guia fotografia viajes
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El tema de la fotografía de viajes no
es nada nuevo. Ya se ha abordado
en multitud de ocasiones por
diferentes expertos en la materia,
así que poco más se puede añadir
dentro de los estándares de lo que
se considera correcto.
Por ello, lo que os traigo es un
nuevo modo de plantearlo, una
guía alternativa.
No nos engañemos, todas esas
recomendaciones de los manuales
“oficiales” están muy bien, pero no
siempre se pueden seguir. Muchas
veces las circunstancias no nos
acompañan… ¿Qué podemos
hacer cuando la realidad no se
ajusta a lo que nos cuentan los
manuales? Si queréis descubrirlo,
leed con atención siguientes
páginas…
1. La luz. Conseguir la luz adecuada es uno de los objetivos de
todo fotógrafo, profesional o aficionado. Una foto
con buena iluminación suele funcionar por sí misma,
casi al margen del resto de aspectos técnicos. Pero
una mala iluminación puede dar al traste con una
fotografía impecable en el resto de factores.
¿Qué hacemos, por tanto, cuando queremos
llevarnos un recuerdo de algún lugar pero la luz es
espantosa?
1.1. Cuando dentro de un mismo encuadre
tenemos grandes contrastes de luz, sitúa en primer
plano lo que está iluminado y en segundo plano lo
que permanece en sombra. Aunque la sombra
resulte mucho más favorecedora para el objeto o
sujeto protagonista de nuestra foto, la mirada se irá
automáticamente al fondo si está mucho más
iluminado. Además, con los parámetros adecuados,
puedes llegar a conseguir efectos como éste:
1.2. Las calles estrechas son tus amigas. Aunque
sea mediodía, en ellas suele reinar la sombra.
¡Búscalas y aprovecha todo su potencial!
1.3. En caso de que fallen las dos opciones
anteriores, una buena edición en blanco y negro
puede ayudarte a paliar los efectos de estos cambios
de luz tan bruscos.
2. El objetivo inadecuado.
Hay fotógrafos que durante años no han tenido
recursos para poder contar con diferentes objetivos y
han basado y adaptado su fotografía a una única
óptica. Te sugiero que los emules: si cuentas con
varios objetivos y crees que el que llevas en un
momento determinado es el que peor se ajusta a las
circunstancias, dale la vuelta a la situación y ajústate
tú a tu objetivo. Por ejemplo, si llevas en un tele fijo
en un pueblecito pequeño de calles estrechas,
puedes optar por centrarte en los detalles:
3. Los turistas. Son molestos, ¿verdad? Es prácticamente imposible
dejarlos fuera de los encuadres y no solemos tener
tiempo de esperar a que se marchen para hacer
nuestra foto tal y como queremos. Pero si no puedes
con tu enemigo, ¡únete! Inclúyelos en la foto, haz que
formen parte del decorado.
4. El valor de la improvisación. La mayoría de guías, artículos y manuales al uso
vienen a decir que es importante informarse
previamente sobre el lugar que vamos a fotografiar
para exprimir todo su potencial, pero ¿qué sucede si
no tenemos ocasión de hacerlo? Sencillamente, lo
que sucede es que improvisamos y que nos
mantenemos en un estado de alerta continua que
hace que apreciemos todo por igual, sin prejuicios,
sin selecciones previas.
¿Quién sabe? Puede que esa ausencia de
información y prejuicios nos hagan topar con joyas
muy distintas de las que ya recogen los folletos
turísticos. Puede que hayas pasado de largo por una
iglesia del románico y, sin embargo, hayas
encontrado un tesoro en el pasto del que se
alimentaban unas vacas.
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