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Historiografía 1 Historiografía Mujer escribiendo, de Johannes Vermeer. La historiografía es el registro escrito de la historia, la memoria fijada por la propia humanidad con la escritura de su propio pasado. El término proviene de historiógrafo, y éste del griego ἱστοριογράφος ([historiográfos]), de ἱστορία ([historía]: historia) y -γράφος ([gráfos]), de la raíz de γράφειν ([gráfein]: escribir); o sea, el que escribe (o describe) la historia. [1][2] La historiografía es el arte de escribirla, [3] pero también la ciencia de la historia. [4] El énfasis en su condición de "arte" (τέχνη, [téchne]) o "ciencia" (ἐπιστήμη, [epistéme]) es uno de los objetos de debate metodológico más importante entre los historiadores, con abundante participación de todo tipo de intelectuales que han reflexionado sobre ello, dada su posición central en la cultura. [5] Para una parte de ellos, ni siquiera puede hablarse de "historia" en singular, puesto que la condición de relato de sus productos los convierte en "historias" en plural. [6] Para la mayor parte de los historiadores contemporáneos, en cambio, es irrenunciable [7] la condición científica de la historia, o al menos la aspiración a tal condición ("ciencia en construcción" [8] ), e incluso está muy extendida la visión que no percibe ambos rasgos (ciencia y arte) como estrictamente incompatibles sino como complementarios. [9] Historiografía como meta-historia Si la historia es una ciencia cuyo objeto de estudio es el pasado de la humanidad, cuestión en que la mayoría, pero no todos los historiadores concuerdan; se tiene que someter al método científico, que aunque no pueda aplicársele en todos los extremos de las ciencias experimentales, sí puede hacerlo a un nivel equiparable a las llamadas ciencias sociales. Un tercer concepto confluyente a la hora de definir la historia como fuente de conocimiento es la «teoría de la historia», que puede llamarse también «historiología» (término acuñado por José Ortega y Gasset). [10] Su papel es estudiar «la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica», [11] mientras que la «historiografía» es, a la vez: el relato mismo de la historia, el arte de escribirla, y el estudio científico de sus fuentes, productos y autores. [12] Es imposible acabar con la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo se puede definir: la historia como los hechos del pasado, la historiografía como la ciencia de la historia,

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Historiografía 1

Historiografía

Mujer escribiendo, de Johannes Vermeer.

La historiografía es el registro escrito de lahistoria, la memoria fijada por la propiahumanidad con la escritura de su propiopasado.

El término proviene de historiógrafo, y éstedel griego ἱστοριογράφος([historiográfos]), de ἱστορία ([historía]:historia) y -γράφος ([gráfos]), de la raíz deγράφειν ([gráfein]: escribir); o sea, el queescribe (o describe) la historia.[1][2]

La historiografía es el arte de escribirla,[3]

pero también la ciencia de la historia.[4] Elénfasis en su condición de "arte" (τέχνη,[téchne]) o "ciencia" (ἐπιστήμη, [epistéme])es uno de los objetos de debatemetodológico más importante entre loshistoriadores, con abundante participaciónde todo tipo de intelectuales que hanreflexionado sobre ello, dada su posicióncentral en la cultura.[5] Para una parte deellos, ni siquiera puede hablarse de"historia" en singular, puesto que lacondición de relato de sus productos losconvierte en "historias" en plural.[6] Para lamayor parte de los historiadores contemporáneos, en cambio, es irrenunciable [7] la condición científica de lahistoria, o al menos la aspiración a tal condición ("ciencia en construcción"[8]), e incluso está muy extendida lavisión que no percibe ambos rasgos (ciencia y arte) como estrictamente incompatibles sino comocomplementarios.[9]

Historiografía como meta-historiaSi la historia es una ciencia cuyo objeto de estudio es el pasado de la humanidad, cuestión en que la mayoría, pero notodos los historiadores concuerdan; se tiene que someter al método científico, que aunque no pueda aplicársele entodos los extremos de las ciencias experimentales, sí puede hacerlo a un nivel equiparable a las llamadas cienciassociales.Un tercer concepto confluyente a la hora de definir la historia como fuente de conocimiento es la «teoría de lahistoria», que puede llamarse también «historiología» (término acuñado por José Ortega y Gasset).[10] Su papel esestudiar «la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica»,[11] mientras que la «historiografía» es, a la vez:el relato mismo de la historia, el arte de escribirla, y el estudio científico de sus fuentes, productos y autores.[12]

Es imposible acabar con la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo sepuede definir:•• la historia como los hechos del pasado,•• la historiografía como la ciencia de la historia,

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• la historiología como su epistemología.La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lotiene. Especula un posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principiodirector o finalidad en el proceso de la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de losque se separa claramente. Si su objeto es la verdad o el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea deprogreso en ella; son materias ajenas a la historia y la historiografía propiamente dichas, que trata esta disciplina. Unenfoque intelectual que tampoco contribuye mucho a entender la ciencia histórica como tal es la subordinación delpunto de vista filosófico a la historicidad, considerando toda la realidad como el producto de un devenir histórico:ese sería el lugar del historicismo, corriente filosófica que puede extenderse a otras ciencias, como la geografía.Una vez despejada la cuestión meramente nominal, queda para la historiografía por tanto el análisis de la historiaescrita, las descripciones del pasado; específicamente de los enfoques en la narración, interpretaciones, visiones demundo, uso de las evidencias o documentación y métodos de presentación por los historiadores; y también el estudiode estos mismos, a la vez sujetos y objetos de la ciencia.La historiografía, más llanamente, es la manera en que la historia se ha escrito. En un amplio sentido, lahistoriografía se refiere a la metodología y a las prácticas de la escritura de la historia. En un sentido más específico,se refiere a escribir sobre la historia en sí.

Fuentes historiográficas y su tratamientoEs importante distinguir la materia prima del trabajo de los historiadores (fuente primaria) de los productossemielaborados o terminados (fuente secundaria e incluso fuente terciaria). Igualmente denotar la diferencia entrefuente y documento y el estudio de las fuentes documentales: su clasificación, prelación y tipología (escritas, orales,arqueológicas); su tratamiento (reunión, crítica, contraste), y el mantener el respeto debido a las fuentes,fundamentalmente con su cita fiel. La originalidad del trabajo de los historiadores es un asunto delicado.

Historiografía como producción historiográfica

Archivo de Indias, delante de la Catedral de Sevilla.

Historiografía es equivalente a cada parte dela producción historiográfica, o sea: alconjunto de escritos de los historiadoresacerca de un tema o período históricoconcreto. Por ejemplo, la frase «es muyescasa la historiografía sobre la vidacotidiana en el Japón en la era Meiji» quieredecir que hay pocos libros escritos sobre talcuestión porque hasta el momento no harecibido atención por parte de loshistoriadores, no porque su objeto de estudiosea poco relevante o porque haya pocasfuentes documentales que proporcionendocumentación histórica para hacerlo.[13] Con respecto a la difusión y publicidad de la producción historiográfica,sería bueno que cumpliera los mismos requisitos a que se someten las demás publicaciones científicas.

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Enterramiento de la cultura nazca.

Fray Bartolomé de las Casas.

También se utiliza el vocablo historiografíapara hablar del conjunto de historiadores deuna nación, por ejemplo, en frasessemejantes a esta: «La historiografíaespañola abrió sus brazos y sus archivosdesde los años 1930 a los hispanistasfranceses y anglosajones, que renovaron sumetodología».

Es necesario diferenciar los dos términosusados más arriba: «producciónhistoriográfica» y «documentaciónhistórica», aunque en muchos casos coincidaque los historiadores utilizan comodocumentación histórica precisamente laproducción historiográfica anterior.Por ejemplo: además de un conjunto dedocumentos archivísticos de la Casa deContratación de Sevilla que se produjeronquizá sólo para llevar una contabilidad;[14] ode algún material arqueológico que se halleen una excavación en Perú, y que sedepositó sin intención de que nadie loencontrara; un historiador americanistatendrá que utilizar la Brevísima relación dela destrucción de las Indias, que fue escritapor Bartolomé de las Casas con un afánhistórico indudable, además de con unpropósito de la defensa de un interés o supropio punto de vista.[15] Con eso últimovemos otra insalvable característica de lahistoria que la peculiariza como ciencia:ningún historiador, por muy objetivo quepretenda ser, es ajeno a sus propiosintereses, ideología o mentalidad ni puedesustraerse a su punto de vista particular.Como mucho puede intentar laintersubjetividad, es decir, tener en cuenta laexistencia múltiples puntos de vista. Para elcaso que nos sirve de ejemplo, contrastar las fuentes de Bartolomé de las Casas con las demás voces que se oyeronen la Junta de Valladolid, entre las que destacó la de su rival Juan Ginés de Sepúlveda, o incluso con la llamada«visión de los vencidos»,[16] que raramente se conserva, pero a veces sí, como ocurre con la Nueva Crónica y BuenGobierno del inca Guaman Poma de Ayala[17]

La reflexión sobre la posibilidad o imposibilidad de un enfoque objetivo lleva a la necesidad de superar la oposición entre objetividad (la de una inexistente ciencia "pura" que no se contamine con el científico) y subjetividad (implicada en los intereses, ideología y limitaciones de éste) con el concepto de intersubjetividad, que obliga a considerar la tarea del historiador, como la de cualquier científico, como un producto social, inseparable del resto de

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la cultura humana, en diálogo con los demás historiadores y con la sociedad entera.

Historiografía y perspectiva: el objeto de la historiaLa historia no tiene más remedio que seguir la tendencia a la especialización que tiene cualquier disciplina científica.El conocimiento de toda la realidad es epistemológicamente imposible, aunque el esfuerzo de un conocimientotransversal, humanístico, de todas las partes de la historia, es exigible a quien verdaderamente quiera tener una visióncorrecta del pasado.Así pues la historia debe segmentarse no sólo porque el punto de vista del historiador esté contaminado desubjetividad e ideología, como habíamos visto, sino porque necesariamente debe optar por un punto de vista, al igualque un científico, si quiere observar su objeto, debe optar por utilizar un telescopio o un microscopio (o, de formamenos grosera, qué tipo de lente va a aplicar). Con el punto de vista se determina la selección de la parte de larealidad histórica que se toma como objeto, y que sin duda dará tanta información sobre el objeto estudiado comosobre las motivaciones del historiador que estudia. Esa visión sesgada puede ser inconsciente o consciente, asumidacon más o menos cinismo por el historiador, y es distinta para cada época, para cada nacionalidad, religión, clase oámbito en el que el historiador quiera situarse.La inevitable pérdida que supone la segmentación, se compensa con la confianza en que otros historiadores haránotras selecciones, siempre sesgadas, que deben complementarse. La pretensión de conseguir una perspectivaholística, como pretende la historia total o la historia de las Civilizaciones, no sustituye la necesidad de todas y cadauna de las perspectivas parciales como las que se tratan a continuación:

Sesgos temporalesLos sesgos temporales van desde las periodizaciones clásicas Prehistoria, Historia, Edad Antigua, Edad Media, EdadModerna o Edad Contemporánea, hasta las historias por siglos, reinados, etc. La periodización clásica (ver sujustificación en «División del tiempo histórico») es discutible tanto por la necesidad de periodos de transición ysolapamientos, como por no representar periodos coincidentes para todos los países del mundo (por lo que ha sidoacusada de eurocéntrica).

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El punto de vista eurocéntrico: ¿nos perturba un mapa «boca abajo»?

