DE LA ESCRITURA PARASITARIA

Nietzsche, Kafka, Deleuze, Dostoievski

Por: Jorge Mario Mejía (19-)

a Héctor Gallego

a Marco Antonio Mejía

No es necesario que salgas de la casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, permanece completamente solo y en silencio. El mundo se te ofrecerá para el desenmascaramiento, otra cosa no puede, extático serpenteará ante ti.

Deserté. Luego me atemoricé, volví corriendo y dije al primer guardián: “Pasé a la carrera por aquí mientras estabas vuelto”. El guardián miraba en silencio ante sí. “Claro que no hubiera debido hacerlo”, dije. El guardián seguía callado. “¿Indica tu silencio el permiso para pasar?”…

Apenas una palabra. Apenas una súplica. Apenas un movimiento del aire. Apenas una prueba de que aún vives y esperas. No, ninguna súplica, apenas un aliento, ningún aliento, apenas una disponibilidad, ninguna disponibilidad, apenas un pensamiento, ningún pensamiento apenas el impasible dormir.

Franz Kafka

PRÓLOGO

Si no hojea [libros], no piensa. Responde a un estímulo (-a un pensamiento leído) cuando piensa, -en último término sólo reacciona.

(Nietzsche, Ecce homo: “Por qué soy tan inteligente”, 8).

El escritor parásito es la contraparte cómica –la conciencia- del trágico caso representado por el docto o erudito. En lugar de entregar toda la fuerza “en el decir sí y no, en la crítica de lo ya pensado”, esto es, en lugar de verse obligado a insuflar autonomía en el automatismo, el escritor parásito vive a costa de quienes ama –Nietzsche, Kafka, Dostoievski…- En una palabra, describe.

La primera parte de la presente muestra de escritura parasitaria ofrece una descripción del arte interpretativo nietzscheano. La segunda, describe el colmo del parásito: la autointerpretación destructiva de un escrito propio.

La tercera, describe la moderna experimentación guattari-deleuziana, a la vez que permite -¿a quién pedir permiso?- experimentar con el describir mismo. Aquí no se habla sobre el parasitismo. Se parasita. No hay manos qué lavarse. El escritor parásito, en fin, recupera potencialidad de la sintaxis clásica. Ha descubierto, cree, virtudes del punto y coma.

1987-1988

De la escritura parasitaria. Nietzsche, Kafka, Deleuze, Dostoievski. Medellín. Editorial Universidad de Antioquia. 1996. Págs.2-3.