futbol

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ISDe Sports Magazine – Revista de entrenamiento, diciembre 2012, Vol. 4, número 15. INSTITUTO SUPERIOR DE DEPORTES Crisólogo Larralde 1050 (1429) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Teléfono y Fax: 011-4702-2028 www.isde.edu.ar E-mail: [email protected] Por Cristian Daniel Sidotti [email protected] Las etapas del fútbol amateur presentadas por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) son dos. La primera es la denominada Fútbol infantil, aquí los niños tienen entre 10 a 13 años, y una segunda etapa denominada Futbol Juvenil donde los jugadores tienen entre 13 (9ª división) y 20 años (4ª división). En el presente artículo nos situaremos en la primera etapa, futbol infantil. La misma está formada por 3 categorías. Durante el presente año, los chicos que conformaron las categorías fueron los nacidos en 1999, 2000 y 2001 (13-12 y 11 años). Como punto de partida en la planificación del fútbol juvenil es necesario realizar un diagnóstico. El mismo, se basa en recoger datos de la competencia, y tras su análisis, usarlos como herramientas para confeccionar contenidos, métodos y medios de entrenamiento teniendo en cuenta la edad deportiva y biológica de los jugadores. CRECIMIENTO Y MADURACION Esta etapa de tres años debe ser abordada, por los profesores, desde lineamientos científicos respetando las leyes de maduración y crecimiento. Ambos son procesos importantes pero que pueden tener sus puntos máximos de desarrollo en distintos momentos de la vida. Al momento de planificar las cargas de trabajo con niños debemos preguntarnos: ¿En qué circunstancias psico- biológica se encuentra el niño? Responder esta pregunta será importante para poder programar el entrenamiento de los jóvenes futbolistas respetando el principio de individualización y multilateralidad del entrenamiento. Es importante saber que el crecimiento, por sí solo, provoca cambios en el rendimiento de los jóvenes. Por ejemplo, el pico de crecimiento en talla y peso aumentan la masa libre de grasa y la masa muscular, lo que trae aparejado una elevación del consumo máximo de oxigeno relativo. Y, aquí puntualmente, no estamos hablando de entrenamiento, solo de crecimiento. Durante los procesos de crecimiento y maduración es difícil discernir si los cambios son producidos por el entrenamiento o por el crecimiento. Mientras que los cambios fisiológicos producidos por el entrenamiento en adultos son causados por el programa de entrenamiento en sí, en el niño esos cambios podrán ser atribuidos en gran parte al proceso de crecimiento y maduración. El incremento del consumo de oxigeno máximo, el lactato muscular, la fuerza muscular, la potencia anaeróbica y la resistencia muscular son algunos de los parámetros fisiológicos que cambian como resultado del entrenamiento, del crecimiento y la maduración física. Los valores de lactato en niños pre púberes son hasta un 55% menor en comparación con los de un adulto. En cuanto al ATP- PC LA PREPARACION FISICA EN EL FUTBOL INFANTIL

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INSTITUTO SUPERIOR DE DEPORTES

Crisólogo Larralde 1050 (1429) Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Teléfono y Fax: 011-4702-2028 www.isde.edu.ar E-mail: [email protected]

Por Cristian Daniel Sidotti [email protected]

Las etapas del fútbol amateur presentadas

por la Asociación del Fútbol Argentino

(AFA) son dos. La primera es la

denominada Fútbol infantil, aquí los niños

tienen entre 10 a 13 años, y una segunda

etapa denominada Futbol Juvenil donde los

jugadores tienen entre 13 (9ª división) y 20

años (4ª división). En el presente artículo

nos situaremos en la primera etapa, futbol

infantil. La misma está formada por 3

categorías. Durante el presente año, los

chicos que conformaron las categorías

fueron los nacidos en 1999, 2000 y 2001

(13-12 y 11 años). Como punto de partida

en la planificación del fútbol juvenil es

necesario realizar un diagnóstico. El

mismo, se basa en recoger datos de la

competencia, y tras su análisis, usarlos

como herramientas para confeccionar

contenidos, métodos y medios de

entrenamiento teniendo en cuenta la edad

deportiva y biológica de los jugadores.

