javier sanjines grotesco social en bolivia

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  • 7/25/2019 Javier SanJines Grotesco Social en Bolivia

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    JAVIER SANJINES

    LITERATURA CONTEMPORANEAY GROTESCO SOCIAL

    EN BOLIVIA

    INSTITUTO LATINOAMERICANO DINVESTIGACIONES SOCIALES - ILD

    FUNDACION BHN

    LA PAZ - BOLIVIA1992

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    Desde sus ensayos en Esttica y Carnavcompilac in de las Tendencias actuales en la literaturSanj ins ha frecuentado un tratamiento sociol gicoespecial, d e la literatura. En el presente libro, Literaty grotesco social en Bolivia,ese tratamiento explicitalcances y sistematiza el aparato terico y analticoEn este caso, su obj eto de estudio es la literatura bolivia

    Para San j ins, la literatura es un discurstanto, se define dentro de una sociedad entendida cde actos comunicativos. Ms alia de los formalismacto literario a un trabajo al interior del lenguajede aquellas sociologas que consideran a la literatmecnica o ideal de reproduccin o representacisocial, para San j ins se trata de un hecho discurligado con las posibilidades de expresin y recepcideterminada sociedad (aqu: Bolivia), en una de(aqu: a partir de 1952). Bajo esa perspectiva, eliteratura busca discernir las posibilidades (o imcomunicacin social que ofrece o permite dicha s

    1Altiplano, La Paz, 1984.

    2Ideologies &. Literature, Minneapolis, 1985.

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    crtica literaria es un necesario complem ento al acto, digamos, e sttico, pues permite discernir y difundir socialmente las c ondiciones deemisin y recepcin del discurso literario.

    Recurriendo a-una imagen arquetpica, el ptimo social,como dira Zavaleta Mercado, sera aqul donde el Estado y lasociedad civil poseen un mximo de mediaciones comunicativas, demodo que aqul opera en funcin de las necesidades de la sociedad

    civil y sta, a su vez, es capaz de expresarlas gracias, precisamente, a laexistencia de instancias m ediadoras o intermediarias. Siempre a nivelarquetpico, por ejemplo, en un ptimo dem ocrtico larepresentatividad parlamentaria cumplira esa labor mediadora entrelas necesidades de la sociedad y las posibilidades del Estado. En esedilogo social se conformaran ms amplias, ricas y diversasintersubjetividades. Ah, la literatura sera, pues, una de esas posibi-lidades de expresin y comunicacin social. Pero, cuando el ptimosocial es mnimo, o sea, cuando el Estado impone su rgimen al restode la sociedad o cuando la sociedad civil se encuentra dispersa oincomunicada, el papel intermediario de la literatura se ve altamenterestringido. En esos casos, la literatura generalmente no v a ms all desu escritura, no se desplaza en un acto socia l de dilogo y lectura y, muya menudo esa escritura se encierra en los horrores y silencios de la

    incomunicacin.A partir de abril de 1952, la sociedad bolivian a conforma un

    nuevo Estado que la articula -e l Estado del 52, precisamente. En susprimeros momentos, esta articulacin social es am plia y diversa; pero,rpidamente este Estado tiende a aislarse de la sociedad civil, y, a partirde 1964 n otablemente instituye un rgimen vertical y autoritario, elque, dicho sea en trminos comunicativos, elimina prcticamentetodo tipo de mediaciones. La prebenda y la corrupcin fortalecen elautoritarismo estatal. Adems hay que tener en cuenta a la fuerteideologa del nacionalismo revolucion ario, la que -segn las a >yunturas- permite que el Estado del 5 2 canalice su verticalismo ya sea

    en nombre de la Nacin o la Revolu cin; limitando, en todo caso, las

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    posibilidades de una ms amplia y crtica comunicestos parmetros, el Estado es ciertamente un acto a medida que impone sus criterios verticalmentereprime otras posibilidades expresivas.

    Bajo esas condiciones, siguiendo a San jin(cultural) adquiere tres facetas. Una , aqulla que opla verticalidad y el autoritarismo estatales. Otra, lencierro comunicativo fruto del rgimen vigent

    donde la sociedad civil intenta otros medios de expel testimonio oral y cinematogrfico-, los que sugsuperacin de los lmites impuestos por el Estadocontempornea y grotesco social en Bolivia analiza eterarias (culturales) dentro, sobre todo, del perod

    Operativamente, Sanjins estudia un preobras que revelan claramente estos hechos comunilugar, su anlisis de Los deshabitadosde Marcelo QuCerco de penumbras de Oscar Cerruto y Del tiempEdmundo Camargo seala cmo la creciente verticdel 52 condiciona los encierros y clausuras, asinsentidos que marcan a estas obras. No se trata, po

    directa accin, digamos represiva sobre los escritordel reconocimiento que estos hacen del mbito cpoca. Las puertas del dilogo que permitira un mey tratamiento de la realidad social y vital, digmoslse van cerrando. Entonces, en primer lugar, Saencierros en los que la literatura boliviana comiemisma. En segundo lugar, acrecentadas las clauprcticamente inexistentes las mediaciones comusociedad civil y el Estado, el anlisis de Vrtigo o el peSurez explcita los alcances de tales clausuras y sustiempo, desde dos diferentes ngulos, el autor muesta la alegora postula universos ideales e irreales

    directa o indirectamente, a sustentar la verticalid

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    caso, ah est Mateo M ontemayorde Femando Diez de Medina, cuyasublimacin alegrica subordina toda iniciativa, digamos, popular a lade un lder ideal (Mateo MONTEMAYOR), el que, ciertamente,estara directamente ligado con las funciones estatales vigentes; en elsegundo caso, aunque aparentemente crtica, la irrealidad alegricaafn a Los fundadores del albade Renato Prada, al postular una situacinideal de revolucin social en Bolivia, contribuye al creciente deseo-nocimiento de la sociedad civil objetiva y sus reales posibilidades;desconocimiento que, ciertamente colabora -indirectamente- almonlogo estatal. Los alcances de ese monlogo, sobre todo en lasdimensiones del poder y la corrupcin, son, a su vez, explicitados porel anonadamiento, el sinsentido y la crtica contenidos en Estrellasegregadade Oscar C erruto. En suma, en esta segunda parte Sanj insnos muestra las facetas literarias que, a su vez, se producen cuando laverticalidad y el monlogo estatales dominan en el mbito socialboliviano a partir, notablemente, de 1964: por una parte, los textosms o menos o bjetivos, referenciales (los de Surez y Cerruto) slo selimitan a explicitar abusos, horrores, im posibilidades sociales y, porotra parte, desplazados hacia la alegora, otros textos o tienden asustentar el verticalismo estatal (el de Diez de Medina, por ejemplo ),

    o introducen formas irreales cuando intentan explic itar una posibilidad de renovacin social, casi olvidando, se dira, que la nocin derevolucin h aba sido fuertemente integrada dentro de la ideologadominante, la del nacionalismo revolucionario , precisamente.

    Hasta aqu, muy esquemticamente, por supuesto, vemoscmo San j ins nos disea la sociedad boliviana, entendida sta comoun complejo de actos comunicativos, y ah primara pues unarrinconamiento y una alegorizacin del hacer literario. El monlogoestatal, evidentemente, limita las posibilidades dialgicas de lostextos o, va la alegora los subordina -v a la idealidad o la irrea lidad-a sus fines. En ese panorama, Sanj ins encuentra algunos movimientosdiscursivos (culturales) que, en relacin con la sociedad civil, inten

    tan, sin embargo, superar los lmites vigentes. Un primer indicador de

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    .

    esas renovaciones discursivas seran aquellas que,To y otros relatos mineros de Ren Poppe, tiendetuaciones marginales -el interior mina, en el casose habla (o in tenta hablar) de otra manera que la de nuevas intersubjetividades. Sin embargo, aunqmarginalidad, esta literatura slo se completa mejmente, cuando la oralidad del testimonio minerde Si me permiten hablar...de Domitila Barrios de C

    las posibilidades crticas del discurso social a un prPara Sanjins, en el mbito de la sociedad bolividiversidad social, la oralidad estara mucho ms cy concreto que la escritura, sobre todo cuan do senecesidades dialgicas capaces de conformar nuevasen un horizonte fuertemente determinado por lmonlogo del Estado del 52. En este caso, dichescritura que sabe or el habla de la sociedad civcontribuye a una posible superacin de los lmites vque, excepcionalmente, an limitado por los alcalismo revolucionario , supo escuchar esa oralidadtestimonio del grupo Ukamau, bajo la direccin

    Persiguiendo un elevado rigor esttico -para nopanfle to- ese tipo de discurso cinematogrfico (Ukpueblo, Yawar Mallku) se habra acercado notablelidades de realidad y renovado dilogo al interior -a l margen del Estado-, alternativas tambin presenio de Domitila Barrios de Chungara y hacia laliteratura de Poppe sobre el interior mina. Estaposibilidades comunicativas y dialgicas que, pesmonolgic a vigente, surgen en el perodo examicontempornea y grotesco social en Bolivia.

    De forma operatoria, como muletillas, denrro, alegora y testimonio marginal a los h

    culturales) examinados por Sanjins. Ahora bien,

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    discursivos convergen en una categora central a este trabajo: la delgrotesco social.

