras. No podemos quedarnos aqu protest Isabella nerviosa. Debemos intentar... Un gruido ahogado inund el silencio de la noche. Por Dios, MacDunn retumb la voz furiosa de Robert, sal de tu escondite y lucha como un guerrero de verdad! Robert! chill Isabella. Estoy por...! Grita otra vez y te convierto en una rata le amenaz Gwendolyn con un leve siseo. Has entendido? Isabella emiti un sollozo y asinti.

    Alex retir la espada del estmago de un MacSween, acto seguido se gir para esquivar el golpe de otro, hacindole retroceder de un salto la hoja de acero de su atacante. La punta del arma le rasg la camisa y percibi una vaga sensacin de escozor en el pecho. Levant su espada y la hun-di en las entraas de su oponente.

  • Maldito seas, MacDunn le espet el guerrero al caer de rodillas en el suelo, el diablo est de tu parte gru desplomndose hacia delante. La camisa de Alex rezumaba sangre caliente, sin embargo ignor el dolor. El rechinar del acero al chocar le confirm que Cameron y Bro-dick estaban bien entretenidos. Con cautela avanz en busca de ms MacSween tras el manto de rboles. De repente una inmensa mole apareci detrs de un rbol, llevaba un hacha dispuesta a abrir el crneo de Alex en dos. Antes de que el arma comenzara el descenso, la respiracin del guerrero se entrecort, dio un paso vacilante y se desplom. De la espalda sobresala un flecha. Alex alz los ojos y vio la pequea figura de Ned colgada de una rama, tena preparada otra asta ya afilada en la cuerda del arco. Alex sigui con la vista su objetivo y divis a Robert avanzando en su direccin en medio de la oscuridad sin advertir que estaba a punto de morir. Alex levant la mano haciendo una seal a Ned para que se detuviera. Buenas noches, Robert le salud con amabilidad. Debo confesar que no te esperaba tan pronto. Estoy seguro de que ha sido as convino con sarcasmo. Prefiero sorprender a mis enemigos. Enemigos? repiti Alex fingiendo sorpresa. Pero que vueltas ms tristes da la vida, si hace slo unas horas me invitabas cortsmente a asistir a tu maravillosa quema de bruja. Sabes? continu con elocuen-cia mientras clavaba la punta de la espada en el suelo y se apoyaba en ella, estaba ansioso por asistir a esa fiesta. Deberas haberte mantenido al margen de todo esto, MacDunn le aconsej al acercarse. Fuiste un loco al pensar que no vendra detrs de ti. Ah, pero si saba que venas! Gwendolyn me dijo que as sera. Sus poderes mentales son excepcionales.

    La preocupacin apareci en el rostro de Robert pero fue rpido en disimularlo. Qu ms te cont? pregunt acortando la distancia entre ellos. Todo minti Alex sin pensarlo. En realidad hemos tenido una larga conversacin se ajust los pliegues del tartn con aire distra-do. Es realmente una criatura misteriosa, verdad? No entiendo por qu quieres que vuelva. Quiero que vuelva para que la justicia siga su curso le contest con sequedad. Es una bruja y una asesina.

  • Ah, s! Por ese asunto tan feo de la muerte de su padre. Qu ca-sualidad que te encontraras all para presenciarlo, verdad, Robert? Dnde est? pregunt Robert dando otro paso hacia delante. En realidad no estoy seguro -le contest Alex encogindose de hombros. Est escondida en algn sitio por ah aadi con un mo-vimiento vago de mano. Sinceramente, no creo que tenga muchas ganas de verte. Tremela aqu le orden Robert alzando su espada, o te cortar en mil condenados pedazos, MacDunn! Sabes?, Robert, me sorprende un poco que no hayas preguntado todava por el estado de tu querida sobrina. Una joven encantadora, Isa-bella, a pesar de esa tendencia suya a proferir amenazas tan desagrada-bles. Sin duda lo ha heredado de ti sugiri alegremente haciendo que sonara a cumplido. Treme a Gwendolyn, maldito loco le espet Robert, o te abrir en dos como a un pescado y te sacar tu...! Vamos le interrumpi Alex, entiendes lo que quiero decir? Dios es testigo, MacDunn, has tenido una oportunidad gru Robert al tiempo que echaba la espada hacia atrs. Eso no sera prudente remarc Alex usando an su espada como un cmodo bastn. No es as, Ned? Exacto asinti Ned desde su posicin en el rbol que haba justo encima de l. Sorprendido, Robert alz los ojos. No creo que te gustara que te clavaran una flecha en el pecho le asegur Alex. O una garrancha en el estmago aadi Garrieron apareciendo tras los rboles. O una daga en el ojo continu Brodick de pie junto a l. Robert vacil, dndose cuenta de que no tena otra eleccin, arroj la espada al suelo. Creo que me gustara tambin tu pual dijo Alex. Me parece que he perdido el mo en la espalda de uno de tus guerreros. Robert frunci el ceo, luego sac el pual del cinto y lo arroj junto a la espada. Excelente. Bueno, como no tienes armas y nos hemos visto obligados a matar a los soldados que trajiste contigo... No podis haber matado a todos objet Robert.

  • Bien, yo recuerdo con claridad haber matado al menos a dos dijo Alex. Y t, Brodick? Tambin a dos contest Brodick. Y yo he acabado con tres aadi Cameron, movindose detrs de Robert. A cuntos has despachado t, Ned? A tres. Alex los cont con los dedos. Creo que eso hace diez. Cuntos guerreros trajiste, Robert? le pregunt con curiosidad. La cara de Robert estaba casi de color escarlata de la ira. Maldito seas, MacDunn! Esto significa la guerra! No te culpes le tranquiliz Alex, despus de todo, erais once, y once contra cuatro parece equitativo. Escucha, has tenido un da horrible y no parece que vaya a mejorar. Descansa bien esta noche y vers todo ms claro por la maana. No tengo intencin de descansar, lerdo patn! dijo Robert en-colerizado. Puede que sea tu prisionero, pero tengo la intencin de... Cameron le golpe con la empuadura de su espada en la cabeza. Robert gimi y se hundi en la tierra. Dormir como un nio asegur Cameron. Bien. Atadle a un rbol por si se despierta temprano orden Alex retrocediendo en direccin al campamento. Puede que ahora podamos por fin descansar un poco.