CRECIMIENTO Y MADURACION

Esta etapa de tres años debe ser abordada,

por los profesores, desde lineamientos

científicos respetando las leyes de

maduración y crecimiento. Ambos son

procesos importantes pero que pueden

tener sus puntos máximos de desarrollo en

distintos momentos de la vida.

Al momento de planificar las cargas de

trabajo con niños debemos preguntarnos:

¿En qué circunstancias psico- biológica se

encuentra el niño? Responder esta

pregunta será importante para poder

programar el entrenamiento de los jóvenes

futbolistas respetando el principio de

individualización y multilateralidad del

entrenamiento. Es importante saber que el

crecimiento, por sí solo, provoca cambios

en el rendimiento de los jóvenes. Por

ejemplo, el pico de crecimiento en talla y

peso aumentan la masa libre de grasa y la

masa muscular, lo que trae aparejado una

elevación del consumo máximo de oxigeno

relativo. Y, aquí puntualmente, no estamos

hablando de entrenamiento, solo de

crecimiento. Durante los procesos de

crecimiento y maduración es difícil

discernir si los cambios son producidos por

el entrenamiento o por el crecimiento.

Mientras que los cambios fisiológicos

producidos por el entrenamiento en

adultos son causados por el programa de

entrenamiento en sí, en el niño esos

cambios podrán ser atribuidos en gran

parte al proceso de crecimiento y

maduración. El incremento del consumo de

oxigeno máximo, el lactato muscular, la

fuerza muscular, la potencia anaeróbica y

la resistencia muscular son algunos de los

parámetros fisiológicos que cambian como

resultado del entrenamiento, del

crecimiento y la maduración física.

Los valores de lactato en niños pre púberes

son hasta un 55% menor en comparación

con los de un adulto. En cuanto al ATP- PC

LA PREPARACION FISICA

EN EL FUTBOL INFANTIL

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y glucógeno, los niños poseen

concentraciones de ATP 20% menores a

las de un adulto; mientras que las

concentraciones de PC y glucógeno se

encuentran 40% disminuidas. Lo

importante aquí es saber que el glucógeno

es una reserva limitada y es por ello que

cuando esta se agota es probable que los

niños abandonen la actividad ya que este

vaciamiento podría provocar desgano,

cansancio continuo y desconcentración. Es

importante conocer el período madurativo

en el cual se encuentran los jugadores, ya

que el desarrollo puberal marca un cambio

de perspectiva del entrenamiento. Según

Weineck (1): “La fase pre puberal se presta

sobre todo a la mejora de las capacidades

coordinativas y a la ampliación del

repertorio de movimientos, y en el período

de pubertad, sobre todo al trabajo de las

capacidades físicas. Hay que tener en

cuenta, no obstante, que la coordinación

(técnica) y la condición física se han de

desarrollar siempre en paralelo, aun

destacando uno u otro aspecto”. Durante

el último año del fútbol infantil (12 -13

años) muchas veces la edad biológica (edad

de maduración) no concuerda con la edad

cronológica y por ende muchos

compañeros del mismo equipo tienen

distintos grados madurativos. La edad

biológica se encuentra relacionada con

factores de desarrollo, como la altura y

peso corporal. Para conocer a los jóvenes

futbolistas sería importante medirlos y

pesarlos, con esos datos se podrá conocer

el índice de masa corporal. Esto permitirá

básicamente conocer cuál es el estado

nutricional de los jóvenes.

TECNICA Y TACTICA

Jens Bangsbo (2), plantea que el fútbol

profesional es un deporte intermitente,

donde el futbolista además de correr

realiza otras actividades como

aceleraciones, cambios de direcciones,

desaceleraciones, saltos, caídas y

levantadas del campo. Por otro lado

remarca que las pausas son pasivas e

incompletas. A este cúmulo de acciones

que realiza el futbolista se adhiere la

importancia del componente técnico y

táctico. El pase y la recepción aparecen,

junto al remate y conducción, como las

técnicas más importantes del futbolista.