    Evidentemente, en el complejo textual y social manejadopor Sanj ins, esta categora es una ca tegora lmite , es decir, una quehay que entender en las fronteras que disean la verticalidad y elmonlogo estatal, por un lado, y, por otro, las posibilidades dialgicase intersubjetivas que se gestan en la sociedad civil. Esta situacinlmite hace que lo grotesco, de acuerdo al punto de vista, tenga

    distintos valores. A ratos se acerca a lo terrible y ridculo, y, en otrasocasiones, lo grotesco es simplemente algo que escapa a las normasvigentes. En relacin al encierro, la alegora y el testimonio marginalexaminad os en este trabajo, lo grotesco tiene, sobre todo, dos filos. Ensu sentido ms inmediato, el grotesco contenido en las obras aquanalizadas nos indica de todas aquellas situaciones absurdas (vitales yliterarias) fruto del encierro comun icativo y sus, a menudo, terriblesantecedentes y consecuencias. Pero no slo las situaciones recogidasliterariamente son parte de esa categora, tambin, por supuesto, elautoritarismo, la corrupcin y la prebenda estatales pertenecen a esembito. La alegora vertical colabora a explicitar an ms -por mediode la irrealidad pro o contra estatal- ese primer sentido. O sea, en

    primer lugar, lo grotesco abarcara las dimensio nes cerradas y alegrica saqu examinadas; pero, por otro lado, dependiend o del punto de vista,en la medida que se alejan de las normas vigentes, ciertas aparienciasgrotescas quiz contienen renovaciones discursivas y comunicativastodava ajenas -de ah lo grotesco- al horizonte de visibilidad dominante. Ya en Esttica y carnaval,al examinar los alcances de la risa,Sanj ins tocaba esa dimensin de lo grotesco, donde, en contraste conla anterior, surgen el dilogo y se destrozan los dogmas (cf. La risacomo instrumento de desintegracin social). Esa otra cara de logrotesco, donde, reitero, surgen renovaciones comunicativas para lasociedad civil, es la que mejor contextualiza los alcances de lo quehemos llamado el testimonio marginal. Ah, quiz, tambin podremos entender el porqu de los aparapitas en Felipe Delgadode Jaime

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    Senz o en los cuadros de Enrique Arnal, o el de Len El otro g allo de Jorge Surez. Pero, como en guna categora lmite, slo el apropiado diseo y ancomo con junto de actos comunic ativos puede, enel grotesco social aquellos discursos dondintersubjetividades y donde, por el contrario, sigueel discurso del nacionalismo revolucionario.

    Es aqu, precisamente en torno a este an

    articulado, donde tambin podemos apreciar el alcatrabajo de Sanjins. En general, aun en sus hiliteraria boliviana es acumulativa, enumerativa, enlimitada al tratamien to de obras particulares. Litenea y grotesco social en Bolivia, en cambio, nos ofarticulado de hechos discursivos, donde ciertamenhorizonte de su articulacin, pero donde tampococontexto que explica las obras, sino parte del analizado. As, el Estado del 52, por ejemplo, es cultural que, a su manera, enfrenta Estrella segregadese complejo discursivo articulado y diferencial, tiene su lugar. Segn Sanjins, es aquel suplemen

    al acto de escritura, que tiene, por un lado, un intepblico, y, por otro, opera precisamente prodarticulaciones que el discurso dominante, vertical yta (o logra) impedir. Bajo esa perspectiva, la crticaaqu practicada por Sanjins, colabora, pues, a lanuevas intersubjetividades. A su manera, dentro deindicadas, esta crtica tambin puede ser contextudimensin de lo grotesco que busca ms all (o ms de los estrechos lmites vigentes.

    En abril de 195 2, las impolutas hor das de entran en la Historia cantando "Siempre" (Zavanoviembre de 1979, la sociedad boliviana ofrece a

    nueva intersubjetividad para la defensa y recuperac

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    cia representativa. En el camino, el Estado del 52 habra encontradolos abismos de sus lmites y capacidades. Todava no sabemos losverdaderos alcances de las intersubjetividades que, pese a todo, supoconformar la sociedad c ivil boliviana, en el encierro de su escritura oen la palabra objetiva que enunciaron los testimonios. Pero, en todocaso, obras como Literatura contempornea y grotesco social en Bolivianos permiten una visin de conjunto que revela el intrincado peroarticulado conjunto de actos comunicativos que operan en esta

    abigarrada formacin social. El lector tiene ahora... la palabra y quiztambin la escritura que sabe or a la palabra y rer con ella, en elsentido que Sanjins (Esttica y carnaval)recoge de Bakhtin: La risano puede ser transformada en instrumento de em brutecimiento y deopresin del pueblo. Nadie consigui nunca hacerla totalmenteoficial. Ha sido siempre, en definitiva, el arma de la libertad entre las

    manos del pueblo.

    Luis H. Antezana J.

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    I n

    No es un hecho ex cepcional ni aislado quesobre la cultura, los intelectuales den de ella una vla limita a su razn de ser espiritual. D ecir que la cude valores e ideas que guan el actuar de los puebloconcepto, el que entonces pierde su carcter produdor. Consecuen te con su origen agrario, la palabraun fino equilibrio entre lo material y lo espiritual.cultivar el espritu significan labrarlos para que dmente este aspecto productivo de la nocin de cult

    estudio, dedicado a una nueva lectura de la licontempornea, quiere retener en sus pginas intrmodo, hablar de las relaciones entre el Estado y tener muy en cuenta que sta no surge de la sola neclas aspiraciones espirituales del pueblo, sino, ante tmateriales e intelectuales que el propio Estado hacon el fin prctico de delimitar, integrar, cohesioterritorios, poblacion es y etnias, unlversalizando lclase o grupo hegemnico sobre el amplio espectr

    Puesto que la cultura nacional respondproyectos econmico s y sociales capaces de satisfamateriales y espirituales de la poblacin, incluyen

    ras tnicas, mediante la administracin de un E

    [

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    [

    L a l i t e r a

    DE LA FRUSTRACIN

    Las tres obras que analizaremos en el prubican en los dos extremos de lo que aqu llamamfrustracin revolucionaria. Este ciclo se abre en 195cin de la novela Los deshabitados, y con Cerco dcuentstica de Oscar Cerruto 1. El ciclo se cierra cmuerte,poesa vanguardista del tempranam ente desaCamargo, publicada en 1964, cuando el poeta yaestaba prxima a aparecer la larga etapa de la dict

    Calificada por la crtica como saludab

    lenguaje que supera el provincialismo de fondo y forma (Shimosel983: 43) de la produccin remarcamos que esta literatura se ubica al interior dms importantes de la historia boliviana contempode un Estado-nacin que, como consecuencia de1952, pudo reunir en su seno a un amplio movimprdida de la relativa autonom a de este Estado y el dpoder hacia los militares. Esto indica que el triunrevolucin va a durar muy poco, y que, a slo cinc

    1 Es frecuente que las ediciones bolivianas no consignen las fechas de pu

    confusiones. As, se ubica incorrectamente a Cerco de penumbras en 1958. A

    Rodas el habernos hecho notar que tanto la obra de Cerruto, como Los deshCruz, se publicaron en 1957.

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    ella producido, el Estado m uestra ya su fase represiva, apocalptica,distancindose del m ovimiento popular y apartando a ste del poder.Estas observaciones iniciales sobre el Estado b oliviano creado en 1952,nos permiten retomar la problemtica planteada en las pginasintroductorias de este trabajo, am plindola aho ra a la relacin entrela literatura, el Estado y la cultura nacion al2.

    Com o ya dijimos, los conceptos de Estado y cultura estn org-nicamente conectados, porque es con la formacin, estabilizacin y con-

    solidacin del Estado-nacin que se va forjando paulatinamente una cultura nacional. De este modo, se entender por cultura nacional todo eseconjunto de proyectos discursivamente articulados por los representantesde aquellos sectores hegemnicos que, constituidos en gobierno, son cap aces de movilizar a la poblacin. Estos proyectos se plasman generalmenteen grandes abstracciones universalizadoras que, al hablar de ciudadana, denacin, contrastan con la experiencia individual que todo ser humano,ubicado en las rutinas ms estrechas de la cotidianidad, tiene de su sociedad. Por ello, todo Estado que busque legitimar su poder en el consenso yen su capacidad de negociacin, deber necesariamente admitir otros discursos/textos de nivel intermedio entre la universalidad y la individualidad. Estos discursos mediadores son propuestos por la propia sociedad civil,

    sea apoyando o negando los proyectos estatales, a travs de organismos quepermiten la integracin de los miembros de la sociedad en la actividadpoltica y en el debate ideolgico. Entre estos organismos, los ms importantes son los partidos polticos y los sindicatos, pero tambin forman partede la sociedad civil los medios de comunicacin, congregaciones religiosas,agrupaciones empresariales, y otras entidades de variada ndole que componen el tejido social. Tom ando en cuenta los intereses y aspiraciones de

    2Para las relaciones entre Estado y cultura nacional, revsese el traba jo de Nils Castro, Tareas de la cultura

    nacional, Casa de las Amricas , Ao X XI, 122 (1980):3-10. Para la ligazn entre literatura, Estado y cultura

    nacional, es importante el siguiente trabajo de Hernn Vidal: C ultura naciona l y teatro chileno

    profes ional reciente. Teatro chileno de la crisis institucional: 19734980 (Minnesota : Minnesota Lat in

    American Series, 19S2) 54-99. Una primera aproximacin de esta problemtica a la literatura boliviana

    puede verse en nuestra Introduccin a Ten dencias actuales en la literatura boliviana, ed. Javier Sanjins

    C. (Minne apolis /Valencia: Ideologies & Literature, 1985)7-26.

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    los diversos sectores de la sociedad, los organismos mun rol tipificador que es muy importante para los efecbajo. Trascendien do la cotidianidad y proponiendo uncin ms vasto que no se diluya en la universalidad concestatal, las tipificaciones creadas por las instituciones mEstado y la sociedad civil confieren a los individuos desmbolos compartidos que unifican, cohesionan y daactuar cotidiano. Crean, pues, un orden fusionador de ccon las diferencias idiosincrticas y de clase social. As,queda regulado no por la distorsin y la violencia, sinimgenes y argumentos racionales y afectivos que, comsales, conforman la identidad colectiva y dan lugar a la

    Al hablar de temas, de metforas y smbolos, ehaciendo una lectura de las instituciones sociales taanlisis literario. En realidad, la obra literaria cumple udora muy similar a la de las instituciones mediadoras sociedad civil, lo que se comprende por el hecho comunicar, de socializar un lenguaje, tambin coinciddiscursos que articulan los proyectos de conduccin de De coincidir, la obra literaria generar campos metaf

    capaces de transformar episodios trascendentes de 1nuevas significaciones que condensen amplias y conpretaciones de orden econmico, social, pol tico e ideolas la participacin del lector con la propuesta de connacional, si sta se halla en sus inicios, o co n la refrendacde los proyectos hegemnicos, si aqulla es ya un heccaso de discrepar, las obras se emplazarn como un cdesplazando la coherencia aparente del discurso ofcuestione los lmites retricos del mismo, lo enjuicie cderroteros para la formacin de una cultura nacion al