Los anales fueron uno de los orígenes de lafijación de la memoria de los hechoshistóricos en muchas culturas (véase en suartículo y más abajo en Historiografía deRoma). Las crónicas (que ya en su nombreindican la intención del sesgo temporal) sonusadas como reflejo de los acontecimientosnotables de un periodo, habitualmente unreinado (véase en su artículo y más abajo enHistoriografía de la Edad Media eHistoriografía española medieval ymoderna). La arcontología sería lalimitación del registro histórico a la lista denombres que ocupaban determinados cargosde importancia ordenadoscronológicamente. De hecho, la mismacronología, disciplina auxiliar de la historia,nace en muchas civilizaciones asociada alcómputo del tiempo pasado que se fija en lamemoria escrita por los nombres de losmagistrados, como ocurría en Roma, dondeera más corriente citar un año por ser el delos cónsules tal y cual. En el AntiguoEgipto, la datación del tiempo se hizo poraños (Piedra de Palermo), años, meses y días de reinado del faraón (Canon Real de Turín), o dinastías (Manetón). Esmuy significativo que en las culturas no históricas, que no fijan mediante la escritura la memoria de su pasado, esmuy frecuente no plantearse la duración concreta del tiempo pasado más allá de unos pocos años, que pueden serincluso menos que los que dura una vida humana.[18] Todo lo que ocurre fuera de ello sería «hace mucho tiempo», oen «tiempo de los antepasados», que pasa a ser un tiempo mítico, ahistórico.[19]

El tratamiento cronológico es el más usado por la mayor parte de los historiadores, pues es el que corresponde a lanarración convencional, y el que permite enlazar las causas pasadas con los efectos en el presente o futuro. Noobstante, se emplea de distinta manera: por ejemplo, el historiador siempre tiene que optar por un tratamientosincrónico o diacrónico de su estudio de los hechos, aunque muchas veces hacen sucesivamente uno y otro.• El tratamiento diacrónico estudia la evolución temporal de un hecho, por ejemplo: estudiaría la formación de la

clase obrera en Inglaterra a lo largo de los siglos XVIII y XIX)• El tratamiento sincrónico se fija en las diferencias que el hecho histórico estudiado tiene al mismo tiempo pero en

diferentes planos, por ejemplo: compararía la situación de la clase obrera en Francia e Inglaterra en la coyunturade la revolución de 1848 (ambos ejemplos están tomados de E. P. Thompson)[20]

Periodos o momentos especialmente atractivos para los historiadores terminan convirtiéndose, por la intensidad deldebate y el volumen de la producción, en verdaderas especialidades, como la historia de la Guerra Civil Española, lahistoria de la Revolución francesa, la soviética o la americana.También son de consideración las diferentes concepciones del tiempo histórico, que según Fernand Braudel vandesde la larga duración al acontecimiento puntual, pasando por la coyuntura.

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Sesgos metodológicos: las fuentes no escritas

Prehistoria

Edad de Piedra Edad de los Metales

Paleolítico Mesolítico Neo-lítico

Edad delCobre

Edad delBronce

Edad delHierroP.

InferiorP.

MedioP.

SuperiorEpipa-

leolíticoProto-

neolítico

Para el caso del periodo prehistórico, la radical diferencia de fuentes y método (así como la división burocrática delas cátedras universitarias) la hacen ser una ciencia muy distante de la que hacen los historiadores, sobre todo cuandotales fuentes y método se prolongan, dando primacía al uso de las fuentes arqueológicas y el estudio de la culturamaterial en periodos para los que ya hay fuentes escritas, hablándose entonces no de la Prehistoria, sino propiamentede la arqueología con sus propias periodizaciones arqueología clásica, arqueología medieval, incluso arqueologíaindustrial. Menor diferencia pude hallarse con el uso de las fuentes orales en lo que se conoce con el nombre dehistoria oral. No obstante, hay que recordar lo ya dicho (véase más arriba sesgos temporales) sobre la primacía de lasfuentes escritas y lo que éstas determinan la ciencia historiográfica y la propia conciencia de la historia en suprotagonista -que es toda la humanidad-.

Sesgos espacialesComo la historia continental, historia nacional, historia regional. El papel de la historia nacional en la definición delas propias naciones es innegable (para España, por ejemplo, desde las Crónicas medievales hasta la historia delPadre Mariana (véase nacionalismo, nación española). Puede también verse, en este mismo artículo (historia de lahistoria), cómo se agrupan separadamente los historiadores por nacionalidad, además de por época o tendencia.La geografía dispone de conceptos no más potentes pero sí menos arbitrarios, que han permitido edificar laprestigiosa rama de la geografía regional. La historia local es sin duda la de más fácil justificación y validezuniversal, siempre que supere el nivel de la simple erudición (que al menos siempre servirá como fuente primariapara obras de mayor ambición explicativa).

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Sesgos temáticosSon los que darían paso a una historia sectorial, presente en la historiografía desde muy antiguo, como ocurre con

Las Vidas de artistas de Vasari

• la historia política, reducida a historiaevenemencial o categorizada en la historia de lasinstituciones, la Historia de los sistemas políticos,la historia del Derecho o la Historia militar;

• la historia económica, a veces hermanada con lahistoria social, que no obstante, puede tambiénentenderse como Historia del movimiento obrero ouna más universal historia de los movimientossociales;

• la historia de la Iglesia, tan antigua como ellamisma, o la historia de las religiones, nacida por lanecesidad de hacer su estudio comparado;

• la historia del arte, con precedentes en laAntigüedad clásica con la valoración de suproducción artística y la de su pasado, peroestablecida propiamente en el Renacimiento ysobre todo con el Neoclasicismo;

• más reciente que éstas, pero englobándolas encierto modo, la historia de las ideas, que puedeincluir las creencias, las ideologías o la historia dela ciencia y de la técnica y con ellas subdividirsehasta el infinito: la historia de las doctrinaseconómicas, la historia de las doctrinas políticas...

Una manera de preguntarse cuál es el objeto de lahistoria es elegir qué merece ser conservado en la memoria, cuáles son los hechos memorables. ¿Lo son todos, o loson sólo los que cada historiador considera trascendentales? En la lista anterior tenemos las respuestas que cada unopuede dar.

Algunas de estas denominaciones encierran no una simple parcelación, sino visiones metodológicas opuestas odivergentes, que se han multiplicado en el último medio siglo. La historia es hoy más plural que nunca antes,escindida en multitud de especialidades, tan fragmentada que muchos de sus ramas no se comunican entre ellas, sinver sujeto ni objeto común:• la microhistoria, que se interesa en la especificidad de los fenómenos sociales desde una perspectiva que ha sido

comparada con la lupa de aumento;• la historia de la vida cotidiana, que desde una selección similar del objeto, abre después el campo de visión

buscando la generalización;• la historia desde abajo, centrada en los grupos sociales desfavorecidos, invisibilizados en la mayor parte de los

registros históricos habituales;• la historia de las mujeres o los llamados estudios de género, como muchas historias transversales, que a veces

pueden englobarse como historia de las minorías, o disgregarse temáticamente como la historia de la sensibilidad,la historia de la sexualidad, etc.;

• modificaciones de la historia económica como la cliometría o la historia de la empresa;• la historia cultural, que registra un nuevo impulso tras varios decenios;• la historia del tiempo presente, creada en los años 1980 y que se interesa en las grandes rupturas de nuestra época;

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• la climatología y la genética junto a otras disciplinas, se están dejando notar más recientemente en el debatehistoriográfico, a través de la historia ambiental o ecohistoria, los cada vez más utilizados estudios de genéticapoblacional;

James Frazer, autor de La rama dorada (1890-1922), un clásico de laantropología que cambió la manera de ver la historia.

Ciencias auxiliares de la historia

La fragmentación del objeto histórico puede inducir,en algunas ocasiones, a una limitación muy forzadade la perspectiva historiográfica. Llevada a unextremo, se puede reducir la historia a la cienciaauxiliar de la que se sirve para encontrar explicacióna los hechos del pasado, como la economía, lademografía, la sociología, la antropología, laecología.

En otras ocasiones, la limitación del campo deestudio produce realmente un génerohistoriográfico:

Géneros historiográficos

Puede señalarse que hay géneros historiográficosque participan de la historia pero pueden llegar aalejarse más o menos de ella: un extremo loocuparían los terrenos de la ficción que ocupa lanovela histórica, cuyo valor desigual no empaña suimportancia. Otro extremo lo ocuparían la Biografía yun género anejo, sistemático y extraordinariamenteútil para la historia general como es la Prosopografía.Vinculada con la historia desde el comienzo del registro escrito, una de las principales preocupaciones a la hora defijar los datos fue lo que hoy llamamos Arcontología (listas de reyes y dirigentes).

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Clío, la musa de la historia, por Pierre Mignard (1689)

Corrientes historiográficas: elsujeto de la historia

De una manera más declarada, las corrienteshistoriográficas suelen explicitar sumetodología de forma combativa, como elProvidencialismo de origen cristiano (no hayque olvidar, que además de la tradiciónhistoriográfica griega de Heródoto oTucídides, el origen de la historiografíaoccidental está fuertemente unida a lahistoria sagrada), o el Materialismo históricode origen marxista (que triunfó en losambientes intelectuales y universitarioseuropeo y americano a mediados del sigloXX, quedando adormecido al menos desde lacaída del muro de Berlín).[21]

A veces las etiquetación de las corrientes esobra de sus detractores, con lo que loshistoriadores en ellas encasillados pueden ono estar conformes con la manera en quequedan definidos. Tal cosa podría decirse delmismo providencialismo, pero sería máspropio para corrientes más modernas, comoel positivismo burgués, la historiaevenemencial (de los acontecimientos), etc.

Interpretar la historiografía como parte del ambiente intelectual de la época en que surge es siempre necesario. Todaproducción cultural es dependiente del modelo cultural existente, llámese a esto la moda, del estilo o el paradigmadominante en arte o filosofía; y es evidente que el registro de la historia es una producción cultural. Ladeconstrucción, el pensamiento débil o la posmodernidad, conceptos de finales del siglo XX, han sido la incubadorade la presente deconstrucción de la historia, que para algunos sólo es una narración.[22] Una buena manera dedistinguir la interpretación de la historia que tiene una corriente historiográfica es preguntarse a qué considera sujetohistórico o el protagonista verdadero de la historia.

Agrupaciones de historiadores

Grupos de historiadores que comparten metodología (y se autopromocionan conjuntamente con el potentemecanismo publicación-cita) surgen a veces en torno a revistas, como la francesa Escuela de Annales (ver en estemismo artículo), la inglesa Past and Present o la italiana Quaderni Storici; grupos de investigación o las propiascátedras universitarias, que son la cúspide de la reproducción de las élites historiográficas, a través del clientelismo yel reconocimiento entre pares (peer review).

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Ban Gu.

Historia de la historia

La aparición de la historia es equivalente a la de la escritura,pero la conciencia de estudiar el pasado o de dejar para elfuturo un registro de la memoria es una elaboración máscompleja que las anotaciones de los templos sumerios.[23]

Las estelas y relieves conmemorativos de batallas enMesopotamia y Egipto ya son algo más aproximado.

El resto de las civilizaciones asiáticas alcanzan la escritura yla historia a su propio ritmo, compilan sus fuentes teológicasen forma de libros sagrados -en ocasiones con parteshistóricas (la Biblia hebrea) o sofisticaciones cronológicas(los Vedas hindúes)-, registran sus propios Anales yfinalmente su propia historiografía, particularmente lachina,[24] que tiene su Heródoto en Sima Qian (Memoriashistóricas, 109 a. C. – 91 a. C.) y alcanzó una definiciónclásica de historia tipificada, oficial, con el Libro de los Hande Ban Gu (siglo I), que fijó un modelo repetidosucesivamente por los historiadores de los periodossiguientes en veinticinco "historias tipificadas", hasta 1928,en que apareció la última de tan monumental serie.[25]

En la América precolombina, fuera de la civilización mayano hay textos de ningún modo comparables. Tanto en esecaso como en el del África subsahariana, las fuentes oraleshan sido tradicionalmente prioritarias. Son muy recientes (segunda mitad del siglo XX) los intentos de construir unahistoriografía africana.[26] Aun así hay algunos casos excepcionales, como las bibliotecas de manuscritos deTombuctú, conectadas con viajeros y conquistadores magrebíes, algunos de origen andalusí como León el Africano,conocido autor de Historia y descripción de África y de las extraordinarias cosas que contiene (1526).[27]

No obstante, el desarrollo y variedad que ha alcanzado la historiografía en la Civilización Occidental es de un niveldistinto a todas ellas.

