filosofia de la mente cap 4
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8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Capítulo 4
LA CAUSALIDAD MENTE-CEREBRO
ntroducción l problem
En los capítulos
anteriores
me he
concentrado
especial
mente en
el
tema
de la distinción e integración ontológica en
tre las operaciones psíquicas y los actos orgánicos Ahora
afrontaré la cuestión causal,
en parte
ya anticipada
en
las con
sideraciones anteriores sobre el
desarrollo
de la inteligencia.
El problema se ha de ver a la luz de la conducta y su solución
tiene
que
ser ontológica, no meramente biológica o computa
cional. A partir de una concepción estratificada de los grados
de la vida se
desprende una
visión causal
profunda
y compleja.
¿Qué eslo
que
nos mueve a
obrar
de una
manera
deter
minada? La
problemática
se
concentra
en
esta
pregunta
Pero
la
respuesta n o p ue de ser unívoca
si hemos
de tener en
cuenta todos
los
elementos en juego
diacrónicos y sincróni
cos
que
influyen
pero no determinan
el
obrar
humano y ni si
quiera,
en otro
sentido,
obrar
animal.
Ante
todo, la cuestión
no
puede
resolverse adecuadamente si contamos solo con los
instrumentos conceptuales ofrecidos po r la ciencia natural o
computacional, donde la causalidad se toma de u n
modo
bas-
171
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Filosofia
de
mente
tante unívoco y a
menudo
seve, más bien, con referencia a los
aspectos materiales.
Nuestro problema se plantea tradicionalmente según la
etiqueta de la «causalidad alma
/c u
erpo» o «mente/ cuerpo» ,
como sugiere el título elegido para este capítulo. Para Platón
el alma
simplemente
mueve al
cuerpo.
Este planteamiento,
aunqu
e responda a ciertavisión fenomenológica los vivientes
parecen moverse a sí mismos, y por eso tendrían un principio
de automovimiento, el alma , en realidad es desorientador.
También en el
mundo
inorgánico se da una forma de automo
vimiento ,
pues
la
rea lidad mat
erial
no
es completamente
inerte este punto se relaciona con los defectos de la mecánica
aristotélica .
En el
dualismo cartesiano
la
cuestión
se
reduce
al im
pulso que el espíritu consciente debería comunicar a un trozo
de
mat
eria mecánica, eléctrica o de otro tipo. Ese impulso no
sería mecánico, eléctrico, ete., y,
po r
t
anto,
sería
algo miste
rio so que produciría un nuevo movimiento en el mundo fí
sico, no derivado de las fuerzas n
atur
ales, y,
por
tanto, impli
cando en
ci
erto sentido
la vio lación de las leyes físicas
en
especial , el
principio
de
con
servación de la energía, porque
esa moción espiritual supondría la creación de nueva en er
gía . Más misteriosa sería la causalidad
que
el cuerpo ejercería
sob re la mente: ¿cómo es posible que un fenómeno mecánico ,
eléctrico o químico cause un ev
en t
o espiritual o psíquico? Se
comprende
que
los paralelistas hayan
renunciado
a
indagar
sobre el
pr
oblema causal y hayan preferido hablar solo de co
rrelaciones o de coordinación.
Los materialistas reducen la cuestión a la pura causalidad
física, tal como es vista según la descripción científica, lo que
supone un modo restringido, aunque útil, de asumir la causa
lidad física. Se
oponen, en
este sentido, a la experienciaintui
tiva s
egún
la cual algunos de nuestros actos, como los razona
mientos , no
tienen propiamente
causas físicas.
Algun
os
autor
es se ven obligados a admitir
que
las causas neurofisioló-
172
La causalidad mente cerebro
gicas «suscitan eventos mentales». El
fenómeno
se asume, a lo
más, como una forma de emergencia holística o como el re
sultado global de un
conjunto
de cosas o
como un
epifenó
meno o una superveniencia. La línea causal, en estos
plant
ea
mientos,
nace siempre de abaj o, es dec ir, de la causalidad
mat
erial.
Los
u
cionalistas afrontaron el problema causal evi
tando
compromisos ontológicos. De alguna
manera
, ellos re
pusieron el antiguo dualismo, solo
que
en t
érminos
funci ona
les.
Mucho
s reconocieron la causalidad entre los eventos
psíquicos, pero respecto a la base física prefieren quedarse a
nivel de
correlación
o de
sup
erveniencia. Una
creen ci por
ejemplo,
unida
a un deseo
podría producir
un r zon miento lle
vando a laconclusión práctica que promueve una cción: «creo
que en la nevera hay un helado; este
pensamiento
suscita en
mí el de seo de comérmelo; sé
que,
para tomar el helado ,
tengo
que
abrir la nevera; tras este sencillo razonamiento prác
tico , abro la
nevera
y me como el helado». Esta descripci
ón
«alt
de la conducta es in teligible, pues
explica
racional
mente una conducta. Por
deb
ajo estarían las correspondientes
concatenaciones causales de tipo neurofisiológico: mi creencia
como
evento neural causa el evento
neural
del deseo, etc . En
consecuencia, la t rama de las acciones humanas sería explica
ble desde el
punto
de vista de las cadenas causales físicas, aun
que la explicación fenomenológica sería válida para entender
nos a nivel precientífico.
La
reducción
de la causalidad psíquica a física
podría
llevar a
pensar
que
todo
probl
ema
humano
, psicológico, mo
ral o religioso, en el fondo, se reduciría a un problema neuro
lógico,
que
eventualmente
podría
resolverse con métodos neu
rológicos fármacos, intervenciones o tecnoneurológicos
combinación de neurología y procedimientos computaciona
les . El reduccionismo causal
pod
ría llevar a eludir con dema
siada facilidad la responsabilidad y el compromiso en las pro
pias decisiones.
7
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Filasofia de la
ment
e
Muchas enfermedades psíquicas pueden ser el efect o de
lesiones físicas del sistema nervioso. Pero no toda anomalía
del
comportamiento
humano se
reduce
a def ectos neur ales o
«computacionales» de
nuestra mente
asimilada al cerebro. In
cluso en los casos de deficiencias cognitivas y emocionales de
bidas a causas físicas, las intervenciones intencionales «desde
arri ba» desde la dimensión espiritual) no son despreciables,
dada
la interconexión
entre
los niveles de la vida sensitiva e in
telectual.
Por
eso, l a
psicoterapia
de
sostén
a
menudo
com
pleta
el tratamiento farmacológico de algunas disfunciones
neurales.
Pero
viene bien
recordar que muchos
desequilibrios
emocionales, no patológicos,
tradicionalmente eran
afronta
dos en l a per specti va de l a f ormaci ón de vir tudes, es deci r, en
una dimensión educativa del carácter relacionada con el em
peño
de l a l ibert ady la r azón.
Las virtudes son una potenciación y un crecimiento de
las facultades espirituales y sensitivas
superiores
en sus aspec
tos
operativos
y
conductuales. Pueden integrar aspectos
in
cluso materiales de la sensibilidad, como el comer , el beber o
el uso de la sexual idad. L as vir tudes son energías personales,
no innatas, sino adquiridas c ap ac es de l le va rn os a un auto
control intencional
libre, convencido y consciente,
con
rela
c ió n a
nuestra
afectividad y conducta. En el
dominio
virtuoso
de la s en si bi li da d, de la a fe ct iv id ad y de la conducta el h om
bre y la mujer crecen como personas. No hay ningún motivo
científico que lleve a considerar superada estavisión; es más,
e ll a es lo
que ahora
el
mundo
más necesit a. A l gunos
libros
de
autoayuda
en
el
fondo son
ensayos
sobre
las
virtudes
humanas.
El
problema
de la causalidad psicosomática,
po r
tanto,
no es senci ll o. En l os vivient es intencionales y racionales hay
muchas vías causales. La dimensión orgánica influye sobre la
dimensión psíquica en modos muy diversos, según el t ip o de
actividad implicada y según circunstancias muy variables. Un
dolor
físico
crónico
puede l le va r a la t ri st ez a, e st a a la d ep re -
174
La
us lid d
m
en t
e cerebro
si ón, la cual debil it a l a capacidad de j uicio y evaluación de las
c os as y, a su vez, puede favorecer el
surgimiento
de nuevos
trastornos orgánicos menos defensas inmunitarias, alteracio
nes del sistema endocrino . Una crisis psicológica o moral
puede llevar al decaimiento fí sico, de l o que se siguen nume-
rosas consecuencias físicas, sociales y morales. Estos ejemplos
ponen en
evidencia l as complejas vías de l a causali dad
entre
los niveles corpóreos y espirituales .
2.E l
dinamismo causal
en la vida animal
En este capítulo intentaré presentar una panorámica sis
temática del problema causal. Hay que tener presente el con
junto de los factores causales en juego, tanto externos como in
ternos innatos
y
adquiridos
y esto
en
sus niveles e
interacciones. Se ha de
apuntar
a la causalidad específica princi
pal, si la hay,en cierto ámbito de la actividad psicosomática,
aun
sabiendo que,
junto
a una causa primaria, suelen haber otras
causas colaterales, cuyo influjo puede ser más o menos det er mi
nante o i nt enso en la pr oducción de un acto conduct ual.
Comenzaremos con l a consi deraci ón de l a vida ani mal o
bien con la dimensión animal de nuestra conducta personal. El
planteamiento de la averiguación causal ha de tener en cuenta
la
complejidad del
viviente intencional. No es oportuno
por
tanto
plantear el problema en
términos
de «causali dad
alma/
cuerpo
»,
como
si fueran dos elementos interactuantest,
Por el mismo mot ivo,
abordar
este
problema proponiendo
un
cuadro donde habría «actos mentales»
que
causan «actos físi-
Sobre
este
tema
e n l a f il os of ía d e l a
mente
cfr.
J. HEIL A.
MELE
eds.), Mental Causation Clarendon Press, Oxford 1993; C. J.
MOYA,
ilosofía
de
mente
cit. , pp . 189-228.
2
Searle hace
notar
este
erróneo
planteamiento del tem a: cfr.
Mind
cit., pp. 193-214. Significativ
amente
, Tom ás de
Aquino
nunca
formula
de
este
modo
la cuesti ón .
7
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Filosofía de
a
m te
co s», y al revés, es
desorientador
y dualista. La realidad no es
que el alma causa algunos efectos en el
cuerpo.
Más
bien,
una
situación psicosomáticaa cierto nivel, a menudo, en función de
causas externas o de los diversos backgrounds del sujeto, pro
duce una consecuencia psicosomática en otro o en el mismo)
nivel,
muchas
veces
modificando
el ambiente o
afectando
a
otras personas.
En un a persona surge, po r ejemplo , la emoción de la
alegría.
La causa específica
de este sentimiento
, normal
mente,
estará
en
un moti
vo objetivo, po r
ejemplo
, una buena
noticia
o el
encuentro
con
un
ser querido. Esa emoción
po
dr á surgir solo si el sujeto está predispuesto. No llegará fácil
mente
si la
persona está amargada po r
otros motivos o si
tiene
una indisposición
nerviosa o
po r
otras causas.
Po r
tanto , la
alegría
o el
estar
contento será
provocado,
en este
caso tan normal , po r
un
conocimiento positivo, quizá inespe
rado,
o
po r
el
en
cuentro de
la
persona
c
on
algo valioso,
aun
que a la vez requiera una disposición emocional subjetiva. El
sentimiento
nace
,
en
consecuencia
, de una causalidad desde
ar
riba el ámbito psíquico superior , presuponiendo activa
ciones
neurales
adecuadas. El gozo provocará, además, cier
tas
alteraciones
psicosomáticas que el sujeto podrá notar, ob
viamente, relacionadas
con
la funcion alidad cerebral. Este
sentimiento da a nuestro cu
erpo
un a mayor agilidad y fuerza
y así
repercute en
la conducta, induciendo
un
rostro sereno,
sonriente, con buen humor y comunicabilidad, para no ha
blar
de los efectos benéficos que este fenómeno tendrá en las
demás person
as.
He aqu í
un
ejemplo
se
nc
illo
de
un
a situa
ción psicosomática causad
a po r elementos externos que ac
túa sobre
el cuerpo elevado la
recepci
ón de mensajes positi
vos para la vida intencional . Algo análogo puede decirse de
los animales,
en
la medida
en
que ellos experimentan emo
ci
ones
positivas de cara a los bienes concretos
pertenecientes
a su
ámbito
intencional.
176
La causaLdad mente-cerebro
a
eflejos
La
conducta
animal está de alguna manera prefigurada
en las reacciones de las células
ante
los estímulos
ambi
entales.
Estas reacciones constituyen un primer caso de «conducta» o
praxisorgánica, orientada teleológicamente a la defensa, con
servación , hom eostasis y reproducción del organismo> Los ve
getales, aunque no sientan, «advierten» los variables agentes
ambientales - estímulos- mediante receptores y me canismos
de transducción señales eléctricas y mensajes químicos),
como si ya tuvi
eran
un a
forma
de
prefiguración
del sistema
nerviosos. Esose stímulos
inducen
respuestas, como,
por
ejem
plo, movimi
entos
de las
partes del
organismo en ciertas direc
ciones, fenómenos de adaptación y efectos de crecimiento. La
planta procura adaptarse a
un ambiente
variable y busca acti
v
amente
las fu
ente
s energéticas
que
la
nutr
en . Llamamos
tro-
pismos taxias nastias kinesias morfogénesis
a estas r
eaccione
s
«conductuales» innatas
en
los vegetales ante estímulos como la
luz , la
temperatura,
la pres
encia
de substancias
quími
cas, la
humedad , la gravitación, el magnetismo el
heliotr
opismo ,
por
ejemplo
, es el movimiento de las plantas destinado a ab
sorber
el máximo de la
energía
solar).
Las unidades conductuales elementales en los animales,
que
continú
an y amplían los
tropismo
s y
proceso
s vegetales
análogos
, incorporándose gradualmente al ámbito sensitivo,
son
los refleos. El ref le jo es una
respue
sta neural predetermi
nada
ante un
estímulo definido. Se manifiesta especialmente
como
movimiento
muscul
ar
o
como
secreción
glandul
ar
. Su
objetivo es la
autorregulación
del
organ
ismo en función de su
actividad biológica. Ejemplos de reflejos son los movimientos
3 Cfr. nuestro capítulo 2, n. 2.
4
Cfr. nuestro capítulo 2, n. 3.
5 Relejono e s sinónimo de acto
vegeta
tivo como larespiración o la di
gestión). Elarco o circuito reflejo es una regulación nerviosa de la actividad
del organismo.
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Filosofía de la mente
de los párpados, el lagrimeo, la salivación, el sudor, la contrac
ción de las pupilas, el vómito, la tos, la micción o las respuestas
posturales. Están controlados por centros medulares o encefá
licos del sistema nervioso. Los reflejos básicos son absolutos o
incondicionados
son
innatos .
El
fenómeno del
condiciona
miento ligado a estímulos inicialmente neutros es
una primera
forma de «aprendizaje animal» que crea los reflejos
condicion -
dos descubiertos por Pavlovy entendidos en un sentido reduc
tivista po r Watson, fundador del conductismo) . Con los refle
jos
condicionado
s
apare
ce en la vida animal
una
estructura
«casi» simbólica, en cuanto el reflejo condicionante es
una
«se
ñal» inducida que suscita una respuesta conductual ,
El
conductismo
psicológico trató de explicar la conducta
animal,
fundamentalmente
,
en
base al dinamismo de los refle
jos. Al condicionamiento clásicopavlovi
ano
se añade el condiciona-
miento oper nte o instrumental Th orn dike, Skinner) , donde el
condicionamiento
aprendido
no es la simple relación
entre
un
estímulo absoluto y uno neutro, sino la articulación de
una
conducta
animal aprendida, como,
por
ejemplo, el accionar
una
palanca, o acciones más complejas, dirigida a la
obtención
de un premio al que se tiende. En último término, el condicio
namiento instrumental se confunde con el prendizaje mediante
pruebas y erro
res
a travé s de exploraciones asociativas. El fenó
meno puede encuadrarse
en
el
ámbito
cognitivo y emotivo.
Superamos así las estrecheces del conductismo.
El conductismo había afrontado los dinamismos anima
lesen un a perspectiva causal demasiado restringida, como sila
sucesión de
estímulos-reaccion
es fuera análoga a
cualquier
sucesión regular física del tipo antecedentes-consecuentes.
Pero así se perdía lo original de lavida. El estímulo ambiental
no es la causa principal de la praxis vital , sino solo una causa
inferior, con frecuencia no viviente, que, incidiendo sobre el
6
Cfr. un amplio estudio de esta temática en L.
PINILLOS,
Prin
cipi
os
psi
logía Alianza, Madrid 1975 , pp . 217-404.
78
causalidad m
ent
e c erebro
organismo, induce una respuesta orgánica, cuya raíz está en la
misma constitución del viviente, así
como
la luz, al l legar al
ojo, «produce» la visión como causa material externa, necesa
ria
pero
no suficiente para ver.
La
luz hace ver solo siincide so
bre un cuerpo sensibilizado para lavisión. De suyo, los estímu
los
ambientale
s son
heterogéneos
respecto a sus efectos
orgánicos. No los explican si no se presupone la causalidad
propia del viviente.
Los reflejos, por tanto, no se
han
de entender en el sen
tido tradicional del
conductismo.
Ellos ya son una prima
forma de comportamientovital, a menudo acompañada por la
sensación, po r una
mod
alidad emotiva inexistente en los tro
pismos vegetales. El reflejo no es
una
respuesta pasiva a un
input
ambiental, como el movimiento de la bola de bi llar gol
peada
desde fuera. Como praxis activa, el reflejo es
una
activi
dad teleológica del organismo en función de su actividad vege
tativa reflejos
intestinales
, sexuales) o
bien orientada
a la
defensa
ante
peligros, obstáculos o desequilibrios externos o
internos del dinamismo vital ,
El
comportamiento
de los animales sigue el siguiente es
quema:
1. Información percibida po r ejemplo, advertir la pre
sencia de otro animal).
2. Captación de significados
interpretar
tal presencia,
po r ejemplo, como peligrosa).
3. Reacciones emotivas con una fuerza m
otora:
por
ejemplo, el miedo).
4. Comandos motores.
5. Conducta
externa por
ejemplo, huida) .
Este esquema ya está implícito en los reflejos, donde la
respuesta conductual no solo depende de la percepción del es-
7 Para esta versión activista de los reflejos, cfr. K. POPPER,J ECCLES, El
yoy su cere ro cito
179
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ilosofía de la mente
tímulo, sino
también
de la
emoción
suscitada: los reflejos sali-
vales del
perro
pueden estar condicionados po r el sonido
de
una campana, pero
también
se activan porque el
animal
tiene
hambr es decir,
tiene
una s
ensación orgánica
que impulsa su
abalanzarse
hacia
el
alimento.
Pero en
los niveles
superiores
de la
conducta animal descubrimos
una
ma
yor
pla
sti
cidad
y
una
intervención
más amplia de los
elementos
interiores cog-
nición y
emocion
es) ,
po r encima de
los mecanismos dema-
siado rígidos de los reflejos, y,por ende,
una
mayor posibilidad
de «elección» en las respuestas conductuales.
b Instintos
Los instintos
son elemento
s
innatos
, g
en
éticamente he-
reditarios y vinculados a la especie , que lle
van
al animal a
una
conducta predeterminada
finalizada e «inteligente». El
instinto
sexual
o
de
cuidar de la prole , el instinto agresivo,
los
instintos de volar
o nadar,
etc
.,
suelen describirs
e
desde
perspectivas diversas . De un modo
más preciso
el
instint
o
puede
verse:
1)
Como un a forma de co
mportamiento
organizado
, es-
quemático y estereotipado, automático pero
también
flexible,
innato
o «programado» , como si inc luyera
una
m
emoria
pro-
cedimental
po r
ejemplo,
el
instinto de las
hormiga
s
de
cons-
truir
de
un modo
preciso los
hormigueros
o el
instinto de
la
araña de tejer la telaraña).
2) Cabe
centrarse
en la
dimen
sión
cognitiva
li
gada
a esa
conducta. En este sentido, el in stinto sería equivalente a una
forma innata de inteligencia
anim
al.
8
Son numerosas las discusiones de t ipo biológico, psicológico filo-
sófico sobre el con
cepto
de
instinto
con frecuencia relacionadas con las di-
versas orientaciones científicas. En estas páginas daré una
interpr
etación co-
herente
con el
plant
eamiento de este estudio.
180
La caus li mente cerebro
3)
Como
inclinación
hacia
un tipo
específico de con-
ducta
como
cuando decimos que
«el perro reacciona feroz-
mente po r instinto» o que «se aparea por instinto»). Las ten-
dencias
instintivas
están
finalizadas a los
grandes
fines
de
la
vida animal: conservación,
nutrición
,
defen
sa,
predación
, ata-
que , reproducción , gregarismo, refugio.
Lo
que llamamos instinto comprende
, entonces como
un
«triángulo» constituido por: 1)
esquem s conductu les
innatos
típicos de cada especie; 2) una cognición igualmente típica de
cada
especie; 3) una
inclinación
del mismo género. Los reflejos,
aunque
parezcan instintivos,
son
un
tipo
de comportamiento
más elemental. Siguiendo la visión de los grados
de
la vida, el
instinto aparece
como
una
forma
de comportamiento intencio-
nal más rica
que
la
conducta basada
simplemente en reflejos,
que
son más automáticos yson preferentementevegetativos.
El instinto
puede
abarcar una serie estructurada
de
re-
flejos, elevada a
un
plano
más alto.
Por
ejemplo
, los reflejos de
la masticación, la deglutición, etc ., se encuadran en el instinto
nutritivo . Este último no se
toma aquí
de
modo gen
érico, sino
que
comprende todas las actividades
unitarias
y coordinadas
que
llevan al animal a buscar el alim
ento
y a consumirlo de
un
modo específico, innato y heredado. En
comparación
con los
reflejos, los instintos resultan menos rígidos y están más suje-
tos al ap rendizaje en base a la experiencia. Por
ejemplo
, no se
aprende
a
toser
ni a
estornudar
p
ero
en
cambio
el
animal
tiene
que aprender
a defenderse, a moverse en su territorio y a
buscarse el a limento en ambientes difíciles. Con
sideremo
s a
continuación una
s
erie
de puntos:
a) Aunque el instinto es un principio
de
conducta no -
liber d
no por eso hay que separarlo
de
la conciencia sensible
ni
tampo
co de la intel igenciaanimal, de la
que hablaremos
en
el capítulo 5. El instinto no es un puro
automatismo. Además,
el
instinto
está fue rtemente finalizado , aunque el animal no
sepa
qu e lo
t iene pues
no puede reflexionar
sobre
su con-
ducta instintiva). La no
deliberación
«impulsiva»
del
instinto
181
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Filosofia de la mente
se
contrapone
al
comportamiento
racional,
por
el
que
el
hom
bre obra con
reflexión.
b) El
innatismo
instintivo parece contraponerse al apren-
dizaje.
El
esquema innato
de acciones instintivas no se
aprende
(la araña construye la tela
sin aprender
a
hacerlo .
Sin em
bargo, los comportamientos innatos
complejos
necesitan de
cierta experiencia
para
ser
llevados a su desarrollo operativo.
El
instinto
se
actualiza bien
en
cierto
ambiente y de cara a
otros sujetos animales (progenitores, prole,
compañeros,
ene
migos) . El
animal
tiene que
aprender
a cazar, a defenderse, a
temer ciertas situaciones. Los animales que
construyen
guari
das, sison llevados a otros ambientes, o sisu ambiente
propio
se modifica, dentro de ciertos márgenes pueden
adecuarse
a
las nuevas situaciones y modificar oportunamente sus obras .
No existe
un límite absoluto entre
el
comportamiento
ins
tintivo y el
aprendido
. En la medida en que la vida
animal
es
más compleja, el instinto se va
haciendo
más
abierto
al
apren
dizaje basado en la experiencias y las asociaciones (a menudo,
según pruebas
y errores . Este fenómeno
requiere un a vida
psíquica más rica e
indeterminada
9
El comportamiento instintivo suele desencadenarse ante determi
nadas señales o estímulos «disparadores» releasers de tipo visual, acústico,
olfativo, químico. En algunos casos, lasprimeras impresiones pueden ser de
cisivas, en tiempos críticos, para el desencadenarse de un comportamiento
que luego sehace irr eversible po r ejemplo, para que el pollito siga a sus pa
dres). Este fenómeno se llama imprinting (dejar
un
a huella) . Los releasersy el
imprintingfueron estudiados por los etólogos (por ej ., Lorenz).
lO
Cfr.
L.
GO
ULD
C.
G .
GO
ULD
The
n
imal M in HPHLP, Nueva
York 1994, pp. 22-67.
JI Los animales no pueden aprender cualquier cosa, como parecían
sugerir algunos conductistas, sino solo lo que está en la l ín ea de su especie.
La misma constitución anatómica animal
demuestra
que la especie yaestá
«especializada» para realizar ciertos actos naturales (precisamente instinti
vos) ,
como comer
, ver, reproducirse de un
modo
concreto, trabajar
con
cierta función social (como sucede en las abejas) o, por lo que se refiere al
hombre, hablar.
La
etología
K.
Lorenz, N. Tinbergen ,
K.
von Frisch) hizo
notar la existencia de comportamientos específicos en los animales.