    3U n ejem plo de anlisis de la literatura como contradiscurso puede ser visto e

    lmites de la representacin: la novela chilena del golpe (Valencia: Fundacin Ins

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    Con la breve exposicin de las relaciones entre literatura,Estado y cultura nacional, ingresamos ahora a la parte explicativ a delo que este captulo va a examinar. El anlisis de los tropos literariosde las tres obras que consideramos representativas de este ciclo de lafrustracin revolucionaria, revelar la progresiva construccin de unavisin apocalptica que sera captada indebidamente si no relacionsemos los textos entre s. Por ello, nuestra intencin es crear una visinhomog nea que d razn tanto de los textos que la expresan como de

    la dimensin histrica que los constituye. Sucede que estos textos sedesentienden de los proyectos generados por el Estado, lo que planteagraves dudas sobre el efectivo rol mediador de las institucionesbolivianas en el perodo que nos toca estudiar. Estas dudas y preguntasnos han obligado a abrir las puertas del anlisis textual al discurso delnacionalismo revolucionario, para ver el efecto que lo ideolgicoejerce no slo en los niveles macrosoc iolgicos de la estructura socialsino tamb in en los esquemas interpretativos de las obras literarias.Habr que afirmar la particular importancia que los estudios deHabermas sobre la comu nicacin distorsionada, adquieren en nuestraexplicaci n del problema, puesto que si los textos no crean excedentesde sentido articulables a proyectos de cultura nacional, ello se debe a

    que la ideologa estatal neutraliza la funcin de las institucionesmediadoras, y cumple un rol profundamente perturbador de lacotidianidad (Habermas 1984). De este modo, las metforas operarancomo esquemas interpretativos de contextos comunicativos distorsionados por efecto de m ecanismos represivos institucionalizados.

    Puede verse entonces la importancia que la crtica de laideologa tiene en aquellos casos que, como el boliviano, revelan lacuestin nodal del poder concentrador del Estado frente a la sociedadcivil. Se hace entonces patente la necesidad de llevar la reflexinhacia cuestiones varias como el anlisis de la dimensin simblica dela realidad social, las estructuras de las mediaciones polticas, lareconsideracin del rol de las organizaciones como los partidos y los

    sindicatos. Tod o esto supone una perspectiva que, al propio tiempo en

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    que capta la ligazn sinttica entre el texto literariotambin trascender el juicio meramente esttico ppretacin v alorativa de la obra dentro de su culturpropsito final del captulo: preguntar en nombre dtextos literarios.

    I

    El ttulo de Los deshabitados, nica novela dSanta Cruz, es de por s sugerente porque muestra unmica entre el arttulo los y el participio pasivo trata, pues, de un tropo literario que liga un artcupasivo que, en realidad, sirve para calificar a cosas o a objetos inertes. As, se puede decir que una caso que un territorio est despoblado, pero resulta real artculo los, este participio desplace su funciobjetos a la nominacin de sujetos. Hay aqu, pmetonmica, por la cual los sujetos han quedadreducidos a la funcin de objetos. Esta sencilla obsimportancia decisiva en el anlisis de la novela.

    Inclinado hacia el mundo natural, el narrcuidado en describir a sus personajes como cuerpos hincapacitados para comunicarse con el mundo exinterpretativa de una sociedad en crisis, el cuerpodesde una ptica paralizadora que asla al organismrelacin social. Antiguamente, por ejemplo, desdejar una mina sin el nmero de trabajadores que lasla produccin. Ahora, en el mundo de la novela Cruz, los personajes, despoblados o deshabitados, dos de ejercitar la funcin humana de producisociedad. No s vemos, entonces, ante un universo humano ha quedado profundamente alterado.

    Esta captacin esttica de la pobre y enra

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    la que nuestro estudio -siguiendo el resultado directo de la accinhumana en la construccin de lo social- pone especial inters, valigada a un sistema de relaciones cuya tensin tem tica toca a lo largode la narracin los conceptos existenciales de la soledad, de laangustia, del absurdo y de la muerte. C on estos temas, la novela de \Quiroga San ta Cruz marca un acontecimien to inslito en la narrativboliviana, el que rompe por primera vez con el axiom a de la necesaria

    relacin inm ediata entre el ser humano y lo que le circunda. Minimi 'zando ahora el aspecto no mediado de las determinaciones sociales, elautor de Los deshabitados ubica toda la tensin argumentativa en elproceso de las conciencias. Por ello, al dejar el mensaje docente de laapariencia sensible, Quiroga San ta Cruz pone en marcha, de manerareveladora, el modo en que la pequea burguesa registra en suconciencia el cataclismo de la revolucin nacional. Y lo pone enmarcha, afirmamos, desde procedimientos literarios novedosos, nosujetos a determinismo alguno, que indic an que tanto las secuenciasnarrativas, cuanto el nivel mismo de las historias del relato, pocotienen ya en comn c on el realismo de narradores hasta ese momentoinfluyentes, como, por ejemplo, Augusto Cspedes.

    De acuerdo con lo expresado, las secuencias narrativas de lanovela no se organizan en acciones claves y decisivas que llamen laatencin del lector, sino en acontecimientos a veces anodinos quemanifiestan la aparente intrascendencia de lo cotidiano. Si porcotidianidad se entiende un complejo tejido de relaciones -laborales,familiares, deportivas, religiosas, polticas, etc.- que conforma unsistema comunicativo tendente a reproducir su identidad, en Losdeshabitados dicho sistema se disuelve en un movimiento sin sentidode cuerpos que deambulan por una ciudad innominada, desolada,topndose unos con otros, sin poder crear relaciones humanas profun-das y duraderas. Esta fragmentacin de la cotidianidad, que asla almundo interior de los personajes del mundo fenomnico de lasrelaciones sociales, est bien lograda en la novela, a travs de las

    tcnicas narrativas del monlogo interior y del discurso indirecto

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    libre, que el narrador combina con la forma descpersona, cuando introduce a los personajes.

    En su nivel diegtico, la obra presenta elrelacionadas con los dilogos entre el padre Juasediado por sus propias dudas existenciales, y escritor que slo tiene producida la primera frnovela. En torno a esta pareja, cuya historia ndomina a las otras, aparece el aptico, desganado am

    y Mara Bacaro, y las relaciones de ste con unarecorrido del relato, el narrador introduce a Flohermanas que ponen remedio a los achaques de la vy a los esposos Garland, que soportan una vida conavenida. Los atisbos de ternura entre Pablo, sobrinPardo, y Luisa, hija de los esposos Garland, no sonpara abrir las compuertas de este mundo srdido y descaprsenos aqu la observacin de que a estos dnarrador aade a Muoz, el perro decrpito de lay la estatuilla de yeso de San Antonio. Estos cuerrasgos antropomorfos, muestran que, en el plano dediferencias entre los seres humanos, los animales y

    El mantel era de felpa y la felpa de un coloojos de Muoz eran tristes.Por esos ojoceleste; los dos llorosos mir aba la borlaatreva a morder (...) Muoz torci los opupilas bajo los prpados,dejando visiblessurcados por delgadas y rojas ven itas... (

    De igual modo, la estatua de San An tonio, csagia el suicidio de las hermanas, est descrita como uncapitado. El mbito de los objetos no es distinto al de lque los personaj es arrastran como una car ga y un peso.

    de Durcot y Flor, se puede notar que la estrategia de

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    cuando se trata de describir los cuerpos humanos. Estos se asemejan a losanimales, a los vegetales y a los objetos inertes:

    Sus ojos estaban abandonados a todo lo que reclamaba suatencin: eran pequeos y estaban penosamente rodeados de las primeras arrugas, como dos semillas oscuras de las quebrotaran las primeras races. Por ellos hablaba el cansanciocon ms elocuencia que por su cuerpo; era una mirada de

    animal resignado... (31).(...) dos tobillos: las piernas hasta la rodilla, y adheridas a ellos, como una hiedra hincando sus races en los pantalones,unaredven osa, deazulplido, trepando hasta perderse debajode la bata; el tronco delgado, en cuyo centro el vientre sehinchaba (...) encima del vientre una depresin profunda, despus una cara anc ha en la que la piel y la carne comenzabana descender y colgar de los maxilares con la misma apariencia de una capa de masa recin aplastada por el uslero... (56 57 ).

    Los cuerpos humanos ap arecen aqu en smiles construidosbajo isotopas distintas -l a hum ana y la natura l- que el escritor entrelaza

    a fin de producir la imagen del desgaste y del abandono. El smil (Le G uem1973), metfora atenuada que aqu se funda en la relacin analgica entrela anatoma hum ana y la fisiologa vegetal, relaciona al tenor comparadocon el vehculo de comparacin a travs de analogas (como y con lamisma apariencia) que tienen el atributo dominante de borrar lasdiferencias en los distinto s rdenes de la naturaleza. Pues bien, esta manerade ver a los personaj es y al mundo que los circun da, responde a lo que podr adenominarse como bagajes de c onocim iento4 que el escritor encuentra en la propia materialidad social, a la que ahora transforma

    4 El trmino proviene de la sociologa interpretativa de Alfred Schutz. Para estudiar la adaptaci n del

    mtodo fenomenolgico en el anlisis del mundo social, vase el libro de Maurice Nathanson, Philosophy

    of the Social Sciences (New York: Random House, 1963). Un buen resumen de esta escuela sociolgica

    se encuentra en el libro de Gibson Burrell y Gareth Morgan, Sociological Paradigms and Organisaonal

    Analysis (London: Hcinemann Educat ional Books Ltd , 1982) .

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    mediante esquemas interpretativos que dan dintelectualizada muy peculiar. La impresin que novela es que todo queda dominado por el adoparestesia, es decir, por sensaciones anormales devioso que afectan la capa cidad de los cuerpos humsu entorno social.

