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Hortelanos de la Vaguada (Huertos Urbanos en el Cerro de San Vicente) borrador de proyecto Asociación Cultural del Barrio Antiguo Octubre de 2015

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Hortelanos de la Vaguada (Huertos Urbanos en el Cerro de San Vicente)

borrador de proyecto

Asociación Cultural del Barrio Antiguo

Octubre de 2015

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ÍNDICE

1. Antecedentes y contexto

1.1. El Huerto Urbano

1.2. El Cerro de San Vicente

2. Localización y descripción de la zona

3. Justificación

4. Criterios de gestión

5. Objetivos

6. Recursos

7. Agentes implicados

8. Resumen: ventajas y riesgos

9. Bibliografía

Este borrador de proyecto busca ser una compilación de principios, ventajas y riesgos para la

realización de un huerto urbano de gestión vecinal con colaboración municipal en el Cerro de

San Vicente, para su valoración por los representantes políticos en el Ayuntamiento de

Salamanca. Si hay voluntad política de integración del proyecto en el plan urbano, la

agrupación vecinal se responsabilizará de un proyecto más amplio con objetivos concretos,

compromisos vecinales e institucionales, y datos técnicos.

3

1. ANTECEDENTES Y CONTEXTO

1.1. EL HUERTO URBANOi

A lo largo de la historia la agricultura y las ciudades siempre han mantenido profundas

relaciones de dependencia que hacen imposible su comprensión de forma aislada (Casadevante y

Morán, 2015). Aunque el vínculo se quiebra con el desarrollo de la revolución industrial, en la

primera mitad del siglo XX volvieron a proliferar los huertos urbanos, sobre todo en la época de las

grandes guerras, con el fin de asegurar el alimento con independencia de las importaciones. Se

llamaban “Victory gardens” o “War gardens”. A partir de los años 60 y 70, vuelven a resurgir los

huertos urbanos, pero la razón no es tanto la necesidad de alimentos, sino la necesidad de

responder al sistema por parte de grupos sociales excluidos por éste.

Actualmente son cada vez más las personas que participan en un huerto urbano o tienen su

huerta en casa. De hecho, los huertos están tomando cada vez más reconocimiento a la hora de

aplicar planes de desarrollo de espacios públicos. Ya no se ven sólo como huertas, sino también

como espacios verdes, sostenibles y de ocio; lugares donde desconectar, al mismo tiempo que

sirven como herramienta para la educación ambiental, el desarrollo de terapias y el

entretenimiento para todos los públicos. Nueva York cuenta con más de 600 huertos comunitarios.

Detroit ha visto en ellos parte de su futuro después de su declive económico.

Ya en Europa, la ciudad británica de Totnes es un ejemplo paradigmático de cómo el gobierno

municipal y la sociedad civil pueden llegar a acuerdos para fomentar el uso de espacios públicos y

privados como huertos urbanos (Hopkins, 2011). En nuestro entorno cercano podemos encontrar

ejemplos importantes, como las iniciativas del pueblo de Carcaboso (Cáceres) que ha conseguido

retener población y dar trabajo en tiempos de crisis gracias en gran medida en una recuperación

del medio agrario; o la Huerta sin Puerta, en la ciudad de Valladolid1.

El huerto urbano es, en el contexto actual de crisis económica, una opción para satisfacer parte

de las necesidades alimentarias de la población y sobre todo una forma de generar tejido social, de

acercar a mayores y jóvenes y de acercar el mundo rural y urbano. Estos aspectos se desarrollan

detalladamente en el apartado "Justificación".

1.2. EL CERRO DE SAN VICENTE

El Cerro de San Vicente cuenta con una extensísima historia que se remonta a los primeros

pobladores de Salamanca, en la I Edad del Hierro (s. VII a.c.) En distintas localizaciones del Cerro se

establecerán posteriormente el Convento de San Vicente (destruido durante la Guerra de la

Independencia) y ya en el siglo XX el Colegio Mayor Guadalupe de la Universidad Pontificia de

Salamanca (también demolido en la actualidad).

