jose po veda magic a natural ez a lobo

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    Autor: Jos Poveda

    Ttulo de la obra: MGICA NATURALEZA: Lobo

    Nmero de pginas: 90.

    Gnero: Libro de Relatos

    Ao de Publicacin digital: 2012

    Jos Poveda Prez, 2012

    Para contactar con el autor:

    Email [email protected]

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    MGICA NATURALEZA:

    L O B O ________________

    (Estampas y relatos)

    Jos Poveda

  • 4

    MGICA NATURALEZA

    L O B O ======================================

    Autor: Jos Poveda Prez

    DNI: 22075203

    M. 661300078

    Mail: [email protected]

    Clot de Mingot, 8-B,d

    03590 Altea (Alicante)

    ==============================================================

  • 5

    ANTE ESTOS RELATOS

    Reviso lo escrito. Una vez ms, cuanto aqu relato, parece obra de cuentos fantsticos

    dirigidos a los ms pequeos. No; no es as. Son situaciones vividas realmente. De hecho, no

    he querido alterar ningn personaje o situacin por lo que concreto sus propios nombres y

    lugares.

    Durante toda mi vida he sentido la necesidad de hablar con la verdad; de atender al ms

    necesitado y desde el frontispicio de mi idealismo, buscar formas y sentido a la misma vida.

    La gran interrogante del vivir.

    Si lo defino como amor en amplio sentido, este pequeo libro de relatos, es un libro de

    amor por todo cuanto forma parte de nuestra existencia, desde los ms pequeos gestos hasta

    incomprensibles actitudes y situaciones. Por todo cuanto llamamos Naturaleza y a la cual

    pertenecemos, pues Naturaleza somos desde nuestra conformacin. Pese a que nos

    consideremos superiores a los seres que nos acompaan en trnsito del vivir. Pese a que nos

    consideremos superiores a los elementos y los utilicemos indiscriminadamente, sin querer

    comprender que ellos son parte inseparable de todos nosotros. Sin ellos, sin los elementos, ni

    tan siquiera existiramos.

    S; ste es un libro de amor. No de amor desde m: es un libro de amor ofrecido por la

    Madre Naturaleza a travs de algunos de sus innmeros hijos y a los que prestndoles un poco

    de atencin, son capaces de regalar historias tan bellas como las que tanto a m como a mi

    familia nos han deparado.

    Para mis hijos

    Para Mara Dolores, mi esposa

    Jos Poveda

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  • 7

    I N D I C E

    ____________

    I.- ARRIBADA 7 XLV.- OJOS ROJOS 76

    II.- LOBO 8 XLVI.- BAO DE SUSTO 77

    III.- DE CAZA 10 XLVII.- ROEDORES 78

    IV.- GATO MIAU Y LOBO 12 LVIII.- PASTOR DE AITANA 81

    V.- AL AMOR DEL FUEGO 13 LIX.- AMIGO MERO 83

    VI.- VECINDAD 15 L.- PRIMEROS SNTOMAS 85

    VII.- GAVIOTAS 16 LI.- DESPEDIDA DELOBO 86

    VIII.- DE GAVIOTAS 18 LII.- HASTA LUEGO 87

    IX.- REFLEJOS DEL MAR 19 LIII.- EN EL RECUERDO 88

    X.- FUENTES DEL ALGAR 22 LIV INSOMNIO 89

    XI.- LOBO Y LA VISITA 24 LV.- GRACIAS 90

    XII.- EL VETERINARIO 26

    XIII.- RAMILLETES 27

    XIV.- LECCIONES 28

    XV.- LA LUZ Y LA BARONA 30

    XVI.- BRUMAS 31

    XVII.- ESTRELLAS 32

    XVIII.- CONEJOS BLANCOS 34

    XIX.- LA TORMENTA 36

    XX.- EL DOLOR DEL RAYO 37

    XXI.- SENTIMIENTOS Y PLANTAS38

    XXII.- PROHIBIDO EL PASO 40

    XXIII.- DESPEDIDA DE MIAU 41

    XXIV.- EN BENIMANTELL 42

    XXV.- NIEVE 44

    XXVI.- EL METEORITO 45

    XXVII.- GATOS MONTESES 46

    XXVIII.- MARIPOSAS 48

    XXIX.- SENSACIONES 49

    XXX.- TERTULIAS ARBREAS 50

    XXXI.- SILENCIO MORTAL 52

    XXXII.- TOMAR LA CIUDADELA 54

    XXXIII.- PORTET DE MORAIRA 55

    XXXIV.- JANDER 57

    XXXV.- AFINIDADES 59

    XXXVI.- TRISTE MUERTE 60

    XXXVII.- COMO UN JUEGO 62

    XXXVIII.- LLUVIA 63

    XXXIX.- LOCOS 66

    XL.- EL FUEGO 68

    XLI.- LA CHISPA 69

    XLII.- PRESENTACIN SOCIAL 71

    XLIII.- SIERPES 72

    XLIV.- FANTASMAS 74

    MGICA NATURALEZA: LOBO: LOBO relatos de Jos Poveda

  • 8

    I

    LLEGADA A POLOP

    El da 8 de Marzo de 1.986, con mi esposa y cuatro de nuestros hijos, el mayor de ocho

    para nueve aos, el pequeo cumpliendo ese mismo da cuatro, llegbamos a Polop de la

    Marina desde Elda para ubicarnos en la Marina Baixa..

    Una casita en las afueras de la poblacin entre pinos y naranjos fue nuestro hogar.

    Rpidamente, los cros se hicieron conocer tanto por vecinos, como por los nios del colegio

    San Roque en el que continuaron sus estudios. Comenzaron a descubrir una faceta que en las

    ciudades tenan negada: la naturaleza desde su ncleo. Con sus encantos y sus inconvenientes.

    La vida del pequeo pueblo con peculiaridades que son desconocidas en las ciudades. Unas

    circunstancias que, alguna vez, me promet hacer lo posible para que los nios tuvieran una

    nocin amplia de cuanto es ofertado para todos y lamentablemente se va perdiendo su

    conocimiento. Hasta el criterio de que los pollos estn fabricados por mquinas igual a los

    zapatos salidos desde las cadenas industriales.

    Una nueva vida se abri para todos nosotros. Experiencias que, pensaba, quedaran

    grabadas en conocimientos directos, realidades desde su visceralidad y a la par, su mayor

    sensibilidad. El dicho pueblo pequeo infierno grande deba reconvertirlo para conseguir

    nobleza obliga. Y para ello deba ser ejemplo de voluntad y respeto. El ciudadano

    mediterrneo tiene por s mismo cuantas cualidades se le quieran adjudicar. Desde una

    inmediata entrega y comprensin, hasta la visceral desconfianza que la historia fue sembrando

    a lo largo de cada poca con tremendos embates. Pero sentimientos a flor, abiertos desde la

    mayor sencillez, mano extendida para quien de ella necesite, nada se puede negar en grado de

    espacios ms o menos cortos. Siempre resplandece lo autntico. Y tanto Mara Dolores como

    Alfonso, Rubn, Estefana y yo mismo, nos mostrbamos con la sencilla plenitud de una

    humanidad trascendente. Al fin, nosotros mismos, sin menoscabo ni actitudes equvocas. El

    ejemplo que deseaba para nuestros hijos desde el lugar que defin como puente de cristal que

    une cielo y tierra debera quedar impreso en la retina ms profunda e inquisidora; en la retina

    del alma.

    Polop de la Marina se abri en todo su esplendor con las vivencias ms deliciosas y

    como sombra de la luz, tambin, dolorosas. Pero ambas, sombras y luces, siempre van juntas,

    inseparables. Dualidad de la propia vida. Quisimos dulcificar las sombras y resplandecer la

    luz, sin ceguedad, sin dao para nadie. Lo conseguido, tan slo nosotros lo atesoramos.

    Polop, sus gentes, sus parajes, sus aguas; un sueo idealizado que cumplimos. Ahora,

    con la capacidad que da el tiempo, en estos relatos queda impreso. Siempre idealizado;

    incapaz de expresar con palabras momentos que tan slo se pueden relatar desde el silencio de

    los sentimientos. Guardados quedaron. Testigo: el tiempo. Polop de la Marina nos abra sus

    puertas y sus corazones.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 9

    II

    LOBO

    Nunca he sentido aversin hacia cuantos congneres me he tropezado en el caminar por

    mi vida. Tanto en referencia hacia los hombres como hacia los seres que acompaan el vivir

    en la Tierra. Con el tiempo, he sentido una afinidad especial con los llamados animales

    irracionales y que en infinidad de casos, he sentido que poseen una mayor racionalidad e

    inteligencia que los mismos hombres. Esta sensibilidad hacia la Natura, me ha servido muchas

    veces para cambiar circunstancias que hubieran podido ser verdaderamente dramticas. Otras,

    para gozar de sensaciones definidas y que elevan al rango de celestiales a los animales, los

    fenmenos naturales, la foresta y cuanto conforma el conjunto armnico de sta extraamente

    maravillosa y mgica vida.

    Fue al siguiente da, domingo, cuando el pequeo se hizo amigo de Jaume el pastor, que

    apacentaba su pequeo rebao de cabras en la rambla del barranco de Gulapdar Cuando se

    retir a casa con el entusiasmo de haber ayudado a su amigo el pastor con las vacas, son el primer aviso:

    -Me ha dicho mi amigo que llevemos cuidado porque hay un lobo por aqu.

    Sonre pensando que al igual que Ivn confunda por desconocimiento a las cabras con

    vacas, como una historia ms, para asustar a los nios, quien se convertira en un amigo de

    toda la familia, haba gastado al nio de ciudad una broma en aquel su primer da de

    encuentro con los elementos de la Naturaleza.

    Fuimos adaptndonos a la sencillez del pequeo pueblo y sus gentes. Cada da, los

    nios, nos traan nuevas sobre el lobo. Que lo haban visto los hombres en la finca de Cant;

    que haban formado un grupo con escopetas para matarlo Comenzaba a intrigarme. No dudaba que tiempo atrs, en Aitana vivieran lobos Pero ahora? Cmo?

    Montaero, habiendo recorrido los macizos tanto de Alicante como fronterizos a la provincia,

    nunca escuch de la actual existencia de lobos salvajes por nuestra geografa.

