arte � ciencia � saludJosé María Velasco

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Leer para pensar en grande

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arte � ciencia � saludJosé María Velasco

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ERUVIEL ÁVILA VILLEGAS

Gobernador Constitucional

GABRIEL JAIME O’SHEA CUEVAS

Secretario de Salud

ERNESTO JAVIER NEMER ÁLVAREZ, RAYMUNDO EDGAR

MARTÍNEZ CARBAJAL, ERASTO MARTÍNEZ ROJAS, ÉDGAR ALFONSO

HERNÁNDEZ MUÑOZ, RAÚL VARGAS HERRERA

Consejo Editorial

ALFONSO SÁNCHEZ ARTECHE

FÉLIX SUÁREZ

Comité Técnico

AGUSTÍN GASCA PLIEGO

Secretario Técnico

José María Velascoarte � ciencia � salud

Primera edición, Secretaría de Salud del Gobierno del Estado de México

DR © Gobierno del Estado de MéxicoPalacio del Poder Ejecutivo. Lerdo poniente 300, Toluca de Lerdo, colonia Centro,

c.p. 50000, Toluca de Lerdo, Estado de México.

isbn 978 607 7528 25 8

© Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal, 2012

www.edomex.gob.mx/consejo editorial

Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatalce: 217⁄01⁄12⁄12

© María Elena Altamirano Piolle, Miguel Ángel Echegaray© Pinacoteca 2000

Editado en México

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa del Gobierno del Estado de México,

a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.

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GABRIEL JAIME O’SHEA CUEVAS

Secretario de Salud

Antonio Chemor Ruiz

Coordinador de Hospitales Regionales de Alta Especialidad

Jesús Luis Rubí Salazar

Coordinador de Salud

Enrique López Leyva

Coordinador de Regulación Sanitaria

César Nomar Gómez Monge

Coordinador de Administración y Finanzas

SUBCOMITÉ EDITORIAL DE LA SECRETARÍA DE SALUD

César Nomar Gómez MongePresidente

Jorge Cruz BorromeoFiliberto Cedeño DomínguezSergio Carlos Rojas Andersen

René Lima MoralesAntonio Chemor Ruiz Jesús Luis Rubí SalazarEnrique López Leyva

Edmundo González BecerraJosé Luis Libreros Sánchez

Frinné Azuara YarzábalVocales

Ángela Rubí DelgadoSecretaria Técnica

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sanofi-aventis de México

BERTRAND BARON

Director General

FRANCISCO MENDOZA

Director de Asuntos Corporativos

aquí | El Instituto Mexiquense de Cultura conserva una de las libretas de apuntes que el artista oriundo de Temascalcingo llevaba hacia 1866. Esta doble página muestra

una cascada del Río Blanco en Tuxpango, cerca de Orizaba, Veracruz.página 5 & portada | Con su arte e investigaciones de la naturaleza, José María Velasco hizo

importantes aportaciones a la ciencia moderna mexicana. Autorretrato, ca. 1864, óleo sobre tela.página 7 & contraportada | Conocedor de diversos campos científicos, el pintor se basó en láminas en blanco y negro de Joseph Hoffmann para recrear a color las eras geológicas. Flora y fauna marina del periodo Paleozoico, Siluriano y Devónico, s/f, óleo sobre cartón.

páginas 8 & 9 | El Bosque de Chapultepec fue un lugar que Velasco visitó y reprodujo con frecuencia a lo largo de su vida. Siempre se preocupó por captar el paisaje con la fidelidad

de un botánico. Chapultepec, 1889, óleo sobre tela.página 12 | Una de las ramas científicas que el artista estudió con mayor interés en la Escuela de Medicina

fue la anatomía, que plasmó con sentido estético en acuarelas como ésta sobre los músculos y el esqueleto humano.páginas 14 & 15 | El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl desde el lago de Chalco, 1885, se conserva en el Museo Nacional de Praga gracias al legado de Frank Kaska, quien viajó a México como

farmacéutico de Maximiliano y compró el óleo sobre tela a su amigo José María Velasco.página 16 | A lo largo de sus 72 años de vida, el artista y científico gozó de fama y reconocimiento.

Fue presidente de la Sociedad de Historia Natural y obtuvo distinciones nacionales e internacionales como la Medalla de la Legión de Honor de Francia y la Cruz de la Orden de Francisco José.