Más allá del evidente valor arqueológico del Cerro, su ladera, junto a la parte colindante de la

Vaguada de la Palma (antiguo Regato del Arroyo) ha sido tradicionalmente un área de cultivo

sobre el que aún hoy se conserva una estructura de terrazas, pozos y árboles frutales. Incluso

hasta los años 90, durante el tiempo que se ubicó allí el Colegio Mayor Guadalupe, se continuó

cultivando parcialmente la ladera del Cerro por parte de los religiosos del Colegio. Esto pone por

tanto de relieve el valor hortícola del Cerro, complementario a su valor arqueológico, que al

1 http://barriolavictoriavalladolid.blogspot.com.es/2013/02/la-huerta-sin-puerta.html

4

desarrollarse en zonas claramente separadas ha permitido mantener los restos arqueológicos en un

perfecto estado de conservación.

Figura 1. Cerro de San Vicente: perspectiva actual de los antiguos huertos urbanos en la ladera este,

bajo el museo arqueológico de la ciudad.

2. LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA ZONA

El siguiente mapa (Figura 2) ilustra el Cerro de San Vicente y sus distintas áreas. Como se puede

observar, el espacio tradicional de huertas ocupa aproximadamente un 20% de la superficie

total del Cerro, encontrándose bien separado de los dos yacimientos arqueológicos

importantes. Se observa también en el mapa la extensa superficie del Cerro disponible para

ajardinamiento y adecuación para turistas y visitantes, sobre todo en su parte superior,

previsiblemente más interesante al encontrarse los accesos al museo, el yacimiento neolítico y las

vistas panorámicas de la ciudad.

El espacio tradicional de huertas ocupa la ladera sur hacia el Paseo de la Vaguada de La Palma,

una zona de razonable valor turístico pero sobre todo utilizada por los vecinos y la comunidad del

I.E.S de La Vaguada de La Palma2. Por tanto, aunque englobado dentro del cerro, el espacio de

huertas es posiblemente menos turístico y, dentro de unos principios estéticos, de accesibilidad y

de respeto arqueológico, son susceptibles de ser recuperados para su uso tradicional.

Nuestra propuesta afectaría, en inicio sólo a la parte más baja del cerro, ya que consideramos

que es suficiente para poder desarrollar el huerto comunitario, con un análisis realista de las

fuerzas actuales disponibles. En la figura 3 se señala la zona de actuación primera, con una zona de

2 Algunos profesores de este instituto ya se han mostrado interesados por el proyecto, como se explicará más

adelante (sección 7)

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influencia que sería necesaria para accesos y para poder ampliar la zona de huertos en caso de

lograr un aumento de usuarios. Las terrazas que escalonan la ladera sólo se usarían en caso de gran

afluencia de hortelanos y tendría una gestión más específica y cuidadosa.

Figura 2. El Cerro de San Vicente y sus áreas

Figura 3: Localización de zona propuesta de huertos.

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3. JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO

Una de las consecuencias de la globalización es la especialización de los territorios en diferentes

y concretos sectores económicos, cultivos (ej.: evolución de la PAC), etc., lo que conlleva la pérdida

de la diversidad etnográfica y ambiental tradicional de los territorios. En el caso de Salamanca, la

especialización en unos pocos cultivos, el empobrecimiento del suelo, la especialización de la

economía en sólo unos cuantos sectores (turismo, servicios) está generando también un

empobrecimiento del acervo comunitario acumulado durante años. Esta pérdida se traduce en una

grave amenaza en el contexto de escasez creciente de recursos en que nos encontramos. Supone

una pérdida de resiliencia ante los cambios climáticos cada vez más acentuados y la escasez

mundial de recursos fósiles y minerales. Se hace necesario recuperar el acervo perdido y reciclarlo

para ponerlo al servicio del desarrollo endógeno de nuestra ciudad de forma que aumente su

capacidad de resistencia ante cambios ambientales externos. En este contexto global, los huertos

urbanos son una herramienta sencilla que generan potentes sinergias efectivas en la erradicación

de estas debilidades y para afrontar estas amenazas.