Siempre considerándolas dentro de un

contexto en situación, donde deben ser

aplicadas en distintos tiempos, con

distintos espacios y con una situación a

resolver que, en la mayoría de las veces,

implica a compañeros y oponentes. Por

otro lado, Weineck aclara que el

entrenamiento infanto- juvenil debe

centrarse en la formación óptima de las

destrezas y técnicas deportivas - motoras y

en el incremento del acervo motor. El

entrenamiento de las capacidades físicas

tiene lugar en paralelo a este proceso,

durante la infancia estas capacidades no se

maximizan sino que se optimizan. Con lo

anteriormente mencionado se hace

referencia a que las actividades o ejercicios

adecuados al crecimiento deben

presentarse como estímulos sub máximos,

y no máximos, dando lugar a un trabajo

multilateral. El profesor Carlos Borzi (3)

menciona la importancia que tiene el

entrenamiento de la técnica en edades

infantiles. Deja claro que el período entre

los 10 y los 13 años es el indicado para

realizar los aprendizajes técnicos debido a

que el sistema nervioso, incluyendo a los

analizadores de movimiento, manifiesta un

pleno desarrollo aumentando la capacidad

de percibir la realidad y conducir la

respuesta motora. Aquí cabe destacar la

importancia de aplicar el principio de

variabilidad ofreciendo al niño diversas

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actividades con el objetivo de generar un

incremento en su experiencia técnica

motriz. Las variantes en el trabajo de la

técnica se pueden llevar a cabo

modificando las condiciones externas

(terreno, dimensiones, pelotas),

combinando destrezas (desplazamientos,

habilidades, técnicas), combinando los

métodos de entrenamiento (analítico,

global, mixto) y variando los materiales y

consignas. Aunque el fútbol infantil debe

proveer al niño una amplia gama de

movimientos y experiencias, parece muy

enriquecedora la práctica de los gestos

técnicos en situaciones jugadas, donde el

componente táctico forma parte del

trabajo técnico. Con respecto al

componente táctico Weineck (1),

menciona que debe trabajarse desde

edades tempranas en paralelo al trabajo

técnico. Los contenidos tácticos deberían

orientarse a un desarrollo cognitivo, donde

la comprensión del juego sea el punto

clave del entrenamiento. Además deben

plantearse en cada entrenamiento el

conocimiento de la totalidad de las reglas.

Los principales medios para alcanzar estos

objetivos mediante situaciones jugadas con

diversas modalidades y consignas. Es

recomendable realizar el trabajo táctico

con los chicos descansados, sin una carga

física previa, para favorecer la comprensión

de consignas de manera eficiente.

VELOCIDAD

La velocidad se encuentra influenciada por

el desarrollo biológico y crecimiento, como

también está altamente influenciada por el

potencial genético del jugador. Entre los 7

y 9 años, es recomendable trabajar sobre

el tiempo de reacción y la frecuencia de

movimiento. Estas dos características de la

velocidad se encuentran vinculadas al

desarrollo del sistema nervioso y no a otros

aspectos funcionales. A partir del primer

año del fútbol infantil, gracias a la gran

plasticidad que presenta el sistema

nervioso, el entrenamiento de la velocidad

se verá beneficiado. Esta plasticidad del

sistema nervioso implica, por un lado, una

alta excitabilidad de los procesos nerviosos

directores y, por otro, una baja inhibición

diferenciadora. Por lo tanto en la etapa

prepuberal el entrenamiento de la

velocidad se encuentra en su fase sensible,

mayormente para el desarrollo de:

1- Velocidad de reacción.

2- Velocidad secuencial.

3- Procesos de aprendizaje motriz

para desarrollar técnicas motoras

que son importantes para

movimientos veloces.