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contenido��

13: PresentaciónERUVIEL ÁVILA VILLEGAS

17: ProemioBERTRAND BARON

19: IntroducciónGABRIEL O’SHEA CUEVAS

24: José María Velasco: vida y obraMARÍA ELENA ALTAMIRANO PIOLLE

60: La forma de ser científi co en el siglo xix mexicano

MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

108: Los hermanos Velasco en la historia de la medicina

MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

154: Fuentes consultadas

156: Créditos y agradecimientos

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En el ocaso del siglo XIX, México se constituyó en un semillero de grandes pensadores, cuyas ideas y acciones, impulsadas por la revolución social e industrial, fomentaron el desarrollo científi co, tecnológico y artístico del país.

El Estado de México se destacó por tener entre sus habitantes a grandes hombres y mujeres que trascendieron en diferentes ámbitos. Difundir su labor es una responsabilidad permanente por eso divulgar el trabajo de José María Velasco, uno de los creadores mexiquenses más reconocidos, es un deber pues signifi ca vincular nuestra historia con la historia de México y del mundo.

El libro José María Velasco. Arte, ciencia, salud contribuye a la difusión de la trascendental labor artística y científi ca de un hombre reconocido mundialmente por su aportación al paisajismo mexicano, quien con sus estudios y reproducciones iconográfi cas también enriqueció el campo de la medicina y otras disciplinas.

La presente obra sintetiza el contexto sociocultural que formó y envolvió a un hombre que supo, no sólo responder a las exigencias de su tiempo, sino trascender en el ámbito del arte y de la ciencia. A lo largo de sus páginas, los lectores tendrán un panorama general de los elementos que constituyeron la instrucción de José María Velasco y que le dieron una sólida formación artística y científi ca en el México decimonónico.

La comprometida tarea académica de los autores se conjuga con la voluntad del Gobierno del Estado de México para publicar esta obra que, estamos seguros, contribuirá a la difusión de la vida de un mexiquense que, a través de sus aportaciones en taxonomía y representaciones pictóricas en los campos del arte y la ciencia, se ganó un lugar privilegiado en nuestra historia.

presentación��

Eruviel Ávila Villegas

gobernador constitucional del estado de méxico

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Las artes plásticas son fi el refl ejo de la sociedad de cada época. A través de ellas el ser humano ha expresado sus necesidades y temores. En la pintura el hombre ha dejado impresa la huella de un incansable espíritu de lucha por la vida.

Desde sus inicios en San Miguel Temascalcingo, José María Velasco intuyó su vocación y a su llegada a la ciudad de México, se entregó apasionadamente al arte, tanto en la práctica como en la enseñanza. Su perseverancia y disciplina lo convirtieron en un artista completo, con facilidad natural para el dibujo y la pintura, que le ganaron un lugar privilegiado en la historia.

Su legado en el arte mexicano es una invitación a sentir en carne propia la pasión por la vida, por la ciencia, por un país tan prodigioso como lo es México. Sus paisajes revelan ese profundo enamoramiento del artista por la tierra en donde le tocó vivir y denotan ese ojo clínico de quien conoce la ciencia y transforma todo hasta convertirlo en una poesía visual.

José María Velasco. Arte, ciencia, salud, es un testimonio del merecido homenaje que le rendimos al pintor, dibujante y científi co mexiquense, fallecido hace 100 años. Reconocido por la crítica como uno de los grandes paisajistas de México, nos legó un prestigioso acervo que trascendió nuestras fronteras y refl eja un memorable episodio del arte mexicano del siglo XIX.

Su vida y obra son muestra de que el arte está íntimamente comprometido con la ciencia; que ambas disciplinas le producen un bien al hombre y buscan su calidad de vida: el arte, con la admiración y ese sentimiento de elevado éxtasis que produce un placer inexplicable; la ciencia, porque desmenuza los misterios que han llevado a cambiar la perspectiva de la humanidad.

Esta relación se denota en la medicina y sus avances que han llevado a la cura de las enfermedades; la pasión de estar en el liderazgo para el cuidado integral de la salud, pensando en las necesidades del hombre, del paciente como recita la misión de Sanofi .

Es un noble esfuerzo redescubrir a este artista, pues su legado no se agota en sus celebrados paisajes. Sus aportes sobre botánica, zoología, geología y anatomía, a través de artículos, ensayos y colaboraciones en varios libros científi cos, son dignos de mención y estudio.

