Sesión general 1 de noviembre 2012HRLALM ISSSTEPor: Carlos Daniel Aguilar PérezFacultad de Medicina UNAMVoluntariado del Palacio Escuela de Medicina

La Santa Inquisición.

En el inicio del siglo XVI, los territorios dependientes de la corona española gozaban de una posición económica ascendente como el imperio más grande y rico del mundo occidental. Con este potencial, la casa real debía buscar la paz entre los habitantes de sus tierras para poder unificar la monarquía desde la base misma de su poder político: la religión católica.

La Inquisición, como institución de regulación y observación de las prácticas ortodoxas de la fe católica, existió desde los primeros momentos de vida virreinal.

En 1522 se estableció una primera corte donde la autoridad inquisitorial fue ejercida por los frailes de la orden dominica, denominándose a esta primera inquisición, monástica

Con el establecimiento del arzobispado de México, el poder y las facultades del tribunal inquisitorial pasaron a cargo del arzobispo, iniciando así el periodo episcopal de la Inquisición.

Debido a los conflictos con las élites indígenas se evidenció la necesidad de instaurar un juzgado cuya jurisdicción no dependiese del arzobispo o de las órdenes religiosas.

Los Orígenes: la Inquisición Monástica y Episcopal

Dando lugar a la creación del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en 1571 que dependía directamente del Consejo de la Suprema y General Inquisición española.

Por ello la orden dominica se hacer cargo de la inquisición de la Nueva España.

Fray Juan de Zumárraga pierde el cargo de inquisidor general por juzgar y condenar a muerte a:Carlos Chichimecatecuhtli u Ometochtzin Ixtlixóchitl, cacique de Texcoco.

Se trató del juicio en contra de Ometochtzin era un importante miembro de la nobleza indígena, nieto de Netzahualcóyotl e hijo de Nezahualpilli gobernante de Texcoco durante la Conquista.

Juana de Aza, estando embarazada del santo, tuvo un sueño en el que daba a luz un cachorro que portaba una antorcha encendida en su boca y un globo a sus pies.

Inquietada por el sueño, peregrinó a un monasterio benedictino cercano fundado por santo Domingo de Silos, el cual interpretó que anunciaba la luz que el niño daría al mundo con su predicación.

La Orden Dominica; leyenda

Según la "Leyenda", agradecida la madre, puso el nombre de aquel a su futuro hijo.

Los propios dominicos se considerarían a sí mismos como los perros pastores de la Iglesia.

Para ello requería que la Inquisición cuidara de los intereses políticos de la corona, mediante la imposición y el control de la ideología religiosa.

Todo cuanto estuviera en contra de ella sería un crimen de lesa majestad: una herejía.

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Una de las construcciones que más atemorizaban por su aspecto, hasta la década de los setenta era la Casa del Judío en el Cacahuatal de San Pablo.

Hoy en día huelga decir que no existe, pero tenemos noticia que “más parecía haber sido la tranquila mansión de un obispo o de un solitario religioso que huye del bullicio de la ciudad.”

En realidad esta notable construcción era la residencia particular de Tomás Treviño y Sobremonte, un hombre que fue juzgado por judaizante y quemado por la Inquisición.

Él es el aparecido cuyo sólo nombre hacía estremecer a generaciones pasadas.

¿Quién la pintó y cómo? Hace muchos años, ¡pero muchos! tantos, que ya nadie se acuerda de ello; allá, cuando no había presidentes, sino virreyes, capitanes generales, cuando la gente era más devota, y más rica y más feliz, hubo un hombre judío, que por su fe, fue preso por la Inquisición.

Cierto día pidió pinceles y colores para distraerse del fastidio. No le negaron tan inocente diversión, y se le ocurrió pintar en la puerta de su calabozo la imagen de una virgen que había atraído su atención.

Preparó los colores, tomó el pincel y recordando aquella santísima virgen, de rostro tan dulce y tan devoto, que sólo el verla un instante invitaba a la oración.

Impresionado por aquella fisonomía tan cariñosa que conquistaba corazones, comenzó a pintar y a pintar hasta concluir el cuadro.

Una vez que el carcelero, para llevarle agua y alimentos, entró al calabozo, el prisionero le mostró su obra. Aunque hombre rudo e ignorante, el celador quedó admirado ante la lindísima pintura.

Conmovido, comunicó a los inquisidores lo que había visto, y éstos fueron al calabozo, y seducidos ante la belleza de la imagen, manifestaron que era un milagro, que se arrepintiera de sus culpas y le otorgarían el perdón.

La pintura se colocó desde entonces en la Catedral, y el pueblo la llamó la Virgen del Perdón.

Esto en cuanto a la leyenda, sin embargo el cuadro también encierra una historia verdaderamente fascinante ligada a la Inquisición ya que fue la obra de un pintor que buscó la redención de sus pecados mientras la fabricaba. Se trata del artista flamenco Simón de Pereyns.