    Gwendolyn inspeccion en la oscuridad, sopesando si debera arriesgarse e intentar escapar con Isabella. La lucha pareca haber cesado, pero no estaba segura de quin se haba proclamado vencedor. Una sombra alta apareci entre los rboles. La luna lo ilumin al avanzar hacia el claro, eliminando toda duda de que la enorme constitucin que perciba era la de MacDunn. Tena la camisa empapada de sangre. Ests herido dijo con voz entrecortada mientras emerga de su escondite con Isabella enganchada. Te advert que los hombres de mi padre te abriran en dos dijo Isabella con profunda satisfaccin. Ya te dije que os descarnaran... Brodick, suelta a Isabella y trela orden Alex con brusquedad. Por qu? pregunt Isabella de repente invadida por los nervios. Vas a reparar el dao que los hombres de tu padre nos han hecho le inform Alex.

  • No lo har! grit mientras Brodick cortaba la cuerda que la una a Gwendolyn. Perdname, dulce Bella, pero ser ms inteligente por tu parte hacer lo que diga MacDunn le aconsej Brodick, llevando a Isabella hacia el claro. Y cuando termines, tengo un araazo en el brazo que necesita ser atendido tambin. Y yo tengo un corte en la cabeza aadi Cameron. No os ayudar! vocifer con furia. Espero que os desangris hasta la muerte, montn de basura, ladrones y viles asesinos! Alex se quit la camisa dejando ver una herida palpitante que le cruzaba la parte superior del pecho. Me la cosers t le orden. Ahora. Isabella ech un pequeo vistazo a la sangre que le goteaba por el torso y de repente se desmay. Cameron ri a carcajadas. Parece que la lengua de la joven es ms fuerte que su estmago! Est fatigada protest Brodick tomando con delicadeza en sus brazos el cuerpo desfallecido de Isabella. Ha tenido un da agotador. Cruz el claro y la dej sobre una capa de musgo. Alex sacudi la cabeza con disgusto. Muy bien, entonces, bruja dijo fijando la vista en Gwendolyn, ahora tienes la oportunidad de demostrar tus especiales dotes curativas. Gwendolyn se ech hacia delante, su mente acelerada. De dnde habra sacado MacDunn que tena poderes curativos? Aunque su madre haba sido una curandera experimentada, el padre de Gwendolyn le haba prohibido practicar aquel arte, por miedo a que atrajera la atencin hacia ella y diera motivos para que alguien la acusara de poseer habilidades sobrenaturales. A pesar de entender la preocupacin de su padre, Gwendolyn haba pasado muchas horas en secreto estudiando con atencin las notas manuscritas de su madre. Aunque haba encontrado esos estudios fascinantes, nunca haba practicado las tcnicas de su madre con nadie. Cmo demonios se supona que tena que curar una herida de batalla? Si te mueves con esa lentitud, me morir antes de que te acerques se quej MacDunn con irona mientras se echaba en el suelo. Perdname se disculp acelerando el paso. Se arrodill junto a l y se mordi el labio. Un corte tan largo como la palma de su mano le cruzaba la parte superior del pecho. La sangre le sala a borbotones y le caa por la parte delantera dando la imagen de que lo haban partido en dos.

  • Creo que parece ms grave de lo que es murmur intentando darse ms nimos a s misma que a l. Toc con cuidado los bordes des-carnados de la llaga para calcular la profundidad y un torrente de sangre sali despedido haciendo que apartara con rapidez la mano. Es necesario coserla le coment MacDunn. Ella asinti. La mir con expectacin. Vamos! Gwendolyn desesperada intent recordar las instrucciones de su madre para cerrar una herida. Nunca antes haba cosido nada excepto vestidos, y con toda seguridad el principio era el mismo. Salvo que esto, por supuesto, sera ms aparatoso. Necesitar ms luz coment al tiempo que con cuidado iba retirando un poco de la sangre con la camisa que MacDunn haba tirado. Crees que es prudente encender un fuego? Los soldados que venan con Robert estn muertos contest MacDunn. Ya no hay que preocuparse. Hizo un gesto a Ned y ste con rapidez comenz a arrojar palos en un montn. Est tambin muerto Robert? Su voz no reflejaba emocin alguna, pero Alex pudo advertir cierta desesperacin tras su pregunta. No confes sintiendo de una manera extraa como si le hubiera fallado, no lo est. Pero no puede hacerte dao aadi deseando que se sintiera segura. Ahora me perteneces y yo protejo lo que es mo. Su expresin era seria. Gwendolyn lo mir fijamente durante un ins-tante, contemplando el poder que emanaba de l incluso estando all ten-dido y sangrando. No dudaba que crea en lo que deca. Sin embargo, el olor de las llamas an persista en sus sentidos, recordndole lo cerca que haba estado de la muerte aquel da. Nunca estara a salvo, comprendi con frialdad. Y aunque pudiera ser la prisionera de MacDunn, estaba segura de que no le perteneca. No pertenezco a nadie, MacDunn. Te equivocas. Baj la vista hacia la herida. Necesitar aguja, hilo y agua dijo cambiando de tema. Encrgate de ello, Cameron le orden MacDunn. Gwendolyn dobl la camisa de MacDunn varias veces y presion con fuerza contra el corte intentando cortar la hemorragia. El clido lquido