    Un a mirada ms estrecha de la materialiahora la elaboracin de conceptos explicativos d

    cido e inseguro en el que se desenvuelven los perla. Aqu nos ser til tanto el modelo de estratificaplanteado por la teora social, como la categorpropuesta por la antropologa para el estudio del ccircunstancias sociales radicalm ente alteradas5.

    La caracterstica saliente del comportamLos deshabitadoses el constante deam bular de los ta y objetivo precisos. Se da en ellos lo que podra alteraciones del control reflexivo de la co nductamarcos ms estrechos de la cotidianidad, los seressiempre la capacidad de referirnos a nuestras accordando metas, planes y propsitos. Basndon

    macin, actuamos de un modo u otro (quiz de aneado, quiz desvindonos y cambiando actividasiempre buscando objetivos que son gobernad

    El modelo de estratificacin de la conducta responde a una teora

    actualmente trabajada por Anthony Giddens. Este modelo aparece en su ob

    Theory,y se desarrolla en su importante The Constitution ofSociety. Para un

    obra de Giddcns , vase el art culo de John B . Thom pson, The Theory of S

    of the contribution of Anthony G iddens.S tudies in the Theory of Ideology(Berk

    Press, 1984) 148-173.

    Para la categora de la emocin, ver particularmente Robert 1. Levy, Emo

    Culture Theory,eds . Richard A. Shweder & Robert A. Le V ine (New York

    1984) 214-237.

    6 Ver el captulo Agency, St ructure en Giddens 1978 , 49-95 . Ah se hal

    de control reflexivo y racionalizacin de la accin. Para ahonda r ms en el pr

    revsese Habermas,1984, particularmente el captulo introductorio.

    [

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    temporales impuestos por las instituciones sociales (colegio, lugar detrabajo, familia, etc.). Este control reflexivo es particularmente significativo cuando se lo extiende a la racionalizacin de la accin, lacual limita el impacto de nuestra experiencia pasada en la conductafutura. De este modo, racionalizamos -hac emo s de nuestra conductaun hecho racional- en discursos socialmente prescritos. Laracionalizacin, que no debe ser interpretada como simple mec anismo de explicacin de los acontecimientos pasados, da tambin

    coherencia a las acciones en curso y ayuda a organizar las prcticassociales futuras.

    Control reflexivo y racionalizacin son aspectos de unateora de la accin que supone la presenc ia de actores informados. Siahora cotejamo s estas observaciones con lo que ocurre en la novela deQuiroga San ta Cruz, veremos que la situacin se presenta notoriamentedistorsionada. Las figuras del padre Justiniano y Fernando Durcot sonejemplos claros de la necesidad de racionalizar la conducta, sintiendoal propio tiempo una enorme barrera y dificultad para lograrla. Podradecirse que ambos personaj es tienen una con ciencia discursiva basadaen un inadecuado control reflexivo. En otras palabras, los actoresmuestran una inquietante inconexin entre la conciencia discursiva

    (lo que pretenden explicar verbalmente) y la conciencia prctica(bagajes de conocimiento tcitos que orientan el actuar cotidiano).Ejemplifiquemos estas afirmaciones con la siguiente cita textual:

    Al cruzar la calle, ante dos automviles que amenazabanencontrarlo antes de que ganara la acera, Durcot se detuvo. Por la derecha, o por la izquierda1Dej la eleccin al destino.Con frecuencia le suceda buscar en las cosas inanimadas o enlos animales, a veces hasta en un color o en un ruido, la respuesta que el destino le enviaba para alguna interroganteapremiante. Esperaba estos signos a travs de los cuales se manifestab a, con un fervor casi religioso. Por fin, decidi: Pordonde aparezca alguien . Lleg un perro blanco por la acera

    48

    [

    derecha y, casi al mismo tiempo, un boabri las puertas de una cantina sobre la esperaba esto. U n animal o un hombimaginacin lo llevara a deducciones difEl que orine primero, resolvi... (26 )

    Al investigar las causas que determinaconductas alteradas, habr que incidir ahora en e

    continuidad diaria de la vida social no puede quedfuentes inconscientes de cognicin y motivacin.las que confieren a los sujetos humanos un cono cimsentir emocional. Se trata, pues, de un conocimieopera fuera de la conciencia, pero que tiene induen la creacin de las emociones. Estas, por sumovimiento el sistema cultural estructurado de saqu hemos denominado como conciencia prcPuede verse entonces que el comportamiento huma travs de filtros y controles jerrquicos que modmente el conocimiento y le dan coherencia. En lproceso ontogentico y de control ambiental est

    A diferencia del control reflexivo de la conla conciencia prctica y discursiva, el inconsciemecanismos de recuerdo muy diferentes de los de la memoria. Si estas ltimas se organizan manticipatorios que hace n que el pasado fluya en la code una manera ms o menos natural y libre, emanifiesta a travs de modos de recuerdo a los quetiene acceso directo porque una barrera negativporacin no mediada en el control reflexivo de lcularmente en la con ciencia discursiva. Los orgeson de dos tipos. En primer lugar, el sistem a de seguel cual la ansiedad infantil es canalizada y contrcompetencia lingstica y se mantiene, por tanto, f

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    insignificantes de la vida cotidiana con los fenmenos sociales exten-didos en tiempo y espacio. La novela de Quiroga San ta Cruz muestra

    jus tam ent e un pro ceso inve rso que ha ce de la ciu dad un mb itoalienado, un territorio del que se ha expulsado toda m anifestacin dehumanidad, todo sentimiento de solidaridad y de amor. As, en ellaimpera la soledad, el aislamiento, la incomunicacin, la oscuridad:Las calles estaban mutiladas (...) formadas com o espacios de sombray de silencio (25). Es, pues, este espacio distorsionado en su natura-

    leza esencial el que aho ra alberga los hogares dislocados, artificiales,como las flores de papel que tiene el altar (122). Los espaciosinteriores estn rodeados de camas en d esorden y ropas abandonadassobre las sillas (48), llenos de ornam entos, en un abigarramiento deobj etos intil es y hetero gne os (5 2), en los que apenas pene tra la luz.Tod o ello muestra la cotidianidad ca tica y el desahucio de un mundoal que le faltan tres elementos: padre, razn y produccin. Estamosfrente a una situacin social crtica que muestra la existencia defamilias fragmentadas, sin autoridad paterna capaz de corregir lairracionalidad e instaurar un orden econmico basado no en laacumulacin de bienes suntuarios sino en una produccin ms ampliay mejor distribuida. En este escenario social, los cuerpos humnos

    condensan la crisis, mediante un comportamiento regresivo,involutivo, que seala la clausura de un orden para la vida. Con trstese entonces la argu mentacin de que las rutinas diarias atraviesanun orden creciente de integracin social, con el siguiente ejemplo deregresin senil: Y que pase el tiempo y una com ience por no salir msde su pueblo, despus de su casa, luego de su dormitorio, por ltimo,ya no pueda abandonar la cama. Y quedarse as como una estatua,

    inmvil... (74).Y es que todos los cuerpos humanos de esta novela son

    observados desde una ptica paralizadora que los asemeja al mundo dela naturaleza y de las cosas inanimadas. No hay duda de que el autorha hecho aqu un uso apropiado del smil como esquema interpretativode la distorsin social. Sin embargo, cabe ahora poner reparos a esta

    52

    manera de percibir la realidad.Hay en Los deshabitados la prdida de tod

    el rol activo que los seres humanos tienen en la csocial. Cuando su campo metafrico reduce los cuestado de vegetales y cosas, lo que hace es prodextravo de lo concreto que se conoce bajo el nomVale la pena citar aqu largamente a Berger y quienes proveen una de las ms lcidas discusionescomo aprehensin distorsionada de la cotidianida

    Reification is the apprehension of human pwere things, that is, in nonhuman or poterms. Another way of saying this is thapprehension of the producs o f human acsomething else than human producs (..that man is capable of forgetting his owhuman world, andfu rther, that the dialecproducer, and his product is lost to conscworld is, by definition, adehumanized woby man as a strange facticity, an opus ali

    has no control rather than as the opus productive activity ( .. .) Typically, the realman and his world is reversed in conscproducer of the world, is apprehended human activity as an epiphenomenon of noHum an meanings are no longer unders toohutas being, in their turn, producs ofthIt must be emphasized that reificatioconsciousness, more precisely, a m

    9Es lo que Marx llama Verdinglichtung, es decir, la distorsin de la realidad so

    permanente de la produccin humana. Sobre este problema, ver Georg Luk

    classe, tr. Kostas Axelos (Parisrditions de Minuit, 1960), y Lucien Goldm(Paris: Gallimard, 1959).

    [

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    objectification ofthe human world. Ev en while apprehendingthe world in reified terms, ma n contines to produce it. That is, man is capable paradoxically of producing a reality that denies him... (8991).

    Lo mismo podra decirse de Los deshabitados. La novelamuestra el adormecimiento de la conciencia y la prdida de laintencionalidad. Si el mundo social no es otra cosa que el producto dela conciencia, como afirma la sociologa interpretativa, entonces laintencionalidad describe el proceso por el cual los seres humanoscrean activamente dicha realidad social. Pero los individuos nosolamente crean el mundo social; tambin captan, a travs de laintersubjetividad, la naturaleza social de dicha creacin10. Puesto queel ser humano va creando en su conciencia el mundo social, lascreencias y afirmaciones que se plasman en dicha conciencia no sonsimples hechos aislados, sino, por el contrario, resultados de unacuerdo con los otros seres humanos. Por ello, estos acuerdos necesa-riamente colectivos, se hacen posibles a travs del lenguaje. Ms queinstrumento de comunicacin, el lenguaje es la esencia misma de laexistencia social. Uno de los rasgos ms interesantes del lenguaje es su

    capacidad para convertirse en el repositorio objetivo de vastas acumu-laciones de sentido que se conservan en el tiempo y trascienden elaqu y ahora de la interaccin comunic ativa. Este poder trascendente e integrador del lenguaje se plasma en la formacin de un ordensimblico donde la significacin lingstica logra su mxima separacin del aqu y ahora de la vida cotidiana, permitiendo, al propiotiempo, que dichos smbolos vuelvan a la cotidian idad y la representen objetivamente. De este modo, el orden simblico creado por ellenguaje, se vuelve parte constituyente de la vida cotidiana y de laaprehensin inteligible de esta realidad. Slo as puede entenderse

    10I ntencio nalidad e intersubjetividad son conceptos claves de la sociologa interpretativa de AlfredSchutz. Estos conceptos van relacionados a la dinmica de la produccin del mundo social. Vase Alfred

    Schutz, Collected Papers .1, ed. Arvin Brodensen (The Hague: Martinus Hijhoff, 1962).