182
La causalidad mente-cerebro
En est a l ín ea ascendent e,
es
notable
la
pobreza
ins
tintiva
del hombre
,
vinculada
a la menor especialización
del
cuerpo
y a la necesidad de
tener que aprenderlo
casi todo
12
,
po r lo que se comprenden los largos tiempos necesarios para
su educación. El
hombre
nace
mucho
más
inerme que
los de
más animales, y
po r
eso tiene más necesidad de los cuidados
de lafamilia y de educación. La indeterminación de las funcio
ne s sensitivas humanas constituye un a plataforma muy
apta
para
la
regulación superior que
viene de la razón en un con
texto social'
Los instintos
como
conocimientos no aprendidos o
como programas motores prefijados no existen en el hombre
o se
reducen
a acciones elementares. Esta dimensión
del
ins
tinto
es
sustituida po r
la
cultura
y la t écni ca . Lo
que parece
instintivo en el
hombre
son, más
bien,
las inclinaciones natu
rales ligadas al
cuerpo
en
cuanto organismo
vegetativo-sensi
tivo. Estas inclinaciones
-hambre
,
sed
, sexualidad-
no
son
ins
tintivas en nosotros tal como lo
son
en los animales.
Aunque
las experimentamos como impulsos fuertes hacia
bienes
sensi
bles , están incorporadas y
son
guiadas por la
razón
. Sentimos
hambre, pero
no nos dejamos
guiar po r
impulsos incontrola
dos
hacia
el alimento, como si fuéramos animales. Decidimos
cuándo,
cómo
, dónde y qué
comer,
y podemos también no
hacerlo.
12 Cfr., sobre este tema, lavisión antropológica de A. GEHLEN
El hom
bre: su naturaleza
y
su
puesto en
el mun o Sígueme, Salamanca 1987.
13
Comentando la escasa especialización anatómica
hum
ana , Tomás
de Aquino hace notar que , en compensación, el hombre tiene la razón y las
manos, cuyos movimientos indeterminados son guiados por la razón y se
orientan a la producción artística y técnica S . Th. 1, q. 76, a. 5, ad 4; q. 91,
a. 3, ad 2). También por este motivo,
el
ser humano tiene una especial nece
sidad de ser educado
c G
III , c. 122). El hombre no se adapta simple
menteal ambiente, sinoque crea supropio ambiente (la ciudad, la cultura).
No t iene un nich o ecológico o, si qu eremos, su «nicho» es la superficie te
rrestre. De todos modos, el hombre t iene que viviren un ambiente físico
adecuado y debe cuidar de su habiuu
183
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 8/48
Filosofía de la mente
Por estas características, teniendo en cuenta el signifi
cado habitual de la palabra
instinto
impulso ciego, irracional),
parece
más correcto hablar de inclinación o de tendencia más
que de instinto, para referirnos a la
parte
tendencial sensitiva
humana é A un nivel más alto, hay en el hombre
inclina
ciones
antropológi
cas naturales de
carácter
espiritual por ejemplo, in
clinaciones
hacia
la vida social, la amistad, el trabajo, la religio
sidad, el saber
y
tantos otros valores
humanos) 15.
Algunas de
ellas pueden ten
er
cierta
base
en la
sensibilidad
tendencial
elevada a la dim en sión de la persona.
P.D. MacLean propuso la existencia de tres niveles evo
lutivos y estructurales en los ver tebrados. El nivel más ba jo o
«cerebro de rep ti l» está
dominado
po r reflejos controlados
por
la parte superior de la médula espinal, el
puent
e, el me
sencéfalo y áreas cercanas, vinculadas a funciones de manteni-
miento vegetativo respiración, circulación, reproducción). El
n ivel m
edio
,
propio
de los
mamíferos
in f
eriores
, t
endría
su
sede en el paleoencéfalo y se relaciona con las actividades ins
tintivas y la emotividad. El nivel superior, característico de los
primat
es, está bajo el
dominio
del n
eoencéfalo
,
con funcione
s
cognitivas ab ier tas a la experiencia y el aprendizaje.
Esta triple división , aunque suponga
alguna
simplifica
ción, puede re
sultar
ori entadora.
Según
la tesis de fondo de
14
Hablamos de
tenden
ciaen
el
sentido de un impulso inconsciente, o
también sen t ido, hacia la realización de cier tos actos. Ciertas tendencias
pueden ser individuales, como la propensión personal de una persona hacia
la ciencia, el art e, la política, etc.
15
Las
inclinaciones
antrop
ológicas naturalesson orientaciones de la
voluntad hacia
el
bien . Constituyen un aspecto estru ctu ra ld e la naturaleza
humana , por lo que son el fundamento natural de la ética: cfr. T MÁS
DE
A
QUIN
O,
S. Th.
I-II, q. 94, a. 2. No toda tendencia hum
ana
tiene que ser for
zosamente biológica. Una visión sistemática de las tendencias hum anas, con
trapuestas a losinstintos,y con re ferenciasa la teoría tomista, puede verse en
el
excelente estudio de
A MALo
Antropología e l ectividad Eunsa, Pam
plona 2004, pp . 91-170. Cfr. también M. RHO
NHEIM
ER
ey
natural
y
razónprác
tica
Eunsa, Pamplon a 2000, pp.
107 111 ;] . A oveo
F. Ru
SSü
,
Antropologia
filosofica
Ed. Universitá deHaSanta Croce , Roma 2005, pp . 97-102.
184
La causalidad mente-cerebro
MacLean , los niveles sensitivos inferiores
no desapare
cen, sino
que se
integran en
los superiores en
correspondenci
a con las
estructuras
encef
álicas tardíasw, Los nivel es sensitivos más al
tos emociones, imaginación, experiencia) , añadimos noso
tros, pueden ser más fácilmente elevados
por
las funciones es
pirituales así, la tendencia sexual se eleva en el hombre como
dimensi
ón emocional
y personalizada
an t
e el otro sexo). En
cambio, los niveles inferiores reflejos son más ríg idos o me
nos maleables
por
ej. , las tendencias a la nutrición o a la se
xualidad
a nivel
de
reflejos , aunque no po r eso sean incontro
lables por la
pe rsona humana.
c asiones orgánicas
V
eamos
a continuación el
papel
de la emotividad o pa
sionalidad
en
la
conducta
. La
sen sibilidad animal
y
humana
«formaliza» las
funcion
es neurovegetativas o fisiológicas. La
digestión,
po r
ejemplo, puede ir acompañada po r bienestar,
malestar
, sensación
de
pesadez ,
etc.
La
actividad orgánic
a
adquiere así un
colorido psicos
omático causalmente re le
vante.
Las sensaciones
somá
ticas periféricas, visce ra les, mu s
culares son en apar iencia pasivas, po r lo que los clásicos las
llamaban pasiones pues
no
son acciones nuestras, sin o algo
que «nos pasa» . Estas sen saciones , inducidas po r alteracio-
nes fisiológicas internas o
po r
estímulos ambientales, orien
tan
hacia la
acci
ón.
El
dolor
físico , típico
ejemplo
de
pasión sensi
tiva vegetativa, cuando es posible induce
una
reacción corpó
rea orientada
a e
vitar
su causa. El
dolor
, po r tanto, mueveo
causa
en la l ínea de la defensa o de la reparación
del
orga-
nismo. Lo
que
causa no es el
sistema
nervioso «pa ra le lo al
16
Cfr., P. MACLE N,
The Triune Brain in Evolution
Pl
enum
Pre ss,
Nueva York 1990.
185
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 9/48
Filosofía de la mente
dolor» ni tampoco el a lma, s ino el dolor en cuanto ctopsi
co-
neural.
El placer físico otra pasión
igualmente
es causado y
causa, es más, el placer es un importante elemento causal en el
dinamismo del cuerpo «que se s iente a sí mismo». El placer es
una
sensación orgánica más difusa
que
el dolor placer táctil ,
gustativo, visual, ete.). Generalmente se relaciona con un bien
sentido) del organismo ,
aunque puede nacer
también de una
causa intencional
po r
ejemplo, de
un
s igno de afecto). Como
expresión de bienestar orgánico, el placer físico suele
nacer
de
la realización adecuada de algunas actividades orgánicas senti
das. Su función vital es la de atraer hacia su actualización por
ejemplo, empuja a consumir un alimento agradable), aunque
en este sentido el placer es, más bien , precedido por la pasión
del deseo físico) . El sujeto sensitivo experimenta una sensa
ción de «falta»
orgáni
ca
hambre sed 17) , una
sensación
des
eo
que
se vuelve
inquieta
y dolorosa si la satisfacción
-atracción
del
placer-
se retrasa en exceso.
Los clásicos
llamaron
concupiscencia o apetito al
deseo
sensible,
aunque
este concepto
puede
trasladarse a niveles más
altos deseo de riquezas, honores, ete.) . El deseo físico se ex
p
erimenta como la tendencia hacia
un
objeto placentero a los
17 El deseo sexual está ligado a la función reproductiva, pero no es
del todo simétrico al hambre o l a sed, ya que, en los animales superiores, su
dimensión sensible normalm
ente
es elevada
por
amor sensible al macho o
la hembra, tomados como su
je
tos intencionales. En consecuencia, la sexuali
dad -también animal- trasciende en par te la pura funcionalidad vegetativa
en cuanto sentida. El amor sexual animal ,en definitiva, esun a pasión más
alta que el hambreo la sed. En el
hombr
e, ladimensión animal de la atrac
ción sexual se incorpora a la estructura de la
persona
y así se actúa, según las
circunstancias, en la modalidad «alta del amor entre hombre y mujer, en
un
cont
exto de virtud y libertad, no según simples impulsos instintivos. La
escisión de estas dimensiones del amor puede implicar un factor de desinte
gración del comportamiento hum ano. Cfr., sobre el tema, K.WOTYL ,
AmOle
e responsabilt á
en Metafi
ca
delta persona. Tutte
opere
fi losoi che esaggi integra-
tivi
Bompiani, Milán 2003, pp. 461 ss., y
Person e alto
en
ibíd.
pp. 1071-1089
sobre el concepto de desintegración).
186
La causalidad mente cerebro
sentidos o como la búsqueda de la satisfacción de un impulso
hacia un bien físico sensible, lo que incluye la actualización de
una función fisiológica comer, beber, actividad sexual) . En el
momento
en
que
la función es realizada y así el deseo es «satis
fecho», se siente el placer, a lo
que
sigue la desaparición del
deseo y muy rápidamente también del mismo placer. El placer
sensible suele ser breve: en cuanto se l lega al momento de la
consumación , se desvanece como sucede con el placer de
unos pocos instantes que da el beber un vaso de agua cuando
se tiene mucha sed). La naturaleza es avara con los placeres fí
sicos, aunque a menudo sea violenta respecto a ciertos deseos
sensibles.
Con estos puntos deseo hacer notar en
qué
sentido los
animale
s son movidospor sus des eos y pasiones y no simple
m
ente
po r sus estructuras biológicas, genéticas y nerviosas, y
no de un
modo
dualista, s ino en la
unid
ad de estas dimensio
nes. El
dinamismo
del placer-deseo está
perfectamente
inte
grado
con los
elementos
fisiológicos
y
por eso, t i
ene
, obvia
mente
un circuito cerebral propio.
Cuando la
dimensión
fisiológica se vuelve indepen
diente y
t iende a la repetición, se
produce
la caída del indivi
duo sensitivo en la situación de dependenciao adicción droga ,
tabaco, alcoholismo). El sujeto que padece este mal , del cual
quizá es moralmente responsable, siente con violencia la nece
sidad fisiológica de
repetir
con frecuencia una serie de actos
que
satisfacen los recurrentes y urgentes reclamos de los meca
nismos de la dependencia. Lo que quizá
era una
falta de tem
planza,
ahora
se hace patológico, siendo sus causas primordial
mente
fisiológicas estamos
ante
un nivel causal bajo del sujeto
psicosomático). Losmecanismos y la fuerza de la drogadicción
son variados, según el tipo de procesofuncional en acto. Lato
xicomanía absorbe de modo obsesivo la atención y el compor
tamiento del individuo, restringiendo sus espacios de acción.
No pudiendo oponerse fácilmente a los impul sos de la adic
ción, el sujeto se
encuentra
sometido a una especie de «esclavi-
187
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofíade la mente
tud
orgánica».
Cabe
rehabilitarse
de
la discapacitación
de
la
toxicomanía
con
métodos
hoy
ampliamente
conocidos.
Hay
también
formas «más altas»
-menos
físicas- de de
pendencia
psicológica
que
«asedian el alma»,
como
la pasión
por el juego, las obsesiones de
tipo
profesional, erótico, etc. >
que, de todos modos,
tienen una base neural, dado
que
esas
desviaciones
conductuales capturan
la
memoria,
la imagina
ci ón y l os deseos, y así esclavizan a la r azón. El
modo
más ele
vado
para superar
estas situaciones es el
empeño
personal por
la
formación de virtudes morales
cognitivas,
emocionales
y
conductuales. El sujeto tiene
que
estar convencido, ante todo,
del valor que quiere
promover
en su vida,
y
luego debe
tener
la
coherencia
de
hacer
o no
hacer
lo
que
está
en
la l ín ea de la
virtud deseada. Contra una tendencia hoy muy difundida, fal
samente confundida con
la
espontaneidad
y la l iber tad, l a per
sona, al
enfrentarse con
estas problemáticas, a veces tiene
que
acostumbrarse
a
saber
decirque no
esto
es,
debe aprender
a
ejercitar cierta violencia
contra las
incitaciones
sociales, las
presiones culturales o la
rebelión
de
«una par te de
nosotros»
que nos lleva a
donde no
queremost . Este es el
sentido de
lo
que,
en
el
ámbito
ascético, se
llama
la
mortificación entendida
como
hábito
de virtud.
Se
ha abusado mucho, incluso ideológicamente,
de la
palabra
represión como
si
todo intento -educativo
o
político
de frenar una tendencia desviada tuviera
que
ser siempre con
t ra ri o a la
expansión
de l a l iber tad. El
punto
es que una liber
t ad no dispuesta a suf ri r, i ncluso a
autonegarse
por motivos va
liosos
y
en el
modo
adecuado,
puede
acabar
en
la esclavitud o
en la injusticia, así como una sociedad no dispuesta a frenar la
18
La fe cristiana sostiene la existencia de un principio de desequili
brio afectivoen cada pers ona la
concupiscencia
en
el
sentido teológico), por
el que nuestros impulsos afectivos, de suyo positivos, no siempre nos arras
tran a
donde
querríamos o a
donde
con la razón vemos
que
nos convendría
ir. Desde el punto de vista teológico, este desequilibrio congénito es una de
lasconsecuenciasdel pecado original.
188
La causalidadmente-cerebro
criminalidad,
con
medios legítimos, se irá debilitando y redu
cirámás y más sus espacios de libertadt .
Se
ha
de distinguir
entre
las anomalí as mor al es de t ipo
tendencial, fácilmente sometibles a la razón,
aunque
no sin es
fuerzo y
empeño
personal, y las anomalías
realmente
patológi
cas,
incontrolables
y de las
que
qui zá el suj et o
no
es del
todo
o
para
nada
responsable. En algunos casos, el límite
entre
el
comportamiento moral
negativo vicios,
pecados,
inmorali
dad
y la
conducta
patológica
puede no ser neto,
debido
a la
complejidad de los dinamismos psicosomáticos. De todos mo
dos, en la
medida
de lo posible, se
ha
de ayudar a l as per sonas
a
superar
sus dificultades tendenciales apuntando principal
mente
a
potenciar
el ejercicio consci ent e y convencido de su
libertad.
d asiones animales «altas»
Lavida sensitiva animal y
humana no
está unívocamente
vinculada
a la
funcionalidad
neurovegetativa. La
percepción
externa abre la subjetividad sensitiva a objetos intencionales
que
no son funciones vegetativas,
como cuando un
animal ve
árboles, bosques o
capta
pel igros en su
entorno.
Esta percep
ción susci ta en el animal pasiones r el at ivas a su vida i nsti nt iva
transvegetativa.
En las sensaciones relativas al
estado del organismo
no
es fácil
separar
la dimensión informativa de la pasional. Senti
mos
el
movimiento del brazo
sensación cinestésica ,
pero
también podemos sentirlo
dolorosamente elemento
desagra
dable
o pasión
en
el
sentido
clásico). En las sensaciones más
La llamada «ideología del 68» 1 96 8) , e n l a m e di da e n que s e p o
larizó de modo unilateral en favor de una libertad contrapuesta a toda
forma de vínculo, confundido con la represión, fue bastante desastrosa
desde el punto de vista educativo.
189
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofia de la mente
intencionales, en cambio, el cuerpo se oculta en favor del ob-
jeto
externo. En este nivel de la sensibilidad, la dimensión cog-
nit iva y la emotiva se diferencian claramente. orejemplo, la
visión animal de la cara de otro animal
puede
dejarlo indife-
rente pero puede
también
infundirle
miedo deseos , celos.
Las pasiones suscitadas po r la percepción externa son «pasio-
nes altas», que guían
el
comportamiento intencional. Estas pa-
siones animales (podemos llamarlas también emociones son di-
namismos ori
en t
ados al serv icio de los f ines instintivos:
conservación de la vida, cu idado de la p ro le, caza, construc-
ci
ón
de madrigu
er
as. En el h
ombre
, las pasi
on
es sensitivas «al-
tas» están al servicio de los fines de la vida racional. La visión
humana
del rostro de un amigo suscita sentimientos persona-
les
y
promueve un comportamiento adecuado al nivel ontoló-
gico de la
per
sona.
Los animales semueven por suspasiones instintivas estados
fec
tivos o
emocio
nes :
miedo, rabia, deseo de venganza, celos,
jocosidad
, agresividad, tr
epid
ación,
inqui
etud
, ob
edien
cia a
un jefe, sumisión ,
ner
viosismo. Estas pasion es, des
encad
ena-
das po r estímulos externos significativos o por situaciones or-
gánicas internas, promueven una conducta intencional: cola-
boración social, laboriosidad,
defen
sa, caza, ami stad o
enemistad
anim
al, cortejo sexual, comunicación estrategias
de trabajo, comportamiento materno aislamiento deprimido.
No nos interesa aho ra hac
er
una clasificación completa
de estas pasiones y de los comportamientos subsiguientes, ni
vamos tampoco a
propon
er una distinción técnica entre emo-
ci
one
s, sentimientos o inclinaciones . A menudo estas clasifi-
caciones siguen criterios naturales, aunque a veces pueden te-
ner un a
comp
onente lógica (po r ejemplo, el deseo sensitivo
20
YaAristóteles había hech o
notar
qu e el
motor
del comporta-
miento animal está en sus inclinaciones sensitivas: cfr. III
DeAnima
433 a 10
ss; 433 b 5 ss.
21 Cfr., sobre este tema ,
A.
O AMASIO,
La sensación de lo queocurre
cit.,
cap. 2.
190
La causalidad mente-cerebro
podría ser un género, especificado luego como hambre , sed,
deseo sexual, etc.). Los nombres de inclinaciones, instintos o
apetitos (la horméde los clásicos griegos) son genér icos, mien-
tras las pasiones o
emocion
es más
bien
son sus actuaciones
concretas (así, laemoción del miedo manifiesta la tendencia a
de fenderse) 22.
Aristóteles
in t
rodujo una distinción interesante entre la
tendencia a la simple posesión de un bien sensible, actualizada
como deseo o placer, la tendencia
ha
cia los medios que
han
de ponerse o buscarse cuando esa posesión (o cons
er
vación)
resulta difícil o encuen tra obstáculos. Este último
punt
o crea
la agresividad (ataque, de fensa), pero también promueve la in-
teligencia animal,
que
tien e
que
tomarse cierto trabajo, en vez
de limitarse a gozar simplemente de los bienes sensibl es, para
conquistarlos
y
protegerlos, superando así la
pura búsqueda
de lo placent
ero
. En todo caso, el criterio de inteligibilidad de
la vida afectiva animales siempre la finalid ad. Los animales su-
fren, trabajan, cor ren de aqu ípara allá, p
orqu
e tienen fines in-
tencionales.
La causalidad de la vida afectiva, cognitiva y conductual
animal, en este nivel transvegetativo, es psicosomática, en un
sentido más complejo que la causalidad psicosomática de la
sensibilidad vegetativa. Un gato,
por
ejemplo, sile viene miedo
ante la ferocidad de un p
err
o, puede reaccionar con la huida.
La causa propia de su miedo es la p
er
cepción del pe
rro
enfu-
recido: este reconocimiento perceptivo es un evento psicoso-
mát
ico causado
por
un estímulo
extern
o complejo. Tal per-
cepción
suscita
otro
ev
en t
o psicosomático: la e
moc
ión
«miedo». La parte neural de la sucesión causal de estos dos
eventos psicosomáticos es la conexión cerebral entre las áreas
22 A. M ALO ,
en
Antropologí de
afectividad
cit., emplea de modo sis-
temático la distinción entre
tendencia
fenómeno
ectivo concreto
(emoció n, pa-
sión , sentimiento) . El fenómeno afectivo es una «actualización de la ten-
dencia.
191
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filoso ia
e n - t
_
perceptivas, emotivas y motrices. No se
plantea aquí
en
ningún
sentido
la
cuest ión del a lma que
«mueve» al
cuerpo. Un
evento
psicosomático,
causado
intencionalmente y
no de un
modo puramente
físico , causa
otro
evento psicosomático.
Podemos
seguir de
un
modo solo neurobiológico tam
bién
con
observaciones de tipo genético, hormonal, etc. este
tipo de causalidad psicosomática
alta
de los animales.
Pero
en
cuanto
es a lta y
no
está
destinada
a
perfeccionar
el cuerpo ve
getativo, la
dimensión intencional adquiere
una mayor impor
tancia en la explicación de la
conducta
. Si
nos
interesa
que un
perro
aprenda a custodiar
nuestra
casa, normalmente tendre
mos
que obrar en el nivel
intencional
propio del animal , po
niendo en acción las causas adecuadas que van a
promover
ese
comportamiento estimulación atractiva, entrenamiento . La
base neural,
aunque
sea
siempre
imprescindible, en este caso
resulta más
instrumental, como
ya hicimos notar páginas atrás.
enomenologí de
motricid d
animal
Una visión fenomenológica de la
conducta
de los anima
les superiores revela la
primacía
de mando de la cabeza
lugar
del cerebro. La tradición popular siempre le ha
asignado
la
función
de guía los gobernantes «hacen cabeza» en la socie
dad 23. Patentemente, la cabeza es la sede de los órganos de
los sentidos, menos el tac to , y es
igualmente
el
lugar
del con
trol perceptivo que
guía
los movimientos intencionales del
cuerpo. El rostroes la sede de la expresividad y
lugar
de la fun
ción lingüística. La cara expresa la
comunicación
con otros su
jetos y
no
solo
transmite información,
sino
que
manifiesta el
estado
de ánimo del individuo y sus intereses comunicativos.
En la mirada y los ojos se
nota
la
atención
y, a menudo, la in-
23
En este caso, la visión popular coincide con la ciencia. No es así, en
cambio, por lo que se refiere a la atribución de la afectividad al corazón.
192
La causalidadmente-cerebro
tención
del individuo, su estado de
conciencia
y el tipo
de
emoción
que
está experimentando en sus
relaciones
sociales
autoridad, simpatía, amistad, docilidad, petición, dulzura, te
mor,
impaciencia .
El rostro humano es realmente la
expre
sión del alma. El cerebro esla parte más
escondida
y
protegida
del
cuerpo,
pero
la cabeza y el
rostro humano son
las partes
que
más manifiestan a la
persona
.
Los movimientos del
cuerpo
sensitivo son muy variados.
Los de
naturaleza
vegetativa son causados por los músculos li
sos. Los movimientos intencionales
voluntarios
en el
hom
bre
son
causados
po r los
músculos
estriados. Los primeros
son
controlados po r el sistema nervioso vegetativo y los segun
dos por el sistema nervioso central. Por
tanto
, la motricidad in
tencional
de las
partes del
cuerpo se debe -e n los animales y
en el hombre- al órgano
efector llamado músculo.
La separa
ción entre motricidad
intencional y
alteraciones
metabólicas
es una característica importante de los animales, que los dife
rencian
de las plantas. El cuerpo animal no solo revela una vi
talidad vegetativa ligada al ambiente, sino que se vuelve «subje
tivo» en función de
fines
transvegetativos.Por eso,
en
su
ambiente aparecen «objetos» de la acción corpórea intencio
nal por ejemplo, la rama
de
un árbol es objetivada
como
algo
a donde puede trepar 24. El fenómeno de la objetivación ya
aparece de alguna
manera en la
percepción
animal.
Los movimientos somáticos
intencionales son
acciones
del animal
como un todo
subjetivo,
que proceden de
sus fun
ciones superiores.
El
cuerpo animal también
el nuestro
está parcialmente
disponible
como una
totalidad
que se mo
verá
con cierta autonomía, separándose, en cierto sentido,
de la
pura
adherencia fisiológica al ambiente. Los
mamíferos
mueven la
cabeza con ciertos
grados de libertad y no de un
24 Cfr., sobre este tem a, H.
JO
NAS, Philosophical Essays. From
n
cient
Creed to Technological an Th e University
of
Chicago Press, Chicago 1974,
pp. 196-205.