  • de color escarlata atraves la tela empapando los dedos de ella. Estaba desconcertada por toda esa sangre, pero a duras penas recordaba las notas de su madre que mencionaban que a veces las heridas relativamente insignificantes podan sangrar de un modo horrible al principio. A simple vista era necesario ejercer ms presin sobre la llaga. Apret todo lo fuerte que pudo, haciendo que los msculos de l se elevaran bajo la palma de su mano. Dios santo perjur al agarrarle de la mueca con una fuerza da-ina. Qu demonios ests intentando hacer? Per... perdname tartamude, sorprendida por el dao que le haba causado en el pecho. No pretenda hacerte dao. Alex la mir extraado. Sus grisceos ojos abiertos por completo de-mostraban su preocupacin, lo que era incomprensible en una bruja con-denada por asesinato y acusada de otros tantos crmenes horribles. Su mueca apareca delgada y frgil en su puo y era completamente cons-ciente de la suavidad aterciopelada de su piel en contacto con su mano. La solt con brusquedad. Aqu tienes las cosas que pediste dijo Cameron entregndole un morral de piel que goteaba y una aguja fina. Dnde est el hilo? pregunt Gwendolyn. No pude conseguirlo contest Cameron. No hay otra cosa que puedas utilizar en su lugar? Gwendolyn pens unos segundos. Las notas de su madre decan que a veces se poda sustituir el hilo por pelo, si no haba otras fibras dispo-nibles. Se llev la mano al cuero cabelludo y se arranc varios pelos largos y de color oscuro. Esto puede servir le dijo a MacDunn. La hemorragia haba disminuido, as que lav la herida y la sec. Sa-tisfecha porque el corte estaba lo suficiente limpio para coserlo, enhebr con cuidado la aguja, luego ech hacia delante la cabeza, trag saliva... y se qued helada. Qu ocurre? le pregunt MacDunn despus de unos instantes. Yo... yo slo estaba pensando cmo cerrarla. Advirtiendo que l haba encontrado peculiar su vacilacin, reuni el coraje necesario y con cautela insert la aguja en la piel esperando con-vencida a que se retorciera de agona. No hizo una sola mueca. Animada en parte por ello, pinch ahora en el lado opuesto de la herida en carne viva, acto seguido le lanz una rpida mirada de disculpa. l la

  • estaba observando con gran tranquilidad, su mirada azul llena de intensidad, como si estuviera evaluando su trabajo. Realmente no pare-ca un hombre con un dolor insoportable. Contenta por no estar causn-dole una gran agona, exhal el aire que haba estado conteniendo y con-tinu con la tarea. Alex observ cmo con lentitud iba cosiendo la herida. La luz de la fogata jugaba sobre su plida mejilla mientras trabajaba, no haba ras-tro en ella de enfermedad ni del paso del tiempo. Su rostro era un bo-ceto de belleza melanclica, con pmulos altos y pronunciados; su frente, delicada y pequea; los labios, que ella morda mientras se con-centraba, eran carnosos y del color de las moras. Sus grandes ojos gri-ses tenan una expresin seria. Se pregunt a s mismo cmo sera el ver un poco de alegra reflejada en ellos. El pelo de un negro intenso y res-plandeciente se pareca al pecho de un cuervo; le caa como una pesada capa alrededor, cubrindola. Estaba lejos de ser la vieja hechicera que l esperaba encontrar en las tierras de los MacSween. Todo lo que saba era que iba en busca de la bruja de los MacSween y a su entender todas ellas eran espantosas y encogidas arpas con largos dientes amarillos y manos callosas, salpicadas de manchas. Sin embargo, desde el primer momento que vio a esa plida chiquilla dirigindose a la hoguera, supo que su belleza no era de aquel mundo. Su cara era demasiado perfecta, el color de su tez sorprendente, y la esbeltez de su cuerpo curvilneo demasiado seductora para no ser sino la obra del mismo diablo. Poda despertar el deseo de un hombre con slo una mirada, o con el simple gesto de quitarse un mechn ondulado de su negro pelo de la mejilla. Incluso ahora, se senta abrumado por el ligero contacto de sus fras manos contra su carne desgarrada y abrasadora, por la suave cadencia de su respiracin mientras entrelazaba su propio pelo dentro y fuera de l; por la fuerte y dulce esencia a brezo mezclada con el aroma ahuma-do de su vestido. Haban pasado muchos aos desde la ltima vez que recibi las atenciones de una mujer, ya que disfrutaba de una salud en-diabladamente excelente y rara vez era herido en una batalla. Con toda certeza ese era el motivo por el cual ella estaba causando tales efectos en l, acelerando el flujo de la sangre e incitando su deseo hasta el lmite de querer hundir su mano por completo en aquella capa negra de pelo y atraerla sobre l. Ya est respir Gwendolyn, dando el ltimo punto. Creo que resistir si tienes cuidado de no moverte demasiado. Ahora necesitamos un vendaje.

  • Slo tengo mi camisa dijo Alex, ligeramente contrariado porque hubiera terminado tan rpido. No servir dijo Gwendolyn, mirando con desaprobacin la prenda deshecha. Est empapada de sangre pens por un momento, luego agarr la tela del vestido a la altura del hombro y tir con fuerza hacia abajo rasgando la manga. Con rapidez hizo lo mismo con el otro lado. Cosiste t el vestido? pregunt Alex mientras ella reduca las mangas a tiras estrechas de tela y las anudaba. S... Porqu? No, slo pensaba en lo fcil que ceden las costuras. Lo mir, dudando de si hablaba en serio o en broma. La expresin de su cara era contenida, pero crey ver una seal de regocijo en sus ojos. Tus puntos resistirn si tienes cuidado le inform a la defensiva al tiempo que le rodeaba el pecho con el vendaje. Pero me temo que tendrs que reprimirte de blandir la espada durante unos cuantos das. Entonces esperemos que no venga nadie en tu busca durante un tiempo. Roben vino por Isabella tambin seal. Si no la liberas, laird MacSween enviar con toda probabilidad a ms hombres para recupe-rarla. Es su nica hija. Isabella ser liberada sana y salva contest Alex. Le di mi palabra a MacSween. Adems no me sirve de nada. Ven aqu, Brodick -grit antes de que Gwendolyn pudiera preguntarle de qu utilidad podra serle ella. Deja que la bruja te cosa el brazo. Brodick la mir nervioso. Est bien, MacDunn. Puede esperar. Si lo dejas, puede infectarse repuso Alex. Deja que la joven se ocupe de ello. No est tan mal como pensaba asegur Brodick, ajustndose la manga para ocultar la herida. No me molesta en absoluto. Por todos los santos, le ha atemorizado con el asunto ese de convocar un hechizo contra su virilidad! solt Cameron, rindose a carcajadas. Alex lanz una mirada de advertencia a Gwendolyn. No hars otra cosa que curarle el brazo, est claro? Ella asinti. Ven aqu, Brodick! le orden Alex. Desconfiado, Brodick se acerc a ella. Cuidado con disgustarla brome Cameron. Habra ms de una joven que lo lamentara con amargura.