En el último año de infantiles (12-13 años)

se produce, en algunos jugadores

(púberes), una creciente liberación de

andrógenos y estrógenos lo que permite

un crecimiento muscular, teniendo una

repercusión directa sobre la producción

absoluta de potencia que puede ser

generada. En el fútbol infantil, debemos

brindarle al jugador un amplio bagaje de

ejercicios. A su vez, resulta interesante

trabajar los distintos aspectos de la

velocidad combinándolos con movimientos

específicos que realizan los jugadores en

competencia como también ligarlos a

factores técnicos ya que su aprendizaje se

encuentra en su fase sensible. La

capacidad de reacción en el fútbol está

relacionada con la capacidad de

anticipación y toma de decisiones. Esto se

debe a que el jugador debe responder

constantemente, de manera óptima, a

situaciones de juego inesperadas.

Asimismo, debe reajustar constantemente

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sus movimientos en situaciones donde

debe decidir, en el momento que está

realizando una acción, como continuar la

misma dependiendo del entorno. Por

ejemplo cuando el jugador intenta

conducir el balón (técnica), mientras debe

eludir rivales (entorno) a una cierta

velocidad impuesta por la situación. Para

Weinek (1) el objetivo de esta capacidad en

el fútbol es el desarrollo de una velocidad

de movimiento de desplazamiento máximo

y su relación con su velocidad gestual.

Entendemos la importancia de generar

movimientos veloces con o sin pelota,

donde el jugador sea capaz de ejecutar

gestos técnicos en una situación real de

juego.

RESISTENCIA

Con respecto al sistema anaeróbico

podemos mencionar que la actividad de la

fosfofructoquinasa (enzima reguladora de

la glucólisis), en niños de entre 11-13 años

es entre un 30-50% menor que en adultos.

Estos datos nos permiten conocer que

biológicamente el niño tiene una menor

capacidad glucolítica que el adulto, o sea,

que está menos adaptado para esfuerzos

anaeróbicos. Por lo tanto no habría

necesidad de que los niños en esta etapa

realicen entrenamientos específicos para el

incremento de la potencia anaeróbica

lactacida. Siguiendo esta línea, los trabajos

intervalados de alta intensidad en edades

infantiles carecen de utilidad. Los

volúmenes usados para el entrenamiento

de la resistencia deben ser adecuados a las

condiciones del niño. Debemos proponer

actividades que no sean de grandes

volúmenes con alta intensidad ya que esto

podría provocar vaciamiento glucogénico.

Por otro lado, sabemos que la resistencia

está ligada a factores volitivos (capacidad

de esfuerzo), metabólicos aeróbicos y

anaeróbicos, funcionales (hormonales,

cardio vasculares y respiratorios) y

coordinativos (eficiencia mecánica). La

enseñanza de la técnica de la carrera es

importante ya que su eficacia influirá

positivamente en la búsqueda de la

máxima económica de los procesos

metabólicos y funcionales. Teniendo en

cuenta que errores en la técnica de carrera

disminuyen la eficiencia, es decir,

aumentan las demandas energéticas

debido a que se requiere de más fuerza

para realizar un movimiento. Por este

motivo es importante trabajar sobre la

enseñanza de la mecánica de carrera a

través de skiping, taloneos, punteos y

zancadas. En principio trabajando sobre los

dos factores que influyen en la carrera,

frecuencia y amplitud de zancada, y luego

inclinando la mayor parte del trabajo hacia

la primera dado que es más específica para

el fútbol. Con respecto a la importancia de

la resistencia aeróbica y su trabajo durante

la etapa infantil Weineck (1) resalta que

tanto los niños como los jóvenes están

preparados, desde el punto de vista

cardiopulmonar y metabólico, para

entrenar bajo cargas aeróbicas. En relación

a este punto, toma un alto grado de

importancia la elección de métodos, como

la dosificación de la intensidad y la

duración de las cargas ya que las mismas

deben adaptarse a las circunstancias

fisiológicas de la edad del jugador. Este

autor propone entrenar la capacidad

aeróbica en la fase pre puberal a través de

cargas interválicas de corta duración,

utilizando el juego como principal

contenido en la actividad. Para

Feigenbaum (4) el músculo esquelético del

niño pre púber es más elástico, tiene poco

tono y definición, pero a su vez posee una

gran irrigación respecto del adulto. Este

flujo sanguíneo junto a su gran densidad

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mitocondrial permite realizar trabajos