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Heródoto y Tucídides, opuestos en una doble herma del Museo ArqueológicoNacional de Nápoles.

Grecia

Los primeros cronistas griegos, que seinteresaron sobre todo en los mitos deorigen (los logógrafos), practicaban ya elrecitado de acontecimientos. Su narraciónpodía apoyarse en escritos, como era el casode Hecateo de Mileto (segunda mitad delsiglo VI a. C.). En el siglo V a. C., Heródotode Halicarnaso se diferencia de ellos por suvoluntad de distinguir lo verdadero de lofalso; por ello realiza su "investigación"(etimológicamente: "historia"). Unageneración después, con Tucídides, estapreocupación se transforma en espíritucrítico, fundado sobre la confrontación dediversas fuentes orales y escritas. SuHistoria de la guerra del Peloponeso puedeser vista como la primera verdadera obrahistoriográfica.

Los continuadores del nuevo género literariode Heródoto y Tucídides fueron muynumerosos en la Grecia Antigua y puedencontarse entre ellos Jenofonte (autor de la Anábasis), Posidonio, Ctesias, Apolodoro de Artemisa, Apolodoro deAtenas, Aristóbulo de Casandrea (ver literatura griega e historiografía helenística)

En el siglo II a. C., Polibio, en su Pragmateia (traducido también como "Historia"), tratando quizá de escribir unaobra de geografía, aborda la cuestión de la sucesión de los regímenes políticos para explicar cómo su mundo haentrado en la órbita romana. Es el primero en buscar causas intrínsecas al desarrollo de la historia más que evocarprincipios externos. En esas alturas del periodo helenístico, la Biblioteca y el Museo de Alejandría representaban lacumbre del afán griego por preservar la memoria del pasado, lo que implica su valoración como herramienta útil parael presente y el futuro.

RomaLa civilización romana dispone, a semejanza de los griegos Homero y Hesiodo, de mitos de origen que recogióVirgilio poetizados en la Eneida como un elemento del programa ideológico diseñado por Augusto. También almenos desde la República, mantuvo un cuidado especial por la recopilación de hechos en Anales, la legislaciónescrita y los archivos vinculados al sagrado de los templos. Hasta las guerras púnicas la recopilación de losprincipales sucesos acaecidos estaba a cargo de los pontífices, en forma de crónicas anuales.La primera obra histórica completa latina es Los Orígenes de Catón (siglo III a. C.).El contacto de Roma con el mundo mediterráneo, primero Cartago, y sobre todo Grecia, Egipto y Oriente fuefundamental para ampliar la visión y utilidad de su género histórico. Los historiadores (sean romanos o griegos)acompañarán en las campañas militares a los ejércitos, con el declarado fin de preservar su memoria a la posteridad,recopilar información de utilidad y justificar sus acciones. La lengua culta, el griego, se utilizará para este género a lapar que la más sobria latina.

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Salustio, el Tucídides romano, escribe De Coniuratione Catilinae (la Conjuración de Catilina, de la que escontemporáneo, 63 a. C.). Realiza un relato extenso de las causas lejanas de la conjuración, así como de laambiciones de Catilina, retratado como un noble degenerado y sin escrúpulos. En Bellum Ingurthinum (guerra deYugurta rey de los númidas, 111 a. C. a 105 a. C.), denuncia un escándalo colonial. Historiae era su obra másambiciosa y madura, conservada parcialmente, que abarcaba en cinco libros los doce años transcurridos desde lamuerte de Sila en el 78 a. C. hasta el 67 a. C. No es la precisión histórica lo que le interesa, sino la narración de unoshechos con sus causas y consecuencias, así como la posibilidad de esclarecer el desarrollo del proceso de ladegeneración en que la República se vio inmersa. Aparte del individuo, el objeto de su observación se centra en lasclases sociales y las facciones políticas: idealiza un pasado virtuoso, y detecta un proceso de decadencia que atribuyea los vicios morales, a la discordia social y al abuso del poder por parte de las distintas facciones políticas.Julio César con su Commentarii Rerum Gestarum, acerca de dos de las más grandes acciones bélicas que llevó acabo: la guerra de las Galias (58 a. C.-52 a. C.) (De Bello Gallico) y la guerra civil (49 a. C.-48 a. C.) (De BelloCivili).Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.), con los 142 libros de Ab Urbe Condita, divididos en grupos de diez libros que seconocen con el nombre de "décadas", que se han perdido en su mayor parte, escribe una gran historia nacional, cuyoúnico tema es Roma ("fortuna populi romani") y cuyos únicos actores son el Senado y el pueblo de Roma ("senatuspopulusque romanus" o SPQR). Su propósito general es ético y didáctico; sus métodos fueron los del griegoIsócrates del siglo IV a. C.: es el deber de la historia decir la verdad y ser imparcial, pero la verdad debe presentarsecon una forma elaborada y literaria. Utiliza como fuente a los primeros analistas y a Polibio, pero su patriotismo lelleva a deformar la realidad en detrimento de lo exterior y a un escaso espíritu crítico. Es historiador de gabinete, noviaja ni conoce personalmente los escenarios de los hechos que describe.Publio Cornelio Tácito (55-120 d. C.), el gran historiador del Imperio bajo los Flavios, es sobre todo un investigadorde las causas.La nómina de historiadores de época romana es extensísima, tanto en lengua latina (Plinio el Viejo,Suetonio...)[28]como en griega (Estrabón, Plutarco).

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Historiografía 13

Beda el Venerable.

En la decadencia de Roma, el cristianismovendrá a dar un cambio metodológico radical,introduciendo el providencialismo de Agustínde Hipona. Es ejemplo Orosio, presbíterohispano de Braga (Historiae adversumpaganus).

Edad Media

La historiografía medieval se escribeprincipalmente por hagiógrafos, cronistas,miembros del clero episcopal cercanos alpoder, o por monjes. Se escriben genealogías,anales áridos, listas cronológicas deacontecimientos sucedidos en los reinos de sussoberanos (anales reales) o sucesión de abades(anales monásticos); vidas (biografías decarácter edificante, como las de los santosmerovingios, o más tarde de los reyes deFrancia), e Historias que cuentan elnacimiento de una nación cristiana, exaltanuna dinastía o, al contrario, fustigan a losmalvados desde una perspectiva religiosa. Estahistoria, de la que son muestra Moisés deCorene (Historia de Armenia, siglo V), Isidorode Sevilla (Etimologías e Historia Gothorum, siglo VII), Beda el Venerable (Historia eclesiástica del pueblo inglés,siglo VIII), Pablo el Diácono (Historia gentis Langobadorum, siglo VIII), Eginhardo (Vita Karoli Magni, siglo IX) oNéstor el Cronista (Primera crónica rusa, siglos XI al XII); es providencialista, de inspiración agustinista, e inscribelas acciones de los hombres en los designios de Dios. Hay que esperar al siglo XIV para que cronistas como elfrancés Froissart o el florentino Matteo Villani se interesen por el pueblo, gran ausente de la producción de esteperiodo.

El egipcio Ibn Abd al-Hakam escribió Futuh Misr wa’l-Maghrib ("Conquistas de Egipto y del Magreb"), donderecopila las fuentes de los siglos VII al IX. Otros historiadores árabes medievales fueron Al-Jahiz, Al-Hadani yAl-Masudi (a quien se comparaba con Herodoto). De familia andalusí emigrada, el tunecino Ibn Jaldún (finales delsiglo XIV comienzos del XV) ha sido muy valorado por como precedente de la filosofía de la historia y susplanteamientos innovadores en los terrenos de la economía y sociología de su Al-Muqaddimah ("Prolegómenos" o"Introducción" a su obra, planteada como una historia universal).Para la historiografía española, tanto cristiana como musulmana, véase su sección.

Edad ModernaDurante el Renacimiento, el humanismo aporta un gusto renovado por el estudio de los textos antiguos, griegos o latinos, pero también por el estudio de nuevos soportes: las inscripciones (epigrafía), las monedas (numismática) o las cartas, diplomas y otros documentos (diplomática). Estas nuevas ciencias auxiliares de la época moderna contribuyen a enriquecer los métodos de los historiadores: en 1681 Dom Mabillon indica los criterios que permiten determinar la autenticidad de un acta por la comparación de fuentes diferentes en De Re Diplomática. En Nápoles, más de doscientos años antes, Lorenzo Valla al servicio de Alfonso V de Aragón había conseguido demostrar la

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falsedad de la pseudo-Donación de Constantino. Giorgio Vasari con sus Vidas de artistas nos ofrece a la vez unafuente y un método historiográfico para la historia del Arte.En esta época la historia no se diferencia de la geografía ni siquiera de las ciencias naturales. Se dividía en dospartes: la historia general (la que hoy llamaríamos historia) y la historia natural (ciencias naturales y geografía). Estesentido amplio de historia se explica por la etimología del término (ver Historia#Etimología).La cuestión de la unidad del reino que plantean las guerras de religión de Francia en el siglo XVI dan origen atrabajos de historiadores que pertenecen a la corriente llamada historia perfecta, que muestra que la unidad política yreligiosa de la Francia moderna es necesaria, al derivarse de sus orígenes galos (Etienne Pasquier, Recherches de laFrance). El providencialismo de autores como Bossuet (Discurso sobre la historia universal, 1681), tiende adevaluar la significación de cualquier cambio histórico.En paralelo, la historia se muestra como instrumento de poder: se pone al servicio de los príncipes, desdeMaquiavelo y Guicciardini hasta los panegiristas de Luis XIV, entre los que se cuenta Jean Racine.

Historiografía española medieval y modernaNo era esto ninguna novedad, y la historiografía española es quizá el ejemplo más completo de un secular esfuerzopor mantener la continuidad de la memoria escrita del pasado, que tan buen servicio dio desde las Crónicasmedievales que justificaban la Reconquista, para afianzar el poder de los reyes en los distintos reinos cristianos.

Estoria de España de Alfonso X, Siglo XIII.