  • T eres el prximo, Cameron le anunci Alex. Esa brecha en la cabeza est enrojeciendo tu pelo, si es que eso es posible. La cara de Cameron se endureci. Se trata tan slo de un araazo, MacDunn. No hay necesidad de que la bruja... Preocupado con disgustar a tu mujer, Cameron? dijo Brodick arrastrando las palabras mientras Gwendolyn le examinaba el brazo. Cameron torci el gesto. Por qu no curas su herida con brujera? pregunt Alex, obser-vando cmo Gwendolyn lavaba con cuidado el corte de Brodick. Levant los ojos confundida. Tienes poderes especiales aclar Permite que veamos cmo los usas. Su mirada escudriadora era inquietante. Haba una emocin poderosa latiendo en lo profundo de sus azules ojos, un sentimiento que luchaba por enmascarar y que ella no pudo identificar de inmediato. Si no te importa, MacDunn comenz Brodick nervioso, preferira que no se tome ninguna molestia por m. Tienes esos poderes o no? insisti Alex. Ah estaba de nuevo. Ese repentino relmpago de emocin, tan fugaz, que casi lo pierde. A pesar de ese breve destello, no haba duda alguna de qu se trataba. Ansiedad. Ese era el motivo por el cual MacDunn la haba rescatado. No saba nada de la piedra, pero a simple vista crea que era una bruja con poderes sobrenaturales. Cuando su intento por comprarla fall, ide un plan para rescatarla, resuelto como estaba a controlarla a ella y a sus poderes. No era mejor que Robert, advirti con amargura. Por supuesto que tengo poderes minti. Ahora estaba claro que su propia existencia dependa de este engao. Si MacDunn descubra que no tena poderes, podra bien decidir asesinarla o bien enviarla de nuevo a su clan. Despus de todo soy una bruja. l asinti satisfecho. Bien. Odiara pensar que acabo de matar a una docena de hombres y provocado una guerra contra los MacSween por una mujer que no me sirve de nada en este mundo. El hecho de que estuviera a punto de ser consumida por las llamas, no te preocupaba lo ms mnimo?

  • Estabas acusada de delitos graves le replic. No tengo por costumbre interferir en los asuntos de justicia con los otros clanes. De lo contrario es arriesgarse a una guerra por asuntos que no me preocupan. Tengo que pensar en el bienestar de mi propia gente. Es lo ms prudente por tu parte observ Gwendolyn. Me sor-prende que hayas corrido tantos riesgos hoy. Planeo beneficiarme de tus poderes le asegur. La recompensa que me traers excede con creces los riesgos. De un modo u otro consigui controlar el deseo de abofetearlo. Pretenda utilizarla al igual que Robert lo haba esperado. Sin duda alguna quera que ella le trajera la victoria en la guerra, hacerle invencible y luego llenarle los cofres con riquezas inimaginables. Cmo haba podido pensar, ni siquiera por un instante, que ese guerrero loco estaba por en-cima del puro egosmo, de los deseos ms superficiales? Puedes usar tus poderes para curar? pregunt con impaciencia. Puedo, pero slo hasta cierto punto minti, advirtiendo la necesidad de ser cautelosa mientras esbozaba una historia creble. No puedo utilizar mi magia para cerrar heridas, de otro modo lo hubiera hecho contigose arranc varios hilos de cabello y enhebr la aguja. S puedo, por el contrario, convocar mis poderes para mitigar el dolor una vez que las heridas estn cosidas. De verdad? MacDunn se senta realmente intrigado. No ser necesario anunci Brodick. No creo que tenga dolor. En realidad continu, levantando el brazo, mi brazo est ya mucho. .. Nos lo demostrars haciendo una prueba con mis hombres in-terrumpi MacDunn, empujndola con fuerza para que se sentara de nuevo. Y qu me dices de ti? pregunt Gwendolyn. Prefiero mirar cmo haces el conjuro. Puede que no sea posible avis, buscando una excusa verosmil en caso de que su hechizo no funcionara. Necesito muchas cosas y no llevo nada conmigo. Dile a Ned lo que necesitas para que pueda ir a buscarlo mientras terminas con Brodick y Cameron. Gwendolyn pens durante unos segundos. Necesitar cinco piedras rodadas inmaculadas, no ms grandes que la palma de mi mano. Tambin me har falta una nica pluma perfecta

  • del ala de un gaviln, un puado de musgo verde y fresco, una tira de corteza de pino, doce agujas de pino machacadas, seis gotas de sangre, un pez recin pescado, una cucharada de tierra... Por el amor de Dios, estamos en plena noche! se quej Alex. Cmo diablos se supone que va a atrapar un pescado? Son las cosas que requiero, MacDunn repuso insensible. Si no podis consegurmelas, no puedo hacer el hechizo. Con tranquilidad comenz a coser el brazo de Brodick. De acuerdo rezong, hay algo ms? No, eso es todo. Ve a ver si encuentras esas cosas, Ned. El diminuto guerrero se coloc el arco al hombro y desapareci en el bosque. Fue ms sencillo cerrar el brazo de Brodick que el pecho de MacDunn. Mientras estaba curando la brecha en la cabeza de Cameron, Gwendolyn empez a sentirse en cierta manera segura de sus habilidades con la aguja. Se acab dijo haciendo un nudo en el extremo del hilo. Mantena limpia y se curar muy rpido. Gracias, milady dijo Cameron, levantndose. Mi esposa se hubiera enfadado mucho al verme llegar con una brecha abierta en la ca-beza. La muchacha es propensa a arrebatos ms bien impropios de cle-ra cuando se trata de mis heridas su voz era ronca pero Gwendolyn pudo percibir la pasin del guerrero por su mujer. No creo que Ned encuentre todo lo que necesito para mi conjuro de esta noche musit aliviada. Quiz deberamos tan slo... En ese momento Ned emergi de entre los rboles. Se dirigi derecho a Gwendolyn y deposit un fardo retorcido y atado a sus pies. Ser mejor que te des prisa le aconsej. Ese pescado no durar mucho tiempo. De mala gana, Gwendolyn quit el nudo del bulto y desempaquet los artculos. Los examin uno a uno con atencin en busca de algn fallo. Y qu hay de las seis gotas de sangre? pregunt valindose! como pretexto del artculo que faltaba. Ned levant la mano. Me cortars cuando te haga falta. En realidad, no creo que sea necesaria la sangre corrigi con ra pidez, mareada con la idea de hacer un corte en la mano de Ned para su insignificante ardid. Podr arreglrmelas sin eso.