    El segundo aviso se produjo cuando los cuatro nios, excitados, nerviosos y asustados

    vinieron atropellndose con las palabras al querer explicar todos a la vez que el lobo estaba bebiendo agua en la gran balsa que serva para regar la finca (Polop siempre ha tenido tanta

    agua subterrnea, que bastaba un pozo artesiano para obtenerla; ejemplo sus famosas fuentes

    de la Provincia con 220 chorros manando) El animal se asust y huy. No pude verlo. Segu

    pensando se trataba de algn perro abandonado.

    Y son el tercer aviso:

    -Papi, el lobo est en el primer bancal de los limoneros..

    Acudimos todos y en la tercera o cuarta tabla del bancal, all estaba. Gris lobuno de

    hirsuto pelo; fuerte, de unos dos aos, salvaje: un lobo ibrico.

    Abr la marcha; los nios protegindose tras de m, nos acercamos hasta unos nueve o

    diez metros del animal.

    -Traedme un trozo de pan y sentmonos en el suelo.

  • 10

    El animal se soseg relajando el pelo erizado y dejando de mostrar los colmillos

    agresivos. Le arroj el pan cerca de l; olfateo y comi.

    -Bien, ahora vmonos a casa y dejmoslo. Maana estar a la misma hora y en el

    mismo sitio.

    Y as fue. Esta vez, me acerqu hasta unos dos metros del precioso animal que

    aspaventaba avisando. Le arroj el pan, que comi. El tercer da, me sent justo delante de l

    y le fui ofreciendo trozos de pan que comi de mis manos. Pude acariciarle viendo que tena

    algo en la pezua que le molestaba. Me dej cogerle la pata y sacarle una espina.

    -Ahora, nios vamos a casa. Les dije satisfecho.

    Vino detrs de nosotros con gran alborozo de los nios. Le pusimos un cacharro con

    agua y otro con comida.

    -Cmo le llamamos?

    -Es un lobo, no? Pues eso; le llamaremos Lobo!

    Y Lobo se qued a vivir en nuestra compaa; un miembro ms de la familia Aquella

    misma tarde, los nios jugaban con Lobo. Trasegando con l como si de una oveja o un

    cachorrillo se tratara. Echados sobre su fuerte cuerpo. Tironeando su recio pelo, sus enhiestas

    orejas. Lobo haba trocado su salvaje vida convirtindose en un miembro muy especial de

    nuestra familia. Termin su desamparo y desolacin. Nuestro grupo familiar, en la

    comprensin de lobuna, se transform en su manada.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 11

    III

    DE CAZA

    Adems de la gran fidelidad y cario hacia todos nosotros, muy pronto, Lobo, comenz

    a demostrar que en l exista mucho ms de la naturaleza animal e instintiva que suele definir

    a las especies que no pertenecen al gnero humano.

    Al tercer o cuarto da de convivir con todos nosotros, Alfonso, el mayor de los nios,

    tras regresar del colegio y mientras daban cuenta de sus bocadillos, todava con la excitacin

    del contraste y novsima situacin, como cualquier nio, intentaban imaginar ms de cuanto

    les suceda; que no era poco! Alfonso, como mayor y jefe del clan, capitaneaba la pequea

    compaa compuesta inicialmente por sus hermanos (despus se les uniran bastantes amigos

    y compaeros del cole). Espadas, escudos, arcos y flechas, plumas y cuanto atisbaban que

    pudiera entrar en sus fantasas, era inmediatamente convertido en objeto de capital

    importancia para sus juegos.

    Nos encontrbamos en el pequeo bancal lindero al oeste con la casa y que separa la

    gran balsa que tiempo despus convertiramos en parterres de jardn. Bajo los naranjos con los

    ureos frutos como cientos de pequeos y perfumados soles. Marcando la separacin de la

    alberca, dos enormes ctricos de pomelos.

    -Pap, hemos pensado que si nos hacemos arcos y flechas, podemos ir al Len Dormido

    a cazar.

    Alfonso me mostraba unas caas y un pequeo carcaj del juego que los Reyes Magos le

    dejaron. Lobo nos miraba.

    -Crees que Lobo nos ayudara?

    Mir a los nios y a Lobo. No quise desilusionarles.

    -Por qu no? Fijaros cmo atiende cuanto estamos hablando.

    Seguidamente, entramos en casa para, delante de la chimenea ante los troncos

    llameantes, iniciar un hbito que se prolongara mientras vivimos en la casita: contarnos

    cuantas situaciones sucedan cada da. A la par, recordar historias vividas que como padre, era

    quien sustentaba la direccin.

    Amaneca. Una extraa y fuerte sensacin me despert. Alfonso, Rubn, Estefana e

    Ivn dorman placidamente. Mara Dolores, as mismo, a mi lado, envuelta en el calor del

    sueo, estaba entregada en los brazos de Morfeo. Ninguna sensacin me alertaba contra

    peligro alguno. Todo rezumaba calma y sosiego. Esa feliz sensacin que envuelve y traduce

    armona y felicidad; amor y comprensin. Me sent satisfecho de los pasos dados para llegar

    hasta all. Una fuerza invisible me empujaba desde dentro de m mismo. Me acerqu de nuevo

    a las habitaciones de los nios y observ su placidez. Igualmente a mi esposa. Nada

    inquietaba la tranquilidad familiar.

    Abr el portn de madera tan antiguo como la misma casa y sal al porche con los

    tpicos arcos del riu rau. Lobo me esperaba en la puerta. Nervioso, feliz, inquieto como

    cachorrillo juguetn. Comenz a saltar y correr hacia el bancal donde la tarde anterior

  • 12

    habamos finalizado la jornada. Humildemente, se agach sealando con movimientos de su

    cabeza y apuntando con el hocico un trofeo que haba conseguido: una liebre! Imposible

    describir la sensacin que me inund. Imposible as mismo trasladar con palabras la alegra de

    Lobo. Increble en verdad! No pude volver a la cama. Me qued acariciando al animal y muy

    despacio, sin reconvenirle, le repet suavemente varias veces:

    -Lobo, mientras tengamos para comer, nunca te faltar nada. No es necesario matar.

    Como queran hacer contigo porque simplemente no podan entender que no representabas

    peligro alguno para nadie.

    Lobo pareci comprenderme porque nunca ms, al menos que supiramos. Jams

    volvi a traer ningn trofeo. Su instinto de cazador y su fuerza increble, siempre la control

    utilizndola en ardides de proteccin y vigilia para con todos nosotros.

    Cuando se levantaron los nios, todava en pijama, les hice salir para ver la respuesta

    que Lobo haba tenido a la propuesta de caza con arcos y flechas. Todava hoy veo la

    expresin de sorpresa y admiracin que reflejaban sus caras. El orgullo de Lobo como

    respuesta a los elogios de los nios que automticamente lo convirtieron en hroe, fue tal,

    que pareci pavonearse alegremente. Al relatarlo en el colegio, muchos nios, llegaron hasta

    nuestra casa para conocer a quien tan slo das antes, sembraba el miedo y que sus padres

    queran eliminar.

    -Bueno, ya tienes a tu Lobo! Exclam Mara Dolores

    -Nuestro Lobo! Respond.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 13

    IV

    GATO MIAU Y LOBO

    No puedo olvidar a un integrante ms de nuestra familia y que nos acompa desde el

    Valle del Medio Vinalop hasta Polop. Si no fue capital su compaa, si introdujo algunas

    connotaciones que tuvieron que ver con todos, incluido a Lobo. Este miembro se llamaba

    Miau Cmo no?; Se trataba de un gato. Un gato de pelo rubio, asilvestrado, que mi madre

    pudo recoger del abandono al que se encontraba sumido en el campo, cerca de su chalet en

    San Juan pueblo y al que los nios mimaban desde que lo criaron alimentndole con

    biberones.

    Desde la ancestral animadversin que sufren cnidos y felinos, es de suponer que

    Lobo y Miau sufrieran un choque de competencias al encontrarse entre nosotros. Tanto por

    instintos como por recogimiento y cercana nuestra. Se sentan celosos. Consegu

    pacientemente el acercamiento de ambos, llegando a lograr que en un mismo recipiente

    comieran uno al lado del otro. Verdaderamente inusual y cmico. Coman a la par sin dejar de

    observarse mutuamente en un estado de alerta que bastaba cualquier gruido o movimiento

    extrao para intentar agredirse. Miau huyendo; Lobo erizndose y sacando sus poderosos

    colmillos al aire. Cuando no me encontraba entre ellos, imposible comer juntos.

    Una de las primeras veces tuvo un final curioso: Miau sali corriendo perseguido por

    Lobo hasta la pinada (cien-ciento veinte metros) desde el lugar comn en donde les pona la

    comida... Escal hasta la misma cpula de un gran pino a ms de veinte metros de altura. La

    fina rama en que se sujetaba apenas si poda con su peso. Lobo, como un poseso, daba vueltas

    alrededor del rbol del que no haba forma humana de separarlo Cansado, les abandon a la

    buena de Dios. Por la noche, de regreso a casa, Lobo continuaba haciendo guardia alrededor

    del pino; Miau segua en las alturas. Expectantes y preocupados tuvimos que desistir de la

    espera; nada ms podamos hacer. Todava no me haba procurado cadena alguna para atar a

    Lobo, costumbre sta que mantuve durante toda su vida exceptuando contados momentos.

    Varias veces llegu hasta el lugar donde se desarrollaba tan peculiar representacin. No

    tuve forma de convencer ni obligar a Lobo para que desistiera del asedio. Por la maana

    Lobo abandon, motivado por la salida de los nios hacia el colegio que, como cada da,

    acompaaba hasta los lindes de la finca. Despus, se olvid y desisti del gato. Supongo que

    consider haber ganado la partida. Miau todava tard varias horas en decidirse a bajar

    .Despus, continuaron ambos sus vidas como si nada hubiera ocurrido.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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    V

    AL AMOR DEL FUEGO

    La situacin de nuestra casa, en las faldas del Len Dormido y cerrando hacia el oeste

    Puig Campana y hacia el norte Aitana, se abre sobre el medioda con fondo de la Sierra

    Bernia y el mar de la baha de Altea, produce unos rpidos y tempranos ocasos de fuertes

    anaranjados, rosas y violetas de fuego sobre la oscura sombra de las montaas.