En el caso concreto de la agricultura, hablamos de una grave pérdida de recursos fitogenéticos

de más del 75% en el último siglo según la FAO; una clara señal de debilidad que afecta tanto al

aspecto nutricional y alimenticio de la población, como al económico, cultural y ambiental. Sin

embargo, un uso tradicional que se puede recuperar en los huertos urbanos ecológicos es el

intercambio de semillas, lo que contribuye a la conservación de especies autóctonas y tradicionales,

que no están disponibles a nivel comercial y que de otra manera corren un serio riesgo de

desaparición, debilitando la capacidad de resistencia y adaptación del territorio.

Además, en un huerto urbano ecológico se generan una serie de interacciones de las que emanan

sinergias cuyos beneficios no son cuantificables numéricamente: por ejemplo, espacio de encuentro

para compartir y saborear, tocar los frutos de la tierra, tocar la tierra, trabajar la tierra,

responsabilidad comunitaria, sentimiento de comunidad, aprendizaje, etc. Todo esto son beneficios

que requieren un bajo coste y dan cuantiosos resultados tangibles e intangibles: cuidado de la salud

personal y del entorno, aprendizaje colectivo sobre el entorno, favorece el desarrollo de la ciudad

colaborativa, la toma de decisiones conjunta. Se entrecruza lo público y lo privado, lo externo con lo

interno y se cambia la verticalidad por la horizontalidad.

No podemos olvidar el origen etimológico de la palabra cultura, del latín cultus (cultivo,

cultivado). Si perdemos nuestros cultivos perdemos nuestra cultura. Y aprender nuevas técnicas

sostenibles de cultivo significa ampliar nuestra cultura.

El huerto urbano nos permite ser menos dependientes energéticamente porque producimos los

alimentos donde los comemos. También nos permite mejorar el ecosistema urbano cerrando los

ciclos mediante la recuperación de restos vegetales de parques y jardines (para la fertilización y

acolchado del huerto), al tiempo que se genera nueva materia orgánica para el compost, incluso la

valorización energética.

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A continuación enumeramos algunos de los beneficios asociados a los huertos urbanos:

● El valor etnográfico de un huerto ecológico es inestimable al preservar el paisaje y la

biodiversidad tradicional.

● Se mejora la repoblación de insectos polinizadores, favoreciendo la presencia de aves y

diversificándose las especies y el número de plantas.

● Alivia la presión del paisaje urbano.

● Sirven para compensar el efecto de “isla de calor” que se produce en las ciudades (el

cemento y el asfalto absorben e irradian la luz del sol, provocando un aumento de las

temperaturas en las ciudades que implican un mayor uso del aire acondicionado y por tanto

mayor gasto de energía.

● En el caso particular del Cerro de San Vicente, puede ayudar a prevenir posibles incendios

como los que se han producido en los últimos años.

● Son una integración entre el campo y la ciudad, entre la naturaleza y la urbe, mejorando la

calidad del aire y disminuyendo la contaminación.

● Lucha contra el cambio climático. El reciclaje de restos orgánicos genera el

aprovechamiento de un producto que normalmente acaba en los vertederos o es quemado.

Con ello se reduce considerablemente la emisión de CO2 generado en su transporte a

vertedero o en su combustión y se convierte en una actividad que fija este elemento

mediante el compostaje o acolchado.

● Punto de partida hacia una verdadera educación ambiental en la ciudad, convirtiendo a

todos los ciudadanos en ciudadanos eco-conscientes y prosumidores.