193
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 13/48
ilosofía de la mente
modo
determinista,
y así se
recuestan,
se alzan, corren, fre
nan, mueven
las
manos
y agarran objetos lo s
primates ,
se
esconden,
trabajan: en
definitiva,
dominan intencional
mente,
no
de modo solo vegetativo las posiciones articuladas
de su
cuerpo
subjetivo. Sus
movimientos intencionales,
a di
ferencia de los tropismos vegetales son variables reversibles
discontinuos,
veloces
controlados.
Con
ellos
no
cambian
el
estado de su organismo: están más distanciados de la natura
leza vegetativa
y
de
las relaciones homeostáticas
co n
el
am
bientes>.
Las extremid des brazos y piernas son los miembros es
pecialmente destinados
a estas
funciones.
Estas
partes del
or
ganismo gozan
de l
privilegio de
un
g rado de «libertad mo
tora» y constituyen el
fundamento
de l
comportamiento
intencional de muchos animales. Piernas y pies son los miem
bros
de la
locomoción
de muchos
mamíferos movimiento
lo
cal intencional , y son también
los
órganos de los desplaza
mientos autónomos
yveloces. La
locomoción manifiesta cierto
dominio ecológico y expresa esa «libertad territorial» que re
sulta impedidacon
lajaula
o la cárce l. Para el hombre, las ma
nos liberadas de la función locomotriz, se transforman en el
órgano
de la comunicación
gestual
y el
instrumento
primor
dial del trabajo racional gracias a su libertad
de
movimientos
capaz de e je cu ta r t odo t ipo de comandos
racionales.
Con las
manos, el hombre puede mover voluntariamente todo tipo de
cosas y crea y maneja instrumentos de
trabajo.
En definitiva
co n sus manos como ins trumentos de
la razón, el hombre
mueve
y perfecciona las cosas del mundo.
Veamos ahora, siempre en u na perspectiva fenomenoló
gica algunos spe tos us les de la motricidad intencional. El
animal
mueve
sus extremidades espontáneamente, no
de
modo mecánico, siguiendo comandos motores procedentes
del
cerebro. Estos comandos
nacen
de redes
y asociaciones
25 Cfr.
i íd
194
c us lid d mente cerebro
complejas entre las áreas perceptivas emotivas y motorasw. El
comando
motor
animal es un
acto
sensitivo superior suscitado
po r el
encuentro
de un a operación
perceptiva
y un a
reacción
emotiva
en
unidad
con la
base
nerviosa según la modalidad
de la
hiperformalización
mencionada con
frecuencia en
estas
páginas . La guía principal de los movimientos intencionales
animales
no
es el
dinamismo
vegetativo
donde
la
materialidad
es
más
dominante, sino la vida y los «intereses» propios de la
actividad
sensitiva. El animal se mueve
intencionalmente en
cuanto es solicitado po r los reclamos
de
su
mundo
significa
tivo
reclamos
a los que responde emocionalmente y con la in
teligencia práctica.
Por ejemplo,
muestro un objeto cualquiera a mi animal
doméstico.
El
animal
me
tiene
confianza agarra el objeto que
puede se r
interesante
para
él y
empieza
a
explorarlo,
a
olfate
arlo
a seguirlo con la vista o
quizá quiere metérselo
en
la boca. Eventualmente descubrirá alguna uti l idad del objeto
en
función
de las «fina lidades» de su vida
para
él inconscien
tes . El objeto podría serle
bueno
como alimento , aunque
también
podría
ser un
objeto parajugar
o para
capturar.
Estos movimientos tienen la plast icidad y la libertad per
mitidas
po r
los
espacios perceptivos, en
los que el animal va
captando continuamente
objetos cosas que él puede integrar
en
su horizonte vital hacia las cuales está ya predispuesto
para
obrar
de
una determinada manera: persecución y captura, se
ñales
captadas
que
impulsan a moverse por ejemplo, a alzarse
en
vuelo volar
en cierta dirección , respuestas
agresivas obe
diencia a los
reclamos
de otros animales. El animal
doméstico,
en este
sentido,
ha
aprendido
a
obedecer
a las órdenes de su
dueño humano. Él reconoce en
ciertos
signos -miradas, ama
gos de
movimiento,
palabras- la
necesidad
de
reaccionar
con
26 Algo
semejante sucede en nuestros
actos
voluntarios,
pero en
nuestros circuitos nerviosos intervienela guía
superior
de laracionalidadvo
luntaria
como veremos mejor en los números 7-8de este capítulo.
195
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosoffad e la mente
un comportamiento, que a menudo, especialmente en los pe
rros, es una forma de «obediencia-V: seguir al dueño, realizar
una
determinada
acción o cesar
de
hacerlo, estar
atento
a lo
que
seguirá po r ejemplo, si hay una expectativa de
alimento .
Este modo de
obrar
lo vemos
también
en los niños
pequeños,
aunque en ellos poco a
poco empiezan
a manifestarse los sig
nos de la racional idady
una
capacidad lingüística creativa.
3. Voluntad y
motricidad
en
Tomás
de Aquino
Según la tradición filosófica clásica, el hombre
actúa
«a
nivel
humano
» cuando obra movido no
por
dinamismos ins
tintivos, sino
conforme
a decisiones racionales libres. Basándo
nos en ellas , movemos el
cuerpo con
relación a nuestra sensi
bilidad
perceptiva
y emotiva . Asumo
como
verdadera esta
explicación y me
dispongo
a
profundizar
en e ll a en este capí
tulo, también
con
el propósi to de no
caer
en
el
dualismo car
tesiano. Ciertamente, la
dualidad
alma/cuerpo existe,
aunque
el
cuerpo
es «vegetativo-sensitiva-emotivo». La explicación mo
nista
neurologista del comportamiento humano debe ex
cluirse. La proposición «yo muevo mi cuerpo porque quiero»
es verdadera. Este «yo» indica la persona total, con su cuerpo ,
guiada
po r la libertad y la racionalidad.
Podemos considerar
el
problema desde
diversos
puntos
de vista.
Para
el
que
sostiene la espiritualidad
del
alma, es ob
vio
que nuestro
espíritu
nuestro
yo
libre
puede mover el
cuerpo
personal. Pero se caería e n u na simplificación -dua
lismo cartesiano- si
redujéramos
este influjo causal al ejercicio
de una simple causalidad eficiente
del pensamiento sobre
al
guna
estructura
cerebral
especial. En las siguientes páginas, en
primer lugar, vaya detenerme en las motivaciones intenciona-
27
Empleo una terminologíaantropomórfica, a fal ta de otra, para re
ferirme a la vida
in t
encional animal.
196
La causalidadm ente-cerebro
les
de nuestras
decisiones y, en
segundo
lugar,
afrontaré
el
tema
de sus fuentes causales, para luego analizar la génesis
del
acto decisorio,
del que
brotan los movimientos
intencionales
del cuerpo, con
una
referencia especiala la participación de la
base
neural
en estos procesos.
Como introducción
a estos
pun
tos,
ilustraré
brevemente cómo
Tomás de
Aquino planteó el
problema,
siguiendo a Aristóteles.
Si leemos los textos tomistas sobre la cuestión, no en
contraremos
nunca el
planteamiento
de «cómo el alma mueve
al
cuerpo
». El
punto
de
partida
de Tomás es el «triángulo aris
totél ico de la conducta
» de
tenden
cia
razón
o
intelecto
prácti
co
y a
cción
28
• En definitiva, el
apetitól9
basado
en una cognición
per
cepción, razonamiento , mueve a l a acción. El apetito puede
ser
el
impulso emotivo animal pasión, deseo o la tendencia racio
nal humana
voluntad . El
conocimiento puede
incluir la per
cepción, la imaginación y, en el
hombre
, especialmente la ra
zón práctica, que
realiza raciocinios
a par ti r de lo
que
el
apetito desea
o ama. En la perspec tiva del
objeto intencional
del impulso
afectivo, podemos
decir
que lo amado, a través del
conocimiento racional, muevea la acción. Escribe Aristóteles:
«El objeto mismo del
deseo
deviene el principio del
intelecto
práctico;
el t
érmino
final del
razonamiento
es el
punto
de par
tida de la acción 30.
28
Cfr.
ARISTÓTELES,
III deAnima capítulos 9 ss.
29 El té
rmin
o latino
appetitus
co
rresponde
a lo
que ordinariamente
llamamos tendencia. Traduce el término griego
érexis
así como «deseo» en
griegose dice
epithymía
que en laún fue traducidoc
omo
concup
is
centia,
a me
nudo
con una connotaciónde ardiente deseo físico.
30 ARISTÓTELES,
III de Anima 433 a 15-1 traduzco desde la versión
francesa
Del iim
Les Belles Lettres, París 1995 . El
orden
sucesivo causal
aquí es: d
eseo
razón
acción . En este triángulo no aparece la causa física
eficiente . Lo deseado mueve como causa final. Lo inferido racionalmente
mueve también a nivel de finalidad, aportando racionalidad al deseo
y
con
cretando los medios paraalcanzar lo amado.
La
cuestión de la motricidad fí
s ica aquí no se plantea. A mi parecer, en Aristóteles, ella se reconduce algo
oscuramente al corazón como órgano fisiológico. Escomo si laemotividad
197
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofía de la mente
El
conocimiento
racional práctico no puede
ser
una in
ferencia
planteada
solo en
términ
os
uni
versales
pue
s
enton-
ces n o s erí a práctica), sino que
deb
e descender a la singulari
dad vsilogi
smo
práctico concreto») . Este punto exige la
interv
ención de las potencias sensitivas p
ercepción
e imagina
ción) , especialmente, para indicar las situaciones concretas.
Arist
ót
eles p
one
el siguiente ej
emplo
en su
br
eve opúsculo so
br
e la motricidad animal:
«Tengo que abrigarme [lo deseado]. Lamanta me sirve para
abrigarme. Por tanto , necesito una manta [primera conclu
sión de un silogismo práctico]. Eso que necesito tengo que
producirlo. Por tanto, me tengo que fabricar una manta [se
gunda conclusión de un silogismo práctico, transformada en
decisión, principio motor de la praxis]»3 1.
En la pe rspectiva tomista, b asada en la experiencia co
rri
en t
e , c o mo en Aristóteles , el e le m
ento motor fundamen t
al
d el
obr
ar humano
es la
voluntad, po t
encia libre
ante
las f
ue r
zas sensitivas y materiale s, y ca
pa
z de mo verse a sí mi
sma
au
tod
et
erm
inación) , tanto
para
ama r co mo
para
querer los me
dio s a
dec
uados para IIe
gar
a 1 amado <. Decir vo l u n t a d
prác ticam
en t
e es como de cir «yo», el núcleo personal d e la
po tenci
a voluntaria.
Pero
la
au t
odet
erminación
de la volun
t ad n o es ab soluta, pues también la voluntad es «mo vida» , en
un
sentido espe cial, por los obj etos amados y
comprendid
os
os
biene
s, como las pe rsonas amadas). Lo
amado
a fe ct a a los
din amismos voluntarios e n la
líne
a esp i ri tu a l d e la «fina lidad
at r
activa», n o de
un
modo
físico-causal,
y
mucho meno
s en
un
sentido
det
erminista.
sensitiva incidiera en el corazón, de
dond
e nacerían los «comandos moto
res». Tomás s esalta ciertas lagunas del texto aristotélico
y
encuentra una sín
tesis más ela
bor
ada.
31ARISTÓTELES, Demotu an alium, 701 a 15-22 traduzco desde la ver
sión francesa Mouvement des animaux, Les Belles Lett res, París 1973).
32
Cfr. To
MÁS DE A QUINO,
S. Th., I·H, q. 9, a. 3.
198
La causalidad mente-cerebro
La
motri
cidadcorr
espond
e, de un
manera
más precisa, al
dominio eje rcido por la voluntad so b re la s demás fuerzas hu
manas, qu e Tomás de Aquino llam a uso usus . Este , a su vez,
en
cuanto
a l a a pl ic ac ió n concreta de esas f ue rz as a sus actos,
da lugar al imperíum ho y diríamos
comando
) y a la e je cu ci ón
executi
oy
» , Los actos voluntarios del cuerpo, po r tanto, son im
p
erad
os
p
or
la voluntadw,Ha b l
ando
en t
érminos
generales:
«La voluntad mueve a SllS actos a las dem ás potencias del
alma. Usamos las demás potencias cuando queremos- >.
Sin
embargo normalment
e la voluntad mueve seg ún la
razón secundum
rationem :
mu e ve en armonía con que la ra
zón indica como conveniente en [u n ció n de los fines o valores
amad
os Dios, personas, ciencia, arte, política, prestigio, e tc.).
Además,
santo
Tom ás e s con sciente de que la voluntad
no
puede mover las fuerzas vegetativas y puramente naturales
d el c
ue r
po, y
que tampoco
e
je
r c e u n i nf lu jo d ir e ct o
sobr
e las
pasion
es o e mociones. Estas últimas so n suscitadas por din a
mismos propios, a menudo en rel aci
ón
co n l as f u nc io nes de la
sensibilidad cognitiva. A su vez, las pa siones suponen
un
claro
empuje motor sentimos h
ambr
e
y
así no s vemo s empujados a
comer) , y tien en
repercusi
on
es fisiológicas
caracterí
s ti ca s el
mied o provoca reacciones corpóreas concomitantes).
En síntesis: In voluntad el yo muevedirectamente la capaci
dad in
telec
tual y laspotencias cognitivas sensitivas
pienso
e ima
gin o cu a n do q u ie r o), y mueve lasfuerzas loc
omot
ivas del
cuer
po en
la medida enqueestasson controladasporla sensibilidad muevo las
m
an
os
y
los oj os voluntariam
en t
e ). El dominio racional/ vo
luntari
o d el cuerpo
según
Tomás, se ejerce mediante el control
inmediato de lasfuerzassensitivas
momees».
Obviamente, la razón
33
Cfr.
S. Th.,
I-H,qq. 16
usus]y
17
imperium .
3,]
Cfr. S. Th. , I-H,q. 17, a.9.
35
S. Th., I-H, q. 9, a. 1
36
Cfr. S. Th., I-H, q. 17, a. 9.
199
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofía de la mente
puede
mover
también al cuerpo indirectamente, decidiendo
obrar
sobre sus causas, si las
conocemos como cuando
toma
mos
una medicina).
De modo semejante, la
voluntad
puede
influir
sobre sus propias
pasiones
no de
modo
«despótico»,
sino «político» ,
según
la
metáfora
aristotélicas ), orientando el
conocimiento
(percepción, imaginación, recuerdos)
hacia
los
objetos
que
activan los afectos
.
Estos
puntos
se
apo
yan en la
experiencia
conductual
normal,
prescindiendo
de situaciones
patológicas o extraordinarias.
¿Cómo consigue la voluntad (o la razón) mover un
miembro
del cuerpo?
Como hemos
dicho, la respuesta de To
más sigue el principio de la
mediación
dela sensibilidad
aunque
resulta algo vaga a causa de los escasos conocimientos biológi
cos de su época. Leamos
atentamente:
«La fuerza cognitiva no mueve sino mediante la fuerza ape
titiva Así
como la razón universal mueve a travésde la razón
particular [es decir, la cogitativa], como sedice en el
libro
III
del De
nim
de modo análogo el apetito racional, llamado
voluntad, mueve mediante el apetito sensitivo. Por tanto, el
motor próximo
e
nuestro cuerpo esel apetito sensitvo.y por eso, el
acto del apetito sensitivoes siempre seguido por una altera
ción concomitante del cuerpo, especialmente, en el corazón,
que es el principio de losmovimientosde losanimales-P.
Evidentemente
, el
Aquinat
e ignora la relación
neuroló
gica entre la emotividad y la motricidad, que él atribuye al co
razón siguiendo
la tesis aristor élicaw.
Aunque
las repercusio
nes
corpóreas
de las pas iones no son
precisamente
el t ipo de
movimiento voluntario que se estaba
considerando,
de lo que
37
Cfr.S.
Th I-n,
q.17, a .7 .
38 Cfr. S. Th I-n, q. 17, a. 9 ,ad 3, donde explica cómo la voluntad
puede ejercer un dominio natural sobre la sensibilidad sexual.
39 S. Th 1,q .20, a .1 ,ad
1
40
La sede orgánica de las pasiones sensibles, para santo Tomás, es el
corazón: cfr.S.
Th I-n,
q. 24, a. 2, ad 2.
200
La causalidad mente cerebro
dice el Aquinate resulta obvio
que
él concede fuerza
motora
a
la voluntad solo en la medida en que esta se asocia a la emoti
vidad orientada a las situaciones concretas. Volveremos sobre
este punto más adelante.
La voluntad, sin embargo, no es puramente activa,
pues
puede ser influida
-n o
determinada, ya que en ese caso se anu
laría-
por una
serie de instancias,
pudiendo ser
guiada, sobre
todo, por nuestras ideas y convicciones (creencias). Nuestro yo
voluntario es pasivo ante las presentaciones cognitivas (muevo
la
mano
libremente, sí,
pero
guiado por lo
que
veo y percibo)
y ante la presión de los sentimientos, que presentan los bienes
de un modo atractivo para la
voluntad
(más
adelante
estudia
remos
la relación
entre
sentimientos y voluntad).
El querer
motor
nace así del querer
como
amor; el cual es sus
citado y guiado -n o causado- po r el conocimiento y en parte,
por las pasiones. Empiezan así a crearse interacciones muy com
plejas entre las ideas, el amor, la percepción y las emociones, en
un cuadro no meramente interior, sino
con
relación a los obje
tos reales, a las solicitaciones de los estímulos ambientales o a las
exigencias de las demás personas con respecto a nosotros.
Un aspecto de esta complej idad es el conflicto entre la
uo-
luntad y l s pasiones ampliamente contemplado
po r los clásicos,
en especial, po r la literatura ascética cristiana y por la teología
moral. Siguiendo a Aristóteles, pero citando también a san Pa
blo «<las dos leyes interiores»; la
del
espíritu y la de la carne },
el Aquinate menciona el eventual contraste entre la voluntad y
los deseos sensitivos, como sucede en la «incontinenci
a»
y la
«intemperancia
-v
(dos vicios relacionados
con
la falta de tem
planza y los placeres, mencionados
con
términos técnicos). La
41 Cfr.
Rm
7, 15-23.
42 Cfr. S.
Th I-n,
q. 17, a. 7.Aristóteles estudia la falta de templanza
en el l ibr oVII de la
Ética a Nicómaco
En la perspectiva aristotélica, que To
mássigue,
intemperante
esel que se deja envolver por deseos desordenados
por propia decisión y convicción, por lo que no se esfuerza por alejarlos. En
cambio,
incontinente
es el que, aun estand o convencido de la necesidad de
201
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 17/48
Filosofia de la mente
inclinación sensitiva ejerce
una pre
sión psicológica
-mejor
: psi
cosomática - sobre la
voluntad
, sin forzarla
con
necesidad. Ni si
quiera
la razón consigue dominar
siempre
y
del todo
las incli
naciones de los sentimientos
y
deseos sensibles.
Sigo exponiendo
aquí algunos
puntos tomistas
sobr
e
el
tema
que estamos
examinando.
Una
intensa
fuerza
emocional
pued
e
oscurecer
la
capacidad
de
juicio
de
una persona
,
pu
es a
v
ece
s a la gente las cosas les parec
en
correctas
y
normales
cuando e
stán
de acuerdo con sus prefer
encias pasional
es, al
meno
s a nivel de
juicio
prá
ctico
inm
ediato
deterioro
del
jui
cio
prudencial .
Una
pasión
sensible
muy intensa debilita
la
fuerza de la
voluntad
y
puede
incluso
eliminar
el uso de la ra
zón
en
algún momento,
así
como
vemos
que
algunos,
por u n
enloquecimiento de
amor o ll
evado
s
p or u na indignación
enorme, cometen verdaderas
lo
curasu. Una fortísima actu
a
ción de la imaginación
o del
juicio
de la cogitativa
podría
com
prometer la
libertad del acto voluntario, como sucede
habi
tualmente
en algunos
en f
ermos
ment
ales
amentes
44.
Po r
tanto
, la desviación racional provocada por los de
sórdenes
pa
sionales
puede tener una dimensión
moral,
cuando
la
persona
ejerce
un
normal dominio racional
sobre
su conducta o bien
podría d
eberse
a causas patológicas. Las inclinaciones tempe
ramentale
s, de raíz fisiológica, o el influjo
de
las
costumbr
es
sociales
pued
en obstaculizar el de
sarrollo normal
de la vida ra
cional, aunque
igualmente
pueden ayudarlo.
También
aquí la
pe rsona
se ve
abocada
a la
tare
a
de hacer c rece r
su
libertad
mediante
el desarrollo de virtudes intelectuales
y
morales.
comportarse de cierta manera, cuando llega la solicitación pasional, no
tien e la fuerza de oponerse. El Aquinate pon e el ejemplo del qu e tomó la
decisión de no comer dulces fuera de hora,y que, si de pronto ve uno fuera
de la hora de comer, dejándose vencer po r el deseo, se lo come, aunque
quizá luego se arre piente,cuando la pasión ya no es activa: cfr. In VII Ethic.,
lect. 3, n. 1347 de la edición Marietti.
43
Cfr. S. Th I-Il, q. 77, a. 2.
Cfr. S. Th I-Il, q. 77, a.
1.
202
La causalidad mente-cerebro
Estos tres
elementos
, las cos
tum
bre
s
sociales, el
tempera
mentocon su basef
tsiológi
ca
y
las
enferme
d
ades nerviosas
son explíci
tament
e m
encionado
s por Tomás de Aquino
como
factores
qu
e
pu
eden
di
sminuir
o
anular
la capacidad decisoria responsable
de la persona. Tomás
reconoc
e la complejidad de algunas situa
ciones en sus
comentarios
al
libr
o de la Éticaa Nico
m
aco»
Por
ejemplo,
gra
ves desgracias
pued
en
hacer que una
p
ersona
precip
ite
en
la locura. Las
costumbre
s sociales o familiares de
pravadas
son
más peligrosas
cuando
afectan a losniños.
La
pe r
sona
crece,
en
consecuencia, sobr e la base de un
comple
jo de
inclinacione
s,
alguna
s
de
las cuales
pueden
ser
sensitivas
por ejemplo, inclinacione
s
hacia
la agresividad, la
mansedumbre,
la
socialidad
,
po r
lo
que pueden estar
fun
d
adas
también sobre un a
estru
ctura neurobiológica.
Este
punto
, ne
tamente
tomista, es relevante
para
la discusión sobre
las «bases biológicas de la ética-w. Tomás
reconoce
, por ejem
plo
, que en los
animales superiore
s h
ast
a
cabría hablar
de
«prudencia» , «ferocidad », «engaño», «mansedumbre»,
aun
que estas
inclinaciones
pueden llamarse virtudeso vicios solo
metafóricamente
-t.
Un t emperamento
irascible
pued
e
nacer
de la
complexio naturalis,
es
decir
, de la base neurofisiológica de
la person a,
incluso
he reditaria-s. La moralidad
no
está
aquí
kantian
ament
e
situada
a espaldas de las
dotaciones
natural
es
psicosomáticas
de
la
persona.
La
libertad no
se
opone
dualísti
camente a la n
aturaleza
. Lo que en el animal todavía
no
es mo
ral , en la p
ersona
se
presenta
c
omo
una
base impulsiva psico
neural sobre la cua l,
con
la
intervención
activa de la
libertad y
Cfr. otros sitiosdel Aquinate citadosen nuestro capítulo 3, n. 2.
46 Considerar a la biologíacomo el fundamento de la ética sería na
tu r
alizar la moral y así hacerla desapare ce r quedaría reducida a la medi
cina . Pero la ética tiene en cuenta los dinamismos biológicos, con
el
ob
je
to
de integrarlos con las exigencias de la persona.
47
Cfr.
In VIIEthic
leet. 6 cfr.
ARlSTÓTELES, Ética aNicóma o
VII, 1149
b
30-35 .
8 Cfr. In VIIEthic., leet. 6.
203
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 18/48
Filosofía de
c c l t
_
la formación virtuosa del carácter, se pu
ede
construir el edifi
cio de la vida moral.
Estas indicaciones no
suponen una
visión negativa de la
pasionalidad, que se limitaríaa restringir la libertad en la línea
«ascendente ». También una equivocada opción de vida
pued
e
alimentar la emotividad
en
un sentido negativo
pero
«descen
diente», de
una manera que
acab
ará
po r
restringir a la misma
libertad.A su vez, la emotividad en sentido positivo
puede
con
du cir a la libert
ad
por un a dirección j usta, de abajo hacia
arriba, o bien la libertad
puede
suscitar sentimientos positivos,
de a
rr
ib a hacia abajo, con el resultado feliz de
que
así se llega
a
una
integración de la persona.
El planteamiento de Tomás de Aquino sobre la interac
ción de los
elementos dinámico
s de la
persona que hemos
visto en estas páginas me parece muy orientador, siempre
que
se trabaje con una noción analógica de causalidad. Los actua
les debates so br e la «causalidad
mente/cuerpo
»
adolecen
de
la restricción de la causalidad a la visión puramente científico
natural,
donde
las relaciones causales y las leyes consigui
en t
es
se consideran de un modo especial, no en todas sus
dimen
sio
nes ontológicas.
4.