aeróbicos fraccionados o intermitentes de

gran intensidad y corta duración alternados

con pausas cortas ya que su capacidad de

recuperación entre esfuerzos es eficiente.

Para Cometti (5) el entrenamiento de la

resistencia en futbolistas jóvenes debe

centrarse en el trabajo de fibras rápidas

donde los esfuerzos cortos y breves

prevalezcan. Paul D. Larovede (7) plantea

algunos principios para trabajar la

resistencia aeróbica en edades

prepuberales. Los mismos hacen mención a

conservar el carácter lúdico de la actividad,

donde se utilicen un amplio repertorio de

movimientos y gestos propios del deporte,

utilizando circuitos técnicos combinándolos

con distintos desplazamientos. Esta

propuesta parece enriquecedora desde su

carácter motriz ya que engloba mayores

respuestas técnicas y motoras. Será el

profesor quien deba poner de manifiesto

su creatividad, enriqueciendo aún más la

actividad, introduciendo movimientos

tácticos en ellas. También, parece

interesante proponer trabajos

intermitentes ya que el trabajo de fibras

rápidas quedará evidenciado y la velocidad

de carrera es mayor comparándolo con

trabajos continuos o intervalados largos.

Por otro lado, los juegos reducidos, son

otra variante que puede ser utilizada para

el trabajo de la resistencia. Además se

pueden variar las medidas de la cancha, la

cantidad de jugadores y las reglas,

buscando un ajuste táctico si así lo

requiere el profesor. Si bien el

entrenamiento de la potencia aeróbica

puede generar aumentos de rendimiento

en niños, la magnitud de este incremento

es probablemente más baja que la

esperada en adultos. No está claro si hay

una edad o un nivel de maduración crítico

para maximizar las adaptaciones al

entrenamiento aeróbico en niños y

adolescentes. El trabajo de resistencia en

jóvenes pre púberes debe tener como

objetivo mejorar la recuperación, creando

bases de resistencias y no así provocar

aumentos de VO2. El trabajo de resistencia

podría tener mejores efectos sobre los

niños realizando tareas intermitentes de

alta intensidad y juegos reducidos. Sin

embargo la temprana especialización no

está recomendada en niños. Por lo tanto la

combinación de varios métodos sería la

mejor manera de desarrollar la resistencia

en esta población.

FUERZA

Aunque los niños no disponen de niveles

adecuados de andrógenos para generar

adaptaciones musculares y ganancias de

fuerza similares a los que podría producir

un adulto, tienen una gran capacidad para

mejorar sus niveles de fuerza por medio de

adaptaciones neurales.

Estas se basan en el incremento de las

unidades motoras, una mayor coordinación

y dominio técnico de los movimientos que

se relacionan con mejoras en la

coordinación y sincronización muscular.

Ahora bien… ¿A qué edad comenzamos

con el trabajo de fuerza? Según la

academia americana de pediatría (8) es

importante tener en cuenta la maduración

biológica de los niños, y comenzar los

trabajos cuando los chicos estén en el

periodo 5 de Tanner, ya que esto asegura

que hayan pasado el pico de máxima

velocidad de crecimiento y que las epífisis

ya se encuentran casi selladas por

completo. Resulta difícil para los

entrenadores detectar el estadío en el cual

se encuentra el joven futbolista. Una

modalidad que se podría utilizar para

conocer esto sería la autoevaluación.