    Estos rpidos atardeceres, nos permitan la temprana recogida a casa. Reunidos

    alrededor de la chimenea nos extendamos hasta la hora de acostarnos en concilio diario. La

    televisin estaba de ms. Tan slo hacamos uso de ella en momentos exclusivos de

    reportajes, el Equipo A o McGuiver con los cuales, los nios buscaban ocurrentes soluciones

    para sus juegos, conforme los personajes utilizaban heroicamente. Yo les conminaba con las

    ms sencillas de nuestras compartidas vivencias. Lobo, desde el porche, tumbado ante la

    puerta, pareca compartir nuestras charlas. Tambin nos favoreca el que la energa elctrica

    tena en aquellos aos un gran problema en toda la zona. Raro era que por una lluvia, un poco

    de viento o sin ms, continuamente sufriramos cortes de luz.

    Durante los apagones elctricos nos alumbraba el fuego de la chimenea y para los

    dems servicios, nos valamos de velas o linternas. Aquella penumbra, el chisporrotear del

    fuego con mil lenguas jugando a convertirse en cenizas, el olor de humo y campo convertan

    nuestras reuniones en especiales y gozosos momentos de placer. Mara Dolores procuraba

    aumentar la alegra preparando sorprendentemente unas meriendas que se escapaban de la

    norma diaria. Tortitas fritas con azcar; chocolate en taza; churros caseros, pastel de galletas;

    creps de naranja o mandarina; y cuanto le vena a la imaginacin. Nos devolva a un estar

    perdido en el recuerdo y que la vida de las prisas en la ciudad, haba diluido a la rutina de los

    envasados artificiales.

    Das mgicos inmersos en la MGICA NATURALEZA: LOBO; envueltos en un amor

    inmenso en el que todo tena un nuevo sabor. Polop y sus fuentes; el sencillo colegio; los

    nsperos y almendros; rosales y jazmines; el granado y las alfombras de violetas; el canto de

    los mirlos y los colorines; de los verderoles y cagarneras; las carreras de liebres y gazapos

    escondindose de los peligrosos hombres y sus escopetas. Un mar de verdes perennes sobre

    los rboles. De riegos a manta cada mes; de cosechar nsperos, mandarinas, limones,

    almendras, pomelos. De surtirnos del rbol de caquis que una tormenta tumb; del nogal, de

    los deliciosos albaricoques y ciruelas que como estrictos vigilantes, tenamos que guardar

    porque en la oscuridad de la noche o en las salidas de casa, algn

    avispado y desconocido visitante nos vaciaba de frutos; la higuera; el parral con sus

    pmpanos frescos y refrescantes. Y aquel chorro que desde el pozo suba obediente hasta la

    gran balsa y que su dulzor amargo nos saciaba la sed y refrescaba en los veranos:

    puntualmente. Se vaciaba cada mes para regar y dar vida a la finca. Tierra mojada con su

    peculiar olor de serenidad y vida. Polop y los nios. Polop y Lobo corriendo tras el gato Miau.

    Una etapa de la vida que Dios nos regal y que todos nosotros siempre hemos guardado muy

    dentro de nuestros corazones.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 17

    VI

    VECINDAD

    Para quienes desconocen la provincia de Alicante, no deja de representar una

    continuada sorpresa el encontrar, desde la aridez desrtica de gran parte de su extensin,-

    Elda-Petrer, desde donde salimos, se encuentran ancladas en la yerma tierra que un da asol

    una filtracin de salinas aguas y que regaban lo que fue frtil vega- a las cadenas de montaas

    con esplendidos valles tapizados por bosques de coniferas y pinos mediterrneos; fuentes y

    manantiales surgentes desde veneros insospechados; huertas fecundas, enjundia de cosechas;

    ros que se fueron agostando hasta convertirse en secas ramblas y todo el contorno, dibujado

    por una costa de azules aguas abiertas al mundo. En la frontera interior, camino de llanos

    mecidos por oleaje de cereales.

    Polop de la Marina es centro de la Comarca. Desplazarse a Benidorm, La Vila Joyosa,

    Guadalest, Callosa den Sarria, Trbena, Confrides, Sella, Altea y cuantos municipios

    conforman la Marina Baixa es labor de cortos desplazamientos. Buscar los lugares pintorescos

    y que estn escondidos en los trminos municipales, ya lleva una labor ms espaciada. Cada

    festivo, preparbamos una salida hacia un lugar diferente. Las Fuentes del Algar con sus

    saltos de agua en cantarinas cascadas; la playa de la Barreta o las calas del Mascart; el Fuerte

    de la Bernia; Faro del Albir; Fuente del Mol de Finestrat bajo la protectora y peculiar

    orografa del Puig Campana; Font de la Fabara; de Partegat; el Castellet; pantano de

    Amadorio; pantano de Guadalest en Beniard; Benixiclit; Punta del Cabal. Y tantos lugares a

    los que siempre nos encontrbamos dispuestos a embebernos de ellos. Bocadillo de tortilla

    de patatas, jugosos tomates para comer a boca llena, aceitunas , fruta y todos al coche en

    busca de se lugar especial que dice pap!.

    Bueno, todos no. Lobo no nos acompaaba. Una porque no caba en el coche. Dos

    porque nunca quiso salir de la finca salvo en muy contadas ocasiones. Desde su llegada, Lobo

    se convirti en guardin de tan gran fidelidad que pese a estar siempre suelto, nunca se

    distanci demasiado de la casa. En varias ocasiones, salv del asalto y robo a la casa de

    nuestros vecinos Toms y Pepa haciendo huir a los amigos de lo ajeno. Situadas las casas en

    la Partida les Fonts o Crehueta o Bovalar, confinadas entre la rambla del Pla de Cantal y la

    rambla de Gulapdar, sobre escalonados bancales de altos ribazos, ver a Lobo ejecutando una

    agilidad y fuerza increble en saltos de ms de metro y medio salvando los ribazos de piedra,

    era un espectculo maravilloso. Si le unimos la fiereza con que se diriga hacia los maleantes,

    era indudable; mejor desaparecer que enfrentarse a unas mandbulas de insospechada fuerza.

    Fueron nuestros vecinos quienes al poco de estar en Polop, nos invitaron a saborear los

    tpicos minchos hechos con harina de dacsa artesanalmente en los hornos de lea que todava

    junto a las casas de campo, existan para placer de comidas con sabor de autenticidad. Otrora

    de vital necesidad.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 18

    VII

    GAVIOTAS

    La luz inundaba una maana esplendida. Deca mar. Y subidos en el SEAT verde

    Galicia Super Mirafiori, salimos hacia la costa. Lobo como acostumbraba, nos despidi en el

    linde de la finca con una serenidad que sealaba un hasta luego. No hacan falta palabras.

    Salimos por Altea la Vella hacia el Mascart. Las vas del Trenet de la Marina se

    introducen en las entraas de la Sierra Bernia. Caminos de hierro en busca de un inacabable ir

    y venir desde Alicante hasta Denia. Salvaguardado por pretiles antiguos de piedra y ms

    modernos metlicos. All abajo el mar. La baha de Altea abierta a los impactados ojos que se

    inundan de belleza. Buscamos el camino que conduca hasta una derruida casa sobre la caleta

    que se cierra sobre el Morro de Toix.

    Descender hasta las transparentes aguas es labor de precauciones. El corto descenso

    hay que realizarlo con extremo cuidado. Los nios adoran estos inconvenientes salvandolos

    como autnticos montaeros. Una vez bajo, todava, la adrenalina pide un seguir arriesgando.

    Extendemos toallas y artilugios; gafas y aletas ,las sandalias cangrejeras para movernos sobre

    los cantos rodados y las rocas que conforman el firme; gorras y sombreros que pronto

    desaparecern de las cabezas para encontrarlos en lugares inverosmiles y.. A buscar

    caracolas, coger cangrejos y disfrutar de la placidez, que hoy, la mar, reverberante de azul y

    verde esmeralda nos regala

    Unos escaladores estn abriendo un paso sobre los cantiles. Fijan clavijas en

    arriesgados pasos que dejan para que otros puedan aprovechar. Abrir caminos para los ms

    inexpertos.

    Con curiosidad y cierto temor, los nios corren tras un enorme pollo de gaviota

    que no levanta el vuelo y que, extraamente, ha venido a danzar asustado a la playa.

    -Tranquilos; tranquilos todos! Intentemos serenar al remiso!

    Consegu cogerlo y a fuer de paciente actitud, el cebado pollo, por fin se avino a no

    moverse de nuestro lado. Alfonso, Rubn, Estefana e Ivn no salan de su gozo al tener aquel

    amansado animal pendiente de nosotros. Los montaeros, atentos a su travesa, nos gritaron

    su extraeza ante aquella sumisin voluntaria del gritn adolescente. Mara Dolores le daba

    migajas de pan que presurosa y desconfiada devoraba la gaviota.

    Sobre el medioda, nos quedamos solos. Buscamos una sombra y sacamos las viandas.

    El pollo nos sigui como un corderito. Fue entonces cuando escuchamos los fuertes y

    desesperados piok, piok, piok de gaviotas adultas. Desesperado, nuestro pequeo amigo,

    comenz a responder a la llamada. Una pareja adulta de gaviotas, desde las rocas, en una

    altura imposible de alcanzar, lanzaban sus chillones gritos de atencin; deban ser los padres

    Ay los jvenes y sus imprudencias! Ante la torpeza del inexperto volador para alzar vuelo,

    las gaviotas comenzaron a lanzarse en rasante sobre el excitado jovenzuelo que ansioso

    mova sus alas en intento de volar. No s si en funcin de miedo o inexperiencia, se elevaba

    no ms de medio metro cayendo a plomo sobre las piedras. Y Las gaviotas adultas proseguan

    sus vuelos rozando al inexperto Juan Salvador.

    Desde la sorpresa, conforme pasaba el tiempo y ante tan denodados esfuerzos y

    desesperacin de las aves, comenz a invadirnos un sentimiento de impotencia y tristeza.

    Calibr posibilidades . Con la joven gaviota bajo el brazo, empec a auparme por las rocas en

    escalada libre y con una sola mano. La experiencia de una cada en Bateig Elda- desde casi

  • 19

    veinte metros, me haca ser muy, pero que muy prudente. Asegurando cada paso, cada pie, y

    firme como garra, la mano. Ascend hasta una repsa a casi cuarenta metros sobre la playa,

    sobre el mar. All, seguro sobre sus patas, dej a nuestro joven e inexperto amigo. Una vez

    que descend, los padres llegaron hasta su retoo. Les estuvimos observando hasta el

    cansancio. Suponamos que estaban aleccionando al inexperto volador. Cansados, nos

    dedicamos a otros menesteres. Caa el sol cuando decidimos regresar a Polop.