Las crónicas

Para Asturias, León y Castilla se encadenansucesivamente en un conjunto muy completo, quecomienza realmente con dos crónicas redactadas enterritorio andalusí:

• la Crónica bizantina-arábiga (741) y la CrónicaMozárabe (754), que preceden a una crónicaperdida del reinado de Alfonso II y establecen sucontinuidad con las de Alfonso III a finales del sigloIX (Crónica Albeldense, Crónica Profética,Crónica Rotense y Crónica Sebastianense);

• la de Sampiro (del reinado de Bermudo II, cercanaal año 1000);

• las del siglo XII (Crónica Silense en torno al 1110,la de Pelayo, obispo de Oviedo, la Crónica deEmperador Alfonso VII y la del monje anónimo deNájera, estas tres de finales del siglo);

• las del reinado de Fernando III el Santo (Chroniconmundi de Lucas, obispo de Tuy, Crónica latina delos Reyes de Castilla de Juan, obispo de Osma y Derebus Hispaniae del arzobispo de Toledo RodrigoJiménez de Rada);

• las de Alfonso X el Sabio (Estoria de España,editada por Ramón Menéndez Pidal con el título de Primera Crónica General, y la Grande e General Estoria);

• llegando a las del siglo XIV, en que destacan las Crónicas de Pedro López de Ayala (Crónica del rey don Pedro, la de Enrique II, la de Juan I y la inacabada de Enrique III), más sobrias y pegadas a los hechos que las contemporáneas europeas, aunque su fin primordial fuera la la autojustificación de su autor, Canciller de Castilla,

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que también compuso un Rimado de Palacio donde describe a sus contemporáneos.En el siglo XV la recopilación cronística se multiplicó:• Suma de crónicas de España, de Pablo García de Santa María (hasta 1412);• Crónica de Juan II (sobre hechos de 1406 a 1434) por Álvar García de Santa María (h.1370-1460), hermano de

Pablo; es reanudada con el nombre de Crónica del Halconero por Pedro Carrillo de Huete, siendo refundida porLope de Barrientos);

• Alfonso Martínez de Toledo (Arcipreste de Talavera) escribió en 1443 una Atalaya de las Crónicas;• la Crónica de Álvaro de Luna (1453) es atribuida a Gonzalo Chacón;• Diego de Valera escribe la Crónica abreviada de España o Crónica Valeriana (1482), que concluye en el reinado

de Juan II, el Memorial de diversas hazañas para el de Enrique IV (1486-1487) y la Crónica de los ReyesCatólicos (hasta 1488).[29]

En los otros reinos cristianos peninsulares, la literatura cronística es algo más tardía, pero produce la primera historiageneral de España en una lengua romance: el Liber regum, redactado entre 1194 y 1211 en aragonés, que cuenta lahistoria de los distintos reinos cristianos desde los orígenes míticos de la historia peninsular.[30] El Condado deAragón produce en 851 la Passio beatissimarum birginum Nunilonis atque Alodie. Y del posterior reino contamoscon los Anales de San Juan de la Peña, del siglo XII, que fueron copiados en la Crónica homónima. Del mismo siglodata una Breve historia ribagorzana de los reyes de Aragón.[31] También se produjo allí la Estoria de los godos(1252 o 1253), primera versión en lengua vernácula de la Historia de rebus Hispaniae.Para la Corona de Aragón, tras las Gesta veterum Comitum Barcinonensium et Regum Aragonensium[32] (iniciada elsiglo XII y continuada hasta el XIV), se destacan el Llibre dels feits o Crónica de Jaime I el Conquistador; laCrónica de San Juan de la Peña o de Pedro el Ceremonioso; la de Ramón Muntaner, que cubre el periodo1207-1328, incluyendo la famosa expedición de los almogávares, en la que participó; y la de Bernat Desclot Llibredel rei En Pere d'Aragó e dels seus antecessors passats (segunda mitad del siglo XIII).Completan el panorama peninsular la Crónica de los Reyes de Navarra (1454) del Príncipe de Viana (compuestapara justificar su aspiración al trono) y los Annales Portugaleses Veteres (987-1079).

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Siglo XVI

Bartolomé Leonardo de Argensola, grabado con orla de LuisParet para El Parnaso español.

Después de la unificación de los Reyes Católicos, ya en laEdad Moderna, continúa explícitamente con esa mismafunción la monumental Historia de España del PadreMariana (De Rebus Hispaniae libri XX, 1592, aumentada atreinta libros en su propia traducción al castellano en1601), célebre por otro lado por su defensa del tiranicidioen De Rege et regendi ratione escrita para la educación deFelipe III. Otros cronistas del siglo XVI son Florián deOcampo y Ambrosio de Morales (continuando este laCrónica General en cinco libros iniciada por aquel);Jerónimo Zurita (Anales de la Corona de Aragón) yEsteban de Garibay (Compendio historial de las chronicasy universal historia de todos los reynos de España).

Siglo XVII

La historiografía barroca incluye fantasiosasmanipulaciones históricas, como los plomos delSacromonte o los falsos cronicones de Ramón de laHiguera y Antonio Lupián Zapata. Fray Prudencio deSandoval continúa la crónica de Ocampo y Morales yredacta una Historia de la vida y hechos del EmperadorCarlos V; Pedro de Salazar y Mendoza un Origen de lasdignidades seglares de Castilla y León, y BartoloméLeonardo de Argensola los Anales de Aragón.

A finales del siglo XVII, la reflexión sobre la historiografía misma surge en España como necesidad derivada de laacumulación de tan ingente corpus cronístico, siendo su primer intento la Noticia y juicio de los más principaleshistoriadores de España, de Gaspar Ibáñez de Segovia, Marqués de Mondéjar (publicado tras su muerte en 1708).

Otros géneros historiográficos

Otros géneros historiográficos también se cultivan desde la Edad Media, como el tratamiento de una figura aislada(ciclo de el Cid), y ya en el siglo XV las memorias (Leonor López de Córdoba, circa 1400), la biografía (El Victorialde Gutierre Díez de Games, Generaciones y Semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán) y la relación de un hechopuntual, como el Libro del paso honroso de Suero de Quiñones, de Rodríguez de Lena. Los libros de viajes como elde Pedro Tafur o el de Ruy González de Clavijo (que fue embajador ante Tamerlán), proporcionan informacionesmuy valiosas.

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Al-Andalus

Muhammad al-Razi realiza (en la primera mitad del siglo X de la era cristiana, IV de la Hégira) la primera historiageneral de la Península Ibérica, Ajbar Mutuk al-andalus que continuaron otros al-Razi: su hijo Ahmad (llamado encastellano el moro Rasis) y el de éste (Isa ben Ahmad). Esta historia se divulgó en los reinos cristianos con elnombre de Crónica del moro Rasis y se utilizó por Jiménez de Rada.Aríb de Córdoba, secretario de al-Hakam II, escribió una Crónica de su gobierno, y en el mismo reinado Muhammadal-Jusaní (muerto en 361/971) el Kitáb al-qudá bi-Qurtuba, historia de los cadíes (jueces) de Córdoba.En época de Almanzor se escribe una historia controladísima, como es la de Ibn Asim, significativamente tituladaal-Ma´atir al-camiriyya (Gestas amiríes), obra que sólo conocemos por referencias.Entre los historiadores del siglo XI (V de la Hégira), la edad de oro coincidente con la descomposición del califato ylos reinos de taifas, sobresalen los cordobeses Ibn Hazm (Fisal o Histria crítica de las religiones, sectas y escuelas)e Ibn Hayyán (Muqtabis el Matín).En el siglo XIII, el alcireño Ibn Amira escribió la Kitab Raih Mayurqa (Libro del reino de Mallorca).[33]

Ya fuera del periodo de presencia musulmana en Al-Andalus completa la historiografía islámica clásica Al-Maqqari,con su Nafh al-Tib (siglos XVI-XVII), que reúne muchas fuentes anteriores. Las fuentes musulmanas son, engeneral, peor conocidas, e incluirían las posteriores a la Reconquista, como la poco conocida Historia de Ibn Idhari(siglo XVI).[34]

Trabajo inca. Ilustración de la Nueva Corónica y Buen Gobierno de FelipeGuamán Poma de Ayala, 1616

Los cronistas de Indias

Las primeras obras de historia de América, desdelas relaciones del mismo Cristóbal Colón, su hijoHernando y muchos otros descubridores yconquistadores como Hernán Cortés o Bernal Díazdel Castillo (Historia Verdadera de la Conquistade la Nueva España), tienen un claro carácterjustificativo. La aportación en sentido contrario deBartolomé de las Casas (Brevísima relación de ladestrucción de las Indias) fue tan trascendental quedio origen a la polémica de los justos títulos, enque le dio réplica Juan Ginés de Sepúlveda; eincluso a la llamada Leyenda negra al divulgarsepor toda Europa como propaganda antiespañola. Lavisión de los indígenas, que vieron sus documentosy cultura material saqueados y destruidos, fueposible por algunos casos excepcionales, como elinca Felipe Guamán Poma de Ayala.

Oficialmente el cargo de Cronista de Indias seinicia con la documentación reunida por PedroMártir de Anglería que se pasa en 1526 a FrayAntonio de Guevara, Cronista de Castilla; y conJuan Gómez de Velasco que hace lo propio con lospapeles del cosmógrafo mayor Alonso de SantaCruz, a los que suma el cargo de cronista. Antonio de Herrera es nombrado Cronista Mayor de Indias en 1596, y

publica entre 1601 y 1615 la Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del mar Océano, conocida como Décadas. Antonio de León Pinelo (criado en Lima, que había recopilado las Leyes de

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Indias), Antonio de Solís y Pedro Fernández del Pulgar cubrieron el cargo durante el siglo XVII. En el siglo XVIII lainstitución se refunda con la creación de otras dos, muy importantes para el mantenimiento de la memoria y lahistoriografía española: la Real Academia de la Historia y el Archivo General de Indias. Aún tuvo tiempo de destacarla figura de Juan Bautista Muñoz (Historia del Nuevo Mundo, que no completó).

IlustraciónEn el siglo XVIII, tuvo lugar un cambio fundamental: los planteamientos intelectuales de la Ilustración de una parte,y de otra el descubrimiento de la alteridad en otras culturas ajenas a la europea (el exotismo, el mito del buensalvaje), suscita un nuevo espíritu crítico (aunque de hecho, son parecidas circunstancias a las que se podían ver enHeródoto). Se ponen en cuestión los prejuicios culturales y el universalismo clásico.El descubrimiento de Pompeya renueva el interés por la Antigüedad clásica (Neoclasicismo) y proporcionamateriales que inauguran una naciente ciencia de la arqueología. Las naciones europeas alejadas del Mediterráneobuscan sus orígenes históricos en mitos y leyendas que a veces se inventan (el Ossian de James Macpherson, quesimuló haber encontrado al Homero celta).También se interesan en las costumbres nacionales los franceses Fenelon, Voltaire (Historia del imperio de Rusiabajo Pedro el Grande y El siglo de Luis XIV, 1751) y Montesquieu, que teoriza sobre ello en El espíritu de las leyes.En Inglaterra, Edward Gibbon escribe su monumental Historia del Declive y Caída del Imperio romano(1776-1788), donde hace de la precisión un aspecto esencial del trabajo del historiador.

El padre Flórez, iniciador de La España Sagrada

Los límites de la historiografía del siglo XVIII son lasumisión a la moral y la inclusión de juicios de parte,con lo que su objeto permanece limitado.En España destaca la España Sagrada del padreagustino Enrique Flórez, recopilación de documentosde historia eclesiástica, expuesta con criterioultraconservador (1747 y continuada tras su muertehasta el siglo XX) y la Historia crítica de España deljesuita desterrado Juan Francisco Masdeu; desde unaperspectiva más ilustrada tendríamos al regalistaMelchor Rafael de Macanaz, al crítico GregorioMayans y Siscar (uno de sus discípulos, FranciscoCerdá y Rico, intentó emular a Lorenzo Valladiscutiendo la veracidad del medieval voto deSantiago), y más avanzado el siglo al propio GasparMelchor de Jovellanos, Juan Sempere y Guarinos,Eugenio Larruga y Boneta (Memorias políticas yeconómicas), y el espléndido documento recopilatorioque es el Viaje de España de Antonio Ponz.Intermedio entre ambas tendencias se encuentra elcaso de Juan Pablo Forner, casticista en su famosaOración apologética por España y su mérito literiario(1786) y reformista en otras obras, publicadas despuésde su muerte.

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Siglo XIX: la historia, ciencia eruditaEs un periodo rico en cambios, tanto en la manera de concebir la historia como en la de escribirla.En Francia se la considera como una disciplina intelectual distinta de otros géneros literarios desde el comienzo delsiglo, cuando los historiadores se profesionalizan y fundan los archivos nacionales franceses (1808). En 1821 se creala Ecole nationale des Chartes, primera gran institución para la enseñanza de la historia.En Alemania, esta evolución se había producido antes, y estaba presente en las universidades de la Edad Moderna.La institucionalización de la disciplina da lugar a vastos corpus que reúnen y transcriben sistemáticamente lasfuentes. El más conocido es Monumenta Germaniae Historica, desde 1819. La historia gana una dimensión deerudición, pero también de actualidad. Pretende rivalizar con las demás ciencias, sobre todo con el gran desarrolloque están teniendo éstas. Theodor Mommsen contribuye a dar a la erudición las bases críticas, en su RömischeGeschischte (Historia de Roma) 1845-1846, además de colaborar en el citado Monumenta Germania Histórica yCorpus Inscriptionum Latinarum.En Francia, desde los años 1860, el historiador Fustel de Coulanges escribe la historia no es un arte, es una cienciapura, como la física o la geología. Sin embargo la historia se implica en el debate de su época y está influida por lasgrandes ideologías, como el liberalismo de Alexis de Tocqueville y François Guizot. Sobre todo se deja influir por elnacionalismo e incluso el racismo. Coulanges y Mommsen trasladan al debate historiográfico el enfrentamiento de laguerra francoprusiana de 1870. Cada historiador tiende a encontrar las cualidades de su pueblo (el "genio"). Sefundan las grandes historias nacionales.