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Cappa (9) menciona que la recomendación

del comienzo con trabajos de fuerza en

estadio 5 de Tanner está hecha para

trabajos con cargas altas y sistemáticas y

que no existe una edad adecuada para

comenzar con trabajos de fuerza cuando

los trabajos no están dirigidos a la fuerza

máxima. El comienzo del trabajo de fuerza

destinado a buscar un agrandamiento de la

masa muscular estaría dado por el pico de

crecimiento en estatura, previo a esto el

entrenamiento de la fuerza debería ser

destinado a la enseñanza de las técnicas de

los ejercicios. Según Bompa (10) en el

proceso de formación deportiva se debe

comenzar con ejercicios de fuerza que

acentúen la participación de la musculatura

del tronco y no tanto de las extremidades

superiores.

Aquí cabe mencionar la importancia de

comenzar a trabajar desde el primer año

de infantiles con ejercicios destinados a

fortalecer la zona media. Es importante

tanto la calidad de ejercicio como la

frecuencia con que se hacen ya que las

ganancias de fuerza en niños tienen un

carácter transitorio y si no se entrenan con

determina frecuencia estas ganancias se

pierden rápidamente.

Siguiendo con la zona central del cuerpo

podemos decir que en la pelvis convergen

acciones que se transmiten de tren

superior a inferior y viceversa, es por esto

que el control que el niño pueda ejercer

sobre dicha zona es importante para

asumir posteriormente cargas de trabajo.

Hacer trabajos propioceptivos sobre la

zona lumbo pélvica, junto a fortalecer y

flexibilizar la zona central del cuerpo

permitirá desarrollar posteriormente

trabajos de fuerza con mayor seguridad

(11). Según Ozolin (12), los ejercicios con

pesos libres ofrecen un mayor estímulo de

entrenamiento acentuando el trabajo de

propiocepción, el sentido del equilibrio, la

estabilidad y la coordinación.

Así Feigenbaum (13) asegura que hasta el

momento no existen evidencias científicas

de que los ejercicios de fuerza con niños

aplicados sistemáticamente pueden causar

lesiones agudas o crónicas. Las lesiones son

causadas por fallos técnicos en la ejecución

de los movimientos. Como hemos visto al

comienzo del artículo, el crecimiento

provoca ganancias sobre el rendimiento.

En el caso de la fuerza, por crecimiento se

producen incrementos de la misma. Pero

también el niño que entrena tiene más

fuerza debido a que coordina mejor. Las

capacidades neurales no pueden

desarrollarse si no son estimuladas, es por

ello que los trabajos de coordinación y

equilibrio (estático y dinámico) tiene gran

importancia en esta etapa (14).

Siguiendo las palabras de Cappa podemos

señalar que el tiempo que el profesor

dedica a la enseñanza de las técnicas es

una inversión ya que la correcta realización

de los ejercicios permite, en el futuro,

trabajar con cargas altas.

En el periodo prepuberal, antes del

desarrollo hormonal y muscular, se debería

hacer hincapié en el trabajo de

coordinación, equilibrio (estático y

dinámico) y enseñanza de técnicas de

levantamiento, como así saltos y

lanzamientos. Es importante variar los

medios de entrenamiento utilizando

materiales no convencionales como

medicine ball, sogas, bandas elásticas,

chalecos, bolsas de arena.

Con respecto al entrenamiento pliométrico

en niños, Faigenbaum plantea que es

errónea la idea que para comenzar con

entrenamientos pliométricos el niño debe

entrar en la pubertad. Contrariamente a

esto propone comenzar con este tipo de

entrenamientos cuando el niño tenga la

madurez emocional para aceptar y seguir

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directivas. Otra de las ideas, que según el

autor es errónea, es que los niños

presentan lesiones en las placas óseas de

crecimiento si realizan entrenamiento

pliométrico. A favor de este tipo de

entrenamiento, Faigenbaum propone, que

las sobrecargas sean apropiadas, una

progresión gradual y respetar los periodos

de recuperación entre sesiones.

Destacando el entrenamiento pliométrico

en niños como la base para las posteriores

ganancias de fuerza y potencia.