La
racionalidad decisoria: motivos y razones
En continuidad
con
lo consi
de
rado en las
pagma
s
an teriores, ahora veremos un a panorámica de
conjunto
apli
cada al h
ombre
sobre el tema
que
nos ocupa en este capítulo.
a La
decisión:
amor
y
razones
La primera diferencia sobresaliente entre la conducta
animal y la
humana
es
que
el
hombre
, antes de obrar, es capaz
de pensar y,
por
tanto, puede det
ener
sus impulsos eventual-
204
La causalidad mente-cerebro
mente
instintivos .
Podemos preguntarnos qué tenemos que
hacer, cómo hacerlo, cuándo, dónde y con qué medios, exami
nando las motivaciones de
nu
estro
obrar
futuro y proyectando
posibles planes de acción.
Estos procesos constituyen la deliberacum: Deliberando, el
hombre
puede volver reflexivamente sobre sus propios planes y
reconsiderar lo
que
ha
hecho
, y
puede
también «metateorizar»
las finalidades de lo que hace , cuestionando incluso la legitimi
dad y el sentido de sus propios fines. deliberación es un mo
mento
rigurosamente racional. No es un simple razonamiento
abstracto. La deliberación,
en
cuanto supone una autoprogra
maci
ón
y
una
autojustificación de la conducta es
un
acto o
una
se r ie de actos
en
los que la persona vuelve completa
mente
sobre sí misma, y
por
eso
puede
decirse un yo es decir,
un sujeto autoconsciente en primera persona, no solo racional,
sino libre en
cuanto
se dir ige a sí mismo
en
su
obrar
teleoló
gico,
aunqu
e no sea ni el creador ni la ú lt imaraíz de lo que es y
puede hacer.
A la deliberación sigue la
decisión
o elección, es decir, la
determinación
de hacer
algo
, normalmente , con lib er tad
también respecto al
tiempo.
La
decisión no nace
radical
mente
de
un impulso natura l
, fisiológico o
emoti
vo , y tam
poco es el resultado automático de los razonamientos delibe
rati
vos. Se
ejerce en
el
espacio
de libertad abierto
por
la
inteligencia. Como acción libre, po r tanto, se
remite
al poder
de
ser
actuada de modo
originario por
el sujeto
autocons-
ciente.
Llamamos a este
poder
la
voluntad
cuyo verbo corres
pondiente es
quiero Tomar
un a decisión
deliberada
es decir
«quiero», con la perfecta posibilidad de decir «no quiero», de
modo neto y sin términos medios. Si un
oscuro
mecanismo
nos engañara sobre este poder, no habría libertady seríamos,
simplemente seres naturales animales superiores o máqui
nas complejas. Yo
libertad
capacidad decisoria
persona son corre
lativos: cada uno de estos elementos no puede existir sin los
205
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 19/48
Filosofíad e la mente
La causalidad mente-cerebro
50 El bien amado debe ser también percibido como
un
fin o un
bien) . La razón , en rigor, serefiere a los mediosque conducen albien. Estos
últimos, a su vez,
pueden
verse como fines amados derivados cuya consecu-
ción quizá exige nuevos medios. Presuponiendo el fin secundario «aprender
a conducir», se
pen
sarán nuevas cosas útiles consiguientes.
5 Aveces tenemos que «elegir» aceptar cosas o situaciones no queri-
das como tales, viéndonos obligados a hacerlo por algún motivo (por e
je
m-
plo , si nos amenazan, o siel
menú
con
una
lista para elegir nos desagrada) .
Pero aun en estos casos la decisión tiene en cuenta algoamado en símismo
y
que nos mueve a «resignarno a hacer cierta elección. Siel menú de un
restaurante nos disgusta, quizá acabaremos eligiendo algo, porque de todos
modos queremos comer; siun ladrón nos obliga a entregarle nuestra bille-
tera, elegimos dársela porque amamos nuestra vida, puesta en peligro.
52 Como esnatural, larealidad es más compleja. Mediante una solaac-
ción podemos alcanzar muchos objetivos a la vez, algunos primarios
y
ot ros
secundarios. Los medios, por otra parte, pueden ser opcionales o necesarios.
Un f in amado puede ser a suvezordenado a un fin más alto (jerarquía de fi
consentirá recuperar la salud .
Llego
a
esta
conclusión
me-
diante
el
«silogismo práctico aristotélico», es decir, con la inte-
ligencia práctica o raz ónw,
En definitiva, la conducta más característica, cuando la
persona está
en
la plenitud de sus capacidades, es la decisión
racional, una decisión
intrínsecamente
teleológica,
que
prima-
riamente
nacedelamor
a un fin, un valor,
una
persona
(la salud,
la familia, la profesión, la patria, la comunidad civil,los amigos,
la ciencia,
el
arte , Dios). Estos bienes son
amados porsí mismos
y
no meramente «en función de otra cosa » de lo contrario, se-
rían bienes instrumentalesj> . Pero el fin
amado
hay que conse-
guirlo, custodiarlo, o quizá tendremos
que desarrollar
nuestra
adhesión a él, y esto supone reflexionar racionalmente sobre
los medios adecuados que nos l levarán a realizar las acciones
apropiadas en tal sentido. Si
quiero
estudiar una ciencia, tengo
que e legi r ir a una universidad; quiero bien a
un
amigo y,por
eso,
decido
ir a visitarlo, y así siguiendo <. En síntesis:
Decisión
eliberación sobre
lo que se
debe
hacer
otros. La
persona
es el sujeto ontológico que puede tomar de-
cisiones libres en
cuanto
es autoconscientew.
«Decidirse» es autodeterminarse con relación a la pro-
pia conducta. La decisión se pone en acto respecto a
un
hacer
un a acción: yo
me
decido sobre mi conducta. «Decido obrar»
equivale a decir: «decido
cuál
será mi conducta futura . No
tengo necesidad
de
hacer ahora
lo
que
escojo.
Puedo
decidir
hacer
algo
mañana, dentro de un año,
etc.
, sin
límites
de
tiempo (salvo los que la naturaleza no me ofrece . En el mo-
mento temporal ya decidido
con
antelación, moveré mi
cuerpo, reactualizando la decisión y llevándola al plano de la
ejecución
corpórea en
el tiempo.
La
acción
decidida es
racional
si está
motivada de
lo
contrario, será libre, pero irracional). La elección se enfrenta,
en
este sentido, con dos
elementos
justificantes: los
motivos
y
las razones .
Tomo
una medicina y, ante la
pregunta,
«¿por qué
la tornas?» (justificación de la acción) , puedo responder: 1) in-
dicando
el
motivo
«deseo
sentirme
bien
,
quitarme
la fiebre, el
dolor de cabeza»; 2)
señalando,
a
continuación
, la razón:«creo
que , si
tomo
esta medicina, se me irá
el
dolor de cabeza».
Por tanto, la
estructura
de la decis ión es dob le: 1) deci-
dimos actuar apuntando a un bieno
valor
objeto de nuestro
amor
o deseo
dimensión afectiva ;
2) en coherencia con ese
amor, decidimos
según
una serie de razonamientos donde se ve
el nexo entre ciertas acciones que debo
poner en
práctica y los
valores que
deseo
alcanzar o
proteger dimensión racionaf .
«Decido tomar ahora esta
medicina
porque sé que hará b ien a
mi salud»: como yo
amo
mi salud, he visto la conveniencia de
tomar
esta medicina. La salud es la finalidad, el bien
amado
y,
por eso, custodiado. Tomar la
medicina
será el
medio
que me
49 La persona no siempre
actúa
según todas las dimensiones de su
vida. Un puro acto fisiológico de alguien pertenece a la persona, pero no es
personal. El embrión humano, un individuo desvanecido o dormido son
siempre personas. Pero en estos estados no pueden realizar actos personales.
206
207
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 20/48
Filosofia de la mente
Los bienes amados en sí mismos, por lo general, son
presupuestos
de las decisiones y
no
m otiv os de d iscusión y
elección. La adhesión a los bienes antropológicos fundamen
tales
-amor
a Dio s, resp eto de la m oralidad, adh esión a ciertos
valo res- a
menudo
es promovida
por
las tradiciones culturales
y religiosas, o po r la educación, aunque pueden ser también
descubiertos personalmente
mediante
múltiples vías. El h om
bre tiende
por
naturaleza a estos bienes y la cultura los ofrece
en modos muy variados también con desviaciones,
por
des
gr acia). Los
bienes fundamentales
,
también concretos
y n o
solo generales
por
ejemplo,
nue
stra propia vida, nuestros pa
dres, los amigos de la infancia, la p atria), n o son propiamente
objeto
de elección,
entre
otras cosas,
porque normalmente
no s v i
enen
dados.
Pero
debemos aceptarlos < o, mejor,
coger-
los
de corazón y
en
las decisiones que vamos tomando
en
nuestra vida, si son coherentes con ello s, reconfirmamos
que
los amamos. No los elegimos como si fu
er
an objetos enumera
dos de un menú,
pero
sí podemos
decidirnos
a amarlos con más
coh
er
encia y dedicación y también
podemos
rechazarlos).
Encontramos otros bienes particulares, en las circunstan
cias de la vida y en nuestras diversas formas de experiencia. Así
hallamos amigos o d escub rimo s tareas concretas importantes
que podemos hacer. El conocimiento de una realidad bonita y
amable
pued
e capturar nuestra voluntad. Es así como
una
per
sona decide casarse o seguir unadeterminada vocación.
b La dimensiónética
Como se v e,
junto
a la raci
onalidad de
los medios hay
también
una
«racionalidad de los fines ». El que ama algo, tam-
nes) . De todos mod os, la estructura fin
/m
edios, bienes amados
/a c
ciones
subsiguientes, amor
/razones
,
queda
en pie. Multiplicamos nuestras acciones
en base a valores
bienes vistos como fun d amen tales para nu estra v ida .
53
Cfr.J.
PHI LIPPE,
libertad interi
or Rialp , Madr id 2003, pp . 27-33.
208
La causalidad mente cerebro
bién algo
fundamental
, puede siem
pr
e pregunta rse si el ob
jeto de su amor es a de cu ad o o si lo ama en el
modo
ade cuado.
Cuando hay muchos bienes en juego , la razón puede reflexio
nar
para ver si están bien coordinados o jerarquizados, ya que
a veces
pu
eden surgir conflictos en t re los bienes que amamos,
y algunos de ellos serán para nosotros prioritarios respecto a
otros. Toda
persona
puede
considerar si sus ú ltim as p riorida
de s - sus «amores» o «valores» últimos- son realmente valiosas
o si quizá debería reexaminarlas. Incluso el hecho de no ama r
nad
a de
modo incondicion
ado
como consecuencia
d e un a
postura escéptica o egoísta,
pu
ede ser examinado
po r
la razón .
De est e
modo una
persona
pued
e verse llevada,
como
ap e
lando a
una
última instancia, a reflexionar de
modo per
sonal
sobre los últimos valores de su vida la filosofía realiza esta ta
rea de modo teórico y sistemático).
La moral existe precisamente para guiar al
hombre
-e n
términ
os universales-
a amar bien loque de
be
oha elegido am r
aunque
la racionalidad del
amor
-m ejo r: la v er da d del amor
eventualmente
podría entrar
en colisión con los sentimientos
o con ot ro s elementos po r ejemplo , con costumbres sociales
discutibles o con pre siones económicas). Así, el egoísta tomará
un sinfín de decisiones racionales al servicio de sus intereses, y
el qu e está demasiado dominado po r el temor ante las dificul
tades, c
on
fr
ecuencia hará
el
eccion
es
condicionado
por
su
miedo y n o s
egún
lo
que
él realmente querría. En el
primer
ejemplo, la racionalidad de los medios está b ien
pensada pe
ro
el fin am ad o no es c or re ct o el egoísmo es un mal moral). En
el se
gund
o ejem p lo, el m iedo in tro du ce u n o bstácu lo en la ra
cio nalidad de los m ed io s, lo qu e pone en peligro la fidelidad
del amor a un fin.
Los espaldarazos hacia
una
decisión
proceden
de mu
chas instancias -consejos, presiones, pasiones, intereses, amor,
dificultades -,
por
tanto, las ele cciones no son s ie mp re fáci
les, y a menudo no nacen simplemente de lo que queremos
hacer
.
Podemo
s también querer cosas imposibles. A veces te-
209
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 21/48
Filosofíade la mente
n emas q u e escoger entre las posibilidades que nos ofrece un a
cultura, un a nación o
un a
situación dada. La intención de ca
sarse,
po r
ejemplo,
n o rmal men t e n ace
de l
amor
esponsal
ha
cia
un a
persona. Este es el mot ivo propio y
adecuado
de l ma
trimonio,
no
otros intereses, pues entre lo
amado
y el a ct o de
amarlo
debe h a be r u n a
proporción <.
Pero la elección de ca
sarse
ha
de
tener
en
cuenta
también
ciertos valores
fundamen
tales prioritarios po r ejemplo, relativos a las
condiciones
an
tropológicas del
matrimonio como
institución social).
Y e s a qu í
donde
entra la p rio rid ad mo ral d e la que ha
blábamos. La instancia ética pretende precisamente indicar el
justo orden de los amores El b ie n q ue se ha
d e r e sp e ta r
ética
mente es siempre un
bien
incondicional, y esto es justamente
lo
que
lo define
como
moral. No nace de fuera, impuesto, sino
q u e b rot a de la estructura antropológica de la persona . Cada
un o t i ene n ecesari amen t e sus prioridades y, po r eso , es
un
a g en te m or al . P e ro esas prioridades deben ser justas. Si al
g u ien ama
los
bienes morales
de
u n m od o
condicionado
por
ejemplo,
respeta la v id a de los
demás,
pero en tanto no se le
presente
un a
situación en la qu e quizá p o drí a d eci d ir n o ha-
54 Según tal proporción, los bienes instrumentales -como la técnica
deben amarse en función de sus fines no simplemente po r sí mismos. Los
bienes amables en sí mismos (ciencia, amor, amistad), en cambio,
ha n
de
quererse
por
sí mismos, aunque
puedan
ordenarse también a otros valores
y
de ellos puedan resultar muchas utilidades. Un científico ama la ciencia en
sí misma, pero además
puede ordenar
su investigación en favor de la institu
ción en que trabaja, y al mismo tiempo aprecia ser compensado económica
mente
en función de
otro
bien
amado.
55
La base de la ética son los bienes antropológicos fundamentales,
hacia losque la naturaleza humana tiende (estas tendencias
pertenecen
a lo
que Tomás de
Aquino llam aba
«voluntad como naturaleza»: cfr.A. MALO,
Antropología
de
la afectividad
cit., p. 183 ss.). La libertad no es indiferencia,
s ino que t iende al amor a un bien. Tomar decisiones que contraríen las in
clinaciones antropológicas naturales es violento
y
opuesto a la
persona
hu-
o
mana.
Por
eso,la moralidad es intrínseca al hombre, no extrínseca como las
leyes civiles, aunque
tenemos
qu e «objetivar» la ética en
forma
de
normas
moralesexpresadas en
forma
proposicional «<norobar», «no matar», etc.).
210
La causalidad mente cerebro
cerlo) , entonces cae en la inmoralidad y así se vuelve moral
mente malo La moralidad no crea el amo r, y no s ie mpr e n o s
dice qu é
b i en es co ncret o s d ebemos amar
po r ejemplo,
qué
amigos debemos
tener).
La ética
má s bien
s e ña l a d e
modo
universal el ámbito y
ciertas
condiciones
q ue d eb en t en er
nuestros amores p ara q u e sean justos.
onflictos y
dinamismo delas
decisiones
Nuestro
comportamiento
es
inducido po r
mociones
provenientes
de
muchas instancias:
un a
necesidad fisioló
gica, un impulso emotivo,
un a
presión social o famil iar, las
exigencias del
amor,
un a
razón utilitaria. La
iniciativa
qu e
mueve n u est ra co n du ct a p u ede venir de un a ocurrencia per
sonalo
podría
también
nacer de la
voluntad
de otros
que
no s
proponen algo. Algunas elecciones
n ac en d e
cierta necesi
da d
(física,
moral),
y
otras son opcionales
(motivos
de
conve
niencia).
El
cuadro conductual
subsiguiente será racional solo si
la moción recibida para pasar a la acc ión pasa
po r
el tamiz de
la libre decisión o aceptación. Podemos sentir
un a
fuerte sed,
pero nuestra acción de beber seráracional y n o merament e fi
siológica solo si
decidimos
beber, es decir, si consideramos con
veniente
b eber ah ora o mañana, esta o
aquella
bebida.
Lo s conflictos decisionales se p r es e nt a n c u an d o los
bienes propuestos po r esas
múltiples
vías e nt ra n e n
compe
tencia
y no son atendibles de modo simultáneo, o incluso son
incompatibles. Los conflictos se
pueden
superar de
muchas
maneras,
pero
se resolverán a nivel
humano
solo si
tomamos
un a
decisión
según un a
reflexión racional. Así,
podría
suce
d e rn o s q u e
deseamos beber a
causa
de
un a
f ue r te s ed y
no
podemos hacerlo en
ese momento
porque
estamos
empeña
dos
en un a
tarea
mu y
urgente e inaplazable. La solución ra
cional
será
decidir
beber más t ard e.
En otros casos, la solu-
211
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 22/48
ilosofia de la mente
ción del conflicto
puede
implicar un a renuncia: si tenemos
que escoger realizar nuestros estudios
en una
u otra universi
dad, cada
una
de las cuales
supone alguna
ventaja
para
noso
tros, al final tendremos que elegir
una,
renunciando a las
ventajas de la otra
56
•
Los conflictos morales ponen
en
peligro bienes
irrenun-
ciables. La
persona
honesta considera
intangibles ciertos valo
res morales. No estará dispuesta, po r
ejemplo,
a emprender
una tarea
económicamente
ventajosa si eso supone traicionar
valores morales que
perturbarían
su amor a cosas o personas
que
ella
debe
amar.
persona
moralmente
recta defiende sus
amores con relación a Dios, la sociedad, su familia. Cuando un
individuo
no
sigue un
criterio
moral fundamental , con fre
cuencia es porque
ha
cedido a o tr as preferencias que
para
él,
al
menos
enun determinado momento, se han vuelto priorita
r ia s su propio interés pasional, su prestigio, su posición so
cial . Obviamente se puede también no respetar un valor mo
ral por ignorancia o por motivos ideológicos.
Las decisiones no son siempre fáciles. Las pulsiones con
flictivas pueden ser fuertes o débiles. Son fáciles las decisiones
referidas a acciones instrumentales ordinarias
en
favor de bie
nes
queridos sin
especiales
problemas.
Normalmente
no es
complicado escoger un medio de transporte para ir a
nuestro
sitio de trabajo. Algunas elecciones son operativas de
una
ma
nera
habitual y
desencadenan en
nosotros
mecanismos
de
conducta
casi automáticos.
Cuando
camino hacia
un
sitio, me
confío en los automatismos de mi cuerpo, controlándolos
desde
arriba mi decisión es operante en esos momentos de
56 Las decisiones se toman siempre en función de un bien perci
bido con la inteligenciay amado con lavoluntad, que normalmente estará
acompañada
por
afectos. Algunos bienes son necesarios, otros, solo conve
nientes. A menudo elegimos cosas útiles no par a nosotros, sino para otros,
por ejemplo , para el bien de un a persona amada o de
una
institución o
empresaen la que trabajamos. Ayudamos a los otros a decidirse con nues
tros consejos.
212
La causalidad mente cerebro
modo implícito o virtual . Estos automatismos son semejantes
a los
que puede tener
un perro
que
quizá me
acompaña
en mi
camino, aunque
en
él son
controlados po r
el instinto que le
lleva a seguirme. Si,
en
el trayecto, me interrumpe un amigo,
quizá se me creará el pequeño conflicto moral de tener que
elegir entre el bien de la amistad detenerme un tiempo para
charlar con
mi amigo o el
bien
de la
puntualidad en
mi hora
rio de trabajo.
Las decisiones son difíciles
por
diversas causas: 1 algu
nas decisiones
exigen un a
larga e
intensa deliberación
inte-
lectual
por
ejemplo,
una
compleja decisión económica ; 2
otras son duras porque se oponen a inclinaciones afectivas
contrarias por ejemplo, si sé que un a
decisión
mía no en-
contrará consenso ; 3
ciert
as decisiones son difíciles porque
su ejecución no será fácil alguien puede decidir estudiar, sa
biendo que le
costará
; una elección es ardua si se tienen po
cos medios para l levarla a la práctica o si se van a encontrar
especiales dificultades
jurídicas ;
4
determinadas
decisiones
hacen saltar la
oposición
de
otros
, y
po r
eso se hacen pesa
das. Las virtudes confieren al sujeto energía interior -sabia,
no simplemente «voluntarista »-
para
tomar y ejecutar deci
siones difíciles. También los demás nos ayudan a decidirnos:
po r ejemplo, el
consejo de
un
experto
es
útil
en el sentido
del n. 1, así como los
ánimos
y las exhortaciones pueden con
tribuir a que la persona supere las dificultades indicadas
en
los nn. 2-4.
5.
Fuentes
de las motivaciones
La decisión
nace
de
una
instancia
deliberada
gracias a la
interacción entre
la voluntad y la inteligencia. Esta instancia
no emerge de la nada, sino de una plataforma siempre pr
esente
y,
a lavez, de una serie de
a
ctiv ciones
delmomento
Consideremos
estos aspectos.
213
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 23/48
Filosofía de la mente
La «plataforma siempre presente» es nuestra naturaleza
humana -cuerpo y alma-
con
sus potencias e inclinaciones
naturales y el
patrimonio
genético
heredado.
Se
incluyen
aquí también
los rasgos estables
adquiridos
de la personali
dad , como los
hábitos
-virtudes y vicios-, la experiencia acu
mulada
, el
saber
aprendido , junto a la situación
del mundo
en que
se
desen
vuelve
nuestra
actividad
intencional
am
biente , historia, cultura, reglas sociales, tradiciones, institucio
nes .
A partir
de este fondo
,
toda
persona recibe
un a
canti
dad inmensa de posibilidades y estímulos para
obrar
en cierto
sentido con respecto a sus espacios de comportamiento. La
decisión nace, en suma, dentro del marco de una naturaleza,
con elementos innatos y
otros
adquiridos de modo estable, y
en el
ámbito
de un a cultura.
Veamos estos
puntos
de un
modo
más analítico. El acto
libre emerge de una trama de factores causales, al menos a tí
tulo de predisposiciones:
• Las
condiciones neurojis
iológic s permiten realizar bien
los actos necesarios para l legar a la l ibre e lecc ión y a su ejecu
ción material. Ejemplos de estas
condiciones
son la capacidad
cognitiva
normal,
una
afectividad no patológica, un estado
adecuado
de la conciencia.
• Los hábitos cognitivos fectivos y voluntarios positivos ha
cen
posible llegar
rápidamente
a la decis ión y a la e jecución,
así
como
los hábitos negativos producen el
efecto
contrario.
Una persona
poco
reflexiva,
precipitada,
indecisa o que se
deja
arrastrar por
las emociones, o incapaz de
oponerse
seria
mente
a la
voluntad
de los demás,
encuentra
dificultades
para
tomar decisiones prudenciales y l levarlas a la práctica. Las
ideas morales, los prejuicios, las inclinaciones, las virtudes o vi
cios inclinan
hacia
un tipo de decisiones.
• El ambiente cultural familiar la
educ ción
recibid
son,
evidentemente,
elementos
fuertemente
orientativos de las de
cisiones.
En síntesis:
214
causalidad mente cerebro
Base
Hábitos
Decisión
neurofisiológica
cognitivos
Ejecución
Hábitos
afectivos
ultura
Saber
Ambiente
Inclinaciones
Familia
Moción
Educación
concreta
Como se ve en el esquema, la decisión
suele
nacer
en
cuanto
es suscitada por
una moción ex terna por
ejemplo, la
invitación a
dar
un paseo ,
aunque
también
puede emanar
de
la iniciativa
personal.
La raíz de la
elección está siempre en
una situación psicosomática personal situada en
un
ambiente
social. Por esto, con frecuencia
podemos
prever de alguna
manera
el
comportamiento
de la
gente, en cuanto conoce
mos la «plataforma de base»
desde
la
que operan
sus decisio
nes personales conociendo las opiniones de una persona, po
demos fácilmente prever algunas de sus decisiones .
Un segundo cuadro ver página siguiente ilustra otros
aspectos de las fuentes del acto libre.
La «pla
taf
orma
siempre presente
» ofrece
un
espacio de
posibil idad a la l ibertad. No está en la línea del determinismo.
Al contrario
, en la
medida en que
los objetos
conocidos
son
más amplios
las inclinaciones son positivas , el espacio de las
elecciones se abre más y más. Lo reducen las disfunciones
neu
rológicas, las restricciones cognitivas o la negatividad afectiva o
voluntaria los vicios . Las restricciones pueden
provenir
de la
cultura y la sociedad, de carencias educativas o de descuidos
personales.
Pero
incluso los
que cuentan con
pocos márgenes
decisionales por ejemplo, enfermos mentales graves, indivi
duos privados de la libertad física conservan un a base de li
bertad no derivada de sus dotaciones naturales, sino de ellos
mismos, cuyo uso configura la fibra
moral
de la persona. Tam
bién
ese
margen puede
perderse , así como
podemos
perder la
215
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 24/48
Filosofia de la mente
causalidad men te cerebro
conciencia y la vida. Sin embargo, esta consecuencia de la con
tingencia de
nuestra
estructura física no eliminala libertad.