    -Dnde estn las gaviotas pap?

    Pues no; las gaviotas haban desaparecido del pretil donde deposit al pollo! Sin

    darnos cuenta, debi convencerse que poda volar y con sus protectores, elevaron sus areas

    siluetas en vuelta al cobijo del nido. Igual que hicimos todos nosotros. Lobo, como siempre,

    se encontraba gozoso del reencuentro. Justo en el linde del camino de entrada a la finca de

    Polop.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 20

    VIII

    DE GAVIOTAS

    La Naturaleza con sus criaturas, esconde sorpresas que incomprensibles, deben tener

    unas lgicas respuestas. Al igual que el ADN contiene todo el histrico del individuo y sus

    ancestros, en nuestros hermanos menores, as mismo, costumbres y caminos perdidos en el

    tiempo, siguen dominando comportamientos que aparentemente, no conllevan consigo

    ninguna utilidad. Cada ao y en poca concreta, miles de gaviotas surcan, como en una

    migracin, sobre Polop perdindose Aitana adentro entre las cimas. Cada tarde, cuando la luz

    se va apagando en oro de ocaso, las mismas ingentes bandadas, vuelven por el mismo areo

    espacio. Esta procesional travesa cada ao se produca durante una semana. Con sol o lluvia,

    viento o calma. No volaban hacia ningn vertedero, pues no existan. Tampoco en direccin a

    pantano o alberca, ro o manantial. Simplemente se perdan entre los agrestes picos de las

    montaas. Como si de una divertida y obligada romera hacia un perdido santuario se tratase.

    En imaginado itinerario, contaba a los nios que en tiempos, cuando los mares cubran las

    montaas, las gaviotas entonces vivan en riscos e islotes que hoy, transformados en

    poderosos picachos y cimas de montaas, buscan en poca de anidamiento y cra, desde el

    ancestral recuerdo impreso en sus lneas de conducta. Muchas veces habamos buscado fsiles

    en la montaa, por ello a los nios no les extraaba mi explicacin. En realidad qu

    buscaban? Hacia dnde dirigan sus vuelos?; qu les mova cada da a tan extraa travesa y

    vuelta? Nosotros, sorprendidos veamos desde el suelo sus siluetas envueltas en la libertad

    ms absoluta. Quin como ellas pudiera volar!

    Decidimos bajar a Altea. Alquilamos un piso en la primera planta del Edificio

    Altanos. Cada da subamos a Polop . Lobo se quedaba solo por las noches. Se quedaba

    tranquilo; nosotros tambin de saberlo guardin. Frente al balcn del piso, el paseo y la

    Charca de los Patos que cierra y protege de los embates marinos un espign que la furia de un

    temporal, abri por el centro desplazando a los inmensos bloques de piedra. De esta forma,

    hasta que un ao feliz ocurrencia! unieron con un puente los hasta entonces separados brazos.

    De esta forma, se convirti en un delicioso paseo sin interrupcin entre el mar y la charca . Y

    aqu, en el interrumpido espign, sobre el mes de Diciembre, cada da , una inmensa cantidad

    de gaviotas se reuna (se renen) en asamblea multitudinaria..Y en vuelo de bsqueda, las

    gaviotas se acercaban a las casas.

    Desde el balcn, les arrojbamos trozos de pan al aire. Planeando grcilmente, desde

    ansiedad o juego por ser la afortunada, cada pellizco de pan era atrapado por sus picos sin

    detenerse en el vuelo y consiguiendo que ni uno tan slo de los trozos cayera al firme suelo.

    Todos arrojando a la vez la comida, un alborozo de alas y chillidos, supona un juego de nios

    con premio. Nosotros nos contagibamos de la festiva algaraba. Hasta que un da, sin saber

    como ni por qu, desapareca la asamblea del malecn y as mismo, las gaviotas no volvan a

    pedir comida desde sus rasantes vuelos y sus acsticos griteros mientras controlaban los

    aires del Paseo de la Mar

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 21

    IX

    REFLEJOS DEL MAR

    Toda tiene una vertiente. Como el cauce de los ros. Como las laderas de las montaas

    o como los deseos incumplidos. Lobo encontr su lecho al pairo de nosotros; nosotros lo

    encontramos en Polop. Pese a que ahora, desde la distancia, quede un sabor agridulce porque

    los caminos nos fueron separando con la vida. No es asumible o mejor, nos desazona el que,

    aquello que fue, no pueda continuar en su misma estancia. Sera detener el mundo. Parar el

    Universo. Dejar de latir. Y si existe inmensidad en la aventura del vivir, sta es su magia. La

    magia de situaciones tan felices como bellas. La magia de poder guardar en el archivo

    emocional de los sentimientos, como lbum al que vamos llenando, para completar, sus

    pginas con bellas estampas de color, y ms grises, de dolor. Conjuntadas, rezuman y

    envuelven con benvola espera a da de recuerdo. Ahora es m, nuestros recuerdos. Dijo

    Fanny:

    -Papi; tu sabes muchas cosas Por qu no nos las cuentas?

    -Empezamos por ti?

    -Y nosotros qu? Respondieron al unsono los nios.

    -Bien; empezaremos por uno y seguiremos con los dems.

    Entre tmidos y orgullosos, los nios disfrutan cuando cuentas sus hechos pasados en

    lnea de ancdota. Pequeos hroes que paso a paso van escribiendo sus propias vidas. Sus

    afirmaciones individuales del ser y estar.

    CABO COPE

    Conocedor y enamorado desde siempre del mar, he disfrutado compartiendo con mis

    hijos los conocimientos que he tenido. Procurando hacerlo a nivel prctico. Desde muy

    chicos, los llevaba al mar; a las playas; a la costa. Les enseaba los faros y las islas (Tabarca,

    Islote de Benidorm, Mitjana, de la Olla) Con una burbuja sobre la espalda, gafas y aletas puestas, y el susto de los mayores, me adentraba en caletas de cierta profundidad con ellos.

    Les sealaba los peces: verdes metalizadas doncellas, azuladas vaquitas, sonrosados

    salmonetes, rayados sargos y agrupadas salpas movindose en grupos entre las algas. Aquel

    da habamos previsto llegar a Cabo Cope.

    Madrugamos. Cargamos brtulos en una furgona. Y para Murcia. Estefana apenas se

    sostena. Alfonso excitado preludiaba acontecimientos. Mari Tere haca de protectora por ser

    mayor. Dejamos guilas con su puerto resguardando a los barcos de pesca .Y nos adentramos

    en Cabo Cope. Arenas en la playa con altas rocas en el mar recordando a los castros gallegos.

    Me sumerg y en prontitud ensart una lisa de casi un kilo; tambin un pulpo grande.

    Del pulpo, se encarg Alfonso; la lisa la abraz Fanny y no quiso soltarla en todo el da; su

    pap la haba cogido para ella. Su empeo fue tan grande, que hasta la vuelta a casa, aquel

    pescado nos perfum de tal forma, que tuvimos que prometerle que se lo guardaramos para

    que al da siguiente pudiera enserselo a toda la familia. El cansancio de sol y mar pudo con

    su terquedad para que el sueo la venciera y pudiramos deshacernos del trofeo que

    contamin ropas, cuerpos y hasta la cama. Extraordinario trofeo impensable!

    Adems de la graciosa actitud de Fanny, otra imagen qued grabada en m. Mari Tere

    me segua nadando hasta donde la profundidad se perda entre azules y violetas. Me sumerg,

  • 22

    buscando entre las oquedades y cuevas, diez o doce metros y veo la curiosa cabecita de un

    congrio escondiendo la longitud de su cuerpo en la oscuridad de la cueva. Mir hacia la

    superficie donde se encontraba Mari Tere sealndole el serpentiforme pez. Las aguas eran de

    calma total. La luz penetraba en forma de rayos abarcando la figura de mi hija. Millones de

    corpsculos danzaban como jugando a su derredor. Mari Tere se sumergi intentando llegar

    hasta el lugar que le sealaba. Descenda y su cuerpo cubra la fuerte luz solar creando una

    aureola dorada como sus rubios cabellos abiertos en abanico sobre su cabeza de todava nia

    impber. La estampa qued grabada cual ninfa o nyade salida de la mitologa o de un cielo

    soado. La mar siempre refleja su belleza en la inocente pureza de un momento. Archivada

    qued.

    DESDE EL CABO HUERTAS

    Todava no haban prohibido el llegar hasta la ubicacin de las erectas torres de los

    faros. Alfonso desorbitaba de asombro sus ya grandes ojos de verdes iris ante el inmenso

    espectculo que se abre ante desde cabo de Huertas separando San Juan playa de la ensenada

    que conforma la Albufereta de doradas arenas . Ciudad de Akra Leuka; Lucntum. Abr los

    brazos abarcando el inmenso azul

    -Ves todo este mar.

    -S.

    -Pues bien; todo lo que ven tus ojos y cuanto no llegas a ver, es de tu padre.

    -Tuyo pap?

    -S. Pues bien; quiero hacerte un regalo. Todo lo que es mo, quiero drtelo a ti.

    - A m?

    -S; a ti y para siempre.

    Y al igual que lo hice con Alfonso, lo hice con Estefana, con Rubn y con Ivn. Mari

    Tere, por ser la mayor, fue la primera. Los nios cuando lo recordaban, en entraable

    camaradera se repartan los lugares La playa de Benidorm es ma; bueno pues la del Portet me la quedo yo. Y yo el Albir. Pues para m Calpe Tan slo Mari Tere no participaba en aquellos repartos. La mayor, un poco celosa me dijo:

    -T me regalaste el mar y era slo mo. Me engaaste.

    Confo que la metfora, un da llegar a comprenderla. Porque la mar, como el amor,

    cuanto ms se comparte, mayor es su inmensidad. Y su belleza penetra dulcemente

    enriqueciendo ms y ms el espritu humano.

    Todava fue ms sorprendente la reaccin de Alfonso ante su descubrimiento del mar.

    Era un beb. Jugaba sentado en la arena.Extraaba aquel oro como escapaba entre sus deditos.

    Vamos al agua! Sujetndole por los brazos, marcaba unos torpes pasos al hundirse en la arena .Miraba a sus pies y como las suaves olas nos mojaban alborozadamente entre risas y

    salpicaduras de agua y espumas, El nio comenz a levantar la vista descubriendo que el agua

    que nos mojaba, se ampliaba. Se ampliaba tanto como su visin era capaz de abarcar. Se

    asust. No estaba acostumbrado a los inmensos espacios abiertos. A las olas rompiendo.