Michelet, el historiador de la Revolución francesa.

Los historiadores románticos, comoAugustin Thierry y Jules Michelet,manteniendo la calidad de la reflexión y laexplotación crítica de las fuentes, no recelande explayarse en el estilo y la mantienencomo un arte. Los progresos metodológicosno impiden contribuir a las ideas políticas desu tiempo. Michelet, en su Historia de laRevolución francesa (1847-1853),contribuye igualmente a la definición de lanación francesa contra la dictadura de losBonaparte, así como al revanchismoantiprusiano (murió poco después de labatalla de Sedán). Con la III República, laenseñanza de la historia se conforma comoun instrumento de propaganda al servicio dela formación de los ciudadanos, y continuarásiéndolo durante el siglo XX.

Otro de los fundadores de la historiografíaen el siglo XIX fue Leopold Von Ranke, queera muy crítico con las fuentes usadas enhistoria. Estaba en contra de los análisis ylas racionalizaciones. Su adagio era escribirla historia tal como fue. Quería relatos detestigos visuales, enfatizando sobre su punto

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Menéndez y Pelayo, con su visión tradicionalista de laaportación española a la cultura, es el más destacado

ejemplo de la historiografía erudita en España.

de vista. Importantes historiadores alemanes del siglo XIX,que no participaron de su pretensión de objetividad, fueronJohann Gustav Droysen (fijó el concepto de helenismo) yHeinrich von Treitschke (de importante actividad política, queacuñó el lema antisemita ¡Los judíos son nuestra desgracia!).Hans Delbrück desarrolló la historia militar.

El papel epistemológico de la ciencia de la historia se vesujeto a los grandes esquemas intelectuales que se construyena partir de corrientes filosóficas como el positivismo y elhistoricismo. El historicismo es dominante entre losseguidores de Ranke en Alemania, con un acusadocomponente idealista: las ideas son las raíces del procesohistórico al encarnarse en hombres o instituciones. Elpositivismo es dominante en Francia (Coulanges, HippolyteTaine), donde la historiografía es más analítica que narrativa,evitando explicaciones trascendentales y buscando en lamisma naturaleza de las cosas la explicación última de loshechos. En Inglaterra se produjo una síntesis ecléctica ymoderada de positivismo e historicismo (lord Acton, John B.Bury, ambos catedráticos de Cambridge).[35]

La propuesta de Wilhelm Dilthey de separación de camposentre las ciencias naturales, objetivas; y las ciencias delespíritu, subjetivas, situaba a la historia entre estas. Su deseoera superar tanto el eruditismo entendido como mero coleccionismo de hechos individuales, como el recurso amétodos de ciencias ajenas a la historia, por lo que optaba por leyes psicológicas para garantizar el carácter científicode la interpretación de los acontecimientos.

Hegel y Marx introducen el cambio social en la historia. Los historiadores anteriores se habían centrado en los ciclosde auge y decadencia de gobernantes y naciones. Una nueva disciplina emergente aporta el análisis y la comparacióna gran escala: la sociología. Desde la historia del arte, estudios como el de Jacob Burckhardt sobre el Renacimientose convierten en la referencia para entender los fenómenos culturales. La arqueología pone en contacto el mito con larealidad histórica, tanto en Egipto como en Mesopotamia y Grecia (Heinrich Schliemann en Troya, Micenas yTirinto, y más tarde Arthur Evans en Creta); todo ello en un ambiente romántico y aventurero que se va depurandopara hacerse científico, aunque no desaparece, como prueba la tardía aportación de Howard Carter (Tutankamon) yla imagen popular de los arqueólogos que perpetúa el cine (Indiana Jones). La antropología aplicada a la explicaciónde los mitos produjo el monumental trabajo de James George Frazer (La rama dorada), a partir del cual lahistoriadores pudieron replantearse su punto de vista sobre la relación de las sociedades humanas de todas las épocascon la magia, la religión e incluso la ciencia.Durante el siglo XIX, España mantiene al menos su patrimonio documental con la creación de la Biblioteca Nacionaly el Archivo Histórico Nacional, pero no se distingue por una gran renovación de su historiografía que, aparte delarabismo de Pascual de Gayangos o de la historia económica de Manuel Colmeiro, aparece escindida entre unacorriente liberal (Modesto Lafuente y Zamalloa, Juan Valera), y otra tradicionalista, cuya cumbre, el erudito ypolígrafo Marcelino Menéndez y Pelayo (Historia de los heterodoxos españoles), es una digna continuación de latradición que nace con san Isidoro y pasa por la Historia del padre Mariana y por la España sagrada del padreFlórez.

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Siglo XXLa historia va asentándose como una ciencia social, una disciplina científica implicada en la sociedad. A principiosdel siglo XX, la historia había adquirido una dimensión científica incontestable, un papel destacado en la educacióny una estructura institucional sólida. A las Academias, los departamentos universitarios y las revistas especializadas,se fueron añadiendo las asociaciones profesionales, como la American Historical Association, fundada en 1884.

La historia, entre el positivismo y el ensayismo

Instalada en el mundo de la enseñanza, erudita, la disciplina se influencia por una versión empobrecida delpositivismo de Auguste Comte. Pretendiendo objetividad, la historia limita su objeto: el hecho o acontecimientoaislado, en el centro del trabajo del historiador, se considera como la única referencia que responde correctamente alimperativo de objetividad. Tampoco se ocupa de establecer relaciones de causalidad, sustituyendo por retórica eldiscurso que se pretendía científico.Simultáneamente y en contraste, se desarrollan disciplinas anejas que tienden a la generalización, como historiacultural o la historia de las ideas, con Johan Huizinga (El otoño de la Edad Media) o Paul Hazard (La crisis de laconciencia europea) entre sus iniciadores. Ensayistas como Oswald Spengler (La decadencia de Occidente) yArnold J. Toynbee (Un estudio de la Historia) en famosa controversia, publican profundas reflexiones sobre elconcepto mismo de civilización que junto con la Rebelión de las Masas o España invertebrada de José Ortega yGasset se divulgaron extraordinariamente, al ser el reflejo del pesimismo intelectual de entreguerras. Más cercano almétodo del historiador, y no menos profundo, es el trabajo de sus contemporáneos el belga Henri Pirenne (Mahoma yCarlomagno), o el australiano Vere Gordon Childe (padre del concepto Revolución neolítica).No obstante, la principal transformación de la historia de los acontecimientos viene de aportes exteriores: Por unlado el materialismo histórico de inspiración marxista, que introduce la economía en las preocupaciones delhistoriador. Por otro lado, la perturbación causada en la historiografía por los desarrollos políticos, técnicos,económicos o sociales que conoce el mundo, sin olvidar los conflictos mundiales. Nuevas ciencias auxiliaresaparecen o se desarrollan considerablemente: arqueología, demografía, sociología y antropología, bajo la influenciadel estructuralismo.

La Escuela de Annales

Una corriente de pensamiento llamada Escuela de Annales en torno a la revista Annales d’histoire économique etsociale, fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch en 1928, agranda el campo de la disciplina, solicita la confluenciade otras ciencias, en particular la sociología, y más generalmente transforma la historia ampliando su objeto más alládel acontecimiento e inscribiéndola en la larga duración (longue durée). Tras el paréntesis de la segunda guerramundial, Fernand Braudel continúa la revista y recurre por primera vez a la geografía, la economía política y lasociología para elaborar su tesis de economía-mundo (ejemplo clásico es El Mediterráneo y el mundo mediterráneoen tiempo de Felipe II).El papel del testimonio histórico cambia: permanece en el centro de las preocupaciones del historiador, pero ya no esel objeto, sino que se le considera como un útil para construir la historia, útil que puede ser obtenido en cualquierdominio del conocimiento. Una constelación de autores más o menos próximos a Annales participan de esarenovación metodológica que llena las décadas centrales del siglo XX (Georges Lefebvre, Ernest Labrousse)La visión de la Edad Media cambia completamente tras una relectura crítica de las fuentes, que tienen su mejor partejusto en lo que no mencionan (Georges Duby).Privilegiando la larga duración al tiempo corto de la historia de los acontecimientos, muchos historiadores proponenrepensar el campo de la historia desde Annales, entre ellos Emmanuel Le Roy Ladurie o Pierre Goubert.La nueva historia es la denominación, popularizada por Pierre Nora y Jacques Le Goff (Hacer la Historia, 1973), que designa la corriente historiográfica que anima la tercera generación de Annales. La nueva historia trata de establecer una historia serial de las mentalidades, es decir, de las representaciones colectivas y de las estructuras

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mentales de las sociedades.Otros historiadores franceses, fuera de Annales, Philippe Ariès, Jean Delumeau y Michel Foucault, este último en lasfronteras de la filosofía, describen la historia de los temas de la vida diaria, como la muerte, el miedo y la sexualidad.Quieren que la historia escriba sobre todos los temas, y que todas las preguntas se respondan.Desde una orientación completamente opuesta (la derecha católica), Roland Mousnier realizó una aportacióndecisiva a la historia social del Antiguo Régimen, negando la existencia de lucha de clases e incluso de estas mismas,en beneficio de lo que describe como una sociedad de órdenes y relaciones clientelares.[36]

La historiografía francesa repiensa su Revolución

Se ha dicho que cada generación tiene derecho a reescribir la historia.[37] En el ámbito académico, la revisión de lasformas de entender el pasado forma parte de la tarea del historiador profesional. Hasta qué punto esa revisión seplantea científicamente, como un falseamiento de las certidumbres anteriormente establecidas (Karl Popper) y nopseudocientíficamente, como haría lo que se denomina de forma peyorativa revisionismo historiográfico es algo dedifícil evaluación. Una prueba de toque sería detectar si el revisionista es un outsider del mundo académico, que sededica al uso político de la historia, cosa que por otra parte es vicio común: la historia siempre se ha usado comoarma en la transformación social, y los medios académicos no han sido nunca una excepción. En historiografía,ciencia social, es difícil ver si nos encontramos ante un cambio de paradigma como los que estudió Thomas Kuhnpara las ciencias experimentales (Historia de las revoluciones científicas), fundamentalmente porque nunca hay unconsenso tan universalmente compartido como para entender que la desviación de él sea una revolución.[38]

Una de las grandes polémicas revisionistas (en el buen sentido) vino con el segundo centenario de la Revoluciónfrancesa (1989). Autores de tendencia estructuralista, cercanos a Annales (François Furet o Denis Richet),sintetizaron los estudios de las décadas de 1970 y 1980 en lo que pretendía ser un nuevo paradigma interpretativoalternativo al marxista que había dominado la historia social del periodo: Albert Soboul, Jacques Godechot, y másrecientemente Claude Mazauric, Michel Vovelle o Crane Brinton (Anatomía de la Revolución). Lejano de ambastendencias, Simon Schama y los nuevos narrativistas hacen una historia cultural de lo político y muy narrativa,anti-estrucutralista y de tintes tendencialmente conservadores (iniciada por Richard Cobb ya en la década de 1970).También mantiene distancia frente a la nouvelle Histoire Politique de René Rémond. Arno Mayer se lamenta de quela revisión haya dado cancha a un uso político de la historia en el que se condenan a priori las revoluciones comoinherentemente perversas.[39]

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Logo oficial del bicentenario.

