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ISDe Sports Magazine – Revista de entrenamiento, diciembre 2012, Vol. 4, número 15.
INSTITUTO SUPERIOR DE DEPORTES
Crisólogo Larralde 1050 (1429) Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Teléfono y Fax: 011-4702-2028 www.isde.edu.ar E-mail: [email protected]
Por Cristian Daniel Sidotti [email protected]
Las etapas del fútbol amateur presentadas
por la Asociación del Fútbol Argentino
(AFA) son dos. La primera es la
denominada Fútbol infantil, aquí los niños
tienen entre 10 a 13 años, y una segunda
etapa denominada Futbol Juvenil donde los
jugadores tienen entre 13 (9ª división) y 20
años (4ª división). En el presente artículo
nos situaremos en la primera etapa, futbol
infantil. La misma está formada por 3
categorías. Durante el presente año, los
chicos que conformaron las categorías
fueron los nacidos en 1999, 2000 y 2001
(13-12 y 11 años). Como punto de partida
en la planificación del fútbol juvenil es
necesario realizar un diagnóstico. El
mismo, se basa en recoger datos de la
competencia, y tras su análisis, usarlos
como herramientas para confeccionar
contenidos, métodos y medios de
entrenamiento teniendo en cuenta la edad
deportiva y biológica de los jugadores.
CRECIMIENTO Y MADURACION
Esta etapa de tres años debe ser abordada,
por los profesores, desde lineamientos
científicos respetando las leyes de
maduración y crecimiento. Ambos son
procesos importantes pero que pueden
tener sus puntos máximos de desarrollo en
distintos momentos de la vida.
Al momento de planificar las cargas de
trabajo con niños debemos preguntarnos:
¿En qué circunstancias psico- biológica se
encuentra el niño? Responder esta
pregunta será importante para poder
programar el entrenamiento de los jóvenes
futbolistas respetando el principio de
individualización y multilateralidad del
entrenamiento. Es importante saber que el
crecimiento, por sí solo, provoca cambios
en el rendimiento de los jóvenes. Por
ejemplo, el pico de crecimiento en talla y
peso aumentan la masa libre de grasa y la
masa muscular, lo que trae aparejado una
elevación del consumo máximo de oxigeno
relativo. Y, aquí puntualmente, no estamos
hablando de entrenamiento, solo de
crecimiento. Durante los procesos de
crecimiento y maduración es difícil
discernir si los cambios son producidos por
el entrenamiento o por el crecimiento.
Mientras que los cambios fisiológicos
producidos por el entrenamiento en
adultos son causados por el programa de
entrenamiento en sí, en el niño esos
cambios podrán ser atribuidos en gran
parte al proceso de crecimiento y
maduración. El incremento del consumo de
oxigeno máximo, el lactato muscular, la
fuerza muscular, la potencia anaeróbica y
la resistencia muscular son algunos de los
parámetros fisiológicos que cambian como
resultado del entrenamiento, del
crecimiento y la maduración física.
Los valores de lactato en niños pre púberes
son hasta un 55% menor en comparación
con los de un adulto. En cuanto al ATP- PC
LA PREPARACION FISICA
EN EL FUTBOL INFANTIL
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y glucógeno, los niños poseen
concentraciones de ATP 20% menores a
las de un adulto; mientras que las
concentraciones de PC y glucógeno se
encuentran 40% disminuidas. Lo
importante aquí es saber que el glucógeno
es una reserva limitada y es por ello que
cuando esta se agota es probable que los
niños abandonen la actividad ya que este
vaciamiento podría provocar desgano,
cansancio continuo y desconcentración. Es
importante conocer el período madurativo
en el cual se encuentran los jugadores, ya
que el desarrollo puberal marca un cambio
de perspectiva del entrenamiento. Según
Weineck (1): “La fase pre puberal se presta
sobre todo a la mejora de las capacidades
coordinativas y a la ampliación del
repertorio de movimientos, y en el período
de pubertad, sobre todo al trabajo de las
capacidades físicas. Hay que tener en
cuenta, no obstante, que la coordinación
(técnica) y la condición física se han de
desarrollar siempre en paralelo, aun
destacando uno u otro aspecto”. Durante
el último año del fútbol infantil (12 -13
años) muchas veces la edad biológica (edad
de maduración) no concuerda con la edad
cronológica y por ende muchos
compañeros del mismo equipo tienen
distintos grados madurativos. La edad
biológica se encuentra relacionada con
factores de desarrollo, como la altura y
peso corporal. Para conocer a los jóvenes
futbolistas sería importante medirlos y
pesarlos, con esos datos se podrá conocer
el índice de masa corporal. Esto permitirá
básicamente conocer cuál es el estado
nutricional de los jóvenes.