    54

    que la simbolizacin sea en su esencia misma unaPor ello, si el mundo social no fuese nada ms qude mnadas aisladas, no podra darse, como Walksimbolizacin11.

    La prdida de la intencionalidad impide, que el mundo sea explicado en trminos de inteinsuficiencia determina entonces que el camp o mcuyo ncleo central es el cuerpo humano, sea ismbolos que capaciten la travesa y el trnsito de por los diversos reinos de la cotidianidad, conmutria unidad en interpretaciones que tengan orden yDe este modo, la no presencia de la intersubjetivnos obliga a desviar el anlisis textual de Los deshaben el campo del discurso ideolgico.

    El mecanismo psicolgico de la racionalizideas sirven para encubrir los motivos reales de lanivel de la accin c olectiva, no otra cosa que la idlos mecanismos que la ideologa pone en juego, plidades estrechamente relacionadas de domin aciintereses sectoriales que reprimen e impiden la int

    de coaccin, es decir, la comunicacin no distorargumentos, lo que a continuacin proponemos partir de la crtica de la ideologa se hace posible

    11 Por su inters, reproducimos aqu un trozo del libro de Walker Percy,T

    Quee rMan is. H ow Queer Language is andWhacO ne H as to Do with the Oth

    & Gir oux, 1978). Besides the symbol, the conception , and the thing, ther

    are quite as essential in the act of symbolization. There is the I, the consci

    with the thing and which generate s the symbol by which the concep tion is

    the you. Symbolization is ofits very essence an intersubjectivity.I f there were

    symbolization could not conceivably occur (but signification could); for

    something derives from your telling me so, that this is water for you too. T

    affirmation: yes, this is water! My exciteme nt derives from the discovery t

    me and that it is the same thing for you and me. Every act of symbolizat

    language, art, Science,or even thought, must occur either in the presence o

    for whom the symbol is intended as meaningful. Symbolization presupposobject, you... (281). El nfasis es del original.

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    garantas sobre el sentido de la historia que promueven las burocraciasciviles ligadas al Estado de 1952, perfilndose as un horizonte defragmentariedad y contingencia que es el mbito de necesidad yposibilidad de la ideologa del nacionalismo revolucionario (NR).

    En lo que sigue, veremos que esta ideologa no slo reifica elmundo social; tam bin produce serios efectos patolgicos, a los que elorden simblico ya no puede integrar ni dar sentido. Esto se compro-bar plenamente en el modo en que los cuentos de Oscar Cerruto

    registren el embate de lo oscuro sobre lo diurno y el permanentedesequilibrio emocional. Preparemos esta problemtica con un detenido anlisis de la ideologa como distorsin.

    II

    Al hacer nuestras las reflexiones de Habermas, abordaremosla ideologa como una desviacin de los marcos establecidos por lateora de la acci n com unicativa12. La ideolog a debe ser tenida comouna prctica sistemtica de distorsin comunicativa que afecta profundamente la constitucin de los universos simblicos, De esta

    12 Simplific ando, la teora de la accin comunicativa, de Haberma s, supone la posibilidad de reconstruirlos cimientos de validez universal del habla. Esta reconstruccin abre el camino para la justificacin de

    la crtica de la ideologa, entendiendo a sta como comunicacin sistemticamente distorsionada por el

    ejercicio del poder. De este modo, la ideologa pone a jugar estructuras de significacin que no estn

    orientadas al logro del entendimie nto, sino del xito. Esta distincin entre acci n orientada ai logro del

    entendimiento y accin orientada hacia el xito, es fundamental. Cuando los actores se dirigen a la

    realizacin de sus propios fines y sus actos son coordinados por clculos egocntricos, Habermas habla

    de accin orientada hacia el xito, categora a la que luego subd ivide en accin ins trumental y

    accin estratgica . La ideologa queda incluida en esta ltima subcategora. Cua ndo, por el contrario,

    los actores se orientan hacia el entendim iento, mediante pro cesos colectivos de cooperac in y discusin,

    Habermas habla de accin orientada a l logro del entendimiento (verstandigungsorientiertes Hande ln) .

    Habermas introduce la nocin de mundo viviente (Lebenswelt) como correlato del concepto de accin

    comun icativa. Se trata de conviccio nes compartidas que perm iten a los actores comunicarse los unos con

    los otros y as llegar al entendimiento. Este mundo vivien te preserva y transmite el trabajo interpretativo

    de las generaciones precedentes, abriendo as el espacio simblico. La alteracin de este espacio da lugar

    a consecuencias patolgicas. En el mundo moderno, estas alteraciones provienen de los mecanismos

    institucionalizados que el aparato estatal introduce en la esfera social y del rol autnomo que la eco noma

    de mercado ha adquirido con el surgimiento del capitalismo. Para el desarrollo de stas y otras

    problemticas afines, ver el captulo tercero de The Theory of Communicative Acon, 1984, 273-337.

    56

    manera, analizar los aspectos ideolgicos del oexaminar cmo ciertas estructuras de significacicon el propsito de legitimar los intereses sectorhegemnicos13.

    Desde un punto de vista estrictamentnacionalismo revolucionario es la forma de domreprese ntaci n universal izada de los intereses civiles y militares encaramadas en el poder, pone e

    significativas que, a la postre, cumplen no slo unla conciencia social sino tambin un efecto reificciones mediadoras entre el Estado y la sociedad ci

    Es claro que a partir de 1952, una vez inpopular y derrotada la oligarqua liberal, la ideo logcentro del poder estatal, constituyendo as como lAntezan a y, muy recientemente, Fernan do M aycondiciones orgnicas del ej ercicio del poder. IdeolMovimiento Nacionalista Revolucionario (MN Rcin figurada de la realidad es una mquina de articuque, desde final es de la guerra del Ch aco ( 1932-1935mbito social con el objeto de quebrar el poder a

    ideologa liberal. En efecto, esta movilizacin del Nsivamente la matriz de afirmaciones y sanciones de l

    Si la legitimacin del discurso oligrquicoba en un cierto fatalismo racial y geogrfico quimposible el desarrollo de Bolivia por su ubicacinla presencia de las masas indgenas, el discurso nacien su primer momento como reforma intelectual dominante, luego se nutre de la intercomunicaci

    l! Se trata de la accin estratgica orientada hacia el logro del xito. Ver

    Consciousness ,de 1a obra de Anthony Giddens: Central Prohlems in Social

    14LuisH . Antezan a,"Sistem a y procesos ideolgicos en Bolivia (1935-1979),

    comp. Bolivia, hoy, 60-84. Se trata de un trabajo pionero que analiza lcidam

    nacionalismo revolucionario. Ver tambin de Fernando Mayorga, La crisis dmo revolucionario, en Repensando el pas (La Paz: Movimiento Bolivia Libr

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    Guerra del C haco, se da entre los diferentes estamentos de la sociedadboliviana. Ser el Movimiento Nacionalista Revolucionario el porta-dor de esta movilizacin ideolgica que genere una nueva agendapopular, identificando la esencia del mal (la oligarqua como antinacin) y especificando los proyectos futuros (minas al Estado;tierra a los indios15). No hay que olvidar, sin embargo, que en lasituacin de aguda crisis que presenta la so ciedad bo liviana entre 1935y 1952, la movilizacin ideolgica delN R tiene un fuerte componente

    existencial no reducible a una especfica conciencia de clase. Estehecho, mal medido por el reduccionismo clasista del Partido deIzquierda Revolucionaria (PIR) y por el trotskista Partido ObreroRevolucionario (POR), har que el MNR detente la ms ampliacapacidad para fusionar y condensar varios discursos ideolgicos(indigenistas, socialistas, fascistas, etc.) en un slogan que resume todoel ataque a la oligarqua: nacin vs anti-nacin.

    Nac in es, pues, una de las estructuras significativas de estediscurso. Ha y en esta estructura un interesan te juego entre alter y ego-ideologa, juego que Gran Therborn ha definido apropiadamentecomo asimetra de dominacin16. Es precisamente en este juegodonde vemos afincado el mecanismo psicolgico de la racionalizacin

    por el que las ideas encubren los motivos reales de la accin. Veamoseste aspecto ms detenidamente.

    Desde su alter-ideologa, desde la capacidad que los gruposdominantes tienen para moldear la conciencia de los dominados, eltrmino nacin muestra una voluntad integradora de las clasessociales que hasta entonces no haban sido tenidas en cuenta en lasdecisiones de poder. Hay, pues, en esta estructura significativa labsqueda de la unidad nacional que abstrae los conflictos y las

    13 Son frases escritas, en 1926, por Tristn Marof, en La justicia del Inca, y que el MNR retoma para suproyecto ideolgico.

    16 Conjug amos aqu el trabajo de Antezana con los aportes de Gra n Therborn para el estudio de la

    ideologa como factor de poder. De Therborn, ver The ideolog)' of power and the power o f ideology, 2nded.(London: Verso Editions, 1982).