Las «activaciones de l momento» pueden veni r del am
biente ex terno :
un
even to
amb
iental, un a circunstancia polí
tica o social concreta, el consejo de un amigo, un influjo fami
liar. O b
ien pue
de n emerger del
ámbito
in terno según los
grados ontológicos de la persona: situaciones físicas especiales
de l cuerpo pasiones orgánicas. emociones y sentimientos,
amor
yadhesión a valores, motivos racionales. Entre estas solici-
taciones, normalm
en t
e, h
abr
á una activación o factor desenca
d
en
an te decisivo moción
principal
que lleva a la necesidad de
to
mar
una decisión , rápidamen te o da
nd
o un ti
emp
o. Puede
ser, por ejemplo , una invitación personal a asumir un trabajo o
la necesi dad imperiosa de auxiliar a alguien que pide ayuda. La
atención a la salud impone también a la gente la necesidad de
hacer
nu
merosas elecciones, y lo mismo
pu
ed
e decirse de otras
necesidades del cuerpo o ligadasa la materialidad.
Imaginemos el siguiente ejemplo. Un individuo es invi
tadoa establecerse en un país
para
realizar una tarea social im
portante o una serie de estudios. En este caso, la iniciativa vino
de fuera, pero a él le toca tomar
una
decisión al respecto. En
su decisión habrá muchos elementos en j
ueg
o:
amor
a la cien
cia, deseo de servir a lasociedad yde hac
er
el bien, po sibilida
des reales de
empre
nder esa tarea idoneidad, condicionesfa
vorab
les ,
otras
eventua les prior
idades
bienes importantes
que
no pueden descuidarse , sentimientos de «bajo nivel mo
ra
,
como podría
n
ser cierta
ambición, el afán de
adquirir
prestigio, el miedo ante las dificultades. La persona se encuen
tra, pues, ante un sistem de v lores pero se ve también
emp
u
j ada
po r presiones
emot
ivas
y por condicion mientos
m teri les
que
pued en añadir grados de dificul tad a sus opcio
nes
. Algunas
decisiones de este tipo, por el sí o por el no respecto a un bien,
quizá serán
mora
lmente debidas, si se refieren a bienes intan
gibles,
y
otras serán opcionales.
Siun elemento de los indicados perturba elj uicio racio
nal miedo, ambición, superficialidad al examinar la cuestión,
presiones externas la racionalidad de la decisión sufrirá un
menoscabo.
Como se ve, todo tipo de «activación
del
mo
mento» es aceptable, como «moción principal» o como factor
concurrente
colatera l o auxiliar. Pero la decisión estará si
tuada a un nivel humano «alto» solo si pasa por la deliberación
racional. La elección deliberada será correcta o adecuada a su
vez: 1 si se apoya en
pr
emisas vinculadas a valores amados, su
puesto que sean válidos; 2 si el sujeto
ha
percibido bien l
Presiones emotivas
Presiones sociales
Iniciativa
persona
l
Lecturas
Propue
stas de otros
Obligaciones
mora
les
Necesidades materiales
Etc.
r
Activaciones
del
momento
Estructura alma-euerpo
Base
neuro
lógica
Condicionamientos materiales
Plataforma
Primerosprincipiosh abituales
siempre presente
Inclinaciones
natura
les
Conocimientos. saber
Sistemas de va
lor
«
or s»
Hábitos
Etc.
Moción principal
Reflexión
Decisión
racional
voluntaria
216
217
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofía de la mente
una
sorprendente
libertad
de
pensamiento En definitiva,
cuando
decidimos y proyectamos
un
viaje
por
miles de posi
bles motivos, y lo mismo en tantos otros proyectos, no estamos
nunca
encerrados
enun escenario material
unívoco
Nuestro pensa
miento
deliberativo se mueve en
un
espacio de universalidad
en sus diversas representaciones y comparaciones
que
va reali
zando
para
llegar a la decisión.
Puede dec irse lo mismo de la parte volitiva, aunque el
punto
parezca
menos
inmediato
La universalidad cognitiva
hace
emerger una forma
de
universalidad volitiva si
bien
lo
que
amamos será siempre algo concreto. No tenemos deseos
especializados, salvo en el campo fisiológico. Potencialmente,
podemos
desear y querer cualquier tipo de cosa, valor, situa
ción, persona, pues todas las cosas
contienen
para nosotros as
pectos amables,
como
objetos prácticos, de arte, ciencia, con
templación posible convivencia. Queremos y amamos cosas
concretas, pero
nuestra
voluntad no se
cierra
nunca
en
nin
gún
objeto amado. Elser finito no agota
jamás
nuestra infinita
capacidad de amar. Esta esla raíz
profunda
de nuestra libertad
de amar: todo puede atraernos y nada puede determinarnos
Somos y permanecemos libres porque nuestravoluntad está
abierta a la universalidad del ser conocido po r la inteligencia
esta es la raíz,
en
último
término
de
nuestra
destinación a
Dios .
b Algunas dificultades
sobre
la libertad electiva
Consideremos
a
continuación una
serie de
puntos
en
apariencia dificiles de conciliar con la existencia de la libertad
electiva.
1. No
podemos
elegir cualquier cosa,
como
si fuéramos
omnipotentes. Normalmente escogemos situados en el marco
de
una
serie de posibilidades que se nos ofrecen. Sin embargo,
elegimos en base a consideraciones universales y
con
una
vo-
220
c us lid d
mente-cerebro
luntad que normalmente trasciende las ofertas disponibles.
Podemos desear también cosas que parecen imposibles, supe
rando las restricciones del presente, y a veces las conseguimos.
2.A menudo más que elegir, nos vemos forzados a acep
tar
lo que las circunstancias nos
imponen
A esta dificultad ha
cemos notar dos puntos: 1. En numerosas experiencias de la
vida gozamos de amplios márgenes de elección e iniciativa, sin
constricciones. Estas situaciones son suficientes para demos
trar
la existenciade la libertad, aunque a veces el hombre esté
dominado durante largos años
por
condiciones constrictivas
cárcel, enfermedades, opresión . 2. Aun en esas situaciones,
los hombres y las mujeres gozan de espacios de libertad o con
siguen crearlos, gracias a la capacidad de hacer consideracio
nes universales los animales en cautiverio, en cambio, quizá
conseguirán huir,
pero
no lo
harán
de
modo
deliberativo .
3. Lalibertad decisoria suele estarligada a
una
forma de
necesidad lógica si queremos
un
fin, por coherencia tenemos
que querer
los
medios física
escogemos movidos
por
imposi
ciones materiales , moral estamos moralmente obligados a to
mar ciertas decisiones . De
todos
modos, la autodetermina-
ción subsiste: para decidirse, la voluntad tiene que
poner
su
propio acto. No puede esperar ser causada por algo, simple
mente porque la voluntad puede causar, pero
no
es causada
desde el punto de vista de la causa eficiente . Los motivos y
las razones no son causas eficientes.
4. En sus decisiones, lavoluntad sigue ordinariamente al
juicio de la razón, fruto de la deliberación. Sin embargo, este
juicio, muchas veces, está viciado por
los intereses voluntarios,
y así las razones fácilmente devienen
una
simple justificación
para hacer
lo que nos da la
gana
y n o lo que sería más
justo
y
bueno Esta dificultad muestra los límites de
nuestra
libertad
con respecto a la verdad. No somos creadores de la verdad ni
del bien pero con nuestra voluntad desordenada podemos
manipular la verdad y abusar de la racionalidad. La situación,
de todas maneras, no es irremediable, porqueen la conciencia
221
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Filosofia de la mente
humana
siempre
queda
un fondo de verdad yde rectitud. Con
la deliberación de la razón , la persona
puede
reconocerse cul
pable de una injusticia y
arrepentir
se sinceramente. La posibi
lidad de la conversión es
una
manifestación de
libertad
es
más, ella libera al
hombre
de la esclavitud de
una
conciencia
oscurecida a causa de su apegamiento a los actos inju stos.
Eleccion
es
animales
Los animales manifiestan
una mod
alidad especial de
«elección no racional», cuando los instintos les
empujan
a la
búsqueda selectiva de objetos, con capacidades diversas según
las especies. El depredador «escoge» la presa, el animal qu e
huye «elige» a
dónde
ir, el ave migratoria selecciona
una ruta
,
el
perro
encolerizado espera con atención
y
controla el mejor
momento para lanzar un ataque. Las abejas «escogen»,
entr
e
varias opciones, el lugar d
onde
establecer
una nue
va colmena,
incluso tras una serie de días de exploración cuidadosa, y «de
ciden» también el l ugar a donde ir a r ecoger el néctar, según
las indi caciones de las abej as danzadoras .
Estas elecciones brotan de las inclinaciones instintivas
de los animales
y
de su inteligencia práctica (cfr. el siguiente
capítulo) . Se realizan
en base a una continua información sen
sitiva proveniente de un ambiente variable y difícil , donde el
animal se veobligado a poner por obra algo «propio» para lle
gar al resul tado deseado. De las elecciones animales nace un
comportamiento intencional flexible, no d
etermini
sta.
Pero
las elecciones animales carecen de
una dimen
sión ética.
Los que siguen una concepción
de t
erminista de la natu
raleza no pueden entender la realidad de las elecciones ani-
57
Cfr.,
sobr
e estos temas, D. R. GRlF
FIN,
El pensamiento
de
losanimales
Ariel, Barcel
on a
1986
;] L GOULD C GOULD The imal Mind
cit.;] .
VAUCLAIR
L intelligence
de
l animal;
Ed. du Seuil , París 1995.
222
La causalidad mente-cerebro
males. Por otra parte, es posible discernir
entre
las elecciones
animales
y
las decisiones racionales del hombre siempre
que
se reconozca la amplitud
y
la libertad de las elecciones huma
nas, basadas en la capacidad de deliberar y de programar en
abstracto.
La distinción entre elecciones
humanas
(racionales) y
elecciones animales nos lleva a precisar el sentido del término
racionalidad
Las elecciones animales podrían decirse «raciona
les» de
modo
analógico, pues la naturaleza manifiesta dinamis
mos ordenados , en este sentido, todo el universo tiene una
inteligibilidad. La racionalidad imperfecta y analógica del ani
mal es siempre práctica, concreta y sensitiva. La racionalidad
humana
, en cambio, es universal y
autorref
erencial, pues con
tiene capacidad dejuicio, de autocrítica y de autoplanificación
abstracta.
Los animales se dicen
irracionales
en cuanto no t ienen la
razón universal. El comportamiento humano se vuelve irracio
nal
cuando
la
persona
actúa sin la
debida
deliberación (con
ducta impulsiva y pasional) o cuando sus razones son falsas o
su
amor
es inadecuado (sería irracional
querer
ir a la Luna a
pie o amar a losgatos como si fueran personas). La irracionali
dad puede filtrarse en todos los momentos de nuestra con
ducta
compleja (irracionalidad en una deci sión , un consejo,
un comportamiento, una ideología social) .
La irracionalidad en el uso de la l iber tad con respecto a
los amores
que
hemos de salvaguardar es la
injusticia
o pecado
(irracionalidad moraly Existe también
una
irracionalidad pato-
lógica causada por perturbaciones neuropsíquicas en el uso de
nuestra
s facultades
superiores
En casos
extremos
,
decimo
s
que
un individuo «ha perdido la razón» o que actúa de una
manera
loca. En grados menores, la racionalidad de una per
sona
puede
debilitarse,
por
ejemplo,
por
una dificultad
para
tomar decisiones, para planificar o para dirigir la
atención
a
un plan de conducta o a otras realidades.
223
La causalidad mente-cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 28/48
Filosofía de la mente
7. ecisión
y
motricidad mediación de la afectividad
a Planteamiento delproblema
Consideremos ahora la cuestión de la conexión
entre
la
decisión
humana
y los comandos motores respectivos. Quiero
mover
un
dedo (elección, intención eficaz), po r ejemplo, para
apretar una
tecla y escribir en el ordenador Si
no encuentro
obstáculos y no sufro
una
parálisis, muevo mis dedos sin pro
blemas.
Una
intención mía ha inducido
una
serie de alteracio
nes en
mi cerebro. Concretamente, se
ha
producido
una
pro
gramación
motora
cerebral capaz de transmitir
un
impulso a
los músculos de mi cuerpo.
La experiencia fenomenológica nos lleva a distinguir en
tre el
querer
como decisión, a veces llamado intención y el que
rer como comando motorvoluntario.
Puedo
decidir: «dentro de
dos horas moveré mi mano». La decis ión no es todavía el co
mando
motor.
Cuando
se cumpla el tiempo fijado, renovaré la
decisión,
que
esta vez
será operante en
acto
fundida con
el
mando
motor.
El ejemplo propuesto es
una
trivial decisión motora. En
los animales superiores encontramos fenómenos muy seme
jantes y,es más, po r lo
que
se refiere a ese ejemplo, material
mente
casi iguales .
Un mono puede
«decidirse» a pulsar
una
tecla
con
su mano Mueve sus dedos porque en él se realiza, a
nivel animal, el «triángulo de la motricidad»: deseo, percep
ción adecuada y acción. El simio desea hacer algo con sus de
dos, percibe
un
espacio de movimiento, siente los miembros
que debe
mover y,
por
eso, mueve
una
parte
de su cuerpo. Lo
que
hace el animal se
puede
describir
perfectamente
en tér-
58 Solo por analogía podemos llamar «voluntarios» a estos movimien
tos del cuerpo del animal. Deun
modo
más preciso, podríamosdenominar
los
movimientos intencionales
Obviamente son distintos de los reflejos
y
de los
movimientos automáticos orgánicos (como la respiración).
4
minos de circuitos nerviosos: estímulos sensibles, percepción,
activación de las áreas emotivas, activación consiguiente de las
áreas
motoras
con el
eventual
uso de la memoria
procedi-
mental .
Los movimientos voluntarios del
cuerpo
humano pue
den igualmente describirse siguiendo los oportunos circuitos
neurofisiológicos,
en
la línea de la causalidad materialw.
Desde el
punto
de vista neurocientífico,
ningún
elemento nos
permite distinguir esencialmente
nuestra
conducta de la de
los mamíferosmás cercanos a nosotros (los primates). Sinos li
mitamos a la observación física típica de las ciencias naturales,
lo único
que
veremos es la activación electroquímica de
una
serie de centros o de redes entre las áreas pertinentes para las
funciones psíquicas superiores (cognitivas, afectivas, motoras).
Por tanto, entre la observación neurológica de
un
mono o de
un
hombre en
acción
no
hay
nada
que sea sorprendente-
mente
diverso.
Eso es natural. La
pura
observación empírica según los
cánones de las ciencias naturalesjamás va a llevarnos a detec
tar un evento espiritual. Empíricamente, sino atendemos a los
resultados técnicos del trabajo
humano
(catedrales, aeropuer
tos),
no
somos muy diferentes de los animales superiores
Pero, si tenemos
en cuenta que
el animal no se mueve simple
mente
po r sus neuronas, sino po r
una
compleja vida intencio
nal, cognitiva y afectiva, entonces no hay
una
enorme dificul
tad
para
entender cómo nuestra conducta mediante las
obligadas activaciones neurales, deriva, en
un
sentido propio,
59 No siempre los movimientos intencionales son la respuesta a un es
tímulo
externo Los movimientos humanos
y animales
de los lab ios
y
los
ojos, y tantos
otros
de los miembros, son intencionales, pero no nacen de
una «entrada» externa, aunque tengan en
cuenta
la situación ambiental.
6
Cfr., paraeste tema, F.
KELLER, A. ACERBI, Aspettineurofisiologici efilo
sofici della
volizione Simposio
Dinamichedella volizione e liberta
Istituto Auxolo
gico Italiano, 10-11 de marzo de 2006, Milán (en prensa); B.J.
B RS A
Cog-
nitive
Theory
o/Consciousness
Cambridge University Press, Cambridge 1998.
5
Filosofía de la mente
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 29/48
de un a complejavida cognitivay afectiva superior, cuya natura
leza es
mucho
más alt a que la pura sensibilidad: un a vida do
minada po r la inteligenciay lavoluntad.
Personalmente tenemos un a
experiencia
privilegiada de
esta causalidad superior. Queremos
mover las
manos
y las m o
vemos con toda libertad.
Conocemos
po r
experiencia
los moti
vos de nuestra
conducta
sabemos que muchos de nues tr os ac
tos los realizamos
porque queremos
así
como o tros
los
queremos y no conseguimos realizarlos. Otros, a su vez, los lle
vamos al acto
con
dificultad, y otros, po r último, nos suceden y
no los queremos,
aunque
podemos aceptarlos.
V ea mo s a continuación dos
dificultades
que suelen
mencionarse en los
libros
de filosofía de la mente sobre el
problema
del movimiento voluntario del
cuerpo. Una pro-
cede de ciertos
experimentos
de Libet . La otra se relaciona
con un a presunta
violación
del principio
de
conservación
de
la energía.
Los experimentos de ibet
Ciertos experimentos efectuados por N. Libet y sus cola
boradores
en los
años
80
de l
siglo pasado parecían
mostrar
que el l lam ado «potencial de preparaci ón» PP) cor ti cal para
el movimiento
voluntario comenzaba
levemente
antes
de
que
el sujeto indicara su decisión
consciente
de mover los miem-
b ro s d e su cuerpo.
Este experimento aún sigue s iendo objeto de discu
sión.
Un a
posible
explicación
del hecho
es
que
el sujeto,
en
los brevísimos instantes anteriores a su decis ión,
cuando está
considerando casi inconscientemente l a posi bi l idad de tener
que moverse o
está
anticipándose de un modo semicons-
ciente
a
ciertos movimientos más
o menos pr evi st os y habi
tualmente conocidos, induzca
alteraciones anticipadas
relati
vas al PP. Ulteriores experiencias han l levado a matizar las
226
La
us lid d
mente cerebro
consecuencias que pueden extraerse de los
experimentos
de
Libet v:
« El P P se presenta antes, cuando
sucede cierto grado de pre-
planificación más
que cuando el
movimiento
es
completa-
mente espontáneo. Tomados globalmente estos resultados es
tán
ulteriormente
en
favor
de
la
i de a d e
que el PP
pueda
generarse de
algunos procesos no motores implicados en
la
consideración del movimiento
que deberá
acaecer
en un de
terminado
momento futuro. Esto debilita la pretensión de
que un planteo anticipado d el PP indicaría que el
cerebro
co
mienza
a
preparar
el
movimiento antes
de que el
participante
[e n
el
experimento] haya decidido hacerlo consciente-
mente w.
Otra posible respuesta al problema, sugerida por Keller
Acerbi, es que el individuo, en realidad, pondría en acto un a
operación más bien automática, gracias a su previaelección de
participar
en
el
experimento.
Esta
última sería
la
verdadera
decisión voluntaria,
un a
decisión
que
implica
un empeño
del
sujeto y exige un a verdadera reflexión.
Análogamente
tras la
d ec is ió n de ir a
pie
a
un
sitio,
ponemos
en acto
un a
s er ie de
automatismos habituales
que no
implican
necesariamente
nuevas elecciones racionales como
fruto
de
una conciencia re
fleja
63
•
D e t odos m odos , esos autom at is mos no están privados
completamente de
conciencia.
Más
bien serían operaciones
sensitivas
controladas
de modo global por la voluntad. Este
61 Cfr.
J.
A. TREVENA Y
J.
MILLER, Cortical Movement Preparation before
nd after a Conscious Decision to Move
«Consciousness
an d Cognition»
11
2002), pp. 162-190.
62 lbíd. p . 1 69 . Co n independencia de e sta última hipóte sis, «los re
sultadosde Libet y otros 1983) no demuestran sin ambigüedad que movi
miento de preparación comience de modo inconsciente»: ibíd. p. 188. Cfr.
N. LIBET Unconscious erebral Initiative
nd
the ol
of
Conscious Wilt in Volun-
tary Action «The Behavioral and Brain Sciences», 8 1985), pp. 529-566.
63 Cfr. F. KELLER,
A.
ACERBl,
Aspetti neurofisiologici efilosofici delta voli-
zione
to
227
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 30/48
Filosofia de la mente
punto
,
señalan
Keller-Acerbi,
requiere abandonar
la c
on
cep
ción «humeana» de la
cau
salidad,
contr
ari
amente
a lo que ha
cen los típ icos análisis du alistas
del
probl ema. La causalidad
voluntaria sobr
e el
cuerpo no puede
conc
ebirse
como un
ante
cedente
temporal
puntual que,
en un instante matem
ático,
mu
eve un pun to del cuerpo. La voluntad más
bien
activa
un
órga
no
adecu
adamente
s
ens
ibilizado, y no lo
hace
como
un
antecedente temporal, según veremos más adelante.
¿Viol cióndel principiode conservación de laen
ergí
Una
obj
eción bastant
e
antigua
s
eñala que
la
in terven
ción de la libertad
en
el
cuerpo humano supondría una
crea
ción de energía en el
mundo
físico, contraria a las leyes de la
física. Esta di
ficultad ho
y
me pare
ce
implanteabl
e . Si fuera
ac
eptable
,
debería
valer también
para
los movimientos físicos
intencionales de los animales.
La serie de movimientos fisicos que acontecen en el cere
bro
y en el cu
erpo
de un an ima l o del h
ombre pueden
descri
birse perfectam
ente
según los principios de la dinámica física
no violan ningún principio fisico.
Fenoménicamente
no vemos
má
s
que
ciert
a utilización
de
la
energía
di
sponible
,
tanto en
un
a
piedra
que cae al suelo,
como cuando
movemos un d
edo
o
una neurona. La causa superior obra, ciertamente, y explica el
movimiento en su
dimen
si
ón intencional
, pero
todo
esto es
ir r
elevante
para
la
per
spectiva de la fisica. El principio de con
servación de la energía no es violado, pe ro por
encim
a de él
existe
otro
t ipo de causalidad. El
probl
ema
surge
c
ua
ndo la
causalidad, tal como es tomada po r la física, se interpret a de
una manera
demasiado
ontológica, e incluso de
un mod
o ce
rr
ado
.
Entonces cualquier causalidad sup
erior se
verá como
competidora y por tanto, c
om
o algo incomprensible.
El recurso al
indet
e
rm
inismo cuán tico o a la din ámica
fisica de los
pr
ocesos no lin
ea r
es
puede
hac
er
más
in t
eligibles
228
La causalidad mente-cerebro
las predisposiciones físicas
del
organismo
para
ser
informado
por dimen
si
ones
más altas sensibilidad y racionalidad ,
pero
no
ha
de utilizarse
simplemente para
«ofrecer un
pequeño
es
pac io» a la
causalidad
del
espíritu sobre
el
cuerpo
pues en
este caso la estaríamos
imaginando
de
un modo
dualista. Ni si
quiera el determinismo
newtoniano
siempre que no fue ra
concebido
de
modo cerrado
, es
decir
, antimetafísico,
era
in
compatible
con
la
libertad
, si
bien
ofrecía
una
base física me
nos
apta
a la fi losofía de la naturaleza de
cuño
aristotélico.
Las discusiones sobre «libertad e
indet e
rminismo», «li
be
rtad
y ce
rebr
o», suelen confundir las perspectivas científica
y filosófica, y
asumen
el
tema
de la
cau
salidad del acto libre
casi en
comp
etición
con
la concepción científica de la causali
dad como
si las
dos formas de causalidad estuvieran en
el
mismo plano 6
4
Estos debates mezclan el dualismo cartesiano
con una visión humeana de la causalidad , y así acaban en un
callejón sin salida.
d La mediación de los sentimientosen la motricidad voluntaria
En
las
páginas
que
si
guen intentaré profundizar en
el
problema
de la causalidad de la voluntad en los movimi
entos
in tencionales
del cuerpo
. Recurriré en este sentido, al prin
cipio tomista de
la
media
ci
ón de
la sensibilidad su
pe
rior
como
vínculo
dinámico
en
tre
las
funcion
es espirituales y los
actos
corpóreos.
Así como la
compren
sión intelectual , según
T
omá
s de
Aquino
, llega a la experiencia conc r eta de las cosas
mediante la racionali
da
d
particular
cuyo órgano es el cere
bro de modo análogo puede
decirs
e
qu
e la voluntad
pro
mueve la conducta corpórea mediante la
afectividad
supe-
64
Algo semejante puede decirse de la temática de la creación divina
con relación a los procesos físicos naturales, de la cuestión de los milagros
de Dios en la n aturaleza.
229
Filosofia de la mente
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 31/48
rior
, vinculada a las áreas
ce r
ebrales de la emotividad y la mo
tricidad .
Para ilustrar
e st e a
sunto
, vayamos a la
experien
cia co
rriente. El conocimiento práctico e
inm
ediato de fin es o va
lor
es, así
com
o de los
medios
que
condu
cen a los f ines, sus
cita en las per sonas sentimien tos y
emociones
cargados de
una fuerte impulsividad conductual Así sucede en el enamo
rami
en to, po r ejemplo, cuando
uno pien
sa o ve la
pe rson
a
amada. Pero también sucede cada vez qu e
deseam
os la pose
s ión de al
gun
as cosas.