Para Sanofi es un honor recordar y perpetuar el valioso legado de este creador y científi co mexiquense.

proemio��

Bertrand Barondirector general de sanofi -aventis de méxico

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La importancia del legado artístico y científi co de José María Velasco vuelve imprescindible la difusión permanente de su obra, especialmente en el marco de la conmemoración que trae consigo su primer centenario luctuoso.

José María Velasco. Arte, ciencia, salud es un libro que sintetiza, desde la perspectiva de dos autores, en tres espléndidos ensayos, la visión de un mexiquense sobresaliente que aportó a su tiempo valiosas ideas, además de su extraordinaria obra plástica.

El arte, la ciencia y la salud, temas de suma importancia para el desarrollo del hombre, se articulan en torno a la obra de un virtuoso del siglo XIX, quien hábilmente conjugó el rigor de la ciencia con la libertad de su espíritu creador, cualidades en apariencia antagónicas que en la persona de Velasco se combinaron para concebir un conjunto de obras artísticas donde se aprecia el conocimiento de un científi co.

Su producción incluyó estudios e ilustraciones en varios temas como la botánica, la zoología, la geología o la medicina, notables ejemplos de la descripción de la naturaleza cuyo reconocimiento por ellos le llevó a ser miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, dibujante en el Museo Nacional de Historia Natural, ilustrador de los Anales del Museo Nacional de México además de fundar y presidir la Sociedad Mexicana de Historia Natural.

El libro es un esfuerzo colectivo de varias instancias que lleva a un público amplio no sólo la vida y obra de Velasco, sino también a la forma de ser científi co en el siglo XIX mexicano y a la aportación que hicieron los hermanos Velasco a la medicina mexicana. El documento que el lector tiene en sus manos, a través de los trabajos de María Elena Altamirano Piolle y Miguel Ángel Echegaray, enriquece una visión poco conocida, pero no menos importante, de la fi gura de José María Velasco, donde se aprecia que su formación como artista, pero también como estudioso de las ciencias de la naturaleza, es antecedente de su peculiar modo de mirar y registrar minuciosamente el paisaje y los elementos que en él coexisten; su desarrollo como acucioso observador se explica a través de sus orígenes como sólido estudioso de la anatomía, la botánica y la medicina, entre muchas otras disciplinas.

Sin duda esta obra cumplirá con la misión de comprender mejor el contexto que vivió José María Velasco: una época de grandes retos caracterizada por la llegada de ideas que revolucionaron la manera de ver y entender el mundo.

Por lo anterior, este libro es uno más de los esfuerzos por honrar la memoria de un mexiquense notable que destacó, como quizás ningún otro lo ha hecho, en el arte, la ciencia y la salud.

introducción��

Gabriel O’Shea Cuevas

secretario de salud

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introducción

aquí |“Viejo pintor que con su perseverancia y talento ha logrado una fama tan justa como merecida, don José María Velasco es, hoy por hoy, uno de nuestros más celebrados artistas”, afi rmaba un artículo

de El Mundo Ilustrado del domingo 22 de junio de 1902.página 21 | Para el libro de su hermano el doctor Antonio Velasco, Medicina doméstica o Tratado elemental y práctico del arte de curar, 1886, José María realizó diez láminas de órganos como el cerebro y los pulmones.

páginas 22 & 23 | “Está pintando con una energía y robustez de color que admira: las rocas son positivas, sólidas, los nopales sumamente variados y tratados los primeros (términos)

con tal agilidad y ligereza que parece que un aire verdadero mueve las hojas”, escribió Eugenio Landesio sobre su destacado alumno hacia 1877. Cumbres de Maltrata, 1875, óleo sobre tela.

página 18 | Con objetos del siglo xix, en la Casa de Cultura José María Velasco de Temascalcingo se da una idea al visitante del aspecto que debió tener el estudio donde el paisajista trabajaba.

La localidad organizó un festival para conmemorar el centenario de su muerte.

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José María Velasco:vida y obra

capítulo uno��

María Elena Altamirano Piolle

A mediados del siglo XIX San Miguel Temascalcingo era un pequeño pueblo tranquilo y silencioso, con unas cuantas casitas y en la plaza principal una sencilla iglesia construida en las postrimerías del siglo XVI. Este caserío estaba rodeado por varias haciendas, donde trabajaban como peones muchos de sus habitantes.