    Aquello, muy poco se pareca a su baera en donde jugaba. Instintivamente y con brusquedad

    se solt de mis manos cayendo al agua. Un ataque de terror le invadi mientras a gatas sala

    huyendo como un gato del agua.

  • 23

    El fuego de la chimenea se est extinguiendo. Por ser maana festivo, hemos

    demorado la cama. Todava remulgando, le decimos buenas noches a Lobo que se dirige a su

    rincn. La noche estrellada abraza campos y casas. Al fondo, Polop, ocre de tiempo, se cobija

    bajo el Castillo; el huerto de cruces de Gabriel Mir. La torre de la iglesia repite once

    campanadas. Y lejanamente se escuchan ladridos que se estrellan por breas y laderas del

    Len Dormido.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 24

    X

    FUENTES DEL ALGAR

    Hoy hemos decidido ir al Ro Algar. La primavera es una ininterrumpida festividad en

    la Marina Baixa. La azulada luz que todo lo inunda revienta floraciones por doquier que

    contrastan con el perenne verdor de nsperos y agrios, de pinos y, ahora, de almendros. Todo

    envuelto en el ajetreo de la cotgida* de los dorados y dulces frutos perfumados por una

    verdadera borrachera de azahar. Lobo disfruta de la explosin de vida como si su propia

    vitalidad estuviera renovada con nueva savia. Hasta el duro pelo que le cubre se ha

    regenerado hacindolo ms suave, ms brillante, ms dctil.

    Cruzamos Callosa por la carretera de Bolulla que, zigzagueante, sube por la Xort

    hasta Trbena para ramificarse hacia los pequeos pueblos montaeses con nombres rabes y

    blancos mediterrneos. Trbena donde todava se utilizan modismos mallorquines y

    tradiciones de las Pitiusas, importadas, cuando tras la expulsin de los moriscos, se despobl

    la comarca por el atroz egosmo de los poderosos al usurpar la obra rabe de tantos siglos,

    dejando desiertas fincas y alqueras, huertas y plantaciones. Mallorca lleg hasta la montaa

    con sus repobladores. Adems de los apellidos y modismos dialcticos, con su cultura,

    trajeron dulces y embutidos Ah, deliciosa sobrasada! Soberbias longanizas pascueras!

    Regalo al paladar de dulces artesanales; miel y almendra! Hoy, un poco sofisticadas por el

    paso del tiempo, todava contienen el profundo sabor isleo.

    Primavera, concierto vital y enamorado en s mismo, extrovertiendo el sueo de la

    vida en sus ms bellos signos. Las abejas, ejrcitos de organizacin tan disciplinada como

    efectiva, laboran incansables En la Marina Baixa, conocedores ancestrales, cosechan mieles

    tan delicadas que son capaces de diferenciarlas. De romero, de azahar o en confuso paladar,

    de mil flores. En sus sabores, se distingue la armona de la montaa y el vuelo de sus

    recolectoras.

    Vamos hacia el Ro Algar, a sus fuentes, al paraje donde el tumulto de las aguas

    provoca tantas sensaciones que impregnan el espritu de serenidad y alegre comunin con la

    Natura. Aqu nace, venido Dios sabe de donde, en remanso apretado, presuroso por seguir el

    curso. Como Lobo, como los nios o nosotros mismos. Una estrecha garganta entre rocas le

    abre amplitudes. tero de libertad. El rumor atropellado, vuelve a serenarse al encontrar

    espacios abiertos donde baladres blancos y asalmonados se mezclan con jaras amarillas y

    como avergonzados, tmidos por su pequeez, tomillos y espliego, romeros y desgarbados

    juncos, cual adolescentes buscando alturas. Caas oscilantes sobre grama y agret , con sus

    diminutas florecillas amarillas aupndose como pednculos que no quieren pasar olvidados.

    Humildes lirios silvestres y extraamente, alguna orqudea autctona

    La primera poza, anuncia el desnivel que pronto habr que salvar. Aqu, hroes de

    nosotros mismos, saltamos al agua desde el puentecillo que cruza salvando las dos

    riberas. De nuevo, otra garganta entre cortadas rocas, desfiladero de Liliput, alfombrada de

    algas y lquenes dando a las trasparencias un fondo dorado, verde y carmes virginal por su

    propia algarada de vida. La piedra de roca, horadada por milenios de aguas y hombres, es un

    fondo de tanta historia que produce vrtigo. Y en salto con mpetu de gigante, la catarata de

    inmemorial canto abre caminos de vegas y huertas. Dulce agua que bebemos directamente

    mientras sensualmente nos gozamos en cada chapuzn, en cada brazada, en cada salto.

  • 25

    Hemos comido con la concordia de siempre. Hemos hecho planes para los siguientes

    festivos. Se realizarn o como otras veces, cambiaremos por algo que nos parezca ms

    atractivo, ms novedoso e ilusionante. Como ahora, en afinidad de conjunto. S; somos una

    pequea orquesta de magnficos acordes. Ebrios de sol y montaa, cansados, volvemos hacia

    Polop donde encenderemos el fuego en la chimenea mientras el da ir quedando prendido en

    el pronto recuerdo.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 26

    XI

    LOBO Y LA VISITA

    El da luce luminoso y fro. Los nios, sumicantes, excusan la pereza remoloneando

    bajo las mantas sin ganas de levantarse al da, en ltimo minuto de cobijo al calorcillo bajo las

    mantas, en sus refugios de sueo y pereza. Lobo, alegre, espera juguetn en la puerta, bajo los

    arcos de la entrada.

    - Vamos, jvenes, que hoy me ayudaris a coger lea por la rambla! A desayunar y

    al cole! Vamos, vamos!

    La casa se convierte en hervidero de prisas. Lobo, en la terraza, se contagia

    movindose de un lado para otro. Ora ante la puerta, ora hasta el coche sabiendo cual es el

    movimiento que precede a la marcha. Mara Dolores, previsora como siempre, ya tiene

    envueltos los pequeos bocadilllos que en el recreo habrn de comer o cambiar, (ssshhh

    secreto) con sus compaeros .

    Por fin salimos todava envueltos en la aoranza del pasado domingo y mascullando

    nuevas aventuras. Miau, a prudente distancia, nos observa felonamente con la actitud distrada

    y negligente que no engaa, pues siempre est presto a colarse en la cocina o enfadar a Lobo.

    Miau ha aprendido que mejor que en los pinos, tras las persecuciones de Lobo, convertidas en

    un juego, lo lleva hasta el bancal de limoneros de donde es ms fcil descender. Experiencia

    por grado y por ladino.

    El tono dinmico va in crescendo hasta subir al coche. Lobo con trote juguetn, nos

    acompaa hasta la entrada de la finca, el mismo lugar donde le encontrar a mi vuelta.

    Siempre vigilante, Lobo no traspasa los lmites de la propiedad. Sus vivencias anteriores a

    nuestro encuentro, le quedaron tan grabadas que rehye la proximidad de los hombres. Pero

    Lobo tiene un sentido de proteccin que sobrepasa los lmites de lo racional.

    Esta tarde, tenemos una visita. Esta tarde, mientras los nios se encuentren al abrigo de

    sus obligaciones escolares, yo he de bajar a Benidorm. Esta tarde, Maria Dolores debe

    encontrarse con alguien en la Cafetera San Francisco en Polop pueblo. Las obligaciones nos

    obligan a separarnos unas horas, las justas para no atender juntos la visita que nos avis

    llegara. Y as ocurri.

    Mara Dolores sali de la finca por sendas que cruzando Les Foietes, acorta el camino

    hasta Polop. Lobo sali tras ella. Sumiso, vigilante, protector. Intent ahuyentarlo, gritndole,

    rindole, incluso tirndole piedras para asustarle. Se retir unos pasos. Y continu tras ella.

    Lobo luca un collar de cuero. La gente extraaba su presencia que un poco distante de Mara

    Dolores, segua tras ella. Enfadada, nada poda hacer para cambiar su actitud. Cedi,

    precavida, al comportamiento de Lobo.

    Lleg a la cafetera sentndose en una mesa. Lobo se acomod a sus pies. La gente

    comentaba: Mira, mira; es el llob perdut. Y no fa res* Por si acaso, nadie se acerc ms de la cuenta. Y lleg la visita esperada.

    Me cont mi esposa que en todo el tiempo que dur la entrevista, Lobo no dej de mirar

    fijamente al visitante. Unos minutos, no ms de cinco, antes de finalizar la conversacin,

    Lobo se levant y echando una mirada de suficiencia al visitante y a la gente que se

    encontraba en la cafetera y de cario para Mara Dolores, despaciosamente sali del local.

    Posteriormente, lo encontr en la finca juguetn como un corderillo. Esta fue una de las pocas

    veces que Lobo traspas por s mismo los lindes de nuestro hbitat. Mara Dolores, nunca ha

    podido olvidar aquel acto de amor y proteccin de nuestro Lobo. Imposible olvidar.

    * es el lobo perdido. Y no hace nada.

  • 27

    XII

    EL VETERINARIO

    Anunciaron la obligacin de vacunar a los animales. La explosin civilizadora que

    Flix Rodrguez de la Fuente extendi por nuestro pas con su extensa obra de conocimiento

    hacia los hermanos menores, todava no haba cristalizado en el gran nmero de licenciados

    en veterinaria que existen. La proclama de vacunacin, dio como lugar de asistencia a La

    Nuca. All me dirig con Lobo.

    El veterinario, atenda a una seora francesa con un caniche. Todo eran mieles y

    amables palabras y gestos. Tena su consulta, en una especie de patio alargado pared mediera

    o perteneciente al TEATRO. Por tanto, todos cuantos nos encontramos guardando el turno de

    atencin, nos veamos por estar juntos, as como al animal que atenda y a su dueo.

    -El siguiente!

    Y acerqu a Lobo. El veterinario, amanerado de gestos en todas sus expresiones, estaba

    feliz, pletrico, departiendo con la francesa, escuchndose a s mismo como ciertos profesores

    al impartir las clases, sin mirarnos siquiera; bastante tena con su extrovertida actitud. Sub a

    Lobo en la camilla mientras el veterinario hecho mieles se despeda en francs del caniche y

    su duea. Se volvi de golpe para atendernos encontrando la cabeza de Lobo a su misma

    altura.