Un subgénero: las conmemoraciones

Por otra parte el uso de la historia para celebraracontecimientos que cumplen años "redondos"(centenarios, decenarios, etc.) es una ocasión delucimiento profesional para los historiadores, deacercamiento de la disciplina al gran público y decoartada para distintos tipos de justificaciones. Elbicentenario de Estados Unidos (1976) había sidoun precedente difícil de superar en cuanto aimpacto mediático y coste económico. Las últimasque recordamos para España fueron la de la GuerraCivil Española (1976, con la innovadoraexposición del Palacio de Cristal de los Jardinesdel Retiro comisariada por Javier Tusell; 1986,cincuentenario que se aprovechó también pararecordar particularmente a Antonio Machado, yGarcía Lorca con la izquierda en el poder; 1996;2006, con los debates sobre la memoria histórica),Carlos III (1988, en emulación de la paralela preparación del bicentenario francés), el Quinto Centenario delEncuentro entre dos Mundos (1992), Cánovas (1998), el Año Quijote (2005). Existe incluso una Sociedad Estatal deConmemoraciones Culturales, que mantiene una apretada agenda.[40]

Sin necesidad de conmemorar algo más concreto que su propia intemporalidad, pero con el mismo afán justificativo(en el que tiene milenios de ventaja) la Iglesia Católica española ha realizado el conjunto de exposiciones másnotable: Las edades del hombre,[41] repaso temático de asuntos religiosos ilustrado sucesivamente con distintossoportes histórico-artísticos exquisitamente seleccionados y expuestos (libros, música, escultura...) itinerante por lascatedrales de Castilla y León, que en sí mismas ya justificaban la visita. El mismo formato y comisario teníaInmaculada, que conmemoraba el 150 anniversario del dogma (Catedral de la Almudena, Madrid, 2006) y que sirviópara compensar la reciente inauguración del edificio, de gusto y decoración discutidos. Inspirada en ellas se realizópor el gobierno navarro la exposición Las Edades de un Reino (Pamplona 2006, coincidiendo con la del centenariode San Francisco Javier en Javier).

Historiografía anglosajona

Los Estados Unidos son muy pródigos en la experimentación de nuevos enfoques metodológicos, como• el cuantitativismo de la cliometría o new economic history (nueva historia económica) norteamericana, de Robert

Fogel y Douglass North, premios Nobel de economía de 1993 (de los pocos historiadores que han recibido elPremio Nobel, con los de literatura de Theodor Mommsen y Winston Churchill).

• los case-studies (desde los años 1970). Un case study es un método particular de investigación cualitativa. Másque utilizar grandes bases de datos y rígidos protocolos para examinar un número limitado de variables, estemétodo implica un examen longitudinal de un caso: un solo hecho. La historia se acerca al métodoexperimental.[42]

• la llamada World History (desde los años 1980), que compara las diferencias y semejanzas entre regiones delmundo y llega a nuevos conceptos para describirlas (considera a Arnold J. Toynbee un precursor).

También es destacable el papel de Estados Unidos como receptor de intelectuales europeos antes y después de lasegunda guerra mundial, como fue el caso de Mircea Eliade, el mayor renovador de la historia de las religiones ohistoria de las creencias (Lo sagrado y lo profano, El mito del Eterno Retorno).

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Pero las principales aportaciones de los historiadores ingleses, que disponen de publicaciones comparables a Annales(Past and Present) están en el centro de la corriente principal de producción historiográfica, para el caso de estarevista, de tendencia marxista, entre los que figuran autores de la talla de E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, PerryAnderson, Maurice Dobb, Christopher Hill, Rodney Hilton, Paul Sweezy, John Merrington... que en modo algunodebemos entender como una tendencia unitaria, pues, tras los años de la segunda guerra mundial y su posguerra (enque muchos de ellos funcionaron como el Grupo de historiadores del Partido Comunista de Gran Bretaña) fueronalejándose entre sí y de las posiciones marxistas ortodoxas, dando origen a lo que se ha venido en llamar tendenciamarxiana. Las polémicas entre ellos y con autores no marxistas, como H. R. Trevor-Roper, se hicieronmerecidamente famosas.Cada autor debe verse a través de su posición personal, como los norteamericanos John Lukacs, GertrudeHimmelfarb, Peter Gay (perspectiva psicológica) o Immanuel Wallerstein (del campo de la historia económica ysocial, que ha desarrollado un concepto de sistema mundial en la línea de Fernand Braudel); los británicos StevenRunciman (medievalista imprescindible para las Cruzadas), E. H. Carr o Lawrence Stone; los canadienses DonaldCreighton o Bruce Trigger (etnohistoriador y arqueólogo); o los ya citados Arno Mayer, Richard Cobb, CraneBrinton o Simon Schama.

Historiografía italiana

En torno a la revista Quaderni Storici, un grupo de historiadores italianos desarrolló a partir de finales de siglo XXuna innovadora extensión de la historia social que denominaron Microhistoria (Giovanni Levi, Carlo Ginzburg). Conalguna aproximación a este método, Carlo M. Cipolla hace sobre todo una historia económica de gran envergadura,así como reflexiones metodológicas interesantes (la parodia Allegro ma non troppo).

Historiografía alemana

La introspección de los intelectuales alemanes ante su papel frente al nazismo y los distintos grados deresponsabilidad de la nación, el pueblo o las clases dirigentes alemanas sobre las dos guerras mundiales y elconvulso período de entreguerras que presenció el surgimiento del nazismo fue objeto de la atención de historiadoresde muy distintas tendencias, como Gerhard Ritter Hans-Ulrich Wehler o Karl Dietrich Bracher. La denominadapolémica de los historiadores de los años ochenta entre el filósofo Jürgen Habermas (que sostenía la presenciaconstante del nazismo) e historiadores como Ernst Nolte y Joachim Fest (quienes pretendían tomar distancia frente a"ese pasado que no pasa" analizando cuestiones tan espinosas como el Holocausto desde una perspectiva que a susoponentes parecía casi justificadora, equiparando nazismo y comunismo) presidió la década de los ochenta, previa ala reunificación alemana de 1989.[43]

Los hispanistas

La disponibilidad de materia prima documental en los archivos españoles atraen a profesionales formados en lasuniversidades europeas o norteamericanas, en una especie de fuga de cerebros al revés que renovó la metodología ylas perspectivas de los historiadores españoles.Maurice Legendre fue uno de los iniciadores del hispanismo francés a través de la Casa de Velázquez, siguiéndoleuna impresionante nómina: Marcel Bataillon (con su imprescindible Erasmo en España), Pierre Vilar (Cataluña enla España Moderna y su breve pero influyente Historia de España), Bartolomé Bennassar (modelo de cómo lahistoria local puede integrarse en la corriente central de la historiografía de vanguardia con su Valladolid en el siglode oro),[44]Georges Demerson, Joseph Pérez (autoridad para las Comunidades, la Inquisición, los judíos...), JeanSarrailh (ejemplo de síntesis de una época con La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII)...El hispanismo anglosajón tiene como uno de sus decanos a Gerald Brenan (observador de El laberinto español desde su atalaya en las Alpujarras), secundado por una lista no menos impresionante que la francesa: Hugh Thomas (durante mucho tiempo el autor más citado de su especialidad con Spanish Civil War), John Elliott (que con El Conde-Duque de Olivares ha dado muestra de cómo puede una biografía reflejar una época), John Lynch, Henry

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Kamen, Ian Gibson (irlandés nacionalizado español, autor de imprescindibles biografías de los gigantes culturalesdel siglo XX), Paul Preston, Gabriel Jackson, Stanley G. Payne, Raymond Carr, Geoffrey Parker, EdwardMalefakis...

Archivo de la Guerra Civil en Salamanca.

Historiografía española contemporánea

Entre tanto, las universidades españolas se vacíanpor la Guerra Civil y el exilio interior y exterior.A la mitad del siglo XX podía contemplarserepartido por todo el mundo un nutrido grupo deindividualidades: Ramón Menéndez Pidal,Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, JulioCaro Baroja, José Antonio Maravall, JaumeVicens Vives (a quien se debe entre otrasaportaciones, la creación del Índice HistóricoEspañol en 1952), Antonio Domínguez Ortiz,Luis García de Valdeavellano, Ramón Carande yThovar...

En la posguerra se crea el CSIC, en cuyoorganigrama se incluyen departamentos dehistoria. La requisa de papeles por el bandovencedor con fines represivos y su concentraciónpermitirán el funcionamiento de una sección delArchivo Histórico Nacional en Salamancaespecializada en la Guerra Civil Española (desde1999 denominado Archivo General de la GuerraCivil Española). Fue centro de una polémica quetrascendió el ámbito de lo historiográfico paraentrar completamente en el ámbito de lo político,muy intensa entre 2004 y 2006, por la devolución a la Generalidad de Cataluña de los originarios de esta institucióny de otras catalanas (los llamados papeles de Salamanca), que se puede considerar como parte de la polémicasimultánea en torno a la llamada recuperación de la memoria histórica.[45]

En la segunda mitad del siglo XX se produce una intensa renovación metodológica en todas las ramas de la cienciahistórica, y se multiplican los departamentos universitarios. Algunos historiadores vuelven del exilio, donde sehabían mantenido como referentes de una forma de hacer historia no sometida a censura, es el caso de Manuel Tuñónde Lara, preocupado por la reflexión metodológica (materialismo histórico) a la vez que mantiene una posturamilitante en política. Es de destacar la labor efectuada, también en Francia, por la Editorial Ruedo Ibérico, cuyoslibros se distribuían de forma semiclandestina, así como de algunas en México (Fondo de Cultura Económica).Hay una división clara entre una minoría de historiadores conservadores (Luis Suárez Fernández, Ricardo de laCierva) y una mayoría abiertos a las nuevas tendencias, que no forman una corriente historiográfica unida. VerGonzalo Anes, Julio Aróstegui, Miguel Artola, Ángel Bahamonde, Bartolomé Clavero, Manuel Espadas Burgos,Manuel Fernández Álvarez, Emiliano Fernández de Pinedo, Josep Fontana, Jordi Nadal, Gabriel Tortella, JavierTusell, Julio Valdeón Baruque...Son reseñables las figuras destacadas en campos de estudio concretos: la de Francisco Tomás y Valiente y Alfonso García-Gallo en la historia del Derecho, la de Emilio García Gómez en el arabismo, la de Guillermo Céspedes del Castillo en americanística, la de Antonio García y Bellido y Antonio Blanco Freijeiro en la arqueología, las de Pedro Bosch Gimpera, Luis Pericot, Juan Maluquer o Emiliano Aguirre en la prehistoria (la de éste último vinculada al

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inicio del excepcional yacimiento de Atapuerca, cuyo estudio es continuado por Juan Luis Arsuaga, EudaldCarbonell y José María Bermúdez de Castro que han puesto a la prehistoria española en el centro de la atenciónmundial).

Historia excéntrica. La mixtificación. Falsear la historiaNo puede dejarse de referir lo que podría llamarse la historia excéntrica, o alejada del "consenso" o campo centraldel trabajo de los historiadores "oficiales". Siempre ha habido literatura semejante, y podría recordarse un ejemplonotable, como Ignacio Olagüe y su libro La Revolución islámica en Occidente, que pretendía probar la inexistenciade invasión árabe en el siglo VIII, y que obtuvo algún eco en los años 1960 y 1970.[46]

En la actualidad el debate en torno a la Segunda República Española, la Revolución de octubre de 1934 y la GuerraCivil Española, que afecta incluso a cuestiones tan aparentemente peregrinas como qué fecha tomar como comienzode ésta,[47] está llenando los estantes de los supermercados con una literatura que algunos llaman revisionismohistórico, por paralelismo con el negacionismo del Holocausto. La necesidad de que determinadas afirmaciones onegaciones historiográficas sean objeto de sanción penal es objeto de debate.[48]

Lenin se dirige al Ejército rojo en 1920. Trotsky aparece más abajo a su izquierda,derecha de la foto.