● Las personas mayores todavía conservan en su memoria la estrecha relación que

mantuvieron con la tierra en sus tiempos jóvenes bien porque eran agricultores o porque la

interrelación entre el campo y la ciudad era muy estrecha. La mayoría de ellos se

encuentran en condiciones de aportar sus los conocimientos y experiencias para recuperar

y mantener una tradición agrícola que se está perdiendo. Conservar estos conocimientos y

unirlos a las nuevas tecnologías respetuosas con el medio ambiente es una labor

importantísima que ellos pueden aportar a la sociedad.

● Las personas con pocos recursos económicos pueden disponer de una parcela donde

cultivar alimentos sanos y con ello contribuir a paliar su difícil situación económica.

● Las personas discapacitadas se pueden beneficiar de esta actividad tan enriquecedora ya

que supone el contacto con unas labores culturales muy estrechamente relacionadas con la

Naturaleza, en un entorno al aire libre que puede ser muy gratificante para ellas

contribuyendo de una manera eficaz a aumentar su autoestima.

● Esta integración de personas mayores y personas de distinto origen, que están entre las

señas de identidad del Barrio de San Vicente debido a su propia evolución puede ser muy

interesante para formar una red social más integrada en el barrio, actualmente separado en

tres sectores relativamente estancos: antiguos vecinos, comunidad gitana y nuevos vecinos.

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4. CRITERIOS DE GESTIÓN

A continuación se enumeran una serie de criterios para la gestión de los huertos urbanos que se

proponen, atendiendo a distintos aspectos.

Criterio Arqueológico: Como se comentó en apartados anteriores, el área susceptible de su

recuperación como huertos urbanos se encuentra lejos de las áreas de interés arqueológico. De

todos modos, la actividad hortícola solamente afecta, en todo caso, a una escasa profundidad de

tierra, similar a la que pueden llevar las tareas de ajardinamiento, con lo que los posibles aunque

improbables restos arqueológicos no correrían ningún peligro. Es más, las prácticas de

permacultura y agricultura natural que pueden ser recomendables por criterios ecológicos y

estéticos no implican un arado agresivo como el que se puede en un cultivo tradicional. En

cualquier caso, se acepta sin ninguna reserva cualquier limitación que los técnicos expertos

arqueólogos consideren desde los servicios municipales.

Criterio Presupuestario: desde un punto de vista institucional, la propuesta de huertos urbanos

puede tener varios aspectos interesantes. En primer lugar, permite un acondicionamiento de un

área verde sin mantenimiento municipal, ya que sólo es necesaria una inversión inicial similar a la

realizada en una zona de jardines (básicamente, acceso peatonal y conducción del agua). Las

labores de mantenimiento serían asumidas por los vecinos a través de este proyecto, o de un

compromiso concreto a mayores. De esta manera, añadida a otras ventajas, tendría un ahorro

presupuestario si se compara con su ajardinamiento.

Criterio Estético: sin duda este es un aspecto muy importante dentro del casco histórico de una

ciudad como Salamanca. Desde este proyecto se buscaría un tipo de horticultura orientada hacia un

jardín comestible, de tal manera que no desentone con el entorno y se integre dentro del ámbito

urbano, en sintonía con las recomendaciones del servicio de jardines municipal. Sirvan como

referencia estética de consulta la compilación de fotos de jardines comestibles publicadas por

Houzz3.

Criterio Social: En el barrio de San Vicente hay una importante variedad vecinal, que incluye

antiguos propietarios, nuevos propietarios, estudiantes y un importante colectivo gitano. Estos

grupos llevan distintos tipos de vida, interactuando raramente. La gestión de un huerto urbano

común, por la que se han interesado tanto nuevos como viejos vecinos, supone sin duda un nexo de

unión para la integración de los distintos colectivos. Además, es posible que se generen sinergias

con el IES Vaguada de La Palma y con la Universidad de Salamanca (en particular, la Oficina Verde y

la Facultad de Ciencias Ambientales), con las que ya se han establecido contactos preliminares

positivos al respecto.