    -Coo! -exclam dando un salto hacia atrs- Qu me trae Vd. aqu?

    -Yo?,- dije inocentemente- Pues ya lo ve: a mi perro.

    -Perro, perro? Esto no es un perro! Haga el favor; sujtelo bien, no tengamos un

    disgusto.

    Y Lobo fue manso como un corderillo, sin aspaviento de ningn tipo. Hasta me atrevo a

    decir que not un brillo de irona en sus ojos hacia el asustado veterinario.

    Tantas actitudes de notable inteligencia descubr durante la vida de Lobo, que creo que

    el sentido de humanidad altruismo, bondad, comprensin- desbordaba de Lobo tanta como carencia de la misma tienen miles de personas, personajes y personajillos.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 28

    XIII

    RAMILLETES

    Cada da, a la vuelta del cole, los nios tenan por norma el traer un ramillete de

    florecillas para mam. Costumbre que perdur durante mucho tiempo. En su momento,

    amarillas de trbol, ora blancas o rosadas de almendro en pequea rama que no daar al

    rbol, campanulas blancas o azules y en poca de esplendor romeral, ramitas de cantueso o

    tomillo; romero o espliego; manzanilla dulceamarga como pequeos soles en bsqueda de

    abiertos cielos; y alguna que otra humilde violeta o dulzn jacinto.

    Cada da, como ritual de enamoramiento y gratitud, los nios y Mara Dolores esperaban

    la exclamacin de alegre sinceridad .Una sorprendida. Otros expectantes en plenitud de feliz

    espera. Momentos de inmensa satisfaccin para unos y otra. Yo, con Lobo a mi lado,

    espectadores de amables sentimientos, seguimos alentando actitudes que son sementera para

    futuras cosechas. Porque si en el tiempo, de vez en vez se desata alguna tormenta, el hondo

    conocimiento enraizado en el corazn, siempre, siempre resurgir, como los bellos botones

    del leoso almendro cada ao desde el fro y crudo invierno. Por muy negras que sean las

    nubes. Por muy estruendosa que sea la tromba. Arriba, ms arriba de la oscuridad, el sol luce

    con su entrega vital en espera que los truenos y granizo, que las aguas torrenciales, se

    amansen como alma purificada. Y nuevamente todo retorna al principio cclico de la armona.

    Ningn da faltaba un ramillete de flores en casa.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 29

    XIV

    LECCIONES

    Aquella tarde, una vez ms, sumidos en la oscuridad por corte del fluido elctrico,

    alumbrados por la luz que despiden las lenguas crepitantes del fuego, abrimos conversacin

    desde los acontecimientos del da ocurridos en el cole y con los amigos que acompaaban a

    los nios entre juegos y risas.

    Llegaron en tropel hasta la finca doce o trece nios. Siempre existe alguno ms osado y

    rebelde. Alguno ms cauto y desconfiado. Otros ms dciles e ingenuos. Nios en conjunto de

    capacidades y hbitos reflejos de la idiosincrasia del pueblo; de las familias, de sus propios

    ancestros. Estereotipos de actitudes que, todava, abiertos al carcter levantino, rezuman

    desconfianza hacia los forasteros. Castellanos llaman a todo aquel que venido hasta aqu, no

    pertenece a su pequeo y cerrado mundo, pese a ser alicantino, pese a poder dialogar en la

    verncula lengua valenciana. Una invisible muralla se establece con recelo de no alimentar

    mayores confianzas. Amabilidad s; atenciones todas. Pero cuidado! No se pueden traspasar

    ciertos lmites que slo a los nacidos en el pueblo, desde tiempo inmemorial, les pertenece.

    Como la tierra; como el agua; como la esencia del ser y pertenecer a una casta tan especial

    que slo pueden comprender entre ellos mismos. Pese a que les comprendas. Pese a que les

    aportes riqueza y conocimientos. Siempre queda un algo especial, como un tufillo que limita

    para crear una cierta distancia. Recuerdo de necesidades no compartidas? De invisibles

    escalofros y miedos? De robos y atrocidades? Tanta historia han vivido estos lugares que se

    debi ir fijando como ambulacros en el sentimiento de los nativos para conformar sus

    caracteres! Siempre existen salvedades. Como en todo. Entre los nios, no.Los nios se

    renen a una voz y, en el conjunto de sus voces, un fin les impulsa uniendo sus juegos y

    esperanzas; sorprendindose de aquello que algn compaero les pueda dar a conocer. Lobo

    lo saba. Yo a su lado feliz por ver a mis hijos participando de la barahnda general.

    Corran entre los pinos; bajo el parral; por los bancales de limoneros y mandarinos. Los

    nsperos, anaranjados y maduros, reventaban en racimos sobre las finas ramas de los

    nispereros. Es un rbol menudo, delicado. Al menos, los que cerca de la casa en nmero de

    quince o veinte, abran camino en un parterre estrecho, que frente a la primera construccin,

    ocupa y da sombra, una hilera ancianos de cipreses; frente a la vivienda, rosales, jazmines y

    lilas. Un antiguo galn de noche endulza desde el atardecer el aire. Un delicado rosal de

    pitimin cierra el paso hacia la balsa de riego. Yo cuidaba que el pequeo ejrcito de rebeldes,

    no causara ningn estropicio. Me fij en un rubito que con bastante ms kilos de los que le

    correspondan por edad y desarrollo, se subi a un frgil nisperero forzando las ramas que se

    quejaban en pronto destino de quebrarse.

    -Oye, t; baja del rbol! - Le reconvine-

    El nio, riendo, me hizo burla mientras arrancaba a puados los frutos y los tiraba

    como proyectiles a sus compaeros.

    -Vale, vale!- Exclam-

    Pero cuando un cro se empecina, no hay forma de cambiar su comportamiento. Lobo

    entonces actu. A carrera tendida, se lanz hacia el chaval. Las risas se convirtieron en susto.

    No dio tiempo a nada ms. Salt hasta el arborcola y con la cabeza propin un fuerte golpe

    en las nalgas del nio que asustado, qued inmvil y demudado en el rbol hasta que llegu

    hasta l. Lobo, sencillamente, miraba desde el

    suelo, escuchando la reconvencin que haca a Yucu. Satisfecho, Lobo, volvi grupas hacia la

    casa, cual maestro acabada su demostrativa leccin de tica.

  • 30

    Los dems nios, incluidos los mos, comenzaron a alabar la accin de Lobo. Yucu,

    nunca ms se subi a rbol alguno, en nuestra finca, que yo supiese, como tampoco demostr

    irrespetuosidad hacia objetos o hacia nosotros. Se hizo gran amigo de Lobo y durante un

    continuado tiempo, cuando poda, no dejaba de visitarnos para jugar con mis hijos; para jugar

    con Lobo a quien infundi un gran cario. Lobo demostraba predileccin, entre los dems,

    hacia quien supo asimilar una accin de respeto de tan especial maestro .

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 31

    XV

    LA LUZ Y LA BARONA

    Xirles es una pedana perteneciente al municipio de Polop de la Marina. La barona de

    Polop a la que en tiempos, fueron dependientes varios trminos limtrofes. Guadalest, La

    Nuca, Alfaz del P antes de Polop- Finestrat y numerosas alqueras y partidas con bellos patronmicos de origen rabe. Los Beni, hijos de, sirven para concretar a que familia

    pertenecan y daban sus nombres en los pueblos ( Benimantell; hijo de Mantell. Beniard; hijo

    de Ard) Ecos de cultura y convivencia; de sangre y rasgos todava comprobables, que hablan

    de siglos en perfecto mestizaje. Nombres escritos tanto en la montaa, como en pueblos de la

    costa.

    Todava se recuerda en crnicas, que en Polop, cuando perteneca al Taifa de Denia,

    Rodrigo Daz de Vivar, el Cid Campeador, tom la villa, obligando a su alcaide a entregarle el

    tesoro que, por seguridad, el emir de Denia, hizo esconder lejos de su palacio en Polop. Tan

    slo bajo la amenaza de sacrificarle a l y a su familia, entreg por fuerza y miedo al Cid.

    Hoy da, de las ampulosas dependencias de la Barona, quedan limitadas a una

    circunscripcin lejos del orgullo de tiempos pasados. La Nucia, cuentan, sirvi como lugar de

    separacin de Polop, en donde habitaban los braceros y serviles de la Barona. Incluso Alfaz

    llamado hasta principios del siglo XX de Polop, qued apellidado del P, por el gran pino que

    en el centro de la pequea villa daba, y da, sombra y cobijo a gorriones y en las tardes

    caniculares, noches de cielos limpios y estrellados, fruncan ceos y rean chanzas los

    hombres en amables tertulias.

    Polop perdi su directa salida al mar al quedarse sin el Albir por oriente y la Cala de

    Finestrat por poniente que arropan a Benidorm en su centro. Si un signo define la comarca de

    la Marina y aqu, de la Marina Baixa, es la luz. Una luz esplendorosa que reverbera por

    doquier. Desde el ms leve chinarro, hasta la agreste roca. Desde el terciopelo que cubre

    laderas y montaas hasta el verdor de rboles. Es un ascenso que supera cualquier sensacin

    de belleza. Y la luz te impregna como hacindote parte de s misma. Reverbera azul y en la

    tarde, sobre las aguas del mar, perdindose en profundidades y espumas, cual delicadeza de

    pintura al pastel, extiende un alarde de tan profunda serenidad que nada puede asemejarle.

    Tierra de artistas; de pintores y msicos que hicieron casa en Altea. Otero de guilas

    desde Guadalest. En este bello rincn de Xirles, envueltos por naranjos y almendros,

    reparamos en el Mol que un da fue fbrica de luz y hoy da, arrullado por el cantar de las

    aguas del riachuelo y las fuentes que de l nacen, amparados bajo el tiemblo de la

    majestuosa alameda, hablamos con Rafael y de sus proyectos mientras tomamos caf. Si

    Polop es espectacular, Xirles con su antiguo puente que le da entrada al casero, se convierte

    en reducto de mgica serenidad.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 32

    XVI

    BRUMAS

    El cielo cubre de gris. Un velo oscurece montaas y tinta de triste nostalgia colores y

    vida. El humo que sale por la chimenea, lnguido, perezoso, se enreda por las ramas de los

    naranjos y entabla una batalla con el vapor que asciende desde la tierra hmeda por la lluvia

    de la noche. El olor de leosos troncos consumindose y el de la tierra mojada provoca un

    estado de lasitud prximo a la apata. La torre de la iglesia, aparece y se esconde entre los

    velos de la niebla. Los nios reniegan de sus obligaciones escolares vctimas del estado

    nostlgico que provoca el da. Hasta Lobo, remoln, restriega su lomo, mimoso, en juego de

    caricias y acercamiento. Calor de amistad. Nostalgia de sabernos cerca. De sentirnos ms

    cerca. Queriendo penetrar hasta la mdula en donde esconde su amor. Es sentimiento

    compartido. Prebendas de amor siempre aflorando que hoy, la niebla multiplica. Nos

    sabemos. Estamos. Mara Dolores queda con Lobo mientras en esfuerzo de obligado

    cumplimiento marchamos al colegio.