No es la española la única historiografía quedebe enfrentarse con la excentricidad: elcaso más llamativo de los últimos años hasido seguramente el de la atribución deldescubrimiento de América al almirantechino Zheng He.[49]

Sobrepasar la frontera de la historiaexcéntrica es entrar de lleno en el fraudehistórico, en el que hay egregiosprecedentes: desde la Donación deConstantino (que justificó el poder temporalde los papas) a los Protocolos de los Sabiosde Sion (que alimentaron el antisemitismo yestán en el origen de la ConspiraciónJudeomasónica). El caso reciente másestrafalario (sin llegar al éxito de losanteriores, por lo que como mucho se puedecomparar a los intentos fallidos de falsificar la historia, como los plomos del Sacromonte), es el de los famosos (yfalsos) Diarios de Hitler publicados por la revista Stern en 1983, con los que un historiador tan serio como TrevorRoper fue engañado o se dejó engañar. El último en desvelarse, de momento, es el de los documentos falsificados eintroducidos en archivos británicos que sustentaron los libros donde Martin Allen revelaba extrañas conspiracionesdurante la Segunda Guerra Mundial.[50]

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Con Stalin, el pasado ya no es lo que era: Trotsky no sale en la foto.

La utilización de la historiografía parafalsear la historia es tan antigua como lapropia disciplina (habría que remontarse almenos hasta Ramsés II y la batalla deKadesh), pero en el siglo XX la capacidadque alcanza el Estado y los medios decomunicación de masas (llamados cuartopoder) permitieron a los regímenestotalitarios jugar con la posibilidad decambiar la historia, no sólo hacia el futuro,sino hacia el pasado. La novela 1984 deGeorge Orwell (1948) es un testimonio de loverosímil que esto resultaba. Las fotografíasretocadas fueron una especialidad no sólo deStalin contra Trotsky, sino del mismoFrancisco Franco con Hitler.[51] El propioWinston Churchill tenía claro, incluso desde la democracia, que "La historia será amable conmigo, porque tengo laintención de escribirla".[52] La reflexión acerca de si la Historia es escrita por los vencedores es una tarea más propiade los filósofos de la historia.

Lo cierto es que en historia todo cambia, nada es permanente, y mucho menos su ocultamiento, como prueba eldebate sobre la subasta al alza de malignidad entre izquierdas y derechas, que aún dará para muchos libros como elde Stéphane Courtois (El libro negro del comunismo, 1997) y su respuesta El libro negro del capitalismo.

Referencias[2] Panayotis Tournikiotis, Prefacio (http:/ / books. google. es/ books?id=xdy4wbZ9PeUC& printsec=frontcover& dq="arquitectura+

moderna"& hl=es& sa=X& ei=io8hT4eiBIjRhAes7az0BA& ved=0CF0Q6AEwBg#v=onepage& q="arquitectura moderna"& f=false) a Lahistoriografía de la arquitectura moderna, Reverte, 2001, ISBN 8482113437, pg. 17.

[3] La expresión "arte de la historia" es muy abundante en la bibliografía ( (http:/ / www. google. es/ search?tbm=bks& tbo=1& hl=es& q="arte+de+ la+ historia"& btnG=)), aunque el uso de una expresión tan equívoca es muy variado, y no siempre se hace en el sentido de designar ladenominación o calificación de la disciplina historiográfica o el saber histórico en sí.

[4] La denominación ciencia histórica es muy abundante en la bibliografía ( (http:/ / www. google. es/ search?tbm=bks& tbo=1& q=ciencia+histórica& btnG=) (http:/ / www. xornalgalicia. com/ index. php?name=News& file=article& sid=48782))

[5] Louis Althusser enunció la peculiar condición científica de la historia de forma explícita: la ciencia de la historia es una ciencia, pero nocomo las otras ( La Soledad de Maquiavelo (http:/ / books. google. es/ books?id=JpCQUHD4Re0C& pg=PA151& dq="la+ historia+ es+ una+ciencia"& hl=es& ei=kBFPTKS7CuTP4waGt-iBCA& sa=X& oi=book_result& ct=result& resnum=9&ved=0CE8Q6AEwCDgK#v=onepage& q="la historia es una ciencia"& f=false), pg. 151).

[6] John Burrow, Historia de las historias (desde Heródoto al siglo XX), glosado por Carlos García Gual El estilo de los historiadores (http:/ /www. elpais. com/ articulo/ portada/ estilo/ historiadores/ elpepuculbab/ 20100717elpbabpor_28/ Tes) (El País, 17/07/2010):

[7] Jacques Le Goff cita a Raymond Aron que a su vez desarrolla la teoría de Max Weber en Pensar la historia: Modernidad, presente, progreso(http:/ / books. google. es/ books?id=IEbAA36PSrAC& pg=PA91& dq="la+ historia+ es+ una+ ciencia"& hl=es&ei=RhhPTIX7N8mN4ga29fHdBw& sa=X& oi=book_result& ct=result& resnum=1& ved=0CCcQ6AEwADgU#v=onepage& q="la historiaes una ciencia"& f=false), pg. 91. Jerzy Topolski Definiciones generales de la materia de la historia (como ciencia) (http:/ / books. google. es/books?id=zx10ts5b9W4C& pg=PA53& dq="la+ historia+ es+ una+ ciencia"& hl=es& ei=eQtPTJnLIeSV4gbf-rXXBw& sa=X&oi=book_result& ct=result& resnum=2& ved=0CC0Q6AEwAQ#v=onepage& q="la historia es una ciencia"& f=false), en Metodología de lahistoria, pg. 53, cita a E. Bernheim, R. G. Collingwood, R. Aron, M. Bloch, J. Huizinga, L. Febvre, E. Callot y otros.

[8] Pierre Vilar, repetido por Manuel Tuñón de Lara y citado por José Luis de la Granja Sáinz, Alberto Reig Tapia y Julio Aróstegui en Tuñón deLara y la historiografía española (http:/ / books. google. es/ books?id=LiU1SSYGk7UC& pg=PA177& dq="la+ historia+ es+ una+ ciencia"&hl=es& ei=kBFPTKS7CuTP4waGt-iBCA& sa=X& oi=book_result& ct=result& resnum=3& ved=0CDEQ6AEwAjgK#v=onepage& q="lahistoria es una ciencia"& f=false), pg. 177.

[9] Isabel Gallardo, en José Deleito y Piñuela y la renovación de la historia en España (http:/ / books. google. es/ books?id=VyJEWALTz9YC&

pg=PA119& dq="la+ historia+ es+ una+ ciencia"& hl=es& ei=eQtPTJnLIeSV4gbf-rXXBw& sa=X& oi=book_result& ct=result&

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resnum=6& ved=0CEAQ6AEwBQ#v=onepage& q="la historia es una ciencia"& f=false), pg. 117 y ss. cita a J. Kaerst, Berr, Curtius,Mommsen, Benedetto Croce, Villari, Gabriel Monod, L. Bordeau, Camille Jullian, G. Desdevises du Dézert, Albert Sorel, Lacombe, etc.Véase también Historia#Historia como ciencia

[10] José Ortega y Gasset (1928): La «Filosofía de la historia» de Hegel y la historiología. En Obras completas (volumen IV). Madrid: Taurus,2005. ISBN 84-306-0592-4.

[13] De hecho, hay bibliografía sobre el tema: Harold BOLITO: Japón Meiji. Madrid: Akal, 1991. ISBN 84-7600-718-3. Un breve acercamientoaccesible en: Mauro BONIFAZI: Japón: revolución, occidentalización y milagro económico (http:/ / www. nodo50. org/ observatorio/ japon.htm).

[14] El Archivo de Indias es accesible en: (http:/ / www. mcu. es/ archivos/ visitas/ indias/ indias. html)[15] La obra de Las Casas es accesible en CiudadSeva.com (http:/ / www. ciudadseva. com/ textos/ otros/ brevisi. htm)[16] Miguel LEÓN-PORTILLA, 1973.[17] Puede consultarse en internet el libro de Guamán Poma con sus verdaderamente únicas ilustraciones en la página de la Biblioteca Nacional

danesa: (http:/ / www. kb. dk/ elib/ mss/ poma/ index-en. htm)[18] Claude Lévi Strauss analiza desde el punto de vista antropológico el significado de estas nociones del tiempo, también desde una perspectiva

diacrónica y sincrónica; véase artículo de Regina MARTÍNEZ CASAS (2003): De la orilla de la eternidad informacional a la atemporalidaddel ritual (http:/ / redalyc. uaemex. mx/ redalyc/ pdf/ 421/ 42118909. pdf).

[19] El tiempo totémico y el tiempo del sueño o de los antepasados de los aborígenes australianos: «A la manera de los primitivos, trascender loreal», consultable en Universitat Pompeu Fabra: (http:/ / 209. 85. 135. 104/ search?q=cache:Wl0xrWU57aIJ:www. upf. es/ iuc/ ciap/materials/ cast/ eo_real. pdf+ cómputo+ del+ tiempo+ tiempo+ de+ los+ antepasados+ mÃtico& hl=es& gl=es& ct=clnk& cd=3)

[20] E. P. THOMPSON: La formación de la clase obrera en Inglaterra. Barcelona: Crítica, 1963-1989.[21] Hay un grupo internacional de historiadores interesados por la renovación del paradigma materialista, muy activo en torno a Carlos Barros,

de la Universidad de Santiago de Compostela (con la presencia de Bartolomé Clavero y muchos otros) que organiza congresos y la página webHistoria a Debate: (http:/ / www. h-debate. com/ )

[22] Una reflexión de Rafael Vidal sobre La Historia y la Posmodernidad: (http:/ / www. ucm. es/ info/ especulo/ numero13/ finhisto. html)[23] No obstante, son muy sofisticados desde muy antiguo, como se encargó de divulgar el clásico de Samuel Noah KRAMER (1965-1974) La

historia empieza en Sumer. Valencia: Círculo de Lectores. ISBN 84-226-0555-4, una magnífica introducción a la historia para todos lospúblicos, como también lo es, para Egipto, la equivalente obra de CERAM Dioses, Tumbas y Sabios

[24] En el artículo Interpretaciones de la Historia de China se habla de la particular filosofía de la historia de la historiografía china tradicional,que incluye el concepto de ciclo dinástico, y fue sustituida por la interpretación materialista en la moderna República Popular. Otrosintelectuales chinos no marxistas, como Hu Shih y Ray Huang, han desarrollado teorías de integración de la civilización china y la occidentalen una moderna y única civilización mundial.