  • Hizo un gran alarde de ritualidad al colocar las cinco piedras en crculo alrededor del fuego, mirando de vez en cuando a la luna y a las estrellas para dar la impresin de que estaba disponindolas conforme a alguna compleja conjuncin celestial. Una vez colocadas en su sitio, separ el musgo en porciones y lo escondi debajo de cada una de ellas, a continuacin esparci un poco de tierra sobre cada una. Terminado aquello, tom asiento frente a una de las piedras, ech a sus pies el pes-cado, ahora muerto y dispuso la pluma y la tira de corteza junto a l en forma de cruz. Ahora cada uno de vosotros debe tomar exactamente cuatro agujas de pino y sentarse junto a las rocas que quedan instruy en voz baja y solemne. Brodick, Cameron y Ned se miraron uno al otro incmodos. Pero yo no estoy herido protest Ned. No obstante necesito que participis todos repuso Gwen-dolyn. Slo MacDunn puede observar. Los tres guerreros se colocaron en su sitio de mala gana. Hay una piedra de ms seal Brodick, encorvndose para cogerla. Esa est reservada para los espritus improvis Gwendolyn con rapidez. Ahora, con lentitud, machacar las agujas de pino con vuestro pulgar e ndice para liberar la antigua esencia del bosque, luego acercaos los dedos a la nariz, cerrad los ojos y aspirad profundamente. Los tres le echaron una mirada de escepticismo. Debis hacer lo que os digo insisti Gwendolyn, o el hechizo no funcionar. Sintindose como locos, siguieron sus instrucciones. Bien. Ahora debemos esperar dijo cerrando los ojos al tiempo que extenda sus brazos desnudos sobre el fuego al alarido de los espritus. En ese preciso instante, Isabella recuper la conciencia. Les mir y grit tan fuerte que una bandada de murcilagos produjo un sonido en-sordecedor con sus silbidos al sobrevolar como una nube furiosa sobre sus cabezas. A continuacin se desplom desfallecida otra vez. Jesucristo! blasfem Cameron, espantando con la mano a un murcilago. Qu demonios le ocurre a esta joven? Los espritus han aullado sentenci Gwendolyn con tono grave y los ojos an cerrados. Estn entre nosotros. Brodick entreabri un ojo. Cierra los ojos, Brodick! le reprendi Gwendolyn. Le obedeci, sin comprender cmo lo haba adivinado ya que sus ojos parecan estar completamente cerrados.

  • Oh, grandes espritus de las tinieblas! gimi Gwendolyn mientras agitaba los brazos sobre el fuego. Os invoco para aliviar el dolor de estos dbiles, locos, ignorantes e insignificantes mortales! Nos ha llamado insignificantes? pregunt Cameron, descon-certado por su descripcin. Debe referirse a Ned repuso Brodick. Qu quieres decir con eso? pregunt Ned, abriendo al mismo tiempo los ojos. No pensars que se refiere a m, Neddie se burl Cameron. Creo que est bastante claro. O a m aadi Brodick. Puede que vosotros seis los locos e ignorantes mortales sugiri Ned de mal humor. Gwendolyn abri los ojos y, colocando las manos en las caderas con exasperacin, les reprendi. Queris que contine con el hechizo, verdad? Los soldados se intercambiaron miradas de resentimiento y cerraron de nuevo los ojos. Bien murmur, espero que los espritus no se hayan enfadado con vosotros y se hayan ido. Cerr los ojos y haciendo crculos con las manos sobre el fuego continu. Oh, nobles espritus, os pido que extirpis de los cuerpos dbiles de estos guerreros el veneno, la enfermedad y el dolor y los llenis de fuerza! su voz iba en aumento. Liberadles del pattico sufrimiento de los mortales; que puedan descansar bien esta noche y se sientan mejor con la salida del sol! El crujido ensordecedor de un trueno seguido del haz plateado de un rayo rompi la calma. Unas nubes oscuras y ominosas extinguieron de repente el manto claro de la noche, y el bramido del poderoso viento inund el bosque. Por Dios, jovencita! exclam Cameron asombrado, con su rojizo pelo alborotado por el viento. Dira que has despertado a esos es-pritus! Cauteloso, Brodick levant los ojos hacia el enfurecido cielo. Crees que les ha enfadado ella? Quiz siempre reaccionan as -^sugiri Ned. Otra serpiente de luz cruz el cielo seguida del estruendo de un trueno.

  • Es esto normal, joven? grit Cameron, y sus palabras fueron ahogadas por el viento. Gwendolyn observ el cielo sorprendida. Nunca haba presenciado un cambio tan brusco de tiempo. No ocurre nada les asegur a voces. Los espritus han odo mi plegaria. Permanecieron en el crculo examinando cmo el cielo se oscureca e iluminaba mientras un vendaval glacial azotaba sus cabellos y ropas. Y de repente, tan rpido como haba estallado sobre ellos, la tormenta muri. El viento suspir por ltima vez y ces; las nubes se desvanecieron en la noche desvelando de nuevo el silencioso y tranquilo resplandor de la luna y las estrellas. Por todos los santos, ha sido sorprendente! vocifer Cameron entusiasmado dando una palmada en la espalda de Brodick. Has visto alguna vez algo por el estilo? Has visto eso, Alex? pregunt Brodick inquieto. Aja! contest Alex. As es. Brodick levant el brazo y con cuidado lo flexion por el codo. Creo que mi brazo ha mejorado revelando en su tono ms preo-cupacin que alegra. Yo estoy seguro de que mi cabeza est mejor! dijo Cameron con alegra. Y t qu tal Neddie? No tengo heridas para que me las cure la bruja refunfu Ned. Es extrao subray al tiempo que giraba la cabeza de un lado a otro, he tenido dolor y tortcolis durante una semana y de pronto me encuentro bien. Gwendolyn cruz los brazos por delante del pecho y les mir con aire triunfal, disimulando el profundo alivio que senta. Era obvio que la sugestin haba tenido efecto en ellos y eso era lo que haba esperado que sucediera. Afortunadamente el tiempo haba complementado su pequea actuacin. Puedes hacer ese conjuro para cualquiera? pregunt Cameron an excitado. No para todo el mundo contest con cautela. Y no siempre funciona. Qu quieres decir? pregunt Alex. El xito de un hechizo depende de muchas cosas le contest con evasivas. Aunque era vital que MacDunn creyera que tena poderes, no quera que pensara que poda decir unas cuantas palabras y hacer caer a un ejrcito entero.