3 http://www.houzz.com/edible-garden

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Criterio Ecológico: Supone la no introducción de herbicidas, pesticidas ni abonos químicos en los

huertos. El control de plagas se efectuará según los principios de la permacultura. Implica también

la recuperación de variedades locales (por ejemplo, las que gestiona el Centro Zahoz4 de guardianes

de semillas en Salamanca) y la no eliminación de la vegetación autóctona, en especial la variedad de

almendros y escaramujos (rosales salvajes) que crecen de forma natural en el área del cerro.

Criterio de Movilidad: un aspecto a tener en cuenta de los huertos urbanos es precisamente éste:

su urbanidad. Un huerto ‘urbano’ en las afueras o en municipios aledaños no es sostenible desde un

punto de vista de la movilidad: el uso del coche para el acceso y la dificultad de mantenimiento

diario son dos impedimentos importantes si el huerto no está cerca de las personas que lo

gestionan. El hecho de que las huertas del Cerro de San Vicente estén integradas en uno de los

barrios de la ciudad y que haya vecinos dispuestos a su mantenimiento cobra especial importancia.

Criterio Educativo y Cultural: Se pretenden recuperar valores de reconocimiento y uso de la

tierra que estamos perdiendo. Por un lado, el incremento de la relación social entre nuevas y viejas

generaciones del Barrio de San Vicente, más la compartición e investigación de los conocimientos

agrícolas de los distintos actores, puede ser beneficioso para todos. Por otro lado, se planea la

realización de talleres para la introducción a la permacultura, la agricultura natural, el consumo km.

cero, estética y jardinería, etc. y aspectos más divulgativos a nivel de instituto, universidad o

centros de formación profesional como la Fonda de la Veracruz (dependiente del IES Vaguada de La

Palma).

Criterio Participativo: Todas las tareas a realizar serán decididas y consensuadas por quienes

participan en el proyecto, con la participación y aprobación de los responsables y funcionarios del

ayuntamiento.

Criterio de Compromiso y Responsabilidad: El compromiso y la responsabilidad son valores que

también fomenta este proyecto. Participar en el proyecto supone asumir la responsabilidad que

conlleva y comprometerse con ella. Se pedirá, pues, realismo a la que gente que quiera

comprometerse, asumiendo las tareas que realmente vaya a poder realizar. Se cuenta actualmente

con el compromiso expreso de 12 vecinos del barrio y se espera una mayor participación si el

proyecto termina incorporándose al plan de recuperación del Cerro San Vicente y por supuesto a la

participación de otros barrios. Esta estimación no es infundada, dado por ejemplo el gran éxito de

las huertas puestas en alquiler en las cercanas Salas Bajas por un conocido vivero. En particular, la

zona de huertas supone aproximadamente 4500 m2. Suponiendo huertos pequeños de 40m2, de los

que es fácil responsabilizarse, y estimando en torno a 30 vecinos o colectivos dispuestos

actualmente a su gestión, estaríamos hablando de que, antes de darle publicidad y tener un

proyecto consensuado con el Ayuntamiento, se podrían cubrir de manera realista unos 1200m2. No

parece pues improbable cubrir el territorio completo cuando el proyecto tenga visibilidad, o reducir

el terreno de huertas por criterios paisajísticos o arqueológicos.

4 http://www.centrozahoz.org/

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Criterio Productivo: Este es un aspecto importante y que conviene dejar claro. Por las

características del Cerro, lo más adecuado sería mantener los huertos sin cerramientos. Establecer

un cercado sería tanto un problema estético como, quizás, de acceso al cerro. La producción de

alimentos tiene por tanto una intención educativa, social y lúdica, antes que productiva. Esto no

tiene por qué suponer un problema de participación. Todos los vecinos comprometidos con esta

propuesta piloto están dispuestos a aceptar este tipo de producción: de libre acceso, sólo para

consumo personal, nunca para generación de beneficios económicos.