    -Y si esta tarde llueve, tambin iremos al cole?

    -Yo me quiero quedar en casa!

    Si, pequeos, hay que continuar, salvo fuerza mayor, debemos ser constantes, como la

    Naturaleza misma, porque nosotros pertenecemos a ella, al contrario de lo que l se piensa

    equivocadamente, gran error; que la Naturaleza pertenece a los hombres. Responsables de

    continuar nuestro ciclo del vivir. Unidos, sabindonos en libertad y respeto. Somos agua y sol,

    lluvia y viento; vivimos por la Naturaleza y en ltimo estar, nos mezclamos en ella que nos

    arropa en continuidad de vida. Si; la Naturaleza es nuestra casa y vestidos; alimentos y fluidos

    orgnicos; la bruma que hoy nos envuelve trae consigo la comprensin del acercamiento, de

    sabernos protegidos con el esfuerzo que da a da realizamos, que la magia oculta entre

    sendas andadas y por descubrir, nos va enriqueciendo. El colegio y los profesores; los amigos

    y las aventuras; la casa y los padres que os protegen; Lobo y su compaa; Los pjaros y las

    montaas; los vecinos y sus respetables criterios, aunque no sean compartidos, Todo nos va

    definiendo y enriqueciendo. Como el tul que nos envuelve y el esfuerzo para continuar con

    alegre nimo, pese a que para ello nos cueste sacar fuerzas y nos obligue a demorar otras

    situaciones que quin sabe?; pudieran ser ms cmodas O no? Adelante chicos; la maana

    nos espera!

    He tenido que prometerles que ira a recogerles al pequeo parque de lamos que abre

    la Rambla al principio de la finca. Justo donde las Fuentes de la Salud fueron cedidas por el

    antiguo propietario al Ajuntament para el uso y disfrute del pueblo. Las Fuentes de la Salud

    en las que Sigenza tuvo un altercado con los vecinos, celosos y avricos de sus aguas. Al fin,

    la sangre ms pura que nos riega y alimenta siempre es el agua. Vnculo compartido de vida

    distinguindonos dentro del azul. El que hoy queda anulado por la cercana visin de la niebla

    y de las nubes bajas. Quien sabe si no estn celosas de nuestra situacin con olor de pino y

    resinas ardientes caldeando nuestra casa.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 33

    XVII

    ESTRELLA

    El da no quiere escampar. Nos trae una tarde de recogimiento y morria. Los juegos de

    los nios se ven obligados dentro del refugio del hogar. Hoy cada nio se siente ms cercano

    en sus casas. Entre obligados deberes y esperas de libres espacios y aventuras. Mientras llega

    el maana de sol y azul, olvidando intemperancias climticas, cabe imaginar proyectos

    nuevos; aunque nunca se cumplan. Frente al fuego, arracimados al suave calorcillo,

    retomamos vivencias todava frescas en la memoria y en la sonrisa.

    El Nano, Ivn, revoluciona a sus hermanos mientras devoran las meriendas. Lobo asiste

    a la ordala de disensiones sabiendo que pronto habr mutuo acuerdo.

    -Los pollos de Petrel!

    -No; la Coqui!

    -Y por qu no los espritus?

    -Anda, anda. Luego no puedo dormir. Me da miedo!

    -Vale, vale. Os cuento de mi perrita Estrella? O de Jander?

    -Bueno; lo que t digas. Pero a mi me gusta lo de los pollos.

    As, todos conformes. Casi. Una vez se incorporan al relato, los nios, pequeos y

    crdulos por la misma inocencia, saben que no existe intento de engao. Son como Lobo en

    pureza de sentimientos; si les mientes, tan slo a ti te engaas porque siempre existe un

    momento en que las mentiras como la hipocresa quedan al descubierto.

    Estrella, mi pequea perrita de lanas, por ser yo el ms chico de la familia, tena

    predileccin por m. Color tabaco, hociquillo respingn, con una estrella blanca en la frente

    protegida por vedijas que le caan por toda su cabeza ocultando sus aviesos ojillos. Tanto era

    su cario, que tan slo a m me dejaba estar junto a ella cuando en su refugio dulzn de sangre

    y parto, uno tras otro alumbraba a sus cachorrillos. Tan slo a m me dejaba manosear

    aquellas masitas de juguete con sus cerrados ojos y que torpemente buscaban el calor de la

    madre y los ofertores pezones de sus tetillas fuente de sus diminutas vidas.

    Un da tuve que marchar de Elda, de la casa de planta baja que comparta con mis

    abuelos, siempre papa y mama, bastante ms entraable que abuelos. La vida me llamaba para

    cumplir los caminos indicados y que tan slo yo debera andar. Y sal de la casa de planta

    baja, con aqul patio que cada primavera mi abuelo sembraba con don Pedros y enredaderas

    que envolvan caizos y alambres para tamizar los cegadores rayos del sol. Aquella casa

    qued con mis ms queridos seres en la tristeza de la separacin; con la incgnita de cual sera

    mi actitud ante y en la vida.

    Tard tres meses en volver. Benidorm y la Marina ya haban anidado en m. Suba por la

    calle Quijote en donde vivan mis abuelos, a mi casa de la que sal para andar mi camino.

    Unos gruidos comenzaron a lanzar avisos en forma de cariosos y excitados ladridos

    Estrella me estaba presintiendo tres manzanas antes de llegar! Y la vi!

    Rompindose de alegra! Estrella trajinaba por el tejado; no menos de cinco metros de

    altura hasta el suelo. Le grit que esperase. No se contuvo; Estrella salt desde el tejado hasta

  • 34

    la calle. Renqueando, se abalanz a mis brazos, bolita de bucles, suaves sedas deshechas en

    zalameras. No me avergenza decir que llor emocionado. Los das que pas de permiso en

    casa, Estrella no se distanci de mi compaa.

    MAGICA NATURALEZA

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  • 35

    XVIII

    CONEJOS BLANCOS

    Fue una inesperada sorpresa. Una tarde, apareci en la finca el padre de una conocida

    de Polop. Vino desde la frontera que demarca Alicante con Murcia. La Vega Baja, seoro del

    Segura que se extingue por Guardamar entre dunas y pinos. El costumbrismo sigue a las

    personas all donde se encuentren. Aquel hombre, agradecido por unas atenciones que

    tuvimos con su nieto, nos trajo un enorme conejo blanco de seda y nieve, raza gigante y rojas

    esclerticas, asustados por el trauma sufrido durante el viaje encerrado en una caja, sin ver la

    luz; atadas sus frgiles patas; prisionero de su libre estar entre los dems animales domsticos

    de su hbitat casero. Lleg acompaado de otra coneja hembra, que qued en casa de su hija.

    El precioso macho era para nosotros. Maravilloso animal. Los nios saltaban de contento.

    Mara Dolores, con una interrogante en su mirada esperaba.

    -Papi; qu vamos a hacer con Blanqui? Antes de hablar, ya lo haban bautizado.

    -Habr que pensar algo.

    -Podemos educarle para que viva con nosotros. Como el Lobo.

    -Le hacemos una casita y le damos de comer todos los das.

    -Pues yo le pondr un lazo rojo!

    -Lo llevaremos al cole para que la profe lo vea.

    Y,y,yTantas cosas Seor los nios!

    -Pues no-dije- Blanqui va a tener la oportunidad de volver a la montaa.

    - Ah, no Jos! Yo le he trado el mejor de mis conejos para que se lo coma.

    -Comer, comer dice?

    -Claro y si no, no se lo doy!

    -Veamos; Vd. Nos ha regalado a Blanqui no?

    -Pues s!

    -Bien. Entonces, ahora es mo. Correcto?

    -Vale!

    -Con Blanqui, a partir de este momento puedo disponer de l como considere O no?

    Si me lo como o lo pinto a rayas ya es cuestin nuestra Su futuro est con nosotros y la

    opinin de nuestra asamblea pesa mucho.

    En ningn instante solt de mis manos al nervioso conejo que se debata intentando

    escapar de aquel girigafe que se arm en un momento. Y Blanqui se qued con nosotros. Y su

    hermana o compaera lleg al da siguiente de manos de nuestra conocida. Y jugamos a

    mover la nariz delante de sus caras, tranquilas ya, conforme yo hacia ante la tela metlica del

    jauln en que criaba mi abuela los conejos. Caras graciosas repitiendo continuamente un

  • 36

    movimiento facial arrugando los msculos y enseando ligeramente los dientes. Pensaba que

    era la forma de comunicacin de los

    conejitos. Y cuando nio, pasaba horas enteras arrugando la nariz y creyendo que me

    comprendan; creyendo que me decan tantas cosas como eran capaces de alimentar los

    sueos de nio.

    Lobo asisti a todo el proceso impertrrito. Sin asomo de curiosidad ni excitacin. Nos

    miraba a todos como desde una atalaya se observan los movimientos de incautos que creen no

    son vistos. Fue cuando despedimos al visitante, mientras soltbamos las cuerdas que

    atenazaban a Blanqui cuando Lobo se acerc a nosotros mimoso. Con gran dignidad, husme

    y oli al asustado y nveo conejo, lo observ por todo su cuerpo, lami sus orejas y

    majestuosamente, como rey en su feudo, despaciosamente se alej del grupo dejndonos un

    poco estupefactos.

    Los siguientes das fueron de continuas visitas a la pareja de conejos. Creo que de haber

    estado mucho tiempo entre nosotros, los pobres conejos, habran muerto de tanto mimo y

    carantoas. En los momentos de distraccin, escuchaba sonoros besos salidos de los nios en

    sus juegos con los roedores.