  • Mis poderes no funcionan con todo el mundo. Me importa un comino si funcionan o no con todo el mundo gru. Siempre que funcionen con una persona. Su expresin se torn grave. Cameron haz el primer turno. El resto de vosotros descansad. Sal-dremos con la primera luz. Brodick fue a buscar otro tartn a su caballo y lo extendi con deli-cadeza sobre el cuerpo inerte de Isabella. A continuacin se tumb a unos cuantos pasos de esta, desde donde podra cuidar de ella durante la noche. Ned y MacDunn se estiraron tambin sobre el suelo, colocando parte de sus tartanes sobre los hombros para abrigarse. Duermes de pie? pregunt MacDunn irritado. No respondi Gwendolyn. Entonces tmbate. An nos queda un largo camino por delante. Presuma que iban a atarla a un rbol. Pero con Cameron vigilndo-la, no conseguira ir muy lejos si intentaba escapar esa noche. Sin duda eso era lo que pensaba MacDunn. Aliviada por el hecho de verse libre de las ataduras se ech fatigada sobre el suelo. Al da siguiente lo ms tardar encontrara una oportunidad para es-capar. El pequeo campamento se qued en silencio excepto por el crepitar del fuego. En pocos segundos el murmullo de ronquidos se elev en el aire. Gwendolyn se preguntaba cmo todos haban conseguido dormirse con tanta rapidez bajo esas condiciones. El fuego se haba apagado y la tierra estaba hmeda y fra obligndola a enroscarse como un ovillo y cubrir sus desnudos brazos consigo misma. No sirvi de nada. Cada segundo que pasaba la carne se le helaba ms, hasta que finalmente todo su cuerpo tembl fuera de control. Gwendolyn! la llam MacDunn en voz baja. Ven aqu. Se sent y escudri a travs de la oscuridad. Por qu? Porque el rechinar de tus dientes no me deja dormir refunfu-. Tmbate a mi lado y compartimos el tartn. Lo mir horrorizada. Me encuentro bien, MacDunn le respondi apremiante. No es necesario que te preocupes por... Ven aqu!

  • No dijo al tiempo que agitaba la cabeza. Puede que sea tu pri-sionera pero no compartir tu lecho. Esper a que l le replicara, en su lugar murmur algo para s, se ajus- t el tartn sobre el trax desnudo para estar ms cmodo y cerr los ojos de nuevo. Satisfecha de haber ganado esta pequea pero crtica batalla, se frot con energa los brazos para entrar en calor, luego con ademn comedido se enrosc en el suelo. Sus dientes empezaron a rechinar con tanta violencia que tuvo que apretarlos con fuerza para controlarse. Por el amor de Dios! perjur MacDunn. Lo siguiente que vio fue cmo MacDunn se estiraba junto a ella y envolva a ambos con su tartn. No te atrevas a tocarme! le advirti, echndose a un lado. MacDunn la agarr de la cintura y con firmeza la atrajo hacia l, apri-sionndola contra las clidas curvas de su enorme cuerpo prcticamente desnudo. Estte quieta! le orden agotada su paciencia. No me quedar quieta, repugnante, loco y raptor de mujeres! le espet al darle una patada lo ms fuerte que pudo en la espinilla. Jesu...! profiri soltndola ligeramente. Gwendolyn intent escabullirse, pero enseguida la agarr con fuerza. Advirtiendo con desesperacin que estaba atrapada, abri la boca para gritar. La mano de l se la cerr con dureza. Escchame! le orden en cierto modo intentando mantener la voz baja. No tengo intencin de acostarme contigo, lo entiendes? Gwendolyn lo mir airada. El movimiento de su pecho al respirar era tan violento que al elevarse y descender acariciaba el vendaje que envolva su trax. Puede que me consideren un loco, pero que yo sepa todava no me he ganado la reputacin de conseguir los favores de mujeres contra su voluntad... lo entiendes? Su mirada azul sostuvo la de ella. Intent detectar en ellos el engao pero no lo consigui. Todo lo que reflejaban era enfado mezclado con el cansancio. He arriesgado ms all de mis derechos por salvarte la vida y llevarte a casa conmigo, Gwendolyn MacSween continu. No me permitir ver cmo caes mortalmente enferma por el fro de la noche. Se detuvo un momento dando tiempo a que el comentario traspasara su miedo. Luego, con precaucin, retir la palma de la mano de sus labios.

  • Te dar calor, nada ms. Tienes mi palabra. Lo mir con reserva. Me juras que no abusars de m, MacDunn? Por tu honor? Lo juro. Vacilante, se ech hacia su propio lado. MacDunn ajust parte de su tartn sobre Gwendolyn, acto seguido se acopl de nuevo contra ella. Rode su cintura con el brazo, atrayndola hacia el calor de su firme cuerpo. Durante un largo instante, Gwendolyn se qued rgida, all tum-bada, sin apenas respirar, esperando a que l rompiera su palabra. Sin embargo, l comenz a roncar. El calor pareca irradiar de l, traspasando lentamente su cuerpo he-lado y calentando incluso la suave lana del tartn. Entonces se dio cuen-ta de que se arrimaba ms a l. Una deliciosa esencia masculina flotaba a su alrededor, la esencia a caballo y cuero, a naturaleza. Poco a poco, el roce del poderoso cuerpo de MacDunn contra el suyo se hizo ms reconfortante que amenazador, especialmente a medida que sus ronquidos se hacan ms sonoros. Hasta aquel momento, prcticamente, no haba sentido el contacto fsico. Su madre muri cuando era muy pequea, y su padre, aunque adorable, nunca haba sido propenso a las demostraciones abiertas de afecto. Aquella sensacin desconocida ante el calor de MacDunn y su fuerza, envolvindola y protegindola, no guardaba relacin alguna con nada de lo que hubiera imaginado jams. Era su prisionera, la haba salvado slo porque codiciaba beneficiarse de los poderes que errneamente crea que ella posea. A pesar de todo, se senta completamente segura. Ahora me perteneces. Le haba dicho. Protejo lo que es mo. Ella no perteneca a nadie, reflexion serena, y nadie poda protegerla de i hombres como Robert, ni de la ignorancia y el miedo que despertara con toda certeza entre los miembros del clan de MacDunn una vez que la vieran aparecer. Escapara mucho antes de llegar a sus tierras. Al da siguiente se librara de aquellos guerreros y as podra recuperar la piedra, regresar a su clan y matar a Robert. Por encima de todo Robert deba morir. Le hara pagar por haber matado a su padre y destrozado su vida. Pero todo aquello pareca lejano y borroso a medida que era vencida por el sueo, protegida por aquel valiente y loco guerrero, sintiendo el ritmo constante de los latidos de su corazn batir contra su espalda.