El modelo que, desde nuestro punto de vista, más se parece a lo que se pretende en el Cerro de

San Vicente es alcanzar un acuerdo de "custodia del territorio" (Fire, 2013). La custodia del

territorio se entiende como el acuerdo entre los propietarios de un territorio con aquellas personas

o entidades que lo usan para recuperar y conservar sus valores naturales, culturales y paisajísticos

mediante un uso responsable de los recursos.

Hasta el momento, estas iniciativas se han aplicado en espacios fluviales y costeros, en terrenos

forestales, en el medio natural. Sin embargo, la ‘custodia urbana’ puede convertirse también en una

estrategia de participación activa de los ciudadanos para la recuperación de espacios en las

ciudades. La reapropiación de dichos espacios para la satisfacción de necesidades educativas,

culturales, ambientales, de cohesión, de alimentación..., por parte de la ciudadanía puede ser la

materia prima necesaria para la estructuración y funcionalidad del ecosistema urbano.

Los acuerdos de custodia se reflejan por escrito mediante un contrato entre la entidad que

aporta el terreno y el grupo de personas que va a hacerse cargo de una serie de tareas, con el fin de

que queden claros los objetivos y la forma en que se llevarán a cabo. Modelos similares se han

llevado a cabo ya con éxito, tanto en nuestra ciudad (huerto urbano dentro del Huerto de Calixto y

Melibea) como en Valladolid (la Huerta Sin Puerta, ver sección 1.1).

5. OBJETIVOS

Objetivo general: Generar un espacio de encuentro y cuidado colectivo de huertos urbanos /

jardín comestible en el Cerro de San Vicente, dentro del espacio delimitado en la ladera este de

dicho cerro por las huertas tradicionales, respetando los yacimientos arqueológicos de la parte

superior del cerro y cualquiera que pudiera quedar en el subsuelo. Igualmente se respetarán las

condiciones estéticas y de acceso que estime conveniente el Ayuntamiento a través de sus

Consejerías de Urbanismo y Medio Ambiente.

Objetivos específicos (OE):

OE1. Obtener un acceso peatonal seguro y conducción de agua por parte del Ayuntamiento a la

zona. Dicho acceso podría hacerse recuperando las escaleras que existían para conectar la

parte superior de la calle San Narciso con la calle Vaguada de La Palma.

OE2. Gestionar de manera vecinal el mantenimiento de los huertos. Dicha gestión se

consensuará con el Ayuntamiento en lo relativo a criterios estéticos, arqueológicos y de

acceso. El Ayuntamiento, como titular de los terrenos, podrá supervisar el cumplimiento

del compromiso de mantenimiento.

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OE3. Asumir los costes de consumo de agua, herramientas de labrado y trabajo de la tierra por

parte de los vecinos, si bien se puede consensuar una porción del gasto compartido por el

Ayuntamiento atendiendo al ahorro correspondiente del consistorio por su liberación de

dicho mantenimiento.

OE4. Rehabilitar el entorno de huertas, generando un espacio verde abierto, estéticamente

atractivo y de cultivo de productos locales.

OE5. Recuperar el conocimiento del entorno ambiental local, de los saberes tradicionales de uso

de la tierra y del gusto de estar en contacto con la naturaleza.

OE6. Fomentar el aprendizaje social, valores compartidos, cohesión vecinal, solidaridad, salud,

entorno saludable. El proyecto puede servir como programa piloto a difundir en otros

barrios con posibilidades similares, como El Zurguén o Pizarrales.

6. RECURSOS

Conducción del agua: este es un recurso del que sería responsable el Ayuntamiento. No obstante,

es una tarea que se debería llevar a cabo igualmente en cualquier proyecto de ajardinamiento, con

lo que no supone un coste adicional. Adicionalmente, se pueden explorar las posibilidades de

captación de agua o riego por precipitación desde las tomas de agua en la cima del cerro, o la

recuperación de los pozos tradicionales existentes.