TECNICA Y TACTICA
Jens Bangsbo (2), plantea que el fútbol
profesional es un deporte intermitente,
donde el futbolista además de correr
realiza otras actividades como
aceleraciones, cambios de direcciones,
desaceleraciones, saltos, caídas y
levantadas del campo. Por otro lado
remarca que las pausas son pasivas e
incompletas. A este cúmulo de acciones
que realiza el futbolista se adhiere la
importancia del componente técnico y
táctico. El pase y la recepción aparecen,
junto al remate y conducción, como las
técnicas más importantes del futbolista.
Siempre considerándolas dentro de un
contexto en situación, donde deben ser
aplicadas en distintos tiempos, con
distintos espacios y con una situación a
resolver que, en la mayoría de las veces,
implica a compañeros y oponentes. Por
otro lado, Weineck aclara que el
entrenamiento infanto- juvenil debe
centrarse en la formación óptima de las
destrezas y técnicas deportivas - motoras y
en el incremento del acervo motor. El
entrenamiento de las capacidades físicas
tiene lugar en paralelo a este proceso,
durante la infancia estas capacidades no se
maximizan sino que se optimizan. Con lo
anteriormente mencionado se hace
referencia a que las actividades o ejercicios
adecuados al crecimiento deben
presentarse como estímulos sub máximos,
y no máximos, dando lugar a un trabajo
multilateral. El profesor Carlos Borzi (3)
menciona la importancia que tiene el
entrenamiento de la técnica en edades
infantiles. Deja claro que el período entre
los 10 y los 13 años es el indicado para
realizar los aprendizajes técnicos debido a
que el sistema nervioso, incluyendo a los
analizadores de movimiento, manifiesta un
pleno desarrollo aumentando la capacidad
de percibir la realidad y conducir la
respuesta motora. Aquí cabe destacar la
importancia de aplicar el principio de
variabilidad ofreciendo al niño diversas
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actividades con el objetivo de generar un
incremento en su experiencia técnica
motriz. Las variantes en el trabajo de la
técnica se pueden llevar a cabo
modificando las condiciones externas
(terreno, dimensiones, pelotas),
combinando destrezas (desplazamientos,
habilidades, técnicas), combinando los
métodos de entrenamiento (analítico,
global, mixto) y variando los materiales y
consignas. Aunque el fútbol infantil debe
proveer al niño una amplia gama de
movimientos y experiencias, parece muy
enriquecedora la práctica de los gestos
técnicos en situaciones jugadas, donde el
componente táctico forma parte del
trabajo técnico. Con respecto al
componente táctico Weineck (1),
menciona que debe trabajarse desde
edades tempranas en paralelo al trabajo
técnico. Los contenidos tácticos deberían
orientarse a un desarrollo cognitivo, donde
la comprensión del juego sea el punto
clave del entrenamiento. Además deben
plantearse en cada entrenamiento el
conocimiento de la totalidad de las reglas.
Los principales medios para alcanzar estos
objetivos mediante situaciones jugadas con
diversas modalidades y consignas. Es
recomendable realizar el trabajo táctico
con los chicos descansados, sin una carga
física previa, para favorecer la comprensión
de consignas de manera eficiente.
VELOCIDAD
La velocidad se encuentra influenciada por
el desarrollo biológico y crecimiento, como
también está altamente influenciada por el
potencial genético del jugador. Entre los 7
y 9 años, es recomendable trabajar sobre
el tiempo de reacción y la frecuencia de
movimiento. Estas dos características de la
velocidad se encuentran vinculadas al
desarrollo del sistema nervioso y no a otros
aspectos funcionales. A partir del primer
año del fútbol infantil, gracias a la gran
plasticidad que presenta el sistema
nervioso, el entrenamiento de la velocidad
se verá beneficiado. Esta plasticidad del
sistema nervioso implica, por un lado, una
alta excitabilidad de los procesos nerviosos
directores y, por otro, una baja inhibición
diferenciadora. Por lo tanto en la etapa
prepuberal el entrenamiento de la
velocidad se encuentra en su fase sensible,
mayormente para el desarrollo de:
1- Velocidad de reacción.