    58

    contradicciones de clase, subordinndolos a una armoscurece el sistema de dominacin de las lites refoes decir, su ego-ideologa. Se podra decir que esta cativa integra un operador doble cuya alter-ideointegracin de las clases populares) esconde la eej ere icio dictat orial del poder, en virtud del cua l las bbuscarn consolidarse en el aparato estatal para tenla revolucin nacional, sojuzgada a la sociedad

    puntualizar el hecho de que la conformacin dresponde a un proceso de movilizacin ideolgictericos ni por programas de gran envergadura aperiodistas y escritores que hacen del panfleto po ltide lucha17. En efecto, Nacionalismo y coloniaje (Montenegro, quien pasa por ser el terico del Mprimera vez el trmino nacin com o una suerte deque regira la vida boliviana desde la Colo nia y queanti-nacional de la oligarqua im pedira que aflorasla historia. Aproximando ahora esta solucin metadiciones sociales previas a 1952, puede verse cmo su alter-ideologa con el movimiento popular. S

    formado por mineros, artesanos y pequea burgu eslucha contra la oligarqua se transforma en la luclucha puede ser no slo antioligrquica sino tambinhecho que permite al discurso nacionalista recurfascistas para atacar ventajosamente a la oligarqua pla Segunda Guerra Mundial. Y en esta movilizacihace posible los cambios en las relaciones sociales, antioligrquica y antiimperialista, puede entenderserevolucionario. A s, y por el efecto de una torsin semse aproxima a la otra estructura significativa derevolucin.

    17 Este aspecto es desarr ollado en el libro de Jerry W, Knudson, Bolivia: Pres(Lanham, Md: University Press of America, 1986).

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    En la noci n de revolucin puede tam bin verse el juegoentre alter y ego-ideologa. Desde su alter-ideologa, esta estructurasignificativa se articula a los movimientos de izquierda que, inclusoantes de la guerra del Chaco , estaban ya presentes en la clase obreray en el discurso universitario, pero que el M NR rescata a fin de disputarla hegemona del sector obrero y encauzar a dicha clase hacia larevolucin demoburguesa. Dicho de otra manera, si desde su alter-ideologa, la izquierda pensaba llevar a la clase obrera hacia la

    revolucin proletaria, este ideologema se desprende de su concepcinoriginal para ponerse a disposicin de la revolucin democrticoburguesa, un eslabn ms en la lucha n acional contra la oligarqua. Porello, todo el empuje obrero en la insuneccin popular de abril de 1952, setraducir en el servicio nacionalista prestado a las lites del MN R.

    A l describir los componentes estructurales del nacionalismorevolucionario, hemos avanzado rpidam ente hasta 1952. Toma do elaparato estatal por el MN R, ste articula por un tiempo relativamentecorto, de 1952 a 1954, el carcter legitimador de la alter-ideologa delNR . Se trata del momento democrtico en el que las lites reformistastienen la mejor oportunidad para poner en marcha una culturanacional, es decir, un proyecto estatal vinculado a las masas populares.

    Por un lado, se da una real acomodacin de stas en el ejercicio delpoder, hecho que permite al Estado generar un pacto de reciprocidadcon la sociedad civil. Dicho p acto se da baj o la aceptacin expresa, porparte del Estado, de que el proletariado no slo debe tener ampliasfacultades polticas, sino que inclusive debe formar parte de la gestinestatal. Lo propio ocurre con el sector campesino, al que el Estadogarantiza la propiedad de la tierra.

    Por otro lado, la alter-ideologa ejerce su domin acin a travsde estructuras mediadoras que crean un claro sentido de representacin. S lo a partir de este Estado de 1952, el discurso del nacionalismova acom paado de una forma organizativa que faculta su circulacin:el sin dicato . De esta manera, el sindicalismo obrero y campesino permite,durante este corto plazo, que el Estado interpele a la sociedad civil y,

    60

    recprocamente, que la sociedad civil pueda reconocerEfectos de dominacin legitim adora de est

    la acomod acin y la representacin dan lugar al sencia que hace que gobernantes y gobernados acceuniverso capaz de crear smbolos de apelacin geneel efecto reproductor de prcticas orientadas hacia uen el entendimiento recproco de los diferentes atravs de procesos cooperativos de discusin, de mmedidas polticas adoptadas por el rgimen pueda n sel acuerdo colectivo que es la condicin sine quHabermas ha denominado racionalidad comunica

    Un a accin puede ser denominada racionaejecuta tiene el pleno conocimiento de que aqulacuerdo intersubjetivo, es decir, que supera un punmente individual y egocntrico para ubicarse en el ciones mutuas que dan unidad al mundo o bjetivadosociales. A partir de estas acciones racionales comforjando un espacio capaz de conectar al pasado cotransmitir el trabajo interpretativo de las g eneracioEs al interior de este espacio simblico donde la tra

    integracin social y la identidad personal, son sostedas. Este espacio simblico requiere entonces de laestabilizadora de los grupos humanos socialmen te inde las mediaciones in stitucionales que juegan un roel Estado y la sociedad civil18.

    No compete explicar aqu las razones epresiones polticas que, a partir de 1954, dan un rumrevolucin nacional. Lo cierto es que desde esa fechduce progresivamente los mecanismos represivos inque harn que la ideologa del NR opere como asnacin y altere profundamente la posibilidad de

    18 Para el estudio de los conceptos de racionalidad com unicativ a y acci n

    ver nuevamente Habermas, The Theory of Communicative Action.

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    simblico faculte a los seres humanos de significados intersubjetivosy comunitarios, a fin de que ellos puedan habilitar su vida cotidianamediante conductas prcticas y emocionales coherentes. Tal hecho,que creemos haber demostrado en el modo com o el smil del cuerpohumano es presentado en Los deshabitados, responde a unarecomposicin del aparato estatal, mecanismo sistmico que, al alterarel rol de las instituciones mediadoras, rompe toda posible racionalidadcomun icativa. Tod o esto puede ser visto desde la propia ideologa del

    NR , la que ahora moviliza sus estructuras significativas para disimulary reificar.

    Dos son , en nuestro criterio, los modos de los que la ideolo-ga del N R se vale para relegar, desplazar, las aspiraciones populareshacia la periferia, lejos del centro estatal: por un lado, unamovilizacin por reanimacin del pasado, que disimula las intencio-nes reales del rgimen; por otro lado, una movilizacin por miedoanticipatorio, que consolida la burocratizacin del sistema adminis-trativo al propio tiempo en que reorganiza la institucin m ilitar paracontrarrestar al poder obrero.

    Al hablar de la primera forma de movilizacin, nos referimosal hecho de que el NR pone en juego su alter y ego-ideologa a fin de

    lograr el control cuantitativo del campesinado. Reactualizando contenidos socio-culturales previos a la Conquista espaola, el Estadodisimula la posible integracin legitimadora de ms de la mitad de lapoblacin boliviana, mediante mecanismos sindicales que van apartndose paulatinamen te de la sociedad civil para quedar asimilados,reificados, en el aparato estatal. De este modo, el campesinadocomienza a figurar ahistricamente dentro de la sociedad boliviana,como si su permanente dependencia y explotaci n fuesen la garantamisma de su nacionalidad. Esta bsqueda de la subordinacin pasiva 19de la sociedad civil queda lograda por una ideologa que se las

    19Este concepto es planteado por Silvia Rivera Cusicanqui, en Luchas campesinas contemporneas en

    Bolivia: el movimiento katarista: 1970-1980", en Zavaleta, 1983,136.

    62

    ingenia para representar como permanente, n aturapo, al sector mayoritario de la sociedad. De este apropia del pasado indgena para quitarle al campesin histrica y dejarlo inerme ante la accin estat

    El modus operandi de la ideologa, de mana lo que Claude Lefort ha denominado como reprsociedad sin historia en el seno mismo de la ca(1978: 30-48), legitima reificando y disimula ideologa funciona entonces en los trminos habsistemtica comunicacin distorsionada que disimupende los intereses sociales generalizados.

    Si la movilizacin por reanimacin del pacita la funcin legitimadora de la alter-ideologa, lamiedo anticipatorio muestra al desnudo la ego-ideoella se da la afirmacin autoritaria del aparato e statambito democrtico en el que se desenvuelve la somovilizacin hace que el Estado se repliegue a su fala que se ampara en la reconstruccin del militafondo, y anticipando el peligro obrero, la burocrlugar, entre 1956 y 1964, a medidas autoritarias

    mediaciones entre Estado y sociedad civil, modicoercin y la manipulacin clientelista como ncontrol y de administracin del Estado. Bajo estas forde la racionalidad com unicativa, el sindicalismo obrpara que los trabajadores puedan afirmar su identidde la identidad nacion al encarnada por el Estado, esindicalismo oficial. Despojado el sindicato de su lcomo ncleo aglutinador de la expresin populquirase o no, de su cultura- no por ello cesa la aletariado. Esta, sin embargo, se hace difusa, disrefractaria a las formas y a las interpretaciones ofic

    Pues bien, el Estado, que la burocracia civil

    va la ideolo ga nacionali sta porque sta ej erce su dom

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    masas y, ante todo, porque las lites del M NR no pueden ya crear niinventar una ideolog a nacionalista d iferente: los rasgos de su identidad estn atados al usufructo de la ideologa que se form antes de larevolucin de 1952. Lo cierto, sin embargo, es que el menoscabo de laracionalidad com unicativa fragmentar la capacidad de la concienciapblica para totalizar su conocimiento de la sociedad. Limitada estaconciencia a una visin distorsionada de la cotidianidad, como loprueba la obra de Quiroga Santa Cruz, queda reforzada nuestraconviccin de que la prdida de la intersubjetividad tendr unaenorme incidencia en el funcionamiento de lo simblico. Creemos,por tanto, que este mbito, incap acitado para cumplir su rol fusionadorde consenso, ha quedado c olonizado por los mecanismos represivos

    de la ideologa del NR20.Producida su colonizacin ideolgica, el orden simblico

    mostrar formas sociales patolgicas de desequilibrio en las queafloran una serie de situaciones marginales que pon en en peligro lasrutinas ms normales de la cotidianidad. Ahora, el orden simblicoparece perder su funcin ordenadora y dejar que el lado nocturno dela pesadilla y del sueo avasalle el lado diurno de la realidad. Por elinter's que este aspecto tendr en lo que sigue del captulo, dejamos

    que sean nuevamente Berger y Luckmann quienes expresen la importancia del orden simblico como entidad organizadora del mundo

    social objetivado:

    ... The symbolic universe determines the significance ofdreams within the reality of everyday Ufe, reestablishing in eachinstance the paramount sta tus o f the latter and mitigating theshock that accompanies the passage f rom one reality to another.The provinces of meaning that would otherwise remain unintelligible enclaves within the reality of everyday Ufe are

    20 Se trata de la colonizacin interior del mundo viviente o cotidiano, concepto de Habermas muy

    prxim o a la obra de Berger y Luckman. Para todos ellos, la colonizacin produce un desequilibrio crtico

    de la reproduccin simblica del mundo viviente.