En cuanto a la dosificación y calidad de

ejercicios el autor propone comenzar con

10 repeticiones de ejercicios de baja

intensidad, de 2 a 3 series, permitiendo

buena recuperación entre las mismas y

haciéndolo con una frecuencia semanal de

dos veces. Por último, menciona la

importancia de combinar los ejercicios

pliometricos con desplazamiento o

habilidades motoras diversas.

Previo al trabajo pliométrico, es

importante el fortalecimiento de

ligamentos y tendones de las articulaciones

comprometidas (mediante la

propiocepción), a su vez, resulta

interesante el trabajo de multisaltos

teniendo en cuenta que el tiempo de

contacto con el suelo es determinante para

el desarrollo de trabajos pliométricos

básicos.

¿QUE TIPOS DE EJERCICIOS

UTILIZAMOS EN EL FUTBOL INFANTIL?

Con respecto a los ejercicios seleccionados

para trabajar en las divisiones infantiles

podemos decir que existe una clasificación

que los agrupan según la cercanía que

estos tengan con la actividad principal, en

nuestro caso fútbol. La clasificación marca

tres tipos, los ejercicios generales, los

especiales y los competitivos. Los primeros

tienen que ver con las actividades que

aseguran el desarrollo funcional del

deportista, teniendo como finalidad crear

una amplia base para la especialización

progresiva que debe seguir, buscando un

acondicionamiento multilateral del

deportista. Entran aquí todos los ejercicios

que se extraen de otras disciplinas

deportivas y no necesariamente tienen

semejanza con el fútbol. Los ejercicios

especiales son aquellos que por su

estructura, intensidad y duración se

acercan al máximo a las actividades de

competición. Este tipo de ejercicios

constituyen movimientos y acciones del

futbolista que se van a corresponder con su

estructura coordinativa, con el carácter de

la ejecución, con la cinética y la dinámica

del fútbol. Por último, los ejercicios

competitivos son los que muestran el

mismo desarrollo técnico, funcional y los

mismos parámetros que la propia disciplina

deportiva. Aquí entran los juegos reducidos

y la práctica y competencia específica.

Durante la etapa de fútbol infantil

debemos buscar el adecuado equilibrio en

la distribución de cada tipo de ejercicios,

según la edad, el interés, necesidad y

experiencia de los niños futbolistas. Lo

general siempre tiene que anteceder a lo

específico. Sin embargo, los ejercicios que

se destinan a trabajar los contenidos

generales del entrenamiento se deben

seleccionar siempre con vistas a las

exigencias del fútbol. La importancia que

tiene crear las bases del proceso de

entrenamiento/ aprendizaje hace

necesario que los ejercicios generales y

especiales tengan mayor preponderancia

en algunas capacidades, como por ejemplo

fuerza. Los ejercicios especiales tienen una

acentuada inclinación en el trabajo técnico

y táctico, mientras que los ejercicios

generales serán los destinados al

mejoramiento o desarrollo de las

capacidades condicionales. Como vimos

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anteriormente para el trabajo de

resistencia, se deberían variar los métodos,

utilizando ejercicios generales

(intervalados cortos), ejercicios especiales

(intermitentes con pelota) y ejercicios

competitivos (juegos reducidos). El

desarrollo de ejercicios tanto generales

como especiales conllevan la más variada y

diversa utilización de los recursos

materiales, tanto convencionales (aros,

pelotas, conos, vallas) como no

convencionales (bolsas de arena, pelotas

de otros deportes, bastones, gomas de

autos, gomas de bicicleta, sogas, bandas

elásticas, chalecos). Aunque los métodos y

medios utilizados en el entrenamiento no

sean específicos y aún cuando se utilicen

ejercicios que estén poco relacionadas con

el fútbol, todo debe estar direccionado a la

mejora de las condiciones específicas del

joven futbolista. El contenido general debe

ser elegido siempre y cuando mejore la

capacidad de rendimiento específica.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Paidotribo; 2005. p 60.

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