2- Velocidad secuencial.
3- Procesos de aprendizaje motriz
para desarrollar técnicas motoras
que son importantes para
movimientos veloces.
En el último año de infantiles (12-13 años)
se produce, en algunos jugadores
(púberes), una creciente liberación de
andrógenos y estrógenos lo que permite
un crecimiento muscular, teniendo una
repercusión directa sobre la producción
absoluta de potencia que puede ser
generada. En el fútbol infantil, debemos
brindarle al jugador un amplio bagaje de
ejercicios. A su vez, resulta interesante
trabajar los distintos aspectos de la
velocidad combinándolos con movimientos
específicos que realizan los jugadores en
competencia como también ligarlos a
factores técnicos ya que su aprendizaje se
encuentra en su fase sensible. La
capacidad de reacción en el fútbol está
relacionada con la capacidad de
anticipación y toma de decisiones. Esto se
debe a que el jugador debe responder
constantemente, de manera óptima, a
situaciones de juego inesperadas.
Asimismo, debe reajustar constantemente
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sus movimientos en situaciones donde
debe decidir, en el momento que está
realizando una acción, como continuar la
misma dependiendo del entorno. Por
ejemplo cuando el jugador intenta
conducir el balón (técnica), mientras debe
eludir rivales (entorno) a una cierta
velocidad impuesta por la situación. Para
Weinek (1) el objetivo de esta capacidad en
el fútbol es el desarrollo de una velocidad
de movimiento de desplazamiento máximo
y su relación con su velocidad gestual.
Entendemos la importancia de generar
movimientos veloces con o sin pelota,
donde el jugador sea capaz de ejecutar
gestos técnicos en una situación real de
juego.
RESISTENCIA
Con respecto al sistema anaeróbico
podemos mencionar que la actividad de la
fosfofructoquinasa (enzima reguladora de
la glucólisis), en niños de entre 11-13 años
es entre un 30-50% menor que en adultos.
Estos datos nos permiten conocer que
biológicamente el niño tiene una menor
capacidad glucolítica que el adulto, o sea,
que está menos adaptado para esfuerzos
anaeróbicos. Por lo tanto no habría
necesidad de que los niños en esta etapa
realicen entrenamientos específicos para el
incremento de la potencia anaeróbica
lactacida. Siguiendo esta línea, los trabajos
intervalados de alta intensidad en edades
infantiles carecen de utilidad. Los
volúmenes usados para el entrenamiento
de la resistencia deben ser adecuados a las
condiciones del niño. Debemos proponer
actividades que no sean de grandes
volúmenes con alta intensidad ya que esto
podría provocar vaciamiento glucogénico.
Por otro lado, sabemos que la resistencia
está ligada a factores volitivos (capacidad
de esfuerzo), metabólicos aeróbicos y
anaeróbicos, funcionales (hormonales,
cardio vasculares y respiratorios) y
coordinativos (eficiencia mecánica). La
enseñanza de la técnica de la carrera es
importante ya que su eficacia influirá
positivamente en la búsqueda de la
máxima económica de los procesos
metabólicos y funcionales. Teniendo en
cuenta que errores en la técnica de carrera
disminuyen la eficiencia, es decir,
aumentan las demandas energéticas
debido a que se requiere de más fuerza
para realizar un movimiento. Por este
motivo es importante trabajar sobre la
enseñanza de la mecánica de carrera a
través de skiping, taloneos, punteos y
zancadas. En principio trabajando sobre los
dos factores que influyen en la carrera,
frecuencia y amplitud de zancada, y luego
inclinando la mayor parte del trabajo hacia
la primera dado que es más específica para
el fútbol. Con respecto a la importancia de
la resistencia aeróbica y su trabajo durante
la etapa infantil Weineck (1) resalta que
tanto los niños como los jóvenes están
preparados, desde el punto de vista
cardiopulmonar y metabólico, para
entrenar bajo cargas aeróbicas. En relación
a este punto, toma un alto grado de
importancia la elección de métodos, como
la dosificación de la intensidad y la
duración de las cargas ya que las mismas
deben adaptarse a las circunstancias
fisiológicas de la edad del jugador. Este
autor propone entrenar la capacidad
aeróbica en la fase pre puberal a través de
cargas interválicas de corta duración,
utilizando el juego como principal
contenido en la actividad. Para
Feigenbaum (4) el músculo esquelético del
niño pre púber es más elástico, tiene poco
tono y definición, pero a su vez posee una
gran irrigación respecto del adulto. Este
flujo sanguíneo junto a su gran densidad
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mitocondrial permite realizar trabajos
aeróbicos fraccionados o intermitentes de
gran intensidad y corta duración alternados
con pausas cortas ya que su capacidad de
recuperación entre esfuerzos es eficiente.