  • Capitulo 3 Su padre se encontraba sentado ante el fuego, sonriendo con placer mientras ella le lea. John MacSween estaba orgulloso de haber enseado a leer a su hija, aunque deba mantenerlo en secreto. El aprender estaba vedado a cual-quiera de las mujeres del clan. Esta prohibicin esconda el infame deseo de depravarlas con alevosa y tenerlas bajo control. Sencillamente los MacSween no vean necesario que las mujeres leyeran, ya que eran los hombres los que redactaban y reciban mensajes importantes, tratados y acuerdos. Por qu iba una joven a desperdiciar horas preciosas descifran-do garabatos en una hoja cuando poda estar haciendo cosas ms tiles, como limpiar pescado, cardar lana o desplumar alguna ave? Pero el padre de Gwendolyn provena de un clan ms al sur y sus costumbres no era tan tradicionales como las de los MacSween. Haba enseado a leer y a escribir a su madre y ms tarde haba transmitido la misma habilidad a la hija. Gwendolyn haba aprendido clandestinamente, por la noche y al abrigo de Su pequea cabana. Su padre no haba querido dar a los MacSween una ex-cusa ms para temer y condenar al ostracismo a su querida hija. Cuando me haya ido, seguirs viendo en los libros y cuentos a tus amigos, mi dulce Gwen sola decirle. Gwendolyn levantara en ese momento la vista del libro y con el ceo fruncido le dira: Dondequiera que vayas, yo voy contigo. Entonces una triste sonrisa ensombreca la cara de su padre y desa-: pareca. Un escalofro recorri a Gwendolyn. Se acurruc an ms, luchando por mantener a su padre en la silla. Pero su imagen se haba desvanecido. Con un temblor, se ech hacia atrs en busca del reconfortante muro de calor que la haba envuelto durante toda la noche. Se haba esfumado. Sintindose perdida, abri los ojos. Su padre estaba muerto, advirti desvalida. Ya no habra ms noches de lectura para l junto al fuego, ni ms relatos de historias fantsticas que tanto le gustaba contar. MacDunn y sus hombres estaban ya despiertos, preparndose para el da de viaje. Brodick se dedicaba a preparar un sencillo desayuno: tortitas de avena y pescado asado. Entre tanto, MacDunn, Ned y Cameron atendan a los caballos. Gwendolyn se sent frotndose al mismo tiempo

  • los brazos. Vio que Isabella estaba an cmodamente escondida bajo el tartn de repuesto de Brodick sumida en un sueo profundo. Buenos das, milady! grit Cameron con entusiasmo. Un magnfico da! Verdad? Debo confesar que mi cabeza se encuentra es-tupendamente esta maana, gracias a tus espritus. Me alegro murmur ella. Tomars algunas tortas y pescado, esta maana? Ned lo acaba de pescar y seguro que est buensimo. Gwendolyn hizo un movimiento negativo con la cabeza. El dolor por la prdida de su padre le haba quitado el apetito. No tengo hambre. Comers! le orden MacDunn sin mirarla mientras ajustaba las cinchas de la montura. No tengo hambre! insisti con tozudez. Tu cuerpo necesita alimento repuso. No comiste nada ayer y apuesto que durante tu estancia en el calabozo no comiste gran cosa, si es que tomaste algo. Ests delgada y dbil le dijo mirndola de arriba abajo. No estoy dbil protest. En realidad, desde la muerte de su padre tan slo haca cuatro das, se haba quedado en nada. Una mujer bien alimentada no hubiera sentido ese fro tan intenso anoche. Sers afortunada si no ardes de fiebre para el medioda y mueres maana por la maana. Gwendolyn lo mir perpleja. Qu significaba aquella extraa preo- \ cupacin por su salud? No tengo ninguna intencin de ponerme enferma con fiebre... Tu vida me pertenece ahora le interrumpi y he decidido que comers. Estaba a punto de subrayar que su vida no le perteneca a l ni a nadie ms, cuando Brodick con cautela se le acerc con algo de comida. Intntalo, milady le invit. Aunque no tengas hambre ahora, pasarn varias horas hasta que nos detengamos de nuevo para comer. El aroma del pescado fresco asado despert el vaco de su estmago. Quiz coma un poco cedi, pero no voy a hacerlo porque me lo ordenes t, MacDunn. MacDunn alz sus enormes hombros. Mientras comas, me da igual. Tengo hambre anunci Isabella con voz soolienta, estirando al mismo tiempo los brazos por encima de la cabeza.

  • Buenos das, Bella! grit Brodick. Has dormido bien? No! le inform con frialdad. Tengo el cuerpo dolorido de estar tumbada sobre este suelo tan duro y este repugnante y condenado tartn me ha levantado la piel del picor. No he podido dormir nada. Anoche daba la impresin de que descansabas plcidamente despus de que MacDunn te mostrara su herida repuso Cameron entre bromas. Ahh! exclam Isabella. Eso fue horroroso. Cmo esperabas que te cosiera eso? MacDunn se encogi de hombros. Despus de todas esas amenazas tan espantosas que lanzaste, pens que habras disfrutado hundiendo una aguja en m. No pienses ms en ello le tranquiliz Brodick, entregndole un pao lleno de comida. Isabella arrug la nariz. Huele a quemado! Lo siento se disculp, es todo lo que hay. Al or esto, comenz a devorar la comida con glotonera. Ser mejor que hoy cabalguis a toda velocidad les aconsej con los carrillos llenos. Robert ir con seguridad tras vosotros otra vez. No descansar hasta que no sea devuelta sana y salva a mi padre. Por el momento, Robert est en cierto modo en desventaja dijo MacDunn. A menos que tu padre se decida a enviar a ms hombres, no creo que por ahora disfrutemos de su agradable compaa. Vendr maana predijo Isabella. Y cuando lo haga, te atar las piernas a dos caballos magnficos, los mandar en sentido contrario y te partirn en dos, luego arrastrarn tus restos ensangrentados y deshechos i por todas las Highlands. Cameron se ri. Por todos los diablos, realmente voy a echar de menos sus amenazas! Yo no dijo Alex entre dientes al tiempo que se suba a su caballo y aada: Es hora de marcharnos. Ned, hoy llevars a la bruja contigo. Los dos sois ligeros y eso permitir que tu montura mantenga un buen ritmo. Era una explicacin lo bastante razonable, se asegur a s mismo, ; mientras observaba cmo Gwendolyn se montaba detrs de Ned. Crey ver cierta sorpresa en ella, pero no advirti nada en el rostro del guerrero que le indicara que aquella orden era peculiar. La realidad era que Alex no ; podra soportar de nuevo sentir su suave y esbelto cuerpo presionado contra el de l. Haba permanecido despierto toda la noche, cobijndola con el calor de su cuerpo. Crey que aquello sera