    Una maana al amanecer, marchamos a una agreste zona de Aitana. Ascend a una

    especie de circo natural protegido y camuflado por rocas, convirtiendo el lugar en una

    fortaleza. All liber a los bellos animales. Inicialmente, se metieron entre mis piernas

    buscando abrigo. Pronto se separaron de m y comenzaron a mordisquear unas yerbas.

    Aumentaron la distancia y como sabedores de una situacin nueva, corrieron entre unos

    densos matorrales de aliagas. Gozosos como chiquillos en tropela de juegos, se perdieron

    entre piedras y romeros, rocas y jaras. La montaa era suya. Los ancestros genticos

    superaran el temor. Quise suponer. As se lo coment a mis hijos para que pudieran dormir

    tranquilos. Sin saberlo los nios, unos das despus, me traslad solo a los mismos parajes.

    Bien es verdad que no los vi; s redondas cagarrutas que marcaban el paso de algn conejo .

    Varios meses despus, olvidados, sin poderlos olvidar, escuch a unos hombres hablar con

    Pepito, un pastor de la sierra conocido nuestro, que por la partida del Castellet, haban visto

    unos curiosos conejillos blancos.Aixo es la gent forastera que fa tonteries* Eso ser, dije.

    * Eso es la gente forastera que hacen tonteras.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

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  • 37

    XIX

    LA TORMENTA

    La maana amaneci radiante. Nada predeca otra situacin fuera de la calma.

    Luminoso azul. Quietud total.

    -Jos; no me gusta tanta calma.

    Preludio incomprensible de rupturas con fortsimos choques.

    -Este amanecer, apuntaba

    -Cmo? Cmo puedes saber que se va a partir el da? Si nada se ajusta a otro

    sentido fuera de la quietud, de la serenidad!

    -Mira; ves ese tono oscureciente sobre los farallones del norte. As me lo ense mi

    abuelo que adems de los dolores del reuma, bien se fijaba en el cielo, en las nubes y en los

    cambios de color. Tambin hay que atender las seales de los animales. Ellos son los primeros

    que notan cuando va a cambiar el tiempo.

    Dios, que sabidura la de ests sencillas personas nacidas entre montaas y, como las

    mismas rocas, son savia de la Naturaleza! Pocas palabras emplean. Los refranes y las

    sentencias son sus constantes en la conversacin. Conocen cada matorral y el por qu est ah

    Y lo respetan! Conocen sendas y vericuetos por caadas y escondidos pasos entre valles y

    oteros. Sienten el mismo latido de la montaa como parte de su propio ser. Si sacrifican o

    matan, es para cumplir el rito biolgico de vivir. Jaume, mi amigo el pastor, contando

    historias a los nios es sabio. Con la escuela mayutica que abre el conocimiento por

    asimilacin con directos ejemplos. S que aprendi a leer en tiempos de la republica, cuando

    en Polop, se encontraba Gabriel Mir soando con Sigenza y Oleza, y Sagibarba y Luisa

    Vela que aunaban belleza literaria y melodas con voces que asombraron al mundo. Como la

    armona que en sinfnicas composiciones encontraba Oscar Espl. Con los matices y maestra

    que imprima Benjamn Palencia. Jaume, sencillo y campechano, como tantos hombres y

    mujeres de rsticas culturas, tena en su alma todo el sonido de Aitana, toda la msica de los

    vientos, la belleza del ms profundo tratado, todos los matices en la voz de la Naturaleza. Ese

    conocimiento que no existe ms que en lo profundo, en la humilde paciencia de la sencillez.

    Y ocurri! Con tanta rapidez como imprevisin! Sobre las tres de la tarde, el cielo se

    ennegreci amontonando nubes de oscuridad en batalla atropellada. Se desat el viento

    huracanado en remolinos que no marcan direccin alguna pero arrancan rboles y desgajan

    ramas.

    Puertas y ventanas cerradas! Al resguardo de los elementos! El primer trueno son

    rebotando por campos y casas, arrastrndose por laderas y huertas; haciendo vibrar ventanas y

    cristales; hasta las puertas crujan por tan violentos arrebatos. A los truenos y al viento,

    sucedi el agua en trombas impresionantes. Se abrieron los cielos en mares. La gota fra

    arras la comarca Jaume y su sabidura!

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 38

    XX

    EL DOLOR DEL RAYO

    Con la misma rapidez que se quebr la serenidad, los cielos se despejaron de nubes. Los

    bancales se transformaron en pantanosas charcas. Espejuelos por doquier reflejaban suelos

    antes polvorientos y resecos. Se acumularon entre el ramaje millones de cristalinas gotas

    engarzadas por invisibles hilos entre los lmpidos verdes ahora reverberantes con traje festivo.

    Las aves se sacudieron el sopor de una noche sin noche y cantaron a la tarde en busca de

    babosas y caracoles delatores de sus caminos tras el rastro que dejaban al paso. El campo

    reciclaba mil olores frescos de vida que penetraban hasta perdidos sentidos devolviendo un

    afn devocional.

    El pequeo parque de lamos blancos donde sola esperar a mis hijos, clam en aquella

    tormenta. Nos encontrbamos en casa al refugio de los desabridos elementos. Restall una

    chispa elctrica rasgando el aire. Casi al unsono son el trueno. Aquella explosin la sent

    dentro; tan adentro de mi alma como dolor que transgreda angustias en desesperado lamento.

    -Algo a ocurrido; una tragedia!

    Los nios as mismo se desazonaron y Lobo se lamentaba. Dios! Qu ocurre? Desde

    dnde llega esta tristeza? Acabada la lluvia, todava sorteando charcos y piedras, troncos y

    follaje, salimos Mara Dolores y yo. Una fuerza nos empujaba directamente, sin titubeos ni

    dudas, por la senda que bordea la rambla. Pasamos las depresiones de los desniveles

    convertidas en profusas cataratas espumeantes de barro y rabia hasta llegar al pequeo parque

    de los lamos.

    Justo en el lamo donde por costumbre me apoyaba sobre su tronco para escuchar el

    ritmo de la vida que ascenda por sus venas elevndose hacia el ter, un rayo lo haba

    desgajado con la facilidad que se separa un trozo de mantequilla con un cuchillo. Abierto en

    dos; herido de muerte! Todava poda sentir sus estertores. La agnica partida de un ser vivo

    por camino sin retorno.

    Desde la distancia sentimos en casa su grito de angustia y dolor. Fuimos participes de la

    unin que los sentimientos dictan y comparten. Aquel hermoso lamo fue mi confidente de

    muchos das, mi amigo. Yo me convert en su ltimo suspiro. Un adis desde el silencio.

    Voces tan slo audibles dentro del corazn.

    MGICA NATURALEZA: LOBO

  • 39

    XXI

    SENTIMIENTOS Y PLANTAS

    Todo tiene voz. No necesariamente con sonidos y palabras. Perfectamente entendible

    para abiertas sensibilidades. Audible en comprensin de necesidades y de ofrecimientos. De

    simpatas y negaciones. La voz llega, igual que se transmiten los dolores, como se contagia la

    alegra. Todo lo conforma el amor y su mgica trascendencia. Lobo se comunicaba conmigo

    tanto en proximidad como desde distancias. Cada vez que las plantas necesitaban cuidados,

    dentro de m senta sus peticiones, las siento. Cuando les hablaba, les hablo, desde el silencio

    fsico, esponjan en alegre coquetera. Llegando a florecer en pocas imposibles. Y cuando una

    planta ha pertenecido, ha sido mimada por alguien, se alguien queda en la continuidad de sus

    races, en sus nervios y venas, en la savia que cada da le hace anuncio de vida.

    Cuando decidimos venir a Polop, en el Valle de Elda, desde la magia de la Silla del Cid,

    tuvimos un regalo. Una pequea planta tipo enredadera, crasa, de montaa, se nos ofert

    como algo propio y que debamos tener con nosotros all en donde nos encontrramos.

    Aceptamos aquella mnima expresin de volumen e inmensa como la misma montaa en

    sentimientos. Hoy, transcurridos ms de veinte aos, la pequea y rara especie asciende por el

    enrejado de la entrada de nuestra casa. Y cada vez a su lado, La Silla del Cid, llega hasta m

    en aromas de recuerdos y vivencias Reportndome una comunin, cordn invisible, de sereno

    estar de lo que fue, es y ser. Eslabn de sentimientos y aconteceres cual ADN csmico que

    en la Tierra nos encadena con un mismo fin. Traslacin en sancta sanctrum de mnima-

    mxima conciencia?

    La abuelita Mara mimaba sus flores y plantas con minuciosidad de delicadas tallas;

    gemas preciosas que resplandecan bajo sus cuidados. March de la vida en bsqueda de otros

    espacios y sus preciosas joyas quedaron abandonadas. Una maceta que por supersticiosos

    deseos hacia sus hijos alentaba para mayores suertes y encomiendas, conocida por la planta

    del dinero ,qued hurfana en su asfixiante sed- Pasaron ms de seis meses hasta poder ir a

    Salinetas en donde se encontraba la sencilla casita de campo y el triste recuerdo del vergel que

    Mara en grcil esfuerzo tuvo. Desolados por el yermo espectculo, nos fijamos en el macetn

    de esperanzas que Mara depositaba en loor de sus hijos. Apenas unas secas ramas en las que

    ya haban cado las muertas hojas. Mara Dolores no pudo evitar la tristeza:

    -Por qu no lo intentamos? Quin sabe?

    Hoy, no tan slo su verdor refulge, y cada ao en diminutos ramilletes de blancas

    florecillas, estrena vidas. Tambin y desde ellas, han expandido humildemente su amor

    traspasando a otros tiestos y lugares su plenitud. En s mismo, un amor trascendente. Es la

    planta del dinero de Mara. Del deseo que perdura en su amable recuerdo y cario.

    Estefana por su parte, se manejaba una pequea lata con un brote de hierbabuena.

    Perfumada y sencilla como ella.

    -Papi, no me la dejan tener en Alicante.

    Cada semana, bajaba y suba desde Polop hasta la capital. Cada semana, con su latilla

    oxidada cual precioso tesoro del que no se quera separar.

    -Bien, hagamos que sea frtil, que se extienda y nos regale su perfume

  • 40

    La trasplantamos a lecho de tierra. Y la tierra abri su cuerpo para ampliar y extender,

    como el amor de Fanny por todos nosotros, unas races que quedaron fijas con su risa de plata

    envuelta en la ternura y cario de nuestra nia