Para Cometti (5) el entrenamiento de la
resistencia en futbolistas jóvenes debe
centrarse en el trabajo de fibras rápidas
donde los esfuerzos cortos y breves
prevalezcan. Paul D. Larovede (7) plantea
algunos principios para trabajar la
resistencia aeróbica en edades
prepuberales. Los mismos hacen mención a
conservar el carácter lúdico de la actividad,
donde se utilicen un amplio repertorio de
movimientos y gestos propios del deporte,
utilizando circuitos técnicos combinándolos
con distintos desplazamientos. Esta
propuesta parece enriquecedora desde su
carácter motriz ya que engloba mayores
respuestas técnicas y motoras. Será el
profesor quien deba poner de manifiesto
su creatividad, enriqueciendo aún más la
actividad, introduciendo movimientos
tácticos en ellas. También, parece
interesante proponer trabajos
intermitentes ya que el trabajo de fibras
rápidas quedará evidenciado y la velocidad
de carrera es mayor comparándolo con
trabajos continuos o intervalados largos.
Por otro lado, los juegos reducidos, son
otra variante que puede ser utilizada para
el trabajo de la resistencia. Además se
pueden variar las medidas de la cancha, la
cantidad de jugadores y las reglas,
buscando un ajuste táctico si así lo
requiere el profesor. Si bien el
entrenamiento de la potencia aeróbica
puede generar aumentos de rendimiento
en niños, la magnitud de este incremento
es probablemente más baja que la
esperada en adultos. No está claro si hay
una edad o un nivel de maduración crítico
para maximizar las adaptaciones al
entrenamiento aeróbico en niños y
adolescentes. El trabajo de resistencia en
jóvenes pre púberes debe tener como
objetivo mejorar la recuperación, creando
bases de resistencias y no así provocar
aumentos de VO2. El trabajo de resistencia
podría tener mejores efectos sobre los
niños realizando tareas intermitentes de
alta intensidad y juegos reducidos. Sin
embargo la temprana especialización no
está recomendada en niños. Por lo tanto la
combinación de varios métodos sería la
mejor manera de desarrollar la resistencia
en esta población.
FUERZA
Aunque los niños no disponen de niveles
adecuados de andrógenos para generar
adaptaciones musculares y ganancias de
fuerza similares a los que podría producir
un adulto, tienen una gran capacidad para
mejorar sus niveles de fuerza por medio de
adaptaciones neurales.
Estas se basan en el incremento de las
unidades motoras, una mayor coordinación
y dominio técnico de los movimientos que
se relacionan con mejoras en la
coordinación y sincronización muscular.
Ahora bien… ¿A qué edad comenzamos
con el trabajo de fuerza? Según la
academia americana de pediatría (8) es
importante tener en cuenta la maduración
biológica de los niños, y comenzar los
trabajos cuando los chicos estén en el
periodo 5 de Tanner, ya que esto asegura
que hayan pasado el pico de máxima
velocidad de crecimiento y que las epífisis
ya se encuentran casi selladas por
completo. Resulta difícil para los
entrenadores detectar el estadío en el cual
se encuentra el joven futbolista. Una
modalidad que se podría utilizar para
conocer esto sería la autoevaluación.