[25] China primitiva, en Historia Universal: El País: Salvat, tomo 3, Madrid: Salvat Editores. ISBN 84-345-6232-4[26] Entre los que pueden citarse a Joseph Ki-Zerbo o a Cheik Ant Diop.[27] NAVIA (mayo de 2006): Timbuctú, la nostalgia de un sueño, National Geographic, pgs. 44-71[28] María del Carmen PÉREZ ROYO; y María Luisa RAMOS MORELL: «Historiografía romana», en Latín: lengua y literatura. COU. Sevilla:

Ediciones La Ñ, 1996. Ed. electrónica accesible en: (http:/ / www. culturaclasica. com/ literatura/ historiografia_romana. htm)[29] Una página web de referencia para la historia de la literatura, en este caso para la prosa bajomedieval (http:/ / www. spanisharts. com/ books/

literature/ projii. htm).[30] Antonio UBIETO ARTETA (1982): Historia de Aragón. Literatura medieval I. Zaragoza, Anubar, pág. 36.[31] Antonio PÉREZ LASHERAS (2003): «La historiografía aragonesa y el Derecho foral», en La literatura del reino de Aragón hasta el siglo

XVI. Zaragoza, Ibercaja-Institución «Fernando el Católico» (Biblioteca Aragonesa de Cultura, 15), ISBN 84-8324-149-8, pp. 100-104.[32] "Gesta+veterum+Comitum"&hl=es Gesta veterum comitum Barcinonensium et Regum Argonensium scripta c. an̄um 1290 a quodam

monacho Rivipullensi (http:/ / books. google. com/ books?id=bCibPgAACAAJ& dq=). Editor Petr de Marca, 1688. Juan Francisco Masdeu lacita junto a otras editadas por Pierre de Marca como Accessere gesta Comitum Barcinonensium, etc. Parisiis 1688 (pg. 487 de Historia críticade España y de la cultura española (http:/ / books. google. com/ books?id=igrab44FVoYC& dq="Gesta veterum Comitum"& hl=es&pg=PA487#v=onepage& q="Gesta veterum Comitum"& f=false), Imprenta de Sancha, 1795). La obra de Morales Moya incluída en labibliografía (que forma parte de la Enciclopedia de historia de España de Miguel Artola, 1993), y de la que provienen la mayor parte de losdatos españoles de este artículo, da para esta obra el título de Gestas veterum Comitatum Barcinonensium et Regum Aragonensium.

[33] Texto citado por cronistas posteriores, pero considerado perdido hasta hace poco: el año 2001 el profesor Muhammad ben Mamar identificóun único ejemplar (26 páginas) en una biblioteca de Tinduf, que ha sido traducido por Guillem Rosselló-Bordoy y Nicolau Roser. NationalGeographic, marzo de 2009, pg. 8.

[34] Una página web de referencia para la historiografía andalusí: (http:/ / www. islamyal-andalus. org/ octubre02/ Ibn Hayyan. htm). Y otra, queincluye toda su literatura: (http:/ / www. spanisharts. com/ books/ literature/ hisparab. htm).

[35] Debate intelectual en la historiografía (http:/ / www. artehistoria. jcyl. es/ historia/ contextos/ 2695. htm), en Artehistoria.[36] Es célebre su polémica con el historiador soviético y marxista Boris Porchnev a propósito de estas tesis. Roland MOUSNIER: Furores

campesinos, 1968.[37] La cita es atribuible a distintos autores, aquí la atribuyen a Pierre Nora (http:/ / www. lpp-uerj. net/ olped/ exhibir_opiniao.

asp?codnoticias=17252)

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[38] Luis Guillermo JARAMILLO ECHEVERRI y Juan Carlos AGUIRRE GARCÍA: La Controversia Kuhn-Popper en torno al progresocientífico y sus posibles aportes a la enseñanza de las ciencias (http:/ / www. moebio. uchile. cl/ 20/ jaramillo. htm).

[39] Arno MAYER: The Furies: Violence and Terror in the French and Russian Revolutions Princeton University Press, 2002. ISBN0-691-09015-7. Hay traducción castellana: Las Furias. El comentario se localiza en la introducción.

[40] Página de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (http:/ / www. secc. es/ ).[41] La página de la Fundación Las Edades del Hombre, que actualmente (desde noviembre de 2006) exhibe Kirios en Ciudad Rodrigo: (http:/ /

www. lasedades. es/ )[42] Los autores más conocidos de este método son Robert Stake y Jan Nespor (véase wikipedia en inglés (http:/ / en. wikipedia. org/ wiki/

Case_study))[43] Alberto Buela, citando a Javier Esparza, en La relación con el pasado (http:/ / www. rebanadasderealidad. com. ar/ buela-25. htm) (http:/ /

letras-uruguay. espaciolatino. com/ friedler/ la_literatura_alemana. htm)[44] Bartolomé BENNASSAR: Valladolid au siècle d'or. Une ville de Castille et sa campagne au XVe. siècle. París-La Haya: Mouton, 1967.

Considerado un clásico de síntesis regional histórica en el espíritu de Annales, siguiendo el método de integración de distintas disciplinasiniciado por Fernand Braudel.

[45] Una cronología de las vicisitudes de los Papeles de Salamanca (http:/ / www. elmundo. es/ elmundo/ 2005/ 06/ 09/ cultura/ 1118336528.html), en El Mundo.

[46] Y aún más recientemente, incluyendo reflexiones provenientes del campo de la genética de poblaciones: Antonio PULIDO PASTOR: Larevolución islámica en Occidente (01/10/2006) (http:/ / www. diariolatorre. es/ index. php?id=39& tx_ttnews[tt_news]=1134&tx_ttnews[backPid]=14& cHash=1865a9f269).El texto completo del libro de Olagüe puede consultarse en una web islamista: (http:/ / www. islamyal-andalus. org/ nuevo/ olague/ indice.htm)

[47] Pío MOA (2006): 70 aniversario del comienzo de la guerra civil, en Libertad Digital: (http:/ / revista. libertaddigital. com/ articulo. php/1276218631)

[48] Timothy GARTON ASH La necesidad del debate histórico. La libertad de expresión en Europa vive atenazada por leyes bienintencionadasque pretenden condicionar lo que se dice y recuerda sobre los episodios más siniestros de nuestra historia (http:/ / www. elpais. com/articulo/ panorama/ necesidad/ debate/ historico/ elpepusocdgm/ 20081019elpdmgpan_1/ Tes/ ), El País, 19/10/2008.

[49] Gavin MENZIES (2005): 1421: el año en que China descubrió América. España: Debolsillo, 2005. Aparecido en inglés en 2002. El autor,marino de formación e "historiador" autodidacta mantiene una web oficial: (http:/ / www. 1421. tv/ ), y sus detractores también contestan porla red: (http:/ / www. kenspy. com/ Menzies/ ). Hay artículos en la wikipedia en castellano sobre la Hipótesis de 1421, y en inglés también éste(http:/ / en. wikipedia. org/ wiki/ Gavin_Menzies) sobre el autor.

[50] Marcelo JUSTO: La Historia reescrita con papeles falsos (http:/ / www. abc. es/ 20080507/ cultura-cultura/historia-reescrita-papeles-falsos_200805070247. html), ABC, 7 de mayo de 2008

[51] Las famosas fotos de la entrevista Hitler-Franco en Hendaya (1940) encontradas en el archivo de la Agencia Efe y divulgadas en octubre de2006: (http:/ / www. informativos. telecinco. es/ famosos/ hijos/ adoptados/ dn_34128. htm)

[52] Artículo (http:/ / www. elperiodicodearagon. com/ noticias/ noticia. asp?pkid=282246) de Juan Bolea en El Periódico de Aragón, citandovarias de las célebres mixtificaciones de imágenes históricas.

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Fuentes y contribuyentes del artículo 31

Fuentes y contribuyentes del artículoHistoriografía  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=64441511  Contribuyentes: AFLastra, AVIADOR, Aiol, Airunp, Ale flashero, Alfonso Márquez, Algarabia, Alhen, Allforrous,Alonso de Mendoza, Alvaroroldan, Andres cccp, AnselmiJuan, Antón Francho, Arístides Herrera Cuntti, Bcoto, Belgrano, Camogue, Chefad, Comae, Cookie, Coroliano, Csoliverez, DFTDER,DJ Nietzsche, Dainzu, Dalobuca, Danisd75, David0811, Davius, Der wilde Man, Desde el planeta de los simios, Diegusjaimes, Dodo, Doreano, Doyle, Ecemaml, Ector, Edgar, Ensada, Erri4a,Escarlati, Espilas, Exioniniox, FAR, Felipealvarez, Fersancos, FrancoGG, Gaeddal, Gafotas, Gerwoman, Gusgus, HUB, Hipias mayor, Hispa, Humberto, Igna, Ignacio Icke, JABO, JMCC1,JavierCS, JavierCantero, Javierito92, Javu61, Jkbw, Jorge c2010, JorgeGG, Jrmauri, Justavo, Kevin Smith, LTB, Leonpolanco, Lobillo, Locutus Borg, Lucien leGrey, Lusitor, Macarrones,Madith, Magister Mathematicae, Mahmudmasri, Manuko, Manwë, Matdrodes, Maveric149, Miss Manzana, Moriel, Morza, Mpeinadopa, Muro de Aguas, Napoleón333, Nilfanion, Oscar .,Ostegesis, P.o.l.o., Paintman, Palavi, Peejayem, Perezandres, Petronas, Platonides, Porao, Queninosta, Raiz, Reynaldo Villegas Peña, Rodrigouf, Rosarino, RoyFokker, Rrmsjp, Sabbut, Sanbec,Sergio Andres Segovia, SimónK, SuperBraulio13, Taichi, Tano4595, Technopat, Tegu, Teson99, Tirithel, Tláloc, Tony Rotondas, Tortillovsky, Truor, Urgoiti, Vadillo, Vardulia, Wesdoods,XxXxXxXxXxXxXxXxXxXxXxXxDeDMoNeYxXxXxXxXxXxXxXxXxXxXxXxX, Yakoo, Youssefsan, Yukosuke, Zufs, conversion script, Ángel Luis Alfaro, 197 ediciones anónimas

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Tomo III. Madrid : Joaquín Ibarra, 1770 Dibujo preparatorio para la orla por Luis Paret en la Biblioteca Nacional, Barcia n. 1525. Según López de Sedano, elretrato está tomado de un dibujo de tinta que se hallaba en un antiguo ms. o colección de piezas en prosa y verso, con otros varios retratos de hombres ilustres que fue de D. Pedro Cañaveras.Archivo:Trabajo-inca8.jpg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Trabajo-inca8.jpg  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: ALE!, Ecelan, Herzi Pinki, Roblespepe,Shizhao, 2 ediciones anónimasArchivo:Enrique Florez.JPG  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Enrique_Florez.JPG  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: Angrense, Beria, Ecummenic,EugeneZelenko, Malo, Valdavia, 2 ediciones anónimasArchivo:Jules Michelet.jpg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Jules_Michelet.jpg  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: Hsarrazin, Kilom691, LX, Manecke,Marcok, Mutter Erde, Phrood, Siren-Com, 2 ediciones anónimasArchivo:MenendezPelayo.jpg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:MenendezPelayo.jpg  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: Deadstar, Ecummenic, Foroa,Howcheng, Joseluis bn, Valdavia, XuankarArchivo:Bicentlogo.png  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Bicentlogo.png  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: American Revolution Bicentennial CommissionArchivo:Spanish civil war archive.jpg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Spanish_civil_war_archive.jpg  Licencia: GNU Free Documentation License  Contribuyentes:User:valyagArchivo:Lenin addresses the troops, May 5, 1920 with Trotsky in foreground..jpg  Fuente:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Lenin_addresses_the_troops,_May_5,_1920_with_Trotsky_in_foreground..jpg  Licencia: Public Domain  Contribuyentes: Boru318, Cmapm,DDima, Diagram Lajard, Infrogmation, Kaganer, Kl833x9, Philip Baird Shearer, Randroide, Rowanwindwhistler, Trijnstel, Urban, 1 ediciones anónimasArchivo:Lenin addressing the troops - May 5 1920 - Altered.jpg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Lenin_addressing_the_troops_-_May_5_1920_-_Altered.jpg Licencia: Public Domain  Contribuyentes: Grigori Petrowitsch Goldstein (1870-1941)Archivo:Commons-logo.svg  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Commons-logo.svg  Licencia: logo  Contribuyentes: SVG version was created by User:Grunt andcleaned up by 3247, based on the earlier PNG version, created by Reidab.Archivo:Spanish Wikiquote.SVG  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Spanish_Wikiquote.SVG  Licencia: logo  Contribuyentes: James.mcd.nzArchivo:Wiktionary-logo-es.png  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Archivo:Wiktionary-logo-es.png  Licencia: logo  Contribuyentes: es:Usuario:Pybalo

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