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CLASIFICACIÓN NACIONAL NUM. HOJAS /

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En la ciudad de Nueva York disminuyó en 10 (de 1976 a 1986) años a una tercera parte la contaminación. El mayor logro fue en Bióxido de Azufre (S0 2 ) y en diversos Óxidos Nitrogena­dos (NO,), contaminantes emitidos en lo fundamental por la Industria, la generación de electricidad y la calefacción de edi­ficios. En lo fundamental fueron impulsadas diez medidas bá­sicas: V Reforzar los controles de natalidad; 21 desalentar to­da migración humana hacia la ciudad y fomentar toda migración hacia áreas lo más distantes posibles; 31 emplear combustibles ligeros derivados del petróleo con menor conte­nido de azufre y nitrógeno; 4) prohibir la quema de basura, le­ña, carbón vegetal y mineral; 51 controlar humos en todas las chimeneas e instalación de lavadores de gases en los grandes contaminadores como son las termoeléctricas; 61 restringir la generación eléctrica dentro del área metropolitana y transpor­tar energía de otros centros de generación; 71 evitar toda clase de fugas de gases y/o combustibles, y aplicar sistemas de co­nexiones muy estrictos; 81 instalar sistemas catalíticos en tu­bos de escape de vehículos públicos y nuevos; 9) sancionar severamente a los infractores; 10) alentar al máximo la toma de conciencia de lá población en tomo al problema de la con­taminación y las medidas para su control. (Algunas de estas medidas ya se impulsan en la Zona Metropolitana de la ciudad de México.)

Estos son algunos de los señalamientos principales que el investigador Roger Magar del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM formula en su articulo La contamina­ción en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, debida al uso de petrolíferos, publicado este año por Dynamis, Bole-

Estudio universitario

Contaminación en el Distrito Federal

J o s é Antonio Rojas Nieto

tin de Energía de la UNAM. Además, el investigador asegura que las fuentes móviles son responsables del 65 por ciento del peso total de las emisiones y que el principal gas emitido es el Monóxido de Carbono (C0), aunque —según afirma el mis­mo investigador— no tiene la misma toxicidad que el dióxido de azufre (S0 2 ) , pues éste es 44 veces más contaminante que el C0. Con esto se puede afirmar —añade Magar— que la industria es 15 veces más contaminante que los autos, ca­mionetas y demás vehículos que utilizan gasolina, y que los autobuses y camiones que utilizan dfsel son en una primera aproximación siete veces más contaminantes que los vehícu­los a gasolina, si se comparan dos de los principales contami­nantes.

Otras de las afirmaciones importantes de Roger Magar es la relativa a un estudio en el que se analizaron los vehículos esta­cionados en un momento dado en la Universidad y en una Se­cretarla de Estado, antes de que fuera obligatoria la revisión. El análisis demostró que pocos son los vehículos que realmen­te contaminan, pero su nivel de contaminación es altísimo, concluyéndose que muy probablemente seria suficiente retirar a los vehículos en mal estado para lograr un avance significati­vo en el control de la contaminación ocasionado por las fuen­tes móviles, aunque ciertamente quedaría pendiente la solu­ción a los contaminantes más tóxicos, los generados por la industria.

El articulo incluye también la estructura y el volumen de contaminantes cotidanos del Valle de México; algunas de las reacciones químicas importantes en la producción del neblu-mo fotoquimico —incluidas las delicadas reacciones que pro­ducen ozono (0 3 ) uno de los gases más tóxicos y origen de la mayoría de las infecciones respiratorias; los índices relativos de toxicidad referidos al monóxido de carbono, en los que se señala que el plomo es, sin duda,el más contaminante seguido del ozono; la signif icatividad de las gasolinas, el dísel y el com-bustóleo en la toxicidad del medio ambiente, la que respecti­vamente es de 27, 20 y 53 por ciento; se señalan también las normas de calidad del aire; los efectos del dióxido de azufre sobre los humanos y la vegetación; un análisis comparativo de los sistemas de control del dióxido de azufre y de los costos de sistemas de control de emisiones, finalmente, algunos his-togramas sobre las emisiones contaminantes.

Se trata, sin duda, de un importante articulo de divulgación de fácil comprensión que bien pudiera ser sometido a una di­fusión más amplia, precisamente para impulsar la décima me­dida que antes se ha anotado, la relativa al aliento máximo pa­ra que una parte creciente de la población tome conciencia del problema de la contaminación y las medidas para su control.