Un profesor
de filosofía,
sabiendo
qu e
el
libr
o de la Metafísica de Ari
stótele
s está
guardado
en las es
tanterías de una biblioteca, puede sentir
el
deseo
de ir a leerlo .
Este d
eseo
es
racional
y,
po r
tanto,
voluntario el profesor
quiere leer
ese I ibro») , y a la vez es sensitivo
« él siente
el de
seo
de tener el
libro
entre las manos») , no porque t ienda a
un bien sen sible,
sino porqu
e el bien d
eseado
(el
libro
que
quiere leer ) es un objeto concreto, material y sensible. Su vo
luntad
, por t
anto
, está
cargada
de
un
a emoción sensible im
pulsiva.
De esta intención eseo va a nacer el comando motor
en
vir tu d del
cual ese profesor irá
de
prisa
a la
bibliot
eca,
qu izá
pensando
que pueden cerr
arla
, es deci r, con cierto te
mor (otra emoción, l igada a la in tensidad de su
voluntad
). Es
tas emociones, promovidas po r la voluntad y la razón, son sen
sitivas y, por
tanto
, tienen un a radi ca
ción cerebral
hoy
conocida , y como tales se conectan co n los mandos motores
c
er
ebrales qu e activan el comportamiento corpóreo.
Inten temos ahora argumentar la validez de esta tesis
consid
erando
dos puntos
los estados afect ivos y su
rel ación
con la voluntad.
65 Hemos visto este punto en Tomás de Aquino , en
el
capítulo 4,n . 3.
230
d
l
) Emociones y sentimientos
Un er ro r frecuente en este
tema
es la reducción de la
voluntad al momento «frío» de la decisión deliber
ada
(frío
como momento
de la
razón
) o de la
pura moción
m
otor
a
(vquiero mover las
piernas
y las muevo»).
La
voluntad princi
p
alm
en t
e ama y, po r tanto, exp erimenta afectos o sentimien
tos: de seos, es
pe
ranza, gozo, t
emo
r,
amor
. No
ha
y
que reducir
los sentimientos humanos a las pasion es sensitivas que com
partimos con los animalesw.
Este
punto
podría resultar algo oscuro para algunos por
que no existe entre los autores, tanto clásicos como modernos,
una
teoría
demasiado
elaborada y ac
eptada sobre
los senti
mientos, emociones, sensaciones, pasiones, afectos, y el voca
bulario psicológico emotivo corriente suele presentarse fluido
e imprecisos ,
La cuestión
podría organiz
arse en los siguientes té rmi
no s.Como vimos en el
número
2 de este c
apítulo
, algunas pa
siones ani
ma
les son org
áni
cas, como el
hambre
, la
sed
, el de
seo se xu al , y otras (
em
ociones») son t ransorgán icas o
in t
encionale s, como el
miedo
, la ira, los celos, la sumisión , la
agresividad , la depresión , el de seo lúdico, la tristeza (algunos
estados afectivos «elevan» a un rango int
encional
las pasiones
orgánicas). En la afect ividad
hum
ana, a su vez,
podemo
s hacer
las siguien tes distinciones é:
. • 66. El tema esampliamente tratado en A. MALo ,
ntropologíade
la
afee
tiuulad t., pp. 156-170. Cfr., también, J.M. BURGOS, Antropología: una guía
para
la existencia cit., pp . 119-139.
67
Tomás de Aquino considera las emociones humanas según el mo
delo clasificatorio aristotélico de las pasiones animales (placer, dolor, deseo,
ira, amor), pero a lavez él reconoce en el hombre afectos espirituales, aun
que a veces tengan el mismo nombre (amor , esperanza, deseo), afectos di
rectamen te atribuibles a la voluntad en cuanto actoso estados suyos: cfr. S.
Th.
1,q . 19, a. 1, ad 2; a .2 ;1 ,q. 20, a.
I
68Cfr., sobreeste tema, G. P ERNA,
Las
emocio
nesde lamente
Tutor, Ma
d rid 2005; E. T. ROLLS,
TheBrain and Emotion
Oxford University Press, Ox
ford 1999.
231
Filosofía de la
mente
c us lid d
mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 32/48
1 Las pasiones
orgánicas
aunque se incorporen al dina
mismo de la inteligenciay lavoluntad, conservan
una
clara au
tonomía, a causa de su carácter físico. El hambre es siempre la
misma, y no puede contrariarse directamente.
2 Las emociones sensitivas intencionales compartidas
con
los animales, aunque tengan
una
dimensión cerebral,
en
el
hombre
son más suscept ib les de ser
incorporadas
y
transfor-
madas
po r
la
intencionalidad espiritual.
Así, la
furia en
el
animal se actúa ante bienes relacionados
con
sus ciclos ins
tintivos,
mientras
en el hombre la
ira
se enciende ante reali
dades
intelectuales o personales:
indignación ante
una injus
t icia, o
porque nos
han robado
un
libro de poesía, o
rabia
porque no conseguimos
entender bien una operación
mate
mática.
Siendo sensitivas, las emociones se
ven
acompañadas
por
alteraciones neurofisiológicas en la respiración, la circu
lación, el metabolismo ,
prueba
palmaria de su base cerebral.
Las pasiones orgánicas, en cambio, más que alteraciones fisio
lógicas, son sin más una forma de autosensibilidad del cuerpo
en algunas de sus funciones orgánicas. Las emociones sensiti
vas intencionales constituyen un sector de lo que
podría
consi
derarse la «base biológica» de la ética. Esta última pretende,
en parte, introducir en las emociones y pasiones un orden co
rrespondiente
a la persona. La emotividad, como veremos en
breve,
participa
de la voluntad en su vertiente afectiva, aun
cuando
mantiene cierta autonomía respecto a ella a causa de
su radicación neural.
3
Una
situación
intermedia entre
los dos
primeros
ti
pos de afectos son ciertos estados de ánimo psicosomáticos posi
tivos o negativos, relacionados con condiciones neurofisioló
gicas: nerviosismo,
ansiedad, euforia,
timidez, bienestar
fisiológico, buen humor, cansancio, jovialidad. Algunos de
estos estados, si son permanentes,
tradicionalmente
se asig
nan al «temperamento» de la persona. Por ejemplo, la indig-
232
nación o el amo r no se manifiestan igualmente
en una
per
sona nerviosa, tensa, ansiosa, serena o ecuánimew,
4 Los actos y estados afectivos intensos y breves suelen
llamarse emociones Los antiguos los denominaban
pasiones
en
el sentido de situaciones «que nos suceden»,
en
contraposi
ción a las
acciones que,
en cambio, dependen de nosotros en
cuanto
agentes libres. A veces,
pasión
indica
un
estado afectivo
frecuente, intenso y poco controlado, dirigido a
un
objeto pa
sión po r el juego, enamoramiento pasional . Hay también pre-
disposiciones habituales
-tendencias
particulares- hacia ciertos
estados de ánimo y emociones forman parte
del
tempera-
mento . Por ejemplo, el irascible tiende a la ira, y el que con
serva un rencor tiende a actos agresivos. Cuando un hábito
afect ivo es fruto de un t rabajo de formación guiado
por
la ra
zón
y la
voluntad
y está orientado al bien
personal,
deviene
una virtud de la afectividad así, una persona
puede
ser afable
y simpática por virtud, o bien po r predisposición natural
70.
5 Algunos estados de ánimo,
frecuentemente
llamados
sentimientos
son específicamente humanos y no los
encontra
mos en los animales: admiración, gozo, estupor, exaltación, fe
licidad, arrepentimiento, sentimientos estéticos, sentimientos
religiosos. Estos estados afectivos son espirituales. Cuando son
muy intensos, pueden transformarse en «emociones», con re
sonancias fisiológicas
en
el
ritmo
cardíaco y la presión arte
rial, efectos hormonales, etc. , probablemente,
porque entran
en
conexión
con afectos sensibles que podrían considerarse
del mismo género analógico. Así, la exultación, la felicidad o
el amor humano de
alguna
manera pertenecen al mismo gé
nero
que la alegría sensitiva de tipo animal son siempre senti-
69
A.
DAMASIO
llama «emociones de fondo» a estos estados de ánimo:
cfr.
La sensación deloqueocurre
cit., cap. 2.
70 Las páginas siguientes de este capítulo tocan, a veces, cuestiones
éticas: cfr., al respecto, A. RO RÍGU Z Luno, Ética
general
Eunsa, Pamplona
2001, en especial pp. 155-174,con relación a las tendencias, y el yacitado vo
lumen de M.RHONHEIMER, Ley natural y razón
práctica
233
Filosofia de la mente
La causalidad
ment
e cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 33/48
mientos positivos ante bienes esperados o poseídos),
contando
con las obvias diferencias analógicas.
Por
tanto, algunos senti
mientos espirituales
pueden tener
efectos neurofisiológicos se
mejantes a los provocados
por
las pasiones sensitivas «análo
gas». Este t ipo de
continuidad
es
coherente con
el principio
de gradación en la vida. Lo
que
en el animal es solo sensitivo,
en
el h
ombre
se ve elevado,
ampliado
y
transformado
, p
ero
permanece también como
encarnado.
Los sentimientos espirituales no nacen de mecanismos
neurales o solo psicológicos, sino del reconocimiento y apre
ciación
personal de objetos intencionales,
como pueden ser
una situación en la vida, una obra de arte maravillosa, una es
tructura simbólica sugestiva,
una
persona querida (amigo, pa
dre, madre), un paisaje bello, la patria, Dios. Por eso, la tonali
dad
afectiva de la
persona puede
a veces reflejar una actitud
de fondo ante la realidad, cierta «situación existencial» de ca
rácter
psicosomático
que
afecta al conjunto
del comporta-
miento
hum
ano
? .
Una
visión
del
mundo
religiosa,
mor
al,
nihilista, etc., suscita
una
serie de sentimientos correspondien
tes. De todos modos, la tonalidad afectiva de la pe rsona puede
ser también temperamental, debida a las condiciones psicoso
m áticas
de carácter sensitivo mencionadas
en
el n. 3 de estas
divisiones.
Los sentimientos,
aunque
sean naturales, tienen matices
diversos según la cultura, la educación y la riqueza de la perso
nalidad de cada uno El arte, los adornos, las imágenes, el am
biente,
pu
ed
en
suscitar determinados sentimientos. Los afec
tos, además, son comunicativos y, po r
tanto
tienen
una
dimensión interactiva. Nuestros sentimientos positivos, como
la benevolencia, la misericordia, la solidaridad, tienen efectos
benéficos en las personas que conviven con nosotros. Lo con-
71A. M LO, en Antropología de la fectividad cit., pp. 162-164, men
ciona sentimientos humanos con relación a los trascendentales del ser: reac
ciones emotivasante el bien y el mal, la verdad o la belleza de las cosas.
234
trario sucede con los sentimi
ent
os negativos (dureza de c
or
a
zón , egoísmo, desprecio, arrogancia, acritud, rencor).
6) Las vi
rtu
es son condiciones permanentes de exce
lencia de las operaciones voluntarias
con
relación a determi
nados
objetos, y como tales son predisposiciones de la con
ducta voluntaria .
Son
,
pu
es, un perfeccionamiento de la
misma capacidad voluntariao personal de amar y de dirigir la
conduc
ta, por lo
que
incluyen siempre una dimensión cogni
tiva y racional.
Por
ejemplo, la vir tud de la humildad implica
una valoración
justa
de lo que somos, también con relación a
los demás, y a la vez
comport
a un a estima
moderada
de noso
tros mismos .
En cuanto predisposiciones, las virtudes no se sienten y
tampoco son sentimientos. Ellas llegan allí donde l lega el in
flujo de la voluntad.
Por
eso, las virtudes
introducen orden
y
excelencia en todo el plano de la afectividad (considerado en
los
núm
eros 1-5 de nuestras divisiones; así sucede con la tem
planza, la castidad, la fortaleza, la misericordia),
pero
también
en el conocimiento (como hace la prudencia) y en el compor
tami
ento
(así lajusticia y la caridad). Es más, las virtudes, nor
malmente, inciden simultáneamente en estos tre s ámbitos. La
caridad , po r ejemplo,
mejora
los sentimientos de amor p
ara
con los demás, nos ayuda a conocerles mejor y, sobre todo, nos
empuja a realizar actos orientados a su bien.
La a
ctuación
del d inamismo voluntar io es el acto hu-
m n
o
o
acto personal
libre y racional. Como consecu
enc
ia, la
72 Me refiero a las virtudes de la voluntad. Hay también hábitos inte
lectuales (
virtudes intelectuales») de los que ahora no me ocupo, y además
existe una delicada trama
entre
numero
sas virtudes voluntarias y cier tos há
bitos de la inteligencia.
73 Sobre eltema de lasvirtudes, remito a la
obra
de C. P T RSON y M.
S LI
M N
Character Strengths
n
Virtu es Ox ford University Press, Oxford
2004. Un mérito de este estudio es que
lleva
la temática de la «fuerza del ca
ráct er»y de lasvirtudes, base de una
vida bu
ena
y sana, al plano de la psico
logía, superando el unilateralismo de concebir la normalidad psicológica
como simple ausencia de enfermedades psiconeurales.
235
Filosofia de
mente
La causalidadmente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 34/48
dimensión fundamental de lavirtud no es el sentimiento ni el
conocimiento, sino la praxis humana La virtud es esencial
mente
conductual, en el sentido antropológico de la palabra
no es justo el que se siente justo, sino el que hace obras de
justicia). En síntesis, podría decirse
que
lasvirtudes voluntarias
son, en su conjunto, el crecimiento
la
persona en cuantopersona
Por
antítesis, los vicios son desviaciones estables de la
persona
en
sus diversas dimensiones. Algunos vicios
introducen
faltas
de armonía (el egoísmo, la obsesión por el
dinero
o el poder
y otros son, simplemente, disgregativos (pereza, sentimenta
lismo, sensualidad descontrolada).
d.2) La relación entre sentimientos yvoluntad
A continuación me referiré a los sentimientos, afectos y
emociones humanas tomándolos, en general, como sinóni
mos, distintos de las sensaciones orgánicas. Aquí vamos a con
siderar la relación entre estos estados afectivos y la voluntad.
El
problema
esver hasta
qué
punto los sentimientos son
actos o estados de la voluntad o si, en cambio, son
indepen
dientes de ella. El apetito sensible (orgánico), claramente, no
se confunde con la voluntad:
puedo
sentir
hambre
y,a lavez, no
querer comer quizá porque pienso que me hará malo porque
deseo
practicar un
poco de ayuno o por motivos de horario.
En cambio, si tengo sentimientos de amistad con alguien, ¿es
este un estado de mi voluntad o es algo extraño a ella?
La
cuestión
no es de fácil solución,
pues
la voluntad,
como
vimos, no se
reduce
al acto de la decisión. La voluntad
comporta,
ante todo, la capacidad y también la tendencia de
amor
hacia bienes o valores
humanos -especialmente
perso
nas- conocidos por la inteligencia. Pero la voluntad, pudiendo
encontrarse en situaciones muy diversas con relación a los bie
nes amables, puede realizar múltiples actos, como desear, te
ner una
intención, amar, gozar, esperar, arrepentirse, y
puede
236
también
encontrarse
en estados habituales,
como
la amistad,
el odio, la aversión, la felicidad. En cuanto capacidad, puede
perfeccionarse po r las virtudes voluntarias, como lajusticia, la
generosidad (o estropearse con vicios,
como
el egoísmo). En
tre paréntesis: cuando decimos «voluntad»,
podríamos
decir
igualmente «person , pues los actos voluntarios no son más
que
los actos de la
persona tomada como un todo
. Decimos
«te
amo
», no «mi voluntad te
ama
», porque la voluntad somos
nosotros mismos .
La complejidad de las situaciones voluntarias estriba en
que
podemos experimentar simultáneamente relaciones diná
micas múltiples respecto a diversos bienes, que quizá son com
petitivos.
Por ejemplo,
nuestra intención
de ir a terminar un
trabajo apremiante podría ser obstaculizada por la convenien
cia de acompañar a pasear a
una
persona querida. El choque
entre
estas dos solicitaciones
podría
provocar ansiedad y ner
viosismo, obligando a la voluntad a rectificar decisiones ya to
madas. Los niveles de la sensibilidad se entrelazan en su dina
mismo con el ámbito de la persona como sujeto responsable.
Así, una buena noticia llena de gozo a nuestravoluntad, lo que
se
transmite también
a la base orgánica, dándonos nuevas
energías físicas para trabajar y vencer obstáculos. La indisposi
ción física, en cambio, puede disponernos más fácilmente a te
ne r
sobresaltos de
ir a
o
puede hacernos caer en
la tristeza,
quizá favoreciendo decisiones equivocadas. Los ejemplos de
estas relaciones complejas son innumerables.
El
punto
central de este problema es
la comunicación par-
ticipativa e interactiva de
voluntad con
dimensión emotiva
y sen-
timental de la
persona
Cuando
esta comunicación es positiva y
está presidida po r la d imensión más alta de la persona (la vo-
74 Ontológicamente, la persona no es idént ica a su voluntad. Pero
esta no es una capacidad humana entre otras, sino que es el núcleo mismo
de lapersonaen sucapacidad de
obrar
comoun sujeto. Por otra parte, lavo
luntad y la inteligencia están compenetradas yno pueden separarse entre sí,
salvode modo analítico.
237
Filosofia de la mente l a causalidad m te cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 35/48
luntad la razón, la decisión, las virtudes}, los sectores senti
mentales se integran y se vuelven una fuerza de enorme em
puje operativo en la vida humana. Por el contrario, sila parte
emotiva sentimental
predomina
sobre la dimensión racional,
la consecuencia será la disgregación de la persona la caída
en
el subjetivismo. En ambos casos, la voluntad los sentimientos
van al
encuentro
de
alguna manera
acaban
por
fundirse
pero con desiguales resultados .
La dimensión alta de una persona, de todos modos, po
dría ser desviada por ideologías, opciones equivocadas, formas
racionales corruptas, mientras su «corazón sentimental» quizá
no acabó de perder cierta nobleza ante los valores. Así, un in
dividuo formado en una ideología perversa, ante crímenesjus
tificados
por
esta, podría experimentar sentimientos de repug
nancia, que quizá le llevarán a cuestionar sus ideas. El criterio
último de validez de nuestras decisiones, en cualquier caso, no
es
inmanente
a nosotros (razón, sentimientos), sino trascen
dente: la verdad
del
ser. A
menudo
la razón ve la verdad
el
sentimiento
puede
ser rebelde,
pero
también
podría
suceder
lo contrario. Ni
el
racionalismo ni el sentimentalismo son posi
ciones correctas. Lo
que cuenta
es la trascendencia de la ver
dad y
del bien.
Los sentimientos tienen su autonomía respecto a la
«pura» voluntad a causa de su vertiente neural. Así, un a per
sona que
siente
odio
hacia alguien, en un
determinado
mo
mento,
puede
arrepentirse
y
no
querer
odiar más. Su decisión
racional convencida es de no volver a odia r. Sin
embargo
esta elección no elimina automáticamente su predisposición
afectiva hacia los actos de odio, lo cual, sin duda,
podrá
poner
en
peligro su
arrepentimiento.
En consecuencia con refle-
75
Wojtyla.en ersona
y acto
llama
excitación
a lo que nosotros hemos
denominado pasión orgánica, y
conmoción
a la emoción y al sentimiento.
Cuando
laemoción se convier te en un estado permanente (actitudes esta
bles de simpatía, aversión, rencor, amor) , entonces prácticamente se ha fun
dido con lavoluntad: cfr. ersona
e
atto cit., pp. 1136-1139.
238
xión racional, la persona
puede
decidir libremente cambiar el
objeto
y
la modalidad de sus actos,
con
la
consiguiente
con
ducta,
pero
deberá también empeñarse educando su afectivi
dad para
conseguir
que
su parte emotiva sea congruente con
sus decisiones.
La interacción
entre
los sentimientos «voluntarios porpartici-
pación»
y
la «voluntad dedecisión» es
recíproca
manteniéndose
siempre,
por
otra parte la relación con la dimensión cogni
tiva. Los sentimientos
pueden emerger
de
una manera
más o
menos espontánea
en
ciertas circunstancias, empujando a la
voluntad en una determinada dirección. Así sucede, por ejem
plo, con tantos sentimientos naturales de amistad
benevolen
cia
hacia algunas personas
o
cuando uno
se
encariña con
cierta tarea. Esos sentimientos, sin embargo podrían entrar
en colisión con otros afectos o con el
amor
hacia bienes
que
la
inteligencia indica
como predominantes
o incluso como in
condicionados. Compete a la razón considerarla eventual irra
cionalidad de cierto sentimiento,
que
po r
tanto, convendría
tratar de inhibir. Por ejemplo, si una amistad involucra a una
persona en un posible acto criminal, el sentimiento, normal
mente
noble, de
querer
secundar lo
que piden
los amigos se
ha transformado en u n afecto irracional . La voluntad es ca
paz no solo de no seguir tal afecto, sino
que puede
moderarlo
y
purificarlo, orientando así la dimensión emotiva hacia la ra
cionalidad el amor verdadero. La voluntad podría también
76
No todos los sentimientosson siempre buenos, de modo concreto
y en cualquier situación. Algunos sentimientos, según los contextos, tienen
que ser arrinconados
, no
escuchado
s, no alimentados, en
espera
de
una
transformación más positiva de la afectividad de una persona. Esta tarea es
delicada se ha de realizar con convicción solicitud, especialmente, en el
campo educativo. Es
un
error la represión autoritaria y externade todo sen
timiento que parezca desviado, pero es igualmente inadecuado considerar
que los sentimientos son siempre sagrados e inviolables. Elsentido de la im
portanciade la razón y del amorauténtico es una guía que ayuda a las perso
nas a
reconocer
su fragilidad emotiva
sentimental, paraque así se empe
ñen en la educación de su afectividad.
239
Filosofia de la m
en t
e
causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 36/48
aceptar irracionalmente
una exigencia sentimental injusta. La
voluntad
puede
ceder,
pero
, de todos modos,
tiende
a fundirse
con el
sentimiento
,
porque
las dos instancias son
siempre
ten
denciales
y se
ven
empujadas
naturalmen
te hacia la conver
gencia la unificación.
Por otro l
ado
, ci
er t
as di
sfunciones
ne rviosas
pueden
afectar a la afectividad
a la
capacidad
cognitiva de
una per
sona,
haciéndola menos
hábil en sus decisiones o juicios prác
ticos. En este caso, la persona se vuelve
menos
responsable de
sus elecciones
ir r
acionales,
que
entonces no serán verdaderas
decisiones. En otras circunstancias, en cambio,
po r
una defor
mación en
la
educación
de los
af
ectos,
algunos
indi
viduos se
dejan arrastrar
fu ertemente po r su
emotividad congruente
con
ci
erta
s opciones suyas menos explícitas,
que
en este sen
tido quedan «protegid
as»
. En
consecuen
cia, esas personas no
aceptan
f
ácilment
e la idea de
razonar
sobre sus
opcion
es
prác
ticas. Pr
efieren
asumir
actitude
s s
entiment
ales y casi
parecen
enloquecer
si se les invita a consid
erar
una
posibilidad
contra
ria a sus inclinaciones, y de este
modo
acaban por
imponer
su
propia voluntad. Este caso nos demuestra la
importancia de
la
educación
de
los sentimientos, para
que
estos colaboren con
las decisiones racionales y no se vuelvan cómplices de las op
ciones irracionales.
No es si
emp
re fácil di
stingui
r entre lo
patológico y
aquello
de lo
que
una persona es
realmente
responsable. En
todo
caso, no se ha de perder de vista la función mae
stra
de
la razón fundada en la verdad y del consiguiente amor
au t
én
tico. Estos elementos tienen que gobernar a la persona no
los
sentimientos
, ni
una
raz
ón
racionalista. P
ero
de suyo, los
sentimientos
son
positivos
y son absolutamente impr
escindi
bles para la dim ensión mo
tora como veremos en
el n. 8 de
este capítulo? .
77J.
Doux , en Synaptic Se How OurBrainsBecome ho We Are cit.,
sost iene la importancia de la integración psíquica muy distinta de la abe-
240
En mi opinión este es el correcto planteamiento de la
temática tradicional del influjo
del a lma
sobre el
cuerpo
y al
revés. Los estratos en acci
ón
son tres, no dos: dimens
ión psic
oso-
máticavegetativa
sen
saci
ones
orgánicas), psiquismo emotivo vo-
luntad r cion l espíritu). A esto apunta
ba
n, en parte, las anti
gua
s tricotomías
de
cuerpo,
alm
a y e
sp í
ritu r
et
omadas en
cierto
modo
po r
Wojtyla y,
en
otr
o sentido,
po r
la
concepción
tripartita de
Ma
cLean. Entre
est
os
estrat
os
hay lín
eas ascen
dente
s y d
escend
entes de interacción, integración o posible di
sociaci
ón
, como vimo s en estas páginas.