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Cappa (9) menciona que la recomendación
del comienzo con trabajos de fuerza en
estadio 5 de Tanner está hecha para
trabajos con cargas altas y sistemáticas y
que no existe una edad adecuada para
comenzar con trabajos de fuerza cuando
los trabajos no están dirigidos a la fuerza
máxima. El comienzo del trabajo de fuerza
destinado a buscar un agrandamiento de la
masa muscular estaría dado por el pico de
crecimiento en estatura, previo a esto el
entrenamiento de la fuerza debería ser
destinado a la enseñanza de las técnicas de
los ejercicios. Según Bompa (10) en el
proceso de formación deportiva se debe
comenzar con ejercicios de fuerza que
acentúen la participación de la musculatura
del tronco y no tanto de las extremidades
superiores.
Aquí cabe mencionar la importancia de
comenzar a trabajar desde el primer año
de infantiles con ejercicios destinados a
fortalecer la zona media. Es importante
tanto la calidad de ejercicio como la
frecuencia con que se hacen ya que las
ganancias de fuerza en niños tienen un
carácter transitorio y si no se entrenan con
determina frecuencia estas ganancias se
pierden rápidamente.
Siguiendo con la zona central del cuerpo
podemos decir que en la pelvis convergen
acciones que se transmiten de tren
superior a inferior y viceversa, es por esto
que el control que el niño pueda ejercer
sobre dicha zona es importante para
asumir posteriormente cargas de trabajo.
Hacer trabajos propioceptivos sobre la
zona lumbo pélvica, junto a fortalecer y
flexibilizar la zona central del cuerpo
permitirá desarrollar posteriormente
trabajos de fuerza con mayor seguridad
(11). Según Ozolin (12), los ejercicios con
pesos libres ofrecen un mayor estímulo de
entrenamiento acentuando el trabajo de
propiocepción, el sentido del equilibrio, la
estabilidad y la coordinación.
Así Feigenbaum (13) asegura que hasta el
momento no existen evidencias científicas
de que los ejercicios de fuerza con niños
aplicados sistemáticamente pueden causar
lesiones agudas o crónicas. Las lesiones son
causadas por fallos técnicos en la ejecución
de los movimientos. Como hemos visto al
comienzo del artículo, el crecimiento
provoca ganancias sobre el rendimiento.
En el caso de la fuerza, por crecimiento se
producen incrementos de la misma. Pero
también el niño que entrena tiene más
fuerza debido a que coordina mejor. Las
capacidades neurales no pueden
desarrollarse si no son estimuladas, es por
ello que los trabajos de coordinación y
equilibrio (estático y dinámico) tiene gran
importancia en esta etapa (14).
Siguiendo las palabras de Cappa podemos
señalar que el tiempo que el profesor
dedica a la enseñanza de las técnicas es
una inversión ya que la correcta realización
de los ejercicios permite, en el futuro,
trabajar con cargas altas.
En el periodo prepuberal, antes del
desarrollo hormonal y muscular, se debería
hacer hincapié en el trabajo de
coordinación, equilibrio (estático y
dinámico) y enseñanza de técnicas de
levantamiento, como así saltos y
lanzamientos. Es importante variar los
medios de entrenamiento utilizando
materiales no convencionales como
medicine ball, sogas, bandas elásticas,
chalecos, bolsas de arena.
Con respecto al entrenamiento pliométrico
en niños, Faigenbaum plantea que es
errónea la idea que para comenzar con
entrenamientos pliométricos el niño debe
entrar en la pubertad. Contrariamente a
esto propone comenzar con este tipo de
entrenamientos cuando el niño tenga la
madurez emocional para aceptar y seguir
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directivas. Otra de las ideas, que según el
autor es errónea, es que los niños
presentan lesiones en las placas óseas de
crecimiento si realizan entrenamiento
pliométrico. A favor de este tipo de
entrenamiento, Faigenbaum propone, que
las sobrecargas sean apropiadas, una
progresión gradual y respetar los periodos
de recuperación entre sesiones.
Destacando el entrenamiento pliométrico
en niños como la base para las posteriores
ganancias de fuerza y potencia.
En cuanto a la dosificación y calidad de
ejercicios el autor propone comenzar con
10 repeticiones de ejercicios de baja
intensidad, de 2 a 3 series, permitiendo
buena recuperación entre las mismas y
haciéndolo con una frecuencia semanal de
dos veces. Por último, menciona la
importancia de combinar los ejercicios
pliometricos con desplazamiento o
habilidades motoras diversas.