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    thus ordered in terms of a hierarchy of rebecoming intelligible and less terrifying. Thirealities of marginal situations within the paeveryday Ufe is ofgreat importance, becauconstitute the mostacute threat to takenforexistence in society. If one conceives that light" side of human Ufe, then the marginal sthe night side that keeps lurking ominousl

    of everyday consciousness (,..)The thoughitself (the insane thought par excellence)bright reality o f everyday Ufe is but an illusioup at any moment by the howling nightmarenight'side reality. Such thoughts of madncontained by orderingall conceivable realitisymbolic universe that encompasses the reUfe... (97-98).

    Ah ora bien, este universo pierde la funcinBerger y Luckmann tan apropiadamente describen,cidad reproductora de smbolos queda afectada po

    autntica accin co municativa de los agentes socialezo, la acc in distorsionadora que el poder e statal ejesu ideologa, da lugar a efectos patolgicos que adiurno de la realidad sin que el orden sim blico puo integrar a su universo de sentido. Esta problem tictada por los esquemas inteipretativos de los textos literada con notable fuerza en el pulido y bien trabajado gruOscar Cerruto escribe bajo el ttulo de Cerco de penum

    III

    Cerco de penumbras no es una simple an

    cuentos dispersos, sino un tejido de relaciones que

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    volver sobre ellos en busca del nexo que d sentido a sus mltiplesarticulaciones Al igual que Los deshabitados, la tensin temtica deestos cuentos tambin se ubica en el proceso, en el movimiento de laconcienci a. El texto pasa por diversas zonas o estados de conciencia,labernticas, extraas, a veces terribles, aparentemen te dismiles de lacotidianidad. Es la exploracin y el ordenam iento de estas zonas lo quenos da la pau ta de seleccin de los seis cuentos que aqu tocaremos.

    Es sabido que Oscar Cerruto, fallecido en 1981, era un

    escritor prolijo que gustaba corregir sus trabajos en arduas jornadas deejercicio perfeccionista. De ah que el ttulo de este libro de cuentossea una imagen precisa de su contenido. Cerco de penumbras es unametfora que yuxtapone los dos trminos -cerco y penumbras- redu-cindolos a una caracterstica comn: la relacin entre centro yperiferia. Cerco, del latn circus, circo o crculo, da claramente laidea de una superficie marcada o limitada por una circunferencia, deun espacio cntrico rodeado de una periferia. Junto a esta delimitacincircular, cerco tiene, adems, una connotacin blica, de conflicto,de agresin, de asedio. Se trata entonces de una periferia que nosolamente rodea al centro sino que tambin lo agrede. Penumbra,por su parte, es el vehculo de comparacin que ampla nuestro

    conocim iento de la relacin entre centro y periferia. Del latn umbra,sombra, penumbra es el espacio que media en un astro que sufre eclipseen la parte totalmente iluminada y la totalmente invisible. Si ahoratransferimos este conocimiento al tenor cerco , vemos que el ttuloes una metfora de la agresin de la periferia, de la penumbra, prximaa lo invisible, sobre el centro, la zona iluminada. Relacionando elttulo de este libro de cuentos con las observaciones de Berger yLuckm ann sobre el lado diurno de la realidad y el lado nocturno delsueo, del inconsciente, puede ya intuirse el hecho de que lo cotidianoes, en la obra de Cerruto, una ilusin prxima a ser devorada por lasfuerzas aterradoras e incontrolables de lo nocturno.

    Estas primeras observaciones quedan confirmadas en la lec

    tura del cuento Lo s buitres. El tranva, en el que el protagonista del

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    cuento se desplaza del centro de la ciudad haci a los btambin seala el paso de un tipo de realidad a otrode la luz a la penumbra. Es el paso del mundo cotidiy distinto, cruel y agresivo. Cuatro personajes, incluta, pasan de la zona iluminada, del mundo de lapenumbras, y todos sufren los efectos de fuerzas envejece sbitamente y muere; dos muchachas y eatacados por buitres que buscan arrancarles los oj

    protagonista se arroja al vaco mientras el tranva pviaje, escoltado por una obscura humareda de ala

    En Los buitres, las zonas de lo diurno presentadas con ese claro efecto agresor que lo nocla conciencia discursiva. Por ello, en el mundo cuentos de Cerruto, la liberacin del inconsciente, vuelca sobre la conciencia de un modo avasallador,a los personajes tener un comportamiento emociEste aspecto resulta ser importante porque va rlectura de los otros cuentos de esta obra.

    Si atendemos a lo que el narrador nos di(vase que la imagen se repite constantemente),

    conciencia que se toca con el sueo, o con musueo(21). De manera pertinaz, Luis H. Antezanvisto en esta cita que, adems de la concien cia y dezona de m undos p arecido s al sueo . Y es justamenteque mostrar con mayor claridad el desequilibrio emonajes. Veamos los dos cuentos ms indicativos de este

    En Como una rama muerta, la oposicisueo queda marcada por los personajes protagOctavio. Para Adriana, la vigilia es el mbito de lalucidez que no debera ser arrebatado por el sueo.acto de renunciar a la vigilia es una abdicacin declipse peridico de la conciencia(162) que la ci

    resolver a fin de lograr un mundo sin esas substr

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    una existencia lcida desde el nacimiento hasta la muerte(162). Elmundo de la vigilia representa entonces esa seguridad que confiere lavida consc iente, diurna, a la que el sueo arrebata su tranquilidad. Porello Adri ana no puede soportar el imperturbable dormir de Octavio,su marido, sueo ste que le produce odio y le renueva antiguosrencores como la violencia con que deba admitir, en su hogar desoltera, las siestas de su madrastra(162). Hay, sin embargo, una raznms profunda en ese rencor ingobernable de Adriana; algo ms

    terrible y complejo que ella teme enfrentar. Se trata de un mundoonrico que el narrador nos lo presenta poblado de alimaas ymonstruos. Es el sueo del otro que le revela a Adriana su propialocura, situacin patolgica que ella busca combatir mediante lavigilia. As, uno de los mundos anlogos al sueo es el de la demencia,mundo que se agazapa detrs del sueo como un felino a la espera desu presa. Conciencia, sueo, demencia, son las zonas por las quetransita Cerco de penumbras. Relacionando la veta onrica de estecuento con ese otro intitulado Morada de bano, se hace posibleinscribir una zona ms en la economa del texto, zona sta que es elreceptculo final de las dems: la muerte.

    El ttulo morada de bano es en s una metfora de la

    muerte. El tenor morada, vivienda que alberga a los vivos, quedaalterado por el vehculo de comparacin bano, madera dura ypesada con la que se construyen las cajas de muerto. Do a Virginia,la protagonista del cuento, quiere 'dormir su ltimo sueo, el mslargo de todos, en una caja confortable, tapizada de raso

    acolcha do (123). Quiz en este cuento la muerte sea, desde la perspectiva en que doa Virginia nos la presenta, una visin realista yresignada a la que los humanos debemos llegar. Sin embargo, supresencia en los dems cuentos no es tranquilizadora, sino, por elcontrario, una constante pesadilla que, como una garra siemprepronta a caer en medio de nuestra dicha (141), marca el desgaste, lafalta de sentido y la aniquilacin. Por ello, la muerte no es el final de

    la vigilia sino un principio activo que acecha al mundo de los vivos

    con su omnipresente capacidad perturbadora de laTanto en El crculo, como en Retorn

    personajes deben enfrentarse con enamoradas qmuerte. Se trata, pues, de irrupciones en la concincluso alteran la memoria de los protagonistas sobrAhora , estos ya no recuerdan momentos importanes difcil determinar si el retorno de las muertas esrealidad. De este modo, la irremediable fuerza con

    demencia, enquistadas en el sueo, arremeten cdiscursiva de los personajes, no deja posibilidad algmiento equilibrado que es sustento de la racionalidPor ello, la nica defensa que el lado diurno de la rcontrarrestar la pesadilla y los efectos patolgicmediante el control de las emociones. Este es justque resalta en el estupendo cuento intitulado: El r

    Ana, la protagonista de El rostro sin ludetener el curso del tiempo, negndose a aceptar el que ste tiene sobre el cuerpo humano. A los diecdecir a una vie ja matrona que la risa aja la belleza;combatiendo toda posible deformacin de su rostrcontrolar esta manifestacin de regocijo. El enemigmuerte- ha sido descubierto y An a debe combatirlote vigilia, dominando incluso al inconsciente, zonaincuban las imgenes de la vida onrica (143). aguarda pacientemente hasta el momento en quevencida por la propia soledad de su belleza, se desminstante, y Ana, en absoluto desequilibrio emocionla mirada atn ita de su pretendiente:

    Esteban se pas el pauelo por la fretraspiracin. Ana, que haba cerrado los lentitud, alzando l a cara hacia, l. Y el jovcmo esa cara envejeca bajo su mirada. S

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    mejillas y los ojos; debajo de estos, la epidermis se relaj, formando pesadas bolsas; profundas grietas se abrieron entorno a la boca, que se crisp como una fruta calcina da por elfuego; la piel se encarruj, cayendo en pliegues yobscurecindose, y hacia el cuello y las sienes marchitas se derramaron innumerables las arrugas como tajos crueles.La mano del tiempo, demorada, se abata inexorable, consaa , sobre cadamilmetro de ese rostro de mujer, que en pocos

    instantes qued convertido en una cartula senil (152).