El siguiente e
squ
ema ilustra los es tratos y sus interac
cienes:
rrante tesis de Minskyy Denn ett, según la cual el hombre no es un yo, sino
un conjunto de fuerzas en asociación). «Este es el motivo escribe LeDoux-
por elque un matemático brillante o bien un artista o un empresario exitoso
pueden , como cualquier otro , caer víctimas de una seducción sexual, de la
cólera suscitada por el tráfico, de los celos. ... ) Nuestro cerebro no ha evo
lucionado hasta el punto de que los nuevos sistemas, que permiten un pen
samiento complejo, consigan controlar fácilmente los sistemas antiguos de
los que nacen nuestras necesidades y motivaciones básicas, así como las reac
ciones emotivas. Esto no quiere decir que estemos completamente a merced
de nuestro cerebro y que no nos quepa más que ceder a nuestros impulsos.
Significa que l a causalidad descendente a veces es una empresa ardua. Hacer
lo adecuado no siempre surge espontáneamente del hecho de
saber
qué es lo
más adecuado que debemos hacer traduzco desde la versión italiana, Il Sé
sinaptico Cortina, Milán
2002,
p.
449;
cfr. pp.
419-450).
La intuición de Le
Doux sobre la posibilidad de disociaciones en tr e las funciones altas
bajas
de la vida psíquica es acertada . La misma idea se lee un poco más adelante :
«a veces, sin embargo , los pensamien tos, las emociones
y
las motivaciones se
disocian. Si la trilogía mental se descompone, es probable que el Sí mismo
empiece a disgregarse y que la saludm
en t
alse
det
eriore . Cuando los pensa
mientosestá n totalmen te disociados de las emociones y de las motivaci
on
es,
como en la esquizofrenia, la personalidad
pued
e transformarse drásti ca
mente. Cuandolas emociones ar recian incontroladamente, como en lasper
turbaciones de la ansiedad y la depresión ,
una
person a ya no es lo que era
an tes.
Y
cuando las motivaciones se doblegan por la dep end encia ant e las
drog
as, losaspectos emotivos e in telectuales de la vida se resienten » iUd.
p. 450). Aspectos neurofisiológicos ligados a la decisión pueden verse en el
ca p . 6 de esta obra.
241
ilosofía de la
mente
c us lid d
mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 37/48
Sobre el estrato psicosomático
neuroveget tivo
la
persona
tiene un control indirecto
y
más bien rígido, según canales
precisos, como,
por
ejemplo, con relación a funciones
como
la alimentación
y
la sexualidad. No
podemos
evitar tener ham
bre , pero,
dentro
de ciertos
márgenes,
podemos decidir
cuándo y
cómo comer
sino
queremos
caer en la gula, pode
mos decidir
mantenernos
lejos de ciertos platos suculentos. El
dominio de los sentidos externos e internos imaginación,
memoria ,
una
actitud adecuada ante los universos simbólicos
y figurativos, la
prudencia
en la frecuentación de ambientes y
personas,
forman
parte de los elementos mediante los cuales
podemos
ser señores de la sexualidad
en
su dimensión orgá
nica y sentimental. En cambio, no
podemos
controlar directa-
Voluntad
Virtudes
¡
Psiquismo emotivo
Participaen la voluntad
Radicación cerebral
Estados de ánimo
psicosomáticos
Pasiones orgánicas
con activaciones
fisiológicas propias
Inteligencia
Razón sensitiva
Sede cerebral
Sensibilidad
cognitiva
Alteraciones
neurofisiológicas
mente ciertas sensaciones y alteraciones orgánicas dolores,
malestar fisiológico ni somos señores de nuestros estados de
ánimo psicosomáticos
como
el nerviosismo , a menos que
intervengamos sobre sus causas físicas ambientales o neuro-
fisiológicas , cuando es oportuno, o sobre los elementos de
las
dimensiones
superiores de la
persona eventualmente
re
lacionados
con
ellos por ejemplo, el nerviosismo puede
ser
aliviado más fácilmente en ambientes
humanos
serenos o asu
miendo actitudes positivas en el trabajo o en otras activida
des . Dejo de lado aquí la cuestión de las técnicas psicológicas
o psicosomáticas de control de sectores de la sensibilidad neu
rovegetativa
y
de la conciencia sensitiva.
Sobre el psiquismo emotivo y de los sentimientos tenemos
un
dominio «político» y no «despótico»,
como
decía Aristóteles,
es decir, no inmediato, sino a través de las causas intencionales
y psicosomáticas
que
suscitan directamente los afectos. Como
sucede en los otros estratos, en el dominio de nuestros senti
mientos
no
obramos
casi
nunca
solos, sino
que dependemos
del ambiente po r ejemplo, de los medios de comunicación y
de las personas que nos rodean familia, amigos, colegas . Un
artículo violento y agresivo de
un
periódico
puede
suscitar
en
la gente sentimientos bélicos, racistas o nacionalistas.
En
una línea
scendente los sentimientos
que
nacen
en
nosotros de modo natural, suscitados por causas intencionales
personales, ambientales o simbólicas a veces, también desde
situaciones físicas estimulantes , si son positivos y están en ar
monía con nuestras elecciones auténticas y justas, pueden y de
ben
incorporarse a nuestra dimensión tendencial profunda, la
voluntad,
y
así
contribuirán
a la
integración dinámica
de la
conducta con las
otras dimensiones de
la
personalidad.
En
cambio, si los sentimientos espontáneos suscitados
por
esas
causas son negativos y
poco
convenientes,
entonces
tendrán
que
ser purificados,
moderados
o rechazados con la fuerza de
sentimientos superiores y de las virtudes
correspondientes
o
bien actuando sobre sus causas intencionales.
4 4
Filosofia de la ment e
La causal idad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 38/48
Por ejemplo, la pérdida del trabajo
puede
producir una
profunda tristeza en
una
persona. Este sentimiento es natural,
pero
contiene un elemento negativo que
podría
conducir a la
depresión, a la inacción o a la desesperación. En este caso,
en
vez de rechazar con «frialdad racional» y estoica tal senti
miento , parece más conveniente tratar de superarlo con actitu
des positivas: la virtud de la fortaleza
n o
desanim
ar
se
ante
las
dificultade
s puede
ayudar en este sentido, y también los con
sejos y ánimos de los amigos, cosas que ponen al sujeto
ante
bienes más altos. Estos bienes, conocidos yamados, crean en el
sujeto
una
condición emocional más positiva, basada
en
causas
reales y no falsas. La tristeza podrá continuar en este caso (se
ría desarraigada del todo, obviamente, si la persona encon
trara un nuevo trabajo, cosa deseable
pero
contingente) , pero
así se evitará que cobre un a fuerza capaz de destruir la perso
nalidad.
Desde el punto de vista des ndente la voluntad racional
se vuelve
compl
etamente humana
y eficaz
cuand
o
seencarna
en
la dim
en
sión de los sentimientos. El amor verdadero, au
téntico y fuerte se traduce necesariam en te en emociones, a ve
ces en apasionamientos y entusiasmos vigorosos. La educación
de la afectividad, a través de medios estéticos, retóricos, simbó
licos, ambientales,
person
ales,
ha
de tender a suscitar senti
mientos
nobl
es, como la misericordia, la afabilidad , la joviali
dad , el gusto por la colab
or
aci ón y el servicio, así
como
hay
que plantear la vida emotiva en el sent ido de tratar de evitar
habitualmente sentimientos negativos como la irritabilidad , la
susceptibilidad , el descorazonamiento, la desconfianza, la in
c
ompren
sión de las
pe r
sonas, las
imp
aciencias.
Las vías ascendentes y descendentes se entrelazan recí
procamente. La persona dotada de sentimientos positivos, al
truistas, constructivos los comunica fácilmente a los demás y
vence con más eficacia el asalto de los sentimientos negativos,
debidos a causas reales o ficticias
por
ejemplo, demasiado am
plificadas) . En definitiva, c
omo
es lógico,
nuestros sentimientos
244
son auténticos si son resonancias afectivas ante la realidad y ver-
dad. Eventos reales negativos (dolor, enfermedad, muer te, in
justicias,
penu
ria ,
guerr
as, desastres económicos) provocan
necesariamente sentimientos negativos. A este nivel estamos
tocando el fondo existencial de la persona. Ante tales expe
riencias negativas, fuertes y basadas en la verdad, solo un a rea
lidad posi tiva más alta
pu
ed e constituir
una
causa ad
ecu
ada de
superación
pe r
sonal en el plano de los s
entimiento
s.
Llegados a este
punt
o, el entronque con los valores tras
cendente
s ofrecidos
por
la religión es
fundament
al. El dis
gusto producido p
orqu
e nos dieron una respuesta desagrada
ble
puede
superarse
dando
un paseo con un buen amigo. El
dolor provocado por la muerte de personas queridas o por la
perspectiva de la propia mu
erte
solo
pu
ede superarse de ver
dad
con la esperanza en la vida trascendente. Esta esperanza,
por
otra
parte
, se
ha
de a
sumir
de
un
a
manerajust
a y no de
cualquier modo. Pero esto depende
,
un
a vez más, de la misma
verdad teológica en su
corr
ecta relaci ón co n el
hombr
e , En
definitiva, laidentificación de los sentimientos con la voluntad
adquiere
un valor positivo
cuando
se funda en la verdad y el
bien, no simplemente en eventos psicológicos y neurales.
d.3) Algunos puntos de K Wojtyla sobre la cuestión
de los sentimientos y la voluntad
Par
a finali zar esta sección, me gustaría propon
er
algu
na
s ideas de K Wojtyla sobre el
tema
de las
página
s anterio
res
.
Conform
e a su t
erminolo
gía, él habla de la int egraci
ón
del ámbito subjetivo de los se
nt
imientos con la operatividad de
la persona. La dimensión emotiva es el «yo subjetivo», el «psi-
78 En el ámb ito de la fe cristiana , este punto está garantizado p
or
la
Revelación de Diosen Cristo
y
por la consiguiente respuesta personal de ad
hesión a la verdad de Dios.
79 Cfr. K
WOJ
TY Personae atto cit. ,pp. 1138-1151.
245
Filosofía de la
mente
c us lid d
mente-cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 39/48
quismo» en el sentid o tradicion al, así co mo la d im en sió n más
a lta de la persona es el «yotrascendente», la razón, la libertad,
el espíritu
que
es el nivel de la d ecisió n y d el co no cim ien to de
la verdad trascendente. Entre las dos instancias pueden surgir
tensiones,
pero
en
un
cuadro
que
tiende a la integración.
La estabilización
permanente
de los sentimientos, es de
cir, la «fijación» de los sentimientos en estados afectivos conti
nuos, es precisamente el constituirse del yosubjetivo. Sifalta la
integración, se produce la « emo cion alización de la con cien
cia», que,
en
casos extremos,
impide que
el sujeto
obre con
responsabilidad y autodeterminación, disgregando su operati
vidad personal .
Fuera
de e st os cas os, la emotividad
puede
acercarse al nivel d e la persona y así puede transformarse en
una
experiencia
vivida de
los valores
un
punto cercano a Scheler,
aunque
Wojtyla reconoce también el conocimiento intelectual
de los valo res. De este modo, Wojtyla ve en la ex perien cia d e
una
emotividad
intencional abierta
a los v alores
una
partici
pación vivencial
en
las fun cion es sup eriores de la p erson a. El
nivel más a lt o de la
persona corresponde
al
querer en
el mo
mento d e la d ecisió n y d e la con fron tación
con
la verdad.
«Laoperatividad,
con
ella la
autodeterminación
personal, se
forma en la decisión en la elección, estas
presuponen
la re
lación con laverdad, lareferenciadinámica a ella en la misma
voluntad. De este
modo,
sin embargo, en la
espontánea
expe
rienciavivida del valor
y
en la
tendencia
a ella ligada, junto a
la realización
emocional
de la propia subjetividad entra un
nuevo factor, trascendente. Este factor dirige la persona hacia
la r e aliz ac ió n de s ímisma e n e l a cto, no mediante la simple es
pontaneidad
e mo cion al, s ino a tra vé s d e la r e la ció n tra sc en
dente
con
la verdad,
con
el deber
la responsabilidad a ella
vinculados. En las concepciones tradicionales, este factor di
n ámico d e la v id a p er s on a l ha sido definido como razón ... )
Esta capacidad determina la fuerza auténtica del espíritu,
que
80 Cfr. ibíd. pp. 1144-1149.
246
h ac e d e e je mae stro de l obrar
humano.
La
propiedad
de esta
fuerza, aunque exige cierta distancia
ante
los valores vividos
espontáneamente (por
así decirlo, una distancia veritativa ),
d e tod os mod os n o n ieg a de
ninguna manera
tales valores, no
los rechaza en nombre de la
pura
trascendencia , como apa
rentemente querían
los estoicos
Kant. La subordinación au
téntica a laverdad,
como
principio de las decisiones
eleccio
nes
de
la
libre
voluntad humana,
en
el
ámbito
de las
emociones, requiere más bien
una
especial conexiónentre la
trascendencia y la integración»81
La ú ltim a o bservación del tex to citado
apunta
a la tesis
de esta sección sobre la comunicación participativa de la afec
tividad humana en la voluntad, comunicación positiva
cuando
está guiada po r la verdad.
Mover el cuerpo voluntariamente
Veamos ahora
un
punto fundamental, que estamos per
siguiendo en este capítulo: después de la decisión, ¿cómo hace
la voluntad
para
m ov er a l c ue rp o? En la s ec ci ón
anterior
he
mos llegado a
una
conclusión importante: la voluntad, poten
cia racional, se
encarna en
la afectividad superior y en sus se
des cerebrales, y a tal af ec tividad le compete la tarea de
producir
los
comandos motores
voluntarios.
Intentaré
expo
ne r
y
defender
esta tesis.
a
Funciones
psíquicas
y
alteraciones
físicas
La raíz de lo s m ov im ientos in ten cion ales animales está
en
sus activaciones psicosomáticas de naturaleza emotiva, ten
dencial, a menudo en co nex ió n con la con ciencia animal del
lbíd. pp.
1150-1151.
247
Filosofía de la mente
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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propio cuerpo y del ambiente. El animal percibe un peligro y
se mueve para
explorar el ambiente o huye. Almismo tiempo,
las emociones
animales mueven
al cuerpo en el sentido de
producir efectos somáticos de naturaleza neurovegetativa. Las
emociones animales mueven, pues, en un doble sentido:
a Producen alteraciones neurofisiológicas variaciones en la
presión
arterial, en la temperatura
del cuerpo,
en el sistema
hormonal, etc. ; b activan a
los
músculos para que se produzca
el
comportamiento intencional
t ípico del animal correr, sal
tar, volar, gritar .
En nosotros sucede algo semejante. Pero el
dominio
so
bre los músculos estriados es controlado directamente por la
voluntad, y, po r este motivo, nuestros movimientos somáticos
intencionales son
propiamente voluntarios. Esta posibilidad
de mover voluntariamente
cuerpo «muscular» es el ámbito
de libertad
sobre
nuestro
organismo
-y, por
tanto, sobre
el
mundo-
que la naturaleza nos ha concedido. Las alteraciones
neurofisiológicas, consideradas
po r
los clásicos
como
concomi
tantes a las pasiones, «nos suceden», es decir, no dependen de
nosotros, aunque
podamos actuar
sobre sus causas. Se
trata
de
activaciones de ciertos sectores del cuerpo «neurovegetativo
que
siguen
de modo
natural
a las
emociones
y
sentimientos
ira, miedo, deseos . Los movimientos fisiológicos orgánicos
sentidos hambre, sed, sexualidad ,
en
cambio,
no
son altera
ciones
meramente
«subsiguientes», sino que son simplemente
el lado fisico propio de las sensaciones orgánicas, como ya diji
mos. Esas sensaciones, en cuanto afectivas el hambre es un
deseo
orgánico ,
son
motoras
el hambre mueve a la bús
queda
del alimento .
¿Por qué estas diferencias? ¿Cuál es su sentido?
1. La función
motora
de la emotividad animal, conside
rada en el n. 2 de este capítulo, es bien
conocida en
su ver
tiente
neurológica.
Las
alteraciones neurovegetativas
subsi
guientes a tales emociones tienden a predisponer
cuerpo en
función
de la conducta prevista por la
parte
tendencial. Si la
248
conducta
intencional es obstaculizada por ejemplo,
cuando
el
animal
es
atacado ,
las
alteraciones orgánicas correspon
dientes preparan el cuerpo para la defensa. Podrán ser anóma
las o desequilibradas tensiones, sudor, desagrado,
jadeo
si
programa motor de conducta no cumple con sus objetivos.
2. La
conducta
intencional
humana, en
cambio, es libre
ante las emociones. Los sentimientos no la
desencadenan
de
modo espontáneo. En condiciones de normalidad, el
hombre
puede siempre detener su conducta, po r fuertes
que
sean sus
sentimientos, para considerarla fríamente con su razón, y así
poder decidir luego
qué hacercon
libertad.
La voluntad/razón, por tanto, t iene dos dimensiones li
geramente separadas, una afectiva la otra motora La
dimen
sión afectiva desciende al nivel de las emociones sensitivo/vo
luntarias,
pudiendo inducir
reacciones neurofisiológicas. Estas
reacciones son autónomas y no siempre tienen que ver directa
mente
con las motivaciones voluntarias
una
mala noticia, de
suyo,
no
tiene
nada
que
ver
con
el organismo,
aunque pueda
provocar una indigestión .
En este sentido
parecería
haber como
una
falta de equi
librio entre el a lmay el cuerpo. De todos modos , en principio,
existe
una congruencia entre
las situaciones voluntarias o espi
rituales y el dinamismo somático. Los sentimientos positivos
gozo, optimismo,
expansión
interior, seguridad
hacen
bien
al organismo, estimulan y dan energía, así como los negativos
tristeza, desesperación, odio, pánico pueden
crear
trastor
nos y desequilibrios corpóreos. Algunos sentimientos, además,
tienen también una forma expresiva
corpórea característica lágri
mas, sonrisa, rostro distendido . Estos
fenómenos
son
una
ma
nifestación de la
unidad
dinámica entre el alma y el cuerpo.
Fijémonos
por un momento
en la eventual causalidad del
pensamiento sobre el cerebro independientemente de la moción
voluntaria. ¿Puede hablarse de una causalidad
motora
de la in
teligencia sobre su base neural? ¿No es verdad que nuestros
pensamientos provocan en nosotros
activaciones cerebrales?
249
Filosofia de la mente La causalidad mente-cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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Esta pregunta podría llevarnos a un planteamiento dualista
cartesiano. La
información
sensitiva ejerce un dominio formal
sobre la base neural en la
unidad
integrada de los actos
psicoso-
máticos
como vimos en el capítulo 2. Tal dominio -formaliza
ción activa- se va haciendo más amplio a medida que la fun
ción cognitiva es más alta, susci tando procesos de
arriba hacia
abajo compatibles
con
los aspectos
materiales
activos, de los
que
surgen
procesos
abajo
haciaarriba
Ahora
bien,
elpensamiento, al estarunido a la sensibilidad
superior
ejerce
también esta
función formalizante, queno
debe
confun
dirse
conuna causalidad eficiente o
motora
Empiezo a recordar,
por
ejemplo, lo que hice ayer, sin mover un músculo. Este acto
mío
es libre vquiero recordar, dirijo mi
atención
a mis recuer
dos»
porque
mi
voluntad domina
el acto intelectual . Este, a
su vez, está unido a la sensibilidad superior,
haciéndola
partícipe
de su comprensión. La sensibilidad, cerebralmente
localizada
centros de la atención, la memoria, la imaginación , com
porta una
disponibilidad material tal,
que permite
la compare
cencia «suscitada» de pensamientos pero lacausa
propia
de es
tos es la misma luz intelectual . A su vez, los pensamientos, en
cuanto
son una forma de acto acto i luminante de las opera
ciones sensitivas superiores,
hacen que
estas
operaciones
se
orienten en un determinado sentido. Además, nuestra activi
dad
sensitiva,
siendo
cerebral, deja
una huella
o
una
formaliza
ción estable en la operatividad cerebral. Esta huella es la base
física de los hábitos inteligentes -por participación- de la me
moria y la imaginación, una base que, a su vez, permite al pen
samiento
proseguir
en cierta línea.
El
único
elemento
causal motor
de
estos procesos causa
espiritual es el influjo de la
voluntad
sobre el pensamiento y,
po r
tanto,
simultáneamente, sobre la sensibi lidad. En la me
dida
en
que
el yo
domina
sus pensamientos, es
cierta causa
no
absoluta de lo
que
seguirá en
el
curso de los procesos intelec
tuales, a veces imprevisibles, o según otras vías causales natura
les.
Po r
ejemplo,
quien decide estudiar
es causa parcial de
250
los buenos resultados intelectuales de su estudio, así como de
las formalizaciones cerebrales consiguientes. El que decide ac
tivar sus sentidos en
cierta
dirección, será una causa,
siempre
parcial, de las consecuencias psicosomáticas naturales de esas
activaciones.
La
causalidad voluntaria implica una responsabilidad
solo cuando las consecuencias son previstas y queridas. Quien
emprende una investigación y l lega a un descubrimiento, es
responsable de sus esfuerzos intelectuales, pero no del descu
brimiento como
tal,
pues
esto
depende
de luces intelectuales
de las
que
él no es dueño nadie
entiende
algo simplemente
porque quiera . El que estudia siempre
de
noche y duerme
poco
será responsable de los
daños
que
esa
conducta podrá
su
poner para su salud.
La voluntad los comandos
motores
Los movimientos intencionales
humanos
están someti
dos al dominio
de
la
voluntad
racional. Así sucede, po r ejem
plo, con los movimientos de nuestros ojos
cuando
miramos o
de
nuestros labios
cuando
hablamos,
o en la
utilización
de
nuestros
miembros
para movernosy obrar en el mundo. De es
tos movimientos voluntarios se siguen de
manera
natural mu
chas modificaciones físicas, tanto en nuestro cuerpo
como
en
el mundo externo. La
voluntariedad
l lega a todo acto, conse
cuencia y obra exterior a los que llegue nuestra intencionali
dad y conciencia.
En el n. 3
de
este
capítulo habíamos
citado la frase
del
Aqu inat e d e que «el apetito
racional, l lamado voluntad,
mueve
mediante el apetito sensitivo-w. Primero,
vaya
verifi
car
fenomenológicamente
la
verdad de esta
te si s. En se
gundo lugar,
haré algunas consideraciones sobre
el
modo
en
82
TIl
1, q. 20,a . 1, ad
251
Filosofía de la mente
La us lid d mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
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De este modo, la integración
entre
la
razón/voluntad
y
las potencias sensitivas superiores supone la integración
entre
la
parte
espiritual del hombre
con
su
cuerpo
elevado.
Un as-
pecto
de
est
integr ción esla motricid d voluntaria Cuando com
prendo cuando
amo,
cuando
deseo alguna cosa, en mi cere
bro se producen de modo natural una serie de alteraciones
relacionadas con la integración entre el intelecto y la percep
ción, la voluntad y el sentimiento, el sentimiento y la acción.
Po r
tanto
cuando los sentimientos incluyen una actividad
práctica
-y
muchos sentimientos mueven de suyo a la acción-,
entonces nacen
los
comandos motores voluntarios deseo
leer este libro
muevo mis manos y abro sus páginas» , obvia
mente en conexión con la percepción y la autosensibilidad.
En cierto sentido,
muevela
percepción emotiv o
muevela
emoción
lig d a la
percepción
El siguiente esquema sintetiza estos puntos:
que la voluntad domina nuestros comandos cerebrales mo
tores.
Desde
el
pun to de
vista
neurológico
la motricidad
voluntaria nace de las asociaciones entre las áreas corticales
y subcorticales que conectan
funciones
cognitivas, emocio
nales y motoras, tanto
en
el hombre
como
en los mamíferos
supenores.
b.l
La voluntad mueve mediante los sentimientos
Decido mover mis
manos
y las muevo,
aunque ignore
los procesos neurofisiológicos
que
me permiten dominar el
cuerpo. Si el acto es intencional detrás de la
decisión
hay
una
motivación,
por
tanto,
un
deseo
voluntario.
Puedo
mo
ver mis manos
para
saludar a
un
amigo: el afecto hace
nacer
en mí el
deseo de saludarlo
junto a la
convicción
de
que
cierto movimiento gestual será
una
expresión apropiada de
mi amistad.
¿Dónde está,
en
este caso, el sentimiento como algo di
verso de la decis ión
voluntaria
motivada
por
el amor ? En la
sección
anterior
hemos visto cómo los afectos participan de la
voluntad. Queremos bien a nuestros amigos
tanto
con la vo
luntad
como con los sentimientos de amor, y,
en
este caso,
la
voluntad
y
los sentimientos están
integr dos
enun único cto
Esta integración es algo consiguiente a la previa unión
participativa entre la inteligencia y la
percepción concreta
de
este migo
El
objeto percibido
y
amado puede ser una
per
sona,
una comunidad un
valor,
una
institución. La
percep
ción
humana
suele ser intelectual/sensitiva.
La
percepción
puede recaer también sobre un símbolo, un aspecto, un ob
jeto imaginado
o
recordado
, porque
podemos
llegar a
una
persona
también imaginándola escuchando
su voz,
viendo
una
fotografía suya o, simplemente
escuchando
pronunciar
su
nombre .
A esta percepción inteligente puede seguir el
amor,
que
se
encarna en
los sentimientos.
252
Voluntad
Decisión
Sentimientos
sensitivo
voluntarios
Comandos
motores
Conducta
253
Razón
universal
Experiencias
concretas
Bien concreto amado
Alteraciones
neurofisiológicas
Expresividad somática
Filosofía de la mente
c us lid d mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 43/48
Algunas decisiones fáciles y previstas pueden parecer
privadas de
un contenido
emotivo,
pero
no es así. Siesas deci-
siones
son
impedidas el deseo implícito se nota quizá
en
la
forma
de un
desagrado momentáneo.