Previo al trabajo pliométrico, es
importante el fortalecimiento de
ligamentos y tendones de las articulaciones
comprometidas (mediante la
propiocepción), a su vez, resulta
interesante el trabajo de multisaltos
teniendo en cuenta que el tiempo de
contacto con el suelo es determinante para
el desarrollo de trabajos pliométricos
básicos.
¿QUE TIPOS DE EJERCICIOS
UTILIZAMOS EN EL FUTBOL INFANTIL?
Con respecto a los ejercicios seleccionados
para trabajar en las divisiones infantiles
podemos decir que existe una clasificación
que los agrupan según la cercanía que
estos tengan con la actividad principal, en
nuestro caso fútbol. La clasificación marca
tres tipos, los ejercicios generales, los
especiales y los competitivos. Los primeros
tienen que ver con las actividades que
aseguran el desarrollo funcional del
deportista, teniendo como finalidad crear
una amplia base para la especialización
progresiva que debe seguir, buscando un
acondicionamiento multilateral del
deportista. Entran aquí todos los ejercicios
que se extraen de otras disciplinas
deportivas y no necesariamente tienen
semejanza con el fútbol. Los ejercicios
especiales son aquellos que por su
estructura, intensidad y duración se
acercan al máximo a las actividades de
competición. Este tipo de ejercicios
constituyen movimientos y acciones del
futbolista que se van a corresponder con su
estructura coordinativa, con el carácter de
la ejecución, con la cinética y la dinámica
del fútbol. Por último, los ejercicios
competitivos son los que muestran el
mismo desarrollo técnico, funcional y los
mismos parámetros que la propia disciplina
deportiva. Aquí entran los juegos reducidos
y la práctica y competencia específica.
Durante la etapa de fútbol infantil
debemos buscar el adecuado equilibrio en
la distribución de cada tipo de ejercicios,
según la edad, el interés, necesidad y
experiencia de los niños futbolistas. Lo
general siempre tiene que anteceder a lo
específico. Sin embargo, los ejercicios que
se destinan a trabajar los contenidos
generales del entrenamiento se deben
seleccionar siempre con vistas a las
exigencias del fútbol. La importancia que
tiene crear las bases del proceso de
entrenamiento/ aprendizaje hace
necesario que los ejercicios generales y
especiales tengan mayor preponderancia
en algunas capacidades, como por ejemplo
fuerza. Los ejercicios especiales tienen una
acentuada inclinación en el trabajo técnico
y táctico, mientras que los ejercicios
generales serán los destinados al
mejoramiento o desarrollo de las
capacidades condicionales. Como vimos
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anteriormente para el trabajo de
resistencia, se deberían variar los métodos,
utilizando ejercicios generales
(intervalados cortos), ejercicios especiales
(intermitentes con pelota) y ejercicios
competitivos (juegos reducidos). El
desarrollo de ejercicios tanto generales
como especiales conllevan la más variada y
diversa utilización de los recursos
materiales, tanto convencionales (aros,
pelotas, conos, vallas) como no
convencionales (bolsas de arena, pelotas
de otros deportes, bastones, gomas de
autos, gomas de bicicleta, sogas, bandas
elásticas, chalecos). Aunque los métodos y
medios utilizados en el entrenamiento no
sean específicos y aún cuando se utilicen
ejercicios que estén poco relacionadas con
el fútbol, todo debe estar direccionado a la
mejora de las condiciones específicas del
joven futbolista. El contenido general debe
ser elegido siempre y cuando mejore la
capacidad de rendimiento específica.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Weineck J. Entrenamiento total. Barcelona:
Paidotribo; 2005. p 60.
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Copenhague: Instituto August Krogh; 1999. P
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programado. Buenos Aires: Stadium; 1999. p
107.
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Barcelona: Paidotribo; 2007. p 130-141.
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física en el futbol. 3ª ed. Barcelona: Paidotribo;
1997.
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11. Ozolin NG. Sistema contemporáneo de
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12. Faigenbaum A D. Entrenamiento
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- del Rosso S. Desarrollo de las capacidades
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