En este apacible lugar nació José María Velasco. Existen algunos datos sobre sus antecedentes fami-liares. Se sabe que su abuelo paterno, llamado don Ramón, nació hacia 1789, mas se ignora dónde. Llegó a Temascalcingo por motivos comerciales y, fi nalmente,

se instaló allí junto con sus hermanos Juan y Agustina, mientras que sus otros tres hermanos, Luis, Gertrudis y Antonia, se establecieron en la ciudad de México, y sirvieron de puente para que algunos de los hijos de don Ramón se trasladaran, años más tarde, a la capital.

Desde 1823 hasta 1845 don Ramón desempeñó diferentes cargos públicos, como alcalde, regidor y juez de paz del territorio de Temascalcingo. Se casó con Francisca Maya, natural de San Felipe del Obraje e hija de José María Maya, primer juez de paz de la hacienda de Ixtapa. Los hijos que nacieron de este matrimonio fueron José Guadalupe, Felipe —padre de José María—, Pedro, Ignacia, Dolores y María. Varios de los miembros de la familia

aquí | La familia Velasco llegó a Temascalcingo a principios del siglo xix. Ahí se estableció don Ramón, abuelo de José María, para dedicarse al comercio, actividad que siguieron sus descendientes.

Tarjeta de presentación autógrafa de José María Velasco, 1910.página 25 | Con su quiosco en el jardín central, sus calles empedradas y su parroquia dedicada

al arcángel san Miguel, Temascalcingo, Estado de México, sigue siendo un pueblo tranquilo, como el que vio nacer a José María Velasco en 1840.

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vida y obra

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aquí | Nada se conserva de la casa de adobe encalado con techo de teja del Callejón del Tejocote donde vivió el futuro artista con sus padres y hermanos en su pueblo natal. Sin embargo, en el lugar donde estuvo

se ubica desde 1982 un centro cultural que lleva su nombre.

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josé maría velasco

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Velasco ocuparon cargos públicos en Temascalcingo, y otros se dedicaron a actividades mercantiles, como José Guadalupe, Felipe y Pedro.

Felipe Velasco contrajo matrimonio con María Antonia Gómez Obregón, hija del coronel español Francisco Gómez Obregón y de Ignacia Piña. Don Felipe y doña María Antonia procrearon cinco hijos: José María, nacido el 6 de julio de 1840 en Temascalcingo; Ildefonso, cuyo nacimiento fue dos años después en el mismo pueblo; Ignacio y Genoveva, que murieron muy pequeños, y por último Antonio, que nació en la ciudad de México.

José María y sus hermanos vivieron con sus padres en una casa de adobe encalado, con techo de tejas, en una callejuela empedrada que conducía al arroyo, el Callejón del Tejocote, dos cuadras al norte del templo de San Miguel.

En 1845 José María e Ildefonso entraron a la Escuela de Primeras Letras de Temascalcingo.

Mientras Felipe Velasco vivía trabajosamente del comercio, sus hermanos Pedro y José Guadalupe habían progresado lo sufi ciente para invitarlo a trabajar con ellos en la capital. En 1849, Felipe liquidó sus negocios en el pueblo y se mudó con su esposa y dos hijos, José María e Ildefonso a vivir a la ciudad de México, en la calle del Salto del Agua, en cuyo límite sur estaba la fuente del mismo nombre. Los dos niños Velasco ingresaron al Colegio Lancasteriano de Santa Catarina Mártir, y un año después pasaron a otra escuela de la misma compañía, ubicada en el Salto del Agua, más cerca aún de su casa.

En enero de 1850 nació Antonio Velasco, el tercero de los hermanos. Ese año se desencadenó en la ciudad

aquí | A mediados del siglo xix, Felipe Velasco, padre de José María, se mudó con la familia a la ciudad de México y se instaló en una casa de la calle Salto del Agua, donde estaba la fuente del mismo nombre aquí ilustrada en el libro de Désiré Charnay, Les anciennes villes du nouveau monde, París, 1885.

páginas 28 & 29 | Es muy probable que al llegar con casi diez años a la capital del país, al niño José María le haya impactado el paisaje que rodeaba a la ciudad, con montañas, cielos límpidos y,

en el horizonte, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Un panorama que después capturó en óleos como Valle de México desde el cerro de Santa Isabel, 1875.

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