Si deseamos
tomar un
libro que está e n u n estante
del
armario y no lo conseguimos,
nos viene afán e inquietud. Por eso, las alteraciones neurofisio-
lógicas que acompañan a
nuestros
deseos
p or ejemplo
cuando
deseamos llegar
al
lugar de
una
cita
y
tomamos
un
transporte
público se
notan
más fácilmente
cuando
la afecti-
vidad
consiguiente
a esa elección aumenta de intensidad o
cuando
la decisión encuentra
un
obstáculo el
autobús tarda
en llegar y nos ponemos
nerviosos
porque tememos llegar
tarde
a la cita .
En lo
que
acabamos de ver pueden identificarse dos di-
mensiones de
la
voluntad
un a pasiva
y la
otra actioa».
La di-
mensión pasiva tradicionalmente se l lama eros y se manifiesta
como un
sentimiento de atracción hacia
un bien que
«captura»
nuestra voluntadde amor. Lavoluntad
humana
es
creada
por
tanto, es receptiva ante bienes que no posee por símismay que
encuentra
fuera de sí, en los
demás
principalmente, en Dios.
Esta receptividad voluntaria encarnándose en el «cerebro
emocional», se traduce
en
una serie de resonancias sentimenta-
les fuertes, pero «pasivas». El
momento
activo de la voluntad,
en cambio, se
da cuando
el amor, sies verdadero y
coherente
se orienta al hacer a una acción
que
acerca o
confirma
la
unión
del
amante con
lo amado, en lo
que entran en juego
sentimien-
tos activos que empujan a la acción. El ágape en efecto, supone
un
«dar» o, mejor, consiste e n que la voluntad se dona a sí
misma
en
favor de lo
amado
una
persona
o Dios . La
dona-
ción
del
amor comporta
el paso a la operatividad del comporta-
miento, pues solo
en
la
conducta
se demuestra, efectivamente,
lo que sucede en la voluntad
que
ama.
83 Cfr.,
sobre
este punto la encíclica Deus caritas est de BENEDIC-
TOXVI.
5
Entre estos dos aspectos de la
voluntad
y el amor, tanto
en
el plano de los afectos
como en
la
vertiente conductual
debe
existir un a armonía. A veces pueden
surgir tensiones
por ejemplo,
entre
sentimientos espontáneos y decisiones de
la voluntad , y también incoherencias o faltas de
unidad
en la
vida de una persona, y
justamente po r
esto, la exigencia de la
integración
subsiste y, si
no
se satisface,
produce desequi-
librios.
Por
ejemplo, una persona
puede
experimentar rencor o
tristeza po r algún motivo. Movida, sin
embargo
por un amo r
más alto
amor
a Dios, deseo de
respetar un bien
moral , con-
ducido a la reflexión racional, esa persona podría tomar la de-
cisión de no llevar al plano de la acc ión eso a lo que , en cam-
bio,
tiende
su orgullo
herido
o su
rencor
persistente.
Aunque
haya
tomado
esa decisión,
no
siempre
conseguirá
eliminar
au-
tomáticamente
sus sentimientos contrastantes. Sin
embargo
la
persona
siempre
se expresa mejor en lo
que
hace, tras una de-
cisión,
que en
lo
que
simplemente
siente. Más
adelante
sus
sentimientos podrán
reflejar
con
más
fuerza
la
verdad
de su
amor,
pues
la
conducta
efectiva, sies
realmente
querida, ayuda
a confirmar mejor su decisión, y así poco a poco esta
podrá
ir
imprimiéndose
en
su
emotividad
promoviendo una
mayor
congruencia entre la praxis y los sentimientos.
b.2
Cómo
influye la intención voluntaria en el
cuerpo
en movimiento
La
persona
mueve
voluntariamente
el
cuerpo como
vi-
mos, a través de los sentimientos, la
percepción
y la imagina-
ción.
De
este
modo la
persona pasa
a la p raxi s, al
acto hu-
mano. Ahora
bien
así
como el
acto
intelectual
está
presente en la
percepción
inteligente dela
persona
de un
modo
análogo, la deci-
siónvoluntaria
es
inmanentea todo elcuerpo
personal
enmovimiento
¿Cómo se
produce
esta inmanencia?
55
Filosolia de la
nt
e
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 44/48
T om o la d ec is ió n de ir mañana al sitio de una cita
con
una
persona. Antes de mis desplazamientos, mi decisión per-
manece
en mi
memoria como
intención . En el momento
oportuno esa intención se actualiza, es llevada a la conciencia
y
pa sa a su cumplimiento operativo. El movimiento decidido
inicia en un momen to
temporal.
Por encima de este inicio,
como
un principio operativo supremo está la intención la
elecció n v olun taria com un icada al d eseo de m ov erme. La de-
cisión,
aunque
tuvo lugar en el t ie mp o, no es
propiamente
un
evento de naturaleza temporal. Es supratemporal, como todo
acto intelectual y voluntario.
En consecuencia, decisión no
es
un antecedente temporal
de los actos motores del cuerpo Como hábito operativo inmanente
al deseo motor
cerebralizado
, del que nacen los comandos
m otores, la d ecisión v olu ntaria p resid e el entero despliegue
del proceso fisico inherente a la acción. Este proceso puede te-
ner muchas articulaciones o fases, pero la acción humana si-
gue siendo una sola. Su unidad n ace de la intención y del cum-
plimiento efectivo de esa intención en la acción.
Mientras me encamino
hacia
el
lugar
de la cita, no
tengo
necesidad de
renovar
continuamente mi d ecisión , n i
tengo que añadir nuevos deseos para mover cada parte del sis-
tema
motor
d e mi cuerpo .
La
activación
motora
pone en acto
mecanismos «automático » , c on sc ie nt es o no no t en go n ec e-
s id ad de d ec id ir ni de d es ea r move r el pie de un modo espe-
cial, de c ru za r esta p ar te de la c alle o
la
otra, etc.). La decisión
y el d eseo con sig uiente m ueven o guían el sistema motor de
una manera suave, desde
arriba para
así m ov er las p iernas,
bajar las escaleras, evitar choques, subir alvagón del metro, et-
cétera). Así es como se desarrollan nuestros movimientos ruti-
narios,
con
las acostumbradas interacciones
entre
las percep-
cio nes ver la calle
para
cruzarla, esperar el semáforo, etc.) y
los habituales automatismos motores, aprendidos e incorpora-
dos a n uestra memoria procedimental. De todos modos, no ac-
tuamos como robots programados, pues la ejecución fisica es
256
personal, y se realiza en cuanto está «formalizada» activamente
por la intención voluntaria, virtualmente presente yno revo-
cada)
en
el cuerpo.
Naturalmente, aunque he insistido en el p ap el m otor d e
la emotividad voluntaria, no se ha de o lv id ar la intervención
continua de la cognición sensitiva en la guía del desarrollo mo-
tor, desde la planificación de los movimientos, a diversos nive-
les, hasta su ejecución. Los estudios neurofisiológicos sobre este
punto son conocidos activaciones corticalesy subcorticales, pa-
pel del cerebelo y de los ganglios de la base). Desde el punto de
vista fenomenológico, no solo las sensaciones externas guían el
movimiento, sino también la imaginación y la percepción signi-
ficativa del objetivo o fin del movimiento, en función del cual
este es planificado. Los objetivos de los movimientos animales
están presentes a nivel de sensibilidad, así como los de los movi-
mientos humanos son, además, considerados
por
la razón . Por
ejemplo, siqueremos llegar al portón de entrada de un edificio,
prefijamos el objetivo y también inconscientemente, hacemos
un plan espacial y secuencial, captado por la imaginación anti-
cip ad ora. La p resencia de este p lan, en el que el portón es cap-
tado como «p u n to de llegada d eseado», preside
el
desenvolvi-
miento
de los movimientos ».
Cuando
el acto es v olun tario,
como estábamos diciendo, la intención ocupa el primer puesto
en
el
dinamismo psicosomático dirigido a la puesta
en
práctica
de la conducta prevista.
l acto voluntario
motor
mientras perdura hasta su plena
realización
esun único acto integrado
aunque algunos de sus ele-
mentos sean separables. Un saludo,
un
almuerzo,
una
conver-
sación
reúnen
en
la
unidad
de un
único
acto
personal
múl-
tiples elementos: la
intención
y decisión, la
comprensión
y
8
La
sola imaginación de un movimiento corpóreoempieza ya a acti-
var las áreas neurales motoras, incluso sin el propósito de l leg ar a l a a cción.
Este fenómeno demuestra hasta qué punto están asociados el conocimiento
sensible concreto yla motricidad.
257
Filosofia de la mente
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 45/48
pe rcepción, el
amor
y otros sentimientos, las
oportunas
activa
ciones neurales y el comportamiento externo . Todo esto cons
tituye
una
trama dinámica unitaria, guiada de modo natural
por la persona en acción .
En definitiva, el comportamiento ísi intencional y volunta-
riodel hombre es lo que tradicionalmente se ha llamado praxis
(praxis hum
ana
), cuya
unidad
básica es la ac
ción
humana o el
a
cto
p
ersonal
•
En estas últimas páginas vimos hasta qué
punto
el cerebro y todo el organismo están involucrados en la praxis.
Nos hemos
det
enido especialmente en el
modo
en que la vo
luntad
en uni ón co n el conocimiento y los s
entimi
entos,
ejerce su capacidad de mover el cuerpo personal. La natura-
leza nos otorga la posibilidad de obrar «por encima» de sus le
yes, no contra ellas. Obviamente, nuestro dominio racional so
br e el
cuerpo no
es total y cambia se
gún
la
edad
y el estado
fisiológico y psicológico de cada p
ersona
. puntamos a inte
grar las múltiples instancias preoperativas de nuestra persona
lidad, para qu e nuestra conducta sea
un
a expresión de nuestra
lib
ertad
en sus actos de conocimiento de la verdad y de amo r
trascendente.
9. Comunicación de vidae interacciones intersubjetivas
Com
o conclusión de este
capítulo
, voy a consid
erar
a
continuación algunos aspec tos acerca del modo en que nues
tra conducta es guiada , y en cierto sentido act iv
ad
a,
por
la
«men te de los otros» y no solo por
nu
estra
propi
a «mente (y
85 De todos modos,
un
acto personal puede ser
uno
y a la vez estar
compuesto por varios actos.Así, un almuerzo posee un a unidad como praxis
humana
per
o a la vez está constituido
por múltipl
es actos personales (jui
cios, decisiones, momentos de conversación, etc.) . No es es te el momento de
analizar en detalle la variedad compositiva de los actos personales.
Pa ra una visión analítica de la acción humana en la perspectiva del
Aquinate, cfr. S. BRoc K
A
cción y
conducta: Tomás de Aquino
)
la
teoría de
la ac-
ción
Herd er, Barcelona 2000.
258
al revés). Este punto es fundamental pero su
impor
tancia se
pu
ede en t
ender sol o despu és de la exposición analítica
que
hemo
s he cho sobre la cau salidad voluntaria
motor
a. El t
ema
tiene que ver con la participación empática y la
inter
subjetivi
dad , y es más , requiere
una
previa
con
sideración sobre las
modalidades en que las unidades vivientes pueden «vivir
jun-
tas,) (co-vivir) p
or
tanto, interacciona r entre ellas de modo
vital. La temática de la comunicac ión de vida y la
in ter
acción
intersubjetiva se está convirtiendo en un a de las cu estiones
más importantes de los últimos tiempos. Comencemos con al
gunas alusiones al f
enóm
eno de la simbiosis.
Todos los vivi
ente
s están físicam
ente
relacionados entre
sí en múltiplessentidos. Los individuos de una idéntica especie
comparten la misma estructura genética y la transmiten a nue
vas unidades. A veces mantienen entre sí formas simbióticas de
vida a nivel vege tativo, como se ve en el caso de las relaciones
intr
auterin
as en tr e la mad r e y el hijo
aún
no nacido o en la
convivencia de bacterias en
nu
estro intestino. La simbiosis entre
especies diversas es un fenómeno ampliam
ente cono
cido. En la
simbiosis, dos organismos, aun siendo diversos, se asocian por
un período de tiempo , o bien de modo estable, para la realiza
ción de ciertas funciones biológicas, a menudo con ventajas re
cíprocas «<mutualismo») o po r lo
menos
para uno de ellos
(«inquilinismo») o quizá con resultados nocivos para uno «<pa
rasitismo»). En la simbiosis más estricta, un organis
mo
vive de
pendiendo de otro, así como el feto vive de la madres .
87 Estas formas simbióticas
pu
eden evolucion ar con el tiempo de ma
neras muy diversas, también segú n lascircunstancias ambie
nt a
les. Si un or
ganismo pequ eño vive de o tro más grande, habitando en su organismo, se
habla de relación
sim
l ió
tic
o
huésped.
La simbiosis puede producirse de modo
separado, como sucede ,
por
ejemplo, con la lactancia madre-hijo, o cuando
el pájaro «chorli to egipcio» limpia los dientes de lasfauces abier tas de los
cocodrilos, con sumi
end
o las sobras de comida depositada s en el los. La bió
lo ga Lynn Marguli s ha recon siderado los procesos evolutivos pon iendo de
relieve el papel de la coo peración y no solo de la competición en tre los orga
nismos: cfr. L. M RGULlS, D. S C N
Microcos
mos Tusqu ets, Barcelona 1995.
259
Filosofia de la mente
La causalidad mente-cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 46/48
Los vivientes intencionales comparten la propia vida, a
su vez, según diversas modalidades. La
autonomía
e individua
lidad
propia
de los vivientes vaa la
parcon
la participación re
cíproca
en
las vidas ajenas. En ningún caso, la vida es un fenó
meno
puramente
individual.
Vivir es convivir.
Las
relaciones
intersubje
tivas, como es obvio, pueden
ser
positivas o negati
vas, es decir, pueden suponer
una
mutua convivencia y colabo
ración
constructiva,
o
bien resu ltar
nocivas
para
algunos
como sucede en el caso,
normal
para los animales, de la agre
sión y
depredación .
La
comunicación
en la vida sensitiva e intelectual de los
demás se
manifiesta en
la capacidad de reconocimien to de
otro
individuo
como un
sujeto interiorizado y
en
acción, es de
cir, abarca las dimensiones cognitiva, afectiva y conductual. Las
personas humanas, pero también algunos animales a cierto ni
vel, pueden reconocer el sufrimiento de los demás, la inten-
ción
implíci ta de sus amagos de movimiento, o pueden inter
pretar bien sus signos gestuales, faciales o lingüísticos mirada
amistosa, irritación, nerviosismo, preocupación .
La capacidad de participar de algún
modo en
la emotivi
dad o sentimientos de los demás es la empatía. La habilidad
para hacerse
una
idea de las representaciones, opiniones, sen
timientos
e
intenciones
de los otros,
en unidad con
su con-
ducta,
en
suma
, la capacidad de comprender sus estados inte
riores a partir de su conducta suele señalarse
en
las ciencias
cognitivas con la expresión «tener
una
teoría
de la mente-t .
Sin
necesidad de recurrir a la telepatía,
tenemos
espacios de expe
riencia
compartidos con los otros, g racias a los cuales pode-
mos
comprender
sus estados psicológicos y sus vivencias. Algu
nas personas pueden ser especialmente expertas en la «lectura
88
La
expresión , algo deudora del «rnentalismo cartesiano», se usa
co
rrientemente
en contextos cognitivistas.Se hizo famosa con el a rt ículo de
D. PREMACK
y
G. W OODR f Doesthe Chimpanzee have a -T heoryofMind t en
«Behavioral and Brain Sciences», l 1978) , pp. 515-526.
260
de la mente ajena»
(mindreading)
así como otros son escasa
mente
empáticos como sucede, de modo patológico ,
en
los
autistas). La «lec tu ra de la
mente
», de ordinario, es un fenó
meno perceptivo basado en la experiencia
adquirida
, aunque
puede ampliarse
a
~ s p t o s
inferenciales,
en
los
que inter
viene la
mediación
r ~ i o n l Los encuentros personales como
el
diálogo, el trabajo odos juegos en grupo, el aprendizaje , et
cétera, son
eficaces
cuándo
las
capacidades empáticas de
las
personas
son buenas. Por o tra
parte,
esos encuentros son ya
formas de
experiencia
que favorecen el desarrollo de las capa
cidades comunicativas.
En los años 80 y 90 del siglo pasado , algunos investiga
dores de la univers idad de
Parma
G. Rizzolatti,
1.
Fogassi,
V.
Gallese) descubrieron en ciertas áreas corticales de los maca
cos la activación de neuronas l igadas a la motricidad no solo
cuando los
animales
realizaban ciertas acciones, sino
también
cuando veían que otros las realizaban, y lo mismo cuando es
cuchaban ruidos asociables a ella por ejemplo, la acción de
romper una
hoja de papel . Estas neuronas fueron llamadas
neuronas espe o (mirrar). El fenómeno vale también para el
hombre. El «acto especular», como se vio posteriormente, se
produce
también con la visión de las sensaciones táctiles de
otra persona. Al ver a
un
individuo afectado
por
el
dolor
pro-
ducido por un
golpe,
el
sujeto
activa las neuronas del do lor
de su
propio cerebro correspondientes
a la
parte
somática
afectadas .
El
descubrimiento
de las neuronas especulares, conside
rado un o de los más importantes de los últimos años en el
campo
neurológico,
po r
un
lado,
pone de
relieve la
cercanía
entre la visión, la imaginación y la motricidad, pero sobre
todo
89 Cfr. G. RIZZOLATII, TheMirrorNeuronSystem andlts Function in Hu
mans,
en «Anal. Embryol.», 210 5-6), 2005),
pp.
419-21; V.
GAlLESE,
La mol-
teplidta condivisa. Dai neuronimirrorall
intersoggeu
ioíiá;
en
A.
lLERINI
et al.,
Autismo:L umanit ánascosta
S. MIST
UR
ed .),
Einaudi
, Turín 2006;
G. RIzzo-
LATTI, C
SI
NIG LI
A
Soquelchefai,
Cortina, Milán 2006.
261
Filosofia de mente
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 47/48
arroja una gran luz sobre los procesos imitativos y participati
vos de los animales y el hombre. Las neuronas espejo constitu
yen, ciertamente, la base neural
de
los eventos empáticos y
participativos
de la vida psíquica. Ellas demuestran cómo
el
propio
cuerpo sensibilizado
puede entrar
en
resonancia
, de
modo
isomorfo
, cuando observa fenómenos significativos
en
los demás, es decir,
fenómenos no
meramente físicos, ni pura
mente
psíquicos,
sino
psicosomáticos. Se
abre aquí
un
hori
zonte para la comprensión de ciertas relaciones intersubjetivas
que están
en
la b ase de tantas otras interacciones
profundas
entre individuos y de compartición cognitiva, emotiva y con
ductual en las actividades de los
grupos
. Estos fenómenos pe r
tenecen
a la
experiencia
intersubjetiva y social y dan
razón
de
la « teor ía de la
mente
» de
que
hablábamos arriba, sin obligar
nos a
pensar
de modo
antropomórfico
que el
participante
en
la vida psíquica de o tro t enga necesidad de construirse «una
teoría» sobre el estado de la conciencia del
otro
. El fenómeno
es más bien vivencial, también a nivel inconsciente.
La participación en la vivencia de los demás -l o que los
fenomenólogos llaman
empati
es diversa en cada especie ani
mal. En el
hombre
ella
pertenece
al nivel esp ir itual de la per
sona
, donde el punto
nuclear
es la capacidad de
reconocer
en
los
demás otros
tantos yo es
decir
, sujetos
personale
s
indepen
diente
s de nosotros mismos,
con
los que
podemos
identificar
nos intelectual y afectivamente, con la posibilidad de compar
tir muchos
aspectos
de su vida : amistad , familia, trabajo . Si
«vivir es convivir», como decíamos arriba, ahora cabe añadir:
en el plano intencional,
vivir escompartir
Esta
capacidad
está
relacionada con
la descentralización
del yo, es decir,
con
la facilidad
con que
una
persona
puede es
tablecer
su centro fuera de sí
misma
o
de
sus utilidades po r
ejemplo, en un
bien
común
compartido
por muchos o en re
lación a los intereses de los
demás
en
cuanto
son objeto de su
amor, de su solidaridad y su colaboración. La persona se tras
ciende a sí misma cuando es capaz de percibir las cosas desde
262
el
punto
de vis ta de los intereses de otro o cuando sabe com
partir
la atención
con
otros sujetos
con
respecto a un mi smo
objeto intencional: un tema de estudio, un valor compartido
una
tarea común
w.
La compartición de espacios intencionales tiene un a
proyección en el desarrollo prenatal y en los primeros años de
la infancia, especialmente, cuando se sigue la relación entre la
madre y el
niño una
relación primero simbiótico-vegetativa
pero también sensitiva) , y más tarde casi simbiótica en u n sen
tidoafectivo e intelectual , Solo así se puede
comprender po r
ejemplo, el aprendizaje lingüístico, y en est e contexto se pro
duce,
en
definitiva, la
emergencia del
yo autoconsciente
en
la
persona en desarrollo. En los primeros meses de vida, el in
fante, en respuesta a la sonrisa
materna
se hace capaz de pro
ducir
las
primeras
sonrisas.
«A las c inc
o-ocho
sem
anas
, el
niño imita
la ap
ertura de
la
boca y la protrusión de la lengua solo silasha realizado un ser
humano y
no un obj
eto parecido
al
ser
humano.
(
.) A
los
cinco meses, los niños son capaces de distinguir diferentes ex
presiones de emociones que vienen de sus compañeros comu
nic ativos-w,
El acceso cognitivo/emotivo y conductual a la realidad
está mediado
en
este período de la vida, po r el modelo que
dan los adultos, entre los cuales es preferencial el rol de la ma
d re en los momentos muy iniciales del desarrollo. El modelo
se incorpora en la imitación, en cuanto es significativo, estimu
lante y personalizado. Siguiendo con el texto citado:
90
Tradicionalmente, estos fenómenos fueron considerados casi ex
clusivam
ente
desde el
punto
de vista moral o espiritual, por ejemplo, al ha
blar de la caridad o la comunión de vida. Es significativo verlos ahora en el
cen tro de la investigación cognitiva
y neu
rológica.
91Cfr.
A. TONIEITI
Come
i
bambini
colgo
no
mente
en
L LENZI
(ed.) ,
Neuroisiologia e t or dellamente
Vitae Pensiero, Milán 2005, pp. 83-116.
92
tu«
p.
88.
263
Filosofia de la mente
La causalidad mente cerebro
8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4
http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 48/48
«En la primera mitad del primer año de vidase desarrolla
también el fenómeno llamado joint visual attention: el niño si-
gue la dirección de la mira da de la madre par a mira r lo
mismoque está mirando ella;además el niño miraa donde la
madre indica e indicala cosaque quiere que ellamire. Ensín-
t sis
a esta edad el niño y la madre comparten el mismocen-
tro dela atenci ón s e.
Este punto coincide con lo que decíamos sobre las neu-
ronas espejo como base de la imitación y de la coactividad en-
tre sujetos diversos unificados en tareas intencionales. Madre
y
niño comparten,
en este caso el mismo
campo
atencional e
intencional. Una manifestación más evolucionada de esta ca-
pacidad de sin tonizar con los demás se produce cuando los
niños captan explícitamente el fenómeno de la imitación.
Esto seve en los
juegos
de ficción en los
que
los
pequeños
sa-
ben asumir el papel de otros o son capaces de atribuir un va-
lor intencional ficticio a muñecas y a otros juguetes con dis-
cernimiento
entre
la f icción y la
realidad .
La
ficción
empero, introduce el r iesgo de separarse de la rea lid
ad
y de
manipularla como sucede en algunos videojuegos pudiendo
así lesionar el sentido de la realidad si el juego no es utilizado
con moderación.
Yaa nivel adulto la comprensión empáticade los demás
interactúa con la capacidad de análisis y racionalización de las
situaciones ajenas. Entra así en juego la objetivación abstracta
del otro corriente en las mediaciones sociales y en el campo
científico. Pero el pensamiento abstracto existe en definitiva
en función del conocimiento vivido o de experiencia. vida
humana
está
destinada
a ser covivida
en
las
relaciones inter
-
personales sobre todo en la relación
con
Dios hacia quien
tiende la subjetividad humana en su núcleo más hondo.
lbíd.
p. 89.
94 Cfr. ibíd. pp. 92 95.
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Comprender
la «ment de los demás para compartir su
vida tendría que verse más
bien
como llegar
a su
corazón
raíz de sus intenciones decisiones y motivaciones más profun-
das. Este proceso no se cumple a través de los métodos objet i-
vantes de las ciencias sino solo en la participación de vida
cuando el yo puede l legar a ser un osotros De aquí se s iguen
una serie de consecuencias relativas a la interacción entre las
personas un tema muy amplio imposible de afrontar en estas
páginas. Pero el
fundamento
de la interacción personal está
en las premisas indicadas en esta sección. El
hombre
no actúa
casi
nunca
po r sí solo sino junto a los d emá s o en rela ció n a
ellos.
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