Sistema de riego: de nuevo, este es un recurso del que sería responsable el Ayuntamiento y cuya

instalación sería igualmente necesaria para un proyecto de ajardinamiento. En este caso, sí podría

suponer un coste adicional si fuera necesario un riego más frecuente o una red más compleja de

riego por goteo, cuyo coste se puede estudiar si es asumible por los responsables vecinales de cada

huerto o compartido con el Ayuntamiento. Alternativamente, se puede estudiar la recuperación de

los pozos existentes en el huerto tradicional, o elaborar un sistema de captación de agua, para así

fomentar el ahorro y mejor aprovechamiento de los recursos hídricos.

Sistema de cultivo: se consideran métodos poco dependientes de maquinaria, fertilizantes, o

arado excesivo. Igualmente, se consideran métodos que diverjan del monocultivo estacional, para

dar al área un aspecto estético de jardín comestible anual. En este sentido, se consideran sistemas

de bancal profundo, supeditado a los principios de permacultura, sin descartar otros métodos como

puede ser la agricultura natural (Fukuoka, 1975).

Semillas: Se consensuaría con los servicios del Ayuntamiento el tipo de plantaciones, priorizando

las variedades locales como las que custodia el Centro Zahoz de Salamanca (ver Sección 4, Criterio

Ecológico), y favoreciendo el intercambios de semillas. Igualmente importante, se trataría de

respetar y recuperar la flora endémica del cerro, que incluye principalmente una variedad de

almendro que crece de manera natural, al igual que otros frutales y los rosales salvajes

(escaramujos).

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Compostaje y abono: este es de nuevo un coste que ocurriría también en el caso de

ajardinamiento, si bien probablemente más reducido. No obstante, se puede aprovechar para crear

una conciencia de ciclo cerrado, habilitando algún punto para una compostadora comunitaria o

pequeñas compostadoras que no alteren el paisaje.

Aperos y mobiliario: este sería un aspecto que correría enteramente a cargo de los responsables

vecinales. Al igual que las compostadoras, pudiera ser interesante estudiar la instalación de un

armario comunal o pequeños armarios para guardar aperos, siempre que no alteren los requisitos

estéticos del entorno. Existen muchos casos de integración estética de este tipo de mobiliario

dentro de huertos urbanos, sirva como ejemplo la Figura siguiente, correspondiente a un huerto

urbano en Massachussets (EEUU) de aproximadamente 400 m2.

Figura 3. Jardín comestible con pequeño invernadero y armario para aperos integrados

(Toensmeier y Bates, 2013)

Cerramiento: como hemos expuesto anteriormente, habilitar un cerramiento puede ser

complicado y no deseable desde el punto de vista institucional, aunque quedamos a expensas del

criterio en este sentido que interese al Ayuntamiento.

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7. AGENTES IMPLICADOS

A continuación se enumeran los distintos agentes que han mostrado interés o apoyo

informal al proyecto, o que serían en cualquier caso agentes implicados en el mismo:

● Vecinos firmantes del presente proyecto: Un colectivo de alrededor de una docena

de personas vinculadas con el barrio recientemente (menos de 10 años) y desde

hace más tiempo, incluyendo: parejas jóvenes con niños pequeños, vecinos con gran

arraigo en el barrio, trabajadores de la Universidad de Salamanca y del IES Vaguada

de la Palma.

● Asociación de vecinos del Barrio de San Vicente: colectivo que aglutina

principalmente a los vecinos más mayores del barrio y con mayor conocimiento del

mismo, y que han dado su apoyo al proyecto.

● Comunidad gitana: vecinos también antiguos del barrio que conforman unas 12

familias

● I.E.S. Vaguada de la Palma: tanto desde la dirección como desde el departamento de

ciencias de la tierra se ha recibido con interés la propuesta, dentro de las

posibilidades educativas que presenta en las ramas de ciencias naturales y también

como proponentes de menús Km. 0 a través de la Escuela de Hostelería ‘Fonda de la

Veracruz’ dependiente del citado instituto.