  • fcil, que con toda sencillez se tumbara junto a ella y caera profundamente dormido. En cambio, pudo percibir con toda precisin cada soplo de su aliento, cada pequeo movimiento que haca a un lado u otro; as como los suspiros que emanaban de su delicado cuerpo femenino, el cual era demasiado perfecto y frgil para soportar la dureza de la vida en las Highlands. Not su tensin y por ello haba fingido dormir, sabiendo que no confiaba en que mantuviera su promesa de no aprovecharse de ella. Y mucho antes de que la luz empezara a filtrarse a travs de las agujas ligeras de los pinos sobre ellos, l se haba cuestionado su capacidad para mantener su promesa. En cierto modo, esta chiquilla plida haba conseguido despertar un calor y ; una necesidad en l que nunca pens en volver a experimentar. Sinti su carne encendida y su sexo se endureci hasta producirle dolor. Estaba sorprendido. Todava no estoy listaanunci Isabella, inquieta al ver a todos montados y listos para marcharse. No he terminado de desayunar y despus necesitar unos segundos para lavarme en el riachuelo co- i menz a mordisquear una segunda torta de avena. Brodick incit al caballo en su direccin. Para mi desconsuelo, dulce Isabella, es aqu donde debo decirte adis se inclin, agarr el tartn de sus hombros y a continuacin lo dobl colocndolo en la parte posterior de su silla. Lo mir sin poder crerselo. Me abandonis? Le di mi palabra a tu padre de que te liberara por la maana le record Alex. Aunque tu padre no cumpli con mis condiciones, yo i pretendo cumplir con mi parte del trato. Tienes comida y agua suficien-tes y deberas mantener vivo el fuego. Robert ha sido soltado, as que cuando se despierte dentro de poco, cerca de aqu, te encontrar. Puedes volver a casa con l o esperar a que tu padre mande a ms hombres para que te rescaten. Pero debo ir contigo protest. Ya que mi padre no ha cumplido tus condiciones, debes llevarme contigo. Brodick ech una mirada inquisitiva a Alex. No nos sirve para nada dijo Alex sin rodeos. Adems ya he hecho suficiente para desatar la ira de los MacSween sin necesidad de secuestrar a su hija para siempre. Se queda aqu. Gir su caballo y sali cabalgando.

  • No! exclam Isabella levantndose para interceptar el paso a Brodick. No puedes abandonarme aqu, as! No puedes! Perdname, milady se disculp Brodick. No estaba planeado as. No puedes abandonarme! Adis, dulce Bella! enton con su voz. Nunca te olvidar! Hizo una reverencia con la cabeza y emprendi la marcha, seguido de Cameron y Ned. Esto no acabar as! grit enfurecida Isabella. Me asegurar de que los guerreros de mi padre os den caza y os machaquen todos los huesos de vuestro cuerpo, viles raptores de mujeres indefensas! Luego os sacarn los ojos y los harn papilla...! Pobre joven, creo que has destrozado su corazn dijo Cameron mientras Isabella continuaba con sus espantosos desvarios. ...y triturarn vuestros rganos hasta hacerlos picadillo... Si as es cmo se pone cuando le han destrozado el corazn, no me gustara verla enfadada reflexion Ned. ... viles, infames e hipcritas bastardos! Se le pasar les asegur Brodick. As es asinti Cameron riendo, siempre les ocurre.

    El aire estaba impregnado de aroma, del olor a tierra mojada acariciada por el sol y de la fuerte fragancia de los brezos, que se abran ante ellos como autnticas bocanadas prpuras. Sin embargo, Gwendolyn estaba demasiado absorta considerando su situacin mientras galopaban a tra-vs de praderas y bosques para disfrutar del paisaje. Cada kilmetro que recorran la distanciaba an ms de Robert y de la piedra, y de la misma manera con cada kilmetro aumentaba su determinacin por escapar. Estaba segura de que MacDunn pretenda utilizarla o bien para combatir al enemigo o para engrosar sus arcas, o quiz ambas cosas. Aunque haba tenido suerte al demostrar sus poderes sobrenaturales con el hechizo de la noche anterior, no tena posibilidad de fingir la muerte de nadie, ni tampoco de hacer aparecer de repente riquezas. En el momento que fracasara, MacDunn se dara cuenta de que haba sido engaado y su clera sera impresionante. Cuando la hubiera castigado, la devolvera a Robert para evitar la guerra. Sera encarcelada y quemada en la hoguera y la traicin de Robert continuara impune. No poda permitir que esto ocurriera. Los caballos necesitan descansar anunci MacDunn de repente. Nos detendremos un rato junto al riachuelo.

  • Gwendolyn con precaucin se solt de Ned. Aunque MacDunn haba dicho que los MacSween no vendran tras ellos hoy, haba guiado a sus hombres como un posedo. Era obvio que estaba ms que ansioso por regresar a casa con su trofeo. Al deslizarse del caballo de Ned sinti los brazos entumecidos y un dolor en la espalda, y de repente cay des-plomada en la tierra. Ests enferma? pregunt MacDunn al tiempo que corra en su direccin. Se dej caer sobre la rodilla y le coloc su spera mano en la; frente. Tienes fiebre? Me encuentro bien, MacDunn. Tengo las piernas entumecidas de1 estar tanto tiempo sobre el caballo. No estoy acostumbrada a cabalgar' distancias tan largas. MacDunn desliz las manos de la frente a ambas mejillas, como si no' la creyera del todo. Cuando se convenci de que su temperatura eral aceptable, la mir con severidad. Deberas haber dicho algo si te resultaba demasiado duro continuar. No saba que pensar de aquello. Despus de todo era su prisionera, y haba asumido que s