    C on este cuento, Cerruto abre las compuertas a lo grotescocomo visin de mundo que se afianzar an ms en Del tiempo de lamuerte, de Edmundo Camargo. Antes de incursionar en esta obrapotica, con viene cerrar nuestro anlisis de Cerco de penumbras conalgunas observaciones sobre el comportamiento emocional y surelacin con el contexto fsico y social. En casos de enfermedad, lopatolgico recae en el hecho de que algo malo ocurre con la relacinentre el enfermo y su propio cuerpo, es decir, con el sostn fsico delyo; pero en emociones c omo el odio y el resentimiento, que Cercode penumbrasmuestra en El crculo y, sobre todo, en Un poco deviento , el nfasis se vuelca hacia la relacin entre los personajes y sucontexto fsico y social, es decir, hacia el m undo de las acciones y delos significados sociales. Puesto que las emociones implican relacionesinterpersonales que conectan al yo con su mundo circundante, enUn poco de vien to toda posible intersubjetividad queda desahucia-da desde las primeras pginas del cuento: Pertenezco a la calle,pertenezco a la ciudad, formo parte de su elemento, soy un ingredientede su aniquilacin y su desprecio. De manera parecida a Losdeshabitados, aqu tambin se da una alteracin completa de larutinizacin de las conductas: Bajo la lluvia clara, roja, azul,brillante que desciende de los edificios, de los avisos, de los bares, delos comercios, (...) mi marcha apresurada y sin objeto (6); Parecaaqulla una de esas noches sin destino, tan com unes a la gran urbe, que

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    hacen de uno mismo un ser sin destino... (68).

    Al quedar alteradas las rutinas mscotidianidad, el mundo social no puede ya ser exsituaciones crticas que muestran la prdida de toque, por otra parte, genera en los personajes un altoy temor. Se dan entonces las conductas emocionacontrolar los posibles arrebatos a que los desequilicontrol de estos estados de nimo parece ser en

    formas supletorias de la accin com unicativa y de laRo sin conmov erme, ro sin gestos, para adentro,ren los hombres de mi ciuda d.. .(78) Porque sigellos, que tambin estn solos. Es la nica forma quebres de la ciudad, de reunimos, reuniendo soledade80). La intersubjetividad queda as reducida a lo mina este compartido hervor vaco, paroxismo de estos cuentos toca poticamente el apocalipVeamos cmo esta visin crece en la obra de Edm

    Rostro sin lumbre es una de las metemplea para nominar el desgaste y la muerte. Rhasta el horror mismo que la retiene21 es, en pCamarg o, la funcin de todo poeta. Estamos, pueslo grotesco como visin afn al vanguardismo con ene en escena el teatro de la muerte. En efecto, las idas no pretenden encarnar la poesa en los idealesurrealista, ni cambiar al mundo. Ms que bsquesin lrica del vanguardismo de Del tiempo de la muey la muerte, se enquista en una visin profundamerealidad. El poeta no busca velar, es decir, urdir ungue la muerte, sino enfrentarla en todo su horrordestructor que ella ejercita en la vida. La de Cam argde pasmo que tienda a desgravar lo material medi

    21 Palabras de Camar go que Jorge Surez recupera en su Prlogo a Del tie

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    el mismo amor que nos fundinos desune y nos mezcla en el espanto

    ( . . . )mis manos se hunden en t, loadherido a mi lodotu carne segrega cuervos a mi costado

    ( ...)

    yaceremos aqu eternamente penetrados

    Yaceremos aqu (97).

    En este erotismo, lo areo queda reducido a su gravedadptrea, quebrando todo posible deseo de evasin, de escape de loslmites y condiciones de una realidad cotidiana profundamente dislo cada. Podra decirse que la poesa de Camargo pone en funcionam iento una mquina trituradora de lo material, ciega al porvenir o a laposible fijacin de su ruta. Lubricada por la muerte, esta pesadamquina de cidos que corroen los cuerpos humanos, se da comoanttesis del veloz girar de tomos que, para Huidobro, es el universo.Sin premura por descubrir el quehacer humano, precisamente porquelo humano es el mbito del sin sentido, Camargo muestra en su

    poemario un universo en el que todo se mecaniza: lo mineral (lapiedra se abre como una oreja/maquinaria bien aceitad a), lo vegetal(El bosque meti en movimiento su mec nica ), lo animal (Mi viej operro ha derramado sus fuelles/sus rganos atentos ) y lo humano (lasmanos retenidas/como maquinaria/de un reloj muerto en una hora).

    El universo de Camargo, leviatn mecnico, no producesmbolos ni sentidos. No los produce porque su escritura, rebelde ysolitaria, rechaza toda posible comunicacin social: T e saludo desdeel crimen del mundo, dice Camargo, en su Salutacin. Estaescritura solitaria, que rechaza la falsa integracin social, se entrega asu propia inmanen cia, acentuando, por el ej ercicio de la arbitrariedad,el desatino y la desmesura, el divorcio entre palabra potica y discursosocializado. Camargo incorpora esa tensin disonante a su propia

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    escritura y se vuelve, como Cerruto en parte lo sismgrafo de intensidades contrastantes y de chSe dan entonc es los paroxismos (La sal trunca lodos, de Apoteo sis del mar; El corazn me dueletejedora, de Oficio ), con los que el texto registrde la conciencia, dejndose cautivar por lo psictmrbidos, las angustias desquiciadoras y los dislocdos por el descontrol y la desmesura. El texto se d

    siona, para dar paso a las acometidas del inconscienlas fuerzas oscuras, las de ese fondo noctu rno que purepresas de la conciencia, emitiendo significansignificado, que el lenguaje, agente del orden regulico, ya no puede alinear, fijar o formular. Camsubjetividad que desborda el discernimiento y sobrla racionalidad comunicativa, a la que descoyuntadescenso (Quiero morar debajo de la tierra/(...) muertos tabicada mi boca, en Poblacin subterdel orden simblico. L a pujanza de este exceso queremueve, atraviesa y desmembra el sistema textua

    La directriz subjetivista y rebelde de la p

    Camargo es quiz la que con mayor fuerza muestrpor la distorsin comunicativa impuesta por el nacionario. Apartado el amplio movimiento populapoder; tergiversado el rol mediador de las institucsociedad civil, los agentes sociales de oposicin a lno pueden, debido a su clandestinidad forzada, debque aquejan a la comunidad. Y es esta carencia la mente los esquemas interpretativos de las obrarebeldes como Edmundo Camargo. En la medida civil se va tornando invisible, subterrnea en los trel eje de la representacin literaria muestra la subjeque desarticula la organizacin del texto incluso ael funcionamiento social del lenguaje por la aboli

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    nocionales. Sin guas comunitarias, el intelectual queda sujeto a lasincidencias de una creacin subjetiva de complejos emocionales quecaracterizan a esta cotidianidad distorsionada. Por tanto, conscientede la responsabilidad de expresar visiones de mundo en nombre de lacomunidad, pero sin su soporte visible y directo, el discurso literarioadquiere un tono marcadamente desgarrador y grotesco, aspectosambos de un vanguardismo que expresa las fuertes tensiones sufridaspor intelectuales que deben realizar la tarea comun itaria entregados a

    la subjetividad individualista.Lo aqu sealado tiene su correlato en la forma en que el

    cuerpo humano se exhibe en el poemario de Camargo. Habra queindicar, a modo de contraste, la manera en que lo social aparece enmomentos de apertura democrtica, ocupando significativamente, atravs de amplios movim ientos de masas, los diferentes espacios quela colectividad crea para la expresin de sus contactos intersubjetivos.Por el contrario, en momentos autoritarios, lo potico retrae al cuerpohumano, lo hace escaso, lo oculta en espacios estrechos, lo muestra enregresin. En Poblacin subterrnea, Camarg o nos dice que quieresentirse en la tierra como una inmensa placenta, adormecido/comoun nio a la espera de un nuevo natalicio. Su visin es siempre

    descendente, regresiva, imantada por el vientre magntico de latierra. La tierra es un tero, un permetro oscuro, a punto de sufrir lapenetracin d el falo, de la muerte.

    Desde nuestra perspectiva de anlisis, el vanguardismo deCam argo viene marcado tanto por la comuni cacin distorsionada quela ideologa de las burocracias civiles impone a la sociedad civil, comopor el subjetivismo que gua su representacin literaria. As, suuniverso mecanizado intenta totalizar una visin de mundo desde lasfragmentaciones del caos, de la putrefaccin y de la muerte.

    Volviendo ahora sobre la tesis de que los tropos literariosoperan como m odalidades o esquemas interpretativos de los contex-tos comunicativos de la cotidianidad, podemos hacer algunas obser-vaciones generalizadoras. De Los deshabitados a Del tiempo de lamuer te,

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    la produccin literaria muestra una crisis social qcomportamientos emocionales desequilibrados. control reflexivo de los personajes, la accin cpersona potica y la rutinizacin de las conducemociones son procesos culturales que los indprogresivamente -desde el aprendizaje inconsciemos de control de la ansiedad que dotan de auhumano, hasta la conciencia prctica y discursiv

    estos procesos hace que aqullas no puedan funciomos organizadores y reguladores de los elementosuniverso simblico. En efecto, alteradas las condhace imposible la accin simtrica estabilizadora intersubjetiva que permite la produccin y resmbolos. La falta de esta simetra estabilizadora deresponde al hecho de que el universo simblico hlas asimetras de dominacin que pone en m ovimienacionalismo revolucionario. Ocupado, colonizadblico, su funcin reproductora se reduce a reificaestado transitorio de cosas como si fuese natural y elos efectos patolgicos que lo nocturno impone arealidad. Son justamente estos efectos distorsionliterarios captan de modo particularmente agudo.que los tropos de las obras aqu analizadas operinterpretativos de contextos com unicativos distorde mecanism os represivos institucionalizados.

    Dicho esto, convendr ahora reintroduhicimos a Los deshabitados, a tiempo de analiz arla, ede que, desde una posicin culturalista, resulta captacin esttica de la cotidianidad distorsionadanecesario retomar nuestra afirmacin de que estmuestran imaginariamente la profunda crisis sosociedad bolivia na atraviesa en el perodo estudiapor quin hablan en el contexto de su historia.

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