● Asociación en Defensa del Patrimonio: Han dado du apoyo unánime al proyecto,

señalándolo como un ejemplo de actuación para recuperar el uso tradicional de

estos terrenos y conservar su patrimonio.

Relación de vecinos del barrio San Vicente promotores el proyecto:

Borja Fernández Sierra

Ana Geraldes Risueño

Irene López Navarro

María Alba Merideño Bulnes

Antonio Ovejero García

Ibán Revilla Sánchez

Rodrigo Santamaría Vicente

Existe una hoja de firmas dónde otros vecinos han plasmado su interés. Actualmente se cuenta

con unas 50 firmas, a parte de las de los promotores.

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8. RESUMEN: VENTAJAS Y RIESGOS

A continuación, a modo de resumen, se recopilan las principales ventajas y riesgos

detallados en los apartados anteriores.

Ventajas

Acondicionamiento de un área verde sin excesivo gasto municipal.

Integración y colaboración entre distintos miembros del barrio de San Vicente.

Recuperación de un espacio tradicional, y de los conocimientos asociados.

Interés y apoyo de distintos actores sociales y culturales de la ciudad.

Compromiso de varios vecinos y diálogo con el ayuntamiento.

Riesgos

Condicionantes estéticos, arqueológicos o de acceso que establezcan los técnicos

institucionales, ante los que se demostraría el máximo respeto

Integración o adaptación a los posibles planes urbanísticos del Ayuntamiento

respecto al Cerro de San Vicente.

En definitiva a la luz de nuestro análisis, creemos interesante, posible y beneficioso para

las distintas partes el trabajar, a partir de los puntos aquí expuestos y en colaboración directa

con los representantes y técnicos municipales, en la recuperación para la ciudad y el barrio de

los huertos urbanos del Cerro de San Vicente, mediante una gestión vecinal informada,

comprometida y responsable.

Porque yo, clásico de mi araucanía,

castellano de sílabas, testigo

del Greco y su familia lacerada,

yo, hijo de Apollinaire o de Petrarca,

y también yo, pájaro de San Basilio,

viviendo entre las cúpulas burlescas,

elaborados rábanos, cebollas

del huerto bizantino, apariciones

de los iconos en su geometría,

yo que soy tú me abrazo a las herencias

y a las adquisiciones celestiales;

yo y tú, los que vivimos en el límite

del mundo antiguo y de los nuevos mundos

participamos con melancolía

en la fusión de los vientos contrarios,

en la unidad del tiempo que camina.

La vida es el espacio en movimiento.

[Pablo Neruda – Elegía]

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9. BIBLIOGRAFÍA

(Casadevante y Morán, 2015) Raíces en el asfalto. Pasado, presente y futuro de la agricultura

urbana. J. L. Fdez. Casadevante y Nerea Morán. Ed. Libros en Acción. 2015. Blog:

https://raicesyasfalto.wordpress.com/

(Hopkins, 2011) Localisation and Resilience at the Local Level: The Case of Transition Town Totnes.

Rob Hopkins. Tesis doctoral, Universidad de Plymouth. 2011.

(Toensmeier y Bates, 2013) Paradise Lot: Two Plant Geeks, One-Tenth of an Acre, and the Making

of an Edible Garden Oasis in the City. Eric Toensmeier and Jonathan Bates. Ed. Chelsea Green

Publishing. 2013

(Fire, 2013) Acuerdos de custodia del territorio en distinta tipología de fincas. Fundación

Internacional para la Restauración de Ecosistemas y Ministerio de Agricultura, Alimentación y

Medio Ambiente de España. 2013.

Disponible online: http://custodia-territorio.es/sites/default/files/recursos/manual_fire.pdf

(Fukuoka, 1975) La revolución de una brizna de paja. Masanobu Fukuoka. Ed. EcoHabitar. 1975.